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Movimiento Eclesial “Apóstoles de la Palabra”

Una Familia Misionera al servicio de la Iglesia Católica


INSTITUTO BÍBLICO TEOLÓGICO

Renato Leduc # 231 – Col Toriello Guerra - Del. Tlalpan - C.P. 14050 – México D.F.
Tel. 56 65 53 79 - Fax 56 65 47 93 - E-mail padreoctavio@hotmail.com

Asesor: Fidencio Sampedro Zárate.

MATERIA: INTRODUCCIÓN A LA LITURGIA

Lección 1: ASPECTOS GENERALES SOBRE LA LITURGIA

Lección 2: EL AÑO LITÚRGICO

Lección 3: SOLEMNIDADES Y FIESTA DEL SEÑOR DENTRO DEL


AÑO LITÚRGICO

Lección 4: MARÍA EN EL AÑO LITÚRGICO

Lección 5: EL CULTO QUE SE DEBE DAR A LOS SANTOS

Lección 6: LITURGIA DE LAS HORAS

Lección 7: CONOCIENDO LOS LUGARES Y OBJETOS LITÚRGICOS

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LECCIÓN 1: ASPECTOS GENERALES SOBRE LA LITURGIA

a) Definición

El término “liturgia” proviene del griego clásico. La palabra griega leitourgia (verbo: leitourgein; sustantivo de
persona: leitourgos) deriva de la composición de laos (pueblo) y de ergon (obra), “obra o quehacer público”.
Traducido literalmente liturgia significa, “servicio de parte de y en favor del pueblo” o “servicio directamente
prestado para el bien común” (Catic 1069).

El término Liturgia en el Antiguo Testamento

En El Antiguo Testamento (según la versión griega de los LXX, hacia 250-150 a.C.) el término se usa para indicar el
servicio cultual del templo por parte de los sacerdotes y de los levitas.

El término Liturgia en el Nuevo Testamento

En el Nuevo Testamento el término liturgia aparece muy pocas veces (15 veces frente a 150 veces, aproximadamente
que aparece en el Antiguo Testamento).

El término tiene diversos sentidos: sentido profano de servicio público oneroso, sentido ritual-sacerdotal del Antiguo
testamento.

En el sentido de culto ritual cristiano hay un único texto, que en su traducción literal dice: “Mientras celebraban el
servicio del Señor y ayunaban, el Espíritu Santo dijo...” (Hech 13,2). Es el único texto neotestamentario en el que se
podría descubrir ya el nombre de lo que después se llamará liturgia cristiana.

Si se utiliza poco la palabra liturgia en el Nuevo Testamento es por que esta palabra estaba muy ligada al sacerdocio
levítico del Antiguo Testamento, ministerio que pierde su razón de ser en la nueva situación creada por Cristo. Es por
esto que en el Nuevo Testamento se utilizan más bien otras palabras para designar lugares de culto tales como:
sacrificio, víctima, ofrenda y otros).

b) El culto en la Biblia

El culto en el Antiguo Testamento

Israel basa su identidad en la relación con Dios que ha entrado en la historia. Por eso su culto es histórico y profético.
El concepto que expresa mejor la esencia histórica y profética de dicho culto es el de memoria.

La memoria cultual es un acto vivo de conmemoración. Es en ese acto de memoria común donde un pueblo o un
grupo se regeneran. El pasado de los orígenes de alguna manera se recupera para convertirse en la génesis de vida del
hoy. Éste entonces se recibe en el presente, como don de gracia. Además, todo proyecto de futuro parece enraizarse
en el despertar de esta tradición: el hombre tiene futuro solamente porque tiene memoria.

La insistencia en que no es sólo “con nuestros padres” con quienes Dios estableció la alianza (Dt 5,3), sino con la
generación presente, muestra que la función central del culto no es la simple memoria del pasado, sino la
actualización. El culto así concebido intenta suprimir, sin olvidarla, la distancia cronológica y espacial: Dios no actuó
solamente en tiempos pasados y en lugares diversos, sino que obra eficazmente y de manera semejante ahora y aquí.

Si en Israel el culto está referido a la historia, ésta tiene como experiencia básica el Éxodo. Se trata de un movimiento
de liberación y constitución del pueblo a nivel político, que incluye en el plano religioso un movimiento de conversión
y aceptación de la fe en Yahvé, e implica a su vez una determinada categoría de culto: Israel ha sido constituido
“pueblo de Dios para servicio de Dios; nace por tanto, como “pueblo sacerdotal” (Ex 19,5-6). En la espiritualidad
de Israel hay una íntima relación entre historia, culto y actualización de la alianza, entre culto y vida.

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El culto en el Nuevo Testamento

El paso del culto del Antiguo Testamento al Nuevo Testamento se caracteriza al mismo tiempo por la continuidad y
por la ruptura. Esto es verdad en lo que se refiere al concepto de culto.

Es necesario fijarnos, ante todo, la posición adoptada por Jesús frente al servicio litúrgico judío durante su actividad
pública. La primera impresión es la de una actitud mezclada de dependencia y de libertad. Por una parte, Jesús
observa las prácticas cultuales de su pueblo; pero, por otra, es fiel a la línea de los profetas que exigen la primacía del
espíritu sobre el rito (Cf. Mt 5,23-24); Mc 12,33). Cristo resumió y centro la ley en el cumplimiento del precepto del
amor a Dios y al prójimo. De modo semejante, en el ámbito del culto recuerda y pone de manifiesto las exigencias
fundamentales que condicionan el valor o la nulidad del mismo culto: el amor y el perdón del hermano (Cf. Mt 5,23-
24; 15,5.9; Mc 7,6-9). Más aún, Cristo inaugura un nuevo culto “en espíritu y verdad” (Jn 4,24), es decir, un culto
ofrecido con la propia vida, tal como lo vivió y ejemplificó Él mismo.

El culto cristiano es “nuevo” porque no es una acción organizada al margen de la vida, sino que constituye la razón
misma del ser cristiano, es decir, crea hombres que viven “en Cristo”. La existencia de Cristo es la plenitud del culto
cristiano.

En conclusión, decimos que el culto cristiano se puede describir en estos términos: memoria del acontecimiento
definitivo que Dios realizó en Cristo y por Cristo a favor de los hombres; memoria que se celebra en la Iglesia, cuerpo
de Cristo resucitado (Cf.1Cor. 12,12-13), verdadero pueblo sacerdotal (1Pe 2,9-10) que adora en Cristo y por Cristo
al Padre “en espíritu y verdad” (Jn 4,23-24) Dicho culto no está ligado a un lugar exclusivo (Catic 1175; 1Pe 2,4-5).

LECCIÓN 2: EL AÑO LITÚRGICO

Estudiar el año litúrgico es de suma importancia porque nos hace vivir los misterios principales de la vida de
Jesucristo los cuales están por siempre presentes y operantes en su Iglesia.

ANTECEDENTES

El Año Litúrgico Hebreo

El Año Litúrgico Hebreo era inicialmente caracterizado por tres grandes fiestas anuales de tipo agrícola. La fiesta de
los ázimos, la de la siega y la de la recolección de los frutos. Estas fiestas estaban fijadas en relación a las estaciones y
no con algún día en especial.

Los hebreos hacen que estas mismas fiestas sean expresiones de puntos culminantes de la Historia de la Salvación, o
sea, de las intervenciones Divinas que dan origen al Pueblo de Dios. Así la fiesta de los ázimos viene a ser
denominada como la Pascua, en recuerdo del pasaje liberador de Dios en Egipto (Lev 23,9-14; Núm 28,16-25); la
siega será la fiesta de las siete semanas de la liberación que culminan con el día de la teofanía del Sinaí y de la
Proclamación de la Alianza, Pentecostés (Lev 23,15-21; Núm 28,26-31); la recolección se transformará en la fiesta de
las tiendas o Tabernáculos, en recuerdo del tiempo del desierto, tiempo feliz en el que Dios habitaba en una tienda
con su pueblo (Lev 23,33-39; Núm. 29,12-38).

Para los hebreos la Pascua tiene una especial importancia, pues el acontecimiento de la liberación de Egipto se
considera como el más grande en la historia religiosa hebrea.

El año Litúrgico Cristiano

El año Litúrgico Cristiano afirmaba el Papa Pío XII en la Encíclica Mediador Dei: “Es Cristo mismo que vive en su
Iglesia para hacernos vivir la realidad de la salvación que está por siempre y operante”.
Se presenta organizado como ciclo anual de los misterios de Cristo y de las fiestas de los santos, ya que dichos
misterios son realizados en la vida de algunos miembros de la Iglesia.

Este ciclo anual tiene como finalidad hacernos vivir en el tiempo de la Iglesia la realidad de salvación que se tiene con
el tiempo de Cristo.

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El concilio Vaticano II al hablar del año litúrgico insiste en que “la Iglesia abre a lo fieles los tesoros de la gracia y
los méritos de su Señor...., de manera que se llenen del poder de la salvación” (SC 102).

DIVISIÓN DEL AÑO LITÚRGICO

El año litúrgico se divide en:

a) Adviento
Es un tiempo de preparación para la celebración litúrgica del Nacimiento del Señor, así como a su venida triunfal al
fin del tiempo. La primera venida de Cristo, en humildad y pequeñez. La segunda, en gloria y majestad. Su principal
característica es la esperanza.

b) Navidad y Epifanía
En la Navidad conmemoramos el aniversario del Nacimiento de Jesús en Belén. Dios que por amor se humilla como
siervo y se hace hombre para rescatarnos con su obediencia al Padre. La elección principal de la Navidad es el amor.

El tiempo de Navidad celebra también estas manifestaciones: la adoración de los magos, el bautismo de Jesús y el
milagro de Caná. Las tres manifestaciones de Dios a los hombres, orientadas a nuestra salvación. Esta es la triple
afirmación de la divinidad de Jesús. Su característica principal es la dimensión universal de su llamada. La Buena
Nueva se dirige a todos los pueblos.

c) Tiempo ordinario:
No tiene característica especial. En él la Iglesia vive y continúa celebrando el Misterio Pascual del Señor Jesús
centrado especialmente en el domingo.

d) La cuaresma:
Es un tiempo de preparación para la fiesta de la Pascua. Su objetivo principal no es la meditación de la Pasión del
Señor, sino más bien la preparación de la fiesta de Pascua mediante el recuerdo o la preparación del bautismo y
mediante la penitencia.

Hay cuatro características de este tiempo: el recuerdo del bautismo, práctica de la penitencia, hacer nuestra la palabra
de Dios y hacer oración intensa.

Durante este tiempo tenemos:

La semana santa como el tiempo de más intensa actividad litúrgica del año. La Pasión y Muerte de Nuestro Señor
Jesucristo y su Resurrección Gloriosa, son los acontecimientos principales, no sólo de esta semana, sino de nuestra
vida religiosa.

El Triduo pascual es el centro del año litúrgico, porque en este triduo se realizó la obra de la redención humana, es
decir, Cristo con su muerte ha destruido nuestra muerte y resucitado nos ha dado la vida. Se debe dar pues toda la
importancia a estos días santos para que aparezcan como el centro de la vida litúrgica y de la comunidad cristiana.

El Jueves Santo celebramos la institución de la Eucaristía, la entrega del mandamiento del amor y el ejemplo del
servicio a los demás con el lavatorio de los pies, también celebramos la institución del sacerdocio.

El Viernes Santo, es el día de la Pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo. En este día podemos contemplar el
drama de la cruz.

El Sábado Santo nos hace vivir en el silencio del sepulcro que nos prepara para el momento decisivo de la pascua de
Cristo: la Resurrección.

e) La Pascua

Durante cincuenta días, a partir del domingo de resurrección, se nos invita a contemplar la exaltación de Cristo,
constituido Señor del universo y cabeza de la humanidad.

El tiempo pascual es el período que está invadido por la acción del Espíritu Santo, Cristo nos lo envía desde el Padre,
para que sea nuestro maestro, abogado consolador y defensor. Durante este tiempo la comunidad cristiana se reconoce
a sí misma como un misterio de comunión fraternal, realizado por el Espíritu Santo.

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Otra división del año litúrgico podemos verlo en el siguiente esquema:

* Tiempo de Adviento
* 25 de Diciembre
CICLO NATALICIO * Tiempo de Navidad
* Bautismo del Señor

* Miércoles de Ceniza
* Tiempo de Cuaresma
CICLO PASCUAL * Pascua
* Tiempo de Pascua
* Pentecostés

TIEMPO ORDINARIO Fiesta de Cristo Rey

Ahora veamos con más profundidad cada uno de estos tiempos:

TIEMPO DE ADVIENTO

La palabra Adviento se deriva de la palabra latina adventus del verbo advenire, que significa: venir a. Así la palabra
Adviento significa venida y por eso no es solamente tiempo de espera de alguien que debe venir o preparación para el
encuentro con él, sino que es ya, ahora y aquí, ese mismo venir lo que es celebrado. Como toda acción litúrgica,
también el adviento tiene una triple significación temporal: es “recuerdo” de un pasado en el cual Dios ha obrado, es
“anticipación” de un futuro en el cual Dios dará cumplimiento a todo lo que ha iniciado, es “presencia” por medio del
signo, de un don que Dios hace, porque todo lo que ha iniciado se cumple y madura en un hoy que es anticipación de
una promesa futura.

Al celebrar la Iglesia el adviento, nos invita a meditar fundamentalmente la venida del Señor. Esta venida se presenta
en tres dimensiones:

1.- Advenimiento Histórico (pasado):

Se entiende la espera que vivieron los pueblos que ansiaban la venida del Salvador. Este período abarca desde Adán
hasta la encarnación. La predicación de los profetas de aquel entonces nos ayuda en la actualidad a preparar los
corazones a la llegada del Señor. Escuchar esa predicación profética es sentirse cuestionado e invita a abrirnos al
Señor que quiere nacer en nuestro corazón.

2.- Adviento Místico (presente):

Aquí entendemos la preparación moral del hombre de hoy a la venida del Señor. Es un adviento actual. Se trata de la
actividad evangelizadora para disponer al hombre, como persona, y a la comunidad humana, como sociedad, a aceptar
la salvación que viene del Señor.
A este respecto nos dice el Apocalipsis:

“Mira que estoy a la puerta y llamó; si alguno oye mi voz y me abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él
conmigo” (Ap 3,20).

Jesús es el Señor que viene constantemente al hombre. Es necesario que el hombre se percate de esta realidad para
estar como quien tiene el corazón abierto listo para que entre el Señor.

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3.- Adviento Escatológico (futuro):

Se entiende la preparación a la llegada definitiva del Señor, cuando volverá para coronar definitivamente su obra
redentora, dando a cado uno según su obras.

Algunas sectas hablan de esta segunda venida de Cristo como algo ya inminente asustando a la gente. La Iglesia
Católica, en cambio, desde hace siglos, invita a los hombres mediante la celebración anual del Adviento, a prepararse
a esta segunda venida, cuya fecha nadie conoce.

“Estén pues atentos, porque no saben que día llegará su señor” (Mt 24,42).

Origen del Adviento:

La historia del adviento comienza en Roma en el siglo IV, surge con la idea de prepararse para la Navidad, se trataba
de una preparación ascética que duraba tres semanas y estaba orientada al binomio Navidad-Epifanía, en especial a
esta última, porque en ella se celebraban los bautismos. Se habla precisamente de una “cuaresma de Navidad”.

Es san Gregorio Magno, Papa, quien establece la preparación de la Navidad en cuatro semanas y quien organiza
definitivamente los oficios litúrgicos. Se trata de prepararse espiritualmente en comunidad a la celebración del
nacimiento del Señor, pero muy pronto este tiempo de preparación se transforma en tiempo de espera de la última
venida gloriosa del Señor.

Estructura del Adviento:

Los domingos de este tiempo se llaman I, II, III y IV de Adviento son etapas de camino hacia la Navidad, con
indicaciones precisas que pueden ser puestas de relieve en las celebraciones litúrgicas. Los días feriales que van del 17
al 24 de diciembre tienden a preparar más específicamente la fiesta de Navidad. EL color de los ornamentos
sacerdotales es el morado, que simboliza austeridad y penitencia.

El primer domingo propone el tema escatológico de la esperanza que anima concretamente nuestra vida cristiana. La
espera confiada en un futuro que nos da Dios debe ir unida con la certeza de que Dios viene a nuestra historia
cualquiera que sea la situación personal, eclesial y del mundo.

El segundo y tercer domingo centrados en la figura de Juan Bautista, invita a reflexionar en la preparación a la
venida del Señor, ya como compromiso personal y comunitario de conversión, ya como deber eclesial de anuncio y de
misión. Sí, como se verá, la Epifanía es la expresión misionera de Navidad, ya en el Adviento las comunidades
cristianas deben preguntarse si son testimonios y anunciadoras inteligibles de la intervención de Dios en la Historia.
Una primera respuesta deberá ser dada por el modo de vida de cada uno de los miembros de la comunidad que se
configuren al modo evangélico.

El domingo cuarto nos presenta la figura de María y José como figuras de la espera inmediata de la Navidad y por lo
mismo, como modelo de acogida y correspondencia a la iniciativa de Dios que viene. Navidad nos dice que la
salvación es un don y que nosotros somos hechos hijos de Dios por su iniciativa gratuita. Pero un don debe ser
reconocido y una vez acogido no nos deja como estábamos antes: realiza en nosotros una transformación.

Sugerencias Pastorales

1.- El Adviento es un tiempo de espera. Si esperamos es porque nos hace falta algo y ese algo es el encuentro
personal con Cristo. Por lo tanto, en este tiempo debe darse un ambiente de austeridad y recogimiento, pero al mismo
tiempo de alegría por la grande espera del salvador.

2.- En cuanto al apostolado es necesario destinar este tiempo a una actividad fuertemente evangelizadora. La figura de
Juan el Bautista es un testimonio de apostolado a seguir para preparar el camino al Señor.

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3.- En este aspecto es importantísimo valernos de las posadas bíblicas para evangelizar a la gente y crear en ellas el
sentir cristiano que estamos celebrando

Es importante decir que en muchos lugares se realizan llamadas “posadas” que no tienen nada de cristianas, al
contrario son oportunidades para promover el consumismo y los vicios. Hay que decir claramente que si en una
posada no hay oración, meditación, rezo del santo Rosario, etc. No es posada, llámenle pachanga, fiesta, como
quieran, pero menos posada.

4.- El tiempo de adviento es bueno para evangelizar a los niños, que pueden recibir la primera comunión en Navidad,
organizar algún retiro con los jóvenes, que quieren tener una experiencia con Dios.

5.- Organizar el nacimiento bíblico y las famosas pastorelas.

6.- Se pueden organizar convivencias católicas. También semanas evangelizadoras para niños, jóvenes y adultos,
cursos bíblicos, etc.

TIEMPO DE NAVIDAD Y EPIFANÍA

Navidad:
La fiesta de la Navidad tiene una doble dimensión: recordar el nacimiento de nuestro salvador y acoger ahora al Señor
que quiere nacer en el corazón del hombre.

Las dos dimensiones están enmarcadas dentro del proceso de la salvación de la humanidad, es decir en el misterio
pascual. Celebrar la navidad es solemnizar el proceso inicial de nuestra salvación, de nuestra pascua.

La Navidad habla de infancia, de inocencia, de alegría. Es la fiesta más celebrada por los hombres. Sabemos que gran
parte del mundo acepta el año del nacimiento del Señor, como la fecha central de la historia de la humanidad.

Podemos afirmar que la Navidad es el recuerdo más universal y más gustado que el mundo tiene de Jesucristo. Pero,
además de ser un recuerdo, la fiesta de navidad es una acción salvadora para el hombre actual.

Jesucristo que toma parte de la vida del hombre, hace dos mil años, vive y continúa su misión salvadora dentro de la
misma historia humana. Navidad es un acontecimiento divino y humano, que será siempre actual, mientras haya un
hombre en la tierra.

El amor de Dios

La fiesta de navidad nos invita a reflexionar sobre el amor de Dios que viene a los hombres

Nos dice Melitón de Sardes:

“Cristo vino del cielo a la tierra en beneficio del que padecía; se revistió de éste mismo en el seno de la Virgen y
apareció como hombre; tomó sobre sí los padecimientos del que padecía mediante un cuerpo capaz de padecer; pero,
por su espíritu, que no está sometido a la muerte, mató a la misma muerte que mata al hombre”.

El espíritu del tiempo navideño es esencialmente contemplativo. Lo dice uno de los prefacios:

“Gracias al misterio de la palabra hecha carne, la luz de tu gloria brilló ante nuestros ojos con nuevo resplandor”

Navidad nos aporta la convicción de que Dios se ha entregado totalmente a nosotros, nos ha amado sin reservas ni
reticencias. El niño de Belén es la prueba inconmovible de la solidez, de la fuerza, de la autenticidad del amor de
Dios. Por ello los ángeles cantan con alegría y por ello nosotros con la misma alegría repetimos en la misa:

“Gloria a Dios en el cielo y paz en la tierra a los hombres que aman al Señor” (Lc 2,14).

Porque nos ama a todos, se nos entrega totalmente y al darnos a su Hijo nos da la paz, el amor y la felicidad
verdadera. La lección principal de la Navidad es la del amor.

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Fiesta de la Pobreza

Navidad es la fiesta de la pobreza. Todas las circunstancias del nacimiento de Jesús respiran amor, un amor lleno de
veneración por esta virtud. En vez de casa tuvo un establo; en vez de cuna, tuvo un pesebre. Nace como un
desconocido, ante la indiferencia de los poderosos. Sólo los pobres acogieron con alegría su venida: María, José, los
pastores.

La navidad es pues una lección para reflexionar sobre el sentido de la pobreza evangélica.
La navidad nos enseña que la pobreza externa es un signo de desprendimiento interior.

Epifanía

La fiesta de la Epifanía es de origen oriental y surgió en forma similar a la Navidad de Occidente.

Los paganos celebraban también en Oriente la fiesta del *solsticio invernal el 25 de diciembre y el 6 de enero el
aumento de la luz. En este aumento de la luz los cristianos vieron un simbolismo evangélico. Después de 13 días del
25 de diciembre, cuando el aumento de la luz era evidente, celebraban el nacimiento de Jesús, para presentarlo con
mayor luz que el dios sol. (*Tiempo en que el sol se halla más lejos del ecuador: de verano ocurre del 21-22 de junio; de
invierno del 21-22 de diciembre).
La palabra epifanía es de origen griego y quiere decir manifestación, revelación o aparición.

Cuando la fiesta oriental llegó a Occidente, por celebrarse ya fiesta de la Navidad, se le dio un significado diferente
del original: se solemnizó la revelación de Jesús al mundo pagano, significada en la adoración de los magos; se
recordaba, también, su revelación en el Bautismo de Jesús y en su primer milagro en las bodas de Caná.

¿Cuál es el sentido de la epifanía?

Las antífonas propias de esta fiesta que encontramos en las laudes y las segundas vísperas nos presentan el sentido de
esta fiesta:

“Hoy la Iglesia se ha unido a su celestial Esposo, porque, en el Jordán, Cristo ha lavado los pecados de ella, los
magos acuden con regalos a las bodas del Rey y los invitados se alegran por el agua convertida en vino”

“Veneremos este día santo, honrado con tres prodigios: Hoy la estrella condujo a los magos al pesebre; Hoy el agua
se convirtió en vino en las bodas de Caná; hoy Cristo fue bautizado por Juan en el Jordán, para salvarnos”.

De estos textos podemos desprender un concepto clave, que se centra en la Manifestación del Señor. El no es ya el
Dios escondido, sino que se manifiesta y habla para manifestar a los hombres su amor.

En este sentido para la Iglesia la Epifanía representa un reto misional. Si la Iglesia no trabaja incansablemente por
llevar a Cristo a quienes no lo conocen, estaría traicionando su misión.

El Concilio Vaticano nos dice: “La Iglesia es esencialmente misionera”.

Trabajar por llevar a Cristo a los que no lo conocen es una tarea ineludible de todo católico.

La llegada de los magos, que vienen de pueblos paganos, nos enseña la vocación universal de todos los pueblos a la
verdadera fe que está en Cristo único salvador del mundo.

La epifanía en la actualidad tiene una clave de lectura muy importante, ya que se quiere rebajar el valor salvífico de
Cristo.

Todos los pueblos son llamados a reconocer al Señor para vivir conforme a su mensaje y alcanzar la salvación.

La epifanía proclama la dimensión y la urgencia permanente misionera de toda la Iglesia y significa renovado
dinamismo para la evangelización.

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Preguntas y Dudas:

¿Es el 25 de diciembre el día en que nació Jesús?

La fecha del nacimiento del Señor es un dato Histórico que aún se está investigando. La Iglesia en su afán de
evangelización, como transformó algunos templos paganos en cristianos, así cambio las fiestas dedicadas al dios sol
en fiesta del Nacimiento de Cristo, verdadero sol, que ilumina a todo hombre que viene al mundo (Jn 1,9; 8,12; Lc
1,78; Malq 3,20). Fue un ensayo de carácter misionero, que dio gran resultado. No quiso la Iglesia antigua
desmantelar o suprimir la fiesta pagana, sino transformarla en cristiana, dándole mayor contenido e importancia.

TIEMPO ORDINARIO

El tiempo ordinario es el tiempo más largo durante el año. Además de los tiempos propios, quedan 33 o 34 semanas
en el transcurso del año, en las que no se celebra ningún aspecto particular del misterio de Cristo; más bien este
misterio se vive con toda plenitud, particularmente los domingos.

EL tiempo ordinario empieza con el lunes que sigue al domingo después del 6 de enero y se prolonga hasta el
martes anterior a la Cuaresma; vuelve a reanudarse el lunes después del domingo de Pentecostés y finaliza antes
de las primeras vísperas del Domingo primero de adviento.

El tiempo ordinario del Año litúrgico tiene mucha importancia en la vida de los cristianos, por tratarse del tiempo
más largo. Es durante este tiempo cuando la comunidad de los bautizados es llamada a profundizar el Misterio
Pascual y a vivirlo en el desarrollo de la vida de todos los días. Para esto, la Liturgia de la Palabra asume una gran
importancia en la formación cristiana de la comunidad. La abundancia de los textos que se presentan durante todo el
año indican que no se leen para cumplir con un ceremonial, sino para conocer y meditar el mensaje de salvación
apropiado a todas las circunstancias de la vida.

La Iglesia crece y se construye al escuchar la palabra de Dios. Para que sea abundante este alimento espiritual, se ha
hecho un programa trienal de lecturas. Cada año toma un nombre propio: Ciclo A: Ciclo B: Ciclo C. De esta forma las
lecturas vuelven a repetirse al cabo de tres años. Los ciclos se refieren exclusivamente a los domingos. A los días de la
semana se les llama feriales. Las lecturas de estos días se repiten cada dos años y se dividen en años pares (II) y años
impares (I). Esta última distinción no se hace para los días feriales del Tiempo de Adviento, Navidad, Cuaresma y
Pascua.

TIEMPO DE CUARESMA

La Cuaresma es un tiempo de preparación intensiva a la Pascua. Fundamentalmente la cuaresma es un itinerario que


lleva al cristiano a celebrar y vivir la Pascua del Señor.

Antecedentes Históricos

En los comienzos del siglo IV encontramos en oriente los primeros indicios de un tiempo prepascual destinado a una
preparación espiritual al gran misterio de la Pascua en este mismo siglo esta preparación la encontramos en occidente.

Al empezar a celebrar un tiempo de preparación para la Pascua fue adquiriendo cada vez más un sentido penitencial,
es decir, participación voluntaria en los sufrimientos del Redentor.

Con el tiempo el ayuno pascual fue adquiriendo mayor duración comprendiendo el sábado santo, comenzando el
miércoles, prolongándose durante toda la semana o durante tres semanas (para catecúmenos que comenzaban la
preparación inmediata para el bautismo que recibirían durante el Sábado Santo).

Para los penitentes se fue haciendo una preparación durante cuarenta días a imitación del ayuno del Señor desde el
miércoles de ceniza.

Este tiempo de cuaresma indica la distancia de nuestra naturaleza caída y nos lleva por el largo camino del retorno
hacia Cristo. Son tres las realidades que dominan el escenario cuaresmal: la Cruz, la Penitencia y el Bautismo.

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El tiempo de cuaresma va del Miércoles de Ceniza hasta antes de la Misa Vespertina del Jueves Santo. Desde su
inicio hasta la Vigilia Pascual no se canta el himno de Gloria.

Los domingos de este tiempo se llaman: Domingo I, II, III, IV y V de Cuaresma. El sexto Domingo se llama
“Domingo de Ramos o de la Pasión del Señor”.

Miércoles de ceniza

En este día el cristiano es invitado a la oración, penitencia y al ayuno, a despojarse de sí mismo, se coloca ante Dios y
se reconoce, se descubre de nuevo.

En la imposición de ceniza se nos dice: “Acuérdate, hombre, de que eres polvo y en polvo te convertirás”. Acuérdate,
hombre, de que no estás llamado solamente a la realización de los bienes terrenos y materiales que pueden desviarte
de lo esencial. Actualmente también se dice: “Arrepiéntete y cree en el Evangelio”.

Es un día en que la Iglesia nos pide que practiquemos el ayuno y abstinencia.

Semana Santa:

Es el tiempo de más intensa actividad litúrgica del año. Es un tiempo en que nos disponemos a conmemorar los
acontecimientos capitales que marcan el origen de nuestra vida religiosa: la pasión y muerte de Nuestro Señor
Jesucristo y su Resurrección gloriosa. Durante este tiempo la Iglesia quiere llevarnos hacia una actitud de
contemplación del grande amor que tuvo que padecer Cristo para liberarnos del pecado.

Con el Domingo de Ramos inicia la Semana Santa. En este día, la Iglesia hace memoria de la entrada de Jesucristo a
Jerusalén, para llevar a cabo su misterio Pascual.

En la liturgia de este día encontramos los dos aspectos fundamentales de la Pascua:

1.- La entrada triunfal de Jesús a Jerusalén como anuncio e imagen del triunfo de su resurrección.

2.- El recuerdo de su Pasión (el Evangelio), que marcará la liberación de la humanidad del pecado y de la muerte.

Los textos bíblicos de este día nos invitan a aceptar a Cristo como el Señor y entrar vivencialmente al drama de la
Pasión.

El Triduo Pascual

Es un camino que, bajo el misterio, produce el camino que hizo Jesús de la cruz al triunfo pasando por la pascua del
sepulcro.

Al conmemorar el “paso” o pascua de Cristo de la muerte a la resurrección, el cristiano lo vive en su realidad


personal, por la muerte a lo que hay en nosotros de pecado y la apertura a una vida nueva. El misterio pascual de
Jesucristo es el centro de nuestras celebraciones litúrgicas y el centro de nuestra fe. Por eso en el centro del año
de la Iglesia celebramos el Triduo Pascual, y en el centro de la profesión de fe cristiana están aquellas palabras que
resumen el contenido esencial de la predicación apostólica: “padeció y fue sepultado y resucitó al tercer día”.

Jueves Santo:

Antiguamente en este día se concluía el camino penitencial, iniciado al principio de la Cuaresma, de los pecadores
arrepentidos que recibían la absolución para participar en la Eucaristía Pascual.

Lo característico de este día es una Misa Crismal, que se celebra en el transcurso de la mañana en la Catedral. Todo el
presbiterio de la diócesis se une al Sr. Obispo, que preside la celebración eucarística y bendice los Santos Óleos. Esta
celebración pone en evidencia el clima de una verdadera fiesta del sacerdocio ministerial en el seno de todo el pueblo
sacerdotal y orienta la atención hacia Cristo, cuyo nombre significa consagrado por medio de la unción (Lc 4,18). Por
la unción crismal, los fieles reciben su consagración y, consecuentemente, su nombre de cristianos.

Además del Crisma, se bendice el Óleo de Catecúmenos, y el Óleo de los enfermos.

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La renovación de las promesas sacerdotales, después de la liturgia de la palabra, compromete a los ungidos para el
servicio del Pueblo de Dios a la fidelidad.

Con la Misa Vespertina inicia el Triduo Pascual. Se celebra la institución de la Eucaristía, del sacerdocio y el
Mandamiento del Señor sobre la caridad fraterna.

Viernes Santo

Es el primer día del Triduo Pascual, puesto que la tarde del Jueves Santo pertenece al Triduo por ser la víspera del
primer día.

Es un día en que no se celebra la Eucaristía, sólo se distribuye la comunión durante los oficios litúrgicos.

La celebración litúrgica de este día consiste en una celebración de la Palabra, que sigue la estructura tradicional:
lectura, canto, oración. Hay tres lecturas: la primera, del Antiguo Testamento; la segunda, un fragmento de la Epístola
a los Hebreos; y la última, el Evangelio de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo según San Juan.

La actitud de plegaria propia de toda celebración se concreta, el viernes santo, en la gran Plegaria católica o universal.
Reunidos en torno a la cruz de Cristo rogamos solemnemente para que los frutos de la muerte del Señor lleguen a
todos los hombres. La oración abarca la Iglesia, el papa, la jerarquía y el pueblo cristiano, los gobernantes de todos los
países, los catecúmenos, todas las necesidades de todos los hombres, la unidad de los cristianos, los judíos y todos los
que aún no creen en Cristo. Nada ni nadie queda excluido de esta maternal preocupación de la Iglesia, porque nada ni
nadie queda excluido de la universal redención de Cristo.

La conmemoración de la muerte del Señor termina con unas acciones rituales. Después de la lectura y de la oración, el
rito simbólico: exaltación y veneración solemne de la cruz, signo de los sufrimientos y del triunfo de Cristo;
participación sacramental en el Cristo muerto y resucitado, por la comunión, signo eficaz de la incorporación al
misterio pascual.

Sábado Santo:

La Iglesia, en este día, está en la misma actitud de las piadosas mujeres en la noche del Viernes Santo, después de que
fue sepultado Jesús: “Estaban Allí María Magdalena y la otra María, sentadas frente al sepulcro” (Mt 27,61). Todo
cristiano está llamado a la contemplación, alimentado el corazón con las enseñanzas de las Liturgias de las Horas del
día: tranquilidad en la paz de Dios, certeza del cumplimiento de las promesas divinas. El misterio de Cristo en el
sepulcro, se hace también invitación “a amar la vida escondida con él en el misterio del Padre”, apartándose de los
ruidos enajenantes de la vida actual. El Sábado Santo debe ser un día de silencio y de recogimiento, de retiro de la
vida agitada, para encontrarse con el Señor.

Vigilia Pascual:

La Vigilia Pascual es el corazón de todo el año litúrgico. La noche santa de Pascua renueva de manera viva y real el
recuerdo de la resurrección de Cristo, y es ella misma un acontecimiento nuevo cada año, al incorporarse más
estrechamente al Misterio de Cristo.

La celebración de la Pascua de Cristo y de los cristianos se realiza por la noche, porque es evocación de la
noche del éxodo en tiempos de Moisés, de la noche alegre que llevó a la aurora de la Resurrección de Cristo.
Pero también porque en ella misma hay un simbolismo de aquello que sucede en cada cristiano y en toda la Iglesia, el
paso de las tinieblas a la luz, de lo viejo y caduco a la novedad de vida, de la muerte a la vitalización, del pecado a la
gracia.

La Vigilia Pascual es una fiesta de luz. El fuego nuevo enciende el Cirio Pascual, Símbolo de Cristo Resucitado, que
ilumina progresivamente toda la asamblea. La noche santa se anuncia clara como el día y hace prorrumpir de alegría a
toda la Iglesia. Es también una fiesta bautismal. Una celebración de la Palabra nos invita a meditar: repasa los grandes
momentos de la historia de la salvación, que culminan en la regeneración obrada por las aguas del bautismo. Estas
aguas son bendecidas solemnemente en la celebración del sacramento. Todos los cristianos renuevan sus promesas del
Bautismo. La vigilia culmina en la Eucaristía. Ella da sentido a la fiesta. Por ella, memorial de la Pascua, la Iglesia
celebra el triunfo de Cristo. Por ella sacramento Pascual, se realiza en Cristo nuestro paso de muerte a vida.

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TIEMPO PASCUAL: La Pascua es la “Fiesta de las Fiestas”, “Solemnidad de las Solemnidades”.

La solemnidad máxima del Tiempo Pascual celebra el hecho central de la Historia de la Salvación: la Resurrección
gloriosa de Cristo. El objeto de la celebración pascual es el paso de Jesucristo a la vida y a la victoria a través de la
muerte y el fracaso. Pascua quiere decir precisamente paso del Señor. De esta manera muerte y resurrección de Cristo
forman una unidad indestructible, por la cual el mundo consigue la salvación. Pascua celebra el triunfo de Cristo y
también el nuestro. Pero ambos triunfos no son independientes, sino que están estrechamente vinculados. Los
sacramentos Pascuales -Bautismo y Eucaristía- producen nuestra incorporación al triunfo de Cristo, nuestro injerto en
su vida, nuestra participación misteriosa pero real en su muerte y resurrección, en su Pascua.

Podemos decir que la resurrección de Cristo es nuestra resurrección, que su alegría es nuestra alegría. Por eso la
actitud espiritual más apropiada para estos cincuenta días de fiesta pascual es la que nos lleva a adorar las maravillas
de Dios y a darle gracias con total alegría. El canto del Aleluya, que reaparece y repetimos jubilosos, expresa estos
sentimientos, que el lenguaje articulado es incapaz de formular debidamente. Deberíamos profundizar en su sentido
para saberlo cantar gustosamente con labios y, sobre todo, con el corazón.

DOMINGO DE RESURRECCIÓN:

En este día la liturgia celebra el acontecimiento pascual del Día del Señor; este es el domingo que da sentido a todos
los domingos del año. Es el día del triunfo del Señor (cfr. Catic. 1166-1167).
Es un día que se debe celebrar con mucho solemnidad. En lugar del acto penitencial, es conveniente hacer la
aspersión con el agua que se bendijo durante la celebración de la Vigilia Pascual; durante la aspersión se puede
entonar un canto bautismal.

LOS CINCUENTA DÍAS DE CELEBRACIÓN PASCUAL

Es importante señalar que el pueblo de Israel celebraba la fiesta de Pentecostés, se le llamaba así por celebrar los
cincuenta días de la Pascua. Inicialmente era la fiesta de la ciega (Ex 23, 14ss; 34,22); en época posterior se le asoció
el recuerdo de la promulgación de la ley en el Sinaí. Ex 19,1 nos dice que los israelitas llagaron al Sinaí al tercer mes
de su salida de Egipto. Unos cincuenta días después de la Pascua, vino la promulgación de la ley.

Así tenemos que la Iglesia primitiva se inspiró en la costumbre judía para establecer los cincuenta días de fiesta
pascual

Indudablemente la iglesia nace en el sacrificio pascual de Cristo, pero es a los cincuenta días cuando el Espíritu Santo
se derrama en el corazón de esta incipiente Iglesia, para darle luz y energía en su caminar, a través de los siglos, hacia
la casa del Padre.

Durante este tiempo, los apóstoles se hacen a la idea de una nueva presencia de Cristo, se preparan a la recepción del
Espíritu Santo, que les dará un nuevo estilo de vida.

También para nosotros, este tiempo pascual debe servir para profundizar la fe y los signos de la fe, pero no para
quedarnos en el estudio para un mayor conocimiento de ideas, sino para vivirlo en la realidad.

LA ASCENSIÓN

Siguiendo lo que nos dice el Evangelio según San Lucas, la Iglesia celebra la Ascensión del Señor a los cuarenta días
de su resurrección (Lc 24,50-51; Hech 1,3-11).

Significado

Cada domingo decimos en el credo: “Subió al cielo y está sentado a la derecha del Padre”. Esto quiere decir que
Jesús no entra en un lugar, sino en una nueva dimensión, donde no tiene sentido nuestras expresiones arriba, abajo,
adelante, etc. Ir al cielo significa ir a Dios.

Ir a Dios constituye el cielo de cada uno. Antes que Cristo fuera al Padre, llevando la naturaleza humana, no había
llegado ningún hombre. Jesús nos abrió las puertas del cielo.

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... “voy a preparaos un lugar. Y cuando haya ido y os haya preparado un lugar, volveré y os tomaré conmigo, para
que donde esté yo estéis también vosotros” (Jn 14,2.3).

Así que la fiesta de la Ascensión no es un alejamiento de Cristo, sino de su glorificación en el Padre. Su cuerpo
humano adquiere la gloria y las propiedades que El Verbo tenía antes que se encarnara. Con la Ascensión, no sólo no
se ha alejado de nosotros, sino que se ha acercado con la misma cercanía de Dios.
Otro aspecto importante es que con la Ascensión celebramos la subida de Cristo al Padre y también recordamos que
nuestra patria algún día estará con Él.

PENTECOSTÉS

La palabra Pentecostés significa quincuagésimo. A los 50 días de la Pascua los judíos celebraban la fiesta de las siete
semanas (Ex 34,22; Dt 16, 9-17; Num 28,26). Esta fiesta, eminentemente agrícola, se convirtió, en la época del
postexilio, en fiesta también conmemorativa de la Alianza del Sinaí.

Los primeros cristianos no celebraban la fiesta de Pentecostés. Las primeras celebraciones de la Pascua las
encontramos al final del siglo II teniendo presente el acontecimiento histórico de la venida del Espíritu Santo sobre
María Santísima y los Apóstoles. Esto lo encontramos en los escritos de San Irineo, Tertuliano y Orígenes.

Pentecostés no es una fiesta del Espíritu Santo desligada de la Pascua, sino un fruto de ella:

“Pentecostés es la consumación de los santos misterios cuya memoria celebramos en el tiempo de pascua;
consumación de los misterios del sacrificio de la muerte del Señor, de su victoria en la resurrección y de su entrada en
la eternidad del Padre en la Ascensión. Todo esto sucedió sólo para que el Espíritu de Dios fuera nuestra herencia.
Todos estos acontecimientos tenían un único fin: reconciliar a la tierra y a los hombres y entregar a Dios este mundo
reconciliado, por eso, Pentecostés es la consumación de la Pascua.... El Espíritu Santo del Dios eterno ha llegado, está
aquí; vive en nosotros, nos santifica, nos fortalece y nos consuela; es la prenda de la vida eterna y las arras de la
victoria total”.

PREGUNTAS y DUDAS.

LECCIÓN 3: SOLEMNIDADES Y FIESTA DEL SEÑOR DENTRO DEL AÑO LITÚRGICO

FIESTA DEL SANTISIMO CUERPO Y SANGRE DE CRISTO

Significado de la fiesta

La fiesta eucarística del Santísimo Cuerpo y Sangre Jesús se celebra el domingo después de la fiesta de la Santísima
Trinidad.

Surgió para afirmar la presencia real de Jesús en la Eucaristía en contra de los errores de Berengario de Tours, y luego
fue extendida a toda la Iglesia por el Papa Urbano IV en 1264. Antes de la reforma conciliar, se llamaba fiesta del
Cuerpo de Cristo (Corpus Christi), centrando más la atención en la presencia del Señor en la Hostia consagrada y
menos en el Sacrificio Eucarístico. Esto se debió a las circunstancias que habían motivado su inicio: se trató de
defender la verdad, entonces impugnada, de la presencia real de Cristo en la Eucaristía.

La fiesta adquirió mayor solemnidad después del Concilio de Trento, a causa de las herejías de los protestantes. Estas
circunstancias, repetimos, restringieron la reflexión teológica, que no abarcó todo el valor de la Eucaristía, que
consiste en Sacrificio redentor de Cristo. No hay que olvidar que antes de las polémicas en contra de los errores de
Berengario y de los protestantes, la celebración más solemne de la Eucaristía era el día de la Pascua.

Con la reforma conciliar se quiso dar mayor énfasis a todo el misterio eucarístico, que consiste exactamente en el
Sacrificio Pascual de Cristo. Esto se deduce de la mención hecha de la Sangre del Señor.

Esta fiesta, no sólo nos invita a adorar la presencia sacramental de Jesucristo en el sagrario, sino que invita a reflexionar
sobre el valor de la celebración eucarística y a vivir en sintonía de esta acción salvadora de Cristo. De hecho, la Eucaristía

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es acción del Señor, que se ofrece al Padre por nosotros y con nosotros. Es Común-unión con Jesús y con los hermanos. Es
alimento para la vida eterna. Es Vida de Cristo con nosotros.

La abundancia de las lecturas bíblicas en los tres ciclos (9 lecturas) nos ayuda a comprender y a gustar el contenido de esta
fiesta eucarística.

FIESTA DEL SAGRADO CORAZONDE JESUS

Esta fiesta se celebra el Viernes después del segundo domingo de Pentecostés.

El culto al Sagrado Corazón tuvo inicio con San Juan Eudes (1601-1680). Pero solamente un siglo después fue aprobado
un formulario para la Misa y la Liturgia de las Horas por el Papa Clemente XIII (1765). Pío IX extendió la fiesta a toda la
Iglesia en 1856. Pío XI le dio mayor solemnidad en 1928, equiparándola a la Navidad y Ascensión, dándole nuevos
contenidos doctrinales.

Con esta fiesta, la Iglesia quiere celebrar de manera especial el Amor de Dios en el símbolo del Corazón de Jesús. Además,
el Corazón de Cristo, por ser parte de su adorable humanidad, es objeto de adoración.

Como siempre, el prefacio de la Misa nos ofrece en síntesis la enseñanza teológica del misterio que celebramos:

"Jesucristo, con inmenso amor, se entregó por nosotros en la cruz e hizo salir sangre y agua de su costado herido, de
donde habían de brotar los sacramentos de la iglesia, para que todos, atraídos hacia el corazón abierto del Salvador,
pudieran beber siempre, con gozo, de la fuente de salvación".

TRANSFIGURACION DEL SENOR (6 de agosto)

Esta fiesta empezó a celebrarse en el siglo XI; el Papa Calixto III en 1457 la extendió a toda la Iglesia a consecuencia de la
victoria, que los ejércitos cristianos lograron sobre los turcos en Belgrado, cuya noticia llegó a Roma el 6 de agosto.

El resumen del significado de esta fiesta lo encontramos en su prefacio propio:

"Porque Cristo nuestro Señor reveló su gloria ante los testigos que él escogió; y revistió con máximo esplendor su cuerpo,
en todo semejante al nuestro, para quitar del corazón de sus discípulos el escándalo de la cruz y anunciar que toda la
Iglesia -su cuerpo-, habría de participar de la gloria, que tan admirablemente resplandecía en Cristo, su cabeza".

La lectura evangélica está tomada, como ya anotamos, de los tres Sinópticos Mt 17,1-8; Mc 9,2-8; Lc 9,28-36. Siguiendo
la primera narración, notamos que:

"Jesús transfigurado aparece sobre todo como un nuevo Moisés, que se encuentra con Dios en un nuevo Sinaí en medio
de la nube, el rostro luminoso, asistido por dos personajes del Antiguo Testamento que recibieron revelaciones en el
Sinaí, y personifican la Ley y los Profetas a los que Jesús viene a dar cumplimiento. La voz celeste ordena que se le
escuche como al nuevo Moisés. Al terminar la aparición, queda sólo "él', porque él sólo basta como doctor de la Ley
perfecta y definitiva" (Biblia de Jerusalén).

SOLEMNIDAD DE CRISTO REY

Esta fiesta coincide con el último domingo del Año Litúrgico. Fue instaurada por Pío XI el 11 de marzo de 1925. Apareció
en el contexto histórico y social de una Iglesia sola e inerte frente al despertar republicano de las naciones en contra de las
monarquías, que tradicionalmente eran cristianas. Con esta fiesta el Papa quiso motivar a los católicos a reconocer
públicamente, mediante un acto consagratorio de la nación, hecho por el primer mandatario, a Cristo Rey.

La reforma litúrgica post-conciliar movió la fecha de la celebración, dándole un nuevo sentido. Al cerrar el año con esta
fiesta, se quiso subrayar la dimensión escatológica del Reino de Dios. Cristo aparece como el centro de toda la historia
universal, el "Alfa y la Omega, el Primero y el Ultimo, el principio y el Fin" (Ap 22,12-13). Su poder no se identifica con

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el poder político, sino que rebasa todo elemento circunstancial, para centrarse en lo íntimo del hombre, en su concepción
de la vida: Cristo reina en la sociedad, no a través de los poderes gubernamentales, sino impregnando la mentalidad del
hombre de su mensaje de amor, justicia y servicio.

Los textos bíblicos escogidos ayudan a comprender mejor el significado que la Iglesia le da a la fiesta.

En el Ciclo A, las lecturas nos presentan a Cristo con la imagen del pastor que reúne a las ovejas dispersas, las conduce a
las fuentes de vida y las separa de los machos cabríos.

Es el Rey bueno que ayuda a los necesitados, premia a los que tienen caridad para con el prójimo y condena a los que no lo
han atendido en la persona de los pequeños.
Los textos que se leen en este año son: Ez 34,11-12.15-17; 1 Cor 15,20-26a.28; Mt 25,31-46.

En el Ciclo B, las lecturas nos presentan el Reino de Cristo distinto del reino de los hombres: su Reino es trascendental y
liberador al mismo tiempo. Su acción es divina y eterna, pero actúa también en el corazón de los hombres, que aún viven
en este mundo. Las tres lecturas están tomadas de: Dn 7,13-14; Ap 1,5-8; Jn 18,33-37.

En el Ciclo C, los textos bíblicos nos presentan a Cristo como el Rey de la Paz y de la Unidad, cuya misión es anunciada
por la figura de David (primera lectura). El Evangelio nos muestra al Señor misericordioso que admite en su Reino a un
pecador arrepentido en el instante de su muerte. Jesús no es solamente justo, sino que es también Salvador que introduce
en su Reino a los que confían en él.
Las lecturas de este ciclo son: 2 S 5,1-3; Col 1,12-20; Lc 23,35-43.

El prefacio propio de la fiesta, como siempre, nos presenta en síntesis el motivo de la celebración:
"Porque consagraste Sacerdote Eterno y Rey del Universo a tu único Hijo, nuestro Señor Jesucristo, ungiéndolo con óleo
de alegría, para que ofreciéndose a sí mismo, como víctima perfecta y pacificadora en el altar de la cruz, consumara el
misterio de la redención humana, y, sometiendo a su poder la creación entera, entregara a su majestad infinita un reino
eterno y universal: el Reino de la Verdad y la Vida, el Reino de la Santidad y la Gracia, el Reino de la Justicia, el Amor y
la Paz".

LECCIÓN 4: MARÍA EN EL AÑO LITÚRGICO

EL CULTO A LA VIRGEN MARIA

El Concilio nos da los motivos teológicos del lugar que ocupa la Santísima Virgen en las celebraciones litúrgicas:

"En la celebración de este círculo anual de los misterios de Cristo, la Santa Iglesia venera con amor especial a la
bienaventurada Madre de Dios, la Virgen María, unida con lazo indisoluble a la obra salvífica de su Hijo; en ella, la
Iglesia admira y ensalza el fruto más espléndido de la redención y la contempla gozosamente como una purísima
imagen de lo que ella misma, toda entera, ansía y espera ser" (SC 103).

Si nos fijamos bien en el contenido de este texto conciliar, encontramos cuatro motivos, que justifican y alientan a la
Iglesia a venerarla en el Año Litúrgico:

1. Porque es la Madre de Dios

Los griegos usan una palabra, muy conocida en Occidente también hoy en día: Theotókos (Madre de Dios).

Este privilegio único nos lo presenta otro texto conciliar:

"Desde los tiempos más antiguos, la Santísima Virgen es venerada con el título de Madre de Dios, a cuyo amparo los
fieles suplicantes se acogen en todos los peligros y necesidades. Por este motivo, principalmente a partir del Concilio de
Efeso, ha crecido maravillosamente el culto del Pueblo de Dios hacia María en veneración y amor, en la invocación e
imitación..." (LG 66).
La maternidad divina es el origen de todo privilegio de María. Ella no es solamente la madre del cuerpo de su Hijo, sino
Madre de este Hijo, que es Dios.

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2. Unida con lazo indisoluble a la obra salvífica de su Hijo Es muy importante no disociar lo que el plan salvífico de Dios
ha unido íntimamente:
"La Santísima Virgen, predestinada desde toda la eternidad como Madre de Dios juntamente con la encarnación del
Verbo, por disposición de la Divina Providencia, fue en la tierra la Madre excelsa del divino Redentor, compañera
singularmente generosa entre todas las demás criaturas y humilde esclava del Señor. Concibiendo a Cristo,
engendrándolo, alimentándolo, presentándolo al Padre en el templo, padeciendo con su Hijo cuando moría en la cruz,
cooperó en forma enteramente impar a la obra del Salvador con la obediencia, la esperanza y la ardiente caridad con el
fin de restaurar la vida sobrenatural de las almas (LG 61).

3.- En Maria La Iglesia admira y exalta el fruto más excelso de la redención.


Para la Iglesia, María no es una diosa, sino una criatura de Dios, salvada en forma sublime con los méritos de Jesucristo,
aplicados con anterioridad en su misma concepción. Ella fue concebida sin el pecado original por la infinita misericordia
de Dios. Ella fue virgen y Madre, "llena de gracia" por obra del amor de Dios. Ella es el Primer y más excelso fruto de la
redención de su Hijo.

4.- La Iglesia contempla en María, como una purísima imagen, lo que ella misma ansía y espera ser Como María, debe la
Iglesia vivir únicamente por Cristo, ser el medio por el cual él llegue a todos los hombres. Convencer a todos para que
hagan "lo que él les dice" (Jn 2,5), crecer en la fe, en la esperanza y en el amor.

FIESTA DE LA VIRGEN MARIA MADRE DE DIOS

Después de ocho días de haber nacido el Hijo de Dios, la Iglesia dirige su mirada a la Madre de este Niño, que es hombre
y Dios. Esta fiesta es conocida en el rito siríaco como la fiesta de las felicitaciones de Maria: la Iglesia felicita a María por
el don divino de ser Madre Dios.

San Ignacio de Antioquía llama a Jesús: "el Hijo de Dios y de María". El Concilio de Efeso en el 431 declaró esta Verdad
como un dogma de fe.

Es interesante ver que esta Octava de Navidad cae el día primero del año. Iniciamos el año, mirando este cuadro,
desbordante de ternura: la Virgen-Madre con su hijo hombre-Dios. Toda la grandeza de María está en éste Niño divino. En
su Hijo nos sentimos hermanos y la queremos como Madre. Ella nos alimenta con su intercesión, nos anima con su
ejemplo, nos espera en el reino de su Hijo, nuestro Hermano y Señor.

Liturgia de la Palabra
La primera lectura (Núm 6,22-27) nos reporta el texto que los sacerdotes de Israel usaban para bendecir al pueblo. Cristo
es la bendición de nuestro pueblo y María es el medio creado, y escogido por Dios para que esta bendición llegue a los
hombres. La maternidad divina de María no es sólo un título de grandeza para ella, sino que es también una bendición
para todos nosotros. ¡Qué bueno que el año inicie con esta divina bendición!
Segunda lectura (Gál. 4,4-7)
Con esta lectura estamos ante el texto más antiguo que nos habla de María en su maternidad divina. San Pablo nos
presenta la venida del Mesías en su profunda realidad histórica: "Al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo,
nacido de mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que se hallaban bajo la ley, y para que recibiéramos la filiación
adoptiva" (Gál. 4, 4.5).
La aparición de Cristo en la Historia no fue como un cometa, que aparece en el cielo y, después de un cierto tiempo,
desaparece. El nace como un hombre de una mujer, por obra del Espíritu Santo. La presencia de María en esta Historia de
la Salvación es fundamental.

El texto conciso de San Pablo, iluminado por la luz del Evangelio de San Lucas, nos permite descubrir a María como la
mujer privilegiada de Dios, por medio de la cual llegó la salvación al género humano.
Tercera lectura (Lc 2. 16-21)

Este cuadro, cargado de poesía, y pintado por los más célebres artistas, nos presenta a María en profunda meditación. Es la
gran Madre que mira y medita las maravillas de Dios: "María, por su parte, guardaba todas estas cosas, y las meditaba en
su corazón" (Lc 2,19).

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Ante la magnitud de los acontecimientos divinos, que le atañen tan de cerca a María, su respuesta no puede ser más
personal y más profunda: calla y medita.
El prefacio que canta hoy la Iglesia para alabar al Señor, aunque sea tomado del común de las fiestas marianas, nos
presente el significado de esta celebración: "Ella concibió a tu único Hijo por obra del Espíritu Santo y sin perder la gloria
de su virginidad, hizo brillar sobre el mundo la luz eterna, Jesucristo nuestro Señor".

SOLEMNIDAD DE LA ASUNCION DE LA VIRGEN. (15 de agosto)

Esta fiesta es muy antigua. Debido a la costumbre de recordar el "nacimiento en el cielo" de los santos, al inicio del siglo
VI, la fiesta de la "Madre de Dios" (la Theotókos) desarrollándose después del Concilio de Efeso (431), en Jerusalén
cambió el objeto y nombre, llamándola "dormición", "paso", "asunción". Hacia el año 600, el emperador Mauricio
extendió a todo el imperio esta solemnidad, que ya se celebraba el 15 de agosto.

El Papa Pío XII, el l° de noviembre de 1950, definió dogma de fe la verdad que la Virgen fue elevada al cielo en alma y
cuerpo. Voluntariamente no dice si había sido llevada al cielo antes de morir o después: "Al final de su vida terrena, la
Inmaculada Madre de Dios, María siempre Virgen, fue llevada al cielo en cuerpo y alma en la gloria celestial" (cfr. Gén
5,21-24; Heb 11,5; 2Re 2,11; Mc 9,4; 1Tes 4,17; 1Cor 15,51-55).

Con esta fiesta la Iglesia nos quiere recordar la glorificación de todo nuestro ser por los méritos adquiridos por Cristo en su
Pascua gloriosa.

María es ciertamente la criatura más insertada en este misterio pascual, porque fue redimida desde el primer instante de su
Concepción Inmaculada en previsión de los méritos de Cristo y luego asociada, de un modo del todo particular, a la pasión
y a la gloria de su Hijo. Podemos decir, por tanto, que la Asunción al Cielo de María es el misterio de la Pascua
plenamente realizado en ella.

La entrada de María juntamente con Cristo en la gloria del Padre "contradice a aquellos que abrigan el convencimiento de
que el futuro reino del hombre sobre la tierra saciará plenamente todos sus deseos" (GS 10), y también a los que
desesperan poder dar a la vida un sentido exacto y trascendente.

La Asunción de María es para el cristiano una invitación a llevar como ella una vida de respuesta y de fidelidad al Señor
para llegar a la gloria eterna.

Liturgia de la Palabra

En la Misa Vespertina se leen también tres lecturas:

La primera lectura (1 Cro 15, 3-4.15-16; 16, 1-2), nos presenta el Arca de la Alianza que constituía para el pueblo elegido
el signo de la presencia de Dios. Esta Arca es como la imagen de María que lleva al Salvador.

La segunda lectura (1 Cor 15, 54-57) enseña que la muerte ha sido destruida en la victoria de Cristo. En María, elevada al
cielo, la Iglesia celebra esta victoria plenamente conseguida.

La tercera lectura (I-c 11, 27-28), contrariamente a lo que puede parecer en un primer momento, exalta a la Madre de
Jesús, porque ha escuchado la Palabra de Dios y la ha guardado en su corazón. El mismo evangelista subraya su felicidad y
grandeza por haber creído (Lc 1, 45-48), y por haber escuchado y guardado la Palabra de Dios (Lc 1, 28-38; 2, 19.51). Es
por eso que Dios ha puesto en ella su complacencia, obrando cosas maravillosas (Lc 1, 49).

En la Misa del Día tenemos otras 3 lecturas:

La primera lectura (Ap 11, l9a; 12, 1-6a. l0ab), según los principales exégetas, habla propiamente de la iglesia. La Biblia
de Jerusalén en su comentario dice:
"La mujer representa al pueblo santo de los tiempos mesiánicos, Is 54; 60; 66, 7; Miq 4, 9-10, y por tanto a la iglesia que
lucha. Es posible que Juan piense también en María, nueva Eva, la hija de Sión, que trajo al mundo al Mesías, cfr. Jn 19,
25".

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La segunda lectura (1Cor 15, 20-26), nos exhorta a poner toda nuestra fe en la resurrección de Cristo. Con El
resucitaremos todos nosotros. La resurrección final, de la que habla Pablo, sucederá según un determinado orden, en el
cual la precedencia absoluta la tiene Cristo, luego nosotros que somos de Cristo.

El misterio de la Asunción de María pertenece a este orden de precedencia: ella que más que cualquier criatura es de
Cristo, participa ya de la plenitud de la gloria de su Hijo.

La tercera lectura (Lc 1, 39-56) nos narra el encuentro de la Virgen con Santa Isabel. Hoy la Iglesia, usando las palabras de
la madre del Bautista, proclama a María bendita entre las mujeres y dichosa por haber creído.

El cántico del Magníficar manifiesta, en María glorificada, toda la verdad de su profecía.

El prefacio propio de esta fiesta nos sintetiza la doctrina enseñada por la Iglesia:

"Hoy ha sido llevada al cielo la Virgen, Madre de Dios; ella es figura y primicia de la Iglesia que un día será glorificada;
ella es consuelo y esperanza de tu pueblo, todavía peregrino en la tierra. Con razón no quisiste Señor, que conociera la
corrupción del sepulcro la mujer que, por obra del Espíritu Santo, concibió en su seno al autor de la vida, Jesucristo, Hijo
tuyo y Señor nuestro".

SOLEMNIDAD DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN (8 de diciembre)

La fiesta de la Inmaculada Concepción de María, puesta en el tiempo de adviento, encuentra un lugar lógico en la Historia
de la Salvación que está llegando a su punto culminante.

El filósofo Pascal dijo: "El hombre no es digno de Dios, pero no es incapaz de ser hecho digno". En un cierto momento de
la historia de la humanidad, Dios escoge a un pueblo, por medio de Abraham, y se une a él como a una esposa. Pero esta
esposa es infiel al Señor (Os 1, 2). No obstante, Dios no deja su proyecto de amor y vuelve a unirse con su esposa,
purificándola (Os 2, 21), hasta poderle decir: "¡Toda hermosa eres, amada mía, no hay tacha en tí"! (Ct 4, 7).

A este punto, en la plenitud de los tiempos, la Segunda Persona de la Santísima Trinidad viene para celebrar esos
esponsales con la Humanidad, tomando su misma naturaleza. Para eso prepara a una mujer, llenándola de su belleza
divina, de su gracia (Lc 1, 28). Desde el primer instante de su existencia, es conveniente que sea exenta de cualquier
mancha, que no estuviera, por ningún motivo, bajo el poder de Satanás. Esto es lo que enseña el Papa Pio IX al definir
dogma de fe la Concepción Inmaculada de María:

"En el primer instante de su concepción, por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, y en atención a los méritos
de Cristo Salvador del género humano, la Virgen María fue preservada exenta de toda mancha de culpa original".

Liturgia de la Palabra

Primera lectura (Gn 3, 9-15.20): La victoria de la descendencia de Eva sobre la serpiente, se refiere al Redentor del género
humano. María por tanto, no es mencionada directamente en esta profecía. No obstante, la figura de la Madre del
Redentor, la nueva Eva, aparece clara en su íntima relación con el Cristo, que es el vencedor.

Las imágenes de la Inmaculada nos presentan a María que pisa la cabeza de la serpiente infernal. Esta concepción es
exacta si se considera, como es, su misión íntimamente unida a la de su Hijo, que es el que en realidad aplasta el poder de
Satanás.

Segunda lectura (Ef 1, 3-6.11-12): En esta lectura no se hace mención de María. Pero la bendición de Dios, que consistió
en la realización del Plan de Salvación, pone en evidencia la misión de la Virgen, elegida colmo Madre del Salvador. En
ella se realiza, primero que en los demás, esta bendición de Dios, y por su maternidad divina alcanza a toda la Humanidad.

Tercera lectura (Lc 1, 26-38): El evangelista San Lucas nos presenta en esta lectura la fisonomía espiritual de la Virgen
María: humilde y pobre a sus ojos, y grande a los ojos de Dios por haberla elegido. El ángel no la llama con el nombre que
le dan los hombres, sino con uno nuevo, venido del cielo y que denota su motivo de ser, su misión.

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El texto original griego usa el término kejaritomene" que se puede traducir en "llena de gracia" o "favorecida por Dios".
Las dos traducciones se refieren a su singular misión de Madre de Dios.

Como siempre el prefacio nos da en pocas palabras, el motivo teológico por el cual se da gracias a Dios y se celebra esta
fiesta:

"Porque preservaste a la Virgen María de toda mancha de pecado original, para que en la plenitud de la gracia fuese
digna Madre de tu Hijo y comienzo e imagen de la Iglesia, esposa de Cristo, llena de juventud y de limpia hermosura.
Purísima había de ser, Señor, la Virgen que nos diera el Cordero inocente que quita el pecado del mundo. Purísima la
que entre todos los hombres, es abogada de gracia y ejemplo de santidad".

LAS OTRAS FIESTAS MARIANAS

Además de las fiestas que hemos presentado, existen otras de menor importancia. Aquí sólo las mencionamos, sin entrar
en detalles:

1. La Visitación de la Virgen a Santa Isabel (31 de mayo)


Esta fiesta fue instituida en 1389 por el Papa Urbano VI para lograr el fin del cisma de Occidente. Se fijó la fecha del 2 de
julio, porque en ese día la celebraban los franciscanos desde 1263.

Después del Concilio se trasladó al último día de mayo, antes de la fiesta del nacimiento de San Juan Bautista, que se
celebra el día 24 de junio. Esta nueva fecha está más de acuerdo con la narración del Evangelio de San Lucas.

2. El Corazón Inmaculado de María

Esta fiesta se celebra el día siguiente a la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús.

Fue el Papa Pío XII el que la instituyó en 1944, fijando el 22 de agosto para la celebración.

Con la reforma litúrgica se le asignó la nueva fecha relacionándola con la fiesta del Corazón de Jesús.

3. Nuestra Señora del Carmen (l6 de julio)

Esta fiesta es muy antigua y fue difundida por los carmelitas. Esta orden nació en el siglo XII en el Monte Carmelo, donde
Elías había triunfado sobre los falsos profetas, y había obtenido milagrosamente que lloviera.

Una antigua tradición cuenta que el superior de los carmelitas, San Simón Stock, tuvo una visión (1251), en la cual la
Virgen le entregaba un escapulario con la promesa de que liberaría de las penas del infierno a todos los que lo llevaran. A
pesar de que se trata de una visión particular, tuvo mucha aceptación en el mundo cristiano.

La fiesta perdió importancia con la reforma litúrgica, pero continúa celebrándose en todas partes.

4. Natividad de la Virgen Maria (8 de septiembre)

Esta fiesta, como la del 15 de agosto, tuvo su origen en Jerusalén. Parece que ya en el siglo V se celebraba esta fiesta en la
Basílica dedicada a la Natividad de la Virgen que ahora es conocida como la basílica de Santa Ana. En el siglo VII, la
fiesta se empezó a celebrar también en Roma, de donde se difundió por todo el mundo.

5. Nuestra Señora de los Dolores (15 de septiembre)

Empezaron a celebrar esta fiesta los de la orden de los Siervos de María, que en 1667 recibieron la aprobación papal de los
textos litúrgicos. Luego, en 1814, la fiesta fue extendida a toda la Iglesia, fijando su fecha en el tercer domingo de
septiembre. En 1913 se fijó una nueva fecha, que es la actual, el 15 de septiembre.

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6. Nuestra Señora del Rosario (7 de octubre)

Esta fiesta fue instituida por el Papa Pío V en 1573, para recordar el aniversario de la victoria obtenida por los cristianos
sobre los musulmanes en la batalla naval de Lepanto (1571). En 1716 fue fijada la fecha de la celebración en el primer
domingo de octubre; pero en 1913 esta fecha se cambió para el día 7 del mismo mes.

Además de recordar con gratitud la victoria cristiana, esta fiesta invita a los católicos a meditar los misterios de Cristo, en
compañía de la Virgen María, que estuvo asociada de un modo especialísimo a la encarnación, pasión y glorificación del
Hijo de Dios.

7. Nuestra Señora de Guadalupe (12 de diciembre)

Para los mexicanos es la fiesta más grande en honor de la Virgen María. No obstante, no es una fiesta universal. Esta fiesta
se celebra en todo el continente americano, sobre todo en México. Según una constante y sólida tradición, la imagen de la
Virgen de Guadalupe, a raíz de su impresión en la tilma de Juan Diego en 1531, en la Ciudad de México, permaneció
algunos días en la capilla del Obispo Fray Juan de Zumárraga, y luego en el Templo Mayor. El 26 de diciembre de ese
mismo año fue trasladada a una ermita construida al pie del cerro del Tepeyac. Su culto se propagó rápidamente e influyó
mucho para la difusión de la fe entre los indígenas. En 1754, Benedicto XIV confirmó el patronato de la Virgen de
Guadalupe, sobre toda la Nueva España (desde Arizona hasta Costa Rica) y concedió la primera Misa y Oficio propios.
Puerto Rico la proclamó su Patrona en 1758. El 12 de octubre 1895 tuvo lugar la coronación pontificia de la imagen,
concedida por León XIII, el cual había aprobado un año antes un nuevo Oficio propio. En 1904 San Pío X elevó al
Santuario de México a la categoría de Basílica. El mismo papa, en 1910, proclamó a la Virgen de Guadalupe Patrona de
América Latina; en 1935, Pío XI la proclamó Patrona de América Latina; en 1935, Pío XII le dio el título de Emperatriz de
América. El 12 de octubre de 1976 con la participación de todos los obispos de México, se inauguró la nueva Basílica,
que puede contener a diez mil personas.

LECCIÓN 5: EL CULTO QUE SE LE DEBE DAR A LOS SANTOS

Llegando a este punto, creo necesario hacer, a manera de sumario, un tratado sobre el sentido teológico que tiene el culto a
los santos, y el proceso histórico que ha tenido durante los siglos.

Aspecto Teológico

Sabemos que el culto por excelencia se le tributa sólo a Dios, que es el que se merece toda nuestra adoración y sumisión.
El culto a los santos es un derivado de esto, no distinto. Se honran los santos en cuanto brillan en ellos, de manera especial,
los frutos de la Redención del Señor.

La Iglesia, para evitar confusión de ideas, hace esta distinción: Culto de Latría, de Dulía y de Hiperdulía. La palabra latría
viene del griego (latteia) y quiere decir servicio a un amo, al señor soberano. Este culto de Latría se debe sólo a Dios.

La palabra dulía también viene del griego (doulos) y quiere decir "servidor, servidumbre. Este culto de Dulía se tributa a
los siervos de Dios, los ángeles y los bienaventurados, por razón de la gracia eminente que han recibido de Dios.

La palabra hiperdulía designa superioridad al significado de la palabra dulía. Este culto es reservado a la Virgen María por
razón de su superioridad respecto a los santos.

Ese necesario insistir que la santidad de los santos, no es distinta de la santidad de Cristo. En la medida en uno vive unido
al Señor, participa de su santidad.

Inicialmente, cuando lo único que se celebraba era el misterio pascual, la santidad de los hombres se media por la
participación en la muerte de Cristo. El mártir era el santo por excelencia, porque había sido capaz de amar hasta la
muerte, porque había participado en el misterio pascual en forma heróica. Por eso el culto de los santos en la Iglesia
comenzó con el culto de los mártires. Mucho después, se honró la memoria de los santos confesores, que eran aquellos
que, habiendo estado en la cárcel por Cristo, no habían alcanzado el martirio completo, aunque habían confesado su fe
ante los perseguidores.

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A este propósito se lee en el Misal de Bobbio una expresión referida a San Martín de Tours, que murió en el 397:

"He aquí un hombre de Dios que puede ser añadido a los apóstoles y contado entre los mártires. Confesor en este mundo,
él es ciertamente mártir en el cielo, porque sabemos que Martín no ha fallado al martirio, sino que ha sido precisamente
el martirio el que ha fallado a Martín".

Proceso Histórico

Las primeras noticias sobre el culto de los mártires las encontramos en una carta que la comunidad de Esmirna escribió a
la Iglesia de Fílomelio para comunicarle la muerte de su santo obispo Policarpo el año 156:

"De este modo por lo menos, pudimos nosotros más adelante recoger los huesos del mártir más preciosos que piedras de
valor y más estimados que oro puro, los que depositamos en lugar conveniente. Allí, según nos fuese posible, reunidos en
júbilo y alegría, nos concederá el Señor celebrar el natalicio del martirio de Policarpo, para memoria de los que
acabaron ya su combate y ejercicio y preparación de los que tienen aún que combatir".

De este texto se desprende:


a) la veneración que sentía la comunidad cristiana hacia el mártir.
b) se celebraba la memoria del "natalicio" (el día del martirio);
c) se tenía una celebración jubilosa.

En la misma carta se habla, no solamente de Policarpo, sino de los mártires en general. Esto permite pensar que el culto a
los mártires era generalizado:

"A Cristo le adoramos como a Hijo de Dios que es; mas a los mártires les tributamos con toda justicia el homenaje de
nuestro afecto como a discípulos e imitadores del Señor".

San Cipriano (258) nos da noticia de esta devoción a los mártires, hablando de los confesores, que mueren en la cárcel sin
llegar a sufrir el martirio:

"Finalmente anotad también los días en que ellos mueren, para que podamos celebrar sus conmemoraciones entre las
memorias de los mártires".

La comunidad hacía la conmemoración de los mártires, juntándose alrededor de la tumba y celebrando la Eucaristía. Poco
a poco, la mesa eucarística, colocada al principio ante la tumba del mártir, irá colocándose posteriormente sobre la misma.
Con esto se quiso hacer más la relación que hay entre el sacrificio de Cristo y el del mártir.

San Ambrosio, obispo de Milán en el siglo IV, escribe a este propósito:

"Las víctimas que han vencido a la muerte sean puestas debajo del lugar en que Cristo se inmola en sacrificio. Pero sobre
el altar sea colocado Aquel que padeció por todos. Yo me había reservado este lugar para mí, pues es justo que el sa-
cerdote descanse allí donde tenía costumbre de ofrecer la oblación; pero a las santas víctimas les cedo la parte de la
derecha, pues ése es el lugar que corresponde a los mártires".

Otro texto, que se atribuye a Máximo de Turín, un siglo más tarde, nos revela cómo la Iglesia iba teniendo una conciencia
cada vez más profunda de las motivaciones que justifican la presencia de los mártires debajo del altar en el que se
celebraba la Eucaristía:

"Por tanto hay que tener a los mártires en el más alto y principal lugar por causa de la Fe. Ved, sin embargo, qué lugar
deben merecer ante los hombres quienes ante Dios merecieron un lugar bajo el altar. Pues dice la Sagrada Escritura: ´Ví
debajo del altar las almas de los degollados a causa de la Palabra de Dios y del testimonio que dieron' (Ap 6, 9). ¿Qué
más reverente, qué más honorable puede decirse sino que descansan bajo ese altar en el que se celebra el sacrificio
ofrecido a Dios, en el que se ofrecen las víctimas inmoladas, en el que el Señor es el Sacerdote? Con razón, pues, los
mártires se colocan bajo el altar porque sobre el altar es colocado Cristo (...). Por tanto, es conveniente, que, en virtud de
una suerte común, la sepultura de los mártires se coloque allí donde la muerte de Cristo se celebra todos los días.

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En virtud de una identidad de destino, la tumba del mártir ha sido erigida allí donde son depositados los miembros del
Señor inmolado, de suerte que quienes se vieron unidos en la misma pasión se vean ahora reunidos en un mismo lugar sa-
grado".

En Memoria de los Mártires

Estas ideas llevaron a los cristianos a erigir sobre las tumbas de los mártires grandes basílicas. Así tenemos la primera
basílica de San Pedro en la Colina del Vaticano, la de San Pablo en la Vía Ostiense; la de San Lorenzo en la Vía
Tiburtina; la de San Sebastián en la Vía Apia,...

San Agustín aclara el significado que se les quería dar a esas construcciones:

"Nosotros no fabricamos a nuestros mártires templos como a Dioses, sino solamente a Dios, que es el nuestro y el suyo; al
celebrar el sacrificio pronunciamos su nombre en su lugar y por su orden, en cuanto que son hombres de Dios y que,
confesando su santo nombre, han vencido al mundo. Pero el sacerdote que celebra el sacrificio no los invoca. Porque el
sacrificio es ofrecido a Dios y no a los mártires, aunque éste sea celebrado en sus memorias o capillas; y porque quien
celebra es sacerdote de Dios y no de los mártires. El sacrificio, que es el Cuerpo de Cristo, no se ofrece a los mártires,
porque ellos mismos son el cuerpo de Cristo" (De civitate Dei 22, 10).

Santos Confesores

A la memoria de los mártires se unió el culto de los otros cristianos, que habían dado testimonio de su fe en cristo,
mediante un amor admirable, sin llegar a notificarlo con el martirio. Inicialmente se tuvo presente que murieron en la
cárcel antes de ser martirizados; luego que terminaron las persecuciones, se fijó la atención en la vida virtuosa de quien
daba testimonio de su amor a Cristo, considerados como verdaderos mártires de corazón. Así surge el culto a los grandes
padres del desierto: Antonio (356) en Egipto, Hilarión (371) en Palestina, Basilio (379) en Capadocia, etc. A los mártires
se asoció también a las mujeres que habían consagrado a Cristo su virginidad. A este respecto, Metodio de Olimpo escribe:

"Las vírgenes han sufrido el martirio. Ellas no han soportado los sufrimientos físicos durante un cierto momento, sino que
han sufrido durante toda su vida y nunca han cesado de sostener el verdadero combate olímpico de la pureza".

Por último se debe recordar, a los grandes obispos, que no murieron mártires, Pero que dieron testimonio de su fe cristiana,
la defendieron y la difundieron con grande celo y dieron ejemplos luminosos de virtud.

Recordemos a Atanasio de Alejandría (329-379), Martín de Tours (Francia) (316-397), Ambrosio (397), y los papas:
Silvestre (335), Dámaso (384), León (461).

Quedaba bien asentado que el martirio constituía el prototipo de santidad. Los que no morían mártires eran considerados
santos si de alguna manera su vida tenía que ver con los sufrimientos propios del martirio. Era por eso que San Cipriano,
hablando de los santos no mártires, decía:

"No es que ellos hayan fallado al martirio, sino que el martirio les ha fallado a ellos".

Proceso de Canonización

Antes del siglo X, el determinar la autenticidad del martirio y su culto público era de competencia del obispo. Luego fue
necesaria la intervención del sumo pontífice. La primera canonización solemne fue realizada por el Papa Juan XV,
quien en 993 inscribió en el catálogo de los santos a Uldarico, obispo de Augusta. Desde entonces los sumos pontífices
fueron publicando normas para un "proceso de canonización" cada vez más precisas. Así se quiso evitar exageraciones y
errores de todo tipo. Ya antes de esto, se habían alterado las historias de los mártires recogidas en libros llamados
Martirologios. Fue el caso de Adón de Viena, que, hacia el año 865, redacta un nuevo Martirologio, con pretensiones de
originalidad, en el que se desplazan caprichosamente las fechas, se inventan historias y leyendas y se incrementa arbitraria-
mente el número de los santos.

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Diez años después, Usuardo de Saint-Germain (Francia) revisó superficialmente este Martirologio, que sirvió de base para
la redacción del "Martirologio Romano" y que se usó por muchos siglos. El Concilio Vaticano II pidió que fuera sometido
a un trabajo científico de depuración.

Fiel a las indicaciones del Concilio, el Papa Paulo VI organizó la reforma litúrgica, sirviéndose de expertos. Para la
reforma del Calendario Romano, se siguieron estas normas:

1. Disminuir las fiestas de devoción. Se refiere a las fiestas que no celebran los acontecimientos concretos de la historia de
la salvación, sino algún aspecto del misterio de Dios, títulos o virtudes del Señor o de la Virgen. Fue por eso que se
eliminaron, por ejemplo, las fiestas del Santísimo Nombre de Jesús, de la Preciosísima Sangre, del Nombre de María, etc.

2. Someter a revisión crítica las noticias hagiográficas. Con esto se quiso corregir los errores de Adón de Viena. Como
consecuencia fueron eliminados del calendario general los nombres de algunos santos que ofrecían mayores dificultades
históricas, como Pablo ermítaño, Santa Martina, Santa Domitila, Santa Susana, Santa Tecla, Santa Bárbara, etc. Esta
eliminación no implica un juicio negativo sobre la existencia de estos santos, sino carencia de datos históricos seguros.

3. Seleccionar los santos de mayor importancia. La importancia de los santos seleccionados no depende del grado de
santidad, que sólo Dios puede medir, sino del tipo de modelo de santidad que presentan para la imitación del pueblo de
Dios. Para eso era necesario tener presente su carácter universal: santos religiosos, sacerdotes, obispos, seglares, vírgenes,
casados, profesionistas, obreros, etc.

4. Recuperar la fecha adecuada de las fiestas. La Iglesia considera fecha adecuada el día del nacimiento al cielo (día de la
muerte), y un día que no coincida habitualmente con los tiempos fuertes del año litúrgico.

5. Dar al calendario un carácter más universal. Antes predominaban los santos de origen italiano; en segundo lugar
venían los franceses, luego los españoles, los alemanes... Prácticamente eran casi todos europeos. Con la reforma se
quitaron del calendario litúrgico algunos de estos, y se sustituyeron con nuevos santos de origen, americano, africano
y asiático. Todas estas normas permitieron tener hoy un calendario general más representativo, más ligero y más
respetuoso de los datos históricos. Respetar y reflexionar los tiempos fuertes, facilita la comprensión y la vivencia del
Año Litúrgico.

LECCIÓN 6: LA LITURGIA DE LAS HORAS

La historia de la liturgia de las horas

La primera mirada, para entender la evolución histórica de la liturgia de las horas, es a partir de la voluntad de Cristo y
de la comprensión de la comunidad cristiana: ¿cómo empezaron a organizar esta oración que luego se ha convertido
en nuestra actual liturgia de las horas? ¿Qué tiene esta oración cristiana de herencia de la judía?

1.- LA ORACIÓN JUDIA EN LOS TIEMPOS DE CRISTO

Para entender la oración de Cristo y de la primera comunidad hay que describir, brevemente, el ambiente judío en que
nació.

En general, la liturgia cristiana no nació por generación espontánea, aunque en su origen está la voluntad positiva de
Cristo. Sus signos, fórmulas, fiestas y gestos sacramentales brotan del contexto judío. El sentido puede ser nuevo.
Pero las Escrituras y el lenguaje están tomados del judaísmo. Así pasa en la Eucaristía (la reunión, la escuela de la
palabra, la bendición, la comida y bebida, el concepto de memorial pascual), los demás sacramentos (sus gestos
simbólicos centrales son ya gestos sagrados para los judíos: el baño de agua, la imposición de manos, etc.), el año
litúrgico (las fiestas de Pascua y de Pentecostés, el ritmo semanal con su día sagrado).

En el caso de la oración también pasa lo mismo. Los judíos daban mucha importancia a la oración. Y muchas de las
formas concretas las hemos resumido los cristianos: los salmos, las bendiciones, las aclamaciones....
La distribución de la oración judía, a lo largo del día parece que ya en tiempos de Cristo tendría a destacar tres
momentos concretos, la mañana, el mediodía y la tarde: “Yo invoco a Dios y el Señor me salva; por la tarde, en la
mañana, al mediodía. Me quejo gimiendo, Dios escucha mi oración. (Sal. 54,17-18).

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La oración de Jesús

Muchos detalles del Evangelio muestran que Jesús era fiel a los usos religiosos de sus compatriotas: participaba según
su costumbre en las reuniones de la sinagoga (Lc 4,16) al escriba que le preguntaba sobre el primero de todos los
mandamientos, le responde citando el Sema, tal como debía recitarlo él mismo “Escucha Israel...” (Mc. 12, 29-30).
Hace alusión a la oración de la hora nona, sin duda en la parábola del fariseo y del publicano (Lc 18, 9-14). También
pronunciaba las bendiciones tradicionales dirigidas a Dios en el momento de las comidas, tal como se nos relata
expresamente en la multiplicación de los panes (Mt 14, 19; 15, 36 y textos paralelos).

La oración de la primitiva comunidad cristiana

El libro de los hechos nos presenta a una comunidad orante. En medio de otros elementos litúrgicos (Eucaristía,
Bautismo) y en el marco de una vida cristiana muy viva (predicación, conversión, comunión fraterna, espíritu
misionero Hech 2, 42-47). Otro dato importante es que los primeros cristianos leían y rezaban los salmos con sentido
cristiano.

En cuanto a la importancia que tienen reside en que su finalidad es dar las pautas para que el cristiano pueda tener un
verdadero y profundo encuentro con Dios. Que exista una verdadera relación entre oración y acción pastoral; trabajo,
formación, etc.

Las horas litúrgicas, nos dice el Papa. Que son el quicio, son: Laudes y Vísperas, ¿Cuáles serán los quicios? Son las
Horas más completas, más importantes y tienen todo un simbolismo muy importante.

Entonces las Horas son:


Laudes
Vísperas
Hora intermedia:
Tercia: 9:00 a.m.
Sexta: 12:00 p.m.
Nona: 3:00 p.m.
Oficio de lecturas (Maitines; antes, oración de la media noche; hoy cualquier hora del día)
Completas

Laudes

Las laudes santifican el día, se inicia las labores dedicando a Dios los primeros pensamientos y propósitos,
encomendando nuestro trabajo del día, se lo ofrecemos y recurrimos a Dios para encontrar en El una fuente de
optimismo para que sintamos que Dios va a estar con nosotros todo el día, es el que nos va a dar fuerzas para terminar
el día. Se lo ofrece uno también a Dios para sentir el impulso santificador de la gracia divina. Podemos citas algunas
oraciones, por ejemplo:

Lunes III
“Señor Dios, rey del cielo y tierra, dirige y santifica en este día, nuestros cuerpos y nuestros corazones, nuestros
sentidos, palabras y acciones, según tu ley y tus mandatos; para que con tu auxilio, podamos ofrecerte todas nuestras
actividades. Un sacrificio de alabanza grato a tus hijos...”

El tema de la luz es muy importante en al Sagrada Escritura. La luz del sol aparece como un don de Dios puesto al
servicio del hombre. La luz aparece también como una expresión de amor, para el trabajo y para el prójimo, por
ejemplo:

“Que nuestra voz Señor, nuestro espíritu y toda nuestra vida sean una continua alabanza en ti honor, y ya que toda
nuestra existencia es un don gratuito de tu libertad, haz que también cada una de nuestras acciones te esté
plenamente dedicada”.

Así las laudes vienen a ser la oración con la que iniciamos el día y tiene un simbolismo de celebrar la resurrección del
Señor y esta resurrección va acompañada de todo simbolismo del sol y de la luz, es un simbolismo grande en la
Escritura, hablar de Dios como la luz que hace aun lado la oscuridad del pecado.

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Vísperas.

Tiene como finalidad:

1.- La acción de gracias por la jornada que está por termina

2.- Recordar la redención y la institución de la Eucaristía

3.- Elevamos nuestros brazos como oblación vespertina, y mantenemos nuestra esperanza hacia la luz que no tiene
ocaso, para que el Señor no de la vida terna.

Las vísperas tratan de ser una acción de gracias por la jornada y a través de ella celebrar la memoria de la redención y
la esperanza de la vida eterna. Si al principio iniciamos la oración litúrgica con Laudes, ofreciendo nuestro trabajo, es
muy justo que al final terminemos con la oración litúrgica, es el fin más importante, más que las completas. Las
completas son para santificar el descanso. Y con la oración de la tarde sube a Dios nuestra ofrenda, pero ¿Qué vamos
a ofrecer a Dios? Nuestro trabajo que hemos realizado, nuestras relaciones interpersonales, es el esfuerzo que hemos
hecho.

Sabemos que en nuestra oración de acción de gracias debemos llegar a Dios con el fruto de nuestro trabajo, a la vez
que rogamos perdón a Dios por nuestros pecados cometidos durante el día. A la vez también recordamos el misterio
pascual, el misterio de la redención.

Hay también ese simbolismo. Sol- Cristo. Las vísperas pues, nos ayudan a recordar el momento en que Cristo hizo la
ofrenda de su vida y después la cumplió en sacrificio, muriendo en la cruz. Así, las vísperas nos evocan dos aspectos
que van íntimamente unidos: celebración de la Eucaristía, de la muerte y resurrección de Jesucristo y, el viernes
santo, la celebración de la cruz.

Hora Intermedia

TERCIA. SEXTA Y NONA

Tercia:
Crucifixión (Mc 15,25).
Venida del Espíritu Santo (Hech 2,15).

Sexta:
Presentación ante Pilato (Jn 19,14).
Ascensión (Mc 16,14).
Pedro oraba y tenía hambre (Hech 10,10-19).

Nona:
Muerte del Señor (Mt 27,45-47; Mc 15,34).

En el oficio actual se ponen Salmos, unos tres salmos comunes a la Tercia, Sexta y Nona y luego las lecturas propias.
Quienes rezan las tres horas toman la salmodia complementaria.

El Oficio de Lecturas

Antiguamente la hora para rezarlo era en el alba, ya casi amaneciendo. Y desde la Edad Media encontramos que se
rezaba en Roma, en Jerusalén y en Milán.

Lo formaban los nocturnos, eran tres salmos y una lectura breve. Pidió el Concilio que fuera un Oficio donde se
ampliaran las lecturas y también que se rezara el Oficio a cualquier hora.

El Oficio de Lecturas es una celebración litúrgica y por eso va acompañada de los Salmos y las lecturas, para darnos
oportunidad de escuchar de diálogo, de meditación, de comunicación en el encuentro con Dios.

Los monjes de la Edad Media, no separaban la meditación del Oficio de Lecturas, dejaban un largo rato de silencio;
como que no había esa prisa de ahora, sino con calma iban saboreando.

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Completas

Las completas nacieron con la idea de santificar el descanso nocturno para completar la jornada. Se pueden rezar aún
después de pasadas las 12:00, para seguirnos incorporando al misterio pascual, para seguir teniendo una oración muy
íntima con el Señor, hacemos una oración que suscite la confianza.

El responsorio, por ejemplo: “En tus manos encomiendo mi espíritu”, es la oración filial. Y las completas se terminan
con la antífona mariana.

LOS ELEMENTOS DE LAS HORAS LITURGICAS

1.- El Himno

El himno está situado de forma que dé a cada hora una especie de colorido propio y también, sobre todo, en la
celebración con el pueblo para que al comienzo de la oración resulte más fácil y cree un clima más festivo. Por
ejemplo en las laudes no vamos a cantar “junto a ti al caer de la tarde”, es por esto que el himno va a dar un sabor
especial.

2.- Salmodia Ternaria

La reforma litúrgica quiso poner en todas las horas tres salmos, excepto en completas que tiene uno o dos. Cuando los
Salmos son muy largos están divididos por números romanos, para que no salga demasiado extenso; en el rezo se
puede omitir el gloria y la antífona y rezar todo el salmo seguido. En laudes y en vísperas se han puesto los Salmos
más populares, buscando que los seglares participen; en la mañana están puestos más bien salmos de alabanza y en la
víspera de acción de gracias.

En las laudes se han puesto:


Salmo
Cántico Del Antiguo Testamento
Salmo

En Vísperas
Salmo
Salmo
Cántico del Nuevo Testamento

Como este cántico en Laudes es del Antiguo Testamento, está situado aquí a la mitad para que se vea que es del
Antiguo Testamento.

En cambio, en las vísperas el cántico viene al último porque el Nuevo Testamento viene después del Antiguo. Se
dejaron los salmos un poco más difíciles de comprender para la Hora Intermedia y sobre todo para el Oficio de
Lectura.

Para poder entender la Liturgia de las Horas se necesita tener un mínimo de formación bíblica y litúrgica. La reforma
actual de la liturgia de las horas, quiso tomar en cuenta mucho a los salmos. Antes, siempre se rezaban cincuenta
salmos en una semana y ahora se rezan los salmos en cuatro semanas intercalando los cánticos del Antiguo y Nuevo
Testamento.

Por último veremos los elementos subrayados que llevan los salmos

Títulos: Anuncian el contenido de los salmos en su sentido literal.


Frase: Es una aplicación cristológica, tomada del Nuevo Testamento u otro escritor eclesiástico.
Antífona: Destaca el sentido del salmo y nos da la idea central, otras veces la antífona nos habla del tiempo litúrgico
o de alguna fiesta importante.

Moniciones: Son una introducción al Salmo para poder captar el sentido cristiano.

Los salmos se distribuyeron de la siguiente manera:


1.- Un ciclo de cuatro semanas

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2.- Laudes y Vísperas los más populares
3.- Domingo y Hora Intermedia, pusieron los salmos que tenían más conexión con el misterio pascual.
4.- Para los viernes se procuró poner alguno que hablara de la pasión de Cristo.

Terminando los salmos viene el responsorio, en el que se podría hacer un momento de silencio después de la lectura, o
en lugar del responsorio, de podría tener silencio.

Respecto a los cánticos se puso: Benedictus, cántico de Zacarías en Laudes porque está hablando de la aurora, de la
redención y tiene un sentido misionero al iniciar las labores.

El magnificat: en la tarde porque es de alabanza y de acción de gracias. La virgen proclama las gracias que ha recibido
departe de Dios: la maternidad divina.
Por eso está uno en la mañana y otro en la tarde y no se puede cambiar, porque cada uno tiene su significado
especial. La antífona de ambos ayuda para situarnos dentro de la fiesta del año litúrgico, dentro del tiempo litúrgico o
cuando es tiempo ordinario simplemente para introducir los dos cánticos.

LAS PRECES

Las preces se han hecho de una manera diferente, en la misa las son con significado de petición, en cambio, las preces
de laudes y vísperas tienen un significado de petición, de acción de gracias y de alabanza. En laudes también se habla
de confesión, es decir, del reconocimiento de la gloria de Dios y la proclamación de nuestra fe, en la que se funda
nuestra esperanza. Las preces encuadran los grandes temas e intenciones del mundo, por la Iglesia, por los
gobernantes, por los necesitados, por la comunidad, etc.

Las vísperas traen el final una petición por los difuntos, para reemplazar aquella frase que se recitaba antes al acabar
cada una de las horas litúrgicas.

LECTURAS BÍBLICAS Y RESPONSORIO

Las lecturas bíblicas tienen un sentido fuerte puesto que son palabras de Dios, son predicación, son enseñanza
espiritual y tienen un lugar y privilegiado. En las lecturas de la Sagrada Escritura, si se rezan las horas litúrgicas y la
misa en los tres ciclos se alcanzan a rezar como el sesenta por ciento de toda la Biblia. También se tomó en cuenta que
se ampliaran las lectura, de preferencia que las lecturas del oficio no sean las de la misa. No se toma el Evangelio en
el Oficio divino.

En cuanto los responsorios, tienen algo especial; después de escuchar la palabra de Dios, se responde con su misma
palabra. Algunos responsorios se tomaron de los antiguos, otros están tomados de textos del Nuevo Testamento, para
que viera la unión del Antiguo y Nuevo Testamento. Se podría pensar que los responsorios fueran cantados.

LECCIÓN 7: SIGNOS LITÚRGICOS

1.-Signo es una cosa que, además de la forma propia que imprime en los sentidos, lleva al conocimiento de otra cosa
distinta en sí.

Ejemplo: Huellas------persona.
Humo-------Fuego.
Nubes….lluvia.

2.-Signos Litúrgicos:
En la Liturgia, los signos sensibles significan y, cada uno a su manera, realizan la santificación del hombre (SC 7).
En la Liturgia todo se hace bajo el velo de los signos sensibles y por medio de ellos (algo simbólico):
Ejemplo:
Lazo, como yugo—Unidad. Arras-Salario. Agua- Vida, muerte, limpieza.

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LOS COLORES, LUGARES, PERSONAS, OBJETOS Y GESTOS LITÚRGICOS

NOTAS PARA EL USO DE ESTE RECURSO

Para la aplicación de éste material sugerimos algunas líneas pedagógicas que ayudarán a integrar los distintos
elementos necesarios para una compresión y vivencia más consciente y plena de la Liturgia.

Estas son sólo pistas que, en base a la experiencia e inquietudes particulares podrán aplicarse para responder a cada
necesidad, logrando un mayor aprovechamiento en grupos de: catequistas, jóvenes, familias, adultos, etc., en general
como auxiliar en la Acción Pastoral.

1º. Antes de iniciar directamente con el material, es positivo dar un recorrido, a manera de “tours” o excursión por el
interior del templo. El grupo irá haciendo el trayecto, conociendo el nombre y finalidad de cada lugar.
Este recorrido iniciará en la Sacristía, y de ser posible, por los Vasos Sagrados y demás elementos necesarios.

2º. Al explicar la finalidad, o el uso de cada elemento, es recomendable introducir un poco en el sentido del mismo,
haciendo relación con elementos de uso práctico; que ampliarán su significado.

Por ejemplo: El Altar…. Relacionarlo con la mesa de fiesta en una comida.

El Cirio…. Experiencia de oscuridad y luz.

3º Es muy importante acompañar la explicación del significado y finalidad, con las actitudes que han de acompañar el
uso y presencia en esos lugares o con relación a aquellos objetos.

Por ejemplo: Frente al Sagrario….Saludo, adoración a Cristo nuestro Señor presente en la Eucaristía. Una genuflexión
(doblar la rodilla)

Frente al Crucifijo…En el Altar, inclinar la cabeza.

El Cáliz…Delicadeza, reverencia, dignidad.

El Ambón: Por su colocación, es una invitación a la escucha atenta y a tener el corazón abierto a la Palabra de Dios.
Mesa de la Palabra, lugar de preferencia, sitio elevado para destacar, para escuchar cuando alguien
importante va a hablarnos.
4º. Se puede hacer relación al uso mismo de los objetos, gestos, lugares y posturas, para explicar el sentido que tienen
dentro de la Santa Misa.

5º. Al utilizar el material gráfico, es positivo hace referencia o recordar, lo que se dijo durante el “tours”… esto es;
¿dónde está?, ¿para qué sirve?, actitudes, etc.

6º. El jugar la lotería litúrgica, permite familiarizarse con los lugares, personas, objetos y gestos litúrgicos para
asimilar el mensaje de una manera dinámica, rápida y amena.

I.-LOS COLORES EN LA LITURGIA.

El color, en la Liturgia, expresa los sentimientos propios y significativos de lo que a través del Año Litúrgico, la
Iglesia nos invita a vivir.

Es por eso que, las condiciones externas, nos permiten entrar en contacto con realidades más profundas que la Liturgia
actualiza.
En este sentido el color es un elemento importante y es necesario conoce su significado para profundizar y penetrar en
los Sagrados Misterios a los que nos invita.

Después de varias prescripciones y reformas Litúrgicas los Colores Litúrgicos han quedado en 6.

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BLANCO. Para el tiempo de Pascua y Navidad. Para las Fiestas del Señor, de María, de los Ángeles y los Santos no
mártires.
Simboliza la pureza, la inocencia, la luz, gozo, lo divino.

ROJO. Para el Domingo Pasión (de Ramos), Viernes Santo, Fiesta de Pentecostés, de los Apóstoles, de los Mártires y
Evangelistas.
Simboliza la sangre, Fuego (Espíritu Santo).

VERDE. Para el tiempo ordinario (períodos después de Epifanía y de Pentecostés)


Simboliza la Esperanza.

MORADO. Para la Cuaresma, el Adviento, días penitenciales y Difuntos.


Simboliza la penitencia.

NEGRO. Para las Exequias y Misas de Difuntos (éste ya casi no se usa, en su lugar está el morado)
Simboliza la tristeza, luto y dolor.

ROSA. Para algunos domingos (Gaudete: tercero del Adviento; Laetare: cuarto de Cuaresma) y en algunas fiestas
especiales como la Inmaculada en España y la Virgen de Guadalupe en México.
Simboliza el gozo.

Algunas notas tomadas del “Diccionario de liturgia”, Tomás Parra Sánchez

II.-LUGARES

TEMPLO
Lugar de culto considerado habitación de Dios entre los hombres y lugar de encuentro entre los creyentes.

Es el lugar por excelencia de las celebraciones, centro que unifica la oración y ocasión de encuentra de la comunidad
entre sí y con Dios.
El verdadero Templo de Dios es Cristo, en El podemos encontrar a Dios. También nosotros somos Tempo de Dios
(1Cor.3, 16-17)

PRESBITERIO
Área del templo. Se construye un poco elevado en relación con el cuerpo del templo.
Comprende: el área del altar, la sede y asientos de los ministros, el ambón, la credencia.

Significa lugar de los Presbíteros, espacio propio para quien preside, y quien ayuda directamente al sacerdote.
Corresponde al Monte Sinaí, cuando Moisés subió para recibir la Ley de Dios y al Monte de las Bienaventuranzas (Mt
5,1-2).

AL TAR
Del latín altus=lugar elevado. Plataforma, Mesa, destinados para el sacrificio y el banquete Pascual (Ara y Mesa) y el
centro de la acción litúrgica. Debe de ser fijo y único, de piedra o de materia digna y sólida.

Evoca un monumento, Una alianza con Dios, el lugar de su presencia y encuentro con su pueblo; por eso, se le
bendice y venera con el beso y el incienso.

Signo de Cristo Roca y (por extensión) signo de los fieles que, como piedras vivas son edificados sobre Él, Honor de
los mártires.

CÁTEDRA O SEDE
Cátedra: Silla exclusiva para el Obispo. Sirve para designar la sede de un obispo desde la que enseña, predica y
gobierna su diócesis. De ahí viene el nombre de catedral, templo en donde se encuentra.

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Signo de autoridad, gobierno y servicio en su Diócesis como pastor, maestro y guía de su Iglesia particular a él
encomendada.
Se ha hecho extensivo el nombre al sitio desde donde el sacerdote preside el culto y se le llama Sede.
Silla más grande a las demás, solemne y bella que está en el presbiterio. Signo del oficio de presidir la asamblea y
dirigir la oración.

AMBON
Borde o lugar elevado. Especie de púlpito fijo, desde el que se proclama la Palabra de Dios, y frecuentemente,
también moniciones y homilías al pueblo.
Significado: El Altar de la Palabra, lugar desde donde Dios se comunica con su Pueblo.
La Palabra de Dios, es pan que nos alimenta y en éste sentido, el Ambón es la mesa en que se nos da éste alimento.

NAVE
Es el lugar reservado para fieles, de modo que les permita participar bien en la celebración.
Significado: La sala primordial de encuentro de la comunidad con Dios y en sí misma.

PUERTA
Es todo lugar de ingreso. En la Liturgia señala el paso de lo profano a lo sagrado; acceder al mundo de lo sacro, de la
luz, del misterio de la verdad y encuentro con Dios. Invita a reorientar la vida, la renovación, conversión, a la
identificación como una comunidad que celebra la vida.

SAGRARIO
En latín=”Lugar Sagrado”. Caja, recinto y lugar en donde se conserva la Eucaristía para la adoración de los fieles y
para ser llevada a los enfermos. Se recomienda tenerlo en un lugar destacado, digno e inamovible dentro del templo o
en una capilla anexa (Capilla del Santísimo). Se señala el lugar con una lámpara prendida. Se llama también
Tabernáculo.
Significado: Tabernáculo sagrado. Oasis de gracia. Presencia de Dios, manantial de bendiciones, etc. (Mt 28,20).

BAUTISTERIO
Es el lugar destinado para la celebración de los bautizos, presidido por la Fuente Bautismal.
Significado: Representa la puerta de entrada a la fe y a la vida de Dios. Fuente y origen de vida eterna.

FUENTE BAUTISMAL
Es un recipiente bellamente dispuesto donde brota o se contiene el agua bautismal.
Signo de fecundidad de la Santa Madre Iglesia.

SACRISTIA
Lugar especial, dentro del templo y cercano al altar. Ahí se guardan los objetos que se utilizan en la liturgia
(vestimenta, vasos, libros e instrumentos propios del culto). Destinada para revestirse y desde la caul se inicia la
procesión de entrada.
Significado: La antesala del lugar sagrado, lo inmediato para el encuentro con Dios.

CONFESIONARIO
Lugar y mueble done los penitentes celebran el sacramento de la Reconciliación al confesar sus pecados.
La forma de una celda con rejillas data del S.XVII.

CAPILLA
Iglesia u oratorio que no es parroquia. También parte pequeña dentro de una Iglesia en donde está una imagen para la
devoción de los fieles o el Santísimo.

CAMARÍN
Hueco en la pared de los templos, a manera de nicho, para colocar imágenes

CAMPANA
Instrumento metálico (bronce o mezcla) en forma de copa invertida con badajo.
Se usa para congregar a la comunidad, invita a la interiorización, la oración.

CAMPANARIO
Lugar sagrado normalmente en forma de torre, en el que se colocan las campanas.

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III.-SIGNOS PERSONAS

-Los ministros, son representantes y delegados de Jesucristo.


-La Asamblea es signo de la convocación de Dios por medio de Jesucristo: es signo de la Liturgia (Asamblea) Celeste.

PRESBÍTERO
Hombre elegido por Dios y ordenado por el obispo. Con la ordenación recibe la unción del Espíritu Santo, y queda
identificado con Cristo Sacerdote. Su ministerio consisten en: anunciar la Palabra de Dios, celebrar y presidir los
sacramentos, animar y dirigir a la comunidad, bajo la autoridad del obispo y orar en nombre de la Iglesia en la
Liturgia de las Horas.

MONAGUILLO
Nombre diminutivo derivado del latín manachus=pequeño monje. Es el nombre común que se le da al acólito o
ayudante (niño, niña o adolescente) del celebrante. Debe ocupar un lugar adecuado en las celebraciones.

MONITOR
En latín=”El que exhorta”. Un ministerio litúrgico que ejercen personas preparadas de la comunidad para orientar la
participación de la asamblea durante las celebraciones litúrgicas a través de intervenciones breves, oportunas, claras,
precisas y bien preparadas.

OBISPO
Del griego epískopos=supervisor, vigilante. Título del clérigo que ha recibido la más alta de las órdenes sagradas y a
quien se considera sucesor de los Apóstoles. Se encarga de una Diócesis, de su organización, rectoría, presidencia y
santificación.

PAPA
Del griego pápas=padre. Nombre que se le da al que es la suprema autoridad en la Iglesia Católica; también se le
llama Santo Padre, Sumo Pontífice y Obispo de Roma.

SACRISTAN
Persona encargada de cuidar, manejar y preparar los objetos propios del oculto. Como ministerio considera también:
atender a las personas que se acercan al templo, cuidar la decencia del lugar (ornamentos y objetos como el espacio
geográfico), preparar las celebraciones.

IV:-SIGNOS: GESTOS, ACTITUDES Y MOVIMIENTOS


Los signos deben ser expresión “externa” de lo interno, de tal forma que haya correspondencia.

SENTADOS (Lc 4,20; 5,3-17; Hech 20, 7s; 1Cor 14,30).


Postura y actitud de descanso, quietud y paz. Litúrgicamente expresa la disposición del discípulo: escuchar, meditar e
interiorizar la Palabra de Dios, de recogimiento, receptividad, contemplación, gesto sacerdotal de la comunidad. El
mismo gesto en el obispo es signo de autoridad, poder de presidir, gobernar y enseñar, de maestro.

GENUFLEXION (Ex 18,6-7)


Del latín: genu=rodilla; y flexio=doblez, flexió). Es un gesto de reverencia que consiste en flexionar las dos rodillas o
una sola, por ello mostramos: adoración, oración, humildad, sumisión, reconocimiento y obediencia a Dios.

IMPOSICION DE MANOS
En la actualidad, gesto para invocar la presencia del Espíritu Santo en el creyente, enriquecerlo con sus dones y
liberarlo del mal, es el caso en algunos sacramentos: bautismo, confirmación, orden y eucaristía.

BESO
Gesto y signo de afecto, respeto, saludo, homenaje y unión. El celebrante lo da al altar, al principio y al fin de la
celebración eucarística. Por devoción se da a la cruz, reliquias e imágenes de culto.

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BENDICION O SIGNACION (SIGNO DE LA CRUZ)
Signum=señal, clave, símbolo, singo, del latín. Gesto que consiste en señalar a alguien con la cruz. Rito de signación
en los sacramentos del bautismo, confirmación, ordenación y unción de enfermos.
Invocación Trinitaria, Sello de Dios (Ef 1,13; 4,30).

DE PIE (Ex 15,19 s; Ezq 2,1; Jn 20,14)


Es una postura muy común en las celebraciones litúrgica. Es signo de la libertad, respeto, disponibilidad, atención y
decisión del cristiano para actuar lo que escucha o practica lo que se le encomienda; signo de compromiso y
aceptación de una misión evangélica. Signo de alegría, de alabanza, de resucitado, de vigilancia. Postura propia del
hijo.

REVERENCIA
Actitud de sumisión interior que se manifiesta en gestos exteriores. La liturgia latina heredó los gestos reverenciales
de las tradiciones bíblica y romana: beso, genuflexión, inclinación, postración, gestos litúrgicos.

PROCESION
Es el camino que una comunidad realiza como acto de culto a Dios. En la liturgia hay varias procesiones: entrada,
evangelio, ofrendas, comunión y salida.

POSTRACION (Mt 26,36s; Lc 5,12; Ap 5,8.14)


Del latín pro=delante de y sternere=extenders (extenderse por tierra, decúbito prono, o sea, boca abajo). Signo de
sumisión, confianza, entrega, esclavo, homenaje. Gesto litúrgico de humillación y adoración ante Dios. Se usa en
algunos ritos que expresan la indignidad de un ministro ante Dios, como: en la ordenación sacerdotal; en algunas
congregaciones religiosas en la profesión perpetua; al inicio de la celebración del Viernes Santos.

INCLINADOS
Signo del que adora, del que se duele, respeto, reverencia, súplica, humildad.

BRAZOS ABIERTO Y ELEVADOS (MANOS EXTENDIDAS) (Sal 63,5; Ex 17,8-13)


Es la postura más típica del hombre orante. Son símbolos de un espíritu vuelto hacia arriba, de todo el ser que tiende a
Dios. De petición, alabanza, gratitud, deseo de abrazar lo infinito, esperanza en ser alzado por Dios, filiación,
dependencia.

JUNTAR LAS MANOS (las palmas).


Signo de recogimiento, meditación, paz interior, atención, oración.

DARSE LAS MANOS


Signo de unidad, fraternidad, paz.

APLAUDIR (Sal 47,2; 98,8)


Signo de alegría, aprobación, etc.

GOLPE DE PECHO (Lc 18,13)


Signo de reconocer la culpa, deseo de cambiar, penitencia.

DE RODILLAS (Esd 9,1ss; Mt 15,21s; Filp 2,9s)


Gesto de penitencia, reconocimiento del propio pecado. Adoración, sumisión y dependencia. Oración concentrada e
intensa e individual, humildad, arrepentimiento, de súplica.

OJOS ABIERTOS Y ATENTOS (Lc 5,27; 6,10.20)


Signo de atención, de oración.

SILENCIO (Lc 5,16)


Signo de contemplación, meditación, escucha.

SIGNOS MUTUAMENTE RELACIONADOS

Oración del “Padre Nuestro…” ------------------------- signo de filiación divina.

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La Paz--------------------------------------------------------signo de Frayernidad.

Fracción del Pan -------------------------------------------signo de Caridad (Amor).

Comunión ------------------------------------signo de Incorporación a Cristo y a la Iglesia (Alianza).

APLICACIÓN

El presente material es un apoyo para la Catequesis Litúrgica, que de una manera creativa y amena puede ayudar al
conocimiento de las personas, gestos, lugares, así como los objetos que encontramos en la Liturgia. Es sólo un apoyo,
que como tal, puede propiciar una mayor participación y comprensión de la misma. Es muy útil para equipos
litúrgicos, formación de monaguillos, etc. Esto no agota la creatividad de los agentes, los cuales deben buscar las
mejoras formas y recursos para que le mensaje de Cristo llegue a los corazones.

V.-SIGNOS OBJETOS Y ELEMENTOS

A) VESTIDURAS SAGRADAS

CASULLA (gr. Planeta).


Vestidura litúrgica sin mangas, en forma de cono y holgada que los ministros usan encima de todos los ornamentos en
la celebración de la Eucaristía. Se utilizó en el culto desde el S. II. Se le considera como signo sacerdotal.
Vestidura litúrgica para todos los clérigos hasta el siglo VIII, desde aquella época quedó reservada a Obispos y
Presbíteros en la celebración de la Misa. Expresión de la plenitud del Sacerdocio de Cristo. Símbolo de la Caridad; del
suave yugo de Jesucristo. Significa el yugo del amor, y la suavidad y dulzura que proceden del yugo de la caridad.
Como emblema del cargo sacerdotal, en la oración cuando el clérigo se la pone (la Casulla llamada iugum), puede
significar el mismo sacerdocio, y la oración tendrá hermoso significado.
Simboliza también el vestido púrpura que en casa de Pilato pusieron los soldados al Rey de reyes, Jesucristo cuando lo
coronaron de espinas.
Corresponde a la túnica de color Jacinto del Sumo Sacerdote del Antiguo Testamento.

Banda de tela, larga y estrecha que se coloca en el cuello y pende hacia adelante. Es un ornamento litúrgico usado por
los obispos, sacerdotes y diáconos (quienes la usan cruzada). Es entregada el día de la ordenación o consagración y
debe ser llevada por los ministros en la administración de los sacramentos.
Signo de dignidad sacerdotal, en los Obispos y Presbíteros.
Significa el Yugo (iugum Christi) de la Cruz, y la paciencia y fortaleza para llevarlo.

La Estola diaconal, parece que procedió del lienzo o larga servilleta que los ministros de los convites, profanos o
religiosos, llevaban pendiente del hombro izquierdo para limpiar lo que ocurriera.

El simbolismo de la Estola es doble:


1.-En cuanto fue la prenda del servicio del Diácono, el distintivo de la predicación, y se impone sobre el cuello y
hombros, recuerda el yugo y carga del sagrado ministerio, y la paciencia para llevarlo.
2.-En cuanto es ornato insignia de dignidad y tiene el nombre de “estola” (vestido precioso), significa el vestido de
inocencia con que el ministro sagrado debe llegarse a los divinos Misterios, y el vestido de inmortalidad que recibirá
en premio, expresado en la oración al ponérsela.
Alegóricamente, simboliza la soga que pusieron al cuello del mismísimo Cordero Jesús, y la cruz que le cargaron
sobre sus delicadísimas espaldas.

Se llamó “orario” (orarium, de orare: predicar, los que la usaban tenían el oficio de predicar) hasta el siglo VI, tal vez
tiene su origen de una insignia o faja algo semejante, usada por las autoridades civiles p. e. los cónsules).
El primer documento que llama “Estola” al orario, es la Epístola II de San Germán, Arzobispo de París (555-576).

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SOTANA
Prende de vestir en el clérigo; es entallada y llega hasta los talones. De color blanco para el Papa, roja para los
cardenales, morada para los obispos, (actualmente la usan negra con botones, bordes y bandas moradas) negra para los
sacerdotes (que muchas veces la usan blanca), y negra para los diáconos.
Significa estar muerto al mundo, a los intereses terrenos, para vivir solamente para Dios.

CÍNGULO
Del latín. Cintura o ceñidor, Antigua faja romano que servía de cinturón. Con el tiempo se convirtió en un cordón. Se
usa para sujetar el alba y la estola de los ministros.
Simboliza la mortificación, la pureza, la castidad.
Los riñones eran considerados como el asiento de la liviandad.
Significan las cuerdas con las que fue conducido a la muerte nuestro Señor Jesucristo.
Corresponde al baltheum o ceñidor de los sacerdotes de la Antigua Ley.

CAPA PLUVIAL
Vestidura litúrgica que usan los miembros del altar encima del alba durante las procesiones con el Santísimo y otras
celebraciones. En la bendición con el Santísimo, en los responsos, en Vísperas y Laudes solemnes.
Capa con capucha que antiguamente, los romanos la usaban para defenderse del frío o la lluvia.
Ante del siglo VIII, se usaba ya en las ceremonias eclesiásticas.
Su preciosidad y brillantes colores figuran el vestido de gloria y de inmortalidad que nos cubrirá después de la
resurrección.

VELO HUMERAL O PAÑO DE HOMBROS


Del latín, húmeros-hombro, espalda. Es una vestidura litúrgica a manera de rebozo que el sacerdote coloca sobre sus
hombros para trasladar solemnemente al Santísimo o dar la bendición con él. Se conoce también como paño de
hombros.
Su objetivo es la reverencia a las cosas sagradas.

COTA o ROQUETE
Forma recortada del alba, por motivos prácticos. Se usa a partir del S.XIV sobre la sotana de los eclesiásticos en las
funciones que no señalan el uso de alba. Se le llama también roquete.

ALBA.
Del latín. “Ropaje blanco”. Túnica blanca de lino, algodón u otra tela ligera, que utilizan los ministros durante las
celebraciones litúrgicas. En el Siglo XVIII, se le consideró como un símbolo de la pureza y la lucha contra el mal de
parte de los ministros.
Es la vestidura propia del bautizado.

*PALIO Y SOLIDEO.

*SIGNOS DISTINTIVOS –PROPIOS DEL OBISPO

*PECTORAL (CRUZ)
Insignia tradicional del obispo desde los Siglos XII y XIII. Antigua costumbre judeo-cristiana de llevar al cuello
alguna insignia de identificación, símbolo o amuleto. En la actualidad, los obispos llevan su “cruz pectoral” por su
significado pastoral.

*BÁCULO
Del latín. “Bastón, cetro”. Evocación del bastón o cayado pastoril. Insignia oficial y litúrgica del obispo y símbolo de
su jurisdicción pastoral. Para corregir, sostener y empujar.
Plantado en el suelo para aguijonear a los perezosos, recto para sostener y dirigir a los débiles y curvo en su parte
superior para atraer a los pecadores y reunir a los que erran

*MITRA
En un principio era una especia de turbante o gorro quizá de origen persa o egipcio. Estaba reservada al Papa cuando
fue asumida por los cristianos. En el S.X., se extendió su uso a los obispos, abades y otros prelados. Actualmente es
una doble media elipse con las puntas hacia arriba, unida con 2 listones o cintas que cuelgan por detrás.
Signo de la ciencia de ambos Testamentos de la Biblia al llevarla sobre la cabeza. Con los cuernos de ambos
Testamentos, el Obispo debe combatir a los enemigos de la Iglesia.

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*PALIO ARZOBISPAL
Especie de escapulario o faja con un orificio en el centro, para la cabeza y cae por delante y por detrás, En la insignia
eclesial del Papa y los arzobispos occidentales, y de los patriarcas orientales. Tiene seis cruces negras que señalan la
comunión con el Papa y la participación en su potestad.
La lana significa la aspereza de la reprensión a los rebeldes; el color blanco, la benevolencia hacia los humildes y
penitentes.
La forma circula que encierra los hombros es el temor del Señor, por quien las obras se cierran a fin de que su
perfume cubierto no se vaya desvaneciendo, como sucede si se descuidan las pequeñas cosas que, poco a poco, se cae
en las grandes.
Las 4 cruces situadas delante y detrás, a la derecha y la izquierda, signo que el obispo debe poseer vida, ciencia,
doctrina y poder. Se relaciona con las 4 virtudes cardinales.

*ANILLO
Del latín. “CIRCULAR, arillo”. Aro de metal que se coloca en el dedo para señalar: autoridad, dignidad,
consagración. Alianza, compromiso. Hay varios anillos: matrimonial, religiosas, pontifical de los obispos y el papal.
Signo de Cristo Esposo. Signo de Fidelidad a la Alianza esponsal.

*SOLIDEO
Del latín. “sólo para Dios”. Es una pieza de tela, redonda y cóncava que utilizan como distintivo de autoridad y
servicio en las celebraciones litúrgicas; blanco para el Papa; rojo para los Cardenales; morado para los Obispos.

B) OBJETOS LITURGICOS

CONOPEO
Del griego honopéion=tienda. Velo que cubre a manera de tienda todo el sagrario o sólo el frente. Suele ser del color
litúrgico del día.

COPON
Vaso sagrado en forma de copa grande que sirve para guardar las hostias consagradas o Santísimo y para la
distribución a los fieles.

CORPORAL
Pieza de lino, cuadrada, que se extiende sobre el altar, para colocar sobre él, el cáliz, copón, patena, custodia.

CREDENCIA
Mesita ubicada en el presbiterio y cercana al altar, en donde están los vasos sagrados y todo lo necesario para las
funciones litúrgicas.

CRISMERA
Vaso Sagrado en forma de ampolleta o botellita que contienen el óleo de los enfermos, el óleo de los catecúmenos y el
crisma, bendecidos por el obispo en la misa crismal del Jueves Santo.

CRUCIFIJO
Representación iconográfica de la cruz, sobre la que se encuentra Jesús Crucificado. Se le colocó sobre el altar en el
S.XV. Actualmente se trata de combinar la muerte y la resurrección en la imagen.

VINAJERAS
Vasos sagrados en que se conservan el agua y el vino para la celebración eucarística.

VINO
Tiene un gran significado bíblico: abundancia de la tierra prometida, signo de los bienes mesiánicos, nueva era
iniciada en Cristo por su sangre, banquete escatológico. En la liturgia es la materia de la Eucaristía, junto con el pan.

PÍXIDE o RELICARIO
“Caja”=griego. Vaso sagrado, metálico y redondo, que sirve para conservar la eucaristía o llevarla a los enfermos.

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VIA CRUCIS
Del latín, “Camino de la cruz”. Primero fue una procesión devota para evocar la pasión de Jesús y se originó en
Jerusalén en el S.XIV: En el S. XVIII se introdujeron en los templos los cuadros alusivos a las 14 estaciones, como
práctica de piedad que facilita el recuerdo de la pasión de Cristo.

BREVIARIO
Del latín. Extracto, resumen. Nombre que se da al libro litúrgico, que contiene el oficio divino o liturgia de las horas.
Contiene textos bíblicos, himnos, oraciones, antífonas, responsorios y lecturas de los Santos Padres. Horas más
usuales: Laúdes (oración de la mañana), Vísperas (oración de la tarde), Completas (cierra el día).

CIRIALES Y CRUZ ALTA


Candelero provisto de asta y utilizado en algunas ceremonias para acompañar la cruz alta, o bien para abrir una
procesión.

CIRIO PASCUAL
Del latín, Cereus, vela, luminaria, cirio. Vela grande y gruesa que se utiliza en la vigilia pascual. Se graban sobre él
la primera y última letra del alfabeto griego: Alfa y Omega; se traza una cruz y en los espacios vacíos de ésta, las
cifras del año en curso, se clavan en él, cinco granos de incienso. (Añadir explicación).

CÁLIZ
Del latín. Caso, copa. Vaso sagrado que se utiliza en la celebración eucarística para contener, ofrecer y consagrar el
vino.

CANDELA
Vela, luminaria ardiente, normalmente de cera para la iluminación religiosa del templo. Su luz simboliza tanto la
presencia de Cristo, como de los cristianos, luz del mundo.

HOSTIA
Del latín. “Víctima”. Pan ázimo sin levadura que se utiliza como materia para la celebración eucarística.
Generalmente la del sacerdote es más grande y gruesa, y a veces lleva grabada una imagen de Cristo (desde el S.XII)
u otro símbolo eucarístico (cordero, pez)

INCENSARIO
Especie de brasero metálico, fijo o portátil, suspendido por cadenas en que se quema el incienso en las celebraciones
litúrgicas. Se ha utilizado desde el S. VII y también se le conoce con el nombre de turíbulo.

NAVETA
Del latín. “Pequeña nave”. Es un recipiente metálico, pequeño y de formas variadas en donde se conserva el incienso
para las celebraciones. El nombre es por su forma de barca, destapada o cubierta.

LUNEA.
Pequeño soporte en forma de luna en donde se inserta la hostia consagrada. Ésta a su vez se inserta en la custodia
para ofrecerla a la adoración de los fieles. También se le llama: Viril u Ostensorio.

LAVABO
En latín=”Me lavaré”. Es el rito de lavarse las manos después de recibir las ofrendas de los fieles. Lavatorio de
manos.

LECCIONARIO
Libro litúrgico en donde están registradas por orden las lecturas oficinales de la Palabra de Dios para las
celebraciones. Se dividen, para los domingos en tres ciclos: A, B, y C.

MANIFESTADOR
Es una especie de pabellón metálico o de algún otro material, de diversas formas que se utiliza para exponer al
Santísimo.

MANTEL
Pieza de tela, normalmente de lino que cubre el altar. Está prescrito en toda celebración como señal de respeto al lugar
donde se realiza el memorial del sacrificio de Cristo. Como señal de luto, se retira del altar, terminada la celebración
el Jueves Santo.

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MANUTERGIO
Del latín manu=mano y teg=limpiar, secar. Pequeña toalla que utilizan los ministros para limpiarse o secarse las
manos, después de alguna ablución o de haber utilizado el óleo o el crisma.

MISAL
Libro litúrgico oficial que se utiliza para las celebraciones eucarísticas. Actualmente en él se encuentran los textos
fundamentales de la eucaristía.

PALIA
Pequeño lienzo cuadrado, apoyado en un catón que sirve para cubrir el cáliz, durante la celebración de la Misa. Su uso
data desde el S. XIII.

PATENA
Platillo metálico, normalmente dorado en donde se deposita la hostia u hostias, tanto antes, como después de ser c

ACETRE Vasija para el agua-árabe. Es una vasija de metal para el agua bendita que sirve para las aspersiones y
bendiciones.

HISOPO:
Utensilio de metal para rociar el agua bendita.

ARA
Del latín. “Altar”. Piedra o mosaico incrustado en el altar, sobre el que se celebra la eucaristía. En una pequeña
cavidad del ara, se colocan algunas reliquias de mártires.

AUREOLA
Del latín. “Dorado, áureo”. Halo de luz o rayos que rodean la cabeza de las imágenes de Dios, Cristo, ángeles y
santos. Son signos de santidad. Su color dorado es la materialización de la luz, que hace referencia al mundo divino.

PILA
Vasija o fuente profunda en que se conserva el agua para los ritos del Bautismo. También se usa para designar los
recipientes, más pequeños que están adosados en la pared y cerca de la entrada al templo; donde hay agua bendita para
que los fieles se signen con ella.

PURIFICADOR
Pieza de tela, generalmente de lino, que el sacerdote utiliza para limpiar o purificar el cáliz y la patena durante la misa,
antes de presentar las ofrendas y después de la comunión.

RECLINATORIO
Es el mueble que se utiliza en el templo para hincarse y apoyar los brazos. Normalmente es individual.

VARIPALIO O DOSEL
Es una especie de toldo cuadrangular, o techo pequeño, generalmente de tela, sostenido por una varilla en cada
esquina, de donde es levantado por cuatro personas. Se utiliza para cubrir, proteger y dar solemnidad a las
procesiones con el Santísimo.

MESA DE OFRENDAS
Es una mesita que se coloca en la nave central del templo a la mitad o al final de la misma, en donde se colocan los
dones de la asamblea: pan, vino, flores, velas, víveres, etc. Que son presentados a la hora del ofertorio y expresan la
vida de los creyentes que se entregan a Dios por Cristo, con Cristo y en Cris

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CONOCIENDO LOS LUGARES Y OBJETOS LITÚRGICOS

Templo Presbiterio Altar

Ambón Puerta Sagrario

Sacristía Confesionario Capilla

Cátedra Camarín Campana y


o sede campanario

Casulla Conopeo Copón

Corporal Cota o Roquete Credencia

Crismera Crucifijo Estola

Sotana Vinajeras Vino

Mesa de Reclinatorio Solideo


ofrendas

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Píxide o Capa pluvial Hostia
relicario

Viacrucis Humeral o Paño de Naveta


Hombros

Breviario Incensario Lunea u


Ostensorio

Cíngulo Leccionario Mitra

Ciriales y Manifestador Misal Romano


Cruz alta

Cirio Pascual Patena Acetre e Hisopo

Cáliz Pectoral Alba

Candela Ara Anillo

Aureola Báculo Pila bautismal

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TRABAJOS PARA EL ALUMNO
Lee la lección 1 y contesta las siguientes preguntas

1.- Presenta la definición de liturgia


2.- ¿Cuál es la característica del término liturgia usado en el Antiguo Testamento?
3.- Presenta las características del culto en el Antiguo y en el Nuevo Testamento
4.- Describe el culto cristiano

Lee la lección 2 y contesta las siguientes preguntas

1.- Menciona y explica algunas fiestas que el pueblo de Israel celebraba como recuerdo de las intervenciones de Dios.
2.- ¿Qué finalidad tiene celebrar el año litúrgico?
3.- ¿Cómo se puede dividir el año litúrgico?
4.- ¿Por qué el Triduo Pascual es el centro del año litúrgico?
5.- ¿Qué significa la palabra adviento?
6.- ¿Quién establece la preparación de Navidad en cuatro semanas?
7.- ¿Cuál es el color de los ornamentos sacerdotales en el tiempo del adviento y qué simboliza?
8.- ¿Cuáles son los temas que salen en cada domingo del tiempo de Adviento?
9.- ¿Cuál es la doble dimensión que tiene el tiempo de navidad?
10.- ¿Qué aspectos de nuestra vida cristiana se nos invitan a reflexionar en el tiempo de Navidad?
11.- ¿Qué quiere decir la palabra Epifanía?
12.- ¿Cuál es el sentido de la Epifanía?
13.- ¿Cuándo empiezan y finalizan los dos periodos del tiempo ordinario?
14.- ¿En qué consiste el tiempo de Cuaresma?
15.- Presenta un resumen de los antecedentes históricos de la Cuaresma
16.- ¿Cuántos domingos tiene el tiempo de Cuaresma?
17.- ¿Qué se nos invita a realizar el miércoles de ceniza?
18.- ¿Qué conmemoramos los católicos durante la Semana Santa?
19.- ¿Qué celebramos el Jueves Santo?
20.- ¿Cuál es el sentido del Viernes Santo y qué nos invita a realizar?
21.- ¿Cuál es el sentido de la Vigilia Pascual y qué conmemoramos?
22.- ¿Qué celebramos en el tiempo pascual? ¿Por qué es importante el domingo de Resurrección?
23.- ¿De dónde se inspira la Iglesia primitiva para establecer los cincuenta días de la celebración pascual?
24.- Explica el sentido de la Ascensión y el Pentecostés

Lee la lección 3 y contesta las siguientes preguntas.

1.- ¿Cuándo se celebra la fiesta del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo y qué cambios ha tenido a lo largo de los
siglos?
2.- ¿Qué quiere celebrar la Iglesia con la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús? ¿Cuándo tuvo inicio esta fiesta?
3.- ¿Cuál es el significado de la fiesta de la Transfiguración del Señor?
4.- ¿Cuál fue la finalidad primera por la que surgió la fiesta de Cristo Rey y qué cambios ha tenido a lo largo de la
historia?

Lee la lección 4 y contesta las siguientes preguntas

1.- ¿Cuáles son los motivos teológicos del lugar que ocupa María en las celebraciones litúrgicas?
2.- ¿Cuándo celebramos la fiesta de la Virgen Madre de Dios y qué concilio proclamó esta verdad como dogma?
3.- ¿Cuándo y porqué se definió el dogma de la Asunción de María, y qué nos quiere enseñar la Iglesia al celebrar esta
fiesta?
4.- Presenta una lista de las fiestas marianas

Lee la lección 5 y contesta las siguientes preguntas

1.- Explica en qué consiste el culto de Latría, Dulía e Hiperdulía


2.- ¿Desde cuándo tenemos las primeras noticias sobre el culto a los mártires?
3.- Presenta algunos testimonios de algunos Padres de la Iglesia sobre el culto a los mártires
4.- ¿Qué dice San Agustín sobre el significado de la construcción de los templos en honor de los mártires?
5.- ¿Cómo fue que el culto de los mártires se unió al culto de los otros cristianos?
6.- Presenta las normas del Papa Paulo VI para reformar el calendario romano

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Lee la lección 6 y contesta las siguientes preguntas

1.- ¿Cómo era la oración judía en los tiempos de Cristo?


2.- Presenta 2 citas bíblicas con su contenido donde podemos ver la oración de Jesús
3.- Presenta las características de la oración de la primera comunidad cristiana
4.- ¿Cuáles son las horas litúrgicas?
5.- ¿Cuál es el sentido de las laudes?
6.- ¿Cuál es la finalidad de las vísperas?
7.- ¿Cuáles son las horas intermedias? Menciona algún acontecimiento en cada una de ellas
8.- ¿En qué consiste el oficio de lectura?
9.- ¿Con qué finalidad surgió la oración de completas?
10.- ¿En qué consiste la salmodia ternaria y cómo está estructurada en las laudes y vísperas?
11.- Completa el sentido de las siguientes frases en la liturgia
a) Títulos:
b) Antífona
c) Moniciones
12.- ¿Cómo están distribuidos los salmos en la liturgia?
13.- ¿Qué características tienen las preces en la liturgia?

Lee la lección 7 y realiza los siguientes ejercicios


Coloque el número de la imagen en la definición correcta.

( ) Borde o lugar elevado =griego. Especie de púlpito fijo, desde el que se proclama la Palabra de
Dios, y frecuentemente, también moniciones y homilías al pueblo.
1.- Templo

( ) Es el lugar por excelencia de las celebraciones, centro que unifica la oración y ocasión de
encuentro con la comunidad entre sí y con Dios.
2.- Altar

( ) Caja, recinto y lugar en donde se conserva la Eucaristía para la adoración de los fieles y para
ser llevada a los enfermos.

3.- Ambón

( )Es todo lugar de ingreso

4.- Puerta

( )Plataforma, mesa, destinada para el sacrificio

5.- Sagrario

( ) Área del templo. Se construye un poco elevado en relación con el cuerpo del templo.

6.- Presbiterio

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Coloque el nombre a los siguientes objetos litúrgicos

Realice los dibujos de los siguientes objetos litúrgicos

 Casulla
 Crismeras
 Cíngulo
 Copón
 Leccionario
 Estola
 Capa Pluvial
 Mitra
 Sotana
 Incensario
 Pectoral Custodia
 Cruz alta y ciriales
 Palea
 Cáliz

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