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PREGON DE SEMANA
SANTA
Se declara abierto el tiempo de gracia.
Empiezan los días santos, los días grandes, en que nuestro Señor Jesucristo
dio la más hermosa prueba de amor.

Contemplamos el amor de un Dios que se empobrece, para enriquecer a las personas;


de un Dios que se empequeñece para ponerse a la altura de todos, elevándolos;
de un Dios que se hace siervo para lavar los pies de los cansados;
de un Dios que se hace comida para alimentar las hambres de hombres y mujeres;
de un Dios que se hace cordero, para cargar los pecados de todos;
de un Dios que sufre hasta la muerte, para dar vida a muchos;
de un Dios que bajó a los infiernos, para sacar de las tinieblas al pecador.

Nunca se ha visto en la tierra un amor tan limpio y generoso.


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Pregón de Semana Santa

Pero vemos también como la muerte fue engañada y vencida,


porque su amor es más fuerte que la muerte y nos regaló la luz de la inmortalidad.
Y así nos enseñó que el camino de la victoria pasa por la derrota,
que el camino de la vida pasa por la muerte,
que el camino de la luz pasa por la cruz.

Son días comprometidos, días de acercarse a todos los que


celebran en vivo estos misterios;
descubrir la presencia de Cristo doliente en los que sufren,
en las víctimas que siguen sufriendo la tortura.
Descubrir la presencia de Cristo misericordioso en el que sirve y el que libera;
descubrir la presencia de Cristo resucitado en el que lucha y en el que espera.

Vive la Semana Santa desde la oración y la solidaridad;


una Semana Santa que logre acortar las procesiones,
que consiga quitar algún “paso” o alguna estación del vía crucis:
algún azote o alguna espina menos; alguna hora menos de agonía y de tortura,
menos caídas y menos lágrimas, menos expolios, menos crueldad, menos injusticia,
menos sed y menos abandono.

Abreviar los días y las horas de la pasión para que lleguen cuantos antes
y sean más largos los días de la resurrección.

Este material utilizado para


las celebraciones litúrgicas de las Semana Santa – Ciclo C -
ha sido recopilado, preparado y adaptado por
el Pbro. Enrique J. Parravano M. SDB,
con la colaboración del Diác. Víctor Argimiro Tarazona, SDB.
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domingo
 

 
RAMOS  

¿QUÉ CELEBRAMOS?

La Semana Santa es inaugurada por el Domingo de Ramos, en el que se


celebran las dos caras centrales del misterio pascual: la vida o el triunfo,
mediante la procesión de ramos en honor de Cristo Rey, y la muerte con
la lectura de la Pasión. El Domingo de Ramos -pregón del misterio
pascual- comprende dos celebraciones: la procesión de ramos y la
eucaristía.
La Procesión de los Ramos: es una manifestación jubilosa de nuestra fe
en Jesucristo al que acompañamos y aclamamos.
A la procesión sigue inmediatamente la Eucaristía. En la celebración de la
Eucaristía del Domingo de Ramos destaca la lectura de la Pasión,
donde contemplamos hasta dónde llega el amor  de Dios en Jesús. La
memoria de la Pasión de Cristo es una llamada a defender en el mundo la
causa de los inocentes. Pero también una llamada al amor que prefirió
morir antes que matar. Lo cual no es posible si no perdonamos a los
demás como hemos sido perdonados por el Padre Dios.
Del aspecto glorioso de los ramos pasamos al doloroso de la pasión. Los
ramos nos muestran que Jesús va a sufrir, pero como vencedor; va a
morir, pero para resucitar. En resumen, el domingo de Ramos es
inauguración de la Pascua, o paso de las tinieblas a la luz, de la
humillación a la gloria, del pecado a la gracia y de la muerte a la vida.  

CELEBRA la Semana Santa con sentido cristiano


PARTICIPA  en las celebraciones de la Comunidad Cristiana.
VIVE en tu vida lo que celebramos.

DOMINGO DE RAMOS EN LA PASION DEL SEÑOR/C


Celebración sin procesión de Ramos
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SALUDO
En el nombre del Padre...
El Señor Jesús, que se entrega hasta la muerte para darnos vida, esté con todos ustedes.

MONICIÓN DE ENTRADA:
Hermanos, con la celebración de la Eucaristía en este Domingo de Ramos, iniciamos la
Semana Santa. Estamos reunidos porque creemos en Jesús. Él nos ha enseñado a vivir de
otra manera; él nos ha enseñado la mejor manera de amar; él nos ha mostrado la
misericordia de Dios, nuestro Padre. Y ahora, al término de su vida, entra en Jerusalén.
Allí, coherente y fiel a su misión, morirá en una cruz.
Nosotros, agradecidos por su entrega y convencidos de que su muerte es fuente de vida para
siempre, lo aclamamos gozosos como hicieron aquellos niños y adultos que salieron a
recibirlo en Jerusalén con sus ramos y palmas.

BENDICION DE LOS RAMOS


MONICIÓN: Comenzamos esta celebración, bendiciendo las palmas y los ramos para
conmemorar la Entrada Triunfal de Jesús en Jerusalén.
Con ramos y palmas, con cánticos y aclamaciones, queremos expresar nuestra actitud de fe,
conversión y adhesión a Jesucristo.
Ahora bendecimos las palmas y los ramos.
 
OREMOS. Dios y Señor nuestro, bendice (+) estos ramos, y, a cuantos vamos a
acompañar a Cristo aclamándolo con cantos; concédenos entrar en la Jerusalén del cielo
guiados por Él. Que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
 
Se rocían con agua bendita los ramos, mientras se canta...

ACTO PENITENCIAL: (Para las misas en que no se hacen los ritos precedentes; en las
que sí se hacen, se sigue directamente con la oración colecta)
 Tú, Dios fiel que siempre cumples las promesas. SEÑOR, TEN PIEDAD.
 Tú, Dios solidario hasta dar tu vida para darnos Vida. CRISTO, TEN PIEDAD.
 Tú, Dios humilde y sencillo, que perdonas y salvas a todos. SEÑOR, TEN
PIEDAD.
Por tu amor que nunca se agota, danos, Señor, tu gracia y tu perdón. Por JNS. Amén.
 
LITURGIA DE LA PALABRA 
Monición a la Primera Lectura.
Escuchamos ahora el Tercer Cántico del Siervo de Yahvé, en el que pese al dolor y al
sufrimiento hay una llamada a mantener el ánimo con tesón, porque el Señor le da a este
siervo una palabra de aliento y de esperanza. Los ultrajes no dan pie al hundimiento, sino a
saber que, esperando en Dios, no quedará defraudado. Escuchemos.

LECTOR: Lectura del libro del profeta Isaías.


En aquel entonces, dijo Isaías: El Señor me ha dado una lengua experta,
para que pueda confortar al abatido con palabras de aliento Mañana tras mañana, el
Señor despierta mi oído, para que escuche yo como discípulo. El Señor me ha hecho oír
sus palabras y yo no he puesto resistencia ni me he echado para atrás. Ofrecí mi espalda a
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los que me golpeaban, la mejilla a los que tiraban de la barba. No aparté mi rostro a los
insultos y salivazos. Pero el Señor me ayuda, por eso no quedaré confundido; por eso
endureció mi rostro como roca, y sé que no quedaré avergonzado.
Palabra de Dios
TODOS: Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL
R/. Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
L. Todos los que me ven, de mí se burlan, me hacen gestos y dice:
«Confiaba en el Señor, pues que él lo salve; si de veras lo ama, que lo libre» /R
L. Los malvados me cercan por doquiera como rabiosos perros.
Mis manos y mis pies han taladrado y se pueden, contar todos mis huesos./ R
L. Reparten entre sí mis vestiduras, y se juegan mi túnica a los dados.
Señor, auxilio mío, ven y ayúdame, no te quedes de mí tan alejado./ R
L. Contaré tu fama a mis hermanos, en medio de la asamblea te alabaré.
Fieles del Señor, alábenlo; glorifícalo, linaje de Jacob; témelo, estirpe de Israel./ R
 
Monición a la Segunda Lectura.
En el Himno de Filipenses descubrimos la total solidaridad de Jesús con las personas,
tomando la condición de esclavo y haciéndose uno de tantos, para que ninguna persona
quedara fuera del amor de Dios. Una entrega que lleva a Jesús hasta dar la vida, hasta la
muerte en Cruz, que es anticipo de gloria y resurrección. Escuchemos.
 
LECTOR: Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los filipenses.
Cristo, siendo Dios, no consideró que debía aferrarse a las prerrogativas de su condición
divina, sino que, por el contrario, se anonadó de sí mismo, tomando la condición de
siervo, y se hizo semejante a los hombres. Así, echo uno de ellos, se humilló a sí mismo y
por obediencia aceptó incluso la muerte, y una muerte de cruz.
Por eso Dios lo exaltó sobre todas las cosas y le otorgó el «Nombre que está sobre todo
nombre»; para que, al nombre de Jesús, todos doblen la rodilla en el Cielo, en la tierra y
en los abismos, y todos reconozcan públicamente que Jesucristo es Señor, para gloria de
Dios Padre.
Palabra de Dios
TODOS: Te alabamos, Señor.

Monición al Evangelio (Para la lectura de la Pasión)


Al comenzar esta Semana Santa escuchamos el relato de la Pasión del Señor. Volveremos
poco a poco sobre esta realidad, para que a lo largo de los días vayamos interiorizando el
amor del Padre. Sin grandeza, sin propaganda, sin palabrería...; ahora cuenta el testimonio,
la entrega y la confianza en Dios, pese a todo, incluso a la muerte. Escuchemos.

Pasión de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas


A Gloria a ti, Señor.
C. Llegada la hora de cenar, se sentó Jesús con sus discípulos y les dijo:
† “Cuánto he deseado celebrar esta Pascua con ustedes, antes de padecer, porque yo les
aseguro que ya no la volveré a celebrar hasta que tenga cabal cumplimiento en el Reino de
Dios”.
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C. Luego tomó en sus manos una copa de vino, pronunció la acción de gracias y dijo:
† “Tomen esto y repártanlo entre ustedes, porque les aseguro que ya no volveré a beber del
fruto de la vid hasta que venga el Reino de Dios”.
C. Tomando después un pan, pronunció la acción de gracias, lo partió y se lo dio, diciendo:
† “Esto es mi cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en memoria mía”.
C. Después de cenar, hizo lo mismo con una copa de vino, diciendo:
† “Esta copa es la nueva alianza, sellada con mi sangre, que se derrama por ustedes”. “Pero
miren: la mano del que me va a entregar está conmigo en la mesa. Porque el Hijo del
hombre va a morir, según lo decretado; pero ¡ay de aquel hombre por quien será
entregado!”
C. (Pueden sentarse …) Ellos empezaron a preguntarse unos a otros quién de ellos podía
ser el que lo iba a traicionar. Después los discípulos se pusieron a discutir sobre cuál de
ellos debería ser considerado como el más importante. Jesús les dijo:
† “Los reyes de los paganos los dominan, y los que ejercen la autoridad se hacen llamar
bienhechores. Pero ustedes no hagan eso, sino todo lo contrario: que el mayor entre ustedes
actúe como si fuera el menor, y el que gobierna, como si fuera un servidor. Porque, ¿quién
vale más, el que está a la mesa o el que sirve? ¿Verdad que es el que está a la mesa? Pues
yo estoy en medio de ustedes como el que sirve. Ustedes han perseverado conmigo en mis
pruebas, y yo les voy a dar el Reino, como mi Padre me lo dio a mí, para que coman y
beban a mi mesa en el Reino, y se siente cada uno en un trono, para juzgar a las doce tribus
de Israel”.
C. Luego añadió:
† “Simón, Simón, mira que Satanás ha pedido permiso para zarandearlos como trigo; pero
yo he orado por ti, para que tu fe no desfallezca; y tú, una vez convertido, confirma a tus
hermanos”.
C. Él le contestó:
S. “Señor, estoy dispuesto a ir contigo incluso a la cárcel y a la muerte”.
C. Jesús le replicó:
† “Te digo, Pedro, que hoy, antes de que cante el gallo, habrás negado tres veces que me
conoces”.
C. Después les dijo a todos ellos:
† “Cuando los envié sin provisiones, sin dinero ni sandalias, ¿acaso les faltó algo?”
C. Ellos contestaron:
S. “Nada”.
C. Él añadió:
† “Ahora, en cambio, el que tenga dinero o provisiones, que los tome; y el que no tenga
espada, que venda su manto y compre una. Les aseguro que conviene que se cumpla esto
que está escrito de mí: Fue contado entre los malhechores, porque se acerca el
cumplimiento de todo lo que se refiere a mí”.
C. Ellos le dijeron:
S. “Señor, aquí hay dos espadas”.
C. Él les contestó:
† “¡Basta ya!”
C. Salió Jesús, como de costumbre, al monte de los Olivos y lo acompañaron los
discípulos. Al llegar a este sitio, les dijo:
† “Oren, para no caer en la tentación”.
C. Luego se alejó de ellos a la distancia de un tiro de piedra y se puso a orar de rodillas,
diciendo:
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† “Padre, si quieres, aparta de mí esta amarga prueba; pero que no se haga mi voluntad,
sino la tuya”.
C. Se le apareció entonces un ángel para confortarlo; él en su angustia mortal, oraba con
mayor insistencia, y comenzó a sudar gruesas gotas de sangre, que caían hasta el suelo. Por
fin terminó su oración, se levantó, fue hacia sus discípulos y los encontró dormidos por la
pena. Entonces les dijo:
† “¿Por qué están dormidos? Levántense y oren para no caer en la tentación”.
C. Todavía estaba hablando, cuando llegó una turba encabezada por Judas, uno de los
Doce, quien se acercó a Jesús para besarlo. Jesús le dijo:
† “Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del hombre?”
C. Al darse cuenta de lo que iba a suceder, los que estaban con él dijeron:
S. “Señor, ¿los atacamos con la espada?”
C. Y uno de ellos hirió a un criado del sumo sacerdote y le cortó la oreja derecha. Jesús
intervino, diciendo:
† “¡Dejen! ¡Basta!”
C. Le tocó la oreja y lo curó. Después Jesús dijo a los sumos sacerdotes, a los encargados
del templo y a los ancianos que habían venido a arrestarlo:
† “Han venido a aprehenderme con espadas y palos, como si fuera un bandido. Todos los
días he estado con ustedes en el templo y no me echaron mano. Pero ésta es su hora y la del
poder de las tinieblas”.
C. Ellos lo arrestaron, se lo llevaron y lo hicieron entrar en la casa del sumo sacerdote.
Pedro los seguía desde lejos. Encendieron fuego en medio del patio, se sentaron alrededor y
Pedro se sentó también con ellos. Al verlo sentado junto a la lumbre, una criada se le quedó
mirando y dijo:
S. “Este también estaba con él”.
C. Pero él lo negó diciendo:
S. “No lo conozco, mujer”.
C. Poco después lo vio otro y le dijo:
S. “Tú también eres uno de ellos”.
C. Pedro replicó:
S. “¡Hombre, no lo soy!”
C. Y como después de una hora, otro insistió:
S. “Sin duda que éste también estaba con él, porque es galileo”.
C. Pedro contestó:
S. “¡Hombre, no sé de qué hablas!”
C. Todavía estaba hablando, cuando cantó un gallo. El Señor, volviéndose, miró a Pedro.
Pedro se acordó entonces de las palabras que el Señor le había dicho: ‘Antes de que cante el
gallo, me negarás tres veces’, y saliendo de allí se soltó a llorar amargamente. Los hombres
que sujetaban a Jesús se burlaban de él, le daban golpes, le tapaban la cara y le
preguntaban: “¿Adivina quién te ha pegado?” Y proferían contra él muchos insultos. Al
amanecer se reunió el consejo de los ancianos con los sumos sacerdotes y los escribas.
Hicieron comparecer a Jesús ante el sanedrín y le dijeron:
S. “Si tú eres el Mesías, dínoslo”.
C. Él les contestó:
† “Si se lo digo, no lo van a creer, y si les pregunto, no me van a responder. Pero ya desde
ahora, el Hijo del hombre está sentado a la derecha de Dios todopoderoso”.
C. Dijeron todos:
S. “Entonces, ¿tú eres el Hijo de Dios?”
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C. Él les contestó:
† “Ustedes mismos lo han dicho: sí lo soy”.
C. Entonces ellos dijeron:
S. “¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? Nosotros mismos lo hemos oído de su boca”.
C. El consejo de los ancianos, con los sumos sacerdotes y los escribas, se levantaron y
llevaron a Jesús ante Pilato. Entonces comenzaron a acusarlo, diciendo:
S. “Hemos comprobado que éste anda amotinando a nuestra nación y oponiéndose a que se
pague tributo al César y diciendo que él es el Mesías rey”.
C. Pilato preguntó a Jesús:
S. “Eres tú el rey de los judíos?” Él le contestó:
† “Tú lo has dicho”.
C. Pilato dijo a los sumos sacerdotes y a la turba:
S. “No encuentro ninguna culpa en este hombre”.
C. Ellos insistían con más fuerza, diciendo:
S. “Solivianta al pueblo enseñando por toda Judea, desde Galilea hasta aquí”.
C. Al oír esto, Pilato preguntó si era galileo, y al enterarse de que era de la jurisdicción de
Herodes, se lo remitió, ya que Herodes estaba en Jerusalén precisamente por aquellos días.
Herodes, al ver a Jesús, se puso muy contento, porque hacía mucho tiempo que quería
verlo, pues había oído hablar mucho de él y esperaba presenciar algún milagro suyo. Le
hizo muchas preguntas, pero él no le contestó ni una palabra. Estaban ahí los sumos
sacerdotes y los escribas, acusándolo sin cesar. Entonces Herodes, con su escolta, lo trató
con desprecio y se burló de él, y le mandó poner una vestidura blanca. Después se lo
remitió a Pilato. Aquel mismo día se hicieron amigos Herodes y Pilato, porque antes eran
enemigos. Pilato convocó a los sumos sacerdotes, a las autoridades y al pueblo, y les dijo:
S. “Me han traído a este hombre, alegando que alborota al pueblo; pero yo lo he interrogado
delante de ustedes y no he encontrado en él ninguna de las culpas de que lo acusan.
Tampoco Herodes, porque me lo ha enviado de nuevo. Ya ven que ningún delito digno de
muerte se ha probado. Así pues, le aplicaré un escarmiento y lo soltaré”.
C. Con ocasión de la fiesta, Pilato tenía que dejarles libre a un preso. Ellos vociferaron en
masa, diciendo:
S. “¡Quita a ése! ¡Suéltanos a Barrabás!”
C. A éste lo había metido en la cárcel por una revuelta acaecida en la ciudad y un
homicidio. Pilato volvió a dirigirles la palabra, con la intención de poner en libertad a
Jesús; pero ellos seguían gritando:
S. “¡Crucifícalo, crucifícalo!”
C. Él les dijo por tercera vez:
S. “¿Pues qué ha hecho de malo? No he encontrado en él ningún delito que merezca la
muerte; de modo que le aplicaré un escarmiento y lo soltaré”.
C. Pero ellos insistían, pidiendo a gritos que lo crucificara. Como iba creciendo el griterío,
Pilato decidió que se cumpliera su petición; soltó al que le pedían, al que había sido
encarcelado por revuelta y homicidio, y a Jesús se lo entregó a su arbitrio.
(Nos ponemos de pie). Mientras lo llevaban a crucificar, echaron mano a un cierto Simón
de Cirene, que volvía del campo, y lo obligaron a cargar la cruz, detrás de Jesús. Lo iba
siguiendo una gran multitud de hombres y mujeres, que se golpeaban el pecho y lloraban
por él. Jesús se volvió hacia las mujeres y les dijo:
† “Hijas de Jerusalén, no lloren por mí; lloren por ustedes y por sus hijos, porque van a
venir días en que se dirá: ‘¡Dichosas las estériles y los vientres que no han dado a luz y los
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pechos que no han criado!’ Entonces dirán a los montes: ‘Desplómense sobre nosotros’, y a
las colinas: ‘Sepúltennos’, porque si así tratan al árbol verde, ¿qué pasará con el seco?”
C. Conducían, además, a dos malhechores, para ajusticiarlos con él. Cuando llegaron al
lugar llamado “la Calavera”, lo crucificaron allí, a él y a los malhechores, uno a su derecha
y el otro a su izquierda. Jesús decía desde la cruz:
† “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”.
C. Los soldados se repartieron sus ropas, echando suertes. El pueblo estaba mirando. Las
autoridades le hacían muecas, diciendo:
S. “A otros ha salvado; que se salve a sí mismo, si él es el Mesías de Dios, el elegido”.
C. También los soldados se burlaban de Jesús, y acercándose a él, le ofrecían vinagre y le
decían:
S. “Si tú eres el rey de los judíos, sálvate a ti mismo”.
C. Había, en efecto, sobre la cruz, un letrero en griego, latín y hebreo, que decía: “Éste es el
rey de los judíos”. Uno de los malhechores crucificados insultaba a Jesús, diciéndole:
S. “Si tú eres el Mesías, sálvate a ti mismo y a nosotros”.
C. Pero el otro le reclamaba, indignado:
S. “¿Ni siquiera temes tú a Dios estando en el mismo suplicio? Nosotros justamente
recibimos el pago de lo que hicimos. Pero éste ningún mal ha hecho”.
C. Y le decía a Jesús:
S. “Señor, cuando llegues a tu Reino acuérdate de mí”.
C. Jesús le respondió:
† “Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso”.
C. Era casi el mediodía, cuando las tinieblas invadieron toda la región y se oscureció el sol
hasta las tres de la tarde. El velo del templo se rasgó a la mitad. Jesús, clamando con voz
potente, dijo:
† “¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu!”
C. Y dicho esto, expiró. (Pausa …). El oficial romano, al ver lo que pasaba, dio gloria a
Dios, diciendo:
S. “Verdaderamente este hombre era justo”.
C. Toda la muchedumbre que había acudido a este espectáculo, mirando lo que ocurría, se
volvió a su casa dándose golpes de pecho. Los conocidos de Jesús se mantenían a distancia,
lo mismo que las mujeres que lo habían seguido desde Galilea, y permanecían mirando
todo aquello. Un hombre llamado José, consejero del sanedrín, hombre bueno y justo, que
no había estado de acuerdo con la decisión de los judíos ni con sus actos, que era natural de
Arimatea, ciudad de Judea, y que aguardaba el Reino de Dios, se presentó ante Pilato para
pedirle el cuerpo de Jesús. Lo bajó de la cruz, lo envolvió en una sábana y lo colocó en un
sepulcro excavado en la roca, donde no habían puesto a nadie todavía. Era el día de la
Pascua y ya iba a empezar el sábado. Las mujeres que habían seguido a Jesús desde Galilea
acompañaron a José para ver el sepulcro y cómo colocaban el cuerpo. Al regresar a su casa,
prepararon perfumes y ungüentos, y el sábado guardaron reposo, conforme al
mandamiento.
† Palabra del Señor.
A Gloria a ti, Señor Jesús.
 
CREDO. Proclamamos unidos nuestra fe.
 
ORACIÓN UNIVERSAL
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Sac.: Dios Padre, que nos da la Vida, escucha ahora nuestra oración; llenos de esperanza, le
decimos: ¡Señor, escucha y ten piedad!
1. Por la Iglesia, para que con su entrega a los más humildes sea capaz de mostrar la
entrega de Jesús, y ser solidaria con los que más necesitan. Oremos.
2. Por todos nosotros que hoy aclamamos a Jesús como rey humilde y sencillo, para
que seamos fuertes en el seguimiento hasta la Cruz. Oremos.
3. Por quienes más sufren en la vida el abandono y la soledad, para que puedan sentir
el consuelo de Dios y renueven su esperanza. Oremos.
4. Para que los pobres, los que viven cerca y también los que viven lejos de nosotros,
encuentren el apoyo y la solidaridad de los que nos confesamos creyentes y
seguidores de Jesús. Oremos.
5. Pidamos por la paz del mundo y de Venezuela, para que tengamos la valentía de
construirla día a día en el respeto, en la solidaridad y en el perdón mutuo. Oremos.
6. Para que el Señor envíe operarios a su mies y para que el Espíritu suscite diversos
ministerios y carismas de vida evangélica para el bien de toda la Iglesia. Oremos.
7. Por nuestros difuntos, para que gocen ya de la plenitud del amor del Padre. Oremos.
8. Por nuestra comunidad parroquial, para que anunciemos a Jesús muerto y
resucitado, actuando en favor del bien en medio de la vida. Oremos.
Sac.: Escucha, Señor, nuestra oración y concédenos vivir siguiéndote siempre. Por JNS.
Amén.

DOMINGO DE RAMOS EN LA PASION DEL SEÑOR / C


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I. BENDICIÓN DE LOS RAMOS

CANTO

MONICION DE ENTRADA.
Hermanos, hemos vivido este tiempo de Cuaresma en actitud penitencial y de
conversión, procurando escuchar la voz de Dios que nos ha hablado durante todo este
tiempo, desde el Miércoles de Ceniza.
Con la celebración de este día llamado “Domingo de Ramos en la Pasión del
Señor”, la Iglesia da inicio a esta semana que llamamos Santa; celebrando la manifestación
de Jesús como el Hijo de David, el Mesías Rey, el Redentor de la humanidad. Y
recordamos el hecho histórico de su entrada en Jerusalén. Montado en un burrito y
aclamado por el pueblo, que acompañó su paso agitando palmas y ramos, como signo de
triunfo y señal de vida.
Esta celebración de hoy comienza con la bendición de las palmas. En el recorrido
que haremos en procesión con las palmas benditas, queremos manifestar nuestra condición
de Iglesia, de Pueblo de Dios, de Comunidad, que juntos, en comunión, caminamos hacia
el encuentro del Señor.
Estos ramos que hoy la Iglesia nos bendecirá, al iniciar la Semana Santa, los vamos
a llevar a nuestros hogares, no como un signo supersticioso de protección, sino como un
emblema con el que hoy hemos aclamado a Jesús, queriendo asociarnos a su Pasión y
proclamándolo nuestro Rey. Las palmas y los ramos los conservamos, ante todo, como un
testimonio de la fe en Cristo, rey mesiánico, y en su victoria pascual.
Dispongámonos a participar de tal manera, que el Señor Jesús, muerto y resucitado,
reine definitivamente en nuestros corazones, en nuestras vidas, en nuestras familias.
Sigamos con atención este momento de la bendición de los ramos.

Usaremos algunos signos durante esta celebración, y durante toda la semana, que expresan
el significado profundo de lo que hoy queremos celebrar:

1. LA CRUZ: Los ramos cortados no pueden dar frutos. Nosotros, si estamos lejos del
Señor, tampoco podemos dar frutos buenos. Por esto, el centro de nuestra celebración
es la Cruz. La Cruz es el árbol siempre vivo, unidos a ella daremos frutos verdaderos.
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2. LA LUZ: Jesús es la verdadera luz, que ilumina nuestras vidas y nos une, porque nos
permite ver. Aceptar a Jesús es aceptar la Luz que Él nos trae, y ser nosotros luz para
tantos que viven en tinieblas y en sombras de muerte.
3. EL AGUA: El agua es signo de la bendición de Dios que llega a nosotros. Jesús nos ha
dado, como a la samaritana, un agua viva, de gran calidad, que quita la sed y nos
mantiene unidos a Él. Bebamos de esta agua, y démosla a beber a otros.
4. LA PALABRA: Nos unimos a Jesús, sobretodo, por medio de la Palabra que Él nos
dirige y que se hace vida en nuestro corazón. Esta es la Palabra del Señor que viene a
dar sentido y felicidad a nuestra vida.
5. TODOS NOSOTROS: Hoy queremos decirle a Cristo que entre en nuestras vidas
como Dios y Señor; que reine en nuestras familias, en nuestros sectores, en nuestra
sociedad. Que nos ayude a liberarnos de todo aquello que puede dominarnos y
privarnos de la dignidad de Hijos de Dios y del don precioso de la fraternidad.

SALUDO DEL CELEBRANTE:


En el nombre del Padre...
El Señor Jesús, que se entrega hasta la muerte para darnos vida, y vida en abundancia, esté
con todos ustedes.
 
LITURGIA DE LOS RAMOS

ACLAMACIÓN A JESÚS SALVADOR


Celebrante: El Señor está presente continuamente entre nosotros, Él ha venido a nuestro
encuentro y se manifiesta con su Amor que llena todo de vida. Hoy se nos han recordado
algunos de los signos con los cuales el Señor se nos presenta: la luz, el agua, la Cruz que
nos preside, la Palabra del Señor, cada uno de nosotros… más allá de todo signo, Dios vive
en la intimidad de nuestros corazones. Respondamos al Señor que viene a nosotros,
aclamando: SEÑOR JESÚS, YO ESTOY AQUÍ.

Celebrante: (El pueblo levanta los ramos sin agitarlos). Jesucristo, aquí estamos como
un bosque siempre joven, como una arboleda llena de esperanza, que podamos con tu ayuda
dar siempre flores y frutos de bien, portadores de tu amor, de bondad y de paz para nuestra
Venezuela y nuestro mundo tan necesitado.

Todos: SEÑOR JESÚS, YO ESTOY AQUÍ

Celebrante: (El pueblo agita suavemente los ramos). Jesucristo, aquí estamos como
suave brisa nos acaricia tu amor, en el amor y la amistad de nuestros familiares y amigos de
camino. Tú llenas de luz y alegría nuestra existencia, tan necesitada de amor y perdón.

Todos: SEÑOR JESUS; YO ESTOY AQUÍ.


Celebrante: (El pueblo agita con fuerza los ramos). Jesucristo, aquí estamos azotados
por el vendaval de nuestra vida, por la guerra, la violencia, la inseguridad, la violación a los
derechos humanos y la desigualdad. Aquí estamos sacudidos por el egoísmo, la envidia, la
mentira y la comodidad que no nos permiten triunfar en la vida. En nuestra lucha, en los
momentos difíciles y de desconcierto recurrimos a Ti.
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Todos: SEÑOR JESUS; YO ESTOY AQUÍ.

Celebrante: (El pueblo baja los ramos). Jesucristo, aquí estamos: hemos caído, nos ha
vencido el mal y el pecado, nos hemos cansado de luchar, de perseverar en el bien, nos
hemos quedado de brazos cruzados, dormidos...... perdónanos. Aquí estamos para que Tú
nos levantes, para que tú nos tomes de la mano y nos animes a seguir de pié.

Todos: SEÑOR JESUS; YO ESTOY AQUÍ.

BENDICION DE LOS RAMOS

MONICION: El Señor viene justamente a levantar el árbol caído y a dar vigor de vida a
la Comunidad que quiere mantenerse en pie. El Señor nos invita a levantarnos de nuestro
pecado y debilidades y a ver en nuestros ramos un signo de esperanza y victoria.
Levantemos, pues, nuestros ramos hacia el Señor como un grito de esperanza, para que
sean bendecidos.

Celebrante: Mira, Señor, a tus hijos reunidos que levantan hacia Ti su corazón y su
esperanza; ellos, con sus ramos verdes, son un bosque en espera. Ayúdalos a vivir siempre
unidos a Ti para que den las flores y los frutos que Tú deseas y el mundo necesita.

BENDICION DE RAMOS. OREMOS:


Dios Todopoderoso y eterno, dígnate bendecir (+) estos ramos
Y concede a cuantos acompañamos ahora jubilosos a Cristo,
Nuestro Rey y Señor
Reunirnos con El en la Jerusalén del cielo.
Por Jesucristo, Nuestro Señor. Amén

(Se rocían con agua bendita los Ramos, mientras se canta)

PROCLAMACION DEL EVANGELIO:


MONICION: Tras lo que ha sido su vida pública, Jesús llega a Jerusalén, la ciudad santa.
Entrando sobre un burrito, símbolo de paz y humildad, es aclamado como el que viene en
nombre del Señor. Escuchemos.

Sacerdote o diácono: Proclamación del Santo Evangelio según San Lucas.


En aquel tiempo, Jesús acompañado de sus discípulos, iba camino de Jerusalén, y al
acercarse a Betfagé y Betania, junto al monte llamado de los Olivos, envió a dos de sus
discípulos diciéndoles:
- “Vayan al caserío que está frente a ustedes. Al entrar encontrarán atado un burrito que
nadie ha montado todavía. Desátenlo y tráiganlo aquí. Si alguien les pregunta por qué lo
desatan, díganle: «El Señor lo necesita.»
Fueron y encontraron todo como el Señor les había dicho. Mientras desataban el burro,
los dueños les preguntaron:
-¿Por qué lo desamarran?
Ellos contestaron:
-El Señor lo necesita.
14

Se llevaron, pues, el burro, le echaron encima los mantos e hicieron que Jesús, montara en
él. Conforme iba avanzando, la gente tapizaba el camino con sus mantos, y cuando ya
estaba cerca la bajada del monte de los Olivos, la multitud de discípulos, entusiasmados,
se pusieron a alabar a Dios a gritos por todos los prodigios que habían visto, diciendo:
-¡Bendito el rey que viene, en nombre del Señor! ¡Paz en el cielo y gloria en las alturas!
Algunos fariseos que iban entre la gente, le dijeron:
-Maestro, reprende a tus discípulos.
El les replicó:
-Les aseguro, que si ellos callan, gritarán las piedras.
Palabra del Señor.
TODOS: Gloria a ti, Señor Jesús.

PROCESION:
MONICION: Una vez más ratifiquemos con nuestros cantos y nuestros ramos que aquí
estamos para recibirlo. Vamos a salir en procesión cantando nuestra fe y nuestra esperanza.
Los ramos que llevamos en nuestras manos son un símbolo de vida y de victoria, una alegre
afirmación de nuestra fe y esperanza en esa nueva creación que comenzó con la muerte y el
triunfo del Señor.
(SE INICIA LA PROCESIÓN)

II. LLEGADA AL TEMPLO PARROQUIAL

CANTO.

ORACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso y eterno, que has querido entregarnos como ejemplo de humildad a
Cristo, nuestro Salvador, hecho hombre y clavado en una cruz, concédenos vivir según las
enseñanzas de su pasión, para participar con él, un día de su gloriosa resurrección. Por
nuestro Señor Jesucristo.

LITURGIA DE LA PALABRA 
Monición a la Primera Lectura
El Profeta Isaías recibe una misión para decir al abatido una palabra de aliento; y no se echa
atrás sino que, confiando en Dios, asume el compromiso; junto a la misión está siempre la
confianza total en Dios. En este relato del siervo de Yahvé vemos lo que es la vida del
mismo Jesús: entrega y confianza por encima de todo. Escuchemos.

LECTOR: Lectura del libro del profeta Isaías.


En aquel entonces, dijo Isaías: El Señor me ha dado una lengua experta,
para que pueda confortar al abatido con palabras de aliento. Mañana tras mañana, el
Señor despierta mi oído, para que escuche yo como discípulo. El Señor me ha hecho oír
sus palabras y yo no he puesto resistencia ni me he echado para atrás. Ofrecí mi espalda a
los que me golpeaban, la mejilla a los que tiraban de la barba. No aparté mi rostro a los
insultos y salivazos. Pero el Señor me ayuda, por eso no quedaré confundido; por eso
endureció mi rostro como roca, y sé que no quedaré avergonzado.
Palabra de Dios
15

TODOS: Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL
R/. Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
L. Todos los que me ven, de mí se burlan, me hacen gestos y dice:
«Confiaba en el Señor, pues que él lo salve; si de veras lo ama, que lo libre» /R
L. Los malvados me cercan por doquiera como rabiosos perros.
Mis manos y mis pies han taladrado y se pueden, contar todos mis huesos./ R
L. Reparten entre sí mis vestiduras, y se juegan mi túnica a los dados.
Señor, auxilio mío, ven y ayúdame, no te quedes de mí tan alejado./ R
L. Contaré tu fama a mis hermanos, en medio de la asamblea te alabaré.
Fieles del Señor, alábenlo; glorifícalo, linaje de Jacob; témelo, estirpe de Israel./ R
 
Monición a la Segunda Lectura
Escuchamos un conocido himno del Apóstol San Pablo, en el que Jesús es proclamado Hijo
de Dios, expresando su total identificación con Dios y con los hombres: si pensábamos que
lo divino separa y aísla, en Jesús vemos que no es así. Despojándose de su rango se rebajó
hasta la muerte y muerte de Cruz. Escuchemos.

LECTOR: Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los filipenses.


Cristo, siendo Dios, no consideró que debía aferrarse a las prerrogativas de su condición
divina, sino que, por el contrario, se anonadó de sí mismo, tomando la condición de
siervo, y se hizo semejante a los hombres. Así, echo uno de ellos, se humilló a sí mismo y
por obediencia aceptó incluso la muerte, y una muerte de cruz.
Por eso Dios lo exaltó sobre todas las cosas y le otorgó el «Nombre que está sobre todo
nombre»; para que, al nombre de Jesús, todos doblen la rodilla en el Cielo, en la tierra y
en los abismos, y todos reconozcan públicamente que Jesucristo es Señor, para gloria de
Dios Padre.
Palabra de Dios
TODOS: Te alabamos, Señor.

Monición al Evangelio
Pocas lecturas como la Pasión del Señor tienen tanta carga humana, tanta entrega y tanto
amor: es la Pasión del mismo Dios, que no puede dejarnos indiferentes. Que esta Pasión sea
nuestra fuerza. El Misterio está entre nosotros, queremos recibirlo.
Sigamos con atención este relato que nos marca el camino a seguir para resucitar con Cristo
el Domingo de Resurrección. Y mientras lo escuchamos, tratamos de interiorizarlo y de
hacerlo oración.

SACERDOTE Y DOS LECTORES: Pasión de nuestro Señor Jesucristo según san


Lucas.
TODOS: Gloria A Ti, Señor.

C. Llegada la hora de cenar, se sentó Jesús con sus discípulos, y les dijo:
+ Cuanto he deseado celebrar esta Pascua con ustedes, antes de padecer, porque les aseguro
que ya no la volveré a celebrar hasta que tenga cabal cumplimiento en el Reino de Dios.
C. Y tomando una copa de vino, pronunció la acción de gracias y dijo:
16

+ Tomen esto y repártanlo entre ustedes; porque les aseguro que ya no volveré a beber del
fruto de la vid hasta que venga el Reino de Dios.
C. Y tomando después un pan, dio gracias, lo partió y se lo dio diciendo:
+ Esto es mi cuerpo, que se entrega por ustedes; hagan esto en memoria mía
C. Después de cenar, hizo lo mismo con la copa de vino diciendo:
+ Esta copa es la Nueva Alianza sellada con mi sangre, que se derrama por ustedes.
+ Pero miren: La mano del que me va a entregar está conmigo en la mesa. Porque el Hijo del
Hombre va a morir, según lo decretado; pero ¡Ay de aquel hombre por quien será entregado!
C. Ellos empezaron a preguntarse unos a otros quién de ellos podía ser el que los iba a
traicionar. Después los discípulos se pusieron a discutir sobre cuál de ellos debería ser
considerado como el más importante. Jesús les dijo:
+ Los reyes de los paganos los dominan y los que ejercen la autoridad se hacen llamar
bienhechores. Pero ustedes no hagan eso sino todo lo contrario: que el mayor entre ustedes
actúe como si fuera el menor, y el que gobierna, como si fuera un servidor. Porque ¿quién
vale más, el que está a la mesa o el que sirve? ¿Verdad que es el que está a la mesa? Pues
yo estoy en medio de ustedes como el que sirve, ustedes han perseverado conmigo en mis
pruebas, y yo les voy a dar el Reino, como mi Padre me lo dio a mí, para que coman y
beban a mi mesa en el Reino, y se siente cada uno en un trono, para juzgar a las doce tribus
de Israel.
C. Luego añadió:
+ Simón, Simón, mira que Satanás ha pedido permiso para zarandearlos como trigo; pero yo
he orado por ti para que tu fe no desfallezca; y tú, una vez convertido confirma a tus
hermanos.
C. El le contesto:
S. Señor, estoy dispuesto a ir contigo incluso a la cárcel y a la muerte.
C. Jesús le replicó:
+ Te digo, Pedro, que hoy, antes de que cante el gallo, habrás negado tres veces que me
conoces.
C. Después les dijo a todos ellos:
+ Cuando los envié sin provisiones, sin dinero, ni sandalias, ¿acaso les falto algo?
C. Ellos contestaron:
S. “Nada”.
C. El añadió:
+ Ahora, en cambio, el que tenga dinero o provisiones, que los tome; y el que no tenga espada,
que venda su manto y compre una. Les aseguro que conviene que se cumpla esto que está
escrito de mí: Fue contado entre los malhechores, porque se acerca el cumplimiento de lo que
se refiere a mí.
C. Ellos le dijeron:
S. Señor, aquí hay dos espadas.
C. El les contestó
+ ¡Basta ya!
C. Y salió Jesús, como de costumbre, al monte de los Olivos, y lo acompañaron los
discípulos. Al llegar a este sitio, les dijo:
+ Oren, para no caer en la tentación.
C. Luego se alejó de ellos a la distancia de un tiro de piedra y arrodillado, oraba diciendo:
+ Padre, si quieres, aparta de mí ese cáliz. Pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya.
17

C. Y se le apareció un ángel del cielo que lo animaba. En medio de su angustia oraba con más
insistencia. Y comenzó a sudar gruesas gotas de sangre, que caían hasta el suelo. Y,
levantándose de la oración, fue hacia sus discípulos, los encontró dormidos por la pena, y les
dijo:
+. ¿Por qué están dormidos? Levántense y oren, para no caer en la tentación.
C. Todavía estaba hablando cuando llegó una turba encabezada por Judas, uno de los Doce,
quién se acercó a Jesús para besarlo, Jesús le dijo:
+ Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del Hombre?
C. Al darse cuenta de lo que iba a suceder los que estaban con él dijeron:
S. Señor, ¿los atacamos con la espada?
C. Y uno de ellos hirió a un criado del Sumo Sacerdote y le cortó la oreja derecha. Jesús
intervino, diciendo:
+ ¡Dejen! ¡Basta!
C. Le tocó la oreja y lo curó. Después Jesús dijo a los Sumos Sacerdotes, a los encargados
del templo y a los ancianos que habían venido a arrestarlo:
+ Han venido a aprehenderme con espadas y palos, como si fuera un bandido. Todos los
días he estado con ustedes en el templo y no me echaron mano. Pero ésta es su hora y la del
poder de las tinieblas.
C. Ellos lo arrestaron, se lo llevaron y lo hicieron entrar en la casa del Sumo Sacerdote.
Pedro los seguía desde lejos. Encendieron fuego en medio del patio, se sentaron alrededor y
Pedro se sentó también con ellos. Al verlo sentado junto a la lumbre, una criada se le quedó
mirando y dijo:
S. Ese también estaba con él.
C. Pero él lo negó diciendo:
S. No lo conozco, mujer.
C. Poco después lo vio otro y le dijo:
S. Tú también eres uno de ellos.
C. Pedro replicó:
S. ¡Hombre, no lo soy!
C. Y como después de una hora. Otro insistió:
S. Sin duda que éste también estaba con él, porque es galileo
C. Pedro contestó:
S. ¡Hombre, no sé de qué me hablas!
C. Todavía estaba hablando, cuando cantó un gallo. El Señor, volviéndose, miró a Pedro.
Pedro se acordó entonces de las palabras que el Señor le había dicho: Antes de que cante el
gallo, me negarás tres veces, y saliendo de allí se soltó a llorar amargamente. Los hombres
que sujetaban a Jesús se burlaban de él, le daban golpes, le tapaban la cara y le
preguntaban: ¿Adivina quién te ha pegado? Y proferían contra él muchos insultos. Al
amanecer se reunió el consejo de los ancianos con los Sumos Sacerdotes y los escribas y le
dijeron:
S. Si tú eres el Mesías, dínoslo.
C. El les contestó:
+. Si se lo digo; no lo van a creer; y si les pregunto, no me van a responder. Pero ya desde
ahora, el Hijo del Hombre estará sentado a la derecha de Dios todopoderoso.
C. Dijeron todos:
S. Entonces, ¿tú eres el Hijo de Dios?
C. El les contestó:
18

+ Ustedes mismos los han dicho, si lo soy.


C. Entonces ellos dijeron:
S. ¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? Nosotros mismos lo hemos oído de su boca.
C. El consejo de los ancianos con los Sumos Sacerdotes y escribas, se levantaron y llevaron a
Jesús ante Pilato. Entonces comenzaron a acusarlo, diciendo:
S. Hemos comprobado que éste anda amotinando a nuestra nación, y oponiéndose a que se
paguen tributos al César, y diciendo que él es el Mesías rey.
C. Pilato preguntó a Jesús:
S. ¿Eres tú el rey de los judíos?
C. El le contestó:
+. Tú lo has dicho.
C. Pilato dijo a los Sumos Sacerdotes y a la turba:
S. No encuentro ninguna culpa en este hombre.
C. Ellos insistían con más fuerza diciendo:
S. Solivianta al pueblo enseñando por toda Judea, desde Galilea hasta aquí.
C. Al oír esto, Pilato preguntó si era galileo, y al enterarse que era de la jurisdicción de
Herodes, se lo remitió, ya que Herodes estaba en Jerusalén precisamente por aquellos días.
Herodes al ver a Jesús, se puso muy contento, porque hacía mucho tiempo que quería verlo,
pues había oído hablar mucho de él y esperaba presenciar algún milagro suyo. Le hizo muchas
preguntas, pero él no contestó ni una palabra. Estaban ahí los Sumos Sacerdotes y los escribas,
acusándolo sin cesar. Entonces Herodes, con su escolta, lo trató con desprecio y se burló de él,
y le mandó poner una vestidura blanca. Después se lo remitió a Pilato. Aquel mismo día se
hicieron amigos Herodes y Pilato, porque antes eran enemigos. Pilato convocó a los Sumos
Sacerdotes, a las autoridades y al pueblo, y les dijo:
S. Me han traído a este hombre, alegando que alborota al pueblo; pero yo lo he interrogado
delante de ustedes y no he encontrado en él ninguna de las culpas de que lo acusan. Tampoco
Herodes, porque me lo ha enviado de nuevo. Ya ven que ningún delito digno de muerte se ha
probado. Así pues, le aplicaré un escarmiento y lo soltaré.
C. Con ocasión de la fiesta, Pilato tenía que dejarles libre a un preso. Ellos vociferaron en
masa diciendo:
S. ¡Quita a ése! ¡Suéltanos a Barrabás!
C A éste lo habían metido en la cárcel por una revuelta acaecida en la ciudad y un homicidio.
Pilato volvió a dirigirles la palabra, con la intención de poner en libertad a Jesús; pero ellos
seguían gritando:
S. ¡Crucifícalo, crucifícalo!
C. El les dijo por tercera vez:
S. Pues, ¿qué mal ha hecho éste? No he encontrado en él ningún delito que merezca la muerte.
De modo que le aplicaré un escarmiento y lo soltaré.
C. Pero ellos insistían, pidiendo a gritos que lo crucificara.
S. ¡Crucifícalo, crucifícalo!
C. Como iba creciendo el griterío, Pilato decidió que se cumpliera su petición; soltó al que le
pedían, al que había sido encarcelado por revuelta y homicidio, y a Jesús se lo entregó a su
arbitrio.
C. Mientras lo llevaban a crucificar, echaron mano a un cierto Simón de Cirene, que volvía
del campo, y lo obligaron a cargar la cruz detrás de Jesús. Lo iba siguiendo una gran multitud
de hombres y mujeres que se golpeaban el pecho y lloraban por él. Jesús se volvió hacia las
mujeres y les dijo:
19

+ Hijas de Jerusalén, no lloren por mí; lloren por ustedes y por sus hijos, porque van a venir
días en que se dirá: ¡Dichosas las estériles y los vientres que no han dado a luz y los pechos
que no han criado!. Entonces dirán a los montes: Desplómense sobre nosotros, y a las colinas:
Sepúltennos, porque si así tratan al árbol verde, ¿qué pasará con el seco?
C. Conducían además, a dos malhechores, para ajusticiarlos con él. Cuando llegaron al lugar
llamado “La Calavera”, lo crucificaron allí, a él y a los malhechores, uno a su derecha y otro a
su izquierda. Jesús decía desde la cruz:
+. Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.
C. Los soldados se repartieron sus ropas, echándolas a suerte. El pueblo estaba mirando. Las
autoridades le hacían muecas, diciendo.
S. A otros ha salvado; que se salve a sí mismo, si él es el Mesías de Dios, el elegido.
C. También los soldados se burlaban de Jesús, y acercándose a él, le ofrecían vinagre y le
decían:
S. Si tú eres el rey de los judíos, sálvate a ti mismo.
C. Había, en efecto, sobre la cruz, un letrero en griego, latín y hebreo, que decía: “Este es
el rey de los judíos”. Uno de los malhechores crucificados insultaba a Jesús, diciéndole:
S. Si tú eres el Mesías, sálvate a ti mismo y a nosotros.
C. Pero el otro le reclamaba, indignado.
S. ¿Ni siquiera temes tú a Dios estando en el mismo suplicio? Nosotros justamente
recibimos el pago de lo que hicimos. Pero este ningún mal ha hecho.
C. Y le decía a Jesús:
S. Señor, cuando llegues a tu Reino acuérdate de mí.
C. Jesús le respondió:
+ Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso.
C. Era casi el mediodía, cuando las tinieblas invadieron toda la región y se oscureció el sol
hasta las tres de la tarde. El velo del templo se rasgó por medio. Y Jesús, clamando con voz
potente, dijo:
+. Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.
C. Y dicho esto, expiró.
C. El oficial romano, al ver lo que pasaba, daba gloria a Dios diciendo:
S. Verdaderamente este hombre era justo.
C .Toda la muchedumbre que había acudido a este espectáculo, habiendo visto lo que ocurría,
se volvían dándose golpes de pecho. Todos los conocidos de Jesús se mantenían a distancia, y
lo mismo las mujeres que lo habían seguido desde Galilea y que permanecían mirando todo
aquello.
C. Un hombre llamado José, consejero del sanedrín, hombre bueno y justo, que no había
estado de acuerdo con la decisión de los judíos ni con sus actos, que era natural de Arimatea,
ciudad de Judea, y que aguardaba el Reino de Dios, se presentó ante Pilato para pedirle el
cuerpo de Jesús. Lo bajó de la cruz, lo envolvió en una sábana y lo colocó en un sepulcro
excavado en la roca, donde no habían puesto a nadie todavía. Era el día de la Pascua y ya iba a
empezar el sábado. Las mujeres que habían seguido a Jesús desde Galilea acompañaron a José
para ver el sepulcro y cómo colocaban el cuerpo. Al regresar a su casa, prepararon perfumes y
ungüentos, y el sábado guardaron reposo, conforme al mandamiento.
+ Palabra del Señor
TODOS: Gloria a Ti, Señor, Jesús.

ORACIONES DE LOS FIELES


20

Sac.: Llenos de confianza, acudimos al Padre con nuestras necesidades.


1. Para que la fuerza de la Pasión de Jesús renueve la Iglesia, y la haga servidora
decidida de los pobres y necesitados, y de todos aquellos a quienes el mundo deja
de lado. Roguemos al Señor.
2. Para que quienes sufren por el hambre o la guerra, la enfermedad o la soledad, la
injusticia o la pobreza, experimenten la fuerza de Dios y la ayuda de los
hermanos. Roguemos al Señor.
3. Por la paz del mundo entero, por la tolerancia y la comprensión entre todos los
hombres y mujeres. Roguemos al Señor.
4. Por la paz y la unidad en Venezuela, para que la construcción de la paz sea fruto
de la justicia y de unas relaciones humanas que busquen la fraternidad.
Roguemos al Señor.
5. Para que el Señor envíe operarios a su mies y para que el Espíritu suscite diversos
ministerios y carismas de vida evangélica para el bien de toda la Iglesia.
Roguemos al Señor.
6. Para que la Misión Continental Evangelizadora nos lleve a todos a abrir el
corazón a Jesucristo, para ser discípulos y misioneros en la Iglesia. Roguemos al
Señor.
7. Para que todos los que hoy nos hemos reunido alrededor de la Mesa del Señor,
vivamos con fe, y esperanza nuestra realidad de hijos de Dios y hermanos de
todos los hombres y mujeres del mundo. Roguemos al Señor.
8. Por nuestra Comunidad Parroquial, para que sepamos acompañar a Jesús en la
alegría y en el dolor, en la Muerte y en la Resurrección. Roguemos al Señor.
Sac.: Dios, Padre nuestro, escucha la oración de tu pueblo y sálvalo por la pasión de
Jesucristo, nuestro Señor. Te lo pedimos por Él, que ha vencido la muerte con su amor y
vive y reina por los siglos de los siglos.
INTRODUCCIÓN AL PADRE NUESTRO
La Cruz de Cristo nos ha abierto un camino de reconciliación con Dios; por eso le decimos
con inmensa confianza: PADRE NUESTRO...
INVITACION A LA COMUNION
Este es el Cordero de Dios, que murió en la Cruz para quitar el pecado del mundo entero.
Dichosos los llamados a la mesa de su Reino.

DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
1. INVITACIÓN PARA COLOCAR EL RAMO BENDITO EN LA CASA:
Con el Ramo Bendito, hoy hemos aclamado a Jesucristo en esta celebración del Domingo
de Ramos. Lleven este Ramo – Palma Bendita a sus casas para que cada vez que lo vean
recuerden dos cosas. Una, que no queremos ofender en nuestras casas a quien con toda
sinceridad hemos aclamado hoy como Mesías y Salvador. Otra, que la victoria que
simboliza este Ramo, Cristo la consiguió mediante su Cruz y que Él quiere que también
nosotros la consigamos llevando la cruz de todos los días: el trabajo de cada uno de
nosotros, los deberes de estudiante bien hechos, el servicio que nos podamos prestar los
unos a los otros, la comprensión y el perdón mutuos.
21

ORACIÓN
Tú que nos has alimentado en esta eucaristía, y por medio de la muerte de tu Hijo nos das la
esperanza de alcanzar lo que la fe nos promete, concédenos, Señor, llegar, por medio de su
resurrección, a la meta de nuestras esperanzas. Por JNS. Amén.

BENDICIÓN FINAL
22

LUNES
SANTO

Jesús atado en la
columna

Señor ¿como podré contemplarte


con serenidad en este momento
de la flagelación? El ver tu cuerpo
destrozado me tendría que bastar
para decidir una profunda
23

reforma de mi vida.

LUNES SANTO
 

SALUDO
En el nombre del Padre...
La gracia de Nuestro Señor Jesucristo y el amor del Padre que nos llama a la conversión,
estén con todos ustedes...

MONICIÓN DE ENTRADA
Hemos llegado a la meta de nuestro camino cuaresmal: la Semana Santa. La liturgia insiste
en el intento de ordenar nuestros sentimientos al misterio que celebramos: unidos a la
pasión de Cristo en la esperanza de la resurrección. Las lecturas de estos tres días santos
antes del triduo pascual, nos acercan progresivamente al momento decisivo de la entrega
del Señor. Pero a la vez añaden la dimensión de victoria hacia la que avanzamos con Cristo.
El siervo de Yahvé, sufriente pero lleno del espíritu de Dios, y el perfume con que María
unge a Jesús, son signos de esa dimensión pascual completa que la Iglesia busca revivir con
nosotros. Celebremos con fe este encuentro con Jesús en la Eucaristía.

ACTO PENITENCIAL:
Para que el Señor pueda darnos toda la fuerza de su acción redentora, es necesario que
saquemos de nosotros el mal y abramos nuestro corazón al espíritu de Dios. Es preciso que
nuestra vida vaya perfumándose con el aroma de la pascua del Señor, que es vida y amor
en flor. Abandonemos, pues, nuestras obras de pecado y pidamos perdón.
Yo confieso…

LITURGIA DE LA PALABRA:
Monición a la Primera Lectura: El Libro de Isaías nos ofrece hoy el primer canto al siervo
de Yahvé a quien se presenta como el siervo elegido en quien reposa el espíritu de Dios.
Con respeto pero con firmeza, con paz pero con fortaleza implantará el derecho y la
justicia. Será “alianza del pueblo y luz de las naciones”. Escuchemos.

LECTOR: Lectura del libro del profeta Isaías.


Miren a mi siervo, a quien sostengo; a mi elegido, en quien tengo mis complacencias. En él
he puesto mi espíritu, para que haga brillar la justicia sobre las naciones. No gritará ni
clamará, no hará oír su voz en las plazas, no romperá la caña resquebrajada, ni apagará
la mecha que aún humea. Proclamará la justicia con firmeza, no titubeará ni se doblegará,
hasta haber establecido el derecho sobre la tierra y hasta que las islas escuchen su
enseñanza. Esto dice el Señor Dios, el que creó el cielo y lo extendió, el que dio firmeza a
la tierra, con lo que en ella brota; el que dio el aliento a la gente que habita la tierra y la
respiración a cuanto se mueve en ella: “Yo, el Señor, fiel a mi designio de salvación, te
llamé, te tomé de la mano; te he formado y te he constituido alianza de un pueblo, luz de
24

las naciones, para que abras los ojos de los ciegos, saques a los cautivos de la prisión y de
la mazmorra a los que habitan en tinieblas”.
Palabra de Dios.
TODOS: Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL
R/ El Señor es mi luz y mi salvación.
L. El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién voy a tenerle miedo? El Señor es la defensa
de mi vida, ¿quién podrá hacerme temblar? / R
L. Cuando me asaltan los malvados para devorarme, ellos, enemigos y adversarios,
tropiezan y caen. / R
L. Aunque se lance contra mí un ejército, no temerá mi corazón; aún cuando hagan la
guerra contra mí, tendré plena confianza en el Señor. / R
L. La bondad del Señor espero ver en esta misma vida. Ármate de valor y fortaleza y en el
Señor confía. / R

Monición al Evangelio: La escena de la unción en Betania, que escucharemos, ocurrida


seis días antes de la Pascua según nos dice San Juan resulta muy significativa. Se nos
describe el cariño de María ofreciéndole a Jesús un frasco de perfume muy valioso. Se
resalta también el detalle de María de enjugar los pies de Jesús con sus cabellos, las
palabras de Judas, propia de un corazón mezquino, y la decisión de los Sumos Sacerdotes
dar muerte también a Lázaro. Todos estos detalles nos hablan de la muerte de Jesús.
Escuchemos.

SACERDOTE o DIACONO: Lectura del santo Evangelio según san Juan.


Seis días antes de la Pascua, fue Jesús a Betania, donde vivía Lázaro, a quien había
resucitado de entre los muertos. Allí le ofrecieron una cena; Marta servía y Lázaro era uno
de los que estaban con él a la mesa. María tomó entonces una libra de perfume de nardo
auténtico, muy costoso, le ungió a Jesús los pies con él y se los enjugó con su cabellera, y
la casa se llenó con la fragancia del perfume. Entonces Judas Iscariote, uno de los
discípulos, el que iba a entregar a Jesús, exclamó: “¿Por qué no se ha vendido ese
perfume en trescientos denarios para dárselos a los pobres?” Esto lo dijo, no porque le
importaran los pobres, sino porque era ladrón, y como tenía a su cargo la bolsa, robaba lo
que echaban en ella. Entonces dijo Jesús: “Déjala. Esto lo tenía guardado para el día de
mi sepultura; porque a los pobres los tendrán siempre con ustedes, pero a mí no siempre
me tendrán”. Mientras tanto, la multitud de judíos, que se enteró de que Jesús estaba allí,
acudió, no sólo por Jesús, sino también para ver a Lázaro, a quien el Señor había
resucitado de entre los muertos. Los sumos sacerdotes deliberaban para matar a Lázaro,
porque a causa de él, muchos judíos se separaban y creían en Jesús.
Palabra del Señor
TODOS: Gloria a ti, Señor Jesús.

HOMILIA

ORACIONES DE LOS FIELES:


Sac.: Cristo colgado en la Cruz intercede por todos nosotros. Es el mediador entre el cielo y
la tierra, el que reconcilia a todos los hombres con Dios. Unidos a Él, oremos.
25

1.- Por la santa Iglesia: para que sepa poner enteramente al servicio de las personas las
riquezas de la divina misericordia que brotan de la fuente del Salvador. Roguemos al
Señor.

2.- Por la paz del mundo: para que la sangre derramada por Cristo, para que fuéramos una
sola cosa, apague los odios, las guerras y los sufrimientos de la humanidad. Roguemos al
Señor.

3.- Por la unidad de las iglesias: para que todos los creyentes en Cristo, mirando a su Señor
clavado en la cruz, tomen las decisiones necesarias para reconstruir la unión visible en la fe.
Roguemos al Señor.

4.- Para que el Señor conceda a su Iglesia la alegría del don de las vocaciones al ministerio
sacerdotal o a la vida consagrada. Roguemos al Señor.

5.- Para que la Misión Continental Evangelizadora nos lleve a todos a abrir el corazón a
Jesucristo, para ser discípulos y misioneros en la Iglesia. Roguemos al Señor.

6.- Por los enfermos, los oprimidos, los explotados y olvidados: para que se reconozca en
ellos la presencia de Cristo, rey y juez de todos los tiempos, que anticipa en la cruz el juicio
final. Roguemos al Señor.

7.- Por esta asamblea: para que del sacrificio de la cruz, presente en el altar aprenda a
edificarse día a día como cuerpo de Cristo y familia de Dios. Roguemos al Señor.

Sac.: Padre, que en Cristo, siervo obediente, has revelado la riqueza de tu misericordia,
concede a tu pueblo, reunido por la cruz de tu Hijo, resucitar con Él para ser signo viviente
de tu gloria. Por Cristo nuestro Señor. Amén.

INTRODUCCION AL PADRE NUESTRO:


El Espíritu de Dios estaba con el Siervo de Yahvé También fue derramado en nuestros
corazones por el bautismo. Es quien ahora nos mueve a llamar Padre a Dios y a rezar como
Cristo nos enseñó: Padre Nuestro…
26

MARTES
SANTO
27

Humildad y
paciencia

Vuelvan a mí,
los que están tristes y cansados,
los que han perdido la esperanza,
los que viven desorientados, sin sentido,
los que se dejan llevar por las pautas que otros dictan,
los que tienen el corazón apagado y desgarrado

MARTES SANTO

SALUDO
En el nombre del Padre...
La gracia de Nuestro Señor Jesucristo y el amor del Padre que nos llama a la conversión,
estén con todos ustedes...
MONICION DE ENTRADA:
Nos encontramos ya viviendo la Pascua de Jesús. Ha llegado la hora y el Hijo del Padre va
a ser glorificado en el sentido completo de pasión, muerte y resurrección que San Juan
atribuye a la palabra glorificación y que hoy se nos vuelve a recordar. También la primera
lectura seguirá ofreciéndonos un nuevo canto al Siervo de Yahvé, elegido desde el principio
de su existencia para ser salvación de las naciones. Es Cristo quien cumple ese papel.
Estamos en la hora decisiva. El va a llevar su amor hasta la entrega. Pero en su camino se
cruza el desamor, la cobardía y, en el caso de Judas, la traición hasta entregarlo en manos
de los enemigos. Vivamos con fe esta celebración del martes santo.
ACTO PENITENCIAL:
Dentro de un momento, en la oración que yo presentaré en nombre de todos al Padre,
pediremos la “ayuda de Dios para celebrar los misterios de la pasión del Señor con tal fe y
arrepentimiento, que podamos merecer el perdón”. Vivamos, pues, este amor de Cristo que
se entrega, y arrepintámonos de nuestro pecado para alcanzar su perdón.
Yo confieso…
LITURGIA DE LA PALABRA:
Monición a la Primera Lectura: En el segundo canto de Isaías el propio Siervo de Yahvé
entona su presentación: es elegido por Dios desde las entrañas de su madre para ser espada
afilada y, a la vez, orgullo de Dios, que lo eleva a la categoría de Siervo, a ser luz de las
naciones para que la salvación alcance hasta el confín de la tierra. Con auténtica visión
profética Isaías está ofreciendo una viva imagen de Cristo y de su acción pascual salvadora.
Escuchemos.
LECTOR: Lectura del libro del profeta Isaías.
“Escúchenme, islas; pueblos lejanos atiéndanme. El Señor me llamó desde el vientre de mi
madre; cuando aún estaba yo en el seno materno, él pronunció mi nombre. Hizo de mi
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boca una espada filosa, me escondió en la sombra de su mano, me hizo flecha puntiaguda,
me guardó en su aljaba y me dijo: “Tú eres mi siervo, Israel; en ti manifestaré mi gloria”.
Entonces yo pensé: “En vano me he cansado, inútilmente he gastado mis fuerzas; en
realidad mi causa estaba en manos del Señor, mi recompensa la tenía mi Dios”. Ahora
habla el Señor, el que me formó desde el seno materno, para que fuera su servidor, para
hacer que Jacob volviera a él y congregar a Israel en torno suyo –tanto así me honró el
Señor y mi Dios fue mi fuerza-. Ahora, pues, dice el Señor: “Es poco que seas mi siervo
sólo para restablecer a las tribus de Jacob y reunir a los sobrevivientes de Israel: te voy a
convertir en luz de las naciones, para que mi salvación llegue hasta los últimos rincones
de la tierra”
Palabra de Dios
TODOS: Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL

R/ En ti, Señor, he puesto mi esperanza.


L. Señor, tú eres mi esperanza, que no quede yo jamás defraudado. Tú, que eres justo,
ayúdame y defiéndeme; escucha mi oración y ponme a salvo. / R
L. Sé para mí un refugio, ciudad fortificada en la que me salves. Y pues eres mi auxilio y
mi defensa, líbrame, Señor, de los malvados. / R
L. Señor, tú eres mi esperanza; desde mi juventud en ti confío. Desde que estaba en el seno
de mi madre, yo me apoyaba en ti y tú me sostenías. / R
L. Yo proclamaré siempre tu justicia y a todas horas, tu misericordia. Me enseñaste a
alabarte desde niño y seguir alabándote es mi orgullo. / R

 
Monición al Evangelio: Nos situamos en la primera parte de la cena pascual. El Señor ha
comenzado a llevar su amor hasta la entrega. Cuando se está celebrando el amor que se
entrega aparece la traición de Judas; cuando dentro del Cenáculo se está encendiendo la luz
más resplandeciente del amor de Dios, fuera se adueñan las tinieblas. Y además, el
claroscuro de otro amor y de otra traición la de Pedro. Que en nuestro corazón nunca
aparezca la noche del traidor. Escuchemos.

SACERDOTE o DIACONO: Lectura del santo Evangelio según san Juan


En aquel tiempo, cuando Jesús estaba a la mesa con sus discípulos, se conmovió
profundamente y declaró: «Yo les aseguro que uno de ustedes me va a entregar.» Los
discípulos se miraron perplejos unos a otros, porque no sabían de quién hablaba. Uno de
ellos, al que Jesús tanto amaba, se encontraba reclinado a su derecha. Simón Pedro le hizo
una seña y le preguntó: « ¿De quién lo dice?» Entonces él, apoyándose en el pecho de
Jesús, le preguntó:”Señor, ¿quién es? Le contestó Jesús: «A quien yo le dé este trozo de
pan, que voy a mojar.» Mojó el pan y se lo dio a Judas, hijo de Simón el Iscariote; y tras el
bocado, entró en él Satanás. Jesús le dijo entonces a Judas: «Lo que tienes que hacer,
hazlo pronto.» Pero ninguno de los comensales entendió a qué se refería; algunos
supusieron que, como Judas, tenía a su cargo la bolsa, Jesús le había encomendado
comprar lo necesario para la fiesta o dar algo a los pobres. Judas, después de tomar el
bocado, salió inmediatamente. Era de noche. Una vez que Judas se fue, Jesús dijo: «Ahora
29

ha sido glorificado el Hijo del hombre y Dios ha sido glorificado en él, también Dios lo
glorificará en sí mismo y pronto lo glorificará. Hijitos, todavía estaré un poco con ustedes.
Me buscarán, pero como les dije a los judíos, así se lo digo a ustedes ahora: “A donde yo
voy, ustedes no pueden ir”. Simón Pedro le dijo: «Señor, ¿adónde vas?» Jesús le
respondió: «Adonde yo voy, no me puedes seguir ahora, me seguirás más tarde.» Pedro
replicó: «Señor, ¿por qué no puedo seguirte ahora? Yo daré mi vida por ti.» Jesús le
contestó: « ¿Con que darás tu vida por mí? Yo te aseguro que no cantará el gallo, antes
que me hayas negado tres veces.»
Palabra del Señor
Todos: Gloria a ti, Señor Jesús.

ORACIONES DE LOS FIELES:


Sacerdote: Acerquémonos, hermanos, a Jesús, mediador de la nueva alianza y
presentémosle con fe las oraciones de su Iglesia.

1.- Para que la Iglesia, con la mirada puesta en Cristo, autor y consumador de nuestra fe, no
se gloríe en otra cosa que en la cruz de su Señor. Roguemos al Señor.

2.- Para que la sangre derramada de Jesús, reconcilie con Dios a los que aún están lejos de
Él. Roguemos al Señor.

3.- Para que todos los que participan de la Pasión de Cristo por la enfermedad y los
sufrimientos, alcancen fortaleza y paciencia. Roguemos al Señor.

4.- Para que Cristo, que es nuestra paz, destruya en su carne todo muro de separación y
acabe toda enemistad entre los pueblos y las personas, dando al mundo la paz y la unidad
que todos deseamos. Roguemos al Señor.

5.- Para que haya jóvenes que quieran seguir el llamado de Cristo y a servirlo en los
hermanos a través de los diversos carismas que el Espíritu suscita en la Iglesia. Roguemos
al Señor.

6.- Para que la Misión Continental Evangelizadora nos lleve a todos a abrir el corazón a
Jesucristo, para ser discípulos y misioneros en la Iglesia. Roguemos al Señor.

7.- Para que todos nosotros, justificados por la sangre de Jesús y reconciliados con Dios por
su muerte, seamos salvados por Él de todo pecado. Roguemos al Señor.

Sacerdote: Mira Señor, a esta familia reunida en nombre de Jesucristo, que con su sangre
nos redimió, con su muerte nos dio la vida y con su resurrección nos glorificó, y concédele
todo lo que pide. Por Cristo Nuestro Señor. Amén.

INTRODUCCION AL PADRE NUESTRO


Con la humildad con que Pedro tuvo que reconocer su pecado, oramos nosotros al Padre
para que perdone nuestras ofensas y nos libre de todo mal. Rezamos juntos: Padre
Nuestro…
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MIERCOLESSANTO

Día del
Nazareno
Por la esquina de Miracielos,
en sus miércoles de dolor,
el Nazareno de San Pablo
pasaba siempre en procesión.
En la esquina de Miracielos
31

hubo una breve oscilación;


los portadores de las andas
se detuvieron; Monseñor
el Arzobispo, alzó los ojos
hacia la Cruz; la cruz de Dios,
al pasar bajo el limonero,
entre sus gajos se enredó.
Sobre la frente del Mesías
hubo un rebote de verdor
y entre sus rizos tembló el oro
amarillo de la sazón.
De lo profundo del cortejo
partió la flecha de una voz:
-¡Milagro! Es bálsamo, cristianos,
el limonero del Señor!

CELEBRACIÓN DEL MIÉRCOLES SANTO


DÍA DEL NAZARENO

SALUDO
En el nombre del Padre.
La gracia de Nuestro Señor Jesucristo y el amor del Padre que nos llama a la conversión,
estén con todos ustedes...

MONICIÓN DE ENTRADA
Bienvenidos, hermanos, para realizar en este Miércoles Santo, nuestro encuentro con
Jesús de Nazaret, el Nazareno. Muchos nos acercamos en este día a Jesús Nazareno a fin
de cumplir una promesa. No olvidemos que la promesa que más agrada a Jesús Nazareno es
vestirnos de su Gracia; arrepentirnos de nuestros pecados, reconciliarnos con Dios y con
nuestros hermanos, recibirlo en la Eucaristía, trabajar por la paz, hacer siempre el bien a
todos. No podemos agradar a Dios si no es cambiando de vida, convirtiéndonos al Señor.
Celebremos, pues, con alegría esta Eucaristía con Jesús el Nazareno, nuestro Salvador, y
con nuestra María la Viren, la Dolorosa.

ACTO PENITENCIAL:
Sac.: Todos nosotros somos pecadores. Nadie está libre de faltas. Ahora recurrimos a
nuestro Dios para que nos libere de nuestros errores, nos dé una vez más su gracia y la
fuerza para no volver a pecar.
Pedimos a Dios perdón por nuestros pecados y le suplicamos que nos ayude a liberarnos de
todo cuanto nos impide caminar hacia Él. En un momento de silencio, pidamos perdón...

Digamos todos juntos después de cada petición de perdón: PERDONANOS, SEÑOR.


 De toda esclavitud y opresión.
 De toda violencia y dureza de corazón.
 De la indiferencia y la apatía.
 Del orgullo y la vanidad.
 De la mentira, la calumnia y la crítica inútil.
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 Del aburrimiento y de la rutina.


 De la desconfianza y la incredulidad.
 De la insensibilidad ante el dolor ajeno.
 De la desesperación ante el propio dolor.
 Del cansancio y la tentación de abandonar.
 Del odio, la envidia y la venganza.
 De la inseguridad, la maldad y de todo peligro.
 De nuestras supersticiones y brujerías.
 De todos nuestros egoísmos, injusticias y de todo pecado.

Sac.: Y el Señor, que es todopoderoso y misericordioso, siempre dispuesto al perdón


y al amor, por nuestro arrepentimiento y deseo de cambio de vida, perdone nuestros
pecados y nos lleve a la vida eterna. Amén.

LITURGIA DE LA PALABRA:
Monición a la Primera Lectura: Dios ahora nos va a hablar. Escuchémosle con
atención. Nos enseña a tener confianza, a tener valor, a sentirnos cerca de Dios que no
nos abandona. Escuchemos.
LECTOR: Lectura del libro del profeta Isaías.
En aquel tiempo dijo Isaías: “El Señor me ha dado una lengua experta,, para que pueda
confortar al abatido con palabras de aliento. Mañana tras mañana, el Señor despierta mi
oído, para que escuche yo, como discípulo. El Señor Dios me ha hecho oír sus palabras y
yo no he puesto resistencia, ni me he echado para atrás. Ofrecí la espalda a los que me
golpeaban, la mejilla a los que me tiraban de la barba. No aparté mi rostro a los insultos y
salivazos. Pero el Señor me ayuda, por eso no quedaré confundido; por eso endureció mi
rostro como roca, y sé que no quedaré avergonzado. Cercano está de mí el que me hace
justicia: ¿quién luchará contra mí? ¿Quién es mi adversario? ¿Quién me acusa? ¡Que se
me enfrente! El Señor es mi ayuda: ¿quién se atreverá a condenarme?
Palabra de Dios.
TODOS: Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
R/. Por tu bondad, Señor, socórreme.
L. Por ti he sufrido injurias y la vergüenza cubre mi semblante. Extraño soy y advenedizo,
aún para aquellos de mi propia sangre; pues me devora el celo de tu casa, el odio del que
te odia, en mí recae. / R
L. La afrenta me destroza el corazón y desfallezco. Espero compasión y no la encuentro;
consoladores, y no los encuentro. En mi comida me echaron hiel, para mi sed me dieron
vinagre. / R
L. En mi cantar exaltaré tu nombre, proclamaré tu gloria, agradecido. Se alegrarán al
verlo los que sufren, quienes buscan a Dios tendrán más ánimo, porque el Señor jamás
desoye al pobre, ni olvida al que se encuentra encadenado. / R
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Monición al Evangelio: El Evangelio nos relata cómo Judas prepara la traición a Cristo por
un poco de dinero. Nosotros también lo hemos traicionado con nuestros pecados,
aprovechemos estos días de Semana Santa para reflexionar y reconciliarnos con Él.
Escuchemos.
SACERDOTE o DIACONO: Lectura del santo Evangelio según san Mateo.
En aquel tiempo uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue a ver a los sumos
sacerdotes y les dijo: "¿Cuánto me dan si les entrego a Jesús?". Ellos quedaron en darle
treinta monedas de plata. Y desde ese momento andaba buscando una oportunidad para
entregárselo. El primer día de la fiesta de los panes Ázimos, los discípulos se acercaron a
Jesús y le preguntaron: "¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?". El
respondió: "Vayan a la ciudad, a casa de fulano, y díganle: 'El Maestro dice: mi hora está
ya cerca. Voy a celebrar la Pascua con mis discípulos en tu casa '". Ellos hicieron lo que
Jesús les había ordenado y prepararon la cena de Pascua. Al atardecer, se sentó a la mesa
con los Doce y, mientras cenaban, les dijo: "Yo les aseguro que uno de ustedes va a
entregarme". Ellos se pusieron muy tristes y comenzaron a preguntarle uno por uno:
"¿Acaso soy yo, Señor?". El respondió: "El que moja su pan en el mismo plato que yo, ése
va a entregarme. Porque el Hijo del hombre va a morir, como está escrito de él, pero ¡ay
de aquel por quien el Hijo del hombre va a ser entregado! Más le valiera a ese hombre no
haber nacido!". Entonces preguntó Judas, el que lo iba a entregar: "¿Acaso soy yo,
Maestro?". Jesús le respondió "Tú lo has dicho”.
Palabra del Señor.
TODOS: Gloria a ti, Señor Jesús.
HOMILIA
ORACIONES DE LOS FIELES:
Sac.: Adoremos a Cristo el Nazareno, quién próximo ya a su pasión, al contemplar a
Jerusalén, lloró por ella, porque no quería convertirse y aceptar el tiempo de gracia.
Arrepintiéndonos, pues, de nuestros pecados y prometiéndole cambiar de vida, digamos:
TE ROGAMOS, ÓYENOS.
1. Para que perdone y tenga piedad de la Iglesia, el que con la cruz excusó a los
ignorantes. Oremos.
2. Para que se apiade de todo el género humano el que murió en la cruz por
todos los hombres. Oremos.
3. Para que tenga piedad de los enfermos, atribulados, presos y esclavizados, el que
conoció las amarguras de sentirse abandonado y traicionado. Oremos.
4. Para que en toda la familia, en todo hogar reine la paz, la comprensión y el amor.
Oremos.
5. Para que la Misión Continental Evangelizadora nos lleve a todos a abrir el corazón a
Jesucristo, para ser discípulos y misioneros en la Iglesia. Oremos.
6. Para que el Señor, por el gran amor que le tiene a su Iglesia, le conceda los pastores
que necesita según su corazón. Oremos.
7. Para que por estas celebraciones pascuales logremos un cambio de vida y seamos
fieles al Evangelio. Oremos.
34

8. Para que crezca en nosotros el amor a Cristo Nazareno, y nos convirtamos de todos
nuestros pecados. Oremos.
Sac.: Protégenos, Señor, Salvador nuestro, y concédenos misericordiosamente tus
auxilios temporales y eternos. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
INTRODUCCION AL PADRE NUESTRO
Gracias a la lucha valiente de Cristo contra el mal, ha vencido el amor de Dios. Con ese
amor en nuestros corazones rezamos al Padre como Cristo nos enseñó.
BENDICION FINAL:
La paz de Dios, que sobrepasa todo juicio, custodie sus corazones y sus pensamientos en el
conocimiento y el amor de Dios y de su Hijo Jesucristo, nuestro Señor. AMEN.
Y LA BENDICION...

CELEBRACION DE LA PASCUA DE LOS


ENFERMOS Y ANCIANOS

CANTO DE ENTRADA

SALUDO
En el nombre del Padre...
Que Dios, nuestro Padre, que en Jesús quiso compartir nuestra propia vida, esté con todos
ustedes...

MONICION DE ENTRADA
Queridos amigos y amigas: nos reunimos en torno a la mesa de la fraternidad, Dios Padre
nos muestra la grandeza de su amor en Jesús y nos llama a la felicidad plena. Vamos a
celebrar la Eucaristía, en este Miércoles Santo, en la que como Comunidad Parroquial
celebramos la Pascua del Anciano y del Enfermo, y en donde un grupo de hermanos
nuestros va a recibir el Sacramento de la Unción de los Enfermos
Hoy se nos invita a manifestar la solicitud por los que sufren y por los enfermos de nuestra
comunidad.
Estamos llamados a confiar en Dios, con una confianza que nos transforma y hace que
cambie la vida y la sociedad. Es una confianza que mira hacia delante, libera y ayuda a los
demás, es compromiso transformador: practicar el perdón, la pobreza, la sencillez, la
misericordia…, viviendo las Bienaventuranzas.
Participemos todos con fe y esperanza en esta celebración de la Santa Misa.

ACTO PENITENCIAL
Sac.: Al comenzar nuestra celebración, fiesta de la hermandad, reconocemos en el silencio
lo que hacemos mal y pedimos, en silencio, perdón al Señor.
YO CONFIESO...
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O también…
 Tú, que nos llamas a vivir confiando en tu misericordia, sin inquietarnos por las
dificultades. SEÑOR, TEN PIEDAD.
 Tú, que has venido para manifestarnos el amor del Padre y con tu resurrección eres
anticipo de nuestro destino y nuestra vida en Ti. CRISTO, TEN PIEDAD.
 Tú, que nos envías la fuerza de tu Espíritu para vivir de un modo nuevo, haciendo
creíble la venida de tu Reino. SEÑOR, TEN PIEDAD.

ORACIÓN COLECTA
Señor, Tú que eres el Dios amigo que siempre estás cerca de nosotros buscando nuestro
bien; concédenos experimentar, en la enfermedad y en el sufrimiento tu fuerza liberadora y
sanadora. Por nuestro Señor Jesucristo. ...

LITURGIA DE LA PALABRA

Monición a las Lecturas:


Vamos a disponer nuestro corazón para escuchar a Dios que nos habla, a través de la
Palabra que será proclamada. Esa Palabra es la verdad que ilumina nuestra existencia
ofreciéndonos una luz nueva para nuestra vida, para nuestra enfermedad y sufrimiento.
Recibamos con fe el mensaje de la Palabra de Dios de hoy.
(Proclamación de las lecturas del día. Aquí se indican las del Miércoles Santo)

LITURGIA DE LA PALABRA:
Monición a la Primera Lectura:
En esta  lectura, el Profeta Isaías nos invita a que confiemos en Dios porque él nos dará la
fortaleza necesaria para que seamos profetas dondequiera que estemos. Nos enseña a tener
confianza, a tener valor, a sentirnos cerca de Dios que nunca nos abandona. Escuchemos.

LECTOR: Lectura del libro del profeta Isaías.


En aquel tiempo dijo Isaías: “El Señor me ha dado una lengua experta,, para que pueda
confortar al abatido con palabras de aliento. Mañana tras mañana, el Señor despierta mi
oído, para que escuche yo, como discípulo. El Señor Dios me ha hecho oír sus palabras y
yo no he puesto resistencia, ni me he echado para atrás. Ofrecí la espalda a los que me
golpeaban, la mejilla a los que me tiraban de la barba. No aparté mi rostro a los insultos y
salivazos. Pero el Señor me ayuda, por eso no quedaré confundido; por eso endureció mi
rostro como roca, y sé que no quedaré avergonzado. Cercano está de mí el que me hace
justicia: ¿quién luchará contra mí? ¿Quién es mi adversario? ¿Quién me acusa? ¡Que se
me enfrente! El Señor es mi ayuda: ¿quién se atreverá a condenarme?
Palabra de Dios.
TODOS: Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL
R/. Por tu bondad, Señor, socórreme.
L. Por ti he sufrido injurias y la vergüenza cubre mi semblante. Extraño soy y advenedizo,
aun para aquellos de mi propia sangre; pues me devora el celo de tu casa, el odio del que
te odia, en mí recae. / R
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L. La afrenta me destroza el corazón y desfallezco. Espero compasión y no la encuentro;


consoladores, y no los encuentro. En mi comida me echaron hiel, para mi sed me dieron
vinagre. , y cuando tuve sed me dieron vinagre. / R

L. En mi cantar exaltaré tu nombre, proclamaré tu gloria, agradecido. Se alegrarán al


verlo los que sufren, quienes buscan a Dios tendrán más ánimo, porque el Señor jamás
desoye al pobre, ni olvida al que se encuentra encadenado. / R

Monición al Evangelio:
El Evangelio nos relata como Judas prepara la traición a Cristo por un poco de dinero.
Nosotros también lo hemos traicionado con nuestros pecados, aprovechemos estos días de
Semana Santa para reflexionar, reconciliarnos con Él y cambiar de vida. Escuchemos.

SACERDOTE o DIACONO: Lectura del santo Evangelio según san Mateo.


En aquel tiempo uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue a ver a los sumos
sacerdotes y les dijo: "¿Cuánto me dan si les entrego a Jesús?". Ellos quedaron en darle
treinta monedas de plata. Y desde ese momento andaba buscando una oportunidad para
entregárselo. El primer día de la fiesta de los panes Ázimos, los discípulos se acercaron a
Jesús y le preguntaron: "¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?". El
respondió: "Vayan a la ciudad, a casa de fulano, y díganle: 'El Maestro dice: mi hora está
ya cerca. Voy a celebrar la Pascua con mis discípulos en tu casa '". Ellos hicieron lo que
Jesús les había ordenado y prepararon la cena de Pascua. Al atardecer, se sentó a la mesa
con los Doce y, mientras cenaban, les dijo: "Yo les aseguro que uno de ustedes va a
entregarme". Ellos se pusieron muy tristes y comenzaron a preguntarle uno por uno:
"¿Acaso soy yo, Señor?". El respondió: "El que moja su pan en el mismo plato que yo, ése
va a entregarme. Porque el Hijo del hombre va a morir, como está escrito de él, pero ¡ay
de aquel por quien el Hijo del hombre va a ser entregado! Más le valiera a ese hombre no
haber nacido!". Entonces preguntó Judas, el que lo iba a entregar: "¿Acaso soy yo,
Maestro?". Jesús le respondió "Tú lo has dicho”.
Palabra del Señor.
TODOS: Gloria a ti, Señor Jesús.

HOMILÍA

LITURGIA DE LA UNCION DE LOS ENFERMOS

Sac.: Hermanos, con la oración de nuestra fe, invoquemos humildemente al Señor, y


roguemos particularmente por nuestros hermanos y hermanas enfermos.

1. Muéstrales, Señor, tu misericordia y confórtalos por medio de la Unción que van a


recibir. Roguemos al Señor.
2. Libra a nuestros hermanos enfermos de todo mal. Roguemos al Señor.
3. Alivia los sufrimientos de todos nuestros enfermos, especialmente de los que se
encuentran aquí reunidos en esta celebración. Roguemos al Señor.
4. Concede también tu gracia a todas las personas que se consagran al servicio y al
cuidado de los enfermos. Roguemos al Señor.
5. Libra a todos nuestros enfermos del pecado y de la tentación. Roguemos al Señor.
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6. Por quienes sufren abandono, desamor e incomprensión, para que a sus gastadas
fuerzas unan la esperanza y el ánimo para dirigirse al Padre con total confianza.
Roguemos al Señor.
7. Por quienes llevamos el nombre de cristianos, para que nuestro estilo de vida sea
conforme al Evangelio, y haga presente la amorosa misericordia de Cristo.
Roguemos al Señor.
8. Por nuestra comunidad parroquial, para que en su trabajo evangelizador elija
siempre la sencillez, la acogida, el perdón y la entrega, proporcionando un
testimonio eficaz de la solicitud amorosa de Dios. Roguemos al Señor.
9. Concede vida y salud a estos hermanos nuestros enfermos, a quienes vamos ahora a
imponer las manos. Roguemos al Señor.

Sac.: Ayúdanos, Señor, a vivir confiando en Ti. Haznos fuerte en la fe y en el servicio a los
hermanos y concédenos lo que mejor nos ayude a caminar siempre en tu presencia. Por
JNS. Amén.

IMPOSICIÓN DE MANOS
Monitor: Ahora, el celebrante impondrá las manos y ungirá con el óleo santo a nuestros
hermanos. Son unos gestos que provienen de Jesús. La imposición de las manos es el signo
del don de Dios que desciende sobre nuestros hermanos: la gracia de Jesucristo resucitado,
la fuerza del Espíritu Santo. Y la unción en la frente y en las manos es el signo de la
presencia de Dios en ellos, para confortarlos y fortalecerlos en el cuerpo y en el espíritu.
Participemos de este momento con nuestra oración.

(En silencio se hace la imposición de manos. Todos oran en silencio)

ORACIÓN SOBRE EL OLEO


Bendito seas, Dios Padre Omnipotente, que enviaste a tu Hijo al mundo,
por nosotros y por nuestra salvación.
TODOS: Bendito seas por siempre, Señor.

Bendito seas, Dios Hijo Unigénito, que, haciéndote hombre como nosotros,
quisiste aliviar nuestras enfermedades.
TODOS: Bendito seas por siempre, Señor.

Bendito seas, Dios Espíritu Santo Consolador, que con tu ilimitado poder
sanas la debilidad de nuestro cuerpo.
TODOS: Bendito seas por siempre, Señor.

Señor, concede alivio a los sufrimiento de estos hijos tuyos, que en Ti creen, y que van a
ser ungidos con el óleo santo; confórtalos en su enfermedad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

UNCION
El Sacerdote unge la frente, diciendo:
POR ESTA SANTA UNCION Y POR SU BONDADOSA MISERICORDIATE
AYUDE EL SEÑOR CON LA GRACIA
DEL ESPIRITU SANTO. AMEN
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El Sacerdote unge las manos, diciendo:


PARA QUE, LIBRE DE TUS PECADOS, TE CONCEDA LA SALVACIÓN
Y TE CONFORTE EN TU ENFERMEDAD. AMEN

ORACIÓN DESPUÉS DE LA UNCIÓN


Sac.: Padre nuestro del cielo, por medio de esta Unción concede a nuestros hermanos y
hermanas el alivio de sus sufrimientos. Cuando tengan miedo, concédeles valor; cuando se
sientan afligidos, dales paciencia; cuando se sientan deprimidos, concédeles esperanza;
cuando se sientan solos, dales la compañía de tu pueblo santo. Te lo pedimos por
Jesucristo, Nuestro Señor. Amén

LITURGIA DE LA EUCARISTÍA

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS


Padre misericordioso, que estos sencillos dones de pan y vino se transformen en el Señor
resucitado, que él una nuestros sufrimientos a los suyos y nos haga resucitar a una vida
nueva. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor. Amén

ORACIÓN EUCARISTICA
PREFACIO
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario darte gracias siempre en todo lugar,
Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, porque en Cristo, que sanó a los enfermos,
nos revelaste tu poder infalible y tu compasión constante.
En su gloriosa resurrección tu Hijo venció el sufrimiento y la muerte,
y nos dejó en herencia la promesa de un mundo nuevo y glorioso
en donde ya nunca nos afligirá ningún dolor del cuerpo ni la angustia del espíritu.
Con el don de tu Espíritu Santo tú nos bendices ya desde ahora
dándonos aliento y salud, fortaleza y esperanza, el perdón y la paz.
En este supremo sacramento de tu amor, tú nos das el cuerpo resucitado
de tu Hijo Jesucristo como modelo de lo que también nosotros
llegaremos a ser, cuando él vuelva al final de los tiempos.
Con júbilo y alegría nos unimos a los ángeles y a los santos en el gran cántico de la oración,
diciendo (cantando): SANTO...

Después de la Comunión: María, Madre de la esperanza


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Lector:

Oh María, Madre de la esperanza


tú que has conocido nuestra fragilidad
a través del sufrimiento de tu Hijo
vuelve tu mirada de Madre
a todo sufrimiento y debilidad humana.
Tú que esperaste contra toda esperanza
junto a la Cruz de tu Hijo
infundiendo fe a los discípulos

confundidos y desilusionados
alcánzanos el consuelo de la esperanza.
Hoy te imploramos, oh Madre de esperanza:
pide a tu Hijo que tenga misericordia
y nos sostenga en los momento más oscuro de la vida;
intercede por nosotros para que vivamos el tiempo
con la esperanza de la eternidad
para contemplar con gozo la gloria de Cristo Resucitado.
Amén
POSCOMUNIÓN
OREMOS UNIDOS. Jesús, tú que nos invitas a vivir sanamente y cuidarnos, como un don
de Dios que hemos recibido, ayúdanos y fortalécenos con tu gracia, para poder creer, amar
y esperar en ti. Tú que vives y reinas. ...
DESPEDIDA
Al finalizar nuestra celebración recordamos las palabras del Papa Benedicto XVI: “Pido a
las personas que se dedican al servicio de los enfermos que, con la ayuda de María,
continúen proporcionando un testimonio eficaz de la solicitud amorosa de Dios, nuestro
Padre. Que la Virgen, nuestra Madre, consuele a los enfermos y apoye a los que dedican su
vida, como Buenos Samaritanos, a curar las heridas físicas y espirituales de los que sufren”.
Que estas palabras del Papa resuenen en nuestros corazones, nos estimulen a acoger,
comprender y acompañar a nuestros hermanos en sus situaciones de dolor y fragilidad.

RITOS CONCLUSIVOS
BENDICIÓN
A continuación el Sacerdote bendice a las personas enfermas y a todos los presentes:
Que el Dios de todo consuelo los bendiga a ustedes
y les conceda esperanza durante la vida..
R. Amén
Que Dios les devuelva la salud
y les conceda la salvación.
R. Amén
Que Dios llene de paz sus corazones
y los conduzca a la vida eterna.
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R. Amén
Que los bendiga Dios Todopoderoso,
Padre, Hijo y Espíritu Santo.
R. Amén

CENA DE
PAN Y AGUA 2010
Sac.: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Todos: Amén.
Sac.: Que la paz del Señor, amigo de todos nosotros, esté con todos ustedes.
Todos: Y con tu Espíritu
1. MONITOR
En cuaresma los cristianos nos preparamos para la celebración de la Pascua del Señor.
Esta preparación se basa en la oración, el ayuno y la caridad. En esta cena de pan y agua
viviremos estas tres dimensiones: oraremos juntos, comeremos sobriamente y daremos el
costo de los alimentos que no comeremos al Pastoral Social de nuestra parroquia, para
apoyar la Campaña Compartir de este año 2010, cuyo tema concreto es el de la
Educación en Venezuela: “Un niño sin escuela es problema de todos”, emprendiendo
así la lucha para que ningún niño en edad escolar quede fuera del sistema.
CANTO: VIENEN CON ALEGRIA
Vienen con alegría Señor, cantando vienen con alegría Señor,
Los que caminan por la vida Señor sembrando tu paz y amor.
 Vienen trayendo la esperanza, a un mundo cansado de ansiedad, a un mundo que
busca y que no alcanza caminos de amor y de amistad.
 Viene trayendo entre sus manos esfuerzos de hermanos por la paz, deseos de un
mundo más humano que hable del bien y la verdad.
 Cuando el odio y la violencia aniden en nuestro corazón, el mundo sabrá que por
herencia le aguarda tristeza y dolor.
2. TODOS UNIDOS: ORACIÓN
Señor Jesús, estamos aquí porque queremos preparar nuestro corazón para celebrar
contigo tu Pascua.  Tú nos convocas, en esta Cuaresma, para esta Cena Penitencial de
Pan y Agua. Rompe las cadenas de nuestro egoísmo y danos la libertad de espíritu
suficiente para desprendernos de lo que tenemos, en favor de los demás. Que el Padre
Dios nos reciba con su misericordia y el Espíritu Santo nos dé la alegría de descubrir su
presencia entre nosotros. Entra en nuestro corazón y llénanos de tu paz. Amén.
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3. PROCLAMACIÓN DE LA PALABRA
Lectura del Santo Evangelio según San Marcos: (Mc 10, 13-16)
Llevaron unos niños a Jesús, para que los tocara; pero los discípulos reprendían a
quienes los llevaban. Jesús, viendo esto, se indignó y les dijo:
–Dejen que los niños vengan a mí y no se lo impidan, porque el reino de Dios es de
quienes son como ellos. Les aseguro que el que no acepta el reino de Dios como un
niño, no entrará en él.
Tomó en sus brazos a los niños y los bendijo poniendo las manos sobre ellos.
 
Palabra del Señor
Todos: Gloria Ti Señor, Jesús.

CANTO: TU PALABRA ME DA VIDA, CONFIO EN TI SEÑOR, TU PALABRA ES


ETERNA, EN ELLA ESPERARE.

4. REFLEXION SOBRE EL TEMA DE LA CAMPAÑA COMPARTIR


Como todos los años, la Iglesia Católica en Venezuela realiza durante la Cuaresma la
Campaña Compartir. En este tiempo de gracia y conversión, la Iglesia renueva su misión
de intensificar las prácticas de la caridad y la solidaridad, invitándonos a participar
activamente con un corazón sincero y reconciliado con Dios y con el hermano y hermana,
en la incansable búsqueda de la conversión personal y social.
Así, la Campaña Compartir se organiza en relación a un problema crítico que esté
afectando con gran fuerza a la sociedad, teniendo como objetivo promover la solidaridad
entre comunidades civiles e iglesias locales, instituciones gubernamentales y no
gubernamentales, empresas y todas aquellas personas que están dispuestas a ofrecer su
apoyo incondicional a la misión establecida.
Para este año 2010, se plantea como problema concreto el tema de la Educación en
Venezuela, “Un niño sin escuela es problema de todos”.
La Campaña contempla hacer un análisis de la situación y concientizar a todas las
instancias (Familias, Iglesia, Empresas…) que debemos intentar ayudar para que un niño
no quede fuera del sistema escolar por falta de útiles, por falta de merienda, por falta de
uniformes. Se asumen, como estrategias de acción la educación, formación,
sensibilización y el apoyo financiero a los centros educativos que visualicen el aumento de
la deserción en su plantilla educativa.
En la Iglesia venezolana reconocemos la importancia de la educación formal como
elemento transformador de la sociedad y como medio para alcanzar mayores niveles de
desarrollo humano, crecimiento y calidad de vida. Sin la educación formal ningún
individuo tiene la posibilidad de salir de la pobreza. Asimismo, para luchar contra uno de
los problemas más drásticos de nuestra población como es la violencia, es necesario
aumentar los índices de entrada de nuestros niños a la educación formal y la permanencia
de nuestros jóvenes en la educación básica.
A pesar de los avances puntuales en materia de Educación, todavía existe en Venezuela
un nivel importante de exclusión. Niños, niñas y adolescentes continúan marginados del
sistema educativo, lo cual nos indica que queda mucho por hacer en este terreno.

5. PETICIÓN DE PERDÓN COMUNITARIA


Después de cada petición cantamos “Perdón, Señor, Perdón”
 Por nuestros pecados contra la justicia, por acción u omisión
 Por nuestra falta de solidaridad
 Por nuestras faltas de apoyo a la educación de los niños.
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 Por nuestros gastos superfluos.


 Por nuestros apegos materiales.
 Por nuestra vida consumista.
 Por la dureza de nuestro corazón.
 Por nuestra indiferencia hacia los demás.
 Por nuestro rechazo al pobre y al necesitado.
 Por nuestras ansias de tener y de placer.
 Por nuestras mentiras y calumnias
 Por nuestras faltas de fe.
 Por nuestros odios, envidias y venganzas
 Por nuestro egoísmo y por todo pecado.

CANTO: CRISTO TE NECESITA PARA AMAR


Cristo te necesita para amar, para amar, Cristo te necesita para amar (bis)
No te importen las razas ni el color de la piel, ama a todos como hermanos y haz el
bien (bis)
Al que sufre y al triste dale amor, dale amor: al humilde y al pobre dale amor (bis)
Al que vive a tu lado, dale amor, dale amor: al que viene de lejos dale amor (bis)
Al que habla otra lengua, dale amor, dale amor; al que piensa distinto, dale amor (bis)
Al amigo de siempre, dale amor, dale amor; y al que no te saluda, dale amor (bis)
6. ORACIONES DE LOS FIELES
Sac.: Como hermanos presentamos al Señor nuestras peticiones:
 Para que no haya tantas divisiones entre ricos y pobres, entre poderosos y sin
poder, roguemos al Señor. Todos: Te lo pedimos, Señor.
 Por todos los que sufren injusticias, para que sean reconocidos sus derechos,
roguemos al Señor.
 Por todos los que lloran y por tantos hombres y mujeres sin trabajo y sin sustento,
roguemos al Señor
 Por todos los que sufren: enfermos, ancianos, marginados, los que viven solos,
roguemos al Señor.
 Por los que disfrutan de abundancia de bienes, para que aprendan a compartir,
roguemos al Señor.
 Por los niños para que ninguno de ellos sea excluido del sistema educativo,
roguemos al Señor.
 Por nuestra comunidad parroquial, para que vivamos como hermanos y tengamos
un solo corazón y una sola alma, roguemos al Señor
 Para que esta cena penitencial de pan y agua despierte en nosotros los
sentimientos más nobles y generosos, roguemos al Señor.
Sac.: Señor, danos audacia en este mundo escéptico y autosuficiente, danos esperanza
en esta sociedad recelosa y cerrada, danos amor en esta tierra insolidaria y fría, danos
constancia en este ambiente cómodo y superficial. Por JNS. Amén.

7. ORACION ANTES DE LA BENDICION


Padre de los pobres Todos: ensalza a los pequeños
Padre de los pobres Todos: fortalece a los débiles
Padre de los pobres Todos: consuela a los que lloran
Padre de los pobres Todos: ilumina a los que no saben
Padre de los pobres Todos: alegra a los tristes
Padre de los pobres Todos: acompaña a los que se sienten solos
Padre de los pobres Todos: cura a los enfermos
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Padre de los pobres Todos: une a los que están divididos


Padre de los pobres Todos: pacifica a los violentos
Padre de los pobres Todos: quema todos nuestros egoísmos.
 
El Sacerdote bendice el pan y el agua:
Bendice, Señor, este pan y esta agua, que serán nuestros únicos alimentos en esta
noche. Que la austeridad de esta cena nos ayude a sentir en nosotros el sufrimiento de
quien come pobremente no por decisión propia, como nosotros hoy, sino por pasar
necesidad. Por JNS.
Todos: Amén.
CANTO: BENDIGAMOS AL SEÑOR.
Bendigamos al Señor, que nos une en caridad; y nos nutre con su amor,
en el Pan de la Unidad. Oh Padre Nuestro.
Conservemos la unidad, que el Maestro nos mandó; donde hay guerra que haya paz,
donde hay odio que haya amor. Oh Padre Nuestro.
El Señor nos ordenó: devolver el bien por mal, ser testigos de su amor,
perdonando de verdad. Oh Padre Nuestro.
Al que vive en el dolor, y al que sufre en soledad, 
entreguemos nuestro amor y consuelo fraternal. Oh Padre Nuestro.
El Señor que nos llamó, a vivir en Unidad, 
nos congregue con su amor, en feliz eternidad. Oh Padre Nuestro.

SE COMPARTE LA CENA DE PAN Y AGUA (Música de fondo)


 
LOS PARTICIPANTES HACEN ENTREGA DE SU OFRENDA MONETARIA UNIÉNDOSE DE ESTA
MANERA A LA CAMPAÑA COMPARTIR 2010
 
8. DESPEDIDA
Sac.: Señor, haz que comprendamos que es poco lo necesario. Y sin embargo, a pesar
de saberlo, nos vamos llenando de cosas y cosas. Señor, estas ganas nuestras de tenerlo
todo nos embotan la mente, nos hacen olvidar de los demás. Nos contentamos con decir:
“que cada quien se las arregle, que se avispen, que trabajen...”. Nos justificamos, nos
llenamos de todo y de cualquier cosa. Y nos olvidamos del prójimo que sufre. Danos
sensibilidad para darnos cuenta del dolor ajeno, generosidad para saber compartir, fuerza
para vivir con poco. Danos la felicidad que viene de la austeridad. Danos, Señor, el gusto
de las bienaventuranzas.
Todos: Amén.
BENDICION:
 Dios Padre nos bendiga con su misericordia y nos llene de sabiduría. Todos:
Amén.
 Él aumente en nosotros la fe y nos dé la perseverancia en el bien obrar. Todos:
Amén.
 Atraiga hacia sí nuestros pasos y nos muestre el camino de la solidaridad, del
amor y de la paz. Todos: Amén.
Y la bendición de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre
nosotros y nos acompañe siempre. Amén.

TEXTOS DE LOS SANTOS PADRES


SOBRE LAS RIQUEZAS Y EL COMPARTIR CRISTIANO.
 “Nosotros que antes amábamos y buscábamos el oro y las propiedades, desde que hemos conocido a
Cristo ponemos todo en común” (San Justino, siglo II)
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 “Vives preocupado pensando que si haces limosna, disminuirá tu patrimonio y no sabes, infeliz, que
mientras vives en ese temor, lo que viene a faltarte es la vida y la salud. Mientras quieres impedir
que disminuya lo que posees, no ves que disminuyes tú mismo?” (San Cipriano, siglo III)
 “Si uno desnuda a quien está vestido se le llama ladrón. Y a quien no viste el desnudo, ¿acaso ha de
dársele otro nombre? El pan que tú retienes es del hambriento. El vestido que guardas en tu
armario es del desnudo. Los zapatos que se pudren en tu casa son del que está descalzo. Y el dinero
que guardas bajo tierra es del necesitado” (San Basilio, siglo IV)
 “No andes teniendo en cuenta la conducta del pobre. El verdadero título a favor del pobre es su
indigencia, la necesidad en la que se encuentra. Si te pones a examinar con tanto escrúpulo si lo
merece, probablemente terminará por no ayudar a nadie. Y tampoco eches en cara a los pobres su
ocio, cosa que muchas veces en ellos es comprensible. Nosotros trabajamos, sí, pero con frecuencia
para hacer cosas que son peores que el ocio” (San Juan Crisóstomo, siglo V)
 “Lo superfluo de los ricos es lo necesario de los pobres. Poseer algo superfluo es, por tanto, poseer el
bien de otros” (San Agustín, siglo V)
 “Al compartir tu pan, hazlo con alegría: si lo das de mala gana, pierdes el pan y pierdes el mérito”
(San Agustín, siglo V)
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¿QUÉ CELEBRAMOS?
 
La Eucaristía en la Cena del Señor, es hoy el acto central de nuestra celebración.
 
Recordamos aquella Última Cena en la que Jesús nos dejó a los suyos el doble encargo de
que “nos amemos unos a otros como Él nos ha amado”, y de repetir el gesto de la
Eucaristía “en memoria suya”. Es el Memorial, que no es un simple recuerdo de un hecho
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del pasado, sino hacer presente a Jesús que sigue haciendo actual su salvación en nuestra
historia.
 
El Jueves Santo es el Día del Amor Fraterno. El amor entendido como servicio, como
entrega: Tomen y coman, este es mi cuerpo entregado por ustedes.
 
El lavatorio de los pies es un gesto de servicio, cuyo significado es explicado por el propio
Jesús: "Les he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con ustedes, ustedes también lo
hagan".
 
El Monumento no es un recuerdo de Cristo preso y mucho menos de la sepultura de Jesús.
Es una invitación a expresar nuestra fe en la Eucaristía y, en consecuencia, nuestra fe en
que sólo la actitud de servicio es la que da sentido a la vida del hombre. El monumento es
ocasión de meditación y de oración.

JUEVES SANTO EN LA CENA DEL SEÑOR

 
I.- RITO DE ENTRADA

1.- CANTO DE ENTRADA.

2.- SALUDO DEL CELEBRANTE


En el nombre del Padre...
Hermanos: Que el amor de Dios se derrame en nuestros corazones; que la paz y la alegría
del Señor, llene nuestras vidas; y que la fuerza del Espíritu Santo, esté siempre con ustedes.

3.- MONICIÓN DE ENTRADA.


Hermanos: En esta tarde Santa, a la misma hora aproximadamente en la que Jesús se reunió
con sus discípulos para celebrar la Cena Pascual; nosotros, como comunidad creyente, nos
unimos también a su Mesa, reviviendo aquel momento entrañable.
Jesús, sabía que aquella era su "última cena"; sabía que estaba decretada su muerte. Por eso
antes de despedirse de los suyos, quiso resumir con unos gestos todo el sentido de su vida y
de su Palabra: Partió el pan y se los dio a sus discípulos. Tomó una copa de vino y la
repartió entre ellos. "Hagan esto en memoria mía". Una vez terminada la Cena, se quitó el
manto, echó agua en una jofaina y se puso a lavarles los pies a los que estaban con Él.
Desde entonces, generaciones de cristianos, de todos los tiempos y de todas las razas, han
conservado vivos estos recuerdos y los han transmitido hasta nosotros.
Hermanos: Vivamos con intensidad este momento, dejándonos transformar por la Palabra
de Dios y, por la comunión en su Cuerpo, y así crezca la fraternidad entre todas las
personas.
 
4.- ACTO PENITENCIAL.
Sac.: Unidos por nuestro amor fraterno que debe crecer día a día, unidos todos al Señor que
nos ama con un cariño sin límites, humildemente pedimos perdón al Dios de nuestra
alegría. Decimos: OH SEÑOR, ESCUCHA Y TEN PIEDAD
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 Señor: Tú nos pides construir un mundo en la paz y en la unidad. Por nuestros


enfrentamientos y divisiones... OH SEÑOR, ESCUCHA Y TEN PIEDAD
 Señor: Tú nos has dicho que lo único importante es amarnos. Por nuestras
incomprensiones, nuestra violencia, nuestra intolerancia... OH SEÑOR, ESCUCHA
Y TEN PIEDAD
 Señor: Tú quieres un mundo de personas libres en el amor, justos en la fraternidad.
Por nuestras injusticias, nuestras insolidaridad, y nuestras mil formas de egoísmo.
OH SEÑOR, ESCUCHA Y TEN PIEDAD.

Sac.: Que Dios todopoderoso, tenga también hoy misericordia de nosotros; perdone
nuestros pecados; nos siga dando su luz y su fuerza, y nos lleve a la vida eterna. Amén.
CANTO DEL SEÑOR TEN PIEDAD

5.- GLORIA.
Sac.: Todo lo que esta tarde celebramos es una muestra del gran amor que Dios nos tiene.
Agradecidos por su bondad, lo alabamos cantando el himno de su Gloria.

6.- OREMOS.
Señor, Dios nuestro: nos has convocado esta tarde para celebrar aquella misma Cena en que
tu Hijo, antes de entregarse a la muerte, confió a tu Iglesia el banquete de tu amor, la
Eucaristía, el Sacrificio Nuevo de la Alianza Eterna.
Te pedimos que la celebración de estos santos misterios, nos lleven a alcanzar la plenitud
del amor y de la vida. Por Nuestro Señor Jesucristo...

II.- LITURGIA DE LA PALABRA


Monición a la Primera Lectura.
La primera lectura tomada del Éxodo, nos recuerda la antigua institución, establecida
cuando Dios ordenó a los hebreos que inmolasen en cada familia un animal "sin defecto".
En aquella misma noche iniciarían la marcha hacía la tierra prometida. "Es la Pascua, el
paso del Señor" en medio de Israel, para liberarlo de la esclavitud de Egipto. Este rito se
repetía cada año en recuerdo de tal hecho. Escuchemos.

LECTOR: Lectura del libro del Éxodo.


En aquellos días, el Señor le dijo a Moisés y a Aarón en tierra de Egipto:
-Este mes será para ustedes el primero de todos los meses y el principio el año. Díganle
a toda la comunidad de Israel: el día diez de este mes tomará cada uno un cordero por
familia, uno por casa. Si la familia es demasiado pequeña para comérselo, que se junte
con los vecinos y elija un cordero adecuado al número de personas y a la cantidad que
cada cual pueda comer. Será un animal sin defecto, macho, de un año, cordero o cabrito.
Lo guardarán hasta el día catorce del mes, cuando toda la comunidad de los hijos de
Israel lo inmolará al atardecer. Tomarán la sangre y rociarán las dos jambas y el dintel
de la puerta de la casa donde vayan a comer el cordero. Esa noche comerán la carne,
asada a fuego, y comerán panes sin levadura y hierbas amargas. Comerán así: con la
cintura ceñida, las sandalias en los pies; un bastón en la mano y a toda prisa, porque es
la Pascua, es decir, el paso del Señor. Yo pasaré esta noche por la tierra de Egipto y
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heriré a todos los primogénitos del país de Egipto, desde los hombres hasta los ganados.
Castigaré a todos los dioses de Egipto, yo, el Señor. La sangre les servirá de señal en las
casas donde habitan ustedes. Cuando yo vea la sangre, pasaré de largo y no habrá entre
ustedes plaga exterminadora, cuando hiera yo la tierra de Egipto. Ese día será para
ustedes un memorial y lo celebrarán como fiesta en honor del Señor. De generación en
generación celebrarán esta festividad, como institución perpetua.
Palabra de Dios.
TODOS: Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL
R/. Gracias, Señor, por tu sangre que nos lava.
L.  ¿Cómo le pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? Levantaré el cáliz de
salvación e invocaré el nombre del Señor. / R
L. A los ojos del Señor es muy penoso que mueran sus amigos. De la muerte, Señor, me
has librado, a mí, tu esclavo e hijo de tu esclava. / R
L. Te ofreceré con gratitud un sacrifico e invocaré tu nombre. Cumpliré mis promesas al
Señor ante todo su pueblo. / R

Monición a la Segunda Lectura.


Jesús elige la celebración de la Pascua judía para instituir la Eucaristía, la Nueva Pascua. Si
dentro de pocas horas la muerte lo arrebatará de la tierra, en la Eucaristía, se perpetúa su
presencia viva y real hasta el fin de los siglos. Es el Pan vivo que da vida eterna a los
hombres. Escuchemos.

LECTOR: Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios
Hermanos: Yo recibí del Señor lo mismo que les he transmitido: que el Señor Jesús, la
noche en que iba a ser entregado, tomó pan en sus manos y, pronunciando la acción de
gracias, lo partió y dijo: «Esto es mi cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en
memoria mía.» Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar, diciendo: «Este cáliz es la
nueva alianza que se sella con mi sangre. Hagan esto en memoria mía siempre que beban
de él.» Por eso, cada vez que ustedes comen de este pan y beben de este cáliz, proclaman
la muerte del Señor, hasta que vuelva.
Palabra de Dios
TODOS: Te alabamos, Señor

Monición al Evangelio
El Evangelio nos pone ante nuestros ojos aquel gesto de Jesús tan significativo, cuando se
dispone a lavarles los pies a los discípulos. Gesto por el cual nos muestra hasta que punto
sabe amar y nos enseña a nosotros a amarnos mutuamente. Escuchemos. 

El Evangelio es proclamado por Sacerdote, Diácono y Lector.

Sac: Proclamación del Santo Evangelio según San Juan


Diác: Antes de la fiesta de Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este
mundo al Padre y habiendo amado a los suyos, que estaban en el mundo, los amó hasta el
extremo. En el transcurso de la cena, cuando ya el diablo había puesto en el corazón de Judas
Iscariote, hijo de Simón, la idea de entregarlo, Jesús, consciente de que el Padre había puesto
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en sus manos todas las cosas y sabiendo que había salido de Dios y a Dios volvía, se levantó
de la mesa, se quitó el manto y tomando una toalla, se la ciñó; luego echó agua en una jofaina
y se puso a lavarles los pies a los discípulos y a secárselos con la toalla que se había ceñido.
Cuando llegó a Simón Pedro, éste le dijo:
Lector: Señor, ¿me vas a lavar tú a mi los pies?
Diác: Jesús le replicó:
Sac: Lo que estoy haciendo tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde.
Diác: Pedro le dijo:
Lector: Tú no me lavarás los pies jamás.
Diác: Jesús le contestó:
Sac.: Si no te lavo, no tendrás parte conmigo.
Diác: Entonces le dijo Simón Pedro:
Lector: En ese caso, Señor, no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza.
Diác: Jesús le dijo:
Sac.: El que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está limpio. Y
ustedes están limpios, aunque no todos.
Diác: Como sabía quien lo iba a entregar, por eso dijo: “No todos están limpios”. Cuando
acabó de lavarles los pies, se puso otra vez el manto, volvió a la mesa y les dijo:
Sac: ¿Comprenden lo que acabo de hacer con ustedes? Ustedes me llaman Maestro y Señor, y
con razón, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, les he lavado los pies, también
ustedes deben lavarse los pies unos a otros, porque les he dado ejemplo para que hagan
ustedes lo mismo que yo he hecho. Sí, se lo aseguro: Un criado no es más que su amo ni un
enviado más que el que lo envía. ¿Lo saben? Pues dichosos si lo cumplen. Hijos míos, me
queda muy poco de estar con ustedes. Me buscarán, pero lo que dije a los judíos se lo digo
ahora a ustedes: al lugar donde yo voy, ustedes no son capaces de venir. Les doy un
mandamiento nuevo: que se amen unos a otros; igual que yo los he amado, ámense también
entre ustedes. En esto conocerán que son mis discípulos: en que se amen unos a otros.
Palabra del Señor.

HOMILÍA

III.- LAVATORIO DE LOS PIES


Monición antes del lavatorio de pies.
Y ahora, imitando la acción de Cristo, que nos ha descrito el Evangelio, quien preside
nuestra celebración lavará los pies a doce hermanos de nuestra Comunidad Parroquial.
Lavar los pies es un ejemplo de otros muchos gestos serviciales que hay que hacer. Es una
manera de hacerse alimento, de gastar la vida, de darse a los demás. Por eso, ahora estamos
invitados, no a repetir el gesto de Jesús, sino a actualizarlo, a concretizarlo en nuestra vida.
Queremos que el signo de lavar los pies a los demás sea un signo de servicio, de
reconciliación, de perdón mutuo que nos funde en un abrazo de hermanos.
(Mientras se lava los pies a cada uno de los apóstoles, se hacen las siguientes
reflexiones)

1. Lavemos los pies a Simón llamado PEDRO, y en él curemos con nuestra amistad y
nuestra presencia los pies heridos de aquellas personas que se han visto obligadas a
dejar sus casas para ir a otros lugares dejando familia y el calor de su hogar en
búsqueda de una vida más digna.
Todos: Con ellos queremos compartir tu mesa, Señor.
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2. Lavemos los pies a ANDRES, hermano de Simón Pedro. En él enjugamos los pies
fatigados de los millones de niños que son explotados, que viven en las calles, en
situación de riesgo, sin familia, sin voz, a merced de la violencia y de las malas
influencias.
Todos: Con ellos queremos compartir tu mesa, Señor.

3. Lavemos los pies a SANTIAGO, hijo de Zebedeo. Y en él animemos con nuestra


comprensión y ayuda fraterna los pies cansados de todos aquellos cristianos que a
veces dudan y se sienten confundidos porque la realidad no responde a sus
expectativas.
Todos: Con ellos queremos compartir tu mesa, Señor.

4. Lavemos los pies a JUAN, hijo de Zebedeo y hermano de Santiago. En él consolemos


con nuestro apoyo los pies confusos y frustrados de aquellas parejas cuyo amor ha
degenerado en amargura y amenazas, para que el respeto a la propia dignidad les haga
encontrar una salida.
Todos: Con ellos queremos compartir tu mesa, Señor.

5. Lavemos los pies a FELIPE. Y en él ofrezcamos una comunidad parroquial servidora


y alegre como bálsamo a los pies de tantos jóvenes, sin ilusión y futuro, que hoy vagan
en el sin sentido del deseo consumista y en el vacío interior.
Todos: Con ellos queremos compartir tu mesa, Señor.

6. Lavemos los pies a BARTOLOMÉ. En él lavemos con nuestro perdón los pies de
aquellos que a lo largo de nuestro caminar nos han ofendido, porque sólo así nuestros
pies quedarán limpios del polvo de nuestras ofensas.
Todos: Con ellos queremos compartir tu mesa, Señor.

7. Lavemos los pies a TOMÁS. Y él reforcemos con nuestro diálogo y buena intención
los pies de todos los que trabajan por la paz y el bien común y dedican su tiempo y
esfuerzo en favor de los demás.
Todos: Con ellos queremos compartir tu mesa, Señor.

8. Lavemos los pies a MATEO, el recaudador de impuestos. Y en él unamos nuestra


voluntad y oración por la paz, para aliviar la frustración y dolor de tantas personas que
a pesar de sus esfuerzos siguen sufriendo la guerra, el terrorismo y la destrucción de
sus países.
Todos: Con ellos queremos compartir tu mesa, Señor

9. Lavemos los pies a SANTIAGO, el hijo de Alfeo. En él orientemos nuestro andar


cotidiano en la familia, el trabajo y las relaciones en favor de la justicia social, el
respeto a la dignidad humana y los derechos de los trabajadores cuyos pies hoy sufren
llagas vivas de explotación, inseguridad y manipulación.
Todos: Con ellos queremos compartir tu mesa, Señor

10. Lavemos los pies a TADEO. Y en él dediquemos tiempo a estar sin prisas con
nuestros hijos, nuestros amigos, nuestros adultos, porque el estar es la mejor caricia y
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el mejor abrazo para renovar las fuerzas necesarias de nuestros pies cansados en el
caminar de cada día.
Todos: Con ellos queremos compartir tu mesa, Señor.

11. Lavemos los pies a SIMÓN, el cananeo. En él acojamos con calor y ternura los pies
cansados y tristes de los que sufren enfermedades incurables y viven el ocaso de su
vida en medio del rechazo de sus seres queridos porque el dolor que comparten con
Cristo nos redime a todos.
Todos: Con ellos queremos compartir tu mesa, Señor.

12. Lavemos los pies a JUDAS ISCARIOTE, el que traicionó a Jesús. Y en él a nuestros
enemigos, a los que somos incapaces de aceptar y perdonar porque estamos llenos de
odio, dolor y de rencor.
Todos: Con ellos queremos compartir tu mesa, Señor.

(Aplausos al concluir el lavatorio de los pies)

IV.- PRESENTACION DE LOS OLEOS


Monición
Cada año, el Jueves Santo en la Misa Crismal, el Obispo consagra el Crisma, que se utiliza
en el bautismo, la confirmación y la ordenación sacerdotal, y bendice el óleo de los
enfermos y el óleo de los catecúmenos.
Ahora nosotros recibimos estos óleos con los que en nuestra parroquia celebraremos, a lo
largo del año, los sacramentos.
(Se traen los óleos en procesión hasta el altar)

Primero se entrega el óleo de los enfermos y el sacerdote dice:


Te bendecimos, Señor, por el óleo de los enfermos y te pedimos que protejas a nuestros
hermanos y hermanas que sufren el dolor y la enfermedad.
Todos: Bendito seas por siempre, Señor.

Seguidamente se entrega el óleo de los catecúmenos.


Te bendecimos, Señor, por el óleo de los catecúmenos, y te pedimos que quienes serán
ungidos con él en el bautismo crezcan en el conocimiento del Evangelio y emprendan la
lucha de la vida cristiana, para ser en el mundo de hoy luz y sal.
Todos: Bendito seas por siempre, Señor.

Finalmente se entrega el santo crisma


Te bendecimos, Señor, por el Santo Crisma, y te pedimos que quienes serán marcados con
su signo en el bautismo, la confirmación y la ordenación sacerdotal, reciban la abundancia
de los dones del Espíritu y así la Iglesia crezca y llegue a la plenitud de tu Hijo Jesucristo.
Todos: Bendito seas por siempre, Señor.

(Los óleos se dejan en un lugar visible)

V.- LITURGIA DE LA EUCARISTÍA


Monición al Ofertorio.
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Ahora, hermanos colocamos sobre la Mesa, el pan y el vino; junto a ellos vamos a poner
también nuestra ofrenda, nuestra limosna, que vamos a recoger en las cestas, como signo de
fraternidad con los más necesitados. A ellos destinamos hoy la colecta. Pero es necesario
recordar que para celebrar este Sacramento del Cuerpo de Cristo, la comunidad debe ser
vínculo en este Cuerpo. Si la fe vivida ha hecho poner en común lo propio, entonces se
puede participar en la comunión con Jesucristo. Así, sí celebraremos en serio la Eucaristía.

(A continuación se entregan las ofrendas del pan y el vino. Canto de Ofertorio)

AVISOS PARROQUIALES

Después de la oración de acción de gracias a la comunión, comienza el “TRASLADO AL


MONUMENTO”
MONICIÓN ANTES DE LA PROCESIÓN AL MONUMENTO
Hermanos: dentro de pocos momentos procederemos a la Procesión hasta el Monumento,
preparado como lugar de oración y de reserva del Cuerpo de Cristo para la Comunión de
mañana. Desde ahora iniciaremos por grupos el momento de Adoración al Señor hasta
cuando mañana por la tarde haremos la celebración propia del Viernes Santo.
Contemplemos el gran don de la Eucaristía y agradezcamos su presencia viva entre
nosotros.
Una parte del pan de la Eucaristía, que acabamos de celebrar, lo reservamos, guardándolo
en el Sagrario. Ahí se mantiene la presencia del Señor. Ahí su recuerdo se hace alimento,
luz, cercanía, acogida, amor entregado. Por medio de Jesús, Dios ha puesto su tienda de
campaña entre nosotros como prueba de su amor, de su fidelidad y de su permanencia en el
mundo hasta el fin de los siglos; hasta que Jesús vuelva.

  INCENSACIÓN
IV.- TRASLADO AL MONUMENTO

  PAÑO DE HOMBROS
1.- PROCESIÓN.

CANTO 

2.- EN EL MONUMENTO.    
Se deposita el Santísimo en el corporal y se deja abierto el Sagrario. Se inciensa. Se hace
la monición.
  
3.- MONICIÓN UNA VEZ QUE SE HA INCENSADO EL SANTÍSIMO EN EL
MONUMENTO.
Acabamos de celebrar la Cena del Señor. Hemos destacado su mensaje de Amor, de
fraternidad y de servicio.
Ahora nos disponemos a significar su permanencia entre nosotros, guardando el Pan de
Vida y de Salvación en el monumento.
Nuestro canto y el incienso que asciende hasta el cielo, nos ayudarán a disponer nuestros
corazones para adorar agradecidos el gesto de Jesús de amor y de entrega al Padre por la
vida y la salvación de todos y cada uno de nosotros.
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(Se adora mientras se entona: “Cantemos al amor de los amores”)

Una vez concluido, se reserva el Santísimo en el Sagrario, se hace la genuflexión y se


retiran el sacerdote y sus acompañantes a la sacristía.

ADORACIÓN ANTE EL SANTÍSIMO


CANTO

Guía: Aquí estamos, Jesús, para acompañarte en tu oración al Padre en Getsemaní. En


ese momento tú le hablabas al Padre de todos tus hijos e hijas dispersos por el mundo, le
hablabas de cada uno de nosotros. Ahora nosotros queremos hablar contigo y, más
aún, queremos escucharte. Estamos dispuestos a hacer silencio dentro de nosotros y a
centrar nuestra atención en ti. Háblanos, Señor, ¿qué quieres de nosotros?
CANTO
Guía: En este Jueves Santo reflexionamos:
1º Sobre el gran amor que Dios Padre nos ha tenido, a cada uno de nosotros, en
Cristo Jesús, y
2º Sobre la Ley Nueva del Amor que Jesús nos ha regalado y que nosotros
queremos aprender a vivir en fraternidad.
Vamos a seguir profundizando estas realidades. Sintamos la palabra que Jesús
dirigía a sus discípulos aquel jueves Santo como palabra que dirige también a nosotros en
esta noche. Experimentemos una vez más ese amor personal de Dios hacia nosotros.

Lector: Dice Jesús: “Yo los he amado a ustedes. Como el Padre me ama a
mí, permanezcan ustedes en mi amor”. “Ustedes no me han elegido a mí, soy yo quien
los ha elegido y destinado para que vayan y den fruto y el fruto que den permanezca, de
modo que el Padre les conceda cuanto le pidan en mi nombre. Esto es lo que les mando:
que se amen unos a otros”. “Yo soy la vid, ustedes las ramas; el que permanece en mí y yo
en él, ése da mucho fruto, porque sin mi nada pueden hacer ustedes”.

Guía. Ahora nos dirigimos al Padre, porque nos ama y nos lo ha demostrado
visiblemente en Jesucristo.

Lector: Padre, en Jesús descubrimos la mejor manera de amarte a ti, cuando lo


vemos que entrega toda su vida, incluso hasta la muerte, con tal de cumplir tu
voluntad, por amor a ti y amor a nosotros.
TODOS: GRACIAS, PADRE, PORQUE NOS AMAS.
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Lector: Tanto nos amas, que nos regalas a cada paso, tantas muestras de cariño,
reflejado en mucha gente que nos quiere y nos hace el bien.
TODOS: GRACIAS, PADRE, PORQUE NOS AMAS.

Lector: Nos amas tanto, que nos has invitado a pertenecer a tu gran Familia, que es la
Iglesia y nos llama a construir pequeñas comunidades, en donde vayamos aprendiendo
a amarnos unos a otros.
TODOS: GRACIAS, PADRE, PORQUE NOS AMAS.
Lector: Nos amas tanto, que has creado para nosotros un mundo maravilloso, nos has
dado la vida y nos las conservas continuamente.
TODOS: GRACIAS, PADRE, PORQUE NOS AMAS.
Lector: Nos amas tanto que sigues realizando transformaciones asombrosas en la
historia del mundo actual, por obra de tu espíritu de Amor, que impulsa a muchas
personas.
TODOS: GRACIAS, PADRE, PORQUE NOS AMAS.
Guía: Los invito ahora para que una vez más aceptemos personalmente, en el silencio
de nuestro corazón, ese amor que el Padre nos da a cada uno de nosotros, y
se lo agradezcamos con toda sinceridad.
CANTO

Guía: Le hemos dicho a Dios que aceptamos su amor y lo hemos agradecido. Escuchemos
cómo el Señor nos dice que lo aceptemos y lo anunciemos en nuestra vida. Así es:
aceptamos su amor en nuestras vidas. Es el amor de Dios que el que debe regir nuestras
vidas. Ese amor nos libera, nos hace crecer como personas, nos educa, nos hace madurar
y nos unifica en comunidades vivas.
Lector: Aceptar a Cristo es aceptar a nuestro prójimo y con ellos ir formando
comunidades en donde reine el amor y la armonía.
TODOS: TE ACEPTAMOS, SEÑOR, QUEREMOS APRENDER A VIVIR
COMO HERMANOS.
Lector: Aceptar la Ley Nueva del Amor exige de nosotros ir asumiendo un estilo de vida
como el de Jesús, que pasó por el mundo haciendo el bien y curando… hasta dar la vida,
para que también nosotros podamos amar a todos sin distinción.
TODOS: TE ACEPTAMOS, SEÑOR, QUEREMOS APRENDER A VIVIR
COMO HERMANOS.
Lector: Aceptar y amar como Jesús en comunidad exige de nosotros saber aceptar a los
demás como son: valorar sus cualidades y tolerar sus defectos, abrirse a sus ideas y modos
de ser y actuar.
TODOS: TE ACEPTAMOS, SEÑOR, QUEREMOS APRENDER A VIVIR
COMO HERMANOS.
Lector: Aceptar el Evangelio de Jesús, que se resume en amar a Dios y a los demás como
él lo ha hecho, exige de nosotros estar disponibles para los demás en todo momento,
55

ser flexibles ante las contrariedades e imprevistos, aceptar las correcciones


fraternas que nos hagan y por nuestra parte corregirlos cuando sea necesario.
TODOS: TE ACEPTAMOS, SEÑOR, QUEREMOS APRENDER A VIVIR
COMO HERMANOS.
Lector: Aceptar el amor de Jesús exige de nosotros la capacidad de sacrificarnos por el
bien del hermano, saber “perder” el tiempo escuchándolo y atendiéndolo, como persona
digna que es de todas nuestras atenciones.
TODOS: TE ACEPTAMOS, SEÑOR, QUEREMOS APRENDER A VIVIR
COMO HERMANOS.

Lector: Aceptar el amor de Jesús exige de nosotros saber trabajar en equipo, respetando
las opiniones de los demás, aportando las nuestras, buscar juntos la verdad y la justicia,
inventando caminos nuevos a problemas nuevos.
TODOS: TE ACEPTAMOS, SEÑOR, QUEREMOS APRENDER A VIVIR
COMO HERMANOS.
Guía: Aceptar la Buena Noticia de Jesús exige de nosotros saber perdonar los errores de
los demás, no darle tanta importancia a sus debilidades, saber reconocer nuestro errores
y pedir perdón cuando hayamos ofendido.
TODOS: TE ACEPTAMOS, SEÑOR, QUEREMOS APRENDER A VIVIR
COMO HERMANOS.
Lector: Aceptar el Evangelio exige de nosotros trabajar duro por construir amistades
sanas y profundas, basadas en la mutua estima y por motivos de fe. Exige, por tanto, no
destruirnos con la murmuración, burlas, desprecios, indiferencias, odios, rencores,
envidias, resentimientos y todas esas cosas que matan la unidad y el amor en las
familias, en las comunidades y en los grupos.
TODOS: TE ACEPTAMOS, SEÑOR, QUEREMOS APRENDER A VIVIR
COMO HERMANOS.
Lector: Aceptar a Jesús, exige de nosotros algo más que saber organizarnos; es decir,
exige aprender a compartir nuestra existencia, nuestra fe, exige el orar juntos, buscando
siempre la voluntad de Dios en medio de los acontecimientos de cada día.
TODOS: TE ACEPTAMOS, SEÑOR, QUEREMOS APRENDER A VIVIR
COMO HERMANOS.
Lector: Aceptar el Evangelio exige que trabajemos pastoralmente según las líneas
y criterios de nuestro Concilio Plenario y de la Misión Continental Evangelizadora,
reflexionar juntos y siempre desde el Evangelio.
TODOS: TE ACEPTAMOS, SEÑOR, QUEREMOS APRENDER A VIVIR
COMO HERMANOS.

CANTO
Guía: Si queremos aprender a amar como Jesús, la mejor forma es sintiéndonos todos
hermanos. Porque somos hijos de un mismo Padre y llamados a ser constructores de
comunidades nuevas, donde reine el amor, la fraternidad, la paz y la unidad, podemos rezar:
TODOS: Padre Nuestro...
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ORACIÓN: Padre, que vives en una íntima unión con Jesús, tu Hijo, y el Espíritu Santo, te
damos gracias por el amor que nos tienes.
Concédenos el regalo de decidirnos a construir familias unidas por el lazo del
amor, movimientos de apostolado que no sólo sepan organizarse bien, sino
donde todos, niños, jóvenes y adultos se amen con verdaderos hermanos; y
comunidades eclesiales, donde se encuentre espacio para el diálogo, para la
comunión entre todos, y para trabajar juntos en pro de la paz, la justicia y la
verdad. Por JNS. Amén.
CANTO

Nosotros debemos gloriarnos en la


Cruz de Cristo
 

 
¿QUÉ CELEBRAMOS?
 
El acto principal de este día es la celebración de la Pasión del Señor, que tiene cuatro
momentos claves:
La liturgia de la palabra,
La oración universal,
La adoración de la Cruz y
La comunión.
 
Hoy no se celebra la Eucaristía por la muerte del Señor. La celebración de hoy es la
expresión de un misterio que nos estremece y nos sobrepasa: el misterio del dolor y la
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muerte; el misterio del inocente fracasado que muere; el misterio del triunfo del egoísmo,
la injusticia y el mal sobre el bien.
 
Todo esto es una realidad que no podemos obviar ni negar; todo esto acontece en el
mundo, y Jesús lo asume y lo experimenta en sí. Hoy más que nunca hay que
comprender que lo que estamos celebrando no es una doctrina, sino la muerte de Dios en
la cruz, porque su amor por nosotros lo ha llevado a compartir nuestra historia, llena de
muerte.
 
La primera parte de la celebración es la liturgia de la Palabra, en la que destaca la lectura
de la Pasión según S. Juan. La Adoración de la Cruz es un acto de fe y de amor, y desde
esa perspectiva hay que entenderla. La comunión se realiza con el pan consagrado en el día
de ayer, porque hoy no se celebra la Eucaristía.

VIERNES SANTO
EN LA PASIÓN Y MUERTE DEL SEÑOR JESÚS

MONICIÓN DE ENTRADA
Hermanos: Estamos en la hora suprema, en la hor
a elegida por Dios para consumar su fidelidad al Padre y su amor a todos. Es la hora de la
generosidad sin límites. Esa generosidad se demostró palpablemente en la Cruz. Es Cristo
muerto, matado, entregado totalmente, amando hasta el límite, hasta el extremo. Ese es el
secreto de Dios: “AMAR”.
“En esto consiste el amor que Dios nos tiene en que envió a su Hijo único al mundo, para
que vivamos por medio de Él. En esto consiste el Amor: No en que nosotros hayamos
amado primero a Dios, sino en que Él nos amó y nos envió a su Hijo”.
Cristo habló muchas veces de su Hora que es la Hora de Dios y el poder de las tinieblas.
No sabemos exactamente cual fue la hora de la muerte de Jesús. Lo más probable es que
eran las 3 o las 4 de la tarde. Lo importante es que Él iba a morir libremente por nosotros.
Cristo muere para salvarnos. Cristo carga sobre sí el peso de nuestros pecados.
En la celebración de hoy viviremos el acontecimiento central de la historia de todos
nosotros, la muerte de Jesús que culminará con su resurrección.
Esto lo viviremos en los cuatro momentos principales de esta celebración:
- La Palabra de Dios, en la que escucharemos la proclamación de la Pasión y Muerte
de Jesucristo.
- La Oración Universal.
- La Adoración de la Cruz y
- La comunión.

Ahora nos disponemos a dar comienzo a la celebración del Viernes Santo.


Iniciamos, esperando de pie al Sacerdote y a los Servidores del Altar en un profundo y
reflexivo silencio, concientes que son nuestros pecados los que han ocasionado la muerte de
Cristo.
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No hay canto de entrada. Terminada la Monición, salen los sacerdotes y ministros del
altar en silencio. Se colocan de pie frente al Altar y en ese momento, se hace la siguiente
Monición

MONICIÓN ANTES DE LA POSTRACIÓN. (Todos se mantienen de pie)


Cristo cargó con nuestros pecados. Y el peso del mal lo aplastó en la Cruz. Hermanos:
Todos somos responsables y solidarios del mal de este mundo. Por eso, nos arrodillamos en
silencio.  
 
Los Sacerdotes y ministros del altar se arrodillan delante del Altar. También los fieles se
ponen de rodillas. Cuando el celebrante lo considere oportuno, se pondrá de pie.

ORACIÓN (desde la sede)


OREMOS. Padre nuestro misericordioso, santifica y protege a esta familia tuya, por cuya
salvación derramó su Sangre y resucitó glorioso Jesucristo, tu Hijo. El cual vive y reina por
los siglos de los siglos. Amén.

I.- LITURGIA DE LA PALABRA


Monición a la Primera Lectura
La Palabra de Dios que escuchamos ahora ilumina el sentido de la Pasión y de la Muerte de
Cristo. Jesús el Siervo de Dios, profetizado por Isaías, maltrecho y abandonado, soportó la
injusticia. Su amor a todos y su compromiso con los pobres le acarreó la persecución y la
muerte. En su muerte hemos sido salvados todos. Escuchemos.
 
LECTOR: Lectura del libro del profeta Isaías.
He aquí que mi siervo prosperará, será engrandecido y exaltado, será puesto en alto.
Muchos se horrorizaron al verlo, porque estaba desfigurado su semblante, que no tenía ya
aspecto de hombre; pero muchos pueblos se llenaron de asombro. Ante él los reyes
cerrarán la boca, porque verán lo que nunca se les había contado y comprenderán lo que
nunca se habían imaginado.¿Quién habrá de creer lo que hemos anunciado? ¿A quién se
le revelará el poder del Señor? Creció en su presencia como planta débil, como una raíz
en el desierto. No tenía gracia ni belleza. No vimos en él ningún aspecto atrayente;
despreciado y rechazado por los hombres, varón de dolores, habituado al sufrimiento;
como uno del cual se aparta la mirada, despreciado y desestimado. Él soportó nuestros
sufrimientos y aguantó nuestros dolores; nosotros lo tuvimos por leproso,
herido por Dios y humillado, traspasado por nuestras rebeliones, triturado por nuestros
crímenes. Él soportó el castigo que nos trae la paz. Por sus llagas hemos sido curados.
Todos andábamos errantes como ovejas, cada uno siguiendo su camino,
y el Señor cargó sobre él todos nuestros crímenes. Cuando lo maltrataban,
se humillaba y no abría la boca; como un cordero llevado a degollar, como oveja ante el
esquilador, enmudecía y no abría la boca. Inicuamente y contra toda justicia se lo
llevaron. ¿Quién se preocupó de su suerte? Lo arrancaron de la tierra de los vivos,
lo hirieron de muerte por los pecados de mi pueblo, le dieron sepultura con los
malhechores a la hora de su muerte, aunque no había cometido crímenes, ni hubo engaño
en su boca. El Señor quiso triturarlo con el sufrimiento. Cuando entregue su vida como
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expiación, verá a sus descendientes, prolongará sus años y por medio de él prosperarán
los designios del Señor. Por las fatigas de su alma, verá la luz y se saciará; Con sus
sufrimientos justificará a muchos, cargando con los crímenes de ellos. Por eso le daré una
parte entre los grandes, con los fuertes repartirá despojos, ya que indefenso se entregó a
la muerte y fue contado entre los malhechores, cuando tomó sobre sí las culpas de todos e
intercedió por los pecadores.
Palabra de Dios.
TODOS: Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL
R/. Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.
L. A ti, Señor, me acojo, que no quede yo nunca defraudado. En tus manos
encomiendo mi espíritu y tú, mi Dios leal, me librarás. / R
L. Se burlan de mí mis enemigos, mis vecinos y parientes de mí se espantan, los que me
ven pasar huyen de mí. Estoy en el olvido, como un muerto, como un objeto tirado en la
basura. / R
L. Pero yo, Señor, en ti confío. Tú eres mi Dios, y en tus manos está mi destino.
Líbrame de los enemigos que me persiguen. / R
L. Vuelve, Señor, tus ojos a tu siervo y sálvame, por tu misericordia. Sean fuertes y
valientes de corazón, ustedes, los que esperan en el Señor. / R

Monición a la Segunda Lectura


La carta a los Hebreos que ahora escucharemos nos dirá, que la muerte de Cristo es la
confirmación de su condición humana, de su “Ser hombre”. Jesús rechazó la tentación del
poder, del privilegio, de la huida. Y a pesar del fracaso, la soledad y el abandono, no
desesperó de Dios, su Padre. Escuchemos.

LECTOR: Lectura de la carta a los Hebreos.


Hermanos: Jesús, el Hijo de Dios, es nuestro Sumo Sacerdote, que ha entrado en el cielo.
Mantengamos firme la profesión de nuestra fe. En efecto, no tenemos un Sumo Sacerdote
que no sea capaz de compadecerse de nuestros sufrimientos, puesto que él mismo ha
pasado por las mismas pruebas que nosotros, excepto el pecado. Acerquémonos, por tanto,
con plena confianza al trono de la gracia, para recibir misericordia, hallar la gracia y
obtener ayuda en el momento oportuno. Precisamente por eso, Cristo durante su vida
mortal, ofreció oraciones y súplicas, con fuertes voces y lágrimas a aquel que podía
librarlo de la muerte, y fue escuchado por su piedad. A pesar de que era el Hijo, aprendió
a obedecer padeciendo, y llegado a su perfección, se convirtió en la causa de la salvación
eterna para todos los que lo obedecen.
Palabra de Dios.
TODOS: Te alabamos, Señor.
  
Monición a la lectura de la Pasión
Vamos a escuchar el relato de la Pasión y Muerte de Jesús. Lo vemos vencido,
desautorizado, abatido... Pero Cristo vencerá a la muerte y abrirá a todos a la esperanza, de
una vida humana plena hasta el encuentro con Dios. Con atención escuchemos el relato.

Pasión de nuestro Señor Jesucristo según San Juan.


60

C. En aquel tiempo, Jesús fue con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón, donde
había un huerto, y entraron allí él y sus discípulos. Judas, el traidor, conocía también el
sitio, porque Jesús se reunía a menudo allí con sus discípulos. Entonces Judas, tomó un
batallón de soldados y guardias de los sumos sacerdotes y de los fariseos y entró en el
huerto con linternas, antorchas y armas. Jesús, sabiendo todo lo que iba a suceder,, se
adelantó y les dijo:
+ -¿A quién buscan?
C. Le contestaron:
S. -A Jesús el Nazareno.
C. Les dijo Jesús:
+ -Yo soy.
C. Estaba también con ellos Judas, el traidor. Al decirles «Yo soy», retrocedieron y
cayeron a tierra. Jesús les volvió a preguntar:
+ -¿A quién buscan?
C. Ellos dijeron:
S. -A Jesús el Nazareno.
C. Jesús contestó:
+ - Les he dicho que soy yo. Si me buscan a mí, dejen que éstos se vayan.
C. Y así se cumplió lo que Jesús había dicho: «No he perdido a ninguno de los que me
diste.». Entonces Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió a un criado del
sumo sacerdote y le cortó la oreja derecha. Este criado se llamaba Malco. Dijo entonces
Jesús a Pedro:
+ -Mete la espada en su lugar. ¿No voy a beber el cáliz que me ha dado mi Padre?
C. (Pueden sentarse). El batallón, su comandante y los criados de los judíos apresaron a
Jesús, lo ataron y lo llevaron primero ante Anás, porque era suegro de Caifás, sumo
sacerdote aquel año. Caifás era el que había dado a los judíos este consejo: «Conviene
que muera un solo hombre por el pueblo.» Simón Pedro y otro discípulo iban siguiendo a
Jesús. Este discípulo era conocido del sumo sacerdote y entró con Jesús en el palacio del
sumo sacerdote, mientras Pedro se quedaba fuera, junto a la puerta. Salió el otro
discípulo, el conocido del sumo sacerdote, habló con la portera e hizo entrar a Pedro. La
portera dijo entonces a Pedro:
S. -¿No eres tú también uno de los discípulos de ese hombre?
C. El dijo:
S. -No lo soy.
C. Los criados y los guardias habían encendido un brasero, porque hacía frío, y se
calentaban. También Pedro estaba con ellos de pie, calentándose. El sumo sacerdote
interrogó a Jesús acerca de sus discípulos y de su doctrina. Jesús le contestó:
+ -Yo he hablado abiertamente al mundo y he enseñado continuamente en la sinagoga y en
el templo, donde se reúnen todos los judíos, y no he dicho nada a escondidas. ¿Por qué me
interrogas a mí? Interroga a los que me han oído, sobre lo que les he hablado. Ellos saben
lo que he dicho.
C. Apenas dijo esto, uno de los guardias le dio una bofetada a Jesús, diciéndole:
S. -¿Así contestas al sumo sacerdote?
C. Jesús le respondió:
+ -Si he faltado al hablar, demuestra en qué he faltado; pero si he hablado como se debe,
¿por qué me pegas?
C. Entonces Anás lo envió a Caifás, sumo sacerdote. Simón Pedro estaba de pie,
calentándose, y le dijeron:
61

S. -¿No eres tú también uno de sus discípulos?


C. El lo negó diciendo:
S. -No lo soy.
C. Uno de los criados del sumo sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro le había
cortado la oreja, le dijo:
S. -¿Qué no te vi yo con él en el huerto?
C. Pedro volvió a negarlo y en seguida cantó un gallo. Llevaron a Jesús de casa de Caifás
al Pretorio. Era muy de mañana y ellos no entraron en el palacio para no incurrir en
impureza y poder así comer la cena de Pascua. Salió entonces Pilato adonde estaban ellos
y les dijo:
S. -¿De qué acusan a este hombre?
C. Le contestaron:
S. -Si éste no fuera un malhechor, no te lo hubiéramos traído.
C. Pilato les dijo:
S. –Pues llévenselo y júzguenlo según su ley.
C. Los judíos le respondieron:
S. -No estamos autorizados para dar muerte a nadie.
C. Así se cumplió lo que había dicho Jesús, indicando de qué muerte iba a morir. Entró
otra vez Pilato en el Pretorio, llamó a Jesús y le dijo:
S. -¿Eres tú el rey de los judíos?
C. Jesús le contestó:
+-¿Eso lo preguntas por tu cuenta o te lo han dicho otros?
C. Pilato le respondió:
S. -¿Acaso soy yo judío? Tu pueblo y los sumos sacerdotes te han entregado a mí; ¿qué es
lo que has hecho?
C. Jesús le contestó:
+ -Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mis servidores habrían
luchado para que no cayera yo en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí.
C. Pilato le dijo:
S. -Conque, ¿tú eres rey?
C. Jesús le contestó:
+ -Tú lo has dicho: Soy rey. Yo nací y viene al mundo para ser testigo de la verdad. Todo
el que es de la verdad, escucha mi voz.
C. Pilato le dijo:
S. -Y, ¿qué es la verdad?
C. Dicho esto, salió otra vez adonde estaban los judíos y les dijo:
S. -No encuentro en él ninguna culpa. Entre ustedes es costumbre que por Pascua ponga
en libertad a un preso. ¿Quieren que le suelte al rey de los judíos?
C. Pero todos ellos gritaron:
S. – ¡No. A ése no!¡A Barrabás!
C. (El tal Barrabás era un bandido). Entonces Pilato tomó a Jesús y lo mandó azotar. Los
soldados trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza, le echaron encima
un manto color púrpura, y acercándose a él, le decían:
S. -¡Viva rey de los judíos!
C. Y le daban bofetadas. Pilato salió otra vez afuera y les dijo:
S. –Aquí lo traigo, para que sepan que no encuentro en él ninguna culpa.
C. Salió, pues, Jesús llevando la corona de espinas y el manto color púrpura. Pilato les
dijo:
62

S. -Aquí está el hombre.


C. Cuando lo vieron los sumos sacerdotes y sus servidores, gritaron:
S. -¡Crucifícalo, crucifícalo!
C. Pilato les dijo:
S.-Llévenselo ustedes y crucifíquenlo, porque yo no encuentro culpa en él.
C. Los judíos le contestaron:
S. -Nosotros tenemos una ley y según esa ley tiene que morir, porque se ha declarado Hijo
de Dios.
C. Cuando Pilato oyó estas palabras, se asustó aún más y, entrando otra vez en el
Pretorio, dijo a Jesús:
S. -¿De dónde eres tú?
C. Pero Jesús no le respondió. Y Pilato le dijo:
S. -¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para soltarte y autoridad para
crucificarte?
C. Jesús le contestó:
+ -No tendrías ninguna autoridad sobre mí, si no te la hubieran dado de lo alto. Por eso,
el que me ha entregado a ti tiene un pecado mayor.
C. Desde este momento Pilato trataba de soltarlo, pero los judíos gritaban:
S. -¡Si sueltas a ése, no eres amigo del César!
C. Al oír estas palabras, Pilato sacó a Jesús y lo sentó en el tribunal, en el sitio que llaman
«El Enlosado» (en hebreo Gábbata). Era el día de la Preparación de la Pascua, hacia el
mediodía. Y dijo Pilato a los judíos:
S. -Aquí tienen a su Rey.
C. Ellos gritaron:
S. -¡Fuera, fuera; crucifícalo!
C. Pilato les dijo:
S. -¿A su rey voy a crucificar?
C. Contestaron los sumos sacerdotes:
S. -No tenemos más rey que al César.
C. (Nos ponemos de pie) Entonces se lo entregó para que lo crucificaran. Tomaron a
Jesús y él, cargando con la cruz, se dirigió al sitio llamado «de la Calavera» (que en
hebreo se dice Gólgota), donde lo crucificaron; y con él a otros dos, uno de cada lado, y
en medio Jesús. Y Pilato mandó escribir un letrero y ponerlo encima de la cruz; en él
estaba escrito: “JESUS EL NAZARENO, EL REY DE LOS JUDIOS”. Leyeron el letrero
muchos judíos, porque estaba cerca el lugar donde crucificaron a Jesús y estaba escrito en
hebreo, latín y griego. Entonces los sumos sacerdotes de los judíos le dijeron a Pilato:
S. -No escribas «El rey de los judíos», sino “Este ha dicho: Soy rey de los judíos”.
C. Pilato les contestó:
S. -Lo escrito, escrito está.
C. Cuando crucificaron a Jesús, los soldados tomaron su ropa e hicieron cuatro partes,
una para cada soldado, y apartaron la túnica. Era una túnica sin costura, tejida toda de
una pieza de arriba abajo. Por eso se dijeron:
S. -No la rasguemos, sino echemos a suertes a ver a quién le toca.
C. Así se cumplió lo que dice la Escritura: «Se repartieron mis ropas y echaron a suerte mi
túnica.» Y eso hicieron los soldados. Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la
hermana de su madre María la de Cleofás, y María la Magdalena. Al ver a su madre y
junto a ella el discípulo que tanto quería, Jesús le dijo a su madre:
+ -Mujer, ahí está tu hijo.
63

C. Luego dijo al discípulo:


+ -Ahí está tu madre.
C. Y desde entonces el discípulo se la llevó a vivir con él. Después de esto, sabiendo Jesús
que todo había llegado a su término, para que se cumpliera la Escritura dijo:
+ -Tengo sed.
C. Había allí un jarro lleno de vinagre. Los soldados sujetaron una esponja empapada en
vinagre a una caña de hisopo y se la acercaron a la boca. Jesús probó el vinagre y dijo:
+ -Todo está cumplido.
C. E, inclinando la cabeza, entregó el espíritu.
(Aquí se arrodillan todos y se hace una breve pausa)
C. Entonces, los judíos, como era el día de la Preparación de la Pascua, para que los
cuerpos de los ajusticiados no se quedaran en la cruz el sábado, porque aquel sábado era
un día muy solemne, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y los quitara de la
cruz. Fueron los soldados, le quebraron las piernas a uno y luego al otro de los que habían
sido crucificados con él. Pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le
quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le traspasó el costado con una lanza e
inmediatamente salió sangre y agua. El que vio da testimonio de esto y su testimonio es
verdadero y él sabe que dice la verdad, para que también ustedes crean. Esto sucedió para
que se cumpliera lo que dice la Escritura: «No le quebrarán ningún hueso»; y en otro
lugar la Escritura dice: «Mirarán al que traspasaron.» Después de esto, José de Arimatea,
que era discípulo de Jesús, pero oculto por miedo a los judíos, pidió a Pilato que lo dejara
llevarse el cuerpo de Jesús. Y Pilato lo autorizó. Él fue entonces y se llevó el cuerpo. Llegó
también Nicodemo, el que había ido a verlo de noche, y trajo unas cien libras de una
mezcla de mirra y áloe. Tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en lienzo con esos
aromas, según se acostumbra a enterrar entre los judíos. Había un huerto en el sitio donde
lo crucificaron, y en el huerto un sepulcro nuevo donde nadie había sido enterrado
todavía. Y como para los judíos era el día de la Preparación de la Pascua, y el sepulcro
estaba cerca, allí pusieron a Jesús.
+ Palabra del Señor.
TODOS: Gloria a ti, Señor Jesús

HOMILIA BREVE

ORACION UNIVERSAL
Monición a la Oración Universal
Hermanos: En este momento supremo en que revivimos la entrega de Jesús en manos de
Dios Padre, nosotros, el pueblo de los hijos e hijas de Dios nacido de la Cruz, unidos a ella,
oramos por toda la humanidad.
  
Oración del Sacerdote
Señor, Dios nuestro, en el grito de tu Hijo oímos tu protesta contra todas las violencias que
se ejercen sobre tus hijos más pequeños. Te pedimos, descubrir tu presencia silenciosa en
Cristo y en todos los que sufren con sus cruces. Ten misericordia de nosotros y convierte
nuestro violento corazón. Te lo pedimos desde todas las cruces levantadas en el mundo. Te
lo pedimos desde Jesús crucificado.
Monitor:
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Oremos por los que en la tierra formamos la Iglesia de Dios, para que el Señor nos
mantenga en la unidad y no nos cansemos de comunicar con gozo la Buena Noticia de
sentirnos amados.  
Sacerdote: 
Dios y Señor nuestro, haz que Tu Iglesia extendida por todo el mundo dé testimonio con fe
inquebrantable del amor que tú nos tienes. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Monitor: Oremos también por nuestro Santo Padre el Papa, para que Dios nuestro Señor,
que lo eligió entre los obispos, lo asista y proteja para bien de su Iglesia, como guía y pastor
del pueblo santo de Dios.
Sacerdote:
Dios todopoderoso y eterno, cuya providencia gobierna todas las cosas, atiende nuestras
súplicas y protege con tu amor al Papa que nos has elegido, para que el pueblo cristiano,
confiado por ti a su guía pastoral, progrese siempre en la fe. Por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.  

Monitor:
Oremos por nuestro Obispo NN, por todos los obispos, presbíteros y diáconos, por todos
los catequistas, por los que ejercen algún ministerio en la Iglesia, y por todos los miembros
del pueblo santo de Dios.
Sacerdote:
Dios todopoderoso y eterno, cuyo Espíritu santifica y gobierna todo el cuerpo de la Iglesia;
escucha las súplicas que te dirigimos por todos sus miembros, para que, con la ayuda de tu
gracia, cada uno te sirva fielmente en la vocación a que le has llamado. Por Jesucristo
Nuestro Señor. Amén.  

Monitor: Oremos también por los catecúmenos, por los niños que serán bautizados, por
los niños que se preparan para recibir la primera comunión, por los jóvenes que recibirán la
Confirmación y por los que se preparan para el matrimonio.
Sacerdote:
Dios todopoderoso y eterno, que haces fecunda a tu Iglesia dándole constantemente nuevos
hijos; acrecienta la fe y la sabiduría de los catecúmenos para que puedan ser contados entre
tus hijos. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.  

Monitor:
Oremos también por todos aquellos hermanos nuestros, que creen en Cristo para que Dios
asista y congregue en una sola Iglesia a cuantos viven de acuerdo con la verdad que han
conocido.
Sacerdote:
Dios todopoderoso y eterno, reúne a todos tus hijos dispersos por el mundo, que los
verdaderos deseos de unidad nos ayuden a superar nuestras diferencias y consigamos la
unidad deseada para que el mundo crea. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.  

Monitor:
Oremos por nuestros hermanos de otras religiones, por los que no creen en Dios ni en
Cristo, para que viviendo con coherencia encuentren el camino de la salvación.
Sacerdote:
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Dios todopoderoso y eterno, que creaste a todos los hombres para que buscándote te
encuentren; concédeles que en medio de sus dificultades, descubran los signos de tu amor y
por el testimonio de los creyentes lleguen a reconocerte como Dios y Padre de todos los
hombres. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.  

Monitor:
Oremos por los gobernantes de todas las naciones, para que Dios nuestro Señor, les guíe en
sus pensamientos y decisiones hacia la paz y libertad de todas las personas.
Sacerdote:
Dios todopoderoso y eterno, que tienes en tus manos el destino de las personas, asiste a los
que gobiernan para que ejerzan el poder como servicio al pueblo, que su gobierno busque la
paz y el desarrollo de todas las naciones y se proteja la libertad religiosa de todos los
hombres y mujeres de esta tierra. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.  

Monitor:  
Oremos por todos los niños del mundo: por los niños que están en las calles, en situación de
riego, por los que no tienen hogar. Por los que pasan hambre y sufren la violencia de una
sociedad consumista.  
Sacerdote: 
Dios y Señor nuestro, Tú que tuviste palabras de ternura y cercanía para con los niños,
ayuda a tu Iglesia a difundir el amor y la protección para los más indefensos. Por
Jesucristo Nuestro Señor. Amén.  

Monitor:  
Oremos por los jóvenes y por los adultos, para que sepamos comprendernos, aceptarnos y
decidamos estar al lado del que lo necesita.  
Sacerdote:
Dios y Señor nuestro, fortalece los lazos familiares y haznos sentir la alegría de la
convivencia pacífica. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Monitor:  
Oremos por los enfermos de Sida y los consumidores de droga, para que Dios Padre los
mire con ternura, a todos ellos, que sufren este terrible mal. Dios sabe de sus sufrimientos y
del dolor de sus familias.  
Sacerdote:
Dios y Señor nuestro, compadécete de tus hijos que sufren en su propia vida el rechazo y el
abandono de sus iguales. Y a nosotros ayúdanos a progresar en la comprensión, acogida y
en el amor hacia nuestros hermanos enfermos. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.  
Monitor:
Oremos por los ancianos, para que no pierdan las ganas de vivir. Oremos por nosotros, para
que seamos capaces de ayudarles a asumir el desgaste de los años y la soledad en la que
tantas veces se encuentran.  
Sacerdote:
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Dios y Señor nuestro, consuelo de los que lloran y fuerza de los que sufren. Lleguen hasta ti
las súplicas de quienes te invocan en su tribulación, para que sientan el consuelo de tu
misericordia. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.  

Monitor:
Oremos por las personas que sufren las guerras. Por todos los que las provocan para su
propio beneficio y las contemplan sin mayor dolor, mientras el pueblo sufre y pierde todo,
hasta la vida.  
Sacerdote:
Dios y Señor nuestro, que tienes en tu corazón de Padre, los nombres de todos y cada uno
de nosotros y los destinos de todos los pueblos, enséñanos a buscar la paz por caminos de
justicia, diálogo y verdad. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor. Amén.  

Monitor:
Oremos por los pueblos víctimas del terrorismo. Por todos los que en el mundo sufren sus
consecuencias. Por las familias rotas, por las mujeres y los hijos desgarrados por el dolor,
por la violencia que anida en nuestro corazón, por los odios entre hermanos.   
Sacerdote:
Dios y Señor nuestro, consuelo de los que lloran y fuerza de los que sufren, escucha
amorosamente las súplicas de los que te invocan en su dolor, transforma nuestros
sentimientos y siembra en nosotros la concordia, la ternura y la compasión ante todo ser
humano. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.  .
 
Monitor:
Oremos por los que no tienen fe. Por todos los que sin ella no encuentran sentido a la vida,
ni sentido a la muerte; para que en el testimonio esperanzado de los creyentes, descubran
razones para vivir y esperanza para morir.  
Sacerdote:
Dios y Señor nuestro, concede a quienes no creen en Cristo, que viviendo con sinceridad
ante ti, lleguen al conocimiento pleno de la verdad. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.  

Monitor:
Oremos, finalmente, por todos nosotros, para que la celebración de la Pascua del Señor, de
su paso de la muerte a la vida, signifique un progreso en nuestra vida cristiana.
Sacerdote:
Dios todopoderoso y eterno, Padre de todos los hombres haz que nos abramos a tu amor.
Haz que vivamos cada vez más como hermanos los unos de los otros, como tu Hijo nos
enseñó. Para continuar su camino en nuestro mundo. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

Terminada la Oración Universal, se procede a la segunda parte de la celebración: La


Adoración de la Cruz.
II.- ADORACION DE LA SANTA CRUZ
MONICIÓN:
Comenzamos, ahora, la segunda parte de nuestra celebración: la adoración de la Santa
Cruz. La Cruz es el centro de nuestra celebración. En ella contemplamos agradecidos la
entrega de Jesús por nosotros. En ella vemos el resultado del mal y del dolor que se
67

acumulan sobre nuestra historia humana. En ella descubrimos la fuerza luminosa de Dios
que, desde la Cruz, vence para siempre el mal y la muerte.

El Sacerdote cerca de la Cruz dice: Dios eligió la Cruz para que su Hijo se sacrificara
en ella por nuestra salvación. Por eso la Cruz es la señal de la victoria, de la salvación
y del amor de Dios por nosotros. Vamos a responder a este amor recibiéndola en
nuestra vida y adorándola con profunda fe.

(El Sacerdote o Diácono repite tres veces la siguiente aclamación)

Sac./Diácono: Mirad el árbol de la Cruz donde estuvo clavada la salvación del


mundo
TODOS: Venid a adorarlo.
(o esta otra aclamación)
Sac./Diácono: Este es el árbol de la Cruz, donde se entregó el Salvador del
mundo.
TODOS: Te adoramos, Señor, y te bendecimos porque por tu Santa Cruz
redimiste al mundo.

ORACIÓN ANTE LA SANTA CRUZ


Sac.: Hermanos, ante la Cruz de Jesús queremos reconocer que si ahora estamos aquí es
porque Cristo se ha dejado clavar en una Cruz por amor a todos.
Monitor: Vamos a dar gracias a Jesús por su muerte en Cruz. Hagamos un momento de
silencio y dejemos que surjan de nuestros corazones sentimientos de gratitud: “Nos ha
querido tanto que se ha entregado por nosotros hasta el extremo”. (Silencio).
Lector: Damos gracias todos juntos y decimos: Te damos gracias, Señor.
 Por tu Cruz. Todos: Te damos gracias, Señor.
 Por tu entrega silenciosa
 Por tu amor hasta el extremo
 Por tu obediencia al Padre
 Por haber llegado hasta el final sin desfallecer
 Por invitarnos a llevar la Cruz de cada día
 Por tu confianza en el Padre
 Por morir perdonando a los enemigos
 Por tus gritos de soledad que recuerdan los nuestros
 Por los gestos y palabras pronunciadas desde la Cruz
 Por tu vida dada sin reserva.

MONICIÓN PARA LA ADORACIÓN DE LA SANTA CRUZ


Hermanos: La señal del cristiano es la Santa Cruz, porque en ella fue crucificado nuestro
Señor Jesucristo y fue vencido el pecado. Todos sabemos que “Dios amó tanto al mundo
que entregó a su propio Hijo a la muerte y a una muerte de Cruz”. Desde entonces, nadie
puede dudar que Dios nos ama profundamente.
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A continuación todos nos acercamos a adorar la Cruz con agradecimiento. La Colecta


Pontificia que haremos será destinada a la conservación y mantenimiento de los lugares
santos. Es la colecta más antigua de la Iglesia. Así lo escribe San Pablo a los primeros
cristianos en la Carta a los Romanos: “Ahora me dirijo a Jerusalén para asistir a esa
comunidad, pues Macedonia y Acaya les pareció bien hacer una colecta a favor de los
pobres de la comunidad de Jerusalén” (15,25-26). Seamos generosos con nuestra ofrenda a
favor de Tierra Santa.
(Los Ministros, como expresión de penitencia y de veneración, abrazan y besan la
Cruz. Seguidamente los fieles pasan a adorar la Cruz y se hace la Colecta. Mientras
un monitor y un lector van proclamando las aclamaciones a la Santa Cruz)

ACLAMACIONES A LA SANTA CRUZ DURANTE LA ADORACION


Monitor: Una cruz no es agradable; nadie la busca. Pero una cruz es la que llevamos todos;
cada uno la suya: hecha a la medida aunque, a veces, nos parece exagerada, tanto que
decimos: ¡Es insoportable! La Cruz llega cuando menos lo pensamos, cuando menos lo
esperamos. La cruz siempre llega. En silencio, ante la Cruz que nos preside, pensemos en
nuestras cruces, en la forma de llevarlas, en la actitud que asumimos ante la Cruz de cada
día. (Silencio).

Lector: Digamos después de cada petición: Ayúdanos, Señor.


 Cuando sentimos el peso de la Cruz. Todos: Todos: Ayúdanos, Señor
 Cuando nos sacudimos la cruz
 Cuando cargamos a otros con nuestra cruz
 Cuando protestamos por la cruz de cada día
 Cuando comparamos nuestra cruz con la de los otros
 Cuando no tenemos cirineos en el camino
 Cuando nos sentimos hundidos, aplastados por el peso de la cruz
 Cuando gritamos y el silencio apaga nuestra voz
 Cuando llegan las cruces que no esperábamos
 Cuando no vemos el final del camino de la cruz
 Cuando se ríen de nosotros
 Cuando llevar la cruz nos quita la alegría.

CANTO
Monitor: Cargados con nuestra cruz, nos parece que no hay más cruces en el mundo ni
más personas crucificadas. Encerrados en nuestro dolor que nos rodea y el dolor que, lejos
de nosotros, padecen hombres y mujeres, niños y jóvenes, ancianos y recién nacidos. Ante
la Cruz de Jesús, salgamos y descubramos las cruces que existen por todas partes. Miremos
los crucificados que pueblan la tierra entera. (Silencio)

Lector: Al descubrir las cruces de nuestros hermanos digamos: Que tomen su cruz y te
sigan.
 Nuestros hermanos indigentes y necesitados. Todos: Que tomen su cruz y te sigan.
 Nuestros niños de la calle y en situación de riego.
 Nuestros hermanos enfermos terminales
 Nuestros hermanos víctimas del desempleo.
 Nuestros hermanos que carecen de vivienda
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 Nuestros ancianos desamparados y olvidados


 Nuestros jóvenes descarriados a causa del sexo y de las drogas
 Nuestras familias desintegradas y divididas.
 Nuestros pueblos que sufren las guerras y el terrorismo
 Nuestros hermanos que tienen hambre y sed
 Nuestros pueblos que son víctimas de la injusticia y la explotación.
 Nuestros hermanos agricultores que trabajan la tierra y no reciben una paga justa
por lo que producen.
CANTO
UN LECTOR:
Mira a aquel que se olvida de Dios
que está en el hermano,
a aquel solitario que vaga
sin Dios y sin sagrario
míralo, compasivo, tiéndele la mano.
Mira, al que se da golpes de pecho,
mientras está rezando,
y a la calle sale, de rezar, cansado,
y no miran sus ojos
al enfermo, ni al agobiado,
ni al que sufre soledad,
ni al que anda vagando,
míralo, compasivo, tiéndele la mano.
Que no está Dios sólo en el templo,
donde doblar la rodilla, y rezar el rosario,
–todo ellos actos buenos y alabados –
que Dios está, también, en el solitario,
en la mirada cansada del soldado,
en los niños que trabajan, no están jugando,
mientras temen las balas, que cercan los barrios,
y en el hambriento que, sin fuerzas, va vagando,
y en todos aquellos, sin distinción, encarcelados
y en el sediento, el triste, el agobiado,
en el que sufre, explotado y marginado,
en el sacerdote, el levita y el samaritano,
en el judío, en el griego y el romano,
en aquel que viene de pueblos lejanos,
en aquel que busca, y no lo ha encontrado,
en ellos está Dios,
míralos compasivo, tiéndele la mano.
Que a todos alcanza Dios,
a todos ha amado,
y ama con ternura, con amor desbordado,
que hasta su vida, pronto, ha entregado,
y de la peor forma, pues fue crucificado,
y no por un justo, pues todos pecamos,
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¡es una locura!, ¿quién puede explicarlo?


¡Sólo por Amor estamos salvados!
Míralo, en una cruz, al Amor clavado,
para que muera el odio, para la paz darnos,
para que no vivamos más en el pecado,
para darnos la vida, y hacernos hermanos,
en la cruz ha muerto, y ha resucitado,
no triunfa la muerte, la Vida ha triunfado.
Míralo, gustoso, y quédate a su lado,
no demores más, búscalo, búscalo,
que él se encuentra, esperando, esperando,
míralo en el rostro de los hermanos,
míralo, compasivo, tiéndele la mano.
CANTO

Concluida la Adoración de la Cruz, se procede a la tercera parte de la celebración: La


Sagrada Comunión. El monitor introduce este momento, mientras se coloca el mantel
en el altar y se trae el Santísimo del Monumento sin procesión alguna.
III.- COMUNIÓN

MONICIÓN ANTES DE LA COMUNIÓN


Ahora tenemos sobre el altar el Pan de la Eucaristía. Al recibir la comunión en este Viernes
Santo, afirmamos nuestro propósito de unirnos a Cristo, a su vida de entrega y obediencia
al Padre, a su vida de servicio y de amor, a su muerte como donación plena. Y afirmamos
también nuestro propósito de seguir su camino: “Si alguno quiere venir en pos de mí –ha
dicho el Señor- que tome su Cruz y que me siga”.

ORACIÓN DEL PADRE NUESTRO


(Antes de la Oración final se retiran los manteles del altar)

ORACIÓN FINAL DESPUÉS DE LA COMUNIÓN


Inclinémonos ahora ante Dios para pedir su bendición.
Sacerdote: Que tu bendición, Señor, descienda con abundancia sobre este pueblo, que
ha celebrado la muerte de su Hijo con la esperanza de su santa resurrección; venga
sobre nosotros tu perdón, concédenos tu consuelo, acrecienta nuestra fe, y consolida en
nosotros la redención eterna. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
(No hay bendición final)
71

LAS SIETE PALABRAS

INTRODUCCIÓN
Hermana, hermano que me escuchas. Si crees en Cristo, si lo amas, si has puesto en Él tu
esperanza, si quieres dar sentido a tu vida, mira a Cristo con tus ojos del cuerpo, pero sobre
todo con los ojos del alma. Míralo: clavado en la cruz. Que la tuya sea una mirada de amor,
con esas que el corazón sabe captar lo más profundo del alma. Que tu mirada se cruce con
la mirada de Jesús. Que tu mirada y la suya, en el silencio interior, se comuniquen los
sentimientos más nobles. Que tu corazón lata al unísono con el de Jesús. Que ambos,
fundidos en el amor, sean como un solo corazón.
* Contempla a Jesús, está clavado en la cruz, sufriente, abandonado, moribundo. Mira a la
cruz y espera; la cruz es señal de victoria. Esa cruz que esta plantada en la tierra, allá en la
cumbre del Monte Calvario, pero que se yergue hacia el cielo. Esa cruz que es como el mas
sublime trono en el que reina un crucificado, Cristo, y que con ese reinado triunfa sobre el
pecado, sobre el mal, sobre la muerte, para llevar a cabo la redención y regalarnos la gracia,
la vida, la salvación.
* Hermana (o), mira a la cruz: es signo de oprobio y de miseria (un patíbulo de
ajusticiamiento), pero es también un Misterio de grandeza (trono de la redención); en la
cruz, el pecado se convierte en gracia, las sombras en luz, el odio en amor, las sombras en
luz, la muerte en vida. Así, Cristo, muriendo en ella, nos lo aseguró. Cobíjate siempre a su
sombra bienhechora de la cruz, invócala con fervor.
* La Cruz: puede ser adorada o rechazada, besada o hecha pedazos; pero siempre están
presente en nuestras existencias. Es como un divino semáforo que, en la encrucijada de
nuestras vidas, muestra a la gran caravana de los hombres y mujeres el camino de la
resurrección, porque el corazón que en ella dejó de latir y aceptó la muerte, luego resucitó y
encendió el fuego del amor y la luz de la vida, el consuelo de la esperanza, la fuerza para
luchar, en el corazón de cada creyente.
* Hermano y hermana: en este Viernes Santo, con docilidad y disposición interior, abre los
oídos del corazón a Jesús moribundo, que, desde la cruz, nos regala sus Últimas palabras,
nos dirige su último sermón. Deja que estas palabras caigan, como semilla de vida, en tu
corazón noble y generoso, y que produzcan frutos copiosos, abundantes de caridad, de
amor, de justicia, de auténtica vida cristiana.
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ORACION
Señor Padre bueno, tú que nos entregaste a tu Hijo para que diera la vida por nosotros, te
pedimos nos concedas la gracia de vivir activamente los sagrados misterios de su Pasión y
Muerte para que obtengamos la gloria de la Resurrección. Por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.

CANTO

PRIMERA PALABRA:
"Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen".

* "Y cuando llegaron al lugar llamado 'Calvario' -que significa 'calavera'-, lo


crucificaron allí, a él y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. Jesús
decía: ¡Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen!" (Lc 23, 3 ss)

* Allí está Cristo, ajusticiado. En medio de dos ladrones. Crucificado,. Y es allí, sobre la
CRUZ, donde pronuncia esta oración: ¡Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen!
Es una oración desconcertante, que desborda lo imaginable... ¡Perdonar a los mismos que
los estaban ajusticiando, azotando, burlándose de él, clavándolo en una cruz!... La oración
de Cristo en la cruz: Padre, perdónalos..., sólo puede comprenderse a la luz de la locura del
amor.

* El perdón: una actitud de Dios, un don de Dios, una lección de Dios. DIOS ES AMOR Y
ES PERDÓN. Un amor que comprende, que se compadece, que perdona. Porque así es su
corazón. El corazón de Dios es siempre y, por encima de todo, compasivo y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad. Un corazón siempre dispuesto al perdón. Y así es,
también, el CORAZÓN DE JESÚS, rostro encarnado y misericordioso del Padre. Por eso,
desde la Cruz, Cristo perdona. Y, por eso, pide al Padre que perdone a aquellos que lo están
ajusticiando. ¡Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen!

* Y Dios nos perdona siempre. Me perdona a mí que hablo y a ti, hermano (a) que me
escuchas. Nuestro Dios es un Dios de perdón. Y solamente cuando le permitimos
perdonarnos, lo dejamos ser verdaderamente Dios con nosotros. La gran alegría de Dios es
perdonar y, cuando perdona, hace fiesta. Así hizo cuando perdonó al Hijo pródigo. Y así
hace con nosotros, cuando, confundidos por el mal, abrumados por la culpa, con un corazón
sincero, contrito y humillado, nos arrepentimos y le pedimos perdón, Dios nos perdona
siempre. Es más, en otro gesto de amor divino, para facilitar su perdón, el Señor Jesús
instituyó el Sacramento del perdón - de la Reconciliación-, al que también conocemos
como 'La Confesión'.

* En el Padre Nuestro rezamos: “Perdona nuestras ofensas, como nosotros perdonamos a


los que nos ofenden”. Dios, para perdonarnos, quiere que nosotros perdonemos primero. No
hay reconciliación con Dios, si primero no nos reconciliamos con el hermano. Dios
condiciona su perdón a que nosotros perdonemos a los demás, a cualquiera que nos haya
ofendido, sea quien sea, amigo o enemigo, conocido o desconocido, familiar o extraño, de
73

nuestro grupo o partido o de otros. Tienen que perdonarse marido y mujer, padres e hijos,
los hermanos entre sí. Tenemos que perdonar siempre como Cristo nos enseñó, como El
perdonó, desde la Cruz, a aquellos que lo estaban crucificando.

CANTO

SEGUNDA PALABRA:
"En verdad le digo que hoy estarás conmigo en el paraíso (Lc 23, 42).

* “Cuando llegaron al lugar llamado Calvario, crucificaron allí a Jesús y a los


malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. Uno de los malhechores
crucificado insultaba a Jesús, diciéndole: - ¿No eres tú el Cristo? Entonces, ¡sálvate a
ti mismo y sálvanos a nosotros también! Pero el otro le reprendió, diciéndole: - ¿Ni
siquiera temes a Dios, tú que estás en el mismo suplicio? Nosotros, en verdad,
recibimos justamente lo que hemos merecido por nuestras obras; pero él no ha hecho
nada malo. - Y añadió:
- ¡Jesús, acuérdate de mi cuando llegues a tu Reino! Y Jesús respondió:
- En verdad te digo que hoy estarás conmigo en el Paraíso”

* Y Cristo es crucificado en medio de dos malhechores. Jesús, el Hijo de Dios, el Mesías, el


Verbo Encarnado, el Salvador, plantó su tienda entre nosotros para compartir nuestra
suerte. Se hizo igual a nosotros en todo, menos en el pecado. Igual a nosotros, para
comprendernos, aceptar nuestras enfermedades, nuestros dolores, nuestros sufrimientos...
Igual a nosotros, para cargar nuestros pecados, nuestras injusticias, nuestros odios... igual a
nosotros para sufrir como nosotros, para padecer por nosotros, para reconciliarnos, para
salvarnos.

* Cristo no vino para vivir entre los justos, ni para morir por los justos, ni para salvar a los
justos. El que se cree justo no necesita de Cristo, el que se cree con méritos delante de Dios
y, por lo mismo, con derecho a la salvación, el que se cree justo y autosuficiente, no
necesita de Dios, ni necesita ser redimido por Cristo.
En cambio, el que se reconoce pecador, que tiene conciencia de su pobreza ante Dios, que
necesita confiar en Dios y espera su perdón, que se abandona en el amor infinitamente
misericordioso de Dios..., ese si necesita de Cristo. El mismo Jesús lo dijo: "No he venido a
curar a los sanos, sino a los enfermos. No he venido a salvar a los justos, sino a los
pecadores". Por eso Cristo murió en medio de dos malhechores. Los enemigos de Cristo,
con su odio, lo han colocado en el lugar que le corresponde: entre dos bandidos, dos
hombres pecadores, que están expiando sus pecados en el justo castigo.

* En aquel momento, estos dos bandidos, crucificados a la derecha y a la izquierda de


Jesús, simbolizan a toda la humanidad. En verdad, Cristo quiere cargar sobre sus hombros
todos los pecados de la humanidad y soportar sus castigos. Esos dos hombres me
representan a mi y a ti, hermana(o) que me escuchas. A todos los que sienten necesidad de
Cristo. En esos dos hombres estamos todos representados. Igual que ellos, todos
74

necesitamos misericordia y perdón. En medio de esos dos hombres, allá en la Cruz, se ve


mejor que Cristo es el Salvador de los pecadores. Por eso muere Cristo, por eso ha
derramado toda su sangre: para lavar nuestras culpas. Esa muerte divina tiene para nosotros
un valor redentor.

* Aquellos dos hombres miran a Cristo. ¿No corren la misma suerte? ¿No son compañeros
de suplicio? ¿Acaso Cristo no comparte con ellos el castigo de la muerte? Los dos hombres
sienten a Jesús a su lado. A Cristo que sufre como ellos. Porque Cristo está siempre al lado
del que sufre, del que lucha, del que busca sinceramente la verdad y la justicia, del que cae,
del que peca. Pero: ¿seremos capaces de descubrir a Cristo a nuestro lado? ¿Sentirlo
siempre muy cerca, sobre todo cuando sufrimos, cuando nos sentimos abatidos por las
culpas, cuando el dolor y la prueba hacen presa en nuestras carnes y nuestra alma, cuando
el egoísmo nos aleja del amor a Dios y de los hermanos, cuando necesitamos el perdón por
nuestros delitos?

* Porque, aunque no lo veamos, Cristo está siempre junto a nosotros, y nos acompaña en
nuestro peregrinar, en los trabajos, en las alegrías, en los fracasos y en los triunfos. Cristo,
en cada momento, en cada instante, nos acompaña con su amor, con su gracia, con su
perdón
Hermanos: desde lo alto de la Cruz, Cristo nos está mirando, nos está esperando con los
brazos abiertos. Si perdonó al ladrón, también nos perdonará a nosotros y nos asegurará que
nos espera en el Paraíso.

CANTO

TERCERA PALABRA:
"Mujer, he ahí a tu hijo; hijo, he ahí a tu madre" (Jn 19, 26).

* “Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre con otra María, hermana suya y esposa
de Cleofás, y María de Magdala. Jesús, al ver a su madre y junto a ella a su discípulo
más querido, dijo a su madre: • Mujer, ahí tienes a tu hijo. Después dijo al discípulo: -
Hijo, ahí tienes a tu madre. Y desde aquel momento el discípulo se la llevó a su casa.”

* - Mujer, ahí tienes a tu hijo. Al pie de la cruz se da la segunda Navidad. El primer hijo,
Jesús, lo tuvo, sin dolor, en el establo de Belén. El segundo, Juan, lo tiene, en el Calvario,
con los dolores de la cruz. En ese momento, María sufre los dolores de todas las
maternidades, no sólo por su segundo hijo, que es Juan, sino por cuantos, a lo largo de los
siglos, nacerán como hijos de María. Ahora comprendemos por qué Jesús fue llamado
'primogénito'. No porque María fuera a tener otros hijos de la carne o de la sangre, sino
porque iba a tenerlos de la sangre de su corazón

* Jesús escogió a María para que fuera su Madre. La escogió llena de gracia e Inmaculada,
bellísima y pura y, por obra del Espíritu Santo, concibió en su seno al Hijo de Dios. Y un
día, en el Calvario, en el momento culminante del sacrificio pascual, antes de entregar su
alma al Padre, mientras agonizaba en la cruz, Jesús nos la dio como Madre a todos los
hombres y mujeres, en la persona de Juan. Fue el testamento de la Cruz. María es Madre de
los creyentes, es nuestra Madre, por voluntad y decisión de Jesús.
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* Desde entonces María, la Virgen Madre de Dios, comenzó a ser verdadera Madre en la fe
de los discípulos de su Hijo. Y se constituyó, por la palabra expresa de Jesús, en Madre de
la Iglesia, con la misión de interceder, cuidar y velar por todos sus hijos, es decir, por los
hermanos de su hijo Jesús, que aún peregrinan en medio de alegrías y esperanza,
dificultades y peligros... La maternidad de la Virgen María continúa incesantemente en la
Iglesia como intercesora y la Iglesia expresa su fe en esta verdad invocando a María con los
títulos de Abogada, Auxiliadora, Socorro, Mediadora.
* "Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa", agrega el evangelio. Como Juan,
también nosotros debemos recibir a María en nuestras casas y, sobre todo, ser un nido de
amor en nuestro corazón. Ella, como en las bodas de Caná de Galilea, estará siempre atenta
y solícita a nuestro lado, será nuestra compañera de camino, captará las angustias y los
problemas de nuestra vida. Ella, como Madre singularmente amorosa, llena de ternura y de
piedad, curará las heridas de nuestra alma, secará las lágrimas de nuestros ojos, acariciará
nuestras mejillas, nos levantará de nuestras caídas, nos susurrará palabras de esperanza, nos
animará en nuestro caminar, nos llevará ante su Hijo y nos dirá: ''Hagan como Él les diga".

* Hoy, particularmente, le encomendamos a María, nuestra Madre del cielo, todas las
madres de la tierra. La maternidad es el don más grande y más bello que Dios ha podido dar
a una criatura. Es grande y bello, pero es también doloroso, a veces heroico. Le pedimos
por las madres que han visto crecer a sus hijos en un clima de paz y de amor; por las que
han podido educar a sus hijos; por las que son colmadas de agradecimiento y de ternura por
sus hijos. Pero, también, por aquellas madres que han tenido que luchar valientemente para
sacar adelante a sus hijos; y de modo especial, por aquellas que, como Ella, sufren por sus
hijos: Como esas madres que han perdido a sus hijos en circunstancias trágicas e injustas, o
que han sido vilmente asesinados.
María, tú que eres nuestra Madre del Cielo, pues tu hijo Jesús así lo ha querido,
acompáñanos en el caminar de cada día, cuídanos en cada instante de nuestra vida y
llévanos a Jesús, el mismo que nos redimió muriendo en la Cruz y que resucitó glorioso del
sepulcro. Amén

CANTO

CUARTA PALABRA:
"¡Dios mío, Dios mío!, ¿por qué me has abandonado? (Mt 27, 46)

* "Desde la hora sexta, hasta la hora nona, se oscureció toda la tierra. Y, a la hora
nona, con voz potente, gritó Jesús: ‘Eloí, Eloí, lamá sabathaní’, que quiere decir: 'Dios
mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”

* Nubes oscuras. Tinieblas. Odio en los corazones y en las almas. Soledad. Un joven, Jesús
de Nazaret, agoniza clavado en la cruz. Lleva en ella tres horas. Y ha vertido ya toda su
sangre. Derramada, roja y oscura, riega la tierra. Jesús ha sido crucificado: el Cristo, el
Hombre-Dios.
Ha escuchado insultos. Blasfemias. Le han llenado de salivazos el rostro. Lo han
abofeteado.
Lo han azotado con látigos de acero. Lo han coronado -extraña diadema la suya- con una
corona trenzada de espinas. Lo han escarnecido con burlesca túnica de púrpura. Lo han
76

condenado a muerte... Después lo han obligado a caminar cargado con pesada cruz. Y, al
final, lo han crucificado.

* En el silencio de la oscuridad resuena un grito: un grito potente, desgarrador, lacerante,


que hiela la sangre en las venas, que estremece en lo más profundo del alma: ‘Dios mío,
Dios mío, ¿por qué me has abandonado?’, grita. No, no es la muerte lo que le asusta. Lo
que más les duele a Cristo es la soledad. Es el sentirse abandonado. Él, el justo, el santo, se
siente 'pecado'. Él, inocente, cargado con las culpas, y maldades, y odios de toda la
humanidad. Y Él, el Hombre-Dios, grita: 'Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has
abandonado? Terrible e incomprensible soledad la de Cristo en la Cruz. Pareciera que el
alma de Dios se ocultase en la oscuridad. 'Dios mío, Dios mío, ¿por qué? Y el 'por qué' se
pierde en la inmensidad, en el infinito, en el silencio abismal, aunque amoroso, del Padre.
El grito, el 'por qué' de Cristo, no encuentra respuesta. El silencio del Padre es el supremo
abandono del Hijo. Cristo en la Cruz: el gran abandonado.

* La soledad, el abandono: he ahí la gran prueba de la humanidad. La gran Cruz de los


cristianos y, peor aún, de los no creyentes. Es necesario saber darle sentido a la cruz y a la
soledad. Miramos en Cristo, el Hombre-Dios, que sufre la 'soledad de las soledades'.
Debemos vivir con fe y esperanza y darle sentido redentor a las pruebas de la vida, que
nunca faltan: a la enfermedad, al dolor, al abandono, a la soledad. Los que no tienen fe y
esperanza, ante la cruz y el dolor, caen en el pozo profundo de la aún más profunda
desesperación.

* Hermano (a), anciano (a); pobre, enfermo, marginado; tú que has sido tocado por la
prueba..., hombre o mujer que me escuchas: ¡ojalá que nunca caiga la noche en tu alma!
¡Ojalá que nunca sientas frío en el corazón! ¡Quiera Dios que en los momentos de prueba y
dolor nunca tu vida se vea marcada por la soledad y el abandono!... Cuando en el cielo veas
que negras nubes te cubren el sol y no brilla para ti ninguna estrella; cuando te parece que
ningún rostro te sonríe, ninguna boca te habla; ninguna mano amiga se tiende hacia ti;
cuando tu alma es noche, hielo tu corazón y abandono tu vida; cuando te parece que ya
nada tiene sentido para ti; cuando todos los 'porqués' no encuentran respuesta... Entonces,
espera...

* Sí, espera, mira a Cristo y espera, porque en el silencio está Dios. Y te ha oído... Verás:
pasará la tormenta; se calmará la tempestad; se disiparán las nubes... Y luminoso, lleno de
vida y calor, aparecerá el sol. Entonces: habrá luz en tus ojos. Y estrellas en tu vida: Y
horizontes en tu camino. Y rostros sonrientes, y palabras de optimismo, y muchas manos
amigas. ENTONCES: algo habrá renacido en ti. Sentirás la resurrección. Será un 'Día de
Pascua'.
Amén

CANTO

QUINTA PALABRA:
"Tengo sed"

* "Después de esto, como Jesús sabia que ya todo se había cumplido, y para que se
cumpliera la Escritura, dijo: Tengo sed" (Jn 19, 28).
77

* ¡Jesús, cuánto has sufrido en la Cruz! ¡Cuántas torturas, cuántos desprecios, cuánta
soledad, cuánto abandono! Y ahora se agrega la sed. No es para menos, Señor, pues has
perdido muchísima sangre, has sido coronado de espinas, has sido azotado, has cargado tu
pesada cruz.
Si, hermana y hermano. ¡Qué sed no estaría experimentando Jesús! ¡Cuán resecas no
estarían sus entrañas! Por eso, haciendo un esfuerzo supremo, grita: "Tengo sed". Jesús
tiene sed. Ciertamente, tiene sed material, pero también espiritual. Sed de realizar en el
mundo el plan de salvación. Sed de cumplir la voluntad del Padre. Tiene, sobre todo, sed de
amor, de misericordia, de justicia, de perdón. Y esta sed de amor y misericordia hace que
Jesús sufra por todos los sedientos del mundo. Por todos aquellos que, a lo largo de la
historia, siguen sufriendo, padeciendo, luchando y muriendo por todos los caminos, en el
campo y en la ciudad, ricos y pobres, sanos y enfermos...

* Jesús, con su sed, padece por todos los que sufren la sed del abandono, de la pobreza, de
la marginalidad, de la injusticia, de la exclusión social, de la inseguridad, de la ignorancia...
Sufre Jesús por el hermano contagiado por el sida, el cual, además de sufrir tan dolorosa
enfermedad, es rechazado por la sociedad y abandonado a su triste suerte. Sufre Jesús por
los que sienten cómo el cáncer se va extendiendo por su cuerpo e invade sus órganos,
perfora sus carnes y carcome sus huesos. Sufre Jesús por el obrero padre de familia,
desempleado a causa de injustos despidos, y que cada noche regresa a su casa con las
manos vacías, con el fracaso a cuestas, con el dolor en el alma, para decirle a su esposa e
hijos: tampoco hoy me han dado trabajo, no les traigo nada. Sufre Jesús por el que está
privado de libertad, a veces sin saber por qué, que espera una sentencia que no termina de
llegar, mientras se agota su esperanza, languidecen sus fuerzas y ve que el tiempo pasa
inútilmente. Sufre Jesús por los niños de la calle que piden una limosna, por los indigentes
que vagan como autómatas por nuestras calles, por los ancianos que ya no cuentan ni en la
familia ni en la sociedad y que son considerados 'cosas' inútiles e inservibles.

* Y la sed de Jesús crece más y más, cuando el secuestro, la inseguridad, los atentados
contra la vida se convierte en el pan de cada día. Cuando el hambre aún sigue campeando
entre tantos sectores de nuestra sociedad. Cuando las drogas, el libertinaje, los espectáculos
perversos, los escándalos, la difamación, los vicios, se generalizan más y más, con grave
perjuicio para nuestros jóvenes y niños. Cuando los padres, maestros, responsables de la
educación de hijos y alumnos, descuidan gravemente su deber.

* ¡Cuántos, en nuestros días, siguen clamando: Tengo sed! Gritan tengo sed: los jóvenes
que, confundidos y desorientados, no ven un futuro cierto en sus vidas; las 'madres' que
solas se deben enfrentar a la vida y alimentar, educar y cuidar de los hijos, llenando las
carencias de la ausencia de un padre; tantas 'jóvenes mamás' que, casi sin saber cómo, pero
víctimas de una clima moral permisivo, contaminado y perverso, quedan embarazadas,
cuando apenas son unas niñas que todavía debieran estar jugando con muñecas; tantos
muchachos y muchachas que, víctimas de las pasiones, destrozados por las drogas,
arrastrados por la vida fácil y los vicios, han perdido el dominio sobre sí mismos, y son
como hojas que lleva el viento: unos pobres esclavos de sí mismos, sin voluntad, sin
sueños, sin ideales, sin proyectos de vida Y más, muchísimos más, por una u otra causa,
pero golpeados por la vida, gritan tengo sed. Señor Jesús: que tu sed, la que padeciste en la
78

Cruz, sirva para saciar toda nuestra sed: sed de verdad, de justicia, de libertad, de amor y de
paz. Amén.

CANTO
79

SEXTA PALABRA:
"Todo está cumplido"

* "Había allí una vasija llena de vinagre. Sujetaron a una rama de hisopo una esponja
empapada en vinagre y se la acercaron a la boca. Cuando tomó Jesús el vinagre, dijo:
Todo está cumplido" (Jn 19, 30).

* Desde el principio, existía el plan de Dios. El Hijo del Hombre debía aplastar la cabeza de
la serpiente. Debía borrar toda mancha de pecado, erradicar el mal, cumplir lo que de El
habían anunciado los Profetas. Ahora Cristo dice: “Todo ha sido consumado, todo se ha
cumplido”. El plan de Dios se ha realizado: la humanidad ha recuperado su dignidad
original, de hijo de Dios, creado a su imagen y semejanza. Nuevamente podía reproducir en
su alma el retrato original, como salió de las manos de Dios, porque toda mancha ha sido
borrada por la sangre redentora de Cristo.

* La batalla contra el mal, contra el odio, contra el pecado, contra la muerte ha sido ganada.
Una batalla en la cual el grito no era: odia, ataca, divide, destruye, hiere, mata. Una batalla
en la que aquellos que mataron al enemigo fueron derrotados. La batalla había terminado.
La batalla redentora de Dios. La batalla del amor, la batalla del perdón. El Hijo de Dios
debía enseñarnos una nueva manera de derrotar al enemigo: no con las armas de la fuerza,
de la muerte, del odio, sino con las armas del amor y del perdón. Y se ofreció a sí mismo,
como hostia purísima y santa, en el más sublime holocausto. El cáliz ha sido colmado. La
obra redentora ha sido realizada. Todo se ha cumplido. El amor y el perdón han triunfado.

* Ya en la primera palabra hicimos referencia al perdón. Ahora debemos agregar algo más.
El perdón es el arma más poderosa que tenemos para ganar la batalla de la fe, la batalla del
amor, la batalla de Dios. Pero, ¡qué difícil es el perdón! ¡Cuánto nos cuesta perdonar! Nos
parece imposible, muy por encima de nuestras fuerzas. En verdad, el odio nos ciega, y
como un gusano interior nos carcome en lo más hondo del alma. Entonces nos sentimos
impulsados a la venganza, al "ojo por ojo y al diente por diente", la antigua 'ley del talión'
del Antiguo Testamente, a la que Cristo perfeccionó. La Ley de Cristo es la Ley del Amor y
del Perdón. Con ella, consumó sus enseñanzas. Cristo consumó el perfeccionamiento de la
Ley y los Profetas con el mandamiento del amor y del perdón. Nos lo enseñó con su palabra
y con su vida.

* El cristiano debe también consumar y dar perfección a su fe y su esperanza con la


plenitud del amor y del perdón. Ese debe ser el rasgo principal de nuestra vocación
cristiana, de discípulos de Jesús, aquello que nos identifica. Para Jesús lo esencial es el
amor. Y el que ama tiene vida. Por el contrario, como nos dice San Juan: "El que odia a su
hermano es un homicida", porque le da muerte en su corazón. Es necesario que rompamos
el círculo del odio, el espiral de la violencia, y que, por encima de todo, como discípulos de
Cristo, construyamos la 'civilización del amor'.

* Oremos con San Francisco de Asís: "Donde haya odio, ponga yo amor; donde haya
ofensa, ponga yo perdón". Que así sea.

CANTO
80
SEPTIMA PALABRA:
“Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu” (Lc 23, 46).

* Como a mediodía, se ocultó el sol y todo el país quedó en tinieblas hasta las tres de
las tarde. En ese momento la cortina del templo se rasgó por la mitad, y Jesús gritó
muy fuerte: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Y con estas palabras,
expiró.

* Después de ser clavado, Cristo pasó en la Cruz tres horas. Desde el mediodía hasta las
tres de la tarde. Clavado con gruesos clavos. Con los pies y manos traspasados. Chorreando
sangre por todo el cuerpo. Y las tinieblas cubrieron la tierra, porque el sol se oscureció. Y
Cristo, con voz potente, gritó: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Son las últimas
palabras de un moribundo. Las últimas palabras de Cristo moribundo.

* Cristo, a pesar de ser Dios, quiso ser igual a nosotros en todo, menos en el pecado. Y
como nosotros, se sometió a la muerte. Quiso ser obediente hasta la muerte y una muerte de
cruz. No rehusó el dolor, ni el sacrificio, ni la muerte. La muerte es la gran realidad del ser
humano, es destino común, universal. 'La vida se renueva, la vida es siempre nueva'. Unos
dejamos el puesto a los otros. Es el eterno retorno de la vida, la permanente caravana de
quienes somos perennes peregrinos... Y nos toca pasar la antorcha de la esperanza, dejando
paso a una nueva vida.

* Para el hombre de fe la muerte no es el final del camino. No es el viaje sin retorno. No es


el aniquilamiento del ser. No es el negro fatalismo de la reducción a la nada. No, hermanos,
la vida no termina, se transforma Pero ante la muerte, también la persona de fe siente el
dolor, el vacío, la partida y derrama lágrimas, gime y llora cómo lloró Cristo ante la muerte
de Lázaro.

* Ante la muerte, el ser humano mira a Cristo moribundo. Fija en El sus ojos, y en El
cimienta su esperanza. Y ante la imagen de Cristo moribundo, las fibras de nuestro espíritu
se agitan convulsionadas. Y en Cristo, muerto y resucitado, el germen de la resurrección da
frutos de vida Es la Pascua, ¡aleluya!.

* La mujer y el hombre de fe encomiendan su alma al Padre, como hizo Jesús. Saben morir
como Cristo y en Cristo, en gesto de supremo sacrificio. Porque en Cristo la vida se
transforma en Misterio Pascual, igual que el del grano de trigo, al morir da mil frutos. La
muerte es misterio de dolor, pero también misterio de fe, de amor, de esperanza, misterio de
Resurrección y de Vida. Con la muerte, como gaviota que se pierde en el horizonte azul de
los océanos, el creyente alcanza la meta infinita en el seno del Padre, donde el amor y la
felicidad desbordan en plenitud.

* Pero, ¿cómo vemos la muerte? ¿Qué podemos aprender, hoy, ante Cristo moribundo que
encomienda su alma al Padre? Tenemos que aprender la gran lección. No podemos
improvisar lo no aprendido.

* Además, ¿cómo tratamos a nuestros moribundos? ¡Los moribundos del mundo, cuán
diversos de Cristo moribundo! ¿Encomendamos su alma a Dios, llamamos al sacerdote, o
tenemos miedo que se asusten? Mejor, dicen algunos, es no asustarlos, que mueran
81
tranquilos. ¿Y el espíritu, que importa? No, no, lo mejor es no asustarlos. Como si el
Ministro de Dios estuviera hecho para asustar. Notario, enfermeras, médicos, remedios,
instrumentos, esos no asustan. Pero el sacerdote sí, aunque sólo viene a traer paz, a orar
para que el enfermo recupere su salud, a encomendar a Dios la vida del enfermo, a perdonar
los pecados en nombre de Dios. ¡Qué absurdo! Solo asustan Dios y su ministro.

* Esa no es la manera de amar a nuestros enfermos: somos nosotros sanos los más
asustadizos, los egoístas, los cobardes y, al comportarnos así, cometemos injusticia y
traición.

* ORACIÓN: Señor Jesús, al contemplarte en la Cruz, te encomendamos a nuestros


moribundos, a todos los moribundos del mundo. Te pedimos, Señor, por los que se
encuentran inconscientes y por los que inconscientemente no se preparan a bien morir. Te
pedimos para que en ese momento, ni a ellos ni a nosotros nos falte la gracia de tu
misericordia y tu perdón. Para que, cuando tú un día nos llames, en tus manos
encomendemos nuestro espíritu. Amén.

CANTO
82

VÍA CRUCIS
VIERNES SANTO

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Sacerdote
Vamos a comenzar este Vía Crucis siguiendo el camino de Jesús que lo lleva a la
crucifixión.
Estamos aquí, ante esta cruz, dispuestos a acompañarlo. Queremos vivir, paso a paso, estos
momentos del Señor, que llegó a ser la culminación en su entrega.
La cruz es la realización plena de todo lo que él hizo. Porque el amor del Padre sólo se
encuentra aquí: en la debilidad de una vida vivida amando totalmente, sin ninguna reserva
ni protección.
Preparémonos, pues, para vivir, muy intensamente, la pasión y muerte de Jesús.
(Silencio breve)
OREMOS
Señor Jesús, que asumes el dolor, aceptas el sufrimiento y superas la tristeza última;
concédenos sensibilidad y vigilancia para acompañarte siempre en los hermanos que sufren,
o están tristes y abandonados; danos la fortaleza necesaria para beber, a ejemplo tuyo, el
cáliz de la voluntad divina.

PRIMERA ESTACIÓN: JESÚS ES CONDENADO A MUERTE


Te adoramos Cristo y te bendecimos: que por tu santa Cruz, redimiste al mundo
 
SACERDOTE
Mientras lo acusaban los sumos sacerdotes, Jesús no contestaba nada. Entonces le dice
Pilato:
- ¿No oyes cuantos cargos presentan contra ti?
Él no contestó, una sola pregunta, de modo que el gobernador estaba muy extrañado. Al ver
Pilato que todo era inútil y que al contrario, se estaba formando un tumulto, tomó agua, y se
lavó las manos en presencia del pueblo diciendo:
- Soy inocente de esta sangre.
 
MONITOR
Es lo nuestro Señor: lavarnos las manos y andar limpios por la vida. Sucios que vayan
otros. Nosotros, de señores. Nosotros, en puestos de honor. Otros en cualquier sitio
¡Qué juego tan sucio!. ¿Qué piensas, Señor, de nuestra justicia? ¿Qué piensas de nuestros
jueces, de nuestros abogados? ¿Te sientes muchas veces condenado en las causas de los
pobres?
Cuanta sangre derramada de gente inocente, condenados a lo largo de la Historia....
A Ti, te condenaron en nombre de Dios y en nombre del orden... Así es la vida.
 
SACERDOTE
Respondemos: Señor, juzgado y condenado a muerte, ten piedad de nosotros.
- Por todos los hombres y mujeres buenos, que son eliminados a causa de su fidelidad.
83
- Por los que van de limpios por la vida, ensuciando a los demás.
- Por quienes sufren condenas injustas.
- Por los que marginan o eliminan a los demás.
 
SEGUNDA ESTACIÓN: JESÚS CON LA CRUZ A CUESTAS
Te adoramos, Cristo y te bendecimos: que por tu santa Cruz redimiste al mundo
 
SACERDOTE
Entonces Pilatos se lo entregó para que lo crucificaran. Tomaron a Jesús, y Él, cargando
con la Cruz salió al sitio llamado de la Calavera (que en hebreo se dice Gólgota) donde lo
crucificaron, y con Él a otros dos, uno a cada lado, y en medio a Jesús" (Jn. 19)

MONITOR
La ciudad no es para ti; sal fuera. Que la ciudad siga en fiesta, que nadie turbe nuestra vida,
que nadie altere nuestra existencia. Lo nuestro es subir, tener, disfrutar... ¡cómo sea!
Naciste en un pueblo alejado de la gran ciudad, y en las afueras morirás.
Nos gusta más nuestro mundo que tu Reino, sencillamente, no sirves para nuestro mundo.
Lo tuyo es la Luz, nosotros nos movemos mejor en la penumbra. Vete.
 
SACERDOTE
Jesús, te pedimos que vuelvas.
- Que no se nos apague la luz que tú encendiste.
- Que no se nos acabe tu agua viva. Pero si tienes que irte a la muerte, que no se nos borre
el camino.
- Jesús con la cruz a cuestas, no te rechazamos; te pedimos que regreses entre nosotros.
 
TERCERA ESTACIÓN: JESÚS CAE POR PRIMERA VEZ.
Te adoramos, Cristo y te bendecimos: que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
 
SACERDOTE
“Cargado con nuestros pecados subió al leño, para que, muertos al pecado, vivamos para la
justicia. Sus heridas nos han curado". (I Pet.2)
 
MONITOR
Primeras caídas. Los primeros tragos, el primer abandono del hogar, la primera traición al
amor, la primera cobardía; la primera ausencia de la Iglesia; las primeras monedas de un
negocio sucio; el primer desprecio a lo humano; la primera negación a Dios.
¡Cuántos nombres, tienen la primera caída!
Y los que empujan, Señor. En los empujones siempre caen los más débiles. Nos enseñan a
ser agresivos; a abrirnos paso, empujando; a subir, empujando, y, ¡a cuántos lanzamos por
el camino!. ¡Cuántos niños, jóvenes, adultos y ancianos caídos!.
 
SACERDOTE
Jesús, caído: a los débiles, levántanos.
A los que vamos de fuertes por la vida, derríbanos.
Y en nuestras caídas, míranos.
 
84
CUARTA ESTACIÓN : JESÚS ENCUENTRA A SU MADRE
Te adoramos, Cristo y te bendecimos: que por tu santa Cruz, redimiste al mundo

MONITOR 1
Ustedes, todos los que pasan por el camino miren y vean, si hay dolor semejante al dolor
con que soy atormentada, con que el Señor me ha herido....
Una inmensa procesión de dolorosas cruzaba la tierra. Era un silencio de luto, como una
tormenta contenida, a punto de estallar en lágrimas y lamentos.
¡Hijo mío!
 
MONITOR 2
Miles y miles de niños, mueren de hambre, junto a los pechos vacíos de sus madres.
¿Quién ha enloquecido a mi hijo con la droga? ¿Quién se llevó a mi hija? Era una niña.
Prostitución de menores.
Mi hijo se está hundiendo. ¡No hay trabajo! ¡Es el alcohol! ¡Es el juego! ¡Es la calle! ¡Es la
cárcel!
 
SACERDOTE
Madre Dolorosa, acércate al dolor de estas mujeres que contemplan, como tú, destrozadas a
los hijos de sus entrañas.
Madre Dolorosa, contempla el desamparo de tantos seres humanos, hijos también tuyos,
que van solitarios por el mundo con la cruz a cuestas.
 
QUINTA ESTACIÓN: EL CIRINEO AYUDA A JESÚS A LLEVAR LA CRUZ
Te adoramos, Cristo y te bendecimos: que por y tu santa Cruz, redimiste al mundo.

SACERDOTE
Terminada la burla, le quitaron la púrpura y le pusieron su ropa. Y lo sacaron para
crucificarlo. Y a uno que pasaba, Simón de Cirene, que volvía del campo, el padre de
Alejandro y de Rufo, lo fuerzan a que le lleve la cruz" (Mc. 15)

MONITOR 1
Déjame que cante, Cirineo de cualquier camino, a tus manos llagadas, 
a tus hombros encorvados, a tu corazón de hombre, a tu cuerpo de hermano:
- Porque tú eres pan del pobre.
- Agua del sediento.
- Refugio del caminante.
- Casa del vagabundo.
- Bálsamo del herido.
- Libertad del cautivo.
 
SACERDOTE
Préstame tus ojos, que yo quiero ver como tú, a Dios en cada persona. Préstame tus brazos,
para echarme al hombro la cruz del niño, del viejo... Dame, Cirineo, tu corazón de hombre.
Ya no sé de quién es la cruz que llevas ¿es la tuya o la de Cristo? Ya no sé quien es el
Cirineo, si tú, Simón, que vienes del campo, o Él, que vino del cielo.
85
Pregunté y me dijeron que era Dios el Cirineo del hombre, que era Simón el Cirineo de
Dios. Cristo y Simón con la cruz a cuestas: que no se canse ese voluntario generoso que
aprendió de ustedes a ayudar con sencillez a los hermanos.

SEXTA ESTACIÓN: LA VERÓNICA ENJUGA EL ROSTRO DE JESÚS


Te adoramos, Cristo y te bendecimos: que por tu santa Cruz redimiste al mundo.
  
SACERDOTE
“Lo vimos sin aspecto atrayente, despreciado y evitado de los hombres, como un hombre de
dolores, acostumbrado a sufrimientos, ante el cual se ocultan los rostros, despreciado y
desestimado." (Is.52)
 
MONITOR
Fue sólo enjugar unas lágrimas, y los ojos de aquel niño me regalaron una sonrisa. Fue un
café caliente, y su rostro de hombre cansado recobró la vida. Cúbrete con mi abrigo. Y él
miró y me dijo: gracias, amigo. Luego recordé en aquella cara la Santa Faz de Cristo. Y qué
poco fue lo mío: mi pañuelo, un café, mi abrigo. Y él me regaló la vida.
 
SACERDOTE
Enséñanos, Jesús, a gastarnos en pequeños gestos sencillos.
Que nunca nos falten estas buenas mujeres sin nombre, que enjugan lágrimas y alivian
cansancios. Dales tú, la recompensa que le diste a la Verónica. Que brille en los pobres tu
rostro para ellas.
  
SÉPTIMA ESTACIÓN: JESÚS CAE POR SEGUNDA VEZ
Te adoramos, Cristo y te bendecimos: que por tu santa Cruz , redimiste al mundo
  
SACERDOTE
El Señor Dios me ha abierto el oído; y yo no me he rebelado, ni me he echado atrás. Ofrecí
la espalda a los que me golpeaban, la mejilla a los que mesaban mi barba. No oculté el
rostro a insultos y salivazos. Mi Señor me ayudaba, por eso no quedaba confundido, por eso
ofrecí el rostro como pedernal, y sé que no quedaré avergonzado. (Is. 50)
  
MONITOR
¡Cuántas piedras en el camino, y cuánto barro. Y cuánta debilidad!
- Parecía que ya levantó cabeza y...¡otra vez la depresión!.
- Ya estábamos saliendo y...¡él cayó enfermo!.
- Seis meses sin beber y...¡no aguantó más!
- Dos años sin droga y ...¡las fiestas!. Otra vez seducido.
Otra vez... otra vez...
Esta segunda caída de Jesús es el cuadro del desencanto, de las ilusiones marchitas.
En otro tiempo tú eras el fuerte, Jesús. Y una palabra tuya ponía en el camino a los tullidos
y levantaba el ánimo a los hundidos. Y decías: que si a alguno le pesa la vida, que venga a
ti. Eran otros tiempos. Ahora te has adentrado en el poder de las tinieblas. Eres débil como
cualquier mortal.
86
Pero es tu debilidad nuestra fuerza. No nos has salvado con un poder de superhombre, sino
con la actitud paciente del humillado, del hundido, del que lo ha dado todo por los demás,
sin esperar recompensa.
SACERDOTE
Repetimos:
- Con tu debilidad, fortalécenos.
- Con tu hundimiento, levántanos.
- Por tus caídas, sánanos.
  
OCTAVA ESTACIÓN : JESÚS REPRENDE A LAS HIJAS DE JERUSALÉN
Te adoramos, Cristo y te bendecimos: que por tu santa Cruz, redimiste al mundo.
  
SACERDOTE
“Lo seguía un gran gentío del pueblo, y de mujeres que se daban golpes y lanzaban
lamentos por El. Jesús se volvió a ellas y les dijo:
- Hijas de Jerusalén, no lloren por mi; lloren por ustedes y por sus hijos" (Lc. 23)
 
MONITOR
Decimos: Que nos llore el corazón
- ante un niño sin pan o sin juguetes,
- ante un anciano en soledad,
- ante un drogadicto y un alcohólico,
- ante una madre enferma,
- ante una joven prostituida,
- ante una familia sin techo,
- ante un matrimonio roto.  
- ante un hermano asesinado.
 

SACERDOTE
Que nos llore el corazón arrepentido para limpiarnos de egoísmos, de mentira, de robos, de
derroches, de calumnias, de indiferencia, de lejanía de Dios.
Y con la ternura, y la fortaleza para ser eficaces, luchar contra todo aquello que haga llorar
de dolor o desesperación a un ser humano.
Enséñanos a llorar lágrimas de ternura, de rabia y de alegría. Que no se nos seque el
corazón en las familias, en las amistades, en los vecinos, en la política, en los negocios, en
las iglesias..... en ninguna parcela de la vida.
 
NOVENA ESTACIÓN: JESÚS CAE POR TERCERA VEZ
Te adoramos, Cristo y te bendecimos: que por tu santa Cruz redimiste al mundo.
  
SACERDOTE
"Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario,
se despojó de su rango, y tomó condición de esclavo, pasando por uno de tantos". (Fil.2)
 
MONITOR
Has vuelto a caer. Pero hay que llegar. ¡Arriba!. Llegar, ¿a dónde? ¿Este camino tiene
futuro? Poco queda para morir; qué más da morir aquí o en la colina. Cuanto antes mejor.
¿Merece la pena levantarse? Sí, hasta el último momento, la vida es preciosa; porque se
puede amar mientras tengamos aliento.
87
Arriba Jesús, que falta poco, aguanta.
SACERDOTE
Oremos diciendo: Jesús, desde tu última caída, pon tus ojos en estos hombres y mujeres
sin vida.

- Por los que han caído en su última enfermedad.


- Por los ancianos sin esperanza.
- Por tantos millones de pobres que llevan en sus hombros el peso del olvido que ahoga
sus esfuerzos para vivir con un mínimo de dignidad.
- Por quienes han perdido la ilusión de seguir viviendo.
- Por quienes van arrastrándose por la vida bajo el peso de una cruz insoportable.

Nos hablabas de enderezar la caña torcida, de avivar la llama de la mecha que ya sólo
humea: cúranos, asístenos, que nos brille una estrella de esperanza en nuestros días de
soledad. Levántanos.
  
DÉCIMA ESTACIÓN: JESÚS ES DESPOJADO DE SUS VESTIDURAS
Te adoramos, Cristo y te bendecimos: que por tu santa Cruz, redimiste el mundo.
 
SACERDOTE
"Los soldados, cuando crucificaron a Jesús, tomaron su ropa, haciendo cuatro partes, una
para cada soldado, y apartaron la túnica. Era una túnica sin costura, tejida toda de una
pieza de arriba abajo. (Jn.19)"
  
MONITOR
Poco te quedaba ya, a golpes, te robaron la belleza; a calumnias, tu fama; a cobardías, tus
discípulos; te arrancaron hasta de la muerte de los profetas, porque en la cruz morían los
"malos". Te despojaron de todos tus derechos. Sólo te quedaban cuatro ropas, y se las
repartieron como un trofeo.
Entre enriquecidos y derribados anda el mundo.
- Pueblos del Mundo arruinados. 
- Campesinos sin tierras ni derechos.
- ¡Qué larga es la historia negra de los despojos, hecha de malversación y de lágrimas!.
- Cuántas fortunas fruto del robo o del engaño.
- En cuántos sitios se escucha el lamento de los pobres explotados.
- Abusos justificados por las guerras; por las sentencias de tribunales sobornados.
- Nuestras comodidades ¿no serán fruto de un abuso?
 
SACERDOTE
Señor, que yo prefiera ser despojado, a despojar,   ser calumniado, a calumniar,   ser
engañado, a engañar, morir, a matar.
  
UNDÉCIMA ESTACIÓN: JESÚS COLGADO DE LA CRUZ
Te adoramos, Cristo y te bendecimos: que por tu santa Cruz redimiste al mundo.
 
SACERDOTE
Cuando llegaron al lugar llamado “la Calavera", lo crucificaron allí, a él y a los dos
malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. Jesús decía:
88
-Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.
El pueblo estaba mirando. (Lc.23)
  
MONITOR
Estás en la cruz, para bendecirnos. Estás crucificado como un maldito, para arrancar esa
maldición que tienen todas las cruces.  Estás en la noche, eres noche en tu cruz y alumbras
caminos.
Y así, mirándote, se nos hacen verdad y fuerza aquellas palabras que tú ibas dejando como
Palabra de Dios, para que todos fuéramos felices.
 
SACERDOTE
Hoy nos dice el Señor:
- Comparte tu pan con el hambriento.
- No pases de largo cuando alguien está necesitando tu ayuda.
- Que no te llegue la noche sin reconciliarte con tu hermano.
- No juzgues mal a nadie.
- Consérvate limpio de corazón.
- Lucha por la paz.
- Sé fuerte en las dificultades.
- Ponte al lado de los pobres. "Ámense como yo los he amado”
  
DUODÉCIMA ESTACIÓN: JESÚS HA MUERTO EN LA CRUZ
Te adoramos, Cristo y te bendecimos: que por tu santa Cruz redimiste al mundo
 
SACERDOTE
Desde el mediodía vinieron las tinieblas sobre toda aquella tierra, hasta la media tarde. Y
en esa hora, Jesús exclamó:
- Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
Enseguida uno fue corriendo, tomó una esponja empapada en vinagre y sujetándola a una
caña, le daba de beber....
Y Jesús, gritando de nuevo con voz potente, entregó el espíritu". (Mt.27)
  
MONITOR
Lo mataron un día de madrugada,
cuando todos duermen, cuando los gallos cantan.
Lo mataron un día de madrugada,
machacaron sus huesos una mañana.
Repartieron sus ropas, sortearon su capa,
lo mataron un día de madrugada.
Por todos los caminos su voz gritaba
las verdades que hieren, las verdades que salvan.
Lo mataron un día de madrugada.
Le ofrecieron dineros y vida holgada,
por ocultar verdades, por inventar palabras.
Lo mataron un día de madrugada.
El mundo no perdona a quien no engaña.
Arrasaron su casa, lo dejaron sin nada.
Lo mataron un día de madrugada.
89
Pero su voz resuena por las montañas;
seguiremos cantando, seguiremos soñando, seguiremos viviendo, con su Palabra.
 
DECIMOTERCERA ESTACIÓN: JESÚS EN LOS BRAZOS DE SU MADRE
Te adoramos, Cristo y te bendecimos: que por tu santa Cruz redimiste al mundo
  
SACERDOTE
Los judíos, como era el día de la Preparación de la Pascua, para que no se quedaran los
cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día solemne, pidieron a Pilato que
les quebraran las piernas y que los quitaran. Fueron los soldados, le quebraron las piernas
al primero y luego al otro que habían crucificado con él; pero al llegar a Jesús, viendo que
ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza le
traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua...... (Jn.19) .
  
MONITOR
Al final, la Madre.
Cuando todo falta queda un regazo de madre. Unos brazos, un regazo de madre nos
acunaron recién nacidos. Y unos brazos, un regazo nos recoge cuando lloramos y sufrimos,
cuando la vida nos enferma o nos arruina.
Han matado al fruto de tus entrañas. Tu hijo fue un soñador, un poeta, un místico, un
luchador. Se echó a sus hombros la injusticia del mundo, el dolor de sus hermanos. Y sus
hombros los dobló la cruz. Sus manos multiplicaron el pan, curaban, acariciaban,
bendecían; pero eran manos crucificadas. Aquel que saludaron los sencillos como " el fruto
bendito de tu vientre" no merecía vivir; por eso lo han juzgado y declarado maldito y
eliminado. Yo tampoco soy extraño a esta vida y a esta muerte. No olvides, María, que
agonizante, tu Jesús te dijo que ahora era yo tu hijo. También le oí que me decía: Ahí
tienes a tu Madre.
  
DECIMOCUARTA ESTACIÓN: JESÚS ES COLOCADO EN EL SEPULCRO
Te adoramos, Cristo y te bendecimos: que por tu santa Cruz redimiste al mundo
 
SACERDOTE
Tomaron el cuerpo de Jesús y lo vendaron todo con los aromas, según se acostumbra a
enterrar entre los judíos. Había un huerto en el sitio donde lo crucificaron, y en el huerto un
sepulcro nuevo, donde nadie había sido enterrado todavía. “Y pusieron allí a Jesús."(Jn.19)
  
MONITOR
Como siempre que escuchamos a Dios, sólo nos llegan palabras de vida: Pueblo mío, yo
abriré sus sepulcros. Pueblo mío. Iglesia mía...... yo abriré sus sepulcros.
Y tú, Jesús, remueve la losa de nuestra tristeza y de nuestra depresión que destruye el gozo.
La losa de nuestro egoísmo, que ha aplastado y ha matado el amor. La losa de las
esclavitudes de las cosas, de prejuicios, del consumo, del dominio, de la posesión.
Hemos vendido el alma y se nos ha muerto la alegría. La losa del error y la falsedad, del
miedo a amar. Sácanos de nuestros sepulcros a respirar el aire limpio de la nueva creación.
Con tu muerte has vencido a la muerte. Por tu muerte, danos vida.
 
Por las intenciones del Papa: Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
90

VÍA CRUCIS
Un recorrido por la Pasión de Cristo, de ayer y de hoy
Oración

Señor, ayúdanos para que aprendamos a aguantar las


penas y las fatigas, las torturas de la vida diaria; que tu
muerte y ascensión nos levante, para que lleguemos a
una más grande y creativa abundancia de vida. Tú que
has tomado con paciencia y humildad la profundidad de
la vida humana, igual que las penas y sufrimientos de tu
cruz, ayúdanos para que aceptemos el dolor y las
dificultades que nos trae cada nuevo día y que
crezcamos como personas y lleguemos a ser más
semejantes a ti.

Haznos capaces de permanecer con paciencia y ánimo,


y fortalece nuestra confianza en tu ayuda. Déjanos
comprender que sólo podemos alcanzar una vida plena
si morimos poco a poco a nosotros mismos y a nuestros
deseos egoístas. Pues sólo si morimos contigo, podemos
resucitar contigo. Amén.

I. Jesús es condenado a muerte


Muy de mañana todos los príncipes de los sacerdotes, los ancianos del pueblo, realizaron
un consejo en contra de Jesús para matarlo, y atado lo llevaron al procurador Poncio
Pilato (Mt 27, 1-2).
El pequeño niño que tiene hambre, que se come su pan pedacito a pedacito porque teme
que se termine demasiado pronto y tenga otra vez hambre. Esta es la primera estación del
calvario.

II. Jesús carga con la cruz


Entonces se lo entregó para que lo crucificaran. Tomaron, pues, a Jesús, que llevando la
cruz, salió al sitio llamado Calvario, que en hebreo se dice Gólgota (Jn 19, 16-17).
¡No tengo razón? Muchas veces miramos pero no vemos nada! Todos nosotros tenemos
que llevar la cruz y tenemos que seguir a Cristo hasta Calvario, si queremos reencontrarnos
con Él. Yo creo que Jesucristo, antes de su muerte, nos ha dado su Cuerpo y su Sangre para
que nosotros podamos vivir y tengamos bastante ánimo para llevar la cruz y seguirle, paso a
paso.

III. Jesús cae por primera vez


Dijo Jesús: El que quiera venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y
sígame, pues el que quiera salvar su vida la perderá: pero el que pierda su vida, ese la
salvará (Mt 16,24).
91
En nuestras estaciones del Vía Crucis vemos que caen los pobres y los que tienen hambre,
como se ha caído Cristo. ¿Nos hacemos presentes para ayudar al Señor? ¿Lo hacemos con
nuestro sacrificio, nuestro verdadero pan? Hay miles y miles de personas que morirían por
un bocadito de amor, por un pequeño bocadito de aprecio. Esta es una estación del Vía
Crucis donde Jesús se cae de hambre.

IV. Jesús encuentra a su Madre


Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi salvador,
porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las
generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí (Lc 1, 45-49).
Nosotros conocemos la cuarta estación del Vía Crucis en la que Jesús encuentra a su
Madre. Somos nosotros los que sufrimos las penas de una madre? ¿Una madre llena de
amor y de comprensión? ¿Estamos dispuestos para comprender a nuestra juventud si se
cae? ¿Si está sola? ¿Si no se siente comprendida? ¿Nos hacemos entonces presentes?

V. El Cireneo ayuda a Jesús a llevar la cruz


Cuando le llevaban a crucificar, echaron mano de un tal Simón de Cirene, que venía del
campo y le obligaron a ayudarle a llevar la cruz (Lc 23, 26).
Simón de Cirene tomaba la cruz y seguía a Jesús, lo ayudaba a llevar su cruz. Con lo que
hemos dado durante el año, como signo de amor a la gente joven, las miles de cosas que
hemos hecho a Cristo en los pobres, ¿hemos sido un Simón de Cirene en cada uno de
nuestras acciones?

VI. La Verónica limpia el rostro de Jesús


Porque tuve hambre y me dieron de comer, tuve sed y me dieron de beber (Mt, 25,35).
Con respecto a los pobres, los abandonados, los no deseados, ¿somos como la Verónica?
¿Nos hacemos presentes para aliviar sus preocupaciones y compartir sus penas? ¿O somos
parte de los orgullosos que pasan y no pueden ver?

VII. Jesús cae por segunda vez


¿Quiénes son mi madre y mis hermanos? Y extendiendo su mano sobre sus discípulos dijo
Jesús: he aquí a mi madre y a mis hermanos quien quiera que haga la voluntad de mi
Padre (Mt 12, 48-50).
Jesús cae de nuevo. ¿Hemos ayudado a personas de la calle que han vivido como
abandonados y luego han muerto con dignidad? Estamos presentes para levantarlos
También en nuestro pueblo podemos ver a personas en por la calle que están solas, no
deseados, no cuidados, sentados, abandonados. Nosotros con frecuencia los rechazamos.
No nos importan. Pero es Jesús quien necesita nuestras manos para limpiar sus caras.
¿Podemos hacerlo?, ¿o pasamos sin mirar?

VIII. Jesús consuela a las mujeres


Le seguía una gran multitud del pueblo y de mujeres, que se lamentaban y lloraban por Él.
Vuelto hacia ellas les dijo: Hijas de Jerusalén, no lloren por mí, lloren más bien por
ustedes mismas y por sus hijos (Lc 23, 27-28).
Padre Santo, rezamos por ellas para que se consagren a tu santo nombre, santificadas por
Ti; para que se entreguen a tu servicio, se te entreguen en el sacrificio. Para eso nos
consagramos a Ti y nos entregamos como sacrificio a Cristo, el Señor.
92
IX. Jesús cae por tercera vez
Les he dicho esto para que tengan paz conmigo. En el mundo tendrán tribulaciones, pero
confíen: yo he vencido al mundo (Jn 16, 33).
Jesús cae de nuevo por ti y por mí. Se le quitan sus vestidos. Hoy se le priva a los pequeños
el amor antes del nacimiento. Ellos tienen que morir porque nosotros no queremos a estos
niños. Estos niños deben quedarse desnudos, porque nosotros no los queremos, y Jesús
asume este grave sufrimiento. Y lo asume el niño no nacido porque no queda más remedio.
Es un niño no deseado, no amado

X. Jesús es despojado de sus vestiduras


Cuando los soldados crucificaron a Jesús, tomaron sus vestidos, haciendo cuatro partes,
una para cada soldado y la túnica (Jn 19,23).
Señor, ayúdanos para que aprendamos a soportar las penas, fatigas y torturas de la vida
diaria, para que logremos siempre una más grande y creativa abundancia de vida!

XI. Jesús es clavado en la cruz


Cuando llegaron al lugar llamado Calvario, lo crucificaron allí con dos malhechores
Jesús decía: Padre, perdónales porque no saben lo que hacen (Lc 23, 33).
Jesús es crucificado. ¡Cuántos disminuidos psíquicos, cuántos enfermos mentales! ¡Cuántos
en nuestro propio pueblo. ¿Los visitamos? ¿Compartimos con ellos este calvario? Sabemos
algo de ellos? Jesús nos ha dicho: “El que quiera ser mi discípulo que tome su cruz y me
siga”. Jesús quiere que también nosotros tomemos la cruz y que le demos de comer en los
que tienen hambre, que los vistamos en los que están desnudos y que lo recibamos en los
que no tienen casa y que hagamos de nuestra casa un hogar para el Señor.

XII. Jesús muere en la cruz


Después de probar el vinagre, Jesús dijo: Todo está cumplido, e inclinando la cabeza
entregó el espíritu (Jn 19,30).
Cada día iniciemos las estaciones de nuestro vía crucis personal con ánimo y con gran
alegría, pues tenemos a Jesús en la Sagrada Comunión, que es el Pan de Vida que nos
alimenta, nos da vida y es nuestra fuerza! Su sufrimiento es nuestra energía, nuestra alegría,
nuestra integridad. Sin Él no podemos hacer nada.

XIII. Jesús es bajado de la cruz


Al caer la tarde vino un hombre rico de Arimatea, llamado José, que era discípulo de Jesús
tomó su cuerpo y lo envolvió en una sábana limpia (Mt 27, 57.59).
Nosotros que seguimos a Jesús, que hemos sido colmados de su amor y de su Espíritu, no
desperdiciemos las fuerzas que tenemos en cosas que no tienen sentido! Valoremos cada
acción y como Jesús hagamos siempre el bien.

XIV. Jesús es sepultado


Había un huerto cerca del sitio donde fue crucificado Jesús, y en él un sepulcro nuevo, en
el cual aún nadie había sido enterrado y pusieron allí a Jesús (Jn 19, 41-42).
Miremos a nuestro alrededor y veamos, miremos a nuestros hermanos y hermanas con
hambre que nos esperan. Desnudos que deambulan por las calles. ¡Muchos nos esperan! No
les demos las espaldas, pues ellos son el mismo Cristo!
93

ROSARIO A LA PRECIOSISIMA SANGRE

INTRODUCCION
Tanto nos ha amado, que ha dado su Sangre por nosotros: para que tengamos vida en
abundancia. Con este rosario queremos meditar especialmente este misterio de Nuestro
Señor, pidiendo de manera especial por todos los que sufren, por aquellos que padecen
hambre, injusticias y opresión y por los más olvidados. ¡Señor, te pedimos perdón por
nuestros pecados, lávanos y purifícanos con tu Sangre!

ORACION DE APERTURA
En el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

ORACION AL ESPIRITU SANTO


Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu
amor. Envía Tu Espíritu, y todo será creado, y renovarás la faz de la tierra.

OREMOS
Oh Dios, que has iluminado los corazones de tus hijos con la luz del Espíritu Santo, haznos
dóciles a sus inspiraciones, para gustar siempre el bien y gozar de su consuelo. Por Cristo
Nuestro Señor. Amén.

Se reza el Credo
(Inclinando la cabeza)

Todos: Nos has lavado, Señor, con tu Sangre.

L. Oh, Preciosísima Sangre de Jesucristo,


R. Cura las Heridas en el Sacratísimo Corazón de Jesús.
94
Padre Nuestro…
Tres Ave Marías en las 3 cuentas
Gloria al Padre

Todos: Nos has lavado, Señor, con tu Sangre.

PRIMER MISTERIO: La MANO DERECHA de Nuestro Señor Jesús es clavada.


(Pausa)

Oración: Que tu Preciosísima Sangre, derramada para el perdón de los pecadores, lave y
purifique al mundo entero y lleve a la conversión a todas las personas. Amén.

L: Oh, Preciosísima Sangre de Jesucristo


R. Sana las heridas en el Sacratísimo Corazón de Jesús
Padre Nuestro
Ave María
En las 12 cuentas diga:
L: Preciosa Sangre de Jesús
R: Sálvanos a nosotros y al mundo entero (12 veces)
L: Gloria al Padre

(Inclinando la cabeza)

Todos: Nos has lavado, Señor, con tu Sangre.

SEGUNDO MISTERIO: La MANO IZQUIERDA de Nuestro Señor Jesucristo es


clavada (Pausa)

Oración: Por tu Preciosísima Sangre, derramada para el perdón de los pecadores, puedan
alcanzar los moribundos la serenidad en medio de sus sufrimientos y prepararse para
encontrarse contigo en la vida eterna. Amén.

L. Oh Preciosísima Sangre de Jesucristo


R. Sana las heridas en el Sacratísimo Corazón de Jesús
Padre Nuestro
Ave María
L. Preciosa Sangre de Jesucristo,
R Sálvanos a nosotros y al mundo entero… (12 veces)
L. Gloria al Padre.

(Inclinando la cabeza)

Todos: Nos has lavado, Señor, con tu Sangre.

TERCER MISTERIO: El pie derecho de Nuestro Señor Jesucristo es clavado. (Pausa)


95
Oración: Que por la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor, derramada para el perdón de
los pecadores, se encuentre la Iglesia apartada de todo peligro y de testimonio de amor en el
mundo. Amén.

L: Oh Preciosísima Sangre de Jesucristo.


R: Sana las heridas en el Sacratísimo Corazón de Jesús
Padre Nuestro
Ave María
L: Preciosa Sangre de Jesucristo,
R: Sálvanos a nosotros y al mundo entero……… (12 veces)
L: Gloria al Padre

(Inclinando la cabeza)

Todos: Nos has lavado, Señor, con tu Sangre.

CUARTO MISTERIO: El Pie Izquierdo de Nuestro Señor Jesucristo es clavado


(Pausa)

Oración: Que por tu Preciosísima Sangre, derramada para el perdón de los pecadores, nos
veamos libres de todo mal y nos comprometamos por la salvación de nuestros hermanos.
Amén.

L: Oh Preciosísima Sangre de Jesucristo


R: Sana las heridas en el Sacratísimo Corazón de Jesús.
Padre Nuestro
Ave María
L: Preciosa Sangre de Jesucristo,
R: Sálvanos a nosotros y al mundo entero…(12 veces)
L: Gloria al Padre

(Inclinando la cabeza)

Todos: Nos has lavado, Señor, con tu Sangre.

QUINTO MISTERIO: La herida del Sagrado costado de Nuestro Señor Jesucristo


(Pausa)

Oración: Que la Preciosa Sangre y Agua que brotaron de tu costado, cure a los enfermos,
sane nuestras heridas y nos enseñe el camino que conduce a Dios. Amén.

L. Oh, Preciosísima Sangre de Jesucristo,


R. Sana las heridas en el Sacratísimo Corazón de Jesús
Padre Nuestro
Ave María
L: Preciosa sangre de Jesucristo.
R: Sálvanos a nosotros y al mundo entero……… (12 veces)
L: Gloria al Padre
96

CONCLUSION

(Inclinando la cabeza)

Todos: Nos has lavado, Señor, con tu Sangre.

L: Oh Preciosísima Sangre de Jesucristo,


R: Sana las heridas, en el Sacratísimo Corazón de Jesús…. (3 veces)

Todos: Dios te Salve…

OREMOS
Oh, Preciosísima Sangre de Jesucristo, te honramos, te alabamos, te adoramos por tu obra
de eterna alianza que trae paz a la humanidad. Sana las heridas en el Sacratísimo Corazón
de Jesús. Consuela al Padre Todopoderoso en su trono y lava los pecados del mundo entero.
Que todos te veneran. Oh Sangre preciosa, ten misericordia de nosotros. Amén.

Oh Preciosa Sangre, Ten misericordia de nosotros


Sacratísimo Corazón de Jesús Ten misericordia de nosotros
Inmaculado Corazón de María Ten misericordia de nosotros
San José, esposo de María Ten misericordia de nosotros

Santos Pedro y Pablo Rueguen por nosotros


Santos Domingo y Francisco Rueguen por nosotros
San Juan al pié de la Cruz Ruega por nosotros
Santa María Magdalena Ruega por nosotros

Todos los ejércitos de la oración e intercesores celestiales Rueguen por nosotros


Todos los santos de Nuestro Señor Jesucristo Rueguen por nosotros
Todos los ejércitos del cielo, Legión de María Rueguen por nosotros

LETANIAS A LA PRECIOSISIMA SANGRE DE JESUCRISTO

Señor ten piedad Señor ten piedad


Cristo ten piedad Cristo ten piedad
Cristo escúchanos Cristo escúchanos
Dios, Padre del cielo Ten misericordia de nosotros y del mundo entero
Dios Hijo, Redentor del mundo Ten misericordia de nosotros y del mundo entero
Dios Espíritu Santo Ten misericordia de nosotros y del mundo entero
Santísima Trinidad, un solo Dios Ten misericordia de nosotros y del mundo entero

L: Oh Preciosísima Sangre de Jesucristo, la Sangre de la Salvación


R: Cúbrenos a nosotros y al mundo entero.

Océano de la Sangre de Jesucristo Libéranos


97
Sangre de Jesucristo llena de Santidad y compasión Libéranos
Preciosa Sangre de Jesucristo nuestra fortaleza y poder Libéranos
Preciosa Sangre de Jesucristo Eterna alianza Libéranos
Preciosa Sangre de Jesucristo Fundación de la fe cristiana Libéranos
Preciosa Sangre de Jesucristo Armadura de Dios Libéranos
Preciosa Sangre de Jesucristo Divina caridad Libéranos
Preciosa Sangre de Jesucristo Ayuda en nuestra debilidad Libéranos
Preciosa Sangre de Jesucristo Sagrado vino Libéranos
Preciosa Sangre de Jesucristo Poder de los cristianos Libéranos
Preciosa Sangre de Jesucristo Defensora del mundo católico Libéranos
Preciosa Sangre de Jesucristo Sangre sanadora Sálvanos
Preciosa Sangre de Jesucristo Sangre que nos unge. Sálvanos
Preciosa Sangre de Jesucristo Fortaleza de los hijos de Dios Sálvanos
Preciosa Sangre de Jesucristo Sangre de la resurrección Sálvanos
Preciosa Sangre de Jesucristo Consuelo de Dios Padre Sálvanos
Preciosa Sangre de Jesucristo Poder del Espíritu Santo Sálvanos
Preciosa Sangre de Jesucristo Paz del mundo entero Sálvanos
Preciosa Sangre de Jesucristo Luz del cielo y de la tierra Sálvanos
Preciosa Sangre de Jesucristo Arco iris del cielo Sálvanos
Preciosa Sangre de Jesucristo Esperanza de los niños inocentes Sálvanos
Preciosa Sangre de Jesucristo Mundo de Dios en nuestros corazones Sálvanos
Preciosa Sangre de Jesucristo Divina Sabiduría Sálvanos
Preciosa Sangre de Jesucristo Fundación del mundo Sálvanos
Preciosa Sangre de Jesucristo Misericordia del Padre Sálvanos

L: Oh Preciosísima Sangre de Jesucristo


R: Limpia los pecados del mundo
L: Oh Preciosísima Sangre de Jesucristo
R: Purifica al mundo
L: Oh Preciosísima Sangre de Jesucristo
R: Enséñanos cómo consolar a Jesús.

ORACION FINAL

Señor Jesús, Salvador Nuestro, que has derramado tu Sangre para el perdón de nuestros
pecados, escucha las súplicas que te dirigimos, protege a los moribundos y recíbelos en la
vida eterna, y a cada uno de nosotros concédenos la gracia de vivir siempre de acuerdo a tus
mandamientos. Amén.

Oh, Preciosa Sangre de Jesucristo, sana las heridas en el Sacratísimo Corazón de Jesús
(3 veces).
98

SABADO
SANTO

ROSARIO MEDITADO EN
LA SOLEDAD DE LA VIRGEN MARIA

¡Qué espada de dolor, Virgen María,


mirar a Dios, tu hijo, maltratado,
el verlo con la cruz desamparado!
¡Qué luz de sufrimiento en oscuro día!

El Sábado Santo por la mañana se puede aprovechar para rezar el Santo Rosario en la
Soledad de Nuestra Señora, La Virgen Dolorosa.
Es una buena ocasión para reunir a todos los grupos marianos parroquiales, cofradía de
la Virgen Dolorosa y fieles devotos de la Virgen María,
para acompañar a la Santísima Virgen María que, junto con nosotros,
espera la Resurrección de su Hijo Jesús.
99

ROSARIO MEDITADO EN LA SOLEDAD DE MARÍA


 MADRE DOLOROSA

Canto de Entrada

1.- SALUDO

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

Hermanos, hermanas, bienvenidos a este encuentro de oración, en el Sábado Santo, para


meditar, en la soledad de María, Madre Dolorosa, los Misterios de la Pasión y Muerte del
Señor.
 
INTRODUCCIÓN
 
“Estaban junto a la cruz de Jesús su madre, la hermana de su madre, María de Cleofás y
María Magdalena. Al ver a su madre y a su lado al discípulo preferido, dijo Jesús: «Mujer,
ahí tienes a tu hijo» Y luego al discípulo: «Ahí tienes a tu madre» Desde entonces, el hijo la
tuvo en su casa” (Jn 19, 25–27)
¿Quién podrá penetrar en el alma de María?
Contemplamos a María compartiendo este doloroso momento con Jesús. Callada, en
profunda soledad, junto a la Cruz, participa de la angustia de Jesús, que culmina su
testimonio de amor con una palabra de confianza total: “Padre, en tus manos encomiendo
mi espíritu”
María levanta la mirada hacia el Hijo, y se estremece con el último suspiro desgarrado de
Jesús.
No puedo dejar de recordar, al releer esta página del Evangelio, otra escena: Unos padres
acaban de perder a una hija en plena adolescencia, después de una larga enfermedad. Una
hija encantadora moría abierta a la vida. El desgarramiento, el grito y la angustia era de la
madre: ¡Era buena!
Inmediatamente va la mirada hacia la cruz de Jesús: hacia la madre que permanece junto a
la Cruz: ¡Fue un hijo bueno! ¡Sólo vivió para los demás!
En esto consiste el amor: en dar la vida por los amigos. Este Hijo, a todos miró como
amigo; a todos ofrecía su gesto generoso. No sabría decir qué me mueve más: si el
profundo e indecible dolor de María o el solemne y conmovedor silencio que parece
recoger en su regazo aquel último suspiro de vida.
Contemplando a Jesús en la cruz, como expresión suprema del amor que se derrama, y a la
Virgen, Santa María, a su lado en un silencio de comunión con el Hijo, comprendo un poco
más el dolor de tantas personas, la angustia y desgarramiento de tantos inocentes.
Santa María, junto a la cruz, es una invitación a estar junto al dolor y la enfermedad; a
afrontar la angustia y la muerte, y a arriesgar por la esperanza y por la vida.
Jesús pasó haciendo el bien y curando... Hasta dar la vida...
100

PRIMER MISTERIO:
 
Jesús, después de celebrar la Ultima Cena con sus discípulos, se retira al huerto de los
Olivos, para orar antes de ser arrestado y juzgado.
 
Monitor 1
Sin duda que una de las principales preocupaciones de María, con respecto a su Hijo, fue
enseñarle a orar. Acudir a Dios antes de tomar una decisión importante. Jesús aprendió bien
la lección. Se retiraba a orar con frecuencia. Ahora, antes de iniciar la pasión, la oración se
hace intensa. Dios ha puesto en sus manos a los hombres. Se siente responsable. Le cuesta
aceptar la voluntad del Padre. El es la Cabeza de la humanidad, y en Él llega esta
humanidad a su plenitud.
 
Monitor 2
Jesús, tú siempre te has identificado con el ser humano; estás cerca del hambriento, del
enfermo, del ciego, del pobre, del pecador, y ahora experimentas la flaqueza de tu
naturaleza humana. Has buscado la verdad, y esta búsqueda te ha conducido al
enfrentamiento con los poderes del mundo. Ahora sabes que te has jugado el todo por el
todo. Te has resistido a las presiones y aclamaciones populares, y te has atrevido a seguir,
en solitario, la protesta contra la mentira.
A pesar del miedo, no pierdes la confianza en el Padre, sigues dialogando con Él. Cuando
el dolor te saca de lo humanamente tolerable, es cuando llegas a un acuerdo con Dios, con
el destino y contigo mismo: “No se haga mi voluntad, sino la tuya”.
 
Padre nuestro...
 
Madre de los Dolores, danos un corazón manso y humilde como el tuyo.
Dios te salve, María...
 
Madre de los Dolores, que comprendamos, amemos y sirvamos, cada vez mejor, a nuestros
hermanos.
Dios te salve, María...
 
Madre de los Dolores, que en nuestros labios no haya mentira y busquemos la verdad.
Dios te salve, María...
 
Madre de los Dolores, que trabajemos siempre por la justicia, la paz y la felicidad de todos.
Dios te salve, María...
 
Madre de los Dolores, que sepamos huir de las tentaciones y las tinieblas.
Dios te salve, María...
 
Madre de los Dolores, que nuestra amistad contigo y con los demás no se rompa nunca.
Dios te salve, María...
101
 
Madre de los Dolores, haznos apóstoles para saber iluminar a nuestros hermanos.
Dios te salve, María...
 
Madre de los Dolores, que sirvamos a nuestros hermanos como tú nos sirves a nosotros.
Dios te salve, María...
 
Madre de los Dolores, enséñanos a perdonar como tú perdonaste a los enemigos de tu Hijo.
Dios te salve, María...
 
Madre de los Dolores, que nuestra oración sea como la tuya: “Hágase en mí según tu
Palabra”
Dios te salve, María...

Canto

SEGUNDO MISTERIO:

Después de juzgar y condenar a muerte a Jesús, Pilato ordena que lo azoten.


 
Monitor 1
Las manos de María, que con tanta delicadeza habían acariciado el cuerpo de Jesús, que
habían bañado al Niño, que habían dado de comer, que le enseñaron a caminar, ahora han
quedado inmóviles, han tocado el fondo de la impotencia humana.
Esas manos, se juntan ahora para el mayor servicio, para la oración. Porque lo que había de
impotencia, se transforma en sumisión a la voluntad de Dios, en misterioso tesoro de fe y
de humildad del que deja en las manos del Padre todos los afanes y todos los servicios.
 
Monitor 2
Señor, tú nos enseñas que la victoria sobre el mal se consigue por medio de la obediencia a
Dios, no con la violencia. Tú, Señor, optas por el amor liberador y salvador. Has recorrido
el camino del sufrimiento, porque te has comprometido totalmente con la justicia; has
denunciado la injusticia.
Tú has querido confiarnos una tarea importante: liberar en la medida de lo posible del
sufrimiento al hombre.
 
Padre Nuestro...
 
María, tú nos conoces bien y sabes cuáles son nuestros deseos y debilidades, pide perdón
por nosotros.
Dios te salve, María...
 
María, ayuda al que no dice lo que siente y que no es buen amigo de los demás.
Dios te salve, María...
 
María, tiende tu mano amorosa de Madre al que abusa de los otros.
102
Dios te salve, María...
 
María, muéstranos a Jesús a quienes sabemos poco del Evangelio.
Dios te salve, María...
 
María, enséñanos a emplear nuestras manos para acariciar a los que carecen de cariño.
Dios te salve, María...
 
María, limpia nuestros ojos, porque sólo vemos lo que nos interesa.
Dios te salve, María...
 
María, ensancha el corazón de los que no sabemos amar con desinterés.
Dios te salve, María...
 
María, te bendecimos porque enseñaste a Jesús a soportar el sufrimiento.
Dios te salve, María...
 
María, te alabamos porque uniste tus dolores a los de tu Hijo.
Dios te salve, María...
 
María, te amamos porque estás al lado de tu Hijo Jesús y de nosotros, tus hijos, en los
momentos difíciles.
Dios te salve, María...
 
Canto           

TERCER MISTERIO:

Después de azotar a Jesús, los soldados trenzaron una corona de espinas y se la


colocaron en la cabeza, le pusieron un manto de púrpura, saludándolo, con risas,
como al rey de los judíos.
 
Monitor 1
María ofrece a su Hijo, el fruto bendito de su vientre, por la reconciliación de todos. Su
experiencia de la Pasión es un servicio sacerdotal a esta Iglesia que surge del costado de
Cristo. Ella experimenta el máximo vacío de sí misma, el total silencio en el amor y en la
obediencia, la persistente fe ante la oscuridad de la muerte y la perseverante espera del Dios
que salva. En esta actitud rinde el mayor sentido a la Iglesia.
 
Monitor 2
El Reino de Dios, que habías predicado, Jesús es un reino lleno de maravillas y cosas
sorprendentes. Así nos lo dijiste:
- El rey será Dios, Padre de todos, que hace salir el sol sobre buenos y malos. Que nos
vestirá de colores como a los lirios del campo y nos alimentará como a los pájaros del cielo.
La predilección de Dios serán los pobres, lisiados y pecadores, sin excluir a nadie.
- Será un reino donde los paralíticos podrán tomar su camilla a hombros; los hambrientos
serán saciados; los que lloran encontrarán consuelo.
103
- Será un reino de fiesta, donde se beberá el vino de la alegría; los niños vivirán porque
serán recibidos por su debilidad; se lanzarán palomas porque son sencillas y hasta se
respetarán a las serpientes porque ofrecen un ejemplo de prudencia.
 
Padre Nuestro...
 
Dichosa María, que elegiste ser pobre, porque tienes a Dios por Rey.
Dios te salve, María...
 
Dichosa María, que sufriste, porque has recibido el consuelo.
Dios te salve, María...
 
Dichosa María, que fuiste desposeída, porque has heredado la tierra.
Dios te salve, María...
 
Dichosa María, que tuviste hambre y sed de justicia, porque has sido saciada.
Dios te salve, María...
 
Dichosa María, que prestaste tu ayuda, porque has recibido la recompensa.
Dios te salve, María...
 
Dichosa, María, que fuiste limpia de corazón, porque estás contemplando a Dios.
Dios te salve, María...
 
Dichosa, María, que trabajaste por la paz, porque eres llamada la hija de Dios.
Dios te salve, María...
 
Dichosa, María, que fuiste perseguida por tu fidelidad, porque tienes a Dios por Rey.
Dios te salve, María...
 
Dichosa, María, que fuiste tenida por madre del condenado, porque has colaborado en la
salvación.
Dios te salve, María...

Dichosa, María, porque creíste que Dios realizaría en ti grandes maravillas.


Dios te salve, María...

Canto

CUARTO MISTERIO:

El pueblo pide con fuerza la crucifixión para Jesús y Pilato decide que se cumpla su
petición. Jesús toma su cruz camino del Calvario.
 
Monitor 1
María se entera de que están disponiendo de la vida de su Hijo. Aquella vida, que ella había
dado y que sólo pertenece a Dios.
104
María tiene tras de sí la noche de la incomprensión, del rechazo, del odio, de la ignorancia,
de la miseria del corazón humano. Y, delante de sí, la noche de la muerte de Jesús, la noche
de la fe, la noche fecunda de la plena luz de la Resurrección.
 
Monitor 2
Viene Dios a la tierra y el hombre decide que merece la muerte; no se podría sufrir tanta
limpieza, tanta verdad, tanta bondad. ¿Qué humanidad es ésta que no aguanta la presencia
de Dios?
Señor, unos movidos por intereses; otros por odio; otros por debilidad, decidieron quitarte
de en medio.
Juzgaron que eras un hombre peligroso, porque tu persona y tu mensaje conmovían los
cimientos de aquella sociedad. ¡Predicabas un reino tan distinto!; ¡querías un mundo tan
distinto!; ¡hablabas de un Dios tan distinto!. Tú querías el amor, por eso chocabas con la
ley.
 
Padre Nuestro...
 
Madre de los que lloran.
Dios te salve, María...
 
Madre de los que tienen hambre y sed de justicia.
Dios te salve, María...
 
Madre de los que viven solos.
Dios te salve, María...
 
Madre de los que no tienen vivienda.
Dios te salve, María...
 
Madre de los desempleados.
Dios te salve, María...
 
Madre de los enfermos y deprimidos.
Dios te salve, María...
 
Madre de los drogadictos y víctimas del alcohol
Dios te salve, María...
 
Madre de los que viven lejos.
Dios te salve, María...
 
Madre de nuestro pueblo.
Dios te salve, María...
 
Madre de los violentos y agresivos
Dios te salve, María...
 
105
Canto

QUINTO MISTERIO:

Jesús, después de perdonar a los que lo mataban, entrega su espíritu al Padre.


 
Monitor 1
Jesús no vivió para la cruz, su vida no se centra en buscar sufrimiento. Jesús vivió para
amar. La cruz es consecuencia de su vida de amor, de entrega y de servicio. La cruz es fruto
de su libertad total, de su coherencia, de su fidelidad a Dios y de su pasión por hacer el bien
a todas las gentes.
Lo que Jesús busca a lo largo de toda su vida es la felicidad del ser humano. No puede
haber ningún sufrimiento que nos pueda resultar ajeno.

Monitor 2
Al contemplar a María Magdalena al pie de tu cruz, Señor, nos hace pensar en tantas
mujeres solas a quienes la muerte les ha arrebatado al ser que amaban; nos hace pensar en
tantas mujeres solas a quienes la muerte del amor les ha herido su corazón, las esposas
abandonadas o madres olvidadas por sus hijos; nos hace pensar en tantas mujeres que viven
pendientes del sufrimiento del esposo, del hijo, de la madre, de alguien conocido, en
hospitales o en cárceles. Mujeres que no tienen presencia, no tienen nada que ofrecer, sólo
su amor.
 
Padre Nuestro...
 
Madre Dolorosa, el silencio es a menudo la única actitud válida ante el final de la vida.
Dios te salve, María...
 
Madre Dolorosa, el silencio es el ambiente donde crecen las experiencias del amor.
Dios te salve, María...
 
Madre Dolorosa, tú has conocido la noche de la fe, porque conocías la luz.
Dios te salve, María...
 
Madre Dolorosa, qué lejos ahora lo de Belén; y qué lejos las angustias de Nazaret.
Dios te salve, María...
 
Madre Dolorosa, ustedes, las madres, sí que perciben a los hijos desde miles de kilómetros.
Dios te salve, María...
 
Madre Dolorosa, tú has sentido el abandono del Padre y de los hombres, al pie de la Cruz.
Dios te salve, María...
 
Madre Dolorosa, tú que has conocido la soledad, no abandones a los enfermos, a los
ancianos.
Dios te salve, María...
 
106
Madre Dolorosa, tú has sabido compartir el dolor.
Dios te salve, María...
 
Madre Dolorosa, ayúdanos a ser fieles servidores de nuestros hermanos.
Dios te salve, María...
 
Madre Dolorosa, tú que has vivido la noche fecunda de la Resurrección, enséñanos a vivir
la vida con alegre esperanza
Dios te salve, María...
 
Canto

LETANÍAS
A cada invocación se repite: RUEGA POR NOSOTROS

María, presencia maternal de los rasgos de Dios


María, protagonista de la historia junto con Cristo
María, fiel a la palabra empeñada con Dios
María, generosa hasta la entrega total
María, que representas la exaltación de la persona humana
María, que nos llevas a desarrollar la vida del bautismo
María, que haces que la Iglesia se sienta familia
María, que desde el cielo, gloriosa, actúas en la tierra
María, por quien el Evangelio se hace más carne y corazón
María, madre nuestra, nuestra reina y nuestra estrella
María, virgen pobre y humilde
María, virgen sencilla y obediente
María, esclava del Señor
María, madre del Señor
María, llena de gracia
María, plenitud de virtudes
María, fruto escogido de redención
María, primera cristiana
María, mujer de la nueva era
María, reina de la misericordia
María, esplendor de la Iglesia
María, ayuda del pueblo de Dios
María, reina de los ángeles
María, reina de los profetas
María, reina de los apóstoles
María, reina de los mártires
María, reina de las vírgenes
María, reina concebida sin pecado original
María, reina asunta a los cielos
María, reina del mundo
María, reina de la paz.
107
ORACIÓN A NUESTRA SEÑORA
Sac.: Señora, la mujer fuerte, la que inspira confianza, la llena de gozo, la que creíste. Da
luz a nuestra inteligencia, fortalece nuestra voluntad indecisa, haznos sencillos en el actuar.
Danos un corazón humilde.
Queremos tener el alma grande, para que todos tengan cabida en ella. Queremos ser de
corazón limpio, donde no brote lo malo. Queremos ser fuertes en la dificultad. Queremos
despertar de la monotonía e indiferencia religiosa.
Madre… ayúdanos a decir sí:
El sí del trabajo y de la honradez.
El sí del compromiso con Jesús.
El sí del amor con los semejantes.
También nosotros queremos hacer la voluntad de Dios. Amén.

AVISOS SOBRE LA CELEBRACIÓN DE LA VIGILIA PASCUAL

BENDICIÓN FINAL
108

No busquen entre los muertos al que VIVE

¿QUÉ CELEBRAMOS?

Jesús, el Crucificado, HA RESUCITADO, VIVE PARA SIEMPRE. Y nosotros, en


la noche de Pascua, nos reunimos llenos de alegría para celebrar esta vida 
definitiva, que es vida para nosotros y para la humanidad entera.

 NUESTRA CELEBRACIÓN

Primera Parte: Bendición del fuego.


Se bendice el fuego. En él encendemos el Cirio Pascual, símbolo de Cristo Resucitado.
En él encendemos nuestras velas. La luz de Cristo ilumina nuestras oscuridades. A
continuación se anuncia el Pregón Pascual.

Segunda Parte: Liturgia de la Palabra


En ella la Iglesia confiada en la Palabra y la promesa del Señor, medita las maravillas
que desde los comienzos realizó Dios con su pueblo. Pero la maravilla mayor es la
Resurrección de su Hijo.

Tercera Parte: Liturgia Bautismal


Los primeros cristianos bautizaban a los que querían ser cristianos esta noche de
Resurrección. Nosotros, los cristianos de hoy, recordamos nuestro Bautismo, el
Sacramento que nos hace participar en la vida nueva que brota de la Muerte y
Resurrección de Cristo.

Cuarta Parte: Liturgia de la Eucaristía.


El punto culminante de nuestra celebración. Somos invitados a la Mesa del Señor que
nos alimenta con su Cuerpo glorificado, garantía segura de nuestra resurrección. Si
morimos con Él venceremos con Él.
109
VIGILIA PASCUAL
EN LA RESURRECCIÓN DEL SEÑOR JESÚS

 
I. PRIMERA PARTE: LITURGIA DE LA LUZ
 
Bendición del fuego y preparación del cirio.
 
MONICIÓN GENERAL.
Hermanos: En esta noche Santa, en que nuestro Señor Jesucristo, ha pasado de la muerte a
la vida, la Iglesia invita a todos sus hijos, dispersos por el mundo, a que se reúnan para
velar en oración.
Si recordamos así la Pascua del Señor, oyendo su palabra y celebrando sus misterios,
podemos esperar tener parte en su triunfo sobre la muerte y vivir con El siempre en Dios.
Hermanos: Hoy celebramos en la fe, el acontecimiento central de nuestra vida.
¡CRISTO HA RESUCITADO!
Ahora para comenzar esta solemne celebración, la más grande de la vida de la Iglesia, nos
ponemos de pie, y recibimos a los sacerdotes para participar, todos unidos, de esta primera
parte, llamada, LITURGIA DE LA LUZ.

El Sacerdote y los Ministros del Altar se dirigen al lugar preparado para el fuego.
Cuando han llegado a su lugar, el Celebrante dice:

SALUDO DEL CELEBRANTE:


Según una antigua tradición, ésta es una noche en honor del Señor, esta noche es “origen de
todas las celebraciones cristianas”. Esta vigilia es la “Madre de todas las vigilias”. Vamos a
celebrar la PASCUA DEL SEÑOR, Él se ha hecho solidario con los hombres, se ha hecho
hombre y ha muerto en la Cruz por nosotros; pero eso no es todo: ÉL HA RESUCITADO. .
Celebramos el paso de la muerte a la Vida, su entrega total para siempre y por cada uno de
nosotros, su amor incondicional a lo largo de toda la historia. Él nos llama a salir de las
tinieblas y a ponernos en camino hacia la luz.
  
MONICIÓN ANTES DE BENDECIR EL FUEGO.
Hermanos: En esta noche, la luz vence a las tinieblas y la tierra se inunda de alegría. Hoy
sabemos que el mal no vencerá sobre el bien y que la muerte no tiene la última palabra.
Porque estamos convencidos de que Dios nos ama, y nos llama a formar un mundo de
hermanos donde reine la paz. Por eso nos ha dado a su Hijo Jesús fuente de luz, luz que
nunca nos abandonará.
Ahora va a ser bendecido el fuego. Y con ese fuego, se encenderá el Cirio Pascual. Con
este signo, la Iglesia quiere expresar su deseo de pasar: de la oscuridad a la Luz; de la
maldad al bien; de la muerte a la vida; del Viernes Santo al Domingo de Resurrección.

ORACIÓN DE BENDICIÓN.
Sac.: Ahora con nuestra oración decimos que estamos dispuestos a convertirnos en Luz
para los demás.

REPETIMOS: SI, QUEREMOS


110
Queridos hermanos (as):
- ¿Quieren contribuir con su generosidad para que nuestro mundo se transforme en
casa para todos donde reine el amor y la paz?
- ¿Quieren ser luz de ustedes mismos y luz para los demás?
- ¿Quieren dar calor de amor a todos los que lo necesitan?
- ¿Quieren dar mayor sentido a su vida cristiana, para que sean luz en sus sectores
parroquiales y en los ambientes en el que se desenvuelven?
Entonces el Señor vendrá como FUEGO transformador y como liberador de toda culpa.
Vendrá como luz de cirio que alumbra nuestra noche transformándola en día.

OREMOS. Oh Dios, que por medio de tu Hijo has dado a tus fieles el fuego de tu luz,
santifica (+) este fuego, y concédenos que la celebración de estas fiestas pascuales encienda
en nosotros deseos tan santos que podamos llegar con corazón limpio a las fiestas de la
eterna luz. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

(El fuego es asperjado, se coloca un carbón en el incensario y se inciensa la fogata)

Sacerdote: Ahora, expresamos nuestro compromiso de ser fuego.

REPETIMOS: QUEREMOS SER FUEGO


- Para cambiar el odio en amor, la mentira en verdad, la insensibilidad en solidaridad...
- Para mostrar el nuevo rostro del ser humano, creado a imagen y semejanza de Dios...
- Para gritar nuestra esperanza que es Cristo, el Señor...
- Para superar nuestros egoísmos, nuestras injusticias y pecado personal...
- Para promover la vida y el respeto a la dignidad humana...
- Para trabajar en favor de la reconciliación, la concordia, la paz y de la unidad...

CON EL CIRIO PASCUAL


(Con un punzón graba la Cruz y dice...)
1. Cristo, ayer y hoy
2. Principio y fin
3. Alfa
4. y Omega
5. Suyo es el tiempo
6. y la eternidad
7. A Él la gloria y el poder
8. Por los siglos de los siglos. Amén

MONITOR:
El cirio Pascual representa a Cristo Resucitado, Él es la luz del mundo. La luz significa
vida, liberación del mal, renovación del Espíritu. La Cruz impresa en el Cirio, nos
recuerda que por la Cruz Cristo llegó a la Resurrección. Los cinco clavos, representan
las cinco llagas de Cristo. Las letras Alfa y Omega, a Cristo como principio y fin de
todas las cosas. El año 20…, nos indica que Cristo Resucitado está presente en la Historia
de la Humanidad.
111
(Se incrustan en el Cirio los cinco clavos)
Sacerdote:
1. Por sus llagas santas
2. Y gloriosas
3. Nos proteja
4. Y nos guarde
5. Jesucristo nuestro Señor. Amén.

El sacerdote enciende el Cirio Pascual con el fuego nuevo, diciendo:


La LUZ de Cristo, que RESUCITA GLORIOSO, DISIPE las tinieblas del corazón y
de la vida.

(Se inciensa el Cirio)

MONICIÓN A LA PROCESIÓN.
Hermanos: Ya está el Cirio Pascual encendido. Cristo, vivo y resucitado, está en medio de
nosotros. Y así como el Antiguo Pueblo de Israel, durante su marcha por el desierto hacia
su libertad, tenía una nube luminosa que señalaba su camino, nosotros, el nuevo Pueblo de
Dios, nacido en la Pascua, tenemos a Cristo que ilumina nuestro transitar por la tierra.
¡Cristo es nuestra luz! ¡El es nuestro guía! ¡El es el Maestro vivo y cercano que va delante
nosotros abriéndonos el camino! ¡Recibámoslo en nuestros corazones! ¡Aclamémosles,
unidos en la fe y en la alegría!

PROCESIÓN CON EL CIRIO PASCUAL


Mientras se marcha en procesión con el Cirio Pascual hacia el altar se van expresando las
siguientes aclamaciones:
 

ACLAMACIONES A JESUCRISTO LUZ DEL MUNDO


Sac.: ¡CRISTO VIVE! ¡LA LUZ VENCE A LA OSCURIDAD!
TODOS: ALELUYA, ALELUYA.

Se encienden las velas de todos los fieles participantes a la


celebración

Sac.: ¡CRISTO VIVE! ¡Y SOMOS SUS TESTIGOS!


TODOS: ALELUYA, ALELUYA.

Sac.: ¡CRISTO VIVE! ¡EL ES LA SALVACIÓN!


TODOS: ALELUYA, ALELUYA.

ENTRONIZACIÓN DEL CIRIO PASCUAL EN EL PRESBITERIO

Sac.: ¡Cristo resucitado es la vida! El es el sentido de nuestra vida.


Todos: TE SEGUIREMOS SIEMPRE, SEÑOR JESÚS.
112

Sac.: ¡Cristo resucitado es la Luz! El es la fuente de nuestra luz.


Todos: TE SEGUIREMOS SIEMPRE, SEÑOR JESÚS.
Sac.: ¡Cristo resucitado es el Rey! El es nuestro único Rey y Señor.
Todos: TE SEGUIREMOS SIEMPRE, SEÑOR JESÚS.

MONICIÓN PARA LA ACLAMACIÓN FINAL:


Entronizamos el Cirio Pascual en el Altar EN SEÑAL DE ALABANZA al Hijo de Dios,
Luz del mundo y Rey del universo.
 

Se encienden todas las luces del Templo y se inciensa el Cirio

(Continúa el Monitor) Hermanos: Cristo Jesús es la Luz del mundo. En Él, en su vida, en
su muerte y en su Resurrección, encuentra sentido nuestra existencia. Como expresión de
nuestro deseo de vivir unidos a El, dejándonos iluminar por su luz, lo aclamamos diciendo
todos juntos: CRISTO LUZ DE NUESTRAS ALMAS LLENA MI VIDA DE LUZ.
 
Todos: CRISTO LUZ DE NUESTRAS ALMAS LLENA MI VIDA DE LUZ.
 
Sac.: Tú iluminas el camino con la antorcha de tu luz.

Todos: CRISTO LUZ DE NUESTRAS ALMAS LLENA MI VIDA DE LUZ.


 
Sac.: Tú encendiste en nuestras almas la vida de hijos de Dios.

Todos: CRISTO LUZ DE NUESTRAS ALMAS LLENA MI VIDA DE LUZ.

MONICIÓN AL PREGÓN PASCUAL


Vamos a cantar ahora el Pregón Pascual, en que la Iglesia anuncia el inicio de la Pascua. Y
que nuestras velas encendidas den testimonio de nuestra unión con Cristo y de nuestra
alegría por su triunfo.
 
PROCLAMACIÓN DEL PREGÓN PASCUAL.
 
Diác.: Alégrense, por fin, los coros de los ángeles, alégrense las jerarquías del cielo y por
la victoria de rey tan poderoso  que las trompetas anuncien la salvación. Goce también la
tierra,  inundada de tanta claridad,  y que, radiante con el fulgor del rey eterno, se sienta
libre de la tiniebla que cubría el orbe entero. Alégrese también nuestra madre la Iglesia,
revestida de luz tan brillante;  resuene este templo con las aclamaciones del pueblo. 

(Por eso, queridos hermanos,  que asisten a la admirable claridad de esta luz santa, 
invoquen conmigo la misericordia de Dios omnipotente, para que aquél que, sin mérito
mío, me agregó al número de sus ministros (diáconos), complete mi alabanza a este cirio, 
infundiendo el resplandor de su luz.) 
113

Diác. El Señor esté con ustedes. 


R. Y con tu espíritu.)
Diác. Levantemos el corazón. 
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor. 
Diác. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. 
R. Es justo y necesario. 

En verdad es justo y necesario  aclamar con nuestras voces y con todo el afecto del
corazón  a Dios invisible, el Padre todopoderoso, y a su único Hijo, nuestro Señor
Jesucristo. Porque él ha pagado por nosotros al eterno Padre  la deuda de Adán y ha
borrado con su sangre inmaculada, la condena del antiguo pecado. 

Porque éstas son las fiestas de Pascua en las que se inmola el verdadero Cordero, cuya
sangre consagra las puertas de los fieles. Esta es la noche en que sacaste de Egipto a los
israelitas, nuestros padres, y los hiciste pasar a pie el mar Rojo. Esta es la noche en que la
columna de fuego esclareció las tinieblas del pecado. 

Esta es la noche que a todos los que creen en Cristo, por toda la tierra, los arranca de los
vicios del mundo y de la oscuridad del pecado, los restituye a la gracia y los agrega a los
santos.  Esta es la noche en que, rotas las cadenas de la muerte, Cristo asciende victorioso
del abismo. ¿De qué nos serviría haber nacido  si no hubiéramos sido rescatados? 

¡Qué asombroso beneficio de tu amor por nosotros! ¡Qué incomparable ternura y


caridad! Para rescatar al esclavo, entregaste al Hijo! Necesario fue el pecado de Adán, 
que ha sido borrado por la muerte de Cristo. ¡Feliz la culpa que mereció tal Redentor! 
¡Qué noche tan dichosa!  Sólo ella conoció el momento  en que Cristo resucitó del
abismo. 

Esta es la noche de la que estaba escrito: «Será la noche clara como el día, la noche
iluminada por mi gozo.»  Y así, esta noche santa ahuyenta los pecados, lava las culpas, 
devuelve la inocencia a los caídos, la alegría a los tristes, expulsa el odio, trae la
concordia, doblega a los potentes. 

En esta noche de gracia, acepta, Padre Santo, el sacrificio vespertino de esta llama, 


que la santa Iglesia te ofrece en la solemne ofrenda de este cirio, obra de las abejas. 
Sabemos ya lo que anuncia esta columna de fuego, que arde en llama viva para gloria de
Dios.  Y aunque distribuye su luz, no mengua al repartirla, porque se alimenta de cera
fundida,  que elaboró la abeja fecunda para hacer esta lámpara preciosa. 

¡Qué noche tan dichosa  en que se une el cielo con la tierra, lo humano y lo divino! 
Te rogamos, Señor, que este cirio, consagrado a tu nombre para destruir la oscuridad de
esta noche,  arda sin apagarse y, aceptado como perfume, se asocie a las lumbreras del
cielo. Que el lucero matinal lo encuentre ardiendo, ese lucero que no conoce ocaso, 
Jesucristo, tu Hijo, que volviendo del abismo, brilla  sereno para el linaje humano, 
y vive y reina por los siglos de los siglos. 
R. Amén. 
114

II. SEGUNDA PARTE: LITURGIA DE LA PALABRA.


 
A continuación el monitor introduce la segunda parte de la celebración.

MONICIÓN GENERAL
Pueden apagar las velas y sentarse.
Comenzamos ahora la segunda parte de nuestra celebración: es la liturgia de la Palabra.

Sacerdote: Hermanos: Con el pregón solemne de la Pascua, hemos entrado ya en la


noche Santa de la resurrección del Señor. Escuchemos, en silencio meditativo, la
Palabra de Dios. Recordemos las maravillas que Dios ha realizado para salvar al primer
Israel, y cómo en el avance continuo de la historia de la salvación, al llegar los últimos
tiempos, envió al mundo a su Hijo, para que, con su muerte y resurrección salvara a todos
los hombres. Mientras contemplamos la gran trayectoria de esta historia santa, oremos
intensamente, para que el designio de salvación universal, que Dios inició con Israel,
llegue a su plenitud y alcance a toda la humanidad, por el misterio de la resurrección de
Jesucristo.

MONICIÓN A LA PRIMERA LECTURA: (GÉNESIS 1,1-31;2,1-2)


La primera lectura que hoy escucharemos está tomada del Libro del Génesis. Dios ha
creado el universo, creó al hombre a su imagen y semejanza; tras la ruina del pecado, Dios
renovará todo con el nuevo Adán, que es Cristo resucitado. Escuchemos.

LECTOR: Lectura del libro del Génesis


En el principio creó Dios el cielo y la tierra. La tierra era soledad y caos; y las tinieblas
cubrían la faz del abismo. El espíritu de Dios se movía sobre la superficie de las aguas.
Dijo Dios: “que exista la luz”, y la luz existió. Vio Dios que la luz era buena, y separó la
luz de las tinieblas. Llamó a la luz “día” y a las tinieblas, “noche”. Fue la tarde y la
mañana del primer día. Dijo Dios: “Que haya una bóveda entre las aguas, que separe
unas aguas de otras”. E hizo Dios una bóveda y separó con ella las aguas de arriba, de las
aguas de abajo. Y así fue. Llamó Dios a la bóveda “cielo”. Fue la tarde y la mañana del
segundo día. Dijo Dios: “Que se junten las aguas de debajo del cielo en un solo lugar y
que aparezca el suelo seco”. Y así fue. Llamó Dios “tierra” al suelo seco y “mar” a la
masa de las aguas. Y vio Dios que era bueno. Dijo Dios: “Verdee la tierra con plantas que
den semilla y árboles que den fruto y semilla, según su especie, sobre la tierra”. Y así fue.
Brotó de la tierra hierba verde, que producía semilla, según su especie, y árboles que
daban fruto y llevaban semilla, según su especie. Y vio Dios que era bueno. Fue la tarde y
la mañana del tercer día. Dijo Dios: “Que haya lumbreras en la bóveda del cielo, que
separen el día de la noche, señalen las estaciones, los días y los años, y luzcan en la
bóveda del cielo para iluminar la tierra”. Y así fue. Hizo Dios las dos grandes lumbreras:
la lumbrera mayor para regir el día y la menor, para regir la noche; y también hizo las
estrellas. Dios puso las lumbreras en la bóveda del cielo para iluminar la tierra, para
regir el día y la noche, y separar la luz de las tinieblas. Y vio Dios que era bueno. Fue la
tarde y la mañana del cuarto día. Dijo Dios: “Agítense las aguas con un hervidero de
seres vivientes y revoloteen sobre la tierra las aves, bajo la bóveda del cielo”. Creó Dios
115
los grandes animales marinos y los vivientes que en el agua se deslizan y la pueblan, según
su especie. Creó también el mundo de las aves, según sus especies. Vio Dios que era bueno
y los bendijo, diciendo: “Sean fecundos y multiplíquense; llenen las aguas del mar; que las
aves se multipliquen en la tierra”. Fue la tarde y la mañana del quinto día. Dijo Dios:
“Produzca la tierra vivientes, según sus especies: animales domésticos, reptiles y fieras,
según sus especies”. Y así fue. Hizo Dios las fieras, los animales domésticos y los reptiles,
cada uno según su especie. Y vio Dios que era bueno. Dijo Dios: “Hagamos al hombre a
nuestra imagen y semejanza; que domine a los peces del mar, a las aves del cielo, a los
animales domésticos y a todo animal que se arrastra sobre la tierra”. Y creó Dios al
hombre a su imagen; a imagen suya lo creó; hombre y mujer los creó. Y los bendijo Dios y
les dijo: “Sean fecundos y multiplíquense, llenen la tierra y sométanla; dominen a los
peces del mar, a las aves del cielo y a todo ser viviente que se mueve sobre la tierra”. Y
dijo Dios: “He aquí que les entrego todas las plantas de semilla que hay sobre la faz de la
tierra, y todos los árboles que producen frutos y semilla, para que les sirvan de alimento. Y
a todas las fieras de la tierra, a todas las aves del cielo, a todos los reptiles de la tierra, a
todos los seres que respiran, también les doy por alimento las verdes plantas”. Y así fue.
Vio Dios todo lo que había hecho y lo encontró muy bueno. Fue la tarde y la mañana del
sexto día. Así quedaron concluidos el cielo y la tierra con todos sus ornamentos, y
terminada su obra, descansó Dios el séptimo día de todo cuanto había hecho.
Palabra de Dios.
Todos: Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial (Sal 103)


R Bendice al Señor, alma mía.

L Bendice al Señor, alma mía; Señor y Dios mío inmensa es tu grandeza. Te vistes de
belleza y majestad, la luz te envuelve como un manto /R
L Sobre bases inconmovibles asentaste la tierra para siempre. Con un vestido de mares la
cubriste y las aguas en los montes concentraste /R
L En los valles haces brotar las fuentes, que van corriendo entre montañas; junto al
arroyo vienen a vivir las aves, que cantan entre las ramas /R
L Desde tu cielo riegas los montes y sacias la tierra del fruto de tus manos; haces brotar
hierba para los ganados y pasto para los que sirven al hombre /R
L ¡Qué numerosas son tus obras, Señor, y todas las hiciste con maestría! La tierra está
llena de tus criaturas. Bendice al Señor, alma mía /R

ORACIÓN DEL SACERDOTE (Todos de pie)


Sac.: Oremos.
Dios nuestro, que de un modo admirable nos creaste a tu imagen y semejanza y de un
modo más admirable todavía nos redimiste, concédenos sabiduría de espíritu, para resistir
los atractivos del pecado y poder llegar así a los gozos del cielo. Por Jesucristo, nuestro
Señor.
TODOS: Amén.

MONICION A LA SEGUNDA LECTURA: (GENESIS 22,1-8)


La segunda lectura la tomamos del Libro del Génesis. Se nos relata el sacrificio de Isaac
solicitado por Dios a Abraham. Este sacrificio ha sido interpretado por la tradición cristiana
116
como referencia al sacrificio de Cristo. En éste se cumplirán las promesas hechas a
Abraham en la lectura. Escuchemos.

LECTOR: Lectura del libro del Génesis


En aquel tiempo, Dios le puso una prueba a Abraham y le dijo: “¡Abraham, Abraham!” Él
respondió: “Aquí estoy”. Y Dios le dijo: “Toma a tu hijo único, Isaac, a quien tanto amas;
vete a la región de Moria y ofrécemelo en sacrificio, en el monte que yo te indicaré”.
Abraham madrugó, aparejó su burro, tomó consigo a dos de sus criados y a su hijo Isaac;
cortó leña para el sacrificio y se encaminó al lugar que Dios le había indicado. Al tercer
día divisó a lo lejos el lugar. Les dijo entonces a sus criados: “Quédense aquí con el
burro; yo iré con el muchacho hasta allá, para adorar a Dios y después regresaremos”.
Abraham tomó la leña para el sacrificio, se la cargó a su hijo Isaac y tomó en su mano el
fuego y el cuchillo. Los dos caminaban juntos. Isaac dijo a su padre Abraham: “¡Padre!”
El respondió: “¿Qué quieres, hijo?” El muchacho contestó: “Ya tenemos fuego y leña,
pero ¿dónde está el cordero para el sacrificio?” Abraham le contestó: “Dios nos dará el
cordero para el sacrificio, hijo mío”. Y siguieron caminando juntos. Cuando llegaron al
sitio que Dios le había señalado, Abraham levantó un altar y acomodó la leña. Luego ató a
su hijo Isaac, lo puso sobre el altar, encima de la leña, y tomó el cuchillo para degollarlo.
Pero el ángel del Señor lo llamó desde el cielo y le dijo: “¡Abraham, Abraham!” Él
contestó: “Aquí estoy”. El ángel le dijo: “No descargues la mano contra tu hijo, ni le
hagas daño. Ya veo que temes a Dios, porque no le has negado a tu hijo único”. Abraham
levantó los ojos y vio un carnero, enredado por los cuernos en la maleza. Atrapó el
carnero y lo ofreció en sacrificio, en lugar de su hijo. Abraham puso por nombre a aquel
sitio “el Señor provee”, por lo que aun el día de hoy se dice: “el monte donde el Señor
provee”. El ángel del Señor volvió a llamar a Abraham desde el cielo y le dijo: “Juro por
mí mismo, dice el Señor, que por haber hecho esto y no haberme negado a tu hijo único, yo
te bendeciré y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y las arenas del
mar. Tus descendientes conquistarán las ciudades enemigas. En tu descendencia serán
bendecidos todos los pueblos de la tierra, porque obedeciste a mis palabras”.
Palabra de Dios.
TODOS: Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial (Sal 15)

R Protégeme, Dios mío, porque me refugio en ti.

L El Señor es la parte que me ha tocado en herencia: mi vida está en sus manos. Tengo
siempre presente al Señor y con él a mi lado, jamás tropezaré /R
L Por eso se me alegran el corazón y el alma y mi cuerpo vivirá tranquilo, porque tú no
me abandonarás a la muerte, ni dejarás que sufra yo la corrupción /R
L Enséñame el camino de la vida, sáciame de gozo en tu presencia y de alegría perpetua
junto a ti /R

ORACIÓN DEL SACERDOTE (Todos de pie)


Sac.: Oremos.
Señor Dios, Padre de los creyentes, que por medio del sacramento pascual del bautismo
sigues cumpliendo la promesa hecha a Abraham de multiplicar su descendencia por toda
117
la tierra y de hacerlo el padre de todas las naciones, concede a tu pueblo responder
dignamente a la gracia de tu llamado. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R Amén.

MONICIÓN A LA TERCERA LECTURA: (ÉXODO 14,15-15,1)


En la tercera lectura tomada del Libro del Éxodo vamos a escuchar la narración de la
Pascua de la Antigua Alianza, el paso de los hijos de Israel liberados por Dios de la
esclavitud de Egipto. Cantemos hoy nosotros, nuestro paso de la muerte a la vida, que
iniciamos al pasar por las aguas del bautismo. Escuchemos.

LECTOR: Lectura del libro del Éxodo


En aquellos días, dijo el Señor a Moisés: “¿Por qué sigues clamando a mí? Diles a los
israelitas que se pongan en marcha. Y tú, alza tu bastón, extiende tu mano sobre el mar y
divídelo, para que los israelitas entren en el mar sin mojarse. Yo voy a endurecer el
corazón de los egipcios para que los persigan, y me cubriré de gloria a expensas del
faraón y de todo su ejército, de sus carros y jinetes. Cuando me haya cubierto de gloria a
expensas del faraón, de sus carros y jinetes, los egipcios sabrán que yo soy el Señor”. El
ángel del Señor, que iba al frente de las huestes de Israel, se colocó tras ellas. Y la
columna de nubes que iba adelante, también se desplazó y se puso a sus espaldas, entre el
campamento de los israelitas y el campamento de los egipcios. La nube era tinieblas para
unos y claridad para otros, y así los ejércitos no trabaron contacto durante toda la noche.
Moisés extendió la mano sobre el mar, y el Señor hizo soplar durante toda la noche un
fuerte viento del este, que secó el mar, y dividió las aguas. Los Israelitas entraron en el
mar y no se mojaban, mientras las aguas formaban una muralla a su derecha y a su
izquierda. Los egipcios se lanzaron en su persecución y toda la caballería del faraón, sus
carros y jinetes, entraron tras ellos en el mar. Hacia el amanecer, el Señor miró desde la
columna de fuego y humo al ejército de los egipcios y sembró entre ellos el pánico. Trabó
las ruedas de sus carros, de suerte que no avanzaban sino pesadamente. Dijeron entonces
los egipcios: “Huyamos de Israel, porque el Señor lucha en su favor contra Egipto”.
Entonces el Señor le dijo a Moisés: “Extiende tu mano sobre el mar, para que vuelvan las
aguas sobre los egipcios, sus carros y sus jinetes”. Y extendió Moisés su mano sobre el
mar, y al amanecer, las aguas volvieron a su sitio, de suerte que al huir, los egipcios se
encontraron con ellas, y el Señor los derribó en medio del mar. Volvieron las aguas y
cubrieron los carros, a los jinetes y a todo el ejército del faraón, que se había metido en el
mar para perseguir a Israel. Ni uno solo se salvó. Pero los hijos de Israel caminaban por
lo seco en medio del mar. Las aguas les hacían muralla a derecha e izquierda. Aquel día
salvó el Señor a Israel de las manos de Egipto. Israel vio a los egipcios, muertos en la
orilla del mar. Israel vio la mano fuerte del Señor sobre los egipcios, y el pueblo temió al
Señor y creyó en el Señor y en Moisés, su siervo. Entonces Moisés y los hijos de Israel
cantaron este cántico al Señor:
Palabra de Dios.
TODOS: Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial (Sal: Ex 15)


R Alabemos al Señor por su victoria.
L Cantemos al Señor, sublime es su victoria: caballos y jinetes arrojó en el mar. Mi
fortaleza y mi canto es el Señor, él es mi salvación; él es mi Dios, y yo lo alabaré, es el
Dios de mis padres, y yo le cantaré /R
118
L El Señor es un guerrero, su nombre es el Señor. Precipitó en el mar los carros del
faraón y a sus guerreros; ahogó en el mar Rojo a sus mejores capitanes /R
L Las olas los cubrieron, cayeron hasta el fondo, como piedras. Señor, tu diestra brilla por
su fuerza, tu diestra, Señor, tritura al enemigo /R
L Tú llevas a tu pueblo para plantarlo en el monte que le diste en herencia, en el lugar que
convertiste en tu morada, en el santuario que construyeron tus manos. Tú, Señor, reinarás
para siempre /R

ORACIÓN DEL SACERDOTE (Todos de pie)


Sac.: Oremos.
Tus antiguos prodigios se renuevan, Señor, también en nuestros tiempos, pues lo que tu
poder hizo con las aguas para librar a un solo pueblo de la esclavitud del faraón, lo
repites ahora, por medio del agua del bautismo, para salvar a todas las naciones. Concede
a todos los hombres del mundo entero contarse entre los hijos de Abraham y participar de
la dignidad del pueblo elegido. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R Amén.

MONICIÓN A LA CUARTA LECTURA: (ISAÍAS 54, 5-14)


La cuarta lectura es del profeta Isaías. Tomando las imágenes del amor humano, Isaías
presenta las relaciones de Dios con su pueblo como relaciones en las que Dios es siempre
fiel. Pero el pueblo de Israel traiciona constantemente ese amor. El amor de Dios no cambia
ni se apaga, aunque nuestra infidelidad sea continua. Escuchemos.

LECTOR: Lectura del libro del profeta Isaías


“El que te creó, te tomará por esposa; su nombre es ‘Señor de los ejércitos’. Tu redentor
es el Santo de Israel; será llamado ‘Dios de toda la tierra’. Como a una mujer
abandonada y abatida te vuelve a llamar el Señor. ¿Acaso repudia uno a la esposa de la
juventud?, dice tu Dios. Por un instante te abandoné, pero con inmensa misericordia te
volveré a tomar. En un arrebato de ira te oculté un instante mi rostro, pero con amor
eterno me he apiadado de ti, dice el Señor, tu redentor. Me pasa ahora como en los días de
Noé: entonces juré que las aguas del diluvio no volverían a cubrir la tierra; ahora juro no
enojarme ya contra ti ni volver a amenazarte. Podrán desaparecer los montes y hundirse
las colinas, pero mi amor por ti no desaparecerá y mi alianza de paz quedará firme para
siempre. Lo dice el Señor, el que se apiada de ti. Tú, la afligida, la zarandeada por la tem-
pestad, la no consolada: He aquí que yo mismo coloco tus piedras sobre piedras finas, tus
cimientos sobre zafiros; te pondré almenas de rubí y puertas de esmeralda y murallas de
piedras preciosas. Todos tus hijos serán discípulos del Señor, y será grande su
prosperidad. Serás consolidada en la justicia. Destierra la angustia, pues ya nada tienes
que temer; olvida tu miedo, porque ya no se acercará a ti”.
Palabra de Dios.
TODOS: Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial (Sal 29)


R Te alabaré, Señor, eternamente.

L Te alabaré, Señor, eternamente, pues no dejaste que se rieran de mí mis enemigos. Tú,
Señor, me salvaste de la muerte y a punto de morir, me reviviste /R
119
L Alaben al Señor quienes lo aman, den gracias a su nombre, porque su ira dura un solo
instante y su bondad, toda la vida. El llanto nos visita por la tarde; por la mañana, el
júbilo /R
L Escúchame, Señor, y compadécete; Señor, ven en mi ayuda. Convertiste mi duelo en
alegría, te alabaré por eso eternamente /R

ORACIÓN DEL SACERDOTE (Todos de pie)


Sac.: Oremos.
Señor Dios, siempre fiel a tus promesas, aumenta, por medio del bautismo, el número de
tus hijos y multiplica la descendencia prometida a la fe de los patriarcas, para que tu
Iglesia vea que se va cumpliendo tu voluntad de salvar a todos los hombres, como los
patriarcas lo creyeron y esperaron. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R Amén.

MONICIÓN A LA QUINTA LECTURA: (ISAÍAS 55, 1-11)


La quinta lectura tomada del profeta Isaías nos recuerda que un punto esencial en la historia
de la salvación es el de la alianza. Ante tantas rupturas por parte del ser humano, el Señor
anuncia una alianza eterna. Sabemos que en Cristo se cumple esta alianza definitiva.
Escuchemos.

LECTOR: Lectura del libro del profeta Isaías


Esto dice el Señor: “Todos ustedes, los que tienen sed, vengan por agua; y los que no
tienen dinero, vengan, tomen trigo y coman; tomen vino y leche sin pagar. ¿Por qué gastar
el dinero en lo que no es pan y el salario, en lo que no alimenta? Escúchenme atentos y
comerán bien, saborearán platillos sustanciosos. Préstenme atención, vengan a mí,
escúchenme y vivirán. Sellaré con ustedes una alianza perpetua, cumpliré las promesas
que hice a David. Como a él lo puse por testigo ante los pueblos, como príncipe y
soberano de las naciones, así tú reunirás a un pueblo desconocido, y las naciones que no
te conocían acudirán a ti, por amor del Señor, tu Dios, por el Santo de Israel, que te ha
honrado. Busquen al Señor mientras lo pueden encontrar, invóquenlo mientras está cerca;
que el malvado abandone su camino, y el criminal, sus planes; que regrese al Señor, y él
tendrá piedad; a nuestro Dios, que es rico en perdón. Mis pensamientos no son los
pensamientos de ustedes, sus caminos no son mis caminos. Porque así como aventajan los
cielos a la tierra, así aventajan mis caminos a los de ustedes y mis pensamientos a sus
pensamientos. Como bajan del cielo la lluvia y la nieve y no vuelven allá, sino después de
empapar la tierra, de fecundarla y hacerla germinar, a fin de que dé semilla para sembrar
y pan para comer, así será la palabra que sale de mi boca: no volverá a mí sin resultado,
sino que hará mi voluntad y cumplirá su misión”.
Palabra de Dios.
TODOS: Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial (Sal Is 12)


R El Señor es mi Dios y salvador.

L El Señor es mi Dios y salvador: con él estoy seguro y nada temo. El Señor es mi


protección y mi fuerza, y ha sido mi salvación. Sacarán agua con gozo de la fuente de
salvación /R
120
L Den gracias al Señor, invoquen su nombre, cuenten a los pueblos sus hazañas,
proclamen que su nombre es sublime /R
L Alaben, al Señor por sus proezas, anúncienlas a toda la tierra. Griten jubilosos,
habitantes de Sión, porque el Dios de Israel ha sido grande con ustedes /R

ORACIÓN DEL SACERDOTE (Todos de pie)


Sac.: Oremos.
Dios todopoderoso y eterno, única esperanza del mundo, tú que anunciaste por la voz de
tus profetas los misterios que estamos celebrando esta noche, infunde en nuestros
corazones la gracia de tu Espíritu, para que podamos vivir una vida digna de tu redención.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R Amén.

MONICIÓN A LA SEXTA LECTURA: (BARUC 3, 9-15.32-4,4)


En la sexta lectura que escucharemos el profeta Baruc nos refiere que hay dos caminos: el
de Dios que conduce a la vida y el de los hombres que nos lleva a la muerte. La verdadera
sabiduría consiste entonces en saber elegir la senda de la bendición, que viene de Dios.
Escuchemos.

LECTOR: Lectura del libro del profeta Baruc


Escucha, Israel, los mandatos de vida, presta oído para que adquieras prudencia. ¿A qué
se debe, Israel, que estés aún en país enemigo, que envejezcas en tierra extranjera, que te
hayas contaminado por el trato con los muertos, que te veas contado entre los que
descienden al abismo? Es que abandonaste la fuente de la sabiduría. Si hubieras seguido
los senderos de Dios, habitarías en paz eternamente. Aprende dónde están la prudencia, la
inteligencia y la energía, así aprenderás dónde se encuentra el secreto de vivir larga vida,
y dónde la luz de los ojos y la paz. ¿Quién es el que halló el lugar de la sabiduría y tuvo
acceso a sus tesoros? El que todo lo sabe, la conoce; con su inteligencia la ha
escudriñado. El que cimentó la tierra para todos los tiempos, y la pobló de animales cua-
drúpedos; el que envía la luz, y ella va, la llama, y temblorosa le obedece; llama a los
astros, que brillan jubilosos en sus puestos de guardia, y ellos le responden: “Aquí
estamos”, y refulgen gozosos para aquel que los hizo. El es nuestro Dios y no hay otro
como él; él ha escudriñado los caminos de la sabiduría y se la dio a su hijo Jacob, a Israel,
su predilecto. Después de esto, ella apareció en el mundo y convivió con los hombres. La
sabiduría es el libro de los mandatos de Dios, la ley de validez eterna; los que la guardan,
vivirán, los que la abandonan, morirán. Vuélvete a ella, Jacob, y abrázala; camina hacia
la claridad de su luz; no entregues a otros tu gloria, ni tu dignidad a un pueblo extranjero.
Bienaventurados nosotros, Israel, porque lo que agrada al Señor nos ha sido revelado.
Palabra de Dios.
TODOS: Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial (Sal 18)


R Tú tienes, Señor, palabras de vida eterna.
L La ley del Señor es perfecta del todo y reconforta el alma; inmutables son las palabras
del Señor, y hacen sabio al sencillo /R
L En los mandamientos del Señor hay rectitud y alegría para el corazón; son luz los
preceptos del Señor para alumbrar el camino /R
121
L La voluntad de Dios es santa y para siempre estable; los mandatos del Señor son
verdaderos y enteramente justos /R
L Más deseables que el oro y las piedras preciosas las normas del Señor, y más dulces que
la miel de un panal que gotea /R

ORACIÓN DEL SACERDOTE (Todos de pie)


Sac.: Oremos.
Dios nuestro, que haces crecer continuamente a tu Iglesia con hijos llamados de todos los
pueblos, dígnate proteger siempre con tu gracia a quienes has hecho renacer en el
bautismo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R Amén.

MONICIÓN A LA SEPTIMA LECTURA: (EZEQUIEL 36,16-28)


La séptima lectura tomada del profeta Ezequiel nos asegura que Dios es quien nos dará un
corazón nuevo. Cuando parecía que nadie nos sacaría de nuestra condición pecadora, Dios
nos ofrece purificarnos con agua pura y ponernos un corazón nuevo con un espíritu nuevo.
Con esta promesa profética de clara alusión al bautismo concluimos las lecturas del
Antiguo Testamento. Escuchemos.

LECTOR: Lectura del libro del profeta Ezequiel


En aquel tiempo, me fue dirigida la palabra del Señor en estos términos: “Hijo de hombre,
cuando los de la casa de Israel habitaban en su tierra, la mancharon con su conducta y
con sus obras; como inmundicia fue su proceder ante mis ojos. Entonces descargué mi
furor contra ellos, por la sangre que habían derramado en el país y por haberlo profanado
con sus idolatrías. Los dispersé entre las naciones y anduvieron errantes por todas las
tierras. Los juzgué según su conducta, según sus acciones los sentencié. Y en las naciones
a las que se fueron, desacreditaron mi santo nombre, haciendo que de ellos se dijera: ‘Este
es el pueblo del Señor, y ha tenido que salir de su tierra’. Pero, por mi santo nombre, que
la casa de Israel profanó entre las naciones a donde llegó, me he compadecido. Por eso,
dile a la casa de Israel: “Esto dice el Señor: no lo hago por ustedes, casa de Israel. Yo
mismo mostraré la santidad de mi nombre excelso, que ustedes profanaron entre las
naciones. Entonces ellas reconocerán que yo soy el Señor, cuando, por medio de ustedes
les haga ver mi santidad. Los sacaré a ustedes de entre las naciones, los reuniré de todos
los países y los llevaré a su tierra. Los rociaré con agua pura y quedarán purificados; los
purificaré de todas sus inmundicias e idolatrías. Les daré un corazón nuevo y les infundiré
un espíritu nuevo; arrancaré de ustedes el corazón de piedra y les daré un corazón de
carne. Les infundiré mi espíritu y los haré vivir según mis preceptos y guardar y cumplir
mis mandamientos. Habitarán en la tierra que di a sus padres; ustedes serán mi pueblo y
yo seré su Dios’”.
Palabra de Dios.
TODOS: Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial (Sal 41 y 42)


R Estoy sediento del Dios que da la vida.
L. Como el venado busca el agua de los ríos, así, cansada, mi alma te busca a ti, Dios mío
/R
L. Del Dios que da la vida está mi ser sediento. ¿Cuándo será posible ver de nuevo su
templo? /R
122
L. Recuerdo cuando íbamos a casa del Señor, cantando, jubilosos, alabanzas a Dios /R
L. Envíame, Señor, tu luz y tu verdad; que ellas se conviertan en mi guía y hasta tu monte
santo me conduzcan, allí donde tú habitas /R
L. Al altar del Señor me acercaré, al Dios que es mi alegría, y a mi Dios, el Señor, le daré
gracias al compás de la cítara /R

ORACIÓN DEL SACERDOTE (Todos de pie)


Sac.: Oremos.
Señor Dios nuestro, poder inmutable y luz sin ocaso, prosigue bondadoso a través de tu
Iglesia, sacramento de salvación, la obra que tu amor dispuso desde la eternidad; que todo
el mundo vea y reconozca que los caídos se levantan, que se renueva lo que había
envejecido y que todo se integra en aquel que es el principio de todo, Jesucristo, nuestro
Señor, que vive y reina contigo por los siglos de los siglos.
R Amén.

(Se encienden las velas del altar...)

Concluida la oración anterior, el Celebrante presenta solemnemente el Canto del Gloria.


  
SOLEMNE PROCLAMACIÓN DEL GLORIA.
Sac.: Hermanos: Hemos escuchado estas lecturas que nos han recordado algunas de las
maravillas hechas por Dios en favor de todos los seres humanos. ¿Cómo no sentir ganas de
expresar ahora, con jubilo, nuestro agradecimiento y nuestra alegría a nuestro Dios, siempre
fiel y eterno en su amor? Por eso, tal como quiere la Iglesia, tal como lo harán millones de
cristianos hoy, en esta noche de luz y de gozo, entonemos todos juntos el himno de nuestra
alegría.    
(Canto del Gloria y repique de campanas/llaves)

ORACION COLECTA
Y unidos así, en la alegría y la acción de gracias, OREMOS:  
¡Oh Dios de bondad! En esta noche Santa, en que celebramos la Resurrección de tu Hijo
Jesucristo, abre nuestros corazones a tu amor. Y despiértanos a la alegría y al gozo de la
Pascua, para que así anhelemos, aquí en la tierra, la Pascua eterna del Cielo. Por Nuestro
Señor Jesucristo...

MONICION A LA EPÍSTOLA: (ROMANOS 6,3-11)


En esta lectura del Nuevo Testamento, nos dice San Pablo como la Resurrección de Jesús,
es la garantía de que todas las promesas de Dios se cumplen, y que su amor no abandonará
nunca a su pueblo. Escuchemos. 
LECTOR: Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los romanos
Hermanos: Todos los que hemos sido incorporados a Cristo Jesús por medio del bautismo,
hemos sido incorporados a su muerte. En efecto, por el bautismo fuimos sepultados con él
en su muerte, para que, así como Cristo resucitó de entre los muertos por la gloria del
Padre, así también nosotros llevemos una vida nueva. Porque, si hemos estado
íntimamente unidos a él por una muerte semejante a la suya, también lo estaremos en su
123
resurrección. Sabemos que nuestro viejo yo fue crucificado con Cristo, para que el cuerpo
del pecado quedara destruido, a fin de que ya no sirvamos al pecado, pues el que ha
muerto queda libre del pecado. Por lo tanto, si hemos muerto con Cristo, estamos seguros
de que también viviremos con él; pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los
muertos, ya nunca morirá. La muerte ya no tiene dominio sobre él, porque al morir, murió
al pecado de una vez para siempre; y al resucitar, vive ahora para Dios. Lo mismo
ustedes, considérense muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro.
Palabra de Dios.
TODOS: Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial (Sal 117)


R Aleluya, aleluya.

L Te damos gracias, Señor, porque eres bueno, porque tu misericordia es eterna. Diga la
casa de Israel: “Su misericordia es eterna” /R
L La diestra del Señor es poderosa, la diestra del Señor es nuestro orgullo. No moriré,
continuaré viviendo, para contar lo que el Señor ha hecho /R
L La piedra que desecharon los constructores, es ahora la piedra angular. Esto es obra de
la mano del Señor, es un milagro patente /R

MONICION ANTES DEL ALELUYA:


Hermanos: Con el gozo de la Pascua que estamos celebrando, unidos en una misma fe y en
una misma esperanza, seguros de nuestra propia resurrección, nos unimos a todos los
cristianos del mundo con el canto Pascual del Aleluya.  
(Canto del Aleluya)
  
Proclamación del Evangelio. Lectura del Santo Evangelio según San Lucas: 24, 1-12

TODOS: Gloria a ti, Señor.


El primer día después del sábado, muy de mañana, llegaron las mujeres al sepulcro,
llevando los perfumes que habían preparado. Encontraron que la piedra ya había sido
retirada del sepulcro y entraron, pero no hallaron el cuerpo del Señor Jesús. Estando ellas
todas desconcertadas por esto, se les presentaron dos varones con vestidos
resplandecientes. Como ellas se llenaron de miedo e inclinaron el rostro a tierra, los
varones les dijeron: “¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? No está aquí; ha
resucitado. Recuerden que cuando estaba todavía en Galilea les dijo: ‘Es necesario que el
Hijo del hombre sea entregado en manos de los pecadores y sea crucificado y al tercer día
resucite’”. Y ellas recordaron sus palabras. Cuando regresaron del sepulcro, las mujeres
anunciaron todas estas cosas a los Once y a todos los demás. Las que decían estas cosas a
los apóstoles eran María Magdalena, Juana, María (la madre de Santiago) y las demás
que estaban con ellas. Pero todas estas palabras les parecían desvaríos y no les creían.
Pedro se levantó y corrió al sepulcro. Se asomó, pero sólo vio los lienzos y se regresó a su
casa, asombrado por lo sucedido.
Palabra del Señor.
TODOS: Gloria a ti, Señor Jesús.

Después del Evangelio se canta nuevamente el Aleluya


124

HOMILÍA-SALUDO PASCUAL
 
III. TERCERA PARTE: LITURGIA BAUTISMAL
MONICIÓN
Comenzamos ahora la tercera parte de nuestra celebración. Es la liturgia del Bautismo. Con
nuestra oración y nuestras palabras, vamos a renovar nuestro Bautismo. Con ello queremos
comprometernos a trabajar por la construcción de una sociedad más solidaria, donde todos
seamos una sola familia para gloria de Dios.
Desde el Cirio Pascual, nos van a dar de nuevo la llama de fuego para encender las velas.
 
(Los servidores del altar ayudarán a encender, DESDE EL CIRIO,
las velas del pueblo para la liturgia Bautismal)

LETANÍA DE LOS SANTOS:


Sac.: Invoquemos, queridos hermanos, a Dios todopoderoso y pidámosle que con su poder
santifique esta agua, para que cuantos en ella renazcan por el bautismo sean
incorporados a Cristo y contados entre los hijos de adopción.
(PROCLAMACIÓN DE LA LETANÍA DE LOS SANTOS)
Señor, ten piedad
Señor, ten piedad.
Cristo, ten piedad;
Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad;
Señor, ten piedad
Santa María, Madre de Dios /Ruega por nosotros.
San Miguel / Ruega por nosotros
Santos Ángeles de Dios / Rueguen por nosotros.
San Juan Bautista / Ruega por nosotros.
San José / Ruega por nosotros.
Santos Pedro y Pablo / Rueguen por nosotros..
San Andrés / Ruega por nosotros.
San Juan / Ruega por nosotros.
Santa María Magdalena / Ruega por nosotros.
San Esteban / Ruega por nosotros.
San Ignacio de Antioquia / Ruega por nosotros.
San Lorenzo / Ruega por nosotros.
Santas Perpetua y Felicidad / Rueguen por nosotros..
Santa Inés / Ruega por nosotros.
San Gregorio / Ruega por nosotros.
San Agustín / Ruega por nosotros.
San Atanasio / Ruega por nosotros.
San Basilio / Ruega por nosotros.
San Martín / Ruega por nosotros.
San Benito / Ruega por nosotros.
125
Santos Francisco y Domingo / Rueguen por nosotros.
San Francisco Javier / Ruega por nosotros.
San Juan María Vianney / Ruega por nosotros.
Santa Catalina de Siena / Ruega por nosotros.
Santa Teresa de Ávila / Ruega por nosotros.
San Juan Bosco / Ruega por nosotros.
Santo Domingo Savio / Ruega por nosotros.
Beata María de San José / Ruega por nosotros.
Beata Candelaria de San José / Ruega por nosotros.
Santos y Santas de Dios / Rueguen por nosotros.

Muéstrate propicio / Líbranos, Señor.


De todo mal / Líbranos, Señor.
De todo pecado / Líbranos, Señor.
De la muerte eterna / Líbranos, Señor.
Por tu encarnación / Líbranos, Señor.
Por tu muerte y resurrección / Líbranos, Señor.
Por el don del Espíritu Santo / Líbranos, Señor.

Nosotros, que somos pecadores / Te rogamos, óyenos.


(Si hay bautizados) Para que te dignes comunicar tu propia vida a quienes has llamado
al bautismo / Te rogamos, óyenos.
(Si no hay bautizos) Para que santifiques esta agua por la que renacerán tus nuevos
hijos. Jesús, Hijo de Dios vivo / Te rogamos, óyenos.

(Si hay bautizos, el sacerdote dice la siguiente oración)


Sac.: Derrama, Señor, tu infinita bondad en este sacramento del bautismo y envía tu Santo
Espíritu, para que haga renacer de la fuente bautismal a estos nuevos hijos tuyos, que van
a ser santificados por tu gracia, mediante la colaboración de nuestro ministerio. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
RENOVACIÓN DE LAS PROMESAS BAUTISMALES Y BENDICIÓN DEL
AGUA:

Sacerdote:
Hermanos: Un día ustedes pasaron de la muerte a la vida. Fue el día del bautismo. A lo
mejor ese día todavía no tenían plena conciencia de lo que sucedía en sus vidas. Ahora ya
son mayores y se dan perfecta cuenta de lo que significa ser cristianos y lo que quiere decir
resucitar para la vida con Cristo.
Vamos a renovar nuestro proceso de resurrección. Vamos a escoger conscientemente a
Cristo. El agua de la vida. Un agua de resurrección, si se acepta con fe y se expresa en
obras concretas.

Sacerdote: Renovemos, pues, las promesas de nuestro bautismo, con las cuales un día
renunciamos a Satanás y a sus obras y nos comprometimos a crecer en la fe y a servir a
Dios en la Santa Iglesia Católica.

Repitamos: SI RENUNCIO.
126
Sacerdote: ¿Renuncian al pecado para vivir en la libertad de los hijos de Dios?
TODOS: SI RENUNCIO.

Sacerdote: ¿Renuncian a todas las seducciones del mal para que el pecado no los
esclavice?
TODOS: SI RENUNCIO.
Sacerdote ¿Renuncian a Satanás, padre y autor de todo pecado?
TODOS: SI RENUNCIO.
Repitamos: SI CREO.
Sacerdote: ¿Creen en Dios, Padre Todopoderoso, creador del cielo y de la tierra?
TODOS: SI CREO.
Sacerdote: ¿Creen en Jesucristo, su Hijo único y Señor nuestro, que nació de la Virgen
María, padeció y murió por nosotros, resucitó y está sentado a la derecha del Padre?
TODOS: SI CREO.
Sacerdote:¿Creen en el Espíritu Santo, en la Santa Iglesia Católica, en la comunión de los
santos, en el perdón de los pecados, en la resurrección de los muertos y en la vida eterna?
TODOS: SI CREO.
Repitamos: SI PROMETO.
Sacerdote: ¿Prometen fidelidad a Cristo y su Evangelio, abriendo el corazón a Jesucristo
para ser discípulos y misioneros?
TODOS: SI PROMETO
Sacerdote: ¿Prometen servir a los demás como a Cristo mismo?
TODOS: SI PROMETO.
Sacerdote: ¿Prometen luchar con todas sus fuerzas para que la vida, la paz y la unidad
llegue a la mayor cantidad posible de personas?

TODOS: SI PROMETO.
Sacerdotes: Hermanos, en nombre de la Iglesia acepto el compromiso de todos ustedes
y la renovación de sus promesas bautismales.
Ahora vamos a bendecir esta agua de vida. (El sacerdote se traslada con el Cirio al lugar
donde se encuentra la fuente bautismal)
Sacerdote:
Señor, Dios nuestro, por tu poder invisible realizas maravillas en tus sacramentos, y a lo
largo de la historia de la salvación, te has servido del agua para hacernos conocer la gracia
del bautismo. Desde los comienzos del mundo, era tu Espíritu que se cernía sobre las aguas
para que ellas recibieran el poder de dar vida. En las aguas del diluvio anunciabas el
bautismo que da vida nueva, pues en el diluvio el agua anunciaba tanto la muerte del
pecado como el nacimiento de la santidad. A los israelitas, hijos de Abrahám, los hiciste
pasar el Mar Rojo para que este pueblo liberado de la esclavitud fuera imagen del pueblo
127
libre de los bautizados. Tu Hijo Jesucristo, muy amado, bautizado por Juan Bautista en las
aguas del Jordán, recibió la unción del Espíritu Santo. Y colgado en la Cruz, salió sangre y
agua de su costado abierto, y una vez resucitado, mandó a sus apóstoles:“Vayan y hagan
discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo”.
MONITOR: ELEVEMOS nuestras AGUAS en señal de súplica participando así en
esta bendición. Ahora vamos a invocar a Dios nuestro Padre, para que bendiga esta
agua, que va a ser derramada sobre nosotros, en memoria de nuestro bautismo y le
vamos a pedir que nos renueve interiormente para que permanezcamos fieles al
Espíritu que hemos recibido.
Sac.: Mira ahora, Señor, con amor a tu Iglesia y abre en ella la fuente del bautismo.
Santifica esta agua para que el hombre creado a tu imagen, sea lavado en ella por el
bautismo de las manchas que deforman esta imagen, y renazca del agua y del Espíritu Santo
para la vida nueva que lo hará hijo de Dios. Te pedimos, Señor, que por tu Hijo, descienda
sobre el agua de esta fuente el poder del Espíritu Santo, a fin de que todo hombre que
sea bautizado, sepultado en la muerte con Cristo, resucite con Él para la vida. Por Jesucristo
Nuestro Señor. Amén
El Señor nos bendiga con esta agua que da la vida:
EN EL NOMBRE DEL PADRE, DEL HIJO Y DEL ESPÍRITU SANTO.

SI HAY BAUTIZOS EL SACERDOTE ADMINISTRA EL SACRAMENTO.


MONITOR: Por favor, pueden sentarse.
(Se procede al bautizo de los niños y para ello el Diácono va invitando uno por uno,
acompañado por sus padrinos, para que se acerquen a la fuente bautismal).
Sac.: (Nombre del que se bautiza) Yo te bautizo en el nombre del Padre, y del Hijo, y del
Espíritu Santo.
MONITOR: (Cuando el bautizo ha terminado). El Bautismo ha consagrado a estos
hermanos nuestros para ser Templos del Espíritu Santo. Han sido hechos Hijos de Dios y
toda su persona es posesión de Dios, por eso ahora el sacerdote los va a ungir con el Santo
Crisma.
UNCIÓN CON EL SANTO CRISMA
Sac.: Dios todopoderoso, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que los ha liberado del pecado
y dado nueva vida por el agua y el Espíritu Santo, los consagre con el Crisma de la
salvación para que entren a formar parte de su pueblo y sean para siempre miembros de
Cristo, Sacerdote, Profeta y Rey.
IMPOSICIÓN DE LA VESTIDURA BLANCA
MONITOR: Estas vestiduras blancas son el signo de la nueva vida de Cristo que reciben al
bautizarse. Es una vida llena de amor, de fe y de esperanza.
Sac.: Son ya nuevas criaturas y han sido revestidos de Cristo. Esta vestidura blanca que
llevan sea signo de su dignidad de cristianos. Ayudados por la palabra y el ejemplo de sus
familiares y amigos, consérvenla sin mancha hasta la vida eterna.
128
TODOS: Amén.

MONICION ANTES DE LA ASPERSIÓN:


Ahora, después de haber renovado nuestro compromiso bautismal (y con el gozo se haber
acompañado a estos hermanos nuestros en la recepción del sacramento del bautismo), el
celebrante va a proceder a la aspersión de cuantos estamos aquí celebrando esta solemne
vigilia de la Pascua del Señor. Todos nosotros nos unimos con el canto que nos recuerda
que todos somos Hijos de Dios por el Bautismo.

(EL SACERDOTE ASPERJA A LA ASAMBLEA, MIENTRAS SE ENTONA UN


CANTO ALUSIVO AL BAUTISMO)

IV. CUARTA PARTE: LITURGIA DE LA EUCARISTÍA.


PADRE NUESTRO...
Sacerdote: Porque tenemos un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios
y Padre en esta Pascua cantamos, tomados de las manos, a Dios nuestro Padre con las
Palabras que Jesús nos enseñó...
INVITACIÓN A LA COMUNIÓN:
Sacerdote: Cristo, nuestro cordero Pascual, ha sido inmolado. Celebremos nuestra
Pascua comiendo el Pan de la Vida y bebiendo la Copa de la salvación. Dichosos los
llamados a la Cena del Señor.
AVISOS PARROQUIALES

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN


MONICIÓN FINAL:
Hemos celebrado la Pascua, la Resurrección de Jesús. Es el camino de Vida que Él nos
ofrece. Es el camino de vida que iniciamos con nuestro bautismo y que renovamos
todos los domingos en la Eucaristía, que intentamos hacer realidad en nuestra vida de
cada día.
Despidámonos con este gesto de alegría y de fe, de esperanza: ¡CRISTO HA
RESUCITADO! RESUCITEMOS TODOS CON ÉL. ¡ALELUYA!

BENDICIÓN SOLEMNE
Sac.: Que Dios Padre bueno, nos bendiga y con su misericordia nos guarde de todo
pecado. Todos: AMÉN.
Sac.: Él que nos ha salvado por la resurrección de Jesucristo, nos enriquezca con el premio
de su Reino. Todos: AMÉN.
Sac.: Y a nosotros, que celebramos con alegría la fiesta de la Pascua, nos conceda
alegrarnos con el gozo de la Pascua eterna. Todos: AMÉN.
Sac.: Y la bendición de Dios....
129
Sac.: Pueden ir en paz. ¡Aleluya, aleluya!
Todos: Demos gracias a Dios. ¡Aleluya, aleluya!

¡ Aleluya
Alegría hermanos,
que si hoy nos queremos es que
Resucitó!
 

¡Feliz pascua de resurrección!

Durante  el tiempo de Cuaresma, nos hemos ido reconociendo tentados, como
Jesús, débiles, pecadores. Necesitados de la misericordia del Señor que sana.

En los días de Semana Santa hemos asistido a la lucha entre la vida y la muerte, la
luz y las tinieblas, el poder del pecado y la gracia del amor más grande.
Aparentemente  vencieron  las  tinieblas: «Desde la hora sexta hubo oscuridad
sobre  la  tierra  hasta   la   hora nona... Jesús, dando un fuerte grito, entregó su
espíritu» (Mt 27, 45-51). Pero el triunfo fue momentáneo.

En  la mañana de Pascua  Cristo  resucitado  vuelve  a  ser  el  agua viva, la luz que
brilla en las tinieblas, la esperanza y la salvación para todas las personas. El amor
del Padre no defrauda a quien se confía a Él. Cristo resucitado es para siempre el
viviente que nos entrega su espíritu para estar con nosotros hasta el fin de los
tiempos. Hay un futuro para todos, también para los pobres, los humillados, los
crucificados. La muerte no tendrá ya nunca la última palabra. A pesar de la losa de
nuestros  pecados podemos  empezar  a  ser personas nuevas. La comunidad,
vivificada por el Espíritu, es ahora el cuerpo terrenal y visible, que junto a su
cuerpo glorioso, es incorporado por el Resucitado para seguir transparentando el
rostro misericordioso del Dios que es amor, y para seguir pregonando una
130
esperanza que nunca defrauda. En el Evangelio es la buena noticia, la mejor
noticia.

Les deseamos a todos,  y de todo corazón, una feliz Pascua de Resurrección.

DOMINGO DE PASCUA DE RESURRECCIÓN

SALUDO
En el nombre del Padre...

Hermanos, sean bienvenidos, en este día gozoso de la Pascua, a celebrar la Resurrección


del Señor. Jesús, el crucificado, vive ahora para siempre: ha resucitado. Su paz, su gracia,
su amor inmenso, su vida que es nuestra vida, estén con todos ustedes.
 
MONICIÓN DE ENTRADA
Feliz Pascua de Resurrección, Hermanas y Hermanos. Jesucristo, nuestro Señor, ha
resucitado y vive para siempre. Anoche, en la Vigilia Pascual, bendecíamos el agua y el
fuego, símbolos de la nueva vida de Cristo resucitado. Hoy tenemos agua nueva para el
bautismo, que es principio de una vida nueva para quien lo recibe en nombre de Jesús; y un
fuego nuevo, el del Cirio Pascual, que iluminará nuestro camino renovado hacia el Reino de
Dios. Lo más importante ahora es recordar y celebrar la Resurrección del Señor que nos
está invitando a ser personas nuevas, con la mirada puesta en lo alto donde está Jesús
Resucitado. Con El vivimos nuestra fe, esperanza y amor cristianos. Celebremos con gozo
esta Eucaristía.

RENOVACIÓN BAUTISMAL
Sac.: Jesús resucitado nos ha dado su misma vida mediante el Bautismo. Lo renovamos
hoy, con las mismas promesas y con la aspersión del agua. 
Declaremos, pues, públicamente, nuestra renuncia a todo lo que se opone a la vida nueva de
Jesús.
Sacerdote: ¿Renuncian al pecado, al mal, a la injusticia, a la violencia y al egoísmo?
Todos: Sí, renunciamos.
Sacerdote: ¿Renuncian a la envidia, al odio, a la pereza, a la cobardía, a la tristeza, a la
desconfianza, a la falta de fe, de esperanza y de caridad?
Todos: Sí, renunciamos.
Sacerdote: ¿Renuncian a creerse los mejores, a pensar que ya son cristianos del todo, a
quedarse en las cosas y medios y no ir a Dios?
Todos: Sí, renunciamos

ASPERSIÓN. (Se asperja a los fieles con el agua bendita)


 
CANTO ALUSIVO AL BAUTISMO
 
GLORIA CANTADO:
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Cantemos a Dios que ha resucitado a su Hijo de entre los muertos.

LITURGIA DE LA PLABRA
Monición a la Primera Lectura
Los primeros discípulos confiesan que Jesús fue ungido por Dios y pasó haciendo el bien:
nada de fórmulas elaboradas, ni abstractas, sino experiencia y vida. Por su entrega murió en
un madero pero Dios lo resucitó. Y ahora nos toca a nosotros ser testigos de la
Resurrección del Señor. Escuchemos.
Lectura de los Hechos de los Apóstoles
En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo: “Ya saben ustedes lo sucedido en toda
Judea, que tuvo principio en Galilea después del bautismo predicado por Juan: como Dios
ungió con el poder del Espíritu Santo a Jesús de Nazaret y cómo éste pasó haciendo el
bien, sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él. Nosotros
somos testigos de cuanto él hizo en Judea y en Jerusalén. Lo mataron colgándolo de la
cruz, pero Dios lo resucitó al tercer día y concedió verlo, no a todo el pueblo, sino a los
testigos que él de antemano había escogido: a nosotros, que hemos comido y bebido con él
después de que resucitó de entre los muertos. El nos mandó predicar al pueblo y dar
testimonio de que Dios lo ha constituido juez de vivos y muertos. El testimonio de los
profetas es unánime: que cuantos creen en él reciben, por su medio, el perdón de los
pecados”.
Palabra de Dios.
TODOS: Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
R/. Este es el día del triunfo del Señor. Aleluya

L. Te damos gracias, Señor, porque eres bueno, porque tu misericordia es eterna.


Diga la casa de Israel: su misericordia es eterna / R

L. La diestra del Señor es poderosa, la diestra del Señor es nuestro orgullo.


No moriré, continuaré viviendo para contar lo que el Señor ha hecho / R

L. La piedra que desecharon los constructores, es ahora la piedra angular.


Esto es obra de la mano del Señor, es un milagro patente / R

Monición a la Segunda Lectura


En Cristo Resucitado todos hemos resucitado, todos recibimos la vida. Total identidad de
Jesús con los seres humanos que nos hace participar de tanta grandeza. Y esa relación entre
Jesús y los hombres nos tiene que llevar a una vida nueva, a buscar lo que Él buscó: el
servicio, la entrega, la solidaridad. Escuchemos.
Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Colosenses
Hermanos:
Puesto que ustedes han resucitado con Cristo, busquen los bienes de arriba, donde está
Cristo, sentado a la derecha de Dios; pongan todo el corazón en los bienes del cielo, no
en los de la tierra, porque han muerto y su vida está escondida con Cristo en Dios.
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Cuando se manifieste Cristo, vida de ustedes, entonces también ustedes se manifestarán
gloriosos, juntamente con él.
Palabra de Dios
TODOS: Te alabamos, Señor.

SECUENCIA
Antes de leer el Evangelio escuchamos la “secuencia”, es decir, un antiguo cántico que
conmemora la alegría de la victoria del Señor resucitado.

LECTOR:
Ofrezcan los cristianos ofrendas de alabanza a gloria de la Víctima propicia de la Pascua.
Cordero sin pecado que a las ovejas salva, a Dios y a los culpables unió con nueva
alianza.
Lucharon vida y muerte en singular batalla, y, muerto el que es la Vida, triunfante se
levanta.
«¿Qué has visto de camino, María, en la mañana?» «A mi Señor glorioso, la tumba
abandonada, los ángeles testigos, sudarios y mortaja. ¡Resucitó de veras mi amor y mi
esperanza!
Vengan a Galilea, allí el Señor aguarda; allí verán los suyos la gloria de la Pascua. »
Primicia de los muertos, sabemos por tu gracia que estás resucitado; la muerte en ti no
manda.
Rey vencedor, apiádate de la miseria humana y da a tus fieles parte en tu victoria santa.

Monición al Evangelio
Escuchamos ahora la proclamación del Evangelio, que narra la primera experiencia de
María Magdalena y de otros discípulos al encontrar vacío el sepulcro de Jesús; la duda no
deja descubrir el misterio, pero todos los indicios llevan a descubrir que cuanto había dicho
Jesús se ha hecho realidad. Jesús no está muerto, ha Resucitado. Escuchemos con atención
al anuncio salvador que nos ofrece el Evangelio de hoy.

Proclamación del santo Evangelio según San Juan


El primer día después del sábado, estando todavía oscuro, fue María Magdalena al
sepulcro y vio removida la piedra que lo cerraba. Echó a correr, llegó a la casa donde
estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo:
“-Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo habrán puesto.”
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos iban corriendo juntos,
pero el otro discípulo corrió más aprisa que Pedro y llegó primero al sepulcro e
inclinándose, miró los lienzos puestos en el suelo, pero no entró. En eso llegó también
Simón Pedro que lo venía siguiendo y entró en el sepulcro. Contempló los lienzos puestos
en el suelo y el sudario, que había estado sobre la cabeza de Jesús, puesto no con los
lienzos en el suelo, sino doblado en sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo,
el que había llegado primero al sepulcro; y vio y creyó, porque hasta entonces no habían
entendido las Escrituras según las cuales Jesús debía resucitar de entre los muertos.
Palabra del Señor.
TODOS: Gloria a ti, Señor Jesús.

HOMILIA
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PROFESIÓN DE FE:
Hermanos, en este día de Pascua, renovamos todos juntos el compromiso de nuestra fe
bautismal.
Sacerdote: ¿Creen en Dios, Padre Todopoderoso, creador del cielo y de la tierra?

Todos: SÍ, CREO.

Sacerdote: ¿Creen en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que nació de Santa María
Virgen, murió, fue sepultado, resucitó de entre los muertos y está sentado a la derecha del
Padre?

Todos: SÍ, CREO.

Sacerdote: ¿Creen en el Espíritu Santo, en la Santa Iglesia Católica, la comunión de los


Santos, el perdón de los pecados, la resurrección de los muertos y en la vida eterna?

Todos: SÍ, CREO.

Sacerdote: Esta es nuestra fe, y es una alegría poder proclamarla a viva voz y todos juntos.
AMEN.

ORACIÓN DE LOS FIELES:


Sac.: Oremos a Jesús Resucitado, vida para la humanidad entera. Después de cada oración
respondamos diciendo: CRISTO RESUCITADO ESCUCHA NUESTRA ORACIÓN.
1. Por la Iglesia, de la cual todos formamos parte, para que sea fiel reflejo y testimonio
del amor de Jesús Resucitado en medio del pueblo. Oremos.
2. Para que haya progreso, paz y bienestar, fraternidad y justicia en todos los pueblos
de la tierra. Oremos.
3. Para que los cristianos y todas las personas de buena voluntad sepamos estar a favor
de los pobres, los débiles, los que son tratados injustamente, los que sufren
discriminación o violencia. Oremos.
4. Para que la gracia de Dios descienda abundantemente sobre los que en este tiempo
de Pascua recibirán el bautismo o la confirmación. Oremos.
5. Para que Jesús resucitado fortalezca la fe y la esperanza de todos los que hoy, en el
mundo entero, celebramos su victoria. Oremos.
6. Para que Cristo siga conquistando el corazón de muchos jóvenes y dejándolo todo
puedan seguirlo en la vida sacerdotal o religiosa, entregando la vida por el
Evangelio. Oremos.
7. Por la paz del mundo, en especial por la paz de nuestra Patria Venezuela, para que
todos sepamos aunar esfuerzos para lograr la unidad que tanto deseamos. Oremos.
8. Para que la Misión Continental Evangelizadora nos lleve a todos a abrir el corazón a
Jesucristo, para ser discípulos y misioneros en la Iglesia. Oremos.

Sac.: Jesús resucitado, escucha nuestra oración. Tú, Señor, que vives y reinas...

PADRE NUESTRO:
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El Espíritu que resucitó a Jesucristo ora en nosotros; con su fuerza, nos atrevemos a
decir: Padre Nuestro...

SIGNO DE PAZ:
Con el deseo de ayudarnos a compartir la alegría pascual, démonos fraternalmente la paz.

ORACIÓN DE ACCIÓN DE GRACIAS (Después de la Comunión)


Te bendecimos, Padre por la resurrección de Jesús, tu Hijo, mientras nosotros peregrinamos
como tu pueblo errante por el desierto, atisbando la aurora y saludando nuestra liberación.
Ésta es la nueva humanidad que nace con Cristo resucitado, el hombre nuevo, el viviente, el
vencedor de la muerte. Haznos, Señor, hombres y mujeres nuevos, para que, según tu
mandato, podamos ser testigos de tu resurrección y mostrar a los demás que el hombre y el
mundo nuevos son posibles. Para eso, vence nuestra apatía con la fuerza del Resucitado;
entonces creeremos eficazmente y quedaremos asombrados de lo que tu Espíritu puede
realizar en y por nosotros. Amén.

ORACIÓN Y BENDICIÓN SOLEMNE


 Dios Padre que por la Resurrección de Jesús nos ha salvado y hecho hijos, nos llene
de sus bendiciones. Amén.

 Y ya que por esta salvación hemos recibido la libertad sin fin, por su bondad
podamos un día vivir para siempre junto a Él. Amén.

 Y como al confesar esta fe hemos resucitado todos con Jesús en el bautismo, con
nuestro obrar seamos testigos de Dios. Amén.

Y que la bendición de Dios que es Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre nosotros y
siempre nos acompañe. Amén.

MONICIÓN DE DESPEDIDA:
Vayamos, hermanos, por el mundo anunciando el amor, mensajeros de la Vida, de la Paz.
Cristo vive y camina con nosotros. Nos acompaña su Espíritu, todos los días, hasta el fin
del mundo. Hemos resucitado con Cristo. Felices Pascuas de Resurrección a todos ustedes,
a sus familiares y a la nuestra gran familia parroquial.

DESPEDIDA. 
Hermanos, anuncien a todos la alegría del Señor Resucitado. 
Pueden ir en paz, ALELUYA, ALELUYA.
 
AVISOS PARROQUIALES
135

RITO DE BENDICION DE UNA CASA


SACERDOTE: Nos ponemos en la presencia del Señor, en el nombre del Padre, del Hijo y
del Espíritu Santo.
TODOS: Amén.
SACERDOTE: Que nuestro Señor Jesucristo, nos conceda por su Espíritu, la Gracia de
compartir junto a El la bendición de esta casa.
TODOS: Amén.
SACERDOTE: Queridos hermanos, dirijamos nuestra ferviente oración a Cristo, que quiso
nacer de la Virgen María y habitó entre nosotros, para que se digne entrar en esta casa y
bendecirla con su presencia. Cristo, el Señor, está aquí, en medio de ustedes, fomente su
caridad fraterna, participe en sus alegrías y los consuele en las tristezas. Y ustedes, guiados
por las enseñanzas y ejemplos de Cristo, procuren, ante todo, que esta casa que hoy
bendecimos sea hogar de caridad, desde donde se difunda ampliamente la fragancia de
Cristo. 
SACERDOTE: Escuchemos ahora las palabras del Evangelio según San Lucas (Lc 19,1-
9).
"En aquel tiempo, Jesús fue a la ciudad de Jericó y caminaba por las calles. Había allí
un hombre llamado Zaqueo, que era el jefe de los publicanos y hombre muy rico. Sentía
mucha curiosidad por ver a Jesús, pero no podía a causa de la gente, porque era de
baja estatura. Se adelantó corriendo y se subió a un árbol para verlo, pues iba a pasar
por allí. Cuando Jesús llegó a aquel sitio, alzando la vista, le dijo: ‘Zaqueo, baja pronto
porque conviene que hoy me quede yo en tu casa’. Se apresuró a bajar y lo recibió con
alegría. Al verlo, todos murmuraban diciendo: ‘Ha ido a hospedarse a la casa de un
hombre pecador’. Zaqueo, puesto en pie dijo al Señor: ‘Daré la mitad de mis bienes a
los pobres, y si en algo defraudé a alguien, le devolveré cuatro veces más. Jesús le dijo:
‘Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque también éste es hijo de Abraham’". 
Palabra del Señor.

SALMO: EL SEÑOR NOS CONSTRUYA LA CASA


L. Si el Señor no construye la casa, en vano se cansan los albañiles;
Si el Señor no guarda la ciudad, en vano vigilan los guardianes.

L. Es inútil que madruguen, que velen hasta muy tarde,


Comiendo el pan de sus fatigas. ¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!

L. La herencia que da el Señor son los hijos; una recompensa, el fruto del vientre:
Como flechas en las manos del guerrero, así son los hijos de la juventud.
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ORAC ION UNIVERSAL:


SACERDOTE: Con ánimo agradecido y gozoso invoquemos al Hijo de Dios, Señor del
Cielo y de la tierra, que hecho hombre, habitó entre nosotros, y digamos: "Quédate con
nosotros, Señor".

 Señor Jesucristo, que con María y José santificaste la vida doméstica, ven a vivir
con nosotros en esta casa para que te reconozcamos como huésped y te honremos
como cabeza. Oremos.
 Tú, por quien esta casa cobra sentido, y se va levantando hasta formar un templo
consagrado, haz que los habitantes de esta casa se vayan integrando en la
construcción, para ser morada de Dios, por el Espíritu. Oremos.
 Tú, que enseñaste a tus fieles a edificar su casa sobre piedra firme, haz que la vida
de esta familia se apoye firmemente en tu Palabra y, evitando toda división, te sirva
con generosidad y de todo corazón. Oremos.
 Tú, que careciendo de morada propia, aceptaste con el gozo de la pobreza la
hospitalidad de los amigos, haz que todos los que buscan vivienda encuentren, con
nuestra ayuda, una casa digna de este nombre. Oremos.
 Tú, que siendo Dios te hiciste servidor de todos, ayuda a esta familia para que en
ella reine la armonía y la paz que solo Tú puedes regalarnos. Oremos.

ORACION DE BENDICION
SACERDOTE: Asiste Señor a estos servidores tuyos, que al ofrecerte hoy su vivienda,
imploran humildemente tu bendición, para que, mientras vivan en ella, sientan tu presencia
protectora; cuando salgan, gocen de tu compañía; cuando regresen, experimenten la alegría
de tenerte como huésped, hasta que lleguen felizmente a la estancia preparada para ellos en
la casa de tu Padre. Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos.

TODOS: Amén

SACERDOTE (Mientras rocía las distintas áreas de la casa con el agua bendita):
Bendice Señor esta casa y a los que en ella habitan, en el nombre del Padre, del Hijo y del
Espíritu Santo.

TODOS: Amén.

ORACION FINAL
SACERDOTE: "Hoy ha llegado la salvación a esta casa". Dios ha venido hoy a nuestra
casa, y quiere quedarse con nosotros. Vamos a dar gracias a Dios por ser una familia
cristiana. Rezamos el Padrenuestro.

TODOS: Padre nuestro...

SACERDOTE: Y vamos a saludar también a nuestra Madre, la Virgen María, la Madre


que Jesucristo nos regaló, para que ella también habite en nuestra casa y los proteja bajo su
manto.

TODOS: Dios te salve, María...


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SACERDOTE: Te pedimos Señor, que esta familia viva siempre unida en la fe y en el
amor, cumpliendo tus mandamientos y sirviendo a los hermanos. Y te pedimos que
derrames sobre nosotros tu bendición en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

TODOS: Amén.

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