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EDAD MEDIA

Sin embargo, estas fechas elegidas convencionalmente no reflejan la


complejidad del paso de una época a otra, que fue el resultado no de
un solo acontecimiento sino de una cadena de transformaciones
que duraron varias décadas e incluso siglos. De hecho, no fue hasta
1688 cuando el historiador Christophorus Cellarius dividió la historia en
las edades que hoy usamos, en su obra Historia Universal dividida en
ara saber más
época antigua, medieval y nueva.

EL FINAL DEL IMPERIO ROMANO


Fechar el inicio de la Edad Media resulta especialmente problemático, ya
que el concepto de “caída del Imperio Romano de Occidente” resulta
engañoso. Más que una caída, que denota un suceso puntual y
traumático, el imperio de Occidente sufrió una desintegración
progresiva ya desde principios del siglo V d.C. A medida que Roma
dependía más de las tribus “bárbaras” para defender las fronteras frente
a otros “bárbaros” situados fuera de ellas, los primeros fueron obteniendo
tierras fronterizas como recompensa.
Si bien se dio en ambas divisiones del imperio -el de Occidente y el de
Oriente-, este proceso fue especialmente marcado en la parte
occidental: en Britania, Galia, Hispania y África, los jefes de estas tribus
obtuvieron títulos romanos como el de cónsul que eran, en la práctica, un
modo de sancionar discretamente su derecho a gobernar de forma
autónoma sus territorios. La deposición del último emperador romano de
Occidente, Rómulo Augusto, por el caudillo hérulo Odoacro, propició la
saber m
desintegración definitiva del imperio en reinos independientes.

Un segundo elemento a tener en cuenta es el ascenso del


cristianismo, cuyo pensamiento condicionará profundamente la
Edad Media. En el año 313 el emperador Constantino el Grande
promulgó el Edicto de Milán, que garantizaba la libertad de culto en el
Imperio Romano y el fin de siglos de persecuciones contra los cristianos
y otros credos. En el 380 el emperador Teodosio fue más allá y con el
Edicto de Tesalónica convirtió el cristianismo niceno en la religión oficial
del imperio, iniciando una transformación del pensamiento y los valores
europeos.

LA ÉPOCA TARDOANTIGUA Y EL FEUDALISMO


Para abarcar este proceso de transformación, el historiador Henri
Pirenne propuso en el siglo XIX el concepto de Antigüedad Tardía,
Tardoantigüedad o época tardoantigua: una división que va desde la
crisis del Imperio Romano del siglo III d.C. -una época de luchas por el
poder que produjo la primera división del imperio- hasta el VIII d.C. Para
Pirenne, hay dos eventos que caracterizan la esencia de la Edad Media:
el surgimiento del Imperio Carolingio en el año 800, el primer poder
imperial que se puede llamar feudal, y la llegada del Islam a Europa, que
termina su expansión con la batalla de Poitiers en el año 732.
Entrando en lo que define propiamente la Edad Media, hay dos
elementos fundamentales. Uno es la institución de un nuevo orden
político, social y económico que llamamos feudalismo y que se
caracterizaba por la descentralización del poder y su distribución en
estamentos unidos por lazos de vasallaje -por el que los miembros de los
rangos inferiores obtenían el derecho a gobernar territorios a cambio de
su lealtad a los rangos superiores-, una economía de subsistencia
basada en la agricultura y la ganadería, y el sometimiento de la mayoría
de la población a condiciones de servidumbre.
Estos cambios ya habían empezado durante el Bajo Imperio Romano,
tras la crisis del siglo III, y tuvieron como consecuencia una reducción
drástica de los horizontes en los que se desarrollaba la vida de la
mayoría de la población, limitada a un pequeño territorio y a sus
inmediaciones. Además de estar ligados al feudo de su señor, viajar era
ara saber m
muy peligroso debido a los ladrones que infestaban los caminos.

El segundo elemento es la lucha de poder que se desarrolla en dos


ámbitos: entre la Cristiandad y el islam y entre el poder laico -regio
o imperial- y el religioso, especialmente, aunque no exclusivamente en
el mundo cristiano. Frente a la división de la Cristiandad, que se
acentuaría en el siglo XVI con las reformas protestante y anglicana, el
Islam fue el gran poder político y cultural de la Edad Media como Roma
lo había sido en la Antigüedad y continuó siéndolo todavía durante la
Edad Moderna, encarnado en el poderoso Imperio Otomano.

EL NACIMIENTO DE LA ERA MODERNA


A pesar de que la fecha convencional para el fin de la Edad Media sea la
llegada de Colón a América en 1492, parte de la historiografía propone
una fecha que puede ser igual de significativa. Se trata del año 1453, en
el que tienen lugar dos sucesos que transformarán radicalmente el Viejo
Mundo: la caída de Constantinopla en manos de los otomanos y las
primeras publicaciones de Gutenberg mediante su imprenta.
El primero supuso mucho más que la desaparición del último reducto del
mundo romano. El control de todo Oriente Medio, y con ello de las rutas
comerciales hacia el Lejano Oriente, estaba completamente en manos de
los otomanos. Su expansionismo era una preocupación de primer orden
para los estados europeos y el paso por su territorio implicaba enriquecer
al imperio, por lo que empezaron a buscar rutas alternativas para
llegar a Oriente a través del Atlántico. En este contexto se enmarca la
expedición de Colón, así como otros sucesos como la expulsión de los
moriscos de los reinos de la monarquía hispánica en el siglo XVII. El
declive del comercio mediterráneo en favor del atlántico tuvo importantes
consecuencias en Europa, poniendo en graves dificultades a los estados
que dependían de él como la República de Venecia y la corona de
Aragón.
La invención de la imprenta tuvo también una importancia que iba más
allá de su utilidad práctica a la hora de difundir más rápidamente el
conocimiento: la mecanización significaba arrebatar el monopolio del
conocimiento a los monasterios, que durante la Edad Media habían
sido prácticamente los únicos lugares donde se escribían y copiaban
libros. Desde entonces, cualquiera que poseyera la tecnología podía
imprimirlos de forma masiva: transformaciones como la Reforma
Protestante no habrían adquirido la magnitud que lograron de no ser por
ara saber má
esta nueva tecnología.

UN MUNDO CAMBIANTE
Conviene notar, en todos los casos descritos, que la Edad Media es un
concepto profundamente europeo y que se define sobre todo en base
a los procesos que afectaron a los territorios del antiguo Imperio Romano
y, especialmente, a su parte occidental. En la esfera bizantina este
periodo empezó a tomar forma con la fundación de Constantinopla -la
segunda Roma- en el año 330 y terminó después de una larga agonía
con la caída de la ciudad en manos de los otomanos. En el mundo
musulmán habría que situar su nacimiento en el momento en el que el
profeta Mahoma proclamó la nueva religión. En otros contextos
totalmente alejados de la esfera mediterránea, es dudoso incluso
que el término tenga algún sentido.
A ello hay que añadir el hecho de que las fechas tomadas como
referencia sean solo un eslabón -más o menos significativo- en una
cadena de acontecimientos. En 1949, el historiador Fernand Braudel
acuñó el término longue duréé -larga duración- para designar una
aproximación a la historia que diera prioridad al análisis de las
estructuras que perduran a lo largo de mucho tiempo más que a hechos
concretos. Muchas de las características con las que definimos el
Medievo -el feudalismo, el rol central del pensamiento cristiano o la
expansión del Islam- empiezan a gestarse antes de este tiempo o
perduran después de él.

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