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RESUMEN

LA PRUEBA DEL DOLO DESDE LA PERSPECTIVA NORMATIVA


Existe una diferencia entre que no se logre validar el dolo dentro del comportamiento
típico en el proceso penal, y su inexistencia. La primera puede lograr absolución en el
proceso y la segunda demostraría la impunidad de su conducta.
El dolo tiene dos etapas, la primera es donde se desea y maquina el acto, la segunda es
la exteriorización y materialización del mismo, y este último es de interés en el Derecho
penal y Procesal Penal, pues la primera etapa no es punible al terminar en sólo
pensamientos. En nuestro marco legal, no existe definición específica entre dolo y
culpa, por lo que la determinación de su existencia en algún evento, recae en la
responsabilidad del juzgador, como un criterio subjetivo. La conducta, para ser
imputada, debe salir de los márgenes de lo permitido de manera social y jurídica, por lo
que la lógica del análisis debe iniciar con el tipo objetivo, para luego evaluar la parte
subjetiva, y resolver si se trata de culpa o dolo.
Inicialmente los hechos deben calificarse como probados, y desde ahí determinar el
conocimiento al exteriorizar lo que terminó siendo un delito.
El dolo en la doctrina tiene un concepto desde el lado psicológico y normativo, es un
tema a tratar con mucho análisis frente a los medios probatorios, pues podemos
encontrar, por ejemplo, con casos de homicidio imprudente, donde una riña terminó con
un disparo sin dolo, pero la afectación fue letal.
Existen dos teorías que se conflictúan en sus postulaciones, la teoría de la voluntad, la
cual alega que el dolo recae en la voluntad, mientras que la teoría de la representación,
recarga el dolo en la misma representación del resultado mismo. La doctrina moderna,
sin embargo, pretende prescindir del factor volitivo, como mero conocimiento. La teoría
del conocimiento no toma en cuenta la voluntad, soportando su concepto en el peligro
abstracto que significa el conocimiento. Jakobs, secundando a Firsh, afirma que el
riesgo contra un bien jurídico es asumido en el conocimiento, aplicando a ser un delito
doloso, y con ello evaluarse la importancia del bien, así como la intensidad del riesgo,
así sea subestimada por el conocedor imputable.
Los indicios sugieren prueba indirecta, y siempre la prueba tal cual, como prueba
directa tiene mayor peso. También existe el argumento jurídico en el que la intención no
existe, como teoría es como no reconocer los “estados mentales”, por eso el dolo se
considera de un juicio adscriptivo. También hay argumentos sobre la falta de
regularidad de la conducta externa y los elementos subjetivos, por entendimientos
subjetivos de lo realizado sin ser compatibles necesariamente con la intención real del
actor. Otro argumento es de la proyección de nuestros estados mentales, aduciendo que
conocemos que hubiéramos hecho o pensado si estuviéramos en el luchar de la persona
juzgada. Por otro lado, el argumento de la imposibilidad de comprobación, intenta
desvirtuar el vínculo por no poder ser verificable. El argumento de que la verdad no es
lo importante en el proceso, realza la forma inquisitiva en que se lleva. El argumento de
la irrelevancia de la intención es un postulado más enfocado en lo penal.
El dolo tiene un concepto general inexistente, sólo apareciendo en el mundo jurídico, es
típico, como representación subjetiva de aquellos componentes que ejecutan el tipo
objetivo. El dolo es el conocimiento de las consecuencias de la acción, sólo existente en
el Derecho y no en el mundo, como el “querer” de la conducta y sus consecuencias,
incluso las accesorias, por ende, en el dolo interviene la parte volitiva, en plena
capacidad.

Hay grados cognitivos, como la verosimilitud, que busca congruencia entre la hipótesis
y el análisis probatorio del hecho; la probabilidad cuantitativa, postula la amplia
cantidad de posibilidades que no pueden dar por hecho la existencia o inexistencia
tajante de algo como verdad absoluta, basándose en incertidumbre. La probabilidad
puede ser tener visto desde perspectiva cuantitativa o lógica, donde uno se basa al valor
que se le puede proporcionar y la última busca su enfoque racional.
La figura de la duda, es necesaria al poner en mesa la presunción de inocencia, la cual
se debe rebatir con medios probatorios, siendo éste un estado de alta complejidad. De la
misma magnitud, pero basado en un proceso cognoscitivo, el cognoscente logra esta
etapa después de varios procesos, juicios, raciocinios y también evidencias tajantes, y
que finalmente el sujeto cognoscible, el juez, podrá sostener para su determinación del
dolo, el cual tendrá que buscar en su proceso de conocimiento, para no solo creerlo,
además, saberlo. El creer y conocer, es de tal importancia, que puede significar el
resultado sentenciado para algunos casos específicos, todos ellos, bajo el análisis y
responsabilidad del juzgador.

ALEJANDRO BURGA

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