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Rodococosis

Es una enfermedad infectocontagiosa, que afecta el tracto respiratorio de los potrillos. Son
susceptibles los equinos y varias especies domésticas y salvajes. No es estacional y tiene un periodo
de incubación de 12 a 72 horas. Es una zoonosis.

Son varios los microorganismos capaces de provocar neumonía o abscesos pulmonares en los
potrillos. Si bien Rhodococcus equi es la bacteria que con mayor frecuencia se ha aislado, otros
gérmenes como Streptococcus equi, Streptococcus zooepidemicus, Actinobacillus equuli, Bortedella
bronchiseptica, Escherichia coli, Salmonella sp., Pseudomonas aeruginosa y Pasteurella sp. son
también responsables de la enfermedad.

1- Etiología
Rhodococcus equi.

Rhodococcus equi es una bacteria Gram positiva, anaerobia facultativa, encapsulada y no


esporulada. Es un germen no móvil, catalasa positivo y parcialmente ácido resistente. Es
pleomórfico, ya que adopta formas en L, en V o en empalizada. Forma colonias pequeñas,
abundantes y de color blanco cremoso, que con el tiempo se vuelven grandes y de color rojo
salmón. Es resistente a la desecación y a los desinfectantes comunes. Sobrevive en el
interior de neutrófilos y macrófagos.

El microorganismo es un saprófito que se desarrolla bien en presencia de materia fecal,


principalmente en épocas estivales o de altas temperaturas. La consecuencia es una elevada
contaminación de las pasturas y un peligro potencial de infección para los animales a campo.

Rhodococcus equi, antes denominado Corynebacterium equi, es una bacteria de distribución


universal presente en la tierra, el aire y el agua. Incluido en el orden Actinomycetales, es la
especie más patógena del género Rhodococcus. Habita en el intestino de varias especies
animales, especialmente en caballos. Ataca a potrillos de 1,5 - 3,5 meses de edad, los cuales
aún no son inmunocompetentes. La bacteria es endémica en algunas zonas y causante de
severos cuadros neumónicos en animales que aspiran polvo contaminado. Además, es
considerado un oportunista que puede aprovechar una enfermedad viral previa como
Influenza o Rinoneumonitis y agravar el cuadro respiratorio. El 3 % de la mortalidad de
potrillos en todo el mundo es debida a neumonías por R. equi.

En la especie humana, R. equi es el microorganismo más comúnmente asociado a patologías


pulmonares en pacientes con deficiencia inmunológica por padecer el síndrome de
inmunodeficiencia adquirida (SIDA), neoplasias hematológicas o por recibir tratamiento
prolongados con drogas corticoesteroideas, entre otros. No obstante, se han reportado
casos de personas afectadas que no presentaban deficiencia inmunológica. La tasa de
letalidad es del 25- 50% en pacientes inmunosuprimidos y del 10% en inmunocompetentes.
2- Fisiopatología
R. equi es un patógeno intracelular. Invade y se reproduce en los polimorfonucleares y
macrófagos alveolares de los potrillos, resistiendo la fagocitosis. La gravedad del cuadro es
directamente proporcional al número de gérmenes inhalados que llegan a los pulmones. Las
bacterias provocan una piemia (tipo de septicemia generalizada) persistente y una
bronconeumonía supurativa bilateral, afectando en mayor medida a las porciones anteriores
de los pulmones de los potrillos. No es frecuente que se produzcan lesiones metastásicas en
el hígado, riñones, articulaciones o sistema nervioso. En raras ocasiones puede presentarse
empiema pleural. En el intestino grueso, R. equi produce manchas rojizas en la superficie
serosa y linfadenitis abdominal purulenta con formación de abscesos de tamaño
considerable en el mesenterio.

3- Signos clínicos
Hay aumento de la temperatura que oscila entre 39 y 41,5°C, una severa disnea, tos intensa
y ruidos auscultables en toda el área pulmonar. Es frecuente la secreción mucopurulenta
bilateral por los ollares. Los abscesos pulmonares diseminados empeoran el cuadro, ya que
se instala una severa bacteriemia que puede provocar la muerte si los potrillos no son
tratados. En determinadas ocasiones existen cuadros diarreicos. El curso de la enfermedad
puede ser agudo, pero lo frecuente es que adopte la forma subaguda o la crónica. En los
potrillos mayores, la enfermedad es algo más benigna que en aquellos de menor edad.

4- Diagnostico
La química sanguínea revela un alto tenor de fibrinógeno plasmático, superior a 500 mg/dl1.
El hemograma presenta valores variables de anemia y la presencia de una elevada
leucocitosis neutrofílica, que puede ser superior a 50000/mm3.
La imagen radiográfica demuestra zonas alveolares irregulares y consolidadas de tipo
nodular.
Por medio del lavado transtraqueal se obtienen muestras para posteriores cultivos
bacteriológicos.
La técnica de fijación del complemento y la prueba de inmunodifusión en agar confirman el
diagnóstico de Neumonía a Rhodococcus equi.
En la actualidad, existe un kit para diagnosticar la presencia de R. equi por inmunodifusión.
El laboratorio Pro-Ser, S.A. sugiere su utilización para la detección in vitro de anticuerpos
contra R. equi en suero de potrillos infectados, para la evaluación semicuantitativa de la
respuesta inmune en animales vacunados contra Rodococosis o en potrillos recién nacidos
cuyas madres hayan sido vacunadas durante la preñez.
En la necropsia se observan áreas de bronconeumonía bilateral en lóbulos apicales y focos
purulentos en el parénquima del pulmón. Los ganglios mediastínicos están aumentados de
tamaño y con áreas purulentas. También está afectado el aparato digestivo con
agrandamiento de los ganglios mesentéricos y en ocasiones abscesos en hígado y riñones. La
bacteria se encuentra en el pus concentrado que hay dentro de los abscesos.
5- Tratamiento
Es muy importante efectuar un cultivo y antibiograma precoz para determinar el
quimioterápico más eficaz a emplear. De esa forma es posible que el potrillo pueda
recuperarse y evolucione favorablemente. R. equi es sensible a la rifampicina, eritromicina,
trimetoprimsulfadiazina y gentamicina. La asociación de rifampicina y eritromicina por vía
oral ha dado muy buenos resultados tras la administración continua durante 1-2 meses.
Ambos fármacos penetran en los abscesos y en el interior de los macrófagos para destruir a
los gérmenes allí presentes, merced a su liposolubilidad. Las penicilinas, tetraciclinas y
cefalosporinas de tercera generación son inactivas contra R. equi. Los animales
deshidratados se tratan con soluciones electrolíticas balanceadas. Permanecerán en boxes
limpios y sin polvo, guardando reposo hasta el alta clínica.

6- Prevención
Las estrategias de prevención y control consisten en:

- La disminución del número de microorganismos en el ambiente, disminuyendo la


densidad animal, retirando las heces de los pastos y la reducción de polvo, no siendo
necesario el aislamiento de los potros infectados.
- Detección temprana de la enfermedad mediante muestreos en las explotaciones
endémicas, realización de examen físico, medición de niveles de leucocitos, fibrinógeno
y ecografía torácica en potros susceptibles.
- Inmunización pasiva mediante la administración de plasma hiperinmune en
explotaciones endémicas e inmunización activa mediante vacunación, aunque hasta la
fecha ninguna de las vacunas desarrolladas ha demostrado ser eficaz.

En Argentina se ha desarrollado una vacuna contra la Neumonía de los Potrillos a


Rhodococcus equi de la cual reportan excelentes resultados. Se aplica a las yeguas preñadas
en dos dosis, a los 40 y 15 días previos al momento de la parición. Mediante vacunaciones
con Rhodovac, en más de veinte haras del país se ha logrado disminuir el índice de
mortalidad en más de un 50 % (gráfico 1). La dosis es de 1 ml. y se debe aplicar por vía
subcutánea. En zonas endémicas, la administración de suero hiperinmune a los neonatos de
madres vacunadas (Rhodoplasma) brinda una mayor protección (gráfico 2). La dosis, que
depende de la gravedad del cuadro, oscila entre 700 y 2100 ml.

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