Está en la página 1de 1

No creer en un mismo, nos hace temerosos de nuestras decisiones, lo que nos lleva a creer en

dios.

Si tenemos una naturaleza “malvada” entonces no podríamos tener amor propio.

Al no tener amor propio, cualquier semi-dios puede poseernos.

Pues no nos consideraríamos suficientemente valiosos para ser libres.

Estaríamos ansiosos de seguir a quien sea, pues no confiamos en nosotros mismos.

La muerte es insignificante y sin importancia. La eternidad es importante. Y eternidad es ahora.

Yo no moriré, es el mundo el que terminará

También podría gustarte