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El crecimiento

prolongado de la
economía española y la
primera crisis del s. XXI
PID_00275124

Matilde Alonso Pérez


Elies Furió Blasco

Tiempo mínimo de dedicación recomendado: 5 horas


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Matilde Alonso Pérez Elies Furió Blasco

Catedrática de la Universidad de Catedrático de la Universidad de


Lyon (Lumière, Lyon 2) (Fran- Lyon (Jean Moulin, Lyon 3) (Fran-
cia). Profesora asociada al Institut cia). Profesor colaborador de la Uni-
d’Études Politiques de Lyon (Fran- versitat Oberta de Catalunya. Doc-
cia). Doctora en Historia Económica tor en Economía por la Universidad
por la Universidad de Poitiers (Fran- de Valencia (Estudio General), TU
cia), CEU Universidad de Valencia. Universidad de Valencia.

La revisión de este recurso de aprendizaje UOC ha sido coordinada


por el profesor: Josep M. Batalla Busquets

Segunda edición: septiembre 2020


© de esta edición, Fundació Universitat Oberta de Catalunya (FUOC)
Av. Tibidabo, 39-43, 08035 Barcelona
Autoría: Matilde Alonso Pérez, Elies Furió Blasco
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del titular de los derechos.
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Índice

Introducción............................................................................................... 5

Objetivos....................................................................................................... 6

1. El crecimiento prolongado de la economía española............... 7


1.1. La evolución de la renta per cápita ............................................ 7
1.2. El crecimiento prolongado de la economía española ................. 9
1.3. Cambios estructurales externos de la economía española .......... 12
1.3.1. La globalización económica .......................................... 12
1.3.2. Unión Monetaria y cambio en el régimen
macroeconómico ........................................................... 20
1.4. Los factores internos del crecimiento económico en España ..... 27
1.4.1. La población y la fase expansiva de la economía .......... 28
1.4.2. Demografía, demanda y financiación ........................... 39
1.4.3. El crecimiento inmobiliario ........................................... 45

2. Del crecimiento económico a las crisis económicas.................. 50


2.1. Crisis económica y crisis inmobiliaria ........................................ 50
2.2. La crisis económica internacional y crisis financiera ................. 53
2.3. La crisis financiera en el contexto europeo ................................ 55
2.4. La crisis de la deuda soberana .................................................... 57
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Introducción

En los apartados anteriores se han estudiado los factores determinantes del


comportamiento de una economía. En dicho estudio se han presentado los
conceptos clave, los indicadores más pertinentes y se ha ilustrado su uso en
un análisis de la economía española. En los apartados que siguen se utilizará
buena parte de ese conocimiento adquirido y se llevará a cabo el estudio de
los procesos reales que durante las últimas décadas ha conocido la economía
española.

Como desgraciadamente ha mostrado la Gran Recesión, el contexto macro-


económico nacional e internacional incide intensamente en la vida de las em-
presas y de los ciudadanos. Empresas con buenos productos y con un buen
asentamiento en el mercado nacional se han visto obligadas, incluso, a cerrar
parcial o totalmente sus unidades de producción como resultado de la falta
de demanda o de liquidez. El entorno económico ofrece oportunidades pero
también presenta amenazas. Por este motivo, es importante el estudio de la
economía española.

El análisis de la economía española debe suministrarnos un conocimiento su-


ficiente de su funcionamiento y dotarnos de la capacidad para tomar decisio-
nes sometidas a su entorno, lo que exige comprender su lógica del funciona-
miento. Por este motivo, hemos estructurado el estudio de la dinámica de la
economía española a partir de los episodios de crisis económicas y crecimiento
más significativos de las últimas décadas. Pero previo a ello se mostró el posi-
cionamiento de la economía española a largo plazo y en un contexto interna-
cional (apartado 1 del módulo 1). Y seguidamente se establecerá un análisis
cronológico de las fases de crisis y crecimiento económicos (apartados 2 a 4
del módulo 1).
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Objetivos

1. Conocer la posición de la economía española a nivel internacional y su


evolución a lo largo del tiempo.

2. Conocer los determinantes básicos del funcionamiento de la economía


española, sus fortalezas y debilidades.

3. Conocer las características de la globalización con más repercusiones sobre


la economía española.

4. Conocer las características del nuevo régimen macroeconómico español.

5. Entender la influencia de la base material, principalmente de la población,


como factor de crecimiento económico en España.

6. Analizar las virtudes y los defectos del crecimiento económico español.

7. Comprender cómo los factores de crecimiento económico conducen a un


aumento del negocio inmobiliario en España y cómo este se convierte en
un factor adicional de crecimiento económico.

8. Analizar cómo se pasa del crecimiento a la crisis económica en España.

9. Estudiar la influencia de los factores internacionales en la crisis económica


española.
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1. El crecimiento prolongado de la economía española

Tras superar la crisis económica de 1992-93, la economía española iniciará


un periodo de crecimiento intenso y prolongado. El contexto internacional y
las reformas introducidas en el ámbito nacional y en el europeo contribuirán
significativamente a esta expansión. El exceso de liquidez conducirá a una
sorprendente despreocupación de gobernantes, instituciones de regulación y
de parte de los propios agentes económicos; de este modo, la acumulación de
desequilibrios, con el tiempo, y el fin de la liquidez darán paso a una grave
crisis económica. Pero la comprensión de esta requiere estudiar el periodo de
crecimiento económico, cuya primera manifestación fue la propia evolución
de la renta per cápita.

1.1. La evolución de la renta per cápita

El periodo de expansión económica de 1993-2008 permitirá a la economía


española converger en términos de renta per cápita tanto respecto a la UE15
como a Estados Unidos. El avance es de suma importancia, pues mientras que,
en promedio, la Unión Europea se alejaba de la renta per cápita de Estados
Unidos, España se acercaba. La renta per cápita europea se situaba en torno al
72 % de la estadounidense en 1979 y en el 70 % en 2005. En 1979, la renta per
cápita española representaba el 54 % de la estadounidense y, en 2005, pasó a
representar el 60 %. Podría pensarse que se estaban superando las dificultades
crónicas de la economía española para ir más allá de los niveles históricos
de renta per cápita con respecto a Estados Unidos. Sin embargo, un estudio
detallado nos mostrará que el proceso de convergencia no ha sido un proceso
continuo y, desgraciadamente, ha estado caracterizado por retrocesos después
de 2002 (incluso antes de la llegada de la Gran Recesión).

Pero la expansión económica de 1993-2008 propició un acercamiento a la ren-


ta per cápita europea. En relación con los países europeos y, especialmente,
con los socios más importantes (Alemania, Francia, Reino Unido e Italia), la
economía española ha presentado, desde mediados de la década de los ochen-
ta, un proceso constante de convergencia. Desde 1985 a 2005 el diferencial de
renta per cápita se ha reducido en doce puntos, hasta situarse en el 85 % de
la media de UE15, y en 2007 alcanzó el 105,4 respecto a la UE27, tal como
se muestra en la tabla 1. El proceso de aproximación ha sido más intenso des-
de 1999 gracias al mayor crecimiento del PIB por habitante español, como se
observa en la tabla 2.
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Tabla 1. La evolución comparativa del PIB per cápita (PPA) (UE27=100)

Año

Reino Unido
Alemania

Finlandia

Estados
Francia
Irlanda

España

Unidos
Italia
UE25

UE15

1997 104,9 115,5 124,3 114,7 93,3 114,6 119,0 110,6 118,2 160,8

1998 105,0 115,4 122,4 121,2 95,3 115,0 119,7 114,3 117,6 160,7

1999 105,0 115,4 122,1 126,0 96,3 114,8 117,5 115,0 117,8 162,7

2000 105,0 115,3 118,5 130,9 97,3 115,4 116,9 117,2 119,0 161,1

2001 104,8 114,9 116,6 132,6 98,1 115,7 117,8 115,7 119,8 156,5

2002 104,6 114,3 115,2 137,9 100,5 116,0 111,9 115,1 120,6 154,2

2003 104,4 113,7 116,5 140,5 101,0 111,8 110,7 112,8 121,8 156,3

2004 104,2 113,2 116,3 142,0 101,0 110,0 106,7 116,2 123,7 157,3

2005 104,1 112,8 116,9 144,1 102,0 110,6 104,8 114,1 121,9 159,0

2006 103,9 112,2 115,7 147,3 104,0 109,0 103,8 114,8 120,7 158,0

2007 103,7 111,7 114,8 150,3 105,4 108,9 101,9 115,8 118,9 155,7

2008 103,5 110,8 115,8 139,5 103,9 107,3 100,5 115,0 117,5 154,3

Fuente: Eurostat.

Tabla 2. El crecimiento económico a nivel internacional

  1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008

UE25 3,1 3,9 2 1,2 1,3 2,5 2 3,1 2,8 0,8

UE15 3 3,9 1,9 1,2 1,2 2,3 1,8 2,9 2,6 0,6

Alemania 2 3,2 1,2 0 –0,2 1,2 0,8 3 2,5 1,3

Irlanda 10,7 9,2 5,8 6,4 4,5 4,7 6,4 5,7 6 –2,3

España 4,7 5 3,6 2,7 3,1 3,3 3,6 3,9 3,7 1,2

Francia 3,3 3,9 1,9 1 1,1 2,5 1,9 2,2 2,3 0,4

Italia 1,5 3,7 1,8 0,5 0 1,5 0,7 2 1,6 –1

Finlandia 3,9 5,1 2,7 1,6 1,8 3,7 2,8 4,9 4,2 1

Reino 3,5 3,9 2,5 2,1 2,8 3 2,2 2,9 2,6 0,7
Unido

Estados Unidos 4,8 4,1 1,1 1,8 2,5 3,6 3,1 2,7 2,1 0,4

Fuente: Eurostat.

Del conjunto de los países considerados en la tabla 2, España ha sido, detrás


de Irlanda, el de mayor crecimiento económico. Un mayor crecimiento que le
ha permitido aproximar el nivel de vida al de los países más avanzados de la
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Unión Europea e, incluso, superar a algunos de ellos, como Italia, y acercarse a


Francia y Alemania, aunque en parte gracias al mal comportamiento de estas
tres economías.

Tras el crecimiento español se encuentran un conjunto de factores externos


e internos, que juntos han contribuido a modificar las características estruc-
turales de la economía española y, en este sentido, han hecho posible tanto
la fuerte expansión como la rápida desaceleración ulterior. En este apartado
estudiaremos la fase de expansión y en el siguiente, la recesión en la economía
española.

1.2. El crecimiento prolongado de la economía española

Desde el cuarto trimestre de 1992, España ha conocido sesenta trimestres de


crecimiento positivo, de los cuales tan solo en cuatro ocasiones la tasa de va-
riación fue inferior al 2 % y, prácticamente, en la mitad de los casos fue igual o
superior al 3,5 %. Se trata de un periodo de prolongado e intenso crecimiento
económico. El proceso descrito se recoge en la tabla 3.

Tabla 3. Crecimiento y crisis en la economía española

Periodo PIB Gasto en consumo fi- VAB Cons- Formación bru- FBCF. Tasa de
nal de los hogares * trucción * ta de capital fijo * Construcción paro **
Viviendas

Tasa de variación anual (%) %

1992IV –0,9 –0,3 –8,7 –11,3   20,03

1993I –2,5 –2,5 –11,9 –15,0   21,69

1993II –1,5 –2,8 17,5 –9,7   22,17

1993III –0,6 –1,6 –3,8 –6,9   22,87

1993IV 0,2 –1,2 –1,1 –3,1   23,83

1994I 2,2 –0,4 –1,4 –2,2   24,55

1994II 2,6 1,0 0,9 0,1   24,22

1994III 2,2 1,2 2,5 2,6   23,80

1994IV 2,5 2,0 5,6 7,0   23,90

1995TI 3 2,3 10,6 12,1   23,49

1995TII 2,9 1,7 9,4 9,4   22,70

1995TIII 2,7 1,3 4,4 5,2   22,65

1995TIV 2,4 1,5 2,2 3,8   22,76

1996TI 1,7 2,5 –2,6 –1,2 12,6 22,83

1996TII 2,2 2,3 –1,1 2,5 12,4 22,17

* Los datos proceden de dos series diferentes (1992TIV-1995TIV; y 1996TI-2009TII)


** Los datos proceden de diferentes series (más de dos)
Índices de volumen encadenados. Datos desestacionalizados.
Fuente: Elaboración propia a partir del INE.
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Periodo PIB Gasto en consumo fi- VAB Cons- Formación bru- FBCF. Tasa de
nal de los hogares * trucción * ta de capital fijo * Construcción paro **
Viviendas

1996TIII 2,8 2,1 0,6 4,9 14,6 21,72

1996TIV 2,9 2,2 0,6 4,3 9,8 21,60

1997TI 3,4 2,2 1,4 2,8 5,4 21,30

1997TII 3,5 2,9 3,1 5,6 2,2 20,72

1997TIII 3,8 3,2 2,6 3,9 –1,2 20,31

1997TIV 4,7 4,5 2,1 7,8 2,6 20,11

1998TI 4,6 4,4 4,3 8,3 0,6 19,41

1998TII 4,6 4,9 5 8,7 10 18,70

1998TIII 4,7 5,2 7,7 12,9 17,3 18,32

1998TIV 4 4,6 10,3 15,2 15,6 17,99

1999TI 4,1 5,2 9,4 12,3 15,7 16,78

1999TII 4,7 4,7 10,1 15,9 15,6 15,40

1999TIII 5 5,3 7,4 9,3 5,3 15,19

1999TIV 5,3 5,6 6,3 5 9,8 15,19

2000TI 5,8 6,2 6,4 11,5 17,2 14,79

2000TII 5,4 5,4 5,2 5 13,3 13,74

2000TIII 4,5 4,2 5,9 5,1 8,4 13,54

2000TIV 4,5 3,7 6 5,1 3,2 13,42

2001TI 4 3,5 5,6 3,6 0,2 10,94

2001TII 3,5 3,6 6,6 3,9 2 10,35

2001TIII 3,8 3,3 11,9 6,6 16,3 10,29

2001TIV 3,3 3,3 10,1 5 12,1 10,63

2002TI 2,7 2,5 9,8 2,9 13,1 11,57

2002TII 2,9 2,8 8,3 8,3 6,9 11,20

2002TIII 2,6 2,9 2,8 2,1 –0,8 11,51

2002TIV 2,7 2,9 4,5 5,7 9,4 11,62

2003TI 3,2 2,4 3,8 5,4 6,5 11,96

2003TII 3 2 4,8 6,5 12,6 11,28

2003TIII 3 3,4 4,9 6,9 12,4 11,31

2003TIV 3,2 3,9 4 4,6 5,9 11,37

* Los datos proceden de dos series diferentes (1992TIV-1995TIV; y 1996TI-2009TII)


** Los datos proceden de diferentes series (más de dos)
Índices de volumen encadenados. Datos desestacionalizados.
Fuente: Elaboración propia a partir del INE.
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Periodo PIB Gasto en consumo fi- VAB Cons- Formación bru- FBCF. Tasa de
nal de los hogares * trucción * ta de capital fijo * Construcción paro **
Viviendas

2004TI 2,9 4,1 4,7 4,9 6,7 6,7

2004TII 3,1 5 4,9 4,9 5,4 11,80

2004TIII 3,6 4,1 5,1 5,3 5,3 10,70

2004TIV 3,4 3,7 5,7 5,2 6,1 10,56

2005TI 3,6 4,3 5,3 6,4 5,5 10,19

2005TII 3,7 4,2 4,9 7,2 5,6 9,33

2005TIII 3,4 4,3 5,1 6,8 6,6 8,42

2005TIV 3,8 4,1 5,5 7,6 6,6 8,7

2006TI 3,9 4,2 5,9 7,6 8 9,07

2006TII 4 3,6 5,2 6,9 6,2 8,53

2006TIII 4,1 3,6 4,8 7,4 5,6 8,15

2006TIV 4 3,8 3 6,9 4,9 8,3

2007TI 4 3,6 2,8 5,5 3,8 3,8

2007TII 3,8 4,1 2,5 5,4 3,5 7,95

2007TIII 3,5 3,4 1,7 4 3,2 8,03

2007TIV 3,1 3,3 2,2 3,7 1,5 8,6

2008TI 2,5 2,1 0,5 1,3 –2,7 9,63

2008TII 1,7 0,2 –0,2 –1,9 –7,7 10,44

2008TIII 0,5 –1,3 –1,5 –6 –13,2 11,33

2008TIV –1,2 –3,3 –4,3 –10,9 –17,7 13,91

2009TI –3,2 –5,1 –5,7 –15,2 –24,3 17,36

2009TII –4,2 –5,9 –6 –17 –25,5 17,92

* Los datos proceden de dos series diferentes (1992TIV-1995TIV; y 1996TI-2009TII)


** Los datos proceden de diferentes series (más de dos)
Índices de volumen encadenados. Datos desestacionalizados.
Fuente: Elaboración propia a partir del INE.

El crecimiento del PIB estuvo sostenido por una fuerte expansión del consu-
mo de las familias, de la inversión de estas y de las empresas y, también, del
gasto público. En conjunto, los determinantes de la demanda interna crecie-
ron, mientras que se iba generando un importante déficit externo debido al
fuerte crecimiento de las importaciones. La base económica de este periodo
era la inversión inmobiliaria. El peso de la construcción creció mucho dentro
del PIB; una actividad aislada de la competencia internacional, pero sometida
a los vaivenes de los mercados de materias primas y financieros internaciona-
les. La intensidad del crecimiento también motivó una significativa reducción
© FUOC • PID_00275124 12  El crecimiento prolongado de la economía española y la primera...

del desempleo. De hecho, el crecimiento vino impulsado tanto por factores


externos como por internos. Iniciaremos el estudio por los factores externos
y, con posterioridad, analizaremos los internos (ilustración 1).

Ilustración 1. Determinantes del crecimiento económico (1993-2008)

Fuente: Elaboración propia.

1.3. Cambios estructurales externos de la economía española

1.3.1. La globalización económica

Desde la perspectiva de la economía española, las características básicas del


proceso de globalización hasta el estallido de la Gran Recesión pueden sinte-
tizarse en los siguientes puntos:

• Las consecuencias de los procesos de desregulación económica, comercial


y financiera.

• El desarrollo de las tecnologías de la información y la comunicación.

• La mundialización financiera.

• Los procesos migratorios internacionales.

• La consideración de los problemas medioambientales como problemas


globales.

• La globalización de los mercados y el desarrollo de las cadenas globales de


producción.

La globalización económica implica una mayor interdependencia entre las


economías. No es un proceso nuevo, pero esta fase de globalización reviste
unas características particulares que conviene recoger para entender el creci-
miento y el impacto de la gran recesión en la economía española. En diferentes
© FUOC • PID_00275124 13  El crecimiento prolongado de la economía española y la primera...

ocasiones, se trata de las consecuencias de medidas y decisiones que se toma-


ron con relativa antelación, pero que cristalizaron de manera muy importante
en la segunda mitad de los noventa y en la primera década del siglo XXI.

La desregulación económica

La primera característica del periodo actual de globalización es el resultado de


los procesos de desregulación que tuvieron lugar a partir de la década de los
ochenta, primero en los países miembros de la OCDE y, posteriormente, en los
países miembros. En ambos casos, se trató de procesos que directa e indirec-
tamente incidieron en el funcionamiento de la economía española. Algunos
elementos centrales en dichos procesos son:

• La adhesión española a la Comunidad Económica Europea (1986).

• La participación en las sucesivas rondas negociadoras del GATT y de la


Organización Mundial de Comercio (OMC) (1995).

• La participación en la creación del mercado único europeo (Acta Única


Europea, 1987-1993) y el espacio económico europeo (1994).

• La integración en la Unión Monetaria Europea (tercera fase: 1999-2001)


y la posterior aplicación de la política monetaria única y la introducción
de la moneda única.

• El cambio en el modelo económico en América Latina.

El resultado ha sido la liberalización interna y externa de las economías, que


ha supuesto un mayor grado de movilidad de bienes, servicios y factores pro-
ductivos, así como la apertura de los mercados internos, el fin de los monopo-
lios de estado y las privatizaciones de empresas públicas, y el establecimiento
de normas, reglas y políticas de carácter supranacional, sobre todo en el seno
de la Unión Europea (UE) y la Unión Monetaria Europea (UEM).

Como consecuencia de todo ello, la economía española ha experimentado un


intenso desarme arancelario, que, junto con la emergencia de nuevas econo-
mías, ha dado lugar a un auge del comercio exterior, especialmente de las im-
portaciones, con el agravamiento del desequilibrio externo y el consiguiente
ajuste productivo interno. La liberalización suavizó el cambio productivo al
garantizar un suministro externo en buenas condiciones de los productos ma-
nufactureros que la economía demanda ex novo o dejaba de producir interna-
mente.
© FUOC • PID_00275124 14  El crecimiento prolongado de la economía española y la primera...

El aumento de los flujos financieros y la ventajosa percepción que iba tener la


economía española desde la óptica de los mercados financieros (infra) ofrecía
a España los suficientes recursos financieros (tabla 4). Estos fueron suficientes
para financiar el déficit externo, el cambio productivo y, también, la expansión
internacional de las empresas españolas.

(1)
Pero el cambio sectorial y, en el caso español, la expansión del sector de la Ley 7/1997, de 14 de abril, de
medidas liberalizadoras en ma-
construcción no sería la simple consecuencia de cambios internacionales y la
teria de suelo y de colegios pro-
capacidad financiera recientemente adquirida de una demanda hasta enton- fesionales, http://www.boe.es/
boe/dias/1997/04/15/pdfs/
ces insatisfecha. Intervinieron factores importantes desde la perspectiva de la A11773-11775.pdf
oferta y, en particular, cambios institucionales trascendentales en el funciona-
miento de la actividad. Un cambio de mucha importancia fue la liberalización
del mercado del suelo y de determinadas profesiones vinculadas con la activi-
dad inmobiliaria. La ley1 suprimió la distinción entre suelo urbanizable pro-
gramable y con ello aumentó la oferta de suelo y aceleró los plazos de gestión
de los proyectos de urbanización y edificación, al tiempo que introdujo una
mayor competencia en el ejercicio de profesiones sujetas a colegiación.

En el caso de la desregulación de los países no miembros de la OCDE, merecen


ser subrayados varios aspectos. El conjunto de las medidas de reforma estruc-
tural aplicadas en América Latina, básicamente durante la década de los no-
venta, propiciaron un cambio en el modelo económico latinoamericano desde
las estrategias de industrialización por sustitución de importaciones, protec-
cionistas, a otro modelo de integración regional y apertura exterior. Las priva-
tizaciones de empresas públicas y la apertura de mercados fueron dos de los
componentes de las reformas latinoamericanas que más lejos se llevaron.

Desde la perspectiva española, la mayor incidencia se encuentra en la libera-


lización interna y externa y en las privatizaciones, que han posibilitado la en-
trada y consolidación de un número muy significativo de empresas españolas,
que, gracias a su implantación latinoamericana, han ido adquiriendo un ca-
rácter de empresas multinacionales. Este ha sido el caso de Telefónica, Repsol,
Banco Santander y Banco Bilbao Vizcaya Argentaria, entre otras. En muchos
casos, se trata de empresas obligadas –por la propia construcción del mercado
interior europeo– a aumentar de tamaño sobre la base de una internacionali-
zación. La penetración, por entonces, en el mercado europeo se presentaba
como sumamente onerosa y con alta incertidumbre sobre el resultado final.
En estas circunstancias, la liberalización de la economía latinoamericana se
presentó como la ocasión para satisfacer una necesidad urgente: ganar tamaño
para poder asegurarse la supervivencia en un mercado europeo integrado y en
otro mercado, esta vez global, igualmente interdependiente. Se trata de una
internacionalización tardía en relación con los países de nuestro entorno.

No obstante, por las fechas y las circunstancias en las que tuvo lugar, la inter-
nacionalización de la empresa española tendría características específicas y, en
particular, en muchos casos cuenta con un doble sesgo:
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a)�Geográfico: por su predominio en América Latina y Europa. Entre 1995 y


2000 América Latina representaba más del 40 % de la inversión directa exterior
(IDE) saliente española y la Unión Europa-15 algo más de un 35 %. Y entre
2001-2006 se redujo la importancia de América Latina, mientras que la UE15
pasó a representar más del 60 % del flujo de inversión directa saliente.

b)� Sectorial: el predominio de las actividades financieras, telecomunicacio-


nes y gestión de servicios (distribución de energía, aguas, aeropuertos e infra-
estructura, etc.). Las grandes internacionales españolas, con la excepción de
Inditex, carecen de un componente manufacturero y son fundamentalmente
prestadoras de servicios in situ.

Una cuarta característica de la internacionalización de la empresa española es


la sobredimensión que esta supone con respecto a la propia economía nacio-
nal. Desde 1995, en promedio, el PIB y las exportaciones españolas suponen
el 2 % del PIB y las exportaciones mundiales, mientras que la IDE saliente es-
pañola representa el 6 % de la inversión directa exterior mundial.

Como resultado de la internacionalización de las empresas, España ha dejado


de ser un receptor neto de inversión directa exterior para pasar a ser un emisor
neto. De este modo, se elimina una de las tradicionales vías de financiación
exterior de la economía.

Tabla 4. Balanza de pagos de la economía española

(% PIB) 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008

Capacidad�(+)/�necesidad�(–)�de�financiación –3,1 –3,1 –2,2 –2,5 –4,2 –6,5 –8,4 –9,6 –9,0

Cuenta�corriente –4,0 –3,9 –3,3 –3,5 –5,3 –7,4 –9,0 –10,0 –9,5

Mercancías –6,4 –5,7 –5,0 –5,1 –6,4 –7,5 –8,5 –8,7 –8,0

Servicios 3,3 3,4 3,1 3,0 2,6 2,4 2,3 2,2 2,4
Turismo�y�viajes
Otros�servicios 4,1 4,0 3,5 3,5 3,2 2,9 2,8 2,6 2,6

–0,8 –0,6 –0,4 –0,5 –0,6 –0,5 –0,5 –0,4 –0,1

Rentas –1,2 –1,8 –1,7 –1,3 –1,4 –1,9 –2,1 –2,9 –3,1

Renta�de�la�inversión 0,3 –0,2 –0,2 0,0 0,0 0,2 0,5 0,5 0,4

Transferencias�corrientes 0,3 0,2 0,3 –0,1 0,0 –0,4 –0,7 –0,7 –0,8

Cuentas�de�capital 0,8 0,8 1,1 1,0 1,0 0,9 0,6 0,4 0,5

Cuenta�financiera�(a) 3,1 3,2 2,1 2,3 4,1 6,7 8,7 9,6 8,7

Excluido�el�Banco�de�España 4,1 0,6 1,6 2,1 5,8 6,9 11,3 8,3 5,9

Inversiones�exteriores�directas –3,2 –0,8 0,9 –0,3 –3,4 –1,5 –6,0 –4,8 –0,7

Inversiones�de�cartera –0,2 –2,8 0,6 –3,4 10,2 6,5 20,3 10,0 0,4

Otras�inversiones 7,2 4,2 0,7 6,2 –1,0 1,9 –3,2 3,5 7,0

Fuente: Banco de España (2009). Balanza de pagos y posición de inversión internacional de España, 2008.
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(% PIB) 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008

Derivados�financieros 0,3 –0,1 –0,7 –0,4 0,0 0,0 0,2 –0,4 –0,7

Banco�de�España�(b) –1,0 2,6 0,5 0,2 –1,7 –0,2 –2,6 1,4 2,8

Errores�y�omisiones 0,0 0,0 0,1 0,2 0,1 –0,2 –0,4 0,0 0,4

Fuente: Banco de España (2009). Balanza de pagos y posición de inversión internacional de España, 2008.

La financiación de la economía

El estudio de una economía concreta exige analizar también la financiación de su proce-


so de crecimiento. Este análisis se lleva a cabo generalmente mediante la identidad del
equilibrio exterior (es decir, la comparación entre los niveles de ahorro y de inversión de
la economía y su relación con el equilibrio exterior).

Una característica distintiva del desarrollo económico español es la tendencia a acompa-


ñar sus procesos de expansión económica con la presencia de importantes desequilibrios
exteriores. La aparición de déficit exterior en épocas de fuerte expansión económica no es
necesariamente negativa para una economía que pretende acelerar su crecimiento, pues-
to que requiere ahorro exterior para financiar su esfuerzo inversor. Aun así, la bondad
del desequilibrio dependerá de la capacidad de que su financiación sea sostenible. Por lo
tanto, se hace necesario conocer:

• ¿Cuáles son las causas del desequilibrio exterior: la falta de ahorro interno o la pre-
sencia de un fuerte proceso inversor?

• ¿Cuál es la magnitud del déficit exterior en relación con el PIB de la economía?

• ¿Cuál es la naturaleza de la financiación procedente del exterior: inversiones produc-


tivas o inversiones financieras?

1)�La�identidad�del�equilibrio�exterior

La condición de equilibrio exterior viene identificada por la expresión siguiente:

(X – M) = (S – I)

donde X nos indica las exportaciones, M las importaciones, S el ahorro e I la inversión.

Esta identidad nos expresa lo siguiente:

Por un lado, el saldo exterior de una economía (X – M) y, por lo tanto, cuál es el signo
del saldo de la balanza por cuenta corriente: superávit exterior (X > M) o déficit exterior
(X < M).

Por otro lado, la capacidad o necesidad de financiación de la economía (S – I). Es decir,


una de estas dos situaciones alternativas:

• O bien la economía tiene un aumento de su ahorro interior respecto a su inversión (S


> I) y, por lo tanto, puede destinar parte de este ahorro a financiar inversiones en el
exterior. En este caso, diremos que la economía presenta capacidad de financiación
y, por lo tanto, una posición acreedora hacia el exterior.

• O bien la economía tiene un nivel de ahorro insuficiente para financiar su inversión


(S < I) y, por lo tanto, ha de recurrir al ahorro exterior. En este caso, diremos que la
economía presenta necesidad de financiación y, por lo tanto, una posición deudora
hacia el exterior.

Además, también hay que tener en cuenta que el ahorro total de una economía se puede
desagregar en ahorro privado (familias y empresas) y ahorro público (el conjunto de las
administraciones públicas). Es decir:

(S – I) = (Sp – I) + (T – G)

donde (Sp – I) nos indica el ahorro privado, mientras que (T – G) nos indica el ahorro
público (T representa los ingresos del sector público, mientras que G recoge el conjunto
del gasto efectuado por las diferentes administraciones públicas).
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En caso de que una economía presente un déficit exterior (es decir, que (X – M) < 0), esto
querrá decir que el ahorro interno (S) ha sido inferior a la inversión (I). Por lo tanto, en
este caso nos encontraremos con uno de los casos siguientes:

• O bien que el ahorro público (T – G) y el privado (S – I) han sido negativos.

• O bien que el ahorro privado ha sido más negativo (es decir, un desahorro privado)
que el superávit del ahorro público.

• O bien que el ahorro público ha sido más negativo (es decir, un desahorro público)
que el superávit del ahorro privado.

2)�Los�déficits�gemelos

• Si un país tiene déficit público, ¿quiere decir que también tendrá déficit exterior?
No necesariamente, puesto que dependerá de cuál sea el ahorro del sector privado.
Si este es positivo y mayor que el déficit del sector público, entonces el país tendrá
superávit exterior. En caso contrario, tendrá un déficit exterior.

• Si el ahorro del sector privado en una economía es negativo, ¿esto quiere decir que
esta economía necesariamente presentará un déficit exterior?
No, puesto que puede ofrecer un ahorro público positivo que supere el ahorro privado
negativo y, en consecuencia, puede obtener un superávit exterior.

• Si un país tiene superávit exterior, ¿esto quiere decir que tanto su sector público como
el privado presentan ahorros de signo positivo?
No necesariamente. Sería suficiente con que uno de los dos sectores tuviera un ahorro
positivo que superara en magnitud el ahorro negativo del otro.

Como se puede comprobar en la gráfica que acompaña al texto, cuando la economía


española se incorporó al proceso de integración europea, su relación con el exterior mos-
traba una situación de ligero superávit, pero el fuerte crecimiento de los años posteriores
a la adhesión vino acompañado de un deterioro acelerado del saldo exterior, que se llegó
a situar en el umbral del 3 % del PIB. Posteriormente, con la crisis económica a comien-
zos de la década de los noventa y las consiguientes devaluaciones de la peseta, volvió el
equilibrio, pero al iniciarse un nuevo proceso expansivo de la economía, el desequilibrio
exterior reaparece y logra una intensidad muy superior (cercana al 9 % del PIB) que solo
se revierte con la llegada de la recesión provocada por la crisis financiera.

Gráfica 1

Fuente: Elaboración a partir del Banco, Balanza de pagos de España, diversos años, www.bde.es.

Por lo tanto, en la economía española, parece que los procesos de expansión económica
interna requieren una fuerte necesidad de financiación exterior. Los procesos de desarro-
llo económico interno son fuertemente dependientes del exterior.
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Las tecnologías de la información y la comunicación

La segunda característica de la globalización actual es el papel clave de las tec-


nologías de la información y la comunicación. Estas han reducido las distan-
cias económicas, los tiempos de gestión y han contribuido a la integración de
mercados al hacer posible el intercambio de información, en tiempo real, a
costes bajos y al relativizar la importancia de la distancia geográfica. España
ha incorporado lentamente esta tecnología tanto en la esfera productiva como
la vida diaria de los españoles.

En España, el acceso a internet y el uso de las tecnologías de la información y


la comunicación siguen siendo muy bajos en relación con los países de nues-
tro entorno. Por el momento, aquí se está lejos del aprovechamiento produc-
tivo que otras economías hacen de las tecnologías de la información. El caso
español evidencia la discrepancia que existe entre la dotación en tecnologías
de la información y la comunicación de las empresas, que cuentan con niveles
similares o superiores a los europeos, y el uso tecnológico por parte de estas
mismas empresas y, sobre todo, de las familias españolas. Este es uno de los
factores que contribuye a explicar las diferencias de productividad entre las
grandes y las medianas y pequeñas empresas, por una parte; y entre las em-
presas españolas y las de las economías de nuestro entorno.

La mundialización financiera

De la combinación de las dos características anteriores surge la tercera: la mun-


dialización financiera. Este es sin duda el aspecto más visible y criticado de la
mundialización. Ha conducido a un auge de los movimientos de capital sin
respaldo en la economía real, a una expansión de los flujos financieros a corto
plazo y a una fuerte innovación de productos financieros.

El incremento de los flujos financieros internacionales, en parte, es la contra-


partida de la existencia de desequilibrios globales: países con importantes su-
perávits comerciales financian los elevados déficits de otros. En cierta medi-
da, se repite el escenario vivido durante los años setenta con los petrodólares
que –procedentes de los países exportadores de petróleo y con bajo nivel de
demanda interna– financiaban economías, como la latinoamericana, caracte-
rizadas por un exceso de absorción interna.

Durante el periodo de expansión, España se benefició de la mundialización


en un doble sentido:

• Por una parte, del auge de los flujos financieros que han permitido finan-
ciar el continuo déficit exterior de la economía española.

• Por otra parte, la pertenencia a la Unión Monetaria Europea ha configu-


rado un nuevo régimen macroeconómico que permitido a España benefi-
© FUOC • PID_00275124 19  El crecimiento prolongado de la economía española y la primera...

ciarse del flujo financiero internacional y, con ello, ha sostenido financie-


ramente el prolongado crecimiento económico español (infra).

Los flujos migratorios

Por otro lado, desde la década de los noventa, España dejó de ser un país de
emigración para convertirse en un país de inmigración por razones económi-
cas. Esta es la cuarta característica de la globalización actual. En 1965, la migra-
ción neta española (inmigraciones internacionales menos emigraciones inter-
nacionales) era negativa. A partir de 1995, y en apenas diez años, la población
inmigrante residente en España alcanzó el porcentaje que otros países logra-
ron en tres décadas. En el año 2000, la población extranjera empadronada era
inferior al millón de personas; en 2008 eran 5,3 millones y representaban, tal
como se aprecia en la tabla, el 11,6 % de la población residente en España.

Tabla 5. Inmigración en varios países europeos

Porcentaje de la población inmigrante respecto a la población total

  Alemania Irlanda España Francia Italia Reino Unido

1998 9,0 % 3,0 % 1,6 % n.d. 1,7 % 3,6 %

1999 8,9 % 3,0 % 1,9 % 5,4 % 2,0 % 3,8 %

2000 8,9 % 3,3 % 2,3 % n.d. 2,2 % 3,9 %

2001 8,9 % 4,1 % 3,4 % n.d. 2,6 % 4,2 %

2002 8,9 % 4,8 % 4,8 % n.d. 2,3 % n.d.

2003 8,9 % 5,4 % 6,4 % n.d. 2,7 % n.d.

2004 8,9 % 4,9 % 6,5 % n.d. 3,4 % 4,6 %

2005 8,8 % 6,2 % 7,8 % 5,8 % 4,1 % 4,9 %

2006 8,8 % 7,5 % 9,1 % 5,6 % 4,5 % 5,1 %

2007 8,8 % 10,5 % 10,4 % 5,7 % 5,0 % 5,6 %

2008 8,8 % 12,6 % 11,6 % 5,7 % 5,8 % 6,0 %

Fuente: Eurostat.

Durante los años de crecimiento económico se evidenciaba la insuficiente mo-


vilidad internacional de la población española. En 2009 casi un millón y me-
dio de españoles residían en el extranjero (3,22 % de la población), pero una
buena parte de ellos son españoles emigrados en los años sesenta y que no
hicieron el retorno. La crisis económica ha implicado una modificación de los
flujos migratorios. Se ha pasado a una fuerte reducción de las entradas y se
han incrementado las salidas. Estas últimas, formadas por antiguos inmigran-
tes que, ante la gravedad del paro persistente, han vuelto a sus países de origen
y, también, por españoles que, por las mismas razones, han buscado mejores
oportunidades de empleo en el exterior.
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El ciclo migratorio ha incidido en los flujos financieros internacionales de Es-


paña. Primero había un flujo entrante ocasionado por las remesas de los espa-
ñoles que, en su momento, emigraron a Europa. Luego vino un flujo de salida
de divisas consecuencia de la llegada de una inmigración económica formada
por extranjeros. Finalmente, se ha producido un flujo de salida de población
cuya incidencia en la balanza de pagos es más bien escasa, sobre todo, por lo
abultado de los otros flujos.

Los problemas medioambientales

Un último aspecto que es necesario destacar de la actual globalización es la


percepción de que nos enfrentamos a problemas medioambientales globales,
el más evidente, la destrucción de la capa de ozono. Durante la fase de ex-
pansión económica reciente, España ha aumentando su eficiencia energética,
aunque a un ritmo modesto, tal como se muestra en la tabla, pero también se
ha disparado la emisión de gases con efecto invernadero, como se aprecia en
el mapa. La fase expansiva de la economía no ha reducido la elevada vulnera-
bilidad a las subidas del precio del petróleo.

Tabla 6. Intensidad energética

Consumo interior bruto de energía dividido por PIB


(kilogramo equivalente de petróleo por 1.000 €)

  1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007

Japón 103,42 102,94 103,28 104,92 104,12 102,26 102,08 99,8 100,27 97,92 95,81 92,72

Italia 147,41 146,96 149,1 149,52 145,21 143,21 143,02 150,51 149,35 150,63 146,96 142,78

Ale- 186,33 181,06 177 170,55 165,99 169,18 165,51 167,18 166,12 163,35 159,44 151,48
ma-
nia

UE15 184,67 178,84 177,41 172,43 167,64 168,13 165,52 167,36 165,88 162,87 157,54 151,66

Fran- 201,17 191,38 190,85 184,52 180,04 181,98 180,25 181,35 179,71 177 171,18 165,38
cia

Espa- 191,97 194,45 196,66 197,35 196,19 194,84 194,97 195,62 198,07 195,36 187,33 184,19
ña

EE. 237,18 229,44 222,13 218,4 216,63 210,74 210,15 204,52 201,4 196,82 189,77 189,71
UU.

Fuente: Eurostat.

1.3.2. Unión Monetaria y cambio en el régimen macroeconómico

A partir de 1999, superados con éxito los criterios de convergencia, la eco-


nomía española participa en la culminación de la Unión Monetaria Europea
(UEM). La participación en la UEM propicia un cambio de régimen macroeco-
nómico muy importante, que puede sintetizarse por el giro dado a la combi-
nación de políticas macroeconómicas: antes de la incorporación existía en Es-
© FUOC • PID_00275124 21  El crecimiento prolongado de la economía española y la primera...

paña una combinación formada por una política monetaria restrictiva (con
altos tipos de interés) y una política presupuestaria expansiva (con déficit y
deuda públicos elevados). Tras la pertenencia a la UEM se forjó una nueva
combinación, basada en una política�monetaria�expansiva (bajos tipos de
interés) y una política�fiscal�restrictiva (reducción de los déficits y deudas
públicos). La nueva política monetaria será definida e instrumentada por el
BCE, mientras que la guía de la política fiscal será el Pacto de Estabilidad.

El nuevo régimen macroeconómico para la economía española se basa en la


nueva orientación que van a tener las políticas monetaria y fiscal. España va
a pasar de una combinación de políticas monetarias restrictivas y fiscales ex-
pansivas a otra que podemos, en primera instancia, cualificar como políticas
monetarias expansivas y fiscales restrictivas. Esta transformación está motiva-
da por la propia construcción de la Unión Europea y la participación española
en ella. Un aspecto importante es la evolución de la inflación y de las expec-
tativas en torno a esta.

Unión Monetaria e inflación

Los diez primeros años de la Unión Monetaria Europea (UEM) se han caracte-
rizado por un elevado grado de estabilidad de precios a niveles relativamente
bajos. Entre enero de 1999 y octubre de 2008, la inflación en la zona euro fue,
en promedio, de 2,2 % en términos anuales; una tasa de inflación sensible-
mente inferior a la que se había conocido en los cuatro decenios anteriores,
incluso para un país como Alemania.

España ha sido uno de los países más inflacionistas de la eurozona. Sin embar-
go, los niveles de inflación de la última década se sitúan entre los más bajos que
ha conocido la economía española durante los últimos cuarenta años. Nunca
la economía española conoció un crecimiento económico intenso combinado
con niveles de inflación relativamente bajos, tal como se aprecia en la gráfica.

Gráfica 2

Fuente: INE.

Las consecuencias de estos bajos�niveles�de�inflación sobre la economía eu-


ropea y española pueden establecerse del siguiente modo:
© FUOC • PID_00275124 22  El crecimiento prolongado de la economía española y la primera...

• La estabilidad de precios ha permitido la implementación de una política


monetaria laxa, que ha implicado bajos tipos de interés.

• La estabilidad de precios ha permitido, asimismo, la reducción de la prima


de riesgo de inflación, que incide en los tipos de interés a largo plazo.

Los tipos de interés han sido, pues, uno de los factores desencadenantes de la
expansión de la demanda interna en España y de la contribución de esta al
crecimiento económico. Adicionalmente, la estabilidad de precios también ha
beneficiado a la economía real en la medida en que ha limitado la necesidad de
ajustes en precios y salarios. Los procesos inflacionistas exigen reajustes reales
a corto plazo, lo cual incide en la asignación de recursos. En el caso de la eco-
nomía española, esta falta de reajustes no ha estado ausente, especialmente en
el caso de las alzas de precios vinculadas a determinados sectores con fuertes
niveles de actividad, como ha sido el caso de la construcción y de la vivienda.
En España los reajustes han conducido a una reasignación de recursos produc-
tivos que ha propiciado una importante expansión de las actividades directa
e indirectamente vinculadas con la construcción.

UEM, inflación real e inflación percibida

Este periodo de mayor estabilidad de precios que encarna la entrada en vigor de la UEM
coincide, a partir de la puesta en circulación de los billetes y monedas de euro (2002),
con un aumento de la inflación percibida. Todas las encuestas realizadas a los consumi-
dores de la eurozona evidencian que estos asocian la entrada en circulación de la moneda
única con aumentos de precios. Una parte de los estudios realizados muestran que los
incrementos de precios se han concentrado en determinados sectores, lo que ha dado
lugar a una discrepancia entre la inflación�(oficial) y la inflación�percibida en la euro-
zona y no en los países que no han incorporado el euro. Es cierto que durante el segundo
semestre de 2007 y el primero de 2008 tuvo lugar un aumento de la inflación registrada,
que empezó a reducirse a partir de 2009, dando pie a que en el debate político-económico
apareciesen los temores de deflación.

La mundialización ha tenido una contribución ambivalente a la estabilidad de


precios. Por una parte, gracias a la globalización económica se ha incrementa-
do la oferta de productos manufactureros a precios bajos, que ha favorecido
la expansión del consumo en un momento en el que la masa salarial perdía
peso en la distribución del valor añadido. Por otra parte, a medida que se pro-
seguían las altas tasas de crecimiento de las economías emergentes, se ha pro-
ducido un aumento en el precio de determinadas materias primas y de recur-
sos energéticos. Estos aumentos se han trasladado al seno de las economías
avanzadas, con inclusión de la española.

La política monetaria y los tipos de interés en la Unión Monetaria


Europea

Los rasgos�básicos de la política monetaria instrumentada por el Banco Cen-


tral Europeo (BCE) pueden establecerse en los siguientes términos:
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1) El tipo de interés de la primera operación principal de financiación se fijó


en el 3 % y el Consejo de Gobierno del BCE decidió, en abril de 1999, reducir
el tipo de las operaciones principales de financiación en 50 puntos básicos,
hasta situarlo en el 2,5 %.

2) Entre noviembre de 1999 y octubre de 2000, el BCE aumentó hasta en 225


puntos básicos el tipo de interés con el objetivo de hacer frente a las tensiones
inflacionistas que resultaban de la expansión económica, el alza del precio de
los activos y la continua acumulación de liquidez (la M3 mostraba un creci-
miento superior al 6 % y los préstamos al sector privado por encima del 10 %).

3) Durante la parte final del año 2000 tanto la evolución monetaria como la
moderación de las perspectivas de crecimiento apuntaban a una disminución
de las presiones inflacionistas. En este contexto, el BCE comenzó un ciclo de
relajación de su política monetaria y acordó reducir los tipos de interés en 25
puntos básicos en mayo y, de nuevo, en agosto de 2001.

4) La siguiente reducción de los tipos oficiales de 50 puntos básicos fue la


respuesta del Consejo de Gobierno del BCE a la incertidumbre generada por
los atentados terroristas en Estados Unidos (septiembre de 2001), una medida
en línea con la reacción de la Reserva Federal de Estados Unidos y de otros
bancos centrales.

5) Ante la atonía del crecimiento de la eurozona, el escaso dinamismo de los


préstamos al sector privado y la interpretación de la ausencia de tensiones
inflacionistas en los mercados, en noviembre de 2001 el BCE procedía a una
nueva reducción de 50 puntos básicos, hasta situar los tipos de interés en el
3,25 %.

6) A pesar de ello, la economía europea mostró unos niveles de crecimiento


inferiores a las previsiones. Aunque, como resultado del precio del petróleo y
de las condiciones meteorológicas adversas, la inflación medida por el índice
armonizado de precios al consumo se situó por encima del 2 %, la debilidad
de la situación económica y la apreciación del euro contribuyeron a reducir
las tensiones y las expectativas inflacionistas. Al menos así lo interpretó el
Consejo de Gobierno del BCE, que decidió un recorte de los tipos de interés,
entre diciembre de 2002 y junio de 2003, de 125 puntos básicos. Con todo,
la política monetaria aplicada desde mayo de 2001 hasta junio de 2003 fue
claramente expansiva y situó el tipo de intervención en el 2 %.

7) En el segundo semestre de 2003 se inició una recuperación económica que


no tuvo grandes repercusiones sobre el comportamiento de los precios gracias
a la moderación en el incremento de los costes salariales. Tras una atonía ini-
cial, crecieron las disponibilidades líquidas y, también, lo hicieron los présta-
mos al sector privado, sobre todo los préstamos destinados a la adquisición de
viviendas. Pese a ello, el BCE estimó que las presiones inflacionistas seguirían
contenidas, debido, sobre todo, a la débil situación de mercado de trabajo y a
© FUOC • PID_00275124 24  El crecimiento prolongado de la economía española y la primera...

las expectativas de moderación salarial. Por ello, el Consejo de Gobierno del


BCE no modificó los tipos de interés oficiales ni en la segunda mitad de 2003
ni durante todo el año 2004, que se mantuvieron en mínimos históricos.

8) A pesar de la existencia de un exceso de liquidez elevado, de la fuerte ex-


pansión del crédito y de los aumentos insostenibles de los precios de los ac-
tivos, sobre todo en los mercados inmobiliarios, el BCE no alteró su política
monetaria. Así, en el primer semestre de 2005 esta situación no se modificó
sustancialmente. El crecimiento económico europeo siguió siendo moderado,
aunque el español era intenso.

9) A partir del segundo semestre de 2005 la economía europea mostró un com-


portamiento más positivo y, al situarse las tasas de inflación en torno al 2,6 %,
el BCE inició a finales de 2005 una nueva orientación de la política monetaria
caracterizada esta vez por subidas en los tipos de interés. No obstante, conti-
nuaban siendo bajos, tanto en términos nominales como reales.

10) Durante 2006 los datos del crecimiento económico fueron muy superiores
a las previsiones, la tasa de paro de la eurozona se situó en torno al 7 % (el
nivel más bajo desde 1981), el precio del petróleo y de otras materias primas se
disparaba y las previsiones de inflación a medio plazo la situaban por encima
del 2 %. En este contexto, el Consejo de Gobierno del BCE decidió, entre marzo
de 2006 y junio de 2007, siete nuevos incrementos de 25 puntos básicos cada
uno, que situaron los tipos de interés en el 4 %. Con ello, se dio un giro en la
política monetaria y en la evolución de los niveles de los tipos de interés.

Gráfica 3. Evolución de los tipos de interés

Fuente: Elaboración a partir del Banco de España.

En el contexto de la economía española, los tipos de interés, tal como puede


apreciarse en la gráfica 3, continuaban siendo históricamente bajos; sin em-
bargo, los ligeros incrementos fueron suficientes para generar un aumento de
la carga financiera de los agentes –familias y empresas– ya endeudados y para
© FUOC • PID_00275124 25  El crecimiento prolongado de la economía española y la primera...

reducir su acceso al crédito en general. Estas dificultades frenaron el ritmo de


avance de la demanda interior y propiciaron el inicio de un cambio de ciclo
económico en España.

Durante esos diez primeros años de UEM, el Banco Central Europeo ha man-
tenido una política monetaria que ha hecho de la estabilidad de precios su
único fin. De este modo, el nivel de estabilidad de las expectativas de inflación
ha sido considerablemente elevado, incluso en la nueva orientación expansi-
va de la política monetaria del BCE, con las importantes reducciones del tipo
de intervención durante el 8 de octubre y el 6 de noviembre de 2008, que se
ha dirigido a estabilizar las expectativas de movimiento de inflación, esta vez
a la baja.

Por otra parte, la influencia de la UEM en la tendencia a la reducción�de�los


tipos�de�interés se vio reforzada por un conjunto de elementos de orden�in-
ternacional. A nivel mundial se produjo igualmente un descenso excepcional
de estos tipos como resultado de un conjunto de factores, en particular:

• El exceso de ahorro sobre la inversión en los países emergentes, fruto de


sus superávits comerciales y sus bajos niveles de demanda internos.

• La acumulación de activos a largo plazo por los fondos de pensiones y por


los fondos de inversión de las economías emergentes.

• El incremento de las reservas de algunos bancos centrales.

• El aumento de la reputación antiinflacionista de la política monetaria.

• La disminución de la prima por plazo y por riesgo de inflación.

La reducción de los tipos de interés tuvo consecuencias en el comportamien-


to de los agentes económicos, tanto entre los ofertantes de crédito como entre
los demandantes. Estos últimos se volvieron más propensos a la financiación
ajena, aumentaron la demanda de préstamos y redujeron el importe de sus
depósitos. El nivel vigente de tipos de interés, en economías habituadas a altos
tipos de interés, modificó los incentivos a ser prestatario o prestamista, en fa-
vor de los primeros. Las entidades bancarias reforzaron este comportamiento
al implementar estrategias de captación de clientes sobre la base de la concep-
ción de préstamos y créditos. Se abandonaron los depósitos bancarios como
instrumento de captación de clientes, se olvidaron también los cierres de ofici-
nas de los años ochenta y se llevó a cabo una agresiva expansión territorial, en
parte alimentada por la dimensión nacional que adquirían un número limita-
do de Cajas de Ahorros. Esta mayor competencia relativa entre las entidades
bancarias, junto con algunos cambios normativos, propició una más rápida
transición de las variaciones de tipos de interés en el mercado interbancario a
los tipos de interés de consumidores y empresas.
© FUOC • PID_00275124 26  El crecimiento prolongado de la economía española y la primera...

La política presupuestaria y fiscal

En el seno de la Unión Europea, se ha considerado siempre que la estabilidad


presupuestaria y una reducción de la deuda pública eran condiciones necesa-
rias para alcanzar la estabilidad de precios y un crecimiento económico dura-
dero. En este sentido, el Tratado de Maastricht, ratificado en 1992, instituía
un límite al déficit�público en el 3 % del PIB y otro a la deuda�pública en el
60 % del PIB. Se trataba de dos de los criterios que debían cumplirse para que
un país pudiese incorporarse a la Unión Monetaria Europea.

El Pacto de Estabilidad y Crecimiento de 1997 complementó y precisó las re-


glas y procedimientos preventivos y correctivos. En 2005, tuvo lugar una re-
forma del Pacto de Estabilidad y Crecimiento con el propósito de diferenciar
los objetivos presupuestarios para introducir la diversidad de situaciones de los
estados miembros. En esencia, la reforma tendía a garantizar el buen funcio-
namiento de los estabilizadores automáticos ante fluctuaciones coyunturales.

A principios de los noventa, el déficit presupuestario de la práctica totalidad de


países que inaugurarían la UEM era superior al nivel de referencia del 3 %. En
1997, todos esos países cumplían con el criterio de déficit público. En el año
2000, el saldo presupuestario de los países de la eurozona estaba en equilibrio;
un equilibrio que ha sido posible también gracias a la coyuntura favorable
observada a finales del siglo XX y a la caída progresiva de los tipos de interés y
la consiguiente reducción de la carga de la deuda pública sobre el presupuesto.

Gráfica 4. Ingresos y gasto público en España

Fuente: Ministerio de Hacienda e Instituto Nacional de Estadística.

De acuerdo con el Banco Central Europeo, el objetivo fiscal a corto plazo de-
bería ser la estabilización de los niveles de actividad gracias a la utilización de
los estabilizadores automáticos y sin necesidad de medidas discrecionales (por
los problemas asociados en términos de retraso y asimetría). A largo plazo, la
contribución de la política fiscal se debería dirigir a conseguir la sostenibilidad
© FUOC • PID_00275124 27  El crecimiento prolongado de la economía española y la primera...

de las finanzas públicas y a aumentar el crecimiento económico potencial,


mediante, por una parte, los tipos y la estructura de los impuestos y, por otra,
el gasto público en capital físico y humano.

Existe la opinión por parte de determinados economistas de que el Pacto de


Estabilidad y Crecimiento no ha contribuido ni a la disciplina fiscal ni a la
estabilización macroeconómica y tampoco al crecimiento a largo�plazo. El es-
fuerzo fiscal se ha centrado en el corto�plazo, haciendo que caiga en el olvido
la inversión pública y las reformas estructurales. En general, no se habría co-
rregido el sesgo deficitario del presupuesto en la UEM, puesto que no existen
incentivos suficientes para que se cumpla el espíritu del Pacto por la falta de
credibilidad de las sanciones. Con anterioridad a 1992, la política fiscal llevada
a cabo por los participantes de la UEM habría sido anticíclica y con posterio-
ridad, acíclica. En otras palabras, la política de los años de vigencia del Tratado
de Maastricht solo habría corregido la política previa.

Con todo, la política fiscal española ha evolucionado durante las últimas dé-
cadas y ha estado determinada por la participación española en la UEM. En
general, puede decirse que antes de la segunda fase de la UEM la política fiscal
fue expansiva; durante la tercera fase y hasta 2007 la política presupuestaria
fue contractiva; y a partir de esa fecha se inicia un nuevo periodo de expansión
de la política fiscal. A partir de 2012, la política presupuestaria sería de nuevo
claramente contractiva (gráfica 4).

1.4. Los factores internos del crecimiento económico en España

La expansión de la economía española del periodo 1993-2008 ha sido el resul-


tado de la combinación de factores de oferta y de demanda. En ocasiones un
mismo factor, como la población, ha impulsado el crecimiento tanto desde la
oferta como desde la demanda. De hecho, el crecimiento demográfico modi-
ficó parte de la base material de la economía española y favoreció el inicio de
una nueva expansión. Así, puede ser interpretado como un shock externo con
enormes implicaciones a corto y a medio plazo.

El crecimiento económico que tuvo lugar fue configurando una estructura pro-
ductiva que mostró, por una parte, un conjunto de aspectos positivos, entre los
cuales el más relevante fue la importante creación de empleo y la consiguiente
reducción de la tasa de paro, aunque no del paro en términos absolutos. Pero,
por otro lado, el modelo de crecimiento sesgó la estructura productiva con
una omnipresencia de la actividad de construcción. Esta configuración de la
estructura productiva le otorgará un conjunto de ventajas e inconvenientes
de cara a poder superar la consiguiente crisis económica de finales de 2008.
Con la gran recesión se han producido importantes cambios en la economía
y la sociedad española, y como veremos en su momento también la dinámica
demográfica se ha visto alterada.
© FUOC • PID_00275124 28  El crecimiento prolongado de la economía española y la primera...

1.4.1. La población y la fase expansiva de la economía

Desde la década de los noventa, ha tenido lugar un importante crecimiento


demográfico en España resultado de un aumento vegetativo de la población
(nacimientos menos defunciones) y de un saldo migratorio (inmigración me-
nos emigración) positivo. El crecimiento vegetativo puso fin a unos años con
dificultades en garantizar el reemplazo poblacional (ilustración 2).

El saldo migratorio positivo es una de las transformaciones sociales de mayor


alcance al poner fin a un país de tradicional emigración económica para con-
vertirse, durante prácticamente una década, en otro de inmigración. En el año
2000 España se convirtió en un país con una doble característica migratoria,
pues al importante flujo inmigratorio (más de 4,5 millones de personas entre
2001 y 2007), se añadió una drástica reducción de la emigración asistida; es
decir, de los españoles que se dirigen a un país extranjero por causas de trabajo
o actividad lucrativa.

Gráfica 5

Fuente: Elaboración a partir del INE.

Como puede observarse en la gráfica 5, entre los años 2002 y 2007 España vive
un intenso crecimiento demográfico; a partir de esta última fecha la tendencia
se suaviza mucho y empieza a descender a partir de mediados de 2012, periodo
en el que la economía española vive un momento de tensión económica y
financiera.
© FUOC • PID_00275124 29  El crecimiento prolongado de la economía española y la primera...

Ilustración 2. Crecimiento demográfico

Los signos positivos (+) implican una contribución positiva y los signos negativos (–), una contribución negativa.

Texto 1. Población y crecimiento económico

Se puede establecer una fácil relación entre el PIB per cápita y la productividad del trabajo,
la tasa de ocupación y la tasa de actividad del siguiente modo:

Donde:


= PIB per cápita


= productividad aparente del factor trabajo


= tasa de ocupación


= tasa de actividad

Esto es:

PIB per cápita = productividad del factor trabajo * tasa de ocupación * tasa de actividad

De esta relación se infiere que el aumento de la productividad, de la tasa de ocupación o


de la tasa de actividad (o cualquier combinación de ellos) conduce a un incremento del
PIB per cápita, esto es, a un crecimiento económico.

También puede expresarse en términos de productividad por hora y de horas trabajadas:

Donde:


= productividad aparente por hora trabajada


= número promedio de horas trabajas por ocupado

Esto es:

PIB per cápita = productividad por hora trabajada * horas trabajadas por ocupado * tasa
de ocupación * tasa de actividad
© FUOC • PID_00275124 30  El crecimiento prolongado de la economía española y la primera...

De esta igualdad también se infiere que cualquier incremento en la parte derecha conduce
a un incremento del PIB per cápita, esto es, al crecimiento económico.

El crecimiento demográfico tiene consecuencias económicas tanto desde el la-


do de la oferta como del de la demanda. En el primer caso, supone un aumento
del factor trabajo; en el segundo, un aumento de la dimensión del mercado
de demanda. Empezaremos por la oferta y, posteriormente, estudiaremos la
importancia del aumento demográfico como factor de demanda de consumo
y de inversión. El análisis de la población desde la perspectiva de la oferta su-
pone estudiar algunos aspectos del mercado de trabajo y sus relaciones con
el crecimiento económico. El desequilibrio del mercado de trabajo español y
sus características específicas será objeto de análisis en un apartado ulterior,
por consiguiente, ahora nos limitaremos a analizar la relación que tuvo con el
crecimiento económico del periodo estudiado.

En el texto 1 se presenta la relación entre población, mercado de trabajo y


crecimiento económico; en particular, se muestra cómo el incremento de la
tasa de actividad y de la tasa de ocupación conducen a un aumento del pro-
ducto interior bruto per cápita. La relación que existe entre el aumento de las
tasas de actividad y ocupación y el crecimiento económico es esencial en la
interpretación de la fase expansiva de la economía española.

La ilustración 3 muestra la relación que existe entre la población, por una par-
te, y la población activa y la ocupada, por otra. El crecimiento demográfico
ha favorecido, en España, el de la población activa y de la ocupada y, de este
modo, ha propiciado el crecimiento económico. La mencionada ilustración
muestra, por tanto, las repercusiones que el aumento de la población tiene
en la oferta de trabajo al conducir a incrementos de la fuerza de trabajo. Las
definiciones de los diferentes conceptos de esta ilustración 3 se presentan en
el texto 2; se trata de las definiciones utilizadas para la elaboración de las es-
tadísticas del mercado de trabajo del Instituto Nacional de Estadística.

Ilustración 3. Población y mercado de trabajo


© FUOC • PID_00275124 31  El crecimiento prolongado de la economía española y la primera...

Texto 2. Definiciones de demográfica económica

Fuerza�de�trabajo es el conjunto de personas con edades comprendidas entre 16 y 64


años.

Población�(económicamente)�activa es el conjunto de personas de unas edades deter-


minadas que, en un periodo de referencia dado, suministran mano de obra para la pro-
ducción de bienes y servicios económicos o que están disponibles y hacen gestiones para
incorporarse a dicha producción.

Población� ocupada es la formada por todas aquellas personas de 16 o más años que
durante la semana de referencia han tenido un trabajo por cuenta ajena o ejercido una
actividad por cuenta propia.

Población�parada�o�desempleada son todas las personas de 16 o más años que reúnan


simultáneamente las siguientes condiciones:

• Sin trabajo, es decir, que no hayan tenido un empleo por cuenta ajena ni por cuenta
propia durante la semana de referencia.

• En busca de trabajo, es decir, que hayan tomado medidas concretas para buscar un
trabajo por cuenta ajena o hayan hecho gestiones para establecerse por su cuenta
durante el mes precedente.

• Disponibles para trabajar, es decir, en condiciones de comenzar a hacerlo en un plazo


de dos semanas a partir del domingo de la semana de referencia.

También se consideran paradas las personas de 16 o más años que durante la semana
de referencia han estado sin trabajo, disponibles para trabajar y que no buscan empleo
porque ya han encontrado uno al que se incorporarán dentro de los tres meses posteriores
a la semana de referencia. Por lo tanto, en este caso no se exige el criterio de búsqueda
efectiva de empleo.

Población�económicamente�inactiva son todas las personas de 16 o más años no cla-


sificadas como ocupadas ni paradas ni población contada aparte durante la semana de
referencia.

Comprende las siguientes categorías funcionales:

• Personas que se ocupan de su hogar: personas que, sin ejercer ninguna actividad
económica, se dedican a cuidar sus propios hogares; por ejemplo, amas de casa y otros
familiares que se encargan del cuidado de la casa y de los niños.

• Estudiantes: personas que, sin ejercer ninguna actividad económica, reciben una ins-
trucción sistemática en cualquier grado de educación.

• Jubilados o prejubilados: personas que han tenido una actividad económica anterior
y que por edad u otras causas la han abandonado, percibiendo una pensión (o unos
ingresos de prejubilación) con motivo de su actividad anterior.

• Personas que perciben una pensión distinta de la de jubilación y de prejubilación.

• Personas que realizan sin remuneración trabajos sociales, actividades de tipo benéfi-
co, etc. (excluidas las que son ayudas familiares).

• Incapacitados para trabajar.

• Otra situación: personas que, sin ejercer ninguna actividad económica, reciben ayuda
pública o privada y todas aquellas que no estén incluidas en ninguna de las categorías
anteriores, por ejemplo los rentistas.

Crecimiento demográfico, mercado de trabajo y crecimiento eco-


nómico

Desde la perspectiva de la oferta, el crecimiento demográfico ha significado


un fuerte incremento de la fuerza de trabajo (ilustración 3 y texto 2). En 1991,
había en España cerca de 23.400.000 personas con edades comprendidas entre
© FUOC • PID_00275124 32  El crecimiento prolongado de la economía española y la primera...

16 y 64 años de edad (65,2 % de la población); en 1999, eran más de 26.800.000


(67,1 %); y en 2007, más de 30.400.000 españoles (67,8 %). Esta expansión
de la fuerza de trabajo se traslada a un aumento de la población activa y de
la tasa de actividad españolas. Esta última era del 50,8 % en 1991; del 52,5
% en 1999, y del 58,9 % en 2007. Por sexos, el incremento más espectacular
se ha producido en la actividad femenina, cuya tasa, en 1991, era del 34,7
% y, en 2007, del 48,9 %, mientras que la masculina ha pasado del 68 % en
1991, al 69,3 % en 2007. No obstante, es la población inmigrante extranjera
la que tiene una mayor actividad, con una tasa, en 2006, del 77,1 % y, en
2007, del 75,93 %. Esta mayor tasa de actividad de la población inmigrante
se explica, en parte, porque se concentra mayoritariamente en los grupos de
edad comprendidos entre los 20 y 44 años.

A diferencia de lo sucedido en las décadas de los setenta y ochenta, el creci-


miento demográfico y de la población activa se ha visto acompañado por un
aumento de la ocupación y una caída de la tasa de paro. En 1991, la población
ocupada era de prácticamente trece millones de personas, el volumen de pa-
rados de 2,5 millones y la tasa de paro del 16,3 %. En 1994, la tasa de paro
española fue del 24,1 %, con más de 3,8 millones de desempleados. En 2007,
la población ocupada era de más de 20,3 millones de personas, el número de
parados de más de 1,8 millones y la tasa de paro del 8,3 %. La crisis económi-
ca ha vuelto a aumentar la tasa de paro de la economía hasta situarla en el
11,34 % en 2008, y en el 17,92 % en el segundo trimestre de 2009, y llegó a
ser prácticamente del 27 % en el primer trimestre de 2013.

Desde una perspectiva sectorial, el aumento de la ocupación se concentró en


los servicios y en la construcción, mientras que la industria y la agricultura
redujeron su peso ocupacional. En 1991, los servicios y la construcción repre-
sentaban, respectivamente, el 56,5 y el 10,3 % de la ocupación; en 2007, eran
el 66,2 y el 13,3 %; mientras tanto, la industria pasó de casi el 23 % en 1991,
al 16 % en 2007. Esta transformación de la estructura ocupacional reflejaba la
propia evolución de la estructura productiva de la economía española y estu-
vo motivada por el doble efecto de un aumento de la demanda de trabajo y
un mayor crecimiento salarial. La construcción, en 2007, era la actividad que
presentaba un mayor crecimiento salarial tanto respecto a 1991 como a 1996,
tanto en términos nominales como reales.

Esta transformación productiva y ocupacional que tuvo lugar en un contexto


de apertura exterior y de globalización económica propició un auge de las
actividades menos expuestas a la competencia internacional, en detrimento
claro de las actividades manufactureras de bienes comercializables.

La fuerte demanda de trabajo de la expansión frenó la expatriación laboral de


los españoles, a pesar de la intensidad de la IDE saliente. Entre 1991 y 2000,
algo menos de 240.000 españoles salieron del país por razones económicas;
esto es, algo más de la mitad de los inmigrantes de nacionalidad española.
Entre 2001 y 2006, la emigración asistida española estaba formada por menos
© FUOC • PID_00275124 33  El crecimiento prolongado de la economía española y la primera...

de 65.000 personas y la inmigración de los nacionales por más de 250.000 es-


pañoles. Esta débil movilidad internacional de los españoles evidenciaba uno
de los más importantes límites internos a la internacionalización empresarial
de España.

Un indicador que indirectamente muestra la importancia del aumento de la


ocupación en el crecimiento económico español es el mal comportamiento de
la productividad en general. En los próximos apartados estudiaremos el com-
portamiento de la productividad del trabajo y de la productividad conjunta
de los factores.

La productividad del trabajo y las horas trabajadas

El aumento de la población activa, de la tasa de actividad y de la tasa de ocu-


pación se ha visto acompañado por un mal comportamiento de la producti-
vidad del trabajo. De hecho, en España, el crecimiento en el empleo explica
prácticamente dos tercios del crecimiento económico vivido por el país desde
1995; mientras que el tercio restante se explica por la contribución de la acu-
mulación de capital y de la productividad total de los factores. Aumento de la
ocupación y baja productividad han sido las dos caras de la expansión de la
construcción y de los servicios en España.

La�productividad�del�trabajo

Desde 1995 hasta la actualidad, Europa ha conocido un estancamiento de la


productividad. En promedio, la productividad por hora trabajada en la UE15
es inferior en 8 puntos a la de Estados Unidos. En España, en 1979, la producti-
vidad por hora trabajada era dos terceras partes de la estadounidense; durante
los años ochenta, mejoró al pasar a ser el 86 %, pero en la primera década del
presente siglo volvió a reducirse para situarse en el 75 %. Además, el compor-
tamiento de la productividad promedio por hora trabajada en España ha sido
peor que el europeo. Francia, Alemania e Italia cuenta con un productividad
por hora trabajada superior en 25 puntos a la española. Además, entre 2005 y
2009, la productividad en España ha seguido manifestando una tendencia a la
reducción, tanto en términos de productividad promedio por hora trabajado
como por trabajador.

La producción por hora trabajada en España decreció entre los años 2000 y
2005 un 0,6 %, debido a la masiva incorporación de mano de obra poco cuali-
ficada y/o en puestos de trabajo con escasas exigencias cualitativas, cuya pro-
ductividad media es menor por el tipo de trabajo que desempeñan, por la es-
casa utilización de las TIC y por el menor grado de formación y experiencia
(educativa y laboral) que poseen.
© FUOC • PID_00275124 34  El crecimiento prolongado de la economía española y la primera...

Sectorialmente, el crecimiento económico español se ha sustentado en la cons-


trucción de viviendas. Dada la dinámica de fuerte crecimiento de precios, el
crecimiento de los beneficios fue muy superior al encarecimiento de los costes
productivos, por lo que no existían incentivos para racionalizar la producción
y buscar mejoras de productividad.

Las�horas�trabajadas�y�productividad�laboral

Dentro de determinados límites, la evidencia estadística muestra la existencia


de una cierta relación negativa entre duración de la jornada laboral y produc-
tividad del factor trabajo; de modo que al aumentar las horas de trabajo (más
allá de determinada cantidad) tiende a reducirse la productividad por hora tra-
bajada. De acuerdo con los datos de los informes elaborados por IESE-Adecco,
España es el tercer país de la Unión Europea, detrás de Polonia y Portugal, con
un menor rendimiento por cada hora trabajada.

Los tres países con jornadas medias más breves (Holanda, Alemania y Bélgica)
se encuentran entre los cuatro en los que la productividad por hora trabajada
es mayor. Finalmente, comparando la productividad promedio por hora tra-
bajada de los países seleccionados en los informes, puede verse que la produc-
tividad de Bélgica (la mayor) es un 54 % más elevada que la de España y casi el
triple que la de Polonia (la menor). También exhiben productividades horarias
mayores a la española Francia (44 %), Holanda (44 %), Alemania (38 %), Italia
(23 %) y Reino Unido (21 %).

Uno de los aspectos diferenciales entre España y los países con una mayor
productividad por hora trabajada es la estructuración de la jornada laboral.
España es uno de los países europeos con jornadas laborales más prolongadas,
lo que contribuye a la menor productividad y a una reducida formación con-
tinua de los trabajadores españoles.

La productividad aparente del factor trabajo muestra una relación inversa con
el comportamiento del ciclo económico. En los periodos de expansión, la pro-
ductividad del factor trabajo se reduce, mientras que en los momentos de re-
cesión, la productividad mejora sustancialmente. Esta es una situación atípi-
ca con el comportamiento de buena parte de los países de nuestro entorno y
evidencia las posibilidades de mejora que existen en los procesos productivos
que no son aprovechados porque los ritmos de crecimiento de la tasa de be-
neficios en los momentos de expansión hacen innecesarios a los ojos de sus
gestores introducir mejoras en los proceso productivos. Asimismo, esta situa-
ción evidencia las posibilidades de mejora de eficiencia que tiene ante sí la
política de competencia.
© FUOC • PID_00275124 35  El crecimiento prolongado de la economía española y la primera...

La productividad total de los factores

Sobre el nivel de productividad influyen una serie de factores, entre los que se
encuentran la calidad del capital humano (cuanta mayor formación-habilida-
des de los trabajadores, mayor producción por hora), el capital invertido por
empleado, la innovación (tanto tecnológica como no tecnológica u organiza-
tiva), la investigación y desarrollo científico-tecnológico, las características de
la maquinaria y equipo, la utilización de la capacidad instalada o la produc-
ción y uso de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), entre
otros. Para referirse a la contribución de este conjunto de factores se habla de
la productividad total de los factores (PTF).

El mayor crecimiento de la productividad en Estados Unidos se debe a una


combinación de factores, entre los cuales participa el mayor esfuerzo inversor
y el mayor ritmo de crecimiento de la productividad total de los factores. De
hecho, este último explica, para el periodo posterior a 1995-2000, más del 50
% del crecimiento estadounidense y, con posterioridad al año 2000, más de
tres cuartas partes del crecimiento económico. En 2005, el nivel de la produc-
tividad total de los factores de la economía española era del orden del 70 % de
la estadounidense, mientras que en la UE15 era del 88 %. Europa experimentó
un proceso de convergencia y aumento de sus niveles de PTF. En cambio, en
España, la distancia relativa se mantuvo y la absoluta se incrementó, lo que
hizo que la brecha tecnológica continuase siendo importante.

El proceso de convergencia de la productividad de la economía española fue


intenso hasta principios de los años noventa y con posterioridad conoció un
estancamiento y una importante divergencia. El mayor acercamiento de Espa-
ña a la frontera tecnológica estadounidense tuvo lugar en 1989, cuando la PTF
de la economía española representaba el 81 % de la norteamericana. A finales
de los ochenta tuvo lugar un cambio estructural en la economía española y
empezó a fraguarse la divergencia con respecto a Estados Unidos y la UE15.
Con respecto a esta última, España solamente supera los niveles de Grecia y
Portugal.

Capital�tecnológico�e�investigación�y�desarrollo

Por otra parte, el capital tecnológico resulta, en cierto modo, de la acumula-


ción del esfuerzo inversor en investigación y desarrollo (I&D). En este sentido,
el esfuerzo tecnológico de la economía española era, en 2007, muy superior
al existente en 1994, pero siguió siendo muy bajo en el contexto europeo. El
stock del capital tecnológico español, en 2004, era el 35 % del estadouniden-
se y el 44 % del europeo. En promedio, la UE15 ha estado destinando, desde
1994 a 2007, un 1,88 % de su PIB a gastos de I+D, mientras que España ha
destinado prácticamente la mitad, un 0,95 %. En cambio, países como Finlan-
© FUOC • PID_00275124 36  El crecimiento prolongado de la economía española y la primera...

dia, Alemania o Francia han destinado porcentajes muy superiores (3,04, 2,38
y 2,18 %, respectivamente). Incluso Italia o Irlanda han realizado un mayor
esfuerzo inversor.

Una característica diferencial del gasto de I+D español en relación con la si-
tuación europea es, por una parte, el menor peso relativo, en España, del gas-
to investigador en el sistema empresarial y, por otra, el mayor esfuerzo en el
sistema universitario en España respecto a los países europeos.

Gráfica 6. Gastos en I+D (% PIB) (1994-2007)

Fuente: INE.

Capital�humano

Otro factor explicativo del comportamiento de la PTF es el capital humano.


Desde la década de los ochenta, la economía española ha venido realizando un
importante esfuerzo de inversión en capital humano y, consiguientemente,
ha ido aumentando los niveles de cualificación de la mano de obra, al menos
en términos formales. La población ocupada con un nivel de estudios medio
o superior se ha triplicado desde finales de la década de los setenta hasta 2005.
Sin embargo, los años medios de estudios de la población de más de 25 años,
en España (7,25 años), son un 18 % inferiores a los de UE15 (8,59 años) y un
69 % inferiores al nivel de Estados Unidos.

Por otra parte, España cuenta con uno de los porcentajes más bajos de la Unión
Europea de trabajadores de 16 a 64 años que han completado al menos sus
estudios secundarios. En 2008, el 90 % de los trabajadores daneses y finlan-
deses, el 85 % de los alemanes y suecos, y el 70 % de los franceses contaban
como mínimo con estudios secundarios; en España era el 51 %, un porcentaje
inferior al de todos los miembros de la UE, salvo Malta. En conjunto, estos son
© FUOC • PID_00275124 37  El crecimiento prolongado de la economía española y la primera...

aspectos importantes para entender el comportamiento de la productividad y,


también, el recurso al despido como mecanismo de adecuación de la produc-
ción a las fases bajas del ciclo.

Normalmente, la medición de la calidad del factor trabajo se lleva a cabo con-


siderando las características de este en términos de nivel educativo, de edad y
de la experiencia dentro de la empresa y el sector de actividad. Aquellos traba-
jadores que hayan alcanzado un nivel de estudios superior tendrán una mayor
productividad, como resultado del mayor nivel de conocimientos adquiridos
y de su mayor cualificación. Asimismo, el aprendizaje obtenido a través de
la experiencia constituye un factor de cualificación de la fuerza de trabajo. El
aprendizaje se aproxima a través de la edad y del número de años acumulados
de trabajo dentro de la empresa. Por otra parte, la rama de actividad puede
ser una característica importante a la hora de establecer la calidad asociada a
un puesto de trabajo concreto, dado que hay productividades y contenidos
tecnológicos diferentes según la rama productiva y la naturaleza del puesto
de trabajo.

Gráfica 7. Formación permanente. Porcentaje de personas de 25 a 64 años que han realizado


una formación (2008)

Fuente: Eurostat.

A lo largo del periodo 1987-2006, se ha producido en España una mejoría muy


apreciable en el nivel educativo de la población ocupada como consecuencia
de que la participación del grupo con mayor nivel de formación se ha dobla-
do. En cambio, la experiencia media dentro de la empresa se ha reducido de
manera considerable entre 1988 y 1992; se ha mantenido estable entre 1992
© FUOC • PID_00275124 38  El crecimiento prolongado de la economía española y la primera...

y 2002, y se ha vuelto a reducir entre 2002 y 2006. En síntesis, tras una caí-
da inicial, entre 1988 y 1992, de la calidad del factor trabajo, se observa una
mejora entre 1993 y 1997, para experimentar una desaceleración entre 1998
y 2002, que se ha agravado entre 2003 y 2006.

La contribución positiva del aumento en el nivel de formación de los trabaja-


dores debe matizarse por la hipótesis que apuntan distintos estudios de que
esta no se ha visto acompañada por un aumento en la demanda de este tipo
de trabajadores. Estos estudios sugieren que, desde los años ochenta, existe un
desajuste (in crescendo) entre las características de la oferta de trabajo y las cua-
lificaciones requeridas por la demanda de trabajo, lo que se ha traducido en
una reducción de los diferenciales salariales entre los trabajadores con distinto
nivel educativo. Esta menor diferencia salarial actuaría como un desincentivo
–individual y colectivo– a la mejora de la formación, sobre todo durante el
periodo de fuerte crecimiento económico y de intensa demanda de trabajo.

El porcentaje de trabajadores con estudios universitarios que realizan tareas


no cualificadas ha pasado de suponer el 1 % a mediados de los años noventa, a
alcanzar el 4,75 % en 2005. En esa década, casi se ha quintuplicado el porcen-
taje de personas con estudios universitarios que ocupan puestos no cualifica-
dos en el comercio o en el sector servicios. En la medida en que esto ocurre,
no se aprovecha adecuadamente el crecimiento del capital humano que se ha
producido en los últimos años en España. En cambio, con esta situación, las
recientes mejoras educativas se estarían traduciendo en un problema creciente
de sobrecualificación y no en ganancias de productividad.

Las�tecnologías�de�la�información�y�la�comunicación�y�la�productividad

Todo un conjunto de diferentes estudios viene mostrando, desde la segunda


mitad de los años noventa, la existencia de una relación directa entre implan-
tación de las TIC y productividad. En algunos casos, estos estudios evidencia-
ban asimismo que, para hacer efectivas las ganancias de productividad que las
TIC ofrecen, es necesario llevar a cabo modificaciones en la organización del
trabajo.

También, en España, los distintos estudios establecen que existe una relación
entre productividad y tecnologías de la información similar a la existente en el
ámbito de la OCDE. Esta dinámica se caracteriza por un impacto positivo del
nivel de implantación de las tecnologías de la información sobre la producti-
vidad de las empresas, los sectores y la economía en su conjunto. Además, la
magnitud del impacto disminuye en función del tiempo que ha transcurrido
desde que se han implantado las nuevas tecnologías, en función del nivel de
implantación de las nuevas tecnologías y en función del tamaño de las em-
presas en las que se implanta la tecnología; esto es, están sometidas a un de-
crecimiento a lo largo del tiempo.
© FUOC • PID_00275124 39  El crecimiento prolongado de la economía española y la primera...

Sin embargo, las tecnologías de la información y la comunicación en España


tienen un peso relativamente pequeño, tanto a nivel de producción de dichas
tecnologías como a nivel de utilización por parte del tejido productivo y de los
hogares. España es considerado como un país usuario más que productor de
tecnologías de la información y la telecomunicación. El uso tecnológico está
más generalizado en los servicios que en las manufacturas, especialmente en
las ramas de comercio al por menor y al por mayor, las finanzas, los seguros y
los servicios empresariales. Existe claramente un déficit en la inversión espa-
ñola en este tipo de tecnologías, agravado por el hecho de que las inversiones
complementarias a las TIC no son todavía muy frecuentes, lo que ralentiza la
óptima utilización de las TIC.

En este apartado hemos estudiado cómo la demografía ha contribuido


al crecimiento económico español por la vía del aumento de la actividad
y de la ocupación. También hemos mostrado la escasa contribución de
la productividad del factor trabajo y del conjunto de factores. Por otra
parte, tal y como anticipábamos al principio, el aumento de la pobla-
ción ha contribuido asimismo al crecimiento por la vía de la demanda.
Este será el objeto del siguiente epígrafe.

1.4.2. Demografía, demanda y financiación

Crecimiento demográfico y dimensión del mercado de demanda

La dimensión del mercado de una economía está constituida por dos varia-
bles clave: el número de consumidores y su capacidad de gasto. El crecimiento
demográfico y económico español ha impulsado ambas variables y, en con-
secuencia, ha contribuido a incrementar la dimensión del mercado español
(ilustración 4).

Por una parte, el crecimiento demográfico descrito anteriormente ha condu-


cido a un aumento en el número de consumidores. Pero también ha supuesto
un incremento en el número de hogares. En 1991, había en España 11,530
millones de hogares; en 1999, eran 12,672 millones, y en 2007, más de 16,200
millones. Las razones de este fuerte incremento en el número de hogares son
múltiples. Se encuentra, por un lado, el aumento de la población, pero este no
explica totalmente el fenómeno, pues el ritmo de crecimiento en el número
de los hogares es mayor al crecimiento demográfico y, durante muchos años,
llegó a doblarlo. La reducción del tamaño familiar, el aumento de las separa-
ciones y los divorcios, de hogares unipersonales y de la emancipación de los
hijos serían otros factores explicativos.

Por otro lado, como hemos visto anteriormente, la fase de crecimiento de la


economía española se ha caracterizado por un incremento de la renta por ha-
bitante y también de la ocupación. Ambos factores han impulsado la demanda
de consumo de las familias y esta al mismo tiempo ha favorecido el crecimien-
© FUOC • PID_00275124 40  El crecimiento prolongado de la economía española y la primera...

to económico (texto 5). Pero además, a partir de 1999 y durante varios años, el
gasto de los agentes en España ha crecido más rápidamente que los ingresos.
Asimismo, durante estos años la propensión media y marginal al consumo
han sido muy altas y el gasto anual, superior a los ingresos anuales.

La consecuencia económica más importante del aumento en más de 3,5 mi-


llones de hogares en ocho años es la existencia de una demanda real de vi-
viendas. A esta demanda, hay que añadir la demanda nacional e internacional
de segundas residencias con finalidad de ocio y vacaciones. Ambas conforman
una demanda latente que se transformó en demanda efectiva gracias a la re-
ducción del tipo de interés ocasionado por la política monetaria del Banco
Central Europeo y a las políticas de activo de las entidades financieras que
operan en España. Por tanto, en un principio, detrás de la fuerte expansión
del sector de la construcción de viviendas existió una demanda real carente
de todo componente especulativo. Este vendría a añadirse después como con-
secuencia de la dinámica de los precios de las viviendas y del suelo urbano o
urbanizable.

Ilustración 4. Dimensión del mercado

La vivienda se contabiliza como un bien de inversión y, por ello, se encuentra


detrás del fuerte crecimiento de la formación de capital de la economía espa-
ñola del periodo expansivo. Además, como actividad productiva tiene múlti-
ples efectos de arrastre sobre otras actividades; es también intensiva en el uso
del factor trabajo, lo cual explica el fuerte crecimiento del empleo vivido por
la economía española. Por último, de acuerdo con la encuesta de presupues-
tos familiares del INE, un 25 % del presupuesto familiar se destina a gastos
relacionados con la vivienda. El aumento en el número de hogares incremen-
tó el de compradores de viviendas y este indujo una expansión adicional del
consumo. De este modo, inversión y consumo se convirtieron en las dos ma-
cromagnitudes clave del crecimiento económico español. Pero para que los
© FUOC • PID_00275124 41  El crecimiento prolongado de la economía española y la primera...

deseos de inversión y consumo puedan materializarse, es necesario garantizar


su financiación. En este punto interviene la mundialización financiera y la
política crediticia de las entidades financieras españolas.

La financiación del crecimiento y el carácter procíclico del crédi-


to

La mundialización financiera, junto con la estabilidad macroeconómica, creó


las condiciones para que el conjunto de economías se beneficien de unas ven-
tajosas condiciones de financiación. Los excedentes comerciales de los países
emergentes y de los productores de petróleo y materias primas se canalizaron
vía diferentes instrumentos y productos financieros a los países desarrollados
con importantes déficits externos, como España o Estados Unidos. Este flujo
financiero permitió a familias y empresas españolas mantener un alto endeu-
damiento para financiar sus decisiones de gasto e inversión, mientras que el
sector público, en cumplimiento del Pacto de Estabilidad, pasó a tener una
tasa de ahorro positiva. El sistema financiero español ha desempeñado, pues,
un papel clave a la hora de hacer efectivas las decisiones de consumidores y
empresarios y propiciar, con ello, el crecimiento económico.

La�competencia�en�el�mercado�bancario

El contexto en el que se desarrolló, durante los años de fuerte crecimiento Referencia bibliográfica
económico, la competencia entre las entidades bancarias acentuó el carácter
J.�Gual (2009).
procíclico del negocio bancario. La combinación de tipos de interés bajos, ex-
pansión económica y desregulación de la actividad bancaria redujo significati-
vamente los ingresos procedentes de las tradicionales actividades de interme-
diación bancaria y dio lugar a la búsqueda de nuevas estrategias. Así, en el caso
español, durante los años ochenta, la banca y las cajas de ahorro pusieron en
marcha agresivas campañas de captación de clientes por la vía de depósitos de
alta remuneración. En cambio, durante los años del crecimiento económico,
estas mismas entidades pasaron a utilizar de manera agresiva el crédito como
vía para captar clientes, a quienes intentaron ofrecer otros servicios financie-
ros con una rentabilidad –para la entidad bancaria– superior.

El negocio bancario minorista cuenta con dos características que influyen en


el tipo de estrategias que llevan a cabo las entidades financieras para competir.
Por una parte, en el negocio bancario es importante el carácter relacional que
hace que los clientes incurran en costes cuando desean operar con una entidad
diferente de la habitual: es necesario darse a conocer y ello supone tiempo y
recursos financieros. Este hecho genera una cierta inercia por parte del cliente
y favorece el mantenimiento de la entidad financiera una vez elegida. Por otra
parte, las entidades financieras cuentan con economías de alcance en la ela-
boración y, sobre todo, en la distribución de productos y servicios financieros,
lo cual favorece la implementación de estrategias multiproducto, con ofertas
de paquetes de productos y servicios financieros.
© FUOC • PID_00275124 42  El crecimiento prolongado de la economía española y la primera...

Estos dos rasgos justifican, en principio, la utilización a corto plazo de estra-


tegias agresivas de captación de clientes, que solo resultarán rentables a largo
plazo, gracias a la capacidad de retenerlos. Los créditos y préstamos, sobre todo
los créditos hipotecarios, son un producto que permite mantener y fidelizar
un cliente a largo plazo. De este modo, las entidades bancarias pusieron en
marcha estrategias que implicaban la existencia de subsidios cruzados entre los
diferentes productos. Esto es, uno de los productos se ofrece a un precio bajo,
como reclamo comercial, y el resto de los productos y servicios, con precios
más elevados. El primer tipo de producto, los créditos hipotecarios, permite
atraer al cliente, y los segundos, rentabilizarlo. Así se explica la amplia oferta
de créditos hipotecarios concedidos en condiciones muy favorables para los
usuarios. Sin embargo, para llevar a cabo este tipo de estrategias, las entidades
financieras necesitaban disponer de fondos prestables y lleva implícito el su-
puesto del mantenimiento a lo largo del tiempo de la capacidad adquisitiva
del cliente.

La�brecha�financiera�de�la�economía�española�y�la�financiación�interna-
cional

La fuerte demanda de crédito por parte de los consumidores y de las empresas


supuso que, para una entidad financiera, la demanda de crédito superase sus
depósitos. Esta circunstancia obligó a los bancos y cajas españoles a buscar
fuentes de financiación en los mercados internacionales. La pertenencia de
España a la UEM y la mundialización financiera facilitaron significativamente
este acceso. De este modo, la financiación internacional permitió a las enti-
dades financieras satisfacer las solicitudes de préstamos de sus clientes en tér-
minos ventajosos para estos en lo referente a los tipos de interés y al uso de
criterios laxos en cuanto a la concesión de créditos. De este modo, la inversión
crediticia de las entidades pasó de suponer el 51 % del balance, en 2000, a
representar el 64 %, en el segundo trimestre de 2008.

Texto 3. Ciclo económico y estrategias bancarias

Aunque, en principio, las estrategias de multiproductos financieros pueden resultar ren-


tables a lo largo de todas las fases del ciclo económico, la lucha por la captación de clien-
tes y la expansión del crédito por parte de las entidades son más intensas en los periodos
de fuerte crecimiento económico. Durante la fase alcista del ciclo, las entidades disponen
de un mayor volumen de recursos prestables y, al menos en buena parte de esta, el precio
de dinero es bajo y el grado de exigencia queda sumamente limitado. En cambio, en los
periodos de contracción, las condiciones de oferta y de demanda se vuelven más com-
plicadas y el negocio se contrae al tiempo que los precios y las exigencias aumentan.

Fuente: Elaboración a partir de J. Gual (2009).

Los depósitos bancarios, aunque crecieron en promedio a una tasa del 12 %


durante la fase expansiva de la economía, siempre lo hicieron a un ritmo in-
ferior a la inversión crediticia. El peso de los depósitos se redujo del 48 %, en
2000, al 40 %, en el segundo trimestre de 2008. La diferencia entre el crédito
© FUOC • PID_00275124 43  El crecimiento prolongado de la economía española y la primera...

concedido y los depósitos de los clientes, denominada la brecha financiera,


pasó de representar en torno al 4 % del balance, en 2000, a un entorno del
25 %, en 2007.

Los bonos de titulización se convirtieron en el principal vehículo de captación


de fondos en los mercados. Entre diciembre de 2000 y junio de 2007, los títu-
los en poder del resto del mundo pasaron de representar un 30 % del saldo
total al 73 %, como resultado de que casi el 77 % de los flujos netos en dicho
periodo fueron adquiridos por no residentes. De este modo, se evidencia el
papel desempeñado por los mercados internacionales de deuda en la financia-
ción de los recursos necesarios para alimentar el crecimiento de la economía
española (tabla 4).

Las turbulencias financieras del verano de 2007 alteraron el funcionamiento


de parte de los mercados internacionales, en los que las entidades españolas
se financiaban, hasta el extremo de paralizarse totalmente en algunos casos
(como el de las titulizaciones). Sin embargo, el hecho de que la deuda de las
entidades españolas fuese a largo plazo y que con antelación se hubiese frena-
do la demanda de préstamos hipotecarios dio un margen de maniobra a los
intermediarios financieros españoles. Pero aun así, estos pusieron en marcha
otras actuaciones encaminadas a obtener fondos; entre ellas, cabe citar, por
un lado, las acciones tendentes a una mayor captación vía depósitos de sus
clientes aprovechando la red de sucursales; también llevaron a cabo emisiones
a corto plazo; además, aumentaron el recurso a la financiación procedente del
eurosistema; y, por último, aprovecharon los momentos de mayor estabilidad
para obtener fondos a largo plazo.

Demanda agregada y estructura productiva

La expansión del crédito hizo posible la demanda efectiva tanto de bienes de


consumo como de inversión por parte de las familias y de las empresas. Esta
demanda interna reforzó las bases de la expansión económica al centrarse en
actividades con importantes efectos de arrastre sobre otras actividades y so-
bre el empleo. El círculo virtuoso de crecimiento de la demanda, crecimiento
del empleo, de los beneficios y de la capacidad de gasto de los hogares que
impulsaba un renovado incremento de la demanda se instaló en la sociedad
española bajo la forma de unas expectativas favorables sobre el futuro. El in-
cremento del precio de los activos tanto bursátiles como inmobiliarios así lo
confirmaban.

El aumento del número de los hogares, del empleo, de la renta y la riqueza, así
como el acceso fácil y barato al crédito han sido los motores de la expansión de
la demanda. Una demanda que tanto en su vertiente de bienes finales como
intermedios o de equipo presionaba sobre la insuficiente oferta provocando
incrementos de precios, de importaciones y, con el tiempo, estrangulamientos
y situaciones de insatisfacción de demanda.
© FUOC • PID_00275124 44  El crecimiento prolongado de la economía española y la primera...

El crecimiento de las importaciones tiene una doble explicación. Por una par-
te, en España, desde el Plan Nacional de Estabilización Económica (1959), to-
da expansión de la demanda ha impulsado el crecimiento de las importacio-
nes y ha configurado una importante propensión importadora. Por otra parte,
la actual fase de expansión ha tenido el efecto de sesgar el crecimiento de la
estructura española hacia sectores no comercializables y, en consecuencia, ha
reducido su capacidad de satisfacer la demanda de bienes comercializables.

Las consecuencias de este sesgo del crecimiento español son las siguientes:

• por un lado, ha tenido lugar una gran expansión de las importaciones y,

• por otro, el potencial exportador español no ha mantenido el ritmo de


expansión de las importaciones.

El resultado de todo ello ha sido una ampliación sin precedentes del déficit
comercial. Un déficit cuya magnitud ya no pueden financiar los ingresos por
turismo. Además, cuando se analiza con detalle el déficit comercial se eviden-
cia la pérdida de las ventajas comerciales que la economía española había ad-
quirido en productos intensivos en economías de escala sin que estas hayan
sido reemplazadas por otras líneas importantes de productos.

El propio crecimiento económico generaba un desequilibrio externo que re-


quería renovados flujos financieros. Estos flujos de financiación externa ali-
mentaban, al mismo tiempo, el crecimiento económico. De hecho, la propia
magnitud del desequilibrio externo debería ser motivo suficiente de preocu-
pación por parte de las autoridades económicas y financieras. Además, estas
últimas deberían haber prestado una mayor atención a la elevada concentra-
ción de riesgo que estaba adquiriendo una parte del sistema bancario español
tanto por su política crediticia como por sus modelos de gestión y la fuerte
politización de sus consejos de administración. La ausencia de una verdadera
política macroprudencial y de un correcto e independiente diseño de supervi-
sión financiero tendría graves consecuencias para la situación económica del
país y patrimonial de los españoles.

Como veremos a continuación con más detalle, la expansión se sustentó pro-


ductivamente en la expansión del sector inmobiliario. Este satisface necesida-
des básicas, pero también está sujeto a un fuerte componente especulativo,
especialmente si el diseño institucional lo permite, cuando no lo favorece. La
rapidez del crecimiento económico y la celeridad con la que los españoles tu-
vieron que vivir las consecuencias de la crisis económica son, en buena me-
dida, consecuencias del diseño institucional de la economía y de la política
económica española.
© FUOC • PID_00275124 45  El crecimiento prolongado de la economía española y la primera...

1.4.3. El crecimiento inmobiliario

Las características económicas del sector de la construcción

La importancia económica del sector de la construcción radica tanto en su


contribución al PIB como en los significativos efectos que tiene en el resto de
las ramas económicas, a través del alto contenido en su producción de consu-
mos intermedios. Es, además, indudable su papel como generador de empleo
directo, ya que se trata de un sector que utiliza de manera intensiva la mano
de obra. Asimismo, debe tenerse en cuenta la importancia de la construcción
como productor de infraestructura económica del país.

Gráfica 8. La construcción en España (% PIB)

Fuente: Elaboración a partir del INE.

Entre los años 1999 y 2007, el sector de la construcción ha sido, sin lugar a
dudas, el sector más dinámico de la economía española. España experimentó
un fuerte ritmo de actividad tanto en edificación como en obra civil, lo que
supuso que el valor añadido bruto (VAB) del sector experimentase tasas de
crecimiento próximas al 15 % (en moneda corriente). La tasa de variación
interanual promedio del VAB nominal del sector entre 1995 y 2006 se situó en
torno al 12,0 %, mientras que el PIB nominal total crecía a una tasa interanual
promedio del 7,3 % durante el mismo periodo. La diferencia entre ambas tasas
de crecimiento es, por lo tanto, notable. El incremento de la actividad del
sector cobró especial relevancia desde el primer trimestre de 1998 en adelante.
En el último trimestre de 1997, el VAB del sector construcción representaba el
6,4 % del PIB; en el último trimestre de 2006 alcanza el 10,8 %. En términos
de empleo, el punto de inflexión puede situarse en el segundo trimestre de
1996, al que corresponde un peso relativo sobre el empleo total del 8,9 %. En
el último trimestre de 2006, la importancia de la construcción en términos de
empleo era del 13,7 %.
© FUOC • PID_00275124 46  El crecimiento prolongado de la economía española y la primera...

Según la Encuesta de población activa (EPA), en torno al 24 % del total de


empleos creados entre 2005 y 2006 fueron en la construcción. Una cifra que
sitúa, durante los años de expansión económica, a este sector como el más
activo en creación de puestos de trabajo, muy por encima de otras ramas de
la economía, como la hostelería. La creación de empleo en la construcción
ha sido, durante todo el periodo de crecimiento (con excepción de los tres
primeros trimestres de 1996), significativamente mayor que en el total de la
economía. En particular, mientras la tasa de variación interanual del empleo
en la construcción ha crecido a un promedio del 7,0 %, en el conjunto de la
economía española lo ha hecho al 3,3 %. La capacidad del sector construcción
para generar empleo ha sido, por lo tanto, más de dos veces superior al con-
junto de la economía española.

De acuerdo con la Clasificación Nacional de Actividades Económicas


(CNAE-2009), el sector de la construcción está formado por la edificación, por
la ingeniería civil y otras actividades de construcción especializadas. De los
distintos componentes de la construcción, el que más interés suscita es la in-
versión inmobiliaria de las familias, que representa, en vivienda, el 8,8 % del
PIB e, indirectamente, en servicios inmobiliarios –que forma parte de la rúbri-
ca de Otra inversión–, otro 2,2 % del PIB.

Durante los años de crecimiento económico, el peso del sector de la construc-


ción en España ha sido muy superior al que presentan otros países europeos.
La inversión en construcción de la economía española en 2006 representa el
15,2 % de la inversión total de la construcción en la UE15, frente al 12,7 % de
Italia, el 15,1 % del Reino Unido, el 15,8 % de Francia y el 18,3 % de Alema-
nia, países todos ellos con un PIB y una población significativamente mayores
que los de España. En términos de la distribución de la actividad del sector
entre sus cuatro segmentos principales (edificación residencial, no residencial,
rehabilitación y obra civil), las diferencias son aún más apreciables:

• La edificación residencial representaba en España el 37 % de la actividad


del sector, mientras que en Europa era el 24 %.

• Por el contrario, la rehabilitación y el mantenimiento en edificación espa-


ñola fue doce puntos inferior al promedio de la UE15. Esto es, en España
se construyó más vivienda nueva que se rehabilitaba respecto a la UE15.

• También en España la edificación no residencial fue inferior en compara-


ción con Europa (16 frente al 18 %).

• Por lo que se refiere a la obra civil, la situación española fue similar a la


europea.
© FUOC • PID_00275124 47  El crecimiento prolongado de la economía española y la primera...

La intervención del efecto multiplicador y de acelerador de la inversión hace


de la construcción una actividad con un gran protagonismo en el ciclo eco-
nómico. De hecho, sus tasas de variación interanual reflejan fielmente el ciclo
económico.

Los factores que impulsaron la demanda interna española en la última fase de


expansión económica tuvieron un efecto particularmente expansivo sobre el
comportamiento de la demanda de viviendas:

• Aumento de la población y del número de hogares.

• Aumento de la demanda –nacional e internacional– de segundas residen-


cias.

• Mayor acceso al crédito y abaratamiento de los costes de financiación.

• Fiscalidad favorable a la inversión residencial.

La respuesta de la oferta de viviendas al tirón de la demanda fue considerable.


El número de viviendas iniciadas al año pasaron del entorno de las doscientas
mil al inicio del ciclo expansivo a más de setecientas mil en el año 2006. Esta
capacidad de respuesta se atribuye, en parte, a un cambio muy profundo en
la legislación relativa al mercado del suelo y en la política urbanizadora de los
ayuntamientos, que se mostraron, en general, muy proclives a satisfacer las
demandas de los promotores dispuestos a aprovechar el ciclo inmobiliario.

Texto 4. El principio del acelerador y el multiplicador

El�principio�del�acelerador

El principio del acelerador establece que la tasa de inversión es proporcional a la varia-


ción en la producción de una economía. Este principio considera que las necesidades de
inversión de una economía están relacionadas básicamente con el nivel de producción,
de manera que a medida que aumente la producción tendrá lugar un aumento en el stock
de capital (o inversión neta). De modo que cuando la producción aumente, la inversión
neta será positiva; en cambio, cuando la variación en la producción sea nula, la inversión
neta también lo será.

El concepto se ha enriquecido al considerar no la variación de la producción de un pe-


riodo, sino la variación de la producción de los periodos anteriores. Si además se consi-
deran las previsiones de variación de la producción futura, se estarían introduciendo las
expectativas en la explicación.

Una característica de este tipo de explicación es que omite el coste del capital como
variable explicativa del comportamiento de la inversión.

El�multiplicador

El multiplicador es la cuantía en la que varía la producción de equilibrio cuando la de-


manda agregada autónoma se incrementa en una unidad. Puesto que el multiplicador es
mayor que la unidad, una variación del gasto en una cuantía de una unidad monetaria
incrementará la renta en más de una unidad monetaria.

Multiplicador�y�acelerador

El consumo es el componente más estable de la demanda y suele mostrar una menor


fluctuación durante el ciclo que la producción. No obstante, los gastos en consumo no
permanecen inalterados durante el ciclo; de hecho, durante la fase alcista del ciclo, el
© FUOC • PID_00275124 48  El crecimiento prolongado de la economía española y la primera...

consumo aumenta e impulsa la recuperación de la actividad económica, debido al efecto


multiplicador que todo componente de la demanda agregada provoca sobre la produc-
ción. En muchas ocasiones, los gastos agregados aparecen como un resultado de un cam-
bio autónomo en la inversión. Esta es la intervención del multiplicador.

El cambio autónomo de la inversión (o de otro componente de la demanda), al provocar


un aumento de la producción (vía multiplicador), da lugar un incremento adicional de
la inversión (vía acelerador).

De este modo, las variaciones de la inversión se pueden explicar por dos factores:

• Exógenos, como las innovaciones tecnológicas, las modificaciones demográficas o


las expectativas.

• Endógenos o internos al propio sistema económico, que hacen que las fluctuaciones
se amplíen de manera acumulativa.

Ilustración 5

Los poderes locales y regionales alimentaron la expansión inmobiliaria al di-


señar y aceptar proyectos de expansión urbanística más allá de lo ecológica
y económicamente sostenible. Los ayuntamientos, fruto de un sistema de in-
gresos públicos excesivamente sesgado hacia las operaciones urbanísticas, vie-
ron en la extensión del suelo urbanizable y las licencias de obras la fuente de
recursos con los que financiar los bienes y servicios públicos que una sociedad
cada vez más instalada en el bienestar y la presunta riqueza demandaba con
más insistencia.

Texto 5. Ciclos económicos y sector de la construcción en España

Las oscilaciones cíclicas de la economía española han estado tradicionalmente muy re-
lacionadas con las del sector de la construcción. Esto ha sido igualmente cierto en los
dos últimos ciclos. La grave crisis de principios de los ochenta no fue solo una profunda
crisis industrial vinculada al encarecimiento del petróleo, al alza de los salarios y a la
obsolescencia del tejido industrial heredado de una economía protegida y una política
dirigista e intervencionista, sino que también se vio agravada por una contracción severa
y prolongada en las actividades constructoras. El auge en la segunda parte de la década
de los ochenta conoció una expansión del sector a una tasa acumulativa media del orden
del 10 % en términos reales, y la brusca recesión posterior al año 1992 se cebó con par-
ticular intensidad en la construcción. La actual fase expansiva que arranca a mediados
de la década de los noventa ha tenido como protagonista destacado el dinamismo de la
construcción, que ha sido, junto con el consumo, uno de los principales factores impul-
sores de la demanda. Durante esta fase, el crecimiento medio de la economía ha sido del
3,7 %, mientras que el de las actividades constructoras ha sido del 5,3 %, contribuyen-
do a la creación de la cuarta parte de los empleos netos generados durante el periodo,
medidos en puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo. Cuando se compara el
actual auge constructor con el de la década de los ochenta, destaca la mayor duración del
actual, que duplica el número de años del anterior, pero también la relativa moderación
de las tasas reales de expansión.

Fuente: Banco de España, Informe anual, 2008.


© FUOC • PID_00275124 49  El crecimiento prolongado de la economía española y la primera...

A pesar de esta flexibilidad de la oferta, que distingue la experiencia reciente


española de la de otros países con boom de demanda inmobiliaria, los precios
de la vivienda subieron considerablemente. Las estadísticas disponibles apun-
tan a un encarecimiento superior al 150 % con respecto al nivel de 1995, que
fue el punto mínimo de la fase de debilidad anterior.

Gráfica 9. Construcción: índice de precios de mano de obra y materiales (1990-2008) (datos


mensuales)

Gráfica 10. Evolución del precio de la vivienda (1996Q1-2009Q1). Tasas de variación anual del
2
m construido (datos cuatrimestrales)

Fuente: INE.
© FUOC • PID_00275124 50  El crecimiento prolongado de la economía española y la primera...

2. Del crecimiento económico a las crisis económicas

El paso del crecimiento a la crisis y la prolongación de esta en el caso español


están motivados básicamente por la confluencia de tres crisis económicas o
de tres fenómenos que contribuyeron a deprimir seriamente la economía na-
cional. Existe, por una parte, una crisis económica que cuestiona el modelo
de crecimiento económico basado en la expansión inmobiliaria y apoyado en
la demanda interna. En segundo lugar, existe una crisis financiera tanto inter-
nacional como nacional; la expansión financiera alimentada por los desequi-
librios globales se manifestó insostenible. La insuficiencia del marco institu-
cional europeo y la debilidad del español dificultaron una adecuada respuesta
de la política económica a la crisis inicial y, por ello, la agravaron. La crisis
del sistema financiero y de una parte de las entidades que lo componen, con
los consiguientes rescates bancarios y de economías nacionales, son los expo-
nentes más visibles. La respuesta a la segunda crisis contribuyó a la tercera: la
crisis de la deuda soberana. El incremento del gasto público –resultado de los
compromisos relativos a los rescates bancarios– provocó un aumento de los
déficits primarios; la evolución de la prima de riesgo y de los tipos de interés
alimentó el déficit público. El incremento de la deuda pública y la implemen-
tación de políticas de austeridad fueron el resultado.

2.1. Crisis económica y crisis inmobiliaria

La expansión económica española y mundial supuso excesos de demanda en


los mercados de productos finales e intermedios; con la salvedad de una parte
de los mercados de productos manufactureros, estos excesos provocaron ten-
siones de suministro y de precios. Las primeras engendraron situaciones de
escasez y dificultades para mantener los ritmos previos de expansión, al tiem-
po que frenaron el ritmo de crecimiento. Las segundas frenarían el consumo
y la inversión al afectar, directa e indirectamente, a la capacidad de gasto de
consumidores y empresas.

El fuerte encarecimiento de las materias primas y del petróleo hasta el verano


de 2008 tuvo un significativo impacto en los precios al consumo y erosionó el
poder adquisitivo y la renta corriente de las familias. Con ello, aumentaron las
malas expectativas de los hogares. El posterior descenso tanto de los precios
de las materias primas y del petróleo, como del IPC no tuvo repercusiones
positivas en el consumo, sino que más bien ha contribuido a ralentizarlo.

Las tensiones inflacionistas en el seno de la eurozona condujeron al BCE a


instrumentar una política monetaria basada en incrementos de tipos de inte-
rés. La nueva política monetaria restrictiva fue interpretada por los agentes
económicos como el fin del periodo de crédito fácil y barato. Junto a ello, el
aumento de tipos ocasionó un incremento en la carga financiera de las fami-
© FUOC • PID_00275124 51  El crecimiento prolongado de la economía española y la primera...

lias, que condujo a restricciones en su consumo e inversión. Ambos elementos


se trasladaron a una reducción en la demanda de créditos y de viviendas y de
otros bienes duraderos, principalmente automóviles.

Durante el periodo de crecimiento de la demanda y de los precios, tuvo lugar


también un aumento en el volumen de viviendas y en sus precios. Durante
largo tiempo, el crecimiento de precios de la vivienda fue paralelo a la reduc-
ción de los costes financieros, de modo que la demanda siguió manteniendo
su ritmo. Finalmente, se alcanzó un punto en el que el encarecimiento de las
viviendas eliminó las ventajas que la reducción de tipos de interés ofrecía a las
familias españolas, con lo que se desencadenó un freno en la demanda de vi-
vienda. La caída de la demanda coincidió en un momento de fuerte crecimien-
to de la oferta, lo cual forzó un fuerte ajuste de la actividad y en los precios.

Dada la naturaleza del producto, la oferta de viviendas se adaptó lentamente


a la evolución de la demanda, pero el número de viviendas iniciadas se redujo
en aproximadamente un 50 %, sin que por ello se evitase el incremento en
el saldo de viviendas sin vender consecuencia de la finalización de proyectos
iniciados años antes. Todo ello presionó a la baja a los precios y generó unas
expectativas deflacionistas que incitaron a posponer la decisión de adquirir
una vivienda. Las malas expectativas de los agentes se generalizaron al con-
junto de los mercados; los agentes revisaron a la baja sus decisiones de gasto.

Este cambio en la situación económica y en las expectativas generó caídas en


el precio de los activos (bursátiles e inmobiliarios), que provocaron a su vez
reducciones en la riqueza de los agentes económicos (consumidores, empresas
y entidades financieras). La caída de la actividad de construcción mermó los
ingresos de las administraciones locales y contrajo su capacidad de gasto. Las
turbulencias financieras internacionales se añadieron y agravaron los factores
internos de crisis económica.

De ese modo, en 2008, el consumo privado se estancó. El gasto en bienes de


consumo duradero fue el componente de gasto privado que mayor contrac-
ción mostró; la adquisición de automóviles para particulares descendió en un
30 % respecto al año anterior; también descendió el consumo de bienes dura-
deros vinculados al hogar consecuencia de la caída de la inversión en vivienda
y de la propia contracción del consumo.

La renta disponible de los españoles creció, en 2008, un 3,8 % en términos


reales. Este comportamiento estuvo impulsado básicamente por las políticas
públicas. No obstante, la masa salarial no creció como consecuencia de la des-
trucción de empleo y del crecimiento del paro. Los pagos netos por intereses
de las familias crecieron y detrajeron renta a las familias españolas, sin que la
reducción de tipos de interés de finales de 2008 tuviese efectos positivos.
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Este conjunto de procesos y acontecimientos están detrás del cambio de ciclo


experimentado por la economía española. El cuarto trimestre de 2008 es el ini-
cio de la recesión económica. La anterior recesión concluyó el cuarto trimestre
de 1993 y dio lugar a un periodo de crecimiento de quince años. Sin embargo,
existen algunas especificaciones de la crisis actual que conviene tener presente
(gráfica 11). En primer lugar, la llegada de la crisis actual se ha visto precedida
de un periodo más prolongado, estable y menos pronunciado de crecimiento
que en las fases precedentes. En segundo lugar, el impacto de la actual rece-
sión es más pronunciado que el de las dos anteriores, en el sentido de que las
tasas de variación son más negativas en la recesión de 2008. En tercer lugar y
como consecuencia de la anterior característica, la celeridad de la caída actual
es mayor. En cuarto lugar, la fase recesiva de finales de los setenta duró tres tri-
mestres, mientras que la de principios de los noventa, cuatro; la duración de la
gran recesión es mucho más prolongada que las crisis precedentes. De hecho,
la actual fase recesiva encierra dos recesiones. Una primera que tuvo lugar en-
tre el cuarto trimestre de 2008 y el primero de 2010, con una duración de seis
trimestres; y una segunda recesión que se inició el primer trimestre de 2011
y finalizó el cuarto trimestre de 2013, con una duración de doce trimestres,
esto es, tres años (2011-2013). Contabilizadas conjuntamente o de un modo
separado, se trata de recesiones de mayor duración que las precedentes. Esta
característica conduce a pensar que en la crisis actual se emplazan diferentes
crisis: crisis inmobiliaria y económica nacional, crisis financiera internacional
y nacional y crisis de la deuda soberana (infra).

En quinto lugar, el ciclo recesivo actual puso fin a una fase de crecimiento
económico sustentada económicamente en exclusiva en la demanda interna.
En cambio, durante las otras fases de expansión y de recesión, la demanda ex-
terna desempeñaba un papel destacado. Durante la recesión actual, la deman-
da externa ha empezado a contribuir al crecimiento económico debido a la
mayor contracción de las importaciones respecto a las exportaciones. Dada la
elevada propensión importadora de la economía, el mero cambio de ciclo pro-
picia que el sector exterior pase de sustraer crecimiento a aportar crecimiento.
Durante la primera mitad de la gran recesión, una parte de la demanda interna
actual se sustentó en la política pública (gasto público productivo y social); el
cambio de política presupuestaria expansiva a restrictiva (supra) y la reducción
del margen de maniobra impuesto por la respuesta a la crisis de la deuda sobe-
rana (infra) provocaron una caída en la demanda interna, que contribuyó a la
letanía de la segunda recesión. Mientras que otras economías experimentaron
contracciones más severas pero más breves, la economía española ha prolon-
gado con exceso la llegada de la recuperación.
© FUOC • PID_00275124 53  El crecimiento prolongado de la economía española y la primera...

Gráfica 11. Los ciclos de la economía española (1971TI-2016TI)

PIB. Volumen encadenado. Datos corregidos de efectos estacionales y de calendario. Tasas de variación anual. Incorpora dos
series: una primera desde el primer trimestre de 1970 hasta el cuarto trimestre de 1995 (año base 2000) y la segunda desde el
primer trimestre de 1996 hasta el primero de 2016 (año base 2010).
Fuente: Elaboración propia a partir del INE.

2.2. La crisis económica internacional y crisis financiera

Las turbulencias financieras que se iniciaron en el verano de 2007 condujeron


a una profunda crisis financiera global, que se trasladó a la economía real bajo
la forma de una situación de recesión económica que se ha ido extendiendo
a las principales economías, incluida el área del euro. La respuesta de las au-
toridades económicas consistió básicamente en dar soporte al sistema finan-
ciero, salvaguardar el flujo de crédito a la economía, restablecer la confianza
de los agentes y sostener la demanda agregada. Sin embargo, el proceso de re-
troalimentación entre los factores recesivos financieros y reales conformó una
situación económica y financiera de extrema fragilidad y unas expectativas
muy negativas.

El primer detonante de modificación de la coyuntura se presentó con el cam-


bio de ciclo inmobiliario en Estados Unidos. En torno al mercado hipotecario
se había desarrollado toda una serie de complejos mecanismos de transferen-
cia de riesgos desde las entidades originadoras de los préstamos hacia otros
agentes nacionales e internacionales. En los primeros meses de 2007, un in-
cremento de la morosidad de las hipotecas de alto riesgo (subprime) actuaría
de detonante de la crisis financiera global.

Esta crisis hipotecaria y de determinados activos propició una rápida e intensa


reevaluación del riesgo, que, en un contexto de alto apalancamiento, desen-
cadenó una drástica disminución de la liquidez en muchos mercados, ampli-
ficada por la complejidad de algunos de los instrumentos y por la opacidad
con la que se realizó la distribución de los riesgos, cuya expansión había ali-
mentado la extraordinaria expansión del crédito en los últimos años.
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Durante los primeros meses de 2008, las turbulencias y disfuncionalidades de


los mercados financiaros persistieron y se agravaron con la aparición de pro-
blemas de solvencia de distintas entidades financieras. Con el propósito de
impedir que los problemas de determinadas entidades se transformasen en
problemas sistémicos, se pusieron en marcha operaciones de rescate. Los ban-
cos centrales incrementaron el suministro de liquidez en los mercados inter-
bancarios y los gobiernos llevaron a cabo operaciones selectivas de rescate de
entidades en dificultades. En septiembre, tras la intervención de Freddie Mac y
Fannie Mae (dos agencias importantes en el mercado hipotecario americano),
la quiebra del banco de inversión Lehman Brothers y el rescate de la asegu-
radora AIG, los mercados financieros se precipitaron en una crisis global que
colocó al sistema financiero al borde del colapso y que golpeó con fuerza a
los bancos europeos directamente involucrados en la distribución de riesgos
originados en Estados Unidos.

A partir de septiembre de 2008, el agravamiento de la crisis financiera dio


paso a una aceleración del desapalancamiento del sistema financiero, con la
consiguiente contracción intensa del crédito. El aumento de la incertidumbre
y la volatilidad se observó en el comportamiento de los mercados cambiarios y
bursátiles. Adicionalmente, se produjo un incremento de las primas de riesgo
crediticio y, a pesar de la relajación de las políticas monetarias, un notable
endurecimiento de las condiciones de financiación.

Otro factor que contribuyó a propagar e intensificar la crisis fue la reevaluación


del valor de los activos. La pérdida de confianza en la valoración inicial de los
activos y la opacidad de las pérdidas resultantes se convirtieron en una fuen-
te de incertidumbre sobre la situación patrimonial de aquellas instituciones
financieras que los tenían en sus balances, lo que dio lugar a un incremento
significativo del riesgo sistémico.

Dada la imposibilidad práctica de acceder a los mercados de financiación ma-


yorista a plazos más allá del muy corto y forzadas a incrementar sus ratios
de solvencia en un contexto nada propicio para la captación de capital pri-
vado, las entidades financieras se vieron abocadas a un proceso desordenado
de desapalancamiento mediante la liquidación de activos. A su vez, la venta
masiva de activos a precios de saldo en mercados poco líquidos derivó en nue-
vas pérdidas y provocó efectos externos negativos sobre las otras entidades fi-
nancieras inicialmente no expuestas a los activos afectados, pero que entraron
también en un círculo vicioso de pérdidas por depreciación de los activos en
su balance, deterioro de las ratios de solvencia y liquidación de activos.

Las nuevas tendencias financieras cuestionaban la viabilidad a largo plazo de


modelos de negocios anteriores. Se puso de manifiesto la vulnerabilidad de
aquellas entidades bancarias (en particular, la gran banca de inversión) que
habían descansado excesivamente en los mercados de capitales para financiar
con deuda a corto plazo la expansión de sus balances. Aunque en menor medi-
da, también supuso un cuestionamiento de las estrategias basadas en la brecha
© FUOC • PID_00275124 55  El crecimiento prolongado de la economía española y la primera...

financiera. Asimismo, en un contexto de elevada integración y complejas in-


terconexiones entre entidades financieras, las turbulencias iniciales se fueron
trasladando a otros activos, mercados y economías (avanzadas y emergentes),
hasta convertirse en una crisis global.

Durante el primer semestre de 2008, la actividad de los países desarrollados


comenzó a verse afectada por el impacto de los elevados precios de las mate-
rias primas vigentes en ese momento y por las turbulencias financieras que
se estaban transmitiendo hacia la demanda agregada a través de diversos ca-
nales. En primer lugar, las decisiones de gasto de familias y empresas se fue-
ron adaptando al contexto de condiciones financieras mucho más restrictivas,
tanto por el aumento de los tipos de interés y primas de riesgo como por la
menor disponibilidad del crédito. Por otra parte, la reducción del precio de los
activos financieros e inmobiliarios generó un importante efecto riqueza nega-
tivo, que, junto con la caída de la confianza que provocó un aplazamiento de
las decisiones de consumo e inversión, supuso una clara desaceleración de la
demanda agregada a lo largo del año.

Los países emergentes continuaron registrando elevados ritmos de crecimien-


to, lo que sostuvo en cierta medida la demanda exterior de las economías
avanzadas con capacidad exportadora y limitó la intensidad del ajuste de la
actividad al nuevo escenario macroeconómico. Sin embargo, a medida que se
debilitaba la demanda en las economías avanzadas y el crédito al comercio
exterior, la crisis se trasladó a las economías menos avanzadas y adquirió la
consideración de crisis económica global.

De este modo, las condiciones internacionales se añadieron a las nacionales


y agudizaron la crisis y las dificultades para superarla. A finales del segundo
trimestre de 2009, la economía española llevaba cuatro trimestres consecuti-
vos con tasas de crecimiento negativo, una situación que no conocía desde
principios de 1993. En 2007, la economía española creció a una tasa del 3,7
%, en cambio en 2008 el crecimiento fue del 1,2 % y será negativo en 2009.

2.3. La crisis financiera en el contexto europeo

Los procesos de liberalización económica vinculados a la construcción euro-


pea, básicamente el Tratado de Maastricht (1992) y la adopción del euro como
moneda única europea (1999), entre sus diferentes consecuencias afectaron a
la naturaleza y funcionamiento del mercado de bonos de los diferentes estados
miembros. De especial importancia fue la práctica eliminación, durante un
tiempo, de los diferenciales en términos de deuda pública y del rendimiento
de las inversiones (gráfica 12). Una situación que estuvo motivada, por una
parte, por los bajos niveles de inflación, junto con unas expectativas favora-
bles y la credibilidad de la política antiinflacionista; y, por otra parte, por la
desaparición del riesgo de cambio.
© FUOC • PID_00275124 56  El crecimiento prolongado de la economía española y la primera...

En el seno de la eurozona, los flujos de capital se incrementaron motivados


por la búsqueda de inversiones de mayor rentabilidad. Estas inversiones cre-
cían especialmente en los países periféricos europeos alentadas por intensos
y prolongados ritmos de crecimiento económico. Se trataba de modelos de
crecimiento económico basados en sectores y bienes no comercializables que
penalizaron la producción de los comercializables y alentaron fuertes creci-
mientos en las importaciones y reducciones de los ritmos de exportación. De
hecho, las diferencias existentes en las balanzas por cuenta corriente entre los
estados miembros ocasionaron unos flujos financieros entre países con supe-
rávit y países con déficit externos. Tales movimientos de capital «pronto pa-
saron de financiar los desequilibrios externos, a convertirse en un factor de-
terminante de los mismos. A partir de entonces, los desajustes de las balanzas
corrientes se convirtieron en reflejo de la existencia de otros desequilibrios,
como expansiones de crédito insostenibles o burbujas en los mercados inmo-
biliarios» (Benzo González-Coloma y Cuerpo Caballero, 2012, pág. 2).

Gráfica 12. Rendimiento de las obligaciones (1980Q1-2016Q1)

Fuente: Elaboración a partir de Eurostat (01/04/2016).

Entre 2001 y 2007 el aumento del endeudamiento fue principalmente del sec-
tor privado. La mayoría de los estados miembros presentaban niveles de en-
deudamiento superiores al 200 %. Cuando los desequilibrios acumulados con-
dujeron a la entrada en crisis, el marco institucional europeo no estaba prepa-
rado para responder con eficacia a sus causas y necesidades.

La expansión interna de las economías periféricas como Irlanda o España se


basó en el apalancamiento de familias y empresas. La quiebra de Lehman Brot-
her (banco de inversión estadounidense) y el estallido de la crisis subprime en
Estados Unidos colapsaron los mercados de capitales, lo que provocó serias
tensiones de liquidez para los bancos. Por ello, la primera preocupación euro-
pea se puso en la salud de los sistemas financieros nacionales. La respuesta fue
confiar y apoyar reglamentaria y financieramente a los estados miembros para
realizar una gestión nacional de las entidades financieras con problemas.
© FUOC • PID_00275124 57  El crecimiento prolongado de la economía española y la primera...

El Banco Central Europeo llevó a cabo subastas de liquidez importantes para


responder a las necesidades de financiación de los mercados financieros. La
Comisión Europea estableció un marco temporal que hizo posible con carác-
ter excepcional la autorización de ayudas financieras gubernamentales. Los
fondos públicos actuarían como garantes de la estabilidad financiera y, a cam-
bio, se llevarían a cabo procesos de reestructuración capaces de garantizar la
viabilidad futura de las entidades. Los estados pusieron grandes cantidades de
recursos a disposición de sus sistemas financieros. A pesar de ello, las autori-
dades europeas y nacionales no parecían inquietarse.

Esta falta de inquietud estuvo motivada, en parte, por tratarse de garantías


a los bancos que, en principio, no aumentaban la deuda y los compromisos
financieros de los estados. Solo en el caso de que los acreedores hiciesen uso
de tales garantías surgiría la obligación financiera por parte del estado. El no-
minal de las ayudas que Irlanda otorgó a sus bancos dobla su PIB, y España
tuvo que solicitar el apoyo financiero europeo para afrontar financieramente
el saneamiento y la reestructuración del sistema financiero.

Por todo ello, la crisis económica española tenía dos componentes fundamen-
tales e interrelacionados: uno real nacido de la crisis del sector de la construc-
ción y otro financiero representado fundamentalmente por la crisis bancaria.
Pero este primer episodio se vería prolongado por una segunda crisis, ocasio-
nada esta vez por la crisis de la deuda soberana, lo que dio lugar a un tercer
componente de la Gran Recesión española.

2.4. La crisis de la deuda soberana

El 23 de abril de 2010, tras dar a conocer que las cifras del déficit y la deuda
públicos eran superiores a las declaradas previamente, Grecia solicitó una asis-
tencia financiera a la eurozona y al Fondo Monetario Internacional. El anuncio
evidenciaba que, además de los problemas derivados de la crisis financiera y
los desequilibrios externos, existían los derivados de los desequilibrios fiscales
y, también, hacía evidente la escasa utilidad práctica del Pacto de Estabilidad
y Crecimiento. Se crearon entonces mecanismos institucionales para resolver
los problemas en la Unión Monetaria Europea (Fondo Europeo de Estabilidad
Financiera, posteriormente denominado Mecanismo Europeo de Estabilidad –
ESM, según sus siglas en inglés–).

La crisis griega perturbaría el mercado de la deuda soberana europeo, provo-


cando un fuerte aumento de los spreads soberanos en los países periféricos de
Europa. Esto, a su vez, crearía fuertes tensiones en los mercados de la deuda
soberana de los países (Irlanda, Portugal y Grecia) que solicitaron asistencia
financiera completa para cubrir sus dificultades de acceso a los mercados fi-
nancieros.
© FUOC • PID_00275124 58  El crecimiento prolongado de la economía española y la primera...

Spread

Spread es la diferencia entre el precio de compra y el de venta de un activo financiero.


Esta diferencia de precios se utiliza como medida de la liquidez existente en un mercado.
La estrechez de los márgenes se asocia con un alto nivel de liquidez.

En septiembre de 2010, los bancos irlandeses –afectados por el impago de los


créditos inmobiliarios– encontraron dificultades para financiar sus necesida-
des. La garantía estatal asumió la situación, y la ayuda pública a la banca al-
canzo el 32 % del PIB. El Gobierno irlandés se vio obligado, en noviembre,
a solicitar el Rescate. La ayuda financiera destinada a Irlanda contó con el
respaldo de MEEF y del FEEF por parte de la eurozona, el Fondo Monetario
Internacional y el Reino Unido, Dinamarca y Suecia. La contrapartida era la
aplicación de medidas de austeridad destinadas a reducir el déficit público por
debajo del 3 % del PIB para 2015. Este rescate finalizaría formalmente en di-
ciembre de 2013.

El MEEF y el FEEF

El Mecanismo Europeo de Estabilidad Financiera (MEEF, en inglés European Financial


Stabilisation Mecanism, EFSM) es un programa de financiación de emergencia garanti-
zado por el presupuesto de la Unión Europea y bajo supervisión de la Comisión Europea.
Participó en los programas de ayuda a Irlanda (2010-2013) y Portugal (2011-2014).

El Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF, en inglés European Financial Stability


Facility, EFSF) es una entidad jurídica especial aprobada por los 28 estados miembros de
la Unión Europea en mayo de 2010. Su objetivo principal es preservar la estabilidad fi-
nanciera europea mediante la ayuda financiera a los estados de la eurozona. Puede emitir
bonos y otros instrumentos de deuda en el mercado con el apoyo de la oficina alemana de
gestión de deuda. La ayuda otorgada está sujeta a un programa de apoyo que incluye con-
trapartidas por parte del país miembro. Este programa suele ser diseñado por expertos de
la troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional).

En el caso irlandés, el colapso de las finanzas públicas estuvo motivado por


el coste del rescate bancario. Una parte de los analistas y de los dirigentes
políticos europeos interpretaron esta circunstancia como resultante de la falta
previa de disciplinal fiscal. Esto conduciría a remarcar la necesidad de mayor
disciplina fiscal para los países que tuvieran que acceder a un rescate.

Más próxima a este diagnóstico se encontraba la situación de Portugal. Du-


rante largo tiempo había conocido un exceso de gasto público con respecto a
los ingresos públicos, con el consiguiente incremento del déficit y la deuda.
En mayo de 2011, se aprobó oficialmente un paquete de ayuda de rescate a
Portugal financiado por el Mecanismo Europeo de Estabilidad Financiera, el
Fondo Europeo de Estabilidad Financiera y el Fondo Monetario Internacional.
Fue el tercer país, junto con Grecia e Irlanda, en recibir un rescate. Y como en
los otros casos, se establecieron contrapartidas tendentes al ajuste presupues-
tario. En mayo de 2014 se dio por concluido el programa de rescate portugués.
© FUOC • PID_00275124 59  El crecimiento prolongado de la economía española y la primera...

Gráfica 13. Evolución del saldo presupuestario

Fuente: Elaboración a partir de Eurostat (01/04/2016).

A partir de 2010, se incrementaron las acciones a nivel europeo para poder


ofrecer una respuesta a la crisis económica. Impulsados por las necesidades de
los rescates y de la crisis de las entidades bancarias, fueron alcanzándose una
serie de acuerdos. Se incrementaron los requisitos de capital para los bancos;
se acordó la creación de un Pacto Fiscal Europeo, que incluía el compromiso
de cada país participante de la introducción de una regla de oro presupues-
tario en sus constituciones (artículo 135 de la Constitución española, tras la
reforma constitucional del 27 de septiembre de 2011); se avanzó en el proceso
de integración bancaria y el BCE asumió una mayor presencia en la supervi-
sión bancaria. Asimismo, el Banco Central instrumentó una política moneta-
ria tendente a garantizar la liquidez en el mercado interbancario.

Sin embargo, subsistía un problema mayor de diseño institucional de la euro-


zona al tratarse de una unión monetaria carente de unión fiscal. La aplicación
de la misma política fiscal en el conjunto de la eurozona (sea expansiva o res-
trictiva) no hace de la unión una unión fiscal.

La aplicación de los planes de rescate implicó un crecimiento de la deuda so-


berana en una parte de los países (gráfica 13). Los bancos adquirieron una
parte de esta deuda pública gracias a la liquidez que le ofrecía la política mo-
netaria. El crecimiento de la prima de riesgo de la deuda soberana de algunos
países hacía de esta una operación muy rentable para las entidades financie-
ras, pero no carente de riesgo o incertidumbre. La crisis de la deuda soberana
desencadenaría una nueva crisis bancaria que obligaría al cumplimiento de las
garantías gubernamentales y europeas, lo cual agravaría la situación fiscal de
la eurozona. Esta situación pesaba sobre el futuro del euro. Grecia, Irlanda y
Portugal suponían el 6 % del PIB de la eurozona. Pero en este contexto, en
junio de 2012, se empezó a especular sobre la situación de España: la escalada
© FUOC • PID_00275124 60  El crecimiento prolongado de la economía española y la primera...

de los tipos de interés y de la prima de riesgo dificultaban las posibilidades de


España para acceder a los mercados de capitales para obtener la financiación
requerida para cubrir sus necesidades y compromisos financieros.

Gráfica 14. Deuda pública en España, Grecia y Portugal

Fuente: Elaboración a partir de Eurostat.

En mayo de 2010, el Gobierno presidido por José Luis Rodríguez Zapatero puso
en marcha un conjunto de medidas destinadas a reducir el déficit público. En
2007, las cuentas públicas presentaban una situación de superávit; en 2008,
este se había convertido en un déficit público del 4,4 % del PIB, en 2009 paso
a ser del 11 % y cerraría 2015 con un 5,1 % respecto al PIB. Es cierto que con
el anuncio de la crisis económica se implementaron medidas expansivas, y
también es cierto que aunque los gastos públicos aumentaban menos que los
ingresos, sí que su crecimiento era superior al de los ingresos corregidos por
el comportamiento cíclico; sin embargo, el gran deterioro del déficit público
fue sobre todo consecuencia de la caída de ingresos públicos que ocasionó la
crisis económica. A estas dificultades, vendría a añadirse el descubrimiento de
déficits públicos ocultos por parte de las comunidades autónomas de Valencia
y de Madrid y, también, el incremento de gastos asociados a los problemas del
sistema financiero.

En mayo de 2012, el Gobierno de Mariano Rajoy nacionaliza primero Bankia


y, luego, le inyectó una ayuda de dinero público. También serían intervenidas
por las autoridades públicas Catalunya Caixa, Novagalicia Banco y la Caja del
Mediterráneo. Las entidades en crisis, además de la crisis del sector inmobi-
liario, sufrieron graves problemas de diseño institucional en sus modelos de
gestión que las condujeron a estar al servicio de los intereses políticos y de
los buscadores de rentas. En junio de 2012, el ministro de Economía, Luis de
© FUOC • PID_00275124 61  El crecimiento prolongado de la economía española y la primera...

Guindos, oficializa la solicitud de España del rescate de hasta 100.000 millones


de euros obtenido de la Unión Europea (el Gobierno omitirá usar la palabra
rescate y preferirá el eufemismo de la expresión línea de crédito). El Estado es-
pañol hará uso de dicho importe, a través del FROB, para sanear el sistema fi-
nanciero español, y el Gobierno mostrará el máximo interés para que la ayuda
financiera no computase como deuda pública. Era necesario limitar cualquier
impacto en la prima de riesgo.

Italia, un país con una elevada deuda pública (superior al 120 % de su PIB) a
principios de 2011, pero con un superávit primario, no escapó de las presiones
de los mercados y de las autoridades de la eurozona. En noviembre de 2011,
la sustitución forzada de Silvio Berlusconi por Mario Monti como presidente
del Consejo de Ministros, y la aprobación de un paquete de medidas de ajuste
favorecieron la reducción del tipo de interés del bono a diez años de Italia en
casi 100 puntos básicos.

Las medidas no keynesianas no permitieron escapar a la zona euro de una se-


gunda recesión a principios de 2012. En cambio, la economía española hizo
su entrada en la segunda crisis con un año de antelación y continuó en cri-
sis tres semestres más que lo harían la UE15 y dos más que la eurozona. La
segunda crisis no únicamente fue más prolongada en España respecto a la eu-
rozona, sino también mucho más profunda (gráfica 14). La combinación de
políticas de ajuste macroeconómico con importantes procesos de desapalan-
camiento del sector privado hicieron difícil cuando no imposible un senda de
crecimiento económico. Únicamente las devaluaciones internas –reducciones
salariales– contribuyeron a hacer crecer las exportaciones y, por esa vía, im-
pulsar el crecimiento del PIB.

Gráfica 15. Las recesiones de la Gran Recesión

Tasa de variación (anual) del PIB a precio de mercado trimestral, en términos constantes (2010), desestacionalizados y
corregidos del efecto del calendario
Fuente: Elaboración a partir de http://ec.europa.eu/eurostat/data/database (01/04/2016).

En el pasado, la expansión de las exportaciones se mostró eficaz para generar


una recuperación de la economía. El crecimiento de las exportaciones aumen-
taba la cartera de pedidos de las empresas, lo que favorecía un incremento del
© FUOC • PID_00275124 62  El crecimiento prolongado de la economía española y la primera...

empleo (y de la masa salarial) y de la inversión, que acababan propiciando


una recuperación intensa del consumo de las familias. En ese momento, la
demanda interna se convertía en el motor de crecimiento de un nuevo ciclo
expansivo. Sin embargo, algunos hechos de la gran recesión alejan la factibi-
lidad de tal proceso expansivo. Por una parte, el intenso desapalancamiento
de las empresas y familias; por otro, el endurecimiento de las condiciones para
obtener un crédito y la reducción de las solicitudes de estos; y, por último, el
propio factor que ha propiciado las mejoras en la competitividad exterior de
la economía española, el ajuste salarial y de costes, hace difícil la expansión
del consumo de las familias. La política fiscal del Gobierno, con los aumentos
de impuestos directos e indirectos, ha reducido adicionalmente el poder ad-
quisitivo de los españoles. La corrección que la crisis ha impuesto a la riqueza
de familias y empresas, así como la degradación de las expectativas de ambos,
desalientan planes de expansivos de sus respectivas demandas. Asimismo, el
ajuste salarial y de costes y la contracción de la demanda interna han provoca-
do la deflación, que, a su vez, desincentiva el consumo interno. Este conjunto
de factores dificultan visualizar una clara senda de crecimiento económico.

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