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Capítulo tercero: Ustedes son el ahora de Dios

No podemos decir sólo que los jóvenes son el futuro del mundo. Son el presente, lo están
enriqueciendo con su aporte. Un joven comienza a tomar distintas responsabilidades.
En positivo
Cuando la Iglesia se abre a la escucha disponible y atenta de los jóvenes, esta empatía la
enriquece, porque «permite que los jóvenes den su aportación a la comunidad». Los adultos
corremos el riesgo de hacer un listado de defectos de la juventud actual.
El corazón de cada joven debe por tanto ser considerado “tierra sagrada”, portador de
semillas de vida divina, ante quien debemos “descalzarnos” para poder acercarnos y
profundizar en el Misterio.
Muchas juventudes
Existe una pluralidad de mundos juveniles. Además, la franja de edad considerada por este
Sínodo (16-29 años) está compuesta por grupos que viven situaciones peculiares». Hay que
distinguir los jóvenes «a quienes la globalización ofrece un mayor número de
oportunidades, de aquellos que viven al margen de la sociedad o en el mundo rural y sufren
los efectos de formas de exclusión y descarte».
Algunas cosas que les pasan a los jóvenes
“La juventud” no existe, existen los jóvenes con sus vidas concretas. En el mundo actual,
lleno de progresos, muchas de esas vidas están expuestas al sufrimiento y a la
manipulación.
Jóvenes de un mundo en crisis
«Muchos jóvenes viven secuestros, extorsiones, crimen organizado, trata de seres humanos,
esclavitud y explotación sexual, estupros de guerra, etc. A otros jóvenes, a causa de su fe,
les cuesta encontrar un lugar en sus sociedades y son víctimas de diversos tipos de
persecuciones, e incluso la muerte.
Recordamos la difícil situación de adolescentes y jóvenes que quedan embarazadas y la
plaga del aborto, así como la difusión del VIH, las varias formas de adicción (drogas,
juegos de azar, pornografía, etc.) y la situación de los niños y jóvenes de la calle, que no
tienen casa ni familia ni recursos económicos».
La cultura actual presenta un modelo de persona muy asociado a la imagen de lo joven. Los
cuerpos jóvenes son constantemente usados en la publicidad, para vender. El modelo de
belleza sólo significa que los adultos quieren robar la juventud para ellos, no que respeten,
amen y cuiden a los jóvenes.
Deseos, heridas y búsquedas
Los jóvenes reconocen que el cuerpo y la sexualidad tienen una importancia esencial para
su vida y de su identidad. Los jóvenes expresan «un explícito deseo de confrontarse a la
diferencia entre identidad masculina y femenina, y a la homosexualidad». «Los avances de
las ciencias y de las tecnologías biomédicas inciden sobre la percepción del cuerpo, pueden
llevarnos a olvidar que la vida es un don.
Jesús se hace presente en esas cruces de los jóvenes, para ofrecerles su amistad, su alivio,
su compañía sanadora. En algunos jóvenes reconocemos un deseo de Dios. En otros
podremos vislumbrar un sueño de fraternidad. En muchos habrá un deseo real de
desarrollar las capacidades que hay en ellos para aportarle algo al mundo. En algunos
vemos una sensibilidad artística especial, o una búsqueda de armonía con la naturaleza.
El ambiente digital
La web y las redes sociales constituyen una extraordinaria oportunidad de diálogo,
encuentro e intercambio entre personas, así como de acceso a la información y al
conocimiento.
«El ambiente digital también es un territorio de soledad, manipulación, explotación y
violencia. Los medios de comunicación digitales pueden exponer al riesgo de dependencia,
de aislamiento y de progresiva pérdida de contacto con la realidad, obstaculizando el
desarrollo de relaciones interpersonales auténticas. Nuevas formas de violencia, por
ejemplo, el ciberacoso; difusión de la pornografía y de explotación de las personas para
fines sexuales o mediante el juego de azar».
El funcionamiento de muchas plataformas a menudo acaba por favorecer el encuentro entre
personas que piensan del mismo modo, obstaculizando la confrontación entre las
diferencias. Estos circuitos cerrados facilitan la difusión de informaciones y noticias falsas,
fomentando prejuicios y odios.

LÍNEAS TEOLÓGICAS

La Iglesia debe tomar las actitudes de escucha a semejanza de Jesús ante el joven rico, y
abandonar esquemas rígidos para escuchar atenta de los jóvenes.

El corazón de cada joven debe ser considerado tierra sagrada, portador de semillas de vida
divina.

Atender el sufrimiento juvenil con una actitud humilde y servicial, sobre todo a los
jóvenes que viven al margen de la sociedad o en el mundo rural, siendo sufridos y
manipulados.

Seamos una Iglesia sensible y compasiva y no una Iglesia que no llora frente a estos
dramas de sus hijos jóvenes. En ese lamento desgarrador se hacen presentes las palabras de
Jesús: «Felices los afligidos, porque serán consolados» (Mt 5,4).
La cultura actual presenta un modelo de persona muy asociado a la imagen de lo joven. Sin
embargo, esto no es un elogio para los jóvenes.

La moral sexual suele ser muchas veces «causa de incomprensión y de alejamiento de la


Iglesia, ya que se percibe como un espacio de juicio y de condena».

Los avances de las ciencias y de las tecnologías biomédicas pueden llevarnos a olvidar que
la vida es un don, y que somos seres creados y limitados.

Jesús se hace presente en esas cruces de los jóvenes, para ofrecerles su amistad, su alivio,
su compañía sanadora.

Los medios de comunicación digitales pueden exponer al riesgo de dependencia, de


aislamiento y de progresiva pérdida de contacto con la realidad concreta.

Hacer que los jóvenes logren pasar del contacto virtual a una buena y sana
comunicación.

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