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¿Yo como docente intelectual transformador cómo puedo responder a

las características de mi entorno?

Como transformador y actor estratégico en el proceso educativo, está


claro que debo desarrollar diferentes competencias y habilidades
propias que me identifiquen y me definan.
Para poder entrar a vislumbrar las competencias y habilidades que se
debe tener en la docencia, es necesario plantear tres cimientos
importantes que servirán como guía para establecer los
planteamientos anteriormente mencionados. Estos cimientos son: el
aprender a conocer, es decir, adquirir los instrumentos de la
competencia de la comprensión; aprender a hacer, para desarrollar
destrezas en el ámbito laboral teniendo en cuenta una preparación
teórico-práctica adecuada; y por último, aprender a ser, un proceso
donde se destacan valores, competencias personales, características
y virtudes.
Facilitar la adquisición de conocimientos clasificados y codificados.
Proporcionar la comprensión del mundo para vivir con dignidad y
desarrollar las capacidades profesionales y comunicativas.
Desarrollando la habilidad del aprender a aprender, ejercitando la
atención, el lenguaje, la memoria, el pensamiento abstracto y el
manejo de los métodos deductivo e inductivo, que son de especial
ayuda en los procesos de aprendizaje así como en la investigación.
Siempre abierta al conocimiento con la mejor disposición posible,
estando al tanto de múltiples manifestaciones culturales, sociales,
políticas, científicas, artísticas, entre otras, que dan fundamento y
fortaleza en la labor educativa.
Así pues, es vital el manejo de elementos pedagógicos, curriculares y
el dominio de un área de aprendizaje. Además, es necesario su
compromiso para el trabajo en equipo, el manejo de grupo, el
conocimiento del contexto y la capacidad de reflexión frente a la
práctica educativa.
Finalmente, aprender a ser comunicativo, participativo, curioso, crítico,
cooperador, adaptable, persistente, amable y seguro. De igual forma,
es vital tener habilidad para solucionar problemas basados en
deducciones lógicas y vislumbrar un plan de desarrollo a seguir,
capacidad para prever consecuencias, hacer planes y ponerlos en
ejecución partiendo de los hechos existentes. Así como tener cercanía
familiaridad con los estudiantes y que puedan ver en mí como docente
una persona que los guía en cada uno de los ámbitos de su proceso
estudiantil.
Teniendo todo esto claro además de brindar mis conocimientos y
experiencias quiero comprometerme y vincularme más a fondo con
mis estudiantes donde sea un agente de su cuidado y desarrollo
emocional e intelectual además brindarle la confianza necesaria que
muchos no tiene en sus hogares. Desarrollar de manera didáctica el
amor por la lectura, la herramienta que puede facilitar miles de
conocimientos sin importar edad pero nos lleva a desarrollar nuestra
imaginación, inteligencia, sabiduría, creatividad y muchas veces
tranquilidad. Los estudiantes están en una etapa de indagación donde
son investigadores por naturaleza, entendiendo por investigación el
conjunto de procedimientos que permiten construir nuevos
conocimientos, tienen muchas preguntas y se les dificulta más
proponer soluciones a problemas, por lo tanto, los conocimientos se
crean de la mejor manera con su propia experiencia
El docente un amigo para la vida

Se hace una propuesta innovadora donde la analogía se convierte en


una estrategia didáctica, que permita articular la cotidianidad del
estudiante con los conocimientos científicos, y de esta forma
generarse un aprendizaje significativo en el estudiante, donde pueda
utilizar correctamente el lenguaje científico y desarrollar una
coherencia en la articulación de contenidos, que le permitan, en primer
lugar, clasificar correctamente una mezcla y en segundo lugar,
seleccionar con base al análisis y la síntesis de los conceptos
adquiridos, el método de separación apropiado teniendo en cuenta las
características de la misma. Es así como se propone una secuencia
didáctica, donde por medio de cuatro analogías, se busca que los
educandos aclaren sus conocimientos, articulando los derechos
básicos de aprendizaje y los aprendizajes esperados propuestos en
los estándares de competencias.
El lugar que actualmente tiene el maestro le asigna la labor definitiva
de formar a las jóvenes generaciones, razón que pone al orden del día
la función social de sus acciones. Sabemos que esta responsabilidad
social se ha vuelto compleja, por cuanto requiere que se apropie de
los conocimientos de un campo disciplinar y sea capaz de enfrentarse
a los retos que exige una sociedad como la de hoy. Cuando se piensa
que un maestro es un formador de seres humanos y que muchas
veces es el profesional que pasa más tiempo con los niños y jóvenes,
se hace evidente la importancia social de su trabajo y las diversas
responsabilidades de su profesión. El maestro contemporáneo se
enfrenta a retos que le impone su disciplina, y a otros que le demanda
la sociedad. Hoy en día, requiere de competencias diferentes para
solucionar con creatividad los primeros, y participar así en la solución
de los segundos.
Lo dicho hasta ahora se inscribe en unas demandas y exigencias
generalizables; sin embargo, resulta necesario señalar un conjunto de
acciones, a veces imperceptibles, fundamentales para la dinámica
escolar.
El docente que amigo es un formador de ciudadanos, capaz de leer
los contextos locales y globales que le rodean y de responder a los
retos de su tiempo. Es un facilitador que domina su disciplina y que, a
través de metodologías activas, ofrece las herramientas necesarias
para que los estudiantes comprendan el mundo desde diversos
lenguajes, aprendan a vivir con los demás y sean productivos.

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