Está en la página 1de 114

Eve Kosofsky Sedgvvlck

Traducción de Maria José Bdbel Hul1ejüs y Rocío Martinez Rancc10


Edición de l'vlaría José Belbcl Rullejos

Estudios de
'
Genero -
-
-m @II
Pul¡licado por Editorial /dpuerto, Madrid, en 201S. Edición a ¡;argo de IV!<:lrÍ<-l José Bclhc1
Hllllcjos dcnüo de la wlección Estudios de Género, TTadueóól1 de TouclúngFcelinp;. -'1/fó:t,
Pcdop;OKIJ, Pe¡./nrmativity de EH' Kosofsky Sedg-,vi¡;k publicado por Duke Uniwrsity Press,
Durharn y Londres, en 200,'].

La trauucción de este libro fue realú,aeb por María José Belbel Bullejos y Rocío l'vlartÍnez Raneclo
(capítulos i y 2) Y la colaboración ue José IVlanuc1 Bueso enl" edición de "los te.\."tos.

Agrade¡;emos especialmente el apo:-:o de Tamara Diaz Bl'ingas, Hal Sedg,vich, Diane Gwssé, Clau-
dia Conson, l'vfichae1 Moon, Jonathan Coldherg, María Unceta, Isiar Rozas, Julia Nfof(ludeira, PamTWoMo
NJ arllleJ Segade, Diego del Pozo, Sally Gutié.uez, Orestes Hmtado, Alicia Pinleuo, fi...mpaHl Badio-
COli Ini "J'idfculo a.'mor
la, Jorge Carda Cila, Jesús Gil Hernúndcz, Césrrr R Altable, Susana Talayero, Azucena Vieites,
Joaquín Vázquez, Fernando Helbel Laynez y Paloma Uría para llevar a caho esle pro.yedo.

El epígrafe del principio de "Interludio, Ped[lg-ó.~ico" se titula "La Esperanza" y SE' encuentra en
The Complele Poems de Randan Jarrc11.

Imagen de portada de Judith Smtt © 1!:J!:J!:J de Lean Borensztein, reproducida g;racias al amable
permiso de su autor.
Texto Ce) 2003 por Eve Kosofsky Sedg"\\ick
CopyTight de la traducción Ce) María José BelbeJ Bullejos y Iludo .:\lartínt,z Rancdo, 2018.
Copyright del prólogo a la edícióll española © María José Bclbcl Bullejos, 2018,

Ellihro fue diseñado por ferranEI0Lro Studio eH l\Jedellín, Colombia, e impreso por A6'110grar
lmpressors en Barcelona, España.

ISBN 978-84-381-0511-5

Distribuido por LJDL Libros, i\zuqueea de llenares.


\\'\vw.udllibros,l'om

TodosloH dereclws reservados: ninguna parte de este libro puede ser reproducida en cualquiCl'
medio, por imprcsión,fotocopía o cualquier olm medio., !>in el permiso por cscrito del editor,

li
11
1I
!:ti
ti
Vll Prólogo: un sentido de posibilidad

ni Agradecimientos

3 IntTotlucdón

29 Inte.dudio, pedagógico

39 CAPÍTULO UNO
Vergüenza) teatralidad y pClformathidad qnecr: El arte de la novela de
Henry J ;:U11CS

71 CAPíTULO DOS
En torno al perfonnativo: vecindades periperformati"v'as en la narrativa
del siglo XIX

97 CAPÍTULO TRES
La vergüenza en el pliegue cibernético: una lectura de SHvan TOlukins
(escrito COI1 Adam Frank)

129 CAf'ÍTULO CUATRO


Lectura paranoica y lcctura rcparadora, 0, CTCS tan p~H'anoico)
que quizás pienses que este text.o se refiere a ti

159 C/\PíTULO CINCO


La pedagogia del budismo

189 Bibliografía

197 Índice
10 Introducción Introducción 11

un análisis del matrimonio burgués y 1a propiedad de los esclavos reducidos Las ta\es conlO la geografía y la antropología, cuen-
a la condición de bienes sen1ovicn1J:cs COlTIO dos versiones del teatro amb-u-
J tan con la ventaja d.e que penniten dar enfoques ecológicos o sistémicos a temas
lante -del proscenio "'viajero- en el gÉnero narrativo del siglo XTXo tales cmno la identidad Por ejemplo, en su irf\/estigación J.110-
theT Cam:p (1972), dedicada a los transfllnnistas masculinos estadounidenses)
la antropóloga Esther Nc"\?vton incluyó los planos de los locales de dos clubs
Más allá drago Los planos forman parte de los datos del trab.aJo de car:n]Jo de los espedá-·
culos que se nevaban a cabo en cada locaL y uno de los elelTICl1tos lnás potentes
Ya he indicado que, a pesar de su interés en la performathidad) la. orientación de su análisis espacial tan preciso consiste en dar cuenta, de for-ma e::\--trernada-
de los ensayos de Tocar lafibra no pretende sacar a la luz fonnas residuales de mente perspicaz de la multiplicidad de interacciones que se dan entre la gente
J

esenc1alis-mo agazapadas detrás de 111odos de análisis en apariencia no esencia- que se encuentra ':iunto a" otra en un 1uga'L De este rnodo) mientras que en
listas. Ni tampoco pretende desentrañar pulsloncl:i inconscientes ni elementos cierto tipo de representaciones un artista está solo en el escenario y cuando ésta
cOlnpulsivos subyacentes al juego aparente de las fonnas literarias Ni desen-
o finaliza no se 111ezcla con el pú.blico, el artista de atTa representación interactúa
mascarar fuerzas históricas opresivas y"violentas canl.ufladas bajo un pretexto en todo m.01llento con el director del grupo musical, el encargado del club) los
estético liberal-progresista. micmbros del público y con otros artistas más jóvenes o Inás mayores, tanto
Sin pretender devaluar dichas prácticas criticas, en estc proyecto he in- an1ateurs COlno profesionales, que van poniéndose o quitándose distintos tipos
tentado adentranne en algunas vías en torno al concepto de profundidad u de atuendos drago El efecto subraya la constante consideración de NC'"\i\-1on de
ocultación, a los que les sigue proverbialmente un desvelamiento dramático, que el drug es .más un sistenla heterogéneo que un solo tipo de acto, un terreno
algo que ha sido un elemcnto muy básico en el trabajo teórico nevado a cabo en ecológico cuya relacionalidad intensiva y definitoria es interna, a la vez que va
las cuat.ro últimas décadas. Resulta dificil separarse de debCfjo de y de detrás de, dirigida a las normas que pretcnde desafiar. Adelnás cuando Bl1tler se vale de
j

pero lnucho lnás distanciarse un poco de más allá de, en partkular del gesto la investigación de N C\vton en la parte final de El p;éncro en disputa, el eshulio
autoritario de "eonminar a" realizar una práctica crítica que se perfeccione rá- ecológico del espacio se desplOll1a en beneficio de un énfasis temporal sobre el
pidamente o que sea revolucionaria y que solo se puede "\ishnnhrar. género en tanto "repetición estilizada" y "una tenlPoralklad social" (140-141).
En su lugar, como el propio título sugiere, la preposición más destacada Con la pérdida de ]a espacialidad) sin embargo) el campo internarnente cO.m-
de Tocar la fibra quizás sea junto a. Al invocar un interés deleuziano en las pIejo de la perfonnance drag sufre una simpli"ficadón y reificación que parece
relaciones entre planos, la posicionalidad irreductiblelnente espacial de junto inevitable. De hecho, creo que la pérdida de esta d.imensión espacial puede ex-
a quizás también pueda ofrecernos alguna resistencia útil a la facilidad con la plicar por qué entre las personas que leyeron esta obra nada más publicarse,
que 'más allá de y debajo de nlodifican su descripción espacial y sc convierten en muchas interpretaron de {onl1a equivocada el debate qne proponía Euder y
narraciones implícitas de origen y finalidad respectivam.cnte. creyeron que la autora estaba prescribiendo un yoluntarismo silnpHsta. A pesar
Adernás,junto a también es una preposición muy interesante porque no de que el pensamiento ten1poral y espadal en realidad. nunca son alternativas
hay nada esencialmente dualista en ella; un conjunto de e1clnentos pueden es- excluyentes) en Toca!" lajibrn he intentado rechazar una tendencia de la profe-
tar unos alIado de los otros, aunque no en un número infinito. Junio a tanlbién sión que suele descuidar la rica dimensión espacial
nos provee de un saludable agnosticismo en relación a varias lógicas lineales
que refu.erzan el pensmuiento dualista: la no contradicción, la ley de las franjas
intermedias c-xcluidas', de la causa en relación al efecto, del sqjeto frente al ob-
jeto. Su interés, sin e.mbargo, no depende de una fantasía igualitaria nlctonÍmi-
ca ni siquiera. ilnplica unas relaciones pacificas, como cualquier niña o niño que Los chistes que lnás recuerda la gente son aquellos que no acaban de entender.
haya cmnparticlo cama con un hermano sabe. Junto a incluye una anlplia ganla Creo que Tocar lafibra despliega una relación sem~iante con respecto al pri-
de deseos; de identificación, de representación, de rechazo, de establecimiento lner volumen ue La historia de la sexualidad de Foncault, Dicho volumen me
de paralelismos, de diferenciación, de rivalidades, de ser proclive a, de apoyo, recuerda a tul chiste por lo prometedor y económico de su argumentación; Ini
de sesgo, de imitación, de separación, de atracción, de agresión, de distorsión y sensación de no acabar de entenderlo se debe a que su nJ.lmna elegancia i:rnpidc
otras relaciones. tall1bién que dicha promesa sea realizable.
Capitulo dos

Sin embargo, en un sentido más amplio, no podemos dedicar


-no podemos consagrar-, no podemos glorificar este suelo,
- ABll,"-I-IA:VI UNCOJ.N, "Discnrso de Gettysburg"

"Sin ernhargo, en un sentido más amplio, no podemos dedicar -no poden10s


consagrar-, no podemos glorificar este sudo", Elllpiezo con esta frase por tratar-
se de uno de ¡os ejemplos ]nús cOlloddos de un tipo de enunciado, en reaHdad
harto C0111lm, sobre el que parece que valdría la pena una reflexión rnás profun-
da. Los enunciados que vaya esrudiar en este capitulo no CUJllplen las üondicio-
nes que el filósofo británico J.L Austin CA1Jl1S0 en su descripción clásica de JOS así
Humados 'enunciados perforn1ativos explícitos', en un sentido estricto dd tér:mi-
noo En su libro CáTno hacer cosas .con palahrC4C:;, Austin ilustra esta clase de enun-
ciados mediante una constelación de oraciones en prilnera persona del singular
del presente de indicativo de la voz activa) sobre las cuales dice: "parece claro
que enunciar la proposición (por supuesto que en las circunstancias apropiadas)
DO es describ'iT lo que hago [una cosa] L.,] ni enunciar que lo estoy haciendo, es
hacerlo" (Austin 1970: 6)0 Los ~jemplos de lo pelformativo en Austin incluyen:
"pron1cto"J "apuesto", "lego") ''bautizo'', "pido disculpas", "reto" y "sentencio a".
Conlo digo las oraciones -simples o complejas- que voy a considerar en
J

este capítulo no pertenecen a esta categoría de enunciados. Su rasgo distinti-


"vo) por contra, estriba en que aluden a enunciados pcrformativos CX1Jlícitos,
es decir: no "dedicamos aquí" o "consagramos aquí", sino "no podcmDs dedi-
car", "no podcnws consagrar". Es precismnente porque describen o se refieren
a oraciones perforn11:üivas eX1JHdtas) Yporque en ocasiones incluso las niegan j

por lo que estos enunciados no pelienecen a la citada categoría; de este rnodo j

cnunciados tales como "nos electriza dedicar este suelo" o "nos habría gustado
dedicar este suelo" tampoco son perforrnativos, aunque -o, según yo sugiero,
justo porquc- se refieren explícitamente a enunciados pelformativos explíci-
tos. JVle dispongo incluso a cOll1ctcr el austinúrmo de acuñar un nuevo término
para el tipo de enunciados que estoy describiendo: propongo aquí llanlaT10s
"periperfonnativos", lo cual significa que, aun no siendo en si IDisnms per-
for:mativos, tr[1fr.cn de los enunciados perforn1ativos y, para hablar con mayor
propiedad, se agrupan en el entorno de los enunciados performativos.
72 En torno al performativo: vecindades periperformativas en la narrativa del siglo XiX En torno al performalivo: vecindades periperformativas en la narrativa dei siglo XIX 73

¿Dónde ratucaría el interés de I"eagrupnrlos as'Í'? Conw argUJmenté en BJodo de la tácita ,delnarcac.ión del de una tercera persona (1e] plural,
mi introducción, d silnple hecho de reintroduc1r la espacialidad en conceptos de un "ellos/ellas" -testigos-) estén o no literalmente presentes. A] retarte Ji
que, en general, se abordan desde el ángulo ele ]0 ternporal podria ser un valor cometer alguna acción terneraria (o de lo contrario a exponerte a aparecer)
en si luismo, Las importantes discusiones sobre la perfonnati-v1dadl planteadas 'vamos u suponer a moelo de eje:mplo¡ Comü cobarde) yo (singu1ar hipotético)
por Jacques Derrida y Judith Ende!", por t:jenlplo, tienden EL proceder median- estoy pidiendo) necesariamente) el consenso ante la mirada de otros, pues es
te d análisis de la complejidad tenlporal de lo performativo: H:erabilidad, cita- ant.e sus ojos donde tú. te aniesgas a aparecer como un cobaTde. Y de igual
bi1idad la. idea del
J
sieInpre" / "siempre de anten1ano" (ahoays alreudy)) y suerte, es porque y en tanto cmnpart:en conmigo e1 desprecio cobarde, por lo
todo un 'valioso repertorio de llnovin1icntos conceptuales que entretejen futuro que esas terceras personas se ven intel1Jcladas, con o sin su consentimiento,
y pasado como la lanzadera de un telar. En cmnbio el carácter local de lo peri-
J por el acto que he realizado a] retarte.
performativo se inscribe en una n1etaforicidad dc 10 espacial. Los enunciados Ahora bien) supuesto que existan y están presentes, esas personas pue-
peripelforll1ativos no solo tienen que ver con los enunciados pclformativos den tener interés en sandonar la cobardía, o pueden no tenerlo, Es :más, pue-
en un scntido referencial; sino que se agrupan en torno a ellos, se encuentran de que tm,11bién sean cobardes y sientan orgullo de serlo. Pucde que deseen
en sus inmediaciones, pegados a ellos o agolpados contra eHos: residen en el oponerse activa.mente a un orden social basado en el desprecio a los cobarcleso
vecindario de 10 pelformativo, Como los veeindarlos en los anuncios inlTIobi- Otra opción sería que fueran escépticos respecto a .mi posicionanliento en esta
liarios, los vecindarios pcripefor:mativas cuentan con centros prestigiosos (el incesante guerra contra los cobanles: puede que no les venga bien dejarme a
enunciado pelformativo ex}}licito), pero no con circunferencias estables; aún lnÍ d arbitraje; puede que sospechen que yo tanlbién tiendo a ser cobarde y
así, el prestigio del centro se e:;.,.rtiende de forma desigual, e iguahnente inlpre- que, tal vez por eEo, lne siento i.mpulsado a cOlnprobar el coeiente cobanle de
decible, sobre el resto del vecindario. otros. Por ese motivo, tú luismo) la persona retada) puedes conlpartir con cUas
Resulta tentador recurrir a] registro espacial para intentar re-figurar al- cierta actitud de escepticiSlTIO sobre ese particular, e incluso puedes poner en
gunas de las cuestiones nlás arduas, de entre aquellas que en las discusiones duda SLl propia autoridad para cla.sificarte en la escaJa de ~a cobardía) o puede
'filosóficas sobre la propia perfonnatividad se han venido fo:n1Tulando hasta quc no tengas interés en eHo.
la fecha en términos exclusivamentc temporales; cuestiones tales como, por Por ID tanto) "te reto" ill1pHca la presunción -pero solo la presunción- de
ejemplo, la intención, el uso o la relación entre lo ilocutivo y lo perlocutivo. un consenso entre el quc habla y los testigos y, hasta cierto punto, entre dlos
Una perfonnatividad espacializada y local puedc ofrecer también herralnien- yel destinatario del reto. La presunción se encarna en la falta de una fónnula
tas nuevas para establecer recorridos bidireccionales entre la teoría del acto de respuesta negativa al hecho de ser retado o interpelado cmno testigo de un
dc habla y la pcrformance drarnatúrgica; ideahnente, permitiría incluso abrir reto: retar es un penormativo explícito; no ser retado, no retarse a sí mismo o
un espacio para hablar de la afecti'vidad pcrformativa) evitando rcintroducir a otro, es más probable que tome la forma de una expresión periperformativa:
falacias intencionales o descriptivas . .tvIe parece también que este marco es- No acepto el reto, ¿Quién eres tú para rctanne'? ¿,A quién le importa a qué me
pacializado "en torno a lo perfonnativo" nos permitiría anlpHar el concepto quieTas retar? La fascinante y poderosa categoría de enunciados pClformati-
althusserlano de interpelación en for.mas lnás flexibles y n1atizadas que las vos negativos -la denegación) la objeción, la renuncia) el repudio) el "no acep-
puestas en práctica hasta ahora. tes el reto en nombre nuestro") el deSlllentido- viene marcada, casi sie1npre,
Si me penniten, enlpezarernos con el ejenlplo austiniano de "te rcto"o "Te por la propiedad aSl111étrica: tiende a ~onvertirse en convencién .mucho :me-
reto" queda sumariamente clasificado junto con "protesto", "desafío" y "envi- nos que las pelformativas positivas< Deshacer la interpelación en una escena
do" en la holgad.:'1 categoría de los "cOlnportat1vos" que "incluyen la idea de rc- perf{)rmativa no suele requerir ni otro enunciado performativo explícito ni su
acción frente a la cond.ucta y la suerte de los demás) y actitudes -y expresiones fonna negativa, sino el acto referencial de un enunciado periperfor-mativo ad
de actitudes- frente a la conducta pasada o inminente del otro" (Austin 1970: 7lOe) enlitido erE profeso para la ocasión nonce ta,yoTw'mics 1. Las perrOrll1ativas
160-161). Pero para hacer justicia a la fuerza perforn1ativu de "te reto" -por negativas tienden a tener un alto nivel de iniciativa. (Por eso, Dante habla dd
contraste con su diseutible fundón constatativ({, de expresión de "actitudes"- rechazo -incluso del rechazo mediante la cobardia- como de algo "grandio-
es necesario desatascar y descomprimir tanto la escena con10 el acto de la 80"2. Requiere poca presencia de áninlO dar con la cómoda fórmula "te reto")
enunciación. Para elnpezar, aunque a prlInera vista "te reto" inlplica tan solo a pero los presionados testigos necesitan bastante 111<ÍS para deshacer la interpe-
la prilnera y la segunda persona del !:lingular, su efectividad. depende de igual lación con un "no te permito que ]0 hagas en nombre mio".
Capítulo tres 97

Aquí van algunas cosas que hoy por hoy la teor]a da por sabidas:
0 9 paTa ser D1ÚS justos, aquf os presentan10s ciertos presupuestos básicos
que a grandes rasgos conforman los hábitos heurísticos y los procedimientos
asertivos de la teoría actllal (no la teoría de los te::\'lOS teóricos prhnarios, sino
la qne se p]uSlna de forma rutinaria en los proyectos tTíÍticos de la "teoría
cada") es decir, de la teoría entendida C0l110 un proyecto an1plio que hoy en día
aharca las n-tnnanidades y se extiende a la histo1'1a y a la antropologfa; la teoría
después de l'oucault y después de Grecnblatt después de Frend y de Lacan,
J

después de Lévi-Strauss y Derrida, después dd feminislTw) a la hOT<:l de dar


cuenta de las culturas o los seres hmnanos:

lo Para !:ualquier modelo explicativo, se presupone una estrecha corre-


lación entre el alejamiento respecto de cualquier fllnd~unentación
biológica y el potencial para hacer justicia a la diferencia (individual,
J

histórica y transcuhural), a [o contingente, a la fuerza de lo performa-


tivo JI a la posibilidad dd cambio.
j

2. Se presupone que el lenguaje humano ofrece el.modo más productivo)


si no el único modelo posihle, de entcnder la representaciórL
3. Las relaciones b]po1ares y transitivas entre s"Q.~ieto y objeto, el yo y el
otro, y lo activo con 10 pasivo, Ji el sentido físico (de la vista), entendido
como aquel que se corresponde de un lTIodo más ajustado con estas
relaciones, son los tropos orgal1izativos dorninantcs hasta tal punto,
que la tarea de desrnantelarlos como tales se concibe cmno algo a la
vez urgente e interminable. Esta inquietud también se extiende a pro-
cesos c01no la subjetivación, la autorreaHzaciún la objetualizadón
J

construcción de otTcdad [othcringl; a la mirada; al núcleo de nuestra


identidad personal, bien sea considerada corno lUla teleología en de-
sarrollo o cmTIü un peligroso espcjismo que requiere una actitud de
·vigilante deconstrucción.
4. En correspondeeia con 10 anterior, la confianza estructuralis"ta cn la
simbolización :mediaD.te conjuntos de elc:mcntos binarios -definidos
en una relación diacrítica lnutna y sin lnás asociación con aquello que
shnboHzan que la puramente arbitraria-, no solo ha sobrcv1.\.'ido al
.mOlTICnto estructuralista sino que) adenás) se ha difu.ncHdo más mn-
98 La vergüenza en el pliegue cibernético: una lectura de Silvan Tomkins La vergClenza en el pliegue cibemético: una lectura de SlIvan Tomkins 99

plia;rncntc gracias 1:1 una crítica inc,ansable y profusa -una critica que del autor aparece tarTibién en una sección sobre 1as difeTendas de1 afeC-
reproduce y populariza la estructura) pese el que hace más dificil de to en las diferentes especies: "El autor consigri.ió dmnestkar a UJl
entender elj!J;7zclonarrdento de los binarl511TIOS anteriormente ['11"1'10'[. Uan:mdo Barnbi, que l:tahian aterrorizauo m_celia docena de D1ayo.res
adeIrlOás de otros tales como la presencia/la ausencia) 1a falta/la pleni- que con los que 'vivía en Ullla Bmnbi era un salvaje con neUlOSl.S
tud) la naturaleza/la cdtura, la represión/1a liberación )' 10 subversi- de ansiedad ~'/ un pánico insuperal;le a todos [os El.Jlllnales, incluido el hOl1l1bre,
vo/lo hegc:mónico, Pude palia:r su ansú~dad y su estado abrazándole D.-ruy fuerte hasta que
acabé con su respuesta de pánico. Después de 'que se le hubiera pasado el rmie-
Ql]CrCnHOS hablar en este tex"io del psicólogo estadounklense Silvan Tomkins dO seguí abrazándolo 111Uy fuerte pala q-t1e se acostumbrara a que e1 contacto
J

(1911-1991), una ügura poco conocida basta la fecha, que cuestiona inlplidta- hU111<JJ10 neo le produjera dicho senthniento. Repetí esta operadón todos 10s
mente estos hábitos y procedimientos, y lo hace no desde la posición ventajo- días hasta que, al final, c1111iedo se le pasó" (Tmnkins 1: (1)1 0

sa del presente sino desde 00 que penSalTIOS que es) un mOlTIentu inn1E~cHata­ Este ejenlplo dcscribe bastante bien h-1. manera de escribir de TOlT:üGl1s:
mente anterior al de su entroniz:ación como teoría. TOH'I!kins seria también por agarra una idea o una ilnagen potenciahnente terrorífica Ji aterrorizadora, la
consiguiente una figtlTa que se vería impugnada de fOTllla tajante pOT dichos sostiene durante los párrafos que hagan falta hasta que desaparezca la "res-
hábitos y procedhnientos. De hecho, la lectura elel trab[uo de Tomkins ~obre puesta del pánico") para seguir haciendo lo D_1is1110 hasta que esa idea o ünagen
[O~ afectos nos ha involucrado de fOflna siste.rnática en un doble nlO\Tllnlcnto: puedan aparecer en el tc:\.'to sin que produzcan terror. oraciones Ji a
parece que responder al gnm interés que nos suscita su obra conlleva también veces párrafos enteros se repiten.; signe escribiendo páginas enteras con ora-
ilustrar continuamente los mecanismos que tienden a descalificarla con mu- ciones que sintácticanlente se parecen_ unas a otras (desde un punto de -vista
cha facilidad. Indu~o un principiante en el estudio de la teoria podria hacer epistémico! enunciados Inoda1cs no-factivos 2 del tipo: "es posible que.<."j "8i .. o

añicos, por ejelllplo, un planteamiento psicológico que depende de la existen- puede .. ,") "Bien pOL .. "), m'adones que no ejell1pEfican principios de tipo ge-
cia de ocho (que a veces son nueve) afectos distintos prc-in~talados en el siste- neral sino que dan un nluestreo una lista de ]0 posible. Esta rica escritura
J

ma biológico hunlano. claustral nutre, pacifica! refuerza y pone de nnevo en circulación aquel1a ideao
Y aún aS1, no ]ogra convencernos la idea de que, por ejenlplo, la riquisl.rna Bamhi no es el único ser salvaje aterrorizado en este contexto.
fenom.enología de las em_ociones de Tomkins tenga una relación accidental o En la etapa postdoctoral de Tomkins eD la universidad de Harvard) e1
marginal con su muy sospechoso cicntifismoo En todo caso, parece que a una psicólogo se sometió a una terapia psicoanaHtica a 10 largo de siete años; el es-
teoría que hallase fácil descaltar el c1entifiSl110 de Tonuuns, dicho cientifislTIo tínrulo directo que le llevú a dla fue un severo bloqueo con la lectura. Un severo
la vería como propia de otro aún nlás "vlJlgar. En realidad, el dentifisnlo de la bloqueo con la lectura: un sínt.on1a del que no habían10s oldo hahlar nunca
"teoría" se nos haría "'visible, desde esta perspectiva, como un producto dife- pero que nada l11ás oírlo nos di11105 cuenta de que nos resonaba intúnamenteo
rente del mismo -y lnuy particular- nl?nlento tecnológico que genera el de 4ffect hn_agery¡ Consclousncss es una obra que afecta sobrernanera porque pre-
TOlll1tins. El hecho de que uno de eUos hoy en eliía parezca disparatado y el otro, senta los rastros de un proceso verbal intel1sa:rnente problcnlatizado. Kning
en call1bio, se considere de puro sentido común, o de que uno parezca muy l-\lexaIJ_der, que fue mnigo de Tmllk-iHs durante Ill1uch<'lS décadas, nos describ1ó
anticuado y el otro l11ás fresco que la tinta recién inlpresa) dice más sobre las en una entrevista que Tomkins cscribia seis o siete rcnglones de un tirón "con1o
dinámicas ligadas ala formación del consenso y a la tranSInlsión lnterdiscipli- si fu_era escritura auto111ática" y que) a -veces, con gran sorpresa por su parte)
nar que sobre la exactitud transhistórica de la "teoría". después de escribir una gran pmte de un ensayo, se daba. cuenta de que tenía
en un c<.\jón un _montón de papdes que había escrito Ill1eSeS antes) y en Jos que
negaba a 1a misnla conclusión, pero desde un punto de partida diferente. Si
Confonl1c nos íb,uTIOS haciendo adictos a leer a Tonlkins, experünenta- la escritura de Ajject- Imagery Conscio'Usness, una ob1'a de una heterogeneidad
mos un conjunto de efectos sobre el afccto: su escritura nos excitaba y a la vez sorprend.ente, a menudo contiene una multiplicidad de "voces que se solapan
nos tranquilizaba; nos inspiraba y a la vez nos dejaba satisfechos, _En una oca- para atenuar el pánico, ello se debe no tanto al objetivo de querer reducir el
sión, uno de nosotros se quedó dormido 11lientras lo lela y después le explicó número d.e voces presentes en el texto sino para limitar el espacio en el que
al otro: "me suelo cansar cnando estoy aprendiendo mncho". La inlpctuosa se solapan Ji! aSÍ, evitar que se extiendan a amplias secciones de h obra. La
generosidad de esta flJrma de escritura se muestra en nUlnerosos ejenlplos, y la repetición e~tructural rara vez es exacta, y eXl)resiones conl0 "quizás" y "puede

También podría gustarte