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TEMA 1.

- CARÁCTER PLURIDIMENSIONAL Y FUNDAMENTACIÓN DE


LOS DERECHOS HUMANOS

Asignatura de Derechos Humanos y Educación


Prof. María José Albert
Grado Educación Social

Índice

1.1.- Carácter pluridimensional y perspectivas de fundamentación.

1.1.1.- Dimensión histórica


1.1.2.- Dimensión moral
1.1.3.- Dimensión política
1.1.4.- Dimensión jurídica.
1.1.5.- Dimensión educativa

1.2- Fundamento y justificación de los derechos humanos.

1.2.1.- Necesidad de fundamentar los derechos humanos


1.2.2.- Diversas teorías justificadoras de los derechos humanos.
o Objetivistas
o Subjetivistas
o Intersubjetivas

1.3.- El debate teórico sobre la fundamentación de los derechos humanos.

1.3.1.- Fundamentación racional


1.3.2.- Fundamentaciones iusnaturalista
1.3.3.- Fundamentaciones positivista
1.3.4.- Fundamentaciones pactista.
1.3.5.- Fundamentaciones humanista.
Introducción
Uno de los problemas que se nos presenta a la hora de estudiar los derechos
humanos es su carácter pluridimensional y su fundamentación. La delimitación
conceptual es difícil dado su carácter pluridimensional y su fundamentación va a
depender de distintas perspectivas ya tengan estas una dimensión histórica, moral,
política o jurídica.
Independientemente de cuál sea la perspectiva de su fundamentación lo que está
claro es que es importante fundamentar los derechos humanos, fundamentación que
nos lleva al principio de la dignidad humana, estudiaremos este principio desde
distintas teorías como las teorías objetivistas, subjetivistas y contractualistas.
El carácter pluridimensional de los derechos humanos suscita un debate teórico
sobre los mismos y sobre su fundamentación. Es importante que el alumno conozca
toda esta problemática. Haremos especial hincapié, en este debate teórico, a la
fundamentación racional, la iusnaturalista, la positivista, la pacifista y la humanista.
A la hora de estudiar este tema el alumno debe prestar atención a todas estas
cuestiones, siendo capaz al finalizar el estudio del tema de contestar a los diferentes
ejercicios de autoevaluación y la realización de las actividades propuestas. El alumno
no debe de dejar de estudiar ninguno de los puntos de índice ya que son los
contenidos mínimos y básicos para el conocimiento del tema.
Tema 1: CARÁCTER PLURIDIMENSIONAL Y FUNDAMENTACIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS

1.1.- Carácter pluridimensional y perspectivas de fundamentación.

A lo largo de la segunda mitad del siglo XX los derechos humanos se han convertido en
uno de los referentes más destacados de la vida política, jurídica, social, educativa y
cultural de tal forma que han sido proclamados en casi todas las constituciones estatales
y en documentos de proyección internacional como los pactos de la ONU, el Consejo de
Europa, la Organización de Estados Americanos, la Organización de la Unidad
Africana, la Unión Europea, etc.

El hecho que los derechos humanos sean un referente desde distintos puntos de vista les
confiere un carácter pluridimensional que a su vez les confiere a los mismos una
apertura a diferentes perspectivas de análisis de diversa operatividad en relación con los
conceptos y problemas planteados en ellos.

Esas diferentes perspectivas de análisis junto con la variedad en su fundamentación y


enfoque de sus contenidos, confiere a los derechos humanos un carácter, a su vez,
multidisciplinar ya que desde cualquier dimensión, política, cultural, educativa social
etc.. precisa de distintas disciplinas para su estudio. Desde el punto desde la dimensión
o enfoque político se constituyen como un conjunto de principios o resortes de un
nuevo modelo o prototipo de ordenación política que ha de regir las bases para la
ordenación de las relaciones entre los ciudadanos y el estado y a su vez la preocupación
por el respeto de los mismos en el ámbito de las relaciones entre los estados.

Por su parte la dimensión jurídica de los derechos humanos, les confiere un carácter
multidisciplinar ya que forman parte de diferentes disciplinas jurídicas existentes,
Derecho internacional, Derecho estatal, Filosofía del derecho, que hace que no puedan
ser materia de estudio de una sola.

Desde el enfoque o dimensión social, por un lado, la larga y oscilante pericia de su


reconocimiento y la preocupación y protestas, por otro, de la violación de los mismos
ha contribuido a que la vivencia y el sentimiento de los derechos básicos de los
individuos se hayan ido incorporando a la trama de las convicciones valores y actitudes
sobre los que crecen el tejido de las relaciones sociales por lo que hace que puedan y
deban ser estudiados desde un enfoque sociológico.

Desde hace tiempo los derechos humanos constituyen un fenómeno cultural, y esta
dimensión es la que hace que formen parte del horizonte de preocupaciones y del
sistema de valores básicos de una buena parte de los habitantes del mundo. A partir de
la Declaración de 10 de Diciembre de 1948, los países del mundo van a disponer de un
código mundial ético- político, de unas categorías ideológicas normativas capaces de
juzgar los comportamientos humanos a nivel universal.

Los derechos humanos son sin duda una realidad cultural que ha tenido su
correspondiente periodo de desarrollo y que ha experimentado desde su nacimiento un
proceso de crecimiento y transformación que se ha visto influido por un gran número de
factores condicionantes que ha hecho que toda la problemática de los mismos ha ido
cambiando evolucionando de una forma u otra siendo noticia tanto por su
conceptualización y características como por su violación. Todas estas características
hacen que sea un foco importante de estudio para los historiadores, por lo que el

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enfoque histórico también es imprescindible a la hora del estudio de los derechos


humanos.

No podemos dejar de mencionar el enfoque filosófico del estudio de los derechos


humanos. Desde esta perspectiva se puede enfocar desde un punto de vista político,
ético y jurídico. El enfoque que aquí nos interesa dentro de esta asignatura, con un
enfoque educativo y social, es sin duda la perspectiva de la ética y moral, ya que desde
esta perspectiva los derechos humanos tienen su fuente de justificación en los valores o
principios estrictamente éticos como la dignidad, la libertad o la igualdad.

Desde en enfoque educativo además de la ética y la moral no podemos dejar de


mencionar otros puntos de confluencia de los derechos con la educación como son los
antropológicos, didácticos, curriculares, ya que desde un punto de vista educativo nos
tiene que interesar todo aquello que puede contribuir o, en su caso, dificultar la
formación de los sujetos y los derechos humanos están en el centro de muchos de los
problemas y debates actuales, por lo que exigen una reflexión específica que descubra
su potencialidad para la educación.

Los derechos humanos son un fenómeno bastante complejo en el que anida una rica
variedad de aspectos y dimensiones que precisan de muchas disciplinas para poder
estudiarlos y abordarlos de una forma integral. Esta necesidad holística de los derechos
humanos es lo que demanda un carácter multidisciplinar para su estudio de tal forma
que se de una apertura de diferentes perspectivas de análisis. Pero a su vez esta misma
problemática, hace que deban ser estudiados de una forma unitaria, que contemple el
fenómeno dentro de una visión que aúne todas las perspectivas.

1.1.1.- Dimensión histórica.

La dimensión histórica de los derechos humanos nos va a hacer comprender el carácter


dinámico, evolutivo e inacabado de los mismos ya que siempre van a estar sujetos y
vinculados al hombre y al momento y circunstancias que a este le toca vivir

Como hemos dicho anteriormente la realidad cultural de los derechos humanos ha


tenido su correspondiente periodo de desarrollo que ha experimentado desde su
nacimiento un proceso de crecimiento y transformación que se ha visto influido por un
gran número de factores condicionantes que ha hecho que toda la problemática de los
sea un foco importante de estudio para los historiadores.

Los derechos humanos representan un referente axiológico de primera magnitud en


nuestros días llevando esto en ocasiones a sacralizar una fórmula histórica concreta.
Esta sacralización es un error ya que tanto las distintas declaraciones de los derechos
humanos y las elaboraciones doctrinales que las han amparado aun reflejando
exigencias inquebrantables de la naturaleza humana que todos han de respetar, son
siempre opiniones más o menos compartidas que siempre se encuentran condicionadas
por las circunstancias y el lugar donde se han originado. En el mejor de los casos
reflejan un consenso social existente en un momento concreto acerca de los problemas
más acuciantes que pueden afectar a la persona y del modo de salvaguardar frente a
ellos la integridad de los atributos inherentes a su dignidad ya que el concepto de
persona expresa el valor que representa el individuo en sí mismo como un ser dotado de
dignidad.

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Uno de esos derechos que sin duda afectan a la dignidad del hombre es el de la libertad
y la historia nos demuestra como ha ido evolucionando ese concepto y como a su vez
afortunadamente han ido evolucionando ese consenso social.

La perspectiva histórica de los derechos humanos, no aporta ningún elemento


justificativo de su existencia sino que nos explican como existen por un cuerdo
sustancial entre los individuos a la hora de reconocerlos como atributos intangibles que
tiene el hombre por estar directamente conectados con su dignidad.

A finales del siglo XVIII los derechos humanos eran fundamentalmente la expresión de
un ideal de libertad formal. Pero este ideal de libertad no era real ya que lejos de
representar la emancipación del ser humano lo que hacia era sacralizar las diferencias
sociales y económicas entre los individuos de tal forma que era una sola clase social, la
burguesía la que gozaba de este privilegio. También se reconocía el derecho a la
propiedad privada pero no estaba regulado ni se tenían criterios igualitarios para
disfrutar de la misma, se reconocía una libertad política pero solo podían ejercerla
aquellos que tenían una situación social y económica privilegiada. Esta situación vista
desde la perspectiva actual no podría pensarse que respondiera a un consenso social
pero así fue y los derechos humanos en la primera fase de la evolución histórica, en
concreto en su plasmación jurídica, los derechos humanos representaron una traducción
más o menos perfecta de un cierto consenso social. Este consenso social,
afortunadamente, iría cambiando y evolucionando apareciendo nuevos consensos que
reflejaran un estado de opinión mucho más sensible y matizados con respecto a las
necesidades básicas del individuo, como la necesidad del trabajo remunerado, una
vivienda digna, un nivel de instrucción, asistencia sanitaria, en definitiva el avance en el
consenso no solo en derechos políticos sino también sociales. (De Castro Cid, 2004:78)

El paso del tiempo nos sigue mostrando el carácter evolutivo de los derechos humanos
vinculados a la evolución de la propia naturaleza humana. Los derechos humanos se
presentan en este sentido como unos derechos naturales, con un contenido dinámico que
ha ido cambiando y que cambiará a lo largo de los tiempos dependiendo del los
sucesivos consensos sociales que constituyen su fuente de justificación.

En definitiva, desde la perspectiva histórica, nos presentan a los derechos humano no


como un concepto acabado, sino un concepto en constante evolución, no tienen una
formulación definitiva, sino sucesivas transformaciones, toda esta evolución y su
vinculación con el consenso social que constituye su fundamentación, hace que la
dimensión histórica, que es la responsable del estudio de esta situación, confieran y
aporten su grano de arena a ese carácter pluridimensional de los derechos humanos.

1.2.- Dimensión moral

Si la dimensión histórica no nos aportaba ningún elemento justificativo de la existencia


de los derechos humanos, si lo hace la dimensión moral. Además de reconocer que los
derechos humanos precisan de ese consenso social del que hablábamos en la dimensión
histórica, se precisa conocer cual es la característica esencial que los identifica y que
hace que los seres humanos se empeñen en la reivindicación de tales atributos como
expresión inderogable de su dignidad. Esa característica es la dimensión moral.

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Los derechos humanos tienen una pretensión de validez que excede a cualquier acuerdo
social y esa pretensión es la pretensión moral. La pretensión moral de los derechos nos
explica su vinculación directa con los principios morales y son estos los que hacen que
no necesiten estar apoyados en ninguna norma jurídica ni en ningún acuerdo social para
alcanzar la plenitud de su validez, es decir, aunque los derechos humanos precisen,
como lo hacen, de una norma jurídica como garantía de su eficacia frente a distintos
poderes como por ejemplo el político o el de particulares, esa norma es un elemento
esencial en el plano de las garantías pero no en el plano de su existencia y definición, en
ese plano la norma que los sustenta es la norma moral.

Según esto: “La nota que proporciona a los derechos humanos la dimensión de atributos inderogables
del hombre es sin duda el hecho de ser pretensiones moralmente justificadas que no necesitan estar
apoyadas en ninguna norma jurídica ni en ningún derecho social para alcanzar la plenitud de su validez al
encontrarse fundamentadas en principios morales”. (De Castro Cid, 2004:83).

La dimensión moral de los derechos humanos está basada en los principios morales y es
precisamente ese contenido moral el que les hace fuertes frente a cualquier decisión
jurídica que pueda contradecir su vigencia o cualquier acuerdo social y son referibles
por igual a todos los miembros de la especie humana. Esta dimensión apoya y sustenta
la identificación de los derechos humanos, y les hace independientes no necesitando de
otras connotaciones para reconocerles como atributos inderogables del individuo, pero
eso no significa que no necesite de una norma que los sustente ya que si no hay norma
no hay derecho y si los derechos humanos son derechos propios presuponen una norma,
pues bien esa norma, tal y como hemos dicho, es la norma moral basada en los
principios morales.

Esto nos lleva a plantearnos la pregunta de ¿qué tipo de principios morales son los que
atribuyen o reconocen los derechos humanos? El profesor de Castro nos contesta esta
pregunta presentándonos dos enfoque, por un lado la moral individual y por otro la
moral social. Según la moral individual seria el individuo el que haría su propia
configuración sobre las obligaciones que le incumben con respecto a la salvaguardia de
los derechos básicos del individuo, quedando los derechos humanos de esta forma,
configurados según la convicción moral de cada individuo particular lo que supondría
una acepción relativa y variable de su contenido. Por su parte, según la moral social los
principios morales serian el conjunto de convicciones, que por su aceptación
generalizada, configuran el código moral dominante en la comunidad en la que se trate.
Esta segunda posibilidad reduce el riesgo de basar los derechos humanos en posturas
individuales arrimándolos más a un consenso social, pero bien es verdad que un
enfoque sin el otro no tendría sentido ya que si son derechos reconocidos y
generalizables para todos, han de estar apoyados por la moral de un grupo y esto a su
vez ha de ir avalado por la moral individual de cada individuo.

¿Moral individual?, ¿moral social?, esta diyuntiva nos lleva a que la solución podría
pasar por lo que se llama la moral mínima. “La moral mínima es el conjuntos e convicciones
comunes a todos los seres humanos en relación con las obligaciones y facultades inderogables del
individuo por su directa vinculación con la dignidad que expresa la común naturaleza de todos los
hombres”. (De Castro Cid., 2004:85).

Esta moral mínima aclararía unas posturas pero reduciría otras de tal manera que no
podemos decir que sea la moral la dimensión que justificaría la esencia de los derechos

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humanos sino una dimensión más que le confieren como ya hemos dicho un carácter
pluridimensional.

1.1.3.- Dimensión política

Hemos visto como los derechos humanos tienen una dimensión histórica que nos los
presenta como algo inacabado y en constante evolución, una dimensión moral basada
en una norma moral que atañe, principalmente, a su esencia y existencia que les hace
independientes de cualquier otra dimensión, pero sin duda necesitan también de una
dimensión política que va a operar principalmente en la determinación de su contendido
y en la consideración como criterio de legitimación de los órdenes políticos.

La dimensión política de los derechos humanos tiene un doble sentido por un lado lo
concerniente a su origen y contenido y por otro a su consideración como criterio de
legitimación de los órdenes políticos. Con respecto a su origen y contenido los derechos
humanos constituyen la respuesta que el grupo social da a una determinada situación de
hecho, reivindicando una serie de atributos que se consideran especialmente valiosos
por representar las exigencias inherentes a la naturaleza humana.

Esta respuesta del grupo a una situación determinada no siempre es unánime ni


uniforme, sino que depende de distintos factores como pueden ser culturales, personales
obligando esta situación a llegar a acuerdos entre posiciones dispares necesitando de un
consenso social que determine cuales van a ser esos particulares atributos del individuo
que han de merecer el rótulo de derechos humanos constituyéndose esos atributos en el
contenido de los derechos humanos. El consenso significa que los individuos, aún
condicionados en la formación de sus voluntades particulares, están de acuerdo con
estos atributos o no manifiestan un rechazo hacia el objetivo que se les presenta. Pero a
su vez este consenso debe de tener unas características o aspectos que van a configurar
la dimensión política de los derechos humanos. Una de esas primeras características o
aspectos es la importancia de que ese consenso sea democrático. El consenso
democrático supone una aceptación, por parte de la mayoría del grupo social de los
atributos inherentes a la condición humana, atributos que han de ser elegidos de una
forma libre. Otras características del consenso es que ha de ser libre no provocado y
expreso y no tácito, ya que el que sea expreso esto garantiza el acuerdo de voluntades
mientras que un acuerdo tácito es algo que en última instancia habría que probar.

El segundo sentido de la dimensión política de los derechos humanos responde a


consideración de los mismos como criterio de legitimación de los órdenes políticos.
Sea cual sea la autoridad política en un determinado estado o país y sea cual sea su
legitimidad de origen de que pueda disponer en los distintos casos la autoridad
instituida, el respeto a los derechos humanos constituye una exigencia inexcusable para
su legitimación. El respeto a los derechos humanos constituye en ese sentido el cauce
por el que necesariamente ha de discurrir la acción de los poderes públicos (De Castro
Cid., 2004:89). La asunción del ideario de los derechos humanos constituye la carta de
presentación que todos los países han de exhibir para ser aceptados en el propio ámbito
interno como en la escena internacional.

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1.1.4.- Dimensión jurídica

Si anteriormente, hemos dicho que los derechos humanos precisan de una norma
natural, y desde la perspectiva moral, norma moral, ahora profundizamos un poco más
afirmando que no solo se precisa de una norma natural y moral sino también de una
norma jurídica, norma jurídica que es dispuesta no por el grupo social determinado, sino
por el hombre, que va a regular la vida social. Norma jurídica que va a dotar a los
derechos humanos de la garantía de su eficiencia frente a la acción del poder político y
de los particulares, que quedan así constreñidos a la preservación de su integridad. La
incorporación de los derechos humanos al ámbito jurídico, constituyen la última razón
de su propia elaboración teórica ya que supone, no solamente el reconocimiento
genérico del individuo como portador de una serie de atributos consustanciales con su
propia naturaleza, sino que tales atributos han de ser garantizados frente a cualquier
ingerencia que pueda menoscabar su integridad constituyéndose así en atributos
esenciales del individuo que son jurídicamente exigibles lo que supone una garantía
para su realización. (De Castro Cid., 2004:91).

Al igual que del resto de las dimensiones, no podemos decir que sea cada una de ellas
las que justifican y explica toda la problemática de los derechos humanos ya que estos
tienen un objetivo mucho más amplio del que pudiera tener cada una de las dimensiones
por separado, que es salvaguardar los atributos esenciales del individuo de capital
importancia para su propia realización como ser humano, pero si se puede afirmar que
los derechos humanos alcanzan la plenitud de su sentido a través de la dimensión
jurídica, pasando a formar parte de lo que se llama el derecho positivo porque es a
partir de ese momento cuando el hombre dispone de los medios jurídicos necesarios
para su defensa y protección.

Al igual que el resto de las dimensiones, la dimensión jurídica, por si sola, no es


garantía absoluta de su respeto, ya que la propia lógica interna de los derechos humanos
hace que una realización absoluta sea inconcebible pero si nos da, de nuevo, la imagen
de ese carácter pluridimensional de los mismos y nos asienta la necesidad de ese estudio
y enfoque plural de los mismos.

1.1.5.- Dimensión educativa

Las distintas dimensiones de los derechos humanos, no estarían completas si no


hablamos de la dimensión educativa de los mismos. El creciente interés por los
derechos humanos también se ha extendido al mundo de la educación así en la propia
Declaración de los derechos humanos, tanto en el preámbulo como en el articulo 26 se
considera que el medio idóneo para transmitir y promover el respeto a los derechos
humanos es la enseñanza y la educación constituyéndose en un medio imprescindible
para la promoción de los derechos humanos.

Al ser la educación un medio de promoción de los derechos humanos hace que


necesariamente surja una relación entre ellos, relación que se ve reforzada por
características similares que los une. Hemos visto como los derechos humanos tienen
distintas dimensiones, a su vez la educación como fenómeno netamente cultural puede
adoptar, y así lo hace, planteamientos políticos, económicos, jurídicos, éticos y técnicos

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que son susceptibles de un tratamiento plural, de este modo se establece un complejo


entramado en las relaciones entre educación y derechos humanos. (Gil Cantero 1991:5)

En esta relación entre educación y derechos humanos hemos de distinguir dos aspectos
importantes por un lado lo que seria la enseñanza de los derechos humanos con un
carácter instructivo y curricular, es decir cuando se enseñan y por otro la educación en
derechos humanos con una serie de consideraciones diferenciadas sobre esos derechos
aplicables a la acción educativa en general, de tal forma que podamos realizar proyectos
educativos auténticamente humanizadores, lo que supone un estudio más amplio que el
derivado de su enseñanza instructiva ya que nos hacen reconsiderar la educación en
términos de educación de la persona desvelando así la importancia que estos tienen en la
teoría y en la práctica de la educación, es decir cuando se consideran en toda la
educación.

La dimensión educativa de los derechos humanos pretende incrementar esa relación


entre educación y derechos humanos y analizar las implicaciones pedagógicas de los
mismos. La mejor garantía del respeto a los derechos humanos es, sin duda la
implantación de una cultura y educación para esos derechos. Los derechos humanos, por
muy consolidados que estén en las Constituciones se respetan cuando son conocidos y
ejercitados previa la correspondiente formación en y para ellos. Este enfoque
ambivalente ofrece la oportunidad de que los alumnos vean las cuestiones sobre los
derechos humanos como algo próximo a sus problemas vitales, y no simplemente como
una disciplina más que se imparte en clase. Los derechos humanos no se enseñan ni se
aprenden sin vivirlos. La escuela y la sociedad han de estar organizadas de manera que
los derechos humanos sean permanentemente respetados. (Medina Rubio, en López
Barajas, 2000:42).

1.2- Fundamento y justificación de los derechos humanos.

Ya hemos comentado el creciente interés suscitado por los derechos humanos en todos
sus aspectos, pero si cabe uno de los más discutidos es el relacionado con su
fundamentación y justificación. Sobre este aspecto son muchas las posturas que se
manifiestan por un lado están quienes opinan que la justificación de los derechos
humanos es innecesaria desde el momento en que existe un cierto consenso
internacional a cerca de la validez de los derechos humanos, representado por la
Declaración Universal de los derechos humanos de 1948, ya que según los defensores
de esta postura, el hecho de que la comunidad internacional acepte la validez de tales
derechos hace innecesario la justificación o fundamento de los mismos, siendo lo más
importante, según sus defensores, dar eficacia a los textos ya existentes. Pero esta no es
la única postura, están también los que consideran que es necesario fundamentar los
derechos humanos y además que no es una sola fundamentación la que se necesita sino
varias centrándose en el esfuerzo de clarificar y delimitar las diversas justificaciones y
apoyos que proporcionan la historia y la propia realidad sociológica actual,
esforzándose sobre todo en descubrir y aprovechar los distintos factores que pueden
contribuir a una mejor y más amplia realización efectiva de los derechos

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1.2.1.- Necesidad de fundamentar y justificar los derechos humanos

Los defensores de esta postura lo hacen por tres motivos. Uno de esos motivos es la
propia lógica, ya que según estos autores, mal se puede defender algo que carece de
fundamento, y como este no puede darse por supuesto, resulta necesario afrontar la
justificación. El siguiente motivo esta relacionado con la teoría y la práctica de los
mismos. La teoría y la práctica de los derechos humanos han de ir conectadas. Según
sus defensores solo una justificación sólida permite una defensa clara de los mismos
mientras que la ausencia significaría una postura débil e incluso carencia de protección.
Según esta postura para la protección de los derechos humanos, no es suficiente con
técnicas jurídicas, económicas, políticas y sociales, sino también con el respaldo de
buenos argumentos y razones para defenderlos. El tercer motivo esta relacionado con su
violación, la constante violación de los mismos, la disparidad de presupuestos
ideológicos en los distintos sistemas políticos, y demás circunstancias, deja de
manifiesto la ausencia de convicciones compartidas para alcanzar un acuerdo
internacional o consenso social, por este motivo la justificación y la fundamentación son
argumentos importantísimos para conseguir ese consenso y acuerdo social que garantice
el respeto de los derechos humanos (Mejas Quiros, 2006:164).

1.2.2.-Diversas teorías justificadoras de los derechos humanos

La justificación de los derechos humanos es uno de los temas más controvertidos en la


actualidad, pero a su vez de los más importantes ya que está en juego la razón de ser de
los mismos. La base principal de la justificación de los derechos humanos es que nos
permitirá exigir una protección fuerte y hacerles indiscutibles.

El propio carácter plural y de los derechos humanos hace que no haya una sola teoría
justificadora de los mismos, sino que pueda haber distintas y que cada una de ellas
puede aportar algo de tal forma que ninguna de ella puede ni debe ser rechazada.

No es fácil elaborar una clasificación definitiva de las teorías justificadoras de los


derechos humanos ya que algunas son muy similares diferenciándolas distintos matices.
Lo que si tienen en común, la mayoría de ellas, es la universalidad basada
principalmente en el principio de la dignidad humana. Dar una definición o concepto de
dignidad humana es difícil, en términos generales podemos decir que se refiere al valor
intrínseco de cada ser humano con respecto al resto de lo creado. No expresa
superioridad de un hombre sobre otro, sino de todo ser humano sobre el resto de los
seres que carecen de razón. Implica una excelencia del ser, que además de hacerle
superior a los otros seres, lo sitúa en otro orden del ser.

La dignidad debe reconocerse con independencia de cualquier circunstancia o elemento


accidental, independiente de su conducta, raza, religión sexo, edad, grado de desarrollo
o cargo que ocupe. Los hombres son muy distintos entre sí ya que cada individuo posee
unas características individuales y propias sin embargo existe una igualdad esencial y
en esta igualdad esencial esta la dignidad humana, principio común de las distintas
teorías justificadoras de los derechos humanos.

Cada una de las teorías que expondremos a continuación buscan la base desde la que
justificar los derechos humanos, unas hacen mención a principios básicos, otras a
estamentos… Tal y como hemos dicho anteriormente estas teorías no son excluyentes

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sino complementarias que han de ser tenidas en cuenta para entender la problemática de
la justificación de los derechos

Una de esas teorías son las teorías objetivistas. Estas teorías se basan en la existencia de
un orden de valores, reglas o principios que poseen una validez objetiva absoluta y
universal con independencia de la existencia de los individuos o de su conciencia
valorativa. (Pérez Luño, 1984: 133-184).

Esta no dependencia de la voluntad humana se fundamenta en cuatro doctrinas o


aspectos importantes. Por un lado la dignidad objetiva del ser humano según la cual se
admiten la existencia de unas exigencias objetivas derivadas de la dignidad humana
común a todos los hombres sin excepción, desde que comienza a su ser hasta que deja
de serlo por la muerte.

Otro supuesto en el que se apoya estas teorías objetivistas es la existencia de unos


supuestos valores previos a la existencia del hombre. Esto significa el reconocimiento
de un orden de valores previos a cualquier tipo de ordenamiento jurídico y social. Según
esta doctrina el hombre se encuentra inmerso en un orden de valores que le preexiste,
valores inmutables y ordenados jerárquicamente.

El tercer supuesto de las teorías objetivistas es la existencia de una teoría de las


necesidades humanas que precisan satisfacción para llevar una vida plenamente
humana. Esta doctrina se basa en la idea de que los derechos humanos estarían
justificados en la medida que contribuyan a satisfacer una serie de necesidades
humanas, para ello se dividen las necesidades en: necesidades naturales entendidas
como los medios materiales que se necesitan para sobrevivir; necesidades necesarias de
componente moral y cultural que permiten satisfacer las potencialidades de la persona
en el sociedad y necesidades radicales referidas a las preferencias axiológicas
conscientes sobre cuestiones sociales.

Esta teoría cuenta con defensores y detractores de tal forma que unos la consideran
suficiente para justificar los derechos humanos y otros no. Entre las críticas destacar la
subjetividad a la hora de decidir si es una necesidad relevante para justificar los
derechos humanos o en realidad no lo es, o si siéndolo se cuenta con los medios
necesarios para satisfacerla.

El cuarto supuesto de las teorías objetivistas es la existencia de unas exigencias de


carácter ético que serían comunes a toda la humanidad. Esta doctrina considera que los
derechos humanos dan respuestas a exigencias de carácter ético, que a su vez les sirven
de justificación . Lo que vienen a afirmar estas teorías es que existe algo previo al
derecho positivo que hace que éste reconozca y garantice unos determinados derechos
decisivos para el hombre, derechos que los seres humanos tienen por el hecho de ser
hombres. Se trataría de aquellas exigencias éticas que siempre tienen una relación con la
dignidad humana a la que tratan de salvaguardar. El problema, al igual que en el caso de
las necesidades, es determinar que exigencias éticas deben alcanzar el reconocimiento
de derechos humanos y donde deben quedar recogidos. Ante este problema distintos
autores proponen distintas soluciones, señalamos la de DELGADO PINTO según la cual

“Los derechos humanos serán aquellas exigencias morales de tal importancia que, mediante un proceso
deliberativo público especial, se ha decidido incluir en la Constitución para salvaguardarlas de la

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arbitrariedad tanto del resto de ciudadanos como de los poderes públicos” (Delgado Pinto, J , en J.
MUGUERZA Y OTROS , 1989: 135-144).

Otras teorías que fundamentan los derechos humanos son las teorías subjetivistas. Estas
teorías parten exclusivamente desde la contemplación del sujeto, tratan de fundamentar
los derechos individuales por encima de todo rechazando el carácter jurídico a las
exigencias sociales dejando a estos en un segundo plano. Para estas teorías lo más
importante es el orden natural y destaca principalmente el principio de la libertad.

En esta postura podemos destacar como representante a KARL POPPER. Esta filósofo
concede una gran importancia la individuo a su subjetividad, de tal forma que según él,
la conducta del hombre no debe estar dirigida por ningún dogma ni político ni jurídico,
ni social, sino que es el propio hombre y de forma individual el que debe decidir y
jerarquizar cuales son los principios, que han de regir su conducta y luego contrastarlo
con el resto de los ciudadanos. Según este autor al final del proceso y en la cúspide del
mismo debería estar el principio de libertad.

ROBERT NOZICK es otro representante de las teorías subjetivistas. Este autor defiende
determinados derechos humanos como límites absolutos para las acciones ajenas, ya
procedan de otros individuos o del Estado. Propone como principios fundamentadores
de los derechos humanos los derechos naturales básicos: garantía de la vida, posesiones
y libertad. Para este autor, los individuos como tal tenemos unos derechos que impiden
a los demás realizar determinadas acciones, ya que si estas se produjeran conllevarían
una violación de nuestros derechos.

La concepción subjetivista de este autor limita al estado cualquier tipo de actuación ya


que cualquier actuación del mismo necesita previamente la aceptación por parte del
individuo, ya que si no fuera así estaría atentando contra la dignidad de la persona.
Según este enfoque el Estado ve limitada su acción a la tutela de los derechos
individuales, sin posibilidad de modificarlos, y menos aún, de sacrificarlos en aras de
cualquier interés social o colectivo (Megías Quirós, 2006: 197)

Bajándonos en el pensamiento de NOZICK podemos resumir las características de las


teorías subjetivistas en:

 Los derechos humanos derivan del hecho de ser persona con autonomía moral,
capaz de decidir por sí mismo y elegir.
 Cada sujeto da a su vida el sentido que quiere, siendo ilegítimas las injerencias
ajenas
 Estos derechos constituyen límites absolutos para el Estado.

Las teorías intersubjetivistas por su parte, fundamentan los derechos humanos en un


consenso lo más generalizado posible circunscrito a los condicionantes de cada cultura y
periodo histórico. Estas teorías no renuncian a una verdad o justicia objetiva, en ella
misma, sino a que una persona, con el poder o fuerza suficiente para declararla imponga
arbitrariedades en nombre de la verdad objetiva. El consenso salva este problema, pero
no lo resuelve. Pérez Luño en Megías Quirós: 2006:202).

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Según estas teorías la humanidad comparte unos valores comunes y podemos creer en la
universalidad de los valores en el único sentido en que tal creencia es históricamente
legítima, es decir en el sentido en que universal significa un dato aceptado no
objetivamente sino subjetivamente. El reconocimiento de esos valores no proviene de
un reconocimiento de algo como valioso en sí mismo, sino de haberle otorgado por el
sujeto un valor.

HABERMANS, es uno de los representantes de estas teorías y para el los derechos


humanos constituyen unas exigencias que deben reconocerse mutuamente los
ciudadanos y que preexisten al propio ordenamiento jurídico-positivo. Constituyen
presupuestos de racionalidad inmanente a todo Estado de Derecho que deben ser
establecidos mediante acuerdos entre sus ciudadanos para que verdaderamente se
constituya una sociedad de hombres libres e iguales, es decir son fruto de un acuerdo en
determinadas condiciones. (Cortina, A 1985 en Megías Quirós, 2006:203).

1.3.- El debate teórico sobre la fundamentación de los derechos humanos

Ya hemos visto como de uno de los problemas de los recursos humanos ha sido y es su
justificación, vamos a tratar a hora su fundamentación teórica. La fundamentación
teórica es si cabe un proceso bastante más peliagudo que el de la justificación, ya que a
través de esta fundamentación lo que se intenta o persigue son las bases doctrinales
capaces de sustentar la proclamación de los derechos humanos como facultades o
poderes que han de ser reconocidos a todos los hombres por los respectivos
ordenamientos jurídicos. En este intento estudiaremos distintas fundamentaciones con el
objetivo de aclarar el sentido y hasta donde llega la capacidad fundamentadora de las
distintas doctrinas desarrolladas a lo largo de la historia, así como saber si hay alguna
base o fundamento que obligue a reconocer que la proclamación y garantía de esos
derechos constituye una exigencia ética y primaria.

Las fundamentaciones que se han dado a lo largo de la historia pertenecen a tipologías


muy distintas llegando a estar en ocasiones enfrentadas. No obstante consideramos
importante estudiar algunas de ellas para poder ampliar los conocimientos adquiridos en
el apartado anterior de la justificación de los derechos humanos.

1.3.1.- Fundamentación racional

Tal vez la fundamentación racional de los derechos humanos sea la más compleja y
polémica ya que intenta encontrar unas raíces filosóficas y espirituales, unos axiomas o
principios cuya validez no dependa de la de ningún otro. Esta búsqueda, desde posturas
pesimistas, ha supuesto un reto difícil de alcanzar hasta el punto de que se llegó a pensar
que este objetivo era radicalmente imposible de conseguir, ya que no existe un
fundamento racional que tenga una validez incontrovertible.

La fundamentación racional supone una validez general indiscutible y consistente, en el


sentido de no estar subordinada a ningún presupuesto ajeno al contexto de racionalidad
dentro del que ella misma se desarrolla, lo que le confiere un carácter de validez
absoluta. Ahora bien está validez absoluta está abierta en todo momento al riesgo de
que su validez no sea reconocida por todos los sujetos o no tenga una duración ilimitada
en el tiempo ya que el carácter universal y absoluto de cualquier fundamentación
racional queda circunscrito al sistema o contexto de racionalidad dentro del cual se

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formula, de tal forma que no habría una sola fundamentación racional comúnmente
aceptada sino varias fundamentaciones racionales, debido a que cualquier
fundamentación teórica se construye dentro de un determinado contexto de pensamiento
racional y queda circunscrita por los límites que definen al alcance de tal contexto. Esto
es lo que hace pensar desde una primera postura la dificultad e imposibilidad de una
fundamentación racional común y universalmente aceptada.

Desde posturas más positivas y más integradoras postulan la idea de que no solamente
es posible sino necesaria e imprescindible la búsqueda de un fundamento racional, para
que a través de una capacidad firme y persistente convicción, conseguir una aceptación
social de los derechos humanos que sea generalizada y permanente. Esta postura más
optimista se basa en la idea, y la acepta, de que en un universo plural de contextos de
racionalidad se da el hecho de que existan distintas fundamentaciones racionales pero
no ven en ello un problema sino algo positivo. Pero a pesar de esta pluralidad de
fundamentaciones racionales consideran imprescindible y necesario que sea cual sea el
tipo de fundamentación racional, debe de existir unos axiomas o principios comúnmente
aceptados y que queden fuera de la discusión de la que forman parte como punto de
partida. Sin estos postulados o axiomas no seria posible hablar de una fundamentación
racional.

1.3.2.- Fundamentación iusnaturalista

Los iusnaturalista afirman desde el siglo XVII que el individuo en el estado de


naturaleza previo a la existencia de una organización política, era un ser libre e
independiente, y de esa libertad emanaban unos derechos naturales con independencia
de los estatus, situaciones y circunstancias concretas de cada persona. La
fundamentación iusnaturalista se caracteriza por señalar la propia naturaleza del hombre
como raíz explicativa y justificadora de la existencia y reconocimiento de los derechos
ya que la naturaleza humana contiene en sí misma unas tendencias o dinamismos
operativos que actúan como poderes naturales de actuación es decir como derechos
primarios o naturales.

Esta fundamentación se caracteriza por defender la existencia de una naturaleza común


a todos los seres humanos, de la que emanaría un derecho aplicable y exigible a todos
ellos, el derecho natural, constituido por una serie de principios universales e
inmutables que conformarían la noción de justicia, cuya validez seria igualmente
universal e inmutable, y en la que deberían basarse todas las leyes que rigen el
comportamiento de los hombres. Las consecuencias de estos presupuestos para la
noción de derechos humanos son de capital importancia porque de ello se deriva la
universalidad en la condición humana; la igualdad de todos los seres humanos; así
como la exigencia de una especial consideración y respeto hacia todo ser humano, con
independencia de sus circunstancias.

Mantienen que los derechos humanos son ya derechos antes de una concreción
positiva, pues reflejan las necesidades y aspiraciones naturales de cada persona. Para
esta tradición, los derechos humanos constituyen la expresión de la ley natural, de un
orden de obligaciones morales, superior, objetivo y universal, que le son debidos por
imposición de su propia naturaleza intrínseca y no por cualquier tipo de concesión
positiva de la sociedad políticamente organizada de la que son miembros.

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Uno de los problemas que tiene esta fundamentación es la de delimitar cuales son esos
derechos naturales ya que muchos de los actuales derechos humanos, no son derechos
originales y primarios sino que surgen como una derivación de los mismos. Delimitar
cuales son esos derechos naturales ha sido algo complejo a lo largo de la historia, auque
ahora se entiendan por derechos naturales aquellos que corresponden a los hombres
bajo todas las circunstancias y situaciones y que, en consecuencia no pueden serles
negados nunca.

Esta idea de los derechos naturales que defiende la postura iusnaturalista está muy
relacionada con la teoría de las necesidades básicas ya que esta afirma que la
fundamentación de los derechos humanos reside en el consciente despliegue de
necesidades humanas que surgen de forma continua y multilateral dentro de la
experiencia concreta de la vida práctica. Estas necesidades básicas poseen una
objetividad y una universalidad que permiten, por encima de su dimensión vivencial
subjetiva su generalización a través de la discusión racional y el consenso. ( De Castro
Cid, 2004:138)

1.3.3.- Fundamentación positivista

Los derechos naturales de los que habláramos en la fundamentación iusnaturalista


estaban insuficientemente protegidos al no existir ninguna autoridad a la que recurrir en
caso de lesión de los derechos. La solución radicaba en la celebración de un pacto entre
los individuos; estos cedían parte de su libertad para formar un poder político que, de
esa forma estaría autorizado a crear normas generales que regulasen la vida de todos los
individuos (Megías Quirós, 2006:16).

En la corriente positivista los derechos humanos expresan una buena voluntad pero no
puede considerarse derechos hasta que no son plasmados en un sistema jurídico,
respaldado y apoyado por el poder político. En este caso la fuente de derecho no
corresponde en rigor ni a las aspiraciones morales de las grandes declaraciones, ni al
sujeto, sino a los criterios de un ordenamiento jurídico concreto que será el que
establezca qué y cuáles son en realidad los derechos básicos de las personas (Solozabal,
1998: 223-231).

La fundamentación positivista defiende la tesis de que la raíz y el fundamento de la


validez de los derechos se encuentra siempre en los propios factores empíricos que
constituyen el tejido real de la correspondiente organización social, siendo estos factores
las únicas instancias capaces de proporcionarles una base de justificación
suficientemente sólida, de modo que, en definitiva,. El fundamento de los derechos
humanos se encuentra dentro del propio complejo de realidades y circunstancias
culturales en que nacen y se realizan esos derechos: la tradición jurídica y política, las
leyes estatales, la aceptación social mayoritaria y su efectiva contribución al bienestar y
felicidad de los ciudadanos. (De Castro Cis, 2004:138, 143).

En definitiva, según la fundamentación positivista los individuos son titulares de


derechos fundamentales en tanto en cuanto el ordenamiento jurídico del Estado del que
son ciudadanos se los ha reconocido, ya que no hay más derechos que los reconocidos
en las leyes.

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1.3.3.- Fundamentación pactista

Esta fundamentación supone una vía de acercamiento entre las dos anteriores. Este
enfoque trata de armonizar los desacuerdos entre los dos anteriores, aceptando la
objetividad y la universalidad de los derechos humanos pero como proceso y producto
histórico y no como una derivación de una ley natural, al mismo tiempo que reclama la
necesidad de positivizar dichos derechos en los diversos textos legales para seguir
profundizando en los nuevos retos que plantea el reconocimiento de la dignidad
humana. De esta forma los derechos humanos son criterios, expectativas y exigencias de
moralidad (Cortina 2003:25) que surgen y evolucionan históricamente. Pero lo que los
concede su condición de derechos no es simplemente quedar recogidos en leyes, sino el
estar enraizados en lo más propiamente humano. Gil Cantero y Jover Olmeda en Hoyos
Vázquez, G, (2008:232).

Según la fundamentación pactista o consensualista los individuos poseen unos derechos


primarios que radican en su propia naturaleza y que tienen carácter pre-social, pero tales
derechos solo pueden ser disfrutados dentro de la organización política que los
individuos se den así mismos mediante el acuerdo fundacional del que surge la
sociedad. De modo que esos derechos, a pesar de tener un carácter netamente pre-social,
cuando entran con el individuo a formar parte de la estructura social básica como
elemento central de la misma y como condición de su legitimidad política, no solo
pasan a ser el eje del nuevo sistema, sino que comienzan a actuar también como frontera
definitiva entre lo que se considera espacio exclusivo de la autonomía individual y lo
que se que se acepta como territorio propio del arbitro estatal. En definitiva las
fundamentaciones pactistas afirman que el especial rigor de los derechos básicos de los
individuos procede de las condiciones y principios conforme a los cuales se llega al
acuerdo fundacional del que surge la organización social. (De Castro Cid, 2004:140-
143).

1.3.4.- Fundamentación humanista

Las teorías humanistas presentan a los derechos humanos como prerrogativas que le son
debidas a los hombres dentro de la sociedad en razón de su propia importancia y
dignidad. Estas fundamentaciones se definen por afirmar la dignidad de la persona
humana como raíz y principio de los derechos fundamentales. Para estas teorías los
hombres poseen una dignidad preeminente, llegando a la conclusión de que esta
dignidad proyecta sobre el sistema de las relaciones sociales una amplia gama de
exigencias radicales e insobornables que han de ser reconocidas como derechos por la
organización estatal, dado que esta está al servicio de los hombres. (De Castro Cid,
2004:144).

Las Fundamentaciones humanistas ponen la dignidad personal de los hombres como


punto de anclaje y referencia última de los derechos humanos. Pero es importante
delimitar un poco el concepto de dignidad humana. Autores de las más variadas
tendencias y tradicionales no dudan en apuntar a la dignidad humana como la condición
de posibilidad de los derechos humanos al mismo tiempo que reconocen las importantes
diferencias en el modo de entender esa dignidad. Para que la dignidad sea la base de los
derechos humanos esta debe de tener un valor intrínseco. Todavía está muy extendida la
tendencia a basar la dignidad humana en una sobresaliente actuación de ciertos sujetos,

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en la virtualidad de los mismos, se es más digno en la medida que se es más virtuoso sin
embargo la idea de dignidad humana en su sentido más radical, y en el más preciso para
delimitar el concepto de los derechos humanos, no puede interpretarse desde esta
perspectiva, pues entonces estaríamos negando o cuestionando la titularidad de esos
derechos a quienes por defecto, inmadurez o deterioro no son sobresalientes ni
virtuosos, lo que en el fondo seria negarles su condición personal, a aspirar a ser
ayudados al alcanzar los mejores modos de vida que pueda desarrollar. De esta forma la
dignidad humana solo puede constituirse como verdadero fundamento de los derechos
humanos, cuando se conciba como un valor intrínseco independiente del grado de
virtud.

La manifestación jurídica de la dignidad se expresará en la protección necesaria para


que cada hombre y cada mujer puedan participar de un conjunto fundamental de
derechos iguales para todos, así como en respetar y apoyar los particulares proyectos
personales de vida que cada sujeto decida desarrollar desde esa participación de un
horizonte común de humanidad (Gil Cantero y Jover Olmeda en Hoyos Vázquez 2008:
233).

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Tema 1: CARÁCTER PLURIDIMENSIONAL Y FUNDAMENTACIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS

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TEMA 2.- HISTORIA DEL NACIMIENTO DE LOS DRECHOS HUMANOS:
ETAPAS DEL PROCESO DE CONSOLIDACIÓN

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Índice

2.1.- Evolución histórica de los derechos humanos y antecedentes en su positivación.

2.2.- Principales etapas del proceso de reconocimiento.

2.3.- Las primeras declaraciones de los derechos humanos.

2.4.- Significación y alcance de estas declaraciones.

2.5.- Distintos derechos: el significado de los diferentes nombres.

2.5.1.- Derechos naturales del hombre


2.5.2.- Derechos públicos subjetivos
2.5.3.- Libertades públicas
2.5.4.- Derechos fundamentales- constitucionales
2.5.5.- Derechos morales
2.5.6.- Derechos humanos
Introducción
La noción de derechos humanos no ha existido siempre. Apareció en un momento
histórico determinado y en un contexto cultural preciso. Tiene su origen, aunque como
veremos, pueden encontrarse algunos precedentes anteriores, en la Europa de finales de
siglo XVI. En este tema se hará un leve recorrido por la historia, desde el pensamiento
greco-romano, el pensamiento cristiano, la Edad Media y la Edad Moderna. Se estudiaran
las distintas etapas del proceso del reconocimiento de los mismos.
Situándonos en una perspectiva global que corresponde a la actual, el proceso de
reconocimiento de los derechos humanos puede compartimentarse en dos grandes fases,
periodos o etapas: la etapa del reconocimiento exclusivamente estatal o nacional y la etapa
en que se produce también el reconocimiento supraestatal e internacional. Estudiaremos en
este tema estas etapas destacando la importancia de cada una de ellas y su relación entre
ambas.
Estudiaremos también La Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948,
prestando especial interés a las declaraciones anteriores que sirvieron para su fundamento.
El proceso de positivación de los derechos humanos, que se inicia con el reconocimiento de
unos derechos naturales, universales, alcanza su autentica culminación a finales del siglo
XVIII con su proclamación solemne en las dos primeras declaraciones de los derechos del
hombre, realizadas como consecuencia de sendos procesos revolucionarios abanderados
por la burguesía de sus respectivos países, la norteamericana de 1776 y la francesa de
1789. Haremos un breve recorrido por ellas analizando la significación alcance de las
mismas y su aportación a la actual declaración.
Una de las primeras tareas que se ve obligado a realizar quien trata de construir una
explicación más o menos sistemática de los diferentes aspectos o rasgos que definen a esa
realidad cultural designada con el nombre de derechos humanos, es precisamente el
determinar con la máxima precisión posible cual es esa realidad, y esa realidad es que se
han venido utilizando otros nombres, que en apariencia designan la misma realidad
mentada por la expresión derechos humanos. Estudiaremos esta problemática analizando
el significado de cada uno de ellos.
A la hora de estudiar el tema es importante que el alumno preste atención a la evolución
histórica y las distintas etapas del proceso de reconocimiento anterior a la positivación de
los derechos humanos así como las primeras declaraciones. Todo esto le servirá como base
de su aprendizaje posterior. Debe prestar igualmente atención al apartado de los distintos
derechos y al significado de los diferentes nombres. Cuando se habla de derechos puede
haber confusiones con las terminologías y es importante que el alumno pueda distinguir
todas ellas.
Tema 2: HISTORIA DEL NACIMIENTO DE LOS DRECHOS HUMANOS: ETAPAS DEL PROCESO DE
CONSOLIDACIÓN

2.1.- Evolución histórica de los derechos humanos y antecedentes en su positivación.

La expresión de derechos humanos, es de origen reciente. Su fórmula de inspiración


francesa “derechos del hombre”, se remonta a las últimas décadas del siglo XVIII. Pero
la idea de una ley o legislador que define y protege los derechos de los hombres es muy
antigua.

La noción de derechos humanos no ha existido siempre. Apareció en un momento


histórico determinado y en un contexto cultural preciso. No es fácil determinar el origen
y la fecha de su nacimiento ya que no solo hay discrepancias sobre el momento de su
nacimiento sino también sobre la influencia que han tenido en las doctrinas ético-
políticas que más relieve han tenido a lo largo de la historia.

Para algunos la noción de los derechos humanos tienen su origen en la Europa de


finales del siglo XVI, en vuelta en interminables guerras de religión, para otros los
derechos humanos han sido una constante histórica cuyas raíces empalman con el
mundo clásico antiguo, y para otros empiezan con la moral cristiana ya que en el mundo
clásico antiguo ni tan siquiera se llego a concebir al individuo como sujeto
independiente en el seno de la ciudad-estado.

Hacer una evolución histórica completa es algo complejo y no es nuestro objetivo


prioritario, resaltaremos brevemente algunos movimientos que nos parecen
significativos para entender esa evolución de los derechos humanos.

Pensamiento greco-romano.- En el pensamiento griego anterior al estoicismo no


existía la idea de dignidad ni igualdad entre los seres humanos por lo que no se puede
señalar ninguna reflexión que pueda asemejarse con ellos. En esta época no tenían la
noción de derechos individuales, lo que determinaba el patrimonio jurídico de una
persona era su pertenencia a un estamento dentro de un grupo social y
consecuentemente su distinto valor como hombre dependiendo del lugar que ocupase en
la escala social.

Filósofos ilustres representantes de este momento podemos destacar a PLATON Y


ARISTOTELES y ninguno de ellos reflejaba en sus doctrinas pensamientos o trabajos
nada relacionado con la igualdad entre los hombres. Para PLATON el hombre forma
parte de la polis y no son iguales, sino que están condicionados por la función que
ocupan dentro de ella por lo que no tienen los mismos derechos. Para ARISTOTELES
el hombre es un ser social por naturaleza y entiende que la vida de cada individuo
adquiere su plenitud en la participación de la vida pública cuyo fin último es el bien
común. Su pensamiento se centra más en la idea de libertad, entendida no como
autonomía o independencia sino que está basada en la participación en la vida publica,
que en la idea de igualdad.

Quienes primero apuntaron la idea de igualdad entre los seres humanos fueron los
sofistas, ellos defendían la igualdad entre los seres humanos por entender que todos
participaban de la misma naturaleza humana. Se oponían a la discriminación entre
griegos y bárbaros considerando la llamada nobleza de sangre como una necedad y
consideraban la esclavitud como una práctica ilícita.

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En Roma los derechos del hombre eran solo reconocidos al ciudadano romano que eran
los únicos que podían formar parte en el gobierno, en la administración de la justicia,
en la elección de funcionarios públicos, etc. A pesar de esto se logro constituir una
definición práctica de los derechos del hombre. El derecho romano según fue aplicado
en el common law (derecho anglosajón) fue considerado como el Derecho Civil del
continente europeo, ofrece un patrón subjetivo para juzgar la conducta desde el punto de
vista de los derechos y libertades individuales.

El pensamiento cristiano. El pensamiento cristiano supone un gran cambio en relación


con lo anterior. En el cristianismo se afirma la igualdad esencial entre todos los
hombres amparado en el fundamento de que todos son hijos de Dios y que quiso hacer a
todos los hombres iguales. Según este movimiento el fundamento de la igualdad de
derechos entre los seres humanos no es la pertenencia a la comunidad sagrada, sino a la
participación en la naturaleza humana, de la cual se derivan los derechos naturales
comunes a todos los humanos. (Megías Quirós, 2006:61)

Aunque ya hemos hablado de la fundamentación iusnaturalista de los derechos


humanos, no podemos dejar de mencionar esta corriente junto con la contractualista en
la evolución histórica de los mismos, por la importancia que ha tenido en este proceso.

El iusnaturalismo, en general ha desempeñado un papel fundamental y permanente


función histórica de poner límites al poder del estado y a la arbitrariedad de los
gobernantes, y la teoría contractualista de los derechos humanos, que supone la
afirmación de unos límites estructurales del poder estatal que deben completarse no solo
desde el punto de vista de los deberes de los gobernantes, sino tan bien desde el punto
de vista de derechos de los gobernados.

Los efectos de estas teorías en el reconocimiento de los derechos humanos fueron los
siguientes :

 “El iusnaturalismo fundamenta el reconocimiento de unos derechos que ostenta todo ser humano
y que son previos a la existencia del estado, lo que significa que los derechos humanos son
subjetivos, innatos e imprescriptibles. No son una concesión del estado al individuo. Se trata de
derechos que ya poseía en un estado de naturaleza anterior a la constitución de la comunidad
política”.

 “Plantear la existencia de un contrato social entre el estado de naturaleza y posterior estado de


sociedad, tiene como objetivo convertir los derechos previos al Estado en derechos dentro del
Estado. Es decir convertir los derechos naturales en derechos del ciudadano, que todo Estado
debe reconocer, respetar y garantizar. Se trata de transformar los derechos humanos en
exigencias éticas relativas a la libertad, igualdad y seguridad, cuyo respeto y garantía es el único
presupuesto válido para poder hablar de una convivencia social justa”. (Megías Quirós,
2006:68).

Independientemente de reconocer la importancia de todo el proceso histórico en el que


se van gestando los derechos humanos, es importante reconocer que la historia
propiamente dicha de los derechos humanos aparece cuando la idea de estos derechos
está presente en el horizonte de las discusiones y luchas jurídico-políticas para lo que se
necesita que la fundamentación o justificación de los mismos apele directamente a la
estructura racional de la naturaleza humana; que se atribuya la titularidad de dichos
derechos a todos los hombres por el solo motivo de serlo; y que el reconocimiento o

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proclamación se lleve a afecto mediante actos y documentos de naturaleza pública que


tengan una proyección generalizada en cuanto a los sujetos e ilimitada en el tiempo, es
decir su positivación. (De Castro Cid, 2004:46).

El primer antecedente de la positivación de los derechos humanos, fueron las teorías


iusnaturalistas en concreto el iusnaturalismo racionalista produciendo un camino entre
el paso de la moralidad a la normatividad dentro del Estado- La consagración normativa
de los derechos naturales se justifica por una mayor eficacia, seguridad y garantía que
supone su plasmación en textos legales. Este camino ha sufrido un proceso gradual.

En este proceso gradual nos remontamos a la Edad Media donde los monarcas a través
de unas cartas manifiestan el compromiso de respetar prerrogativas de los estamentos:
nobleza, religión y estado. Estas cartas suponen un compromiso del control real
Ejemplo de esto tenemos la Carta Magna de 1215, la carta de las libertades de Enrique I
en 1100. Estas cartas suponen un paso importante ya que a través de ellas, se consigue
un documento escrito con valor jurídico, donde se exponen una serie de normas
reconocidas así como el mecanismo para asegurar su práctica. Aunque estas cartas no
están reconocidas en sentido estricto como documentos que perseveran los derechos
humanos, ya que se veían más como la forma de conservar unos privilegios de unas
clases sobre otras lo que si se aprecia y esto forma parte de esa evolución es que
suponen una autolimitación del soberano en el ejercicio de su poder.

En la Edad Moderna, por su parte se producen distintos acontecimientos que van a


llevar que se promulguen una serie de documentos dirigidos en general a proteger la
dignidad de todo ser humano. El primer documento se produce con la conquista de
América donde se promulgan las Leyes de Indias, en las que se intenta proteger a los
indígenas de la explotación a la que estaban sometidos. Otro acontecimiento importante
es el que se produce en las guerras de religión que acaban con la firma del Edicto de
Nantes (1698) donde se concede tolerancia religiosa y se concede permanecer como
súbditos de un país a aquellos ciudadanos que no profesan la religión del monarca. Esto
nada tiene que ver con la idea que en la actualidad se tiene de derechos humanos, pero si
supone al, igual que en el caso de las Cartas, un avance importante en el respeto y
reconocimiento de la dignidad humana.

En el siglo XVII en Inglaterrta se libraron batallas en defensa de los derechos ingleses


para limitar el poder del Rey. De esta lucha se promulgan en Inglaterra tres documentos
que además de reiterar los principios de la Carta Magna suponen un avance en ele
reconocimiento de los derechos humanos. Esos documentos son en 1628 el Petition of
Rigth, en el que se prohibí el establecimiento de tributos sin una aprobación
parlamentaria. El segundo documento esta relacionado con la libertad personal y de las
garantías procesales del detenido, nos referimos al Acta de Habeas Corpus de 1679, en
el que se prohíbe toda detención que no haya sido dictada por un mandamiento judicial,
además de la necesidad de verificar la legalidad de la acusación. El tercer documento
fechado en 1689 es el conocido como Hill of Rights en el que se recogen una serie de
agravios producidos en distintas situaciones y un compromiso por limitar el poder real.
(Megías Quirós, 2006:70). Las ideas de estos documentos se reflejan luego en las
Revoluciones Norteamericanas y Francesas del sigo XVIII

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CONSOLIDACIÓN

2.2.- Principales etapas del proceso de reconocimiento

De Castro Cid, 2004 nos presenta dos etapas en el proceso de reconocimiento de los
derechos humanos, esas etapas son por un lado la que le confiere un reconocimiento
estatal y nacional y por otro la que les confiere un reconocimiento supraestatal e
internacional. Veamos, siguiendo a este autor, cada una de ellas.

Es a finales deL XVIII con la actitud revolucionaria, en especial del movimiento francés
cuando empieza a consolidarse en el mundo occidental una nueva organización social
constituyéndose los derechos humanos en principios fundamentales de organización. La
primera fase o de reconocimiento nacional se inicia con las declaraciones de algunas
colonias inglesas de América del Norte y se prolonga hasta mediados del siglo XX. A
esta fase se le denomina como la proyección de la Declaración de los derechos del
hombre y del ciudadano.

Esta primera etapa se caracteriza por dos aspectos importantes, uno es que los
derechos proclamados, aunque en un principio fueron concebidos como facultades
naturales de raíz presocial y de carácter abstracto y absoluto, acabaron siendo
entendidos y configurados como derechos propios del ciudadano que el Estado
reconocía concedía y garantizaba a sus súbditos. El segundo aspecto importante fue la
integración de estas declaraciones en los textos constitucionales y se integraran como
cabecera de los mismos y como núcleo catalizador Su ideario político. De esta forma las
declaraciones de los derechos humanos, no solo desempeñaban la función de proclamar
los derechos básicos de los ciudadanos, sino que imprimían un nuevo enfoque a la
concepción de los principios organizativos de la sociedad, un nuevo enfoque de las
funciones del Estado y del ejercicio del poder político.

La segunda etapa es la denominada supranacional o internacional. Esa fase va mucho


más allá de la anterior ya que no era suficiente que estas declaraciones estuviesen
reconocidas en un estado determinado sino que debían de tener una configuración
internacional, ya que la persona es igual en todas las partes y ámbitos.

Esta etapa se caracteriza por la consolidación de un nuevo modelo de declaraciones de


derechos, un nuevo modelo en el que estas declaraciones además de circunscribirse en
su ámbito nacional deben de sintonizar con la exigencias políticas del contexto
internacional cumpliendo así una doble función por un lado resolver las necesidades y
conflicto internos, y por otro, responder a los condicionamientos impuestos por las
relaciones diplomáticas.

Distintos factores ha llevado a que esto sea así, por un lado la creciente socialización de
la convivencia a través de la cual se han impulsado a través de los propios Estados o las
organizaciones supraestales acciones para garantizar la colectivización de los servicios
para garantizar la igualación de los sujetos de cara al nivel de vida. Otro factor ha sido
la internacionalización de la vida política con el nacimiento de la Sociedad de Naciones
y la consolidación de la ONU a través de la cual se pretende restar protagonismo al
Estado propio en el disfrute del hombre de esos derechos y hacerlos más extensivos y a
la vez obligados en ámbitos no solo nacionales sino internacionales. Otro factor es el
control jurisdiccional a través del cual se crean órganos específicos para el control
jurisdiccional del cumplimiento de los acuerdos. Hay que destacar como factor también

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el movimiento descolonizador mediante los llamados derechos de los pueblos que apoya
los derechos de los pueblos minoritarios tanto étnicos como religiosos o culturales.

El paso del ámbito nacional al internacional, supone un avance importante en el


desarrollo y positivación de los derechos humanos, porque aunque el ejercicio de los
derechos proclamados queda sometido al propio Estado se atribuyeron competencias de
decisión a organismos que no estaban sometidos a ninguna parte en conflicto
consiguiéndose así una mayor transformación en la defensa y una mayor protección de
los mismos.

2.3.- Las primeras declaraciones de derechos humanos.

El proceso de postivación de los derechos humanos que como vimos comenzaba con las
teorias iusnaturalistas racionalistas que reconocían los derechos naturales como
inherente al hombre por su propia naturaleza y por lo tanto algo universal, culmina en el
siglo XVIII con dos declaraciones de los derechos del hombre, la norteamericana
denominada como Declaración de Independencia de 1776 y la francesa o declaración
de los Derechos del Hombre y del Ciudadano en 1.789.

Las dos declaraciones como veremos, se fundamentan en las teorías iusnaturalistas


racionalistas y proclaman la igualdad entre los hombres, pero se trata de una igualdad
restringida no reconocida a todos los hombres por igual sino que hay diferencias de
raza, sexo y estamento social.

La primera declaración, La Norteamericana llamada también La Declaración de


Independencia de los Estados Unidos es un acuerdo de 1776, por el cual las trece
Colonias inglesas en América del Norte, entonces en guerra contra Gran Bretaña,
declararon su independencia de este reino y explicaron sus razones para esta acción. La
nueva nación que nació de esta declaración fue los Estados Unidos de América. El
contenido de la declaración fue elaborado por Thomas Jefferson entre junio y julio de
1776, durante la Guerra de la Independencia de los Estados Unidos y fue ratificada por
el Congreso Continental el día 4 de julio de 1776 en Philadelphia, la misma constituye
el triunfo de los colonos y del principio del autogobierno (self-government). El
aniversario de este día se celebra en Estados Unidos como el Día de la Independencia.

Incluye una declaración formal de los derechos inalienables e imprescriptibles de todos


los seres humanos. Apela a la idea de los derechos naturales, previos a toda forma de
convivencia social, política y jurídica; se afirma la existencia de derechos inherentes a
todos los seres humanos por su propia naturaleza. El aporte principal de esta
declaración, no es la idea del reconocimiento de derechos naturales a todos los seres
humanos, que ya se había reconocido, sino que es en este momento cuando se queda
plasmado en un documento formal.

La declaración Norteamericana reconoce unos derechos emanados de las propias leyes


de la naturaleza, que el derecho positivo no puede contradecir, ni tampoco crear o
conceder debe limitarse tan sólo a reconocerlos o declararlos y garantizarlos. Entre esos
derechos que reconoce la declaración, está el derecho de igualdad, pero esta igualdad no
es una igualdad total sino solamente en parte, se trata de una igualdad política según la
cual el hombre no puede ser sometido por ningún poder político sin su consentimiento y
una igualdad material que defiende la igualdad al acceso a los bienes naturales sin

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privilegios de clase, pero no lo hace en relación a la igualdad de razas ya que la


esclavitud seguía existiendo en distintas ocasiones se propuso la abolición de la misma
pero no fue aprobada por todos las sociedades de tal forma que solo se abolió en
algunas zonas. (Megías Quirós: 2006: 72). Los principales derechos naturales en los que
se basan fueron el derecho a la vida, a la libertad y a la búsqueda de la felicidad.

Otro aspecto importante de esta declaración es la idea del contrato o pacto social. Según
esto los gobiernos se constituyen para garantizar los derechos declarados y si no lo
consiguen los ciudadanos pueden deponerlo y nombrar otro gobierno. Esto supone la
idea de un pacto en el que la legitimidad del poder del gobierno descansa en el
consentimiento de los gobernados.

La Declaración de Independencia consta de cinco partes son: Introducción, donde se


Afirma que la gente tiene la habilidad de asumir la independencia política según la Ley
Natural. Admite que el motivo de independencia tiene que ser razonable, y por eso,
tiene que ser explicado.
“Cuando en el curso de los acontecimientos humanos se hace necesario para un pueblo disolver
los vínculos políticos que lo han ligado a otro, y tomar entre las naciones de la tierra el puesto
separado e igual al que las leyes de la naturaleza y del Dios de esa naturaleza le dan derecho,
un justo respeto al juicio de la Humanidad exige que declare las causas que lo impulsan a la
separación.”

Preámbulo Resume la filosofía general de gobierno que justifica una revolución


cuando el gobierno hace daño a los derechos naturales. En el preámbulo se reconocen el
derecho a la Vida, a la Libertad y a la Felicidad: es el primer documento histórico en el
que se reconocen los derechos humanos más fundamentales.
“Sostenemos como evidentes por sí mismas dichas verdades: que todos los hombres son creados
iguales; que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; que entre éstos están
la Vida, la Libertad y la búsqueda de la Felicidad. Que para garantizar estos derechos se
instituyen entre los hombres, los gobiernos derivan sus poderes legítimos del consentimiento de
los gobernados; que cuando quiera que una forma de gobierno se haga destructora de estos
principios, el pueblo tiene el derecho a reformarla, o abolirla, e instituir un nuevo gobierno que
se funde en dichos principios, y a organizar sus poderes en la forma que a su juicio ofrecerá las
mayores probabilidades de alcanzar su seguridad y felicidad. La prudencia, claro está,
aconsejará que no se cambie por motivos leves y transitorios gobiernos de antiguo establecidos;
y, en efecto, toda la experiencia ha demostrado que la humanidad está más dispuesta a padecer,
mientras los males sean tolerables, que a hacerse justicia aboliendo las formas a que está
acostumbrada. Pero cuando una larga serie de abusos y usurpaciones, dirigida invariablemente
al mismo objetivo, evidencia el designio de someter al pueblo a un despotismo absoluto, es su
derecho, es su deber, derrocar ese gobierno y proveer de nuevas salvaguardas para su futura
seguridad y su felicidad”.

Acusación donde se hace mención a una lista de las "repetidas injurias y usurpaciones
cuyo fin era el establecimiento de una absoluta tiranía sobre estos estados
Tal ha sido el paciente sufrimiento de estas colonias; y tal es ahora la necesidad que las
compele a alterar su antiguo sistema. La historia del presente Rey de la Gran-Bretaña, es una
historia de repetidas injurias y usurpaciones, cuyo objeto principal es y ha sido el
establecimiento de una absoluta tiranía sobre estos estados. Para probar esto, sometemos los
hechos al juicio de un mundo imparcial.

Ha rehusado asentir a las leyes más convenientes y necesarias al bien público de estas colonias,
prohibiendo a sus gobernadores sancionar aun aquellas que eran de inmediata y urgente

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necesidad a menos que se suspendiese su ejecución hasta obtener su consentimiento, y estando


así suspensas las ha desatendido enteramente.

Ha reprobado las providencias dictadas para la repartición de distritos de los pueblos,


exigiendo violentamente que estos renunciasen el derecho de representación en sus legislaturas,
derecho inestimable para ellos, y formidable sólo para los tiranos.

Ha convocado cuerpos legislativos fuera de los lugares acostumbrados, y en sitos distantes del
depósito de sus registros públicos con el único fin de molestarlos hasta obligarlos a convenir
con sus medidas, y cuando estas violencias no han tenido el efecto que se esperaba, se han
disuelto las salas de representantes por oponerse firme y valerosamente a las invocaciones
proyectadas contra los derechos del pueblo, rehusando por largo tiempo después de desolación
semejante a que se eligiesen otros, por lo que los poderes legislativos, incapaces de
aniquilación, han recaído sobre el pueblo para su ejercicio, quedando el estado, entre tanto,
expuesto a todo el peligro de una invasión exterior y de convulsiones internas.

Se ha esforzado en estorbar los progresos de la población en estos estados, obstruyendo a este


fin las leyes para la naturalización de los extranjeros, rehusando sancionar otras para promover
su establecimiento en ellos, y prohibiéndoles adquirir nuevas propiedades en estos países.

En el orden judicial, ha obstruido la administración de justicia, oponiéndose a las leyes


necesarias para consolidar la autoridad de los tribunales, creando jueces que dependen
solamente de su voluntad, por recibir de él el nombramiento de sus empleos y pagamento de sus
sueldos, y mandando un enjambre de oficiales para oprimir a nuestro pueblo y empobrecerlo
con sus estafas y rapiñas.

Ha atentado a la libertad civil de los ciudadanos, manteniendo en tiempo de paz entre nosotros
tropas armadas, sin el consentimiento de nuestra legislatura: procurando hacer al militar
independiente y superior al poder civil: combinando con nuestros vecinos, con plan despótico
para sujetarnos a una jurisdicción extraña a nuestras leyes y no reconocida por nuestra
constitución: destruyendo nuestro tráfico en todas las partes del mundo y poniendo
contribuciones sin nuestro consentimiento: privándonos en muchos casos de las defensas que
proporciona el juicio por jurados: transportándonos mas allá de los mares para ser juzgados
por delitos supuestos: aboliendo el libre sistema de la ley inglesa en una provincia confinante:
alterando fundamentalmente las formas de nuestros gobiernos y nuestras propias legislaturas y
declarándose el mismo investido con el poder de dictar leyes para nosotros en todos los casos,
cualesquiera que fuesen.

Ha abdicado el derecho que tenía para gobernarnos, declarándonos la guerra y poniéndonos


fuera de su protección: haciendo el pillaje en nuestros mares; asolando nuestras costas;
quitando la vida a nuestros conciudadanos y poniéndonos a merced de numerosos ejércitos
extranjeros para completar la obra de muerte, desolación y tiranía comenzada y continuada con
circunstancias de crueldad y perfidia totalmente indignas del jefe de una nación civilizada.

Ha compelido a nuestros conciudadanos hechos prisioneros en alta mar a llevar armas contra
su patria, constituyéndose en verdugos de sus hermanos y amigos: excitando insurrecciones
domésticas y procurando igualmente irritar contra nosotros a los habitantes de las fronteras, los
indios bárbaros y feroces cuyo método conocido de hacer la guerra es la destrucción de todas
las edades, sexos y condiciones.

A cada grado de estas opresiones hemos suplicado por la reforma en los términos más humildes;
nuestras súplicas han sido contestadas con repetidas injurias. Un príncipe cuyo carácter está
marcado por todos los actos que definen a un tirano, no es apto para ser el gobernador de un
pueblo libre.”

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Denuncia donde se apela a la necesidad de la independencia justificando las


condiciones de revolución.
Tampoco hemos faltado a la consideración debida hacia nuestros hermanos los habitantes de la
Gran Bretaña; les hemos advertido de tiempo en tiempo del atentado cometido por su
legislatura en extender una ilegítima jurisdicción sobre las nuestras. Les hemos recordado las
circunstancias de nuestra emigración y establecimiento en estos países; hemos apelado a su
natural justicia y magnanimidad, conjurándolos por los vínculos de nuestro origen común a
renunciar a esas usurpaciones que inevitablemente acabarían por interrumpir nuestra
correspondencia y conexiones. También se han mostrado sordos a la voz de la justicia y
consanguinidad. Debemos, por tanto, someternos a la necesidad que anuncia nuestra
separación, y tratarlos como al resto del género humano: enemigos en la guerra y amigos en la
paz” .

Conclusión Los signatarios afirman que existen condiciones bajo las cuales el pueblo
debe cambiar su gobierno, y es necesario que las colonias anuncien su separación y
disuelvan sus lazos con la corona británica
“Por tanto, Nosotros, los Representantes de los Estados Unidos, reunidos en Congreso General,
apelando al Juez supremo del Universo, por la rectitud de nuestras intenciones, y en el nombre y
con la autoridad del pueblo de estas colonias, publicamos y declaramos lo presente: que estas
colonias son, y por derecho deben ser, estados libres e independientes; que están absueltas de
toda obligación de fidelidad a la corona británica: que toda conexión política entre ellas y el
estado de la Gran Bretaña, es y debe ser totalmente disuelta, y que como estados libres e
independientes, tienen pleno poder para hacer la guerra, concluir la paz, contraer alianzas,
establecer comercio y hacer todos los otros actos que los estados independientes pueden por
derecho efectuar. Así que, para sostener esta declaración con una firme confianza en la
protección divina, nosotros empeñamos mutuamente nuestras vidas, nuestras fortunas y nuestro
sagrado honor”.

Otra declaración importante fue la Declaración Francesa de derechos denominada


también como Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. La
Declaración de los derechos del hombre y el del ciudadano de 1789, está inspirada en la
declaración de independencia estadounidense de 1776 y en el espíritu filosófico del
siglo XVIII, marca el fin del Antiguo Régimen y el principio de una nueva era.

En el año 1789 la Asamblea Constituyente Francesa votó por unanimidad un conjunto


de principios considerados esenciales en las sociedades humanas y en las que habrían de
basarse la Constitución Francesa (1791). Esta declaración es considerada uno de los
documentos fundamentales de la Revolución francesa en cuanto a definir los derechos
personales y colectivos como universales. Influenciada por la doctrina de los derechos
naturales, los derechos del Hombre se entienden como universales, validos en todo
momento y ocasión al pertenecer a la naturaleza humana misma.

La declaración de los derechos del hombre y del ciudadano, asume los presupuestos
iusnaturalistas y proclama la igualdad de los hombres y la universalidad de los
derechos, Aun cuando establece los derechos fundamentales de los ciudadanos
franceses y de todos los hombres sin excepción, no se refiere a la condición de las
mujeres o la esclavitud ya que excluye del concepto de hombre a las mujeres, a los
campesinos y los esclavos, considerándoles inferiores por diversos motivos justificando
así su exclusión de este derecho de igualdad. Aún así es considerado un documento
precursor de los derechos humanos a nivel nacional e internacional. No fue hasta que
Olympe de Gouges, en 1791, proclamo la Declaración de los Derechos de la Mujer y la

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Ciudadana cuando las mujeres entraron, por lo menos a través de un documento no


oficial, a la historia de los derechos humanos.

Los principales derechos naturales en los que se basa esta declaración fueron la
libertad, la propiedad, la seguridad y la resistencia a la opresión, el libre ejercicio de los
derechos naturales, la libertad de palabra y de imprenta. En esta etapa comienzan a
dictarse las constituciones de carácter liberal, que protegían los derechos civiles y
políticos, así como la búsqueda de la protección de las libertades de propiedad y de la
vida.

La declaración Francesa tiene dos aspectos importantes que la van a llevar a convertirse
en un referente para Europa. Uno es el gran interés por los aspectos sociales, interés que
se manifiesta en el aumento de artículos sobre este tema en distintas etapas de la
declaración y la separación de poderes, Así lo afirma en su conocido artículo 16: “Toda
sociedad en la cual la garantía de los derechos no está asegurada, ni a la separación
de poderes establecida no tiene constitución.

Texto

Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano (26 de agosto de 1789)

Los representantes del pueblo francés, constituidos en Asamblea nacional, considerando


que la ignorancia, el olvido o el menosprecio de los derechos del hombre son las únicas
causas de las calamidades públicas y de la corrupción de los gobiernos, han resuelto
exponer, en una declaración solemne, los derechos naturales, inalienables y sagrados del
hombre, a fin de que esta declaración, constantemente presente para todos los miembros
del cuerpo social, les recuerde sin cesar sus derechos y sus deberes; a fin de que los
actos del poder legislativo y del poder ejecutivo, al poder cotejarse a cada instante con
la finalidad de toda institución política, sean más respetados y para que las
reclamaciones de los ciudadanos, en adelante fundadas en principios simples e
indiscutibles, redunden siempre en beneficio del mantenimiento de la Constitución y de
la felicidad de todos.

En consecuencia, la Asamblea nacional reconoce y declara, en presencia del Ser


Supremo y bajo sus auspicios, los siguientes derechos del hombre y del ciudadano:

Artículo primero.- Los hombres nacen y permanecen libres e iguales en derechos. Las
distinciones sociales sólo pueden fundarse en la utilidad común.

Artículo 2.- La finalidad de toda asociación política es la conservación de los derechos


naturales e imprescriptibles del hombre. Tales derechos son la libertad, la propiedad, la
seguridad y la resistencia a la opresión.

Artículo 3.- El principio de toda soberanía reside esencialmente en la Nación. Ningún


cuerpo, ningún individuo, pueden ejercer una autoridad que no emane expresamente de
ella.

Artículo 4.- La libertad consiste en poder hacer todo aquello que no perjudique a otro:
por eso, el ejercicio de los derechos naturales de cada hombre no tiene otros límites que

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los que garantizan a los demás miembros de la sociedad el goce de estos mismos
derechos. Tales límites sólo pueden ser determinados por la ley.

Artículo 5.- La ley sólo tiene derecho a prohibir los actos perjudiciales para la sociedad.
Nada que no esté prohibido por la ley puede ser impedido, y nadie puede ser
constreñido a hacer algo que ésta no ordene.

Artículo 6.- La ley es la expresión de la voluntad general. Todos los ciudadanos tienen
derecho a contribuir a su elaboración, personalmente o por medio de sus representantes.
Debe ser la misma para todos, ya sea que proteja o que sancione. Como todos los
ciudadanos son iguales ante ella, todos son igualmente admisibles en toda dignidad,
cargo o empleo públicos, según sus capacidades y sin otra distinción que la de sus
virtudes y sus talentos.

Artículo 7.- Ningún hombre puede ser acusado, arrestado o detenido, como no sea en
los casos determinados por la ley y con arreglo a las formas que ésta ha prescrito.
Quienes soliciten, cursen, ejecuten o hagan ejecutar órdenes arbitrarias deberán ser
castigados; pero todo ciudadano convocado o aprehendido en virtud de la ley debe
obedecer de inmediato; es culpable si opone resistencia.

Artículo 8.- La ley sólo debe establecer penas estricta y evidentemente necesarias, y
nadie puede ser castigado sino en virtud de una ley establecida y promulgada con
anterioridad al delito, y aplicada legalmente.

Artículo 9.- Puesto que todo hombre se presume inocente mientras no sea declarado
culpable, si se juzga indispensable detenerlo, todo rigor que no sea necesario para
apoderarse de su persona debe ser severamente reprimido por la ley.

Artículo 10.- Nadie debe ser incomodado por sus opiniones, inclusive religiosas, a
condición de que su manifestación no perturbe el orden público establecido por la ley.

Artículo 11.- La libre comunicación de pensamientos y de opiniones es uno de los


derechos más preciosos del hombre; en consecuencia, todo ciudadano puede hablar,
escribir e imprimir libremente, a trueque de responder del abuso de esta libertad en los
casos determinados por la ley.

Artículo 12.- La garantía de los derechos del hombre y del ciudadano necesita de una
fuerza pública; por lo tanto, esta fuerza ha sido instituida en beneficio de todos, y no
para el provecho particular de aquellos a quienes ha sido encomendada.

Artículo 13.- Para el mantenimiento de la fuerza pública y para los gastos de


administración, resulta indispensable una contribución común; ésta debe repartirse
equitativamente entre los ciudadanos, proporcionalmente a su capacidad.

Artículo 14.- Los ciudadanos tienen el derecho de comprobar, por sí mismos o a través
de sus representantes, la necesidad de la contribución pública, de aceptarla libremente,
de vigilar su empleo y de determinar su prorrata, su base, su recaudación y su duración.

Artículo 15.- La sociedad tiene derecho a pedir cuentas de su gestión a todo agente
público.
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Artículo 16.- Toda sociedad en la cual no esté establecida la garantía de los derechos, ni
determinada la separación de los poderes, carece de Constitución.

Artículo 17.- Siendo la propiedad un derecho inviolable y sagrado, nadie puede ser
privado de ella, salvo cuando la necesidad pública, legalmente comprobada, lo exija de
modo evidente, y a condición de una justa y previa indemnización.

2.4.- Distintos derechos: el significado de los diferentes nombres.

En este apartado pretendemos explicar como han sido entendidos los derechos humanos
en las diferentes etapas a lo largo de la historia, para poder aproximarnos a una
delimitación conceptual de los mismos. Cada una de las denominaciones, o cada uno de
los diferentes nombres que han tenido refleja el sentir general del momento y está
relacionado con la forma de entenderlos. No intentamos hacer un estudio exhaustivo de
esta problemática ya que se escaparía a nuestro objetivo. En la bibliografía se reflejan
distintos libros donde los autores, y verdaderos especialistas en el tema, presentan una
visión amplia y detallada de cada una de las denominaciones. Tan solo pretendemos
presentar al alumno unas nociones básicas de cada denominación para que pueda
distinguir unas de otras y así fundamentar la denominación actual de derechos
humanos.

En ocasiones podemos observar como se utilizan distintos nombres para referirnos a lo


que hoy denominamos derechos humanos: "derechos fundamentales del hombre",
"derechos naturales", "derechos públicos subjetivos", "libertades fundamentales",
"garantías individuales", etc., conlleva una problemática compleja. Desde ya la cantidad
de denominaciones, da luz de la dificultad que se presenta a la hora de definir el
contenido de este tipo de derechos. Ya que se encierran en estas palabras significados
distintos, apoyados en elementos ideológicos y filosóficos diferentes. Intentaremos
comprobar si estos nombres son equivalentes, distintos…

2.4.1.- Derechos naturales

La primera denominación, de lo que hoy denominamos derechos humanos, es la que


hacer referencia a los derechos naturales del hombre. Que surge en el siglo XVIII
Recordemos que esta denominación parte de las teorías iusnaturalistas y pertenece a la
primera época de su proclamación histórica. En estas teorías el significado naturalista de
los derechos humanos consiste en entenderlos como derechos que poseían los
individuos antes de incorporarse a la organización social, entendiendo que todos los
individuos poseen estos derechos por imperativo de su propia naturaleza racional y
están basados en el derecho natural.

Los rasgos que caracterizan a esta denominación de los derechos humanos son las
siguientes:

 Son derechos que por ser inherentes a la propia naturaleza humana,


corresponden a todos los individuos con anterioridad a la existencia misma de
las organizaciones sociales de las que tales individuos son miembros. Son
derechos que los hombres tienen antes de ser ciudadanos.

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 Estos derechos tienen en sí mismos la fuerza y carácter jurídico propios, con


independencia de que accedan o no al peculiar status jurídico de que se deriva de
la regulación de las respectivas leyes políticas.

 Su existencia está sustraída de las decisiones del soberano político, por lo que
los ciudadanos son titulares de tales derechos aún cuando ese soberano
desconozca o niegue tales derechos.

 Tienen una originaria preeminencia o supremacía jurídico-política sobre la


voluntad y el Derecho del soberano por lo que actúan como límite al ejercicio
del poder de este.

 Son innatos, por lo que la proclamación de los mismos es un acto de


reconocimiento de su existencia e importancia y no una declaración constitutiva
(De Castro Cid, 2004:97).

Esta denominación supuso una ventaja muy importante que fue la de proclamar
explícitamente la independencia de la validez política y jurídica de los derechos
humanos con respecto a las decisiones de los gobernantes.

Como resumen podemos decir que la denominación de derechos naturales pertenece a


la primera fase de la historia de los derechos humanos, intentaba proclamar el principio
de que los individuos tienen unos derechos que son inherentes a su propia naturaleza
humana y que, por consiguiente, preceden a la existencia misma de las organizaciones
sociales

2.4.2.- Derechos públicos subjetivos

La siguiente denominación a tratar es la de derechos públicos subjetivos. Esta


denominación aparece en las postrimerías del siglo XIX bajo el dominio doctrinal
absoluto del modelo del Estado liberal de Derecho. Este cambio de denominación
supone un cambio con respecto a la anterior ya que lo que hacen es restarles toda
sustancialidad a los mismos y separarles de cualquier contaminación ideológica
iusnaturalista. A través de esta categoría lo que se pretende es convertir los viejos
derechos naturales de las revoluciones liberales del XVIII en categorías jurídico-
políticas adecuadas a la realidad de los Estados de Derecho postrevolucionarios,
intentando enmarcar a los derechos humanos en un sistema de relaciones jurídicas entre
el Estado y los particulares.

Con todo esto los derechos naturales pasarían a inscribirse en un sistema de relaciones
jurídicas entre el Estado como persona jurídica y los particulares. Los derechos
subjetivos públicos eran entendidos como autolimitaciones del poder soberano del
Estado en beneficio de determinadas esferas de interés privado y libre actuación que se
reconocía a los ciudadanos. Lo derechos del hombre dejan de ser derechos naturales del
hombre por su propia naturaleza y anterior a ser ciudadanos y pasan a ser derechos que
tiene el individuo por su posición de miembro en el Estado. Son derechos que el Estado
reconoce y crea a través de un sistema juridico que regula sus relaciones ya que se
entendía que no existía ni podía existir ninguna autoridad anterior al Estado. Suponen,

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al igual que en los derechos naturales, una limitación en el poder del Estado pero es una
limitación que se impone el propio Estado (Megías Quirós: 2006: 55).

Tal vez la característica más representativa de esta denominación tal vez sea que se
tratan de posiciones subjetivas jurídicamente fuertes, al estar amparadas por una
regulación explícita del ordenamiento estatal y por los correspondientes mecanismos
jurisdiccionales de defensa.

La estructura y contenido de los derechos humanos es distinta de la de los derechos


públicos subjetivos. Los derechos humanos son derechos de la persona considerada
como valor primario y que pueden ejercitarse frente a la entidad política estatal,
mientras que los derechos públicos subjetivos implican una relación de subordinación
entre el Estado y súbditos. Otra diferencia con la denominación de derechos humanos
es que estos no dependen de una autolimitación estatal, sino que están en un plano
superior y suponen un límite para el poder estatal incluso contra la voluntad absoluta de
éste, los derechos humanos tienen una fundamentación iusnaturalista o racional y los
derechos públicos subjetivos tienen una fundamentación formalista y positiva, nacen
directamente de de las normas jurídicas positivas y se apoyan en ellas, mientras que los
derechos humanos forman parte de la estructura de un ordenamiento objetivo universal
y previo alo derecho de cualquier estado.

Como resumen de esta denominación diremos que esta denominación refuerza la idea
de que los derechos básicos que tienen los ciudadanos en el marco del Estado de
Derecho son una concesión gratuita del propio Estado con el fin de garantizar la
autonomía de su participación en el respectivo campo de la actividad social.

2.4.3.- Libertades públicas

La tercera denominación es la de Libertades públicas

El uso inicial del concepto de "libertades públicas", lo encontramos en Francia. La


primera vez en que aparece el término "Libertés Publiqués" en un texto es en el artículo
25 de la Constitución del II Imperio de 1852, en donde se hace al Senado el guardián de
la Constitución y de las libertades públicas. A partir de ese momento el término se
inserta en la tradición republicana de Francia extendiéndose después su presencia hasta
el Derecho Constitucional francés entrando también en otras constituciones como la
española.

No hay una unanimidad con respecto a la definición del término ya que para unos es una
expresión del todo equivalente a la de derechos humanos y del ciudadano, para otros es
Una designación parcial y aplicable solamente a algunos de ellos. Los que defienden
esta postura lo hacen explicando las diferencias entre ellos:

 La primera diferencia sobre la que se basa la idea de no poder identificar los


derechos humanos con las libertades públicas es que los derechos serían los que
derivan directamente de la libertad humana y de su lógica manifestación
exterior; son derechos que se exteriorizan que se ejercen con relación a los
demás aunque no necesariamente en forma colectiva pero que, en todo caso,
pueden lograr, y aspiran a ello, una repercusión externa a su propio titular.

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 Por su parte Las libertades públicas son la expresión inmediata de la sociabilidad


humana y, forman un grupo diferente de los derechos individuales o más
vinculados a la personalidad aislada del hombre.

 El término libertades contiene una mayor carga política frente a la mayor carga
filosófica, iusnaturalista e individualista del término derechos.

 Los derechos serían los más inherentes a la persona humana, los indiscutibles y
los difícilmente limitables, en cambio las libertades públicas, pueden ser
limitadas e incluso suprimidas.

 Las libertades públicas no buscan la conformación de la voluntad del Estado,


sino la expresión de la sociedad subyacente al Estado, la expresión de su vida
propia que puede no ser plenamente coincidente con la de aquél.

 Los derechos humanos, los de carácter individual, suelen ser reconocidos aún en
los regímenes dictatoriales, no así sucede con las libertades públicas que sólo se
hallan plenamente reconocidas en los regímenes democráticos.

 Las libertades públicas, son de más fácil politización tanto desde la perspectiva
de sus titulares como de los poderes públicos, siempre reacios a su
reconocimiento. En lo que respecta a los titulares, aún en los momentos
históricos en que la reivindicación de las libertades públicas se reduce a los
propósitos y actividades más inofensivas, siempre acaban utilizadas con fines
políticos. Desde la perspectiva del poder, también son derechos de fácil
politización, así se explica, el que los propios regímenes democráticos recurran
a la suspensión de las libertades públicas cuando circunstancias extraordinarias
así lo aconsejan en defensa del propio orden democrático y constitucional.

 Las libertades públicas no son sino manifestaciones aisladas de la libertad de la


persona, ellas no tienen sentido, sin las llamadas libertades individuales.

De esta manera, se vislumbra la naturaleza distintiva de las libertades públicas en


relación con los derechos humanos.

Como resumen podemos decir que esta denominación responde a la concepción de los
derechos humanos como espacios de libertad individual que el respectivo ordenamiento
jurídico pone al abrigo de las intromisiones de la organización social.

2.4.4.- Derechos fundamentales-Constitucionales

Otra de las denominaciones que vamos a tratar es el de Derechos Fundamentales al


igual que con las otras, intentaremos estudiar si son denominaciones análogas y si no es
así cual es la diferencia.

A finales del siglo XVIII comenzó, en un primer momento, a ser utilizada la expresión
de derechos fundamentales para asignar aquellos derechos que debían se considerados
como el fundamento de cualquier ordenamiento jurídico. Es decir para aquellos
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derechos que les han sido reconocidos a los ciudadanos por las respectivas
constituciones y leyes fundamentales. Con el uso de esta denominación se empezaron a
considerar como derechos fundamentales, debido al término, aquellos derechos que
eran básicos y de radical importancia en la vida de todos los hombres. Esto fue lo que
origino que en un principio, se considerasen o igualasen las denominaciones de los
derechos naturales, derechos humanos, y derechos fundamentales.

Evidentemente al igual que en otras ocasiones, hay defensores y detractores de esta


postura pero abundan más las posiciones que diferencias estos derechos. Según estas
posturas los derechos fundamentales serían no todos los derechos que tienen todos los
individuos por el hecho de ser hombres, sino solamente a un determinado sector de los
mismos, en concreto aquellos que han sido incorporados a los ordenamientos jurídicos y
protección en las leyes fundamentales. En la actualidad esto tiene un matiz un poco más
esclarecedor que aúna la denominación original con el uso que se ha dado de ella. Así
derechos fundamentales serian: “Aquellos intereses o aspiraciones, que por su propio
carácter básicos, les son reconocidos a los ciudadanos como tales derechos en las leyes
fundamentales constituyendo el cimiento o fundamento que sostiene el edificio del
moderno Estado Constitucional” (De Castro Cid, 2004:100).

Con esta denominación de derechos fundamentales se constata el lugar que en el


ordenamiento jurídico tienen estos derechos, que a nivel de los derechos subjetivos
tienen la máxima consideración legal en el rango de las normas que los reconocen, que
en la mayoría de los casos se encuentran ubicados en el nivel superior de la jerarquía
normativa.

MARTINEZ VALLEJO, nos explica las diferencias entre derechos humano y derechos
fundamentales desde otra perspectiva, para el autor la distinción entre derechos
humanos y derechos fundamentales, radica en que los derechos humanos son los
derechos humanos positivizados en el ámbito internacional como las Declaraciones,
Convenios internacionales, etc. Serian aquellas exigencias que no han alcanzado un
ordenamiento jurídico positivo, mientras que los derechos fundamentales serian
aquellos derechos positivizados en el ámbito interno, es decir los derechos humanos
garantizados por los derechos jurídicos positivos estatales. (Martínez Vallejo en
Ballesteros, 1992: 44-45

Otra idea u otra tendencia es la de quienes defienden la igualación o sustitución de los


derechos humanos por derechos fundamentales pero eso llevaría a pensar que no hay
más derechos que los que están recogidos en los ordenamientos jurídicos internos y no
es así ya todos los derechos humanos no están recogidos en los ordenamientos jurídicos
internos. Sujetan esta idea quienes afirman todos los derechos son humanos, ya que el
hombre es el sujeto de derecho por excelencia, de manera que podemos establecer que
el derecho del vendedor de recibir el precio de la cosa vendida es un derecho humano
pero no un derecho fundamental. A su vez hay derechos fundamentales que no poseen
los caracteres típicos de los derechos humanos propiamente dichos.

Esta postura nos lleva a la conclusión de que no se pueden identificar plenamente los
derechos humanos con los fundamentales por dos razones: la primera es que los
derechos humanos son más amplios que los establecidos como fundamentales en los
textos constitucionales y la segunda es que constituyen una clase de derechos que están

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por encima de cualquier positivación posible, sea interna o internacional. (Megías


Quirós 2006:51).

Según esta distinción utilizaríamos la denominación de derechos fundamentales cuando


se quiere mencionar a aquellos derechos básicos de la persona que han sido
reconocidos en las leyes fundamentales del Estado, reservando la de derechos humanos
para designar a todos los que pueden ser afirmados como pertenecientes a los sujetos en
razón de su pertenencia a la categoría de personas humanas.

Derechos constitucionales.- Ya hemos visto como los derechos humanos tienen un


carácter histórico evidente y lógico por lo que es lógico también que tengan distintas
formas de ser positivizados a lo largo del tiempo y según las distintas circunstancias en
las que en las que diferentes sistemas jurídicos hayan ido reconociendo su existencia La
positivación de los derechos es cuando estos se recogen en documentos oficiales en los
diferentes sistemas jurídicos, dependiendo, en ocasiones, la interpretación judicial de los
mismos del sistema jurídico. Así los derechos constitucionales serian aquellos derechos
que están recogidos en las constituciones de cada país.

Resumiendo estos derechos aluden a los derechos básicos que han sido reconocidos los
las leyes fundamentales- constituciones del respectivo ordenamiento jurídico.

2.4.5.- Derechos morales

Otra denominación a la que nos enfrentamos es a la de derechos morales. Esta es una


denominación que procede inicialmente de la doctrina anglosajona muy acuñada en la
segunda mitad del siglo XX pero que no ha sito tratada en documentos ni en las
declaraciones. Esta denominación se usa cuando se intenta poner de relieve una
caracterización doctrinal de los derechos básicos de la persona. Es una denominación
para indicar qué son o cómo han de ser entendidos los derechos básicos más que para
determinar cuales son los derechos que integran ese grupo.

Para los defensores de esta denominación los derechos morales serían aquellas
exigencias o prerrogativas de los individuos ancladas en valores morales básicos
(dignidad de la persona) que tienen una existencia anterior al Estado y su Derecho. De
esta denominación se desprende que la raíz o fundamento de los derechos básicos de las
personas está en el reino de los valores morales con independencia de los ordenamientos
jurídicos; al ser independientes de la regulación política tienen una superioridad
deontológica sobre esa regulación, y que al ser pretensiones morales llevan en sí
mismas la exigencia de ser incorporadas a los ordenamientos jurídicos positivos (De
Castro Cid 2004:102).

Como resumen podemos decir que esta denominación pretende configurar a los
derechos humanos como prerrogativas que corresponden a los individuos por exigencia
de ciertos valores morales, tales como la dignidad personal, y que, en consecuencia
deben ser reconocidos por el derecho.

2.4.6.- Derechos humanos

Acabamos esta seria de definiciones con la más general Derechos humanos Esta es la
denominación más extendida y la más generalizada, lo que llevaría a pensar que todos
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los que la usan están de acuerdo de su significado y contenido, pero la realidad es que
tanto la terminología como el contenido va a depender de la carga sentimental de
quienes la usan. Esta terminología está presente en la mayoría de los contextos, ya sean
sociales, culturales, económicos y políticos de tal forma que en la mayoría de las
situaciones desde la denominación de derechos humanos se cuelgan distintos y
diferentes significados siendo necesario buscar un punto común para que desde el
enfoque o el contexto del que se trate se pueda designar un significado preciso.

El significado actual de los derechos humanos conserva la idea que apoyaba la doctrina
clásica como aquel conjunto de facultades o poderes que le corresponden a cada uno de
los miembros de la especie humana en razón de su propia humanidad. Se trataría por
tanto no a los derechos que cada uno tiene en virtud de la regulación de un
ordenamiento jurídico determinado estatal o supraestatal sino aquellos otros que todos
los hombres tienen con independencia de que hayan sido reconocidos o no por los
ordenamientos jurídicos.

Son entendidos también como facultades o poderes de actuación individual que posen
todos los hombres por el hecho de serlo como derechos subjetivos originarios que
constituyen un muro de contención frente a cualquier intromisión arbitraria de los
gobernantes. Lo más importante de todo esto es salvaguardar el principio de que su
consistencia y vigor no dependen del reconocimiento y protección que les otorgan las
declaraciones que los proclaman sino que son previos a tales declaraciones y que
además no pueden depender de la arbitrariedad y decisión del gobernante de turno.

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CONSOLIDACIÓN

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TEMA 3.- NARTURALEZA, CARTACTERISTICAS Y FUNCIONES DE LOS
DERECHOS HUMANOS

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Índice

3.1.- Naturaleza de los derechos humanos

3.2.- Caracteres de los derechos humanos

3.3.- Aproximación conceptual


Introducción
La pretensión de comprender y elaborar un concepto de derechos humanos y una
definición de los mismos, es como hemos visto, una tarea titánica y difícil ya que todos los
problemas relacionados con los derechos humanos se nos presentan envueltos en varias
preguntas, ¿qué son los derechos humanos?, ¿qué queremos decir cuando hablamos de
derechos humanos?, ¿se reconoce que los derechos humanos son una realidad del todo el
género humano? ¿Cuál es su estructura y cuáles son sus caracteres? ¿Cuál es su contenido
y su extensión? ¿Cuáles son sus funciones?
Preguntar por la naturaleza de los derechos humanos es indagar acerca de la más íntima
estructura constitutiva de ese ser. Y eso es lo que pretendemos hacer sin olvidar que hablar
de la naturaleza de los derechos humanos es uno de los conceptos más oscuros y una
cuestión difícil, ya que los propios autores no se ponen de acuerdo y los planteamientos son
muy variados.
Para comprender con precisión cualquier realidad, es conveniente conocer los caracteres
estructurales que le son inherentes, aquellas notas distintivas sin las cuales dicha realidad
dejaría de ser tal; es decir las cualidades que diferencian, delimitan y especifican unas y otras
realidades. Sólo así podremos llegar a identificarlas y definirlas con claridad. Esto es lo que
intentamos hacer con los derechos humanos, estudiaremos sus caracteres para una mejor
comprensión de los mismos.
¿A qué nos referimos cuando planteamos la estructura de los derechos humanos? Hablar
de la estructura de los derechos humanos es hablar de la configuración de los mismos y el
papel que desempeñan lo cual nos ayudará a clasificar al sujeto de los mismos.
Una vez visto y respondido las preguntas anteriores llega el momento de definir qué son
los derechos humanos. En este tema daremos una aproximación conceptual de los mismos.
No podemos dejar de estudiar cuáles son las funciones de los derechos humanos.
Mencionaremos de manera escueta como una de sus funciones, la defensa contra la
opresión. La lucha por los derechos humanos se manifiesta así en muchas ocasiones como
el apremiante intento de reconocimiento y rehabilitación de una posición personal ideal
eventualmente perdida, o en cualquier caso en riesgo de perderse, frente a la acción de quien
detenta el hecho, el poder o la fuerza suficientes para menoscabarla. El poder viene así
entendido como una permanente amenaza, latente cuando no efectiva, para la preservación
de la integridad de los atributos inderogables que definen la propia condición del hombre
como tal.
La tutela de la autonomía y la seguridad individual, es otra de la funciones de los derechos
humanos. Los distintos derechos reflejan la existencia de un área de de inmunidad del
individuo frente a la acción de cualquier otro sujeto que pudiera obstaculizar su libre ejercicio,
puede en este sentido decirse que como titular de los derechos, el hombre es soberano en el
ámbito específico que cada derecho acota: sus creencias, la expresión de sus ideas, su inti-
midad, su integridad personal, etc.
Otra función de los derechos que también veremos, de forma breve, es la de la igualación
social y política. Los derechos humanos, representan exigencias inherentes a la propia
naturaleza humana. Siendo ésta común a todos los miembros de la especie, es lógico que los
derechos se reconozcan a todos por igual. Esto no excluye la diversidad de posiciones que
puedan ocupar los distintos individuos en el grupo social. Es una función indiscutible
garantizar que todos puedan cuando menos acceder en igualdad de condiciones al disfrute
de las oportunidades vitales consustanciales a la propia titularidad de esos derechos.
La unificación ética es otra de las funciones de los derechos humanos. El prestigio social
alcanzado por los derechos humanos en las últimas décadas ha provocado una cierta
unificación de los distintos sistemas axiológicos en torno a sus formulaciones más difundidas.
En este sentido la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 ha pasado a
convertirse en una especie de código axiológico general de la humanidad. Esta cierta
unificación ética ha provocado una prevalencia generalizada del ideario de los derechos
humanos. Esta prevalencia tiene aspectos positivos que analizaremos y comentaremos.
Este tema es muy importante ya que llegamos a un momento clave, hay que definir qué se
entiende por derechos humanos. El estudio detallado de cada uno de los apartados del tema
y la reflexión sobre los mismos llevará al alumno a crearse una definición de los derechos
humanos. Conocer la naturaleza, los caracteres y su estructura van a propiciar que el alumno
defina y comprenda qué son los derechos humanos. No podemos pasar por alto la
importancia de las funciones de los derechos humanos. El alumno ha de detenerse
especialmente en este punto para reflexionar sobre este apartado y adaptarlo a lo estudiado
hasta este momento.
Tema 3: NARTURALEZA, CARTACTERISTICAS Y FUNCIONES DE LOS DERECHOS HUMANOS

3.1.- Naturaleza de los derechos humanos

Ya hemos estudiado las distintas denominaciones de los derechos humanos, ahora nos
preguntamos cual es la naturaleza de los mismos. Preguntarse por la naturaleza de los
derechos humanos es intentar resolver preguntas sobre lo que son, lo que significan las
características que tienen, en que consisten.. Determinar su naturaleza es algo complejo
ya que las posiciones son muy variadas. Hemos visto como hay distintas
denominaciones de los derechos humanos cada una de ellas lleva implícito su propia
naturaleza. De la misma forma que no podíamos dar una sola denominación no
podemos hablar de una sola naturaleza, para unos son derechos subjetivos, para otros
naturales, para otros morales no siendo fácil ponerse de acuerdo ni en el significado ni
en el contenido ya que unos autores hablan de derechos humanos desde un punto de
vista político, económico, deontológico religioso etc.

La primera explicación de la naturaleza de los derechos humanos, está basada


principalmente en la teoría iusnaturalista. Esta teoría defiende la naturaleza de los
derechos humanos con plena validez jurídica. Serian un conjunto de facultades
intrínsecas del hombre con independencia del hecho de su positivación. Esta teoría
defiende la naturaleza de los derechos humanos como derechos fundamentales de
carácter universal y superior al ordenamiento jurídico positivo, dotados de plena
juridicidad, los cuales tienen valor por si mismos con independencia de que estén no
recogidos en las normas jurídicas estatales. Estos derechos tienen un orden superior
objetivo que puede ofrecer un fundamento de carácter universal al que puede apelarse
en todo tiempo y lugar, siendo universales e intangibles al poder.

Otra teoría que justificaría la naturaleza de los derechos humanos seria la concepción
ética. Desde esta teoría aparece una doble vertiente en ocasiones y para algunos
contradictoria, seria por un lado la vertiente ética y por otro la jurídica. Según la
vertiente ética la naturaleza de los derechos humanos serian los principios morales
básicos basados en los valores cuyo contenido es el de las exigencias de una vida digna.
Estas exigencias serian propias de todos los hombres, por el hecho de serlo, lo que
significa que todos tienen un derecho igual a su reconocimiento y garantía por parte del
poder político del Estado, no obstante, no pertenecerían a un orden jurídico superior
sino que son derechos prevalentes no positivos que deben ser incorporados a los
ordenamiento jurídicos de los Estados.

La vertiente jurídica se explicaría, y lleva implícita la palabra derechos, justificando así


la necesidad y pretensión de que para su auténtica realización los derechos humanos han
de estar incorporados a un ordenamiento jurídico, de tal forma que a cada derecho
humano como derecho moral le corresponda paralelamente un derecho en el sentido
jurídico del término.

Hemos visto esa doble vertiente ético jurídica de los derechos humanos, pero
atendiendo a su definición desde el punto de vista de la ética y la moral surge la
pregunta de cuales son esos principios morales sobre los que se asentarían los derechos
humanos o que darían lugar a los derechos humanos. Nino 1989 serian la dignidad, la
autonomía y la inviolabilidad de la persona. Principios que según el autor, pueden
resumirse en la posesión de la conciencia de su propia identidad. En definitiva serian los
derechos morales de los que gozan aquellos seres con capacidad potencial para tener
conciencia de su identidad (Nino, 1989: 46 y 92).

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Otra forma de entender la naturaleza de los derechos humanos es entenderlos como


principios. Esta forma de estudiar su naturaleza tiene distintos problemas, uno es
determinar de que tipo de principios hablamos. Los principios pueden ser principios
generales del derecho y en consecuencia sometidos a la ley, o por el contrario los
llamados principios externos que tienen rango constitucional y son superiores a las leyes
ordinarias. Según este enfoque todos los derechos que estuviesen recogidos en los
preámbulos o en las constituciones serían considerados principios del ordenamiento
jurídico y estos serian la base o naturaleza de los derechos humanos. Esta última postura
es la que más apoyo tiene, señalando que los derechos humanos son principios externos
con rango constitucional

El otro problema se deriva de esta última idea, ya que surge la duda sobre cual seria la
naturaleza de aquellos derechos que no aparecen en los preámbulos de las
constituciones. Según lo anterior esos derechos no serian principios de ordenamiento
jurídico sino simple principios del derecho. El problema está en que puede haber
derechos que no estén recogido en las constituciones y no se considerarían derechos
humanos.

La concepción legalista seria otra forma de explicar la naturaleza de los derechos


humanos Esta postura entiende que los derechos humanos carecen de entidad jurídica
como tales derechos humanos, antes de su incorporación a la normatividad positiva, ya
que no hay derechos humanos si no están positivizados en la legislación estatal.
Defiende la idea de que un derecho fundamental no alcanza su plenitud hasta que no es
reconocido en el derecho positivo. Según esto si un derecho humano no se halla
reconocido y amparado por una norma positiva no es un derecho sino un valor, cuya
realización resultaría siempre deseable, pero que desde luego, no está en el mundo
jurídico por lo que no es exigible jurídicamente. Defienden también la idea de que si no
están reconocidos no existen y por tanto no obligan ni siquiera a los poderes públicos,
por lo que la idea de universalidad de los mismos no tendría sentido ya que los
ciudadanos de todos los países estarían desprotegidos. (De Castro Cid,2004:115)

3.2.- Caracteres de los derechos humanos

Un aspecto importante de los derechos humanos es conocer una serie de caracteres o


características que nos permitan identificarlos y delimitarlos de otros tipos de derechos
con los que no pueden ser confundidos. Los rasgos que pueden considerarse como
distintivos de los derechos humanos, nos permiten caracterizarlos como: .- Con el
carácter de universalidad se quiere resaltar que todos los derechos humanos son
poseídos por todos los seres humanos (hombres y mujeres) de todos los tiempos.

Universales. Son universales porque pertenecen a todas las personas, sin importar su
sexo, edad, posición social, partido político, creencia religiosa, origen familiar o
condición económica. Se extienden a todo género humano y son válidos en cualquier
momento de la historia de la humanidad es decir en todo tiempo también en todos los
lugares geográficos y todas las culturas sin discriminación de ningún tipo. Todo
individuo de la especie los posee por lo tanto no pueden invocarse diferencias
culturales, sociales, o políticas como excusa para su desconocimiento o aplicación
parcial. Esta característica está directamente ligada con la prohibición de
discriminación.

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Tema 3: NARTURALEZA, CARTACTERISTICAS Y FUNCIONES DE LOS DERECHOS HUMANOS

Inherentes: porque son innatos a todos los seres humanos sin distinción alguna pues se
asume que nacemos con ellos. Por tanto, estos derechos no dependen de un
reconocimiento por parte del Estado. Los estados deben reconocer estos derechos pues
el individuo los trae consigo por su nacimiento como ser humano, no por concesión
estatal, sino como don de la naturaleza. En caso de que el estado no los reconozca puede
exigírsele que lo haga.

Absolutos: Porque su respeto se puede reclamar indistintamente a cualquier persona o


autoridad. Cuando decimos que los derechos humanos son absolutos lo que queremos
decir es que se trata de requerimientos morales que, caso de entrar en conflicto con otros
requerimientos morales, los desplazan y anulan, quedando ellos como la exigencia
moral que hay que satisfacer si bien cabe una excepción que viene dada precisamente
por los propios derechos humanos; es decir, cabría desplazar derechos pero sólo por
derechos.

Irrenunciables: La irrenunciabilidad significa que quien los posee no puede


desprenderse de ellos, ni siquiera por propia voluntad, no puede renunciar a su
titularidad sin renunciar al mismo tiempo a su propia condición de persona. Ningún
individuo de la especie humana puede renunciar a poseerlos.

Indisolubles: Porque forman un conjunto inseparable de derechos. Todos deben ser


ejercidos en su contenido esencial al tener igual grado de importancia.

Obligatorios: Aunque no exista ley que prevea condena por su violación, toda persona e
incluso el estado, debe respetarlos.

Inalienables: Esto significa que no pueden ser transferidos a otro titular, están ineludible
necesaria y consustancialmente unidos a la existencia de cada ser humano. Su propio
carácter de irrenunciables, los hace también intransmisibles a otra persona por venta, ni
susceptibles de apropiación por parte del estado. No pueden ni deben separase de la
persona, y en tal virtud no pueden transmitirse o renunciar a los mismos bajo ningún
título

Imprescriptibles: Es decir no se pierden en el transcurso del tiempo independientemente


de si se hace uso de ellos o no. Es decir son derechos que no se adquieren ni
desaparecen o se pierden por el transcurso del tiempo. Aunque alguien no los ejercite
nunca, no por ello pierde la titularidad y la posibilidad de ejercitarlos en el momento
que lo desee.

Indivisibles: Los derechos son interdependientes. No tienen jerarquía entre sí, no se


permite poner unos por encima de otros, ni menos sacrificar un tipo de derecho en
menoscabo de otro.

Inviolables: Si fueran negados, destruidos o lesionados, sería un ataque a la dignidad


humana. Ninguna persona o autoridad puede actuar legítimamente en contra de ellos,
salvo las justas limitaciones que puedan imponerse de acuerdo con las exigencias del
bien común de la sociedad.

Progresivos: Porque dado el carácter evolutivo de los derechos, en la historia de la


humanidad, es posible que en el futuro se extienda la categoría de derecho humano a
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Tema 3: NARTURALEZA, CARTACTERISTICAS Y FUNCIONES DE LOS DERECHOS HUMANOS

otros derechos que en el pasado no se reconocían como tales o aparezcan otros que en
su momento se vean como necesarios a la dignidad humana. Y por tanto inherentes a
toda persona.

Incondicionales porque únicamente están supeditados a los lineamientos y


procedimientos que determinan los limites de los propios derechos, es decir, hasta
donde comienzan los derechos de los demás o los justos intereses de la comunidad.

Irreversibles: Porque todo derecho formalmente reconocido como inherente a la


persona humana queda irrevocablemente integrado a la categoría de derecho humano.

Además de todas las características señaladas de los derechos, humanos, es importante


tener presente la relación de interdependencia que existe entre los derechos humanos, de
tal forma que la vigencia de unos es preocupación para la plena realización de lo9s
otros, de tal forma que la violación o desconocimiento de algunos de ellos terminan por
afectar a otros derechos. Así en la Conferencia Mundial de los Derechos Humanos
celebrada en Viena en 1993, el Secretario General de las Naciones Unidas señalo en su
declaración: “Todos los derechos humanos son universales, indivisibles
interdependientes y están relacionado entre sí. La comunidad internacional debe tratar
los derechos humanos en general de manera justa y equitativa, en pie de igualdad y
dándoles a todos el mismo énfasis. Debe tenerse en cuenta la importancia de las
particularidades nacionales su regionales, así como los diversos patrimonios
históricos, culturales y religiosos, pero los Estados tienen el deber, sean cuales fueren
sus sistemas políticos, económicos y culturales, de promover y proteger todos los
derechos humanos y la libertades fundamentales”. (Boutros-Ghali, Secretario General
de las Naciones Unidas, En la Conferencia mundial de los Derechos Humanos, Viena
1993).

3.3.- Funciones de los derechos humanos

En principio podemos decir que ellos sirven de ideas de fuerza, ya que disponen vigor
para canalizar el derecho futuro, para perfeccionar el existente y para acelerar el cambio
y la transformación.
Los derechos humanos cumplen otras funciones, dentro del orden social.
 Desde un punto de vista filosófico, dan la orientación necesaria para introducir
dentro del derecho los derechos humanos. Dentro del derecho, son los que hacen
que se pueda llegar al bien común dentro de la sociedad, garantizando el
desarrollo de todas las personas, teniendo como base a la dignidad de la persona.
 Los derechos humanos marcan los límites del abuso del poder, y nos defienden
contra la opresión, se fundan en la ética de la libertad, la igualdad y la paz.
Constituyen en este sentido una reivindicación por un mundo más justo, asumida
desde la perspectiva del individuo sometido en frecuencia a situaciones de
injusticia y opresión que obstaculizan el libre desarrollo de su personalidad
moral. El lema de los derechos humanos representa en este sentido la
reivindicación de un área de inmunidad personal frente al poder, y de manera
especial frente al poder institucionalizado en las diferentes comunidades
políticas.

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Tema 3: NARTURALEZA, CARTACTERISTICAS Y FUNCIONES DE LOS DERECHOS HUMANOS

 Los derechos humanos cumplen una política de propiciar el bien común, la


libertad y el desarrollo de todos los hombres, en todos los aspectos y ámbitos de
su convivencia. El orden jurídico-político, es el encargado de garantizar su tutela
y defensa, para poder mantener un orden social.
 La tutela de la autonomía es otra función de los derechos humanos. En este
sentido el individuo queda habilitado por los distintos derechos para conformar y
expresar su autónoma personalidad, creyendo lo que quiera, expresando las ideas
que desee. En este sentido el hombre como titular de los derechos es soberano en
el ámbito específico que cada derecho le acota: sus creencias, la expresión de sus
ideas, su intimidad, su integridad corporal etc. Suponen el reconocimiento al
respeto y al modo de ser autónomo del individuo.
 Instalan al hombre dentro de una comunidad política de acuerdo con su
dignidad de persona garantizando la realización y la apuesta en escena de los
derechos de participación política, una participación igualitaria que permita
implantar un orden jurídico y político que pueda considerarse efectivamente
representativo de los intereses y perspectivas de los diferentes miembros del
grupo social.
 La tutela jurisdiccional es otra función de los derechos humanos, a través de la
cual los hombres puedan ser verdaderos titulares de derecho, y así puedan
acceder al ejercicio de sus derechos, por medio de un sistema de órganos y vías
idóneas que le garanticen su ejercicio.
 La función de lograr que el hombre tenga sus necesidades básicas cubiertas,
vivienda digna que habitar, nivel educativo adecuado, debida asistencia
sanitaria, trabajo suficientemente remunerado, para poder realmente
desarrollarse con una buena base económica, cultural y social.
 Suponen la igualación social y política de los hombres, garantizando que todos
puedan acceder inigualdad de condiciones al disfrute de las oportunidades
vitales consustanciales a la propia titularidad de los derechos.
 Garantizan al individuo el mínimo de igualdad social para poder tomar
decisiones autónomas e independientes en el ámbito de su realización personal,
(vivienda, trabajo, educación sanidad.
 Unifican los distintos sistemas axiológicos. Esta unificación ética supone la
implantación de un marco de referencia estable y seguro para el contraste y
escrutinio de las diferentes acciones individuales y políticas públicas.
 Contribuyen al desarrollo integral de la persona
 Delimitan, para todas las personas, una esfera de autonomía dentro de al cual
pueden actuar libremente protegidas contra los abusos de autoridades, servidores
públicos y de particulares.
 Establecen límites a las actuaciones de todos los servidores públicos, sin
importar su nivel jerárquico o insitución gubernamental, sea estatal o municipal,
siempre con el fin de prevenir los abusos de poder, negligencia o simple
desconocimiento de la función.

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Tema 3: NARTURALEZA, CARTACTERISTICAS Y FUNCIONES DE LOS DERECHOS HUMANOS

 Crear canales y mecanismos de participación que faciliten a todas las personas


tomar parte activa en el manejo de los asuntos públicos y en la adopción de lasa
decisiones comunitarias

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PEREZ LUÑO, A .E. (1984) Los derechos humanos, estado de derecho y constitución.
Madrid, Tecnos.

PÉREZ LUÑO, A (1995) :Los Derechos Fundamentales. Madrid. Tecnos

PRIETO SANCHÍS, L (1990) Estudios sobre Derechos Fundamentales. Madrid.


Debate

SORIANO, R (1999): Valores jurídicos y Derechos fundamentales. Sevilla. Mad, S.L.

Asignatura de Derechos Humanos y Educación 8 de 9


Prof. María José Albert
Grado Educación Social
Tema 3: NARTURALEZA, CARTACTERISTICAS Y FUNCIONES DE LOS DERECHOS HUMANOS

VARGAS RAMIREZ, S (1997): Derechos humanos: fundamentación. Madrid. Tecnos.

Asignatura de Derechos Humanos y Educación 9 de 9


Prof. María José Albert
Grado Educación Social
3.4. Aproximación conceptual.

Dar una definición de derechos humanos, es algo complejo. Hemos visto en


temas anteriores como hay distintas teorías que los fundamentas, distintos enfoques,
e incluso dentro de los mismos enfoques depende también de cada autor contexto y
circunstancias. Nos unimos a Prieto Sanchis, 1990:91) cuando dice que "los
derechos humanos, como categoría ética, cultural e histórica ,es decir, preformativa
no constituye una concepción cerrada y acabada de la que puedan beber los
ordenamientos positivos, sino un concepto abierto a distintas concepciones y
desarrollos: y, en consecuencia, no existe una formulación canónica, ni una forma
exclusiva de respetar las exigencias que derivan de tales derechos.... tampoco es
posible emprender la tarea de comprensión desde un punto de vista externo a la
historia" (Prieto Sanchis, 1990:91).

De lo anterior deducimos que una definición de qué son los derechos humanos,
jamás puede ser exhaustiva en el sentido geográfico, es decir para cualquier lugar
del mundo, ni en el sentido histórico, es decir para toda época, ni en el filosófico y ni
siquiera en el jurídico, ya que sin apartarnos del principio de universalidad la
elaboración del concepto en sí siempre va a estar influida por el entorno en que se
desempeña el autor, y la teoría en la que se base la definición. Es por ello que a lo
largo del tiempo se han sucedido diversas definiciones o esbozos del concepto de los
derechos humanos, dependiendo del entorno político, económico, social, histórico
(Nino, 1989).

Independientemente de la definición que demos sobre derechos humanos, es


importante que tengamos claros algunos aspectos, que si queremos como hemos
dicho, respetar el carácter de universalidad de los mismos para que estos no queden
secuestrados por la legalidad y reducidos al ámbito de los Estados que los
reconocen, tienen que estar presente en cualquier definición que propongamos o
aceptemos. Veamos cuáles son esos aspectos.

El primero en señalar es el de la titularidad del hombre. Es decir el hombre por ser


hombre tiene una serie de derechos que le son inherentes por su propia naturaleza
posee unas necesidades originariamente necesarias para conseguir el desarrollo
integral de todas sus facultades, lo que significa que el hombre tiene un derecho
natural que debe exigir que se garantice la realización de tales necesidades de
desarrollo ya que constituyen el fundamento tanto natural como histórico de la
perfección y el progreso de la persona tanto en su dimensión individual como social
(De Castro Cid, 2004:125).

Otro aspecto importante es que estos derechos son anteriores a las leyes
positivas. El hombre es anterior al Estado y sus derechos al ser naturales han de ser
anteriores al derecho positivo, pero necesitan que sean respetados por el Estado.
Todos estamos obligados a respetar los derechos humanos de las demás personas.
Sin embargo, según el mandato constitucional, quienes tienen mayor
responsabilidad en este sentido son las autoridades gubernamentales, es decir, los
hombres y mujeres que ejercen la función de servidores públicos. La tarea de
proteger los derechos humanos representa para el Estado la exigencia de proveer y
mantener las condiciones necesarias para que, dentro de una situación de justicia,
paz y libertad, las personas puedan gozar realmente de todos sus derechos, de tal
forma que ni el Estado ni el derecho positivo pueden contravenirlos.

La igualdad de todos antes los derechos humanos sin distinción de sexo, raza,
edad, condición, es otro aspecto importante que no puede pasar de alto a la hora de
dar una definición de los derechos humanos. Al ser derecho naturales en esa
condición están incluidos todos los seres humanos.

Actualmente todas las sociedades reconocen que los seres humanos poseen
derechos para poder llevar una vida digna. Estos derechos deben ser respetados y
garantizados por el Estado sin ningún tipo de discriminación y éste debe tener una
estructura institucional y legal que garantice su realización. Los derechos humanos
son esos derechos que el Estado está obligado a respetar y velar porque se respeten
ya que constituyen el bienestar común y este supone que el poder público debe
hacer todo lo necesario para que, de manera paulatina, sean superadas la
desigualdad, la pobreza y la discriminación.

Esa misma idea de igualdad nos lleva al siguiente aspecto, es el de la


fundamentación y la dotación jurídica básica. Los derechos humanos son derechos.
fundamentales porque constituyen el fundamento de la sociedad misma del Estado y
de cualquier derecho positivo por cuanto ni el derecho ni el Estado pueden
contravenirlos, por este motivo se necesita una dotación jurídica básica idéntica para
todos que garantice el respeto a los derechos humanos. Hemos visto como los
derechos humanos son derechos naturales, antes del derecho positivo e iguales para
todos sin discriminación, pero para que esto se respete es importante positivizar
estos derechos y además que esta positivación conlleve una dotación jurídica para
todos los ciudadanos. Es decir crear normas que los garanticen suficientemente para
todos los individuos sin distinción de raza, sexo, etnia o religión.

Otro aspecto importante que debe quedar patente en una definición de derechos
humanos, es el que estos derechos generan a su vez unos deberes y obligaciones.
Los derechos humanos incluyen tanto derechos como obligaciones. Los Estados
asumen las obligaciones y los deberes, en virtud del derecho internacional, de
respetar, proteger y realizar los derechos humanos. La obligación de respetarlos
significa que los Estados deben abstenerse de interferir en el disfrute de los derechos
humanos, o de limitarlos. La obligación de protegerlos exige que los Estados impidan
los abusos de los derechos humanos contra individuos y grupos. La obligación de
realizarlos significa que los Estados deben adoptar medidas positivas para facilitar el
disfrute de los derechos humanos básicos.

Los deberes y obligaciones no solo deben ser, como hemos dicho, respetados
por el Estado, sino también por los propios ciudadanos unos sobre otros. En el plano
individual, así como debemos hacer respetar nuestros derechos humanos, también
debemos respetar los derechos humanos de los demás. Todas las personas tienen
unas necesidades básicas naturales pero a su vez tienen el deber de respeto a esas
mismas necesidades en los demás. Desde este enfoque los derechos humanos
pueden llegar a ser limitables si entran en colisión con idénticos derechos de otro
hombre.

No podemos dejar de señalar la importancia que tiene el momento histórico y el


aspecto cultural en el que se dan los derechos humanos. Al hablar de la
fundamentación y demás aspectos de los derechos humanos, hemos destacado su
condición de permanentes e históricos e inmutables en el sentido de que, el ser
humano en cuanto a hombre tiene siempre un marco de necesidades idénticas a
todos los seres humanos como son la vida, la libertad, la dignidad, pero también es
verdad que cada individuo vive en épocas históricas diferentes, en lugares
geográficos diferentes con condiciones de vida dispares, en culturas que se
manifiestan de diferentes modos y con exigencias y necesidades diversas.

El hecho de que las exigencias de vida de los seres humanos se manifiestan en


cada lugar o en cada momento histórico de muy diversa manera, puede llevar a
pensar que entran en oposición con el carácter inmutable y permanente, pero no es
así, ya que los derechos humanos son manifestaciones históricas de las mismas
necesidades humanas adaptadas al tiempo, lugar y cultura en que las exigencias se
manifiestan. En este sentido la declaración de las organizaciones no
gubernamentales de Bangkok, previa a la reunión de Viena formuló un interesante
aporte en aras de la compatibilización del principio de universalidad con las
particularidades regionales al expresar. "podemos aprender de las distintas culturas
en una perspectiva pluralista y extraer lecciones del contenido de humanidad de
esas culturas para consolidar el respeto de los derechos humanos... Aunque
propugnando el pluralismo cultural no deben tolerarse prácticas culturales que
abrogan los derechos humanos universalmente aceptados " (Declaración y programa
de acción de Viena).

Por último, antes de dar una definición de los derechos humanos, debemos
hablar del carácter tanto nacional como internacional. No se concibe, hoy en día la
existencia de derechos humanos para algunos y no para otros, ni derechos que sean
distintos en una región que en otra. A nivel Nacional o de Estado ya hemos hablado
de la importancia del reconocimiento de los derechos humanos, pero no es suficiente
que con ese reconocimiento se realice solo en un Estado determinado. La
universalidad de la que hablábamos como punto de partida se ha de reflejar en el
carácter internacional, para eso es importante que el reconocimiento jurídico del que
hablamos se realice tanto a nivel nacional como internacional, de manera que estén
por encima de cada Estado. Desde la comunidad internacional, todos los Estados,
deben de tratar, promover y proteger, los derechos humanos de forma global sean
cuales fueren sus sistemas políticos religiosos, económicos y culturales garantizando
que los derechos humanos deben regir para todo el mundo y del mismo modo.

Agrupando todos estos aspectos presentamos algunas definiciones de derechos


humanos:

PÉREZ LUÑO los define como "Conjunto de facultades e instituciones que, en cada
momento histórico, concretan las exigencias de la dignidad, libertad y la igualdad
humanas, las cuales deben ser reconocidas positivamente por los ordenamientos
jurídicos a nivel nacional e internacional (Pérez Luño, 1984:48).

Otra definición podría ser: Los derechos son aquellas libertades, facultades,
instituciones o reivindicaciones relativas a bienes primarios o básicos que incluyen a
toda persona, por el mero hecho de su condición humana, para la garantía de una
vida digna. Son independientes de factores particulares como el estatus, sexo, etnia
o nacionalidad; y son independientes o no dependen exclusivamente del
ordenamiento jurídico vigente. Desde un punto de vista más relacional, los derechos
humanos se han definido como las condiciones que permiten crear una relación
integrada entre la persona y la sociedad, que permita a los individuos ser personas,
identificándose consigo mismos y con los otros (Wikipedia).

FERNÁNDEZ GALIANO nos presenta la siguiente definición "Aquellos derechos de


los que es titular el hombre, no por concesión de las normas positivas, sino con
anterioridad e independientemente de ellas y por el mero hecho de ser hombre, de
participar en la naturaleza humana. Consecuencia inmediata de lo anterior es que
tales derechos son poseídos por todo hombre, cualquiera que sea su edad,
condición, raza, sexo o religión, estando, por tanto más allá y por encima de todo tipo
de circunstancia discriminatoria... En consecuencia los derechos naturales
constituyen una dotación jurídica básica e idéntica para todos, puesto que todos
participan por igualdad de la naturaleza humana, que es su fundamento ontológico "
(Fernández Galiano en De Castro Cid, 2004:126).

MEDINA RUBIO nos dice: "Los Derechos humanos son un conjunto de facultades o
atribuciones histórico-culturales (derechos) reconocidos jurídicamente a toda
persona, por el hecho de ser persona, por las cuales ésta puede actuar para
satisfacer unas necesidades o aspiraciones inherentes a su cualidad humana, y que
tienen, por eso una radical importancia para ella. Tales derechos suponen la
creencia fundada de que el ser humano, y sólo por el hecho de serlo exige la
protección de ciertos intereses o aspiraciones para su autorrealización sin los cuales
él y la misma comunidad, no podrían satisfacer las necesidades de su propia
dignidad en pie de igualdad y libertad".

A raíz de esta definición el autor nos explica y complementa diciendo que:

"Los derechos humanos no son ni los principios bases morales comunes,


fundamento de la ordenación político-positiva, en la que aquellos se concretan, ni
tampoco aspiraciones, necesidades, o exigencias morales de la persona que se
constituye en objeto de reconocimiento, garantía y protección. Los derechos
humanos son eso, derechos o facultades histórico culturales, atribuibles a todo
hombre, que han sido reconocidos o incorporados por los ordenamientos positivos
nacionales" (Medina Rubio en, López-Barajas y Ruiz Corbella Coodrs. 2000:31).

Por su parte La Declaración Universal de los Derechos Humanos adoptada por la


Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1948, establece en
su artículo 1:
"Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y,
dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los
unos con los otros. "

La Declaración de Viena adoptada el 25 de junio de 1993 por la Conferencia


Mundial de Derechos Humanos afirma que:

"Los Estados tienen el deber, sean cuales sean sus sistemas políticos,
económicos y culturales, de promover y proteger todos los derechos humanos y las
libertades fundamentales".

Una vez definidos los derechos humanos, podemos preguntarnos, ¿Cuáles son
esos derechos humanos? Entre los más conocidos podemos citar:

- Derecho a la vida.
- Derecho a la libertad.
- Derecho a la igualdad.
- Derecho a la seguridad de la persona.
- Derecho a no ser sometido a esclavitud ni servidumbre.
- Derecho a no ser sometido a torturas ni a penas o tratos inhumanos y
degradantes.
- Derecho a la igualdad ante la ley y a la protección frente a la detención o
encarcelamiento o el exilio arbitrario.
- Derecho a la justicia.
- Derecho a un proceso justo y a la presunción de inocencia mientras no se
pruebe su culpabilidad.
- Derecho al respeto de la vida privada y familiar, del domicilio y la
correspondencia.
- Derecho a la libertad de circulación y de residencia.
- Derecho al asilo.
- Derecho a la paz en el mundo.
- Derecho a la nacionalidad.
- Derecho a casarse y fundar una familia.
- Derecho a la propiedad.
- Derecho a ejercer la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión.
- Derecho al a libertad de expresión y de opinión.
- Derecho a la libertad de reunión y de afiliaciones pacíficas.
- Derecho a participar en el gobierno del propio país directamente o por medio de
los representantes libremente escogidos.
- Derecho al trabajo.
- Derecho a la salud.
- Derecho a la seguridad social.
- Derecho a un salario justo por un trabajo igual.
- Derecho a fundar sindicatos y sindicarse.
- Derecho al descanso y disfrute de tiempo libre, jornada de trabajo razonable y
vacaciones periódicas.
- Derecho a un nivel de vida adecuado que asegure el bienestar del individuo y el
de su familia.
- Derecho a la educación y a participar libremente en la vida cultural de la
comunidad.

El respeto de los estos derechos humanos esta generalmente ligado a los


sistemas democráticos. Los Estados donde se los reconoce, tutela y promueve son
democráticos. El Estado democrático no es solamente un sistema de gobierno en el
que exista la posibilidad de elegir y ser electos, que establezca un gobierno de
mayorías, que permita la posibilidad de disentir y que respete los derechos políticos
de las minorías. El Estado democrático debe tener la finalidad del bien común, el cual
se logra a través del restricto respeto de los derechos humanos de todos los
habitantes sin distinción ninguna.
TEMA 4.- LA DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LOS DERECHOS HUMANOS

Asignatura de Derechos Humanos y Educación


Prof. María José Albert
Grado Educación Social

Índice

4.1.- Texto de la Declaración

4.2.- Las generaciones de derechos humanos.

 Primera generación de derechos: Libertades civiles y políticas.


 Segunda generación de derechos: Económicos, sociales y culturales
 Tercera generación de derechos: Derechos colectivos, solidaridad.
 Cuarta generación de derechos: Uso de nuevas tecnologías.
Introducción
A partir de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, los países del mundo
disponen de un código mundial ético-político, de unas categorías ideológico-normativas
capaces de juzgar los comportamientos humanos a nivel universal. Representa, pues, esa
Declaración, el primero y el último generoso intento de la comunidad internacional por
introducir una normativa racional y consensuada, en materia de derechos humanos, en la vida
social y política de los Estados y de los ciudadanos de todo el mundo. Consideramos
importante que tanto pedagogos como educadores sociales, conozcan esta declaración, el
universalismo de los derechos humanos que se desprende de ella así como las distintas
generaciones de los mismos.
La mutación histórica de los derechos humanos ha determinado la aparición de sucesivas
"generaciones". Los derechos humanos nacen, como es notorio, con marcada impronta
individualista, como libertades individuales que configuran la primera generación de los
derechos humanos, cuya base principal es la libertad. Dicha matriz ideológica individualista
sufrirá un amplio proceso de erosión e impugnación en las luchas sociales del siglo XIX. Estos
movimientos reivindicativos evidenciarán la necesidad de completar el catálogo de los
derechos y libertades de la primera generación con una segunda generación de derechos, los
derechos económicos, sociales y culturales, cuyo eje es la igualdad. La tercera generación
aparece como complementadora de las fases anteriores cuya base es la solidaridad ya que
afectan a intereses difusos y/o a bienes que son patrimonio de todos, de modo que a todos
compete el ejercicio de su defensa y de su tutela. Solo mediante un esfuerzo solidario y de
sinergia, de la cooperación y el sacrificio, voluntario y altruista, será posible satisfacer
plenamente las necesidades y aspiraciones globales comunes relativas a la paz, la calidad de
vida, el medio ambiente. La que algunos llaman cuarta generación surge como esa necesidad
de moverse en un mundo informático donde las TIC forman parte importante en la vida de las
personas.
En este tema el alumno no debe estudiarse de memoria dicha declaración. Debe tener una
visión general de la misma y prestar atención sobre aspectos como: cuándo nace, cómo surge,
cuáles son sus objetivos, el tema principal de los artículos que la forman, así como ser capaz
de realizar comentarios sobre cada uno de los artículos que la componen utilizando
razonamientos y legua- je técnico y profesional.
4.1. El universalismo de los derechos humanos
La Universalidad, como ya hemos visto, es una de las características más importantes de
los derechos humanos. Como ya hemos explicado, con el carácter de universalidad se quiere
resaltar que todos los derechos humanos son poseídos por todos los seres humanos (hombres
y mujeres) de todos los tiempos, culturas y sociedades. Una vez visto y estudiado el
reconocimiento y protección estatal es importante estudiar la situación internacional.
La Universalidad de los derechos humanos, aún siendo algo reconocido por todos los
países su aceptación ha sido un proceso largo y laborioso. En este proceso se han creado
distintos Organismos y documentos que si en un principio no estaban muy vinculados a los
derechos humanos su base ha servido como trampolín hasta llegar a la Declaración Universal
de los Derechos Humanos.
Antes de llegar a la Declaración Universal de los Derechos Humanos que es lo que nos
ocupa, no podemos dejar de mencionar algunas reuniones y conferencias importantes para el
avance y logro de esa universalidad de los derechos humanos. Entre otras podemos citar la
Conferencia Internacional de Dumbarton Oaks Yalta en Octubre de 1944 a la que asistieron las
cuatro grandes potencias: China, Estados Unidos, Reino Unido y la U.R.S.S., donde se
preparó el proyecto de la Carta de las Naciones Unidas; la Conferencia de Yalta de febrero de
1945 donde se acordó la celebración de una Conferencia Internacional en Estados Unidos el
25 de Abril con objeto de establecer una Organización Internacional de la Naciones Unidas. A
esta conferencia asistieron 50 Estados y se crearon dos documentos complementarios que
sentaron las bases del orden internacional, esos documentos fueron la Carta de las Naciones
Unidas, y El Estatuto del Tribunal Constitucional de Justicia, aprobados en San Francisco en
junio de 1945, este último sin especial vinculación con los derechos humanos.
En la Carta de las Naciones Unidas, o también llamada Carta de San Francisco se recoge
la promesa solemne de redactar y promulgar una Declaración Universal de los Derechos
Humanos. En el preámbulo de la carta y en otros muchos artículos se hace referencia a los
derechos humanos pero no se enumera un catálogo de derechos, ni se crean mecanismos
concretos para garantizar el ejercicio de los derechos dentro de los Estados miembros. Ante
esta situación era necesaria la creación de un Órgano capaz de garantizar los derechos
humanos y la formulación de una lista concreta de derechos que facilitará el hacer efectivo
dicho compromiso. Así el Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas utilizando las
facultades atribuidas por el artículo 68 de la Carta de San Francisco creo las Comisión de
Derechos Humanos en junio de 1946 (Martín Morán en De Castro Cid, 2004:226). Esta
comisión será el órgano encargado de la protección de los derechos humanos definidos en la
Carta de San Francisco y, en espera de la creación de una institución que se encargue de
hacer respetar los derechos y libertades, será reconocida como un organismo competente en
las Naciones Unidas en los temas de derechos humanos.
Para subsanar la carencia mencionada surgió la necesidad dentro de las Naciones Unidas,
de elaborar una Declaración Internacional de Derechos en la que se definieran de forma
exhaustiva los derechos protegibles. Así la Comisión de Derechos Humanos en 1946 comenzó
a trabajar en este proyecto concluyendo con un amplio trabajo donde se relacionaban de forma
pomenorizada tanto los derechos civiles y políticos como los económicos, sociales y culturales.
Esto concluyó en 1948 con lo que se denominó Declaración Universal de los Derechos
Humanos.
A partir de esta Declaración los países del mundo van a disponer de un código
ético-político, de unas categorías ideológico-normativas capaces de juzgar los
comportamientos humanos a nivel universal. Esta Declaración representa el primero y el último
generoso intento de la comunidad internacional por introducir una normativa racional y
consensuada, en materia de derechos humanos, en la vida social y política de los Estados y de
los ciudadanos de todo el mundo (Medina Rubio en López-Barajas y Ruiz Corbella, 2000:30).
La Declaración Universal ha supuesto en países o estados muy diferentes, en cuanto a su
civilización, estructura social, tradición histórica o desarrollo cultural, una fuerza de arrastre
hacia una meta ideal de convergencia común en la configuración de un nuevo orden de
convivencia basado en los derechos humanos.
La Asamblea General proclama la presente Declaración Universal de Derechos Humanos
como ideal común por el que todos los pueblos y naciones deben esforzarse, a fin de que tanto
los individuos como las instituciones, inspirándose constantemente en ella, promuevan,
mediante la enseñanza y la educación, el respeto a estos derechos y libertades, y aseguren,
por medidas progresivas de carácter nacional e internacional, su reconocimiento y aplicación
universales y efectivos, tanto entre los pueblos de los Estados Miembros como entre los de los
territorios colocados bajo su jurisdicción.
Tema 4: LA DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LOS DERECHOS HUMANOS

4.1.- Texto de la declaración

La DUDH (Declaración Universal de los Derechos Humanos) se compone de un


preámbulo y treinta artículos, que recogen derechos de carácter civil, político, social,
económico y cultural.

Los artículos 1 y 2 recogen principios básicos en los que se sustentan los derechos:
libertad, igualdad, fraternidad y no discriminación.

Los artículos del 3 al 21 recogen los derechos civiles y políticos

Los artículos 22 al 28 recogen los derechos económicos sociales y culturales

Los artículos 29 y 30 recogen las condiciones y límites con que estos derechos deben
ejercerse.

Texto de la declaración

El 10 de diciembre de 1948, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó y


proclamó la Declaración Universal de Derechos Humanos, cuyo texto completo figura
en las páginas siguientes. Tras este acto histórico, la Asamblea pidió a todos los Países
Miembros que publicaran el texto de la Declaración y dispusieran que fuera
"distribuido, expuesto, leído y comentado en las escuelas y otros establecimientos de
enseñanza, sin distinción fundada en la condición política de los países o de los
territorios".

PREÁMBULO

Considerando que la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el


reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de
todos los miembros de la familia humana;

Considerando que el desconocimiento y el menosprecio de los derechos humanos han


originado actos de barbarie ultrajantes para la conciencia de la humanidad, y que se ha
proclamado, como la aspiración más elevada del hombre, el advenimiento de un mundo
en que los seres humanos, liberados del temor y de la miseria, disfruten de la libertad de
palabra y de la libertad de creencias;

Considerando esencial que los derechos humanos sean protegidos por un régimen de
Derecho, a fin de que el hombre no se vea compelido al supremo recurso de la rebelión
contra la tiranía y la opresión;

Considerando también esencial promover el desarrollo de relaciones amistosas entre las


naciones;

Considerando que los pueblos de las Naciones Unidas han reafirmado en la Carta su fe
en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona
humana y en la igualdad de derechos de hombres y mujeres, y se han declarado
resueltos a promover el progreso social y a elevar el nivel de vida dentro de un concepto
más amplio de la libertad;

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Tema 4: LA DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LOS DERECHOS HUMANOS

Considerando que los Estados Miembros se han comprometido a asegurar, en


cooperación con la Organización de las Naciones Unidas, el respeto universal y efectivo
a los derechos y libertades fundamentales del hombre, y

Considerando que una concepción común de estos derechos y libertades es de la mayor


importancia para el pleno cumplimiento de dicho compromiso;

Artículo 1.

Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como
están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.

Artículo 2.

Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración,
sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de
cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o
cualquier otra condición.

Además, no se hará distinción alguna fundada en la condición política, jurídica o


internacional del país o territorio de cuya jurisdicción dependa una persona, tanto si
se trata de un país independiente, como de un territorio bajo administración
fiduciaria, no autónoma o sometida a cualquier otra limitación de soberanía.

Artículo 3.

Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona.

Artículo 4.

Nadie estará sometido a esclavitud ni a servidumbre, la esclavitud y la trata de


esclavos están prohibidas en todas sus formas.

Artículo 5.

Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes.

Artículo 6.

Todo ser humano tiene derecho, en todas partes, al reconocimiento de su personalidad


jurídica.

Artículo 7.

Todos son iguales ante la ley y tienen, sin distinción, derecho a igual protección de la
ley. Todos tienen derecho a igual protección contra toda discriminación que infrinja
esta Declaración y contra toda provocación a tal discriminación.

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Tema 4: LA DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LOS DERECHOS HUMANOS

Artículo 8.

Toda persona tiene derecho a un recurso efectivo ante los tribunales nacionales
competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos fundamentales
reconocidos por la constitución o por la ley.

Artículo 9.

Nadie podrá ser arbitrariamente detenido, preso ni desterrado.

Artículo 10.

Toda persona tiene derecho, en condiciones de plena igualdad, a ser oída


públicamente y con justicia por un tribunal independiente e imparcial, para la
determinación de sus derechos y obligaciones o para el examen de cualquier
acusación contra ella en materia penal.

Artículo 11.

1. Toda persona acusada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia


mientras no se pruebe su culpabilidad, conforme a la ley y en juicio público en el que
se le hayan asegurado todas las garantías necesarias para su defensa.

2. Nadie será condenado por actos u omisiones que en el momento de cometerse no


fueron delictivos según el Derecho nacional o internacional. Tampoco se impondrá
pena más grave que la aplicable en el momento de la comisión del delito.

Artículo 12.

Nadie será objeto de injerencias arbitrarias en su vida privada, su familia, su


domicilio o su correspondencia, ni de ataques a su honra o a su reputación. Toda
persona tiene derecho a la protección de la ley contra tales injerencias o ataques.

Artículo 13.

1. Toda persona tiene derecho a circular libremente y a elegir su residencia en el


territorio de un Estado.

2. Toda persona tiene derecho a salir de cualquier país, incluso del propio, y a
regresar a su país.

Artículo 14.

1. En caso de persecución, toda persona tiene derecho a buscar asilo, y a disfrutar de


él, en cualquier país.

2. Este derecho no podrá ser invocado contra una acción judicial realmente originada
por delitos comunes o por actos opuestos a los propósitos y principios de las
Naciones Unidas.

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Tema 4: LA DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LOS DERECHOS HUMANOS

Artículo 15.

1. Toda persona tiene derecho a una nacionalidad,

2. A nadie se privará arbitrariamente de su nacionalidad ni del derecho a cambiar de


nacionalidad.

Artículo 16.

1. Los hombres y las mujeres, a partir de la edad núbil, tienen derecho, sin restricción
alguna por motivos de raza, nacionalidad o religión, a casarse y fundar una familia, y
disfrutarán de iguales derechos en cuanto al matrimonio, durante el matrimonio y en
caso de disolución del matrimonio.

2. Sólo mediante libre y pleno consentimiento de los futuros esposos podrá contraerse
el matrimonio.

3. La familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a la


protección de la sociedad y del Estado.

Artículo 17.

1. Toda persona tiene derecho a la propiedad, individual y colectivamente.

2. Nadie será privado arbitrariamente de su propiedad.

Artículo 18.

Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión;


este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la
libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en
público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia.

Artículo 19.

Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho


incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir
informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por
cualquier medio de expresión.

Artículo 20.

1. Toda persona tiene derecho a la libertad de reunión y de asociación pacíficas.

2. Nadie podrá ser obligado a pertenecer a una asociación.

Artículo 21.

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Tema 4: LA DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LOS DERECHOS HUMANOS

1. Toda persona tiene derecho a participar en el gobierno de su país, directamente o


por medio de representantes libremente escogidos.

2. Toda persona tiene el derecho de acceso, en condiciones de igualdad, a las


funciones públicas de su país.

3. La voluntad del pueblo es la base de la autoridad del poder público; esta voluntad
se expresará mediante elecciones auténticas que habrán de celebrarse periódicamente,
por sufragio universal e igual y por voto secreto u otro procedimiento equivalente que
garantice la libertad del voto.

Artículo 22.

Toda persona, como miembro de la sociedad, tiene derecho a la seguridad social, y a


obtener, mediante el esfuerzo nacional y la cooperación internacional, habida cuenta
de la organización y los recursos de cada Estado, la satisfacción de los derechos
económicos, sociales y culturales, indispensables a su dignidad y al libre desarrollo
de su personalidad.

Artículo 23.

1. Toda persona tiene derecho al trabajo, a la libre elección de su trabajo, a


condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo y a la protección contra el
desempleo.

2. Toda persona tiene derecho, sin discriminación alguna, a igual salario por trabajo
igual.

3. Toda persona que trabaja tiene derecho a una remuneración equitativa y


satisfactoria, que le asegure, así como a su familia, una existencia conforme a la
dignidad humana y que será completada, en caso necesario, por cualesquiera otros
medios de protección social.

4. Toda persona tiene derecho a fundar sindicatos y a sindicarse para la defensa de


sus intereses.

Artículo 24.

Toda persona tiene derecho al descanso, al disfrute del tiempo libre, a una limitación
razonable de la duración del trabajo y a vacaciones periódicas pagadas.

Artículo 25.

1. Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a
su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la
vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios; tiene asimismo
derecho a los seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez u
otros casos de pérdida de sus medios de subsistencia por circunstancias
independientes de su voluntad.

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2. La maternidad y la infancia tienen derecho a cuidados y asistencia especiales.


Todos los niños, nacidos de matrimonio o fuera de matrimonio, tienen derecho a
igual protección social.

Artículo 26.

1. Toda persona tiene derecho a la educación. La educación debe ser gratuita, al


menos en lo concerniente a la instrucción elemental y fundamental. La instrucción
elemental será obligatoria. La instrucción técnica y profesional habrá de ser
generalizada; el acceso a los estudios superiores será igual para todos, en función de
los méritos respectivos.

2. La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana y el


fortalecimiento del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales;
favorecerá la comprensión, la tolerancia y la amistad entre todas las naciones y todos
los grupos étnicos o religiosos, y promoverá el desarrollo de las actividades de las
Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz.

3. Los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de
darse a sus hijos.

Artículo 27.

1. Toda persona tiene derecho a tomar parte libremente en la vida cultural de la


comunidad, a gozar de las artes y a participar en el progreso científico y en los
beneficios que de él resulten.

2. Toda persona tiene derecho a la protección de los intereses morales y materiales


que le correspondan por razón de las producciones científicas, literarias o artísticas de
que sea autora.

Artículo 28.

Toda persona tiene derecho a la protección de los intereses morales y materiales que
le correspondan por razón de las producciones científicas, literarias o artísticas de que
sea autora.

Artículo 29.

1. Toda persona tiene deberes respecto a la comunidad, puesto que sólo en ella puede
desarrollar libre y plenamente su personalidad.

2. En el ejercicio de sus derechos y en el disfrute de sus libertades, toda persona


estará solamente sujeta a las limitaciones establecidas por la ley con el único fin de
asegurar el reconocimiento y el respeto de los derechos y libertades de los demás, y
de satisfacer las justas exigencias de la moral, del orden público y del bienestar
general en una sociedad democrática.

3. Estos derechos y libertades no podrán, en ningún caso, ser ejercidos en oposición a


los propósitos y principios de las Naciones Unidas.
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Artículo 30.

Nada en esta Declaración podrá interpretarse en el sentido de que confiere derecho


alguno al Estado, a un grupo o a una persona, para emprender y desarrollar
actividades o realizar actos tendientes a la supresión de cualquiera de los derechos y
libertades proclamados en esta Declaración.

El alcance de la Declaración

A pesar de la importancia de la Declaración de los Derechos Humanos y lo mucho que


ha significado y significa para el respeto y aceptación de los mismos, la Declaración es
el resultado de un frágil equilibrio entre los Estados occidentales y los Estados del
bloque socialista. La polémica que se vivió en el proceso de redacción de dicha
declaración no enfrentó como podría pensarse al mundo occidental con Asia o a los
países desarrollados con el Tercer Mundo, sino que el choque ideológico-político que
presidió ese proceso fue el sostenido entre la Europa Occidental y los Estados de la
órbita soviética.

A pesar de que las diferencias ideológicas y conceptuales respecto de los derechos


humanos y la concepción de la sociedad existente en 1948 no hubiera sido aceptable
desde un punto de vista político una instancia jurisdiccional capaz de exigir a todos los
Estados el cumplimiento de todos los derechos incluidos en la Declaración, los países
socialistas no estaban dispuesto a admitir injerencias externa que pudieran criticar la
situación de los derechos humanos en el ámbito de su soberanía. Todos los miembros de
la Comisión eran conscientes de este problema por lo que la Declaración por lo menos
en sus inicios no tuvo valor jurídico, su valor era puramente declarativo. Pero aunque
no fuese un documento obligatorio o vinculante para los Estados, si tuvo y tiene un gran
valor moral que tiene el gran mérito de haber conseguido, a pesar de las diferencias
ideológicas un acuerdo entre los pueblos a cerca de un catálogo mínimo de los derechos
humanos que deberían ser respetados y protegidos por todos. Además sirvió como base
para la creación de las dos convenciones internacionales de la ONU, el Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos (1966) y el Pacto Internacional de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales,(1966) pactos que fueron adoptados por la
Asamblea General de Naciones Unidas en su resolución 2200 A (XXI), de 16 de
diciembre de 1966, así como ordenamientos jurídicos que permiten la denuncia entre
Estados de la vulneración de los derechos humanos

Con el transcurso de los años sus principios fundamentales han adquirido la condición
de normas que todos los estados deben respetar, se la ha considerado como el ideal
internacional por el que todos los pueblos y naciones deben esforzarse, es conocida y
aceptada universalmente como un documento histórico que enuncia una definición
universal de la dignidad de la persona así como de los valores y los derechos humanos
que han de ser respetados y garantizados. Desde hace mucho tiempo los derechos
enunciados en la Declaración Universal han adquirido tal fuerza y grado de adhesión
que han sido considerados como preceptos jurídicos de derechos consuetudinario
Internacional. En realidad ha existido un consenso generalizado de su exigibilidad y
por tanto de su valor jurídico. (Martínez Morán en De Castro Cid, 2004:230).

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4.2.- Las generaciones de Derecho Humanos

Los derechos humanos, tal y como ya hemos explicado en apartado anteriores, no son
estáticos e inalterables, sino realidades que han ido evolucionando y desarrollándose, en
los mas de 50 años transcurridos desde su Declaración, por la presión de nuevas
necesidades o situaciones sociales y como manifestación de valores sociales
emergentes. El hombre no puede evitar nacer y formarse en un contexto cultural
determinado, experimentando igualmente los condicionamientos que le impone la
coexistencia con el grupo social más próximo. Los derechos humanos se presentan en
este sentido con un contenido dinámico que ha ido cambiando y cambiará
necesariamente a lo largo del tiempo, dependiendo de los sucesivos consensos sociales
que, en cualquier caso constituyen su fuente de justificación. El desarrollo de sus
formulaciones y clasificaciones dependerá necesariamente siempre de las impredecibles
decisiones del grupo social sometido a múltiples condicionamientos.

Una de las clasificaciones que mejor han sido acogidas a la hora de analizar los
derechos humanos es la que los distingue en diferentes generaciones. Esta clasificación
tiene la ventaja de permitir el examen de su proceso evolutivo en el tiempo de cuerdo,
como ya hemos dicho, con las necesidades de la sociedad en cada momento. (Escámez
Sánchez, 2004)

Los derechos humanos nacen con una marcada impronta individualista, como libertades
individuales que configuran la primera fase o generación de derechos humanos, y se la
denomina la generación de derechos y libertades civiles políticas y religiosas. Dicha
matriz ideológica individualista sufrirá un amplio proceso de erosión e impugnación en
las luchas sociales del siglo XIX. Estos movimientos reivindicativos evidenciarán la
necesidad de completar el catálogo de los derechos y libertades de la primera
generación con una segunda generación de derechos, denominada como generación de
derechos económicos sociales y culturales. Pero estos derechos sociales de la segunda
generación para que tengan incidencia y relevancia han de ir anudados entre sí por su
incidencia universal en la vida de todos los hombres y exigen para su realización un
esfuerzo solidario de sinergia, una cooperación y sacrificio de los intereses individuales
para satisfacer plenamente las necesidades y aspiraciones globales. Nacen así los
derechos de la tercera generación o derechos colectivos y de la solidaridad y calidad de
vida. En esta evolución algunos autores hablan ya de una cuarta generación de derechos
relacionados con las nuevas tecnologías, y el uso adecuado de ellas. Veamos un poco
más despacio cada una de estas generaciones.

Primera generación de derechos.- A esta primera generación, tal y como hemos dicho,
corresponden a los derechos civiles y políticos. Entendemos por derechos civiles,
aquellos que le corresponde a un persona como individuo, independientemente de su rol
social, y que hacen a su vida y a su libertad personal. Son exigibles contra cualquiera,
que ose perturbarlos. Así son derechos civiles el derecho a la vida, a la libertad
personal, a ejercer libremente su culto, a reunirse, a asociarse con fines útiles, a la
dignidad, al honor, al nombre.

Por su parte so derecho políticos los que corresponden al ciudadano para participar
como miembro activo del poder político en un gobierno democrático, por sí o a través
de sus representantes. El derecho de sufragio, a afiliarse a un partido político, a ser

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elegido para un cargo de gobierno, a participar en la presentación de un proyecto de ley,


en un plebiscito o en una consulta popular.

Tanto los derechos civiles como los políticos se presentan como libertades exclusivas o
privilegios, de modo que permiten excluir a todos los demás de nuestras decisiones.
Están ligados al tipo de Estado en el que surgieron; del Estado absolutista se pasó al
Estado liberal de Derecho que vino a garantizar las esferas de libertad de sus
ciudadanos, con el menor intervencionismo posible. El Estado es un Estado pasivo que
no favorece el desarrollo o las mejoras que solo se pone en acción cuando debe restituir
el orden vulnerado por un ciudadano afectando a los demás ciudadanos en sus esferas
privadas, en sus libertades personales o en sus derechos de participación, es decir el
Estado no tiene que realizar gastos o disponer de recursos para proporcionar estos
derechos, sino permitir y favorecer que se ejerzan. Algunos autores han denominado a
estos derechos como libertades burguesas, ya que en su origen estuvo la lucha de la
burguesía contra los privilegios feudales o nobiliarios de la época. (Megías Quirós
2006:99)

Esta primera generación se centra en la defensa de las libertades reservadas al individuo


y que sen explicitan en los derechos de libertad de conciencia, pensamiento, religiosa,
propiedad, residencia en cualquier territorio del Estado y tránsito de un país a otro,
reunión asociación, libertad política. La característica fundamental de la vida política es
la libertad como no dominación; se entiende que una comunidad política es libre cuando
la estructura de sus instituciones es tal que ninguno de sus miembros tema la
interferencia arbitraria del Estado o de cualquier individuo, por poderoso que sea, en el
modo como conduce su vida (Pettit, 1999).

Los derechos de esta generación tienen dos características importantes, por un lado la
que hace referencia a la titularidad individual y el carácter absoluto y por otro el ser
reconocidos como derechos de autonomía. La titularidad individual o implica que es
siempre un sujeto individual, una persona, el que aparece como sujeto o titular de
derecho en cuestión, y a él compete su ejercicio y disfrute, es decir responde a la idea ya
tan estudiada, de que el hombre es considerado en abstracto, todos los hombres son
igualmente libres, porque se prescinde de sus circunstancias concretas y reales, y a
todos corresponden los mismo derechos por el hecho de ser hombre.

La segunda característica, ser reconocidos como derechos de autonomía, hace referencia


a que se establecen frenos y límites de actuaciones estatales en el sentido del
reconocimiento de ámbitos privados en los que ni siquiera el Estado podría estar
legitimado para intervenir sin el consentimiento del individuo.

Segunda generación de derechos. En esta generación tiene la denominación oficial de


derechos, económicos, sociales y culturales, aunque también se la conoce como la
generación de los derechos sociales. Entendemos por derechos sociales aquellos que
corresponden a las personas por su rol en un determinado contexto social por hallarse
desprotegidos frente a una situación desigual con respecto a otros que podría abusar de
tal circunstancia. Así son derechos sociales fundamentalmente los referidos al trabajo,
ya que la situación de necesidad en la que se halla el trabajador, lo coloca en una
posición susceptible de ser objeto de abusos por parte de los empleadores tal y como
había sucedido durante la revolución que fue una más que elocuente de lo que pueden
hacer los empleadores con sus empleados sino existiesen leyes que limiten sus acciones.

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Es por ello que la ley toma posición para lograr equidad, estableciendo por ejemplo que
las condiciones de trabajo deben ser dignas, que deben respetarse horarios de trabajo,
impide o regula el trabajo de menores, concede vacaciones, pagas, un salario mínimo
vital, el derecho a agremiarse, el derecho de los gremios a la huelga, a concertar
convenios colectivos de trabajo, a recurrir a la conciliación y al arbitraje etc. En otros
casos el estado interviene para proteger a aquellos miembros del cuerpo social que se
hallan en situación de inferioridad y necesitan mayor atención por su estado de salud o
por su edad avanzada, concediéndoles seguro social, pensiones y jubilaciones. Pero no
solo el derecho al trabajo y a la seguridad social, los derechos sociales también cubren
aspectos como la educación, el hambre, las necesidades económicas, la incultura, el
descanso etc.

A lo largo de los siglos XIX y XX surge la tendencia a la ampliación de los derechos


humanos de la primera generación al ámbito económico, social y cultural, estos
derechos se manifiestan en un primer momento como una reivindicación ética y política
y posteriormente se produce su reconocimiento jurídico y político. Esa lucha por los
derechos sociales, económicos y culturales fue protagonizada por el movimiento obrero
y el socialismo democrático. En este momento los ricos burgueses, dueños de las
fábricas debieron afrontar al surgimiento de los movimientos obreros que luchaban por
lograr condiciones dignas de trabajo, que les habían sido desconocidas a partir de la
Revolución Industrial y que no habían sido contempladas luego en la Revolución
Francesa, ya que a los ricos burgueses, les convenía tener una masa de trabajadores
marginados, como mano de obra dócil y barata. Los movimientos socialistas, lograrán
progresivamente, el establecimiento de jornadas de trabajo de ocho horas, condiciones
dignas, descanso dominical etc.

Poco a poco se fue tomando conciencia de que para salvaguardar la dignidad humana no
solamente es necesario librar al hombre de la opresión y de la tiranía sino también de la
necesidad económica, del hambre de la miseria de la incultura. Y así el movimiento
obrero y el socialismo democrático fundamentalmente a partir de la segunda mitad del
siglo XIX, empezaron a reivindicar y a exigir una serie de derechos de carácter social,
económico y culturales necesarios para que las libertades sean reales y efectivas para
todos. (Megías Quirós, 2006: 104).

El valor que se manifiesta en los derechos de segunda generación es la igualdad y se


explicita en derechos que regulan el ámbito del mercado, tratando de establecer
garantías sociales para los ciudadanos como, ya hemos señalado, el derecho al trabajo,
el salario justo, a la vivienda, al descanso retribuido, a la salud, a la educación al gozo
de los bienes culturales y científicos, derechos todos ellos que el mercado no garantiza
espontáneamente. Estos derechos se entienden actualmente como garantías mínimas de
un Estado Social y se atribuyen a la persona como miembro de la sociedad. El Estado
aparece ahora como garante de la igualdad de oportunidades entre los ciudadanos,
impidiendo abusos de parte de los socialmente más favorecidos. Esto supone por parte
del Estado de una política activa de los poderes públicos encaminada a garantizar su
ejercicio y se realizan a partir de las técnicas jurídicas de las prestaciones y de los
servicios públicos, ya que está muy bien decir que todos los ciudadanos tienen derecho
a recibir alimento o medicinas, pero si no se atribuye la obligación a una agencia
específica de dar esos alimentos o medicinas….. esos derechos no significan nada.

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Tema 4: LA DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LOS DERECHOS HUMANOS

Todo este proceso desembocó en la incorporación de estos derechos sociales,


económicos y culturales al Derecho positivo, al lado de los tradicionales derechos
individuales. Se trata así de la segunda generación de Derechos humanos, considerados
como característicos del Estado social de Derecho que proporcionan las condiciones
económicas y sociales para que sean efectivos los derechos civiles y políticos.

El profesor Escamez nos presenta y hace notar una diferencia importante entre los
derechos de la primera y de la segunda generación. Mientras que en los de la primera
generación, derechos civiles y políticos, postulan la reducción de la presencia del Estado
en la vida pública para garantizar la libertad del individuo por lo que la participación
del Estado tenia que ser prácticamente nula En la segunda, derechos económicos,
sociales y culturales se postula la participación directa del estado como garante de
igualdad en los bienes sociales para todos los ciudadanos.

Esta diferencia ha llevado al enfrentamiento entre los países occidentales ricos y los
países en vía de desarrollo. Por su parte los países occidentales enfatizan sobre los
derechos civiles y políticos acusando a otros países de necear esos derechos a sus
ciudadanos, los países en vía de desarrollo se centran más en los derechos económicos y
sociales, criticando a los países occidentales su egoísmo que impide disfrutar de esto
derechos a piases más pobres. El enfrentamiento sobre esta cuestión se ha visualizado
con la existencias del Pacto internacional referido a los derechos civiles y políticos y el
Pacto Internacional referido a los derechos económicos, sociales y culturales alcanzados
en 1966 , cuya entrada en vigor fue en 1.976. A pesar de estos pactos sigue habiendo
grandes diferencias en dicho bloques de países tanto en los derechos civiles y políticos,
ya que en mucho países no se fan esas libertades fundamentales, como en los derechos
económicos y sociales donde se dan grandes diferencias de unos países a otros
(Escamez Sánchez, op cit. : 84).

Tercera generación de derechos.-

Una de las principales críticas que se le hizo a la Declaración Universal es que se centra
exclusivamente en los derechos individuales, acogiendo solo los derechos de primera y
segunda generación, relegando a los colectivos. Esa necesidad de fomentar los
derechos colectivos hace que surjan los derechos de tercera generación o derechos
colectivos y de solidaridad complementadota de las dos anteriores. Los derechos de la
tercera generación comportan formas de titularidad colectivas, pues afectan a intereses
y/o a bienes que son patrimonio de todos de modo que a todos compete el ejercicio de
su defensa y de su tutela. Son los derechos de los pueblos a la diversidad y a la cultura
socioidentitaria, es decir nuevos derechos humanos surgidos de la especificidad de las
circunstancias y condiciones socioidentitarias de los pueblos y grupos.

Los derechos de la tercera generación se hallan anudados unos con otros por su
incidencia universal en la vida de todos los hombres y exigen para su realización la
comunidad de esfuerzos y responsabilidades a escala planetaria. Solo desde y mediante
un esfuerzo solidario de sinergia de cooperación y sacrificio voluntario y altruista de los
intereses egoístas, será posible satisfacer las aspiraciones globales comunes relacionadas
con estos derechos de tercera generación como son el derecho a la paz, a la calidad de
vida, al desarrollo y autodeterminación de los pueblos, al desarrollo sostenible y un

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medio ambiente sano y la libertad informática y las nuevas tecnologías….. (Masuda,


1984: 120).

Los derechos de la tercera generación no han sido objeto generalizado de declaración


constitucional, aunque están presentes cada vez con mayor sensibilidad en la conciencia
social. En contraposición con los derechos de la primera y segunda generación, que
están recogidos en las constituciones y cartas de gobierno de los diversos países, los
derechos de la tercera generación siguen un camino inverso: gozan de reconocimiento
en los textos internacionales, pero solo de manera muy aislada y particular, están
recogidos en aquellos textos constitucionales de países que han reformado
recientemente su carta fundamental de gobierno (Touriñan, 2008-201).

Los derechos de tercera generación afectan de manera especial a la educación, la


convivencia, la diversidad y la solidaridad. La orientación hacia la diversidad cultural y
socioidentitaria consolida la tesis de la construcción solidaria de derechos, ya que no
vemos al otro como aquel que pone límites a nuestro desarrollo personal, sino que es el
otro con el que podremos lograr la vocación común de ser personas. La cuestión clave
es como crecer juntos aceptando la diversidad. Por este motivo en los derechos de
tercera generaciones desvanece la idea de territorialidad y subsidio de los derechos
sociales, porque la transnacionalidad y la globalización aparecen como condiciones
inherentes. En los derechos de la tercera generación ya no hablamos simplemente de
derechos sociales que requieren la subsidiación del Estado, hablamos de derechos que
reclaman la cooperación positiva de los Estados y la Sociedad Civil más allá de las
fronteras territoriales (Touriñan 2004 )

La lista de los derechos de la tercera generación puede ser y es muy larga, veamos
brevemente algunos de los más renombrados.

El derecho a la paz.- La temática de la paz ha adquirido un protagonismo indiscutible


en el sistema de las necesidades insatisfechas de los hombres y de los pueblos del
último periodo de nuestro siglo, y que tal temática entrañe una inmediata proyección
subjetiva, nacional e internacional por lo que requiere de los más variados factores
sociales, políticos, económicos e ideológicos. Efectivamente cuando hablamos del
derecho a la paz debemos hacerlo en tres dimensiones, una seria el derecho a la paz
entre naciones, otra seria el derecho a la paz estatal, o dentro de cada Nación o Estado y
otra el derecho a la paz individual. Las tres dimensiones están totalmente relacionadas.
Para conseguir una paz internacional se necesitan una serie de acuerdo y el respeto de
unos derechos mínimos por parte de todas las naciones, pero además es muy importante
que dentro de cada nación haya un nivel de desarrollo humano aceptable y para ese
desarrollo humano individual es necesario unos principios éticos. Pero estas tres
dimensiones solas poco podrían hacer, por eso para un derecho a la paz es necesario
convencer a mucha gente sobre todo de los países desarrollados la importancia para la
paz de trabajar en la dirección del progreso económico social y cultural.

El derecho a un medio ambiente sano y calidad de vida.- el hombre necesita para


desarrollarse un medio ambiente sano en el que vivir. Los datos de los expertos apuntan
a la necesidad de cambios rápidos y enérgicos en las políticas de todos los países para
conjurar y aminorar los problemas del medio ambiente, antes de que alcance
proporciones incontrolables. Se necesitan mucho tiempo para que las medidas que se
tomen sean eficaces, por este motivo si se aplazan las decisiones y se permite que los

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problemas empeoren, entonces las posibilidades de actuar se verán reducidas. Las


personas tienen derecho a un medio ambiente sano que les permita asegurar su vida y la
de sus hijos así como no padecer las enfermedades, que se puedan prevenir, generadas
como consecuencia de la intervención humana

En el curso de los últimos años pocas cuestiones han suscitado tan amplia y heterogénea
inquietud como la que se refiere a las relaciones del hombre con su medio ambiental, en
el que se halla inmerso y que condiciona su existencia. El expolio acelerado de las
fuentes de energía, así como la contaminación y degradación del medio ambiente, han
tenido una gran repercusión en el habitat humano y en el propio equilibrio
psicosomático de los individuos afectando a su calidad de vida. La inmediata incidencia
del ambiente en la existencia humana, la contribución decisiva a su desarrollo y a su
misma posibilidad, es lo que justifica su inclusión en el estatuto de los derechos
humanos. . Pero además el hombre tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le
asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el
vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios que le
garanticen una calidad de vida.

El derecho al desarrollo de los pueblos. Este es un derecho que está basado


principalmente en la cooperación internacional para el desarrollo de los pueblos que ha
tenido tres referentes. El primero es la cooperación para el crecimiento económico
estando este vinculado al crecimiento productivo; el segundo el desarrollo económico
con proyección social, ya que no basta con que los pueblos crezcan, sino que es
necesario que haya un reparto de esa riqueza para satisfacer las necesidades básicas de
todos los ciudadanos y por último el desarrollo de las capacidades humanas tanto
personales como productivas. Estos tres referentes ayudan y fomentan la libertad, el
bienestar y la dignidad de las personas.

En el marco de los derechos de tercera generación, el juego del desarrollo no está en un


equilibrio pactado entre los estados para conjugar soberanía y subsidiariedad. Se ha
cambiado el marco y el Estado no está por encima de las reglas del juego. Son nuevas
reglas de juego en las que Estado Sociedad Civil y Mercado son corresponsables del
desarrollo mundial. (Touriñan 2004).

Derecho a un desarrollo sostenible.- Si entendemos por desarrollo un proceso de


cambio común y colectivo hacia el mejoramiento de la calidad de vida de los seres
humanos y sus comunidades y por sostenibilidad la necesidad de un desarrollo
integrado, y responsable a nivel social, económico y del medio ambiente, orientado al
largo plazo y por lo tanto duradero, podemos decir que el desarrollo sostenible es el
desarrollo que satisface las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de
las futuras generaciones para satisfacer las suyas. Evidentemente esto no es algo aislado
que pueda hacer un gobierno o Estado sino que se precisa todo un cuerpo de principios
e instrumentos jurídicos internacionales que regulen un desarrollo perdurable en
beneficio de la generación presente y de las futuras.

Derecho a la autodeterminación de los pueblos.- El derecho de libre determinación de


los pueblos o derecho de autodeterminación es el derecho de un pueblo a decidir sus
propias formas de gobierno, perseguir su desarrollo económico, social y cultural y
estructurarse libremente, sin injerencias externas y de acuerdo con el principio de
igualdad. La libre determinación está recogida en algunos de los documentos

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internacionales más importantes, como la Carta de las Naciones Unidas o los Pactos
Internacionales de Derechos Humanos, aunque no en la Declaración Universal de los
Derechos Humanos.

El concepto de libre determinación tiene una gran fuerza y un carácter especialmente


polémico. El Comité de Derechos Humanos ha puesto de manifiesto su naturaleza
fundamental, al señalar que es requisito necesario para la plena efectividad de los
derechos humanos individuales. Pero su mención en el discurso político contemporáneo
puede levantar temores de desestabilización, incluso violenta;

El derecho a la libertad informática y las nuevas tecnologías. En una sociedad


informatizada en la que vivimos en la que la información es poder la informática se ha
devenido en el símbolo emblemático de nuestra cultura. De aquí se derivan dos
derechos importantes para el hombre. En primer lugar, dado que en una sociedad
avanzada como la nuestra las tecnologías proporcionan grandes ventajas a aquellas
personas que las pueden utilizar tienen medios y acceso a ellas. Para salvaguardar la
libertad de todas las personas hay que garantizar que todo el mundo pueda tener acceso
a ellas, así como una formación que garantice ese uso y disfrute de las mismas. Pero a
su vez esas misas tecnologías y libertad informática puede ser una agresión a la libertad
de las personas. El control de os documentos de identificación, la informatización de los
datos fiscales, las operaciones realizadas con tarjetas de crédito etc.

En la situación actual todas las personas desde su nacimiento, se hallan expuestas a la


violación de su intimidad perpetrada por determinados abusos de la informática y la
telemática generando fenómenos de agresión a los derechos y libertadas. Ante esta
situación la reglamentación jurídica de la informática reviste un interés prioritario para
salvaguardar los derechos y libertades del hombre.

El valor fundamental de los derechos de la tercera generación es el de la solidaridad. En


nuestros días la solidaridad se manifiesta en la atención y el cuidado de las otras
personas o grupos, especialmente los excluidos y marginados, compartiendo sus
intereses y necesidades, compartiendo su dolor y su sufrimiento (Ortega, 1997). La
solidaridad es, pues, un valor que debe ser entendido como condición de la justicia, y
como aquel ideal que, a su vez viene a compensar las insuficiencias de la práctica de esa
virtud fundamental.

Los derechos de solidaridad son derechos universales tanto desde su punto de partida
como del de llegada, son caros y difíciles de satisfacer y exigen la renuncia a nuestros
privilegios egoístas e injustificados y precisan de una responsabilidad personal y social
donde la solidaridad se opone a la concepción voluntarista. Los derechos de la primera
generación a pesar de ser reconocidos como derechos del ciudadano carecían de una
autentica consciencia del carácter universal de estos derechos, y estaban relegados a una
óptica individual principalmente a la burguesía. La segunda generación corrige esto
extendiendo la titularidad de los mismos a distintas colectividades, pero será esta tercera
generación de derechos la que, de forma más decisiva, contribuya a que se cobre
consciencia de la necesidad de ampliar a escala planetaria el reconocimiento de su
titularidad para asegurar el logro de su total y solidaria realización. Hoy en día ni el
individuo por si solo ni las propias colectividades son suficientes para responder a unos
retos y agresiones que por afectar a todos los seres humanos, solo pueden ser
contrarestados a través de derechos cuyos titulares sean conscientes de que la plena

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realización de sus libertades es algo que incumbe, a todos los seres humanos. La tercera
generación de derechos humanos exige, en definitiva la plena consciencia de la
universalidad y solidaridad que los fundamenta. (Pérez Luño, 2006:41)

Los derechos de la tercera generación no han alcanzado, todavía, el reconocimiento


pleno en los ordenamientos jurídicos de las instituciones internacionales ni en las
legislaciones de la mayoría de los Estados, si bien hay que reconocer Avances
normativos referidos a este aspecto.

Los derechos de cuarta generación.- La Declaración Universal como cualquier otra


declaración o expresión de derechos, es un reflejo puntual de las concretas
circunstancias históricas en que se formula pero la evolución de los derechos humanos
no termina con ella, ni podría nunca terminarse porque los peligros que en el futuro se
puedan presentar al ejercicio de la libertad resultan impredecibles. De una generación se
ha ido pasando a otra y la última siempre intentaba complementar las anteriores. Como
ya hemos dicho, la Declaración Universal contempla solo las dos generaciones de
derecho, pero hay una tercera e incluso están quienes hablan de una cuarta.

El hombre y la sociedad avanza y en ese avance se van produciendo nuevas necesidades


nuevas demandas que afectan a los derechos y libertades de las personas. El problema
está en dilucidar si esas necesidades se tratan de verdaderos derechos o no. La admisión
apresurada y acrítica como derechos humanos de cuantas demandas se reivindiquen
bajo el nombre de derechos humanos traería bastantes problemas, pero negar a esas
nuevas demandas toda posibilidad de ser derechos humanos, supondría desconocer el
carácter histórico de estos. Se abre así un importante reto para la legislación, la
jurisprudencia y la sociedad en general dirigido a clarificar, depurar y elaborar esas
reivindicaciones cívicas para establecer cuáles de ellas incorporan nuevos derechos y
libertades dignos de tutela jurídica y cuales son meras pretensiones arbitrarias (Pérez
Luño, 2006:34).

Es por eso necesario crear o generar una cultura de reconocimiento de los nuevos
derechos y el compromiso de las organizaciones de la sociedad civil de presionar a la
instituciones internacionales y a los gobiernos para que provean un ordenamiento
juridico que haga efectiva, llegado el caso, la implantación de esos nuevos derechos.

Pero esos nuevos derechos no son solo derechos individuales del hombre sino también
de los pueblos. En los últimos años se ha comenzado a tomar conciencia de la
importancia que tiene en los países del tercer mundo el concepto de supervivencia y
participación de los beneficios del desarrollo. Esta conciencia ha generado el concepto
de derecho al desarrollo económico como derecho a participar en ese proyecto y
derecho a obtener una parte equitativa de sus beneficios. Desde esta otra perspectiva se
puede hablar de una cuarta generación, como respuesta al nuevo marco caracterizado
por las nuevas necesidades y vínculos sociales surgidos en relación en el desarrollo
científico de las nuevas tecnologías y de la sociedad de la información, siendo la
libertad de expresión en el ciberespacio uno de los derechos, el desarrollo sostenible y
los derechos derivados de los avancen del desarrollo científico-técnico en el ámbito
genético y en el entorno ambiental. (Touriñan 2008:201)

Independientemente de que las generaciones de derechos humanos, una iba


desembocando en la otra, es importante destacar que no supone un proceso meramente

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cronológico y lineal ni la sustitución de un grupo de derechos por otros. La realidad, tal


y como hemos dicho, es que en este proceso se va produciendo avances y retrocesos y
en ocasiones contradicciones, situaciones todas ellas que responden a una momento y
contexto histórico determinado en el que van apareciendo nuevas necesidades o en
ocasiones lo que sucede es que se necesita de una adaptación de derechos anteriores a
situaciones nuevas. Esto nos lleva a concluir diciendo que el catálogo de los derechos
humanos nunca será una obra cerrada, y tal y como decíamos en el parrafeo anteior es
importante generar una cultura de reconocimiento de nuevos derechos, teniendo
presente que todas las generaciones de derechos humanos coinciden en afirmar la
dignidad de la persona como fundamento de aquellos derechos que están orientados por
unos valores guía.

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Tema 4: LA DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LOS DERECHOS HUMANOS

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TEMA 5.- LOS VALORES COMO PRINCIPIOS UNIVERSALES E
INSPIRADORES DE LOS DERECHOS HUMANOS

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Índice

5.1.- Los valores como guía de los derechos humanos.

5.2.- Los valores de una vida digna

Dignidad humana
Derecho a la vida
Libertad
Autonomía y responsabilidad personal.
Igualdad y diferencia personal.
Autoestima
Integridad

5.3.- Los valores en el ámbito social

Respeto y tolerancia
Justicia
Solidaridad
Paz
Coraje cívico
Introducción
El avance histórico de los Derechos humanos no se hubiera podido realizar sin el necesario
consenso universal sobre su valor para la construcción de un mundo más justo y en paz. Esa
construcción de un mundo más justo y en paz precisa de una serie de consensos entre diferentes
visiones culturales en el que deben armonizarse una serie de ideales, en todo esto tiene una gran
importancia la voluntad de un diálogo, racional, abierto y libre.
La Declaración Universal es un texto en el que se alcanzan algunos de principios de ese
consenso que está cumpliendo una función pedagógica colectiva. Es un punto de convergencia
ideológica entre diferentes tradiciones culturales y, por otra parte un horizonte ideal y hasta
utópico para la humanidad.
La Declaración contiene lo que podríamos llamar el código de conducta internacional basado
principalmente en aquellos valores que orientan la promoción de los derechos humanos. Autores
de las más variadas tendencias y tradiciones no dudan en apuntar a la dignidad humana como la
condición de los mismos.
La dignidad humana solo puede constituirse en el verdadero fundamento de los derechos
humanos y en la aspiración dinamizadora y alentadora de su evolución y extensión, cuando se
conciba en términos referidos al reconocimiento de que la condición humana y su reconocimiento
tienen un valor intrínseco. A partir de este presupuesto lo que se necesita es una manifestación
jurídica de la misma que se exprese en la protección necesaria para que cada hombre y mujer
pueda participar de un conjunto fundamental de derechos iguales para todos, así como en
respetar y apoyar los particulares proyectos personales de vida que cada sujeto decida
desarrollar desde esa participación en un horizonte común de humanidad. Valores como la
igualdad, la libertad, la autoestima, respeto, autonomía, tolerancia, justicia, solidaridad...etc son la
base para el respeto de la dignidad humana.
Desde la vertiente educativa los derechos humanos presentan muchos puntos de confluencia:
filosóficos, antropológicos, históricos, políticos, sociales, didácticos, y desde nuestro punto de
vista, también éticos. La mejor manera de reconocer está vinculación estriba en observar que los
valores que tratan de fundamentar y extender los derechos humanos son los valores que hoy
están insertos en el proyecto de humanización al que aspira la educación.
Este es un tema importante y el alumno debe prestar especial atención en él ya que en el
mismo, se justifica la importancia de una educación en valores para llegar a una educación en
derechos humanos. El alumno no ha de pasar por alto el estudio del apartado relacionado con la
dignidad humana y el de la educación en la ética de los derechos humanos, ya que son los
puntos clave sobre los que se asentará el estudio de los distintos puntos. Al final del estudio del
tema el alumno debe tener una visión clara de cuáles son los valores más importantes sobre los
que se asienta la educación en y para los derechos humanos.
Tema 5: LOS VALORES COMO PRINCIPIOS UNIVERSALES E INSPIRADORES DE LOS DERECHOS HUMANOS

5.1.- Los valores como guía de los derechos humanos

Hablar de los valores como guía de los derechos humanos, es en parte, volver a
plantearse la fundamentación de los mismos, pero esta vez desde un punto común, el de
los valores como elementos fundamentales para todos los hombres.

Decimos que los valores son la guía de los derechos humanos, pero ¿Qué entendemos
por valores? Los valores han sido estudiados desde distintas enfoques desde la filosofía,
desde la ética, desde la sociología desde la educación, desde un enfoque subjetivista,
objetivista, desde el relativismo o desde el absolutismo, se habla de valores económicos,
políticos, religiosos, morales, etc. no seria adecuado dar una definición basándonos en
uno de estos enfoque o aspectos y obviando el resto. No vamos a hacer un análisis de
este tema tan apasionante ya que no es el motivo de nuestro estudio, pero si
presentaremos algunos conceptos o enfoques que nos parecen adecuadas al tema de los
derechos humanos.
Desde tiempos inmemoriales y antes de que los valores hayan sido objeto de estudio
desde ciencias como la filosofía o la ética, los hombres han establecido criterios para
calificar los actos humanos de acuerdo con las expresiones y costumbres, que varían de
acuerdo al tiempo, el espacio geográfico o las circunstancias en que estos se desarrollen.
El conjunto de normas que rigen nuestras vidas ha sido muy importante a lo largo de la
historia de la humanidad y en el desarrollo de las culturas indistintamente de los lugares
de asentamiento humano y de las concepciones del bien o del mal que se ha tenido en
este camino evolutivo. Desde este enfoque los valores serian los parámetros que nos
permiten juzgar si un acto es moralmente bueno o malo, conforme a los acuerdos
implícitos o explícitos que ha denotado una sociedad. Son el fundamento por el que
hacemos o dejamos de hacer una cosa en un determinado momento, dicho de otra
manera los valores son creencias perceptivas o, si se prefiere, principios normatifvo9s y
duraderos que nos sugieren que una determinada conducta o un estado final de
existencia es personal y socialmente preferible a otros que consideramos opuestos o
contradictorios. (Carrera y otros: 2006:14).
En sentido humanista, se entiende por valor lo que hace que un hombre sea tal, sin lo
cual perdería la humanidad o parte de ella. El valor se refiere a una excelencia o a una
perfección.
Desde un punto de vista socio-educativo, los valores son considerados referentes o
pautas que orientan el comportamiento humano. Son guías que dan determinada
orientación a la conducta y al comportamiento de cada individuo y de cada grupo social.
La visión subjetivista considera que los valores no son reales, no valen en sí mismos,
sino que son las personas quienes les otorgan un determinado valor, dependiendo del
agrado o desagrado que producen. Desde esta perspectiva, los valores son subjetivos,
dependen de la impresión personal del ser humano.
Como podemos observar la variedad está servida, pero cuando en el desarrollo de este
apartado hablemos de valores como guía nos referiremos a una mezcla de estos
enfoques, primeramente el enfoque humanista y después el socioeducativo sin
despreciar el subjetivista.
Son muchos los autores que ven a los valores como la guía de los Derechos humanos,
para algunos serán los valores morales la guía de esos derechos humanos y para otros
serán unos valores superiores, producto del proceso histórico-social.
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Veamos algunos de ellos:


Eusebio Fernández (en De Castro Cid, 2004:149) nos explica como la primera
pretensión de justificar a los valores como la guía de los derechos humanos en lo que el
llama los derechos morales sosteniendo que el fundamento es previo a lo jurídico y que
debe ser buscado ese fundamento en los valores morales que los justifican y sirven para
reivindicarlos. Los derechos morales nacerían como respuesta a las necesidades
humanas más importantes, necesidades que son básicas y que se configuran o
desarrollan históricamente.
Francisco Laporta explica esta importancia de los valores sosteniendo la existencia de
un tipo de enunciados morales concernientes a los seres humanos, que es bueno que se
den y que son bienes constitutivos del ser humano como agente moral cuya protección y
realización exige la adscripción de deberes y obligaciones morales que configuran o
expresan lo que pueden llamarse derechos morales básicos (De Castro Cid 2004: 149).

Por su parte Andrés Ollero en la misma línea afirma que existe un fundamento,
intuitivamente captable, que permite privilegiar determinadas exigencias éticas hasta
hacerlas merecedoras de relevancia jurídica (De Castro Cid, 2004:149).

Estos autores como podemos observar prestan su atención sobre los valores morales
como base o guía de los derechos humanos

En otra línea Peces Barba mantiene la existencia de unos valores superiores, producto
del proceso histórico-social configurados en el transito de la modernidad, que actuarían
como guía y límite para el desarrollo del ordenamiento jurídico.(Peces Barba, 1984).

En una posición intermedia Benito de Castro, afirma que los derechos humanos, en
sentido propio, no son ni los principios o criterios éticos determinantes de la concreta
ordenación jurídica ni las exigencias o aspiraciones del ser humano que se constituyen
en contenido de reconocimiento o protección. La afirmación y defensa crítica de los
derechos humanos ha de apoyarse en unos principios que la discusión racional
establezca como puntos de apoyo y referencias últimas para la ordenación de la vida
social. La argumentación racional exige la aceptación de una serie de principios o
presupuestos fundamentales que tengan carácter axiomático comúnmente aceptados y
que queden fuera de la propia discusión (De Castro Cid 2004:149).

El problema de todo esto podría estar justo en la propia expresión de principios


fundamentales de carácter axiomático comúnmente aceptados, esto nos lleva a
preguntarnos si hay unos valores universales, consensuables a nivel mundial que
pudieran servir de fundamento que sirvan de base a su vez y promuevan el respeto
activo de los Derechos Humanos.

Bien es verdad que la sociedad actual en la que vivimos en lo que se refiere a creencias
morales se dan una mezcla de doctrinas, ideas y teorías que provienen de culturas y
épocas distintas que tal vez fuese muy difícil de fundamentar, pero también es verdad
que los principios axiológicos parecen avanzar progresivamente hacia el reconocimiento
universal alcanzando para una importante parte de la humanidad un autentico valor de
paradigmas morales.

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Independientemente de que en un mundo plural como el nuestro, en el que no existe un


modelo ideal de sociedad, ni un modelo de educación aceptado y compartido, si parece
que a partir de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, aunque no se puede
hablar de un consenso universal de la Declaración ya que existían discrepancias entre
los países occidentales y los socialistas, como ya hemos dicho en otras ocasiones, para
los países occidentales con una tradición cultural iusnaturlalista, el hombre tiene una
dignidad innata en los seres humanos y unos derechos iguales e imprescindibles y los
países socialistas con una tradición de carácter comunitaria y social que parte del
concepto de hombre que no vive aislado en un universo sino en un determinado medio
social que determina o condiciona su vida, sí contamos con un núcleo de valores
universalmente consensuables que pueden servir de criterio y base de los derechos
humanos. Valores que interesan a todos los seres humanos como tales y no solo como
miembros de una determinada nacionalidad, religión profesión etc, y que serian una
condición previa al desarrollo de vidas humanas plenas.

Es verdad que hemos dicho que vivimos en una sociedad y en un mundo axiológico
plural pero esto no puede impedir reconocer que todos los seres humanos deben de
tener unos valores comunes porque de lo contrario dejarían de ser humanos, es verdad
también que pueden poner objeciones sobre ese consenso sobre valores que
fundamenten los derechos humanos considerándolo un consenso de mínimos, y que, tal
vez se trate únicamente de unos principios “éticos de mínimos”, una “ética mínima”
pero no es menos verdad ha habido en todo este proceso una carácter transformación
de la propia sociedad que avanza no solo en ese consenso sino en el contenido del
mismo.

Desde el punto de vista educativo hay una gran vinculación de los valores y los
derechos humanos, ya que los valores que tratan de fundamentar y extender los
derechos humanos son hoy los valores insertos en el proyecto de humanización en el
que aspira la educación. Desde esta vertiente educativa los Derechos humanos
representan la expresión de una moral civil, con el contenido de una ética mínima, para
una sociedad pluralista, democrática, cualquiera que se la cosmovisión social, religiosa,
ideológica o política. Moral civil que supone la existencia de un consenso acerca de lo
que minimamente debe ser la perfección de la vida en convivencia, cualquiera que sean
las estimaciones o preferencias valorales de los grupos sociales. (Cortina, A 1994)

También es verdad que los valores que inspiran los derechos humanos son valores
abstractos y formales; que es difícil conseguir resultados tangibles partiendo de
conceptos sin aparente univocidad y sentido, pero en su significación y alcance moral
no son tan abstractos y formales que no puedan considerarse como pautas de referencia
de las normativas jurídico-políticas (Medina Rubio en López Barajas y Ruiz Corbella
coord. 2000:35) Tales valores aunque entrañan exigencias constantes y permanentes,
por ser intrínsecas a la propia personalidad humana precisan especificarse y ampliarse
en los sucesivos avatares de la cultura y de la historia. (Pérez Luño, A.E. (1989)

En la construcción de ese consenso, teórico y social sobre los valores que sirven como
punto de anclaje de los Derechos Humanos estarían en un primer término los valores
que podrían considerarse constitutivos o esenciales de una vida digna, así serian la
dignidad humana; la libertad; la autonomía y la responsabilidad personal; la igualdad
y el derecho a la diferencia; la autoestima y la integridad. Por otro lado estarían
aquellos que cualifican lo que el profesor Medina Rubio llama “Ethos democrático” en

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la vida humana que serian: tolerancia; justicia; solidaridad; paz, coraje cívico; el
diálogo, la confianza y la participación.

5.2.- Valores de una vida digna

Cuando hablamos de valores de una vida digna nos podemos preguntar, ¿que son los
valores de una vida digna? ¿Cuáles son esos valores?. A la primera pregunta podemos
responder diciendo que son un conjunto de valores imprescindibles e iguales para todos
los hombres que les permitan un desarrollo integral. Valores, que como indicamos, son
iguales para todos sin ninguna distinción. Sobre este aspecto la propia Declaración
Universal dice en el artículo 2:

Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta


Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión,
opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición
económica, nacimiento o cualquier otra condición.

Para responder a la segunda pregunta y a pesar de que, los valores de una vida digna no
son algo fácil de reducir o acotar, la propia Declaración parece considerar como valores
mínimos en este sentido: la dignidad humana, el derecho a la vida; la libertad; la
igualdad y diferencia personal; la autoestima y la integridad.

La dignidad humana.- Hablar hoy de dignidad humana es algo común y frecuente


entendiéndolo como el fundamento último del orden social moral y jurídico. Se le puede
considerar como el fundamento más indispensable de toda construcción moral o
política, se trata de un principio axiomático que no necesita definición ni delimitación
conceptual. Hablar del hombre y reconocer al hombre, supone reconocer la existencia
de la dignidad. La dignidad es consustancial con la propia naturaleza del hombre y le
hace diferente del resto de los seres vivos.

La dignidad humana es el valor básico e intrínseco es un referente principal de las


necesidades que la persona tiene en la esfera moral y jurídica, esa dignidad es el
principio que legitima o avala y es el origen inmediato de los derechos humanos. Así la
Declaración Universal sostiene en su preámbulo que:

la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de


la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los
miembros de la familia humana.

En este sentido se pronuncia prácticamente todos los documentos internacionales sobre


derechos humanos como las Constituciones de los países occidentales. Por ejemplo la
Constitución Española en su artículo 10.1 sostiene que la “dignidad de la persona, los
derechos inviolables que le son inherentes…. Son fundamento del orden político y de la
paz social”. La Constitución Alemana otorga a la idea de dignidad humana un lugar
fundamental en su articulo 1 mantiene que “la dignidad del hombre es inviolable” . En
igual sentido se manifiestan las constituciones de Italia o Portugal.

Pero la dignidad humana no se trata de algo nuevo o atribuible al mundo


contemporáneo, tiene sus orígenes en el estoicismo y en el cristianismo (Sperman, R
1988). Sus precedentes están en el pensamiento griego, sobre todo en el estoicismo

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medio. Diversos autores como Ciceron hacen referencia a la existencia de una cierta
igualdad esencial entre todos los seres humanos. Estos tienen una naturaleza común,
que en virtud de sus caracteres propios es radicalmente valiosa. Por ello, tiene un
carácter normativo, generando demandas y deberes frente a los demás e, incluso, frente
a uno mismo. En este sentido afirmaba Cicerón:

“El interés de cada uno y el de todos es una misma cosa. Luego todos deben proponerse una sola cosa:
que el bien particular de cada uno debe ser el mismo que el de todos. Si cada uno trata de llevárselo para
sí, quedará destruida la sociedad humana y si la naturaleza prescribe también que el hombre mire por el
hombre, cualquiera que sea su condición, por ser precisamente hombre, es necesario, según la misma
naturaleza que sea común la utilidad de todos. Y, siendo esto así todos estamos contentos por la misma y
única ley natural, y en este caso ciertamente se nos prohibe por la ley natural cuasar daño a otro”. (En
Megias Quirós, 2006:166).

El Cristianismo desarrollo y universalizó la idea del hombre a imagen y semejanza de


Dios y reconoció así, a todo ser humano una naturaleza distinta a la del resto de la
creación. Naturaleza cuya principal cualidad es la dignidad humana. La persona
entendida como imagen de Dios, ha sido siempre considerada un ser trascendente a la
sociedad. Ello impide reducir su valor a factores como su pertenencia a un Estado, su
posición social, su eficacia, su raza. Se respeta el espíritu individual personal explicando
una dimensión radical de su ser. Con el cristianismo empieza a desarrollarse una clara
conciencia de la dignidad inherente a cada ser humano por su condición de persona.

En términos generales, el concepto de dignidad humana remite a la idea de superioridad


ontológica, al valor intrínseco, de todo ser humano con respecto a lo creado. No expresa
en ningún caso superioridad de un hombre sobre otro, sino de todo ser humano sobre el
resto de los seres que carecen de razón. Implica el reconocimiento de una excelencia o
eminencia en el ser, que no solo lo hace superior a los otros seres, sino que lo sitúa en
otro orden del ser. Por ello el ser humano no es solo un animal de una especie superior,
sino que pertenece a otro orden, más eminente o excelente, en razón de lo cual merece
ser considerado persona Se trata de un termino que se aplica al ser humano para señalar
una peculiar calidad del ser, para expresar que es persona y no solo individuo y nunca
puede ser cosificado o utilizado como un mero instrumento al servicio de bienes ajenos.
Se trata de la distinción clásica entre sujeto y objeto, entre persona y cosa. (Megías
Quirós 2006:164,171)

Kant subraya el valor de la persona humana como un fin en sí, para el ser persona
implica un valor intrínseco al que llamamos dignidad. Para Kant personalidad y
dignidad es lo mismo, la humanidad es una dignidad porque el hombre no puede ser
tratado por ningún hombre, ni por otro ni siquiera por sí mismo como un simple medio
sino siempre como un fin y en eso reside su dignidad. (Barrio, J.M. 2004: 128).

Kant distingue entre persona y cosa, para ello nos explica como el ser humano como
poseedor de esta dignidad ontológica, tiene un valor inconmensurable, así “aquello que
tiene precio puede ser sustituido por algo equivalente, en cambio lo que se halla por
encima de todo precio, y por tanto no admite nada equivalente, eso tiene dignidad”.
Kant 1983:92). Las cosas tienen un valor de cambio y pueden ser sustituidas por otras.
Las personas son insustituibles y nunca deben verse reducidas a las condiciones de
objeto.

Como hemos dicho la dignidad humana es un presupuesto axiomático, que como tal, no
necesita definición ni delimitación conceptual. Hablar del hombre, reconocer al
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hombre, supone reconocer la existencia de la dignidad. La dignidad es consustancial a la


propia naturaleza del hombre, y debe reconocerse con independencia de cualquier
circunstancia o elemento accidental como podría ser la conducta, el cargo que ocupa, la
posición que tenga en la sociedad, su raza, su sexo, grado de desarrollo, estado de salud
etc. (Millán Puelles, 1976: 98).

Esto presupone el reconocimiento de una igualdad ontológica entre los seres humanos,
de tal forma que, aunque las personas seamos diferentes en múltiples aspectos como
puede ser el sexo, aptitudes, inteligencia, raza, y cada individuo posea unas
características individuales que los diferencia de los demás, existe una igualdad
esencial y esa igualdad es la naturaleza en la que se asienta la dignidad.

Esa igualdad y a la vez esa diferencia de la naturaleza humana en la que se basa la


dignidad, nos lleva a presentar dos dimensiones, por un lado la individualidad y por otro
la universalidad, es decir lo particular y lo universal. Desde lo universal es el derecho a
ser tratado como persona al que tienen derecho todos los hombres al ser todos iguales.
El derecho a ser hombre es un criterio moral universal porque abarca a todos los
hombres en lo que tienen de común: su inacabamiento. Por otra parte es un criterio
moral particular porque el derecho a ser hombre (la tarea de hacernos) es una empresa
en la que somos insustituibles: se concreta en voluntades individuales que expresan con
mayor o menor empeño su capacidad de valorar, de reinterpretar la herencia recibida
según los intereses y necesidades personales. El sentido universalista y particular del
derecho a ser hombre permite descubrir así un ideal común de humanidad en tensión
dialéctica con un ideal del yo particular. Quien es consciente de esta tensión, también lo
será de la responsabilidad individual de mantener un ideal del yo sin esperar a la
intervención del Estado, de las instituciones o de los grupos sociales. Quien es
consciente de esta tensión también lo será de la responsabilidad común con otros
individuos de saber valorar el empeño de otros ideales del yo distintos y hasta opuestos
al propio, por su colaboración en elaborar nuevos ideales de humanidad. (Bárcena Gil y
Jover, 1999 43-70).

Los textos internacionales de reconocimiento de derechos, desde el punto de partida de


la Declaración Universal, van explicando el concepto de dignidad a través distintos
conceptos como el derecho a la vida, a la dignidad, a la igualdad, a la libertad…

El derecho a la vida

La dignidad de una persona pasa primeramente por el respeto a su vida y la integridad


tanto física como psíquica. Respeto a la vida que se plasma directamente en lo que
universalmente se conoce como derecho a la vida.

El derecho a la vida ha de ser entendido como una facultad o atributo que tienen los
individuos de no ser privado de la vida que poseen es pues un derecho a conservar o
mantener la vida, no un derecho a tenerla. Se trata un derecho de los seres vivos sobre
su propia vida. Se trata de un derecho primario y radical, por cuanto es el camino que
permite acceder al disfrute de todos los demás derechos humanos. Si no se respeta la
vida, todos los otros derechos del hombre incluidos los derechos de libertad y de
igualdad, serian perfectamente superfluos.

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En base a lo anteriormente dicho el derecho a la vida es el que tiene cualquier ser


humano por el simple hecho de existir y estar vivo; se considera un derecho
fundamental de la persona. Pero cuando hablamos de respeto a la vida, del derecho que
tienen todos los hombres a esa vida como uno de los valores o componentes de la
dignidad humana, no nos podemos referir solamente a la sobreviviencia física según la
cual persona tiene derecho a que se respete su vida en general, a partir del momento de
la concepción y donde nadie puede ser privado de la vida arbitrariamente, sino que
además hay que abordarlo desde otros aspectos, como pueden ser los psíquicos; los
sociales o vida social de las personas por medio de la cual estas realizan obras en común
y la vida de la naturaleza que relaciona a los seres humanos con las demás especies
vivientes. Estos tres aspectos juntos, mejor dicho el correcto cumplimiento de estos tres
puntos dentro de lo que representa el respeto por este derecho hacen que el ser humano
no solo sobreviva y que tenga funciones vitales, sino que viva plenamente con
integridad y dignidad.

La libertad es un valor supuesto o derivado del derecho a la vida y vinculado con el


reconocimiento de la dignidad humana. La dignidad humana implica ser libre; sólo la
persona consciente de su dignidad se ve instada a valorar y defender su libertad; de ahí
su carácter fundamental e indispensable en la vida. La libertad es aquello en virtud de lo
cual la persona destaca sobre los demás seres no personales.

En la medida que el hombre es racional también es libre, de modo que puede afirmarse
que la libertad es un concepto integrado en la misma vida humana, ya que resulta del
todo imposible definir una vida como humana sin incluir la definición del principio de
libertad.

El término libertad tiene una pluralidad de significaciones o enfoques. Podemos hablar


de libertad desde un enfoque moral, psicológico, social jurídico …Podemos igualmente
al hablar de libertad preguntándonos: ¿libertad ante que cosas?, ¿libertad para qué? , y
¿libertad con respecto a quien?. Podemos estudiar la libertad desde distintas teorías
como la Kantiana, desde distintos movimientos como el liberalismo clásico o la
tradición comunitarista, desde el pensamiento anarquista ..etc. pero este no es el motivo
de nuestro estudio. En este momento queremos estudiar la libertad como valor
integrante de la dignidad de la persona humana, como algo inherente y especifico del
ser humano, como algo trascendental que le corresponde al ser humano, a su persona
como soporte importante de los derechos humanos. Así nos centraremos en lo que se ha
llamado la libertad interior y la libertad exterior o social.

Todo hombre por el hecho de ser persona ha de ser libre de tomar sus propias
decisiones, y estas decisiones y han de ser el resultado de una libertad interior donde el
hombre hace lo que quiere y porque quiere sin estar sometido a determinación alguna.
Así tenemos la libertad física o derecho a no ser sometido a esclavitud, libertad de
pensamiento, discusión y acción moral, libertad de religión y de culto, libertad de
autodeterminación, libertad de autonomía, libertad de expresión.

La libertad exterior estaría ligada en el marco de las relaciones sociales del ser humano
individual con los restantes miembros del grupo social. Así Locke identifica la libertad
como la ausencia de coacción y de obstáculos de los restantes miembros del grupo
social o del Estado. El hombre transformado en ciudadano mantiene un ámbito de
libertad personal que no puede ser violado. Así tenemos libertad de movimiento,

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derecho a un orden social en el que las libertades puedan realizarse plenamente,


elección libre de residencia, no ser privado de libertad salvo con las garantías debidas,
libertad como desarrollo de la persona en el marco social y libertad de reunión,
participación en los asuntos públicos a través de la libre elección de los representantes,
libertad de creación de centros educativos y libertad de asociación y sindicación,
fundación y afiliación.

Pero la vertiente individual de la libertad y la social no han de estar separadas, ya que


detrás de un hombre libre hay una sociedad libre y a su vez no puede existir la libertad
individual si un marco de libertades colectivas. La libertad no es la negación de la
solidaridad sino su desarrollo, su modo de humanización. Para el hombre la vida al
margen de toda sociedad y de todas las influencias humanas, el aislamiento absoluto,
supone la muerte intelectual, moral y material.

La libertad se construye en un proceso interactivo, un proceso social continuo donde la


libertad individual se ve favorecida por la social y viceversa, así la libertad individual se
ve fortalecida cuando las personas que forman el grupo social son igualmente libres y
cuanto más extensa sea esa libertad social, mas fuerte será la libertad individual (De
Castro Cid, 2004:155).

La vida de los hombres consiste en la constante realización de las propias posibilidades


creadoras conforme a una original determinación y sin tener que someterse ciegamente
a cauces preestablecidos, aunque esa realización se desarrolle siempre dentro de las
concretas circunstancias sociales en las que cada individuo actualiza su vida. La libertad
humana es un principio unitario y único que no admite la división en parcelas
diferenciadas, hasta el punto que cualquiera de sus manifestaciones concretas será
incompleta hasta que no venga acompañada por el reconocimiento de todos los demás
tipos o manifestaciones de esa libertad radical.

Tanto desde una perspectiva interna o individual como externa o social o cualquier otro
tipo de manifestación el hombre es libre cuando se libera de influencias o presiones
externas y elige en función de las exigencias y de los valores que deben orientar su vida.
Es esencial en el ejercicio de la libertad optar entre diversas posibilidades que permitan
realizar un ideal de vida humana personal. El ejercicio de la libertad supone igualmente
el reconocimiento de otros valores como el juicio crítico y la autonomía y
responsabilidad personal. (Medina Rubio en López Barajas y Ruiz Corbella, 2000:37).

La autonomía y responsabilidad personal La autonomía está muy relacionada con la


libertad y pude concebirse desde esta perspectiva de una forma dual, por un lado lo que
anteriormente hemos llamado la libertad interior y por otro la libertad exterior. Se trata
de un valor relacional ya que la autonomía supone saber tomar las riendas del propio
destino y la responsabilidad supone una vinculación comprometida, una respuesta
positiva, a un esquema de valores conocidos que incitan a ser asumidos y a responder a
las consecuencias de esa asunción. Autonomía y responsabilidad personal implican
participación activa y libre en la realización de los valores, sin sumisión a fuerzas
externas.

En general el ser poseedor de los derechos humanos, cada uno de ellos en sus
contenidos, confiere al hombre un sentido de autonomía general, una autonomía que le
da una soberanía en sus creencias, en la expresión de sus ideas, en su intimidad, en sus

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decisiones de tal forma que presenta una inmunidad del individuo frente a la acción de
cualquier otro sujeto que pudiera obstaculizar su libre ejercicio. La autonomía tiene que
ver con la independencia para pensar, decidir y actuar; con moverse en la existencia de
acuerdo con las propias creencias, criterios convicciones, en vez de cómo seguimiento
del ritmo de quienes nos rodean. No se puede vivir para complacer expectativas de
amigos, parientes o ideologías prestadas, mientras algo dentro de nosotros grita su
desacuerdo y pide un cambio de dirección.

A través de esta autonomía el individuo es el que conforma su personalidad creyendo lo


que quiera, expresando sus ideas si lo desea , reservando distintas esferas de su vida en
definitiva le constituye como un hombre independiente frente a los demás y frente al
poder sin mediaciones ni condicionamientos a la hora de expresar cuales son sus
atributos inherentes a su dignidad.

Un factor importante para la autonomía es la seguridad, un hombre se siente autónomo


y libre en la medida que se siente seguro, de nada serviría la autonomía si a la hora de
tomar una decisiones ve coaccionado por la falta de seguridad personal. El hombre a la
hora de configurar su sistema axiológico necesita sentirse seguro ya que sino pudiera
tomar decisiones que le afectasen más a su sistema vital. De poco le sirve al hombre que
se le reconozca al hombre formalmente su autonomía personal si no puede sentirse
seguro tanto personal como jurídicamente.

Por su parte, la responsabilidad es la capacidad de sentirse obligado a dar una respuesta


o cumplir un trabajo sin pretensión externa. Tiene dos vertientes. Por un lado la
individual entendida como la capacidad que tiene una persona de conocer y aceptar las
consecuencias de sus actos libres y conscientes y la colectiva entendida como la
capacidad de influir en lo posible en las decisiones de una colectividad, al mismo
tiempo que respondemos de las decisiones que se toman como grupo social en donde
estamos incluidos. (Carrera y Otros, 2006: 69)

Tanto en su vertiente individual como colectiva la responsabilidad es un valor que en la


conciencia de la persona, le permite reflexionar, administrar, orientar y valorar las
consecuencias de sus actos. Responsable es aquel que conscientemente es la causa
directa o indirecta de un hecho y que, por lo tanto, es imputable por las consecuencias
de ese hecho. Es una virtud por excelencia de los seres humanos libres.

En la tradición kantiana, la responsabilidad es la virtud individual de concebir libre y


conscientemente las máximas universalizables de nuestra conducta. Para Hans Jonas, en
cambio, la responsabilidad es una virtud social que se configura bajo la forma de un
imperativo que, siguiendo formalmente al imperativo categórico kantiano, ordena: “obra
de tal modo que los efectos de tu acción sean compatibles con la permanencia de una
vida humana auténtica en la Tierra”. Dicho imperativo se conoce como el "principio de
responsabilidad". (Wikipedia )

En definitiva la responsabilidad supone ser consciente de una serie de derechos pero


también de deberes y obligaciones, la libertad de decisión, de movimiento, de
expresión en general nuestra autonomía y libertad tiene un límite que es la libertad del
otro. Soy libre y tengo autonomía personal simple que el ejercicio de esta no menoscabe
la autonomía y libertad del otro. La responsabilidad supone ser juicioso y reflexivo y
obediencia a unos valores, así como una elección de los mismos para configurar un

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ideal de vida. En definitiva ser autónomo y responsable, es tato como prestar atención a
cuanto es valioso e insta a ser asumido y realizado. (Medina Rubio en López Barajas y
Ruiz Corbella, 2000:37).

La igualdad y diferencia personal

Los derechos humanos representan exigencias inherentes a la propia naturaleza humana


y siendo esta común a todos los hombres, es lógico que los derechos se reconozcan a
todos por igual, es decir estén basados en la igualdad. Pero esto no excluye la diferencia
personal, de tal forma que la igualdad ha de ser para todos independientemente de la
diversidad de posiciones que pueden ocupar los distintos individuos en el grupo social
fruto de su propia elección personal. Lo que la igualdad proporciona, asegura y
garantiza, es que todos puedan cuando menos acceder en igualdad de condiciones al
disfrute de las oportunidades vitales a la propia titularidad de los derechos.

La Declaración Universal de los derechos humanos dice que todos los hombres nacen
libres e iguales en dignidad y derechos, igualdad básica en derechos y oportunidades.
Esta igualdad se ha de manifestar en todas las esferas o facetas de la vida, en lo
educativo, en lo social, en lo sanitario, en lo laboral, en lo cultural.. pero también en el
reconocimiento, junto a unos derechos universales, de las diferencias o identidades
culturales o de la propia individualidad.

Es necesario distinguir dos tipos de igualdad, por un lado la igualdad social y la política.
La igualdad social defiende que todos los ciudadanos tengan las mismas oportunidades
en la vida. Es una situación según la cual las personas tienen las mismas oportunidades
o derechos en algún aspecto como Igualdad entre personas de diferente sexo; Igualdad
entre personas de distintas razas; Igualdad entre los individuos de otras especies;
Igualdad entre personas discriminadas o de distintos países con respecto a las
oportunidades de empleo; Igualdad de diferentes razas respecto a derechos de tránsito,
igualdad en el ámbito educativo, sanitario, cultural. Estas igualdades son necesarias ya
que sin un nivel educativo adecuado, sin una vivienda digna que habitar, sin la debida
asistencia sanitaria, sin un trabajo suficientemente remunerado es difícil pensar en los
derechos clásicos de libertad porque el individuo tiene sin cubrir las necesidades
básicas. La igualdad social debe permitir y promover situaciones de equilibrio social y
económico.

Por su parte la igualdad política se refiere a las normas de distribución de los valores
sociales. No se refiere a la igualdad de las características personales, sino, por ejemplo,
a la igualdad de tratamiento, dos personas son tratadas iguales no si ambos reciben igual
asignación sino si a ambos se les aplica la misma norma de distribución en forma
imparcial. Políticamente hay dos igualdades que tienen especial importancia: la
igualdad ante la ley, que es la negación de fueros y privilegios y la compensación de
quien no tiene recursos para afrontar su juicio, y la igualdad de oportunidades.

La igualdad política es necesaria ya que la realización personal de los individuos ha de


tener lugar en un determinado marco político-jurídico representativo de los intereses y
perspectivas de los diferentes miembros del grupo social. (De Castro Cid (2004:179).

La autoestima es la opinión emocional profunda que las personas tienen de sí mismas, y


que sobrepasa en sus causas la racionalización y la lógica de dicho individuo. También

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se puede expresar como el amor que tenemos hacia nosotros mismos. Es la forma de
amar y quererse a uno mismo, sintiendo aprecio por las demás personas. Significa saber
que eres valioso, digno y afirmarlo. Implica respetarse a si mismo y enseñar a los demás
a hacerlo.
Se puede considerar a la autoestima como el sentimiento valorativo de nuestro ser, de
nuestra manera de ser, de quienes somos nosotros, del conjunto de rasgos corporales,
mentales y espirituales que configuran nuestra personalidad, es la percepción personal
que tiene un individuo sobre sus propios méritos y actitudes, se construye a partir de las
personas que nos rodean, de las experiencias, vivencias y sentimientos que se producen
durante todas las etapas de la vida, se aprende, cambia y la podemos mejorar ya que
una autoestima adecuada, vinculada a un concepto positivo de mí mismo, potenciará la
capacidad de las personas para desarrollar sus habilidades y aumentará el nivel de
seguridad personal afrontando cualquier reto que se le presente, mientras que una
autoestima baja enfocará a la persona hacia la derrota y el fracaso.
La autoestima es un valor importante para una vida digna ya que la vida humana es un
transcurrir de experiencias y eventos que nos obligan a permanentes readaptaciones En
ciertas circunstancias, nuestro sentido de valor personal y de confianza en las propias
capacidades pueden verse afectados y hacernos creer que vivimos a merced de las
contingencias. En esos momentos la confusión, la impotencia y la frustración
producidas por el no logro, nos lleva a dudar de nuestro poder creador, de la capacidad
natural de restablecernos, y es entonces cuando optamos por crear y a veces sostener
conductas autodestructivas, lejanas al bienestar generado por la Autoestima y la
confianza en uno mismo.
Una vida digna precisa de autoestima ya que la falta de ella lleva al hombre a funcionar
automáticamente dependiendo de las eventualidades y contingencias ignorando sus
motivaciones, creencias, criterios y los valores que le hacen funcionar. Una persona con
autoestima baja no confía en sí mismo, teme enfrentar las situaciones de la vida y se
siente incapaz de abordar exitosamente los retos cotidianos; se percibe incompleto y
vacío; carece de control sobre su vida, en definitiva no se siente libre ya que necesita
consultar sus decisiones con otros porque no escucha ni confía en sus mensajes
interiores, en su intuición, en lo que el cuerpo o su verdad profunda le gritan. Y asume
como propios los deseos de los demás
Hemos hablada de la responsabilidad personal, en el apartado anterior, como un valor
importante para una vida digna, pues bien una persona con autoestima baja tiene
generalmente una falta de responsabilidad ya que Niega o evade sus dificultades,
problemas o conflictos. Culpa a los demás por lo que sucede y opta por no ver, oír o
entender todo aquello que le conduzca hacia su responsabilidad, no asume desde la
consciencia adulta las consecuencias de sus actos, de su interacción con el mundo.
Una autoestima baja no es compatible con una vida digna es necesario desde los
derechos humanos potenciar esta autoestima en el hombre ya que cuando la vida se vive
desde una autoestima positiva todo es diferente ya que nos conectamos con nosotros
mismo y con el mundo desde una perspectiva más amplia equilibrada consciente y
productiva que nos permite un desarrollo integral.

La integridad. Como cualidad personal, la integridad, se refiere a la total o amplia gama


de actitudes poseídas. Desde un punto de vista jurídico, la integridad personal se
relaciona al derecho a no ser objeto de vulneraciones en la persona física, como

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lesiones, tortura o muerte. Desde el punto de vista ético, seria la manera de manejarse
coherentemente con los valores personales y compartidos con la comunidad a la que se
pertenece. Desde el punto de vista de los derechos humanos es aquel derecho
fundamental y absoluto que tiene su origen en el respeto debido a la vida y sano
desarrollo de ésta. Es el derecho al resguardo de la persona, en toda su extensión, bien
sea en su aspecto físico, mental y moral.
El ser humano por el hecho de ser tal tiene derecho a mantener y conservar su integridad
física, psíquica y moral. La Integridad física implica la preservación de todas las partes
y tejidos del cuerpo, lo que conlleva al estado de salud de las personas. La integridad
psíquica es la conservación de todas las habilidades motrices, emocionales e
intelectuales. La integridad moral hace referencia al derecho de cada ser humano a
desarrollar su vida de acuerdo a sus convicciones. El reconocimiento de este derecho
implica, que nadie puede ser lesionado o agredido físicamente, ni ser víctima de daños
mentales o morales que le impidan conservar su estabilidad psicológica.

5.3.- Los valores en el ámbito social

En este apartado trataremos algunos de ,los valores que pueden servir como fundamento
de los derechos humanos desde un enfoque social, sin desvincularnos del enfoque
individual ya que en la mayoría de estos valores presentan las dos vertientes, cosa que
es lógica ya que el hombre como persona y como ser es un ente tanto individual como
social. Estas dos vertientes se dan en el hombre como las dos caras de una misma
moneda, de tal forma que una sin la otra no existirían. No pretendemos hacer un estudio
profundo y minucioso sobre estos valores, simplemente presentar una aproximación
conceptual a cada uno de ellos y su aporte a los derechos humanos como una base sobre
la que se han de apoyar los derechos humanos.

Respeto y tolerancia. Son dos valores muy importantes que van unidos y necesarios
para el fundamento de los derechos humanos. El respeto es la consideración, atención,
deferencia o miramiento que se debe a una persona. Es el sentimiento que lleva a
reconocer los derechos y la dignidad del otro. Este valor se fundamenta en la dignidad
de la persona dignidad de igual a igual compartida con todos. Cuando hablamos del
respeto como valor lo hemos de hacer entres dimensiones, por un lado la individual o
respeto a uno mismo, el respeto a los demás y el respeto a lo que nos rodea. El respeto
sobre una mismo se basa en el respeto que se profesa al otro como persona ya que
nuestra dignidad como persona se sitúa entre el respeto a uno mismo y el respeto a los
demás. Por su parte el respeto a los demás es la base para una autentica convivencia
pacífica y el respeto a lo que nos rodea pasa por valorar nuestro entorno, plantas,
naturaleza, animales, etc. (Carrera y otros, 2006:199).

Esta vinculación entre los dos valores la podemos apreciar también a la hora de definir
lo que es la tolerancia según la Real Academia Española la tolerancia es el "Respeto y
consideración hacia las opiniones y prácticas de los demás, aunque discrepen de las
nuestras. En ocasiones se puede pensar en la tolerancia como sinónimo de indiferencia,
permisividad indiferente o pasividad, pero todo lo contrario , de la definición expuesta se
denota una disposición decidida a prestar atención activa con nuestro pensamiento o
acciones a las diferentes opiniones, creencias, valores y conductas concretas que difieren
de las nuestras desde la consideración que aquellos puedan tener una parte de verdad o que

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las nuestras no contienen toda la verdad, así podemos decir que la tolerancia se opone al
autoritarismo y dogmatismo.

La tolerancia, es un valor que nace de una educación para la convivencia proclamando el


derecho a una libertad de conciencia para el hombre como requisito ineludible para un
desarrollo personal y social, necesario para vivir en una sociedad plural como la actual
donde debe primar el consenso, el dialogo y la colaboración.

La tolerancia debe ser un paso a la práctica de las virtudes sociales, relaciones familiares,
camaradería, cooperación, transigencia... etc) que haga del hombre un ciudadano y una
persona más aptos para una vida bañada de halos de libertad y respeto entre los hombres.
La difícil tarea de convivir es un reto cada vez más exigente en una civilización como la
nuestra caracterizada por la complejidad y la conflictividad de las relaciones sociales, una
sociedad que cada vez es más tecnificada e institucionalizada, y donde las relaciones son
cada vez más despersonalizadas y las comunicaciones personales en cuanto a vínculo
social peligran, es necesario una educación social con una opción moral donde reine la
tolerancia. (Albert Gómez en López Barajas, coord., 1996:131)

La tolerancia entendida como respeto y consideración hacia la diferencia, como una


disposición a admitir en los demás una manera de ser y de obrar distinta a la propia o como
una actitud de aceptación del legítimo pluralismo, es sin duda un valor de enorme
importancia (Aguilo, 1995), pero la tolerancia tiene su justa medida, puesto que promover
la tolerancia no es tolerarlo todo, porque todo no se puede permitir. Imaginar un colectivo
humano en el que todo debiese ser tolerado, sería un caos completo.

La tolerancia ha de tener unos límites porque sino se destruiría a ella misma, el problema
está en cuales deben ser los criterios que nos marquen la diferencia entre lo tolerable y lo
intolerable. Camps, 1994 afirma que esos criterios se encuentran en los valores universales
y en los derechos humanos proclamados universalmente (respeto a la dignidad, respeto a la
vida… etc) la violación de esos valores y derechos humanos serían los criterios en los que
basarse.

Desde otro punto de vista y si considerásemos la tolerancia como un continuo bipolar,


tendríamos dos límites uno la intolerancia y el otro la indiferencia.

Se pueden dar distintas razones para la intolerancia entre otras podemos destacar las
producidas por las diferencias entre las personas, diferencias de creencias y opiniones,
económico sociales, y físicas.

Hoy en el siglo XXI y en los países desarrollados nadie se atreve a justificar una
discriminación por ninguna de las diferencias anotadas anteriormente, porque sabemos que
todos los seres humanos somos iguales, pero también es verdad que sabemos disimularlo.
Sabemos de sobra que no hay razones objetivas para excluir a nadie de la categoría de ser
humano, pero las exclusiones están ahí y hay cínicas justificaciones para ellas." No
rechazamos al otro, simplemente pretendemos preservar puro y limpio lo que es nuestro" o
rechazamos al otro porque "la presencia u opiniones de otros afectan desfavorablemente
las formas de vida o las costumbres de aspectos importantes".En definitiva aún a sabiendo
que no es lícita, en nuestra sociedad se da bastante la intolerancia (Camps, 1994).

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Por otro lado hablábamos de la indiferencia. Si predicamos que hay que tolerar cualquier
opinión o forma de vida, podríamos pensar e incluso llegar a caer en un relativismo a
ultranza, y hace uso de lo que MILL, llama tolerancia negativa, instalándose en la ausencia
de principios, ideas y opiniones por comodidad. Es fácil abandonarse al relativismo
cultural que se niega a juzgar nada porque cualquier punto de vista es igualmente válido.
Esta postura produce una parálisis de entendimiento que acaba con la idea y con la
voluntad de discernimiento que se considera como una característica de la inteligencia
humana.

Ser tolerante no implica la abdicación de lo que uno cree o piensa, sino que cuenta con la
validez relativa de las propias creencias pero defendiéndolas sin titubeos, esto es lo que
distingue al hombre civilizado del bárbaro. (Isaiah Berlin en Camps 1994:99).

La tolerancia supone una serie de valores en los que se apoya como pueden ser la apertura
al otro con una actitud de apertura y escucha. El sentido de la generosidad o de estima y
respeto por las ideas y actitudes de los demás. El encuentro con el otro sustentado en la
veracidad, la fidelidad, la paciencia y la tenacidad, y la disponibilidad de asumir las ideas y
los valores ajenos. (Medina Rubio en López Barajas y Ruiz Corbella, 2000:38).

Podemos concluir diciendo que la tolerancia es sin duda, un valor indiscutible de la


democracia. El principio que proclama la igualdad de todos los hombres tiene como una
de sus barreras el rechazo y la intolerancia hacia los que nos incomodan. Esa
intolerancia nace del prejuicio o de la convicción de que solo las propias ideas son
válidas. Pese a que vivimos en unos tiempos de exaltación de las diferencias, estas, en la
práctica se toleran mal. La diferencia es buena cuando es la propia, pero deja de serlo
cuando es la del otro. La tolerancia es el respeto a esa diferencia, diferencia de
opiniones, de creencias, de ideologías, culturales, físicas, fisiológicas. Es la
comprensión que merece la libertad de los demás, es renunciar a imponer los criterios
personales a los demás y aceptar a estos.

Justicia Todos los valores que hemos estudiado anteriormente como base de los
derechos humanos, y sobre todo los se origen social, se centran en la justicia, en cuanto
a virtud general que dirige y pone en ejercicio todas las demás virtudes ya que la justicia
incluye de alguna manera, como ingredientes esenciales, a todos los valores
anteriormente citados. La justicia es el eje central significa libertad, e igualdad pero
también tolerancia, paz reconocimiento de la dignidad. Promueve la felicidad tanto
individual como la colectiva.

Se puede definir la justicia como “Actitud moral o voluntad decidida a dar a cada uno lo
suyo. Es un valor que supone siempre, siempre, al menos otra persona a quien debe
respetarse. Es la virtud de la equidad, la medida, la igualdad, el orden. Conocer este
valor es fundamental porque es la base, tal y como hemos dicho de otros valores, sin
justicia es falsa la actitud de paz, cooperación, tolerancia etc. Se necesita la justicia para
soportar el resto de los valores y su vinculación con los derechos humanos.

Los tres principios básicos de la justicia son: (Rawls 988:16)


 Libertad igual para todos. La justicia subraya como responsabilidad suya exigir
una igualdad para todos
 Igualdad de oportunidades para todos. Todos deben tener las mismas
posibilidades sin ningún tipo de distinción
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 Reconocimiento del principio de identidad o de la diferencia personal con el fin


de favorecer a quien más lo necesita. Cada persona necesita unas determinadas
posibilidades para realizar su proyecto personal y ser justo significa que cada
uno tenga lo que necesite para ello.

Solidaridad. Supone la vinculación de varias personas por unos mismos valores que se
comprometen y sacrifican activamente, en común, cuando esos valores están
amenazados. Consiste en un sentimiento y actitud participativos compensadores de las
insuficiencias de la justicia, que se concretan en la disposición a compartir la
corresponsabilidad en las necesidades ajenas. (Medina Rubio en López Barajas y Ruiz
Corbella, 2000:39).

La solidaridad es el sentimiento de comunidad que complementa a la justicia, hace


ciudadanos a los individuos, estos no pierden su individualidad sino que asumen sus
deberes ciudadanos. Desde este punto de vista social la solidaridad se refiere al
sentimiento de unidad basado en metas o intereses comunes. Asimismo, se refiere a los
lazos sociales que unen a los miembros de una sociedad entre sí.

Durkeim señala dos tipos de solidaridad por un lado la que llama orgánica y por otro la
mecánica. Afirma que la fuerte especialización de cada individuo origina una gran
interdependencia, base de la cohesión y solidaridad grupal, de las personas con su
sociedad. A esta clase la llama "solidaridad orgánica". Así, cada miembro posee una
parte de los conocimientos generales y sus recursos, por lo que todos dependen de
todos. Este tipo de solidaridad se suele presentar en las sociedades desarrolladas.

Emerge a raíz de la diferenciación de funciones y de la división del trabajo. En la


medida en que los individuos especializan sus funciones requieren de otros individuos
para sobrevivir. Por ejemplo, la familia. La familia primitiva era autosuficiente. La
familia moderna requiere de otros, es decir, es dependiente del resto de los individuos
de la sociedad. En las formas de solidaridad orgánica los individuos se desmarcan del
grupo, formando una esfera propia de acción, pero al mismo tiempo la división del
trabajo y la separación de funciones es la fuente o condición de equilibrio social.

Por otro lado una sociedad regida por la "solidaridad mecánica" se caracteriza por una
total competencia de cada individuo en la mayoría de los trabajos, surgiendo una
mínima diferenciación debida a la edad y sexo. Cada individuo posee los recursos de su
sociedad, tanto económicos como intelectuales, por lo que la sociedad no está
especializada; en ella todos saben lo que tienen que hacer para sobrevivir. Este tipo de
sociedad se da en los países no desarrollados y permite la subsistencia de grupos
menores y alejados del resto de pueblos. (htt://es.wikipedia.org/wiki/Soliradidad).

Coraje cívico. Se entiende como la tenacidad, fortaleza de ánimo en la fidelidad a las


propias convicciones, es el valor o virtud moral necesarios para actuar en consonancia
con la perspectiva obtenida en el ámbito de las ideas o del pensamiento. Es pues la
fortaleza necesaria para que exista coherencia entre lo que se piensa se manifiesta y se
hace.

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TEMA 6.- EL DERECHO A LA EDUCACIÓN Y A LA CULTURA

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Índice

6.1.- Configuración de la educación como derecho.

6.2.- Características básicas del derecho a la educación y su relación con objetivos


educativos fundamentales.

6.3.- Documentos Nacionales e Internacionales sobre el Derecho a la Educación.

6.3.1.- Declaración de Derechos Humanos.

6.3.2.- Constitución Española.

6.3.3.- Pacto internacional de derechos económicos, sociales, y culturales.

6.3.4.- Declaración Mundial Educación para Todos. Satisfacción de las


necesidades básica de aprendizaje.
Introducción
El derecho a la educación tiene un importancia trascendental en cuanto garantiza si
no la subsistencia física, sí la adecuada formación del individuo. Una formación sin la cual
resultaría imposible tomar decisiones racionales en los aspectos que directamente
afectan a su realización integral como persona. Sin educación no hay autonomía posible,
por la sencilla razón de que no se tiene un conocimiento de causa suficiente para poder
elegir racionalmente. La educación, por consiguiente está en la base de la misma libertad
de opción. El ejercicio de la autonomía individual presupone la educación, al menos los
conocimientos suficientes para valorar el sentido de los intereses propios y el modo de
hacerlos realizables.
Por su parte la cultura representa el conjunto de saberes, creencias, formas de ser y
de vivir que definen la identidad de un determinado pueblo o civilización. La expresión de
órbita cultural (país de determinada órbita cultural), da cuenta de la paralela existencia de
unas determinadas afinidades que permiten que ciertos pueblos o países puedan ser
agrupados en torno a un grupo común. Educación y cultura son conceptos estrechamen-
te vinculados y compenetrados, porque la educación constituye el instrumento necesario
a través del cual se accede a la cultura, esto es, a los conocimientos elementales que
definen la personalidad de los diferentes pueblos. En este sentido la generalización del
derecho a la educación constituye siempre un presupuesto para la posible generalización
del derecho a la cultura. La educación es de tal manera necesaria para el pleno desarrollo
de la persona humana, que su garantía resulta indispensable si se quiere respetar y
salvaguardar la dignidad humana.
Los puntos más importantes de este tema, y por consiguiente, los que tiene que
estudiar con mayor profundidad, son por un lado el que hace mención a la configuración
de la educación como derecho, las características de ese derecho y su relación con los
objetivos fundamentales, la responsabilidad y el derecho a la educación y la postura de
los organismos internacionales. Debe leer y tener una visión general del artículo 26 de la
Declaración Universal y el 27 de la Constitución Española.
Tema 6: EL DERECHO A LA EDUCACIÓN Y A LA CULTURA

6.1.- Configuración de la educación como derecho

El derecho a la educación tiene una especial importancia en cuanto garantiza si no la


subsistencia física, sí la adecuada educación y formación del individuo. A través de la
educación y de la formación va adquiriendo un conocimiento de causa, una autonomía y
una libertad que le va a permitir tomar decisiones racionales, decisiones que van a
influir e incidir directamente sobre asuntos que afectan a su realización integral.

La educación es la base de la libertad de opción y se constituye en un elemento


imprescindible e indispensable para el ejercicio de la autonomía individual. Mediante la
educación y la formación el hombre va adquiriendo unos conocimientos que le van a
permitir valorar el sentido de los intereses propios y como hacerlos realizables.

Todas las personas tienen derecho a la educación. Esto implica el derecho que el
individuo tiene a desarrollar todas sus posibilidades y la obligación de la sociedad de
transformar esas posibilidades en relacionas efectivas y útiles

El profesor Jover, nos explica como en su sentido positivo, el derecho a la educación es


una conquista histórica, vinculada a la evolución de los ideales de la modernidad. Así, el
mismo no figura en las primeras declaraciones modernas de derechos humanos: ni en la
Virginia Declarations of Rights , de 1976, ni en la Déclaration des Droits de l´homme et
du citoyen de 1789. A partir de la segunda mitad del siglo XIX, con el avance de los
derechos sociales se va consolidando la idea de la educación como un derecho que
implica una prestación positiva por parte del Estado a fin de garantizar el acceso al
mismo de todos los ciudadanos en condiciones de igualdad. A lo largo del siglo XX, el
derecho a la educación es recogido por numerosos textos constitucionales, así como las
principales declaraciones y convenciones internacionales de derechos humanos:
Declaración universal de derechos humanos, de 1948 (art. 26). Pacto internacional de
derechos económicos sociales y culturales de 1966 (art. 13) Convención de derechos
del niño, de 1989 (art. 28 ) etc.

El mismo profesor nos indica como en la parte más reciente de esta evolución, la
ampliación de los derechos humanos para acoger los llamados derechos de solidaridad,
no ha dejado de afectar a la configuración normativa del derecho de todos a la
educación, en dos sentidos. Por una parte, el desplazamiento creciente de flujos de
población está forzando a las legislaciones nacionales al reconocimiento de este derecho
más allá de la condición jurídica de ciudadanía nacional. Por otra parte, la percepción de
interdependencia planetaria han generado una mayor conciencia de que su garantía
como derecho humano trasciende al ámbito de los estados, y apela a un compromiso
mundial amplio que ayude a paliar la situación deficitaria de este derecho en numerosas
partes del mundo, tal y como han puesto de manifiesto la Declaración de Educación
para Todos, aprobada en Jomtien en 1990 y su continuación en el Marco de Acción
adoptado en Dakar en el año 2000. (Jover, G 2006).

Ese compromiso mundial está avalado por la importancia de la educación tanto a nivel
individual como a nivel social. A nivel individual se pretende el logro del desarrollo
integral de cada persona para la cual no es suficiente con tener una escuela donde ir y
aprender matemáticas, literatura y física, sino fomentar un determinado tipo de
individuo con el desarrollo de sus plenas capacidades que sea capaz de integrase a la
sociedad como un ciudadano responsable y activo tanto física como mentalmente. Se

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trata de un sujeto con capacidad de iniciativa y autonomía situado en un contexto


cultural determinado, pero a su vez con un distanciamiento de los propios
condicionamientos culturales ya que ese condicionamiento puede ser difícil de conciliar
con esa libertad e iniciativa personal de quien se educa. La educación presta el mejor
servicio al hombre: el de ayudarle a madurar, hacerse consciente de sí mismo y ser
capaz de autodeterminar su propio proyecto de vida en acciones libres y responsables
(Bokelman, 1980).

La profesora Corbella nos explica como el derecho a la educación responde a la propia


naturaleza humana, ya que esta no llegará a su plenitud sino desarrolla cada una de las
facultades propias del hombre. El hombre por sí solo nunca alcanzaría el grado de
perfección al que está llamado. Por ello la educación no se puede limitar a una paciente
espera a que cada individuo vaya cayendo en la cuenta de qué, cómo, dónde, etc. Tiene
que lograr ese determinado objetivo que le ayudará en su desarrollo. Si no que se exige
la intervención en la formación personal de cada individuo de tal forma que esta resulte
previsora y provisora del desarrollo de cada educando. Educación que no puede
circunscribirse a una sola etapa de la vida, sino que deberá estar presente a lo largo de
toda la existencia humana. Cada etapa vital exige el logro de una madurez propia de ese
momento y de acuerdo a las necesidades y capacidades de cada uno. (Ruiz Corbella en
López-Barajas y Ruiz Corbella, 2000:185).

La educación debe ser global y plural. Global porque debe atender a las distintas facetas
en que el hombre desarrolla su personalidad, abarcando tanto los conocimientos que
posibilitan su desarrollo estrictamente científico y tecnológico, como los que hacen
viable su desarrollo interno. Plural porque nada hay más peligroso para el libre
desarrollo del individuo que el dirigismos educativo, esto es, las actitudes sectarias
tendentes a privilegiar alguna o algunas de las opciones vitales a las que habrá de hacer
frente el hombre a lo largo de su existencia.

Desde el punto de vista social la educación trata de garantizar la consolidación de


sociedades más justas y solidarias. Facilita la convivencia dentro del grupo social
proporcionando criterios para la resolución de conflictos y para la ordenación general de
modelos de convivencia cívica. La educación es la principal impulsora de sociedades
más humanas ayudándole a integrase en la sociedad en la que vive fomentando su
participación real y responsable. Este enfoque social de la educación es de vital
importancia si queremos consolidar sociedades democráticas, ya que estas se sustentan
en la participación real de todos y cada uno de los individuos y en el respeto a toda
forma de vida diferente a la nuestra. Por otro lado la falta de educación y de formación
del grupo social constituye el caldo de cultivo, el escenario propicio para la instauración
de prácticas de caudillaje, que, amparándose en esas deficiencias educativas de los
ciudadanos propugnan un mensaje autoritario fácil de asumir por una masa, que
desprovista de una formación medianamente satisfactoria carece de una conciencia
crítica para escrutar el significado despótico de las propuestas del poder (De Castro Cid,
2004:302).

La educación es una fuente de riqueza tanto para el individuo como para la sociedad.
Gracias a ella podemos plantear cotas más altas de convivencia y de ser, se trataría en
definitiva el derecho de ser hombre, que es también el deber de esforzarse por alcanzar
la plenitud propia de cada ser humano (Gil Cantero, 1991).

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Junto con el derecho a la educación hemos de mencionar el de la cultura. La cultura


representa el conjunto de saberes, creencias, formas de ser y vivir que definen la
identidad de un determinado pueblo o civilización, así se habla de la cultura oriental, la
cultura occidental etc. La cultura así entendida da cuenta de la existencia de unas
determinadas afinidades que permiten que ciertos pueblos o países puedan ser
agrupados entorno a un núcleo común.

El derecho a la cultura tiene dos vertientes, por un lado lo que es el derecho a la cultura
propia y por otro lado como derecho al conocimiento cultural.

El derecho a la cultura propia hace alusión a la necesidad de preservar los elementos


culturales distintivos de la identidad del pueblo o civilización a la que se pertenece, lo
cual supone una exaltación de la personalidad del individuo como personalidad forjada
en un contexto cultural concreto que define y configura en buena medida su forma de
ser. A su vez este derecho a la cultura propia tiene una dimensión especial como
derecho a la realización de los hábitos y conductas propias de la cultura de origen de
cada cual, es decir derecho a la coherencia de las actitudes del individuo con la cultura a
la que pertenece.

La otra vertiente del derecho a la cultura, derecho al conocimiento cultural, basado por
un lado en el derecho del hombre a conocer sus raíces y el fondo cultural del grupo al
que pertenece y en el que se forja, y por otro el derecho al conocimiento de las demás
culturas o derecho al conocimiento cultural en sentido amplio.

Ya sea en una vertiente u otra educación y cultura son conceptos estrechamente


vinculados ya que la educación constituye el instrumento a partir del cual se accede a la
cultura, es decir a los conocimientos elementales que definen la personalidad de los
diferentes pueblos.

6.2.- Características básicas del derecho a la educación y su relación con objetivos


educativos fundamentales

El Derecho a la educación y a la cultura es un derecho posibilitador de otros derechos,


un medio indispensable para realizar otros derechos (Fernández, 2004:265). La
educación es de tal manera necesaria para el pleno desarrollo de la persona humana, que
su garantía resulta indispensable, si se quiere salvaguardar la libertad y la dignidad
humana. Así queda reflejado en el artículo 13 del Pacto Internacional de Derechos
Económicos, Socales y Culturales.

“La educación es el principal medio que permite a adultos y menores marginados económica y
socialmente salir de la pobreza y participar plenamente en sus comunidades. La educación desempeña un
papel decisivo en la emancipación de la mujer, la protección de los niños contra la explotación laboral, el
trabajo peligroso y la explotación sexual, la promoción de los derechos humanos y la democracia, la
protección del medio ambiente y el control del crecimiento demográfico.” (Comité de derechos
económicos, sociales y culturales, 1999 pto. 1)

El derecho a la educación y a la cultura tiene unas características que rehacen distintos


del resto de los derechos, por un lado es un derecho, tal y como hemos dicho,
contenedor de otros derechos ya que sin él no seria posible hablar de libertad, paz,
justicia ya que a través de la educación el hombre es libre para tomar sus propias

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decisiones, le confiere al hombre conocimientos para pensar reflexionar y potencia el


espíritu crítico, le hace autónomo, en definitiva forma un umbral por debajo del cual la
integridad humana no se considera respetada. Pero además el derecho a la educación
tiene otra característica muy importante y es que a través de él se puede promover el
respeto al resto de los derechos humanos, condición esencial para el desarrollo de la
justicia social, la paz y el desarrollo. En este sentido se manifiesta la Declaración de
Montreal y Plan de Acción Mundial de Educación en Derechos humanos y en
Democracia de 1993 donde se reafirma la responsabilidad de todos a promover
mediante la educación, el respeto a los derechos humanos y la Declaración y Programa
de Acción de Viena en la que se insiste en la interdependencia entre el respeto a los
derechos humanos y la consolidación de la democracia, en la que se insiste en la
importancia de la educación para su logro.

Estas características del derecho a la educación le confieren una responsabilidad, esa


responsabilidad es conseguir una serie de objetivos que van a permitir el desarrollo de la
persona de una forma tanto individual como social. Esos objetivos pasan por un
contenido básico que es considerar al derecho a la educación y a la cultura como
elemento indispensable para la consecución de otros derechos fundamentales como la
libertad, la igualdad y la justicia. El objetivo es que ese contenido sea respetado por las
diferentes culturas y determinado por las necesidades de las personas y por las
oportunidades que cada Estado dispone

El derecho a la educación y a la cultura al igual que otros derechos es un ideal socio-


moral sustantivo enraizado en la historia y en las aspiraciones de los sujetos a mejorar
sus condiciones de vida, es una realidad dinámica que se va adaptando a las nuevas
situaciones preservando lo común y lo básico. Este contenido básico le permite que
desde un mismo plano de la diversidad de historias, culturas y sociedades, todas deben
compartir el mismo espacio común de las aspiraciones humanas aunque tengan distintos
puntos de vista, existiendo variaciones relacionadas con los contextos históricos,
políticos, religiosos y culturales. (Touriñan, 2002; Hodgson, 1998; Medina Rubio,
2002).

Para Coomans esos objetivos son los siguientes:

 Completar desarrollo de la personalidad individual, de sus talentos y


habilidades.
 Fortalecer el respeto por los derechos humanos y las libertades fundamentales.
 Preparar a las personas para que puedan participar de forma efectiva y
responsable en una sociedad libre.
 La promover de la comprensión tolerancia y amistad entre todas las naciones y
grupos raciales, étnicos o religiosos y el fomento de las actividades para el
mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas.
 Transmitir intergeneracionalmente la herencia cultural.
 Desarrollar la conciencia socioidentitaria.
 Contribuir al desarrollo económico y social de la comunidad.
 Desarrollar de un sentimiento de deber moral y de responsabilidad social.
 Desarrollar la capacidad crítica y de juicio individual.
 Desarrollar el respeto por el entorno natural.
 Desarrollar el sentido de la dignidad humana.

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 Mejorar el nivel de vida de los educando.


 Desarrollar la habilidad para comunicarse con los demás.

Coomans distingue a su vez tres niveles distintos donde se pueden reflejar los objetivos
del derecho a la educación y a la cultura. En un primer nivel tendríamos la obligación
de respetar prohibiendo la actuación del Estado en contra de derechos y libertades
reconocidos a los ciudadanos. Un segundo nivel estaría definido por la obligación de
proteger, prevenir y prohibir la violación de este derecho, y por último nivel la
obligación de cumplimiento. Esto implica la aplicación de programas de
implementación y una visión a largo plazo en el cumplimiento del derecho a la
educación (Coomans, 2004:94).

6.3.- Documentos Naciones e Internacionales sobre el derecho a la educación

En este apartado presentaremos algunos documentos Internacionales sobre el derecho a


la educación, señalando los artículos que hacen mención al derecho a la educación
como: La Declaración de Derechos Humanos; La Constitución Española; El Pacto
Internacional de Derechos Económicos, Sociales, y Culturales; y la Declaración
Educación para todos.

Veamos cada uno de ellos:

6.3.1.- Declaración de Derechos Humanos

La Declaración de los Derechos humanos aborda el tema de la educación en sus


artículos 26 y 27

Artículo 26 de la Declaración de Derechos Humanos. Este artículo se divide en tres


apartados entre los cuales se defienden aspectos tan importantes como el derecho de
todos a la educación. Una enseñanza básica obligatoria y gratuita; le generalización de
la formación profesional; la igualdad de oportunidades y el acceso a la enseñanza
superior; el derecho de los padres a escoger el tipo de educación, y se señala como
finalidad de la educación el pleno desarrollo de la personalidad humana y el
fortalecimiento del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales.

1. Toda persona tiene derecho a la educación. La educación debe ser gratuita, al menos
en lo concerniente a la instrucción elemental y fundamental. La instrucción elemental
será obligatoria. La instrucción técnica y profesional habrá de ser generalizada; el
acceso a los estudios superiores será igual para todos, en función de los méritos
respectivos.

2. La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana y el


fortalecimiento del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales;
favorecerá la comprensión, la tolerancia y la amistad entre todas las naciones y todos los
grupos étnicos o religiosos, y promoverá el desarrollo de las actividades de las Naciones
Unidas para el mantenimiento de la paz.

3. Los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de
darse a sus hijos.
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Artículo 27 de la Declaración de Derechos Humanos


1. Toda persona tiene derecho a tomar parte libremente en la vida cultural de la
comunidad, a gozar de las artes y a participar en el progreso científico y en los
beneficios que de él resulten.

2. Toda persona tiene derecho a la protección de los intereses morales y materiales que
le correspondan por razón de las producciones científicas, literarias o artísticas de que
sea autora.

6.3.2.- Constitución Española

La Constitución Española aborda el derecho a la educación en su artículo 27. En este


artículo , al igual que en el resto de las diferentes leyes educativas de los distintos países
se considera tanto a la extensión como al desarrollo de la educación, como el
fundamento del progreso de la ciencia y de la técnica, como la condición del bienestar
individual, social y prosperidad material así como el soporte de las libertades
individuales en las sociedades democráticas

1. Todos tienen el derecho a la educación. Se reconoce la libertad de enseñanza.


2. La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana en
el respeto a los principios democráticos de convivencia y a los derechos y
libertades fundamentales.
3. Los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus
hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias
convicciones.
4. La enseñanza básica es obligatoria y gratuita.
5. Los poderes públicos garantizan el derecho de todos a la educación, mediante
una programación general de la enseñanza, con participación efectiva de todos
los sectores afectados y la creación de centros docentes.
6. Se reconoce a las personas físicas y jurídicas la libertad de creación de centros
docentes, dentro del respeto a los principios constitucionales.
7. Los profesores, los padres y, en su caso, los alumnos intervendrán en el control y
gestión de todos los centros sostenidos por la Administración con fondos
públicos, en los términos que la ley establezca.
8. Los poderes públicos inspeccionarán y homologarán el sistema educativo para
garantizar el cumplimiento de las leyes.
9. Los poderes públicos ayudarán a los centros docentes que reúnan los requisitos
que la ley establezca.
10. Se reconoce la autonomía de las Universidades, en los términos que la ley
establezca.

6.3.3.-Pacto internacional de derechos económicos, sociales, y culturales

Este pacto, en sus artículos, se basa a la concreción del logro de este derecho por parte
de todos los Estados participantes. Considera que, conforme a los principios enunciados
en la Carta de las Naciones Unidas, la libertad la justicia y la paz en el mundo tienen por
base el reconocimiento de la dignidad inherente a todos los miembros de la familia
humana y de sus derechos iguales e inalienables. Así en sus artículos 13 y 14 considera

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a la educación como un factor importante para el desarrollo de la personalidad humana,


así como para su participación en una vida social plena. Hace mención igualmente de la
importancia de la educación en todos los niveles, desde la ed. básica a la educación
superior destacando igualmente la importancia de la educación permanente. Destaca
igualmente el derecho de los padres a elegir el tipo de educación y la gratuidad de la
misma.

Artículo 13
1. Los Estados Partes en el presente Pacto reconocen el derecho de toda persona a
la educación. Convienen en que la educación debe orientarse hacia el pleno
desarrollo de la personalidad humana y del sentido de su dignidad, y debe
fortalecer el respeto por los derechos humanos y las libertades fundamentales.
Convienen asimismo en que la educación debe capacitar a todas las personas
para participar efectivamente en una sociedad libre, favorecer la comprensión, la
tolerancia y la amistad entre todas las naciones y entre todos los grupos raciales,
étnicos o religiosos, y promover las actividades de las Naciones Unidas en pro
del mantenimiento de la paz.

2. Los Estados Partes en el presente Pacto reconocen que, con objeto de lograr el
pleno ejercicio de este derecho:
a) La enseñanza primaria debe ser obligatoria y asequible a todos
gratuitamente;
b) La enseñanza secundaria, en sus diferentes formas, incluso la enseñanza
secundaria técnica y profesional, debe ser generalizada y hacerse
accesible a todos, por cuantos medios sean apropiados, y en particular
por la implantación progresiva de la enseñanza gratuita;
c) La enseñanza superior debe hacerse igualmente accesible a todos, sobre
la base de la capacidad de cada uno, por cuantos medios sean apropiados,
y en particular por la implantación progresiva de la enseñanza gratuita;
d) Debe fomentarse o intensificarse, en la medida de lo posible, la
educación fundamental para aquellas personas que no hayan recibido o
terminado el ciclo completo de instrucción primaria;
e) Se debe proseguir activamente el desarrollo del sistema escolar en todos
los ciclos de la enseñanza, implantar un sistema adecuado de becas, y
mejorar continuamente las condiciones materiales del cuerpo docente.

3. Los Estados Partes en el presente Pacto se comprometen a respetar la libertad de


los padres y, en su caso, de los tutores legales, de escoger para sus hijos o
pupilos escuelas distintas de las creadas por las autoridades públicas, siempre
que aquéllas satisfagan las normas mínimas que el Estado prescriba o apruebe en
materia de enseñanza, y de hacer que sus hijos o pupilos reciban la educación
religiosa o moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones.

4. Nada de lo dispuesto en este artículo se interpretará como una restricción de la


libertad de los particulares y entidades para establecer y dirigir instituciones de
enseñanza, a condición de que se respeten los principios enunciados en el
párrafo 1 y de que la educación dada en esas instituciones se ajuste a las normas
mínimas que prescriba el Estado.

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Articulo 14

Todo Estado Parte en el presente Pacto que, en el momento de hacerse parte en él, aún
no haya podido instituir en su territorio metropolitano o en otros territorios sometidos a
su jurisdicción la obligatoriedad y la gratuidad de la enseñanza primaria, se compromete
a elaborar y adoptar, dentro de un plazo de dos años, un plan detallado de acción para la
aplicación progresiva, dentro de un número razonable de años fijado en el plan, del
principio de la enseñanza obligatoria y gratuita para todos.

6.3.- Declaración Mundial Educación para todos. Satisfacción de las Necesidades


Básicas de Aprendizaje
Preámbulo
Hace más de cuarenta años, las naciones de la tierra afirmaron en la Declaración
Universal de Derechos Humanos que "toda persona tiene derecho a la educación". Sin
embargo, pese a los importantes esfuerzos realizados por los países de todo el mundo
para asegurar el derecho a la educación para todos, persisten las siguientes realidades:
 Más de 100 millones de niños y de niñas, de los cuales 60 por lo menos son
niñas, no tienen acceso a la enseñanza primaria.
 Más de 960 millones de adultos - dos tercios de ellos mujeres son analfabetos, y
el analfabetismo funcional es un problema importante en todos los países, tanto
industrializados como en desarrollo.
 Más de la tercera parte de los adultos del mundo carecen de acceso al
conocimiento impreso y a las nuevas capacidades y tecnologías que podrían
mejorar la calidad de su vida y ayudarles a dar forma y adaptarse a los cambios
sociales y culturales.
 Más de 100 millones de niños e innumerables adultos no consiguen completar el
ciclo de educación básica; y hay millones que, aun completándolo, no logran
adquirir conocimientos y capacidades esenciales.

Al mismo tiempo, el mundo tiene que hacer frente a problemas pavorosos: en particular,
el aumento de la carga de la deuda de muchos países, la amenaza de estancamiento y
decadencia económicos, el rápido incremento de la población, las diferencias
económicas crecientes entre las naciones y dentro de ellas, la guerra, la ocupación, las
contiendas civiles, la violencia criminal, los millones de niños cuya muerte podría
evitarse y la degradación generalizada del medio ambiente. Estos problemas frenan los
esfuerzos para satisfacer las necesidades básicas de aprendizaje y, a su vez, la falta de
educación básica que sufre un porcentaje importante de la población impide a la
sociedad hacer frente a esos problemas con el vigor y la determinación necesarios.

Tales problemas han sido la causa de retrocesos importantes de la educación básica


durante el decenio de 1980 en muchos de los países menos desarrollados. En algunos
otros el crecimiento económico ha permitido financiar la expansión de la educación,
pero, aun así, muchos millones de seres humanos continúan inmersos en la pobreza,
privados de escolaridad o analfabetos. Por otro lado, en ciertos países industrializados la
reducción de los gastos públicos durante los años ochenta ha contribuido al deterioro de
la educación.

Y, sin embargo, el mundo está en vísperas de un nuevo siglo, cargado de promesas y de


posibilidades. Hoy somos testigos de un auténtico progreso hacia la distensión pacífica
y de una mayor cooperación entre las naciones. Aparecen numerosas realizaciones
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científicas y culturales útiles. El volumen mismo de información existente en el mundo


-mucha de ella útil para la supervivencia del hombre y para su bienestar elementales- es
inmensamente mayor que el disponible hace solo pocos años y su ritmo de crecimiento
continúa acelerándose parte de esa información sirve para adquirir conocimientos útiles
con objeto de mejorar la calidad de vida, o aprender a aprender. Y cuando una
información importante va asociada a ese otro avance moderno que es nuestra nueva
capacidad de comunicación, se produce un efecto de sinergia.

Estas nuevas fuerzas, combinadas con la experiencia acumulada de reformas,


innovaciones e investigaciones y con el notable progreso de la educación en muchos
países, convierten a la educación básica para todos, por primera vez la historia, en un
objetivo alcanzable.

En consecuencia, nosotros, los participantes en la Conferencia Mundial sobre Educación


para Todos, reunidos en Jomtien, Tailandia, del 5 al 9 de marzo de 1990:
 Recordando, que la educación es un derecho fundamental de todos, hombres y
mujeres, de todas las edades y en el mundo entero,
 Reconociendo que la educación puede contribuir a lograr un mundo más seguro,
o más sano, más próspero y ambientalmente más puro y que al mismo tiempo
favorece el progreso social, económico y cultural, la tolerancia y la cooperación
internacional,
 Conscientes de que la educación es una condición indispensable, aunque no
suficiente, para el progreso personal y social,
 Observando que los saberes tradicionales y el patrimonio cultural autóctono
tienen una utilidad y una validez por sí mismos y que en ellos radica la
capacidad de definir y de promover el desarrollo,
 Constatando que, en términos generales, la educación que hoy se imparte
adolece de graves deficiencias, que es menester mejorar su adecuación y su
calidad y que debe ponerse al alcance de todos,
 Consciente de que una adecuada educación básica es fundamental para fortalecer
los niveles superiores de la educación y de la enseñanza y la formación científica
y tecnológica y, por consiguiente, para alcanzar un desarrollo autónomo, y
 Reconociendo la necesidad de ofrecer a las generaciones presentes y venideras
una visión ampliada de la educación básica y un renovado compromiso en favor
de ella, para hacer frente a la amplitud y a la complejidad del desafío,
proclamamos la siguiente Declaración Mundial sobre Educación para Todos:
Satisfacción de las Necesidades Básicas de Aprendizaje

Artículo 1. Satisfacción de las necesidades básicas de aprendizaje


1. Cada persona -niño, joven o adulto- deberá estar en condiciones de aprovechar
las oportunidades educativas ofrecidas para satisfacer sus necesidades básicas de
aprendizaje. Estas necesidades abarcan tanto las herramientas esenciales para el
aprendizaje (como la lectura y la escritura, la expresión oral, el cálculo, la
solución de problemas) como los contenidos básicos del aprendizaje
(conocimientos teóricos y prácticos, valores y actitudes) necesarios para que los
seres humanos puedan sobrevivir, desarrollar plenamente sus capacidades, vivir
y trabajar con dignidad, participar plenamente en el desarrollo, mejorar la
calidad de su vida, tomar decisiones fundamentadas y continuar aprendiendo. La
amplitud de las necesidades básicas de aprendizaje y la manera de satisfacerlas

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varían según cada país y cada cultura y cambian inevitablemente con el


transcurso del tiempo.
2. La satisfacción de estas necesidades confiere a los miembros de una sociedad la
posibilidad y, a la vez la responsabilidad de respetar y enriquecer su herencia
cultural, lingüística y espiritual común, de promover la educación de los demás,
de defender la causa de la justicia social, de proteger el medio ambiente y de ser
tolerante con los sistemas sociales, políticos y religiosos que difieren de los
propios, velando por el respeto de los valores humanistas y de los derechos
humanos comúnmente aceptados, así como de trabajar por la paz y la solidaridad
internacionales en un mundo interdependiente.
3. Otro objetivo, no menos esencial, del desarrollo de la educación es la
transmisión y el enriquecimiento de los valores culturales y morales comunes.
En esos valores asientan el individuo y la sociedad su identidad y su dignidad.
4. La educación básica es más que un fin en sí misma. Es la base para un
aprendizaje y un desarrollo humano permanentes sobre el cual los países pueden
construir sistemáticamente nuevos niveles y nuevos tipos de educación y
capacitación.
5. Educación para Todos: Una visión ampliada y un compromiso renovado.

Artículo 2. Perfilando la visión


1. Satisfacer las necesidades básicas de aprendizaje exige algo más que una
renovación del compromiso con la educación básica en su estado actual. Lo que
se requiere es una “visión ampliada” que vaya más allá de los recursos actuales,
las estructuras institucionales, los planes de estudios y los sistemas tradicionales
de instrucción, tomando como base lo mejor de las prácticas en uso. Hoy día
existen nuevas posibilidades que son fruto de la convergencia entre el
incremento de la información y la capacidad sin precedentes de comunicación.
Esas posibilidades debemos aprovecharlas con espíritu creador y con la
determinación de acrecentar su eficacia.

Esa visión ampliada, tal como se expone en los Artículos 3 al 7 de esta Declaración,
comprende lo siguiente:
 Universalizar el acceso a la educación y fomentar la equidad;
 Prestar atención prioritaria al aprendizaje;
 Ampliar los medios y el alcance de la educación básica;
 Mejorar el ambiente para el aprendizaje;
 Fortalecer concertación de acciones.
 Convertir en realidad el enorme potencial existente para el progreso y el
incremento de las posibilidades de los individuos depende de que se posibilite a
éstos para adquirir la educación y el impulso necesarios a fin de utilizar la masa
en constante expansión de conocimientos útiles y aprovechar los nuevos medios
de transmisión de esos conocimientos.

Artículo 3. Universalizar el acceso a la educación y fomentar la equidad


1. La educación básica debe proporcionarse a todos los niños, jóvenes y adultos.
Con tal fin habría que aumentar los servicios educativos de calidad y tomar
medidas coherentes para reducir las desigualdades.
2. Para que la educación básica resulte equitativa, debe ofrecerse a todos los niños,
jóvenes y adultos la oportunidad de alcanzar y mantener un nivel aceptable de
aprendizaje.
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3. La prioridad más urgente es garantizar el acceso y mejorar la calidad de la


educación para niños y mujeres y suprimir cuantos obstáculos se opongan a su
participación activa. Deben eliminarse de la educación todos los estereotipos en
torno a los sexos.
4. Hay que empeñarse activamente en modificar las desigualdades en materia de
educación y suprimir las discriminaciones en las posibilidades de aprendizaje de
los grupos desasistidos: los pobres, los niños de la calle y los niños que trabajan
las poblaciones de las zonas remotas y rurales, los nómadas y los trabajadores
migrantes, los pueblos indígenas, las minorías étnicas, raciales y lingüísticas, los
refugiados, los desplazados por la guerra, y los pueblos sometidos a un régimen
de ocupación.
5. Las necesidades básicas de aprendizaje de las personas impedidas precisan
especial atención. Es necesario tomar medidas para garantizar a esas personas,
en sus diversas categorías, la igualdad de acceso a la educación como parte
integrante del sistema educativo.

Artículo 4. Concentrar la atención en el aprendizaje


Que el incremento de las posibilidades de educación se traduzca en un desarrollo
genuino del individuo o de la sociedad depende en definitiva de que los individuos
aprendan verdaderamente como resultado de esas posibilidades, esto es, que
verdaderamente adquieran conocimientos útiles, capacidad de raciocinio, aptitudes y
valores. En consecuencia, la educación básica debe centrarse en las adquisiciones y los
resultados efectivos del aprendizaje, en vez de prestar exclusivamente atención al hecho
de matricularse, de participar de forma continuada en los programas de instrucción y de
obtener el certificado final. De ahí que sea necesario determinar niveles aceptables de
adquisición de conocimientos mediante el aprendizaje en los planes de educación y
aplicar sistemas mejorados de evaluación de los resultados.

Artículo 5. Ampliar los medios y el alcance de la educación básica


La diversidad, la complejidad y el carácter cambiante de las necesidades básicas de
aprendizaje de los niños, jóvenes y adultos exigen ampliar y redefinir constantemente el
alcance de la educación básica de modo que en ella se incluyan los siguientes
elementos:

El aprendizaje comienza con el nacimiento. Ello exige el cuidado temprano y la


educación inicial de la infancia, lo que puede conseguirse mediante medidas destinadas
a la familia, la comunidad o las instituciones, según convenga.

EI principal sistema para impartir la educación básica fuera de la familia es la escuela


primaria. La educación primaria debe ser universal, garantizar la satisfacción de las
necesidades básicas del aprendizaje de todos los niños y tener en cuenta la cultura, las
necesidades y las posibilidades de la comunidad. Otros programas alternativos pueden
ayudar a atender las necesidades de aprendizaje de niños cuyo acceso a la escolaridad
formal es limitado o no existe, siempre que compartan los mismos niveles de
aprendizaje aplicados a la enseñanza escolar y que dispongan del adecuado apoyo.

Las necesidades básicas de aprendizaje de jóvenes y adultos son diversas y pueden


satisfacerse mediante sistemas variados. Los programas de alfabetización son
indispensables, dado que saber leer y escribir constituye una capacidad necesaria en sí
misma y es la base de otras aptitudes vitales. La alfabetización en la lengua materna

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refuerza la identidad y la herencia cultural. Otras necesidades pueden satisfacerse


mediante la capacitación técnica, el aprendizaje de oficios y los programas de educación
formal y no formal en materias tales como la salud, la nutrición, la población, las
técnicas agrícolas, el medio ambiente, la ciencia, la tecnología, la vida familiar -incluida
una sensibilización a las cuestiones de la natalidad- y otros problemas de la sociedad.

Todos los instrumentos útiles y los canales de información, comunicación y acción


social pueden emplearse para contribuir a transmitir conocimientos esenciales e
informar y educar a los individuos acerca de las cuestiones sociales. Además de los
medios tradicionales, pueden movilizarse otros como las bibliotecas, la televisión y la
radio, con el fin de utilizar sus posibilidades para satisfacer las necesidades de
educación básica de todos.

Estos elementos deben constituir un sistema integrado y complementario, de modo que


se refuercen mutuamente y respondan a pautas comparables de adquisición de
conocimientos, y contribuir a crear y a desarrollar las posibilidades de aprendizaje
permanente.

Artículo 6. Mejorar las condiciones de aprendizaje


El aprendizaje no se produce en situación de aislamiento. De ahí que las sociedades
deban conseguir que todos los que aprenden reciban nutrición, cuidados médicos y el
apoyo físico y afectivo general que necesitan para participar activamente en su propia
educación y beneficiarse de ella. Los conocimientos y las capacidades para mejorar las
condiciones de aprendizaje de los niños deben integrarse en los programas comunitarios
de aprendizaje para adultos. La educación de los niños y la de sus padres - u otras
personas encargadas de ellos- se respaldan mutuamente, y esta interacción debería
aprovecharse para crear, en beneficio de todos, un ambiente de aprendizaje cálido y
estimulante.

Artículo 7. Fortalecer la concertación de acciones


Las autoridades nacionales, regionales y locales responsables de la educación tienen la
obligación prioritaria de proporcionar educación básica a todos, pero no puede esperarse
de ellas que suministren la totalidad de los elementos humanos, financieros y
organizativos necesarios para esa tarea. Será necesaria la concertación de acciones entre
todos los subsectores y todas las formas de educación, teniendo en cuenta el especial
papel profesional del personal docente y el de los administradores y demás personal de
educación; la concertación de acciones entre el ministerio de educación y otros
ministerios, entre ellos los de planificación, hacienda, salud, trabajo, comunicación y
otros sectores sociales; la cooperación entre organizaciones gubernamentales y no
gubernamentales, el sector privado, las comunidades locales, los grupos religiosos y la
familia. Es particularmente importante reconocer el papel vital de los educadores y de
las familias. En este contexto, las condiciones de servicio y la situación social del
personal docente, que representan un elemento decisivo para conseguir la educación
para todos, deben mejorarse urgentemente en todos los países, en consonancia con la
recomendación OIT/UNESCO relativa a la situación del personal docente (1966) La
concertación genuina de acciones contribuye al planeamiento, la realización, la
administración y la evaluación de los planes de educación básica .La acción concertada
está en la base de lo que llamamos “una visión ampliada y un compromiso renovado".

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Grado Educación Social
Tema 6: EL DERECHO A LA EDUCACIÓN Y A LA CULTURA

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TEMA 7.- LOS DERECHOS HUMANOS Y LA EDUCACIÓN PARA LA
CIUDADANIA COMO GARANTIA SOCIAL

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Índice

Introducción

7.1.- Derechos humanos y política social

7.1.1.- Definición de política social


7.1.2.- Nuevos enfoques de la política social
7.1.3.- Aspectos estratégicos para una política social basada en los derechos
humanos.

7.2.- Educación, ciudadanía, socialización y derechos humanos

7.3.- Educación para la ciudadanía y derechos humanos.

7.3.1.- Reconocimiento histórico


7.3.2.- Concepto y significado de ciudadanía
7.3.3.- Dimensiones de la ciudadanía
7.3.4.- La educación para la ciudadanía y derechos humanos
Tema 7: LOS DERECHOS HUMANOS Y LA EDUCACIÓN PARA LA CIUDADANIA COMO GARANTIA SOCIAL

Introducción

La educación es uno de los conceptos más amplios y con más posibilidades de propiciar
y generar una convivencia armónica entre sociedades. La educación no solamente
consiste en formar individuos, sino seres sociales abiertos a la comunicación, al diálogo,
individuos capaces de asumir responsabilidades tanto desde un punto de vista individual
como social. Desde este enfoque puede considerarse como un factor de armonía en el
contexto de mundalización creciente de la sociedad humana. Para esa mundalización los
derechos humanos y la educación en y para ellos es algo esencial e imprescindible ya
que no hay sociedad justa y equilibrada que se precie sino se respetan los derechos
humanos.

A través de la educación y del respeto a los derechos humanos se puede propiciar y


generar una convivencia armónica entre los individuos de una misma sociedad y entre
distintas sociedades, para ello son importantes programas de política social basados en
los derechos humanos y el diseño de una educación cívica, basada en la socialización,
eficaz y razonable que con sus competencias, ofrezca un mensaje de calidad a todas las
esferas de la sociedad, solo a través de esto se puede lograr una garantía social. Esta
garantía social pasa necesariamente por una sociedad civil organizada necesariamente
basada en la democracia, y como no podía ser menos, en el respeto de los derechos
humanos.

7.1.- Derechos humanos y política social

Las sociedades se han vuelto cada vez más complejas de tal forma que exigen cada vez
nuevos patrones de conducta social basados en una ética del reconocimiento recíproco y
de la construcción de una nueva idea de estabilidad en la sociedad orientada a fortalecer
el autogobierno y el sentido de la colectividad que obliga a redefinir los conceptos de
política social, diseñar y ajustar instrumentos que propicien el autogobierno así como
que fortalezcan la solidaridad como un medio público e impulsar la coordinación entre
todos los sectores sociales. Para el logro de todo esto los derechos humanos se presentan
como la clave y la orientación adecuada par la política social. Una política social basada
en los derechos humanos supone una nueva relación entre el Estado y la Sociedad y
requiera le revisión de los conceptos tradicionales de política social.

7.1.1.- Definición de política social

Existe una diversidad de definiciones de política social que presentan diferentes


posiciones tomando en cuenta sus objetivos, extensión y límites; agrupándolas en
atención a ello en dos. Primero están las definiciones que la limitan a los programas de
bienestar social y a las políticas que sustentan o conforman dichos programas. De
acuerdo con ello, “política social” hace referencia a un conjunto de medidas que
contribuyen al mejoramiento de una situación determinada, por lo tanto son políticas
transitorias y sus objetivos son los de aminorar o de regular los embates de las políticas
económicas. Un segundo concepto considera que la función principal de la política
social es la reducción y eliminación de las inequidades sociales a través de la
redistribución de los recursos, servicios, oportunidades y capacidades. Este concepto
incluye todas aquellas actividades que contribuyen a la salud, educación, asistencia
pública, seguridad social y vivienda de la población, y también aquellas que afectan, en

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Tema 7: LOS DERECHOS HUMANOS Y LA EDUCACIÓN PARA LA CIUDADANIA COMO GARANTIA SOCIAL

general, la redistribución y distribución del ingreso y las dirigidas a construir y


conservar el capital social. (Maingon, 2004: 48-49)

Otra definición podría ser “el conjunto de directrices, orientaciones, criterios y


lineamientos conducentes a la preservación y elevación del bienestar social, procurando
que los beneficios del desarrollo alcancen a todas las capas de la sociedad con la mayor
equidad“ (http://www.definicion.org/politica-social).

Por su parte Ceja la define como “la forma que por medio de estrategias y políticas
concretas tiene el Estado para construir una sociedad cohesionada y equitativa. En una
perspectiva de mayor equidad e integración social, la política social tiene como fin
principal facilitar la convergencia entre los intereses individuales y los intereses
comunes de la sociedad” (Ceja Mena, 2004: 1)

Repetto manifiesta que las políticas sociales y sus expresiones programáticas,


entendidas en un sentido amplio, incluyen intervenciones sectoriales clásicas
(educación, salud, seguridad social, vivienda, infraestructura básica) así como las
tendencias a desarrollar acciones focalizadas en la pobreza, a la vez que también deben
incorporarse bajo el concepto de política social las intervenciones estatales destinadas a
promover el empleo y brindar protección ante los males sociales.(Repetto, F. pp. 40)

7.1.2.- Nuevos enfoques de la política social

Las definiciones vistas en el apartado anterior, responden a un enfoque tradicional de la


política social. En este apartado nos interesa un nuevo enfoque, ese enfoque es la
política social desde los derechos humanos.

El enfoque de los derechos humanos es una perspectiva reciente en las políticas


sociales, que sintetiza los alcances positivos de los esfuerzos redistributivistas y
exigencias que van más allá de la simple satisfacción de bienes y servicios y tocan
desigualdades sociales particulares que se vinculan con fenómenos asociados a los
construcción de la identidad. Este enfoque supone y necesita de una nueva gestión de lo
social basada principalmente en programas sociales basados en una nueva ética teniendo
por eje central la educación y los derechos humanos.

El surgimiento de movimientos sociales, la urgencia de la atención selectiva de los


problemas sociales y la evolución de las políticas culturales de lo social hace que sea
necesario incorporar el tema de los derechos humanos en las políticas sociales. Esta
incorporación implica el diseño de programas y proyectos sociales distintos a los
enfoques tradicionales.

En el enfoque de la política social desde los derechos humanos, se presentan distintas


características que hacen que este enfoque sea distinto al tradicional. Una de las
características es que hay un esfuerzo por construir una capacidad reflexiva orientada a
desarrollar un tipo de ciudadanía distinta, más consciente y global, en el sentido de que
involucra no solo el reconocimiento político-estatal sino también el socio-cultural. Esto
es algo que se intenta internalizar tanto en las personas como en las comunidades e
instituciones. Por su parte la política social tradicional se basaba en la satisfacción de
unos derechos sociales pero no desde una vertiente interna, como defiende el enfoque de
los derechos humanos, sino desde una vertiente externa y positivista. Por el contrario

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este nuevo enfoque propicia una articulación de todos los derechos sociales como una
parte constitutiva de la identidad del sujeto definido como un ser autorreflexivo y
activo.

En la nueva situación social, basada en los derechos humanos no se basa solo en la


satisfacción de unos derechos colectivos, sino en unos derechos individuales para hacer
del ciudadano un ser libre, flexible y activo. Una sociedad construida desde estas
premisas no será una sociedad basada en el poder sino en unos regímenes democráticos
que favorezcan la participación y el respeto a las instituciones cuyas relaciones estarán
basadas en la comunicación, la cooperación, la libertad y la justicia.

Otra característica importante del enfoque de los derechos humanos, es que este tiene
una visión más global de lo que es la política social ya que desarrolla una doble
preocupación: por un lado la atención a las necesidades y por otro la atención a las
identidades. La política social tradicional tan solo se centraba en las necesidades, sin
considerar los aspectos subjetivos y específicos de los grupos beneficiarios y de los
individuos.

Esta atención a la especificidad de los grupos constituye una nueva característica de tal
forma que se visualizan dimensiones que van más allá del acceso a los derechos
colectivos y que se refieren al desarrollo de la autonomía y de la libertad de las
personas.

El enfoque de los derechos humanos de la política social apunta a construir una nueva
cultura social e institucional que se exprese en prácticas sociales ajustadas a los aspectos
normativos de los derechos humanos y en quehaceres institucionales distintos, que
redefinan los contenidos la organización para garantizar el acceso universal a los bienes
y servicios de una vida digna.

La política social con el enfoque de los derechos humanos es una política de garantías
de los derechos en el sentido de que debe propiciar el acceso al cumplimiento de los
derechos y estar atenta a establecer el vínculo entre la ley, los derechos y las exigencias
sociales. Constituye el medio por el cual el Estado garantiza los derechos colectivos y
promueve el cumplimiento de los derechos individuales.

Una característica más es la que nos lleva a reconocer que esta política obliga a una
mayor integración de acciones, lo cual provoca que la toma de decisiones sea un asunto
cada día más interdependiente, destacando la necesidad de construir consensos técnicos
y políticos en instancias de decisiones compartidas (Guendel, L, 2001).

7.1.3.- Aspectos estratégicos para una política social basada en los derechos humanos

Los aspectos más importantes de una política social basada en los derechos humanos,
tal y como hemos dicho anteriormente, está basada en la planificación de nuevos
proyectos y programas sociales, estos proyectos han de tener una estructura básica, cuya
piedra angular sea la educación para una ciudadanía libre y responsable basada en la
socialización, en el respeto de los derechos humanos, y en la utilización de unos
instrumentos que favorezcan el desarrollo de estos proyectos y programas.

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Entre esos instrumentos destacaremos la información y la comunicación social. En el


nuevo contexto social la información y la comunicación social tienen una importancia
básica con miras a lograr impactos sociales mayores, cambiar actitudes y hacer más
eficiente la gestión de lo social.

La información por su parte es vital para mejorar la efectividad y la eficiencia de las


políticas y programas sociales. Más y mejor información contribuye a diseñar políticas
y programas sociales pertinentes. Provee un mejor conocimiento de la realidad social y
coadyuva con objetivos y estrategias políticas y operativas adecuadas.

El enfoque de los derechos humanos comparte la importancia de la información ya que


supone una aspiración a alcanzar una mayor racionalidad técnica en el seguimiento y la
evaluación de los resultados de las políticas sociales ya que el propósito de la política
social no consiste solamente en atender los problemas sociales, para alcanzar una
sociedad más integrada sino que procura redefinir la estructura y la cultura de poder
para desarrollar un sistema político y social más inclusivo, en el cual las personas
puedan actuar reflexivamente. La información tiene en este sentido, el propósito de
desarrollar una capacidad reflexiva en relación con los derechos humanos destacando
aquellos aspectos de la vida social relacionados con el cumplimiento de los derechos
humanos que requieren de políticas sociales con una naturaleza distinta y de un cambio
cultural. Este cambio cultural va encaminado a ensanchar el espacio público
constituyendo una reflexión más totalizadora de la vida social que propicie una
ciudadanía activa basada, como hemos dicho, en sujetos reflexivos, que inciden en los
procesos de toma de decisiones tanto en los niveles familiar, comunitario y nacional.

Con el enfoque de los derechos humanos la información cambia, deja de estar orientada
únicamente a las necesidades como objetivaciones de la vida social y se enfilan a
mostrar lo conflictivo del desarrollo de las identidades, o sea la manera como se
estructuran las relaciones sociales en los ámbitos de la cotidianidad y de la vida
institucional con ele objetivo de estimular “políticas de atención a la vida y de generar
nuevos patrones de comportamientos en las relaciones sociales.

La comunicación social también ha sido un instrumento muy valioso para la política


social. Ha facilitado la configuración de las nuevas “culturas sociales que sin la menor
duda han contribuido a mejorar las condiciones de vida de amplios sectores de la
población. El uso de la comunicación social como no ha sido algo muy extendido en el
las planificaciones sociales, ya que se la consideraba como una propaganda y más con
fines políticos y propagandísticos, pero fueron los movimientos sociales con el
reconocimiento y cumplimiento de los derechos específicos cuando el cambio cultural
dejo de ser un elemento implícito en el cambio social y se convirtió en un elemento
principal y es a partir de aquí cuando la comunicación empieza a ser una parte
importante, una herramienta en el cambio social y por ello en el respeto a los derechos
humanos.

La comunicación social tiene una doble potencialidad, por un lado una potencialidad
pedagógica y por otro la social ya que lleva implícito una asignación explícita de
valores que generan una acción social. La comunicación social como instrumento de la
política social en el enfoque de los derechos humanos, va mucho más allá de un
discurso mediático con sentido y procura generar una actitud reflexiva en el receptor. Se
trata de que el mensaje, propio de toda comunicación, y la acción generadora se

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traduzcan no sólo en la internalización de un valor social sino en la recalificación de las


interacciones con las otras personas basadas en la ética del reconocimiento recíproco.

La comunicación social se visualiza como un medio para que las reglas basadas en los
derechos humanos sean internalizadas como mecanismos de autocontrol social. Es el
instrumento por excelencia que debe transmitir toda la potencialidad ética de la nueva
moral de los derechos humanos, así debe transmitir los datos generados por la ciencia
social y transformarlos de un hecho social a un hecho político que sea tematizado
ampliamente por la ciudadanía y que genere movilización social.

La comunicación social a favor de los derechos humanos es un instrumento de cambio


cultural, que procura construir una nueva cultura política, basada en el reconocimiento
de que las relaciones sociales en todos los niveles son relaciones de poder que deben ser
autorreguladas por el Estado. Pero este cambio no se ha de limitar solo a ser un cambio
estatal sino que debe de tener una perspectiva más amplia centrada en la
institucionalidad social en general. Es decir que los cambios sociales que se deben
propiciar se encuentran no solo en el ámbito formal sino también en el área de los
valores y las reglas que fundamentan el edificio social. (Guendel, L; 2001)

7.2.-Educación, socialización, ciudadanía y derechos humanos

Es justo en esa construcción y fundamentación del edificio social donde entran en juego
aspectos importantes como la educación, la socialización y la ciudadanía. Ya hemos
visto como a través de la política social se realizan una serie de actividades que
contribuyen a la salud, educación, asistencia pública, seguridad social y vivienda de la
población, y también aquellas que afectan, en general, la redistribución y distribución
del ingreso y las dirigidas a construir y conservar el capital social.

La política social necesita y se ha de ver reflejada, tal como hemos dicho, en una
planificación social donde la educación ha de ser el punto de partida y el respeto a los
derechos humanos el punto de llegada. La educación, según la Constitución, tiene por
objeto el pleno desarrollo de la personalidad en el respeto a los principios democráticos
de convivencia y de los derechos y libertades fundamentales (art, 27.2). Este objetivo
ha de ir en encaminado al desarrollo de su capacidad de ejercer, de manera crítica y en
una sociedad axiológicamente plural la libertad la tolerancia y la solidaridad, principios
fundamentales de los derechos humanos.

A través de la educación se forman ciudadanos libres y responsables, se favorece el


desarrollo de personas libres e íntegras a través de la consolidación de la autoestima, la
dignidad personal, la libertad y la responsabilidad, la formación de futuros ciudadanos
con criterio propio, respetuosos participativos y solidarios, que conozcan sus derechos,
asuman sus deberes y desarrollen hábitos cívicos para que puedan ejercer la ciudadanía
de una forma eficaz y responsable. Esto constituye una educación basada en los
derechos humanos, donde se promueve una sociedad libre, tolerante y justa, además de
contribuir a la defensa de los valores y de los principios de libertad, pluralismo derechos
humanos y Estado de Derecho, que constituyen los fundamentos de la democracia.

Mediante la educación se transmiten y ejercen los valores fundamentan los derechos


humanos y hacen posible la vida en sociedad, singularmente el respeto a todos los

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derechos y libertades fundamentales, se adquieren los hábitos de convivencia


democrática y de respeto mutuo, se prepara para la participación responsable en las
distintas actividades e instancias sociales. Por estos motivos la educación ha de ser un
objetivo prioritario y, tal y como hemos dicho, un punto de partida para cualquier
política social. Las políticas sociales que exige la sociedad actual han de tener como
fundamento una educación basada en los derechos humanos.

La educación es un proceso y como tal ha de ir dirigido a satisfacer a distintos aspectos


del individuo. El individuo tiene una vertiente individual, a la que ya atiende la
educación en el perfeccionamiento de sus facultades, y otra vertiente social, a través de
la cual el hombre forma parte de una sociedad en la que vive. Es a esta vertiente social a
la que le educación también debe ir encaminada para lograr en el individuo una
socialización y a través de esta consolidar el respeto a los derechos humanos.

Entendemos por socialización el proceso mediante el cual los individuos pertenecientes


a una sociedad o cultura aprenden e interiorizan un repertorio de normas, valores y
formas de percibir la realidad, que los dotan de las capacidades necesarias para
desempeñarse satisfactoriamente en la interacción social.

Es justo en este proceso donde se debe incidir en los derechos humanos ya que es en
este proceso donde el individuo asume o toma conciencia de la estructura social a la que
pertenece gracias a los agentes sociales, que son las instituciones e individuos
representativos con capacidad de transmitir e imponer los elementos culturales
apropiados. Los agentes sociales más representativos son la familia, la escuela, los
grupos de amigos, el trabajo etc.

Cada uno de estos grupos tienen una función específica en la socialización del ser
humano y cada uno de ellos deben basarse en los derechos humanos. Desde la familia es
donde el individuo, niño, adquiere las primeras capacidades intelectuales y sociales y es
desde ella donde se va construyendo su propia identidad constituyendo esto lo que se
llama la socialización primaria. Esta socialización, es la primera por la que el individuo
atraviesa en su niñez, y que por medio de ella se convierte en miembro de la sociedad.
Esta se da en los primeros años de vida y se remite al núcleo familiar, se caracteriza por
una fuerte carga afectiva. En esta socialización primaria los derechos humanos han de
estar presentes y deben guiar todo el proceso.

La socialización primaria termina cuando el concepto del otro generalizado se ha


establecido en la conciencia del individuo. A esta altura ya el miembro es miembro
efectivo de la sociedad. A través de otra institución, la escuela, se proporcionan las
competencias específicas, más abstractas y definibles que constituyen lo que se llama la
socialización secundaria.

La socialización secundaria se refiere a cualquier proceso posterior que induce al


individuo ya socializado a nuevos ámbitos del mundo objetivo de su sociedad. El
individuo descubre que el mundo de sus padres no es el único. La carga afectiva es
reemplazada por técnicas pedagógicas que facilitan el aprendizaje. Se caracteriza por la
división social del trabajo y por la distribución social del conocimiento. La socialización
es simplemente interactuar con más personas y es en esta interacción donde se debe
reflejar claramente ese respeto a los derechos humanos, ese respeto hacia uno mismo
hacia el otro y hacia a los valores de igualdad, justicia y solidaridad.

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La socialización se puede describir desde dos puntos de vista: objetivamente; a partir


del influjo que la sociedad ejerce en el individuo; en cuanto proceso que moldea al
sujeto y lo adapta a las condiciones de una sociedad determinada, por lo que la
socialización ha de estar basada en los derechos humanos y subjetivamente; a partir de
la respuesta o reacción del individuo a la sociedad.

Independientemente del punto de vista que se adopte la socialización desde el enfoque


de los derechos humanos ha de ser visto como un proceso mediante el cual se inculca la
cultura, y el respeto a las derechos humanos a los miembros de la sociedad, a través del
propio individuo , la cultura y ese respeto a los derechos humanos se va transmitiendo
de generación en generación, los individuos aprenden conocimientos específicos,
desarrollan sus potencialidades y habilidades necesarias para la participación adecuada
en la vida social y se adaptan a las formas de comportamiento organizado característico
de su sociedad. Sus funciones deben ser entre otras:

 La adaptación del individuo a la sociedad, en el sentido de lograr que sea un


elemento útil y activo para la misma respetando los derechos humanos y
potenciando su desarrollo.

 Lograr una persona autónoma, libre y reflexiva, con capacidad de crítica y


respeto y tolerancia hacia los demás en una sociedad plural.

 Formar un individuo en relación constante con otros, respetando los derecho de


cada uno así como aceptando los diferencias e individualidades de cada
individuo.

 Conseguir ciudadano que pertenece a una sociedad asumiendo unos derechos y


unas obligaciones.

 Familiarizar al hombre con los esquemas normativos y los valores del grupo
respetando los derechos tanto individuales como colectivos.

 Transmitir cultura y valores propios de una sociedad basada en el respeto de los


derechos humanos.

 Facilitar a cada hombre la participación en el bien social común y desarrollo del


espíritu de colaboración

 Dar al ciudadano una preparación profesional

 Desarrollar la personalidad individual.

La socialización no es algo puntual en un momento determinado de la vida del


individuo, es un proceso global que abarca toda su vida desde el primer momento de
esta hasta el final de la misma, de tal forma que es un factor imprescindible en la
educación de las personas y un factor importante en la educación en los derechos
humanos. La socialización no puede estar restringida a la familia y a la escuela, sino que
ha de ampliarse sus límites hasta desarrollar una idea de humanidad y promover
capacidades solidarias. A través de la socialización se promueve la reflexión del
individuo y la consolidación en él de una posición personal sobre su existencia y sobre
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una serie de comportamientos y actitudes democráticas y convivencia pacífica que


contribuyen a la educación en derechos humanos. El hombre por el hecho de vivir en
sociedad, recibe un sistema de valoraciones y normas que una vez interiorizadas,
aceptadas, basadas en su propia experiencia y adaptadas a cada momento al desarrollo
del propio sujeto y de la misma sociedad van a guiar su vida hacia unas mejores formas
de vida las cuales se concentran en las idea de humanidad que está representada en la
noción de derechos humanos.

Así ya desde los primeros momentos de la vida del hombre la socialización contribuye a
misiones basadas en los derechos humanos como pueden ser:

 El establecimiento de relaciones sociales en un ámbito cada vez más amplio


aprendiendo a articular los propios intereses con los de los demás.
 Fomentar el respeto a la diversidad y el desarrollo de actitudes de ayuda y
colaboración y participación.
 Aprender a valorar las ventajas de la vida en grupo así como las limitaciones que
esto mismo supone.
 Colaborar con los otros y cumplir las obligaciones que supone el reparto de
tareas.
 Aceptar las normas que democráticamente se establezcan en el grupo
articulando los propios intereses con los del resto del grupo.
 Establecer relaciones equilibradas y constructivas en distintas situaciones
sociales.
 Rechazar cualquier tipo de discriminación basada en diferencias de sexo, clase
social, creencia, raza y otras características individuales y sociales.
 Estimular el sentido de la libertad y responsabilidad en relación con el entorno
social.
 Fomentar el respeto a las normas de convivencia democrática.
 Desarrollar capacidades de participación responsable y crítica en la actividad
social.
 Potenciar el respeto y solidaridad entre los seres humanos en sus diferencias de
sexo, económicas, raciales etc.
 Desarrollar actitudes de participación solidaria y tolerantes.
 Potenciar el rechazo a la discriminación.
 Respeto y exigencia de la libertad propia y la de los demás.
 Potenciar la defensa de la pluralidad en sociedades democráticas.
 Defender la igualdad entre todos los seres humanos.
 Respeto de los derechos fundamentales del hombre.
 Descubrirse así mismo y al otro como sujeto histórico de proyectos personales
de vida, alguien que es fin en sí mismo. (respeto a la dignidad).

7.3.- Derechos humanos y ciudadanía

El concepto de derechos humanos está indisolublemente ligado al de ciudadano y


ciudadanía. Hay entre ambos conceptos una relación de implicación profunda que se
comprende cuando se considera la ciudadanía como un atributo de todo hombre o toda
mujer se encuentre donde se encuentre. Todo ser humano pertenece a alguna
comunidad, en la cual ocupa un lugar de igual respecto de otros integrantes de la misma
comunidad y este relación de igualdad entre cada hombre y cada mujer, respecto de sus
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Tema 7: LOS DERECHOS HUMANOS Y LA EDUCACIÓN PARA LA CIUDADANIA COMO GARANTIA SOCIAL

conciudadanos se eleva al rango de dignidad moral, base de los derechos humanos, cuyo
respeto puede ser exigido a todo Estado en el que se encuentre. Los derechos humanos,
al igual que otro código, establecen un contenido heredado o tradicional, a través del
cual el sujeto va incorporándose a la comunidad como un miembro más al que se
demanda su ayuda para mantenerlo y mejorarlo.

La ciudadanía implica elementos tanto políticos como jurídicos y éticos; factores por los
que entraña un rasgo de dignidad moral: un ciudadano es alguien digno de poseer
derechos en una comunidad determinad. Este rasgo ético moral de la ciudadanía se
constituye como parte inalienable de la identidad de la persona, en tanto implica aun
sentido de pertenencia a un todo mayor en el cual se es oído, se es visto, se es
reconocido. Por otra parte, el ciudadano se encuentra por su condición de tal, impedido
a ver, oír y reconocer a los demás como sus iguales.

7.3.1.-Reconocimiento histórico

En su origen clásico el concepto de ciudadanía aparece vinculado a espacios como la


ciudad griega o el imperio romano y, a la vez, limitada a ciertos habitantes. En el primer
caso frente a la gran masa de esclavos que poblaban a polis, el ciudadano era el único
individuo capacitado para desarrollar una actividad política gracias a su condición
familiar o económica. En la democracia ateniense, Aristóteles ya define al ciudadano
como alguien que participa en asuntos públicos. Los ciudadanos se consideraban así
mismos no como individuos sino como miembros de una sociedad, al obedecer cumplir
las leyes dentro del entramado de la vida común.

El término ciudadanía para hacer alusión a esta participación comunitaria debe su uso a
circunstancias históricas que nos retrotraen a la civilización griega. En esa época, la
organización política estaba centralizada en cada ciudad, que conformaba un verdadero
estado. Es particularmente famoso, como hemos dicho, el ejemplo de Atenas, que
consistió en el primer caso de ejercicio de la democracia. En estas ciudades solo se
consideraban ciudadanos a los hombres, en la medida en que solo estos podían tomar las
armas para proteger la ciudad ante potenciales ataques externos. En la democracia
ateniense era ciudadano todo varón libre, mayor de dieciséis años y descendiente de
atenienses que participaba en los asuntos públicos. La ciudadanía definía, en Atenas, al
hombre, al ser un animal político, ser ciudadano era casi sinónimo de ser humano. Los
ciudadanos eran participantes libres e iguales en un orden político cuyas leyes
obedecían y dictaban ellos mismos.

En la época de dominio del Imperio romano se mantuvo la relación entre ciudadanía y


derechos políticos, la inmediata relación entre ser ciudadano y dictar las leyes se
desdibujo hasta dejar por completo de ser inmediata. En Roma la ciudadana era
clasificatoria de todos los ciudadanos, tenían derechos políticos pero no los mismos, un
caballero tenía muchos más derechos que un plebeyo sin que esto significara que el
primero fuera ciudadano y el segundo no. Es decir en la antigua Roma, por su parte,
similares motivos de nacimiento o de propiedad limitaban la ciudadanía a los individuos
que gozaban de la denominada tria nomina, consistente en el praenomen, el nomen y el
cognomen. Coincidiendo con las revoluciones liberales y la creación de estados-nación,
el concepto adquiere sus características modernas en contraposición a las ideas de
súbdito, que es propia del absolutismo, y de extranjero. La progresiva extensión de los

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derechos jurídico-políticos reconocidos al ciudadano comenzó entonces, a partir de una


definición muy restringida de quien formaba la nación y tenía, pues, derecho al sufragio.

Con la Revolución Francesa y el ascenso de la democracia liberal, a fines del siglo


XVIII, la ciudadanía se relacionaba con la plenitud de los derechos políticos. En esta
nueva época, escuela y ciudadanía aparecieron entrelazadas, ya que uno de los objetivos
primarios de la escuela era educar al hombre para ser un buen ciudadano. No obstante,
la participación en la esfera pública no significó igualdad social: los ciudadanos
deliberaban como si fueran iguales, pero debían para ello “poner entre paréntesis” sus
diferencias económicas, que eran tratadas como diferencias secundarias. Había
ciudadanos ricos y ciudadanos pobres, pero se suponía que todos compartían “los
mismos derechos políticos”. Esto, desde ya, era sólo teóricamente cierto, ya que las
diferencias económicas redundaban en diferencias de poder, que rápidamente se
acumulaba en manos de quienes poseían los recursos económicos suficientes como para
torcer a su favor la voluntad de los demás. Pero, por lo menos desde un punto de vista
conceptual, la ciudadanía se identificaba con la capacidad de exigir respeto por los
propios derechos políticos. El ejercicio de la ciudadanía es una práctica ético–política, y
en tanto ético-política es jurídica. La ciudadanía no consiste en una práctica orientada en
función de objetivos específicos cuyo logro ponga fin al compromiso del hombre con la
comunidad, por el contrario es la fuerza que mantiene viva a la sociedad misma como
tal.

A lo largo de la historia, este concepto sufre un giro copernicano y el centro lo ocupará


no la sociedad sino el individuo, como sujeto de derechos y deberes. La historia pone de
relieve la larga lucha social y política en la cual y a través de la cual, el significado
original del concepto de ciudadanía se ha ido transformando gradualmente.

En la actualidad, la condición de ciudadano se obtiene a partir de un determinado


momento de la vida humana que se identifica con la mayoría de edad, circunstancia en
la que se considera que una persona puede afrontar con el suficiente criterio y capacidad
a las obligaciones y derechos que les depara la convivencia en comunidad, supone como
un título para acceder a muchas prestaciones económicas y sociales que son propias del
estado del bienestar.

La conquista progresiva de los derechos a lo largo de la historia es fruto de una lucha


contra la desigualdad, la jerarquía feudal y la injusticia social, perpetuada por las
instituciones estatales. Los derechos se han conseguido luchando por ellos, por tanto
deben ser protegidos una vez conquistados. (Pérez Serrano, en López Barajas y Ruiz
Corbella, 2000:54)

7.3.2- Concepto y significado

Dar una definición de ciudadanía es una tarea compleja y un tema muy debatido. En
este apartado estudiaremos la ciudadanía desde un punto de vista social y desde la
educación es decir la educación y la formación del buen ciudadano.

El ser humano no nace ciudadano sino que tiene que hacerse en el tiempo y en el
espacio ya que ser ciudadano implica formar parte de la Civis con una serie de derechos
y de deberes. No es una tarea sencilla sino que presenta una serie e exigencias y no

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resulta una tarea cómoda. Exige informarse, aprender, cuestionarse y cuestionar y, sobre
todo, participar en la causa pública. Para esta participación es necesaria la integración
ciudadana para lo que se precisa una serie de conocimientos básicos sobre el
comportamiento de la sociedad y su organización política. Es por ello que durante el
proceso educativo que forma a cada individuo y que es obligatorio, están incluidos
contenidos obligatorios sobre participación ciudadana. En estos se da cuenta de los
derechos y obligaciones que el educando obtendrá al llegar a la edad correspondiente.

Desde un punto de vista social podemos definir la ciudadanía como el proceso histórico
dinámico de la transformación social, a través de la cual, la demanda de una gran
justicia social y un orden social más igualitario ha sido gradualmente promovido y
realizado. En este sentido la ciudadanía es aquel conjunto de prácticas que definen a
una persona como miembro de pleno derecho dentro de una sociedad y una determinada
comunidad política, esta le otorga una serie de derechos y obligaciones que deben ser
respetados. Entre los derechos puede citarse el derecho a votar y elegir a las autoridades
que se consideren pertinentes, como asimismo participar de cualquier bien que se derive
de la participación comunitaria. Entre las obligaciones puede citarse, a modo de
ejemplo, la obligación de pagar impuestos; puede resumirse este aspecto en el
cumplimiento de la ley en general.

7.3.3.- Dimensiones de la ciudadanía

El concepto de ciudadanía lleva implícito lo que se llama la competencia cívica


entendida como la competencia del hombre en tanto que ciudadano, en su papel de
agente cívico. Exige la formación de determinadas disposiciones y compromisos
cívicos, habilidades para la participación social y la adquisición y ejercicio de
conocimientos y destrezas intelectuales de carácter cívico.

Todo ciudadano tiene el derecho a determinar el rol que desea jugar dentro del proceso
político con el objeto de poder realizar inteligentes decisiones, y como ayuda en su
proceso de autodefinición, los ciudadanos deben comprender las diferentes tradiciones
relativas a las responsabilidades cívicas, participación y demás problemas que plantea la
ciudadanía.

Podemos señalar dos dimensiones de la competencia cívica, por un lado la dimensión


moral y por otro la dimensión cognitiva. La dimensión moral se puede definir como el
conjunto de capacidades y disposiciones cívicas que algunos filósofos políticos han
llamado “virtudes públicas” (Camps, 1990, en Barcena, F y otros, 1999: 175). Un
ciudadano moralmente educado, construido en su carácter, requiere la virtud, la
excelencia, concentrada en el ejercicio de virtudes cívicas, que modelan su querer, su
voluntad y arrojo de la acción pública. Es un actor pero también un espectador, se
convierte en un sujeto activo, su acción es expresiva y comunicativa, en su actuación
expresa juicios y los comunica.

Por su parte la dimensión cognitiva reúne un conjunto variado de conocimientos,


habilidades y destrezas cívicas, las cuales proporcionan información adecuada para el
ejercicio de un elemento de especial importancia para la práctica de la ciudadanía en
contextos pluralistas, multiculturales y heterogéneos, a saber: el juicio político. Este
juicio político implica formarse en lo que llamamos inteligencia representativa. En este
tipo de inteligencia el componente representativo supone la capacidad de adoptar la

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perspectiva del otro, la capacidad para alargar el propio pensamiento, o mejor, el


proceso de reflexión o deliberación más allá de la posición que uno ocupa cuando
reflexiona sobre un asunto público dado. En ella ocupa un lugar importante, más que lo
que clásicamente conocemos como “la verdad de las cosas”, las opiniones de los demás,
o mejor aún, el libre intercambio de opiniones y puntos de vista. (Barcena, F y otros,
1999: 180).

7.3.4.- La educación para la ciudadanía y derechos humanos

La consecución de los derechos humanos así como su desarrollo progresivo es una tarea
siempre inacabada sobre la que se ha de estar trabajando siempre. La educación para la
ciudadanía es una forma de ahondar profundizar y consolidar los derechos humanos.
Implica la participación activa en la vida de la comunidad, el fomento y desarrollo de
los derechos para todos, constituye un elemento esencial para la formación integral del
ser humano, promueve el aprendizaje de los valores democráticos y de participación
democrática para crear ciudadanos cívicos y activos. Tiene por finalidad la formación
de personas libres, capaces de articular relaciones humanas con los restantes miembros
de la sociedad, crear hábitos cívicos y desarrollar la dimensión social. Aspira a formar,
ciudadanos bien informados y miembros activos de la comunidad, conocedores de los
derechos cívico-sociales que la ciudadanía entraña.

Derechos Humanos y Ciudadanía atienden un fin principal de la educación como es el


de desarrollar aptitudes para el ejercicio de una ciudadanía consciente y responsable.
Esto supone un enfoque transversal e involucra a la totalidad de ámbitos, sujetos y
practicas educativas pero obtiene sustento en un conjunto de conceptos proporcionados
por las disciplinas sociales y humanísticas. Los conceptos referidos a los derechos
humanos adquieren especial centralidad, por estar intrínsecamente vinculados al
concepto de ciudadanía, entendido como el goce efectivo de todos los derechos para
todos.
La educación ciudadana debe partir del los conceptos de igualdad y justicia y del
reconocimiento, defensa, respeto y promoción de los derechos humanos y tener como
aspiración el desarrollo de las máximas capacidades de los individuos y pueblos, en
tanto sujetos de derechos. Debe brindar herramientas y elementos para hacerlos
efectivos, es decir, para disminuir las situaciones de vulnerabilidad y alcanzar
condiciones de vida dignas, en un marco de consolidación de la cultura democrática y
del Estado de derecho.
Este espacio curricular parte de interrogar la realidad desde los conceptos que ofrecen
los Derechos Humanos, y contribuye a la formación de un pensamiento crítico y
transformador, capaz de concebir formas de intervenir sobre el mundo social,
recuperando el valor de la acción con otros.
El abordaje de este espacio curricular requiere de ciertas consideraciones. Las nociones
“derechos humanos” y “ciudadanía” son construcciones históricas que adquieren
sentido en cada contexto social y están en permanente redefinición. Por un lado, tienen
significaciones en el pensamiento espontáneo, es decir, incumben al ámbito de las
representaciones sociales, configuradas en el cruce de valores, creencias, imágenes y
experiencias transmitidas por el espacio privado de las relaciones familiares e
interpersonales y en el de los medios masivos de comunicación, altamente
condicionados por intereses particulares. Pero también, son conceptos que pertenecen a

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un ámbito de conocimiento teórico (ciencias sociales, jurídicas, políticas) donde


confluyen un conjunto de conceptos poli-disciplinarios, polisémicos y contestables,
sujetos a una pluralidad de perspectivas. Para no quedar confinados al vaciamiento
formal, deben ser revisadas en cada caso y contexto, con el apoyo del conocimiento
teórico y la convicción de una toma de posiciones responsable frente la realidad social.
(Nunca Más, Informe de la Comisión Nacional sobre Desaparición de Personas,
EUDEBA, Buenos Aires, 1984, pp. 37 y 38.)

La educación para la ciudadanía y los derechos humanos es algo que no debe estar
ligado a la escuela únicamente, y a pesar de que deben partir de experiencias educativas,
ha de estar ligada a ese proceso de socialización que abarca toda la vida del hombre ,así
una educación para la ciudadanía y los derechos humanos debe articular los esfuerzos
de las organizaciones civiles con los programas y políticas gubernamentales, activando
en las situaciones concretas la participación de otros actores sociales, como el sector
privado, las autoridades locales, asociaciones comunitarias etc. Ha de ser un proceso
coherente con su propósito y debe educar y formar desde la elaboración de proyectos
comunes, desde el diálogo, desde el reconocimiento del otro y desde la democracia.

La educación para la ciudadanía basada en los derechos humanos, al tratarse como


hemos dicho de un proceso que duras toda la vida del hombre, ha de procurar la
vinculación entre el espacio escolar formal y otros espacios no formales y sociales de la
población. Se deben construir propuestas educativas y formativas que reconozcan,
expliciten y favorezcan las expresiones de las particularidades y diferencias, facilitando
el diálogo, la autorreflexión y la autoestima. Se debe procurar la vinculación entre los
conocimientos que se van adquiriendo en el proceso educativo con experiencias
concretas por parte de las personas y grupos en su condición ciudadana.

La educación de la ciudadanía basada en los derechos humanos supone la transmisión


de principios y normas que no son discutibles en tanto tales, dado que otorgan sentido y
marco a la experiencia social colectiva, pero requieren de la interpretación de esos
principios y normas a la luz de las situaciones reales por un lado, y de los conocimientos
teóricos, por el otro. Esto implica el desarrollo de aptitudes intelectuales necesarias para
el ejercicio de la libertad crítica, y estimula el posicionamiento y la acción consciente y
responsable dentro de la sociedad.

Podemos señalar los siguientes objetivos de una educación para la ciudadanía basada en
los derechos humanos:

 Comprender los derechos humanos y la ciudadanía como construcciones


sociales producto de luchas históricas.
 Conocer los principios, conceptos y marcos normativos que confluyen en el
ejercicio pleno de la ciudadanía y en la vigencia de los derechos humanos.
 Reconocerse y reconocer a los demás como titulares de derechos.
 Reflexionar sobre los problemas actuales utilizando recursos válidos
(herramientas conceptuales y marcos normativos del sistema de protección de
los derechos humanos).
 Desarrollar una conducta activa en defensa de los derechos humanos y el
ejercicio pleno de la ciudadanía.

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En definitiva y como resumen podemos decir que la formación del buen ciudadano
implica, por tanto, desarrollar el sentido cívico y comportarse como crítico con lo que
no se considere justo. La capacidad de compromiso así como el sentido crítico de
transformación y mejora de las personas es la principal motivación que nos lleva a la
acción. Un ciudadano que se identifique como miembro vivo de la comunidad, con una
conciencia nítida respecto a los deberes, y derechos vivirá una ciudadanía desde el
horizonte más amplio de unos principios universales, los derechos humanos,
implicándose activamente para realizarlos en la vida cotidiana. (Pérez Serrano, en
López Barajas y Ruiz Corbella, 2000:56).

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BIBLIOGRAFIA

BARCENA, F; GIL, F; JOVER, G (1999): La escuela de la ciudadanía. Educación,


ética y política. Bilbao. Descleé

CAMPS, V. (1990): Virtudes Públicas. Madrid. Espasa Mañana

CEJA MENA (2004): La política social mexicana de cara a la pobreza, Geo Crítica
Scripta Nova, Revista electrónica de geografía y ciencias sociales, Universidad de
Barcelona, Vol. VIII, núm. 176, 1 de noviembre de 2004, p. 1

DEWEY, J (1995): Democracia y educación. Madrid. Morata.

GUENDEL, L (2001): Políticas públicas y derechos humanos. Observatorio


Ciudadano. UN ICEF

LÓPEZ BARAJAS, E y RUIZ CORBELLA, M (2000): Derechos humanos y


educación. Madrid. UNED

MAINGON, T (2004): Política social en Venezuela 1999-2003, Cuadernos del


CENDES, Año 21, No. 55, Tercera Epoca, enero-abril 2004, pp. 48-49

REPETTO, F: La dimensión política de la coordinación de programas y políticas


sociales: una aproximación teórica y algunas referencias prácticas en América Latina,
INDES, p. 40

Nunca Más, Informe de la Comisión Nacional sobre Desaparición de Personas,


EUDEBA. Buenos Aires, 1984, pp. 37 y 38.

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TEMA 8.- DERECHOS HUMANOS E INTECULTURALIDAD. UN RETO
ANTE LA DIVERSIDAD SOCIAL

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Índice

8.1.- El interculturalismo como ejercicio para la educación en Derechos humanos.

8.2.- Conflicto cultural y derechos humanos.

8.3.- Estrategias desde la interculturalidad para los derechos humanos


Tema 8. DERECHOS HUMANOS E INTECULTURALIDAD. UN RETO ANTE LA DIVERSIDAD SOCIAL

8.1.- El interculturalismo como ejercicio para la educación en derechos humanos.

El desarrollo de los derechos humanos es un elemento fundamental para el éxito de la


integración en el mundo, para promover y proteger la identidad cultural y para
conseguir personas autónomas capaces de defender y promover los derechos en un
mundo globalizado.

En este mundo globalizado una de las características más importantes desde el punto de
vista social son los movimientos migratorios que se producen de unos países a otros
originando una nueva realidad sociológica a la que es necesario dar respuesta. Las
gentes abandonan sus países, sus raíces, sus culturas y van en busca de una nueva forma
de vida. Esta nueva forma de vida debe estar fundamentada en una relación bilateral
basada en el respeto, la igualdad la libertad y la tolerancia. En definitiva basada en el
respeto a los derechos humanos.

En todo este proceso de convivir con otras personas, otras culturas, otras sociedades,
han surgido distintos términos que como multiculturalismo, interculturalismo que en
ocasiones pueden llegar a confundirse. Antes de explicar su relación con los derechos
humanos, daremos una definición de cada uno de ellos

Entendemos por multiculturslismo “los numerosos conjuntos de modo de vida,


costumbres conocimientos y grados de desarrollo artísticos, científicos e industriales en
cada grupo social asentado en un mismo especio geográfico”.

Se puede definir también como “las distintas formas en que cada uno de los pueblos
manifiesta sus costumbres, tradiciones y fundamentos”. (Quicios, P. en López-Barajas,
2007:416).

Tal vez una de las características más importantes del multiculturalismo y la


multiculturalidad, sea que tiende a proteger, afianzar, defender y hasta blindar las señas
de identidad de cada una de las culturas, precisamente para que no haya una
sometimiento de una sociedad a otra y de una cultura a otra.

Desde el punto de vista de los derechos humanos y en una sociedad multicultural como
la que nos toca vivir, es muy importante el derecho a la cultura propia entendida como
el derecho a la realización de los hábitos y conductas propios de la cultura de origen de
cada cual, o lo que es lo mismo como derecho a la coherencia de las actitudes del
individuo con la cultura a la que pertenece, de tal forma que esa cultura preserve sus
rasgos distintivos a pesar de estar inmersa en una civilización donde predominan otros
principios y dominan otras actitudes. Se trata un derecho de la identidad de cada cultura
y de cada pueblo sin tener que someterse al otro reconociendo una reivindicación de la
diversidad cultural y del debido respeto a la cultura de los diferentes individuos que
integran una comunidad social cada vez más multicultural. (De Castro Cid: 2003:304)

Pero la simple coexistencia de diferentes culturas en un mismo espacio geográfico y


temporal sin interacción entre ellas no es suficiente. No se trata de encerrar culturas
enana reservación con el pretendido fin de que no se contaminen ni desaparezcan, sino
que deben de interactuar con otras, manteniendo lo más que se pueda su identidad
cultural. Se trata de mantener la identidad cultural sin aislar y sin romper la cohesión
social.

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Tema 8. DERECHOS HUMANOS E INTECULTURALIDAD. UN RETO ANTE LA DIVERSIDAD SOCIAL

Es importante que desde tanto un enfoque social, cultural y de los derechos humanos, se
de una integración de ambas culturas, que no haya diferencias entre la cultura
mayoritaria y minoritaria sino que todos los componentes del grupo sean considerados
iguales con los mismos derechos y libertades y por supuesto con la mismas
responsabilidades. Es decir se trata de ver cómo y en qué medida se pueden compaginar
y equilibrar los derechos grupales de las etnias y los derechos humanos.

Por interculturalidad entendemos la interconexión que se produce en un escenario


geográfico y temporal determinado de culturas diferentes en permanente dialogo con
una actitud aperturista constructiva e enriquecedora, en continuo proceso de realización.
(Quicios, P. en López-Barajas, 2007:425).

Se trata de una actitud de enriquecimiento social y cultural basada en el respeto y


aprendizaje mutuo. Se utiliza para denotar la riqueza potencial que origina la
interconexión de culturas en permanente diálogo en un mundo globalizado donde
ninguna cultura excluya ni menos precie a otra y todas ellas, de forma armónica, ayuden
a crear una sociedad nueva de síntesis cultural.

Ese diálogo intercultural ha de estar basado al menos en dos supuestos:

 Respetar las culturas porque los individuos se identifican y estiman desde ellas.
 No renunciar a priori a la riqueza que una cultura pueda aportar,

Estos dos supuestos tienen que llevar a un diálogo desde el que los ciudadanos puedan
discernir qué valores y costumbres merece la pena reforzar y cuáles obviar. Las culturas
no son estáticas ni homogéneas, evolucionan, han aprendido históricamente unas de
otras, son dinámicas por lo que se puede suponer que la convivencia de personas con
distintas culturas propiciará cada vez más el diálogo y el aprendizaje mutuo.

El reto intercultural es pensar en el individuo como ser capaz de combinar la cultura


universalizada y la circundante, realizando desplazamientos de una a otra sin problemas,
para ello ha de estar abierto a influencias procedentes de fuera de su entorno. La
cuestión no es el derecho a una cultura universal, sino el derecho a combinar libremente
la experiencia personal y colectiva bajo la garantía de reservarse el derecho a entrar y
salir en cada oportunidad cultural. (Touriñan López, 2008:41).

Desde el estudio de los derechos humanos nos centraremos principalmente en la


interculturalidad por los siguientes motivos:

 Desde ella se apuesta por la integración de los distintos grupos, de tal forma que
en un mismo espacio social convivan personas con distintos bagajes culturales y
desde este entendimiento puede tener distintos puntos de vista reconociendo que
tienen derecho a mantener sus diferencias participando de la vida común
planteándose la misma no sólo como un hecho, sino también como un proyecto
en una sociedad liberal, donde se debe tratar a todos con igual consideración y
respeto. Una sociedad liberal, no puede permitir que haya ciudadanos de primera
(los de la cultura dominante) y de segunda (los de las culturas relegadas), sino
que han de ser iguales.

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Tema 8. DERECHOS HUMANOS E INTECULTURALIDAD. UN RETO ANTE LA DIVERSIDAD SOCIAL

 A su vez un grupo no puede valerse de sus derechos para dominar a otro, ni


tampoco para oprimir a sus propios miembros. Es preciso asegurar igualdad
entre los grupos, y libertad e igualdad en los grupos. Esta libertad e igualdad
entre y en los grupos ha de ser avalada o fundamentada en la autoestima, la
dignidad, la igualdad y la autonomía de cada uno de los miembros del grupo.

 La interculturalidad es un ejercicio que fomenta el diálogo. Entre culturas.

 Fomenta la tolerancia, respetando la diversidad de culturas y la identidad de


cada una de ellas.

 Busca la convergencia desde la diversidad y el pluralismo, ya que la tensión


desde la defensa de la propia comunidad y el imperativo de mundalización
fuerza a los individuos a enfrentarse y es solo desde el entendimiento y la
tolerancia desde donde se puede eliminar esa tensión y de esa forma preservar
los derechos humanos.

 Fomenta el fortalecimiento tanto personal como del grupo, ya que a través de


ellos se ayuda a los miembros del grupo social a clarificar su propia identidad
cultural y de esa forma apreciar la de otros reduciendo prejuicios y estereotipos
promoviendo el pluralismo cultural y la participación por igual.

 Para conseguir este fortalecimiento individual y del grupo es importante que el


individuo reconozca su propia identidad, que se de una apertura hacia el otro,
que haya un reconocimiento y jerarquización de los elementos comunes y
diferenciales de las diversas culturas, una búsqueda de impulso de la
homogeneidad y el respeto a los valores pluri e interculturales conformes con
unos principios básicos admitidos. (Vázquez, G 1994:33).

 La interculturalidad incorpora a la realidad multicultural una interpretación


basada en el dinamismo, respetando las identidades. El interculturalismo tiene
como objetivos facilitar modos de comunicación, de intercambio o de conexión
entre múltiples grupos culturales, situando en igualdad maneras distintas de
pensar y códigos de expresión diferentes. (Ruiz, 2003; Sabariego, 2002 en
Touriñan 2008:45).

 Interculturalidad es interacción, intercambio, apertura, reciprocidad,


interdependencia, solidaridad, reconocimiento de los valores y modos de vida,
interacción entre sujetos culturalmente diferentes. La interculturalidad es por
tanto, fortalecimiento del grupo y del individuo potenciando la cooperación y la
participación.

 Impide el desplazamiento de las culturas minoritarias por las dominantes, y, por


consiguiente, también es un medio para mejorar la igualdad de oportunidades de
las minorías en la vida económica, social, cultural o educativa, poniendo de
manifiesto la igualdad de los derechos de todos.

 Permite compartir experiencias, enriqueciendo cultural y socialmente las partes


implicadas.

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 La interculturalidad define la diferencia como una relación dinámica entre dos


entidades que se confieren sentido mutuamente.

 Respeta y potencia el carácter Inherente de los mismos porque son innatos a


todos los seres humanos sin distinción alguna pues se asume que nacemos con
ellos independientemente de la cultura a la que pertenezcamos.

 Respeta y potencia el carácter universal del derecho humano según el cual estos
pertenecen a todas las personas, sin importar su sexo, edad, posición social,
partido político, creencia religiosa, origen familiar o condición económica. Se
extienden a todo género humano y son válidos en cualquier momento de la
historia de la humanidad es decir en todo tiempo también en todos los lugares
geográficos y todas las culturas sin discriminación de ningún tipo. Todo
individuo de la especie los posee por lo tanto no pueden invocarse diferencias
culturales, sociales, o políticas como excusa para su desconocimiento o
aplicación parcial. Esta característica está directamente ligada con la prohibición
de discriminación.

El problema que se presenta es que los derechos humanos con esta intención de
universalidad pueden ser diferentemente entendidos por distintas culturas, o incluso
negados y violados. Por eso es necesario tratar de ver como se pueden sustentar de
manera pluricultural, tratando de salvaguardar lo más posible las diferencias que se dan
en las culturas, pero sin sacrificar esa intención de universalidad o identidad que se
requiere para tales derechos y que es inherente a su propia condición de derechos
humanos.

8.2.- Conflicto cultural y derechos humanos.

Las culturas tienen una identidad y unas vidas propias, que van desarrollando
continuamente, en este desarrollo surgen conflictos acerca de la comprensión o la
valoración de los derechos humanos surgiendo la crisis cuando son diferentemente
entendidos o diferentemente valorados. Cuando distintas culturas conviven juntas en
países vecinos o en el mismo país pueden tener diferentes visiones de los derechos
humanos, entender los derechos humanos de manera diferente o no reconocer algunos
derechos. Esto crea un conflicto y es entonces cuando necesitamos interpretar,
comunicar, comprender las distintas culturas de tal forma que se puedan destacar las
diferencias sin acabar con la identidad de las culturas que nos permita tanto aprender de
ellas como criticarlas, esto es tanto juzgar favorablemente ciertos aspectos suyos como
juzgar desfavorablemente otros.

No hay cultura ideal, sino culturas concretas, con aciertos y con errores, con unos
valores u otros, y hay que aprender a vivir entre ellas utilizando el diálogo. Está claro
que en relación con los derechos humanos, no todas las culturas los ven igual, y eso
causa un conflicto, para solucionarlo es necesario enseñar a ayudar a ciertas culturas a
comprenderlos, reconocerlos, apreciarlos y a otras a valorarlos. Esto precisa de situar
situarlos en su contexto natural, pero también en un diálogo más amplio que trate de oír
las razones de unas culturas y otras, y llegar hasta la generalización que le compete. La
interculturalidad nos ayuda en este proceso ya que nos capacita para dialogar
adecuadamente sobre esos derechos con las otras culturas. Ese diálogo ha de estar
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basado en un compromiso ético fundado en la dignidad, la libertad, la igualdad, la


identidad, el desarrollo, la autonomía, la responsabilidad, la justicia, la diversidad y la
cooperación.

El conflicto entre las culturas y los derechos humanos pueden aparecer tanto entre
culturas como en una misma cultura. Las culturas tienen su identidad, es decir, cierta
permanencia y continuidad, pero también tienen su proceso, su evolución, su dinámica,
y en ella es donde se dan ciertos conflictos, sobre todo ante otras culturas, y también
dentro de la misma cultura. Se trata en ambos casos de crisis de identidad, crisis de
crecimiento.

Las crisis de las culturas nacen en ocasiones del propio proceso de desarrollo interno,
cuando se generan en su interior elementos que producen conflictos con otros elementos
de la misma cultura. Los elementos culturales están siempre revestidos de una
valoración axiológica que hace que dentro de una misma cultura desaparezcan sean
cuestionados o cambien ciertos valores, o aparezcan nuevos.

Otra manera de crisis dentro de las culturas se produce cuando hay contacto con otras
culturas y elementos de la propia son puestos en tela de juicio por el conocimiento de
elementos de otras culturas con la que interaccionan que perturban la propia, o por
elementos de otra cultura que son incorporados a la propia y causan problemas, como
suele ser el caso de la influencia de la cultura mayoritaria sobre la minoritaria con el
riesgo, en ocasiones de desaparición de esta.

Es importante evitar esa influencia avasalladora ya que si esto es así estaría en juego el
derecho a la igualdad y el derecho a la diversidad y no se deben permitir prácticas
contrarias a los derechos humanos.

La diferente valoración de los derechos humanos, por las distintas culturas causa un
conflicto grave entre las misma que al igual de grave presenta difícil solución ya que
los derechos humanos tienen una interpretación de suyo, independientemente de que
una cultura los entienda de manera distinta.

Hay distintas posturas para estudiar este conflicto, por un lado está el relativismo
extremo que diría que las distintas culturas son como son, que siempre han vivido y
tenido unos valores determinados, que han vivido siempre de una manera y no aceptan
cumplir ni respetar unos derechos que no consideran de su cultura. Por otra parte la otra
postura seria la absolutista según la cual habría que obligar a aceptar y a valorar esos
derechos incluso por la fuerza.

Esto nos lleva a un conflicto entre derechos individuales y derechos colectivos ya que
en ocasiones esos derechos colectivos, lenguas, religiones, cultos, creencias sacrificios,
pueden estar enfrentados a los derechos individuales de la persona, como derecho a la
vida, dignidad y la libertad.

Evidentemente es un problema con difícil solución al que está enfrentado una sociedad
multicultural en la que vivimos.

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Tema 8. DERECHOS HUMANOS E INTECULTURALIDAD. UN RETO ANTE LA DIVERSIDAD SOCIAL

Beuchot, 2005 Presenta una solución basada en la importancia que tiene para el estudio
de los derechos humanos, desde un punto de vista intercultural, del diálogo, la
interpretación, comprensión y explicación de los mismos, pero no solo desde un punto
de vista sino desde varios.

Es necesario dialogar con las otras culturas con una doble actitud: por un lado la de
aprender de ellas y también la de criticar sus elementos. Un diálogo que permita superar
una postura univocista en la que se trataría de imponer un modelo universal, pero
también superar la postura equivocista que defiende un relativismo cultural que
promueve la diferencia a ultranza.

Este diálogo nos va a permitir buscar no solo la explicación sino la comprensión e


interpretación de algo, es decir la explicación y la comprensión de los derechos
humanos, de tal forma que ambas vayan juntas y se retroalimenten, ya que para superar
el conflicto en derechos humanos no solo es importante explicar a las distintas culturas
los mismos, sino hacer que los comprendan que los valoren.

Para comprender y solucionar el conflicto es necesaria no solo una interpretación sino


una gama de varias interpretaciones posibles y válidas formando un conjunto ordenado
de tal manera que pueda haber una jerarquía según la cual sea posible decidir cuando
una interpretación es verdadera o falsa. Esto ayudara a resolver el problema de los
derechos humanos en una sociedad multicultural. (Beuchot, M. 2005: 35).

8.3.- Estrategias desde la interculturalidad para los derechos humanos

Para educar en derechos humanos desde la interculturalidad podemos basarnos en las


estrategias que propone la profesora Quicios para la educación intercultural. Estas
estrategias son:

 Recoger el interés por la minoría y el respeto por las diferencias. Para favorecer
el encuentro entre personas y culturas.
 Promover el conocimiento de las culturas, aceptando las diferencias como algo
positivo e enriquecedor.
 Enseñar a afrontar los conflictos de forma positiva.
 Favorecer la integración de individuos procedentes de otras culturas, sin
eliminar la cultura de origen.
 Establecer contacto, intercambio y reconocimiento mutuo entre las diferentes
culturas.
 Manifestar una tolerancia activa de la diferencia cultural.
 Establecer relaciones de igualdad entre las distintas culturas.

Esto no es suficiente para lograr un respeto y aceptación de los derechos humanos por
las diferentes culturas ya que se necesitan de otros factores no solo educativos sino
sociales, culturales políticos y económicos, pero se puede considerar como una
aportación de la educación y en concreto de la interculturalidad par lograr el respeto de
los derechos humanos.

Asignatura de Derechos Humanos y Educación 7 de 8


Prof. María José Albert
Grado Educación Social
Tema 8. DERECHOS HUMANOS E INTECULTURALIDAD. UN RETO ANTE LA DIVERSIDAD SOCIAL

BIBLIOGRAFIA

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Santos (ed.) Teoría y práctica de la educación intercultural. Barcelona. PPU, 25-42

Asignatura de Derechos Humanos y Educación 8 de 8


Prof. María José Albert
Grado Educación Social
CAPITULO 9
Los derechos humanos soporte de la educación para la paz como base de una convivencia
pacífica
Objetivos
• Comprender el marco conceptual de la convivencia pacífica.
• Relacionar los derechos humanos como base de una convivencia pacífica y desarrollo
social.
» Emitir juicios y opiniones sobre situaciones diarias derivadas de la aplicación o no de los
derechos humanos.
• Fomentar el desarrollo de los derechos humanos como fundamento de la educación
para la paz.
• Desarrollar programas educativos para la educación en una convivencia pacífica y una
cultura de paz.
• Intensificar las actividades de mantenimiento de la paz entre las Naciones.
Esquema de contenidos
Introducción.
9.1. Aspectos generales sobre la paz.
9.1.1. Marco conceptual y tipos de paz.
9.1.2. Las competencias de las Naciones Unidas y otras organizaciones.
9.2. El conflicto. Conceptualización.
9.2.1. Teorías, tipologías y fuentes del conflicto.
9.2.2. Técnicas pacíficas de resolución de conflictos.
9.3. La violencia.
9.3.1. Conceptualización, dimensiones y fuentes.
9.3.2. Tipos de violencia.
9.4. La paz como presupuesto de los derechos humanos.
9.4.1. Los derechos humanos como fundamento y base para una sociedad pacífica.
9.5. Educar para la convivencia y cultura de paz.
9.5.1. La educación para la paz en Naciones Unidas.
9.5.2. El papel de la UNESCO en el desarrollo de la educación para la paz.
Introducción
Entre los valores transversales de la práctica educativa cobra cada día mayor importancia
la necesidad de educar para la paz y en el respeto a los derechos humanos. La idea de
globalidad en la concepción de la educación y de la intervención educativa, nos permite
abordar todos los valores transversales de forma interrelacionada. Cuando se educa para la
paz se está educando en el resto de los valores transversales y emana una manera muy
especial el respeto a los derechos humanos. No puede haber paz si no se respetan los
derechos humanos.
La escuela y todas las instituciones educativas y sociales deben de tener siempre
presente la necesidad de superar actitudes y comportamientos contrarios a los derechos
humanos y ejercitarse en la práctica de los mismos, en el respeto por los derechos y
libertades individuales, en la reivindicación de los derechos sociales y económicos, en la
concienciación de seguir ampliando los derechos de la humanidad y del planeta y uno de
esos derechos es el derecho a la paz.
La paz tiene tres versiones, según se plantee en el nivel internacional (paz entre las
naciones), estatal (paz dentro de las naciones), y en el individual (ánimo pacífico). La paz
entre las naciones tiene que ser causa y efecto de un orden internacional en el que estén
presentes la equidad y la justicia, sin embargo es necesario tomar conciencia de que solo con
un nivel de desarrollo humano aceptable en todas las naciones se podrá conseguir la paz
entre las naciones. El recurso a principios éticos puede no ser siempre eficiente por más que
sea importante y hará falta convencer a mucha gente de \os países desarrollados que, para el
desarrollo de la paz es preciso trabajar en la dirección del progreso económico, social y
cultural de los demás pueblos. La búsqueda del desarrollo equitativo se ha convertido no sólo
en un imperativo ético par la comunidad internacional sino en un imperativo histórico para un
mundo en transformación. Ese es un campo de lucha política y de las acciones que podemos
hacer a favor del derecho a la paz.
Este tema, es un tema sencillo para estudiar, lo que precisa es que el alumno lo lea
despacio reflexionando sobre lo que lee y adoptando una postura ante las cuestiones que
suscita, a través de una interiorización de los aprendizajes.
9.1. Aspectos generales sobre la paz
La paz es un signo de bienestar, felicidad y armonía que nos une a los demás, también a
la naturaleza, y al universo en su conjunto. La paz nos hace sentirnos más humanos, le da
sentido a nuestras vidas, nos facilita relacionarnos los unos con los otros como miembros de
una misma especie independientemente de las diferencias que por una u otra razón puedan
existir entre nosotros. Es una práctica universal y forma parte indisoluble de nuestra condición
humana, ha cumplido la misión de establecer buenas relaciones entre los humanos y de esta
forma satisfacer lo mejor posible sus necesidades.
En cada comunidad humana la paz se ha manifestado y fijado a través de una serie de
normas y valores propios, produciendo convenciones culturales, ritos e instituciones que
varían de acuerdo con sus propias vivencias tradiciones e historias cumpliendo su función no
solo a pequeña escala familiar y gru- pal sino que ordena las relaciones en comunidades
mayores tales como los poblados, las ciudades, donde diversas normas favorecen la
convivencia.
La paz ha estado siempre presente como una práctica individual y grupal de especie, a
partir de un momento determinado los humanos hemos comenzado a reconocerla con un
nombre, pero durante mucho tiempo no tenía nombre, era ácrata, no había lugar para la
preocupación por el problema de la guerra o de la violencia, simplemente se vivía en paz.
Posteriormente cuando las guerras se extendieron, la necesidad y el anhelo de paz se
hicieron cada vez más patentes, y finalmente emerge el concepto de paz.
A pesar de esto en todas las sociedades y en todas las culturas existe una
conceptualización de la paz. Esta se caracteriza por su plasticidad, por la capacidad de
actuar en distintas escalas, ámbitos y circunstancias. Es el acuerdo entre dos o varias partes
estando presente y poniendo en relación a distintos actores y sus circunstancias.
Las ideas de paz que conocemos en la actualidad surgen a partir de diferentes culturas y
diversas tradiciones filosóficas y su avance depende justamente de su capacidad para
integrar las múltiples fuentes que han surgido de las distintas experiencias humanas (grupos,
sociedades, comunidades científicas, disciplinas, religiones, etc.). La paz como todo el
conocimiento humano, es el resultado de las experiencias de las comunidades culturales a lo
largo de la historia, y su virtualidad depende en buena medida de su capacidad para escuchar
con parejo interés las aportaciones de cada cultura. Es imprescindible recoger las
aportaciones de las distintas tradiciones (la griega antigua, el judeo-cristianismo, el islam, el
hinduismo, etc.) porque cada cultura acumula un volumen ingente de experiencias y
conocimientos. Además, por las circunstancias del mundo contemporáneo, no existiría paz si
no es global y para ello es necesario que confluyan todas las experiencias de regulación
pacífica de conflictos (Molina Rueda, B. y Muñoz, A., 2004:28).
9.1.1. Marco conceptual y tipos de paz
Hemos visto como la paz ha sido un elemento esencial del bienestar social y personal, sin
embargo no ha sido una realidad estática, sino que también se ha movido al compás de las
dinámicas de las sociedades. Siendo siempre una práctica presente, y, a partir de un
determinado momento, una idea más o menos compleja que tiene su utilidad para frenar la
violencia.
Debido a todo lo anterior la palabra paz es una de las que más consenso social tiene, pero
no siempre estamos seguros de lo que quiere decir ya que la definición y acotación es algo
complejo y polisémico, podemos comprobarlo en lo que se dice en Educators for Social
Responsibility (1983).
"Dar una oportunidad a la paz", "Paz con fuerza", "Príncipe de la paz"... La retórica de la
paz nos envuelve constantemente cuando publicitarios, políticos, predicadores, activistas e
intérpretes de música "pop" apelan cada uno por su lado a ella. La palabra aparece en todos
los campos de nuestra vida. Los padres piden a su hijos "paz y silencio". Los agentes de
policía "mantienen la paz", mientras que quienes protestan "perturban la paz", exigiendo "paz
ahora". Tenemos "fuerzas pacificadoras" e incluso un arma nuclear a la que se otorga ese
sobrenombre "Peace Keeper". Nuchos de los productos destinados al consumo garantizan
una "paz mental" en tanto que las gentes del Tercer Mundo claman por "paz y justicia".
Algunos de nosotros buscamos la "paz interior", mientras que otros anhelan "paz para todos
los pueblos", muchos demandan ambas cosas. Ronald Reagan se muestra a favor de la paz
como Edward Kennedy y, sin embargo, pueden hablar lenguajes diferentes. Cuando
empezamos a prestar atención a como se manipula esta palabra, aparentemente simple,
comprendemos que la naturaleza de la paz es compleja y que su significado a menudo está
enturbiado por la retórica. (Hicks, D„ 1999:94.)
Junto a lo anterior debemos añadir que el concepto paz está ligado a la historia de tal
forma que la identidad de la paz ha ido transformándose a lo largo de la misma, de modo que
lo que se ha entendido como paz varía en función de las coordenadas temporales en las que
nos situemos de tal forma que podemos decir que hay tantas formas de entender la paz como
tradiciones y culturas.
En todas las lenguas y culturas se pueden hallar denominaciones para la paz que por
extensión incluyen todas las dadas para la gestión o transformación pacífica de conflictos. La
paz, sus sinónimos, y otras palabras cercanas nos ayudan a reconocer cómo su presencia ha
sido valorada como una conducta esencial en las culturas, que optan por tenerla entre sus
virtudes principales.
La paz es una síntesis polisémica, porque alberga los diversos significados reconocidos
por cada cultura. También es polivalente, ya que puede ser utilizada en distintos ámbitos,
escalas y circunstancias personales y sociales. Así mismo está dotada de cierta plasticidad,
ya que se adapta en cada uno de esos ámbitos sin perder su significado central de regulación
pacífica de conflictos. Por todo ello la paz es una idea muy vigorosa operativa
transversalmente a todos los espacios humanos. (Muñoz, F., 2004:32.)
En estas definiciones o tradiciones culturales podemos destacar dos aspectos, por un
lado el que se define la paz como una ausencia de algo, es decir cuando no hay guerra ni
violencia, o lo que se ha llamado también la paz negativa y por otro lado aquellas definiciones
que dan a la paz el mayor protagonismo, es decir la paz no será la ausencia de algo, sino
algo con valor por ella misma, cuando prevalece la justica, la igualdad y el respeto a los
derechos humanos, es decir la paz positiva. La paz así entendida es un concepto dinámico y
multidimensional que abarca desde las relaciones interpersonales en el pequeño grupo hasta
las relaciones internacionales, y que consiste en la realización de la justicia, en la búsqueda
de soluciones alternativas en la resolución de los conflictos, y en el ejercicio de los derechos
humanos.
El concepto más común o dominante es el que se heredó del concepto de Pax Romana,
que define a la paz como la NO-guerra entendido como ausencia de conflictos bélicos entre
Estados. Está vinculada, por un lado, con el mantenimiento del orden social interno en base a
una supuesta legalidad no siempre legítima, y por otro lado, a un orden externo, con la
expansión de las fronteras tanto en lo territorial como en lo económico. Es una paz vinculada
al Estado y al ejercicio que por su parte hace del poder bélico, desde este enfoque la paz se
impone o se defiende contra aquellos que no aceptan el orden del imperio, a través de las
armas y la guerra.
Esta visión de paz negativa es muy restrictiva y está llena de intencionalidad política que
conduce a posturas conformistas y sumisas que no intentan transformar la realidad en la que
vivimos para mejorarla.
El otro concepto también en negativo, pero desde otro enfoque, es el que se deriva de la
Paz Griega Eirene que trata del No-conflicto. Es una paz asociada a la armonía personal y el
estar bien consigo mismo. Tiene una dimensión fundamentalmente espiritual y vinculada a la
tranquilidad. Se imagina la paz como algo estático, un sitio tranquilo e idílico al que se llega,
de ahí expresiones como "déjame en paz", vivamos en paz, etcétera".
\Este concepto o visión, al igual que el anterior, también es restrictivo ya que la paz no
puede ni debe tener solamente un componente personal, no se trata solamente de que uno
viva en paz, sino que el ser humano ha de estar en paz consigo mismo, con los demás y con
el medio ambiente en el que vive.
En esta línea estaría el siguiente concepto de paz el de Shalon o Shanti (Paz Judía). Este
concepto es un concepto positivo o paz positiva. La paz se define no por ausencia de guerras
o conflictos, sino por la presencia de justicia. Tiene una dimensión global, es el bienestar
tanto en el sentido espiritual como el material, es algo dinámico un proceso activo de
construcción de justicia a través de aflorar, enfrentar y resolver conflictos de una manera no
violenta para lograr una armonía del ser humano consigo mismo y con los demás (Cascón
Soriano, F. en Ribota, S., Ed. 2006:105).
Además de estos conceptos se necesita uno mucho más amplio que abarque aspectos
que permitan el desarrollo del hombre en todas sus facultades tanto individuales como
sociales, y ese concepto sin duda ha de estar relacionado con el respeto de los derechos
humanos.
» En este sentido de amplitud entendemos la paz como un proceso que implica el esfuerzo de
todos los hombres por alcanzar un mundo más solidario y fraterno, así como resolver los
grandes problemas de la humanidad y establecer un nuevo orden internacional que elimine
las desigualdades.
La paz es un espacio de encuentro y un tiempo de relaciones humanas gozosas que debe
ir más allá de la ausencia de guerra. Ni es solo ausencia de guerra, ni significa ausencia de
conflictos, ni puede constituir únicamente en la ausencia de conflictos armados, sino que
entraña principalmente un proceso de progreso, de justicia y de respeto mutuo entre los
pueblos, destinado a garantizar la edificación de una sociedad internacional en la que cada
cual pueda encontrar su verdadero lugar y gozar de la parte de los recursos intelectuales y
materiales del mundo que le corresponde. La paz fundada en la injusticia, y la violación de los
derechos humanos no puede ser duradera y conduce inevitablemente a la violencia.
(Resolución 11.1., Conferencia general de la UNESCO.
Con respecto a los tipos de paz independientemente de que se puede hablar de muchos
tipos de paz, podemos señalar dos grandes líneas o bloques, por un lado la paz individual
que estaría relacionada directamente como el individuo como agente único abarcando
aspectos interiores del ser y por otro la paz social que abarcaría a la personas como agente
de la sociedad en la que vive y como tal parte integrante de una sociedad nacional e
internacional.
En el plano individual, la paz designa un estado interior, exento de cólera, odio y más
generalmente de sentimientos negativos. Es, por lo tanto, deseada para uno mismo e
igualmente para los demás, hasta el punto de convertirse en un saludo {la paz esté contigo) o
una meta de la vida.
No es nuestro objetivo hacer un análisis profundo de este tipo de paz, que sin duda
precisa de conocimientos tanto filosóficos como éticos, sino centrarnos en la importancia del
bienestar individual de la persona para proyectarlo hacia los demás. Desde el enfoque de los
derechos humanos, un hombre que goce y disfrute de los derechos fundamentales vivirá en
armonía y proyectará una visión de la vida de respeto y tolerancia, igualdad y libertad y esto
son fundamentos para la paz.
Desde esta visión individual e interna de la paz se defiende que la paz hay que
conquistarla primero desde uno mismo, sería una experiencia individual en la que la
conciencia se situaría en el centro de sí misma tras trascender las tempestades de la mente.
Según este tipo de paz todo pacifista debe comprender claramente que la causa última que
arrastra a los hombres al conflicto, al enfrentamiento y, finalmente a la guerra es el egoísmo y
sus secuelas la intolerancia, el orgullo y la ambición.
La paz interior es aquella certeza, de bienestar emocional y espiritual, es la tranquilidad
profunda que nos llega cuando somos capaces de desconectarnos de la terrible batalla que
mantenemos con nosotros mismos, esa batalla de los pensamientos inquietantes y
perturbadores, que aunque sean inútiles no son menos amenazantes. Esta concepción de la
paz está totalmente ligada con la libertad del individuo, uno se puede sentir en paz si puede
elegir, si puede cumplir su voluntad si es dueño de sus actos y de sus decisiones, si no se
siente coaccionado, si es respetado. Sin lugar a dudas una persona que disfruta de este tipo
de paz, será capaz de asumir y resolver los conflictos que perturban la paz de una forma
tranquila y no violenta base principal de la paz en todo el mundo. Si estamos en paz con
nosotros mismos seremos capaces de irradiar esa paz a los que nos rodean.
Por otro lado puede hablarse de una paz social como entendimiento armonía y buenas
relaciones entre los grupos, clases o estamentos sociales dentro de un país, así hablaremos
de una paz nacional o entre países y hablaremos de una paz internacional. La paz social es la
condición para crear el espíritu que ha de traernos la paz duradera entre los pueblos y la
sociedad. Para obtener la paz social en un país primero es luchar contra la violencia,
delincuencia, y el respeto a los derechos humanos.
9.1.2. Las competencias de las Naciones Unidas y otras organizaciones
A la luz de la Carta de las Naciones Unidas, puede deducirse que son tres los órganos a
los que se atribuyen competencias en el marco del mantenimiento de la paz: El Consejo de
Seguridad, La Asamblea General y el Secretario General.
El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas es el organismo de las Naciones Unidas
encargado de mantener la paz y seguridad entre las naciones. Para cumplir con tal función
debe actuar conforme a los propósitos y principios de las Naciones Unidas. Los mecanismos
con los que cuenta para cumplir con este objetivo están recogidos en los capítulos vi Arreglo:
pacífico de controversias y vil Acción en caso de amenazas de Paz, quebrantamiento de la
paz o actos de agresión, en conexión con el capítulo vil, de la Carta y van desde la mera
observación hasta la utilización de las medidas que implican el uso de la fuerza. Además
cuenta con todas las competencias necesarias para el mantenimiento de la paz.
A diferencia de otras reparticiones de la ONU que únicamente pueden realizar
recomendaciones a los gobiernos, el Consejo de Seguridad puede tomar decisiones
(conocidas como "resoluciones") y obligar a los miembros a cumplirlas, de acuerdo a lo
estipulado por la Carta de las Naciones Unidas.
El Consejo está conformado por 15 naciones, 5 permanentes y 10 temporales. Los cinco
miembros permanentes son los Estados Unidos, la República Francesa, el Reino Unido, la
República Popular China y la Federación Rusa. Los 10 miembros no permanentes son
electos cada dos años como representantes regionales. La presidencia del Consejo se rota
mensualmente de manera alfabética.
Cada miembro del Consejo tiene un voto. Las decisiones en general requieren del voto
afirmativo de, al menos, nueve miembros. Sin embargo, los cinco miembros permanentes
cuentan con derecho a veto.
Sus funciones y poderes son los siguientes:
- El Consejo de Seguridad tiene, de acuerdo a la Carta, los siguientes poderes y funciones:
- Mantener la paz y la seguridad internacionales de conformidad con los propósitos y
principios de las Naciones Unidas.
Investigar toda controversia o situación que pueda crear fricción internacional.
- Recomendar métodos de ajuste de tales controversias, o condiciones de arreglo.
- Elaborar planes para el establecimiento de un sistema que reglamente los armamentos.
- Determinar si existe una amenaza a la paz o un acto de agresión y recomendar qué
medidas se deben adoptar.
- Instar a los Miembros a que apliquen sanciones económicas y otras medidas que no
entrañan el uso de la fuerza, con el fin de impedir o detener la agresión.

v Emprender acción militar contra un agresor.


- Recomendar el ingreso de nuevos Miembros.
- Ejercer las funciones de administración fiduciaria de las Naciones Unidas en "zonas
estratégica".
- Recomendar a la Asamblea General la designación del Secretario General y, junto con la
Asamblea, elegir a los magistrados de la Corte Internacional de Justicia.
En caso de someterse una denuncia de amenaza contra la paz, el Consejo generalmente
recomienda a las partes que lleguen a un arreglo pacifico, e incluso actúa en la mediación o la
investigación. Además, puede nombrar representantes especiales o pedir al Secretario
General que intervenga como tal o que interponga sus buenos oficios. Por otro lado, el
Consejo también puede enunciar principios para un arreglo.
En caso de que una controversia llegue a una lucha armada, el Consejo busca que esta
termine lo más pronto posible. Esto lo hace dictando directivas de cese de fúego, e incluso,
enviando fuerzas de las Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz a las regiones
donde hay disturbios, para así crear las condiciones para que se pueda llegar a un arreglo
pacífico. Conforme al Capítulo vn de la Carta, el Consejo puede decidir la adopción de
medidas coercitivas, sanciones económicas o acciones militares colectivas.
«
La Asamblea General. A pesar de que es el Consejo el que tiene la responsabilidad en el
mantenimiento de la paz, la asamblea también tiene competencias en la paz y seguridad
internacional con las limitaciones expuestas en la carta de San Francisco. Tiene amplias
competencias en el ámbito de mantenimiento de la paz aunque está subordinada su
actuación al Consejo de Seguridad.
Es el órgano principal de las Naciones Unidas. En ella están representados todos los
Estados Miembros, cada uno con un voto. Las votaciones sobre cuestiones importantes, tales
como las de paz y seguridad, ingreso de nuevos Miembros y cuestiones presupuestarias, se
deciden por mayoría de dos tercios. Las demás, por mayoría simple.
La Carta de las Naciones Unidas le asigna a la Asamblea General las siguientes
funciones y deberes:
- Considerar los principios de la cooperación en el mantenimiento de la paz y la seguridad
internacionales.
- Discutir toda cuestión relativa a la paz y la seguridad internacionales y, salvo en casos en
que el Consejo de Seguridad esté examinando una controversia o situación, hacer
recomendaciones al respecto.
- Tratar y, con la misma salvedad, hacer recomendaciones sobre cualquier cuestión dentro
de los límites de la Carta o que afecte a los poderes o las funciones de cualquier órgano
de las Naciones Unidas.
-\ Promover estudios y hacer recomendaciones para fomentar la cooperación política
internacional, impulsar el derecho internacional y su codificación, ayudar a hacer efectivos
los derechos humanos y las libertades fundamentales de todos y fomentar la cooperación
internacional en materias de carácter económico, social, cultural, educativo y sanitario.
- Recomendar medidas para el arreglo pacífico de cualquier situación, sea cual fuere su
origen, que pueda perjudicar las relaciones amistosas entre naciones.
- Recibir y considerar los informes del Consejo de Seguridad y de los demás órganos de las
Naciones Unidas.
- Examinar y aprobar el presupuesto de las Naciones Unidas y fijar las cuotas de los
Miembros.
- Elegir a los miembros no permanentes del Consejo de Seguridad, los miembros del
Consejo Económico y Social y los del Consejo de Administración Fiduciaria que sean de
elección; elegir, con el Consejo de Seguridad, a los magistrados de la Corte Internacional
de Justicia y, por recomendación del Consejo de Seguridad, nombra al Secretario
General.
- De conformidad con la resolución Unión Pro Paz, adoptada por la Asamblea General en
noviembre de 1950, la Asamblea puede tomar medidas si el Consejo de Seguridad, por
falta de unanimidad entre sus miembros permanentes, no las toma en un caso en que
parece haber amenaza a la paz, quebrantamiento de la paz o acto de agresión. La
Asamblea está facultada para considerar el asunto inmediatamente a fin de recomendar a
los Miembros la adopción de medidas colectivas, inclusive, en casos de quebrantamiento
de la paz o de acto de agresión, el empleo de la fuerza armada si fuera necesario para
mantener o restablecer la paz y la seguridad internacionales.
Por su parte El Secretario General es nombrado por la Asamblea General de las Naciones
Unidas a recomendación del Consejo de Seguridad. Su mandato tiene una duración de cinco
años pudiendo ser reelegido al finalizar éste. Está asistido por múltiples colaboradores en
todo el mundo.
El Secretario general ha visto ampliadas sus funciones, que en un principio eran
fundamentalmente administrativas a los campos políticos y diplomático. Así en el artículo 99
de la Carta posibilita que el secretario "llame la atención del Consejo de Seguridad hacia
cualquier asunto que pueda poner en peligro la paz y la seguridad internacional. Entre sus
funciones y obligaciones podemos destacar:
- Fortalecer los tres pilares de las Naciones Unidas: Seguridad, el desarrollo y los derechos
humanos.
- La ayuda a la resolución de conflictos internacionales.
- Administrar operaciones en pro del mantenimiento de la paz.
- Organizar conferencias internacionales.
- Reunir información en la implementación de medidas tomadas por el Consejo de
Seguridad
En los últimos años se han creados dos órganos que reviste una enorme importancia en
materia de paz y seguridad internacional son: La Comisión de Consolidación de la Paz y el
Fondo para la Consolidación de la Paz.
El consejo de Seguridad y la Asamblea General decidió en diciembre del 2005 el
establecimiento de La Comisión de Consolidación de la Paz con objeto de proponer
estrategias encaminadas a lograr la rehabilitación de países afectados por conflictos
armados. Así este nuevo órgano puede presentar recomendaciones para mejorar la
coordinación de los diferentes actores involucrados en el suministro de ayuda a esas
naciones y contribuirá a asegurar un fínanciamiento predecible para las actividades de
reconstrucción y para fortalecer las instituciones estatales.
Por su parte el Fondo para la Consolidación de la Paz fue creado en septiembre de 2006
en el seno de la Comisión de Consolidación de la Paz y tiene el propósito de proporcionar
recursos para hacer frente a las dificultades críticas e inmediatas. En este sentido, conviene
señalar que no sólo apoyará a los países que son objeto de examen por la Comisión, sino
también a los que se encuentran en circunstancias similares y cuyos casos la Comisión aún
no haya abordado. (Souto Galván, E„ 2009:27.)
En el nuevo escenario internacional, las operaciones de mantenimiento de la paz
tradicionales dejan de constituir un instrumento válido para hacer frente a las múltiples
amenazas de paz y seguridad internacional y se empiezan a realizar operaciones de todo
tipo,(verificación de procesos de desarme, reconstrucción de post-conflicto.. ) que nos llevan
a la utilización de nuevos instrumentos como la prevención de conflictos, la cooperación al
desarrollo y la protección de los derechos humanos en las operaciones acometidas, intro-
duciéndose una novedad que es la generalización y el aumento de la participación de
diversas organizaciones internacionales que actúan en colaboración con la ONU en la
gestión de la crisis, convirtiéndose esto en un elemento fundamental en la política de estas
organizaciones. Entre esas Organizaciones mencionaremos brevemente, no por carecer de
importancia sino por el objetivo del tema, la UE, la OTAN y la OSCE.
La participación de la Unión Europea (UE) en la gestión de la crisis es relativamente
reciente y supone una reacción frente al fracaso europeo ante las crisis internacionales
vividas en territorios muy próximos a la Unión en la reciente historia de Europa como fúe la
caída del muro de Berlín y las continuas crisis en la antigua Yugoslavia. Con objeto de paliar
la carencia política de la Unión Europea en este ámbito el Tratado de Maastrich
institucionaliza
la Política Exterior y de Seguridad Común (PESC) en la que se incluía la posibilidad de "crear
una política común de defensa que podría llevar a una defensa común" iniciándose así la
dimensión europea de seguridad. Esto se completará después con el tratado de Amsterdam,
que incluye en el Tratado de la Unión Europea (TUE) las misiones Petersberg
estableciéndose así el marco jurídico para la gestión de crisis por parte de la Unión Europea.
Estas misiones se desglosan en:
- Misiones humanitarias o de rescate.
- Misiones de mantenimiento de la paz.
- Misiones en las que intervengan fuerzas de combate para la gestión de crisis incluidas las
misiones de restablecimiento de la paz.
Estas misiones se crearon mediante la declaración de Petersberg, adoptada tras el
Consejo de Ministros de la UEO de junio de 1992. Con arreglo a dicha declaración, los
Estados miembros de la UEO deciden poner a la disposición de la UEO, pero también de la
OTAN y de la Unión Europea, unidades militares procedentes de todo el abanico de sus
fuerzas convencionales.
Estas misiones han supuesto el reconocimiento por parte de todos los Estados miembros
de la UE, incluidos los Estados tradicionalmente neutrales, de su importante responsabilidad
en el sistema internacional de seguridad.
Por último el nuevo tratado de Lisboa El Tratado de Lisboa entró en vigor el 1 de
diciembre de 2009. El Tratado dota a la UE de instituciones modernas y perfecciona sus
métodos de trabajo para poder afrontar con eficacia los desafíos del mundo de hoy. En un
planeta que cambia con rapidez, los europeos vuelven su mirada a la UE para resolver
problemas como la globaliza- ción, el cambio climático, la evolución demográfica, la
seguridad y la energía. El Tratado de Lisboa refuerza la democracia en la UE y mejora su
capacidad de defender día a día los intereses de sus ciudadanos.
La Organización del Tratado Atlántico Norte (OTAN) es otra organización que se encarga
del mantenimiento de la paz a través de la defensa y seguridad de sus Estados miembros
frente a la agresión por parte de un Estado Enemigo. La ciada del muro de Berlín y los
nuevos acontecimientos internacionales llevan a la Alianza a replantearse sus medios y sus
fines. El primer paso para la reconfiguración de la organización fue la aprobación en 1991, del
Nuevo Concepto Estratégico, sustituido en 1999, por el Concepto Estratégico de la OTAN,
donde se hace constar que la alianza debe defenderse de nuevas amenazas en el propio
suelo del continente europeo como pueden ser los conflictos étnicos, las violaciones de los
derechos humanos, la inestabilidad política económica o la proliferación de armas de
destrucción masiva y a fenómenos globales, como el terrorismo internacional o el crimen
organizado (Souto Galván, E., 2009:31).
\ La Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), compuesta por
Estados de Europa, Asia y América del norte, tiene como objetivo el fomento de la seguridad
y la estabilidad en el marco de los Estados que la conforman. A diferencia de otras
organizaciones internacionales la OSCE entiende la seguridad de forma global y cooperativa,
y ha constituido un instrumento fundamental para la alerta temprana, la prevención de
conflictos, la gestión de crisis y de reconstrucción tras un conflicto. Sus actividades se han
dirigido a promover los valores comunes definidos por la Carta de París (1990), a prevenir
conflictos y gestionar crisis internacionales así como a desarrollar la seguridad cooperativa
multilateral, además de desarrollar más extensamente la dimensión
económico-medioambiental (Souto Galván, E., 2009:33).
9.2. El conflicto. Conceptualización
Cuando pensamos en sociedad y nos involucramos en el universo de acciones
compartidas en el barrio, en el trabajo, en la casa, en la escuela o en cualquier otro espacio,
no podemos pensar como seres neutros. Somos un entramado de puntos de vista, de
sentimientos, de impresiones, de imágenes y de intereses que construimos a partir de la
relación activa con los otros. El vocablo conflicto designa una situación compleja que se
define primero como una determinada estructura de las relaciones sociales, que puede
enfrentar tanto a individuos, a grupos a organizaciones o a naciones.
Su naturaleza puede ser muy variada, las partes pueden perseguir fines antagónicos, o
pueden defender valores contradictorios, o se pueden perseguir el mismo fin aunque de
manera competitiva como cuando dos naciones desean el mismo territorio, o bien cuando dos
personas desean el mismo puesto de trabajo. En definitiva se puede definir el conflicto como
una situación en la que unos actores o bien persiguen metas diferentes, defienden valores
contradictorios, tienen intereses opuestos o distintos, o bien persiguen simultánea o com-
petitivamente la misma meta (Ovejero, 2004).
Otra definición podría ser: Los conflictos son situaciones en las que dos o más personas
entran en oposición o desacuerdo porque sus posiciones, intereses, necesidades, deseos o
valores son incompatibles, o son percibidos como incompatibles, donde juegan un papel muy
importante las emociones y los sentimientos y donde la relación entre las partes en conflicto
puede salir robustecida o deteriorada en función de cómo sea el proceso de resolución del
conflicto (Munduate y Martínez, 1998).
Desde una posición general podemos decir que "El conflicto tiene que ver con los fines
concretos que los adversarios persiguen, y al mismo tiempo, con las interpretaciones que
estos hacen de lo que está en disputa. La mayoría de
las yeces el asunto en controversia es el punto focal de soterradas diferencias de las que los
antagonistas sólo tienen un conocimiento parcial, diferencias estas que sí, se ignoran es muy
probable que más adelante salgan de nuevo a la superficie" (Ross, M., 1995:19).
Los conflictos son una circunstancia propia de nuestra condición humana, podemos decir
que somos conflictivos desde el inicio de nuestra historia como humanos. Tenemos la suerte
de poder pensar, sentir, experimentar, aprender, transmitir, capacidades todas que nos
permiten generar situaciones nuevas y que, por ello nos posicionamos de forma diferenciada
ante distintos acontecimientos. Bien porque tengamos necesidades, intereses, objetivos o
proyectos distintos, o porque el punto de vista o la valoración que hagamos de los hechos no
coincidan. Es bueno que existan distintas posiciones y que existan diferencias ya que el
punto de vista o la valoración de los demás nos enriquece, ya que ganamos perspectivas y
posibilidades de elección.
Desde esa perspectiva el conflicto es un modo de comunicación y una parte inevitable de
nuestras vidas. Resulta inherente al proceso de cambio dentro de los individuos y en el seno
de la sociedad, proceso que todas las personas pueden aprender a abordar creativamente. Si
disponemos de buenos mecanismos de comunicación, diálogo y buena voluntad, la mayor
parte de los conflictos se pueden solucionar de manera sencilla beneficiándose de esa
solución el máximo de los actores implicados satisfaciendo los diversos intereses de cada
una de las partes. Cuando esto sucede así los conflictos pueden ser entendidos, en la medida
que buscan soluciones, como una fuente de creatividad, renovación y de paz.
Desde una perspectiva optimista, los conflictos son útiles para acercarnos a las causas y
dinámicas de las relaciones que establecemos los humanos, para conocer mejor la condición
humana y, por tanto, para promover mejores situaciones de bienestar, así se aceptan los
conflictos como fuente de situaciones ambivalentes (creatividad, cooperación, violencia,
destrucción etc.). Como una realidad ligada a la condición humana, una realidad biológica y
social que, no solo no hay por qué ver como negativa, sino que hay que valorar entre otras
razones, por su importancia evolutiva en la supervivencia de nuestra especie y en la
dinamización de los grupos sociales. Los conflictos son los que permiten que funcione la
capacidad adaptativa a situaciones nuevas y variables. La adopción por una u otra vía para
solucionarlos corresponde a los individuos y a las interacciones e interdependencias sociales,
resultado de experiencias, conciencia, cultura, conocimiento, etc., diferentes para cada
sociedad y para cada contexto (Molina Rueda, 2004).
Los conflictos nos han acompañado como especie desde el inicio hasta nuestros días,
como un ámbito de cambio, variación y elección entre diversas posibilidades, y el éxito de la
especie ha dependido de la capacidad de socializar estas divergencias y convertirlas en
energía creativa. De aquí se desprende la importancia de la regulación del conflicto ya que en
muchas oca-
siones la dinámica del mismo no sólo depende de su naturaleza y origen sino de las
alternativas que se eligen en su desarrollo. Así se ha llegado a considerar que la teoría de los
conflictos puede que sea uno de los aportes más valiosos de los estudios sociales de las
últimas décadas para interpretar las relaciones entre las personas, los grupos y la propia
especie. Ya que a través de los conflictos es posible comprender las redes de relaciones, el
papel de los valores y las ideas, las conductas y comportamientos llegándose a considerar al
conflicto como un concepto central para la explicación de la dinámica de las entidades
humanas.
El conflicto es una constante en la vida social en la que se comparten necesidades y
expectativas. Las reacciones de mutua ayuda, cooperación, altruismo agresiones, etc. son
manifestaciones de estos conflictos. La capacidad inmensa de interacción con el medido de
los seres humanos la evolución los cambios y sus adaptaciones culturales facilitan las
posibilidades de enfrentarse a nuevas situaciones que pueden ser deseadas o no, esto hace
que los estadios conflictivos con los que se enfrentan las sociedades pueden ser continuos y
permanentes.
Las formas en que se manifiestan, gestionan o regulan los conflictos a lo largo del tiempo
y alrededor del mundo son muy variadas. Se transmiten de padres a hijos, de generación en
generación, se crean dentro de cada cultura, de cada sociedad, como experiencias y
aprendizajes exitosos de gestión de las condiciones materiales y sociales de vida. Estas
experiencias y aprendizajes exitosos suponen aprender a regular los conflictos de manera
que supongan el máximo de bienestar para nosotros mismos y para los demás, lo que nos
lleva a reconocer como única salida una vía pacífica para la solución de los mismos, así
diremos que hay paz y que los conflictos se han regulado pacíficamente.
Pero esta visión positiva no es la única que se da sobre el conflicto, desgraciadamente
esta la negativa con la cual se entiende al conflicto como una situación en que dos individuos
o dos grupos de individuos con intereses contrapuestos entran en confrontación, oposición o
emprenden acciones mutuamente neutralizantes de las del otro individuo o grupo, con el
objetivo de dañar, eliminar a la parte rival y lograr la consecución de los objetivos que
motivaron dicha confrontación. Por su condición a menudo extrema o por lo menos
confrontacional en relación a objetivos considerados de importancia o incluso urgencia
(valores, estatus, poder, recursos escasos...) el conflicto genera problemas tanto a los
directamente envueltos como a otras personas.
Como conclusión podemos decir que el conflicto puede ser destructivo si no es resuelto, o
cuando escala hasta el uso de la violencia, o el conflicto puede ser positivo y constructivo,
permitiéndonos examinar nuestras diferencias y haciéndonos avanzar resolviéndolas. Desde
el punto de vista educativo, social y de los derechos humanos debemos abogar por un
concepto positivo del conflicto o sobre todo por una solución pacífica del mismo para poder
vivir en un mundo de paz.
9,2.1. Teorías, tipologías y fuentes del conflicto
Muchas son las teorías y los enfoques desde los que se ha pretendido arrojar luz sobre
las causas y características de los conflictos. Se puede identificar cuatro perspectivas
teóricas desde las que abordar el estudio del conflicto:
- La individual.
- La social estructural.
- El proceso social.
- Las teorías formales.
La perspectiva individual. Está constituida por aquellas teorías que se centran en los
factores de la conducta individual considerando su rol en la creación y mantenimiento del
conflicto. La idea básica es que el conflicto es el resultado de una agresión llevada a cabo por
individuos. El origen de la agresividad se ha situado tanto en causas biológicas e instintivas
como en una conducta adquirida. El conflicto está situado dentro del individuo en sus moti-
vaciones, rasgos de personalidad, etcétera.
La social estructural. Percibe al conflicto como un producto resultante del modo en que la
sociedad se haya organizada. Las divisiones fundamentales de la sociedad entorno a raza, la
etnia, la clase o género son vistas como las responsables de la existencia del conflicto por
cuanto no todos los grupos que forman una sociedad tienen el mismo acceso a los recursos
económicos, políticos y sociales. Esta diferencia en cuanto a la igualdad de oportunidades es
el factor que desencadena la conducta conflictiva en aquellos grupos que se sienten
agraviados.
El proceso social. Esta perspectiva se refiere al punto fundamental en el que se centra
este tipo de teorías consistente en la interacción entre individuos o grupos. El conflicto social
es comprendido no estrictamente como el resultado de factores individuales o sociales; más
bien es la interacción de individuos y grupos en donde el conflicto se manifiesta con sus
momentos álgidos y sus reflujos. Aunque las semillas para una disputa se deban a factores
individuales o estructurales, el desarrollo del conflicto descansa en la interacción de los
individuos.
Todas las perspectivas son interesantes ya que presentan el conflicto desde distintas
ópticas y posturas pero tal vez la que más nos interesa desde el enfoque de los derechos
humanos y de la paz, sea la social y la importancia de saber cuáles son las circunstancias y
las condiciones que hacen posible que los hombres vivan en sociedad, en definitiva cual es el
rol que ocupa el conflicto en la sociedad. Nos detendremos un poco más en esta postura
presentando los cuatro enfoques clásicos que más han influido en las ciencias sociales: el
funcionalismo de Parsons, las visiones de Marx, Simmel y Weber.
v El conflicto social no es algo meramente individual, no es solo cosa de individuos. Sino
más bien de los grupos, un producto de la organización social. Más aún es algo inherente a
esa misma organización social. Desde esta perspectiva los funcionalistas ven el conflicto
como algo esencialmente disfuncional, de tal manera que lo único que hay que hacer es
suprimirlo (Par- sons, Merton).
Aunque la hegemonía de la que disfrutó el funcionalismo Parsoniano empezó a declinar a
mediados de la década de los años sesenta del siglo pasado, lo cierto es que su importancia
ha sido tal que en la actualidad algunos de sus planteamientos se han convertido en parte del
acervo de conocimiento sociológico. Parsons afirmó que el tema principal de los teóricos
sociales ha sido el esfuerzo por explicar como el orden social es posible, teniendo en cuanta
la infinita variedad de objetivos a los que los individuos pueden aspirar. Para este autor la
clave está en las regulaciones normativas. En una sociedad bien ordenada, se supone que
los individuos adquieren sus objetivos personales, así como ciertas normas y valores, a
través de la internalización de las normas vigentes dentro de su grupo social, minimizándose
de este modo los conflictos.
Los funcionalistas han privilegiado en sus análisis los factores de paz, equilibrio y armonía
como el estado habitual de los colectivos y las sociedades, dejando un escaso lugar al
conflicto. Para estos existe un conjunto de valores comunes que guían a los miembros de una
sociedad en la dirección hacia la cooperación la armonía y la paz.
Por su parte la visión de Marx es distinta ya que el concibe la historia de la humanidad
como un proceso dirigido a la lucha de clases. Las clases sociales son grupos de individuos
que comparten condiciones similares de vida debido a que ocupan en mismo lugar en las
relaciones de producción. Marx no solo subraya que el conflicto es una parte básica de la vida
social sino que plantea que la lucha de clases es necesaria para culminar una revolución que
instaure un nuevo orden social sin clases que constituirá la superación del conflicto. Lo ve
como algo ya no sólo inevitable, sino incluso necesario e imprescindible para el
funcionamiento y el progreso social, como es el caso de los marxistas, seria la lucha de
clases lo que llevaría al progreso social y al cambio social.
Marx plantea que la injusticia social mata a más gente que las balas o las bombas. Desde
su planteamiento es preferible la guerra (revolución) antes que una paz basada en la
injusticia. En este sentido corrige la imagen funcionalis- ta cuyo débil concepto de "orden
social" puede esconder bajo la imagen de la paz una situación a la que los individuos se
resignan no por consenso sino por no tener los suficientes recursos de poder como para
poder oponerse con la violencia de sus opresores (Harto de Vera, 2004: 155).
George Simmel, por su parte destaca el planteamiento de que tanto el conflicto como la
cooperación se hallan presentes en todas las relaciones huma-
ñas, dedicando sus esfuerzos al análisis de lo que denominó la "red del conflicto", esto es la
interdependencia del conflicto y la cooperación. Cuando se produce un conflicto entre dos
grupos este conflicto va aumentando las posturas de los miembros de cada uno de los grupos
que están en conflicto, va cambiando de tal forma que se va aumentando la colaboración y la
solidaridad entre los miembros de cada uno de esos grupos. Es decir, dependiendo de la
situación dos individuos pueden ser aliados u oponentes dependiendo del momento.
La siguiente postura a estudiar es la de Max Weber. Este autor reconoce la existencia del
conflicto en todas las sociedades que estudió. Contrariamente a Marx concibió a los grupos
formados sobre la base de una variada combinación de intereses algunos de los cuales eran
simbólicos, no materiales y por lo tanto no todos los conflictos intergrupales pueden reducirse
a la lucha de clases. Consideró que no solamente los aspectos materiales eran los relevantes
sino que por el contrario, las ideas y los valores a menudo tenían un impacto causal en la
historia, así como el poder y la dominancia.
Las teorías formales. Esta perspectiva caracteriza el desarrollo del conflictos en términos
lógicos y matemáticos, concibiendo a los participantes como individuos super-racionales que
en todo momento calculan los costes y beneficios de sus acciones, inclinándose por aquellas
acciones que les reportan mayores recompensas y beneficios (Harto de Vera, F.,
2004:150-151).
Con respecto a las tipologías del conflicto diremos siguiendo a Kriesberg (1999) que los
conflictos varían en función de distintos criterios tales como el contexto social en el que se
desarrolla, los medios empleados en la lucha, el tema objeto de disputa o los adversarios.
Basándonos en el tipo de adversario podemos señalar:
Conflicto intrapersonal. Es el que se produce en el interior de la personas. Es un debate
de la persona con su propio subconsciente.
Conflicto interpersonal. Este tipo de conflicto es aquel que se tiene, como su nombre
indica, entre personas. Los conflictos interpersonales son a menudo percibidos como luchas
entre dos personas aisladas en una relación bipolar, sin embargo las personas nunca están
solas y se ven a sí mismas como representativas de otras con las que les une alguna
característica común.
Conflicto intragrúpales. Conflictos que se dan en el interior de los grupos, por ejemplo las
disputas por el liderazgo y otros roles que se dan en el seno de casi todos los grupos, etc. Un
ejemplo de este tipo de conflicto pueden ser los conflictos familiares: cada uno en la familia
reivindica una serie de "derechos" y otros exigen unos "deberes". Los conflictos que se dan
dentro de un mismo grupo político o dentro de un mismo sindicato, o dentro de un mismo
gobierno.
Conflictos intergrupales. Los grupos operan dentro de una sociedad generalmente
competitiva que establece una serie de reglas, en ocasiones sucede
que\dentro de esa sociedad se producen conflictos entre los grupos que la forman, así, por
ejemplo, los conflictos entre los sindicatos y las patronales; entre el gobierno y los sindicatos;
entre los jóvenes y las instituciones; entre distintos partidos políticos; entre las asociaciones
de vecinos y los ayuntamientos; entre religiones; entre etnias, etcétera.
Conflictos nacionales. Los que se producen dentro de un país. Evidentemente estos
pueden abarcar los anteriores ya que la cobertura es mucho más amplia.
Conflictos internacionales. Los que se producen entre distintos estados u organismos de
diferentes nacionalidades. El mundo está organizado como un sistema de Estados soberanos
e independientes. Cada gobierno reclama un dominio exclusivo de los asuntos dentro del
territorio bajo su control y el derecho a usar la fuerza para imponer su poder sobre la
población que vive y sobre otros gobiernos exteriores que intenten agredir o no respetar su
soberanía. No obstante la población mundial está incrementando sus lazos de inter-
dependencia económica y social y cada vez más individuos viven en el contexto de
organizaciones e instituciones transnacionales. (Harto de Vera, F., 2004:161.)
En cuanto a las fuentes del conflicto hemos visto como ha habido distintas posturas, que
tiene relación con las tipologías de conflicto. Cada tipología va a desencadenar una serie de
situaciones que si no son valoradas, identificadas y tratadas de una forma correcta van a
desencadenar en un conflicto. Las fuentes pueden ser distintas y variadas, señalaremos
algunas.
- El no respeto de los Derechos humanos y el no reconocimiento de los valores acarrean
situaciones de conflicto. Vivimos en una sociedad plural y global donde sin duda hay
distintos valores y no siempre son los mismo y peor aún no siempre se respetan. Hemos
visto como los valores desencadenan en unos derechos humanos, el no reconocimiento
de esos valores y el no respeto de los derechos humanos en los que desembocan lleva a
conflictos graves. La falta de libertad en todas sus manifestaciones, de igualdad entre las
personas y la falta de igualdad de oportunidades, de respeto, la no tolerancia, la
agresividad, la tiranía, la opresión, son fuentes de conflicto que, tal y como hemos
indicado, según su tratamiento pueden tener unos resultados u otros.
- Por otro lado cada persona tiene una serie de intereses, si esos intereses solo están
encaminados al beneficio personal y esos intereses arrastran o pisan a los demás, sin
lugar a duda eso traerá conflictos. Contra esto debemos potenciar la solidaridad, la
cooperación el compañerismo y la participación.
- Los distintos puntos de vista ante una situación y el querer imponer a los demás nuestra
opinión sin respetar la suya.
\ - El mal uso del poder o de la jerarquía es otra de las fuentes de conflicto. El poder es la
capacidad para controlar las acciones de los demás. Es algo que está presente en todas
las áreas de la vida social, en la familia, en la escuela, en el trabajo, en el ejército. Lo
importante no es la cantidad de poder que se tenga sino el uso que se haga de él. Una
mala concepción y a la vez un mal uso del mismo es cuando se parte del supuesto de que
el poder representa la capacidad de un sujeto para configurar la realidad del modo que
más le guste, y que mejor satisfaga sus deseos, esto es una concepción que sin duda es
un foco de conflicto.
- La falta de diálogo o la mala comunicación dando lugar a malas interpretaciones. Ante una
misma situación o problemas las personas pueden percibir una realidad u otra. El no
reconocer la variedad de interpretaciones, de sensaciones o percepciones que se pueden
tener ante un mismo asunto, y sobre todo las posturas exclusivistas potencian en con-
flicto.
- El compartir recursos tanto personales como de equipo puede dar lugar también a
situaciones de conflictos. Si lo que prevalece es el egoísmo, la envidia por una parte y el
abuso por otra el compartir recursos se puede convertir en un motivo de conflicto. El
compañerismo, la generosidad y la bondad son valores a potenciar y desarrollar para
evitar estas situaciones conflictivas.
9.2.2. Técnicas pacíficas de resolución de conflictos
Ya hemos visto como el conflicto y la paz pueden ser considerados normales y forman
parte de la dinámica de las sociedades, pero si es cierto que una situación de conflicto crea
situaciones de inestabilidad y costosas a todos los niveles para los participantes hasta tal
punto que cuando este conflicto supera algunas barreras crece en los participantes la
sensación de agotamiento, en mayor manera cuando la situación conflictiva es de tal
magnitud que llega a la violencia física. Esto es de tal forma que siempre hay un antes y un
después del conflicto.
El fin del conflicto no tiene porque significar que las causas que lo motivaron hayan
perdido vigencia, simplemente que se adoptan posturas distintas frente al mismo debido a
distintas situaciones, las personas en conflicto valoran situaciones, sopesan realidades y
adoptan una u otra postura.
Hemos dicho que todo conflicto es costoso y que en ocasiones hasta la solución del
mismo y el pacto supone la dejación de derechos. Para los propósitos de cada una de las
partes, poco importa que sean legítimos o no. Lo relevante es que cada una de las partes
siente que sus motivos están plena-
mente justificados, hasta el punto de ser capaces de enfrentarse contra quien se atreva a
dudar de dicha legitimidad.
El acuerdo con quien hasta un momento dado ha sido considerado enemigo no es fácil ya
que para ambas partes supone como hemos dicho una serie de costes. El que las diferencias
se solucionen a través de mecanismos pacíficos o mediante violencia depende del balance
entre los costes de ambas partes. Cuando al menos uno de los contendientes evalúa que el
coste del conflicto es demasiado elevado, en comparación con el coste de una solución
negociada, se produce la detención del conflicto. Esto no significa que las causas que
desencadenaron las hostilidades desaparezcan, simplemente que la capacidad de uno o de
ambos contendientes para dirimir sus diferencias a través de la violencia ha disminuido hasta
un nivel tal que la solución consensuada aparezca como una posibilidad atractiva (Harto de
Vera, F., 2004:213).
Puede ocurrir que las partes en conflicto quieran cesar el combate solamente cuando
reconozca que sus objetivos no pueden ser alcanzados, sino es a un precio que no están
dispuestas a pagar, más generalmente cuando lleguen a la conclusión de que la continuación
del conflicto es menos atractiva que la paz. En ninguno de los casos quieren aceptar la
derrota, aunque acepten detenerse sin haber logrado la victoria. (Coser 1970:50.)
Brunk (2000: 29-32) distingue tres grandes enfoques a la hora de poner en marcha
estrategias de resolución pacífica de conflictos.
- Resolución del conflicto.
- Gestión del conflicto.
- Transformación del conflicto.
Cada uno de estos enfoques se caracteriza por tener o sostener una concepción diferente
de la paz. A su vez en cada uno de estos enfoques es posible el empleo de métodos
coercitivos (violentos) o no coercitivos (no violentos). Reproducimos en cuadro de Brunk en
(Harto de Vera, 2004:214)
Resolución del conflicto. El objetivo fundamental de este enfoque es la finalización del
conflicto entre las partes de forma conjunta. La resolución del conflicto se muestra más
apropiada y constructiva en aquellas situaciones en las que las partes aún percibiendo sus
intereses como incompatibles aceptan que existe una solución que les permite a ambas la
consecución de sus objetivos. Entre las técnicas más empleadas está la negociación a
menudo ayudada con la presencia de mediador. La negociación es un procedimiento de
resolución del conflicto entre dos o más partes enfrentadas que consiste en el desarrollo de
discusiones a través de representantes oficiales, durante el curso de las cuales una o todas
las partes modifican sus demandas, con el fin de llegar a un acuerdo aceptable para todos. La
solución negociada de un conflicto, es decir, de modo que no implica la victoria de alguna de
las partes, se produce
corno fruto de la interacción de ambos contendientes. Como mínimo, hay dos situaciones
potenciales que pueden favorecer el inicio de las negociaciones. En primer lugar, la parte
potencialmente vencida, puede solicitar a la otra parte el fin de las hostilidades, al percibir que
el coste de seguir manteniendo el conflicto es superior a la alternativa de la negociación. La
segunda situación se produce cuando ambas partes advierten que ninguna de las dos tiene
posibilidades de vencer al adversario.
No es objeto de estudio el profundizar en estas técnicas, tan solo mencionarlas, en base a
eso diremos que dentro de la negociación se pueden dar distintos métodos como puede ser
la mediación y el arbitraje, cada uno de ellos presenta unas características, ventajas e
inconvenientes en los que no nos vamos a detener, tan solo decir que la mediación es un tipo
de negociación en la cual interviene una tercera parte neutral cuya función es facilitar el
acuerdo entre las partes contendientes y que el arbitraje se produce cuando los adversarios
recurren a una tercera parte neutral (árbitro)) con intención de someter las diferencias a su
criterio para que solucionen la controversia. La figura del árbitro se asemeja a la de juez,
puesto que ambas partes coinciden en que la decisión del árbitro será inapelable, ya que
tiene poder de decisión, mientras que la del mediador tiene, un papel meramente funcional.
La Gestión del conflicto. Este enfoque tiene como objetivo principal más que el fin del
conflicto, conseguir que las partes convivan con la relación con- flictiva de tal manera que la
mantengan dentro de unos límites beneficiosos para ambos. Un ejemplo de ello pueden ser
por ejemplo los deportes, un partido de tenis es una situación conflictiva en la que los
contendientes se sujetan a unas normas previamente pactadas por ellos. Otro ejemplo
podrán ser los partidos políticos entre los que la mayoría de los conflictos nuca pueden ser
solucionados, o las relaciones entre patronal y sindicatos. Entre las técnicas o mecanismos
para solucionar los conflictos desde este enfoque es el compromiso en el que las partes,
como hemos indicado, no firman el fin del conflicto sino la voluntad de convivir con él de modo
que les permita a ambas conseguir los objetivos que pretenden.
La transformación del conflicto. Consiste en perseguir la finalización del conflicto con la
consecución de una paz justa, esto es, que elimine tanto el conflicto como las causas que lo
provocaron. Plantea que frente al establecimiento de una paz negativa, es preferible la
intensificación de los niveles de conducta conflictiva con el objetivo de lograr la paz positiva,
única situación realmente pacífica y estable. Este enfoque sostiene que antes de poder
resolver un conflicto es necesario atender al balance de poder entre las partes. Sin el balance
es manifiestamente desequilibrado no es deseable entrar en un proceso de negociación,
mediación, solución de problemas o cualquier otra técnica de solución pacífica puesto que el
resultado del mismo será claramente favorable a los intereses de la parte que tenga más
poder, produciéndose de este modo un acuerdo injusto. En estos casos es
necesario ensayar técnicas para lograr una mayor igualdad en la distribución del poder entre
ambos contendientes. Otra situación que puede producirse es cuando una de las partes gana
mucho más con el conflicto que la otra. En este tipo de situaciones la parte que se beneficia
más con el conflicto puede no tener demasiado interés en reconocer que existe un conflicto
que hay que solucionar e incluso en caso de reconocerlo puede ser que no tenga interés en
solucionarlo. En ambos casos lo primero que habría que hacer para solucionar el conflicto es
que la parte más débil desarrolle estratégicas para captar la atención y ser tenida en cuenta
por la parte más poderosa. Por eso el enfoque de transformación del conflicto es
confrontacional por naturaleza. Su objetivo es motivar hacia la paz a la parte que no tiene
demasiado interés en buscar una solución. Uno de los mecanismos para conseguir esto es
fortalecer a la parte más débil o debilitar a la más fuerte. Técnicas de presión violentas y no
violentas, tales como la huelga, boicots o desobediencia civil son propugnadas por este
enfoque, para la consecución de este objetivo intermedio como paso previo al logro del
objetivo último, es decir la paz positiva (Harto de Vera, 2004:216).
Como resumen de este apartado señalaremos que La Carta de las Naciones Unidas
reconoce la existencia de tres técnicas básicas:
- La negociación directa entre las partes (Negociación).
- Diversas formas de mediación, buenos oficios y conciliación (Mediación).
- Arbitraje y procedimientos judiciales en los que una tercera parte tiene el poder de
decisión (Arbitraje).
9.3. La violencia
La resolución no pacífica de los conflictos nos lleva a la violencia. El no respeto de los
derechos humanos, la violación de los mismos es un acto de violencia y quebrantamiento de
la paz. Desde el enfoque de los derechos humanos nos basamos en la paz positiva y en la
concepción de la existencia de violencia aunque no haya conflicto armado o acto físico ya que
el no respeto a la libertad del individuo aunque no se le tenga encarcelado, es violencia, el no
respeto a la igualdad de oportunidades sometiendo a unos grupos a otros, aunque no
suponga castigo físico eso es violencia. Este planteamiento nos lleva a preguntarnos o
hacernos varias preguntas, intentaremos de forma sencilla responder algunas de ellas como:
¿qué es la violencia?, ¿cuáles son sus dimensiones?, ¿cuáles son las fuentes o motivos que
nos conducen o pueden conducir a la violencia?, ¿qué tipos de violencia hay?
9.3.1. Conceptualización, dimensiones y fuentes
La no resolución pacífica de los conflictos puede desembocar en violencia. El concepto de
violencia es colectivo social y cultural y es difícil de dilucidar ya que forma parte de la
cotidianeidad ya que de una forma u otra la vemos y la palpamos en el día a día (asesinatos,
guerras, violaciones, torturas...). En general aunque es una realidad que normalmente
rechazamos, a veces, nos parece comprensible según las circunstancias, las intenciones, las
motivaciones en que se produce. Los expertos que investigan la violencia, como psicólogos,
criminalistas, sociólogos, antropólogos no se ponen de acuerdo si es algo innato, adquirido, si
es el resultado de conflictos interiores o exteriores, si es posible controlarla, erradicarla... en
definitiva algo complejo en sí como para poder dar una definición que se ajuste a toda esta
problemática.
Reconociendo la complejidad del tema podemos decir:
"Z,a violencia como transgresión altera el ajuste original de las relaciones entre los seres
humanos y entre éstos y la tierra, es injusta, subordina a las mujeres, domina de manera
depredadora a la naturaleza". En estos casos, la violencia será la ausencia de las
condiciones que permiten que existan las tendencias naturales en el ser humano al bienestar,
la concordia y la paz. (Martínez Guzmán, V., 2001.)
"Es toda acción que atenta contra la dignidad, la libertad y la integridad física y psíquica
del ser humano, produciéndole sufrimiento, dolor o cualquier forma de limitación a su
bienestar o al libre ejercicio de sus derechos. Se divide en: violencia física, psicológica y
sexual". www.globalinfancia.org.py/agenciadenoticias/glosario/v.htm.
Otra definición sería siguiendo a Galtung que el concepto de violencia parte de la
constatación de que "/a violencia está presente cuando los seres humanos se ven influidos de
tal manera que sus realizaciones efectivas, somáticas y mentales, están por debajo de sus
realizaciones potenciales" (Galtung, 1995:314).
Una concepción amplia de la violencia considera a esta genéricamente como "causa de la
no realización humana " provocada tanto por acciones abiertas y agresivas (asesinatos,
guerras, agresiones, violaciones, margina- ción de clases sociales, perna de muerte...como
por situaciones derivadas de la estructura social, política y cultural (racismo, hambre,
marginación, explotación económica...) que atenta contra los derechos humanos e impide la
satisfacción de las necesidades básicas. (Lederach, 1984:31.)
La violencia es la causa de la diferencia entre lo potencial y lo efectivo, entre aquello que
podría haber sido y aquello que realmente es. Es decir cuando se produce un hecho violento
como puede ser una muerte por una enfer-
medad y esta podría haberse evitado con el uso de medios médicos o técnicas y no se hace,
esto si se considera violencia, pero si esa misma muerte no se puede evitar, porque no se
tienen medios o conocimientos, entonces no se considera violencia. Es decir, cuando el
potencial es mayor que lo efectivo y ello resulta evitable, existe violencia.
Según esta definición y esta explicación basada en Galtung se pueden dar las siguientes
dimensiones de la violencia.
Distinción entre violencia física y psicológica. La violencia física es la que opera sobre el
cuerpo y la psíquica la que opera sobre el alma.
Distinción entre el enfoque negativo y positivo y la aproximación positiva de la influencia.
Una persona puede verse influida no solamente si se le castiga cuando hace algo que quien
influye considera erróneo, sino también si es recompensada por hacer algo que este
considera correcto.
Distinción en función del sujeto. Es cuando la violencia la ejerce una persona directa o
cuando la violencia es algo impersonal como puede ser un trato de poder, un reparto desigual
de algo.
Distinción entre violencia deliberada y no deliberada. Si hay o no intención en el acto
violento.
Distinción entre violencia manifiesta y latente. La violencia manifiesta es observable
mientras que la latente es algo que no está presente pero puede aparecer fácilmente.
Cuando hablamos de fuentes, nos referimos a todo aquello que puede desencadenar un
acto violento, qué se entiende o qué hay detrás de esa violencia. Así cuando hablamos de
violencia detrás de esa palabra puede haber:
- Distintos actos o conductas, que se caracterizan por causar daño o destrucción tanto a
nivel personal, interpersonal, social, cultural política... etcétera.
- Emociones y vivencias que, como causa o como efecto, producen o se producen en
situaciones violentas: indignación, odio, rencor, culpa, vengatividad, etc.
- Ideas y creencias personales o colectivas que se plasman en actitudes, intenciones,
estados mentales, motivaciones, disposiciones que relacionan con causas de violencia o
que van asociadas a lo violento: machis- mo, racismo...
- Actitudes valorativas que llevan a juzgar, justificar, condenar, en suma a valorar como
bueno o malo, justo, injusto, guerra justa...
- Palabras y actos de comunicación verbal y no verbal que comportan violencia verbal o
reacciones verbales o no verbales a situaciones de violencia.
v Realidades sociales e históricas como regímenes socio-políticos, económicos, pautas y
normas culturales, etc. (Molina Rueda y A. Muñoz, 2004).
- El hambre y la pobreza o no tener recursos o competencias necesarias para adquirir lo
mínimo para tener una vida digna.
- Desigualdad y marginación que produce desequilibrio en el acceso y consecución de fines
y objetivos de las personas.
- El alcoholismo y consumo del cualquier otro tipo de drogas que causan dependencia.
- Ignorancia y falta de conciencia respecto a creer que la mejor forma de cambiar la
situación en la que se encuentra es a través de actos que incluyen violencia física: golpes,
pleitos, peleas, zafarranchos, etc., en vez de recurrir a manifestaciones pacíficas, a
movimientos sociales pacíficos, a la conversación, al diálogo, a la búsqueda de acuerdos.
- El no ser capaces de aprender a controlar los impulsos que generan violencia.
- La falta de comprensión en las parejas, la incompatibilidad de caracteres.
- Falta de comprensión hacia los niños: sin estar conscientes de que los niños son seres
inocentes, muchos adultos violentan o agreden o golpean.
En definitiva vemos que lo que llamamos violencia es una realidad muy compleja
manifestada de distintas formas que se producen por muchas causas y razones.
9.3.2. Tipos de violencia
Tipos de violencia hay muchos, seguiremos principalmente la clasificación que agrupa en
tres el tipo de violencia. Personal o directa, estructural o indirecta y cultural. Cada una de
ellas puede ser deliberada o no deliberada, manifiesta o latente A su vez dentro de cada uno
de estos tipos puede darse violencia física emocional o psicológica y se puede dar en
distintos campos o ámbitos, en lo social, económico, sexual y a su a en distintos colectivos,
juvenil, genero. Veamos brevemente cada uno de ellos.
Violencia personal o directa: Es la que realiza un emisor o actor intencionado en concreto,
una persona, y quien la sufre es un ser dañado o herido físicamente o supone un abuso de
autoridad en el que alguien cree tener poder sobre otro. Generalmente se da en las
relaciones asimétricas: el hombre sobre la mujer o el padre sobre el hijo, para ejercer el
control. Dentro de este tipo de violencia podemos encontrar la física y la mental psicológica o
emocional.
Violencia deliberada no deliberada. Estos tipos de violencia están vinculados a la idea de
culpa e intención. Y esta a su vez puede estar manifiesta y latente.
Violencia manifiesta y la latente. La violencia manifiesta es observable mientras que la
latente es algo que no está ahí, pero que puede aparecer fácilmente. Ej. Los enfrentamientos
raciales.
Aprendida o innata. Se ha hablado muchos sobre si la violencia es algo aprendido o
innato. Los científicos suelen dividirse entre quienes ven fundamentalmente factores
biológicos tras ella, o quienes conceden mayor importancia a los factores sociales.
Violencia física. Es la que opera directamente contra el cuerpo de una persona. Es todo
acto de agresión intencional que ocasiona daños a la integridad física de quien la recibe
siendo heridos somáticamente, con la muerte como punto extremo.
Violencia psicológica o emocional. Este tipo de violencia opera sobre el interior de la
persona. Consiste en actos u omisiones que se expresan a través de prohibiciones,
condicionamientos, intimidaciones, amenazas, actitudes devaluatorias, humillación, mentiras,
lavado de cerebro.
Violencia estructural o indirecta: Se manifiesta cuando no hay un emisor o una persona
concreta que haya efectuado el acto de violencia. Se manifiesta como un poder desigual y por
tanto como oportunidades de vidas distintas. Se consideran casos de violencia estructural
aquellos en los que el sistema causa hambre, miseria, enfermedad o incluso muerte, a la
población. Son ejemplos los sistemas cuyos estados o países no aportan las necesidades
básicas a su población.
Violencia cultural. Se refiere a los aspectos de la cultura que aportan una legitimidad a la
utilización de los instrumentos de la violencia. Así, por ejemplo, se puede hablar de la
violencia en defensa de la fe o en defensa de la religión. Dos casos de violencia cultural
pueden ser el de una religión que justifique la realización de guerras santas o de atentados
terroristas, así como la legitimidad otorgada al Estado para ejercer la violencia.
Según los distintos colectivos señalar por ejemplo:
Violencia juvenil: Se refiere a los actos físicamente destructivos (vandalismo) que realizan
los jóvenes y que afectan a otros jóvenes (precisemos, aquí, que los rangos de edad para
definir la juventud son diferentes en cada país y legislación). En todos los países, los
principales actores de este tipo de violencia son los hombres, y la educación social es tal que
el joven violento lo es desde la infancia o temprana adolescencia.
Violencia de género: Actos donde se discrimina, ignora y somete a la compañera, pareja o
cónyuge, por el simple hecho de ser mujer. La violencia de
género se puede manifestar de forma similar para ambos sexos sin embargo, la opresión que
experimentan las mujeres, existe y se reproduce en la cultura y la sociedad, es más
dominante.
Según los ámbitos podemos señalar:
Violencia social. Este tipo de violencia se produce cuando se realiza hacia una persona,
por parte de otra, un aislamiento social y un control de la relaciones familiares. Se controla la
forma de vestir, llamadas telefónicas u otras actividades, así como poner en evidencia
publicamente.
Violencia económica. Se expresa en patrones de conducta vinculados a controlar a
alguien haciéndola económicamente dependiente. Incluye el control y el manejo del dinero,
las propiedades y en general todos los recursos de la familia.
Violencia sexual. Está ligada a un patrón de conducta consistente en actos u omisiones
repetitivos, que pueden expresarse a través de: negar la satisfacción de las necesidades
sexo afectivas, la inducción a la realización de prácticas no deseadas.
9.4. La paz como presupuesto de los derechos humanos
En la Edad Media, la paz era el fundamento etiológico de la convivencia. La convivencia
se fundaba en la protección del orden. Esta protección se inicia por la Iglesia y se refiere a las
guerras, y posteriormente, en un proceso de secularización, pasará a ser regulada por los
reyes. De esta concepción se ha llegado en la actualidad a considerar a la paz, además de un
presupuesto básico de todos los derechos humanos, como un objetivo político cuya culmina-
ción debe ser su configuración como un verdadero derecho humano.
La Paz es un objetivo de la política internacional al que no se llega por la imposición moral
o filosófica, sino por el establecimiento de un estado político y jurídico. Los derechos
humanos constituyen así la máxima expresión de la pacificación. Esta idea ya fue formulada
por Kant al señalar que para poner en práctica un sistema de derechos universales primero
es preciso lograr y luego mantener la paz perpetua. El contenido de la Declaración Universal
de los Derechos Humanos lleva así el objetivo implícito de acabar con la guerra en la
convivencia universal, necesitándose de una política de acción que olvide toda manifestación
violenta como requisito principal para el establecimiento de los restantes derechos (Gago
Guerrero, 2001: 78-82).
En este mismo sentido ha señalado como primer criterio axiológico de los derechos
fundamentales, su nexo con la paz, de manera que deben garantizar-
se como derechos fundamentales todos los derechos vitales cuya garantía es condición
necesaria de la convivencia pacífica: el derecho a la vida y a la integridad personal, los
derechos de libertad, los civiles y políticos pero también, en un mundo en el que sobrevivir es
un hecho cada vez menos natural y progresivamente más artificial, los derechos sociales de
la supervivencia (Ferra- joli, L., 2005:316).
La necesidad de la paz se desprende así de la Carta de las Naciones Unidas que vincula
el disfruten de los derechos humanos, el desarrollo y la justicia social en el plano
internacional, a un sistema de paz y seguridad internacional. Idea esta que se reitera en el
Preámbulo de la Declaración sobre el derecho al desarrollo de las Naciones Unidas de 1986
cuando establece que "la paz y la seguridad internacionales son los elementos esenciales
para la realización del derecho al desarrollo".
La Carta de las Naciones Unidas, vinculante para todos los Estados integrantes de la
Organización, tiene como finalidad primordial evitar "el flagelo de la guerra" "y mantener la
paz y la seguridad internacionales". Por ello, su articulado debe ser interpretado desde la
intencionalidad del destierro de la guerra y el logro de la paz. Su influencia sobre las
Constituciones de los diversos Estados es determinante en la exaltación deontológica de la
paz como un propósito. A tal finalidad responde el principio fundamental de arreglo pacífico
de controversias que contiene su artículo 2.3. al proclamar que "los miembros de la Orga-
nización arreglarán sus controversias internacionales por medios pacíficos, de tal manera que
no se pongan en peligro ni 1 paz ni la seguridad internacionales ni la justicia", sin embargo en
su artículo 42 admite que la actuación armada será legítima sólo cuando "sea necesaria
mantener o restablecer la paz y la seguridad internacionales (Alarcon Cabrera, en Alcantarilla
Hidalgo, 2009:564).
9.4.1. Los derechos humanos como fundamento y base para una sociedad pacífica
No puede existir verdadera paz si no se respetan o violan los derechos humanos, la sola
violación o no respeto de los mismos, es decir, si se dan relaciones caracterizadas por el
domino, la explotación, la opresión, la desigualdad, la insolidaridad, habrá un
quebrantamiento de la paz.
Entre la paz y los derechos humanos debe haber y hay, una interactuación e
interdependencia. La paz ha de estar basada en el respeto a los derechos humanos, y a su
vez el respeto de estos va a constituir el primer pilar para la paz, de tal forma que no se
entiende la paz alejada del respeto y fomento de los derechos y libertades fundamentales.
La perspectiva histórica nos permite comprender esta relación analizando conflictos tales
como: las persecuciones religiosas y las luchas por la libertad
de conciencia; las acciones contra detenciones arbitrarias, contra la tortura; la conquista de la
democracia frente a los múltiples poderes feudales y autoritarios; las denuncias contra la
esclavitud; el movimiento obrero a favor de sus derechos; los movimientos feministas y
ecologistas; los conflictos permanentes generados por el colonialismo y la negación de la
autodeterminación de los pueblos. Sin el respeto a estos derechos no ha podido ni puede
haber paz.
Así desde el enfoque de los derechos humanos la paz ha de ser un proceso dinámico y
permanente; ha de hacer referencia a una estructura social amplia de justicia y reducida de
violencia; ha de exigir la igualdad y reciprocidad en las relaciones e interacciones; ha de
afectar a todas las dimensiones de la vida y de fomentar el desarrollo del hombre, ha de
respetar la libertad del hombre; ha de permitir convivir en tolerancia y en armonía entre
distintas culturas, pueblos, religiones, sexos, razas y demás diferencias que puedan servir de
excusa para la división, el antagonismo, el odio o la incomprensión.
Paz y derechos humanos han de ir unidos ya que la realización práctica de la paz se llama
justicia que es el reconocimiento y ejercicio de los principios contenidos en la Declaración
Universal de los Derechos Humanos. Así debemos aceptar a la luz de estos mismos
principios que estos no son solo inherentes y aplicables al hombre, o grupos de hombres sino
a toda la humanidad. Por tanto reconocemos que la paz es un derecho de la humanidad, de
todos los pueblos y que se alcanza en la medida que cada pueblo puede elegir libremente su
destino posea los medios e instrumentos para su propio desarrollo dentro del respeto a un
medio ambiente sano y equilibrado.
La igualdad y la libertad son dos principios fundamentales de los derechos humanos y a
su vez básicos para el desarrollo de la paz. Es importante aceptar la diferencia como un
rasgo distintivo de la realidad humana, como algo que lejos de separarnos nos enriquece, es
necesario apreciar la diversidad como algo intrínseco a nuestra condición e incluso necesario
para compartir un mundo, más heterogéneo y menos uniformado. No se puede dar un proce-
so de paz sin el respeto a esta igualdad y a la diferencia que lleva en sí porque eso supondría
un atentado contra la dignidad humana. La condición previa para una paz permanente es la
igualdad, solo las desigualdades pueden desequilibrar tanto la situación que provoquen
respuestas desesperadas y violentas de rebelión ante la injusticia y la maldad.
La paz se da en libertad y en igualdad, o no se da, para ello se necesita una convivencia
democrática, libre tolerante y justa ya que nunca las situaciones injustas engendrarán periodo
pacíficos reales ya que a la larga, una situación injusta desencadena un proceso de violencia.
Los derechos humanos potencian ámbitos de justicia, de respeto de tolerancia, convivencia
en libertad y en igualdad amplios que sin duda, junto con otros desembocan en un proceso de
paz. Esta concepción de la paz y los derechos humanos se inspira en el respeto y
reconocimiento de todos los convenios internacionales que reconocen los derechos
humanos, favorecen un concepto internacionalista y global de la sociedad
humana, se fundamentan en el carácter intercultural y mundialista, pretenden el desarrollo de
todos los pueblos y optan por el desarme como principio.
La paz equivale a la práctica y reconocimiento real de los derechos humanos en sus
dimensiones económica, social y política sostenida por los principios contenidos en la
Declaración Universal de Derechos Humanos y en los innumerables instrumentos de
Derecho internacional.
En definitiva, no solo es que los derechos humanos y la paz están relacionados siendo
estos el soporte de aquella, sino que la paz en sí misma es un derecho humano. La
interrelación entre la paz y los derechos humanos hace que el soporte conceptual sea común,
haciéndose cada vez más necesario que los avances en los terrenos teórico, legislativo y
político sean traducidos a la realidad de los individuos y grupos sociales que todavía están
muy lejos de verse reflejados en los discursos que promueven un mundo de paz y derechos
humanos. Así no se puede estudiar la paz, en su contexto actual, sin colocarla entre los
llamados derechos humanos y encuadrarla dentro de los de tercera generación o derechos
de solidaridad.
Como ya hemos visto en otros temas, los textos que sirven de base para esta afirmación
son la Carta de Naciones Unidas que proclama como objetivos fundamentales la paz y la
seguridad internacional basados en la solución pacífica de las diferencias y la renuncia al uso
de la fuerza, y la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Dos resoluciones de la Asamblea General de las Naciones Unidas son también
indispensables para el análisis del derecho a la Paz. La Resolución 33/73 adoptada el 15 de
diciembre de 1978, titulada Declaración sobre el derecho de los pueblos a la paz que
proclama que perservar el derecho de los pueblos a la paz y promover la realización de este
derecho constituye una obligación fundamental para cada Estado.
Los Derechos Humanos y la paz han constituido también una de las principales
preocupaciones de UNESCO. En la Carta de Constitución de esta organización se declara
que puesto que las guerras nacen en las mentes de los hombres, es en la mente de los
hombres donde deben edificarse los baluartes de la paz.
9.5. Educar para la convivencia y una cultura de paz _________
Hemos visto como la paz y los derechos humanos están totalmente relacionados, como
no se puede dar la paz sin el respeto a los derechos fundamentales y como estos derechos
van a ser la base de una convivencia pacífica y la educación para una cultura de paz.
Por otro lado, es evidente que la educación, sea cual sea su definición o función social, es
una tarea humana, centrada en el diálogo entre los actores, dirigida a aquel aprendizaje que
favorece la comprensión del mundo, un mayor desarrollo de la personalidad de cada cual y la
mejor forma posible de utilizar las capacidades individuales y colectivas para abordar con
creatividad y éxito los problemas reales de una sociedad sometida a acelerados y constantes
cambios. Auspicia formas de relacionarse unos con otros desde la generosidad inequívoca,
desde la emoción y desde los sentimientos más profundos del ser humanos.
Desde un enfoque hacia una cultura de paz, debe posibilitar la búsqueda de alternativas a
las problemáticas mundiales a través de la adquisición de conocimientos pertinentes que
aportan los saberes disciplinares; la construcción de valores compartidos y la creación de
espacios relaciónales que impulsen la acción social que su responsabilidad ciudadana les
exige desde la solución no violenta de los conflictos.
Antes de definir la que entendemos por la educación para una cultura de paz,
señalaremos lo que entendemos por una cultura de paz. Se trata de un conjunto de valores,
actitudes, tradiciones, comportamientos y estilos de vida basados en:
- El respeto a la vida el fin de la violencia y la promoción, la práctica de la no violencia por
medio de la educación, el diálogo y la cooperación.
- El respeto pleno de los principios de soberanía, integridad territorial e independencia
política de los Estados y de no injerencia en los asuntos que son esencialmente
jurisdicción interna de los Estados, de conformidad con la Carta de las Naciones Unidas y
el Derecho internacional.
- El respeto pleno y la promoción de todos los derechos humanos y las libertades
fundamentales.
- El compromiso con el arreglo pacífico de los conflictos.
- Los esfuerzos para satisfacer las necesidades de desarrollo y protección del medio
ambiente de las generaciones presentes y futuras.
- El respeto y la promoción del derecho al desarrollo.
- El respeto y el fomento de la igualdad de derechos y oportunidades de mujeres y
hombres.
- El respeto y el fomento del derecho de todas las personas a la libertad de expresión
opinión e información.
- La adhesión a los principios de libertad, justicia, democracia, tolerancia, solidaridad,
cooperación, pluralismo y diversidad cultural, diálogo y entendimiento a todos los niveles
de la sociedad y entre las naciones, (art. 1, Declaración sobre una cultura de paz).
\ Así basándonos en lo anterior podemos definir la educación para una cultura de paz
como "El proceso global de la sociedad, a través del cual las personas y los grupos sociales
aprenden a desarrollar conscientemente en el interior de la comunidad nacional e
internacional y en beneficio de ellas, la totalidad de sus capacidades, actitudes, aptitudes y
conocimientos para conseguir cada una de las metas que conforman la cultura de paz"
(Molina Rueda y Muñoz, 2004:397).
Desde esa convivencia pacífica y desde la educación para una cultura de paz es
importante diferenciar entre violencia y agresividad. Ya hemos visto lo que es la violencia,
pero es importante distinguirla de la agresividad. La agresividad es algo innato mientras que
la violencia es aprendida. Desde esta distinción hay que incidir en la importancia de la
educación tanto si es algo innato para que el hombre aprenda a dominar esos instintos y
canalizarlos hacia algo positivo como mejorar las condiciones de vida, y si es aprendido hay
que educar para una no violencia o para la paz.
Este educar para la no violencia o cultura de paz plantea la educación como una
herramienta transformadora a través de la cual se va a ayudar a analizar que vivimos en un
mundo injusto, desigual y diverso, dando herramientas para analizarlo y transformarlo. Se
trata de una educación para el cambio hacia unas mayores cotas de justicia, solidaridad y
libertad. Supone aprender a pensar y actuar de otra manera sobre todo desde un
planteamiento conflictivo no violento.
Este tipo de educación ha de realizarse desde cualquier ámbito y debe estar en todos
ellos. Debe educarse hacia una cultura de paz desde la escuela, desde las instituciones
sociales, desde la familia, desde el grupo de amigos, desde las organizaciones, etcétera.
Los rasgos diferenciales de este tipo de educación son:
- Presupone tomar partido en el proceso de socialización por valores que alienten el
compromiso por el cambio social y personal.
- Conlleva a un reconocimiento de cuáles son nuestros derechos y de los que nos rodean.
- Supone ser capaces de reconocer, dónde, cómo y porqué se violan los derechos
humanos.
- Implica un compromiso transformador y facilitar las herramientas para ello.
- Trabajar para la búsqueda de herramientas tanto individuales como sociales para la
solución pacífica de los conflictos y hacer valer nuestros derechos sin destruir a una de las
partes y llegar a soluciones en las que todos ganen.
- Plantea como reto descubrir la perspectiva positiva del conflicto, verlo como una forma de
transformar la sociedad y las relaciones humanas hacia mayores cotas de justicia.
x - Pone e\ énfasis en \a oposición ante cualquier tipo de violencia basándose principalmente
en la directa o estructural, para ello facilita la aparición de estructuras poco autoritarias, no
elitistas, que alienten la capacidad crítica, el autodesarrollo y la armonía personal.
- Propone aprender a analizar los conflictos y descubrir su complejidad dando pautas que
ayuden a afrentar y resolver los conflictos en los que nos vemos inmersos cotidianamente.
- Intenta hacer del conflicto y del aprendizaje de su resolución no violenta el punto central
de la actuación.
- Potencia un sentimiento empático que favorezca la comprensión y la aceptación del
otro.
- Presta tanta atención tanto al curriculum explícito como al oculto exigiendo que los
valores que se propugnan en la educación se han de vivir con el ejemplo.
- Defiende la igualdad entre hombres y mujeres.
- Potencia la participación democrática.
- Proyecta la tolerancia y la solidaridad entre pueblos y culturas.
- Defiende un desarrollo humano sostenible.
La finalidad principal de una educación para una convivencia pacífica y una cultura de
paz, los derechos humanos y la democracia ha de ser el fomento en todos los individuos, del
sentido de los valores universales y los tipos de comportamiento en que se basa una cultura
de paz. Ha de fomentar igualmente la capacidad de apreciar el valor de la libertad preparando
a los ciudadanos para que sepan manejar situaciones difíciles e inciertas, prepararlos para la
autonomía y la responsabilidad individual, así como reconocer los derechos fundamentales
que existen en la diversidad de los individuos, los sexos, los pueblos y las culturas y
desarrollar la capacidad de comunicar, compartir y cooperar con los demás.
Los ciudadanos de una sociedad pluralista y de un mundo multicultural deben ser capaces
de admitir que su interpretación de las situaciones y de los problemas se desprende de su
propia vida, de la historia de su sociedad y de sus tradiciones culturales y que, por
consiguiente, no hay un solo grupo que tenga la única respuesta a los problemas y puede
haber más de una solución para la paz (Molina Rueda y Muñoz, 2004-.403).
9.5.1. La educación para la paz en Naciones Unidas
La carta de las Naciones Unidas (1945) proclama como principio básico el mantenimiento de
la paz y la seguridad internacionales y, para ello propo-
ne la asunción de medidas colectivas eficaces para prevenir y eliminar amenazas a la paz, y
para suprimir actos de agresión u otros quebrantamientos de la paz y el fomento entre las
naciones de relaciones de amistad basadas en el respeto al principio de igualdad de
derechos y al de libre determinación de los pueblos, y tomar otras medidas adecuadas para
fortalecer la paz universal (art. 1 Declaración sobre una cultura de paz).
El interés fundamental de las Naciones Unidas consiste en construir una cultura de la paz
que modifique mentalidades y actitudes, orientada explícitamente a promover la paz, a
prevenir los conflictos que pueden generar violencia y a eliminar las condiciones económicas
y sociales que degradan a las personas. Nos encontramos en pleno Decenio para la
promoción de la cultura de paz: el día 10 de noviembre de 1998, la Organización de las
Naciones Unidas, a través de su asamblea General, proclama la celebración del "Decenio
Internacional para la promoción de una Cultura de paz y no violencia de los niños en el
mundo" para el periodo comprendido entre 2001-2010.
A su vez la Declaración Universal de Derechos Humanos, en su artículo 26.2, proclama
que "la educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana y el
fortalecimiento del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales,
favorecerá la comprensión, la tolerancia y la amistad entre todas las naciones y todos los
grupos étnicos o religiosos, y promoverá el desarrollo de las actividades de las Naciones
Unidas para el mantenimiento de la paz".
Con carácter previo a la aprobación de la Declaración sobre una cultura de Paz, la
Asamblea General de Naciones Unidas emitió una Declaración sobre el fomento entre la
juventud de los ideales de paz, respeto mutuo y comprensión entre los hombres, aprobada
por la Asamblea General en su resolución 2037 (xx), de 7 de diciembre de 1965, por la que
insta a los gobiernos y ONGs y a los movimientos de juventudes a que reconozcan los
principios contenidos en esta declaración. Entre estos principios cabe destacar los destinados
a promover la educación de la juventud en el espíritu de la paz, la justicia, la libertad, el
respeto y comprensión mutuos, el humanismo, la libertad y solidaridad internacionales, es
espíritu de la dignidad y la igualdad de todos los hombres, sin distinción alguna por motivos
de raza, color, origen, étnico o creencia, el respeto de los derechos fundamentales y del
derecho de los pueblos a la libre determinación.
La Declaración sobre una cultura de paz destaca la importancia de la educación como uno
de los medios fundamentales para edificar una cultura de paz en su art. 4, a la vez que el
Programa de acción para una cultura de paz enuncia diversas medidas necesarias para
promover esa cultura de paz a través de la educación. Esas medidas son:
- Revitalizar las actividades nacionales y la cooperación internacional destinadas a promover
los objetivos de la educación para todos con
x miras a lograr el desarrollo humano social y económico y promover una cultura de paz.
- Velar porque los niños desde la primera infancia, reciban instrucción sobre valores,
actitudes, comportamientos y estilos de vida que les permitan resolver conflictos por
medios pacíficos y en un espíritu de respeto por la dignidad humana, tolerancia y no
discriminación.
- Hacer que los niños participen en actividades en que se les inculquen los valores y los
objetivos de una cultura de paz.
- Velar porque haya una igualdad de acceso de las mujeres, en especial de las niñas a la
educación.
- Promover la revisión de los planes de estudio, incluidos libros de texto, teniendo en cuenta
la Declaración y Plan de Acción integrado sobre la Educación para la Paz, los Derechos
Humanos y la Democracia de 1995.
- Promover y reforzar las actividades de los agentes que se indican en la Declaración, en
particular la UNESCO, destinadas a desarrollar valores y aptitudes que favorezcan una
cultura de paz incluidas la educación y la capacitación en la promoción del diálogo y el
consenso.
- Reforzar las actividades en marcha de las entidades pertinentes del sistema de las
Naciones Unidas destinadas a impartir capacitación y educación, cuando corresponda, en
las esferas de la prevención de los conflictos y la gestión de las crisis, el arreglo pacífico
de las controversias y la consolidación de la paz después de los conflictos.
- Ampliar las iniciativas a favor de una cultura de paz emprendidas por instituciones de
enseñanza superior de diversas partes del mundo, incluidas la Universidad de las
Naciones Unidas, la Universidad para la Paz y el proyecto relativo al Programa de
universidades gemelas y de Cátedras de la UNESCO (Souto Galvan, E., 2009:254).
9.5.2. El papel de la UNESCO en el desarrollo de la educación para la paz
La labor fundamental de la UNESCO radica en la difusión de la cultura y de la educación
de la humanidad para la justicia, la libertad y la paz indispensable a la dignidad del hombre.
La Unesco otorga a la educación un papel fundamental e imprescindible para el desarrollo de
los pueblos esto la ha llevado a elaborar programas para ayudar a los Estado Miembros y a
sus propios asociados a introducir, en la planificación de sus programas de enseñanza formal
u no formal, políticas y principios de acción favorables a la ciudadanía democrática y a los
derechos humanos, al mismo tiempo que se desarrollan programas especiales de enseñanza
que hacen especial hincapié en la educación para la paz y promueven la enseñanza de la
tolerancia y la no violencia.
Así en la década de los 70 del siglo pasado se renovaron los esfuerzos desde las
organizaciones de base hasta los organismos internacionales, por abrir los currículos
escolares a los problemas mundiales. Una de las iniciativas más relevantes desarrollada por
la UNESCO fue la Recomendación sobre la educación para la comprensión, la cooperación y
la paz internacionales y la educación relativa a los derechos humanos y las libertades
fundamentales.
En esta recomendación se establecen como principios rectores de la política educativa:
- Una dimensión internacional y una perspectiva global de la educación en todos sus
niveles y en todas sus formas.
- La comprensión y el respeto de todos los pueblos, sus culturas, sus civilizaciones, valores
y modos de vida, incluidas las culturas étnicas tanto nacionales como de las otras
naciones.
El reconocimiento de la creciente interdependencia mundial de los pueblos y las naciones.
- La capacidad de comunicarse con los demás.
- La comprensión de la necesidad de la solidaridad y la cooperación internacionales.
- La disposición por parte de cada uno de participar en la solución de los problemas de su
comunidad, de su país y del mundo entero.
Así mismo recomienda la inserción en todos los niveles educativos de aspectos éticos y
cívicos basados en el reconocimiento de la igualdad, la necesaria interdependencia de las
naciones y los pueblos y los derechos humanos.
Veintiún años después la UNESCO ratificó la Declaración de la 44a reunión de la
Conferencia Internacional de Educación celebrada en Ginebra. En ella se exterioriza la
preocupación por las manifestaciones de violencia, racismo, xenofobia y nacionalismo
agresivo, así como las violaciones de los derechos humanos por la intolerancia religiosa, por
el recrudecimiento del terrorismo en todas sus formas y manifestaciones y por la
profundización de la brecha existente entre los países ricos y pobres, factores que ponen en
peligro la consolidación de la paz y de la democracia tanto en el plano nacional como
internacional y la necesaria labor de los Estados en la construcción de políticas educativas
que contribuyan al fomento del entendimiento, la solidaridad y la tolerancia entre los
individuos y entre los grupos étnicos, sociales, culturales y religiosos y entre las naciones
soberanas, así como conocimientos, valores, actitudes y aptitudes favorables al respeto de
los derechos humanos y al
compromiso activo con respecto a la defensa de tales derechos y la construcción de una
cultura de paz y democracia.
Para ello se insta a los Estados miembros a introducir en los programas de estudios de
todos los niveles de enseñanza, formal, y no forma acciones educativas relativas a la paz, los
derechos humanos y la democracia (Souto Gal- ván E, 2009:260).
La UNESCO ha trabajado con diversos Estados miembros de Naciones Unidas en la
elaboración de programas y actividades destinadas a integrar la educación y los valores para
una cultura de paz en sus sistemas educativos. Ha desarrollado y desarrolla proyectos de
carácter sectorial como el "Programa de mujeres y cultura de paz " y "Convergencia espiritual
y diálogo interculturaF.
TEMA 10.- EL DERECHO A LA FORMACIÓN Y AL TRABAJO COMO
PILAR DE LA IGUALDAD DE OPORTUNIDADES Y EL DESARROLLO DE
LOS PUEBLOS

Asignatura de Derechos Humanos y Educación


Prof. María José Albert
Grado Educación Social

Índice

10.1.- Concepto de formación y dimensiones desde el enfoque de los derechos humanos

10.1.1.- El derecho a la formación


10.1.2.- La igualdad de oportunidades
10.1.3.- La formación como instrumento para la igualdad de oportunidades.

10.2- El derecho al trabajo

10.2.1.- Concepto de trabajo


10.2.2.- El trabajo como derecho
10.2.3.- Derechos sociales referidos al trabajo
10.2.4.- El trabajo como vínculo social

10.3.- El derecho al desarrollo

10.3.1.- Vertiente individual y colectiva del derecho al desarrollo.


10.3.2.- La cooperación internacional para el desarrollo de los pueblos
10.3.1.- La educación y la como base para el desarrollo de los pueblos

10.4.- El derecho a un medio ambiente sano


Introducción
Es importante conocer qué se entiende por igualdad y derivado de esto la igualdad de
oportunidades. El principio de igualdad ocupa un lugar muy importante en la filosofía política y
contemporánea y a pesar de que es algo muy extendido, la verdad es que no siempre se dice
lo mismo o se entiende lo mismo cuando hablamos de igualdad, pero lo que si podemos decir
de este principio es que es un ideal político popular.
En el principio de igualdad lo que interesa es entender esta igualdad como un ideal a
alcanzar y considerarle como uno de los principios que sirven para justificar o criticar una
sociedad determinada. En este ideal a alcanzar aparece la formación con un papel decisivo.
El concepto de educación va cambiando y ampliándose adaptándose a las nuevas exigencias
del hombre inmerso en una sociedad plural y cambiante, de tal forma que ya no podemos
pensar solamente en un tipo de educación que se acaba cuando el hombre o el joven
abandona la escuela, sino que se extiende a lo largo de toda la vida. La educación va
compartiendo terreno con una formación, formación que va a permitir al hombre una serie de
conocimientos y una preparación para adaptarse a las nuevas necesidades de una sociedad
plural y cambiante. Toda persona tiene derecho a esta formación, toda persona tiene derecho
a una preparación para la vida, es la formación el elemento clave para la igualdad de
oportunidades, sin distinción de sexo, raza, religión o ideas políticas.
La formación ayuda a igualar una serie de deficiencias y dar a todos una oportunidad para
el desarrollo tanto individual como profesional.
El desarrollo humano es un proceso que conduce a la consecución de una serie de
aspiraciones como tener una larga vida y saludable, poder adquirir conocimientos y poder
tener acceso mediante el trabajo a los recursos necesarios para elevar el nivel de vida y
disfrutar de un ambiente sano y saludable. La formación es el instrumento clave para
conseguir estas aspiraciones, permite un desarrollo individual y humano proporcionándole los
medios para modelar libremente su vida y participar en la evolución de la sociedad.
La formación no ha de estar basada y encaminada solamente a la formación de buenos
profesionales y en el desarrollo económico, sino que ha de estar fundamentada también el
desarrollo humano y social, e inspirada en el respeto de los valores y los derechos humanos
siendo estos los pilares básicos para la construcción de una sociedad más justa e igualitaria.
El derecho a la formación está muy relacionado con el derecho al trabajo ya que la
población laboral depende enormemente de la formación arrancando de aquí muchas de las
diferencias y dificultades para acceder a un primer trabajo. A su vez será a través de la
población laboral, del trabajo en definitiva, de quien dependa el nivel de vida y el desarrollo de
los pueblos entendiendo éste como el proceso de expansión de las capacidades humanas
tanto individuales como comunitarias. En este proceso la ciencia y la formación son los
motores del progreso de los pueblos. Pero este progreso no puede perjudicar otro derecho de
los hombres y es el derecho a un medio ambiente sano y saludable.
El deterioro del medio ambiente no es principalmente un problema técnico, ya que si así
fuese no habría surgido de modo tan agudo en las sociedades tecnológicamente más
avanzadas. No se origina en la incompetencia científica o técnica, ni en la insuficiencia de la
educación científica o técnica, ni en la falta de información, ni en la falta de dinero para la
investigación. Son los intereses económicos de las grandes empresas de los países más
ricos, las políticas insolidarias del primer mundo, la falta de transparencia y corrupción de
algunos dirigentes de los países en vías de desarrollo parecen ser las causas más
importantes. Para solucionar esto se necesita un cambio en las actitudes personales y la
modificación de escalas de valores para instaurar un nuevo orden sostenible. Esta
sostenibilidad necesita la adopción de valores como la justicia, la solidaridad, respeto de la
naturaleza, la identidad personal, respeto a las costumbres y creencias. En definitiva una
educación en derechos humanos.
Este es un tema que abarca distintos aspectos, por un lado la formación, la igualdad de
oportunidades, el trabajo, el desarrollo de los pueblos y a su vez que ese desarrollo sea
sostenible. El alumno a la hora de estudiarlo además de tratar y estudiar cada uno de los
aspectos por separado ha de ser capaz de relacionarlos desde la perspectiva unitaria Debe
leer detenidamente cada uno de los apartados conocer los aspectos más importantes de
cada uno y después hacer una reflexión conjunta como un todo unitario.
Tema 10.- EL DERECHO A LA FORMACIÓN Y AL TRABAJO COMO PILAR DE LA IGUALDAD DE
OPORTUNIDADES Y EL DESARROLLO DE LOS PUEBLOS

10.1.- Concepto de formación y dimensiones desde el enfoque de los derechos


humanos

El concepto de formación arranca de multitud de pensamientos y acepciones en muy


distintas direcciones suscitando multitud de ideales, siendo difícil hacerse una clara
imagen del concepto del mismo y un enfoque distinto ya que es un término utilizado
desde distintas disciplinas y cada una de ellas le da un cariz y un enfoque distinto. Se
puede tomar desde dos sentidos, uno activo y otro pasivo, es decir como un proceso de
formación y como el resultado del mismo; desde un enfoque interior, y otro exterior;
desde un enfoque humanístico y profesional. Sea cual sea el enfoque o los sentidos del
la formación de una forma general que engloba a todos podemos decir que la formación
“designa aquellas actividades y procesos mediante los cuales el hombre debe ser
elaborado a partir de un estado tosco y natural”. (Albert Gómez, 2002:11)

Honore la define como la capacidad de transformar en experiencia significativa los


acontecimientos cotidianos generalmente sufridos, en el horizonte de un proyecto
personal y colectivo (Honore, B 1980).

Se cual sea sus definición la formación concierne al porvenir del hombre de una manera
profunda y radical designa algo que se tiene, algo adquirido, algo de valor para el que
dispone de ello, por este motivo la formación debe ser y es un derecho del ser humano.

Desde el punto de vista de los derechos humanos es importante abordar la formación


desde dos enfoques uno el interior y otro exterior, ya que es la unión de ambos enfoques
la que la hace merecedora de ese derecho humano.

Desde el interior la formación supone una función evolutiva, a través de la cual el


hombre se compromete a una evolución, es una dimensión característica de la persona,
como fuente de personalización y como fuente de proyectos dedicados al
enriquecimiento de la persona contribuyendo a su libertad y autonomía.

La interioridad de la formación ayuda al hombre a ser feliz, a encontrar su identidad, a


estar a gusto con lo que hace, a sentirse bien con lo que le rodea, pensar en los demás,
vivir bajo los cánones de la libertad el respeto y la tolerancia.

La dimensión externa de la formación esta más directamente enfocada al ambiente


laboral y profesional. Desde esta dimensión la formación se definiría como: Una
metodología sistemática y planificada, destinada a mejorar las competencias técnicas y
profesionales de las personas, a enriquecer sus conocimientos, a desarrollar sus
aptitudes y a mejorar sus capacidades, encaminado a conseguir un puesto de trabajo y
mejorar en el mismo.” (Albert Gómez, M.J. 2002:13).

Desde cualquier punto de vista la separación estos dos enfoque no tendrían sentido, pero
desde el de los derechos humanos, menos todavía ya que el hombre como persona tiene
dos vertientes una individual otra social, y los derechos humanos han de velar por ellas,
tanto como miembro independiente con unos derechos y libertades y como ser social y
miembro de la comunidad en la que vive.

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Tema 10.- EL DERECHO A LA FORMACIÓN Y AL TRABAJO COMO PILAR DE LA IGUALDAD DE
OPORTUNIDADES Y EL DESARROLLO DE LOS PUEBLOS

10.1.1.- El derecho a la formación

El derecho a la formación tiene su base en el derecho a la Educación. A modo de


recordatorio señalaremos como el derecho a la educación está considerado como un
derecho de la tercera generación. Es a comienzos del siglo XX cuando surge la
conciencia no solo de la importancia de los derechos culturales, sino de la necesidad de
una generalización del derecho a la educación. Será a mediados del siglo XX cuando se
positiviza este derecho en Constituciones y Declaraciones Internacionales. Según este
derecho la educación debe orientarse hacia el pleno desarrollo de la personalidad
humana y del sentido de su dignidad. Conviene así mismo en que la educación debe
capacitar a todas las personas para participar en una sociedad libre.

En un mundo plural como el nuestro en el que no existe, un modelo ideal de sociedad,


ni un modelo de educación unánimemente aceptado y compartido, debe existir un
núcleo de valores para la educación que sirvan de criterios. Es después de la
Declaración Universal de los Derechos Humanos, cuando parece existir un núcleo de
valores para la educación de una ciudadanía cosmopolita universalmente consensuables,
que pueden servir de criterio para precisar las exigencias de la educación.

El artículo 26.2 de la Declaración dice, al fijar los objetivos de la educación, que “La
educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana y el
fortalecimiento del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales;
favorecerá la comprensión, la tolerancia y la amistad entre todas las naciones y todos
los grupos étnicos o religiosos y promoverá el desarrollo de las actividades de las
Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz”.

Este punto nos puede servir como referencia o punto de partida para llegar a ese derecho
importantísimo para el hombre como es el derecho a la formación. Veamos porqué.

El concepto de educación va cambiando y ampliándose adaptándose a las nuevas


exigencias del hombre inmerso en esa sociedad plural, de tal forma que ya no podemos
pensar solamente en ese tipo de educación que se acaba cuando el hombre o el joven
dejan la escuela, sino que se extiende a toda la vida.

La educación para toda la vida se presenta como una de las claves para el progreso en el
siglo XXI. Esta noción va más allá de la distinción tradicional entre educación básica y
educación permanente, destacándose la necesidad de volver a la escuela para afrontar
las novedades que surgen tanto en la vida privada como en la vida profesional

Esa educación ha de ceñirse también a una sociedad industrial, tecnológica y cambiante


que precisa de profesionales cualificados y especializados. De esta forma llegamos al
derecho no ya a la educación sino al derecho a la formación del hombre, basada, desde
su enfoque interior, en la dignidad de la persona, como un derecho inalienable del
hombre o persona por el hecho de serlo sin distinción de sexo, raza, religión etc. que
aspire al pleno desarrollo de la personalidad humana, y desde el exterior como ese
derecho para conseguir puesto de trabajo que le permita desarrollar sus capacidades y
llevar una vida digna y participar en el desarrollo de la sociedad como miembro activo

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Tema 10.- EL DERECHO A LA FORMACIÓN Y AL TRABAJO COMO PILAR DE LA IGUALDAD DE
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En esta sociedad se van perfilando distintas necesidades que deben tener respuesta, la
necesidad de una formación continua del hombre que le permite adaptarse a las
necesidades que le van surgiendo a lo largo de su vida tanto desde un punto de vista
profesional como personal es un hecho.

La formación es el instrumento para el desarrollo humano y este es un proceso que


conduce a la ampliación de las opciones de que disponen las personas para mejorar sus
calidad de vida, estas tres opciones son: tener una larga vida y saludable, poder adquirir
conocimientos y poder tener acceso a los recursos necesarios para disfrutar de un nivel
de vida decoroso y participar en la evolución de la sociedad de la que forma parte. . Si
no se dispone de estas tres opciones, muchas de otras oportunidades son casi
inaccesibles.

La formación como derecho no debe servir únicamente para dotar al mundo de personas
muy preparadas y cualificadas en todas las técnicas que la sociedad va demandando, no
se dirige como hemos dicho al hombre como agente del desarrollo sino como finalidad
del mismo. La formación como derecho ha de permitir desarrollar el talento que cada
persona lleva dentro, encaminado a conseguir a un desarrollo interior y exterior ambos
respetuosos con el medio ambiente humano y natural y la diversidad de tradiciones y
culturas.

10.1.2.- La igualdad de oportunidades

La igualdad de oportunidades está basada en el principio de igualdad. Veamos que se


entiende por principio de igualdad desde los derechos humanos

La Constitución de 1978 se refiere a la igualdad en tres diferentes sentidos pero


relacionados entre sí :

En el primero se refiere a la igualdad como valor superior del ordenamiento jurídico en


el artículo 1.1 “España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho,
que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la
justicia, la igualdad y el pluralismo político”.

En segundo lugar se refiere a la igualdad en el artículo 9.2 al decir que “Corresponde a


los poderes públicos promover las condiciones para que la libertad y la igualdad sean
reales y efectivas”.

Por último se hace referencia a la igualdad en el artículo 14 al decir que “los españoles
son iguales ante la ley, sin que puede prevalecer discriminación alguna por razón de
nacimiento, raza, sexo o religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia
personal o social” es decir lo que se llama igualdad ante la ley, que es la que nos
interesa en este momento, junto con la llamada igualdad de oportunidades.

Cuando hablamos de que todos los hombres somos iguales no nos estamos refiriendo a
que todos tienen más o menos las mismas capacidades o talento sin distinción de sexo o
raza, ya que es verdad que existen diferencias entre los hombres y es muy difícil
encontrar dos personas que tengan las mismas cualidades. A lo que este principio se
refiere es que todos los hombres son iguales ante ley. El principio de igualdad no es un

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principio descriptivo de la realidad social, sino que es una exigencia del pensamiento
político contemporáneo que nos indica como deben ser los hombres en una sociedad
justa. (Muguerza y otros 1989).

Esta claro que existen unos límites del principio de igualdad ya que la existencia de
unos límites en el ejercicio de los derechos humanos, es algo totalmente aceptado, y
compartido por las distintas líneas doctrinales de los derechos humanos. Así la
Declaración de derechos del hombre y del ciudadano afirma en el artículo 4 :

“El ejercicio de los derechos naturales de cada hombre no tiene más límites que los que
aseguran a los demás miembros de la sociedad el goce de estos mismos derechos. Estos
límites solo pueden ser determinados por la ley”(Labrada Rubio 1998 pp-192). Por
tanto uno de los límites de los derechos humanos es el que roza con los derechos ajenos

En el caso de los derecho de igualdad, además de los límites de cualquiera de los


derechos humanos podemos decir sencillamente que los límites del principio de
igualdad rozan con lo que se llaman los límites naturales.

El principio de igualdad no puede exigir la igualdad en todas las propiedades naturales


ni en todas las posiciones fácticas en las que se encuentra el individuo, hay diferencias
como las de tipo de salud, inteligencia, belleza que pueden ser reducidas, o
compensadas, pero como hemos dicho su eliminación tropieza con límites naturales.
De lo que se trata es que todos los ciudadanos tengan las mismas oportunidades de
salida, adaptadas a sus posibilidades sin ningún tipo de discriminación, lo que consigan
en su vida va a ser producto de una serie de situaciones como características, esfuerzo,
perseverancia, pero nunca pueden darse las diferencias desde el punto de salida o la
línea de meta.

Para conseguir esa igualdad de oportunidades no solo nos interesa la igualdad jurídica
de la que ya hemos hablado y que esta admitida en la mayoría de los países de cultura
occidental, sino también de la igualdad diaria que permita avanzar a la vez tanto a
hombres como mujeres, blancos y negros, ateos o religiosos, es el principio de la
igualdad del día a día, el principio que se ejerce al buscar trabajo, o al querer ejercer un
derecho como es el de la educación, la formación o la sanidad.

Dada su complejidad El derecho a la igualdad y dentro de él, la igualdad de


oportunidades, es uno de esos derechos que aún estando positivizado y legislado, su
ejercicio deja mucho que desear y es uno de los que con más frecuencia se violan aún en
las sociedades occidentales y culturales internacionalmente aceptadas. El carácter
normativo del principio de igualdad sostiene que debemos evaluar a las personas como
individuos en vez de amontonarlas simplemente como mujeres y hombres o distintas
razas, si queremos descubrir como son realmente, y debemos aceptar que los roles estén
ocupados por hombres y mujeres flexibles para que la gente puede hacer aquello para lo
cual está capacitada, es decir hacer realidad la igualdad de oportunidades.

La igualdad de oportunidades ha de ser un ideal a alcanzar. Lo que interesa en este


principio es entender esta igualdad como un ideal a alcanzar y considerarle como uno de
los principios que sirven para justificar o criticar una sociedad determinada.

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10.1.3.- La formación como instrumento para a la igualdad de oportunidades

La formación, como hemos dicho, no ha de estar basada y encaminada solamente a la


formación de buenos profesionales y en el desarrollo económico, sino que ha de estar
fundamentada también en el desarrollo humano y social siendo esto importante para la
construcción de una sociedad más justa e igualitaria.

Podemos señalar la formación como un pilar en la defensa de igualdad de


oportunidades, ya que la formación reduce distancias entre las personas dándoles a
todos las mismas oportunidades de avanzar, sea cual sea su sexo, etnia o religión.

Uno de los casos a destacar en el tema de la igualdad es la diferenciación que se da entre


hombres y mujeres. A pesar de que estas diferencias en algunos países van siendo cada
vez más pequeñas, hay otros en los que esta diferencia es total.

La Cuarta Conferencia Mundial sobre la mujer, celebrada en Beijing en septiembre de


1995 señala las diferencias existentes entre el hombre y la mujer en materia de
educación y de formación, considerando esta diferencia como un ataque contra los
derechos humanos. Esta Conferencia considera que la denegación de la igualdad con los
hombres de que aún son víctimas las mujeres en la mayoría de las regiones del mundo
constituye en este siglo XXI por su amplitud y gravedad un ataque contra los derechos
humanos. Por este motivo considera que la comunidad internacional tiene el deber de
hacer todo lo posible por abolir esas desigualdades. Dar a las muchachas y a las mujeres
una formación que les permita superar lo antes posible la distancia que les separa de los
hombres, para abrirles, en el trabajo, en la sociedad, en el terreno político, vías de
acción y acceso al poder, ha de ser no solo una exigencia ética si no una necesidad.
(Deelors 1996).

Pero no solo hemos de considerar la formación como un instrumento de igualdad de


oportunidades y para limar diferencias entre los hombre y las mujeres, (forma
intergrupal) sino también de forma intragrupal, es decir entre hombres y entre mujeres.

La formación contribuye a limar esas diferencias ya que va desarrollando a la persona


tanto a nivel profesional como humano, haciendo de ellas personas competitivas para la
sociedad y el momento que les ha tocado vivir.

Por último hemos de señalar que la formación ha de tener como meta en siglo XXI, el
desarrollo centrado en el ser humano, entendido este como el despliegue total de las
posibilidades humanas en el mundo entero. La formación en este siglo ha de ser un
proceso dinámico y complejo, que englobe las dimensiones económicas, políticas,
sociales, humanas, ecológicas y culturales. El desarrollo y la puesta en práctica del
derecho a la formación es en si mismo un paso importante para la defensa de la igualdad
de oportunidades, sin un derecho a la formación previo no podemos hablar de igualdad
de oportunidades.

En repetidas ocasiones oímos decir e incluso también es un derecho el de la igualdad de


oportunidades para ser promovidos dentro de su trabajo a categorías superiores, esto es
así pero antes debe existir el derecho a la formación que le va a permitir poder escalar
posiciones dentro de una sociedad cambiante y tecnificada como la nuestra. Si no damos
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a todos las mismas oportunidades de formación dentro o fuera de las empresas, no


servirá de nada tener el derecho a la promoción. Solo el derecho a la formación a lo
largo de toda la vida, desde el punto de vista personal como el profesional, garantiza la
igualdad de oportunidades.

10.2.- El derecho al trabajo

El derecho al trabajo es un derecho social fundamental ya que el trabajo constituye la


base del orden social y económico, que realizándose en un plano de justicia y
satisfaciendo la demanda de ocupación genera paz social y estabilidad. Lo contrario
provoca un estado de violencia y malestar general.

Antes de estudiar el derecho al trabajo es importante que veamos que se entiende por
trabajo y cuales son sus distintas funciones.

10.2.1.- Concepto de trabajo

La delimitación del concepto del trabajo es una tarea difícil, por varias razones. En
primer lugar debido a su naturaleza compleja y multifacético. Según su naturaleza al
estudiar al trabajo podemos estar haciendo referencia al trabajo como actividad o
conducta, al trabajo como situación o contexto, es decir los aspectos físico-ambientales
del trabajo y al trabajo como un fenómeno con significado personal y social. En
segundo lugar la definición de trabajo dependería de la disciplina desde la que se
estudiase ya que cada una de ellas lo describiría desde sus fundamentaciones teóricas y
empíricas. En tercer lugar, tanto en el lenguaje coloquial como en el de las ciencias
sociales se tiende a identificar el trabajo con otros términos, como empleo, ocupación o
puesto. Por último la perspectiva histórica, ya que el contenido y las representaciones
del trabajo han sido diferentes a través de las diversas culturas y épocas históricas.

El significado del trabajo en la sociedad actual está enraizado en las diferentes


representaciones que éste ha tenido a lo largo de la historia. El trabajo ha sido
conceptualizado de formas diferentes siendo éstas congruentes con las circunstancias
históricas, filosóficas, políticas, culturales, económicas y psicosociales propias de cada
cultura y época. Ha pasado a ser algo natural sin distinción entre el y el tiempo libre,
como algo indigno, como una actividad forzada, como algo bueno hasta llegar a un
derecho del hombre. Veamos un poco el paso de unas concepciones a otras hasta llegar
a nuestros días, donde se considera al trabajo como un derecho fundamental del hombre.

Uno de los problemas sobre el cual se ha venido discutiendo desde la antigüedad hasta
hoy día es el referido a la división entre trabajo manual e intelectual. La oposición al
trabajo manual al intelectual o vida contemplativa constituye el centro de un debate que
ocupa buena parte del interés reflexivo e intelectual que gira en torno al trabajo.
Aristóteles declaraba el trabajo manual como una actividad innoble, mientras que Platón
describía al trabajo manual, al operario como un ser deforme.

Por su parte el trabajo intelectual ha venido asociado con la antigüedad griega cuya
sociedad, preponderantemente, aboga por una vida contemplativa, que rechazaba
cualquier actividad manual por indigna y degradante propia de personas inferiores.

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(Watson, 1995:95). Pero la dedicación al trabajo o al ocio no era cuestión de preferencia


sino de derechos políticos. La sociedad Griega estaba dividida de un lado los esclavos,
artesanos libres y extranjeros, quienes debían de trabajar para subsistir, y de otro,
ciudadanos libres que no tenían que ocuparse de la subsistencia a través del trabajo. El
ocio era asunto de dignidad y patente de ciudadanía y el trabajo era una ocupación
considerada innoble y propia de esclavos. Estos antecedentes vinculaban el trabajo al
esfuerzo sacrificio, al sufrimiento, la vergüenza y el dolor.

El cristianismo introduce elementos nuevo e importante en el significado del trabajo, se


considera al trabajo de forma similar a como lo hacían los griegos y los romanos pero
añade la creencia de que el trabajo es producto del pecado original, es Dios quien
castiga al hombre por sus pecados, pero añade la idea de que el propio trabajo es la
forma de expiación de los mismos configurándose así una percepción positiva del
mismo. Desde este mismo enfoque cristiano empieza a generarse la idea de que a través
del trabajo puede conseguirse un excedente de bienes y servicios que serian compartidos
con los pobres.

En el marco de la influencia cristiana en el trabajo, con la emergencia del cristianismo


protestante producto de la reforma de Lucero, comienza a configurarse una percepción y
valoración positiva del trabajo en Occidente.

Este cambio de percepción respecto al trabajo constituye un paso fundamental que va a


servir de soporte al posterior desarrollo de la sociedad industrial, que permitió a Marx y
Weber, entre otros, hacer una reflexión sobre el papel del trabajo en el desarrollo de la
sociedad capitalista. Este hecho permite una relectura del trabajo desde una visión del
desarrollo moderno de las sociedades. Supone un paso de las visiones exclusivamente
morales y ético-religiosas del trabajo preponderantes hasta el feudalismo, hacia una
lectura más crítico-racional de sus implicaciones en la vida de las personas y en el
conjunto de las sociedades. (Carvajal Ruiz, S en Tejada, Jiménez y otros, 2007:8).

En la Revolución Industrial, el trabajo se convirtió en el medio dominante de


adquisición de bienes y servicios. Con el capitalismo la actividad económica, el éxito,
las ganancias materiales, se vuelven fines en sí mismas. El destino del hombre se centra
en contribuir al crecimiento del sistema económico, a la acumulación de capital no ya
para lograr la propia salvación, sino como fin en sí mismo.

Como se va a través de la historia, el trabajo ha tenido diferentes conceptualizaciones,


con una representación social diferente según la cultura, religión y situación
sociopolítica. El trabajo ha cambiado y se ha ido configurando a lo largo de los años
tanto en su concepción y representación social como en sus formas y contenidos.

Actualmente se tiende a considerar el trabajo no sólo como un instrumento para obtener


beneficios económicos, sino como actividad valorada intrínsecamente, en la medida en
que contribuye a la experiencia personal y el desarrollo del individuo constituyéndose
en un derecho fundamental para el hombre.

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10.2.2.- El trabajo como derecho

Considerando ya al trabajo como un derecho humano y desde la propia Declaración de


los Derechos Humanos , podemos definir el derecho al trabajo como una aspiración
social e individual del trabajador, moralmente válida, dinámica, por alcanzar un nivel de
vida adecuado para él y para su familia, garantizada por el Estado con acciones de
protección y promoción, que permitan la dignidad del trabajador y su familia, a través
de acciones normativas, políticas, sociales y culturales, que como mínimo aseguren el
pleno empleo, estabilidad laboral, salario justo y condiciones adecuadas de trabajo.

El trabajo es un derecho fundamental y un bien para el hombre, es un bien útil, digno de


él, porque es idóneo para expresar y acrecentar la dignidad humana. Tiene un carácter
de necesidad ya que es necesario para formar y mantener una familia, adquirir el
derecho a la propiedad y contribuir al bien individual y al de la sociedad. El derecho al
trabajo contribuye al desarrollo tanto individual del hombre como al desarrollo de los
pueblos.

Existe un extenso consenso en definir el trabajo como una actividad humana que
permite a las personas obtener los recursos para cubrir sus necesidades básicas de
existencia, y así poder vivir en el entorno en el que se encuentra. A su vez el trabajo es
un bien de todos, que debe estar disponible para todos aquellos capaces de él. La “plena
ocupación” es, por tanto, un objetivo obligado para todo ordenamiento económico
orientado a la justicia y al bien común. Una sociedad donde el derecho al trabajo sea
anulado o sistemáticamente negado y donde las medidas de política económica no
permitan a los trabajadores alcanzar niveles satisfactorios de ocupación, “no puede
conseguir su legitimación ética ni la justa paz social.

El derecho al trabajo viene recogido en declaraciones acerca de los derechos de los


individuales, de las responsabilidades de las organizaciones laborales y de la sociedad
en general con respecto a los individuos. Constituye el derecho de cualquier miembro de
la sociedad a tener no solo un empleo, sino un trabajo interesante y con sentido, a
participar en las decisiones concernientes a su trabajo, a una educación que le prepare
adecuadamente para el trabajo y a la actualización de sus conocimientos, si estos
quedaran desfasados en algún momento.

10.2.1.- Derechos sociales referidos al trabajo

Los derechos sociales referidos al trabajo se plasman en lo que se ha llamado derecho


laboral entendido como el conjunto de normas de obligatorio cumplimiento dirigidas a
regular las relaciones nacidas del contrato de trabajo entre empresario y trabajador.

El Derecho Laboral nace como consecuencia de las malas condiciones de trabajo a las
que a lo largo de la historia han estado sometidas las personas, primero los esclavos
durante la época de la Roma y la Grecia Clásicas, luego la situación de los siervos (casi
esclavos) durante la Edad Media y por último las pésimas condiciones de trabajo
durante la Revolución Industrial, en la que los trabajadores no tenían ningún tipo de
seguro social, la jornada era agotadora, se explotaba a mujeres y a los niños, los
salarios apenas alcanzaban para comer y no existían condiciones de seguridad e higiene
en el trabajo.

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Tema 10.- EL DERECHO A LA FORMACIÓN Y AL TRABAJO COMO PILAR DE LA IGUALDAD DE
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Hoy en día la situación ha cambiado algo, pero no obstante aún la situación actual del
trabajador, lo coloca en una posición susceptible de ser objeto de abusos tal y como
había sucedido durante la revolución industrial, que fue más que elocuente de lo que
pueden hacer los empleadores con sus empleados sino existiesen leyes que limiten sus
acciones. Es por ello que la ley toma posición para lograr equidad, estableciendo por
ejemplo que las condiciones de trabajo deben ser dignas, que deben respetarse horarios
de trabajo, impide o regula el trabajo de menores, concede vacaciones, pagas, un salario
mínimo vital, el derecho a agremiarse, el derecho de los gremios a la huelga, a concertar
convenios colectivos de trabajo, a recurrir a la conciliación y al arbitraje etc. En otro
caso el estado interviene para proteger a aquellos miembros del cuerpo social que se
hallan en situación de inferioridad y necesitan mayor atención por su estado de salud o
por su edad avanzada, concediéndoles seguro social, pensiones y jubilaciones.

Entre esos derechos sociales referidos al trabajo destacamos:

El derecho a una justa remuneración.- La remuneración es el instrumento más


importante para practicar la justicia en las relaciones laborales El salario es el
instrumento que permite al trabajador acceder a los bienes de la tierra: “La
remuneración del trabajo debe ser tal que permita al hombre y a su familia una vida
digna en el plano material, social, cultural y espiritual, teniendo presentes el puesto de
trabajo y la productividad de cada uno, así como las condiciones de la empresa y el bien
común.

El derecho a la huelga.- Se reconoce la legitimidad de la huelga “cuando constituye un


recurso inevitable, si no necesario para obtener un beneficio proporcionado”, después de
haber constatado la ineficacia de todas las demás modalidades para superar los
conflictos. La huelga, una de las conquistas más costosas del movimiento sindical, se
puede definir como el rechazo colectivo y concertado, por parte de los trabajadores, a
seguir desarrollando sus actividades, con el fin de obtener, por medio de la presión así
realizada sobre los patrones, sobre el Estado y sobre la opinión pública, mejoras en sus
condiciones de trabajo y en su situación social.

El derecho al descanso. Toda persona tiene derecho al descanso, al disfrute del tiempo
libre, a una limitación razonable de la duración del trabajo y a vacaciones periódicas
pagadas.

El derecho a ambientes de trabajo saludables y a procesos productivos que no


comporten perjuicio a la salud física de los trabajadores y no dañen su integridad moral.

El derecho a que sea salvaguardada la propia personalidad en el lugar de trabajo, sin


que sean “conculcados de ningún mudo en la propia conciencia o en la propia dignidad.

El derecho a subsidios adecuados e indispensables para la subsistencia de los


trabajadores desocupados y de sus familias.

El derecho a la pensión, así como a la seguridad social para la vejez, la enfermedad y en


caso de accidentes relacionados con la prestación laboral.

El derecho a previsiones sociales vinculadas a la maternidad.

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El derecho a reunirse y a asociarse La razón de ser de este derecho consiste en el


derecho de los trabajadores a formar asociaciones o uniones para defender los intereses
vitales de los hombres empleados en las diversas profesiones. Los sindicatos “se han
desarrollado sobre la base de la lucha de los trabajadores.

Las relaciones en el mundo del trabajo se han de caracterizar por la colaboración: el


odio y la lucha por eliminar al otro, constituyen métodos absolutamente inaceptables,
porque en todo sistema social son indispensables al proceso de producción tanto el
trabajo como el capital

A los sindicatos, además de la función de defensa y de reivindicación, le competen las


de representación, dirigida a “la recta ordenación de la vida económica”, y de educación
de la conciencia social de los trabajadores, de manera que se sientan parte activa, según
las capacidades y aptitudes de cada uno, en toda la obra del desarrollo económico y
social, y en la construcción del bien común universal.

El derecho de la mujer al trabajo.- Supone una defensa de la igualdad de oportunidades


el reconocimiento y la tutela de los derechos de las mujeres en este ámbito. Este derecho
pasa ineludiblemente por una igualdad de oportunidades para la formación necesaria
para acceder a un puesto de trabajo, por la estructuración del mismo de manera que sea
compatible, según elección personal, y no discriminatorio con funciones como la
maternidad.

La mujer aún en la actualidad está sometida a una serie de discriminaciones que ofenden
a la dignidad y vocación de la mujer en la esfera del trabajo siendo marginada
frecuentemente y reducida a la esclavitud y la explotación. La urgencia de un efectivo
reconocimiento de los derechos de la mujer en el trabajo se advierte especialmente en
aspectos como el acceso al mismo, la retribución, la seguridad y la previsión social.

Otro aspecto importante dentro de esos derechos sociales y sobre todo en el mundo del
trabajo es la protección del menor, el trabajo infantil. Se trata de la protección de los
niños frente a la explotación laboral. El trabajo de menores, en sus formas intolerables,
ha de ser evitado y perseguido ya que constituye una grave violación de la dignidad
humana de la que todo individuo es portador independientemente de la edad.

La emigración es otro aspecto social del trabajo a tener en cuenta .La inmigración puede
ser un recurso más que un obstáculo para el desarrollo. En el mundo actual, en el que el
desequilibrio entre países ricos y países pobres se agrava y el desarrollo de las
comunicaciones reduce rápidamente las distancias, crece la emigración de personas en
busca de mejores condiciones de vida, procedentes de las zonas menos favorecidas de la
tierra; su llegada a los países desarrollados, a menudo es percibida como una amenaza
para los elevados niveles de bienestar, alcanzados gracias a decenios de crecimiento
económico. Los inmigrantes, sin embargo, en la mayoría de los casos, responden a un
requerimiento en la esfera del trabajo que de otra forma quedaría insatisfecho, en
sectores y territorios en los que la mano de obra local es insuficiente o no está dispuesta
a aportar su contribución laboral.

Las instituciones de los países que reciben inmigrantes deben vigilar cuidadosamente
para que no se difunda la tentación de explotar a los trabajadores extranjeros,
privándoles de los derechos garantizados a los trabajadores nacionales, que deben ser

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asegurados a todos sin discriminaciones. La regulación de los flujos migratorios según


criterios de equidad y de equilibrio es una de las condiciones indispensables para
conseguir que la inserción se realice con las garantías que exige la dignidad de la
persona humana.

Estos derechos son frecuentemente desatendidos, como confirman los tristes fenómenos
del trabajo infraremunerado, sin garantías ni representación adecuadas. Con frecuencia
sucede que las condiciones de trabajo para hombres, mujeres y niños, especialmente en
los países en vías de desarrollo, son tan inhumanas que ofenden su dignidad y dañan su
salud. El reconocimiento de unas condiciones de trabajo que no atenten contra la
dignidad del hombre es algo importante a conseguir y mantener. En la sociedad que nos
toca vivir las formas de trabajo van cambiando pero lo que no debe de cambiar son sus
exigencias permanentes que las podemos resumir en el respeto de los derechos
inalienables de la persona que trabaja.

10.2.2.- El trabajo como vínculo social

El trabajo constituye la base del orden social y económico, que realizándose en un plano
de justicia y satisfaciendo la demanda de ocupación, generan paz, social y estabilidad,
provocando lo contrario un estado de violencia.

La capacidad propulsora de una sociedad orientada hacia el bien común y proyectada


hacia el futuro se mide también, y sobre todo, a partir de las perspectivas de trabajo que
puede ofrecer. El alto índice de desempleo, la presencia de sistemas de instrucción
obsoletos y la persistencia de dificultades para acceder a la formación y al mercado de
trabajo constituyen para muchos, sobre todo jóvenes, un grave obstáculo en el camino
de la realización humana y profesional. Quien está desempleado o subempleado padece,
en efecto, las consecuencias profundamente negativas que esta condición produce en la
personalidad y corre el riesgo de quedar al margen de la sociedad y de convertirse en
víctima de la exclusión social.

Además de a los jóvenes, este drama afecta, por lo general, a las mujeres, a los
trabajadores menos especializados, a los minusválidos, a los inmigrantes, a los ex-
reclusos, a los analfabetos, personas todas que encuentran mayores dificultades en la
búsqueda de una colocación en el mundo del trabajo.

El trabajo debe ser un vínculo social para eso el Estado debe promover políticas que
activen el empelo y favorezcan la creación de oportunidades de trabajo en el territorio
nacional, incentivando para ello el mundo productivo. El deber del Estado no consiste
solo en asegurar directamente el derecho al trabajo de todos los ciudadanos, ha de
respetar la libre iniciativa de las personas secundando la actividad de las empresas,
creando condiciones que aseguren oportunidades de trabajo, estimulándola donde sea
insuficiente o sosteniéndola en momentos de crisis.

Este vínculo social proporcionado por el trabajo no debe quedarse solo en un ambiente
nacional. Teniendo en cuenta las dimensiones que ha asumido el mundo del trabajo y
puesto que es un derecho de todos los habitantes del planeta, los Estados, mediante
tratados, acuerdos y planes de acción comunes han de salvaguardar el derecho al

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trabajo, ya que el trabajo humano es un derecho del que depende directamente la


promoción de la justicia social y de la paz civil.

La conservación del empleo depende cada vez más de las capacidades profesionales. El
sistema de instrucción y de educación no debe descuidar la formación humana y técnica,
necesaria para desarrollar con provecho las tareas requeridas. La necesidad cada vez
más difundida de cambiar varias veces de empleo a lo largo de la vida, impone
favorecer la disponibilidad de las personas a una actualización permanente y una
reiterada cualifica. Los jóvenes deben aprender a actuar autónomamente, a hacerse
capaces de asumir responsablemente la tarea de afrontar con la competencia adecuada
los riesgos vinculados a un contexto económico cambiante y frecuentemente
imprevisible en sus escenarios de evolución. Es igualmente indispensable ofrecer
ocasiones formativas oportunas a los adultos que buscan una nueva cualificación, así
como a los desempleados. En general, la vida laboral de las personas debe encontrar
nuevas y concretas formas de apoyo, comenzando precisamente por el sistema
formativo, de manera que sea menos difícil atravesar etapas de cambio, de
incertidumbre y de precariedad, por este motivo la formación constituye un gran aporte
al derecho del trabajo.

10.3.- El derecho al desarrollo

El derecho al desarrollo es un derecho reivindicable por parte de los individuos y de los


pueblos más pobres y oprimidos frente a los más ricos e industrializados. Sus múltiples
y diversas facetas se han ido desarrollando y perfilando a través de las sucesivas
conferencias mundiales organizadas por las Naciones Unidas en distintas ciudades y
países del mundo (Conferencia de Río de Janeiro, de Viena, de Copenhague, de El
Cairo, de Beijing, de Estambul, de Monterrey, de Johannesburgo, etc.).

El 4 de diciembre 1986 la Asamblea General de las Naciones Unidas, adopto la


Declaración sobre el Derecho al Desarrollo, (DDD) en la cual establece que “el derecho
al desarrollo es un derecho humano inalienable en virtud del cual todo ser humano y
todos los pueblos están facultados para participar en un desarrollo económico, social,
cultural y político en el que puedan realizarse plenamente todos los derechos humanos y
libertades fundamentales, a contribuir a ese desarrollo y a disfrutar de él” (art.1º)

Por su parte entendemos por desarrollo un proceso global económico, social, cultural y
político, que tiende al mejoramiento constante del bienestar de toda la población y de
todos los individuos sobre la base de su participación activa, libre y significativa en el
desarrollo y en la distribución justa de los beneficios que de él se derivan.

La apropia definición de desarrollo nos lleva a afirmar que el derecho al desarrollo es un


derecho que no debe estudiarse como un concepto aislado, independiente de todos los
derechos humanos. Este derecho parte de derechos de generaciones anteriores y
promueve una síntesis necesaria de otros derechos como el derecho a la paz, la libertad,
la seguridad, la justicia, etc.

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10.3.1 Vertiente individual y colectiva del derecho al desarrollo

El derecho al desarrollo posee tanto una dimensión individual como colectiva que han
de ir unida. En ambas vertientes hoy por hoy, podemos defender la tesis de la vigencia,
aunque limitada, y la plena legitimidad del derecho al desarrollo humano y sostenible
sobre la base de textos jurídicos internacionales elaborados principalmente en el marco
de las Naciones Unidas, por un lado, y, por otro, en base a la cultura y la filosofía de los
derechos humanos y fundamentales, y los valores con vocación universalista en que se
inspiran. Asimismo, debe tenerse en cuenta la satisfacción de las necesidades básicas y
humanas, como la alimentación, el agua potable, la vivienda, la salud o la educación,
aunque el modo de satisfacerlas pueda variar según el contexto histórico y cultural en el
que los distintos grupos e individuos se desarrollen. La satisfacción de estas necesidades
es condición ineludible para que todo individuo pueda estar en condiciones de ejercer y
disfrutar de todos los derechos humanos y libertades fundamentales.

De este modo, todo individuo debe estar en condiciones de poder desarrollar al máximo
sus capacidades y sentirse libre y digno de sí mismo. Por esta razón, la meta final
consiste en lograr el máximo bienestar humano y hacer realidad la dignidad para todos,
sin discriminación, y no sólo para unos pocos privilegiados. En este sentido, el
desarrollo es un derecho humano que engloba el conjunto de los derechos humanos y
pone de manifiesto la universalidad, interdependencia e indivisibilidad de dichos
derechos, tal y como afirma la Declaración y Programa de Acción de Viena de 1993,
fruto de la Conferencia Mundial de Derechos Humanos celebrada en dicha ciudad. Esta
interpretación está en consonancia con lo dispuesto en los preámbulos de los Pactos
Internacionales de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales y de los Derechos
Civiles y Políticos, adoptados en el marco de las Naciones Unidas en 1966, cuando se
afirma lo siguiente:

"que, con arreglo a la Declaración Universal de Derechos Humanos, no puede realizarse


el ideal del ser humano libre, en el disfrute de las libertades civiles y políticas y liberado
del temor y de la miseria, a menos que se creen condiciones que permitan a cada
persona gozar de sus derechos civiles y políticos, tanto como de sus derechos
económicos, sociales y culturales".

Entre los objetivos de un derecho al desarrollo así concebido figura el mejorar el


bienestar, la dignidad y la calidad de vida de todos los seres humanos, así como lograr
una mayor igualdad económica y social, atendiendo especialmente a las necesidades de
los individuos y grupos más vulnerables, y respetando la diversidad cultural. Para ello,
debe erradicarse la pobreza, en tanto que objetivo primordial, y todos los Estados deben
ratificar todos los tratados relativos a los derechos humanos sin reservas. Asimismo, los
poderes públicos y privados deben ser controlables y fiscalizables por medios
democráticos y deben rendir cuentas de sus actividades de manera transparente, de
modo que pueda verificarse si se han ajustado o no a la ley, facilitando así la lucha
contra la corrupción y la criminalidad.

También puede considerarse como objetivo del desarrollo el logro de una paz justa en la
que se respeten y protejan todos los derechos humanos para todos, pues de lo contrario
sería una paz aparente que oculta una situación de opresión y violencia ejercida desde
los poderes dominantes. Ésta es la mejor garantía de la seguridad para todos, a la cual
debe unirse un desarme progresivo que disminuya la capacidad de amenazar y destruir,

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y que libere recursos económicos y humanos para actividades pacíficas. Además, el


desarrollo debe ser sostenible, es decir, las generaciones futuras deberían heredar y
disfrutar de nuestro planeta en las mismas condiciones que las generaciones presentes y,
si es posible, aún mejor y más equitativamente. (Angulo Sanchez, 2005)

Cuando hablamos del derecho al desarrollo tanto individual como al de los pueblos,
estamos hablando de un desarrollo que va mucho más allá de lo puramente material,
abarcando también consideraciones sociales, ya que un verdadero desarrollo solo
pueden entenderse en el marco del respeto a otros derechos humanos básicos como la
libertad humana, ya que no hay verdadero desarrollo allí donde existe prosperidad
económica pero no se respetan los derechos humanos.(De Castro Cid, 2003:216)

El derecho al desarrollo tanto individual como de los pueblos, debe tener al ser humano
como objetivo principal y debe estar basado en la dignidad de la persona y en la
participación activa de los individuos y colectividades, en el pleno ejercicio de los
derechos humanos y las libertades civiles, sin ningún tipo de discriminación.

Al hablar del derecho al desarrollo de los pueblos, podría pensarse de ser un derecho
eminentemente de carácter colectivo porque al hablar de los pueblos pensamos
principalmente en regiones, países e incluso continentes, pero la idea que debe
preponderar desde el enfoque de los derechos humanos, es el de una perspectiva tanto
individual como social. La parte más individual referida principalmente al
perfeccionamiento humano acorde con los requerimientos de la dignidad humana y el
social encaminado a la prosperidad colectiva.

En el marco de la ONU se inició, tras la descolonización y la creación de nuevos


Estados, la concepción de un nuevo desarrollo alternativo, que en un principio poseía un
marcado carácter economicista y que ha evolucionado para presentarse como un
desarrollo centrado en el ser humano y en los grupos en que convive. Se trata de un
desarrollo basado en la universalidad, interdependencia e indivisibilidad de los derechos
humanos, incluidos los medioambientales, y los intereses de los más desfavorecidos.

El derecho al desarrollo, se unen tanto en su dimensión individual y en la social. Así en


su dimensión individual mas específica, como hemos dicho, consiste en el derecho de
cada cual a poder desarrollar al máximo sus capacidades, para disfrutar plenamente de
todos los derechos humanos y libertades fundamentales. Por tanto, resulta exigible la
creación de condiciones políticas, jurídicas, económicas, sociales y culturales que
permitan ese desarrollo pleno de capacidades y habilidades. La creación de estas
condiciones nos remarca la importancia de la dimensión social del desarrollo en la cual
se le considera como un proceso de mejora permanente del bienestar y de la calidad de
vida de todos de manera justa y equitativa. Además el derecho al desarrollo entraña
asimismo el derecho a una vida digna y por ello abarca el conjunto de los derechos
humanos, individuales y colectivos, interpretados y aplicados de manera
complementaria, de modo que se refuercen unos a otros.

De forma general el derecho al desarrollo se trata de un derecho reivindicable por parte


de los individuos y de los pueblos, generalmente de los más pobres frente a los más
ricos, cuyo antecedente inmediato fue, durante los años 60 y 70, la exigencia de un
Nuevo Orden Económico Internacional (NOEI), con el propósito de lograr un
intercambio económico y comercial más equitativo. Esto exige, a la comunidad

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internacional en su conjunto y especialmente los países más ricos, el deber no sólo de


no obstaculizar el proceso de desarrollo de los países en vías de desarrollo, sino de
cooperar e impulsar activamente dicho proceso. El motor de dicha cooperación lo
constituye la Asamblea General de las Naciones Unidas, foro de debate en el que los
países del Tercer Mundo disponen de una representatividad a la hora de votar y tomar
decisiones, recomendaciones o resoluciones de la que carecen en otras organizaciones
como la OMC, el Banco Mundial o el FMI.( Angulo Sánchez, 2005).

El derecho al desarrollo, a su vez, presenta una doble versión, por una parte se conforma
como un derecho y por otra como un deber. La persona humana es el sujeto central del
desarrollo y debe ser el participante activo y el beneficiario del derecho al desarrollo,
pero a su vez todos los seres humanos tienen, individual y colectivamente, la
responsabilidad del desarrollo, teniendo en cuenta la necesidad del pleno respeto de sus
derechos humanos y libertades fundamentales, así como sus deberes para con la
comunidad, único ámbito en que se puede asegurar la libre y plena realización del ser
humano, y, por consiguiente, deben promover y proteger un orden político, social y
económico apropiado para el desarrollo.

Pero si la persona humana es el sujeto de cualquier modelo de desarrollo, son los


Estados, quienes tienen la principal obligación de velar por la implementación de
modelos que respeten los derechos humanos de sus ciudadanos, derechos que no solo
son los civiles y políticos, sino también los sociales, económicos y culturales, “Los
Estados tienen el derecho y el deber de formular políticas de desarrollo nacional
adecuadas con el fin de mejorar constantemente el bienestar de la población entera y de
todos los individuos sobre la base de su participación activa, libre y significativa en el
desarrollo y en la equitativa distribución de los beneficios resultantes de éste.( Art 2
DDD).

En definitiva, la idea que debe orientar ambas vertientes debe ser clara: tras la
concepción de un derecho al desarrollo como derecho humano figura la aspiración de
que la libertad y la dignidad deben estar al alcance de todos los seres humanos y no sólo
de unos pocos privilegiados. Además, debe ser realizable, es decir, deben crearse las
condiciones para que todos puedan satisfacer sus necesidades legítimas y realizar sus
proyectos o planes de vida igualmente legítimos. Asimismo, deben tenerse en cuenta no
sólo las generaciones presentes, sino también las futura. (Angulo Sánchez, 2005).

10.3.2.- La cooperación internacional para el desarrollo de los pueblos

El profesor Escamez hace un estudio, muy interesante, sobre este apartado que nos
parece muy esclarecedor, lo reproducimos textualmente.

“La Cooperación internacional para el desarrollo de los pueblos se legitima desde el


valor fundamental de la ética: la dignidad de la persona. La dignidad de toda persona y
el valor de la vida exigen el compromiso ético de olvidar egoísmos e insolidaridades y
de enfrentarse a la violencia de la muerte. Amar la vida es luchar por las condiciones de
su posibilidad, cuando se ven afectadas o se quiebran en algún lugar del mundo. La
cooperación para el desarrollo de los pueblos es una expresión de ese movimiento por la
vida, puesto que la miseria y el hambre producen millones de muertos.

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La cooperación para el desarrollo de los pueblos ha tenido históricamente tres


referentes. El primero es la cooperación para el crecimiento económico, y así el
desarrollo ha estado vinculado al crecimiento productivo. Sin crecimiento económico
acelerado, no son posibles ni el desarrollo ni la eliminación de la pobreza. El desarrollo,
desde este punto de vista, está asociado esencialmente a la modernización tecnológica
de los países con los que se colabora, por lo que es necesaria la transferencia de
conocimientos y patentes como bienes fundamentales de la cooperación.

El segundo referente del desarrollo es el crecimiento económico con equidad social; no


basta con crecer, sino que es preciso distribuir para atender a las necesidades básicas de
todos los ciudadanos. La productividad sólo tiene sentido ético si es un camino hacia la
equidad. Sólo la modernización productiva, con justicia social, manifiesta el desarrollo
de los pueblos. La ayuda internacional, desde este planteamiento, puede tener un poder
disuasorio, entendido como el principio de condicionalidad: se ayuda a aquellos países
que se comprometen a modificar radicalmente las estructuras políticas y económicas
para que los beneficios lleguen a todos los ciudadanos, especialmente a los más pobres,
la gobernabilidad es tal vez el factor más importante para erradicar la pobreza y
promover el desarrollo.

Existe un concepto erróneo, muy extendido, en el sentido de que el desarrollo humano trata únicamente
de resultados económicos y sociales, tales como reducir la pobreza y mejorar la salud y la educación.
Aunque estos resultados son importantes para el desarrollo humano, su objetivo es mucho más amplio:
Fomentar La libertad, el bienestar y la dignidad de la persona en todas partes. (PNUD, 2002, 52-53).

En la actualidad, el desarrollo se entiende preferentemente como el proceso de


expansión de las capacidades humanas, tanto individuales como comunitarias (Sen,
2000). El principio de condicionalidad ha sido sustituido por el principio de
responsabilidad compartida. Así, la cooperación para el desarrollo es entendida como la
puesta en práctica de proyectos que se ejecutan en común por los donantes y por
quienes reciben la ayuda. El acento se pone en los países que reciben ayuda
internacional desarrollen las capacidades personales y productivas de sus miembros,
mediante la educación y la salud, y profundicen en los cambios políticos necesarios para
el ejercicio de las libertades”. (Escamez Sánchez, J, 2004:93-94)

10.3.3.- La educación y la formación como base para el desarrollo de los pueblos

En este apartado señalaremos dos aspectos importantes para el desarrollo de los pueblos
por un lado la educación y por otro la formación. El enfoque es por un lado la vertiente
interna o ética desde la educación y por otro la parte de formación tanto desde un punto
de vista individual, para el perfeccionamiento del hombre, como de un enfoque social
para el progreso y beneficio de la sociedad en la que vive, desde la formación.

Desde esa vertiente educativa seguimos mencionando al profesor Escamez. (Escamez


Sánchez, J, 2004:94-95) que nos habla de la importancia de la educación para el
desarrollo de los pueblos, repetimos textualmente. Según el citado autor “las prácticas
educativas para la cooperación al desarrollo de los pueblos tienen que centrarse en
cuatro líneas de acción: la deliberación sobre la cooperación internacional se legitima
desde dos razones de justicia; el fomento del cosmopolitismo; la persuasión de que los
bienes de la tierra son bienes sociales y la visión internacionalista de los problemas.

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La deliberación sobre la cooperación internacional desde la perspectiva de la justicia,


lleva al descubrimiento de las trampas que, a veces, se encuentran detrás de tan hermosa
declaración: los intereses de política exterior y de seguridad o simplemente los intereses
económicos de los países donantes. Ello invita a fortalecer en los estudiantes las
capacidades de la deliberación ética para no caer en la trampa de las grandes palabras.
La ética tiene que estar en el centro de la cooperación para el desarrollo. (Gouler, 1999).
El hecho incontrovertible e importante es que la gente muere de hambre y de
enfermedades, cuando el hambre y esas enfermedades son evitables, y esa es una
situación de violencia estructural que los países ricos ejercen sobre los países pobres, al
menos indirectamente.

El proyecto de forjar una ciudadanía cosmopolita puede convertir al conjunto de los


seres humanos en una comunidad. Se abre paso la postura de quienes defienden como
necesaria la formación de identidades morales individuales, nuevas y complejas, que
respondan a un ideal de ciudadanía múltiple: personas que se vean como miembros de
una comunidad étnica, local o nacional, pero también como seres humanos con
responsabilidades sobre los demás. La democracia del futuro debe permitir a los
ciudadanos cosmopolitas ganar importancia como mediadores entre tradiciones
culturales y discursos diferentes, buscando significados compartidos que posibiliten el
entendimiento de las gentes de los pueblos.

Los bienes de la tierra son bienes sociales que tienen que se socialmente distribuidos. Y
no solo en un país, sino en el conjunto de la humanidad, que afín de cuentas es la que
los produce (Cortina, 2003). La interdependencia es la clave de la producción, aunque
personas y países sigan aferradas a la falsa ideología del individualismo posesivo, sigan
convencidos que los productos son suyos. Walter (1993) enumera en las esferas de la
justicia, doce bienes, que tendrían que ser compartidos por todos los habitantes de
nuestro planeta: La pertenencia a una comunidad política, la educación, la seguridad y
el bienestar, el dinero y los productos del mercado, los cargos y puestos de
responsabilidad, el trabajo, el tiempo libre, el poder político, la autoestima, los
beneficios de la tecnología, el reconocimiento social, la igualdad; todos estso9 bienes
podrían articularse en lo que se puede llamar las condiciones de libertad que permiten el
desarrollo de las capacidades de las personas para llevar adelante una vida feliz.

En una aldea global, el egoísmo es una actitud pasada de moda como lo son las
pequeñas endogamias, los vulgares nepotismos, la defensa de los míos, los nuestros sea
en la política, en la economía, en la universidad o en el hospital. Ante retos universales,
no cabe sino la respuesta de una actitud ética universalista que tenga por horizonte, para
la toma de decisiones, el bien universal, aunque sea preciso construirlo desde el bien
local. Es necesaria una educación de talante mundialista: para ser integrante de una sola
nación, el Planeta, habitada por unos seres con igualdad de derechos y deberes: la
humanidad, sin ningún tipo de exclusiones. (Colóm 2000).

No solo la educación puede ayudar al desarrollo de los pueblos, la formación tiene a su


vez un papel muy importante. Hemos visto, en apartados anteriores, como la formación
tiene una dimensión interna y otra externa. Ahora añadimos la dimensión individual y
la dimensión social. Desde la individual se busca el perfeccionamiento del hombre
como persona en su vertiente tanto interna como externa y desde la dimensión social,
desde la formación se busca y se contribuye al desarrollo de los pueblos.

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El mundo ha experimentado durante los últimos cincuenta años un auge económico sin
precedentes, estos avances se deben ante todo a la capacidad del ser humano de dominar
y organizar su entorno en función de sus necesidades. La ciencia y la formación de la
población son los motores del progreso económico de los pueblos.

La riqueza mundial ha aumentado considerablemente desde 1950, desde la segunda


revolución industrial, el aumento de la productividad, el avance tecnológico, todo esto
ha ido cambiando y evolucionando los niveles y formas de vida a través de lo que se ha
llamado la modernización de la economía. Pero basar el desarrollo solamente en el
crecimiento económico es un error, ya que este mismo crecimiento económico ha
suscitado profundas desigualdades entre los pueblos y un ritmo de crecimiento muy
diferente según el país e incluso dentro de un mismo país según la región.

Todos estos fenómenos han contribuido a acentuar las desigualdades entre los pueblos y
a potenciar la competencia entre los distintos grupos humanos. Debido a todo esto la
tendencia y lo que se pretende es potenciar por un lado la educación y formación de los
pueblos como garantía de igualdad y como pilar del desarrollo económico.

Se observa que debido a la presión del progreso técnico y la modernización se da en la


mayoría de los países una demanda de formación con fines económicos.

Las comparaciones internacionales ponen de relieve lo importante que es para la


productividad el capital humano y por consiguiente la inversión en formación. El ritmo
del progreso técnico y la calidad de la intervención humana cada vez son más visibles,
así como la necesidad de formar agentes económicos capaces de utilizar las nuevas
tecnologías.

El considerar que el desarrollo económico de un país va a garantizar el desarrollo


humano de ese pueblo, es un error porque tal y como hemos visto, este desarrollo es
desigualitario, se ha de pujar por que el desarrollo económico vaya encaminado a un
desarrollo humano. Por este motivo los países no deben encaminar la formación
solamente a un desarrollo económico, sino también a ese desarrollo humano.

10.4.- El derecho a un medio ambiente sano

Tras la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo


(Río de Janeiro, 1992) el derecho al desarrollo adquiere una nueva dimensión, la de
sostenibilidad, que consiste en que el modelo de desarrollo garantice no sólo el
bienestar de las generaciones presentes sino también el de las futuras, y a ser posible, lo
mejore, lo cual exige un uso racional de los recursos naturales. Esta visión se ha
consolidado en posteriores conferencias convocadas por las Naciones Unidas,
orientadas hacia los diferentes aspectos del desarrollo (Conferencia Mundial sobre
Derechos Humanos, en Viena; sobre Población y Desarrollo, en El Cairo; sobre
Desarrollo Social, en Copenhague; sobre Mujer y Desarrollo, en Beijing; sobre
Asentamientos Humanos, en Estambul y sobre Alimentación, en Roma), así como en las
sucesivas Resoluciones por ( Angulo Sánchez, N 2005).

Hablar del deterioro del medio ambiente es hoy día, desgraciadamente un lugar común.
De sobra es sabido que desde que el hombre puebla la tierra existe la posibilidad de que

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éste pueda con sus actos, poner en peligro la supervivencia del medio que le rodea. El
efecto invernadero, la contaminación constante de ríos y mares, los vertidos nucleares,
etc. Son buenos ejemplos de los problemas que ha de resolver nuestra especie si de
verdad quiere asegurarse un futuro minimamente aceptable.

Con mayor o menos fortuna, la naturaleza ha venido regulándose, y el ser humano ha


sido, a la vez, resultado de esa regulación y espectador de la misma. A este respecto la
creciente agresión natural por parte del hombre no ha supuesto, hasta hace tiempo,
ninguna diferencia determinante. Solo en los últimos decenios se ha ido viendo que el
hombre está dejando de ser un mero espectador para convertirse en transformador activo
y, por tanto, en sujeto agente de la evolución. (García, 1991). Este ha sido un salto
cualitativo de enormes consecuencias.

Con la supremacía de la ciencia y con el poder de la técnica posibilitada por ella, cada
vez hay más evidencias de que la intervención del ser humano está potenciando, de
modo acelerado, los efectos más negativos, poniendo en peligro el futuro de la vida en
la Tierra, en todas sus formas, también de la vida humana. (Beck, 1998).

El listado de consecuencias sobre el medio ambiente, generadas por la intervención del


ser humano, es preocupante: disminución de la capa de ozono, destrucción de la
amazonia y de otros bosques húmedos tropicales, arrasamientos forestales por la lluvia
ácida y los incendios, contaminación de la biosfera que provoca la extinción de
numerosos especies animales y vegetales y el cambio del clima.

Todo esto supone una vulnerabilidad de la naturaleza sometida a la intervención técnica


del hombre. Tal vulnerabilidad pone de manifiesto el poder de la acción humana sobre
la biosfera del Planeta, de la que hemos de responder ya que tenemos poder sobre ella.
A estos cambios de la naturaleza, producidos por la acción humana, se añade el carácter
acumulativo de los mismos: sus efectos se suman, de tal modo que el margen de
maniobra de cada generación de personas, en el aspecto ecológico, se ve limitado por la
generación anterior, y a su vez compromete lo que pueda hacer la generación siguiente.
(Escamez Sánchez, J, 2004:89)

Cabe por tanto señalar que urge la creación de una mayor conciencia mundial a cerca de
la importancia de un medio ambiente adecuado a las necesidades humanas. Tanto a los
intereses de los que ya existimos como, sobre todo, los de todos aquellos que existirán
en el futuro así lo exigen.

La mención de la palabra futuro debe llevarnos a pensar que frente a la mayor parte de
los derechos humanos, el horizonte temporal en el que debe situarse esta clase de
derecho va mucho más allá del estrecho marco de una generación para proyectarse
sobre aquellos seres humanos, que habrán de heredar el mismo espacio en el que
habitaron las generaciones anteriores.

Es necesario destacar que el derecho al medio ambiente sano responde a una doble
exigencia, por un lado a la satisfacción de las necesidades de las generaciones presentes
y futuras, y de otro la consecución de unos logros económicos que permitan a los seres
humanos una existencia adecuada a su dignidad.

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En esta doble exigencia es preciso que todos y cada uno de los seres humanos sean
capaces de proyectar su actividad vital dentro de un medio que les permita desarrollarse
adecuadamente. De otro, es evidente que dicho derecho puede ser extensivo a
colectividades humanas que han hecho de su relación con el medio que les rodea una
cuestión básica de su forma de vida. De esta doble exigencia podemos deducir que la
característica básica del derecho al medio ambiente es que no debe contemplarse
exclusivamente desde la perspectiva de las generaciones actuales, sino como un
concepto que debe tener en cuenta todas aquellas que las sucederán. Solo conciliando
adecuadamente el derecho al desarrollo con el derecho a un medio ambiente justo a
través a través de una correcta comprensión del concepto de desarrollo sostenible
podremos dar una respuesta adecuada a la dignidad humana. (Castro Cid, 2003:319).

Pero el deterioro ambiental no es principalmente un problema técnico, ya que si así lo


fuera, no habría surgido de modo tan agudo en las sociedades tecnológicamente más
avanzadas. No se origina en la incompetencia científica o técnica, ni en la insuficiencia
de la educación científica, ni en la falta de información, ni en la falta de dinero para la
investigación. Los intereses económicos de las grandes empresas de los países más
ricos, las políticas insolidarias del primer mundo y la falta de transparencia parecen ser
las causas más importantes. (Escamez ob. Cit.)

Solucionar este problema es algo complejo y de grandes dimensiones ya que afecta a


todo el planeta y en su resolución hay distintos intereses y posiciones. Pero sin lugar a
duda hay algo que se puede hacer y ese algo pasa indudablemente por la educación.

El deterioro ambiental se origina en el estilo de vida del mundo moderno, quien necesita
asumir y comenzar a replantear nuevos modos de vida. Estos nuevos modos pasan por
un cambio de comportamiento tanto en sus actuaciones como en el consumo de
determinados productos.

Desde la educación se puede y se debe abarcar este proceso, ya sea desde el sistema
educativo como desde instituciones sociales. Es importante educar desde la
conservación de los bienes públicos, la preservación de los espacios naturales, la
conservación de las especies, la contaminación del agua y los suelos. El largo plazo y
los intereses generales tienen que ser los aspectos centrales de toda estrategia educativa
y social encaminada a la preservación de la naturaleza para las personas de hoy y para
las generaciones futuras respondiendo esto a la necesidad de preservar la vida.

En esa necesidad de preservar la vida, pueden darse distintas líneas de actuación desde
un punto de vista educativo y social. Por un lado, aquella que va dirigida a la
sostenibilidad, entendiendo por sostenibilidad el ser capaz de sostenerse y desarrollo
sostenible es aquel que renuncia tanto a las aplicaciones científicas y tecnológicas
incompatibles con el funcionamiento indefinido del sistema biosférico como también el
que renuncia al regreso encubierto a la falta de desarrollo.

Otra línea de actuación seria la relacionada con la educación enfocada a conseguir un


cambio de actitudes personales y la modificación de las escalas de valores para instaurar
el nuevo orden sostenible son determinantes como siempre lo han sido en cada ocasión
histórica en que se ha subvertido los patrones económicos y sociales. (Folch, 1998).

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Una línea más seria la encaminada a una educación para el consumo responsable. El
consumo puede entenderse como un medio para el desarrollo humano siempre y cuando
no afecte negativamente al bienestar de los otros, sea justo para las generaciones
futuras, respete la capacidad del Planeta y estimule el subimiento de comunidades
productivas y creativas. En línea opuesta estaría el consumo superfluo y exhibicionista,
que genera la exclusión y la humillación de quienes, desgraciadamente no pueden
satisfacer sus necesidades básicas.

Para un consumo justo y responsable, es necesario fomentar estilos de vida sostenibles,


asumibles y universalizables. Escamez Sánchez 2004:92 nos presenta una regla de oro
para el consumo

“Consume de tal modo que tu norma sea universalizable sin poner en peligro el mantenimiento
de la naturaleza” y una segunda formulación diría: “consume de tal modo que respetes y
promuevas la libertad de todo ser humano, tanto en tu persona como en la de cualquier otra,
siempre al mismo tiempo” (Cortina, 2002)

El derecho al desarrollo a un medio ambiente sano es un derecho de todos, no vivimos


solos sino en compañía de quienes mueren de hambre y de enfermedades evitables,
impedidos en su potencial de desarrollo de capacidades humanas, quienes teniendo
derecho al disfrute de los bienes, para su permanencia en la vida y para el desarrollo de
sus capacidades, se les niega por quienes despilfarran los bienes comunes. La
responsabilidad por los pobres y los excluidos adquiere la fuerza de un imperativo
moral incondicionado. (Escamez Ob. Cit.)

Asignatura de Derechos Humanos y Educación 22 de 24


Prof. María José Albert
Grado Educación Social
Tema 10.- EL DERECHO A LA FORMACIÓN Y AL TRABAJO COMO PILAR DE LA IGUALDAD DE
OPORTUNIDADES Y EL DESARROLLO DE LOS PUEBLOS

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Asignatura de Derechos Humanos y Educación 23 de 24


Prof. María José Albert
Grado Educación Social
CAPITULO 11
Los derechos humanos en la práctica educativa: su dimensión organizativa y
metodológica
Objetivos
• Reconocer la importancia y la necesidad de educar en derechos humanos.
• Fortalecer el respeto de los derechos humanos y las libertades fundamentales.
• Desarrollar actitudes positivas en los educadores hacia la humanización de las
nuevas generaciones.
• Diferenciar las distintas etapas de la educación en derechos humanos.
• Reflexionar sobre los distintos problemas que supone la educación en
derechos humanos.
• Diseñar distintas actividades para educar en cada una de las distintas
generaciones de derechos humanos.
• Contrastar las recomendaciones de los distintos Organismos Internacionales
en la educación de derechos humanos.
• Gestionar la educación de los derechos humanos.
• Identificar los objetivos y contenidos básicos para una educación en y para los
derechos humanos.
Esquema de contenidos
Introducción.
11.1. Qué es educar en derechos humanos.
11.1.1. Por qué educar en derechos humanos.
\ 11.1.2. La educación como base del respeto a los derechos humanos.
11.2. Cómo educar en derechos humanos.
11.2.1. Etapas en la educación en derechos humanos.
11.2.2. Objetivos y contenidos en la educación en derechos humanos.
11.2.3. La transversalidad de los derechos humanos.
11.3. Orientaciones metodológicas.
11.3.1. Principios didácticos.
11.3.2. Métodos y técnicas para la educación en derechos humanos.
11.4. Recomendaciones Internacionales.
11.4.1. Planes nacionales de acción para la educación en derechos
humanos.
11.4.2. Principios generales, objetivos y directrices del Plan de Acción.
Introducción
La mejor garantía del respeto a los derechos humanos es, sin duda la
implantación de una cultura y educación en esos derechos. Los derechos por muy
consagrados que estén en las Constituciones se respetan cuando son conocidos y
ejercitados previa correspondiente formación. Los valores que estos derechos
implican solo tienen sentido cuando se asumen activamente y se practican en la
propia vivencia personal. La educación constituye la base ineludible y la condición
necesaria, aunque no suficiente, para la promoción y la vigencia de una cultura en
los derechos humanos.
No se trata solamente enseñar los derechos humanos sino educar en y desde
ellos. No basta con adquirir una serie de conocimientos sino desarrollar unas
actitudes, habilidades y destrezas que permitan por un lado consolidar la idea de
persona, la identidad personal y por otro el desarrollo de una convivencia basada en
la aceptación y respeto a los demás.
La educación es el derecho humano encargado de enseñar el resto de los
derechos y extender su conocimiento; los derechos humanos promueven el derecho
a ser hombre/mujer y, este derecho sólo se puede alcanzar en toda su expresión a
través de la educación de las nuevas generaciones; la educación es un proyecto de
humanización permanente y los derechos humanos permiten garantizar social y
políticamente ese proyecto; los derechos humanos ayudan a desarrollar un
pensamiento y una práctica educativa que tenga como aspiración alcanzar una
educación humanizadora, esto es, comprometernos en adoptar decisiones que
resalten lo específicamente humano de nuestros alumnos. A través de la educación
en derechos humanos se recogen los valores
básicos que facilitan la convivencia a la vez que son un cauce para cimentar una
sociedad pluralista y democrática.
La educación en derechos humanos es algo complejo dado su carácter plu-
ridimensional, este carácter le hace necesario de una metodología y de una
organización adecuada para cumplir sus fines y objetivos. Hay distintas opiniones y
posturas sobre cómo y qué metodologías utilizar, una de esas formas es
reconociendo la transversalidad de los recursos humanos y la idea de enseñarlos
desde cualquier materia o dimensión que forme el currículo escolar ya que
cualquiera de ellas es capaz de suscitar cuestiones relacionadas con los valores
necesarios para el desarrollo de los derechos humanos. La enseñanza en derechos
humanos ha de ir acompañada de vivencias que acompañen minuto a minuto la vida
de cada ser humano y la de toda la escuela o institución educativa.
Desde esta perspectiva la metodología la educación en derechos humanos
supone una interiorización de los mismos y ha de desarrollar las capacidades de
reflexión y de acción, debe de respetar la libertad y procurar en todo momento la
autonomía de la persona. Ha de ir encaminada a formar críticamente a la persona lo
que supone formarla en actitud de diálogo intersubjetivo, debates, participación
guiada, creación de un clima de libertad y confianza, planificación de situaciones,
estimulo hacia la toma de decisiones y hacia la responsabilidad, Las instituciones
educativas y sociales llamadas a educar en derechos humanos han de ofrecer una
multivocidad y una pluralidad de opciones que se asienten sobre la base del
cuestionamiento crítico, la reflexión y la autodeterminación.
Estas orientaciones metodológicas han de estar respaldadas por la dimensión
organizativa de los derechos humanos, es decir el ambiente de la institución
educativa o social debe ser el de una comunidad en la que se trata por igual a todos
los individuos. Los principios de los derechos humanos deben reflejarse en la
organización y administración de la vida escolar y social, en los métodos
pedagógicos, en las relaciones entre profesores educadores sociales y alumnos así
como en la contribución del bienestar de la comunidad.
Lo primero que debe hacer el alumno es leer el tema de una forma integral, para
comprender la importancia del por qué y para qué educar en derechos humanos.
Una vez haya conseguido esa visión general, debe ir profundizando en cada uno de
los apartados y poder responder a preguntas claves que respondan al ¿porqué?,
¿para qué? y el ¿cómo? Además debe de conocer cuáles son las recomendaciones
que hacen los Organismos Internacionales sobre este tema y como adecuar esto a la
enseñanza de las tres generaciones de derechos humanos. Si el alumno al finalizar
de estudiar el tema no es capaz de responder a estas preguntas debe volver sobre el
mismo y profundizar sobre estos aspectos.
11.1. ¿Qué es educar en derechos humanos?
El concepto de educación en derechos humanos se define en diversos ins-
trumentos internacionales como la Declaración Universal de los Derechos Humanos
(artículo 26), el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales
(artículo 13), la Convención sobre los Derechos del Niño (artículo 28). En la
Declaración y Programa de Acción de Viena (Sección D, 78- 82), definen la
educación en derechos humanos como un conjunto de actividades de capacitación,
difusión e información orientadas a crear una cultura universal en la esfera de los
derechos humanos, actividades que se realizan transmitiendo conocimientos y
moldeando actitudes cuya finalidad va orientada a fortalecer el respeto de los
derechos humanos y las libertades fundamentales; desarrollar plenamente la
personalidad humana y el sentido de la dignidad del ser humano; promover la
comprensión, la tolerancia, la igualdad entre los sexos y la amistad entre todas las
naciones, las poblaciones indígenas y los grupos raciales, étnicos, religiosos y
lingüísticos; facilitar la participación activa de todas las personas en una sociedad
libre e intensificar las actividades de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas
(Mestre Chust, 2007:141).
11.1.1. ¿Por qué educar en derechos humanos?
Cada vez es más generalizada la opinión de que la educación en derechos
humanos es fundamental y puede contribuir a la disminución de las violaciones de
los mismos y a la creación de sociedades libres, justas y pacíficas.
Los autores, Gil, Jover y Reyero, 2001, a los cuales nos unimos, nos explican la
importancia de la educación en derechos humanos y responden a la pregunta, dicen
textualmente:
Porque a través de la educación en derechos humanos "Se podría logar un
mundo más humano si las nuevas generaciones asumieran que todas las personas
estamos unidas en un proyecto común de humanización a través de los derechos
humanos" (Gil, F; Jover, G.; Reyero David, 2001:17).
Entre otros motivos podemos señalar
- Porque la educación en derechos humanos es un cauce para cimentar una
sociedad pluralista y democrática.
- Porque la mejor garantía del respeto a los mismos es sin duda, la implantación de
una cultura y educación en esos derechos.
- Porque la enseñanza no ha de estar basada en conceptos o en hechos, sino
fundamentalmente en la transmisión de destrezas y actitudes bási-
cas, que ayuden a consolidar la idea de persona y la necesaria convivencia para su
pleno desarrollo.
- Porque es necesario para vivir en paz la aceptación y el respeto a los demás.
- Porque la educación en derechos humanos supone un medio imprescindible para
el desarrollo de la identidad personal y social de cada individuo.
- Porque supone comunicar una forma de vida que abarca todo el modo de ser de
la persona.
- Porque los derechos humanos recogen los procedimientos y los valores básicos
que organizan y facilitan la convivencia.
- Porque reconocen el valor de la vida humana.
Porque son el principio activo que integra un estatus legal (un conjunto de derechos),
un estatus moral (un conjunto de responsabilidades), y una identidad por la que una
persona se siente perteneciente a una sociedad (Ruiz Corbella, 2000:189).
Así para entender el por qué educar en derechos humanos, es importante partir
de la base de la educación ya que la educación tal y como hemos dicho en otros
apartados, es la base del desarrollo del hombre tanto en su vertiente interior como
exterior, individual y social. Los derechos humanos responden a esa parte interior del
hombre que hay que educar, han de estar incluidos en la vertiente individual del
hombre como sujeto independiente del que se pretende el logro del desarrollo
integral de cada persona y como sujeto social miembro de una sociedad en la que
vive, tratando de garantizar la consolidación de sociedades más justas y solidarias y
democráticas.
Entenderemos la importancia y el por qué de educar en derechos humanos si
atendemos a una posible definición o argumentación de la educación en derechos
humanos.
"Concebimos la educación en derechos humanos como un proceso educativo
continuo y permanente, asentado en el concepto amplio y procesual de derechos
humanos, como tal ligado a desarrollo de la paz y de la democracia, y en la
perspectiva positiva del conflicto, que pretende desarrollar la noción de cultura de los
derechos que tiene como finalidad la defensa de la dignidad humana, de la libertad,
la igualdad, la solidaridad, de la justicia, de la democracia y de la paz". Educar en
derechos humanos supone educar desde y para unos determinados valores, tales
como la justicia, la cooperación, la solidaridad, el compromiso, la autonomía personal
y colectiva, el respeto, etc. Al mismo tiempo que se cuestionan aquellos que le son
antitéticos, como son la discriminación, la intolerancia, el etnocentrismo, la violencia
ciega, la indiferencia e insolidaridad el conformismo, etcétera.
11.1. La educación como base del respeto a los derechos humanos
Gracias a la Educación logramos el desarrollo pleno de las capacidades del
hombre, que de otra forma no sería fácil alcanzar ya que aporta a cada hombre y a
cada mujer, independientemente de su cultura, la posibilidad de aprender a ser, a
convivir, a hacer y conocer, a la vez que se pretende la integración de ese individuo
en la sociedad en la que vive, como miembro activo y responsable que es de la
misma. La educación presta el mejor servicio al hombre: el de ayudarle a madurar,
hacerse consciente de sí mismo y ser capaz de autodeterminar su propio proyecto de
vida en acciones libres y responsables (Bokelman, 1980).
Piaget dice:
"La educación es única, y constituye uno de los factores fundamentales
necesarios para la formación intelectual y moral, de tal manera que la escuela carga
con una parte nada despreciable de responsabilidad en lo que se refiere al éxito o al
fracaso del individuo en la realización de sus propias posibilidades y en su
adaptación a la vida social" (Jean Piaget).
La propia Declaración de los derechos humanos en su preámbulo defiende que la
promoción y el respeto de los derechos y libertades del hombre sólo se hará realidad
mediante la enseñanza y la educación
La educación en derechos humanos obedece a una dialéctica que reconoce en
los individuos y en los pueblos, no solamente sus derechos como sujetos, sino su
papel y participación en la construcción de una sociedad democrática. La educación
en derechos humanos presenta un ámbito de acción sumamente amplio con
numerosas y profundas relaciones con otros campos del saber como el psicológicos,
sociológico etc. Y es hacia esa constatación y hacia ese descubrimiento hacia donde
se debe tender para mejorar el día a día la acción educativa en relación con los
derechos humanos.
La educación en derechos humanos alude a un conjunto de relaciones, procesos
y realidades educativas que tienen como finalidad el desarrollo moral y social de la
persona.
El proceso de enseñanza-aprendizaje en derechos humanos hace referencia a un
proceso complejo de información, desarrollo de valores y actitudes que como hemos
dicho, tienen unos componentes cognoscitivos, afectivos y de comportamiento, los
métodos que usemos para ello deben organizar todos los factores que intervienen en
este proceso de manera que permitan analizar críticamente las amenazas sobre los
derechos humanos dentro de las relaciones políticas, económicas sociales y
culturales.
Todos los factores que intervienen en este proceso educativo juegan un papel
importante y han de estar relacionados de forma que se potencie la acti-
■ vidad de los alumnos generando cuestiones interesantes que sensibilicen a los
alumnos ante los diversos problemas que plantea el no respeto y reconocimiento
de los derechos humanos. De esta forma la escuela se convierte en un lugar
idóneo para la educación en derechos humanos en los primeros momentos
educativos del hombre, pero la educación en derechos humanos no acaba en
estos primeros momentos, sino que ha ser algo que perdure durante toda la vida.
La educación contribuye a estos a través de diferentes ámbitos ya sean formales,
no formales o informales. La educación en derechos humanos exigen de la
escuela y de todas las instituciones una responsabilidad social corporativa para
afrontar los retos que se le presentan, la educación es un medio para llegar a
estos retos de manera compartida y global.
El objetivo de la educación en derechos humanos es dar poder a los estudiantes
esto es, darles lo que necesitan para desarrollarse y crecer como sujetos activos, en
sus vidas, como ciudadanos capaces de descubrir sus derechos, desarrollar nuevos
derechos que en el momento actual son meras tentativas o confusas reivindicaciones
y conseguir de las autoridades el respeto y el reconocimiento de los mismos (García
Moriyón, 1999).
Este objetivo se constituye en una tarea muy compleja y exigente tanto para el
profesorado como para los estudiantes ya que exige la implicación y el compromiso
de unos y otros, de tal modo que puedan llegar a ser individuos políticamente
conscientes y responsables preparados para participar en la actividad política y
social. La educación en derechos humanos necesita cultivar en los estudiantes
aspectos cognitivos, emocionales, habilidades sociales y el coraje para demandar su
cumplimiento a los demás individuos, y, especialmente a quienes detentan el poder.
El reconocimiento y respeto de los derechos humanos ha sido siempre fruto de la
acción colectiva y cooperativa en la que el apoyo mutuo de los ciudadanos ha jugado
un papel importante (Escá- mez, 2004).
La educación es la principal impulsora de sociedades más humanas y una
sociedad más humana respeta los derechos humanos, ya que no se trata de formar
solo personas con capacidades desarrolladas, sino que es necesario estas estén al
servicio de los demás, respete a los demás, ayude a los demás, se integre en la
sociedad en la que vive fomentando su participación responsable., de esta forma se
consiguen sociedades democráticas ya que estas se sustentan en la participación
real de todos y cada uno de los individuos y en el respeto a toda forma de vida
diferente a la nuestra.
Por todo ello la educación constituye en una autentica fuente de riqueza para todo
individuo y toda sociedad; en una fuerza capaz de hacer evolucionar y cambiar la
sociedad, así como la base ineludible y la condición necesaria para la promoción y la
vigencia de una cultura de los derechos humanos ya que solo una educación basada
en el respeto de los derechos y libertades fundamentales y en el ejercicio de la
tolerancia y de la libertad dentro de los principios democráticos de convivencia en
ellos garantiza un desarrollo de los mismos.
Pero esa educación en derechos humanos presenta distintos obstáculos, por un
lado precisa de una interiorización de los mismos, ya que cuando transmitimos los
valores que los sustentan deben ser captados como elementos positivos, se debe
producir un proceso empático que permita ponerse en el lado del otro. Sin la empatia
la persona es incapaz de entender las acciones ajenas, y por lo tanto, se es incapaz
de juzgar estas acciones de forma adecuada. Solo seremos capaces de entender la
tolerancia cuando seamos capaces de ponernos en el lugar del intolerado; solo
entenderemos la importancia de la libertad cuando seamos capaces de ponernos en
el lugar de los que sufren su falta y viven en la opresión; solo entenderemos la
igualdad cuando seamos capaces de ponernos en el lugar de los discriminados. A
través de la educación se potencia no solo el conocimiento de los derechos humanos
si no, tal y como hemos dicho su interiorización mediante la adquisición de la empatia
que va a permitir el desarrollo y la aceptación de los derechos humanos.
Por otro lado otro problema que nos encontramos en la educación en derechos
humanos es que a pesar de tantas declaraciones sobre su importancia, su
enseñanza choca con obstáculos como la indefinición auricular de los mismos,
programas sobrecargados, temor a posiciones de contenidos ético y político,
pensamiento en la teoría y en la práctica educativa desde perspectivas localistas
muy centradas en los valores y costumbres particulares, en las que criterios de clara
aspiración universal como los derechos humanos encuentran a veces muy difícil
acomodo (Gil, F.; Jover, G. y Reyero, D., 2001:29).
Por todo esto la educación en derechos humanos no es una tarea fácil de ahí que
la Declaración Universal de los Derechos Humanos se refiera a unas pautas sobre el
contenido necesario de todo proceso educativo con el fin de garantizar "El pleno
desarrollo de la personalidad", "el fortalecimiento del respeto a los derechos
humanos", "lo que favorecerá la comprensión, la tolerancia y la amistad entre todas
las naciones" (art. 26.2.).
Por su parte las Naciones Unidas sobre la educación en derechos humanos dice:
.. .Debe abarcar más que el mero suministro de información y constituir en
cambio un proceso amplio que dure toda la vida, por el cual los individuos, cualquiera
que sea su nivel de desarrollo y la sociedad en que vivan, aprendan a respetar la
dignidad de los demás y los medios y métodos para garantizar ese respeto en todas
las sociedades (mediante el diseño y desarrollo ) de actividades de capacitación,
difusión e información encaminadas a crear una cultura universal en la esfera de los
derechos humanos, actividades que se realizan transmitiendo conocimientos y
modelando actitudes (Organización de las Naciones Unidas 1998:40).
Los autores, Gil, Jover y Reyero, 2001 nos remarcan la vinculación de la
educación con los derechos humanos así nos dicen:
\ "La educación y los derechos humanos mantienen entre sí diferentes vínculos: la
educación es uno de los derechos humanos proclamados en la Declaración
Universal de 1948 y en otros textos; la educación es el derecho humano
encargado de el resto de los derechos y de extender su conocimiento; los
derechos humanos promueven el derecho a ser hombre/mujer, y este derecho
sólo se puede alcanzar en toda su expresión a través de la educación de las
nuevas generaciones; la educación es un proyecto de humanización permanente
y los derechos humanos permiten garantizar social y políticamente ese proyecto;
los derechos humanos ayudan a desarrollar un pensamiento y una práctica
educativa que tenga como aspiración alcanzar una educación humanizadora,
esto es, comprometernos en adoptar decisiones que resalten lo específicamente
humano y personal de nuestros alumnos (Gil, F.; Jover, G.; Reyero David,
2001:17).
11.2. Cómo educar en derechos humanos _____________________
La enseñanza en derechos humanos es algo que debe abarcar toda la vida del
hombre. Como ya hemos dicho debe hacerse desde los distintos ámbitos de la
educación ya sea formal no formal e informal, dependiendo del ámbito tendrá
diferentes momentos donde poder asegurar la consecución de sus objetivos, así
desde la escuela la educación en derechos humanos puede organizarse como un
proyecto educativo del centro escolar, como una asignatura más como una materia
transversal, etcétera.
En la convivencia escolar, y en el día a día, nos encontramos habitual- mente
ante acontecimientos que, a través de una adecuada atención pedagógica, pueden
servirnos para ayudar al alumno a comprender el valor del ser humano en todo tipo
de circunstancias, y a descubrir que todos tenemos unas aspiraciones comunes de
humanización. Sin embargo pensamos que también es imprescindible estructurar
algún momento específico de la actividad que nos asegure el logro de sus objetivos
(Gil, Jover, Reyero, 2001:40).
Pero no basta con organizarse para la acción es necesario definir los meca-
nismos y las estrategias para que esta participación se consolide de una forma
continuada en el seno de la educación y sobre todo en el de la educación per-
manente, ya que tal y como hemos dicho, la educación en derechos humanos ha de
ser un proceso que dure toda la vida de las personas. Es necesario implicar a los
alumnos en experiencias reales, fomentar la participación en los diversos cauces que
propicia tanto la escuela como las organizaciones sociales por medio de
experiencias en contacto con la realidad.
Las prácticas educativas sobre derechos humanos, independientemente del
ámbito en el que se den, deben potenciar entre los alumnos el uso del pensa-
mientó crítico, la toma de decisiones, la discusión y la resolución de problemas
(Pérez Serrano, G. en López Barajas y Ruiz Corbella, 2000:66).
Para conseguir esto la educación en derechos humanos ha de hacerse de modo
cooperativo fomentando en el grupo la capacidad de diálogo, de escuchar, colaborar
etc. Siendo necesario que la institución o lugar donde se acometa este tipo de
educación sea en sí mismo una verdadera comunidad democrática, cuna de los
derechos humanos, donde se preste una gran atención a: la organización misma; a
la comunicación; al modo de ejercer la autoridad y el poder; a la forma en que se
relacionan los diferentes miembros de la comunidad educativa; al respeto; a las
diferencias, a la defensa de los más débiles, a la responsabilidad y el compromiso en
el desempeño de las tareas y obligaciones, al respeto y la solidaridad, de tal forma
que los valores, fundamento de los derechos humanos, sean experimentados y
vividos en la práctica produciéndose así una interiorización de los mismos.
11.2.1. Etapas en la educación en derechos humanos
Para que la educación en derechos humanos sea realmente efectiva se deben
tener presente las siguientes etapas:
Cognitiva. En esta etapa se presenta al alumno la información detallada sobre los
derechos humanos (historia, valores, clasificación...) adaptados a su desarrollo, tanto
moral, como de aprendizaje. Por ello hay que tener presente que la información y las
actividades a realizar, deben estar elaboradas en función de la edad, y del proceso
de maduración que el alumno haya asumido. En esta etapa se trata de proporcionar
al alumno información sobre los derechos humanos y los mecanismos existentes
para su protección.
Emocional. Esta etapa hace referencia a la importancia de hacer sentir a los
alumnos las emociones relacionadas con los derechos y sus violaciones. Es en esta
etapa donde se produce esa interiorización de los mismos. Para conseguir esto se
pueden ofrecer testimonios, textos, películas, etc., que inviten a sentir emociones a
través de la identificación de las víctimas. Se trata de hacerles sentir emociones,
como rabia, frustración, desesperación, para que puedan entender así qué sienten
las víctimas de las violaciones de los derechos humanos. En definitiva se trata de
promocionar una cultura en derechos humanos mediante el fomento de valores,
creencias y actitudes que sustenten esos derechos.
Activa. Es importante utilizar las etapas anteriores para canalizar los deseos de
actuar de los alumnos. Esta etapa es fundamental, ya que el objetivo de la educación
en derechos humanos, no es que los alumnos conozcan la situación de los mismos,
ni que se identifiquen con las víctimas, su
principal objetivo es el de crear ciudadanos activos, demócratas cívicos
responsables y cumplidores de los principios de los derechos humanos (Mestre
Chust, J. V., 2007:36). Se trata de fomentar la adopción de una serie de medidas
para defender los derechos humanos y evitar las violaciones de los mismos.
11.2.2. Objetivos y contenidos en la educación en derechos humanos
Los principales objetivos generales que pretendemos conseguir con la enseñanza
en derechos humanos pueden sintetizarse en los siguientes:
- Descubrir el valor de todos y cada uno de los seres humanos.
- Adoptar un compromiso humanizador para extender los valores de los
derechos humanos en nuestro entorno.
Valorar críticamente la situación del lugar donde vivimos, tomando como criterio
el desarrollo y cumplimiento de los derechos humanos (Gil, Jover, Reyero, 2001:39).
- Comprender y enunciar hechos, opiniones e ideas.
- Reconocer la necesidad universal de los derechos humanos.
En 1974 se aprueba la Recomendación sobre la educación para la comprensión,
la cooperación, la paz internacional y la educación relativa a los derechos humanos y
las libertades fundamentales, donde se recogen los siguientes objetivos:
- Reconocer la necesidad universal de los derechos humanos.
- Promover el conocimiento básico de los organismos internacionales que los
protegen.
- Desarrollar un pensamiento crítico ante estos temas y su aplicación.
- Estimular el interés e identificación con las personas que sufren violaciones de
sus derechos.
Hemos dicho que la educación en derechos humanos suponía cultivar en los
estudiantes aspectos cognitivos, y emocionales, esto necesita unos objetivos para
cada aspecto.
Cognoscitivos:
- Comprender la noción de derechos humanos como un proceso histórico,
expansivo e inacabado, identificando sus diferentes generaciones.
Conocer la historia por la lucha de los derechos humanos y de las libertades
fundamentales.
Reconocer el articulado de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y de
otras declaraciones internacionales con ella relacionada.
Analizar los derechos humanos y las necesidades humanas básicas.
Entender la noción de derechos humanos relacionada con la de desarrollo,
democracia y paz.
Percibir los derechos humanos como una construcción global y diversa, patrimonio
común de la humanidad.
- Identificar las violaciones de los derechos humanos en nuestro país y en el
mundo.
- Indagar en las causas de las violaciones de los derechos humanos y sus
posibles alternativas.
- Conocer la labor de los organismos, colectivos, organizaciones no
gubernamentales, personas, etc., que luchan en defensa de los derechos humanos.
- Comprender la dinámica y estructura del conflicto y la visión conflicti- va de la
sociedad ejercitándose en las alternativas de resolución.
- Identificar las causas sociales que generan violencia.
- Comprender el significado "no solo de los derechos sino de los deberes que
tienen las personas, los grupos sociales y las naciones con los demás".
- Distinguir los diferentes fundamentos de los derechos humanos.
- Relacionar los diferentes fundamentos de los derechos humanos.
- Analizar históricamente el devenir de la promulgación de los derechos humanos
en función de las necesidades sociológicas.
Actitudinales
- Apreciar los derechos humanos como uno de los avances sociales más
importantes de la humanidad.
- Valorar positivamente las organizaciones, individuos y estrategias de lucha
tendentes a hacer desaparecer de la faz del planeta todo tipo de violencia.
- Sensibilizar sobre la violación de los derechos humanos y suscitar compromisos
de acción, individuales y colectivos, para su erradicación.
- Ser conscientes de la doble moral en torno a los derechos humanos: lo que se
proclama o legisla y lo que se practica.
- Favorecer una actitud positiva y de colaboración con las organizaciones de
defensa de los derechos humanos.
- Ser críticos con las alternativas violentas a los conflictos y favorecer procesos
de resolución no violenta de los mismos.
- Sensibilizar sobre la necesidad de unas relaciones interpersonales y de una
convivencia asentadas en los principios consagrados de los derechos humanos
(Jares, X., 2002:83).
- Respetar los derechos humanos, así como su reconocimiento, asimilación y
construcción de normas de convivencia.
- Actuar según ciertas normas para la convivencia colectiva.
Además de estos objetivos es necesario potenciar en los alumnos unas
habilidades que fomenten la participación competente y desarrollen el sentido de la
responsabilidad social y de la solidaridad
Contenidos
En 1969 la UNESCO presenta una recomendación de cómo llevar a cabo la
educación en derechos humanos, en esa recomendación presenta unos contenidos
esos contenidos son:
- La historia de la lucha de los derechos y libertades.
- El examen de las Declaraciones y Pactos aprobados por las Naciones Unidas
y por los organismos especializados.
- La práctica de los derechos en la vida de las escuelas a partir de la par-
ticipación, la prestación de los servicios sociales y el interés en asuntos cívicos (Ruiz
Corbella, M en López Barajas y Ruiz Corbella, coords. 2000:189).
Además de estos contenidos generales recomendados por la Unesco pueden
estudiarse otros contenidos específicos que se pueden utilizar para la enseñanza de
los derechos humanos, teniendo en cuenta que lo fundamental en los derechos
humanos no es el contenido sino el objetivo que se persigue.
(Gil, Jover, Reyero, 2001:38) aconsejan acudir a las posibilidades que presenta el
curriculum escolar en cada una de sus etapas, pero además proponen los siguientes:
- Los Organismos Internacionales.
- La situación de los derechos en diferentes lugares del mundo.
- ONGs que trabajan en ese campo.
- Situación de colectivos concretos (minorías, mujeres, niños).
- Fundamentación, contenido e historia de los derechos humanos.
Los contenidos auriculares sobre derechos humanos han de estar basados, a la
vez, y de modo inmediato en dos fuentes importantes de la vida escolar: la
asignatura de Ética y el conjunto de interacciones que habitualmente se producen en
el aula. Este enfoque ambivalente ofrece la oportunidad de que los alumnos vean las
cuestiones sobre los derechos humanos como algo próximo a sus problemas vitales,
y no simplemente como una disciplina más que se imparte en clase (Medina Rubio
en López Barajas y Ruiz Corbella, 2000:42).
11.2.3. La transversalidad de los derechos humanos
Hemos dicho que la educación en derechos humanos podía organizarse de
distintas formas, desde un proyecto educativo de centro, desde una asignatura o de
una forma transversal. Los defensores de la transversalidad afirman que la
educación en derechos humanos no puede ser una asignatura más del curriculum
escolar, sino una dimensión transversal que impregne el curriculum de cualquier
materia, ya que cualquiera de ellas es capaz de suscitar cuestiones relacionadas con
los valores necesarios en aquella educación "Los derechos humanos no pueden ser
unos enunciados teóricos o de principios, sino valores que cada ser humano tiene
que encarnar profundamente, por ello tampoco puede ser motivo de clases o
enseñanzas a la manera tradicional, sino vivencias que acompañan minuto a minuto
su vida y la de toda la escuela o institución" (Durkheim, E., 1963:10).
Jares, X. nos explica la transversalidad de los derechos humanos:
- Los temas transversales hacen referencia a un tipo de enseñanza que debe estar
recogida en todas las áreas de todas las etapas educativas, en tanto que
impregnan y afectan a todos los elementos del curriculum. En consecuencia "se
tienen que incorporar a la programación de cada profesor para cultivarlos en sus
actividades específicas y en los métodos generales de su especialidad,
ampliando el sentido educativo de esta. La educación en derechos humanos
desde su transversalidad se han de estudiar en todas las etapas educativas
desde la educación infantil hasta la universidad pasando por la formación del
profesorado.
- Los temas transversales introducen nuevos contenidos en el curriculum, pero
sobre todo reformulan y reintegran los existentes desde un nuevo enfoque
integrador e interdisciplinar. Es decir los derechos humanos desde la
transversalidad suponen un nuevo enfoque con el que trabajar áreas o disciplinas
del curriculum.
- Afectan a toda la acción educativa de todas las áreas y niveles educativos y
requieren su planificación y su correspondiente ejecución así como una mayor
evaluación por parte de toda la comunidad educativa.
\ Es decir la educación en derechos humanos desde la transversalidad han de estar
integrados y han de formar parte de una filosofía educativa que impregne toda
actividad.
- Los temas transversales han de estar presentes en el proyecto educativo de
centro, en el proyecto curricular de etapa y en las programaciones del
profesorado. Es decir al educación en derechos humanos ha de ser tratada a
todos los niveles de la planificación del centro.
- Existe una interacción entre los contenidos de las áreas y los contenidos de los
temas transversales. Han de estar integrados entre sí y con las materias y
elementos del curriculum. Así los contenidos de los derechos humanos han de
estar integrados en todas las materias ya que desde cualquiera de ellas se
pueden tratar ya que en la convivencia escolar nos encontramos habitualmente
con acontecimientos que pueden servirnos para ayudar al alumno a comprender
el valor del ser humano en todo tipo de circunstancias.
- Los temas transversales, aunque hacen referencia fundamentalmente a valores y
actitudes también presuponen contenidos de tipo conceptual y procedimental
existiendo una estrecha y necesaria relación entre lo cog- nitivo y lo afectivo. Es
necesario conocer el aspecto teórico de los derechos humanos, pero lo más
importante es la interiorización de los mismos y el valor práctico de ellos.
- Los temas transversales, y en este caso la educación en derechos humanos, no
pueden quedar reducidos a simples declaraciones retóricas o meros principios de
intenciones que nadie desarrollan quedándose así en el curriculum oculto, sino
que han de ser algo activo y vivo y presente en el curriculum manifiesto.
- Es importante prestar atención a la formación de los profesores en los temas
transversales, en este caso en derechos humanos, ya que tradicio- nalmente
suelen estar centrados en los contenidos científicos de las disciplinas
tradicionales.
- La transversalidad de los derechos humanos precisa de una organización del
centro basada en estructuras democráticas, participativas, el compromiso, la
cooperación para que los valores que se propugnan sean vividos en la vida
cotidiana del centro.
Por otra parte están los defensores de que la educación en derechos humanos
debe corresponder a una asignatura específica y determinada dentro del curriculum
escolar. En cualquier caso creemos que no se debe dar una polémica entre la
transversalidad o no de los derechos humanos ya que una postura no significa la
imposibilidad de la otra.
En este caso defendemos la transversalidad de los mismos pero no de forma
exclusiva con otras posturas sino complementarias.
11.3. Orientaciones metodológicas
Una vez delimitados los objetivos y contenido de la educación en derechos
humanos es importante presentar algunas consideraciones metodológicas de
carácter global cuya aplicación y trabajo sistemático nos permitirá conseguir los
objetivos propuestos. La educación en derechos humanos ha de consistir en una
educación centrada en los valores éticos que se sustentan en la Declaración
Universal. La metodología que proponemos es una metodología basada
principalmente en la interiorización.
Medina Rubio, nos explica que la interiorización de los derechos humanos no es
tarea fácil, porque a diferencia de los derechos ordinarios, cuyo ejercicio agota el
contenido concreto de esos derechos, en los derechos humanos, dada su
potencialidad moral, no se agota su ejercicio con la satisfacción momentánea de
unos derechos o deberes, pues "/a posesión de un derecho básico supone el
ejercicio sin trabas de un conjunto de libertades protegidas; ninguna determinada
particularización de un derecho básico, esto es, ningún ejercicio de una determinada
libertad por parte de un determinado miembro de ese conjunto variable agota un
derecho básico específico" (Panichas, G. E., 1990).
La metodología de la educación en derechos humanos basada en la inte-
riorización ha de ir encaminada a elaborar un pensamiento ético, autónomo, racional,
justo solidario y tolerante para la convivencia, así como el compromiso e implicación
a nivel individual y colectivo con los derechos humanos.
Como hemos dicho, los derechos humanos tienen su base fundamental en los
valores éticos que se sustenta en la Declaración Universal, por este motivo y
siguiendo a Marín Ibáñez (1976) y Ferreiros (IEPS, 1979) proponemos una
metodología basada en el proceso de clarificación de valores que tiene en cuenta los
ámbitos de reflexión, estima y actuación. Esto supone entender a la persona en su
totalidad integrada, como "ser bio-psico-socio-cultural e implica atender a las tres
dimensiones de su naturaleza: pensamiento emotividad y comportamiento. Se trata
de un conjunto de procedimientos (mas referidos al proceso de valoración que a los
valores sí elegidos), que tienen por objeto que el alumno realice un proceso reflexivo
de valoración personal en virtud del cual sea consciente y responsable de lo que
valora acepta o piensa.
Siguiendo lo anterior la primera orientación está basada en el ámbito cognoscitivo
y aunque no es suficiente con el conocer, lo primero para asumir los derechos
humanos y los valores en los que se sustentan, es conocerlos, un conocimiento
crítico y ajustado a la realidad. El segundo componente hace relación a la estima, lo
que permite la entrada al aspecto personal y afectivo. El tercero es el componente
expresivo o comunicativo que supone la afirmación del derecho en sí. La cuarta vía
hace referencia a la creatividad, es decir al descubrimiento de nuevas formas de
expresión y manifesta-
ción de los mismos, acorde con la realidad y la quinta sería el componente personal y
social.
Todo esto lleva implícito una forma de ayudar a ver y a verse de otra manera, de
ayudar de descubrir la relevancia de la realidad de las relaciones humanas y a
descubrirse como ser portador y realizador de una serie de valores que van a
desembocar en el respeto de los derechos humanos. Esto supone el desarrollo del
autoconcepto como núcleo de la personalidad. La persona para respetar los
derechos humanos, ha de sentirse poseedor y descubrir en sí mismos los valores
que los sustentan, ha de sentir la necesidad de ellos, su importancia.., de otra forma
será muy difícil poder reconocerlos en los demás.
La educación en derechos humanos debe componerse de forma que integrando
las áreas cognitivas, afectiva y comportamental de la persona se subraye en todo
momento del proceso educativo el componente crítico, de implicación y
transformación del entorno, como también de la propia personalidad. Ha de ser una
metodología interpretativa crítica y ligada a la actividad. Se trata de saber "qué" y
"por qué" en relación a multitud de realidades y conocimiento en sentido amplio que
posibilitaría la integración plena y real de la persona en la sociedad. Todo ello lleva a
la necesidad de formar críticamente a la persona en un mundo con una pluralidad de
opciones que se asienta sobre la base del cuestionamiento crítico, la reflexión y la
autodeterminación.
Como orientaciones metodológicas proponemos:
- El acceso a la información a su análisis.
- La posibilidad de observación de situaciones que reflejen la pluralidad de
opciones existentes en nuestra sociedad.
- La utilización del diálogo como punto de encuentro entre pensamientos y
valoraciones diferentes que encarnan la pluralidad.
- El estímulo hacia la toma de decisiones y hacia la responsabilidad.
- La participación en la elaboración de las normas del funcionamiento del centro
educativo o institución social.
- La creación de un clima de libertad y de confianza que permita la expresión
personal desde el respeto.
- La planificación de situaciones donde se ponga en práctica los valores que
sustentan los derechos humanos.
- La ayuda necesaria para que cada alumno/a llegue a la madurez valora- tiva
moral.
- La adopción de una actitud de beligerancia positiva respecto a los valores
compartidos, y de beligerancia negativa respecto a los contravalores
contradictorios con los valores compartidos, y una actitud de neutrali
dad respecto a los valores no compartidos, pero no contradictorios respecto a los
valores universalmente deseables (Trilla, 1992).
11.3.1. Principios didácticos
La metodología para la educación en derechos humanos, está basada en unos
principios didácticos que van hacer que se ajusten a la realidad en la que vive el
alumno.
El primer principio didáctico es el de vivir los derechos humanos. Además de
conocer y de reflexionar sobre ellos es necesario que el alumno los viva en el centro
escolar o en su entorno social. Esta vivencia ha de hacerse extensiva en todos los
ámbitos de la acción educativa, en la metodología en la organización del centro o
institución social, en los contenidos, etc. La base de la educación se encuentra en la
vida diaria de la escuela, donde los alumnos pueden aprender a pensar con
sinceridad y fundamento, a enjuiciar las normas de la sociedad en la que viven. La
organización democrática del centro es el contexto en el que pueden germinar y
sedimentarse el autentico significado de los derechos humanos (Jares, 2002:84).
"Construir una comunidad democrática de aprendizaje plantea exigencias que se
extienden a todos los elementos que inciden en la configuración del ecosistema del
aula y del centro... El alumnos aprende democracia viviendo y construyendo
realmente su comunidad de aprendizaje y de vida" (Pérez Gómez, 1992:114).
Educar en derechos humanos lleva consigo un tipo de cultura y un estilo de vida,
"aprender derechos humanos es equivalente a aprender una nueva manera de vivir"
(Morillas, G., 1985:18).
El segundo principio didáctico será la conexión con la vida real del centro y del
entorno. Vivir los derechos humanos significa dar preferencia a los hechos cotidianos
que se producen en el centro educativo o institución social como elementos
didácticos de primera magnitud. Para que este aprendizaje sea significativo los niños
de todas las edades necesitan que la instrucción a recibir acerca de los derechos
humanos se refiera continuamente a su vida y experiencia cotidianas. Por su parte
los más jóvenes el espíritu de la escuela o de la clase y las relaciones entre alumnos
y entre cada alumno con el profesor resulta más importante que la adquisición de
conocimientos (UNESCO 1969 en Jares, 2002:85).
El tercer principio que nos señala Jares, 2002 es el de la importancia del
ambiente y la organización de la propia escuela o institución. La organización
democrática de la escuela u organización social basada en la educación para la paz
son componentes imprescindibles para la educación en derechos huma-
nos» así como el reflejo de respeto a los mismos en todas las actividades de la vida
cotidiana del centro.
El cuarto principio sería el de que educar en derechos humanos es una educación
desde la acción. No hay educación en derechos humanos si no hay práctica, cuanto
más corta sea la distancia entre lo que decimos y lo que hacemos mejor será nuestra
labor.
El quinto principio será el se la participación del alumnado en el "qué " y en el
"cómo" del proceso de enseñanza-aprendizaje. La participación es,
simultáneamente, un requisito y un valor en el proceso de enseñanza-aprendizaje
desde la perspectiva democrática en la que se asienta la educación en derechos
humanos. Las estrategias didácticas fomentarán y se apoyarán en el trabajo en
equipo, en la toma de decisiones consensuada, siempre que sea posible, en la
cooperación, etc. El alumno debe ser "incitado a participar y a definir las condiciones
del propio proceso de aprendizaje; la determinación de los fines; la elección de los
métodos y la evaluación de los resultados" (Jares, 1992b:59).
El sexto principio: Educar en derechos humanos presupone presentar una visión
de la realidad cambiante y susceptible de transformación. La realidad no es estable
ni definitiva sino cambiante, provisoria y discontinua cuyos agentes son los seres
humanos, los cuales están en condición de llevar a cabo su transformación. Es
importante reflexionar sobre la realidad ya que los hechos sociales son productos
históricos y podían haber sido diferentes. La educación en derechos humanos
presupone la presentación de sus violaciones y suscitar la posibilidad de acción
como medio para transformar esa realidad.
El séptimo principio será el de la preferencia de los enfoques globaliza- dores e
interdisciplinares. Tanto desde el punto de vista conceptual en el que se
fundamentan como desde el punto de vista didáctico, la educación en derechos
humanos exige enfoques globales e interdisciplinares, a través de los cuales se
pueda aprehender la complejidad de la temática.
El octavo principio es el de la coherencia entre los fines y los medios a emplear.
Es necesaria una coherencia entre aquello que se pretende conseguir y los medios a
emplear. Se trata de buscar y poner en práctica medios que sean homogéneos,
coherentes con el fin perseguido de forma que no pueden ser disociados de aquello
que se pretende aprender. La educación en derechos humanos tiene que ver más
con las formas de aprender y las estructuras organizativas que con los contenidos o
finalidades educativas marcadas.
El noveno principio será la combinación de enfoques cognoscitivos y afectivos.
En la educación en general pero sobre todo en la educación en derechos humanos,
la vertiente intelectual del proceso de enseñanza aprendizaje no se puede separar
de su componente afectivo y experiencial; ambos procesos van unidos y ambos son
necesarios para interiorizar los valores de una educación en derechos humanos. El
conocimiento e información sobre los
derechos humanos es esencial, pero hay que añadir los afectos, las percepciones,
sentimientos y sensaciones de las experiencias vitales del alumnado, lo que lleva
consigo un análisis de las mismas para después compararlas con el mundo
circundante. (Jares, 2001:91.)
Desde tales principios la educación en derechos humanos no se limita a su
tratamiento específico en relación con los procesos de enseñanza-aprendizaje, sino
que se incardina en la organización del centro educativo o institución social,
encaminada a hacer de los centros educativos y sociales comunidades más justas y
democráticas, donde la participación, las normas, el estilo de dirección, el tratamiento
de los conflictos la evaluación institucional, la forma de ejercer la autoridad y el
poder, la forma en la que se relacionan los diferentes miembros de la comunidad
educativa, el respeto a las diferencias, el compromiso y el desempeño de las tareas y
obligaciones, el respeto, la solidad y la implicación de todas las personas que las
conforman sea una realidad conforme a los objetivos que se persiguen con la
educación en derechos humanos, para ello la escuela o institución social ha de estar
organizada de manera que los derechos humanos en general sean
permanentemente respetados.
11.3.2. Métodos y técnicas para la educación en derechos humanos
En la educación en derechos humanos, como en cualquier tipo de educación no
puede utilizarse un solo método, sino variedad, intentado emplear el más adecuado
en función de los objetivos que se pretendan alcanzar. Uno de esos métodos,
centrándonos en la importancia de la interiorización de los derechos humanos para
educar en ellos es el método socioafectivo. Se trata del desarrollo conjunto de la
intuición y del intelecto encaminado a desenvolver en los alumnos una más plena
comprensión tanto de sí mismos como de los demás, mediante la combinación de
experiencias reales y del análisis. (UNESCO, 1983b: 105).
Este método permite a la persona analizar de manera crítica y creativa su
entorno, le ayuda a escoger automáticamente sus principios y contribuye a que sus
acciones sean coherentes con su pensamiento realizando un proceso interno de
reflexión estructurado y sistematizado, que desemboque en guía de comportamiento.
Este método consta de tres fases:
En la primera fase se trata de que el alumno tenga una vivencia de una
experiencia, ya sea real o simulada. El punto de partida no es el conocimiento o la
información sino la experiencia. Para favorecer el aprendizaje de las actitudes y
conceptos relacionados con los derechos humanos, no basta con el
simple conocimiento de los hechos ya que el desarrollo de las actitudes y de valores
no surge de manera automática sino que se desarrollan a partir de una experiencia
personal.
La segunda fase se trata de la descripción y análisis de la misma. Se trata de
escribir y analizar las propias reacciones de las personas que participaron en la
anterior fase, comenzando por el análisis de los propios procesos decisorios que se
han llevado a cabo. En esta fase se trata de desarrollar la empatia, sentimiento de
concordancia y correspondencia con el otro.
En la tercera fase se trata de contrastar, y si es posible generalizar la experiencia
vivida a otras situaciones de la vida. Esta fase tiene que ver con los procesos de tipo
intelectual como son la descripción y el análisis de los procesos decisorios que se
vivieron en la situación experiencial, así como su correlación e inferencias con el
mundo real.
Otro método, basándonos principalmente en la importancia de que los alumnos,
como ciudadanos en la sociedad en la que viven, es que encuentren respuestas a
sus propias preguntas, de cómo localizar por sí mismos las fuentes de información
necesarias; cómo evaluar su relevancia y calidad, y como organizar la información y
las ideas para sus propósitos, proponemos el pensamiento independiente a través
del proceso investigador.
La experiencia adquirida con los procesos de investigación, es probablemente, el
mejor medio para desarrollar hábitos intelectuales básicos para un razonamiento
informado y responsable cualidades necesaria para una educación en derechos
humanos (Pérez Serrano, G. en López Barajas y Ruiz Cor- bella, 2000:68).
Otro método seria la realización de proyectos educativos de participación cívica.
Los proyectos son acciones con especial significación que implican la mejora del
medio natural, cultural, social o ciudadano, exigen la responsabilidad y el
compromiso cívico. Intentan vincular a los alumnos con la realidad para transformarla
y mejorarla con su esfuerzo. Supone una educación activa que lleva a la implicación
personal en la construcción de u hombres responsables y defensores de los
derechos humanos.
Otros métodos son los métodos dialogales que consisten en una serie de
orientaciones a tener presentes en conversaciones académicas o informales entre el
profesor y el alumno con el objetivo de contribuir a que mediante preguntas,
comentarios y sugerencias la persona reflexione o profundice sobre lo que
voluntariamente ha constituido la causa de la conversación, sin entrar en críticas ni
juicios valorativos.
Todos estos métodos tienen para ello una variada manifestación de técnicas
como:
- Ejercicios autoexpresivos. Estos abarcan todas aquellas actividades que permitan
crear un tiempo de reflexionar cuidadosamente sobre la propia
manera de ser, hacer y pensar, nuestro carácter, sentimientos, preferencias, metas,
etc.
Estrategias para el desarrollo del juicio moral. Mediante las cuales se pretende
desarrollar capacidades de razonamiento y argumentación de la persona sobre
cuestiones y valores que sustentan los derechos humanos, a través de narraciones
que presenten un conflicto sobre derechos humanos.
Desarrollo de la capacidad de toma de perspectiva social y empatia. Con las que se
pretende que la persona sea capaz de asumir roles y sentimientos diferentes a los
suyos ya que ayudan a comprender a otras personas y respetar la diferencia y los
derechos humanos.
Técnicas encaminadas a la comprensión crítica de la realidad. Su finalidad es mover
y estimular el conocimiento, la reflexión, el comentario, la crítica y la autocrítica. Se
trata de llegar a la elaboración de una postura personal ante la realidad de los
derechos humanos así como estimular la unión entre juicio y acción aspectos
importantes para el reconocimiento y respeto de los derechos humanos.
El diálogo reflexivo. Entorno a la discusión de los dilemas morales que plantean los
derechos humanos es una técnica primordial en la educación de los mismos. Puede
estar basado en experiencias vitales de los alumnos o en el curriculum de la clase,
en una situación disciplinaria o en la lectura de un artículo. El profesor invita a los
alumnos a dar respuestas, explicar y clarificar los argumentos que les parezca
razonables y justos sobre lo que ha de hacerse ante una determinada situación dile-
mática.
La estrategia de la concertación, del consenso, de la búsqueda de máximo común
denominador. Este técnica consiste en la interacción de alumnos situados en
distintos estadios de desarrollo cultural, intelectual y moral ya que la diferencia de
niveles en la exposición de sus puntos de vista pueda estimular procesos de
reestructuración o de reorganización cognitiva de las propias estructuras de
razonamiento. Se ha de llegar a la coincidencia en lo fundamental, al consenso al
denominador común de los derechos humanos.
La participación guiada. Se trata de proyectar acciones o actividades que den
ocasión a los alumnos a obrar de acuerdo con sus razonamientos. Para ello se
promoverán actividades y se suscitaran experiencias o situaciones personales de la
vida diaria del alumno, similares a las suscitadas en los derechos humanos, que
faciliten la transferencia del aprendizaje de los valores a tales derechos.
Los prácticums morales. Las experiencias reales sobre derechos humanos que de un
modo informal se presentan en las situaciones del medio
social, pueden servir de cauce para organizar practicums morales en los que se
realiza por parte de los alumnos, algún tipo de actividad social real, de carácter
extraescolar, con una intencionalidad y preocupación educativas al enfrentarse con
problemas que plantea la situación con- flictiva de derechos humanos. Se busca la
coherencia entre la crítica y la acción. Es un buen medio para el desarrollo de los
factores emocionales y actitudinales implicados en aquellos derechos (Medina Rubio
en López Barajas y Ruiz Coord. 2000:43).
- El roleplaying o capacidad de asumir roles están muy indicados para la educación
en derechos humanos. Se puede definir como la dramatiza- ción de una situación
relacionada con los derechos humanos de transcendencia social. La
representación se realiza mediante el diálogo y la improvisación. Los diferentes
personajes que intervienen encarnan y expresan posturas diferentes, y desde
esta pluralidad o diversidad, se ha de vivenciar el conflicto e intentar llega a algún
tipo de solución. Se trata de una situación que mueve a la persona a pensar,
sentir y actuar de la manera como correspondería a la perspectiva adoptada. Su
objetivo es fomentar el conocimiento y la empatia.
Además de los mencionados podemos señalar entre otros:, la negociación, la
asamblea, el debate, el grupo de discusión, resolución de conflictos, juegos de
adquisición de datos. En definitiva todas aquellas técnicas que potencien el
desarrollo del sentido de la responsabilidad social y de la solidaridad e incitar el
respeto de los derechos humanos mediante la cooperación y participación.
La participación es otro método importante en la educación en derechos
humanos. De forma general para que podamos decir que un alumno se está
educando es necesario que participe activamente en su proceso de aprendizaje. Así
cuando la UNESCO rechaza la idea de concebir la enseñanza en derechos humanos
como un fin en si mismo, se apoya en la creencia de que esos derechos no son unas
meras intenciones finales de convivencia. Los derechos humanos promueven, en
tanto que derechos, el reconocimiento de una condición humana, de unas
capacidades y necesidades que si no tienen el suficiente desarrollo conducen al
hombre a una deshumanización. Ahora bien, los derechos humanos son también
derechos que exigen responsabilidades. No se trata solo de reconocer una absoluta
posibilidad de actuaciones, sino de exigir también unas actuaciones que sean
humanizadoras (Gil Cantero, 1991:214).
Esas actuaciones humanizadoras se consiguen mediante la participación.
Participar es tomar parte, colaborar con otras personas, unirse con otros que tienen
inquietudes similares y formar un equipo para hacer algo o para alcanzar unas
metas. Es decir unirse, colaborar entre todos para alcanzar unos objetivos que
beneficiaran y mejoraran nuestra sociedad como es el reconocimiento y respeto de
los derechos humanos.
A través de la participación en la educación en derechos humanos, se pretende el
desarrollo del sentido de la responsabilidad social y de la solidaridad, e incitar al
respeto del principio de igualdad y libertad a través de un aprendizaje activo, ya que
la participación exige un grado de libertad, sin libertad la participación no sería real, y
sin la igualdad se cierra el paso a la participación (Ruiz Corbella, M. en López
Barajas y Ruiz Corbella Coord. 2000:191).
11.4. Recomendaciones Internacionales
En colaboración con el Instituto de derechos humanos de Estrasburgo, La
Unesco organizó una reunión de expertos en la que, entre otras cosas recomendó:
La enseñanza de los derechos humanos se basará y se apoyará en la inves-
tigación; dicha investigación debe ser multidisciplinaria, conducente a una mejor
comprensión de los factores que determinan la violación de estos derechos y la
determinación de las políticas y mecanismos institucionales necesarios para
garantizarlos.
Se alentará la investigación y la enseñanza sobre cuestiones de enseñanza
crítica para los derechos humanos en la comunidad internacional en general,
especialmente sobre los siguientes temas:
- El aparheid y las consecuencias del colonialismo y todos los tipos de racismo.
- Los conflictos armados internacionales e internos y la carrera de armamentos,
que tienen graves repercusiones socioeconómicas y amenazan la supervivencia de
la humanidad.
- La tortura, las desapariciones, el terrorismo de estado y de otros tipos, y las
ejecuciones en particular de carácter arbitrario o sumario.
- La pobreza y el hambre.
- La constante corriente de refugiados.
- La protección de las minorías.
- El derecho a una administración de la justicia adecuada.
- La libertad de pensamiento, de conciencia y de religión.
Por su parte la Oficina del Alto Comisariado de las Naciones Unidas para los
derechos humanos en el marco de las actividades del Decenio de las Naciones
Unidas para la Educación en derechos humanos (1995-2004) considera importante
la elaboración de unos planes nacionales de acción para la
educación en derechos humanos y da unas directrices para la elaboración de los
mismos. Las directrices han sido concebidas con el propósito de prestar asistencia a
los Estados en el cumplimiento de las diversas resoluciones de la Asamblea General
y de la Comisión de los derechos humanos en las que se ha exhortado a los Estados
a que elaboren planes nacionales de acción para la educación en derechos
humanos.
11.4.1. Planes nacionales de acción para la educación en derechos humano
En su resolución 49/184, en la que proclamó el Decenio para la Educación en
derechos humanos, la asamblea General acogió con satisfacción el Plan de Acción
que le había presentado el Secretario General y pidió al Alto Comisionado de las
Naciones Unidas que coordinara su ejecución.
El Plan de Acción se basa en el concepto de asociación entre los gobiernos, las
organizaciones intergubernamentales, las organizaciones no gubernamentales, las
asociaciones profesionales, los particulares y vastos sectores de la sociedad civil.
Los planes nacionales contribuyen a:
- Establecer o fortalecer instituciones y organizaciones nacionales y locales en pro
de los derechos humanos.
- Adoptar medidas para establecer programas nacionales de promoción y
protección de los derechos humanos, en atención a las recomendaciones
formuladas por la Conferencia Mundial de los derechos humanos.
- Evitar las violaciones de los derechos humanos, que tienen consecuencias
ruinosas desde los puntos de vista, humanas, sociales, culturales y económicas.
- Identificar a los miembros de la sociedad que actualmente se ven privados del
goce pleno de sus derechos humanos y velar porque se adopten medidas
eficaces para remediar su situación.
- Crear un entorno que propicie una respuesta amplia a los rápidos cambios
sociales y económicos que, de otra manera, podrían provocar caos y desajustes.
- Promover la diversidad de las fuentes, los enfoques, las metodologías y las
instituciones respecto de la educación en los derechos humanos.
- Ampliar las oportunidades de cooperación en las actividades de educación en
derechos humanos entre los organismos gubernamentales, las
organizaciones no gubernamentales, los grupos de profesionales y otras
instituciones de la sociedad civil. Puesto que las organizaciones gubernamentales y
no gubernamentales, así como los particulares, pueden desempeñar un papel
importante para hacer que se respeten los derechos humanos, la elaboración y
ejecución de los planes de acción nacionales para la educación en derechos
humanos debería ser competencia de un órgano en el cual se hayan combinado
creativamente los representantes de todas esas entidades.
- Subrayar la importancia de los derechos humanos en el proceso de desarrollo
nacional.
- Prestar asistencia a los gobiernos para que cumplan los compromisos que han
contraído anteriormente respecto de la educación en derechos humanos con
arreglo a instrumentos y programas internacionales, como la Declaración y
Programa de Acción de Viena (1993) y el Decenio de las Naciones Unidas para la
educación en la esfera de los derechos humanos, (1995-2004) (Mestre
Chust,2007:143).
11.4.2. Principios generales, objetivos y directrices del Plan de Acción
La educación en derechos humanos y en pro de ellos constituye un derecho
fundamental. Los gobiernos deben formular planes nacionales orientados a los
siguientes fines:
a) Promover el respeto y la protección de todos los derechos humanos mediante
actividades educativas destinadas a todos los miembros de la sociedad.
b) Promover la interdependencia, la indivisibilidad y la universalidad de los derechos
humanos, incluidos los derechos civiles, culturales, económicos, políticos y
sociales, así como el derecho al desarrollo.
c) Incorporar los derechos de la mujer como parte integrante de los derechos
humanos en todos los aspectos del Plan Nacional.
d) Reconocer la importancia que reviste la enseñanza de los derechos humanos
para el fomento de la democracia, el desarrollo sostenible, el imperio de la ley y la
paz, así como para la protección del medio ambiente.
e) Reconocer el papel de la enseñanza de los derechos humanos como estrategia
para la prevención de violación de esos derechos.
f) Alentar el análisis de problemas crónicos e incipientes en materia de derechos
humanos, para encontrar soluciones compatibles con las normas a ese respecto.
x g) Fomentar los conocimientos sobre instrumentos y mecanismos para la
protección de los derechos humanos y la capacidad de aplicarlos a nivel mundial,
regional, nacional y local.
h) Dotar a las comunidades y a las personas de los medios necesarios para
determinar sus necesidades y velar por su satisfacción.
i) Elaborar métodos didácticos que incluyan conocimientos, análisis críticos y el
desarrollo de aptitudes para promover los derechos humanos.
j) Fomentar entornos de aprendizaje libres de necesidades y temores y que
estimulen la participación, el goce de los derechos humanos y el desarrollo pleno
de la personalidad humana (Mestre Chust, 2007:143).
El Plan de Acción tiene como objetivos:
- Evaluar Las necesidades en materia de derechos humanos.
- Formular las estrategias de acción en relación con las necesidades.
- Crear programas para la educación en derechos humanos en planos
internacionales, nacionales y locales. En este objetivo se insta a los Estados
Miembros a que establezcan un comité nacional para la educación en derechos
humanos y a que redacten un plan nacional de acción.
- Fortalecer los programas para la educación en derechos humanos en los planos
internaciones, regional y local.
- Preparar el material didáctico.
- Fortalecer los medios de difusión.
- Difundir mundialmente la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Una vez tenido en cuenta los objetivos del Plan Nacional de Acción es importante
dar unas directrices generales para su elaboración. La directrices ofrecen
sugerencias concretas para formular y llevar a la práctica un Plan Nacional amplio,
eficaz y sostenible.
Las directrices están organizadas en tres secciones:
1. Introducción.
2. Principios rectores de un Plan Nacional de acción para la educación en derechos
humanos.
3. Medidas orientadas a la elaboración de un Plan Nacional para la educación en
derechos humanos.
De forma general las directrices son importantes porque:
- Promueven el entendimiento común de los propósitos y el contenido de la
educación en derechos humanos.
x - Ponen de relieve las normas mínimas de la educación en derechos humanos.
- Determinan los procesos y las medidas necesarias para elaborar, aplicar,
evaluar, y volver a formular un Plan de Acción.
- Señala los recursos humanos, financieros y técnicos necesarios para un enfoque
nacional en la enseñanza de los derechos humanos.
- Alientan la interacción eficaz entre las instituciones y organizaciones nacionales e
internacionales que trabajan en pro de los derechos humanos.
- Promueven el cumplimiento a nivel nacional de las normas internacionales en
materia de derechos humanos.
- Proporcionan mecanismos para fijar metas razonables en la educación en
derechos humanos.
- Evalúan la consecución de esas metas.
Todos los procedimientos y prácticas para la elaboración, ejecución y evaluación
del Plan Nacional deben garantizar la representación pluralista de la sociedad
incluidas organizaciones no gubernamentales; la trasparencia de las operaciones; la
responsabilidad de la gestión pública y la participación democrática.
Tema 10.- EL DERECHO A LA FORMACIÓN Y AL TRABAJO COMO PILAR DE LA IGUALDAD DE
OPORTUNIDADES Y EL DESARROLLO DE LOS PUEBLOS

MACEDA, P (1994) : La educación ante los grandes cambios culturales. Euroliceo.


Madrid.

MINISTERIO DE ASUNTOS SOCIALES (1992): Normativa comunitaria en materia


de igualdad de trato. Comisión de las comunidades europeas.

MINISTERIO DE ASUNTOS SOCIALES (1989): Mujer e igualdad de oportunidades


en el empleo. Instituto de la mujer. Madrid.

MUGUERZA, J Y OTROS (1989): El fundamento de los derechos humanos. Debate.


Madrid.

PNUD (2000): Derechos humanos y desarrollo humano. Madrid: Mundi-Prensa

PND (2002): Profundizar la democracia en un mundo fragmentado. Madrid. Mundi-


Prensa.

TEJADA, J; GIMENEZ Y OTROS (2007): Formación de formadores escenario


institucional. Madrid. Thomson.

WALZER, M (1993): Las esferas de la justicia. México. FCF

WATSON, T (1995): Trabajo y Sociedad. Manual introductoria a la sociología del


trabajo industrial y de la empresa. Barcelona. Hacer Editorial

Asignatura de Derechos Humanos y Educación 24 de 24


Prof. María José Albert
Grado Educación Social

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