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He visto a Dios en el cura de Ars

San Juan María Vianney, fue un sacerdote profundamente piadoso, su vida estuvo
completamente dedicada al servicio de Dios. Es conocido como el Santo cura de Ars,
porque fue en ese pequeño pueblo francés, que desarrolló su ministerio con tal amor que
logró hacerlo muy famoso y visitado por muchos peregrinos, fieles laicos, otros sacerdotes
y predicadores que acudían de todas partes, a pesar de su fama de ser poco inteligente.
Muchas horas diarias en el confesionario, duras penitencias y sacrificios por la conversión
de los feligreses, enseñanza de la catequesis para niños y adultos, celebración de la misas
con una enorme devoción, y los sermones sencillos para que la gente los comprendiera,
pero muy ricos en espiritualidad; son algunas de las razones por las que San Juan María
Vianney es ahora patrono, modelo y protector de todos los sacerdotes, y en su día, la iglesia
celebra a todos los párrocos pidiendo a este honorable santo interceda por ellos.
La figura del párroco en la iglesia tiene un valor muy importante, es el encargado de guiar
una pequeña fracción del pueblo de Dios, esto, desde la predicación, la administración de
sacramentos, el compartir del día a día, convirtiéndolo en una persona respetada y sobre
todo querida por todos.
El párroco se convierte en la imagen de Cristo en la comunidad, celebra el nacimiento de
los niños y los incluye en el pueblo de Dios por el bautismo, alimenta todos los días a su
pueblo con el pan vivo de la Eucaristía y la palabra de Dios, reconcilia a los hombres con
Dios desde el confesionario acompañándolos en su camino a la vida de santidad, está con
nosotros en los momentos difíciles y asiste a nuestros enfermos con el sacramento de la
unción también nos acompaña en los momentos de dolor para despedir a nuestros difuntos,
el párroco ése Cristo que está siempre con nosotros en nuestra vida.
Como laicos, la historia del Santo Cura de Ars es muy atrayente, porque nos abre los ojos
a la vida cotidiana del sacerdote que muchas veces no notamos ni llegamos a conocer; nos
permite comprender que además de esa compañía que amamos de los padres, y esa
espiritualidad que nos transmiten en su cercanía, existe una vida detrás dedicada por
completo a nosotros por el amor a Dios. Así como también, nos muestra la importancia de
orar por ellos, pues sabemos cuan expuestos están a las tentaciones y ataques del
demonio.
En este día tan importante como comunidad damos gracias a Dios por su presencia entre
nosotros, pero también renovamos nuestro compromiso de cuidarlos y rezar por ustedes,
porque como diría el mismo San Juan Vianney: “¿De qué nos serviría una casa llena de oro
si no hubiera nadie que nos abriera la puerta? El sacerdote tiene la llave de los tesoros del
cielo”.

¡Feliz Día a Todos los Sacerdotes y en especial a los Párrocos!

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