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Conferencia en el Terciario

1- Captatio: búsqueda de identidad biológica (diario)


2- Búsqueda de identidad ontológica: La verdad sobre el origen. De dónde vengo?

Las preguntas de fondo que caracterizan el recorrido de la existencia humana: ¿quién soy?
¿de dónde vengo y a dónde voy? ¿por qué existe el mal? ¿qué hay después de esta vida? Estas
mismas preguntas las encontramos en los escritos sagrados de Israel, pero aparecen también
en los Veda y en los Avesta; las encontramos en los escritos de Confucio e Lao-Tze y en la
predicación de los Tirthankara y de Buda; asimismo se encuentran en los poemas de Homero
y en las tragedias de Eurípides y Sófocles, así como en los tratados filosóficos de Platón y
Aristóteles. Son preguntas que tienen su origen común en la necesidad de sentido que desde
siempre acucia el corazón del hombre: de la respuesta que se dé a tales preguntas, en efecto,
depende la orientación que se dé a la existencia1.

Es una tendencia humana. Cuando Santo Tomas estudia la ley natural, se pregunta por las
tendencias naturales más profundas del hombre para llegar a realizarse como un hombre: es un
deber de su naturaleza, de la que luego salen derechos. Los derechos se fundan en una
obligación: la obligación de cumplir con mi fin natural.

El orden de los preceptos de la ley natural sea correlativo al orden de las inclinaciones
naturales. Y así encontramos, ante todo, en el hombre una inclinación que le es común
con todas las sustancias, consistente en que toda sustancia tiende por naturaleza a
conservar su propio ser. Y de acuerdo con esta inclinación pertenece a la ley natural todo
aquello que ayuda a la conservación de la vida humana e impide su destrucción. En
segundo lugar, encontramos en el hombre una inclinación hacia bienes más
determinados, según la naturaleza que tiene en común con los demás animales. Y a tenor
de esta inclinación se consideran de ley natural las cosas que la naturaleza ha enseñado a
todos los animales, tales como la conjunción de los sexos, la educación de los hijos y
otras cosas semejantes. En tercer lugar, hay en el hombre una inclinación al bien
correspondiente a la naturaleza racional, que es la suya propia, como es, por ejemplo, la
inclinación natural a buscar la verdad acerca de Dios y a vivir en sociedad.2

Hay una inclinación natural a buscar la verdad acerca de Dios. Por lo tanto surge
un derecho, que se me deje buscar esa verdad.
Todos los hombres, conforme a su dignidad, por ser personas, es decir, dotados de razón y de
voluntad libre, y enriquecidos por tanto con una responsabilidad personal, están impulsados
por su misma naturaleza y están obligados además moralmente a buscar la verdad, sobre
todo la que se refiere a la religión. (Dignitatis Humanae, 1)

1
Juan Pablo II, Fides et ratio, 1
2
Santo Tomas, Suma Teológica, I-II, 94, 2
2

Todos los hombres están obligados, a buscar la verdad. Por eso, surge un derecho.
El derecho a que se la muestren y se les deje Todo hombre tiene derecho a conocer la
verdad.
Dice Juan Pablo II:

“Todos buscan la verdad acerca de Cristo, aunque a veces de manera confusa, y tienen el
derecho a conocer el valor de este don y la posibilidad de alcanzarlo. Significa para nosotros
una responsabilidad.

Por eso tenemos que empezar a bregar. No importa donde esta esa verdad
salvadora sino que se abran las puertas a la pregunta.

Si la verdad está en Cristo.


En este sentido afirmaba Pablo VI: “Todos los hombres tienen derecho a conocer la
riqueza del misterio de Cristo, en quien toda la humanidad puede encontrar, en plenitud
todo lo que busca a tientas acerca de Dios, del hombre y de su destino, de la vida y de la
muerte, de la verdad. Por eso, la Iglesia mantiene vivo su empuje misionero e incluso
desea intensificarlo en un momento histórico como el nuestro.” 3 Por otro lado, como dice
el Concilio: “TODOS los hombres tienen la obligación moral de buscar la verdad, sobre
todo la que se refiere a la religión. Están obligados, asimismo, a adherirse a la verdad
conocida y a ordenar toda su vida según las exigencias de la verdad”.4

La verdad acerca de Dios se impone por sí mismo. Todos los hombres están
abiertos:
Existe ya en las personas .., por la acción del Espíritu, una espera, aunque sea
inconsciente, por conocer la verdad sobre Dios, sobre el hombre, sobre el camino que
lleva a la liberación del pecado y de la muerte. El entusiasmo por anunciar a Cristo deriva
de la convicción de responder a esta esperanza.

En conclusión

La escuela que no esta abierta no esta cumpliendo con su cometido. Una escuela que no se
deja preguntarse sobre la verdad mas importante, no merece el termino de escuela, si
atendemos a lo que escuela significa. Como decía Pieper:

“Es necesario una “escuela” entendida en sentido originario especial de la palabra sxolh/ (
scholee= ocio ), que significa en medio de la sociedad humana, que tiene que existir un
espacio preservado en el que se acallen las exigencias de las necesidades y de la existencia,

3
Pablo VI, Exh. Ap. Evangelii nuntiandi, 42
4
Declar. Dignitatis humanae, sobre la libertad religiosa, 2.
3

un espacio que este resguardado frente a los fines y sujeciones de lo práctico y a cuyo abrigo
puedan tener lugar al enseñanza y el aprendizaje sin ser molestados, como un preocuparse en
general de “ nada más que la verdad” 5

5
Josef Pieper, “Filosofía medieval y mundo contemporáneo”

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