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Oda a Heilderberg Tipo textual:Oda

Hace tiempo que te amo y quisiera para mi gozo

llamarte madre y ofrecerte una sencilla canción,

a ti, de las ciudades patrias la más bella

que he visto entre los campos.

Como el ave del bosque vuela sobre las cumbres,

así sobre la corriente que brilla al pasar junto a ti

se alza ligero y jubiloso el puente,

retumbando de carros y de hombres.

Como enviado por los dioses, un hechizo

me encadenó al puente, al atravesarlo,

y en las montañas me pareció

que se hundía la incitante lejanía,

y la joven corriente se alejaba por la llanura

tristealegre como el corazón que, considerándose,

demasiado bello para extinguirse amando,

se arroja al oleaje del tiempo.

Fuentes habías regalado al fugitivo

y frescas sombras, y las riberas todas

le miraban pasar y por entre las olas

temblaba su amada imagen.

Y aunque grave colgaba sobre el valle el gigantesco

castillo, conocedor del destino, hasta el suelo,

desgarrado por los elementos,

el sol eterno derramaba


su luz renovadora sobre la imponente imagen

envejecida y verdeaba alrededor muy viva

la yedra y el murmullo de amables bosques

descendía cubriendo el castillo.

Los arbustos bajaban florecidos bajo el sereno valle,

donde, recostadas en las colinas o apegadas

a las riberas, tus alegres callejuelas

descansan entre olorosos jardines.

• Nota: Hölderlin visitó Heilderberg en varias ocasiones. La primera de ellas en junio de 1788,
con ocasión de un viaje a Maulbronn. En carta a su madre sobre este viaje describe la ciudad
diciendo que le había gustado extraordinariamente y hace mención al puente, que entonces
llamaban nuevo, pues se había construido entre 1786 y 1788. Volvió a pasar por Heilderberg
en 1795 de camino a Fráncfort, en 1798 junto con su amigo Sinclair y al volver a casa de su
madre desde Homburg en 1800.

Autor - Friedrich Hölderlin

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