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El Mundo Arabe y el Mediterraneo COT Cl Beam eed Mel tele ey Anna Maria Ros i Miragall Beret CIM UCI es) BU B elim eras ard Gema Martin Munoz PS it orces EI Mundo Arabe y el Mediterraneo Orientaci6n teérica y praxis diddctica Anna Maria Ros i Miragall José Antonio Antén Valero Joan Lacomba Vazquez Gema Martin Mufioz NM libres Indice Presentaci6n ....... I. Crisis global y emergencia de los movimientos islamistas en el Magreb..... Introducci6n. La necesidad de un andlisis multicausal.... 1. Los problemas del desarrollo: desequilibrios demogrdficos y desigualdades econémicas... 2. Urbanizacién y degradacién de las condiciones de vida......9 3. Nuevos modelos culturales y cambios en los estilos de vida ... 4, Regimenes politicos excluyentes y auge del islamismo .. Referencias bibliogrficas...... II. El Islam, el Mundo Arabe y el Magreb en los manuales espafioles. Entre lo que es y lo que deberia ser ..... 1. Mundo Arabe y Mundo Musulmén 2. Procesos de descolonizacién e independencias 3. El Magreb If. El Magreb, la orilla sur del Mediterraneo... Introduccién La unidad diddctica y el marco legislativo .. La estructura de la unidad didéctica..... Uno. {Qué sabemos sobre el Magreb? .. Dos. —_ Los movimientos de la poblacién en el Mediterraneo son muy importantes en la actualidad . Tres. {Qué es el Magreb?.... Cuatro, Emigran porque son muchos . Cinco. El estatus y el papel social de la mujer en el centro del problema demografico .... Seis. Los pafses del Magreb son pobres y por eso las personas emigrat Siete. La crisis de los 80 se mantiene y sigu Ocho. Crisis econdmica, polftica y cultural. Un sintoma, el Islam politico... Nueve. (Fandticos?, jintegristas?, gislamistas’ {qué es el islamismo? Diez. _ El caso argelino .. Bibliografia .. IV. Anexo: Sahara, una herencia colonial y un factor de inestabilidad .... El Mundo Arabe y el Mediterraneo Presentacion El cuaderno del profesorado que teneis en vuestras manos, contiene tres partes complementarias que nos han parecido inte- resantes para poder sacar todo el rendimiento posible a los mate- riales para el alumnado. La bibliografia adjunta viene marcada por su importancia como texto basico para el tema que nos ocupa, el ascenso del islamismo en el Magreb. La primera parte es un trabajo de Joan Lacomba, profesor de sociologia de la facultad de trabajo social de la universidad de Valencia, que plantea la importancia de los desequilibrios socia- les, politicos y econémicos que estén en la base del ascenso del islamismo en el area. Por otro lado sefiala la presencia de una fractura cultural cuyo alcance atin no podemos calibrar dentro de esas sociedades, a la vez que pone énfasis en el modelo de estado- nacién implantado para atender las claves de la construccién de las identidades y el proyecto nacional. EI segundo articulo de Gema Martin Mufioz, profesora de sociologia del mundo arabe de la universidad de Madrid, propone alternativas de tratamiento de diversos aspectos de las sociedades drabo-musulmanas, después de un trabajo de riguroso anélisis de los libros de texto vigentes en nuestro pais, que evidencian los problemas més importantes que deforman nuestra propia visién del “otro”, en este caso los 4rabes y musulmanes. Asi mismo aporta ideas y documentos que permitan variar esta visién tan sesgada y opaca. Finalmente, la tiltima parte fundamenta y orienta los conte- nidos de los materiales para el alumnado El Magreb, la orilla sur del Mediterrdneo y propone las formas concretas de abordar el material presentado y las Ifneas de investigacién necesarias para comprender en su conjunto dicha propuesta por parte del profe- sorado. En relacién con el Anexo sobre el Sahara, ya se ha dicho en la introduccién del libro El Magreb, Ia orilla sur del Mediterré- neo, que el objetivo consistia en explicar el auge del islamismo en el contexto magrebf. El caso saharaui supone un andlisis concreto que tiene una componente politica ligada al proceso descolonizador espafiol, a la pugna por el liderazgo regional y de areas de in- fluencia de paises locales y foréneos y, sin duda, a la lucha del pueblo saharaui por su independencia. Aunque su estudio excedia Jos objetivos comentados, se ha considerado que, debido a que es un tema internacional tan relevante, se debfan incluir algunos materiales, entendidos como una breve propuesta diddctica de apoyo al profesorado, que debe ser reelaborada y perfilada segtin las necesidades del aula y que sigue las orientaciones metodolégicas generales del libro sobre El Magreb, la orilla sur del Mediterré- neo. Anna Maria Ros i Miragall I. Crisis global y emergencia de los movimientos islamistas en el Magreb Joan Lacomba Vazquez Universidad de Valencia 6 El Mundo Arabe y e! Mediterraneo INTRODUCCION La necesidad de un andlisis multicasual El Magreb Central (Argelia, Marruecos y Tunez) es una regién del Mediterraneo drabe que se encuentra sumida en una compleja situacién socio-politica. A través de los medios de co- municaci6n (televisién y prensa escrita) hemos seguido el poten- cial desestabilizador de los movimientos islamistas en pafses ve- cinos en los que Europa tiene importantes intereses econémicos y geopoliticos. No obstante, la fragil situacion que vive actualmente el Magreb no es precisamente el resultado de la accién de los movimientos islamistas sino, mas bien, el exponente de los pro- fundos desequilibrios que han facilitado la ascensién de estos mismos. Con el objetivo de entender las claves de la emergencia de los movimientos islamistas es necesario realizar un rodeo que nos Ileve en la direccién del andlisis de los factores econémicos, so- ciales, politicos y culturales que se encuentran en su base para la correcta contextualizacién del fenémeno. Las palabras del socié- logo argelino Abderrahim Lamchichi constituyen un claro ejem- plo en la adopcién de un enfoque de estudio multicausal: “Las causas fundamentales de Ja aparicién de la expansién del movi- miento islamista son numerosas y no pueden ser conducidas a una sola explicacién. El hecho fundamental es la crisis de la hegemo- nia del modelo (econémico, politico, cultural) occidental transfe- tido a las sociedades arabo-musulmanas. El rechazo masivo de la poblacién fuera de la esfera de la produccién, la ausencia de instituciones politicas de integracién y de expresién democratica de los conflictos, el sentimiento de pérdida de identidad cultural nacional o religiosa, son elementos que provocan sentimientos de desilusién del progreso y de desencanto. Cuanto mas excluyentes son los regimenes politicos (a la vez sobre el plano politico y sobre el plano econémico y social), mds las tensiones se exacer- ban en un contexto de marginacién social y de ausencia de una vida democratica real, lo que ofrece a los movimientos de contes- tacion religiosa un terreno favorable a su expansion” (A.Lamchichi, 1989: 44), 1. Los problemas del desarrollo: desequilibrios demogréfi- cos y desigualdades econémicas. La demografia y la economia del Magreb estén, al igual que en el conjunto de las economias dependientes de los paises periféricos, estrechamente ligadas. Las cifras del elevado creci- miento de la poblacién se corresponden de manera proporcional con el reparto desigual de las rentas y con las dificultades para mantener una economfa estable que garantice el bienestar del conjunto de la poblacién. Ante la incapacidad del mercado de trabajo de absorber a los nuevos trabajadores', una gran parte de estos han pasado a ‘Baste decir que la poblacién en edad de trabajar (15 a 64 affos) se ha duplicado en Jos iltimos veinte affos en el Magreb, pasando de 13 millones en 1965 a 28 millones en 1985. Por otro lado, se calcula que las distintas formas de empleo informal representaban en 1988 una proporcién de entre el 20 y el 60% del empleo: 18,4% en Argelia, 56,9% en Marruecos y el 36,1% en Tiinez (A. Sid Ahmed, 1992: 240), integrarse en los circulos de la economéa informal, el paro o la emigracién, que consituye una de las principales vias de entrada de divisas. En el caso de Marruecos, y después de la baja de los fosfatos, es la primera, seguida del turismo, y viene cubriendo desde los afios 80 el déficit comercial y jugando un rol capital en la mejora de la situacién social del pais. Es comprensible pues que la tensién social haya aumentado en los tiltimos afios desde el momento en que los paises europeos han cerrado sus puertas a la emigracién magrebj, limitando asf una de las principales vélvu- las de escape de los tres pafses frente a las dificultades econémi- cas y el descontento social’. POBLACION ARGELIA] MARRUECOS] TUNEZ | ESPANA HABITANTES 263 263 84 | 39,1 | SUPERFICIE (2831741) 450.000 | 163.610 | 504.782 DENSIDAD habykm2 ul 584 513 | 75 | CRECIMIENTO ANUAL | 2,7 26 | ISF (1990-95) 49 42 34 | 47 | MORTALIDAD INFANTIL| 61 6 4“ [9 ESPERANZA DE VIDA 66 63 68 7 POBLACION URBANA | 52% | 48% | sam | 78% Fuente: Fl Estado del Mundo 1994, * Marruecos: Casablanca (junio de 1981), Marrakech, Agadir, Safi, Rabat, Meknes (enero de 1984). Argelia: Argel (abril 1985), Constantina, Setif, Batna, Annaba, ‘Skihda, Orn (noviembre de 1986), Argel, Orén, Constantina (octubre de 1988). ‘Tiinez: Kasserine, Gafsa, Mitlaoui, Gabes, Sfax (diciembre de 1983). Estas son las fechas en las que se produjeron algunos de los més importantes disturbios protago- nizados por jévenes urbanos que expresaban de est modo su descontento con las politicas de sus respectivos gobiemnos. En el articulo de Mark Tessler citado en la bibliografia puede ampliarse el desarrollo de tales acontecimientos. El Mundo Arabe y el Mediterraneo 7 Respecto a las dificultades econdmicas que siguen lastrando el futuro de los paises del Magreb hay que decir que se relacionan tanto con el fracaso de las politicas nacionales como con los condicionamientos impuestos por la economfa internacional. En cuanto a las primeras hay que sefialar los efectos perversos de las politicas econdmicas y sociales de los afios ochenta sobre la situa- cin actual en el Magreb: en primer lugar, el fuerte crecimiento del volumen de inversién publica, una urbanizacién masiva y anarquica que acaba con el equilibrio entre la ciudad y el campo, entre la industria y la agricultura. En segundo término, el fuerte crecimiento de los ingresos y el consumo, pero también, un abul- tamiento de las importaciones y la agravacién de las disparidades interregionales y entre clases sociales (B.Khader, 1992: 231). Como resultado, las contradicciones acumuladas -ondas de choque de la crisis econémica internacional, unidas a politicas econémicas de resultados inciertos- se han dejado sentir en el empeoramiento de los indicadores econémicos en grados diversos en funcién de la capacidad de reaccién de cada una de las econo- mias. El andlisis de las cifras indica que cada uno de los grandes sectores (agricultura, industria, servicios) durante el perfodo 1970- 1992 revela una constante degradacién, en los tres pafses consi- derados, del crecimiento de la produccién industrial; a continua- cion, una desaceleracién, de importancia variable segiin el pafs, del ritmo de crecimiento del sector servicios, y finalmente una evolucién discordante de la produccién agricola, muy favorable para Marruecos pero mucho menos para Argelia y Tiinez (L.Talha, 1995: 16-17). Los cambios en la estructura productiva han tenido un efec- to inmediato sobre la ocupacién por sectores. El sector agricola 8 —_El Mundo Arabe y el Mediterraneo ha dejado de ser la fuente principal de empleo para la poblacién en beneficio del sector secundario (industria y construccién) y del creciente empleo en el sector servicios, favorecido por el aumento de la administracién, y a pesar de la disminucién de su peso en el conjunto del PIB*. Igualmente, ha variado la distribucién de los tres sectores productivos respecto a su aportacién al producto interior bruto. {” PORCENTAJE DE LA POBLACION ACTIVA EMPLEADA EN LA AGRICULTURA: [1960 | 1980 1988 ARGELIA 61 25 m4 | MARRUECOS 2 2 38 TUNEZ 56 35 3 | Fuente: Banco Mundial Esos desequilibrios han de ser sumados a dos de Jos factores que introducen una mayor inestabilidad en la evolucién de la situacién socio-econémica del Magreb, es decir, la dependencia alimentaria y la deuda exterior. En el marco del escaso poder de exportacién de las economfas magrebies (a excepcién del gas y el petréleo argelinos) la dependencia de la importaciones de alimen- tos afiade una mayor incertidumbre a su situaci6n social. De he- cho, més del 60% de las importaciones y entre un 50 y un 60% de la exportaciones del Magreb dependen 0 se realizan con la 3 De hecho, el descenso de la proporcién del sector servicios en el PIB, al tiempo que el aumento de la poblacién mpleada en dicho sector, indica el cardcter muchas ‘veces improductivo cuando no artificial de dichas actividades. Una administracién sobredimensionada es también el simbolo de un Estado que trata de controlar todos Jos aspectos de la vida social. Comunidad Europea, mientras que a la inversa la Comunidad Europea dirige sélo el 3% de sus exportaciones importa produc- tos en una proporcién del 2,75% del total de los intercambios que se Ilevan a cabo. En este sentido, el Magreb sigue teniendo fun- damentalmente la funcién de productor de materias primas agri- colas y mineras, al tiempo que comprador de productos industria- les y, cada vez. més, de alimentos* (L.Talha, 1995: 31). En cuanto al endeudamiento exterior, ligado estrechamente a la dependencia de las importaciones, habria aumentado en un 72% en el periodo de 12 afios. Pero la deuda de Argelia es, con diferencia, la mds elevada de los tres paises y supone, por si sola, casi la mitad del total. El potencial desestabilizador de la situa- cién descrita se ha puesto de manifiesto, por ejemplo, en las di- ferentes ocasiones en que, a instancias del Fondo Monretario In- ternacional, los paises del Magreb se han visto obligados a redu- cir las subvenciones a los productos alimenticios basicos para hacer frente al pago de la deuda. APORTACION DE LOS SECTORES PRODUCTIVOS AL PIB: AGRICULTURA | INDUSTRIA | SERVICIOS 1965 1987 1965 1987 | 1965 1987 ARGELIA. ieee: 3442 Sietonel| MARRUECOS B19 2% 31 | 49 50 TUNEZ “2B et al Fuente: Banco Mundial + Segin los datos del economista Larbi Talaha, la dependencia alimentaria habria ‘aumentado en los tres pafses del Magreb en los siguientes términos: en Argelia se habria pasado de un 32% para el perfdo 1969-71 a un 70% en 1986-88, al igual que cen Tiinez, que pasé de un 40% a un 59%, y Marruecos de un 18% a un 28%. 2 Urbanizacién y degradacién de las condiciones de vida. El andlisis de la degradacién global de las condiciones de vida de la poblacién del Magreb, asi como de los problemas generados por los procesos de desestructuracién social, implica hablar sobre todo de desestructuracién urbana, pues es éste el Ambito en el que se concentra la mayor parte de la poblacién y en el que se han producido los principales cambios sociales de las tiltimas décadas°. ECONOMIA ARGELIA| MARRUBCOS | TUNEZ | ESPANA PIB mil. mill $ 48,67 2744 1s | 5587 |RENTA PER CAPITA $ | _ 1851 103 | 1786 | 14290 EDUCACION % PIB 941% TA% | 6% 48% | DEFENSA % PIB | 1,4% 41% | 34% 13% EXPORT-IMPORT mill § | +3600 “4076 | -2375_|-35800 PROD-CONS ENERGIA | +119 | -84 405 | -701 INFLACION 40% 41% 5% | 43% Fuente: El Estado del Mundo 1994. 5 Bn cuanto a su crecimiento, la poblacién urbana, que en los afios 60 era del 30% ha pasado a representar més del 50% en el conjunto del Magreb: 52% en Argelia, 48% en Marruecos y 54% en Tiinez en 1991. Por ejemplo, en Marruecos, y a pesar de contar con una poblacién rural de més del 50%, el mayor crecimiento de la poblacién se ha producido en el Ambito urbano. EI Mundo Arabe y el Mediterraneo 9 El crecimiento acelerado de la poblacién urbana en los til- timos treinta afios ha ido acompafiado de profundas mutaciones socio-econémicas, desestructuraciones espaciales y un aumento de las diferencias en los niveles de vida, al tiempo que se ha venido estrechando el vinculo entre el crecimiento incontrolado de la poblacién urbana, el desarrollo de la pobreza y la creciente fuerza de los movimientos islamistas. En términos generales, y a excepcién de una minorfa bene- ficiada del proceso de modernizacién iniciado tras las indepen- dencias, la mayoria de la poblacién sigue viviendo en condiciones realmente duras®, Sélo en Marruecos se censaron dos millones de hogares clasificados como pobres en 1984, mientras que los ex- pertos del Banco Mundial cifraron en 5’6 millones los efectivos de esta categoria para ese mismo afio (D. Liabés, 1991), Junto con el aumento de las desigualdades sociales, los mecanismos tradicionales de integracién de las ciudades (corpo- raciones profesionales, estructuras familiares y relaciones de ve- cindario) se han debilitado, pues el éxodo rural y el crecimiento demogrdfico han desbordado la capacidad de la ciudad como espacio de integracién socio-econémica de sus habitantes. 5 EL 10% de los hogares més ricos gastan dieciséis veces més que el 10% de los hogares més pobres. El 10% de los més ricos realizan el 30°9% de los gastos totales en el conjunto del pafs, contra el 1°9% para el 10% de los més pobres. La poblacién rural esté en desventaja, globalmente, La situacidn de Tiinez se aproxima a la de Marruecos, con una regresin del fenémeno de la pobreza a partir de los afios sesenta, El mimero de pobres ha retrocedido, pasando de 823,000 en 1980 a 554,00 en 1985, Esta regre- siGn es diferenciada, los obreros agricolas (17%) y no agricolas (40%) constituyen cerca de! 60% de los hogares pobres. La pobreza en Argelia es un fendmeno cuya amplitud es desconocida, Segtin las estimaciones de 1981-82, la renta anual de los empleadores y patronos era de més de 140,000 dinares, mientras que la de los asala- riados era de 22.000 y la de los inactivos de 3.780 (D.Liabés, 1991: 497). 10 — EiMundo Arabe y el Mediterraneo En el espacio urbano las viejas medinas (tradicional espacio de integracién ciudadana) han sufrido un proceso continuado de degradacién urbanistica y social, mientras que los bindonvilles’ han pasado a formar parte integrante del paisaje las ciudades. Ademés, y como sefiala Pierre Baduel (1988), el bidonville, en tanto que habitat precario 0 sub-integrado, tiende a ser sustituido de forma progresiva en los iiltimos afios por el habitat clandestino, espontaneo, ilegal o irregular, lo que constituye una muestra més de la degradaci6n creciente de las condiciones de vida para una franja importante de la poblacién del Magreb y una muestra mas del desarrollo de multiples estrategias de supervivencia ante la incapa- cidad del Estado de satisfacer las necesidades de la poblacién. Son. las familias de clase media y media-alta las que ocupan los espacios urbanizables existentes e inician la construccién de viviendas unifamiliares al ritmo de los ingresos y las disponibili- dades econémicas o de las partidas enviadas por familiares emi- grados, al tiempo que sus casas alejan cada vez més la visién de Jos bidonvilles y los asentamientos ilegales. El aumento de este tipo de vivienda se ha convertido en un indicador del grado de disolucién de los vinculos familiares y de la desaparicién de la familia extensa como niicleo de convivencia, al tiempo que poten- cia el debilitamiento de las relaciones de vecindario y hace que la vida tienda a desarrollarse en el interior de la vivienda y alrededor de la televisién, en muchos casos conectada a Europa mediante Jas extendidas antenas parabélicas. 7 En Marruecos alrededor del 10% de la poblacién vive en bidonvilles (14% en Sale © 22% en Meknes). En Casablanca los bidonvilles constituyen auténticas ciudades dentro de la ciudad (Ben M’sick con 87.150 habitantes y Carritres Centrales con 27.780). En Argelia el problema es igualmente alarmante: en Annaba El-Hadjar 300.000 personas vivian en 1985 en chabolas alrededor del gran campo sidenirgico. Barrios a medio construir y sin urbanizar, pero habitados desde hace tiempo, son facilmente observables en los alrededores de las ciudades e indican la rapidez del crecimiento urbano y la incapacidad de las administraciones para responder a los nuevos retos, La demanda creciente de suelo urbanizable presiona sobre la localizacién de los asentamientos ilegales y extiende la ciudad hacia zonas industriales contaminadas 0 destruye zonas verdes, colaborando asf en el deterioro de la calidad de vida en el espacio urbano. Ademés de la problematica de la vivienda y el suelo, el suministro y la potabilidad del agua, las deficiencias en el trans- porte ptiblico (que favorecen el aislamiento y la exclusién de los habitantes pobres de la periferia), la congestién automovilistica, el desempleo, la multiplicacién de nifios y j6venes ocupados en actividades informales de todo tipo y el aumento de los niveles de delincuencia comtin entre los individuos desarraigados sin expec- tativas de mejorar su situacién, son algunos de los principales problemas que presentan los espacios urbanos en los que vive més del 50% de la poblacién del Magreb. CULTURA Y DESARROLLO ARGELIA| MARRUECOS | TUNEZ | ESPANA IDH (1990) 0,528 0433 0,600 | 0923 ANALFABETISMO 46% | 505% | 347% | 46% ESCOLARIZACION Lil | 647% | 37,6 678% | 107% ESCOLARIZACION I | 11.8% 10.2% 85% | 335% RECEPTORES TV " 4 80 396 [NUMERO DE MEDICOs | 051 021 o46 [39 | Fuente: El Estado del Mundo 1994. El proceso de urbanizacién acelerada en los paises del Magreb ha producido, por otro lado, una ruptura en el tradicional equili- brio entre las zonas rurales (habitadas por una poblacién con un alto nivel de analfabetismo, dedicada a las labores agricolas y mayoritariamente bereber) y las zonas urbanas (con un dinamis- mo econdémico basado sobre todo en las actividades comerciales), pues los intentos por frenar el éxodo rural favoreciendo la gran propiedad irrigada han resultado limitados al no poder evitar las sequias y la desertizacién progresiva. Fruto de dicha ruptura es la aparicién de espacios interme- dios 0 espacios urbanos ruralizados en los que la poblacién re- cientemente instalada reproduce los modos de vida tradicionales del campos y en donde la nueva poblacién urbana no accede directamente ni a los beneficios de la urbanizacién ni a los del proceso global de modernizacién social, haciéndose asi mas visi- bles las desigualdades sociales. 3. Nuevos modelos culturales y cambios en los estilos de vida. En un contexto tal, la ciudad se convierte en espacio de gestacién y expresién de movimientos sociales de protesta y opo- sicién a los actuales sistemas socio-politicos ante la incapacidad de las estructuras modernas de encuadramiento social de hacer frente a la rapidez y a la profundidad de los cambios operados. La profundidad de los cambios de la sociedad magrebi, la juventud de su poblacién’ y su desarraigo, la desterritorializacién y descomunitarizacién, el fracaso de los proyectos desarrollistas El Mundo Arabe y el Mediterraneo 4.4 y el aumento de las revueltas y movimientos populares, han con- ducido a los gobiernos magrebies a poner en marcha un modelo de administracién territorial que garantice el control de la pobla- cién. Al mismo tiempo, la instalacién de nuevos centros adminis- trativos ha generado la aparicién de un nuevo poder politico- administrativo local con las consiguientes luchas por el control de éste entre funcionarios locales, regionales, funcionarios del parti- do y notables locales. El espacio urbano se ha convertido en el terreno decisivo de las luchas sociales por el control de los diferentes campos de poder. Los Estados, ante la emergencia de contra-poderes auténo- mos han potenciado la creacién de sindicatos, medios de comu- nicacién y organizaciones civiles bajo su control. Las organiza- ciones sindicales han sido reducidas al papel de correas de trans- misi6n entre la politica del partido y el Estado. La prensa, que goza de un cierto pluralismo, ve limitada su libertad por la propia auto-censura ante la amenaza de juicios o cierres temporales. Estas nuevas estrategias de encuadramiento de la sociedad civil han encontrado (sobre todo en el medio urbano) la resistencia de movimientos comunitarios y movimientos politico-religiosos de corte islamista. En este sentido la demografia juega un papel fundamental en la modificacién del panorama socio-politico. La ascensién de una numerosa generacién de jévenes escolarizados que detenta un cierto monopolio del saber, se ve privada del poder por una ética * En el afio 1989 la poblacién de menos de 30 afios alcanzaba las siguientes propor- ciones: 67% en Argelia, 68% en Marruecos y 69% en Twinez. Actualmente los menores de 30 afios constituyen mAs del 70% de la poblacién. 12 —ElMundo Arabe y el Mediterraneo neopatriarcal y una sociedad que privilegia las relaciones jerar- quicas verticales. E] resultado es la frustracién y alienacién de los jévenes titulados ante la limitada movilidad social y las escasas posibilidades de ascender por la escala social de acuerdo con la formacién que se ha recibido y las expectativas que se han creado (M.Tessler, 1993). La adopcién de nuevos estilos, comportamientos y actitudes en la sociedad urbana -y de manera especial entre los jévenes- en materia de trabajo y de habitos de vida es, en muchos casos, la expresidn de la confusién de valores urbanos y rurales, modernos y tradicionales, en una sociedad sometida a fuertes presiones y contradicciones. La influencia de los medios de comunicacién (sobre todo la televisién) en este sentido no puede ser desdefiada. La recepcién de los canales de televisién europeos mediante la multiplicacién de las antenas parabélicas en los hogares del Magreb supone el choque entre dos universos sociales, y favorece la polarizacién entre lo visto en la pantalla y lo vivido cotidianamente por una poblacién que idealiza dicho el modelo occidental por contraste con sus propias condiciones de vida. La adopcién del estilo de vida occidental, o de aquello que los medios presentan como tal, es vivida en unas ocasiones de forma esquizofrénica y, en otras, en forma de bricolaje entre las formas tradicionales de la cultura autéctona y las nuevas modas importadas. El resultado es la adopcién de multitud de estrategias de adquisicin ¢ intercambio de bienes para satisfacer Jas aspira- ciones crecientes de consumo entre la poblacién, pero sin que esas nuevas pautas de consumo vayan acompafiadas de un au- mento de los recursos econémicos para hacer frente a las necesi- dades creadas’. Se trata de los problemas generados por un proyecto de modernizacién social basado en la adopcién de los efectos exter- nos de la modernidad pero que continua siendo en sus raices ajeno a los paises a los que se intenta transplantar. Esta moder- nidad percibida como algo extrafio y sin raices en la propia cul- tura se ha convertido en el principal campo de batalla de los grupos islamistas, quienes, a diferencia de otros movimientos religiosos tradicionales, reclaman una via autéctona modernizadora independiente del modelo occidental, vivido como la continua- cién del proceso colonizador. La modernizacién, tal como se presenta hoy en los pafses del Magreb, es vivida por estos secto- res como un sinénimo de aculturacién. > Se calcula que mientras que un argelino y un marroguf dedican més de la mitad de sus ingresos a la compra de alimentos, un tunecino dedica un 43%. El consumo de cereales y sus derivados sigue siendo el alimento bésico de la poblacién del Magreb (13°8% de la alimentacién en Argelia, 23°6 en Marruecos y 15’8 en Tiinez). Los gastos en vivienda se calculan en un 20°64% en Tiinez, 16°2% en Marruecos y el 10°26% en Argelia, explicdndose esta dltima cifra por la politica argelina de cons- truccién de viviendas estatales de alquiler. También dependiendo de las diferencias en las politicas y los sistemas sanitarios los gastos en salud varfan del 29% en “Argelia al 7°7% en Tiinez, mientras que en Marruecos son del 51%. En educacién, cultura y ocio los tunecinos emplean un 4°95% de sus ingresos, los marrogufes un 3°8% y los argelinos el 2°4% (M.Kelkoul, 1991: 205). 4, Regfmenes polfticos excluyentes y auge del Islamismo. Los regimenes politicos del Magreb comparten una visién tutelar de la sociedad civil, en construccién siempre bajo la mi- rada atenta del poder, y que se extiende a las complejas relaciones entre lo politico y lo religioso, con una estatalizacién total de los medios de expresién y de difusién de la religién musulmana (M.Tozy, 1989: 25). El Estado suele ser percibido como exterior a la propia sociedad por los sectores sociales que consideran sus normas ale- jadas del funcionamiento o contrarias al interés de ésta, al tratar de monopolizar el sistema de gobierno en beneficio de intereses pri- yados © transformar los servicios piiblicos en bienes privados. El resultado es frecuentemente la consolidacién de una politica infor- mal al margen de los mecanismos establecidos con una racionali- dad propia que no coincide con la que inspira los textos oficiales. Si al crecimiento de la exclusién politica se afiade la respon- sabilidad del Estado ante su incapacidad para satisfacer las nece- sidades en aumento de la poblacién, la emergencia del islamismo puede ser entendida como una reaccién a la modernidad exclu- yente que multiplica las desigualdades sociales y pone de relieve las carencias del desarrollo (R.Leveau, 1993). Cuanto mas exclu- yentes son los regimenes politicos (a la vez sobre el plano politico y sobre el plano econémico y social), més las tensiones se exacer- ban en un contexto de marginacién social y de ausencia de una vida democratica real, lo que ofrece a los movimientos de contestacién un terreno favorable a su expansién (A.Lamchichi, 1989: 44). El Mundo Arabe y el Mediterraneo 43 La ausencia de una sociedad civil (debilitada por los propios regimenes) con el suficiente grado de vertebracién ha facilitado la propagacién de los movimientos islamistas como tnica via de expresién del descontento social (M.Arkoun, 1994: 57-58). La falta de un espacio para las iniciativas civiles politicas y sociales provoca la asfixia de unas sociedades que mantienen -bien en el interior, bien en el exilio o la inmigracién- una clase intelectual y universitaria ajena a las decisiones y los proyectos de sus pro- pios paises: “Los movimientos islamistas tratan de captar el des- contento debido al desarraigo moral y politico, reclutando esen- cialmente entre los jévenes salidos de los medios populares y de Jas capas excluidas de las grandes ciudades, que han tenido éxito en el sistema escolar pero que viven frecuentemente en la preca- riedad. A las causas socio-econémicas hay que afiadir las causas propiamente politicas y sobre todo las culturales en la emergencia del islamismo. Los Estados del Magreb se caracterizan por una débil legitimidad politica y por la incapacidad de conciliar las exigencias de la modernizacién politica (emergencia de un siste- ma politico democratico original) con la rica identidad cultural propia. Es constatable la hegemonja de una élite politica que -en nombre del unanimismo de la ideologfa nacionalista o en nombre de una tradicién vaciada de su contenido y que no juega més que un papel puramente instrumental- trata de imponer su dominio sobre el cuerpo social y de impedir la verdadera integracién de las expresiones del movimiento social, la autonomia de la sociedad en relacién con el Estado, asf como la constitucién progresiva de un espacio ptblico y la expansién del universo democratico” (A.Lamchichi, 1991: 313). 14 El Mundo Arabe y el Mediterraneo Referencias bibliograficas ARKOUN, Mohamed (1994) “Llengiies, societat i religié al Magreb independent”, en Roque, M.A. (ed.) Les cultures del Magreb. Barcelona, Enciclopedia Catalana, 43-62. BADUEL, Pierre (1988). Habitat, Etat et Société. Paris, CNRS. KELKOUL, Mohamed (1991). “Maroc, Algérie, Tunisie. Modéles de consommation comparables, structures de dépenses différents”, en Camille et Yves Lacoste. 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La metodologia de trabajo por la que hemos optado ha sido la siguiente: cada capitulo es introducido por un comentario general donde se analiza la ma- nera como ese tema especifico se trata, identificando los errores, tergiversaciones, lagunas... A continuacién se desarrolla el tema en cuestién a manera de gufa para su ensefianza. No obstante, antes de introducir los temas concretos, nos parece de interés resumir las tendencias y errores mas frecuentes que se dan en la ensefianza del Islam y el Mundo Arabe. Dos grandes tendencias generales y mayoritarias se mani- fiestan en los Manuales. De un lado, la inclinacién a generalizar a todo el mundo isl4mico experiencias concretas, correspondien- tes a un perfodo particular o a un pafs determinado. Los clichés y estereotipos dominan el paisaje escolar de los manuales presen- tando como una entidad invariable lo que es una realidad infini- tamente més plural y diversificada. Asf, ejemplos como el si- guiente son frecuentes: ' Gema Martin Mufioz, Begofia Valle y M* Angeles Lépez Plaza, Bl Islam y el ‘Mundo Arabe, Guta diddctica para profesores y formadores. Madrid, Ediciones de la Agencia Espafiola de Cooperacién Intemacional-ICMA, 1996. Esta civilizacion [la isldmica], poco permeable a la oceidentalizacion, inflexible en religidn, con unas estructuras so- ciales medievales, una agricultura pobre, una cuantiosa pobla- cién y fuertes tensiones nacionalistas, ha encontrado un revulsivo en la creacién del Estado de Israel y un aglutinante en la utili- zacién politica de su gran riqueza: el petrélec*. Todo lo expuesto en este texto es incorrecto y tendencioso: esquematiza y encierra a los multiples paises islimicos que exis- ten en unos paradigmas estereotipados y Ilenos de prejuicios; considera la capacidad de occidentalizacin de otras culturas como criterio valorativo, luego etnocéntrico; el petrdleo, que slo repre- senta a un mimero muy reducido de pafses musulmanes, no sélo no es aglutinante sino disgregador; reducir la problemética drabe- israelf a su funcién de “revulsivo” es una malintencionada simpli- ficacién; con respecto a la supuesta inflexibilidad religiosa de la civilizacion islamica, la historia nos muestra que globalmente no ha sido més rigida que la cristiana sino més tolerante; lo que se define como “estructuras sociales medievales” se confunde con estructuras tribales que atin existen en ciertas comunidades 0 com- portamientos sociales, asi como con situaciones de subdesarrollo econémico cuya explicacién deriva més de la experiencia colonial que de su anclaje en el tiempo, a la vez que se ignoran los pro- cesos de modernizacién que también han experimentado las so- ciedades musulmanas; en cuanto a la pobreza agricola, depende de qué paises se trate porque Marruecos, Tiinez, Egipto, Iraq, Libano, Irdn, Turquéa, Indonesia, Malasia... cuentan con ricas tie- tras fértiles. 2 $M, Mundo. 1° Bup. 1991, pag. 330. Por otro lado, se tienden a adoptar con insistencia criterios comparativos donde se estudia al Islam no en s{ mismo sino desde sus relaciones conflictivas con Occidente. Al estudiar el Imperio islamico clasico a través de sus relaciones con Bizancio, Al- Andalus a través de sus relaciones con los reinos cristianos y el Imperio Otomano a través de sus relaciones con la Europa cris- tiana, caracterfstica de la mayor parte de los Manuales, se incurre en dos faltas. Una, no se dan a conocer la historia y la realidad social de esas entidades drabe-islémicas. Dos, se presenta la ex- periencia histérica como una cadena de conflictos, amenazas y desentendimientos entre la cristiandad/Occidente y el Mundo érabo- musulmén. En este mismo sentido, los temas del mundo islamico con- tempordneo son seleccionados no de acuerdo con los hechos y factores que han sido o son mas importantes para su devenir histérico y su conformacién social sino en la medida en que Occidente se ha visto afectado (normalmente negativamente) por lo ocurrido en esa parte del mundo. Esto es lo que explica, por ejemplo, el desproporcionado interés de los Manuales por la cues- tién del petrdleo y las crisis petroleras. Asi mismo, en términos culturales, los ideales occidentales se erigen en una referencia tinica que se compara con los existen- tes en el Islam. Es decir, Occidente es la norma en relacién a Ja cual se mide la realidad islamica, ya sea juridica, social o hist6- rica. Y las comparaciones con Occidente se hacen siempre en detrimento de los musulmanes. EI sentimiento etnocéntrico que emana de los textos situan- do la occidentalizacién o el comportamiento politico pro-occiden- Ei Mundo Arabe y el Mediterraneo 419 tal como criterio de valoraci6n positiva a la hora de presentar paises 0 acontecimientos histéricos llega a limites sorprendentes. Por ejemplo, la presentacién de Arabia Saudi e Iran a favor de la primera: En 1988 Arabia Saudita, uno de los patses moderados y que eva una politica mds pro-occidental, ha roto relaciones diplo- maticas con Irdn, debido al soporte que da el dirigente irani, el ayatollah Jomeini, al movimiento del radicalismo islémico’. Criterios parecidos Ievard a algunos autores de Manuales incluso a dignificar al despético, pero pro-occidental, régimen del Shah que precedié a la revolucién iranf: Irén, cuyos sectores sociales medios se habian impregnado de occidentalismo y cuya economia habla experimentado un gran progreso moderno en tiempos del sha Reza Pahleyi, cae bajo la dominacién de Jomeini apoyado por los fandticos chiitas, Visceralmente hostil a los Estados Unidos, Jomeini se vuelve también contra la Unién Soviética a raiz de la invasién del Afganistan y desencadena la guerra contra los “herejes sunnitas” del Irak’. Fruto de esta visién, los autores de los Manuales se implican en el objeto de estudio y toman partido reflejandolo en el voca- bulario en que se expresan. Los términos “peligro”, “ira”, “mie- do”, “amenaza”, “fanatismo”, “radical” son reiteradamente adju- dicados al Islam, as{ como expresiones que implicitamente deno- tan desprecio e intolerancia hacia éste. En consecuencia, la impre- sién final es la de un Islam fuente de conflictos sociales y poli- ticos que crean en el estudiante una visién negativa de todo lo que es musulmén y arabe. 3 EDEBE. Sociales. 8° EGB. 1990, pag. 172 ‘ EDELVIVES. H° del Mundo Contempordneo. COU, pig.460. 20 = El Mundo Arabe y el Mediterraneo Por otro lado, los Manuales cuando tienen que describir procesos politicos y sociales en el mundo musulman, lejos de utilizar el anélisis sociolégico, politico, histérico, se limitan a explicarlos como manifestaciones de religiosidad extrema. Parece como si Jo que ocurriera en el mundo musulmén se debiese al determinismo de su condicién isl4mica, entendida ésta como in- movilista, retrasada, fanatica...y, por supuesto, culturalmente in- compatible con nuestro modelo occidental. Asi, el fenémeno del islamismo, o mal llamado fundamentalismo islamico, es reducido a un irracional fanatismo religioso sin que se consideren en nin- gtin momento las causas de su emergencia y extensi6n entre las poblaciones musulmanas y lo que realmente significa hoy dfa para esas sociedades. De la misma manera el terrorismo y la guerra cuando estén implicados en ellos los musulmanes son explicados como consecuencia del islam y no como resultado de circunstancias socioeconémicas y polfticas precisas. La revolu- cién iranf es explicada de forma extraordinariamente reduccionis- ta limiténdola a un fervor religioso fandtico, ignorando todos los factores sociales, politicos y econémicos que gestaron este hecho tevolucionario: Jomeini representa la derecha més dura del islamismo. Su inspiracién esté en la tradici6n shitta. Los shiftas constituyen una secta segiin la cual el tiltimo imdn no murié y vive escon- dido en algin lugar del mundo, aunque siempre existe un hom- bre inspirado que puede tener comunicacién con él. Jomeini es para sus seguidores este hombre inspirado. En el extraiio régi- ‘men que ha instaurado se aplica con toda severidad la ley islé- mica, y se predica el odio a los Estados Unidos (“el gran Sa- tan” )5 Jomeini: Dirigente religioso y politico de la revoluci6n irant. Seguido fervorosamente por las masas populares, instauré un régimen politico conservador y reaccionario basado en el Corén. Este movimiento fandtico se esta extendiendo a otros paises is- lamicos. El cambio de régimen en Irén ha tenido decisivas conse- cuencias en la zona. La renovacién que supone el movimiento fundamentalista constituye una amenaza para los patses vecinos con una fuerte presencia islémica’. Se llega a tal abuso de la explicacién “islamica” 0 “Sslamis- ta” que acontecimientos internacionales que nada han tenido que ver con ningtin movimiento islimico se explican como conse- cuencia de supuestas revoluciones islémicas: El acontecimiento internacional mas relevante de la década de los 70 tuvo lugar en Oriente Medio y concretamente en Irdn, con la llegada al poder de los fundamentalistas musulmanes. La victoria del fundamentalismo no se limité a Irdn. Antes, en 1969, el coronel Gaddafi habia logrado el poder en Libia. La revolu- cién isldmica llegd también a Afganistén, lo que provocé la in- vasién soviética del pais en 1979. Queda por ver hasta donde se va a alterar el mundo tras ta inestabilidad que estd creando la Revolucién Islémica, cuyo il- timo lider es Sadam Hussein y su Guerra del Golfo’. : Ya en 1929 Hassan el-Banna habia fundado la Hermandad Musulmana, cuyo objetivo era volver a la pureza de las ratces corénicas y rechazar toda la “contaminacién de Occidente”. Mas YV. VIVES. Historia de las Civilizaciones y del Arte. Occidente. 1° BUP. 1989, pag 52. SM. Sociales, 8° EGB. 1992, pég.143. ANAYA. Historia del Mundo Contempordneo. 1990. COU, pig.476. SANTILLANA. Formacién Humanistica. 1° / 2° Curso. 1990, pag. 204. SM. Sociales. 8° EGB. 1992, pég. 14. tarde, en la década de los setenta, surgen varios movimientos integristas isldmicos y los “hermanos musulmanes” desencade- nan campafias contra la laicizacién y la extranjerizacion del mundo islémico con presiones de tipo legal y acciones terroris- tas. Duefio del poder en Libia, Gadafi apoya la “revolucién is- lémica” y numerosos atentados siembran el desorden y el terror, para coaccionar a aquellas autoridades musulmanas que consi- deran claudicantes (asesinato de Anuar el-Sadat, revuelta contra Assad), 9 contra las potencias exteriores enemigas (atentados antiisraelitas en los aeropuertos de Roma y Atenas en 1985)", Ni una sola de las explicaciones de los ejemplos arriba mencionados es correcta: la revolucién iranf es un acontecimiento que tiene lugar a fines de 1979 y por tanto marcard la década de los ochenta, en absoluto la de los setenta; la toma del poder de Gaddafi en 1969 no s6lo no tuvo ninguna relacién con el islamis- mo sino que, por el contrario, vino de un movimiento politico- militar panarabista calcado del modelo naserista egipcio, rival politico de los islamistas; la invasién soviética nada tuvo que ver con ninguna revolucién islémica; Saddam Huseyn, lider del so- cialismo drabe ba‘zista ha sido un oponente historico del islamis- mo iraqui y de la revolucién islémica iranf; los atentados de Roma y Atenas de 1985 estuvieron exclusivamente relacionados con movimientos de extrema-izquierda de la lucha armada palestina. Es importante destacar también que muchas de las exposi- ciones que aparecen en los Manuales coinciden con la imagen que de ciertos temas se dan en los medios de comunicacién, donde abundan los errores, las generalizaciones y el catastrofismo en el tratamiento de los temas. De hecho, parece evidente que los temas ® EDELVIVES. H* del Mundo Contempordneo. COU, pig.460 El Mundo Arabe y ei Mediterraneo 24 son seleccionados en torno a las cuestiones que mAs cobertura medidtica tienen en el momento en que el libro es redactado y de ahf que se caiga en el sensacionalismo y, desde luego, en la se- leccién de aquellas cuestiones que en los medios se interpretan como més amenazantes para Occidente (guerra santa, petréleo, terrorismo): Mundo drabe, fanatismo musulmdn, civilizacién islémica, tres conceptos de plena actualidad"’. En consecuencia, se imprime una imagen en que el Mundo arabe ¢ islamico se identifica sistematicamente con la violencia, el conflicto y la incapacidad para afrontar la modernidad. Como se desconocen las dindmicas internas existentes hoy dia en un mundo musulmén en proceso de cambio, se recurre a explicacio- nes que pertenecen més al 4mbito de los clichés y los prejuicios que a la realidad, cuando, a nuestro juicio, el objetivo de los Manuales de base debe ser dar una visién clara y apropiada del Islam y el Mundo drabe, lo cual permitiré que, después, sean los profesores quienes ilustren adecuadamente sus explicaciones con los acontecimientos mediaticos del momento. En realidad, se tratarfa sobre todo de transmitir a nuestras j6venes generaciones que la cultura es un beneficio universal que se construye y enriquece gracias al mestizaje de pueblos y civi- lizaciones y que ninguna cultura logra por si sola avanzar, bien al contrario la acumulacién e intercambio culturales son el motor del desarrollo de los pueblos. Y en lo que concierne a las culturas islamica y europea, lejos de construirse aisladas y separadas, se han intercomunicado y ambas se han beneficiado mutuamente de "SM. Mundo. 1° Bup. 1991, pag. 116. 22 _ EiMundo Arabe y el Mediterraneo los avances respectivos a lo largo de la Historia. Al igual que en el esplendor de la cultura y ciencias musulmanas participaron las antiguas culturas persa, bizantina y griega, cuyas aportaciones fueron asumidas sin complejos por los cientificos y pensadores musulmanes, de la misma manera hicieron més tarde los hombres del Renacimiento europeo con las aportaciones filosdficas y cien- tificas de la cultura musulmana, cuya contribucién fue decisiva para que pudiese tener lugar dicho Renacimiento y el posterior desarrollo ilustrado que abrié las puertas de la modernidad. 1, Mundo Arabe y Mundo Musulman Las definiciones de “paises arabes” y “paises islamicos” se confunden con cierta frecuencia en los Manuales, equivocando su delimitacién geografica y los elementos que integra la nocién de “mundo drabe” y los que implica “mundo musulmén”. Asi mis- mo, las relaciones que existen entre ambas entidades tampoco son correctamente explicadas. Veamos algunos ejemplos: El mundo drabe -en realidad deberfa hablarse de mundo musulmén para designar al amplio conjunto de paises con una cierta unidad cultural y religiosa, pero no étnica- tiene unas caractertsticas socioeconémicas propias” El mundo islamico. Su drea de extensién comprende la zona del Préximo Oriente y el Norte de Africa. Al conjunto de patses isldmicos se les lama también paises drabes. Los paises islami- cos que agrupan poblaciones de razas diferentes, se sienten uni- dos por la religidn y la tradicién cultural del Islam". El mundo islémico se caracteriza por el hecho de que esté ‘formado por un conjunto de paises unidos por una misma lengua, el drabe, por una misma religién, el islamismo, y por problemas semejantes, El clima desértico predomina en el dmbito islamico, aunque también encontramos patses islémicos en la zona ‘monz6nica, como Bangla Desh e Indonesia's El hecho de que los pafses arabes sean mayoritariamente musulmanes no significa que el mundo isldmico se reduzca a ellos, como tampoco que el patrén cultural drabe y la lengua Arabe sean comunes a todos los paises musulmanes. Sin embargo, existen importantes conexiones entre ambas entidades. Lo arabe ha estado siempre estrechamente vinculado a lo musulman por dos motivos principales: el islam nacié en Arabia y la lengua drabe es la lengua de la revelacién divina y en la que est escrito el Corn y, por tanto, tiene para todos los musulmanes un valor sagrado, Asi mismo, durante siglos la civilizacién y el imperio islamicos estuvieron centralizados en regiones drabes (Meca, Medina, Damasco, Bagdad, El Cairo) y gobernados por arabes bajo la autoridad califal. De ahf el gran vinculo entre lo arabe y Jo musulmdn. Sin embargo, ni todos los arabes son musulmanes ni todos los musulmanes son arabes. Por otro lado, existe una utilizacién errénea de muchos tér- minos, y principalmente el uso de islamismo por islam: El islamismo se extiende por la mayoria de los paises del norte de Africa, Oriente Medio, Indonesia y parte del Asia Monz6nica y del Asia Central’. SANTILLANA. Geografia Humana y Econdmica, 2° BUP- 1987, pig. 268 EDEBE, Sociales. 8° EGB. 1990, pég. 52 EDELVIVES. 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El mundo islamico no es exclusivamente drabe, porque se extiende también por Asia y Africa; es un concepto religioso y cultural, no raciat”, En consecuencia, recomendamos que esta cuestién se ex- ponga teniendo en cuenta los siguientes conceptos: El “Mundo Arabe” lo constituyen un conjunto de paises que van del Golfo Pérsico al Océano Atldntico, que cuentan con una lengua comin -fijada en el Corén, aunque con variaciones dialecta- les- con una misma religién, el Islam, que marca su vida social piiblica y privada, y a los que une el sentimiento de compartir un mismo patrimonio cultural y el recuerdo de un pasado de nacién unificada en los primeros tiempos tras las conquistas musulmanas. No por ello dejan de existir minorias cristianas drabes, como la copta en Egipto, la maronita en Libano, o la cristiana y griega ortodoxas repartidas entre los patses del Creciente Fértil. Estas comunidades, si bien son de confesion cristiana, pertenecen cultural- mente a la civilizaci6n isldmica. El Mundo Arabe se encuentra dividido en cuatro conjuntos regionales. El primero lo integra la Peninsula Ardbiga, cuna del 1 SM. Mundo, 1° Bup. 1991, pag. 330. El Mundo Arabe y el Mediterraneo 23 Islam, zona en la que se produjo la revolucién social, cultural y politica que supuso el trdnsito de la tribu a ciudad, operado por la predicacién de Mahoma. En la actualidad engloba un conjunto de Estados mds 0 menos extensos y con regimenes muy diversos, en los que el tribalismo, de una manera o de otra, sigue estando presente y sobre los que reina el hegemonismo politico de Arabia Saudi. El segundo grupo lo forman los paises del Valle del Nilo, con un claro predominio de Egipto sobre el Suddn. Destaca el primero por su milenaria tradicion estatal, por su cardcter dominante agra- rio y por su capacidad de liderazgo en el conjunto drabe e islémico, atestiguado en diversas etapas de la historia medieval y contempo- rdnea. Asi mismo, Egipto es el pats mas poblado del mundo arabe, donde han surgido, o se han desarrollado, buena parte de los mo- vimientos politicos e ideolégicos mds relevantes del mundo drabe contemporéneo, y que cuenta con una institucién islémica, la Uni- versidad de Al-Azhar, cuya autoridad y reconocimiento se extiende @ todo el Grea islémica. La comin dependencia de Egipto y Suddn del rio Nilo ha funcionado como cordén umbilical que ha unido largos pertodos de la historia de estos dos patses (gobierno egipcio sobre el Sudén desde 1821 a 1953; aspiracién nacionalista de la “Unidad del Valle del Nilo”) y ha convertido sus relaciones en un factor esencial de la politica exterior de ambos. Sin embargo la fuerte centralizacién politica que ha caracterizado la historia de Egipto, asi como la homegenidad de su geografia y poblacién diferencié profundamente su proceso de arabizacién e islamizacién con respecto al Sudén donde la pluralidad bioclimdtica, émica, confesional y lingiiistica condicioné un desarrollo de un Islam muy distinto al egipcio, donde las cofradias y el marabutismo han desempefiado un importante papel sociopolitico. 24 — ElMundo Arabe y el Mediterraneo. En realidad, la islamizacién del Sudan no fue el resultado inmediato de una conquista, como ocurrié en el caso de Egipto, sino, mucho mds tardia, fruto de siete siglos de continua y casi impercep- tible emigracién drabe procedente de Egipto y del Este (a través del mar Rojo), de manera que hasta finales del siglo XV los tres reinos cristianos del Sudén no se islamizaron completamente. El comercio y los desplazamientos tribales, ast como la labor de los predicadores musulmanes serdn las vias de la islamizacién sudanesa. Sin embargo esa inmigracion érabo-musulmana apenas traspasard el paralelo 10 a causa de las profundas diferencias bioclimdticas de esta zona con respecto al Norte, que, actuando como una frontera natural, frend el avance de aquellos pobladores. El posterior establecimiento de los limites geogrdficos del Sudén, fruto de la colonizacién inglesa, se realizard de acuerdo al reparto de las zonas de influencia europeas en Africa que, lejos de tener en cuenta conceptos culturales, emo- grdficos o lingittsticos, en el caso del Sudén englobd en un mismo pais dos dreas netamente diferenciadas cultural y étnicamente: el Norte, de poblacién musulmana y de origen drabe o autéctona ara- bizada y el Sur, de gran pluralidad etnogréfica, y de poblacién ma- yoritariamente animista, con algunos nicleos cristianos. El enfren- tamiento entre las dos zonas, aprovechado e incentivado por el co- lonialismo britdnico, se ha expresado a través de una sangrienta guerra civil que dura desde 1955. En tercer lugar, el Creciente Fértil, antafio regidn que vinculé estrechamente a sus distintas ciudades y poblaciones formando parte de un mismo Imperio, el Omeya, el Abbast y més tarde, el turco Otomano. Su vocacién de unidad quedé rota con las divisiones es- tatales artificiales establecidas por las potencias europeas al fin de la Primera Guerra Mundial. Hoy es un conjunto desgarrado, some- tido a continuos conflictos bélicos y compuesto por sociedades mal articuladas por estar integradas en fronteras estatales que no han tenido en cuenta las aspiraciones nacionales de las poblaciones y comunidades que engloban. Por tiltimo, el Magreb (el Occidente drabe) es la region drabe que mds estrechos lazos tiene con Espaiia, la cual incluso colonizé parte de su territorio (y no sélo hay que recordar la estrecha franja del Norte marrogqut o del Sahara, sino también a los casi doscientos mil levantinos que vivieron en el Oranesado). Formado por paises con una vocaci6n regional mal encauzada, por regtmenes y sistemas politicos de muy diversa naturaleza, cuenta con una economia des- integrada y desigual en sus distintos Estados, algunos con abundan- cia petrolffera (Argelia y Libia) y otros fundamentalmente agricolas (Marruecos y Tiinez), y todos ellos en vias de desarrollo pero sin una infraestructura que ayude al proceso de integracién regional. Asi mismo, hay que sefialar que la expresién de Nacion Arabe responde también a todo este Mundo, pero tiene connotaciones ideo- légicas que nos remiten a la utopia panarabista concebida en las décadas de los afios cincuenta y sesenta de nuestro siglo. Aunque siga siendo consigna obligada en predmbulos constitucionales, pro- clamas de partidos o discursos oficiales, la nocién de Nacién Arabe entré en crisis a partir de 1967. Por otro lado, la nocién de Mundo islamico es mucho mds amplia geogrdfica y culturalmente, dado que junto al drea drabe existen otras en que el elemento musulmdn convive con una gran diversidad de sustratos étnicos, culturales y lingiiisticos. El “Mundo musulmdn” se extiende sobre mds de 11.000 kilémetros recorridos entre el Atldntico y el Pacifico, del Sahara occidental a Indonesia, Islas Filipinas y China, sumando una poblacién total de més de mil millones de almas. Asi, junto a la regién drabe, el “Mundo isldmico” se prolonga en otras dreas. De un lado, esté el area turca, islamizada a partir del siglo X aunque de manera masiva desde el XIV, y que en la actualidad integra a Turquia, con grandes vinculos hist6ricos, socia- les y politicos con el drea drabe, y las cinco Repiiblicas islamicas del Asia central, ex-soviéticas, Uzbekistan, Azerbaydn, Kirguizstan, Kazajstan y Turkmenistdn. Este drea cuenta con una poblacién musulmana de 79.240.000 millones, lo que supone el 98% de sus habitantes. A continuacion, estd el drea irania, conquistada desde el siglo VII por el Islam, e islamizada mayoritariamente desde el X. En esta region se integran los Estados actuales de Iran, Afganistén y Pakis- tan ast como la Repiiblica ex-soviética de Tayikistdn. La poblacién musulmana suma 140.347.000 millones, en torno al 98% de sus habitantes. En el Grea india (Bangladesh, La India, Sri Lanka y Nepal), la conquista isldmica comenz6 en el 712, se continud en el 998 y el 1180, y no alcanz6 Bengala hasta el siglo XVI. Los musulmanes en este Grea suponen el 20% de una poblacién total de 789.648.000 millones de habitantes, con diferencias notables entre unos paises y otros. Por ejemplo, en La India los musulmanes representan el 11% de la poblacién, mientras que en Bangladesh suman el 80%. En el drea malaya (Indonesia, Malasia, Birmania, Camboya, Filipinas, Singapur, Tailandia, Vietnam), donde la islamizacién fue tardia y no se extendié hasta los siglos XIII y XIV, el ntimero de musulmanes es de 137.371.000 millones (41% de la poblacién total). Es de resaltar que en Indonesia el Islam representa entre el 80 y el 90% de la poblacién, siendo la nacién del mundo que més musulma- nes agrupa. En estas dos tiltimas dreas el Islam es un importante compo- nente, pero no es mayoritario como en las areas turca e irania. La minoria musulmana que existe en el Grea china (China Popular, Mongolia, Taiwan y Japén) fue islamizada a partir del siglo XIII y suma el 1,8% de sus 982.300.000 millones de habitantes. El Mundo Arabe y el Mediterraneo 25 Finalmente, el Africa subsahariana, donde una arabizacién insignificante no impidié una extensa islamizacidn desde el siglo XIV en el oeste africano, y el XVIII en el este, la poblacién musul- mana representa el 26,5% de la poblacién total. La penetracién del Islam en Africa se hizo bdsicamente a través del comercio y se realiz6 por tres vias: el movimiento mds importante partié del Norte de Africa, otra corriente unié los puertos de Arabia (y a veces de Persia) con las costas de Africa oriental por el Océano Indico, y otro unié Arabia con Somalia y el sur de Etiopta. Hay que seftalar junto a estas dreas la presencia de un Islam “europeizado” y “americanizado” en esos dos continentes, resulta- do en su mayor parte de las migraciones histéricas procedentes de Asia y Africa. Ast mismo, junto a la nocién geogrdfica de “Mundo islémico”, basada en una realidad numérica determinante, existe otra nocién cultural-religiosa de cardécter extra-territorial representada en el concepto musulmdn de la Umma, comunidad a la que pertenece todo musulmdn. Simbolo de un ideal unitario islémico que no ha encon- trado facil concrecién a lo largo de la historia, ha pervivido en los hombres del Islam como un ideal 0 como una aspiracién a vivir conjuntamente que nunca ha dejado de manifestarse en las socieda- des musulmanas. 2 Procesos de descolonizacién e independencias Si bien los procesos de descolonizaci6n atraen el interés de los Manuales reflejandose en una extensidn inusual en los temas sobre el Mundo 4rabe e isl4mico contempordneo, la falta de or- denacién de los acontecimientos y de clarificacién de los hechos 26 El Mundo Arabe y el Mediterraneo impiden que se Ileve a cabo una comprensién sistematizada de la evolucién de los paises arabes desde sus independencias. Una amalgama de fechas, nombre propios y referencias politicas ca- rentes de elementos explicativos dificultan al estudiante para en- tender los procesos respectivos. De la misma manera, tampoco se explica con claridad la naturaleza de los regimenes que emergieron tras las independencias y que constituyen los estados de hoy dia. La seleccién que a continuacién exponemos da prueba de todo ello: La descolonizacién de Africa del Norte. Tres fuerzas van a estar actuando en todos los paises: colonialismo-neocolonialis- ‘mo, oligarqutas conservadoras y pro occidentales y movimientos revolucionarios populares". Con todo, en 1945 subsistian los principales imperios euro- peos. Fueron ellos los afectados por el proceso de descoloniza- cién, que a partir de 1947, acabé con el sistema colonial. El movimiento comenzé en el Sudeste Asidtico; se extendid después al Oriente Medio, dando lugar a la aparicién del Estado de Is- rael y a los conflicios con los paises drabes de la zona’. En Egipto, en 1953 fue proclamada la Reptiblica, en 1954 Nasser, el hombre fuerte de la revolucién, se convirti6 en jefe de gobierno y en 1956 se promulgé la nueva Constitucién siendo proclamado presidente... En Suddn el diltimo golpe de Estado establecié a J. El-Numeiry como presidente de un régimen auto- ritario, el cual procedié a efectuar una politica de islamizacién, acereéndose al grupo de paises musulmanes... En Libia, se pro- dujo en 1969, la revolucién de los militares j6venes, dirigidos por El-Gadafi, que acabaron con la monarquia y establecieron una Repiiblica socialista, nacionalista y popular... En Tiinez, entre 1950 y 1955, el partido independentista Neo Destur, con su lider Bourguiba, se movid entre actividades terroristas y huelgas hasta lograr en 1954 la autonomia y las conversaciones que acabaron en independencia en 1956. En 1957, se proclamé la Repiiblica, siendo Bourguiba su presidente”. La retirada de las tropas inglesas y francesas en 1946 con- {firmé la definitiva independencia de los patses drabes del Oriente Proximo. Algunos de estos paises ya eran independientes antes de la guerra,como ocurria en Egipto. Pero durante los primeros aiios de su independencia estuvieron sujetos a continuas luchas imestinas, derivadas a veces de sus estructuras arcaizantes en un mundo de cambio. .. Egipto: Un golpe militar derrocé al rey Faruk, donde se establecié un gobierno... con antagonismos personalizados entre los generales Naguib y Nasser. AL fin, en 1954, Nasser se deshizo del rival e implanté una larga dictadura hasta su muerte, suce- diéndole su continuador Anuar el-Sadat. Los intentos de formar una Repiiblica Arabe Unida, con inclusidn de Siria, no legaron a prosperar; pero Egipto ha pretendido una especie de liderato sobre los patses arabes, sin conseguirlo de modo efectivo, pero catalizando en ocasiones la accién de los demds contra Israel, «Irak: también en Irak se han sucedido varios golpes de {fuerza y conspiraciones. Sin embargo, el régimen de “dictadura” de un partido apenas ha podido enmascararse en apariencias constitucionales; es un ejemplo, entre otros, que ofrecen los pat- ses drabes, de “dictadure para el desarrollo”, cuya base econd- mica radica en su riqueza petrolifera’. .. en la Repiiblica de Siria también se ha practicado la dictadura del partido Baas. en Jordania en cambio, se mantiene desde 1952 una linea estable, bajo el monarca Hussein, y lo mismo ocurre en la Arabia © SM. Mundo Contempordneo. COU, pig. 366. 2 §M. Mundo Contemporéneo. COU, pag, 366, ® ANAYA. Historia del Mundo Contempordneo. 1990. COU, pig.365. 21 EDELVIVES. H* del Mundo Contemporéneo. COU, pag. 459. Saudita, Pero el pequefio pais jordano no dispone de los abun- dantes recursos petroliferos sauditas, para apoyar un despegue econdmico, y se halla involucrado a su pesar en el conflicto con Israel. Recomendamos el siguiente tratamiento del tema: EI final de la Segunda Guerra Mundial supuso el punto de arranque de los procesos de descolonizaci6n, si bien en Egipto éste habta tenido lugar precozmente tras la Primera Guerra Mundial. La emergencia de los respectivos movimientos nacionalistas, que se or- ganizaron para luchar con firmeza contra los poderes coloniales, estuvieron alentados por las declaraciones anticolonialistas de la URSS y EEUU en la Carta Atlantica (1941), y antes por la decla- racién Wilson de 1921 sobre el derecho de todos los pueblos al autogobierno y autodeterminacién. Todo ello obligaré a las poten- cias coloniales a ir concediendo la independencia, aunque, en todos los casos, garantizandose la continuacién de estrechos lazos con las ex-colonias de manera que éstas logrardn que se les reconozca la soberania politica pero dificilmente alcanzardn la independencia econémica. Los paises en vias de desarrollo, en su mayor parte antiguas colonias, van a depender de la ayuda de los patses desa- rrollados para su relanzamiento econémico. La consecuencia ha sido que es tal la dependencia de los paises ex-colonizados que la situa- ci6n ha sido definida por muchos como una nueva forma de colonia- lismo indirecto basado en las desigualdades Norte-Sur. De todas formas, cada movimiento nacionalista logrard la independencia para su pats en distintas fechas y de manera diversa. En Egipto, Gran Bretafta consintié en 1923 una independencia vigilada para contener el auge de un gran movimiento nacionalista que la dura represion briténica de 1919 no logr6 frenar. Bajo la formula de una monarquia constitucional liberal a imitacién brita- ® Idem. pag.459-460. El Mundo Arabe y el Mediterraneo 27 nica, en la que Gran Bretafia se reservé el control de los asuntos claves del pais (proteccién de las minortas, presencia militar, con- trol del Canal de Suez...), Egipto vivid treinta aftos de enfrentamien- tos entre la corona y el movimiento nacionalista representado por el partido Wafd. Los ingleses apoyando al rey contra el Wafd se ase- guraban el control politico del pais. En consecuencia, no serd hasta Ia revolucion de los Oficiales Libres, con Gamal Abd el-Naser a la cabeza, en 1952, cuando Egipto logre su verdadera independencia y soberanta. Los Oficiales Libres, grupo nacionalista surgido del ejér- cito, reaccionaron al caos en que habia caido el sistema mondrquico egipcio. Sus objetivos fueron lograr la independencia, el orden y la modernizacién del pais. En el caso de Iraq, donde los britdnicos inspiraron otra mo- narquia, la independencia meramente formal de 1930 no logré disi- mular la situacién semi-colonial imperante que no tendré fin hasta Ta cruenta revolucién anti-mondrquica de 1958. Como en Egipto, del ejército va a surgir la nueva élite politica predominante frente a las clases tradicionalistas y terratenientes que habian constituido la élite politica y socio-econdmica del pats durante las respectivas monar- quias. En ambos casos, los regimenes egipcio e iraqut se orientardn a favor de sistemas socialistas ideolégicamente adaptados a la espe- cificidad drabe e islimica de estos patses. En Siria, la independencia llegard en 1946 cuando las revuel- tas y presiones contra el Mandato francés se hagan imparables. Aqui también serd el ejército quien vaya asumiendo el liderazgo politico del pats a través de sucesivos golpes de Estado hasta que en 1963 llegue el partido socialista arabe, el ba‘z, al poder. En Transjordania, para acallar las aspiraciones nacionalistas, Inglaterra se vid abocada a conceder la independencia en 1946, proclamdndose entonces el reino hachemi de Jordania. Sin embargo, una alianza con Inglaterra permitird a la ex-potencia colonial man- tener su presencia militar en el pais. 28 El Mundo Arabe y el Mediterraneo En Libia la resistencia mds firme contra los italianos la enca- bezd Omar al-Mujtar, lo que le llegé a costar la vida, pero no fue hasta después de que los italianos perdieron la Segunda Guerra Mundial cuando ésta logré su independencia formal en 1951. Idris al-Senussi, originario de la cofradia Senussiya, fue convertido en un rey que bajo la influencia occidental -de Gran Bretatia y EEUU principalmente- rigid, entre 1952 y 1969, un reino tradicionalista y autoritario, desagregado politica y socialmente y minado por el tribalismo y las intrigas de palacio. También fue del seno del ejér- cito de donde surgié la reaccién contra la retardataria y autécrata monarquia libia y el I de septiembre de 1969 un grupo de jovenes oficiales, liderados por el coronel Muammar al-Gaddafi y muy in- fluidos por el modelo naserista, dieron un golpe de estado y procla- ‘maron una reptiblica semejante a la egipcia de Gamal Abd el-Naser. En Marruecos, independiente en 1956, el Movimiento Nacio- nal, representado inicialmemt por el partido Istiglal (de la Indepen- dencia), tendré que compartir el éxito de la lucha anticolonial con el rey marrogut y, en consecuencia, serd éste el que acabe imponien- do su concepcién del Estado a través de una monarquéa en que el soberano goza de enormes poderes. Sin embargo, en Tiinez, la des- colonizacién progresé de forma regular gracias a una politica de pequeiios pasos regida hébilmente por el incontestable lider nacio- nalista del partido Neo-Destur, Habib Burguiba, Este, al contrario que en Marruecos, logré desbancar al monarca tunecino y proclamar un afto después de la independencia, en 1957, la Reptiblica en el pais. Pero, sin duda, el proceso de descolonizacién mds largo, di- ficil y cruento fue el de Argelia. En los demds patses drabes la independencia se obtuvo, aunque con la ayuda de grandes manifes- taciones y revueltas populares, a través de pactos con las potencias colonizadoras, sin embargo, en Argelia fue necesario que el movi- miento nacionalista argelino se sumergiese en una cruenta guerra de doce afios contra Francia para lograr su independencia, El Fren- te de Liberacién Nacional argelino lider6 la guerra contra un ejér- cito colonial francés que se resistia a considerar que Argelia no fuese una provincia mds de Francia. En consecuencia, las relaciones entre Francia y Argelia han sido siempre muy delicadas, si bien existen grandes lazos entre ambas. Con las independencias tuvo lugar el nacimiento de los Esta- dos-nacién drabes, los cuales tentan la tarea de construir politica, social y econémicamente paises que hasta entonces no habian exis- tido como tales y que estaban sumidos en la ignorancia y el subde- sarrollo a consecuencia del sistema colonial que se les habia im- puesto. Los regimenes adoptados fueron mayoritariamente repibli- cas, si bien Marruecos y Jordania siempre han sido dos casos par- ticulares de monarquias tradicionales. Con respecto a los sistemas politicos, predominaron los modelos liberal y socialista. Y todos son Estados confesionales isldmicos. El sistema de partidos predominan- te ha sido el monopartidista, e incluso sin partidos. Este tiltimo caso es el de Arabia Saudi donde el régimen esté basado en Ia alianza entre los principes (la tribi de los Ibn Sa’ud) y los ulemas (laos jurisconsultos promotores del rigorismo islamico que caracteriza a este pats). Frente a éstos, Libano y Marruecos fueron declarados desde su nacimiento regimenes liberales pluralistas pero en ambos la esencia liberal ha sido desnaturalizada por el comunitarismo confesional, en el caso del primero, y del dirigismo del trono en el segundo. En el resto de los Estados drabes el sistema de partido linico 0 hegeménico ha imperado, a excepcidn de dos periodos libe- rales que han afectado a algunos de ellos. El primer periodo liberal drabe se vivid en un marco de sobe- rania limitada durante la monarquia egipcia entre 1922 y 1952, ast como en un estadio semi-colonial durante la monarquta iraqui entre 1924 y 1958, y la repiblica presidencialista siria entre 1920 y 1963. La injerencia de las potencias coloniales y el comportamiento inte- resado de sus aliados politicos en cada uno de estos paises desvirtué Ja experiencia liberal aplicdndose de manera muy poco democriti- ca. La ruptura revolucionaria de los Oficiales Libres en Egipto en 1952, inauguraria el modelo politico dominante que iba a prevalecer en los treinta o cuarenta afios siguientes, inspirado en lo que se ha denominado socialismo arabe y presidido por la forma de gobierno monopartidista. Este tipo de régimen serd modelado por la experien- cia naserista (1952-1970) y adoptado, con variantes, por los regime- nes iraqui desde 1958, sirio desde 1963, argelino desde 1962 hasta 1989 y libio de 1969 a 1977, ademds del Tiinez de los afios sesenta, del Sudén de la primera etapa del régimen de Numeyri, y del Yemen del Sur, hasta su reunificacion con el Norte en 1991. El segundo momento liberal emergerd como respuesta a la crisis que los regimenes drabes van a experimentar en los afios ochenta, fruto del déficit acumulado de legitimidad politica y del fracaso del sistema socioecondmico imperante basado en el modelo de Estado-providencia, Ello obligard a los gobernantes a liberalizar los sistemas monopartidistas y a aplicar reformas econdmicas libe- rales. Este serd el caso de las transiciones hacia el liberalismo politico emprendidas a finales de los afios ochenta en Egipto, Tinez, Argelia, Jordania y Mauritania, aunque sin haberse plasmado en un proceso real de democratizacién. 3. El Magreb La proximidad geografica, los lazos histéricos y las relacio- nes actuales que unen a Espafia y Europa con los pafses del Magreb justifican sobradamente la necesidad de que dentro del conjunto de paises arabes e islémicos, el Magreb ocupe una atencién ma- yor en los Manuales, y dentro de este grupo, Marruecos y Argelia. El Mundo Arabe yel Mediterréneo 29 Sin embargo, la tematica que afecta a dichos pafses se circunscribe casi exclusivamente al proceso de descolonizacién y las indepen- dencias (con particular atencién al caso argelino) sin explicar sus caracteristicas generales en los periodos més recientes. Y en es- pecial las relaciones de Espaiia con Marruecos por la importancia de éstas en la diplomacia espafiola. Nos parece que, por las razo- nes més arriba expuestas, es necesario ampliar el tratamiento del tema en la ensefianza media. Asi mismo, hay que sefialar que en la presentacién general que se suele hacer del Magreb se afirma con frecuencia que los paises magrebies son Marruecos, Argelia y Tunez, ignorando a Libia y Mauritania que también forman parte del conjunto magrebf: Marruecos, Argelia y Tiinez, son los paises drabes del norte africano que tradicionalmente vienen recibiendo el nombre co- min de El Mogreb*. Los Estados del Magreb (Marruecos, Tunicia y Argelia), son paises muy poblados en las costas. Son sociedades agricolas muy influidas por Francia, que creé una rica agricultura de regadio. Tienen minas de fosfatos (Marruecos) y petréleo (Argelia?*. Los habitantes del norte de Africa son blancos, morenos por el sol, hablan el drabe y son musulmanes en su mayorta®. En consecuencia, recomendamos: El Magreb constituye el “Occidente musulmdn”, es decir, aquellos paises del conjunto drabe e islamico situados mds al oeste. Su geografia se caracteriza por repartirse en tres grandes dmbitos en los que la forma de vida y las comunidades que los pueblan varian notablemente. El litoral es la zona predominantemente agri- 3 SM. Ciencias Sociales. 7° EGB (sd), pg. 118 * ANAYA. Boveda, Ciencias Sociales. 7° EGB. 1992, pig. 96. % BARCANOVA. ETNOS. Ciencias Sociales. 7° EGB. 1987, pag. 114 30 El Mundo Arabe y el Mediterraneo. cola, urbana y donde se concentra la mayor parte de la poblacién, a continuacion, la region atldsica estd recorrida por las cadenas montaftosas del Atlas entre las que se ubican Uanuras y altas mese- tas y cuya poblacién se dedica esencialmente al pastoreo, y, final- mente, la region sahariana o desértica, que ocupa algo mds de los tres cuartos del Magreb. Hist6ricamente el Magreb fue punto de encuentro y de trdnsito entre las civilizaciones del mundo antiguo, especializdndose en el comercio a distancia. El Magreb era el centro de un eje que unia Al- ‘Andalus con el Oriente musulman y de otro vertical que unia las regiones subsaharianas con el Mediterraneo. La poblacién magrebi esté compuesta de arabes y beréberes. Los beréberes constituyen la poblacién autéctona del Norte de Africa que ha conservado en gran parte su propia lengua, denominada amazig. En la actualidad las comunidades beréberes mds numerosas se encuentran en Marruecos (en el Rify el Medio y Alto Atlas) y en Argelia (los cabiles y chaouis de l’Aures en el Noreste del pats, mozabitas en el centro, y tuaregs en el sur), constituyendo en el primer caso mds del 30% de la po- blacién y en toro al 20% en el segundo. En Tiinez existen pequerios micleos aislados, ast como en Libia donde se sitian en torno a la frontera tunecina, siendo el pequefio oasis de Siwa, situado en terri- torio egipcio junto a la frontera con Libia, el micleo mds oriental de poblacién beréber. Hay que sefialar que, si bien ha sido constante la reivindicacién cultural beréber para que se reconozca su lengua y patrimonio cultural, nunca los beréberes han tenido un proyecto nacional concurrente con el marrogui 0 argelino. Es decir, nunca ha habido movimientos independentistas. No obstante hay que recordar que los colonizadores explotaron a su favor la divisién drabe/beréber. La diversidad étnica y lingiiistica del Magreb se acompafa de la homogeneidad confesional, dado que son todos musulmanes. Esta realidad magrebi ha traido consigo que siempre haya sido el islam, més que la arabidad, el componente primordial de la cohesion nacional. a El Magreb, a excepcion de Libia y el Norte de Marruecos, quedé dentro de la zona de influencia colonial francesa. Francia establecié protectorados en Tiinez y Marruecos, mientras Argelia, precozmente colonizada desde 1830, fue asimilada a Francia como un departamento mds del pais, Serd durante la segunda Guerra Mundial cuando los movimientos nacionalistas magrebies se desa- rrollen y sintonicen sus propuestas de independencia presentadas a Francia y a la comunidad internacional, recordando a los paises aliados la valiosa contribucién magrebi durante las dos guerras mundiales. De todas formas la independencia tardaria aiin en llegar y costarfa muchos esfuerzos. Marruecos y Tiinez se convertian en Estados soberanos en 1956, y Argelia, tras una larga y cruenta guerra de liberacién, en 1962. Libia la obtendré en 1951 y Mauritania, Estado artificial fruto del colonizador, en 1960, si bien los marroquies no la reconocerdn como Estado hasta una década més tarde. Ast mismo, hay que sefalar que la experiencia colonial de Marruecos fue distinta a la de sus vecinos, dado que su territorio estuvo dividido en tres zonas: dos de diferente administracion colo- nial, el protectorado francés y el espaiiol, y una tercera, internacio- nal en la ciudad de Tanger. En consecuencia, el proceso descolonizador fue discontinuo y muy diversificado. Entre los distintos patses del Magreb, Marruecos y Argelia van a ser los dos grandes Estados que, ademds, se enfrentardn por detentar el liderazgo magrebi. Pero en todos los casos la descoloni- zacién y la construccién de los nuevos Estados fue muy traumdtica y costosa, dado que, ademds, la economia del pats quedard atin en manos coloniales durante tiempo. En Marruecos, se opt6 por un régimen mondrquico en el que el soberano acumula un enorme poder, predominando sobre el legis- lativo y el ejecutivo, mientras los partidos politicos nacidos del Movimiento Nacional se especializardin en el trabajo de oposicién sin que su conflictiva relacién con el rey les permita formar gobier- no. No sera hasta 1998 cuando por primera vez en la historia de Marruecos la oposicién politica logre gobernar, fruto de un marco de reformas politicas liberalizadoras iniciadas en 1992. El liderazgo religioso del rey, cuya familia proclama que su ascendencia procede de la del Profeta, es un elemento bdsico de su legitimacién. En Argelia, la descolonizacién fue particularmente dura y abrupta. Los argelinos ocuparon literalmente las casas y las propie- dades en campos y ciudades que un millén de colonos pieds noirs tuvieron que abandonar tras la guerra de liberacién. El modelo politico adoptado por la nueva Argelia independiente fue el socialis- ta regido por un partido tinico, el Frente de Liberacién Nacional, que habia liderado la lucha independentista. La reforma agraria y la revolucién industrial y cultural serdn los objetivos primordiales del régimen. La revolucién cultural lanzada por el régimen argelino se bas6 en la reafirmacién del cardcter musulmdn y drabe de los argelinos (impulsando la arabizacién forzada de la poblacién, que, de hecho, era francéfona). Argelia va a padecer graves problemas de identidad dado que la traumdtica experiencia colonial levé a los argelinos a no aceptar como propia la herencia colonial francesa, tratando de cubrir su déficit de identidad, 0 “afrancesamiento”, con una obsesiva recuperacién, conservadora y estricta, de los valores culturales isldmicos, En términos econdmicos, la revolucién industrial pudo lanzar- se gracias a la exportacién de petréleo y gas procedentes de los ricos yacimientos con los que cuenta este pais. El aumento del pre- cio de los hidrocarburos en los afios setenta permitié al presidente Huari Bumedidn implantar una extensa industria pesada (siderurgia y metalurgia) que, cuando en los aitos ochenta bajé el precio del petrdleo, la economia argelina no pudo mantener. Esto serd el punto de arranque de la grave crisis econémica que afecte al pais desde mediados de los ochenta, incapaz de mantener el Estado-providen- El Mundo Arabe y el Mediterraneo 34 cia que habia levantado. El ascendente malestar social obligard al régimen a liberalizarse y en 1989 una nueva Constitucién ponia fin al régimen socialista a favor de otro liberal pluripartidista. En ese nuevo marco, el Frente Islémico de Salvacién, de tendencia islamis- ta, gané las elecciones en 1992, pero un golpe de Estado militar anulé las elecciones e impidid que se continuase la experiencia li- beral. Desde'entonces comenzé una dificil y cruenta etapa de enfren- tamiento entre los islamistas y el poder militar que desestabiliza cada vez mds al pats. En Libia, el golpe de estado liderado por el coronel Mu’ammar al-Gaddafi en 1969 inicié una nueva etapa de su historia que iba a estar estrechamente vinculada a la personalidad e ideario de su lider. Tras ordenar la evacuacién de las bases inglesas y americanas del pais, Mu’ammar al-Gaddafi comenzé liderando un régimen po- litico inspirado en la experiencia naserista de Egipto para finalmen- te transformarse, en 1977, en un Estado de las masas 0 Yamahiriyya, JSruto de la evolucién de la visién del mundo y de la sociedad del propio Qaddafi. Sin embargo, tanto en su primera etapa como en su reconversién posterior, el régimen modelado por Qaddafi ha tenido que amoldar su estructura a los tres elementos bdsicos de la reali- dad sociopolitica libia: la matriz religiosa del Estado (por el papel desempefiado por la cofradia Senussi en su construccién nacional), la débil cohesion nacional (por tratarse de la reagrupacién de tres regiones bastante inconexas: Cirenaica, Tripolitania y Al-Fazzan), y el peso de la estructura tribal en la organizacién social del pats. Mauritania, bisagra entre el mundo drabe y el negro, es una Repiiblica islémica de predominio politico arabe en la que el enfren- tamiento racial entre moros y negros estd siempre latente. Indepen- diente desde 1960, inicié su andadura politica con un régimen de corte socialista. Las principales fuentes de ingresos son la pesca de altura, ya que no existe industria, y los.minerales de su subsuelo. 32 El) Mundo Arabe y el Mediterraneo En Tiinez, Habib Burguiba logré entre 1956 y 1961, apartan- do a los demés partidos politicos y abrogando la monarquia, con- vertir a su partido Neo-Destur en tinica fuerza politica del pats bajo su firme liderazgo. Convertido en Partido Socialista Desturiano, durante la década de los sesenta, Tiinez adopté un modelo econdémi- co basado en la planificacién y el cooperativismo agrario que en los setenta fue sustituido por un sistema econdmico de corte liberal autocrdticamente dirigido. En 1987 Burguiba fue depuesto “consti- tucionalmente” por Ben ’Ali y el régimen experimenté un cambio a favor de la apertura politica que, sin embargo, desde 1992 volvid a ‘su linea autoritaria cuando el poder comprendié que existia una oposicién politica capaz de promover la alternancia en el poder. Tiinez es un pequeno pats norteafricano cuya poblacidn es més homogénea que la de sus vecinos magrebtes y que ha logrado un equilibrio econémico también superior a ellos, El turismo, la agricultura (olivos, citricos y vifiedos, principalmente) y la industria textil son, como en Marruecos, importantes pilares de la economia nacional. Por el contrario, Argelia y Libia son patses con escaso desarrollo agricola, siendo los hidrocarburos el pilar de su econo- mia. En el caso de Argelia la agricultura fue floreciente durante la colonizacién pero la opcién “industrializante” del régimen argelino en los setenta condujo a su abandono. En consecuencia hoy dia Argelia tiene que importar la mayor parte de los alimentos que consumen sus ciudadanos. Libia es un pais muy poco poblado (en torno a4 millones de habitantes)y de inmensa superficie en su mayor parte desértica. Este pais, gracias a sus ingresos por la riqueza petrolera ha impulsado un costosisimo proyecto de fertilizacién del desierto, creando el Monte Verde ast como la construccién de un rio artificial. Otro importante factor con respecto al Magreb es el derivado de los contenciosos fronterizos. Tiinez con Libia, y ésta con Argelia tienen rivalidades territoriales, fruto del desacuerdo en el trazado de las fronteras. Pero el desacuerdo existe sobre todo entre Marruecos y Argelia. De hecho, nada mds lograr la independencia Argelia, éste pais y Marruecos entraron en guerra en 1963. Dicho conflicto, co- nocido como la Guerra de las Arenas, estuvo motivado por las rei- vindicaciones marroguies sobre Tinduf y Déchar que los franceses integraron en Argelia para asegurarse sus riquezas del subsuelo, considerando Argelia una provincia francesa y, por tanto, mas facil de conservar que Marruecos, bajo el sistema de protectorado, La Argelia independiente respondié a las reivindicaciones de Marrue- cos con la declaracién de la QUA sobre “la intangibilidad de las fronteras heredadas de la colonizaci6n”. Una década mds tarde, la descolonizacién del Sahara occi- dental, rico en minerales e hidrocarburos, volveré a enfentar a ar- gelinos y marroqutes, convirtiéndose esta cuestion en tema clave de lo que en realidad es una rivalidad entre ambos patses por la hege- monia regional. La cuestién del Sahara sigue siendo hasta hoy dia objeto de lucha por parte de Marruecos que siempre ha defendido su marroquinidad frente al nacionalismo saharaui, apoyado por Argelia, que reclama su independencia. Buena parte del origen del conflicto arranca del pertodo colonial espaiiol y de las condiciones en que se produjo la descolonizacién espafola de la zona cuando el régimen del general Franco agonizaba en 1975. Los acuerdos tripartitos firmados aquel afio entre Espafia, Mauritania y Marrue- cos establecian que tras la retirada de Espana, Mauritania contro- larfa el tercio sur del Sahara Occidental y Marruecos los dos tercios del norte. La incapacidad de Mauritania para afrontar a los insur- gentes saharauis apoyados por Argelia y las presiones marroqutes,le llevaron en 1979 a Mauritania a retirarse y renunciar a la porcién que le adjudicaban los acuerdos de 1975, lo que fue aprovechado por Marruecos para anexionarse la regién denominada por los es- pajioles Rio de Oro. El conflicto continiia sin solucién a la espera E| Mundo Arabe y el Mediterraneo 33. de la celebracién de un referéndum de autodeterminacién que no se celebra por los desacuerdos entre Marruecos y el Polisario sobre el censo, es decir las personas con derecho a pronunciarse en dicho referéndum, III. El Magreb, la orilla sur del Mediterraneo Anna Maria Ros i Miragall José Antonio Antén Valero Profesores de Secundaria, miembros del MRP Escola d’Estiu del Pais Valencia y de la ONGD ENTREPUEBLOS Anna Maria Ros i Miragall (1954-1997), particip6 en la lucha antifranquista, fue una destacada activista en el movimiento sindical, de solidaridad y de la renovacién pedagégica en el Pats Valencia y supo combinar la accién con el estudio y la reflexion critica. Autora de diversos trabajos y materiales pedagégicos y didécticos entre el que se encuentra El Magreb, Ia orilla sur det Mediterrdneo, coordiné el presente libro hasta su fallecimiento el 11 de septiembre de 1997. 36 El Mundo Arabe y el Mediterraneo Introduccién Uno de los objetivos del presente material diddctico es el de explicar el auge del islamismo, pero si no queremos caer en los estereotipos al uso, esta explicacién ha de abarcar necesariamente elementos de la vida econémica, cultural, social y politica del Magreb. No podemos hablar de islamismo sin hacer referencia al choque de culturas desde la Edad Media, sin hacer referencia al reformismo de la En Nahda del s. XIX, pero tampoco sin las formas del Estado-Nacién después de las independencias y sin tener en cuenta las permanencias culturales y sociales después de ella, la crisis del Welfare State, de las formas del patriarcado mediterraneo, de la crisis generada por la tentativa de la posibi- lidad de un modelo occidental, de la existencia de una sociedad plural, del papel de Ja religion en la cultura drabo-musulmana,... Estas son algunas de las variables que se utilizan en Ja explica- cién. El Magreb, la orilla sur del Mediterrdneo es un material que pretende un acercamiento entre nuestro alumnado y el Ma- greb, como una forma de favorecer el conocimiento mutuo en un momento tan delicado como es el del fenémeno migratorio y el islamismo. La proximidad geogrdfica y el pasado comtin hacen necesario un reenfoque de este tema. Como sefialan en su inves- tigacién Martin, Valle y Lépez (1996), los manuales escolares suelen abordar el Magreb en relacién a los procesos de descolo- nizacién e independencias, sin entrar analizar los periodos recien- tes que son precisamente los que ms directamente nos afectan como hemos indicado. Igualmente, sefialan las autoras cémo en Jos manuales las referencias al mundo drabe e isldmico, suelen aparecer generalizaciones, falsedades, intencionalidades, confu- sidn en los datos, reproduccién de clichés y estereotipos, manipu- Jacién de los hechos u omisién, desprecio por la diversidad, xe- nofobia, justificacién de la violencia europea, contradicciones de interpretacién, ausencia de valores como la solidaridad...Que for- man parte de una amalgama de errores del tratamiento tematico que sigue vigente hasta el presente. De igual forma, los medios de comunicaci6n, suelen mostrar una tendencia a oponer los valores occidentales frente a los islé- micos, identificandolos con atraso y falta de adaptacién a la mo- dernidad, a la vez que en el lenguaje, los términos se asocian a un cierto desprecio y sensacién de amenaza, mostrado comunmente con sensacionalismo, resaltando la crudeza de las imagenes y los titulares (en la prensa, por ejemplo), sin que se aborden en pro- fundidad los procesos politicos y sociales del contexto magrebi. EI islamismo es explicado de manera casi exclusiva, en clave de fanatismo religioso sin que sean abordadas las causas que lo origi- nan ni lo que representa para esos pueblos en toda su complejidad. La imagen europea se ha “construido” como una alteridad que se define por exclusién de lo que es 0 no europeo, de forma que lo que resulta minusvalorado se considera extrafio (Duplé, Frias y Zaldua, 1996; Navarro, 1997). El modelo explicativo de esta construccién identidaria de lo europeo entré en crisis en el siglo XIX. La perspectiva modernizadora y la “idea de progreso” reenfocaron una explicacién pseudocientifica de las diferencias entre el norte y sur del Mediterréneo, entre desarrollo y atraso. Esta visién ha tratado de negar cualquier relacidn entre los dos

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