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PREGON DE SEMANA
SANTA
Se declara abierto el tiempo de gracia.
Empiezan los días santos, los días grandes, en que nuestro Señor Jesucristo
dio la más hermosa prueba de amor.
Abreviar los días y las horas de la pasión para que lleguen cuantos antes
y sean más largos los días de la resurrección.
domingo
RAMOS
¿QUÉ CELEBRAMOS?
SALUDO
En el nombre del Padre...
El Señor Jesús, que se entrega hasta la muerte para darnos vida, esté con todos ustedes.
MONICIÓN DE ENTRADA:
Hermanos, con la celebración de la Eucaristía en este Domingo de Ramos, iniciamos la
Semana Santa. Estamos reunidos porque creemos en Jesús. Él nos ha enseñado a vivir de
otra manera; él nos ha enseñado la mejor manera de amar; él nos ha mostrado la
misericordia de Dios, nuestro Padre. Y ahora, al término de su vida, entra en Jerusalén.
Allí, coherente y fiel a su misión, morirá en una cruz.
Nosotros, agradecidos por su entrega y convencidos de que su muerte es fuente de vida para
siempre, lo aclamamos gozosos como hicieron aquellos niños y adultos que salieron a
recibirlo en Jerusalén con sus ramos y palmas.
ACTO PENITENCIAL: (Para las misas en que no se hacen los ritos precedentes; en las
que sí se hacen, se sigue directamente con la oración colecta)
Tú, Dios fiel que siempre cumples las promesas. SEÑOR, TEN PIEDAD.
Tú, Dios solidario hasta dar tu vida para darnos Vida. CRISTO, TEN PIEDAD.
Tú, Dios humilde y sencillo, que perdonas y salvas a todos. SEÑOR, TEN
PIEDAD.
Por tu amor que nunca se agota, danos, Señor, tu gracia y tu perdón. Por JNS. Amén.
LITURGIA DE LA PALABRA
Monición a la Primera Lectura.
Escuchamos ahora el Tercer Cántico del Siervo de Yahvé, en el que pese al dolor y al
sufrimiento hay una llamada a mantener el ánimo con tesón, porque el Señor le da a este
siervo una palabra de aliento y de esperanza. Los ultrajes no dan pie al hundimiento, sino a
saber que, esperando en Dios, no quedará defraudado. Escuchemos.
los que me golpeaban, la mejilla a los que tiraban de la barba. No aparté mi rostro a los
insultos y salivazos. Pero el Señor me ayuda, por eso no quedaré confundido; por eso
endureció mi rostro como roca, y sé que no quedaré avergonzado.
Palabra de Dios
TODOS: Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
R/. Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
L. Todos los que me ven, de mí se burlan, me hacen gestos y dice:
«Confiaba en el Señor, pues que él lo salve; si de veras lo ama, que lo libre» /R
L. Los malvados me cercan por doquiera como rabiosos perros.
Mis manos y mis pies han taladrado y se pueden, contar todos mis huesos./ R
L. Reparten entre sí mis vestiduras, y se juegan mi túnica a los dados.
Señor, auxilio mío, ven y ayúdame, no te quedes de mí tan alejado./ R
L. Contaré tu fama a mis hermanos, en medio de la asamblea te alabaré.
Fieles del Señor, alábenlo; glorifícalo, linaje de Jacob; témelo, estirpe de Israel./ R
Monición a la Segunda Lectura.
En el Himno de Filipenses descubrimos la total solidaridad de Jesús con las personas,
tomando la condición de esclavo y haciéndose uno de tantos, para que ninguna persona
quedara fuera del amor de Dios. Una entrega que lleva a Jesús hasta dar la vida, hasta la
muerte en Cruz, que es anticipo de gloria y resurrección. Escuchemos.
LECTOR: Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los filipenses.
Cristo, siendo Dios, no consideró que debía aferrarse a las prerrogativas de su condición
divina, sino que, por el contrario, se anonadó de sí mismo, tomando la condición de
siervo, y se hizo semejante a los hombres. Así, echo uno de ellos, se humilló a sí mismo y
por obediencia aceptó incluso la muerte, y una muerte de cruz.
Por eso Dios lo exaltó sobre todas las cosas y le otorgó el «Nombre que está sobre todo
nombre»; para que, al nombre de Jesús, todos doblen la rodilla en el Cielo, en la tierra y
en los abismos, y todos reconozcan públicamente que Jesucristo es Señor, para gloria de
Dios Padre.
Palabra de Dios
TODOS: Te alabamos, Señor.
C. Luego tomó en sus manos una copa de vino, pronunció la acción de gracias y dijo:
† “Tomen esto y repártanlo entre ustedes, porque les aseguro que ya no volveré a beber del
fruto de la vid hasta que venga el Reino de Dios”.
C. Tomando después un pan, pronunció la acción de gracias, lo partió y se lo dio, diciendo:
† “Esto es mi cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en memoria mía”.
C. Después de cenar, hizo lo mismo con una copa de vino, diciendo:
† “Esta copa es la nueva alianza, sellada con mi sangre, que se derrama por ustedes”. “Pero
miren: la mano del que me va a entregar está conmigo en la mesa. Porque el Hijo del
hombre va a morir, según lo decretado; pero ¡ay de aquel hombre por quien será
entregado!”
C. (Pueden sentarse …) Ellos empezaron a preguntarse unos a otros quién de ellos podía
ser el que lo iba a traicionar. Después los discípulos se pusieron a discutir sobre cuál de
ellos debería ser considerado como el más importante. Jesús les dijo:
† “Los reyes de los paganos los dominan, y los que ejercen la autoridad se hacen llamar
bienhechores. Pero ustedes no hagan eso, sino todo lo contrario: que el mayor entre ustedes
actúe como si fuera el menor, y el que gobierna, como si fuera un servidor. Porque, ¿quién
vale más, el que está a la mesa o el que sirve? ¿Verdad que es el que está a la mesa? Pues
yo estoy en medio de ustedes como el que sirve. Ustedes han perseverado conmigo en mis
pruebas, y yo les voy a dar el Reino, como mi Padre me lo dio a mí, para que coman y
beban a mi mesa en el Reino, y se siente cada uno en un trono, para juzgar a las doce tribus
de Israel”.
C. Luego añadió:
† “Simón, Simón, mira que Satanás ha pedido permiso para zarandearlos como trigo; pero
yo he orado por ti, para que tu fe no desfallezca; y tú, una vez convertido, confirma a tus
hermanos”.
C. Él le contestó:
S. “Señor, estoy dispuesto a ir contigo incluso a la cárcel y a la muerte”.
C. Jesús le replicó:
† “Te digo, Pedro, que hoy, antes de que cante el gallo, habrás negado tres veces que me
conoces”.
C. Después les dijo a todos ellos:
† “Cuando los envié sin provisiones, sin dinero ni sandalias, ¿acaso les faltó algo?”
C. Ellos contestaron:
S. “Nada”.
C. Él añadió:
† “Ahora, en cambio, el que tenga dinero o provisiones, que los tome; y el que no tenga
espada, que venda su manto y compre una. Les aseguro que conviene que se cumpla esto
que está escrito de mí: Fue contado entre los malhechores, porque se acerca el
cumplimiento de todo lo que se refiere a mí”.
C. Ellos le dijeron:
S. “Señor, aquí hay dos espadas”.
C. Él les contestó:
† “¡Basta ya!”
C. Salió Jesús, como de costumbre, al monte de los Olivos y lo acompañaron los
discípulos. Al llegar a este sitio, les dijo:
† “Oren, para no caer en la tentación”.
C. Luego se alejó de ellos a la distancia de un tiro de piedra y se puso a orar de rodillas,
diciendo:
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† “Padre, si quieres, aparta de mí esta amarga prueba; pero que no se haga mi voluntad,
sino la tuya”.
C. Se le apareció entonces un ángel para confortarlo; él en su angustia mortal, oraba con
mayor insistencia, y comenzó a sudar gruesas gotas de sangre, que caían hasta el suelo. Por
fin terminó su oración, se levantó, fue hacia sus discípulos y los encontró dormidos por la
pena. Entonces les dijo:
† “¿Por qué están dormidos? Levántense y oren para no caer en la tentación”.
C. Todavía estaba hablando, cuando llegó una turba encabezada por Judas, uno de los
Doce, quien se acercó a Jesús para besarlo. Jesús le dijo:
† “Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del hombre?”
C. Al darse cuenta de lo que iba a suceder, los que estaban con él dijeron:
S. “Señor, ¿los atacamos con la espada?”
C. Y uno de ellos hirió a un criado del sumo sacerdote y le cortó la oreja derecha. Jesús
intervino, diciendo:
† “¡Dejen! ¡Basta!”
C. Le tocó la oreja y lo curó. Después Jesús dijo a los sumos sacerdotes, a los encargados
del templo y a los ancianos que habían venido a arrestarlo:
† “Han venido a aprehenderme con espadas y palos, como si fuera un bandido. Todos los
días he estado con ustedes en el templo y no me echaron mano. Pero ésta es su hora y la del
poder de las tinieblas”.
C. Ellos lo arrestaron, se lo llevaron y lo hicieron entrar en la casa del sumo sacerdote.
Pedro los seguía desde lejos. Encendieron fuego en medio del patio, se sentaron alrededor y
Pedro se sentó también con ellos. Al verlo sentado junto a la lumbre, una criada se le quedó
mirando y dijo:
S. “Este también estaba con él”.
C. Pero él lo negó diciendo:
S. “No lo conozco, mujer”.
C. Poco después lo vio otro y le dijo:
S. “Tú también eres uno de ellos”.
C. Pedro replicó:
S. “¡Hombre, no lo soy!”
C. Y como después de una hora, otro insistió:
S. “Sin duda que éste también estaba con él, porque es galileo”.
C. Pedro contestó:
S. “¡Hombre, no sé de qué hablas!”
C. Todavía estaba hablando, cuando cantó un gallo. El Señor, volviéndose, miró a Pedro.
Pedro se acordó entonces de las palabras que el Señor le había dicho: ‘Antes de que cante el
gallo, me negarás tres veces’, y saliendo de allí se soltó a llorar amargamente. Los hombres
que sujetaban a Jesús se burlaban de él, le daban golpes, le tapaban la cara y le
preguntaban: “¿Adivina quién te ha pegado?” Y proferían contra él muchos insultos. Al
amanecer se reunió el consejo de los ancianos con los sumos sacerdotes y los escribas.
Hicieron comparecer a Jesús ante el sanedrín y le dijeron:
S. “Si tú eres el Mesías, dínoslo”.
C. Él les contestó:
† “Si se lo digo, no lo van a creer, y si les pregunto, no me van a responder. Pero ya desde
ahora, el Hijo del hombre está sentado a la derecha de Dios todopoderoso”.
C. Dijeron todos:
S. “Entonces, ¿tú eres el Hijo de Dios?”
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C. Él les contestó:
† “Ustedes mismos lo han dicho: sí lo soy”.
C. Entonces ellos dijeron:
S. “¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? Nosotros mismos lo hemos oído de su boca”.
C. El consejo de los ancianos, con los sumos sacerdotes y los escribas, se levantaron y
llevaron a Jesús ante Pilato. Entonces comenzaron a acusarlo, diciendo:
S. “Hemos comprobado que éste anda amotinando a nuestra nación y oponiéndose a que se
pague tributo al César y diciendo que él es el Mesías rey”.
C. Pilato preguntó a Jesús:
S. “Eres tú el rey de los judíos?” Él le contestó:
† “Tú lo has dicho”.
C. Pilato dijo a los sumos sacerdotes y a la turba:
S. “No encuentro ninguna culpa en este hombre”.
C. Ellos insistían con más fuerza, diciendo:
S. “Solivianta al pueblo enseñando por toda Judea, desde Galilea hasta aquí”.
C. Al oír esto, Pilato preguntó si era galileo, y al enterarse de que era de la jurisdicción de
Herodes, se lo remitió, ya que Herodes estaba en Jerusalén precisamente por aquellos días.
Herodes, al ver a Jesús, se puso muy contento, porque hacía mucho tiempo que quería
verlo, pues había oído hablar mucho de él y esperaba presenciar algún milagro suyo. Le
hizo muchas preguntas, pero él no le contestó ni una palabra. Estaban ahí los sumos
sacerdotes y los escribas, acusándolo sin cesar. Entonces Herodes, con su escolta, lo trató
con desprecio y se burló de él, y le mandó poner una vestidura blanca. Después se lo
remitió a Pilato. Aquel mismo día se hicieron amigos Herodes y Pilato, porque antes eran
enemigos. Pilato convocó a los sumos sacerdotes, a las autoridades y al pueblo, y les dijo:
S. “Me han traído a este hombre, alegando que alborota al pueblo; pero yo lo he interrogado
delante de ustedes y no he encontrado en él ninguna de las culpas de que lo acusan.
Tampoco Herodes, porque me lo ha enviado de nuevo. Ya ven que ningún delito digno de
muerte se ha probado. Así pues, le aplicaré un escarmiento y lo soltaré”.
C. Con ocasión de la fiesta, Pilato tenía que dejarles libre a un preso. Ellos vociferaron en
masa, diciendo:
S. “¡Quita a ése! ¡Suéltanos a Barrabás!”
C. A éste lo había metido en la cárcel por una revuelta acaecida en la ciudad y un
homicidio. Pilato volvió a dirigirles la palabra, con la intención de poner en libertad a
Jesús; pero ellos seguían gritando:
S. “¡Crucifícalo, crucifícalo!”
C. Él les dijo por tercera vez:
S. “¿Pues qué ha hecho de malo? No he encontrado en él ningún delito que merezca la
muerte; de modo que le aplicaré un escarmiento y lo soltaré”.
C. Pero ellos insistían, pidiendo a gritos que lo crucificara. Como iba creciendo el griterío,
Pilato decidió que se cumpliera su petición; soltó al que le pedían, al que había sido
encarcelado por revuelta y homicidio, y a Jesús se lo entregó a su arbitrio.
(Nos ponemos de pie). Mientras lo llevaban a crucificar, echaron mano a un cierto Simón
de Cirene, que volvía del campo, y lo obligaron a cargar la cruz, detrás de Jesús. Lo iba
siguiendo una gran multitud de hombres y mujeres, que se golpeaban el pecho y lloraban
por él. Jesús se volvió hacia las mujeres y les dijo:
† “Hijas de Jerusalén, no lloren por mí; lloren por ustedes y por sus hijos, porque van a
venir días en que se dirá: ‘¡Dichosas las estériles y los vientres que no han dado a luz y los
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pechos que no han criado!’ Entonces dirán a los montes: ‘Desplómense sobre nosotros’, y a
las colinas: ‘Sepúltennos’, porque si así tratan al árbol verde, ¿qué pasará con el seco?”
C. Conducían, además, a dos malhechores, para ajusticiarlos con él. Cuando llegaron al
lugar llamado “la Calavera”, lo crucificaron allí, a él y a los malhechores, uno a su derecha
y el otro a su izquierda. Jesús decía desde la cruz:
† “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”.
C. Los soldados se repartieron sus ropas, echando suertes. El pueblo estaba mirando. Las
autoridades le hacían muecas, diciendo:
S. “A otros ha salvado; que se salve a sí mismo, si él es el Mesías de Dios, el elegido”.
C. También los soldados se burlaban de Jesús, y acercándose a él, le ofrecían vinagre y le
decían:
S. “Si tú eres el rey de los judíos, sálvate a ti mismo”.
C. Había, en efecto, sobre la cruz, un letrero en griego, latín y hebreo, que decía: “Éste es el
rey de los judíos”. Uno de los malhechores crucificados insultaba a Jesús, diciéndole:
S. “Si tú eres el Mesías, sálvate a ti mismo y a nosotros”.
C. Pero el otro le reclamaba, indignado:
S. “¿Ni siquiera temes tú a Dios estando en el mismo suplicio? Nosotros justamente
recibimos el pago de lo que hicimos. Pero éste ningún mal ha hecho”.
C. Y le decía a Jesús:
S. “Señor, cuando llegues a tu Reino acuérdate de mí”.
C. Jesús le respondió:
† “Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso”.
C. Era casi el mediodía, cuando las tinieblas invadieron toda la región y se oscureció el sol
hasta las tres de la tarde. El velo del templo se rasgó a la mitad. Jesús, clamando con voz
potente, dijo:
† “¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu!”
C. Y dicho esto, expiró. (Pausa …). El oficial romano, al ver lo que pasaba, dio gloria a
Dios, diciendo:
S. “Verdaderamente este hombre era justo”.
C. Toda la muchedumbre que había acudido a este espectáculo, mirando lo que ocurría, se
volvió a su casa dándose golpes de pecho. Los conocidos de Jesús se mantenían a distancia,
lo mismo que las mujeres que lo habían seguido desde Galilea, y permanecían mirando
todo aquello. Un hombre llamado José, consejero del sanedrín, hombre bueno y justo, que
no había estado de acuerdo con la decisión de los judíos ni con sus actos, que era natural de
Arimatea, ciudad de Judea, y que aguardaba el Reino de Dios, se presentó ante Pilato para
pedirle el cuerpo de Jesús. Lo bajó de la cruz, lo envolvió en una sábana y lo colocó en un
sepulcro excavado en la roca, donde no habían puesto a nadie todavía. Era el día de la
Pascua y ya iba a empezar el sábado. Las mujeres que habían seguido a Jesús desde Galilea
acompañaron a José para ver el sepulcro y cómo colocaban el cuerpo. Al regresar a su casa,
prepararon perfumes y ungüentos, y el sábado guardaron reposo, conforme al
mandamiento.
† Palabra del Señor.
A Gloria a ti, Señor Jesús.
CREDO. Proclamamos unidos nuestra fe.
ORACIÓN UNIVERSAL
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Sac.: Dios Padre, que nos da la Vida, escucha ahora nuestra oración; llenos de esperanza, le
decimos: ¡Señor, escucha y ten piedad!
1. Por la Iglesia, para que con su entrega a los más humildes sea capaz de mostrar la
entrega de Jesús, y ser solidaria con los que más necesitan. Oremos.
2. Por todos nosotros que hoy aclamamos a Jesús como rey humilde y sencillo, para
que seamos fuertes en el seguimiento hasta la Cruz. Oremos.
3. Por quienes más sufren en la vida el abandono y la soledad, para que puedan sentir
el consuelo de Dios y renueven su esperanza. Oremos.
4. Para que los pobres, los que viven cerca y también los que viven lejos de nosotros,
encuentren el apoyo y la solidaridad de los que nos confesamos creyentes y
seguidores de Jesús. Oremos.
5. Pidamos por la paz del mundo y de Venezuela, para que tengamos la valentía de
construirla día a día en el respeto, en la solidaridad y en el perdón mutuo. Oremos.
6. Para que el Señor envíe operarios a su mies y para que el Espíritu suscite diversos
ministerios y carismas de vida evangélica para el bien de toda la Iglesia. Oremos.
7. Por nuestros difuntos, para que gocen ya de la plenitud del amor del Padre. Oremos.
8. Por nuestra comunidad parroquial, para que anunciemos a Jesús muerto y
resucitado, actuando en favor del bien en medio de la vida. Oremos.
Sac.: Escucha, Señor, nuestra oración y concédenos vivir siguiéndote siempre. Por JNS.
Amén.
CANTO
MONICION DE ENTRADA.
Hermanos, hemos vivido este tiempo de Cuaresma en actitud penitencial y de
conversión, procurando escuchar la voz de Dios que nos ha hablado durante todo este
tiempo, desde el Miércoles de Ceniza.
Con la celebración de este día llamado “Domingo de Ramos en la Pasión del
Señor”, la Iglesia da inicio a esta semana que llamamos Santa; celebrando la manifestación
de Jesús como el Hijo de David, el Mesías Rey, el Redentor de la humanidad. Y
recordamos el hecho histórico de su entrada en Jerusalén. Montado en un burrito y
aclamado por el pueblo, que acompañó su paso agitando palmas y ramos, como signo de
triunfo y señal de vida.
Esta celebración de hoy comienza con la bendición de las palmas. En el recorrido
que haremos en procesión con las palmas benditas, queremos manifestar nuestra condición
de Iglesia, de Pueblo de Dios, de Comunidad, que juntos, en comunión, caminamos hacia
el encuentro del Señor.
Estos ramos que hoy la Iglesia nos bendecirá, al iniciar la Semana Santa, los vamos
a llevar a nuestros hogares, no como un signo supersticioso de protección, sino como un
emblema con el que hoy hemos aclamado a Jesús, queriendo asociarnos a su Pasión y
proclamándolo nuestro Rey. Las palmas y los ramos los conservamos, ante todo, como un
testimonio de la fe en Cristo, rey mesiánico, y en su victoria pascual.
Dispongámonos a participar de tal manera, que el Señor Jesús, muerto y resucitado,
reine definitivamente en nuestros corazones, en nuestras vidas, en nuestras familias.
Sigamos con atención este momento de la bendición de los ramos.
Usaremos algunos signos durante esta celebración, y durante toda la semana, que expresan
el significado profundo de lo que hoy queremos celebrar:
1. LA CRUZ: Los ramos cortados no pueden dar frutos. Nosotros, si estamos lejos del
Señor, tampoco podemos dar frutos buenos. Por esto, el centro de nuestra celebración
es la Cruz. La Cruz es el árbol siempre vivo, unidos a ella daremos frutos verdaderos.
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2. LA LUZ: Jesús es la verdadera luz, que ilumina nuestras vidas y nos une, porque nos
permite ver. Aceptar a Jesús es aceptar la Luz que Él nos trae, y ser nosotros luz para
tantos que viven en tinieblas y en sombras de muerte.
3. EL AGUA: El agua es signo de la bendición de Dios que llega a nosotros. Jesús nos ha
dado, como a la samaritana, un agua viva, de gran calidad, que quita la sed y nos
mantiene unidos a Él. Bebamos de esta agua, y démosla a beber a otros.
4. LA PALABRA: Nos unimos a Jesús, sobretodo, por medio de la Palabra que Él nos
dirige y que se hace vida en nuestro corazón. Esta es la Palabra del Señor que viene a
dar sentido y felicidad a nuestra vida.
5. TODOS NOSOTROS: Hoy queremos decirle a Cristo que entre en nuestras vidas
como Dios y Señor; que reine en nuestras familias, en nuestros sectores, en nuestra
sociedad. Que nos ayude a liberarnos de todo aquello que puede dominarnos y
privarnos de la dignidad de Hijos de Dios y del don precioso de la fraternidad.
Celebrante: (El pueblo levanta los ramos sin agitarlos). Jesucristo, aquí estamos como
un bosque siempre joven, como una arboleda llena de esperanza, que podamos con tu ayuda
dar siempre flores y frutos de bien, portadores de tu amor, de bondad y de paz para nuestra
Venezuela y nuestro mundo tan necesitado.
Celebrante: (El pueblo agita suavemente los ramos). Jesucristo, aquí estamos como
suave brisa nos acaricia tu amor, en el amor y la amistad de nuestros familiares y amigos de
camino. Tú llenas de luz y alegría nuestra existencia, tan necesitada de amor y perdón.
Celebrante: (El pueblo baja los ramos). Jesucristo, aquí estamos: hemos caído, nos ha
vencido el mal y el pecado, nos hemos cansado de luchar, de perseverar en el bien, nos
hemos quedado de brazos cruzados, dormidos...... perdónanos. Aquí estamos para que Tú
nos levantes, para que tú nos tomes de la mano y nos animes a seguir de pié.
MONICION: El Señor viene justamente a levantar el árbol caído y a dar vigor de vida a
la Comunidad que quiere mantenerse en pie. El Señor nos invita a levantarnos de nuestro
pecado y debilidades y a ver en nuestros ramos un signo de esperanza y victoria.
Levantemos, pues, nuestros ramos hacia el Señor como un grito de esperanza, para que
sean bendecidos.
Celebrante: Mira, Señor, a tus hijos reunidos que levantan hacia Ti su corazón y su
esperanza; ellos, con sus ramos verdes, son un bosque en espera. Ayúdalos a vivir siempre
unidos a Ti para que den las flores y los frutos que Tú deseas y el mundo necesita.
Se llevaron, pues, el burro, le echaron encima los mantos e hicieron que Jesús, montara en
él. Conforme iba avanzando, la gente tapizaba el camino con sus mantos, y cuando ya
estaba cerca la bajada del monte de los Olivos, la multitud de discípulos, entusiasmados,
se pusieron a alabar a Dios a gritos por todos los prodigios que habían visto, diciendo:
-¡Bendito el rey que viene, en nombre del Señor! ¡Paz en el cielo y gloria en las alturas!
Algunos fariseos que iban entre la gente, le dijeron:
-Maestro, reprende a tus discípulos.
El les replicó:
-Les aseguro, que si ellos callan, gritarán las piedras.
Palabra del Señor.
TODOS: Gloria a ti, Señor Jesús.
PROCESION:
MONICION: Una vez más ratifiquemos con nuestros cantos y nuestros ramos que aquí
estamos para recibirlo. Vamos a salir en procesión cantando nuestra fe y nuestra esperanza.
Los ramos que llevamos en nuestras manos son un símbolo de vida y de victoria, una alegre
afirmación de nuestra fe y esperanza en esa nueva creación que comenzó con la muerte y el
triunfo del Señor.
(SE INICIA LA PROCESIÓN)
CANTO.
ORACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso y eterno, que has querido entregarnos como ejemplo de humildad a
Cristo, nuestro Salvador, hecho hombre y clavado en una cruz, concédenos vivir según las
enseñanzas de su pasión, para participar con él, un día de su gloriosa resurrección. Por
nuestro Señor Jesucristo.
LITURGIA DE LA PALABRA
Monición a la Primera Lectura
El Profeta Isaías recibe una misión para decir al abatido una palabra de aliento; y no se echa
atrás sino que, confiando en Dios, asume el compromiso; junto a la misión está siempre la
confianza total en Dios. En este relato del siervo de Yahvé vemos lo que es la vida del
mismo Jesús: entrega y confianza por encima de todo. Escuchemos.
SALMO RESPONSORIAL
R/. Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
L. Todos los que me ven, de mí se burlan, me hacen gestos y dice:
«Confiaba en el Señor, pues que él lo salve; si de veras lo ama, que lo libre» /R
L. Los malvados me cercan por doquiera como rabiosos perros.
Mis manos y mis pies han taladrado y se pueden, contar todos mis huesos./ R
L. Reparten entre sí mis vestiduras, y se juegan mi túnica a los dados.
Señor, auxilio mío, ven y ayúdame, no te quedes de mí tan alejado./ R
L. Contaré tu fama a mis hermanos, en medio de la asamblea te alabaré.
Fieles del Señor, alábenlo; glorifícalo, linaje de Jacob; témelo, estirpe de Israel./ R
Monición a la Segunda Lectura
Escuchamos un conocido himno del Apóstol San Pablo, en el que Jesús es proclamado Hijo
de Dios, expresando su total identificación con Dios y con los hombres: si pensábamos que
lo divino separa y aísla, en Jesús vemos que no es así. Despojándose de su rango se rebajó
hasta la muerte y muerte de Cruz. Escuchemos.
Monición al Evangelio
Pocas lecturas como la Pasión del Señor tienen tanta carga humana, tanta entrega y tanto
amor: es la Pasión del mismo Dios, que no puede dejarnos indiferentes. Que esta Pasión sea
nuestra fuerza. El Misterio está entre nosotros, queremos recibirlo.
Sigamos con atención este relato que nos marca el camino a seguir para resucitar con Cristo
el Domingo de Resurrección. Y mientras lo escuchamos, tratamos de interiorizarlo y de
hacerlo oración.
C. Llegada la hora de cenar, se sentó Jesús con sus discípulos, y les dijo:
+ Cuanto he deseado celebrar esta Pascua con ustedes, antes de padecer, porque les aseguro
que ya no la volveré a celebrar hasta que tenga cabal cumplimiento en el Reino de Dios.
C. Y tomando una copa de vino, pronunció la acción de gracias y dijo:
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+ Tomen esto y repártanlo entre ustedes; porque les aseguro que ya no volveré a beber del
fruto de la vid hasta que venga el Reino de Dios.
C. Y tomando después un pan, dio gracias, lo partió y se lo dio diciendo:
+ Esto es mi cuerpo, que se entrega por ustedes; hagan esto en memoria mía
C. Después de cenar, hizo lo mismo con la copa de vino diciendo:
+ Esta copa es la Nueva Alianza sellada con mi sangre, que se derrama por ustedes.
+ Pero miren: La mano del que me va a entregar está conmigo en la mesa. Porque el Hijo del
Hombre va a morir, según lo decretado; pero ¡Ay de aquel hombre por quien será entregado!
C. Ellos empezaron a preguntarse unos a otros quién de ellos podía ser el que los iba a
traicionar. Después los discípulos se pusieron a discutir sobre cuál de ellos debería ser
considerado como el más importante. Jesús les dijo:
+ Los reyes de los paganos los dominan y los que ejercen la autoridad se hacen llamar
bienhechores. Pero ustedes no hagan eso sino todo lo contrario: que el mayor entre ustedes
actúe como si fuera el menor, y el que gobierna, como si fuera un servidor. Porque ¿quién
vale más, el que está a la mesa o el que sirve? ¿Verdad que es el que está a la mesa? Pues
yo estoy en medio de ustedes como el que sirve, ustedes han perseverado conmigo en mis
pruebas, y yo les voy a dar el Reino, como mi Padre me lo dio a mí, para que coman y
beban a mi mesa en el Reino, y se siente cada uno en un trono, para juzgar a las doce tribus
de Israel.
C. Luego añadió:
+ Simón, Simón, mira que Satanás ha pedido permiso para zarandearlos como trigo; pero yo
he orado por ti para que tu fe no desfallezca; y tú, una vez convertido confirma a tus
hermanos.
C. El le contesto:
S. Señor, estoy dispuesto a ir contigo incluso a la cárcel y a la muerte.
C. Jesús le replicó:
+ Te digo, Pedro, que hoy, antes de que cante el gallo, habrás negado tres veces que me
conoces.
C. Después les dijo a todos ellos:
+ Cuando los envié sin provisiones, sin dinero, ni sandalias, ¿acaso les falto algo?
C. Ellos contestaron:
S. “Nada”.
C. El añadió:
+ Ahora, en cambio, el que tenga dinero o provisiones, que los tome; y el que no tenga espada,
que venda su manto y compre una. Les aseguro que conviene que se cumpla esto que está
escrito de mí: Fue contado entre los malhechores, porque se acerca el cumplimiento de lo que
se refiere a mí.
C. Ellos le dijeron:
S. Señor, aquí hay dos espadas.
C. El les contestó
+ ¡Basta ya!
C. Y salió Jesús, como de costumbre, al monte de los Olivos, y lo acompañaron los
discípulos. Al llegar a este sitio, les dijo:
+ Oren, para no caer en la tentación.
C. Luego se alejó de ellos a la distancia de un tiro de piedra y arrodillado, oraba diciendo:
+ Padre, si quieres, aparta de mí ese cáliz. Pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya.
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C. Y se le apareció un ángel del cielo que lo animaba. En medio de su angustia oraba con más
insistencia. Y comenzó a sudar gruesas gotas de sangre, que caían hasta el suelo. Y,
levantándose de la oración, fue hacia sus discípulos, los encontró dormidos por la pena, y les
dijo:
+. ¿Por qué están dormidos? Levántense y oren, para no caer en la tentación.
C. Todavía estaba hablando cuando llegó una turba encabezada por Judas, uno de los Doce,
quién se acercó a Jesús para besarlo, Jesús le dijo:
+ Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del Hombre?
C. Al darse cuenta de lo que iba a suceder los que estaban con él dijeron:
S. Señor, ¿los atacamos con la espada?
C. Y uno de ellos hirió a un criado del Sumo Sacerdote y le cortó la oreja derecha. Jesús
intervino, diciendo:
+ ¡Dejen! ¡Basta!
C. Le tocó la oreja y lo curó. Después Jesús dijo a los Sumos Sacerdotes, a los encargados
del templo y a los ancianos que habían venido a arrestarlo:
+ Han venido a aprehenderme con espadas y palos, como si fuera un bandido. Todos los
días he estado con ustedes en el templo y no me echaron mano. Pero ésta es su hora y la del
poder de las tinieblas.
C. Ellos lo arrestaron, se lo llevaron y lo hicieron entrar en la casa del Sumo Sacerdote.
Pedro los seguía desde lejos. Encendieron fuego en medio del patio, se sentaron alrededor y
Pedro se sentó también con ellos. Al verlo sentado junto a la lumbre, una criada se le quedó
mirando y dijo:
S. Ese también estaba con él.
C. Pero él lo negó diciendo:
S. No lo conozco, mujer.
C. Poco después lo vio otro y le dijo:
S. Tú también eres uno de ellos.
C. Pedro replicó:
S. ¡Hombre, no lo soy!
C. Y como después de una hora. Otro insistió:
S. Sin duda que éste también estaba con él, porque es galileo
C. Pedro contestó:
S. ¡Hombre, no sé de qué me hablas!
C. Todavía estaba hablando, cuando cantó un gallo. El Señor, volviéndose, miró a Pedro.
Pedro se acordó entonces de las palabras que el Señor le había dicho: Antes de que cante el
gallo, me negarás tres veces, y saliendo de allí se soltó a llorar amargamente. Los hombres
que sujetaban a Jesús se burlaban de él, le daban golpes, le tapaban la cara y le
preguntaban: ¿Adivina quién te ha pegado? Y proferían contra él muchos insultos. Al
amanecer se reunió el consejo de los ancianos con los Sumos Sacerdotes y los escribas y le
dijeron:
S. Si tú eres el Mesías, dínoslo.
C. El les contestó:
+. Si se lo digo; no lo van a creer; y si les pregunto, no me van a responder. Pero ya desde
ahora, el Hijo del Hombre estará sentado a la derecha de Dios todopoderoso.
C. Dijeron todos:
S. Entonces, ¿tú eres el Hijo de Dios?
C. El les contestó:
18
+ Hijas de Jerusalén, no lloren por mí; lloren por ustedes y por sus hijos, porque van a venir
días en que se dirá: ¡Dichosas las estériles y los vientres que no han dado a luz y los pechos
que no han criado!. Entonces dirán a los montes: Desplómense sobre nosotros, y a las colinas:
Sepúltennos, porque si así tratan al árbol verde, ¿qué pasará con el seco?
C. Conducían además, a dos malhechores, para ajusticiarlos con él. Cuando llegaron al lugar
llamado “La Calavera”, lo crucificaron allí, a él y a los malhechores, uno a su derecha y otro a
su izquierda. Jesús decía desde la cruz:
+. Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.
C. Los soldados se repartieron sus ropas, echándolas a suerte. El pueblo estaba mirando. Las
autoridades le hacían muecas, diciendo.
S. A otros ha salvado; que se salve a sí mismo, si él es el Mesías de Dios, el elegido.
C. También los soldados se burlaban de Jesús, y acercándose a él, le ofrecían vinagre y le
decían:
S. Si tú eres el rey de los judíos, sálvate a ti mismo.
C. Había, en efecto, sobre la cruz, un letrero en griego, latín y hebreo, que decía: “Este es
el rey de los judíos”. Uno de los malhechores crucificados insultaba a Jesús, diciéndole:
S. Si tú eres el Mesías, sálvate a ti mismo y a nosotros.
C. Pero el otro le reclamaba, indignado.
S. ¿Ni siquiera temes tú a Dios estando en el mismo suplicio? Nosotros justamente
recibimos el pago de lo que hicimos. Pero este ningún mal ha hecho.
C. Y le decía a Jesús:
S. Señor, cuando llegues a tu Reino acuérdate de mí.
C. Jesús le respondió:
+ Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso.
C. Era casi el mediodía, cuando las tinieblas invadieron toda la región y se oscureció el sol
hasta las tres de la tarde. El velo del templo se rasgó por medio. Y Jesús, clamando con voz
potente, dijo:
+. Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.
C. Y dicho esto, expiró.
C. El oficial romano, al ver lo que pasaba, daba gloria a Dios diciendo:
S. Verdaderamente este hombre era justo.
C .Toda la muchedumbre que había acudido a este espectáculo, habiendo visto lo que ocurría,
se volvían dándose golpes de pecho. Todos los conocidos de Jesús se mantenían a distancia, y
lo mismo las mujeres que lo habían seguido desde Galilea y que permanecían mirando todo
aquello.
C. Un hombre llamado José, consejero del sanedrín, hombre bueno y justo, que no había
estado de acuerdo con la decisión de los judíos ni con sus actos, que era natural de Arimatea,
ciudad de Judea, y que aguardaba el Reino de Dios, se presentó ante Pilato para pedirle el
cuerpo de Jesús. Lo bajó de la cruz, lo envolvió en una sábana y lo colocó en un sepulcro
excavado en la roca, donde no habían puesto a nadie todavía. Era el día de la Pascua y ya iba a
empezar el sábado. Las mujeres que habían seguido a Jesús desde Galilea acompañaron a José
para ver el sepulcro y cómo colocaban el cuerpo. Al regresar a su casa, prepararon perfumes y
ungüentos, y el sábado guardaron reposo, conforme al mandamiento.
+ Palabra del Señor
TODOS: Gloria a Ti, Señor, Jesús.
DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
1. INVITACIÓN PARA COLOCAR EL RAMO BENDITO EN LA CASA:
Con el Ramo Bendito, hoy hemos aclamado a Jesucristo en esta celebración del Domingo
de Ramos. Lleven este Ramo – Palma Bendita a sus casas para que cada vez que lo vean
recuerden dos cosas. Una, que no queremos ofender en nuestras casas a quien con toda
sinceridad hemos aclamado hoy como Mesías y Salvador. Otra, que la victoria que
simboliza este Ramo, Cristo la consiguió mediante su Cruz y que Él quiere que también
nosotros la consigamos llevando la cruz de todos los días: el trabajo de cada uno de
nosotros, los deberes de estudiante bien hechos, el servicio que nos podamos prestar los
unos a los otros, la comprensión y el perdón mutuos.
21
ORACIÓN
Tú que nos has alimentado en esta eucaristía, y por medio de la muerte de tu Hijo nos das la
esperanza de alcanzar lo que la fe nos promete, concédenos, Señor, llegar, por medio de su
resurrección, a la meta de nuestras esperanzas. Por JNS. Amén.
BENDICIÓN FINAL
22
LUNES
SANTO
Jesús atado en la
columna
reforma de mi vida.
LUNES SANTO
SALUDO
En el nombre del Padre...
La gracia de Nuestro Señor Jesucristo y el amor del Padre que nos llama a la conversión,
estén con todos ustedes...
MONICIÓN DE ENTRADA
Hemos llegado a la meta de nuestro camino cuaresmal: la Semana Santa. La liturgia insiste
en el intento de ordenar nuestros sentimientos al misterio que celebramos: unidos a la
pasión de Cristo en la esperanza de la resurrección. Las lecturas de estos tres días santos
antes del triduo pascual, nos acercan progresivamente al momento decisivo de la entrega
del Señor. Pero a la vez añaden la dimensión de victoria hacia la que avanzamos con Cristo.
El siervo de Yahvé, sufriente pero lleno del espíritu de Dios, y el perfume con que María
unge a Jesús, son signos de esa dimensión pascual completa que la Iglesia busca revivir con
nosotros. Celebremos con fe este encuentro con Jesús en la Eucaristía.
ACTO PENITENCIAL:
Para que el Señor pueda darnos toda la fuerza de su acción redentora, es necesario que
saquemos de nosotros el mal y abramos nuestro corazón al espíritu de Dios. Es preciso que
nuestra vida vaya perfumándose con el aroma de la pascua del Señor, que es vida y amor
en flor. Abandonemos, pues, nuestras obras de pecado y pidamos perdón.
Yo confieso…
LITURGIA DE LA PALABRA:
Monición a la Primera Lectura: El Libro de Isaías nos ofrece hoy el primer canto al siervo
de Yahvé a quien se presenta como el siervo elegido en quien reposa el espíritu de Dios.
Con respeto pero con firmeza, con paz pero con fortaleza implantará el derecho y la
justicia. Será “alianza del pueblo y luz de las naciones”. Escuchemos.
las naciones, para que abras los ojos de los ciegos, saques a los cautivos de la prisión y de
la mazmorra a los que habitan en tinieblas”.
Palabra de Dios.
TODOS: Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
R/ El Señor es mi luz y mi salvación.
L. El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién voy a tenerle miedo? El Señor es la defensa
de mi vida, ¿quién podrá hacerme temblar? / R
L. Cuando me asaltan los malvados para devorarme, ellos, enemigos y adversarios,
tropiezan y caen. / R
L. Aunque se lance contra mí un ejército, no temerá mi corazón; aún cuando hagan la
guerra contra mí, tendré plena confianza en el Señor. / R
L. La bondad del Señor espero ver en esta misma vida. Ármate de valor y fortaleza y en el
Señor confía. / R
HOMILIA
1.- Por la santa Iglesia: para que sepa poner enteramente al servicio de las personas las
riquezas de la divina misericordia que brotan de la fuente del Salvador. Roguemos al
Señor.
2.- Por la paz del mundo: para que la sangre derramada por Cristo, para que fuéramos una
sola cosa, apague los odios, las guerras y los sufrimientos de la humanidad. Roguemos al
Señor.
3.- Por la unidad de las iglesias: para que todos los creyentes en Cristo, mirando a su Señor
clavado en la cruz, tomen las decisiones necesarias para reconstruir la unión visible en la fe.
Roguemos al Señor.
4.- Para que el Señor conceda a su Iglesia la alegría del don de las vocaciones al ministerio
sacerdotal o a la vida consagrada. Roguemos al Señor.
5.- Para que la Misión Continental Evangelizadora nos lleve a todos a abrir el corazón a
Jesucristo, para ser discípulos y misioneros en la Iglesia. Roguemos al Señor.
6.- Por los enfermos, los oprimidos, los explotados y olvidados: para que se reconozca en
ellos la presencia de Cristo, rey y juez de todos los tiempos, que anticipa en la cruz el juicio
final. Roguemos al Señor.
7.- Por esta asamblea: para que del sacrificio de la cruz, presente en el altar aprenda a
edificarse día a día como cuerpo de Cristo y familia de Dios. Roguemos al Señor.
Sac.: Padre, que en Cristo, siervo obediente, has revelado la riqueza de tu misericordia,
concede a tu pueblo, reunido por la cruz de tu Hijo, resucitar con Él para ser signo viviente
de tu gloria. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
MARTES
SANTO
27
Humildad y
paciencia
Vuelvan a mí,
los que están tristes y cansados,
los que han perdido la esperanza,
los que viven desorientados, sin sentido,
los que se dejan llevar por las pautas que otros dictan,
los que tienen el corazón apagado y desgarrado
MARTES SANTO
SALUDO
En el nombre del Padre...
La gracia de Nuestro Señor Jesucristo y el amor del Padre que nos llama a la conversión,
estén con todos ustedes...
MONICION DE ENTRADA:
Nos encontramos ya viviendo la Pascua de Jesús. Ha llegado la hora y el Hijo del Padre va
a ser glorificado en el sentido completo de pasión, muerte y resurrección que San Juan
atribuye a la palabra glorificación y que hoy se nos vuelve a recordar. También la primera
lectura seguirá ofreciéndonos un nuevo canto al Siervo de Yahvé, elegido desde el principio
de su existencia para ser salvación de las naciones. Es Cristo quien cumple ese papel.
Estamos en la hora decisiva. El va a llevar su amor hasta la entrega. Pero en su camino se
cruza el desamor, la cobardía y, en el caso de Judas, la traición hasta entregarlo en manos
de los enemigos. Vivamos con fe esta celebración del martes santo.
ACTO PENITENCIAL:
Dentro de un momento, en la oración que yo presentaré en nombre de todos al Padre,
pediremos la “ayuda de Dios para celebrar los misterios de la pasión del Señor con tal fe y
arrepentimiento, que podamos merecer el perdón”. Vivamos, pues, este amor de Cristo que
se entrega, y arrepintámonos de nuestro pecado para alcanzar su perdón.
Yo confieso…
LITURGIA DE LA PALABRA:
Monición a la Primera Lectura: En el segundo canto de Isaías el propio Siervo de Yahvé
entona su presentación: es elegido por Dios desde las entrañas de su madre para ser espada
afilada y, a la vez, orgullo de Dios, que lo eleva a la categoría de Siervo, a ser luz de las
naciones para que la salvación alcance hasta el confín de la tierra. Con auténtica visión
profética Isaías está ofreciendo una viva imagen de Cristo y de su acción pascual salvadora.
Escuchemos.
LECTOR: Lectura del libro del profeta Isaías.
“Escúchenme, islas; pueblos lejanos atiéndanme. El Señor me llamó desde el vientre de mi
madre; cuando aún estaba yo en el seno materno, él pronunció mi nombre. Hizo de mi
28
boca una espada filosa, me escondió en la sombra de su mano, me hizo flecha puntiaguda,
me guardó en su aljaba y me dijo: “Tú eres mi siervo, Israel; en ti manifestaré mi gloria”.
Entonces yo pensé: “En vano me he cansado, inútilmente he gastado mis fuerzas; en
realidad mi causa estaba en manos del Señor, mi recompensa la tenía mi Dios”. Ahora
habla el Señor, el que me formó desde el seno materno, para que fuera su servidor, para
hacer que Jacob volviera a él y congregar a Israel en torno suyo –tanto así me honró el
Señor y mi Dios fue mi fuerza-. Ahora, pues, dice el Señor: “Es poco que seas mi siervo
sólo para restablecer a las tribus de Jacob y reunir a los sobrevivientes de Israel: te voy a
convertir en luz de las naciones, para que mi salvación llegue hasta los últimos rincones
de la tierra”
Palabra de Dios
TODOS: Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Monición al Evangelio: Nos situamos en la primera parte de la cena pascual. El Señor ha
comenzado a llevar su amor hasta la entrega. Cuando se está celebrando el amor que se
entrega aparece la traición de Judas; cuando dentro del Cenáculo se está encendiendo la luz
más resplandeciente del amor de Dios, fuera se adueñan las tinieblas. Y además, el
claroscuro de otro amor y de otra traición la de Pedro. Que en nuestro corazón nunca
aparezca la noche del traidor. Escuchemos.
ha sido glorificado el Hijo del hombre y Dios ha sido glorificado en él, también Dios lo
glorificará en sí mismo y pronto lo glorificará. Hijitos, todavía estaré un poco con ustedes.
Me buscarán, pero como les dije a los judíos, así se lo digo a ustedes ahora: “A donde yo
voy, ustedes no pueden ir”. Simón Pedro le dijo: «Señor, ¿adónde vas?» Jesús le
respondió: «Adonde yo voy, no me puedes seguir ahora, me seguirás más tarde.» Pedro
replicó: «Señor, ¿por qué no puedo seguirte ahora? Yo daré mi vida por ti.» Jesús le
contestó: « ¿Con que darás tu vida por mí? Yo te aseguro que no cantará el gallo, antes
que me hayas negado tres veces.»
Palabra del Señor
Todos: Gloria a ti, Señor Jesús.
1.- Para que la Iglesia, con la mirada puesta en Cristo, autor y consumador de nuestra fe, no
se gloríe en otra cosa que en la cruz de su Señor. Roguemos al Señor.
2.- Para que la sangre derramada de Jesús, reconcilie con Dios a los que aún están lejos de
Él. Roguemos al Señor.
3.- Para que todos los que participan de la Pasión de Cristo por la enfermedad y los
sufrimientos, alcancen fortaleza y paciencia. Roguemos al Señor.
4.- Para que Cristo, que es nuestra paz, destruya en su carne todo muro de separación y
acabe toda enemistad entre los pueblos y las personas, dando al mundo la paz y la unidad
que todos deseamos. Roguemos al Señor.
5.- Para que haya jóvenes que quieran seguir el llamado de Cristo y a servirlo en los
hermanos a través de los diversos carismas que el Espíritu suscita en la Iglesia. Roguemos
al Señor.
6.- Para que la Misión Continental Evangelizadora nos lleve a todos a abrir el corazón a
Jesucristo, para ser discípulos y misioneros en la Iglesia. Roguemos al Señor.
7.- Para que todos nosotros, justificados por la sangre de Jesús y reconciliados con Dios por
su muerte, seamos salvados por Él de todo pecado. Roguemos al Señor.
Sacerdote: Mira Señor, a esta familia reunida en nombre de Jesucristo, que con su sangre
nos redimió, con su muerte nos dio la vida y con su resurrección nos glorificó, y concédele
todo lo que pide. Por Cristo Nuestro Señor. Amén.
MIERCOLESSANTO
Día del
Nazareno
Por la esquina de Miracielos,
en sus miércoles de dolor,
el Nazareno de San Pablo
pasaba siempre en procesión.
En la esquina de Miracielos
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SALUDO
En el nombre del Padre.
La gracia de Nuestro Señor Jesucristo y el amor del Padre que nos llama a la conversión,
estén con todos ustedes...
MONICIÓN DE ENTRADA
Bienvenidos, hermanos, para realizar en este Miércoles Santo, nuestro encuentro con
Jesús de Nazaret, el Nazareno. Muchos nos acercamos en este día a Jesús Nazareno a fin
de cumplir una promesa. No olvidemos que la promesa que más agrada a Jesús Nazareno es
vestirnos de su Gracia; arrepentirnos de nuestros pecados, reconciliarnos con Dios y con
nuestros hermanos, recibirlo en la Eucaristía, trabajar por la paz, hacer siempre el bien a
todos. No podemos agradar a Dios si no es cambiando de vida, convirtiéndonos al Señor.
Celebremos, pues, con alegría esta Eucaristía con Jesús el Nazareno, nuestro Salvador, y
con nuestra María la Viren, la Dolorosa.
ACTO PENITENCIAL:
Sac.: Todos nosotros somos pecadores. Nadie está libre de faltas. Ahora recurrimos a
nuestro Dios para que nos libere de nuestros errores, nos dé una vez más su gracia y la
fuerza para no volver a pecar.
Pedimos a Dios perdón por nuestros pecados y le suplicamos que nos ayude a liberarnos de
todo cuanto nos impide caminar hacia Él. En un momento de silencio, pidamos perdón...
LITURGIA DE LA PALABRA:
Monición a la Primera Lectura: Dios ahora nos va a hablar. Escuchémosle con
atención. Nos enseña a tener confianza, a tener valor, a sentirnos cerca de Dios que no
nos abandona. Escuchemos.
LECTOR: Lectura del libro del profeta Isaías.
En aquel tiempo dijo Isaías: “El Señor me ha dado una lengua experta,, para que pueda
confortar al abatido con palabras de aliento. Mañana tras mañana, el Señor despierta mi
oído, para que escuche yo, como discípulo. El Señor Dios me ha hecho oír sus palabras y
yo no he puesto resistencia, ni me he echado para atrás. Ofrecí la espalda a los que me
golpeaban, la mejilla a los que me tiraban de la barba. No aparté mi rostro a los insultos y
salivazos. Pero el Señor me ayuda, por eso no quedaré confundido; por eso endureció mi
rostro como roca, y sé que no quedaré avergonzado. Cercano está de mí el que me hace
justicia: ¿quién luchará contra mí? ¿Quién es mi adversario? ¿Quién me acusa? ¡Que se
me enfrente! El Señor es mi ayuda: ¿quién se atreverá a condenarme?
Palabra de Dios.
TODOS: Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
R/. Por tu bondad, Señor, socórreme.
L. Por ti he sufrido injurias y la vergüenza cubre mi semblante. Extraño soy y advenedizo,
aún para aquellos de mi propia sangre; pues me devora el celo de tu casa, el odio del que
te odia, en mí recae. / R
L. La afrenta me destroza el corazón y desfallezco. Espero compasión y no la encuentro;
consoladores, y no los encuentro. En mi comida me echaron hiel, para mi sed me dieron
vinagre. / R
L. En mi cantar exaltaré tu nombre, proclamaré tu gloria, agradecido. Se alegrarán al
verlo los que sufren, quienes buscan a Dios tendrán más ánimo, porque el Señor jamás
desoye al pobre, ni olvida al que se encuentra encadenado. / R
33
Monición al Evangelio: El Evangelio nos relata cómo Judas prepara la traición a Cristo por
un poco de dinero. Nosotros también lo hemos traicionado con nuestros pecados,
aprovechemos estos días de Semana Santa para reflexionar y reconciliarnos con Él.
Escuchemos.
SACERDOTE o DIACONO: Lectura del santo Evangelio según san Mateo.
En aquel tiempo uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue a ver a los sumos
sacerdotes y les dijo: "¿Cuánto me dan si les entrego a Jesús?". Ellos quedaron en darle
treinta monedas de plata. Y desde ese momento andaba buscando una oportunidad para
entregárselo. El primer día de la fiesta de los panes Ázimos, los discípulos se acercaron a
Jesús y le preguntaron: "¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?". El
respondió: "Vayan a la ciudad, a casa de fulano, y díganle: 'El Maestro dice: mi hora está
ya cerca. Voy a celebrar la Pascua con mis discípulos en tu casa '". Ellos hicieron lo que
Jesús les había ordenado y prepararon la cena de Pascua. Al atardecer, se sentó a la mesa
con los Doce y, mientras cenaban, les dijo: "Yo les aseguro que uno de ustedes va a
entregarme". Ellos se pusieron muy tristes y comenzaron a preguntarle uno por uno:
"¿Acaso soy yo, Señor?". El respondió: "El que moja su pan en el mismo plato que yo, ése
va a entregarme. Porque el Hijo del hombre va a morir, como está escrito de él, pero ¡ay
de aquel por quien el Hijo del hombre va a ser entregado! Más le valiera a ese hombre no
haber nacido!". Entonces preguntó Judas, el que lo iba a entregar: "¿Acaso soy yo,
Maestro?". Jesús le respondió "Tú lo has dicho”.
Palabra del Señor.
TODOS: Gloria a ti, Señor Jesús.
HOMILIA
ORACIONES DE LOS FIELES:
Sac.: Adoremos a Cristo el Nazareno, quién próximo ya a su pasión, al contemplar a
Jerusalén, lloró por ella, porque no quería convertirse y aceptar el tiempo de gracia.
Arrepintiéndonos, pues, de nuestros pecados y prometiéndole cambiar de vida, digamos:
TE ROGAMOS, ÓYENOS.
1. Para que perdone y tenga piedad de la Iglesia, el que con la cruz excusó a los
ignorantes. Oremos.
2. Para que se apiade de todo el género humano el que murió en la cruz por
todos los hombres. Oremos.
3. Para que tenga piedad de los enfermos, atribulados, presos y esclavizados, el que
conoció las amarguras de sentirse abandonado y traicionado. Oremos.
4. Para que en toda la familia, en todo hogar reine la paz, la comprensión y el amor.
Oremos.
5. Para que la Misión Continental Evangelizadora nos lleve a todos a abrir el corazón a
Jesucristo, para ser discípulos y misioneros en la Iglesia. Oremos.
6. Para que el Señor, por el gran amor que le tiene a su Iglesia, le conceda los pastores
que necesita según su corazón. Oremos.
7. Para que por estas celebraciones pascuales logremos un cambio de vida y seamos
fieles al Evangelio. Oremos.
34
8. Para que crezca en nosotros el amor a Cristo Nazareno, y nos convirtamos de todos
nuestros pecados. Oremos.
Sac.: Protégenos, Señor, Salvador nuestro, y concédenos misericordiosamente tus
auxilios temporales y eternos. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
INTRODUCCION AL PADRE NUESTRO
Gracias a la lucha valiente de Cristo contra el mal, ha vencido el amor de Dios. Con ese
amor en nuestros corazones rezamos al Padre como Cristo nos enseñó.
BENDICION FINAL:
La paz de Dios, que sobrepasa todo juicio, custodie sus corazones y sus pensamientos en el
conocimiento y el amor de Dios y de su Hijo Jesucristo, nuestro Señor. AMEN.
Y LA BENDICION...
CANTO DE ENTRADA
SALUDO
En el nombre del Padre...
Que Dios, nuestro Padre, que en Jesús quiso compartir nuestra propia vida, esté con todos
ustedes...
MONICION DE ENTRADA
Queridos amigos y amigas: nos reunimos en torno a la mesa de la fraternidad, Dios Padre
nos muestra la grandeza de su amor en Jesús y nos llama a la felicidad plena. Vamos a
celebrar la Eucaristía, en este Miércoles Santo, en la que como Comunidad Parroquial
celebramos la Pascua del Anciano y del Enfermo, y en donde un grupo de hermanos
nuestros va a recibir el Sacramento de la Unción de los Enfermos
Hoy se nos invita a manifestar la solicitud por los que sufren y por los enfermos de nuestra
comunidad.
Estamos llamados a confiar en Dios, con una confianza que nos transforma y hace que
cambie la vida y la sociedad. Es una confianza que mira hacia delante, libera y ayuda a los
demás, es compromiso transformador: practicar el perdón, la pobreza, la sencillez, la
misericordia…, viviendo las Bienaventuranzas.
Participemos todos con fe y esperanza en esta celebración de la Santa Misa.
ACTO PENITENCIAL
Sac.: Al comenzar nuestra celebración, fiesta de la hermandad, reconocemos en el silencio
lo que hacemos mal y pedimos, en silencio, perdón al Señor.
YO CONFIESO...
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O también…
Tú, que nos llamas a vivir confiando en tu misericordia, sin inquietarnos por las
dificultades. SEÑOR, TEN PIEDAD.
Tú, que has venido para manifestarnos el amor del Padre y con tu resurrección eres
anticipo de nuestro destino y nuestra vida en Ti. CRISTO, TEN PIEDAD.
Tú, que nos envías la fuerza de tu Espíritu para vivir de un modo nuevo, haciendo
creíble la venida de tu Reino. SEÑOR, TEN PIEDAD.
ORACIÓN COLECTA
Señor, Tú que eres el Dios amigo que siempre estás cerca de nosotros buscando nuestro
bien; concédenos experimentar, en la enfermedad y en el sufrimiento tu fuerza liberadora y
sanadora. Por nuestro Señor Jesucristo. ...
LITURGIA DE LA PALABRA
LITURGIA DE LA PALABRA:
Monición a la Primera Lectura:
En esta lectura, el Profeta Isaías nos invita a que confiemos en Dios porque él nos dará la
fortaleza necesaria para que seamos profetas dondequiera que estemos. Nos enseña a tener
confianza, a tener valor, a sentirnos cerca de Dios que nunca nos abandona. Escuchemos.
SALMO RESPONSORIAL
R/. Por tu bondad, Señor, socórreme.
L. Por ti he sufrido injurias y la vergüenza cubre mi semblante. Extraño soy y advenedizo,
aun para aquellos de mi propia sangre; pues me devora el celo de tu casa, el odio del que
te odia, en mí recae. / R
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Monición al Evangelio:
El Evangelio nos relata como Judas prepara la traición a Cristo por un poco de dinero.
Nosotros también lo hemos traicionado con nuestros pecados, aprovechemos estos días de
Semana Santa para reflexionar, reconciliarnos con Él y cambiar de vida. Escuchemos.
HOMILÍA
6. Por quienes sufren abandono, desamor e incomprensión, para que a sus gastadas
fuerzas unan la esperanza y el ánimo para dirigirse al Padre con total confianza.
Roguemos al Señor.
7. Por quienes llevamos el nombre de cristianos, para que nuestro estilo de vida sea
conforme al Evangelio, y haga presente la amorosa misericordia de Cristo.
Roguemos al Señor.
8. Por nuestra comunidad parroquial, para que en su trabajo evangelizador elija
siempre la sencillez, la acogida, el perdón y la entrega, proporcionando un
testimonio eficaz de la solicitud amorosa de Dios. Roguemos al Señor.
9. Concede vida y salud a estos hermanos nuestros enfermos, a quienes vamos ahora a
imponer las manos. Roguemos al Señor.
Sac.: Ayúdanos, Señor, a vivir confiando en Ti. Haznos fuerte en la fe y en el servicio a los
hermanos y concédenos lo que mejor nos ayude a caminar siempre en tu presencia. Por
JNS. Amén.
IMPOSICIÓN DE MANOS
Monitor: Ahora, el celebrante impondrá las manos y ungirá con el óleo santo a nuestros
hermanos. Son unos gestos que provienen de Jesús. La imposición de las manos es el signo
del don de Dios que desciende sobre nuestros hermanos: la gracia de Jesucristo resucitado,
la fuerza del Espíritu Santo. Y la unción en la frente y en las manos es el signo de la
presencia de Dios en ellos, para confortarlos y fortalecerlos en el cuerpo y en el espíritu.
Participemos de este momento con nuestra oración.
Bendito seas, Dios Hijo Unigénito, que, haciéndote hombre como nosotros,
quisiste aliviar nuestras enfermedades.
TODOS: Bendito seas por siempre, Señor.
Bendito seas, Dios Espíritu Santo Consolador, que con tu ilimitado poder
sanas la debilidad de nuestro cuerpo.
TODOS: Bendito seas por siempre, Señor.
Señor, concede alivio a los sufrimiento de estos hijos tuyos, que en Ti creen, y que van a
ser ungidos con el óleo santo; confórtalos en su enfermedad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
UNCION
El Sacerdote unge la frente, diciendo:
POR ESTA SANTA UNCION Y POR SU BONDADOSA MISERICORDIATE
AYUDE EL SEÑOR CON LA GRACIA
DEL ESPIRITU SANTO. AMEN
38
LITURGIA DE LA EUCARISTÍA
ORACIÓN EUCARISTICA
PREFACIO
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario darte gracias siempre en todo lugar,
Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, porque en Cristo, que sanó a los enfermos,
nos revelaste tu poder infalible y tu compasión constante.
En su gloriosa resurrección tu Hijo venció el sufrimiento y la muerte,
y nos dejó en herencia la promesa de un mundo nuevo y glorioso
en donde ya nunca nos afligirá ningún dolor del cuerpo ni la angustia del espíritu.
Con el don de tu Espíritu Santo tú nos bendices ya desde ahora
dándonos aliento y salud, fortaleza y esperanza, el perdón y la paz.
En este supremo sacramento de tu amor, tú nos das el cuerpo resucitado
de tu Hijo Jesucristo como modelo de lo que también nosotros
llegaremos a ser, cuando él vuelva al final de los tiempos.
Con júbilo y alegría nos unimos a los ángeles y a los santos en el gran cántico de la oración,
diciendo (cantando): SANTO...
Lector:
confundidos y desilusionados
alcánzanos el consuelo de la esperanza.
Hoy te imploramos, oh Madre de esperanza:
pide a tu Hijo que tenga misericordia
y nos sostenga en los momento más oscuro de la vida;
intercede por nosotros para que vivamos el tiempo
con la esperanza de la eternidad
para contemplar con gozo la gloria de Cristo Resucitado.
Amén
POSCOMUNIÓN
OREMOS UNIDOS. Jesús, tú que nos invitas a vivir sanamente y cuidarnos, como un don
de Dios que hemos recibido, ayúdanos y fortalécenos con tu gracia, para poder creer, amar
y esperar en ti. Tú que vives y reinas. ...
DESPEDIDA
Al finalizar nuestra celebración recordamos las palabras del Papa Benedicto XVI: “Pido a
las personas que se dedican al servicio de los enfermos que, con la ayuda de María,
continúen proporcionando un testimonio eficaz de la solicitud amorosa de Dios, nuestro
Padre. Que la Virgen, nuestra Madre, consuele a los enfermos y apoye a los que dedican su
vida, como Buenos Samaritanos, a curar las heridas físicas y espirituales de los que sufren”.
Que estas palabras del Papa resuenen en nuestros corazones, nos estimulen a acoger,
comprender y acompañar a nuestros hermanos en sus situaciones de dolor y fragilidad.
RITOS CONCLUSIVOS
BENDICIÓN
A continuación el Sacerdote bendice a las personas enfermas y a todos los presentes:
Que el Dios de todo consuelo los bendiga a ustedes
y les conceda esperanza durante la vida..
R. Amén
Que Dios les devuelva la salud
y les conceda la salvación.
R. Amén
Que Dios llene de paz sus corazones
y los conduzca a la vida eterna.
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R. Amén
Que los bendiga Dios Todopoderoso,
Padre, Hijo y Espíritu Santo.
R. Amén
CENA DE
PAN Y AGUA 2010
Sac.: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Todos: Amén.
Sac.: Que la paz del Señor, amigo de todos nosotros, esté con todos ustedes.
Todos: Y con tu Espíritu
1. MONITOR
En cuaresma los cristianos nos preparamos para la celebración de la Pascua del Señor.
Esta preparación se basa en la oración, el ayuno y la caridad. En esta cena de pan y agua
viviremos estas tres dimensiones: oraremos juntos, comeremos sobriamente y daremos el
costo de los alimentos que no comeremos al Pastoral Social de nuestra parroquia, para
apoyar la Campaña Compartir de este año 2010, cuyo tema concreto es el de la
Educación en Venezuela: “Un niño sin escuela es problema de todos”, emprendiendo
así la lucha para que ningún niño en edad escolar quede fuera del sistema.
CANTO: VIENEN CON ALEGRIA
Vienen con alegría Señor, cantando vienen con alegría Señor,
Los que caminan por la vida Señor sembrando tu paz y amor.
Vienen trayendo la esperanza, a un mundo cansado de ansiedad, a un mundo que
busca y que no alcanza caminos de amor y de amistad.
Viene trayendo entre sus manos esfuerzos de hermanos por la paz, deseos de un
mundo más humano que hable del bien y la verdad.
Cuando el odio y la violencia aniden en nuestro corazón, el mundo sabrá que por
herencia le aguarda tristeza y dolor.
2. TODOS UNIDOS: ORACIÓN
Señor Jesús, estamos aquí porque queremos preparar nuestro corazón para celebrar
contigo tu Pascua. Tú nos convocas, en esta Cuaresma, para esta Cena Penitencial de
Pan y Agua. Rompe las cadenas de nuestro egoísmo y danos la libertad de espíritu
suficiente para desprendernos de lo que tenemos, en favor de los demás. Que el Padre
Dios nos reciba con su misericordia y el Espíritu Santo nos dé la alegría de descubrir su
presencia entre nosotros. Entra en nuestro corazón y llénanos de tu paz. Amén.
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3. PROCLAMACIÓN DE LA PALABRA
Lectura del Santo Evangelio según San Marcos: (Mc 10, 13-16)
Llevaron unos niños a Jesús, para que los tocara; pero los discípulos reprendían a
quienes los llevaban. Jesús, viendo esto, se indignó y les dijo:
–Dejen que los niños vengan a mí y no se lo impidan, porque el reino de Dios es de
quienes son como ellos. Les aseguro que el que no acepta el reino de Dios como un
niño, no entrará en él.
Tomó en sus brazos a los niños y los bendijo poniendo las manos sobre ellos.
Palabra del Señor
Todos: Gloria Ti Señor, Jesús.
“Vives preocupado pensando que si haces limosna, disminuirá tu patrimonio y no sabes, infeliz, que
mientras vives en ese temor, lo que viene a faltarte es la vida y la salud. Mientras quieres impedir
que disminuya lo que posees, no ves que disminuyes tú mismo?” (San Cipriano, siglo III)
“Si uno desnuda a quien está vestido se le llama ladrón. Y a quien no viste el desnudo, ¿acaso ha de
dársele otro nombre? El pan que tú retienes es del hambriento. El vestido que guardas en tu
armario es del desnudo. Los zapatos que se pudren en tu casa son del que está descalzo. Y el dinero
que guardas bajo tierra es del necesitado” (San Basilio, siglo IV)
“No andes teniendo en cuenta la conducta del pobre. El verdadero título a favor del pobre es su
indigencia, la necesidad en la que se encuentra. Si te pones a examinar con tanto escrúpulo si lo
merece, probablemente terminará por no ayudar a nadie. Y tampoco eches en cara a los pobres su
ocio, cosa que muchas veces en ellos es comprensible. Nosotros trabajamos, sí, pero con frecuencia
para hacer cosas que son peores que el ocio” (San Juan Crisóstomo, siglo V)
“Lo superfluo de los ricos es lo necesario de los pobres. Poseer algo superfluo es, por tanto, poseer el
bien de otros” (San Agustín, siglo V)
“Al compartir tu pan, hazlo con alegría: si lo das de mala gana, pierdes el pan y pierdes el mérito”
(San Agustín, siglo V)
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¿QUÉ CELEBRAMOS?
La Eucaristía en la Cena del Señor, es hoy el acto central de nuestra celebración.
Recordamos aquella Última Cena en la que Jesús nos dejó a los suyos el doble encargo de
que “nos amemos unos a otros como Él nos ha amado”, y de repetir el gesto de la
Eucaristía “en memoria suya”. Es el Memorial, que no es un simple recuerdo de un hecho
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del pasado, sino hacer presente a Jesús que sigue haciendo actual su salvación en nuestra
historia.
El Jueves Santo es el Día del Amor Fraterno. El amor entendido como servicio, como
entrega: Tomen y coman, este es mi cuerpo entregado por ustedes.
El lavatorio de los pies es un gesto de servicio, cuyo significado es explicado por el propio
Jesús: "Les he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con ustedes, ustedes también lo
hagan".
El Monumento no es un recuerdo de Cristo preso y mucho menos de la sepultura de Jesús.
Es una invitación a expresar nuestra fe en la Eucaristía y, en consecuencia, nuestra fe en
que sólo la actitud de servicio es la que da sentido a la vida del hombre. El monumento es
ocasión de meditación y de oración.
I.- RITO DE ENTRADA
Sac.: Que Dios todopoderoso, tenga también hoy misericordia de nosotros; perdone
nuestros pecados; nos siga dando su luz y su fuerza, y nos lleve a la vida eterna. Amén.
CANTO DEL SEÑOR TEN PIEDAD
5.- GLORIA.
Sac.: Todo lo que esta tarde celebramos es una muestra del gran amor que Dios nos tiene.
Agradecidos por su bondad, lo alabamos cantando el himno de su Gloria.
6.- OREMOS.
Señor, Dios nuestro: nos has convocado esta tarde para celebrar aquella misma Cena en que
tu Hijo, antes de entregarse a la muerte, confió a tu Iglesia el banquete de tu amor, la
Eucaristía, el Sacrificio Nuevo de la Alianza Eterna.
Te pedimos que la celebración de estos santos misterios, nos lleven a alcanzar la plenitud
del amor y de la vida. Por Nuestro Señor Jesucristo...
heriré a todos los primogénitos del país de Egipto, desde los hombres hasta los ganados.
Castigaré a todos los dioses de Egipto, yo, el Señor. La sangre les servirá de señal en las
casas donde habitan ustedes. Cuando yo vea la sangre, pasaré de largo y no habrá entre
ustedes plaga exterminadora, cuando hiera yo la tierra de Egipto. Ese día será para
ustedes un memorial y lo celebrarán como fiesta en honor del Señor. De generación en
generación celebrarán esta festividad, como institución perpetua.
Palabra de Dios.
TODOS: Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
R/. Gracias, Señor, por tu sangre que nos lava.
L. ¿Cómo le pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? Levantaré el cáliz de
salvación e invocaré el nombre del Señor. / R
L. A los ojos del Señor es muy penoso que mueran sus amigos. De la muerte, Señor, me
has librado, a mí, tu esclavo e hijo de tu esclava. / R
L. Te ofreceré con gratitud un sacrifico e invocaré tu nombre. Cumpliré mis promesas al
Señor ante todo su pueblo. / R
LECTOR: Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios
Hermanos: Yo recibí del Señor lo mismo que les he transmitido: que el Señor Jesús, la
noche en que iba a ser entregado, tomó pan en sus manos y, pronunciando la acción de
gracias, lo partió y dijo: «Esto es mi cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en
memoria mía.» Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar, diciendo: «Este cáliz es la
nueva alianza que se sella con mi sangre. Hagan esto en memoria mía siempre que beban
de él.» Por eso, cada vez que ustedes comen de este pan y beben de este cáliz, proclaman
la muerte del Señor, hasta que vuelva.
Palabra de Dios
TODOS: Te alabamos, Señor
Monición al Evangelio
El Evangelio nos pone ante nuestros ojos aquel gesto de Jesús tan significativo, cuando se
dispone a lavarles los pies a los discípulos. Gesto por el cual nos muestra hasta que punto
sabe amar y nos enseña a nosotros a amarnos mutuamente. Escuchemos.
en sus manos todas las cosas y sabiendo que había salido de Dios y a Dios volvía, se levantó
de la mesa, se quitó el manto y tomando una toalla, se la ciñó; luego echó agua en una jofaina
y se puso a lavarles los pies a los discípulos y a secárselos con la toalla que se había ceñido.
Cuando llegó a Simón Pedro, éste le dijo:
Lector: Señor, ¿me vas a lavar tú a mi los pies?
Diác: Jesús le replicó:
Sac: Lo que estoy haciendo tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde.
Diác: Pedro le dijo:
Lector: Tú no me lavarás los pies jamás.
Diác: Jesús le contestó:
Sac.: Si no te lavo, no tendrás parte conmigo.
Diác: Entonces le dijo Simón Pedro:
Lector: En ese caso, Señor, no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza.
Diác: Jesús le dijo:
Sac.: El que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está limpio. Y
ustedes están limpios, aunque no todos.
Diác: Como sabía quien lo iba a entregar, por eso dijo: “No todos están limpios”. Cuando
acabó de lavarles los pies, se puso otra vez el manto, volvió a la mesa y les dijo:
Sac: ¿Comprenden lo que acabo de hacer con ustedes? Ustedes me llaman Maestro y Señor, y
con razón, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, les he lavado los pies, también
ustedes deben lavarse los pies unos a otros, porque les he dado ejemplo para que hagan
ustedes lo mismo que yo he hecho. Sí, se lo aseguro: Un criado no es más que su amo ni un
enviado más que el que lo envía. ¿Lo saben? Pues dichosos si lo cumplen. Hijos míos, me
queda muy poco de estar con ustedes. Me buscarán, pero lo que dije a los judíos se lo digo
ahora a ustedes: al lugar donde yo voy, ustedes no son capaces de venir. Les doy un
mandamiento nuevo: que se amen unos a otros; igual que yo los he amado, ámense también
entre ustedes. En esto conocerán que son mis discípulos: en que se amen unos a otros.
Palabra del Señor.
HOMILÍA
1. Lavemos los pies a Simón llamado PEDRO, y en él curemos con nuestra amistad y
nuestra presencia los pies heridos de aquellas personas que se han visto obligadas a
dejar sus casas para ir a otros lugares dejando familia y el calor de su hogar en
búsqueda de una vida más digna.
Todos: Con ellos queremos compartir tu mesa, Señor.
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2. Lavemos los pies a ANDRES, hermano de Simón Pedro. En él enjugamos los pies
fatigados de los millones de niños que son explotados, que viven en las calles, en
situación de riesgo, sin familia, sin voz, a merced de la violencia y de las malas
influencias.
Todos: Con ellos queremos compartir tu mesa, Señor.
6. Lavemos los pies a BARTOLOMÉ. En él lavemos con nuestro perdón los pies de
aquellos que a lo largo de nuestro caminar nos han ofendido, porque sólo así nuestros
pies quedarán limpios del polvo de nuestras ofensas.
Todos: Con ellos queremos compartir tu mesa, Señor.
7. Lavemos los pies a TOMÁS. Y él reforcemos con nuestro diálogo y buena intención
los pies de todos los que trabajan por la paz y el bien común y dedican su tiempo y
esfuerzo en favor de los demás.
Todos: Con ellos queremos compartir tu mesa, Señor.
10. Lavemos los pies a TADEO. Y en él dediquemos tiempo a estar sin prisas con
nuestros hijos, nuestros amigos, nuestros adultos, porque el estar es la mejor caricia y
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el mejor abrazo para renovar las fuerzas necesarias de nuestros pies cansados en el
caminar de cada día.
Todos: Con ellos queremos compartir tu mesa, Señor.
11. Lavemos los pies a SIMÓN, el cananeo. En él acojamos con calor y ternura los pies
cansados y tristes de los que sufren enfermedades incurables y viven el ocaso de su
vida en medio del rechazo de sus seres queridos porque el dolor que comparten con
Cristo nos redime a todos.
Todos: Con ellos queremos compartir tu mesa, Señor.
12. Lavemos los pies a JUDAS ISCARIOTE, el que traicionó a Jesús. Y en él a nuestros
enemigos, a los que somos incapaces de aceptar y perdonar porque estamos llenos de
odio, dolor y de rencor.
Todos: Con ellos queremos compartir tu mesa, Señor.
Ahora, hermanos colocamos sobre la Mesa, el pan y el vino; junto a ellos vamos a poner
también nuestra ofrenda, nuestra limosna, que vamos a recoger en las cestas, como signo de
fraternidad con los más necesitados. A ellos destinamos hoy la colecta. Pero es necesario
recordar que para celebrar este Sacramento del Cuerpo de Cristo, la comunidad debe ser
vínculo en este Cuerpo. Si la fe vivida ha hecho poner en común lo propio, entonces se
puede participar en la comunión con Jesucristo. Así, sí celebraremos en serio la Eucaristía.
AVISOS PARROQUIALES
INCENSACIÓN
IV.- TRASLADO AL MONUMENTO
PAÑO DE HOMBROS
1.- PROCESIÓN.
CANTO
2.- EN EL MONUMENTO.
Se deposita el Santísimo en el corporal y se deja abierto el Sagrario. Se inciensa. Se hace
la monición.
3.- MONICIÓN UNA VEZ QUE SE HA INCENSADO EL SANTÍSIMO EN EL
MONUMENTO.
Acabamos de celebrar la Cena del Señor. Hemos destacado su mensaje de Amor, de
fraternidad y de servicio.
Ahora nos disponemos a significar su permanencia entre nosotros, guardando el Pan de
Vida y de Salvación en el monumento.
Nuestro canto y el incienso que asciende hasta el cielo, nos ayudarán a disponer nuestros
corazones para adorar agradecidos el gesto de Jesús de amor y de entrega al Padre por la
vida y la salvación de todos y cada uno de nosotros.
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Lector: Dice Jesús: “Yo los he amado a ustedes. Como el Padre me ama a
mí, permanezcan ustedes en mi amor”. “Ustedes no me han elegido a mí, soy yo quien
los ha elegido y destinado para que vayan y den fruto y el fruto que den permanezca, de
modo que el Padre les conceda cuanto le pidan en mi nombre. Esto es lo que les mando:
que se amen unos a otros”. “Yo soy la vid, ustedes las ramas; el que permanece en mí y yo
en él, ése da mucho fruto, porque sin mi nada pueden hacer ustedes”.
Guía. Ahora nos dirigimos al Padre, porque nos ama y nos lo ha demostrado
visiblemente en Jesucristo.
Lector: Tanto nos amas, que nos regalas a cada paso, tantas muestras de cariño,
reflejado en mucha gente que nos quiere y nos hace el bien.
TODOS: GRACIAS, PADRE, PORQUE NOS AMAS.
Lector: Nos amas tanto, que nos has invitado a pertenecer a tu gran Familia, que es la
Iglesia y nos llama a construir pequeñas comunidades, en donde vayamos aprendiendo
a amarnos unos a otros.
TODOS: GRACIAS, PADRE, PORQUE NOS AMAS.
Lector: Nos amas tanto, que has creado para nosotros un mundo maravilloso, nos has
dado la vida y nos las conservas continuamente.
TODOS: GRACIAS, PADRE, PORQUE NOS AMAS.
Lector: Nos amas tanto que sigues realizando transformaciones asombrosas en la
historia del mundo actual, por obra de tu espíritu de Amor, que impulsa a muchas
personas.
TODOS: GRACIAS, PADRE, PORQUE NOS AMAS.
Guía: Los invito ahora para que una vez más aceptemos personalmente, en el silencio
de nuestro corazón, ese amor que el Padre nos da a cada uno de nosotros, y
se lo agradezcamos con toda sinceridad.
CANTO
Guía: Le hemos dicho a Dios que aceptamos su amor y lo hemos agradecido. Escuchemos
cómo el Señor nos dice que lo aceptemos y lo anunciemos en nuestra vida. Así es:
aceptamos su amor en nuestras vidas. Es el amor de Dios que el que debe regir nuestras
vidas. Ese amor nos libera, nos hace crecer como personas, nos educa, nos hace madurar
y nos unifica en comunidades vivas.
Lector: Aceptar a Cristo es aceptar a nuestro prójimo y con ellos ir formando
comunidades en donde reine el amor y la armonía.
TODOS: TE ACEPTAMOS, SEÑOR, QUEREMOS APRENDER A VIVIR
COMO HERMANOS.
Lector: Aceptar la Ley Nueva del Amor exige de nosotros ir asumiendo un estilo de vida
como el de Jesús, que pasó por el mundo haciendo el bien y curando… hasta dar la vida,
para que también nosotros podamos amar a todos sin distinción.
TODOS: TE ACEPTAMOS, SEÑOR, QUEREMOS APRENDER A VIVIR
COMO HERMANOS.
Lector: Aceptar y amar como Jesús en comunidad exige de nosotros saber aceptar a los
demás como son: valorar sus cualidades y tolerar sus defectos, abrirse a sus ideas y modos
de ser y actuar.
TODOS: TE ACEPTAMOS, SEÑOR, QUEREMOS APRENDER A VIVIR
COMO HERMANOS.
Lector: Aceptar el Evangelio de Jesús, que se resume en amar a Dios y a los demás como
él lo ha hecho, exige de nosotros estar disponibles para los demás en todo momento,
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Lector: Aceptar el amor de Jesús exige de nosotros saber trabajar en equipo, respetando
las opiniones de los demás, aportando las nuestras, buscar juntos la verdad y la justicia,
inventando caminos nuevos a problemas nuevos.
TODOS: TE ACEPTAMOS, SEÑOR, QUEREMOS APRENDER A VIVIR
COMO HERMANOS.
Guía: Aceptar la Buena Noticia de Jesús exige de nosotros saber perdonar los errores de
los demás, no darle tanta importancia a sus debilidades, saber reconocer nuestro errores
y pedir perdón cuando hayamos ofendido.
TODOS: TE ACEPTAMOS, SEÑOR, QUEREMOS APRENDER A VIVIR
COMO HERMANOS.
Lector: Aceptar el Evangelio exige de nosotros trabajar duro por construir amistades
sanas y profundas, basadas en la mutua estima y por motivos de fe. Exige, por tanto, no
destruirnos con la murmuración, burlas, desprecios, indiferencias, odios, rencores,
envidias, resentimientos y todas esas cosas que matan la unidad y el amor en las
familias, en las comunidades y en los grupos.
TODOS: TE ACEPTAMOS, SEÑOR, QUEREMOS APRENDER A VIVIR
COMO HERMANOS.
Lector: Aceptar a Jesús, exige de nosotros algo más que saber organizarnos; es decir,
exige aprender a compartir nuestra existencia, nuestra fe, exige el orar juntos, buscando
siempre la voluntad de Dios en medio de los acontecimientos de cada día.
TODOS: TE ACEPTAMOS, SEÑOR, QUEREMOS APRENDER A VIVIR
COMO HERMANOS.
Lector: Aceptar el Evangelio exige que trabajemos pastoralmente según las líneas
y criterios de nuestro Concilio Plenario y de la Misión Continental Evangelizadora,
reflexionar juntos y siempre desde el Evangelio.
TODOS: TE ACEPTAMOS, SEÑOR, QUEREMOS APRENDER A VIVIR
COMO HERMANOS.
CANTO
Guía: Si queremos aprender a amar como Jesús, la mejor forma es sintiéndonos todos
hermanos. Porque somos hijos de un mismo Padre y llamados a ser constructores de
comunidades nuevas, donde reine el amor, la fraternidad, la paz y la unidad, podemos rezar:
TODOS: Padre Nuestro...
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ORACIÓN: Padre, que vives en una íntima unión con Jesús, tu Hijo, y el Espíritu Santo, te
damos gracias por el amor que nos tienes.
Concédenos el regalo de decidirnos a construir familias unidas por el lazo del
amor, movimientos de apostolado que no sólo sepan organizarse bien, sino
donde todos, niños, jóvenes y adultos se amen con verdaderos hermanos; y
comunidades eclesiales, donde se encuentre espacio para el diálogo, para la
comunión entre todos, y para trabajar juntos en pro de la paz, la justicia y la
verdad. Por JNS. Amén.
CANTO
¿QUÉ CELEBRAMOS?
El acto principal de este día es la celebración de la Pasión del Señor, que tiene cuatro
momentos claves:
La liturgia de la palabra,
La oración universal,
La adoración de la Cruz y
La comunión.
Hoy no se celebra la Eucaristía por la muerte del Señor. La celebración de hoy es la
expresión de un misterio que nos estremece y nos sobrepasa: el misterio del dolor y la
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muerte; el misterio del inocente fracasado que muere; el misterio del triunfo del egoísmo,
la injusticia y el mal sobre el bien.
Todo esto es una realidad que no podemos obviar ni negar; todo esto acontece en el
mundo, y Jesús lo asume y lo experimenta en sí. Hoy más que nunca hay que
comprender que lo que estamos celebrando no es una doctrina, sino la muerte de Dios en
la cruz, porque su amor por nosotros lo ha llevado a compartir nuestra historia, llena de
muerte.
La primera parte de la celebración es la liturgia de la Palabra, en la que destaca la lectura
de la Pasión según S. Juan. La Adoración de la Cruz es un acto de fe y de amor, y desde
esa perspectiva hay que entenderla. La comunión se realiza con el pan consagrado en el día
de ayer, porque hoy no se celebra la Eucaristía.
VIERNES SANTO
EN LA PASIÓN Y MUERTE DEL SEÑOR JESÚS
MONICIÓN DE ENTRADA
Hermanos: Estamos en la hora suprema, en la hor
a elegida por Dios para consumar su fidelidad al Padre y su amor a todos. Es la hora de la
generosidad sin límites. Esa generosidad se demostró palpablemente en la Cruz. Es Cristo
muerto, matado, entregado totalmente, amando hasta el límite, hasta el extremo. Ese es el
secreto de Dios: “AMAR”.
“En esto consiste el amor que Dios nos tiene en que envió a su Hijo único al mundo, para
que vivamos por medio de Él. En esto consiste el Amor: No en que nosotros hayamos
amado primero a Dios, sino en que Él nos amó y nos envió a su Hijo”.
Cristo habló muchas veces de su Hora que es la Hora de Dios y el poder de las tinieblas.
No sabemos exactamente cual fue la hora de la muerte de Jesús. Lo más probable es que
eran las 3 o las 4 de la tarde. Lo importante es que Él iba a morir libremente por nosotros.
Cristo muere para salvarnos. Cristo carga sobre sí el peso de nuestros pecados.
En la celebración de hoy viviremos el acontecimiento central de la historia de todos
nosotros, la muerte de Jesús que culminará con su resurrección.
Esto lo viviremos en los cuatro momentos principales de esta celebración:
- La Palabra de Dios, en la que escucharemos la proclamación de la Pasión y Muerte
de Jesucristo.
- La Oración Universal.
- La Adoración de la Cruz y
- La comunión.
No hay canto de entrada. Terminada la Monición, salen los sacerdotes y ministros del
altar en silencio. Se colocan de pie frente al Altar y en ese momento, se hace la siguiente
Monición
expiación, verá a sus descendientes, prolongará sus años y por medio de él prosperarán
los designios del Señor. Por las fatigas de su alma, verá la luz y se saciará; Con sus
sufrimientos justificará a muchos, cargando con los crímenes de ellos. Por eso le daré una
parte entre los grandes, con los fuertes repartirá despojos, ya que indefenso se entregó a
la muerte y fue contado entre los malhechores, cuando tomó sobre sí las culpas de todos e
intercedió por los pecadores.
Palabra de Dios.
TODOS: Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
R/. Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.
L. A ti, Señor, me acojo, que no quede yo nunca defraudado. En tus manos
encomiendo mi espíritu y tú, mi Dios leal, me librarás. / R
L. Se burlan de mí mis enemigos, mis vecinos y parientes de mí se espantan, los que me
ven pasar huyen de mí. Estoy en el olvido, como un muerto, como un objeto tirado en la
basura. / R
L. Pero yo, Señor, en ti confío. Tú eres mi Dios, y en tus manos está mi destino.
Líbrame de los enemigos que me persiguen. / R
L. Vuelve, Señor, tus ojos a tu siervo y sálvame, por tu misericordia. Sean fuertes y
valientes de corazón, ustedes, los que esperan en el Señor. / R
C. En aquel tiempo, Jesús fue con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón, donde
había un huerto, y entraron allí él y sus discípulos. Judas, el traidor, conocía también el
sitio, porque Jesús se reunía a menudo allí con sus discípulos. Entonces Judas, tomó un
batallón de soldados y guardias de los sumos sacerdotes y de los fariseos y entró en el
huerto con linternas, antorchas y armas. Jesús, sabiendo todo lo que iba a suceder,, se
adelantó y les dijo:
+ -¿A quién buscan?
C. Le contestaron:
S. -A Jesús el Nazareno.
C. Les dijo Jesús:
+ -Yo soy.
C. Estaba también con ellos Judas, el traidor. Al decirles «Yo soy», retrocedieron y
cayeron a tierra. Jesús les volvió a preguntar:
+ -¿A quién buscan?
C. Ellos dijeron:
S. -A Jesús el Nazareno.
C. Jesús contestó:
+ - Les he dicho que soy yo. Si me buscan a mí, dejen que éstos se vayan.
C. Y así se cumplió lo que Jesús había dicho: «No he perdido a ninguno de los que me
diste.». Entonces Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió a un criado del
sumo sacerdote y le cortó la oreja derecha. Este criado se llamaba Malco. Dijo entonces
Jesús a Pedro:
+ -Mete la espada en su lugar. ¿No voy a beber el cáliz que me ha dado mi Padre?
C. (Pueden sentarse). El batallón, su comandante y los criados de los judíos apresaron a
Jesús, lo ataron y lo llevaron primero ante Anás, porque era suegro de Caifás, sumo
sacerdote aquel año. Caifás era el que había dado a los judíos este consejo: «Conviene
que muera un solo hombre por el pueblo.» Simón Pedro y otro discípulo iban siguiendo a
Jesús. Este discípulo era conocido del sumo sacerdote y entró con Jesús en el palacio del
sumo sacerdote, mientras Pedro se quedaba fuera, junto a la puerta. Salió el otro
discípulo, el conocido del sumo sacerdote, habló con la portera e hizo entrar a Pedro. La
portera dijo entonces a Pedro:
S. -¿No eres tú también uno de los discípulos de ese hombre?
C. El dijo:
S. -No lo soy.
C. Los criados y los guardias habían encendido un brasero, porque hacía frío, y se
calentaban. También Pedro estaba con ellos de pie, calentándose. El sumo sacerdote
interrogó a Jesús acerca de sus discípulos y de su doctrina. Jesús le contestó:
+ -Yo he hablado abiertamente al mundo y he enseñado continuamente en la sinagoga y en
el templo, donde se reúnen todos los judíos, y no he dicho nada a escondidas. ¿Por qué me
interrogas a mí? Interroga a los que me han oído, sobre lo que les he hablado. Ellos saben
lo que he dicho.
C. Apenas dijo esto, uno de los guardias le dio una bofetada a Jesús, diciéndole:
S. -¿Así contestas al sumo sacerdote?
C. Jesús le respondió:
+ -Si he faltado al hablar, demuestra en qué he faltado; pero si he hablado como se debe,
¿por qué me pegas?
C. Entonces Anás lo envió a Caifás, sumo sacerdote. Simón Pedro estaba de pie,
calentándose, y le dijeron:
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HOMILIA BREVE
ORACION UNIVERSAL
Monición a la Oración Universal
Hermanos: En este momento supremo en que revivimos la entrega de Jesús en manos de
Dios Padre, nosotros, el pueblo de los hijos e hijas de Dios nacido de la Cruz, unidos a ella,
oramos por toda la humanidad.
Oración del Sacerdote
Señor, Dios nuestro, en el grito de tu Hijo oímos tu protesta contra todas las violencias que
se ejercen sobre tus hijos más pequeños. Te pedimos, descubrir tu presencia silenciosa en
Cristo y en todos los que sufren con sus cruces. Ten misericordia de nosotros y convierte
nuestro violento corazón. Te lo pedimos desde todas las cruces levantadas en el mundo. Te
lo pedimos desde Jesús crucificado.
Monitor:
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Oremos por los que en la tierra formamos la Iglesia de Dios, para que el Señor nos
mantenga en la unidad y no nos cansemos de comunicar con gozo la Buena Noticia de
sentirnos amados.
Sacerdote:
Dios y Señor nuestro, haz que Tu Iglesia extendida por todo el mundo dé testimonio con fe
inquebrantable del amor que tú nos tienes. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Monitor: Oremos también por nuestro Santo Padre el Papa, para que Dios nuestro Señor,
que lo eligió entre los obispos, lo asista y proteja para bien de su Iglesia, como guía y pastor
del pueblo santo de Dios.
Sacerdote:
Dios todopoderoso y eterno, cuya providencia gobierna todas las cosas, atiende nuestras
súplicas y protege con tu amor al Papa que nos has elegido, para que el pueblo cristiano,
confiado por ti a su guía pastoral, progrese siempre en la fe. Por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.
Monitor:
Oremos por nuestro Obispo NN, por todos los obispos, presbíteros y diáconos, por todos
los catequistas, por los que ejercen algún ministerio en la Iglesia, y por todos los miembros
del pueblo santo de Dios.
Sacerdote:
Dios todopoderoso y eterno, cuyo Espíritu santifica y gobierna todo el cuerpo de la Iglesia;
escucha las súplicas que te dirigimos por todos sus miembros, para que, con la ayuda de tu
gracia, cada uno te sirva fielmente en la vocación a que le has llamado. Por Jesucristo
Nuestro Señor. Amén.
Monitor: Oremos también por los catecúmenos, por los niños que serán bautizados, por
los niños que se preparan para recibir la primera comunión, por los jóvenes que recibirán la
Confirmación y por los que se preparan para el matrimonio.
Sacerdote:
Dios todopoderoso y eterno, que haces fecunda a tu Iglesia dándole constantemente nuevos
hijos; acrecienta la fe y la sabiduría de los catecúmenos para que puedan ser contados entre
tus hijos. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
Monitor:
Oremos también por todos aquellos hermanos nuestros, que creen en Cristo para que Dios
asista y congregue en una sola Iglesia a cuantos viven de acuerdo con la verdad que han
conocido.
Sacerdote:
Dios todopoderoso y eterno, reúne a todos tus hijos dispersos por el mundo, que los
verdaderos deseos de unidad nos ayuden a superar nuestras diferencias y consigamos la
unidad deseada para que el mundo crea. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
Monitor:
Oremos por nuestros hermanos de otras religiones, por los que no creen en Dios ni en
Cristo, para que viviendo con coherencia encuentren el camino de la salvación.
Sacerdote:
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Dios todopoderoso y eterno, que creaste a todos los hombres para que buscándote te
encuentren; concédeles que en medio de sus dificultades, descubran los signos de tu amor y
por el testimonio de los creyentes lleguen a reconocerte como Dios y Padre de todos los
hombres. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
Monitor:
Oremos por los gobernantes de todas las naciones, para que Dios nuestro Señor, les guíe en
sus pensamientos y decisiones hacia la paz y libertad de todas las personas.
Sacerdote:
Dios todopoderoso y eterno, que tienes en tus manos el destino de las personas, asiste a los
que gobiernan para que ejerzan el poder como servicio al pueblo, que su gobierno busque la
paz y el desarrollo de todas las naciones y se proteja la libertad religiosa de todos los
hombres y mujeres de esta tierra. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
Monitor:
Oremos por todos los niños del mundo: por los niños que están en las calles, en situación de
riego, por los que no tienen hogar. Por los que pasan hambre y sufren la violencia de una
sociedad consumista.
Sacerdote:
Dios y Señor nuestro, Tú que tuviste palabras de ternura y cercanía para con los niños,
ayuda a tu Iglesia a difundir el amor y la protección para los más indefensos. Por
Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
Monitor:
Oremos por los jóvenes y por los adultos, para que sepamos comprendernos, aceptarnos y
decidamos estar al lado del que lo necesita.
Sacerdote:
Dios y Señor nuestro, fortalece los lazos familiares y haznos sentir la alegría de la
convivencia pacífica. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Monitor:
Oremos por los enfermos de Sida y los consumidores de droga, para que Dios Padre los
mire con ternura, a todos ellos, que sufren este terrible mal. Dios sabe de sus sufrimientos y
del dolor de sus familias.
Sacerdote:
Dios y Señor nuestro, compadécete de tus hijos que sufren en su propia vida el rechazo y el
abandono de sus iguales. Y a nosotros ayúdanos a progresar en la comprensión, acogida y
en el amor hacia nuestros hermanos enfermos. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
Monitor:
Oremos por los ancianos, para que no pierdan las ganas de vivir. Oremos por nosotros, para
que seamos capaces de ayudarles a asumir el desgaste de los años y la soledad en la que
tantas veces se encuentran.
Sacerdote:
66
Dios y Señor nuestro, consuelo de los que lloran y fuerza de los que sufren. Lleguen hasta ti
las súplicas de quienes te invocan en su tribulación, para que sientan el consuelo de tu
misericordia. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
Monitor:
Oremos por las personas que sufren las guerras. Por todos los que las provocan para su
propio beneficio y las contemplan sin mayor dolor, mientras el pueblo sufre y pierde todo,
hasta la vida.
Sacerdote:
Dios y Señor nuestro, que tienes en tu corazón de Padre, los nombres de todos y cada uno
de nosotros y los destinos de todos los pueblos, enséñanos a buscar la paz por caminos de
justicia, diálogo y verdad. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Monitor:
Oremos por los pueblos víctimas del terrorismo. Por todos los que en el mundo sufren sus
consecuencias. Por las familias rotas, por las mujeres y los hijos desgarrados por el dolor,
por la violencia que anida en nuestro corazón, por los odios entre hermanos.
Sacerdote:
Dios y Señor nuestro, consuelo de los que lloran y fuerza de los que sufren, escucha
amorosamente las súplicas de los que te invocan en su dolor, transforma nuestros
sentimientos y siembra en nosotros la concordia, la ternura y la compasión ante todo ser
humano. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén. .
Monitor:
Oremos por los que no tienen fe. Por todos los que sin ella no encuentran sentido a la vida,
ni sentido a la muerte; para que en el testimonio esperanzado de los creyentes, descubran
razones para vivir y esperanza para morir.
Sacerdote:
Dios y Señor nuestro, concede a quienes no creen en Cristo, que viviendo con sinceridad
ante ti, lleguen al conocimiento pleno de la verdad. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Monitor:
Oremos, finalmente, por todos nosotros, para que la celebración de la Pascua del Señor, de
su paso de la muerte a la vida, signifique un progreso en nuestra vida cristiana.
Sacerdote:
Dios todopoderoso y eterno, Padre de todos los hombres haz que nos abramos a tu amor.
Haz que vivamos cada vez más como hermanos los unos de los otros, como tu Hijo nos
enseñó. Para continuar su camino en nuestro mundo. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
acumulan sobre nuestra historia humana. En ella descubrimos la fuerza luminosa de Dios
que, desde la Cruz, vence para siempre el mal y la muerte.
El Sacerdote cerca de la Cruz dice: Dios eligió la Cruz para que su Hijo se sacrificara
en ella por nuestra salvación. Por eso la Cruz es la señal de la victoria, de la salvación
y del amor de Dios por nosotros. Vamos a responder a este amor recibiéndola en
nuestra vida y adorándola con profunda fe.
CANTO
Monitor: Cargados con nuestra cruz, nos parece que no hay más cruces en el mundo ni
más personas crucificadas. Encerrados en nuestro dolor que nos rodea y el dolor que, lejos
de nosotros, padecen hombres y mujeres, niños y jóvenes, ancianos y recién nacidos. Ante
la Cruz de Jesús, salgamos y descubramos las cruces que existen por todas partes. Miremos
los crucificados que pueblan la tierra entera. (Silencio)
Lector: Al descubrir las cruces de nuestros hermanos digamos: Que tomen su cruz y te
sigan.
Nuestros hermanos indigentes y necesitados. Todos: Que tomen su cruz y te sigan.
Nuestros niños de la calle y en situación de riego.
Nuestros hermanos enfermos terminales
Nuestros hermanos víctimas del desempleo.
Nuestros hermanos que carecen de vivienda
69
INTRODUCCIÓN
Hermana, hermano que me escuchas. Si crees en Cristo, si lo amas, si has puesto en Él tu
esperanza, si quieres dar sentido a tu vida, mira a Cristo con tus ojos del cuerpo, pero sobre
todo con los ojos del alma. Míralo: clavado en la cruz. Que la tuya sea una mirada de amor,
con esas que el corazón sabe captar lo más profundo del alma. Que tu mirada se cruce con
la mirada de Jesús. Que tu mirada y la suya, en el silencio interior, se comuniquen los
sentimientos más nobles. Que tu corazón lata al unísono con el de Jesús. Que ambos,
fundidos en el amor, sean como un solo corazón.
* Contempla a Jesús, está clavado en la cruz, sufriente, abandonado, moribundo. Mira a la
cruz y espera; la cruz es señal de victoria. Esa cruz que esta plantada en la tierra, allá en la
cumbre del Monte Calvario, pero que se yergue hacia el cielo. Esa cruz que es como el mas
sublime trono en el que reina un crucificado, Cristo, y que con ese reinado triunfa sobre el
pecado, sobre el mal, sobre la muerte, para llevar a cabo la redención y regalarnos la gracia,
la vida, la salvación.
* Hermana (o), mira a la cruz: es signo de oprobio y de miseria (un patíbulo de
ajusticiamiento), pero es también un Misterio de grandeza (trono de la redención); en la
cruz, el pecado se convierte en gracia, las sombras en luz, el odio en amor, las sombras en
luz, la muerte en vida. Así, Cristo, muriendo en ella, nos lo aseguró. Cobíjate siempre a su
sombra bienhechora de la cruz, invócala con fervor.
* La Cruz: puede ser adorada o rechazada, besada o hecha pedazos; pero siempre están
presente en nuestras existencias. Es como un divino semáforo que, en la encrucijada de
nuestras vidas, muestra a la gran caravana de los hombres y mujeres el camino de la
resurrección, porque el corazón que en ella dejó de latir y aceptó la muerte, luego resucitó y
encendió el fuego del amor y la luz de la vida, el consuelo de la esperanza, la fuerza para
luchar, en el corazón de cada creyente.
* Hermano y hermana: en este Viernes Santo, con docilidad y disposición interior, abre los
oídos del corazón a Jesús moribundo, que, desde la cruz, nos regala sus Últimas palabras,
nos dirige su último sermón. Deja que estas palabras caigan, como semilla de vida, en tu
corazón noble y generoso, y que produzcan frutos copiosos, abundantes de caridad, de
amor, de justicia, de auténtica vida cristiana.
72
ORACION
Señor Padre bueno, tú que nos entregaste a tu Hijo para que diera la vida por nosotros, te
pedimos nos concedas la gracia de vivir activamente los sagrados misterios de su Pasión y
Muerte para que obtengamos la gloria de la Resurrección. Por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.
CANTO
PRIMERA PALABRA:
"Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen".
* Allí está Cristo, ajusticiado. En medio de dos ladrones. Crucificado,. Y es allí, sobre la
CRUZ, donde pronuncia esta oración: ¡Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen!
Es una oración desconcertante, que desborda lo imaginable... ¡Perdonar a los mismos que
los estaban ajusticiando, azotando, burlándose de él, clavándolo en una cruz!... La oración
de Cristo en la cruz: Padre, perdónalos..., sólo puede comprenderse a la luz de la locura del
amor.
* El perdón: una actitud de Dios, un don de Dios, una lección de Dios. DIOS ES AMOR Y
ES PERDÓN. Un amor que comprende, que se compadece, que perdona. Porque así es su
corazón. El corazón de Dios es siempre y, por encima de todo, compasivo y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad. Un corazón siempre dispuesto al perdón. Y así es,
también, el CORAZÓN DE JESÚS, rostro encarnado y misericordioso del Padre. Por eso,
desde la Cruz, Cristo perdona. Y, por eso, pide al Padre que perdone a aquellos que lo están
ajusticiando. ¡Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen!
* Y Dios nos perdona siempre. Me perdona a mí que hablo y a ti, hermano (a) que me
escuchas. Nuestro Dios es un Dios de perdón. Y solamente cuando le permitimos
perdonarnos, lo dejamos ser verdaderamente Dios con nosotros. La gran alegría de Dios es
perdonar y, cuando perdona, hace fiesta. Así hizo cuando perdonó al Hijo pródigo. Y así
hace con nosotros, cuando, confundidos por el mal, abrumados por la culpa, con un corazón
sincero, contrito y humillado, nos arrepentimos y le pedimos perdón, Dios nos perdona
siempre. Es más, en otro gesto de amor divino, para facilitar su perdón, el Señor Jesús
instituyó el Sacramento del perdón - de la Reconciliación-, al que también conocemos
como 'La Confesión'.
nuestro grupo o partido o de otros. Tienen que perdonarse marido y mujer, padres e hijos,
los hermanos entre sí. Tenemos que perdonar siempre como Cristo nos enseñó, como El
perdonó, desde la Cruz, a aquellos que lo estaban crucificando.
CANTO
SEGUNDA PALABRA:
"En verdad le digo que hoy estarás conmigo en el paraíso (Lc 23, 42).
* Cristo no vino para vivir entre los justos, ni para morir por los justos, ni para salvar a los
justos. El que se cree justo no necesita de Cristo, el que se cree con méritos delante de Dios
y, por lo mismo, con derecho a la salvación, el que se cree justo y autosuficiente, no
necesita de Dios, ni necesita ser redimido por Cristo.
En cambio, el que se reconoce pecador, que tiene conciencia de su pobreza ante Dios, que
necesita confiar en Dios y espera su perdón, que se abandona en el amor infinitamente
misericordioso de Dios..., ese si necesita de Cristo. El mismo Jesús lo dijo: "No he venido a
curar a los sanos, sino a los enfermos. No he venido a salvar a los justos, sino a los
pecadores". Por eso Cristo murió en medio de dos malhechores. Los enemigos de Cristo,
con su odio, lo han colocado en el lugar que le corresponde: entre dos bandidos, dos
hombres pecadores, que están expiando sus pecados en el justo castigo.
* Aquellos dos hombres miran a Cristo. ¿No corren la misma suerte? ¿No son compañeros
de suplicio? ¿Acaso Cristo no comparte con ellos el castigo de la muerte? Los dos hombres
sienten a Jesús a su lado. A Cristo que sufre como ellos. Porque Cristo está siempre al lado
del que sufre, del que lucha, del que busca sinceramente la verdad y la justicia, del que cae,
del que peca. Pero: ¿seremos capaces de descubrir a Cristo a nuestro lado? ¿Sentirlo
siempre muy cerca, sobre todo cuando sufrimos, cuando nos sentimos abatidos por las
culpas, cuando el dolor y la prueba hacen presa en nuestras carnes y nuestra alma, cuando
el egoísmo nos aleja del amor a Dios y de los hermanos, cuando necesitamos el perdón por
nuestros delitos?
* Porque, aunque no lo veamos, Cristo está siempre junto a nosotros, y nos acompaña en
nuestro peregrinar, en los trabajos, en las alegrías, en los fracasos y en los triunfos. Cristo,
en cada momento, en cada instante, nos acompaña con su amor, con su gracia, con su
perdón
Hermanos: desde lo alto de la Cruz, Cristo nos está mirando, nos está esperando con los
brazos abiertos. Si perdonó al ladrón, también nos perdonará a nosotros y nos asegurará que
nos espera en el Paraíso.
CANTO
TERCERA PALABRA:
"Mujer, he ahí a tu hijo; hijo, he ahí a tu madre" (Jn 19, 26).
* “Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre con otra María, hermana suya y esposa
de Cleofás, y María de Magdala. Jesús, al ver a su madre y junto a ella a su discípulo
más querido, dijo a su madre: • Mujer, ahí tienes a tu hijo. Después dijo al discípulo: -
Hijo, ahí tienes a tu madre. Y desde aquel momento el discípulo se la llevó a su casa.”
* - Mujer, ahí tienes a tu hijo. Al pie de la cruz se da la segunda Navidad. El primer hijo,
Jesús, lo tuvo, sin dolor, en el establo de Belén. El segundo, Juan, lo tiene, en el Calvario,
con los dolores de la cruz. En ese momento, María sufre los dolores de todas las
maternidades, no sólo por su segundo hijo, que es Juan, sino por cuantos, a lo largo de los
siglos, nacerán como hijos de María. Ahora comprendemos por qué Jesús fue llamado
'primogénito'. No porque María fuera a tener otros hijos de la carne o de la sangre, sino
porque iba a tenerlos de la sangre de su corazón
* Jesús escogió a María para que fuera su Madre. La escogió llena de gracia e Inmaculada,
bellísima y pura y, por obra del Espíritu Santo, concibió en su seno al Hijo de Dios. Y un
día, en el Calvario, en el momento culminante del sacrificio pascual, antes de entregar su
alma al Padre, mientras agonizaba en la cruz, Jesús nos la dio como Madre a todos los
hombres y mujeres, en la persona de Juan. Fue el testamento de la Cruz. María es Madre de
los creyentes, es nuestra Madre, por voluntad y decisión de Jesús.
75
* Desde entonces María, la Virgen Madre de Dios, comenzó a ser verdadera Madre en la fe
de los discípulos de su Hijo. Y se constituyó, por la palabra expresa de Jesús, en Madre de
la Iglesia, con la misión de interceder, cuidar y velar por todos sus hijos, es decir, por los
hermanos de su hijo Jesús, que aún peregrinan en medio de alegrías y esperanza,
dificultades y peligros... La maternidad de la Virgen María continúa incesantemente en la
Iglesia como intercesora y la Iglesia expresa su fe en esta verdad invocando a María con los
títulos de Abogada, Auxiliadora, Socorro, Mediadora.
* "Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa", agrega el evangelio. Como Juan,
también nosotros debemos recibir a María en nuestras casas y, sobre todo, ser un nido de
amor en nuestro corazón. Ella, como en las bodas de Caná de Galilea, estará siempre atenta
y solícita a nuestro lado, será nuestra compañera de camino, captará las angustias y los
problemas de nuestra vida. Ella, como Madre singularmente amorosa, llena de ternura y de
piedad, curará las heridas de nuestra alma, secará las lágrimas de nuestros ojos, acariciará
nuestras mejillas, nos levantará de nuestras caídas, nos susurrará palabras de esperanza, nos
animará en nuestro caminar, nos llevará ante su Hijo y nos dirá: ''Hagan como Él les diga".
* Hoy, particularmente, le encomendamos a María, nuestra Madre del cielo, todas las
madres de la tierra. La maternidad es el don más grande y más bello que Dios ha podido dar
a una criatura. Es grande y bello, pero es también doloroso, a veces heroico. Le pedimos
por las madres que han visto crecer a sus hijos en un clima de paz y de amor; por las que
han podido educar a sus hijos; por las que son colmadas de agradecimiento y de ternura por
sus hijos. Pero, también, por aquellas madres que han tenido que luchar valientemente para
sacar adelante a sus hijos; y de modo especial, por aquellas que, como Ella, sufren por sus
hijos: Como esas madres que han perdido a sus hijos en circunstancias trágicas e injustas, o
que han sido vilmente asesinados.
María, tú que eres nuestra Madre del Cielo, pues tu hijo Jesús así lo ha querido,
acompáñanos en el caminar de cada día, cuídanos en cada instante de nuestra vida y
llévanos a Jesús, el mismo que nos redimió muriendo en la Cruz y que resucitó glorioso del
sepulcro. Amén
CANTO
CUARTA PALABRA:
"¡Dios mío, Dios mío!, ¿por qué me has abandonado? (Mt 27, 46)
* "Desde la hora sexta, hasta la hora nona, se oscureció toda la tierra. Y, a la hora
nona, con voz potente, gritó Jesús: ‘Eloí, Eloí, lamá sabathaní’, que quiere decir: 'Dios
mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”
* Nubes oscuras. Tinieblas. Odio en los corazones y en las almas. Soledad. Un joven, Jesús
de Nazaret, agoniza clavado en la cruz. Lleva en ella tres horas. Y ha vertido ya toda su
sangre. Derramada, roja y oscura, riega la tierra. Jesús ha sido crucificado: el Cristo, el
Hombre-Dios.
Ha escuchado insultos. Blasfemias. Le han llenado de salivazos el rostro. Lo han
abofeteado.
Lo han azotado con látigos de acero. Lo han coronado -extraña diadema la suya- con una
corona trenzada de espinas. Lo han escarnecido con burlesca túnica de púrpura. Lo han
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condenado a muerte... Después lo han obligado a caminar cargado con pesada cruz. Y, al
final, lo han crucificado.
* Hermano (a), anciano (a); pobre, enfermo, marginado; tú que has sido tocado por la
prueba..., hombre o mujer que me escuchas: ¡ojalá que nunca caiga la noche en tu alma!
¡Ojalá que nunca sientas frío en el corazón! ¡Quiera Dios que en los momentos de prueba y
dolor nunca tu vida se vea marcada por la soledad y el abandono!... Cuando en el cielo veas
que negras nubes te cubren el sol y no brilla para ti ninguna estrella; cuando te parece que
ningún rostro te sonríe, ninguna boca te habla; ninguna mano amiga se tiende hacia ti;
cuando tu alma es noche, hielo tu corazón y abandono tu vida; cuando te parece que ya
nada tiene sentido para ti; cuando todos los 'porqués' no encuentran respuesta... Entonces,
espera...
* Sí, espera, mira a Cristo y espera, porque en el silencio está Dios. Y te ha oído... Verás:
pasará la tormenta; se calmará la tempestad; se disiparán las nubes... Y luminoso, lleno de
vida y calor, aparecerá el sol. Entonces: habrá luz en tus ojos. Y estrellas en tu vida: Y
horizontes en tu camino. Y rostros sonrientes, y palabras de optimismo, y muchas manos
amigas. ENTONCES: algo habrá renacido en ti. Sentirás la resurrección. Será un 'Día de
Pascua'.
Amén
CANTO
QUINTA PALABRA:
"Tengo sed"
* "Después de esto, como Jesús sabia que ya todo se había cumplido, y para que se
cumpliera la Escritura, dijo: Tengo sed" (Jn 19, 28).
77
* ¡Jesús, cuánto has sufrido en la Cruz! ¡Cuántas torturas, cuántos desprecios, cuánta
soledad, cuánto abandono! Y ahora se agrega la sed. No es para menos, Señor, pues has
perdido muchísima sangre, has sido coronado de espinas, has sido azotado, has cargado tu
pesada cruz.
Si, hermana y hermano. ¡Qué sed no estaría experimentando Jesús! ¡Cuán resecas no
estarían sus entrañas! Por eso, haciendo un esfuerzo supremo, grita: "Tengo sed". Jesús
tiene sed. Ciertamente, tiene sed material, pero también espiritual. Sed de realizar en el
mundo el plan de salvación. Sed de cumplir la voluntad del Padre. Tiene, sobre todo, sed de
amor, de misericordia, de justicia, de perdón. Y esta sed de amor y misericordia hace que
Jesús sufra por todos los sedientos del mundo. Por todos aquellos que, a lo largo de la
historia, siguen sufriendo, padeciendo, luchando y muriendo por todos los caminos, en el
campo y en la ciudad, ricos y pobres, sanos y enfermos...
* Jesús, con su sed, padece por todos los que sufren la sed del abandono, de la pobreza, de
la marginalidad, de la injusticia, de la exclusión social, de la inseguridad, de la ignorancia...
Sufre Jesús por el hermano contagiado por el sida, el cual, además de sufrir tan dolorosa
enfermedad, es rechazado por la sociedad y abandonado a su triste suerte. Sufre Jesús por
los que sienten cómo el cáncer se va extendiendo por su cuerpo e invade sus órganos,
perfora sus carnes y carcome sus huesos. Sufre Jesús por el obrero padre de familia,
desempleado a causa de injustos despidos, y que cada noche regresa a su casa con las
manos vacías, con el fracaso a cuestas, con el dolor en el alma, para decirle a su esposa e
hijos: tampoco hoy me han dado trabajo, no les traigo nada. Sufre Jesús por el que está
privado de libertad, a veces sin saber por qué, que espera una sentencia que no termina de
llegar, mientras se agota su esperanza, languidecen sus fuerzas y ve que el tiempo pasa
inútilmente. Sufre Jesús por los niños de la calle que piden una limosna, por los indigentes
que vagan como autómatas por nuestras calles, por los ancianos que ya no cuentan ni en la
familia ni en la sociedad y que son considerados 'cosas' inútiles e inservibles.
* Y la sed de Jesús crece más y más, cuando el secuestro, la inseguridad, los atentados
contra la vida se convierte en el pan de cada día. Cuando el hambre aún sigue campeando
entre tantos sectores de nuestra sociedad. Cuando las drogas, el libertinaje, los espectáculos
perversos, los escándalos, la difamación, los vicios, se generalizan más y más, con grave
perjuicio para nuestros jóvenes y niños. Cuando los padres, maestros, responsables de la
educación de hijos y alumnos, descuidan gravemente su deber.
* ¡Cuántos, en nuestros días, siguen clamando: Tengo sed! Gritan tengo sed: los jóvenes
que, confundidos y desorientados, no ven un futuro cierto en sus vidas; las 'madres' que
solas se deben enfrentar a la vida y alimentar, educar y cuidar de los hijos, llenando las
carencias de la ausencia de un padre; tantas 'jóvenes mamás' que, casi sin saber cómo, pero
víctimas de una clima moral permisivo, contaminado y perverso, quedan embarazadas,
cuando apenas son unas niñas que todavía debieran estar jugando con muñecas; tantos
muchachos y muchachas que, víctimas de las pasiones, destrozados por las drogas,
arrastrados por la vida fácil y los vicios, han perdido el dominio sobre sí mismos, y son
como hojas que lleva el viento: unos pobres esclavos de sí mismos, sin voluntad, sin
sueños, sin ideales, sin proyectos de vida Y más, muchísimos más, por una u otra causa,
pero golpeados por la vida, gritan tengo sed. Señor Jesús: que tu sed, la que padeciste en la
78
Cruz, sirva para saciar toda nuestra sed: sed de verdad, de justicia, de libertad, de amor y de
paz. Amén.
CANTO
79
SEXTA PALABRA:
"Todo está cumplido"
* "Había allí una vasija llena de vinagre. Sujetaron a una rama de hisopo una esponja
empapada en vinagre y se la acercaron a la boca. Cuando tomó Jesús el vinagre, dijo:
Todo está cumplido" (Jn 19, 30).
* Desde el principio, existía el plan de Dios. El Hijo del Hombre debía aplastar la cabeza de
la serpiente. Debía borrar toda mancha de pecado, erradicar el mal, cumplir lo que de El
habían anunciado los Profetas. Ahora Cristo dice: “Todo ha sido consumado, todo se ha
cumplido”. El plan de Dios se ha realizado: la humanidad ha recuperado su dignidad
original, de hijo de Dios, creado a su imagen y semejanza. Nuevamente podía reproducir en
su alma el retrato original, como salió de las manos de Dios, porque toda mancha ha sido
borrada por la sangre redentora de Cristo.
* La batalla contra el mal, contra el odio, contra el pecado, contra la muerte ha sido ganada.
Una batalla en la cual el grito no era: odia, ataca, divide, destruye, hiere, mata. Una batalla
en la que aquellos que mataron al enemigo fueron derrotados. La batalla había terminado.
La batalla redentora de Dios. La batalla del amor, la batalla del perdón. El Hijo de Dios
debía enseñarnos una nueva manera de derrotar al enemigo: no con las armas de la fuerza,
de la muerte, del odio, sino con las armas del amor y del perdón. Y se ofreció a sí mismo,
como hostia purísima y santa, en el más sublime holocausto. El cáliz ha sido colmado. La
obra redentora ha sido realizada. Todo se ha cumplido. El amor y el perdón han triunfado.
* Ya en la primera palabra hicimos referencia al perdón. Ahora debemos agregar algo más.
El perdón es el arma más poderosa que tenemos para ganar la batalla de la fe, la batalla del
amor, la batalla de Dios. Pero, ¡qué difícil es el perdón! ¡Cuánto nos cuesta perdonar! Nos
parece imposible, muy por encima de nuestras fuerzas. En verdad, el odio nos ciega, y
como un gusano interior nos carcome en lo más hondo del alma. Entonces nos sentimos
impulsados a la venganza, al "ojo por ojo y al diente por diente", la antigua 'ley del talión'
del Antiguo Testamente, a la que Cristo perfeccionó. La Ley de Cristo es la Ley del Amor y
del Perdón. Con ella, consumó sus enseñanzas. Cristo consumó el perfeccionamiento de la
Ley y los Profetas con el mandamiento del amor y del perdón. Nos lo enseñó con su palabra
y con su vida.
* Oremos con San Francisco de Asís: "Donde haya odio, ponga yo amor; donde haya
ofensa, ponga yo perdón". Que así sea.
CANTO
80
SEPTIMA PALABRA:
“Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu” (Lc 23, 46).
* Como a mediodía, se ocultó el sol y todo el país quedó en tinieblas hasta las tres de
las tarde. En ese momento la cortina del templo se rasgó por la mitad, y Jesús gritó
muy fuerte: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Y con estas palabras,
expiró.
* Después de ser clavado, Cristo pasó en la Cruz tres horas. Desde el mediodía hasta las
tres de la tarde. Clavado con gruesos clavos. Con los pies y manos traspasados. Chorreando
sangre por todo el cuerpo. Y las tinieblas cubrieron la tierra, porque el sol se oscureció. Y
Cristo, con voz potente, gritó: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Son las últimas
palabras de un moribundo. Las últimas palabras de Cristo moribundo.
* Cristo, a pesar de ser Dios, quiso ser igual a nosotros en todo, menos en el pecado. Y
como nosotros, se sometió a la muerte. Quiso ser obediente hasta la muerte y una muerte de
cruz. No rehusó el dolor, ni el sacrificio, ni la muerte. La muerte es la gran realidad del ser
humano, es destino común, universal. 'La vida se renueva, la vida es siempre nueva'. Unos
dejamos el puesto a los otros. Es el eterno retorno de la vida, la permanente caravana de
quienes somos perennes peregrinos... Y nos toca pasar la antorcha de la esperanza, dejando
paso a una nueva vida.
* Ante la muerte, el ser humano mira a Cristo moribundo. Fija en El sus ojos, y en El
cimienta su esperanza. Y ante la imagen de Cristo moribundo, las fibras de nuestro espíritu
se agitan convulsionadas. Y en Cristo, muerto y resucitado, el germen de la resurrección da
frutos de vida Es la Pascua, ¡aleluya!.
* La mujer y el hombre de fe encomiendan su alma al Padre, como hizo Jesús. Saben morir
como Cristo y en Cristo, en gesto de supremo sacrificio. Porque en Cristo la vida se
transforma en Misterio Pascual, igual que el del grano de trigo, al morir da mil frutos. La
muerte es misterio de dolor, pero también misterio de fe, de amor, de esperanza, misterio de
Resurrección y de Vida. Con la muerte, como gaviota que se pierde en el horizonte azul de
los océanos, el creyente alcanza la meta infinita en el seno del Padre, donde el amor y la
felicidad desbordan en plenitud.
* Pero, ¿cómo vemos la muerte? ¿Qué podemos aprender, hoy, ante Cristo moribundo que
encomienda su alma al Padre? Tenemos que aprender la gran lección. No podemos
improvisar lo no aprendido.
* Además, ¿cómo tratamos a nuestros moribundos? ¡Los moribundos del mundo, cuán
diversos de Cristo moribundo! ¿Encomendamos su alma a Dios, llamamos al sacerdote, o
tenemos miedo que se asusten? Mejor, dicen algunos, es no asustarlos, que mueran
81
tranquilos. ¿Y el espíritu, que importa? No, no, lo mejor es no asustarlos. Como si el
Ministro de Dios estuviera hecho para asustar. Notario, enfermeras, médicos, remedios,
instrumentos, esos no asustan. Pero el sacerdote sí, aunque sólo viene a traer paz, a orar
para que el enfermo recupere su salud, a encomendar a Dios la vida del enfermo, a perdonar
los pecados en nombre de Dios. ¡Qué absurdo! Solo asustan Dios y su ministro.
* Esa no es la manera de amar a nuestros enfermos: somos nosotros sanos los más
asustadizos, los egoístas, los cobardes y, al comportarnos así, cometemos injusticia y
traición.
CANTO
82
VÍA CRUCIS
VIERNES SANTO
Sacerdote
Vamos a comenzar este Vía Crucis siguiendo el camino de Jesús que lo lleva a la
crucifixión.
Estamos aquí, ante esta cruz, dispuestos a acompañarlo. Queremos vivir, paso a paso, estos
momentos del Señor, que llegó a ser la culminación en su entrega.
La cruz es la realización plena de todo lo que él hizo. Porque el amor del Padre sólo se
encuentra aquí: en la debilidad de una vida vivida amando totalmente, sin ninguna reserva
ni protección.
Preparémonos, pues, para vivir, muy intensamente, la pasión y muerte de Jesús.
(Silencio breve)
OREMOS
Señor Jesús, que asumes el dolor, aceptas el sufrimiento y superas la tristeza última;
concédenos sensibilidad y vigilancia para acompañarte siempre en los hermanos que sufren,
o están tristes y abandonados; danos la fortaleza necesaria para beber, a ejemplo tuyo, el
cáliz de la voluntad divina.
MONITOR
La ciudad no es para ti; sal fuera. Que la ciudad siga en fiesta, que nadie turbe nuestra vida,
que nadie altere nuestra existencia. Lo nuestro es subir, tener, disfrutar... ¡cómo sea!
Naciste en un pueblo alejado de la gran ciudad, y en las afueras morirás.
Nos gusta más nuestro mundo que tu Reino, sencillamente, no sirves para nuestro mundo.
Lo tuyo es la Luz, nosotros nos movemos mejor en la penumbra. Vete.
SACERDOTE
Jesús, te pedimos que vuelvas.
- Que no se nos apague la luz que tú encendiste.
- Que no se nos acabe tu agua viva. Pero si tienes que irte a la muerte, que no se nos borre
el camino.
- Jesús con la cruz a cuestas, no te rechazamos; te pedimos que regreses entre nosotros.
TERCERA ESTACIÓN: JESÚS CAE POR PRIMERA VEZ.
Te adoramos, Cristo y te bendecimos: que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
SACERDOTE
“Cargado con nuestros pecados subió al leño, para que, muertos al pecado, vivamos para la
justicia. Sus heridas nos han curado". (I Pet.2)
MONITOR
Primeras caídas. Los primeros tragos, el primer abandono del hogar, la primera traición al
amor, la primera cobardía; la primera ausencia de la Iglesia; las primeras monedas de un
negocio sucio; el primer desprecio a lo humano; la primera negación a Dios.
¡Cuántos nombres, tienen la primera caída!
Y los que empujan, Señor. En los empujones siempre caen los más débiles. Nos enseñan a
ser agresivos; a abrirnos paso, empujando; a subir, empujando, y, ¡a cuántos lanzamos por
el camino!. ¡Cuántos niños, jóvenes, adultos y ancianos caídos!.
SACERDOTE
Jesús, caído: a los débiles, levántanos.
A los que vamos de fuertes por la vida, derríbanos.
Y en nuestras caídas, míranos.
84
CUARTA ESTACIÓN : JESÚS ENCUENTRA A SU MADRE
Te adoramos, Cristo y te bendecimos: que por tu santa Cruz, redimiste al mundo
MONITOR 1
Ustedes, todos los que pasan por el camino miren y vean, si hay dolor semejante al dolor
con que soy atormentada, con que el Señor me ha herido....
Una inmensa procesión de dolorosas cruzaba la tierra. Era un silencio de luto, como una
tormenta contenida, a punto de estallar en lágrimas y lamentos.
¡Hijo mío!
MONITOR 2
Miles y miles de niños, mueren de hambre, junto a los pechos vacíos de sus madres.
¿Quién ha enloquecido a mi hijo con la droga? ¿Quién se llevó a mi hija? Era una niña.
Prostitución de menores.
Mi hijo se está hundiendo. ¡No hay trabajo! ¡Es el alcohol! ¡Es el juego! ¡Es la calle! ¡Es la
cárcel!
SACERDOTE
Madre Dolorosa, acércate al dolor de estas mujeres que contemplan, como tú, destrozadas a
los hijos de sus entrañas.
Madre Dolorosa, contempla el desamparo de tantos seres humanos, hijos también tuyos,
que van solitarios por el mundo con la cruz a cuestas.
QUINTA ESTACIÓN: EL CIRINEO AYUDA A JESÚS A LLEVAR LA CRUZ
Te adoramos, Cristo y te bendecimos: que por y tu santa Cruz, redimiste al mundo.
SACERDOTE
Terminada la burla, le quitaron la púrpura y le pusieron su ropa. Y lo sacaron para
crucificarlo. Y a uno que pasaba, Simón de Cirene, que volvía del campo, el padre de
Alejandro y de Rufo, lo fuerzan a que le lleve la cruz" (Mc. 15)
MONITOR 1
Déjame que cante, Cirineo de cualquier camino, a tus manos llagadas,
a tus hombros encorvados, a tu corazón de hombre, a tu cuerpo de hermano:
- Porque tú eres pan del pobre.
- Agua del sediento.
- Refugio del caminante.
- Casa del vagabundo.
- Bálsamo del herido.
- Libertad del cautivo.
SACERDOTE
Préstame tus ojos, que yo quiero ver como tú, a Dios en cada persona. Préstame tus brazos,
para echarme al hombro la cruz del niño, del viejo... Dame, Cirineo, tu corazón de hombre.
Ya no sé de quién es la cruz que llevas ¿es la tuya o la de Cristo? Ya no sé quien es el
Cirineo, si tú, Simón, que vienes del campo, o Él, que vino del cielo.
85
Pregunté y me dijeron que era Dios el Cirineo del hombre, que era Simón el Cirineo de
Dios. Cristo y Simón con la cruz a cuestas: que no se canse ese voluntario generoso que
aprendió de ustedes a ayudar con sencillez a los hermanos.
SACERDOTE
Que nos llore el corazón arrepentido para limpiarnos de egoísmos, de mentira, de robos, de
derroches, de calumnias, de indiferencia, de lejanía de Dios.
Y con la ternura, y la fortaleza para ser eficaces, luchar contra todo aquello que haga llorar
de dolor o desesperación a un ser humano.
Enséñanos a llorar lágrimas de ternura, de rabia y de alegría. Que no se nos seque el
corazón en las familias, en las amistades, en los vecinos, en la política, en los negocios, en
las iglesias..... en ninguna parcela de la vida.
NOVENA ESTACIÓN: JESÚS CAE POR TERCERA VEZ
Te adoramos, Cristo y te bendecimos: que por tu santa Cruz redimiste al mundo.
SACERDOTE
"Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario,
se despojó de su rango, y tomó condición de esclavo, pasando por uno de tantos". (Fil.2)
MONITOR
Has vuelto a caer. Pero hay que llegar. ¡Arriba!. Llegar, ¿a dónde? ¿Este camino tiene
futuro? Poco queda para morir; qué más da morir aquí o en la colina. Cuanto antes mejor.
¿Merece la pena levantarse? Sí, hasta el último momento, la vida es preciosa; porque se
puede amar mientras tengamos aliento.
87
Arriba Jesús, que falta poco, aguanta.
SACERDOTE
Oremos diciendo: Jesús, desde tu última caída, pon tus ojos en estos hombres y mujeres
sin vida.
Nos hablabas de enderezar la caña torcida, de avivar la llama de la mecha que ya sólo
humea: cúranos, asístenos, que nos brille una estrella de esperanza en nuestros días de
soledad. Levántanos.
DÉCIMA ESTACIÓN: JESÚS ES DESPOJADO DE SUS VESTIDURAS
Te adoramos, Cristo y te bendecimos: que por tu santa Cruz, redimiste el mundo.
SACERDOTE
"Los soldados, cuando crucificaron a Jesús, tomaron su ropa, haciendo cuatro partes, una
para cada soldado, y apartaron la túnica. Era una túnica sin costura, tejida toda de una
pieza de arriba abajo. (Jn.19)"
MONITOR
Poco te quedaba ya, a golpes, te robaron la belleza; a calumnias, tu fama; a cobardías, tus
discípulos; te arrancaron hasta de la muerte de los profetas, porque en la cruz morían los
"malos". Te despojaron de todos tus derechos. Sólo te quedaban cuatro ropas, y se las
repartieron como un trofeo.
Entre enriquecidos y derribados anda el mundo.
- Pueblos del Mundo arruinados.
- Campesinos sin tierras ni derechos.
- ¡Qué larga es la historia negra de los despojos, hecha de malversación y de lágrimas!.
- Cuántas fortunas fruto del robo o del engaño.
- En cuántos sitios se escucha el lamento de los pobres explotados.
- Abusos justificados por las guerras; por las sentencias de tribunales sobornados.
- Nuestras comodidades ¿no serán fruto de un abuso?
SACERDOTE
Señor, que yo prefiera ser despojado, a despojar, ser calumniado, a calumniar, ser
engañado, a engañar, morir, a matar.
UNDÉCIMA ESTACIÓN: JESÚS COLGADO DE LA CRUZ
Te adoramos, Cristo y te bendecimos: que por tu santa Cruz redimiste al mundo.
SACERDOTE
Cuando llegaron al lugar llamado “la Calavera", lo crucificaron allí, a él y a los dos
malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. Jesús decía:
88
-Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.
El pueblo estaba mirando. (Lc.23)
MONITOR
Estás en la cruz, para bendecirnos. Estás crucificado como un maldito, para arrancar esa
maldición que tienen todas las cruces. Estás en la noche, eres noche en tu cruz y alumbras
caminos.
Y así, mirándote, se nos hacen verdad y fuerza aquellas palabras que tú ibas dejando como
Palabra de Dios, para que todos fuéramos felices.
SACERDOTE
Hoy nos dice el Señor:
- Comparte tu pan con el hambriento.
- No pases de largo cuando alguien está necesitando tu ayuda.
- Que no te llegue la noche sin reconciliarte con tu hermano.
- No juzgues mal a nadie.
- Consérvate limpio de corazón.
- Lucha por la paz.
- Sé fuerte en las dificultades.
- Ponte al lado de los pobres. "Ámense como yo los he amado”
DUODÉCIMA ESTACIÓN: JESÚS HA MUERTO EN LA CRUZ
Te adoramos, Cristo y te bendecimos: que por tu santa Cruz redimiste al mundo
SACERDOTE
Desde el mediodía vinieron las tinieblas sobre toda aquella tierra, hasta la media tarde. Y
en esa hora, Jesús exclamó:
- Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
Enseguida uno fue corriendo, tomó una esponja empapada en vinagre y sujetándola a una
caña, le daba de beber....
Y Jesús, gritando de nuevo con voz potente, entregó el espíritu". (Mt.27)
MONITOR
Lo mataron un día de madrugada,
cuando todos duermen, cuando los gallos cantan.
Lo mataron un día de madrugada,
machacaron sus huesos una mañana.
Repartieron sus ropas, sortearon su capa,
lo mataron un día de madrugada.
Por todos los caminos su voz gritaba
las verdades que hieren, las verdades que salvan.
Lo mataron un día de madrugada.
Le ofrecieron dineros y vida holgada,
por ocultar verdades, por inventar palabras.
Lo mataron un día de madrugada.
El mundo no perdona a quien no engaña.
Arrasaron su casa, lo dejaron sin nada.
Lo mataron un día de madrugada.
89
Pero su voz resuena por las montañas;
seguiremos cantando, seguiremos soñando, seguiremos viviendo, con su Palabra.
DECIMOTERCERA ESTACIÓN: JESÚS EN LOS BRAZOS DE SU MADRE
Te adoramos, Cristo y te bendecimos: que por tu santa Cruz redimiste al mundo
SACERDOTE
Los judíos, como era el día de la Preparación de la Pascua, para que no se quedaran los
cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día solemne, pidieron a Pilato que
les quebraran las piernas y que los quitaran. Fueron los soldados, le quebraron las piernas
al primero y luego al otro que habían crucificado con él; pero al llegar a Jesús, viendo que
ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza le
traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua...... (Jn.19) .
MONITOR
Al final, la Madre.
Cuando todo falta queda un regazo de madre. Unos brazos, un regazo de madre nos
acunaron recién nacidos. Y unos brazos, un regazo nos recoge cuando lloramos y sufrimos,
cuando la vida nos enferma o nos arruina.
Han matado al fruto de tus entrañas. Tu hijo fue un soñador, un poeta, un místico, un
luchador. Se echó a sus hombros la injusticia del mundo, el dolor de sus hermanos. Y sus
hombros los dobló la cruz. Sus manos multiplicaron el pan, curaban, acariciaban,
bendecían; pero eran manos crucificadas. Aquel que saludaron los sencillos como " el fruto
bendito de tu vientre" no merecía vivir; por eso lo han juzgado y declarado maldito y
eliminado. Yo tampoco soy extraño a esta vida y a esta muerte. No olvides, María, que
agonizante, tu Jesús te dijo que ahora era yo tu hijo. También le oí que me decía: Ahí
tienes a tu Madre.
DECIMOCUARTA ESTACIÓN: JESÚS ES COLOCADO EN EL SEPULCRO
Te adoramos, Cristo y te bendecimos: que por tu santa Cruz redimiste al mundo
SACERDOTE
Tomaron el cuerpo de Jesús y lo vendaron todo con los aromas, según se acostumbra a
enterrar entre los judíos. Había un huerto en el sitio donde lo crucificaron, y en el huerto un
sepulcro nuevo, donde nadie había sido enterrado todavía. “Y pusieron allí a Jesús."(Jn.19)
MONITOR
Como siempre que escuchamos a Dios, sólo nos llegan palabras de vida: Pueblo mío, yo
abriré sus sepulcros. Pueblo mío. Iglesia mía...... yo abriré sus sepulcros.
Y tú, Jesús, remueve la losa de nuestra tristeza y de nuestra depresión que destruye el gozo.
La losa de nuestro egoísmo, que ha aplastado y ha matado el amor. La losa de las
esclavitudes de las cosas, de prejuicios, del consumo, del dominio, de la posesión.
Hemos vendido el alma y se nos ha muerto la alegría. La losa del error y la falsedad, del
miedo a amar. Sácanos de nuestros sepulcros a respirar el aire limpio de la nueva creación.
Con tu muerte has vencido a la muerte. Por tu muerte, danos vida.
Por las intenciones del Papa: Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
90
VÍA CRUCIS
Un recorrido por la Pasión de Cristo, de ayer y de hoy
Oración
INTRODUCCION
Tanto nos ha amado, que ha dado su Sangre por nosotros: para que tengamos vida en
abundancia. Con este rosario queremos meditar especialmente este misterio de Nuestro
Señor, pidiendo de manera especial por todos los que sufren, por aquellos que padecen
hambre, injusticias y opresión y por los más olvidados. ¡Señor, te pedimos perdón por
nuestros pecados, lávanos y purifícanos con tu Sangre!
ORACION DE APERTURA
En el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
OREMOS
Oh Dios, que has iluminado los corazones de tus hijos con la luz del Espíritu Santo, haznos
dóciles a sus inspiraciones, para gustar siempre el bien y gozar de su consuelo. Por Cristo
Nuestro Señor. Amén.
Se reza el Credo
(Inclinando la cabeza)
Oración: Que tu Preciosísima Sangre, derramada para el perdón de los pecadores, lave y
purifique al mundo entero y lleve a la conversión a todas las personas. Amén.
(Inclinando la cabeza)
Oración: Por tu Preciosísima Sangre, derramada para el perdón de los pecadores, puedan
alcanzar los moribundos la serenidad en medio de sus sufrimientos y prepararse para
encontrarse contigo en la vida eterna. Amén.
(Inclinando la cabeza)
(Inclinando la cabeza)
Oración: Que por tu Preciosísima Sangre, derramada para el perdón de los pecadores, nos
veamos libres de todo mal y nos comprometamos por la salvación de nuestros hermanos.
Amén.
(Inclinando la cabeza)
Oración: Que la Preciosa Sangre y Agua que brotaron de tu costado, cure a los enfermos,
sane nuestras heridas y nos enseñe el camino que conduce a Dios. Amén.
CONCLUSION
(Inclinando la cabeza)
OREMOS
Oh, Preciosísima Sangre de Jesucristo, te honramos, te alabamos, te adoramos por tu obra
de eterna alianza que trae paz a la humanidad. Sana las heridas en el Sacratísimo Corazón
de Jesús. Consuela al Padre Todopoderoso en su trono y lava los pecados del mundo entero.
Que todos te veneran. Oh Sangre preciosa, ten misericordia de nosotros. Amén.
ORACION FINAL
Señor Jesús, Salvador Nuestro, que has derramado tu Sangre para el perdón de nuestros
pecados, escucha las súplicas que te dirigimos, protege a los moribundos y recíbelos en la
vida eterna, y a cada uno de nosotros concédenos la gracia de vivir siempre de acuerdo a tus
mandamientos. Amén.
Oh, Preciosa Sangre de Jesucristo, sana las heridas en el Sacratísimo Corazón de Jesús
(3 veces).
98
SABADO
SANTO
ROSARIO MEDITADO EN
LA SOLEDAD DE LA VIRGEN MARIA
El Sábado Santo por la mañana se puede aprovechar para rezar el Santo Rosario en la
Soledad de Nuestra Señora, La Virgen Dolorosa.
Es una buena ocasión para reunir a todos los grupos marianos parroquiales, cofradía de
la Virgen Dolorosa y fieles devotos de la Virgen María,
para acompañar a la Santísima Virgen María que, junto con nosotros,
espera la Resurrección de su Hijo Jesús.
99
Canto de Entrada
1.- SALUDO
PRIMER MISTERIO:
Jesús, después de celebrar la Ultima Cena con sus discípulos, se retira al huerto de los
Olivos, para orar antes de ser arrestado y juzgado.
Monitor 1
Sin duda que una de las principales preocupaciones de María, con respecto a su Hijo, fue
enseñarle a orar. Acudir a Dios antes de tomar una decisión importante. Jesús aprendió bien
la lección. Se retiraba a orar con frecuencia. Ahora, antes de iniciar la pasión, la oración se
hace intensa. Dios ha puesto en sus manos a los hombres. Se siente responsable. Le cuesta
aceptar la voluntad del Padre. El es la Cabeza de la humanidad, y en Él llega esta
humanidad a su plenitud.
Monitor 2
Jesús, tú siempre te has identificado con el ser humano; estás cerca del hambriento, del
enfermo, del ciego, del pobre, del pecador, y ahora experimentas la flaqueza de tu
naturaleza humana. Has buscado la verdad, y esta búsqueda te ha conducido al
enfrentamiento con los poderes del mundo. Ahora sabes que te has jugado el todo por el
todo. Te has resistido a las presiones y aclamaciones populares, y te has atrevido a seguir,
en solitario, la protesta contra la mentira.
A pesar del miedo, no pierdes la confianza en el Padre, sigues dialogando con Él. Cuando
el dolor te saca de lo humanamente tolerable, es cuando llegas a un acuerdo con Dios, con
el destino y contigo mismo: “No se haga mi voluntad, sino la tuya”.
Padre nuestro...
Madre de los Dolores, danos un corazón manso y humilde como el tuyo.
Dios te salve, María...
Madre de los Dolores, que comprendamos, amemos y sirvamos, cada vez mejor, a nuestros
hermanos.
Dios te salve, María...
Madre de los Dolores, que en nuestros labios no haya mentira y busquemos la verdad.
Dios te salve, María...
Madre de los Dolores, que trabajemos siempre por la justicia, la paz y la felicidad de todos.
Dios te salve, María...
Madre de los Dolores, que sepamos huir de las tentaciones y las tinieblas.
Dios te salve, María...
Madre de los Dolores, que nuestra amistad contigo y con los demás no se rompa nunca.
Dios te salve, María...
101
Madre de los Dolores, haznos apóstoles para saber iluminar a nuestros hermanos.
Dios te salve, María...
Madre de los Dolores, que sirvamos a nuestros hermanos como tú nos sirves a nosotros.
Dios te salve, María...
Madre de los Dolores, enséñanos a perdonar como tú perdonaste a los enemigos de tu Hijo.
Dios te salve, María...
Madre de los Dolores, que nuestra oración sea como la tuya: “Hágase en mí según tu
Palabra”
Dios te salve, María...
Canto
SEGUNDO MISTERIO:
TERCER MISTERIO:
Canto
CUARTO MISTERIO:
El pueblo pide con fuerza la crucifixión para Jesús y Pilato decide que se cumpla su
petición. Jesús toma su cruz camino del Calvario.
Monitor 1
María se entera de que están disponiendo de la vida de su Hijo. Aquella vida, que ella había
dado y que sólo pertenece a Dios.
104
María tiene tras de sí la noche de la incomprensión, del rechazo, del odio, de la ignorancia,
de la miseria del corazón humano. Y, delante de sí, la noche de la muerte de Jesús, la noche
de la fe, la noche fecunda de la plena luz de la Resurrección.
Monitor 2
Viene Dios a la tierra y el hombre decide que merece la muerte; no se podría sufrir tanta
limpieza, tanta verdad, tanta bondad. ¿Qué humanidad es ésta que no aguanta la presencia
de Dios?
Señor, unos movidos por intereses; otros por odio; otros por debilidad, decidieron quitarte
de en medio.
Juzgaron que eras un hombre peligroso, porque tu persona y tu mensaje conmovían los
cimientos de aquella sociedad. ¡Predicabas un reino tan distinto!; ¡querías un mundo tan
distinto!; ¡hablabas de un Dios tan distinto!. Tú querías el amor, por eso chocabas con la
ley.
Padre Nuestro...
Madre de los que lloran.
Dios te salve, María...
Madre de los que tienen hambre y sed de justicia.
Dios te salve, María...
Madre de los que viven solos.
Dios te salve, María...
Madre de los que no tienen vivienda.
Dios te salve, María...
Madre de los desempleados.
Dios te salve, María...
Madre de los enfermos y deprimidos.
Dios te salve, María...
Madre de los drogadictos y víctimas del alcohol
Dios te salve, María...
Madre de los que viven lejos.
Dios te salve, María...
Madre de nuestro pueblo.
Dios te salve, María...
Madre de los violentos y agresivos
Dios te salve, María...
105
Canto
QUINTO MISTERIO:
Monitor 2
Al contemplar a María Magdalena al pie de tu cruz, Señor, nos hace pensar en tantas
mujeres solas a quienes la muerte les ha arrebatado al ser que amaban; nos hace pensar en
tantas mujeres solas a quienes la muerte del amor les ha herido su corazón, las esposas
abandonadas o madres olvidadas por sus hijos; nos hace pensar en tantas mujeres que viven
pendientes del sufrimiento del esposo, del hijo, de la madre, de alguien conocido, en
hospitales o en cárceles. Mujeres que no tienen presencia, no tienen nada que ofrecer, sólo
su amor.
Padre Nuestro...
Madre Dolorosa, el silencio es a menudo la única actitud válida ante el final de la vida.
Dios te salve, María...
Madre Dolorosa, el silencio es el ambiente donde crecen las experiencias del amor.
Dios te salve, María...
Madre Dolorosa, tú has conocido la noche de la fe, porque conocías la luz.
Dios te salve, María...
Madre Dolorosa, qué lejos ahora lo de Belén; y qué lejos las angustias de Nazaret.
Dios te salve, María...
Madre Dolorosa, ustedes, las madres, sí que perciben a los hijos desde miles de kilómetros.
Dios te salve, María...
Madre Dolorosa, tú has sentido el abandono del Padre y de los hombres, al pie de la Cruz.
Dios te salve, María...
Madre Dolorosa, tú que has conocido la soledad, no abandones a los enfermos, a los
ancianos.
Dios te salve, María...
106
Madre Dolorosa, tú has sabido compartir el dolor.
Dios te salve, María...
Madre Dolorosa, ayúdanos a ser fieles servidores de nuestros hermanos.
Dios te salve, María...
Madre Dolorosa, tú que has vivido la noche fecunda de la Resurrección, enséñanos a vivir
la vida con alegre esperanza
Dios te salve, María...
Canto
LETANÍAS
A cada invocación se repite: RUEGA POR NOSOTROS
BENDICIÓN FINAL
108
¿QUÉ CELEBRAMOS?
NUESTRA CELEBRACIÓN
I. PRIMERA PARTE: LITURGIA DE LA LUZ
Bendición del fuego y preparación del cirio.
MONICIÓN GENERAL.
Hermanos: En esta noche Santa, en que nuestro Señor Jesucristo, ha pasado de la muerte a
la vida, la Iglesia invita a todos sus hijos, dispersos por el mundo, a que se reúnan para
velar en oración.
Si recordamos así la Pascua del Señor, oyendo su palabra y celebrando sus misterios,
podemos esperar tener parte en su triunfo sobre la muerte y vivir con El siempre en Dios.
Hermanos: Hoy celebramos en la fe, el acontecimiento central de nuestra vida.
¡CRISTO HA RESUCITADO!
Ahora para comenzar esta solemne celebración, la más grande de la vida de la Iglesia, nos
ponemos de pie, y recibimos a los sacerdotes para participar, todos unidos, de esta primera
parte, llamada, LITURGIA DE LA LUZ.
El Sacerdote y los Ministros del Altar se dirigen al lugar preparado para el fuego.
Cuando han llegado a su lugar, el Celebrante dice:
ORACIÓN DE BENDICIÓN.
Sac.: Ahora con nuestra oración decimos que estamos dispuestos a convertirnos en Luz
para los demás.
OREMOS. Oh Dios, que por medio de tu Hijo has dado a tus fieles el fuego de tu luz,
santifica (+) este fuego, y concédenos que la celebración de estas fiestas pascuales encienda
en nosotros deseos tan santos que podamos llegar con corazón limpio a las fiestas de la
eterna luz. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
MONITOR:
El cirio Pascual representa a Cristo Resucitado, Él es la luz del mundo. La luz significa
vida, liberación del mal, renovación del Espíritu. La Cruz impresa en el Cirio, nos
recuerda que por la Cruz Cristo llegó a la Resurrección. Los cinco clavos, representan
las cinco llagas de Cristo. Las letras Alfa y Omega, a Cristo como principio y fin de
todas las cosas. El año 20…, nos indica que Cristo Resucitado está presente en la Historia
de la Humanidad.
111
(Se incrustan en el Cirio los cinco clavos)
Sacerdote:
1. Por sus llagas santas
2. Y gloriosas
3. Nos proteja
4. Y nos guarde
5. Jesucristo nuestro Señor. Amén.
MONICIÓN A LA PROCESIÓN.
Hermanos: Ya está el Cirio Pascual encendido. Cristo, vivo y resucitado, está en medio de
nosotros. Y así como el Antiguo Pueblo de Israel, durante su marcha por el desierto hacia
su libertad, tenía una nube luminosa que señalaba su camino, nosotros, el nuevo Pueblo de
Dios, nacido en la Pascua, tenemos a Cristo que ilumina nuestro transitar por la tierra.
¡Cristo es nuestra luz! ¡El es nuestro guía! ¡El es el Maestro vivo y cercano que va delante
nosotros abriéndonos el camino! ¡Recibámoslo en nuestros corazones! ¡Aclamémosles,
unidos en la fe y en la alegría!
(Continúa el Monitor) Hermanos: Cristo Jesús es la Luz del mundo. En Él, en su vida, en
su muerte y en su Resurrección, encuentra sentido nuestra existencia. Como expresión de
nuestro deseo de vivir unidos a El, dejándonos iluminar por su luz, lo aclamamos diciendo
todos juntos: CRISTO LUZ DE NUESTRAS ALMAS LLENA MI VIDA DE LUZ.
Todos: CRISTO LUZ DE NUESTRAS ALMAS LLENA MI VIDA DE LUZ.
Sac.: Tú iluminas el camino con la antorcha de tu luz.
(Por eso, queridos hermanos, que asisten a la admirable claridad de esta luz santa,
invoquen conmigo la misericordia de Dios omnipotente, para que aquél que, sin mérito
mío, me agregó al número de sus ministros (diáconos), complete mi alabanza a este cirio,
infundiendo el resplandor de su luz.)
113
En verdad es justo y necesario aclamar con nuestras voces y con todo el afecto del
corazón a Dios invisible, el Padre todopoderoso, y a su único Hijo, nuestro Señor
Jesucristo. Porque él ha pagado por nosotros al eterno Padre la deuda de Adán y ha
borrado con su sangre inmaculada, la condena del antiguo pecado.
Porque éstas son las fiestas de Pascua en las que se inmola el verdadero Cordero, cuya
sangre consagra las puertas de los fieles. Esta es la noche en que sacaste de Egipto a los
israelitas, nuestros padres, y los hiciste pasar a pie el mar Rojo. Esta es la noche en que la
columna de fuego esclareció las tinieblas del pecado.
Esta es la noche que a todos los que creen en Cristo, por toda la tierra, los arranca de los
vicios del mundo y de la oscuridad del pecado, los restituye a la gracia y los agrega a los
santos. Esta es la noche en que, rotas las cadenas de la muerte, Cristo asciende victorioso
del abismo. ¿De qué nos serviría haber nacido si no hubiéramos sido rescatados?
Esta es la noche de la que estaba escrito: «Será la noche clara como el día, la noche
iluminada por mi gozo.» Y así, esta noche santa ahuyenta los pecados, lava las culpas,
devuelve la inocencia a los caídos, la alegría a los tristes, expulsa el odio, trae la
concordia, doblega a los potentes.
¡Qué noche tan dichosa en que se une el cielo con la tierra, lo humano y lo divino!
Te rogamos, Señor, que este cirio, consagrado a tu nombre para destruir la oscuridad de
esta noche, arda sin apagarse y, aceptado como perfume, se asocie a las lumbreras del
cielo. Que el lucero matinal lo encuentre ardiendo, ese lucero que no conoce ocaso,
Jesucristo, tu Hijo, que volviendo del abismo, brilla sereno para el linaje humano,
y vive y reina por los siglos de los siglos.
R. Amén.
114
MONICIÓN GENERAL
Pueden apagar las velas y sentarse.
Comenzamos ahora la segunda parte de nuestra celebración: es la liturgia de la Palabra.
L Bendice al Señor, alma mía; Señor y Dios mío inmensa es tu grandeza. Te vistes de
belleza y majestad, la luz te envuelve como un manto /R
L Sobre bases inconmovibles asentaste la tierra para siempre. Con un vestido de mares la
cubriste y las aguas en los montes concentraste /R
L En los valles haces brotar las fuentes, que van corriendo entre montañas; junto al
arroyo vienen a vivir las aves, que cantan entre las ramas /R
L Desde tu cielo riegas los montes y sacias la tierra del fruto de tus manos; haces brotar
hierba para los ganados y pasto para los que sirven al hombre /R
L ¡Qué numerosas son tus obras, Señor, y todas las hiciste con maestría! La tierra está
llena de tus criaturas. Bendice al Señor, alma mía /R
L El Señor es la parte que me ha tocado en herencia: mi vida está en sus manos. Tengo
siempre presente al Señor y con él a mi lado, jamás tropezaré /R
L Por eso se me alegran el corazón y el alma y mi cuerpo vivirá tranquilo, porque tú no
me abandonarás a la muerte, ni dejarás que sufra yo la corrupción /R
L Enséñame el camino de la vida, sáciame de gozo en tu presencia y de alegría perpetua
junto a ti /R
L Te alabaré, Señor, eternamente, pues no dejaste que se rieran de mí mis enemigos. Tú,
Señor, me salvaste de la muerte y a punto de morir, me reviviste /R
119
L Alaben al Señor quienes lo aman, den gracias a su nombre, porque su ira dura un solo
instante y su bondad, toda la vida. El llanto nos visita por la tarde; por la mañana, el
júbilo /R
L Escúchame, Señor, y compadécete; Señor, ven en mi ayuda. Convertiste mi duelo en
alegría, te alabaré por eso eternamente /R
ORACION COLECTA
Y unidos así, en la alegría y la acción de gracias, OREMOS:
¡Oh Dios de bondad! En esta noche Santa, en que celebramos la Resurrección de tu Hijo
Jesucristo, abre nuestros corazones a tu amor. Y despiértanos a la alegría y al gozo de la
Pascua, para que así anhelemos, aquí en la tierra, la Pascua eterna del Cielo. Por Nuestro
Señor Jesucristo...
L Te damos gracias, Señor, porque eres bueno, porque tu misericordia es eterna. Diga la
casa de Israel: “Su misericordia es eterna” /R
L La diestra del Señor es poderosa, la diestra del Señor es nuestro orgullo. No moriré,
continuaré viviendo, para contar lo que el Señor ha hecho /R
L La piedra que desecharon los constructores, es ahora la piedra angular. Esto es obra de
la mano del Señor, es un milagro patente /R
HOMILÍA-SALUDO PASCUAL
III. TERCERA PARTE: LITURGIA BAUTISMAL
MONICIÓN
Comenzamos ahora la tercera parte de nuestra celebración. Es la liturgia del Bautismo. Con
nuestra oración y nuestras palabras, vamos a renovar nuestro Bautismo. Con ello queremos
comprometernos a trabajar por la construcción de una sociedad más solidaria, donde todos
seamos una sola familia para gloria de Dios.
Desde el Cirio Pascual, nos van a dar de nuevo la llama de fuego para encender las velas.
(Los servidores del altar ayudarán a encender, DESDE EL CIRIO,
las velas del pueblo para la liturgia Bautismal)
Sacerdote:
Hermanos: Un día ustedes pasaron de la muerte a la vida. Fue el día del bautismo. A lo
mejor ese día todavía no tenían plena conciencia de lo que sucedía en sus vidas. Ahora ya
son mayores y se dan perfecta cuenta de lo que significa ser cristianos y lo que quiere decir
resucitar para la vida con Cristo.
Vamos a renovar nuestro proceso de resurrección. Vamos a escoger conscientemente a
Cristo. El agua de la vida. Un agua de resurrección, si se acepta con fe y se expresa en
obras concretas.
Sacerdote: Renovemos, pues, las promesas de nuestro bautismo, con las cuales un día
renunciamos a Satanás y a sus obras y nos comprometimos a crecer en la fe y a servir a
Dios en la Santa Iglesia Católica.
Repitamos: SI RENUNCIO.
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Sacerdote: ¿Renuncian al pecado para vivir en la libertad de los hijos de Dios?
TODOS: SI RENUNCIO.
Sacerdote: ¿Renuncian a todas las seducciones del mal para que el pecado no los
esclavice?
TODOS: SI RENUNCIO.
Sacerdote ¿Renuncian a Satanás, padre y autor de todo pecado?
TODOS: SI RENUNCIO.
Repitamos: SI CREO.
Sacerdote: ¿Creen en Dios, Padre Todopoderoso, creador del cielo y de la tierra?
TODOS: SI CREO.
Sacerdote: ¿Creen en Jesucristo, su Hijo único y Señor nuestro, que nació de la Virgen
María, padeció y murió por nosotros, resucitó y está sentado a la derecha del Padre?
TODOS: SI CREO.
Sacerdote:¿Creen en el Espíritu Santo, en la Santa Iglesia Católica, en la comunión de los
santos, en el perdón de los pecados, en la resurrección de los muertos y en la vida eterna?
TODOS: SI CREO.
Repitamos: SI PROMETO.
Sacerdote: ¿Prometen fidelidad a Cristo y su Evangelio, abriendo el corazón a Jesucristo
para ser discípulos y misioneros?
TODOS: SI PROMETO
Sacerdote: ¿Prometen servir a los demás como a Cristo mismo?
TODOS: SI PROMETO.
Sacerdote: ¿Prometen luchar con todas sus fuerzas para que la vida, la paz y la unidad
llegue a la mayor cantidad posible de personas?
TODOS: SI PROMETO.
Sacerdotes: Hermanos, en nombre de la Iglesia acepto el compromiso de todos ustedes
y la renovación de sus promesas bautismales.
Ahora vamos a bendecir esta agua de vida. (El sacerdote se traslada con el Cirio al lugar
donde se encuentra la fuente bautismal)
Sacerdote:
Señor, Dios nuestro, por tu poder invisible realizas maravillas en tus sacramentos, y a lo
largo de la historia de la salvación, te has servido del agua para hacernos conocer la gracia
del bautismo. Desde los comienzos del mundo, era tu Espíritu que se cernía sobre las aguas
para que ellas recibieran el poder de dar vida. En las aguas del diluvio anunciabas el
bautismo que da vida nueva, pues en el diluvio el agua anunciaba tanto la muerte del
pecado como el nacimiento de la santidad. A los israelitas, hijos de Abrahám, los hiciste
pasar el Mar Rojo para que este pueblo liberado de la esclavitud fuera imagen del pueblo
127
libre de los bautizados. Tu Hijo Jesucristo, muy amado, bautizado por Juan Bautista en las
aguas del Jordán, recibió la unción del Espíritu Santo. Y colgado en la Cruz, salió sangre y
agua de su costado abierto, y una vez resucitado, mandó a sus apóstoles:“Vayan y hagan
discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo”.
MONITOR: ELEVEMOS nuestras AGUAS en señal de súplica participando así en
esta bendición. Ahora vamos a invocar a Dios nuestro Padre, para que bendiga esta
agua, que va a ser derramada sobre nosotros, en memoria de nuestro bautismo y le
vamos a pedir que nos renueve interiormente para que permanezcamos fieles al
Espíritu que hemos recibido.
Sac.: Mira ahora, Señor, con amor a tu Iglesia y abre en ella la fuente del bautismo.
Santifica esta agua para que el hombre creado a tu imagen, sea lavado en ella por el
bautismo de las manchas que deforman esta imagen, y renazca del agua y del Espíritu Santo
para la vida nueva que lo hará hijo de Dios. Te pedimos, Señor, que por tu Hijo, descienda
sobre el agua de esta fuente el poder del Espíritu Santo, a fin de que todo hombre que
sea bautizado, sepultado en la muerte con Cristo, resucite con Él para la vida. Por Jesucristo
Nuestro Señor. Amén
El Señor nos bendiga con esta agua que da la vida:
EN EL NOMBRE DEL PADRE, DEL HIJO Y DEL ESPÍRITU SANTO.
BENDICIÓN SOLEMNE
Sac.: Que Dios Padre bueno, nos bendiga y con su misericordia nos guarde de todo
pecado. Todos: AMÉN.
Sac.: Él que nos ha salvado por la resurrección de Jesucristo, nos enriquezca con el premio
de su Reino. Todos: AMÉN.
Sac.: Y a nosotros, que celebramos con alegría la fiesta de la Pascua, nos conceda
alegrarnos con el gozo de la Pascua eterna. Todos: AMÉN.
Sac.: Y la bendición de Dios....
129
Sac.: Pueden ir en paz. ¡Aleluya, aleluya!
Todos: Demos gracias a Dios. ¡Aleluya, aleluya!
¡ Aleluya
Alegría hermanos,
que si hoy nos queremos es que
Resucitó!
Durante el tiempo de Cuaresma, nos hemos ido reconociendo tentados, como
Jesús, débiles, pecadores. Necesitados de la misericordia del Señor que sana.
En los días de Semana Santa hemos asistido a la lucha entre la vida y la muerte, la
luz y las tinieblas, el poder del pecado y la gracia del amor más grande.
Aparentemente vencieron las tinieblas: «Desde la hora sexta hubo oscuridad
sobre la tierra hasta la hora nona... Jesús, dando un fuerte grito, entregó su
espíritu» (Mt 27, 45-51). Pero el triunfo fue momentáneo.
En la mañana de Pascua Cristo resucitado vuelve a ser el agua viva, la luz que
brilla en las tinieblas, la esperanza y la salvación para todas las personas. El amor
del Padre no defrauda a quien se confía a Él. Cristo resucitado es para siempre el
viviente que nos entrega su espíritu para estar con nosotros hasta el fin de los
tiempos. Hay un futuro para todos, también para los pobres, los humillados, los
crucificados. La muerte no tendrá ya nunca la última palabra. A pesar de la losa de
nuestros pecados podemos empezar a ser personas nuevas. La comunidad,
vivificada por el Espíritu, es ahora el cuerpo terrenal y visible, que junto a su
cuerpo glorioso, es incorporado por el Resucitado para seguir transparentando el
rostro misericordioso del Dios que es amor, y para seguir pregonando una
130
esperanza que nunca defrauda. En el Evangelio es la buena noticia, la mejor
noticia.
SALUDO
En el nombre del Padre...
RENOVACIÓN BAUTISMAL
Sac.: Jesús resucitado nos ha dado su misma vida mediante el Bautismo. Lo renovamos
hoy, con las mismas promesas y con la aspersión del agua.
Declaremos, pues, públicamente, nuestra renuncia a todo lo que se opone a la vida nueva de
Jesús.
Sacerdote: ¿Renuncian al pecado, al mal, a la injusticia, a la violencia y al egoísmo?
Todos: Sí, renunciamos.
Sacerdote: ¿Renuncian a la envidia, al odio, a la pereza, a la cobardía, a la tristeza, a la
desconfianza, a la falta de fe, de esperanza y de caridad?
Todos: Sí, renunciamos.
Sacerdote: ¿Renuncian a creerse los mejores, a pensar que ya son cristianos del todo, a
quedarse en las cosas y medios y no ir a Dios?
Todos: Sí, renunciamos
LITURGIA DE LA PLABRA
Monición a la Primera Lectura
Los primeros discípulos confiesan que Jesús fue ungido por Dios y pasó haciendo el bien:
nada de fórmulas elaboradas, ni abstractas, sino experiencia y vida. Por su entrega murió en
un madero pero Dios lo resucitó. Y ahora nos toca a nosotros ser testigos de la
Resurrección del Señor. Escuchemos.
Lectura de los Hechos de los Apóstoles
En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo: “Ya saben ustedes lo sucedido en toda
Judea, que tuvo principio en Galilea después del bautismo predicado por Juan: como Dios
ungió con el poder del Espíritu Santo a Jesús de Nazaret y cómo éste pasó haciendo el
bien, sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él. Nosotros
somos testigos de cuanto él hizo en Judea y en Jerusalén. Lo mataron colgándolo de la
cruz, pero Dios lo resucitó al tercer día y concedió verlo, no a todo el pueblo, sino a los
testigos que él de antemano había escogido: a nosotros, que hemos comido y bebido con él
después de que resucitó de entre los muertos. El nos mandó predicar al pueblo y dar
testimonio de que Dios lo ha constituido juez de vivos y muertos. El testimonio de los
profetas es unánime: que cuantos creen en él reciben, por su medio, el perdón de los
pecados”.
Palabra de Dios.
TODOS: Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
R/. Este es el día del triunfo del Señor. Aleluya
SECUENCIA
Antes de leer el Evangelio escuchamos la “secuencia”, es decir, un antiguo cántico que
conmemora la alegría de la victoria del Señor resucitado.
LECTOR:
Ofrezcan los cristianos ofrendas de alabanza a gloria de la Víctima propicia de la Pascua.
Cordero sin pecado que a las ovejas salva, a Dios y a los culpables unió con nueva
alianza.
Lucharon vida y muerte en singular batalla, y, muerto el que es la Vida, triunfante se
levanta.
«¿Qué has visto de camino, María, en la mañana?» «A mi Señor glorioso, la tumba
abandonada, los ángeles testigos, sudarios y mortaja. ¡Resucitó de veras mi amor y mi
esperanza!
Vengan a Galilea, allí el Señor aguarda; allí verán los suyos la gloria de la Pascua. »
Primicia de los muertos, sabemos por tu gracia que estás resucitado; la muerte en ti no
manda.
Rey vencedor, apiádate de la miseria humana y da a tus fieles parte en tu victoria santa.
Monición al Evangelio
Escuchamos ahora la proclamación del Evangelio, que narra la primera experiencia de
María Magdalena y de otros discípulos al encontrar vacío el sepulcro de Jesús; la duda no
deja descubrir el misterio, pero todos los indicios llevan a descubrir que cuanto había dicho
Jesús se ha hecho realidad. Jesús no está muerto, ha Resucitado. Escuchemos con atención
al anuncio salvador que nos ofrece el Evangelio de hoy.
HOMILIA
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PROFESIÓN DE FE:
Hermanos, en este día de Pascua, renovamos todos juntos el compromiso de nuestra fe
bautismal.
Sacerdote: ¿Creen en Dios, Padre Todopoderoso, creador del cielo y de la tierra?
Sacerdote: ¿Creen en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que nació de Santa María
Virgen, murió, fue sepultado, resucitó de entre los muertos y está sentado a la derecha del
Padre?
Sacerdote: Esta es nuestra fe, y es una alegría poder proclamarla a viva voz y todos juntos.
AMEN.
Sac.: Jesús resucitado, escucha nuestra oración. Tú, Señor, que vives y reinas...
PADRE NUESTRO:
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El Espíritu que resucitó a Jesucristo ora en nosotros; con su fuerza, nos atrevemos a
decir: Padre Nuestro...
SIGNO DE PAZ:
Con el deseo de ayudarnos a compartir la alegría pascual, démonos fraternalmente la paz.
Y ya que por esta salvación hemos recibido la libertad sin fin, por su bondad
podamos un día vivir para siempre junto a Él. Amén.
Y como al confesar esta fe hemos resucitado todos con Jesús en el bautismo, con
nuestro obrar seamos testigos de Dios. Amén.
Y que la bendición de Dios que es Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre nosotros y
siempre nos acompañe. Amén.
MONICIÓN DE DESPEDIDA:
Vayamos, hermanos, por el mundo anunciando el amor, mensajeros de la Vida, de la Paz.
Cristo vive y camina con nosotros. Nos acompaña su Espíritu, todos los días, hasta el fin
del mundo. Hemos resucitado con Cristo. Felices Pascuas de Resurrección a todos ustedes,
a sus familiares y a la nuestra gran familia parroquial.
DESPEDIDA.
Hermanos, anuncien a todos la alegría del Señor Resucitado.
Pueden ir en paz, ALELUYA, ALELUYA.
AVISOS PARROQUIALES
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L. La herencia que da el Señor son los hijos; una recompensa, el fruto del vientre:
Como flechas en las manos del guerrero, así son los hijos de la juventud.
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Señor Jesucristo, que con María y José santificaste la vida doméstica, ven a vivir
con nosotros en esta casa para que te reconozcamos como huésped y te honremos
como cabeza. Oremos.
Tú, por quien esta casa cobra sentido, y se va levantando hasta formar un templo
consagrado, haz que los habitantes de esta casa se vayan integrando en la
construcción, para ser morada de Dios, por el Espíritu. Oremos.
Tú, que enseñaste a tus fieles a edificar su casa sobre piedra firme, haz que la vida
de esta familia se apoye firmemente en tu Palabra y, evitando toda división, te sirva
con generosidad y de todo corazón. Oremos.
Tú, que careciendo de morada propia, aceptaste con el gozo de la pobreza la
hospitalidad de los amigos, haz que todos los que buscan vivienda encuentren, con
nuestra ayuda, una casa digna de este nombre. Oremos.
Tú, que siendo Dios te hiciste servidor de todos, ayuda a esta familia para que en
ella reine la armonía y la paz que solo Tú puedes regalarnos. Oremos.
ORACION DE BENDICION
SACERDOTE: Asiste Señor a estos servidores tuyos, que al ofrecerte hoy su vivienda,
imploran humildemente tu bendición, para que, mientras vivan en ella, sientan tu presencia
protectora; cuando salgan, gocen de tu compañía; cuando regresen, experimenten la alegría
de tenerte como huésped, hasta que lleguen felizmente a la estancia preparada para ellos en
la casa de tu Padre. Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos.
TODOS: Amén
SACERDOTE (Mientras rocía las distintas áreas de la casa con el agua bendita):
Bendice Señor esta casa y a los que en ella habitan, en el nombre del Padre, del Hijo y del
Espíritu Santo.
TODOS: Amén.
ORACION FINAL
SACERDOTE: "Hoy ha llegado la salvación a esta casa". Dios ha venido hoy a nuestra
casa, y quiere quedarse con nosotros. Vamos a dar gracias a Dios por ser una familia
cristiana. Rezamos el Padrenuestro.
TODOS: Amén.