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Mientras se prepara para partir después de una de estas visitas a Baltimore, la señora Bixby
recibe un paquete del coronel que contiene una carta y un regalo caro: un abrigo de visón
oscuro. La carta del coronel le informa a la Sra. Bixby que ya no pueden verse, y sugiere que
le diga a su esposo que el abrigo de visón es un regalo de Navidad de su tía. La señora Bixby
está desesperada mientras lee la carta: su tía es demasiado pobre para recibir crédito por el
regalo. Sin embargo, la Sra. Bixby tiene la intención de quedarse con el abrigo y elabora un
plan. A su regreso a Nueva York visita a un prestamista y empeña el abrigo por $ 50. El
prestamista le da un boleto de empeño, que ella se niega a marcar con ningún tipo de nombre
o descripción. El boleto garantiza su derecho a reclamar el abrigo en cualquier momento.
Ella le dice a su esposo que encontró el boleto de empeño en el taxi. Decide que lo mejor
sería canjear el boleto, a pesar de las objeciones de la Sra. Bixby.
Al día siguiente, el Sr. Bixby va a la casa de empeño para canjear el boleto y reclamar el
artículo que representa. La Sra. Bixby está emocionada y se apresura a ir a la oficina de su
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esposo después de que él la ha recogido. Ella se horroriza cuando él sostiene con orgullo una
estola pequeña y sarnosa, y no su abrigo. Él anuncia que es visón real y que debería
considerarlo su regalo de Navidad.
La Sra. Bixby inicialmente cree que el prestamista le ha robado su abrigo y tiene la intención
de confrontarlo. Pero cuando sale de la oficina de su marido, la secretaria del señor Bixby, la
señorita Pulteney, pasa orgullosa junto a ella, vestida con el abrigo de visón. Se da a entender
el Sr. Bixby está teniendo una aventura con la señorita Pulteney, decidió dar su pelaje, y
compró una barata robó a su esposa en su lugar. Como la Sra. Bixby no puede exigir que le
devuelvan el abrigo sin revelar su propia aventura, está enfadada con su propio petardo.
- El tema fundamental de esas historias jamás varia. En ellas intervienen siempre tres
personajes principales: el marido, la mujer y un canalla. (Dahl, Roald, 2017: p 74)
- La verdad, sin embargo, es que la anciana tía era para la señora Bixby poco más que
una coartada conveniente. El sucio perro, encarnado por un callado conocido como
el coronel, acechaba artero en el último término, y nuestra heroína pasaba con ese
granuja la mayor parte de sus estancias en Baltimore (Dahl, Roald, 2017: p 75-76)
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- La compañía del coronel no dejaba de operar ese efecto en ella. Tenía aquélla virtud
de hacer que se sintiera una mujer verdaderamente notable: una persona de virtudes
sutiles y exóticas. (Dahl, Roald, 2017: p 76)
- En ese preciso momento, la señorita Pultney, la secretaria ayudante, pasó como
flotando a su lado, corredor adelante apresurado por el almuerzo.
Un día soberbio, ¿verdad? Comentó la joven con una sonrisa deslumbradora.
Caminaba con una cadencia, envuelta en un suave hálito de perfume, y parecía, ni
más ni menos, una reina. Una reina vestida con el precioso abrigo de visón negro que
el coronel le había regalado a la señora. (Dahl, Roald, 2017: p 96)
La señora Bixby es una mujer que encuentra en el adulterio una salida temporal de la
monotonía y el aburrimiento que le produce su vida de casada. Pero esta salida se rompe
cuando el coronel le da un regalo de despedida pues para él la relación se ha desgastado.
El abrigo de visón se convierte en un problema pues la señora Bixby no tiene idea de cómo
explicarle a su esposo de dónde sacó un abrigo tan costoso. La coartada de su tía no
funcionaría así que ella lo empeña, pero cuando parecía que todo saldría bien hay algo que
rompe el plan.