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UNIVERSIDAD CATÓLICA LUMEN GENTIUM

ESCUELA DE TEOLOGÍA
TEOLOGÍA ESPIRITUAL Prof. Pbro. Reyes Muños Tonix

Presenta: Oscar Gómez Notario, FMAP


4to Teología
Tlalpan, CDMX, 30 de agosto de 2022
Espiritualidad cristiana en el mundo actual

El desarrollo del concepto de espiritualidad viene acompañando a la Iglesia


desde sus primeras comunidades como lo refiere San Pablo, aunque después se haya
aplicado a otras religiones, pero en general se referirá a «La forma de vida de personas que
basan la comprensión y la realización de sí mismas en una opción fundamental por valores
o realidades de alguna manera trascendentes, capaces de dar sentido a sus vidas».
Tambien se nota que el laicismo tiene su propuesta que pretende competir
para dar su propuesta de felicidad y de sentido, además habla el texto de todo el
conocimiento y ciencia, asi como avances tecnológicos que influyen en el concepto de
espiritualidad y en la espiritualidad misma. El texto menciona que aunque esten fuera de los
templos, la gente tiene espiritualida,
Menciona algunos autores que ha tratado el tema al tratar sobre el sentido y
felicidad de la vida, y la creciente demanda de valores inmateriales en base a la necesidad
de del sentido trascendente de la vida.
Existe una relación entre religión y espiritualidad ya que se trata de la
relación de que se tiene con la divinidad sin embargo existe el error de querer hacerse una
religión sin Dios, además de las distintas formas de distorsión con que se pueden presentar
las espiritualidades alternativas como la new-edge, para lo cual el texto presente distintos
autores.
A esto sigue hablar de humanismo cristiano, pero sin la Iglesia y de personas
que no son eclesiales o religiosas pero que tienen valores universales como el altruismo, la
solidaridad o la promoción de paz. Espiritualidades sin religión que contiene valores de la
espiritualidad cristiana.
Con respecto a las espiritualidades religiosas, Los tres rasgos esenciales de
todas ellas son su absoluta trascendencia, su presencia originante en el conjunto de la
realidad y en el interior de las personas y su condición de «Presencia», es decir, de realidad
en acto constante de autodonación y autorevelación a los sujetos con los que entra en
relación.
Por consiguiente podemos hablar de una ética universal con valores universales que parte
de la dignidad humana.
En la espiritualidad cristiana el centro es Dios, es Cristo, no solo es un
manual con un conjunto de normas, sino una religión personal en que Jesús nos lleva a una
verdadera comunión con Dios, en la fe en el todopoderoso. Hace posible la relación
personal del hombre con él. Se trata, además, de un monoteísmo ético, sobre todo porque
representa la Divinidad como correlato y como despertador de la conciencia de la
responsabilidad presente en el hombre, y dota a esa capacidad del hombre de su más
profundo alcance de decisión absoluta.
Se viene revelando desde la cultura judía pero reconocemos en cristo la imagen de Dios
creador.
La revelación de Dios es Jesús y muestra el panorama que se abre para los
humanos con la espiritualidad cristiana, es decir, la forma de vida que se sigue de creer en
el Dios Amor, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos agracia con su Espíritu. Una
forma
de vida que tiene su fundamento en la fe. El amor de Dios en los creyentes hace posible y
urge en ellos el amor a los hermanos. El nuevo testamento se hace eco en esto de motivos
veterotestamentarios como la incorporación al precepto del amor a Dios con todo el ser, del
amor alprójimo «como a ti mismo»; y el tema profético de la inclusión de la práctica de la
justicia y la atención a los pobres en el núcleo mismo de la relación con Dios.
El seguimiento tiene su paso previo indispensable en el encuentro con el
Señor. Los eligió, dice el Evangelio de los Doce, para que estuvieran con Él y para
enviarlos a predicar. Y este estar con Él, más allá de la convivencia del discípulo con el
Maestro, se enriquecerá después con nuevos rasgos como creer en Él. El seguimiento
comporta también seguir los pasos de Jesús, con las condiciones que presentan los relatos
relativos a la llamada a seguirle: dejar al padre, la barca y las redes; dejarlo todo; negarse a
sí mismo y cargar con su cruz; no acudir a enterrar al padre; ni a despedirse de la familia.
La felicidad que caracteriza la espiritualidad no elimina las negatividades
que comporta la vida humana, pero permite vivirlas.

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