Está en la página 1de 5

Tema: Consideraciones sobre la memoria en Descartes (dualismo cuerpo – alma)

Presentado por: Josué Oliveros y Melany Palomino Presentado a: Erick Rubio

-Seminario de Descartes- Universidad del Atlántico

El presente trabajo intentara dar cuenta de la problemática que Descartes tenía con la
alusión de memoria y la distinción cuerpo y mente-alma, teniendo en cuenta la relación y
conexión que existe entre estas dos en particular, basándose en el libro Las pasiones del
alma 1649, Meditaciones y el articulo de neurociencia de José R. Alonso.

Descartes hace una distinción ente cuerpo y alma, asignándole tanto al cuerpo como al alma
atributos propios de cada uno. Entre los atributos del alma se encuentran: el nutrirse, el
andar, el sentir y el pensar. Cabe decir que los tres primeros atributos solo van a ser
posibles con la existencia de mi cuerpo.

Ahora bien, Descartes va a llegar a establecer unos límites entre la mente- alma y cuerpo,
donde los atributos del alma van a estar ligados e influirán en el cuerpo hasta cierto punto,
puesto a que están conectados. Hay que resaltar que todos estos procesos físicos y mentales
para Descartes tienen cierta dependencia, ya que mantiene la distinción entre cuerpo y
mente-alma, tal como se ve en su libro las meditaciones.

Con lo dicho anteriormente podemos decir que Descartes para describir los procesos físicos
y mentales, y la conexión que tienen estos dos, va a recurrir mecánica y a la ciencia más
innovadora de su tiempo, para explicar ciertos procesos mediante la mecánica. De igual
forma, estos procesos mecánicos estarán en función de servir al alma y sus atributos (del
alma).

Haciendo uso de los procesos mecanicistas, Descarte propondrá una explicación del sistema
nervioso, que se basa en la teoría de los fluidos hidráulicos para comprender la función del
cerebro y el comportamiento animal. El consideraba que los mecanismos cerebrales
controlaba en cierta medida el comportamiento humano, como lo hacían en los animales,
pero esto dejaba por fuera los atributos propios del hombre como el alma y la inteligencia,
los cuales provenían de Dios. Los atributos del hombre están fuera del cerebro, por lo que
se encuentran en la mente, y que la estructura encadenadas a cada una las ideas o
pensamientos constituyen yo. Siendo esto posible por medio de los procesos mecánicos del
cuerpo.

Cabe señalar antes de entrar en profundidad que Descartes nos dira que el pensamiento
son relaciones de conceptos, y que el entendimiento genera conceptos, asi mismo no hay
pensamientos sin la imaginación en el sentido de que es la imaginación un resultado del
pensamiento.

En cuanto a esto descartes va a describir los procesos cerebrales que ocurren en nosotros
para que asi toda nuestra estructura mental este organizada y se forme nuestra conciencia y
nuestro yo, que es el resultado del engrane de los distintos pensamientos. Dicho esto, puedo
decir que descartes primeramente hace una distinción entre alma y espíritu que, aunque en
textos anteriores como en las meditaciones, pareciera que esta trata al espíritu y al alma
como si fueran una sola, y no es así.

Descartes piensa que en el alma se encuentra dotada de razón, entendimiento y


sensibilidad y el espíritu de sensibilidad, pensamiento, entendimiento e imaginación. Y es
la razón del alma la que va a influir en el pensamiento para que este se desarrolle. Ahora
bien, en descartes todos los procesos interiores de pensamientos, imaginación, etc. Se sevan
acabo en nosotros por medio de un orden especifico, es decir abra una especie de jerarquía,
que regula y controla y lleva a cabo todos estos procesos.

Este orden es el siguiente, el alma imprimirá en el espíritu de cierta forma su razón


innata, entendimiento y sensibilidad, atributos que se van a desarrollar en gran profundidad
en el espíritu, la cual nos proporciona de la conciencia haciendo nos percatar de los
pensamientos y de que pensamos. Es decir, la conciencia se dirá que es el pensar sobre
pensamientos, porque se está siendo consciente de lo que se piensa.

Así bien, el espíritu tendrá la sensibilidad, por medio de la cual las cosas exteriores
imprimen en nosotros su formar e imágenes y sensaciones que no son voluntarias y que
dependerá de nosotros si las tomamos como verdaderas, y es aquí donde va interceder la
razón que va a guiar al pensamiento a realizar las pruebas pertinentes de verificación, es
decir la razón, nos proporciona la duda metódica que nos mostrara el camino hacia el
descubrimiento de la esencia de las cosas.

Ahora bien, una vez el pensamiento tiene esta duda metódica y es guiada por la razón,
solo por este medio se llega al entendimiento de las cosas y podemos ver solo entonces las
esencias.

Una vez está ocurriendo esto, se llega a la imaginación de una forma inmediata, ello es
debido a que no hay pensamiento sin imaginación. Y descartes nos considera que este
proceso de imaginar está ligado a las relaciones de conceptos que construyen el
pensamiento. Un ejemplo de ello sería que cuando imaginamos una manzana asociamos y
unimos los conceptos o ideas de redondez, color rojo, sabor dulce. Esto se hace de tal forma
que al combinarse entre sí se desarrolla una imagen mental en nosotros. Es este mismo
proceso el que ocurre cuando tenemos ideas compuestas o ideas inventadas por nosotros,
como la idea de un ángel, donde combinamos la idea de alas y de hombre.

Con todo lo dicho anteriormente se puede decir que todos estos procesos internos en el
hombre crean la conciencia, y nuestra mente.

Por otro lado, descartes se refiere a los movimientos del cuerpo como resultado de las
leyes de la física, es decir las leyes de la dinámica botaran para determinar los movimientos
de la materia. Más dirá que, en este proceso de movimiento del cuerpo, la mente no tendrá
ninguna influencia. Cosa que será confusa y algo dudosa, puesto que cada vez que
deseamos hacer algo nuestro cuerpo hace lo que queremos, y todo este querer mover un
brazo o caminar es algo que ocurre en nuestra mente, son procesos mentales. Por lo que
debido a ello es algo lógico que sea la mente la que dirija y mueva al cuerpo, sin embargo,
no es así.

Y solo Geulincx creo una respuesta a esta duda conocida como la teoría de los relojes.
Esta teoría dice que:

Supóngase que tenemos dos relojes que marchan perfectamente; siempre


que uno de ellos marca la hora el otro da las campanadas, de modo que si
miramos al uno y oímos al otro podría pensarse que el uno hace sonar al
otro. Lo mismo ocurre con el alma y el cuerpo. Dios les da cuerda a los dos
para que marchen acompasados, de modo que, en el caso de mi volición,
leyes puramente físicas son las que hacen mover a mi brazo, aunque mi
voluntad no ha actuado realmente sobre mi cuerpo.

(Russell, 1946. P.507)


Bibliografía:

- Russell, B. (1946). AlNoah. Historia de la filosofía de occidente. Recuperado de


file:///C:/Users/famil/Downloads/Historia%20de%20la%20filosofia%20occidental
%20-%20Bertrand%20Russell.pdf

También podría gustarte