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Soy bac) Molloy VIVIR ENTRE LENGUAS PERDIDA *Perder” una lengua, quedarse deslenguado, En la fa- milia de mi madre eran once hermanos. Los tres ma- yores hablaron de chicos el francés de sus padres, que tne imagino espeso, meridional; luego la familia se vol- monolingiie. Los padres, mis abuelos, zseguirfan hablando su franeés en privado, cuando se contaban cosas, cuando hactan el amor? Nadie puede coatestar esa pregunta. Es como siel francés, en esa familia, se ublera escondido en el cléset, Pienso: si yo bubiera t- nid hijos, gen qué idioma les hubiera hablado? ¢CuAl habrfa reprimido? Porque el francés eral idioma que mi madee habia perdido quise, desde muy temprano, recuperaelo en su hombre, No querfa que mi padre fuera bilingiie y mi adrena, De muy chica pedi aprenderto y contrataron una maestra, una vieja amiga de una ¢fa de mi madre, para que nos ensefiara a mi hermana y a mi, Madame Susanne, como la llamabamos, usaba turbante y nos hacéa escuchar a Charles Trenet, Ain hoy, si escucho ‘Ménilmantant, inevitablemente vuelvo al eomedor de la dase de mis padres, a Madame Suzanne, mi hermana y yo inelinadas sobre una vietrola, y a mi madre que hos mira desde el otro cuarto, como si quisiera unirse a nosotros ¥ no se atreviera, Alprincipio Madame Suzanne se desesperaba por- que cuando no sablamos una palabra resueltamente afrancesibamos la palabra espaiola: fe café, arriesgi- bamos, se revolvfa con wie cuobartte, Mientras tanto Madame Suzanne, a hablar con mi madre, hacfa lo m mo en sentido inverso: le daba una receta y le decia que habia que tener cuidado de que la preparacién no torna~ ra en vez de tio s¢ cortara. Los ejemplos que recuerdo, como se verd, remiten (o re-tornan) a la casa, «la cucha- ray ala olla; remiten a lo casero, aunque las lenguas del sujeta bilingiie nunea lo son, La mezcla, el ir y venir, el switching pertenece al dominio de lo snbeinalicke que es, precisamente, lo que sactide la fundacidn de la casa. PECRIS MA LECTURE Aprendi a hablar primero en espaitol pero a leer prime- ro en inglés, Recuerdo a una Mrs. Richardson que nos ensefiaba los sonidos del alfabeto inglés (fn A says A for Apple, Mr. B says B for Ball era un alfabeto riguro- samente masculine). Este eurioso sistema para un idio- ma tan poco fonético me permitié trasponer los sonidos alespaiol que en cambio si lo es. Mister Adecia Ay crala A de Apple pero también era la A de Agua. “Esta chica aprendid a leer sola”, clad mi tia un dia que me encontré leyenclo en voz alta en espatol, No me atrevi 2 Corregirla; solo estaba traduciendo sonidos. ‘Aun de chica sabia que iba a eseribir pero no sax bia por dénde empezar, Leia vorazmente cuanta libro aterrizaba en mis manos, sobre todo en inglés, Lo wni- co que lefa en espafiol, ademas de las lecturas que se asignaban en el colegio, eran los libras secretos de mi madre, los que guardaba en sui mesa de noche y eta, salteadamente, antes de apagar la luz. Casi todos eran uraducciones del inglés Margaret Mitchell, Pearl Buck, Vicky Baum=, con Ta exeepeidn de un par de libros tra- iducidos del italiano que lef évidamente ~Malaparte, Moravia~ hasta que mi madre descubrid mig leceuras clandestinas y los escondi6. Volvia Nancy Drew. Hubo, sf, un libro francés que lef de chica en traduc- cién, las Memorias de nn asno de la Condesa de Ségun, Me identifiqué con Cadichon, con el malteato al que sometian al pobre burro, loré con y por él. Las mani- pulaciones emocionales de la Condesa ~nada més eftear que perturbar a un chico con el sufrimienta de un ani+ mal~dieran en el blaneo, Hace poco me compré un vie~ jo cjemplar del oviginal, en la ediciémde la Bibliotheque, Rose [llustrée, para ver “edmo sonaba” en francés. No- he sido capaz de abrirlo hasta el dia de hoy. TERRITORIO Cada idioma tiene su territorin, su hora, su jerarquia. El colegio de mi infancia se divide en dos mitades, inglés por la mafiana, espafal por la tarde. Es, por ende, un colegio bilingiie. Pero se lo llama un “colegio inglés”, sin dua por el prestigio que connota el térming, pero también por la ley que impera. Sina alumna habla en espafiol durante la mafiana y no en inglés, y la pesca wna maestra, es castigada, Diebe ir al despacho de la directora donde firma el beck book, que resulta ser una libretita negra menos ominosa de lo que suena. A las tres firmas uno es expulsado, Orras transgresiones serias que llevan a la firma y eventual expulsién: Hevar las medias enro- lladas en los tobillos, el pelo sin atar, o copiarse de una compafiera. Son ofensas graves (tan aebicrarias como los pecadas mortales de la iglesia catdliea) pero acasa hablar espafal durante La maiana inglesa sea a peo De pronto, recuerdo algo interesante: los chistes se contaban en espaiol, la lengua prohibica por Ja maflana. © mejor dicho, la anécdota ge contaba en inglés pero “las partes” solo se nombraban en espa- fio], como aquellos textos médicos decimonénicos que acudian al latin para hablar de lo innombrable. Solo después aprendé los equivalentes en inglés, a través de lecturas. Como es bien sabido, la literatura cumple miil- tiples propositos. Por la tarde la eseolaridad es en espaitol. Si alguien habla en inglés a nadie le importa. No hay castigo. El espaiiol, comparado con el inglés, es una lengua des- colorida, por lo menos para las que la traemos de casa. ‘Como la madre en Freud, ¢s certissivia. Mis padres ad- miran este sistema pedagdgico no solo por la divisién de tiempos y espacios lingussticos sino porque el inglés est por la mafiana “cuando estén mis freseas”, Mis pa- dres me regaflan, nos regaiian, a mi hermana y a mi, si mezclamos. La casa reproduce las divisiones en la no- vela familiar: espafiol eon la madre, inglés con el padre Mezela (cuando no te oyen) entre hermanas, como una suerte de lengua privada Reconoef esa misma mezcla en uno de mis viajes a Buenos Aires, en una tienda de articulos regionales, of all places. Dos mujeres, nids 0 menos de mi edad, bien vestidas, estén mirando unas bufandas de alpaca, hablan entre si. Esta le va a queday bien, don’t you think, pero no quiero gastar tanto, it’s guite expensi- ve, che. The switching is effortless: tendra sus reglas pero you uorno hablante, no las conozco: switcheo, i 1 no analiza. Pienso: estas mujeres deben de haber ido al mismo colegio que-yo, v ahora que no las oven los padres, mezelan. MEZCLA He escrito bufanda y de pronto recuerdo otro desvio lingiifstico: en la Argentina la gente no dice, o no decia (los bilingilismas tienen también sus épacas), byfan- da, decia écharpe, o mis bien echarpe, pronuncianda la ch ala francesa pero haciendo sonar lae final. Pera la gente bien decia écharpe, pronunciando la palabra resueltamente en francés, esa otra lengua de la cultura aigentina. Mis que de bilingilismo se trata aqui de efec- to bilingtie, no tanto trabajo de steteh como trabaja de cita, tan tipico del argentino algo afectada, o de quien anda entre argentinos afectados, no necesariamente bi- lingiies. Anécdora cultural: José Bianco, inolvidable es- critor y editor de la revista Sur, visita la universidad de Princeton, Reputados hispanistas le preguntan qué contacto habia tenido con Américo Castro cuando este vivia en Buenos Aires. ;Cémo era, querian saber estos hispanistas, el autor de La pecndiaridad lingtifsticw rio- platense y su seatido histévica? Bianco cuenta que era muy simpatico, encantador, ¥ que hablaba como una a sefiora bien argentina, Estupor general, pedido de expli- cacién. Cada tres palabras en esparial, dejaha caer dos en francés, que les aclaro hablaba muy bien, responde suieltamente Bianco, Cunde el desconcierto: para estos hispanistas, tan atentos a nociones de pureza de lengua, es imposible aceptar lo obvic: que el camped de la he- terodoxia, fel a sus ideas, se atreviera a mezelar. PUNTO DE APOYO :Por qué hablo de bilingiismo, de mi bilingiiismo, des- de un solo idioma, y por qué he elegido hacerlo desde dlespafiol? No sési elegir es la palabra, a pesar de que el término ha adquirido cierta distincién heroica, come en le choix de Moréas o las declaraciones de Conrad (“yo no elegé el inglés, el inglés me eligié a ml"). Quigrase ono, siempre se es bilingte desde una lengua, aquella en la que uno se aposenta primero, siquicra proviso- Hdamente, aquella en la que uno se reconoce, Esto no significa aquella en la que uno se siente més comodo, ni tampoco la que uno habla mejor, ni menos la que se usa para la escritura. Hay (es necesario encontrar) un. punto de apaya y desde ese punto se establece la rela- cién con Ia otra lengua como ausencia, mas bien como sombra, coma objeto de deseo lingiifstico. A pesar de que tiene dos lenguas, el bilingite habla como si siem- pre le faltara algo, en permanente estado de necesidad. (Esta tiltima frase la rraduzcodel francés: état de besoin. La expresidn describe, entre otras cosas, el estado del 3B adicto que necesita otva dosis, otro fix}. A pesar de que tiene dos lenguas, el bilingiie habla siempre alterado, al- terado camo se usaba él término por log afios cuarenta para indicar que alguien no tiene completo control de sus reacciones, “habla o se rie como una alterada”. El bilingiie nunca se desaltera, valga el galicismo. Désul- térer: calmar la sed. Sicmpre se escribe desde una ausencia: la elec! de un idioma autométicamente significa el afantasma- miento del otro pero nunca st desapaticisn. Ese otro idioma en que el escritor no piensa, dice Roa Bastos, lo piensa a él. La que al comienzo parece imposicién ~gpor qué habria que elegir?~ pronto se vuelve venta- ia. La ausencia de lo que se ha postergado contintia a obrar, oscuramente, como un ticita antrement dit que complica lo escrito en cl idioma elegido y lo percude © mejor, lo infecta, como dice Jacques Hassoun, usan- do el térming como se usa en pintura cuando un color se insinds en el otro: “Nous sommes tous des ‘infectés? dela langue”. And yet, aad yet, Esa contaminacién también se da en los habitos cle lectura mas comunes del bilingtie, con efectos desconcertantes. Sé que cuando estoy manejan- do en el campo y voo.un anuncio al borde del camino que dice “ley pavement” por un segundo pienso “icy” an fiancéety ko-quees mis; pretenciosamente, 1 picny so con i griega, en el francés medieval que alguna vez estudié): " Aqui pavimento”. © sien el campo veo un wy cartel a la vera del camino que anuncia “Hay”, mi pri- mera reaccién es leerlo en espafiol (desde el espafial), y plenso *;Qué es lo que hay?” antes de darme cuen- tade qite lo que hay es bay, ex decin, herio. Pace mie! cartel deberfa decir: "Hay hay”, la primera palabra en espaol, la segunda en inglés. Estos pequefios descon- Jertos me itritan y sin embargo no puedo evitarlos: me agarran desprevenida. LENGUA ANIMAL En qué lengua les hablo a mis animales, me pregunta un amigo. Nunca en franeés, por alguna razén, le digo muy segura, acaso porque el francés nunca llega a ser, de veras, lengua casera y lo animal es parte de la casa. Sigo cavilando y agrego, quiza les hablo en inglés por- que me gusta hablar nonsense con los animales cuando nadie me oye, inventarlés nombres absurdos, y el inglés se presta mas al sin sentido. Pero no, me corrija, deko de usar los dos porque también le digo mamica linda a Ja perra, cuando te imaginds que nunea le dije mamta linda a nadic cn mi vida, / woseldn’t be canght dead, pero con los animales se puede ser cursi, Fn cuanto a los disparates, tampaca son privilegio del inglés: a una de las gallinas la llamé, durante un tiempo, Curuzt Cuatid, no me preguntes por qué. Alas gallinas les hablo en espaol, agrego muy se- gua, ante el estupor de mi amigo que no sabia que t- inas, Vienen corrienda cuando les digo ;Chi- casa comer! ¥ cuando las hago entrar en el galpén les canto A la cama, @ la cama, a ia cana con Porcel. Esto lo digo como quien confiesa un pecado serio, yo que nunca fui adepta de los shows del vulgar gordo, Mi amigo se rie y (creo) entiende,

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