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eoria y método en Ia arqueologia del i: primera mitad del siglo XX E. Silva S. Introduccién Para muchos, la década de 1850 marca la consolidacién de la Arqueologla ‘como ciencia en el mundo en la medida que para esa década existfa un claro eatendimiento de los principios fundamentales de la estratificacién geoldgica y la evolucién biolégica. Como se recordaré, a comienzos de la década de 1830 Charles Lyell (1875) publicd su emblemética contribucién Principles of Geology que, conjuntamente con sus investigaciones en torno al origen de la tierra, sirvieron para que se le reconozca como «padre de la geologia». A este evento se agrega el opus magnum de Charles Darwin (1859) On the Origin of Expecies by Means of Natural Selection que por primera vez aparecié para el publico un 24 de noviembre de 1859 en Londres y cuyos 2 500 ejemplares se agotaron ese mismo dia (Leakey & Lewin, 1977: 30). Asignar a la arqueologia cientifica una fecha y lugar de nacimiento supone, sin embargo, mds de una complicacién; veamos algunos ejemplos. En 1784, Thomas Jefferson hizo excavaciones arqueolégicas en los ttimulos funerarios de Virginia, y de acuerdo a Willey & Sabloff (1974: 36) sus estudios se basaron en la premisa que + la arqueologta debe Ilevarse a cabo partiendo de problemas, realizando excavaciones, presentando los datos, y respondiendo a preguntas... 209 210 Jorge E. Silva S. Tales investigaciones tienen un gran significado si tomamos en cuenta que no existfa Arqueologfa como ciencia en EE.UU. en el siglo XVIII. Es también relevante ese trabajo pues identificé la estratificacién cultural 2 partir de los restos documentados en la trinchera hecha por el citado tercer presidente de FE.UU., mds atin si el propio Jefferson sefialé que «... la excavacién se hizo no para encontrar objetos, sino para resolver un problema arqueolégico» (Willey & Sabloff, 1974: 37). Sin embargo, a pesar que Jefferson es por muchos considerado el «padre de la arqueologia de EE.UU.», Willey y Sabloff tienen la precauci6n de advertir que Jefferson es una goa de agua en el desierto habida cuenta que para la década de 1840 en EE.UU. atin no habfa surgido la Arqueologfa. Por otro lado, admitieron que debieron transcurtir varios afios antes que los aportes de Ch. Lyell fueran aprovechados en EE.UU. en beneficio de las excavaciones arqueolégicas. Por otra parte, a pesar que los estudios de Lyell tuvieron amplia difusién en la década de 1840 en Europa, M. Wheeler (1961: 15) hizo hincapié en el hecho que una serie de excavaciones realizadas en esa década en Inglaterra ignoraron la aplicacién de los dos principios més fundamentales de la estratificacién. Es el caso de las excavaciones hechas en agosto de 1844 en el cerro Kent, valle de Maidstone, el cual conten‘a restos romanos. Wheeler lo calificé de una «excursién-picnic» antes que una excavacién propiamente hablando en la medida que quienes participaron en esas excavaciones declararon en diciembre de 1852 para Gentleman's Magazine: ++ pero nosotros, que no éramos excavadores en absoluto, hicimos lo que mejor pudimos para entretenernos a la mayor satisfaccién de todo el grupo... Nos ingeniamos para pasar el rato, en los intervalos entre la excavacién y cl picnic, con juegos de diversos tipos... y en otras clases de entretenimientos... (Wheeler, 1961: 15). En contraste, el citado autor remarcé la aislada contribucién de Meadows Taylor, un oficial del ejército brivinico destacado en India central, quien en 1851 condujo excavaciones arqucoldgicas en sitios funcrarios del centro y sur de la India aplicando los principios fundamentales del método cientifico. Wheeler lamenta, sin embargo, que la arqueologia briténica en la India no se hizo eco de las experiencias metodolégicas, serias, del citado funcionario britdnico. Por lo brevemente expuesto no es pues sencillo sefialar una fecha o lugar para todo el mundo. El Peri muestra también esta problemdtica y mientras que Teoria y método en la arqueologia del Per: primera mitad del sigh XX para unos fue M. Uhle el fundador, para otros fue J. C. Tello. Personalmente asigno ese mérito a ambos pues partimos de la nocién que la ciencia arqueolégica se consolidé como resultado de un continuum. De manera que, para los efectos de este capitulo, nos avocaremos a trazar aquellos hechos que se relacionan con las bases teéricas y metodolégicas de la ciencia arqueolégica, procurando a la ver insertarla en el surgimiento y desarrollo de la ancropologta en términos globales, en particular para ese perfodo entre fines del siglo XIX y la década de 1950. 1. Reflejos enropeos, estadounidenses y peruanos Si bien el punto inicial de la arqueologfa cientifica en el Perti se asocia al investigador alemdn Max Uhle, debemos situar ese hecho también a la sombra de més de un impulso, en la medida que anglosajones y franceses habfan recuperado a lo largo del siglo XIX una importante informacién sobre el hombre antediluviano y sobre costumbres extrafias y exdticas de numerosos pueblos del lejano oriente y el hemisferio sur, incluyendo Peni, México y Centro América. En esa segunda mitad del siglo XIX se consolidaba también en Europa la antropologfa al definir su espacio frente la biologia, la historia y la geologta entre otras disciplinas, A su acentuado etnocentrismo destacard igualmente su visién generalizadora basada en el evolucionismo lineal, su interés por reliquias y monumentos espectaculares, y el manejo de una terminologia 0 conceptos entre los que destaca la acepcién 0 vocablo cultura. Por esos afios ya se habfa difundido el esquema de L. Morgan quien publicé en Nueva York su monumental investigacién titulada Ancient Society (1877) en la que describe los tres principales estadios de evolucién: Salvajismo, Barbarie y Civilizacién, asignando el Tawantinsuyo a la etapa superior de la Barbarie, De manera pues que cuando M. Uhle Ilegé al Perti al promediar la segunda mitad de la tiltima década del siglo XIX, como enviado especial del Museo Etnogrifico de Berlin, dirigido entonces por A. Bastian, introdujo con pleno conocimiento de causa los principios fundamentales de la Arqueologia como ciencia en el Pent y segiin J. Rowe (1954) también en América. Como se recordard, el citado investigador (Rowe, 1954) publics en la década de 1950 un detallado estudio sobre la vida y la obra de M. Uhle. Al aplicar el método estratigréfico y la nocién de la cultura en sus primeras aproximaciones al pasado del antiguo Perit, Uhle volcs igualmente en la préctica las bases tedricas 211 212 Jorge E. Silva 8. ¥ metodolégicas que caracterizaban a la arqueologia de Europa occidental de ese entonces, Resulta dificil admitir que Uhle estuvo al margen de los lineamientos teéticos aie s¢ Pregonaban, 0 de los debates que existéan, Advertimos, sin embargo, Sus @ través de sus estudios se desprende una preocupacidn fundamental que se relaciona particularmente con la czonologia y, a partir del estudio de Ine restos, admitié y propuso que slos tipos pueden cambiar» (Willey & Sabloff 1974: 80). Estos conceptos, de acuerdo a sus hidgrafos, derivaron de su, cercana relacién académica con Flinders Petrie quien defendié la idea segtin 4a cual era posible esbozar los llamados micro cambios culeurales, M, Uhle, no solamente aplicé el método estratigrifico en sus excavaciones, sino también pudo disctiminar superposiciones de diversas clases de artefecro, ¥ construcciones que le sirvieron de soporte para formular la existencia de culturas que se sucedieron en el tiempo, las cuales fueron ordenadas en une columna tomando en cuenta la posicién estratigréfica de los materiales, las mismas que se relacionaron con las caracteristicas expresadas en los esiloe alfareros y arquitecténicos. Como resultado, logré plantear la ocutrencis de lo que més tarde se conocer con el nombre de culturas arqueolégicas y horizontes estilisticos que aparecen descritos en su esquema de desarrollo cultural que comprende Imperio Inka (dividido en Histérico y Legendario), Culturas Locales, Estilos Epigonales derivados de Tiahuanaco Cultoe, Miahuanaco, Culturas Procoides del Litoral y Pescadotes Primitivos de la Coes, Seguramente fie a su formacisn tedrica, defendié la concepcién segtin la cual existe un centro y una periferia, la primera como creadora y la segunda como receptora. Esta idea que también conocemos como difusionismo, que predominé en la arqueologia de la primera mitad del siglo XX, fue compartida por més de un antropélogo contemporineo de Uhle, entre ellos E Boas, que no necesariamente aceptaban el evolucionismo lineal de Morgan, Por otro lado, el Director del Museo Eenogréfico de Berlin era nada meres due A. Bastian quien, segin R. Lowie (1981 [1946)), tenia un pensamiente controvertido sobre la prictica antropolégica de aquellos afios, Bastian se resistia al evolucionismo de Darwin con el argumento que nadie habfa visto «un caso de cambio de una especie en otta» (Lowie, 1981 (1946): 45). Fue pues un empirista, si se quiere extremo, pues «el deber primordial... cra el de recoger datos» (Lowie, 1981 [1946]: 48), aunque a la veo que crefa cn la difusién, aceptaba la invencién independiente, Teorla y mézodo en la arqueologia del Peri: primera mitad del siglo XX No queremos afirmar que Uhle acogié literalmente sus concepciones tedricas, pero pudicron motivarlo de alguna manera, sobre todo en la necesidad de recopilar y acumular datos. Por su parte, Willey & Sabloff (1974: 74) lo sitéan en la etapa Descriptiva Clasificatoria (1850-1914) de la ciencia arqueolégica para América del Norte, y a pesar de su extremado difusionismo, Willey y Sabloff reconocen que, juntamente con otros investigadores de fines del siglo XIX, contribuyeron a forjar una nueva era en la Arqueologia de América. Los trabajos de Uhle en el Perti fueron, sin embargo, de cardcter solitario y a pesar de aquella memorable aseveracién «el pueblo que estudia y conserva su pasado se honra a si mismo», no invirtié tiempo en tareas académicas y formacién de arquedlogos peruanos de manera que se formen cuadros de profesionales dedicados a continuar sus estudios luego que partiera del Peri en 1912 para trasladarse a Chile primero y al Ecuador después. Permanecié en este Ultimo pais hasta 1933 antes de regresar a Alemania. Al respecto, P, Kaulicke (1998) publicé una amplia revisidn de las investigaciones arqueolégicas de M. Uhle en el territorio peruano, y puso de relieve la preocupacién de Uhle por aplicar la «estratigtafia horizontal» (Kaulicke, 1998: 29) en un esfuerzo por entender la distribucién espacial de los entierros. Por eso, sugiere profundizar la lectura sobre la obra de Uhle para conocerlo mejor y despolitizarlo, de suerte que se produzca «un encuentro més directo» con sus investigaciones (Kaulicke, 1998: 33 y también ver Kaulicke en este volumen). Revisando ottos andlisis sobre los estudios de M. Uhle en el Perti recogemos visiones no siempre coincidentes con lo comentado en el parrafo que antecede aunque se reconoce su postura cientifica. D. Morales (1993: 17), por ejemplo, al compararlo con J. C. Tello asevera que mientras el primero aplicé «estratigrafia vertical», Tello es «precursor de la estratigrafia horizontal» y precisamente por so visualizé a Chavin desde el principio como una cultura. Igualmente, agrega Morales (1993: 17) que M. Uhle: fue partidario de una arqueologia de sitio para buscar el ordenamiento cronolégico de los tipos y estilos en fases y petiodos, escuela que serd continuada por arquedlogos norteamericanos y peruanos a la muerte de Tello. A la contribucién de Uhle se agrega la que se conoce como la tradicién boasiana de la que derivaron algunos nombres 0 corrientes que se llaman a veces culturalismo, método histérico directo, histérico cultural, que se asignan al perfodo Histérico Clasificatorio (1914-1940) de Willey & Sabloff (1974). Aunque con evidentes elementos tedricos y metodolégicos europeos, 213 214 Jorge E. Silva S. la antropologia delines su propio rumbo en América del Norte destacando entre algunos de sus principales mentores a Franz Boas. Esa base teérica y metodolégica se aplicé tanto en México como en el Pert a lo largo de la primera mitad del siglo XX, situacién que prosigue hasta el presente bajo otros postulados y corrientes de pensamiento. Esa postura tedrica que se suele resumir en la frase «escuela americana» predominé en la investigacién de las antiguas culturas de América y en particular del territorio peruano, pero no fue la tinica pues convivié con la propnesta de J. C. Tello y la lejana, pero no menos importante, perspectiva derivada de los postulados deG. Childe en torno al surgimiento de la civilizacién formulados a partir de datos arqueolégicos procedentes del Cercano Oriente y Europa. La escuela americana» senté sus reales en el Pert y, aunque no lo admitamos, su sombra nos alcanza a todos, a unos mds que a otros (ver por ejemplo Lumbreras, 1974; Morales, 1993). Se la conoce también por la denominacién ereconstruccién histérico-culturaly (Sharer & Ashmore, 1980: 478) y se asocia a la concepcién normativa de la cultura y la estrategia inductiva de la investigacién impulsada por Boas en respuesta a la visién generalizadora del evolucionismo lineal que defendia una perspectiva deductiva. Boas proponia recoger los restos primero y desatrollar modelos ¢ interpretaciones luego de someterlos a los andlisis cortespondientes. Esta aproximacién recibe también el nombre de wempirismo histérico» 0 «particularismo histéricon, Al desarrollarse esta tendencia en América no se disponfa de un armazén cronolégico, ni siquiera preliminar de la era precolombina, y ante la resistencia por aceptar la del Viejo Mundo la alternativa entre otras fue primero recuperar el «dato duro» o plenamente convincente, mediante exploraciones y/o excavaciones, en base al cual se proceda a dar cuenta de los hechos de la prehistoria. Esta tendencia es contempordnea también con la «revolucién estratigréfica» en América, separable en dos momentos importantes. El primero se manifesté con las excavaciones de Uhle en Ancén, Bellavista, Pachacamac, a fines del siglo XIX; el segundo con Manuel Gamio en México, Nels Nelson primero y A. Kidder después en el suroeste de EE.UU. en las primeras dos décadas del siglo XX. De manera pues que da la impresién que tanto los alemanes como los avances en materia de técnicas de excavacién en Francia ¢ Inglaterra, aunque algunos regionalistas podrfan ser renuentes en aceptarlo, ejercieron una saludable y temprana influencia en el nacimiento de la arqueologfa cientifica en América. 216 Jonge E. Silva S. Pero Kidder no solo aprendié de esa experiencia (ver por ejemplo Willey & Sabloff, 1974; Sharer & Ashmore, 1980), luego estuvo en Egipto en donde participé en excavaciones estratigréficas con George Reisner, un egiptélogo que utilizaba las técnicas mds modernas en las excavaciones; ese conocimiento fue aplicado después por A. Kidder en América. Sus estudios en el NE de Atizonaen 1914 le sirvieron para plantear la existencia de tradiciones culturales separadas segiin la distribucién diferenciada de los estilos arquitecténicos y los tipos de artefactos. Por eso mismo, Kidder es reconocido por ser el primero aplicando en gtan escala cl método estratigréfico en las excavaciones. Su mayor contribucién deriva de un largo proyecto, 1915-1929, en Pecos, New México, en la medida que este lugar seguia habitado al llegar los espafioles a la zona tras el descubrimiento de América por C. Colén. Sus objetivos consistieton en documentar una secuencia cultural con excavaciones estratigréficamente controladas, y aplicando el «método histérico directo» relacionarfa los restos mds recientes con los de los estratos més profundos. Aqui nos encontramos ante el empleo de las analogfas etnogréficas en su concepcién pura o cldsica, una cualidad de la arqueologia de aquellos tiempos. Esta estrategia la utilizé también en la floresta lluviosa del Petén en Guatemala y en Chichen Itza o la drida Yucatén. La aproximacién histérico cultural previamente comentada nos permite acceder, a pesar que no hemos agotado la bibliografia, a las premisas tedricas y metodolégicas de la arqueologia de aquellas primeras cinco décadas del siglo XX que fueron expuestas a fines de la década de 1950 por G. R. Willey & P. Phillips (1975), y posteriormente por otros investigadores (ver por ejemplo Willey & Sabloff, 1974; Sharer & Ashmore, 1980). Tomando en cuenta dichas publicaciones y nuestra propia percepcién ofrecemos seguidamente los alcances de lo que se consideré fueron los fundamentos més notables del método, la sintesis y la interpretacién de la corriente Histérico Cultural. En cuanto al método, este se distingue por el uso de la estrategia inductiva que parte de la idea que luego de recoger los datos del sitio 0 zona seleccionada, se optan por aquellos que petmitan trazar secuencias temporales. En este proceso, las tipologias y las seriaciones alfareras son fundamentales. Luego de establecida la secuencia se prosigue con nuevas excavaciones para corroborar y refinar la cronologia previamente formulada. De esa manera se construyen subdivisiones cronolégicas llamadas complejos para cada categorfa de artefactos (cerdmica, liticos, etc.). Después se procedia a la correlacién de los complejos con lo cual se proponia la fase cultural correspondiente. Teorta y método en la arqucologia del Perit: primera mitad del sigl XX Ciertamente, en la medida que la cerémica cambia més répidamente que la arquitectura por ejemplo, entonces la cerdmica fue la caregor‘a principal que se empleaba como criterio de primer orden para formular una cronologia. Todo esto basado también en la estratigrafia que permitfa verificar una secuencia tipolégica. Es obvio que la situacién se complicaba si no se lograba recuperar muestras alfareras significativas. La sintesis histérico cultural por su parte consiste en extender los resultados logrados en un sitio a toda una regién, para lo cual se repite el procedimiento. Es decir, los nuevos datos que se recuperan se comparan con la secuencia ya establecida permitiendo el ordenamiento cronolégico de los sitios. De este modo se identifican nuevos tipos y complejos que igualmente deberin ordenarse en la columna cronoldgica que se definié anticipadamente. Por este medio ¢s posible también situar en el tiempo y en la regién los tipos y los complejos identificados credndose lo que se llama la «trama espacio-temporal» (Sharer & Ashmore, 1980: 486). En tiltima instancia lo que se logra es definir el érea cultural (que se propuso mediante semejanzas culturales sobre una regidn luego de estudios etnograficos). Por otro lado, en la medida que se construfan secuencias fue necesario contar con una terminologfa. Por eso, se incorporaron los vocablos de horizonte, tradicién, co tradicién, Basados cn estos conceptos, Willey & Phillips (1975) propusieron en 1958 un cuadro de sintesis histérico cultural dividido en Litico, Arcaico, Formativo, Clésico y Post Clisico. En el caso peruano los dos tiltimos fueron reemplazados por otros términos en la secuencia que propuso Lumbreras (1969b) a fines de la década de 1960. La interpretacién histérico cultural, a su vez, adopta cardcter descriptivo, no explicativo, tomando en cuenta el culturalismo o la visién normativa de la cultura. Esta corriente identifica y describe las variables que intervienen en el cambio cultural mas no intenta describir las interrelaciones entre las variables o identificar las causas concretas del cambio. Al mostrar orientacién diacrénica, los modelos interpretativos priorizaban estabilidad cultural 0, ausencia de cambios, a través del tiempo. En cualquier caso, o se explicaban los cambios por la propia dindmica evolutiva de la cultura (invencién, * revivalismo, variacién inevitable, seleccién cultural, cultural driff), o factores externos (difusi6n, migracién, invasién, conquista, comercio, o ambientales). En lo que corresponde al caso peruano alo largo de casi toda la primera mitad del siglo XX se construyeron cuadros de desarrollo cultural y, al esquema cronolégico de M. Uhle, se afiadieron otros desde la cantera «americana» 217 218 Jorge E. Silva S. basados en investigaciones de campo emprendidas por A. Kroeber, W. C. Bennett, W. D. Strong, y otros especialistas entre las décadas de 1920 y 1940, destacando entre otros esfuerzos la sintesis de A. Krocber (1944) sobre la arqueologia en el Perit. Ciertamente las décadas de 1940 y 1950 marcan logtos significativos para el conocimiento del antiguo Pert, sobre todo en el ordenamiento temporal de las culturas prehispénicas. A este se agregan el descubrimiento del Radio Carbono 14 en 1949 por W. Libby, y los aportes iniciales en torno al andlisis de los patrones de poblamiento prehistérico en la costa norte del Peri por G. R. Willey (1953). En relacién a estos temas E. Lanning (1967: 21) manifesté lo siguiente: ... En 1946, el Instituto de Investigacién Andina envié nuevamente al Perti varios arquedlogos para que concentren sus esfuerzos en el valle de Vind, costa norte. Este proyecto tuvo numerosos resultados importantes. Propicié el descubrimiento y excavacién de los primeros asentamientos precerdmicos identificados en el Perd. Por primera vez se exploré total y sisteméticamente un valle para conocer su historia cultural. Algunos afios después, permitié determinar las primeras fechas radiocarbénicas para el Peri. Sin embargo, posiblemente su aporte mds importante fue la publicacién de la historia sobre patrones de poblamiento en el valle de Vind de Gordon R. Willey. Este libro cambié el curso de la investigacién de la prehistoria peruana. Antes del Proyecto Valle de Vind, la arqueologta peruana se concentré preponderantemente en Ja claboracién de cronologias alfareras y la excavacién de algunos sitios seleccionados. Willey trazé la historia de los asentamientos humanos en el valle de Vird relacionéndolos con el entorno ambiental, el crecimiento poblacional, la guerra, las interrelaciones con valles vecinos, sus necesidades agricolas y el desarrollo de los sistemas de cultivo y otros hechos histéricos y ambientales. En otras palabras, intent6 estudiar totalmente la historia cultural del valle al interior de su escenario geogrifico. Agrega’E, Lanning que el citado proyecto no solamente incrementé el conocimiento sino también inspiré la presentacién de los datos en estadios de desarrollo destacando el esquema de W. D. Strong (1948) dividido en Imperial, Fusidn, Floreciente, Formativo, Evolutivo, Pre-Agricola. A su ver J. H. Steward (1948) propuso una secuencia compuesta por Conquista, Imperio, Floreciente Regional, Formativo Regional, Desarrollo Basico Inter-Areas, Inicios de la Agricultura, Pre-Agricola. Por su parte, W. C. Bennett & J. Bird (1949) plantearon una secuencia dividida en Imperialistas, Constructores de sey método en la arqueologia del Peri: primera mitad del sigh XX ies, Expansionistas, Maestros Artesanos, Experimentadores, Cultistas, ores Tempranos. No podemos dejar de mencionar en este contexto la ia de R. Larco (1948) a partir de sus investigaciones en la costa norte en Precerémico, Inicial de la Cerémica, Evolutivo, Auge, Fusional, ial, Conquista. los aportes del Radio Carbono 14 y los nuevos datos arqueolégicos rados en las décadas de 1950 y 1960, dichas secuencias fueron ificadas al afiadirse otras denominaciones, G. H. $. Bushnell (1956) 6 el cuadro de Bennett y Bird pero cambié el nombre de Maestros os por Clisico, y antecediendo a Agricultores Tempranos propuso el Periodo de Cazadores Tempranos. Afios después el propio Bushnell (1963) smplié dicho esquema e incluyé los nombres Clisico y Post Clasico con el ‘exopésito de homogeneizar y correlacionarla con Mesoamérica. En 1957 J. A. Mason incorporé a su esquema denominaciones de W. D. Seong y W. C. Bennett y delineé un cuadro que comprende Agricola ‘Temprano, Formativo, Cultista, Experimental, Floreciente, Expansionista, Usbanista, Imperialista. Dos afios después, en 1959, J. Steward & L. Faron Gvidieron la cronologia para los Andes Centrales en Cazadores, Recolectores + Pescadores, Agricultura Incipiente, Formativo (estados teocrdticos), Estados Regionales (Diferenciado), Estados Regionales (Floreciente), Conquistas Ciclicas, Imperio Inca. En 1956 J. H. Rowe (1960; 1962) hizo una primera revisidn de los cuadros ‘basados en estadios de desarrollo; més tarde, E. Lanning (1967) planted también sus cuestionamientos en torno a ese tema. La observacién més selevante consistié en que no siempre los hechos sociopoliticos se producen simulténeamente y con la misma magnitud en todas las regiones. En consecuencia, Rowe propuso un esquema que sirva principalmente para ubicar la alfareria en una columna cronolégica, sin considerar aspectos evolutivos o de evolucién sociopolitica, por lo que planteé una secuencia que comprende dos grandes estadios, Prealfarero y Alfarero. El segundo lo dividié en Perfodo Inicial, Horizonte Temprano, Intermedio Temprano, Horizonte Medio, Intermedio Tardfo, Horizonte Tardio. En cuanto al esquema previamente descrito, Ravines (1970: 21) remarcé que en las décadas de 1940 y 1950 «el aporte peruano» fue significativo en la construccién de cronologias, con las propuestas hechas primero en la Mesa Redonda de Chiclin de agosto de 1946, en la que intervino activamente R. Larco, prosiguiendo en Lima en la Primera Mesa Redonda de 1953, en la 220 Jorge E. Silva S. Mesa Redonda de Ciencias Antropolégicas en enero de 1958, la Segunda Mesa Redonda como parte del II Congreso Nacional de Historia del Peni, Epoca Prehispdnica, en agosto de ese mismo afio, y la Quinta Mesa Redonda realizada en el marco de la Semana de Arqueologfa Peruana, 9-14 de noviembre de 1959, y organizada por el Instituto de Etnologfa y Arqueologia de la Universidad de San Marcos. Agrega Ravines que fue precisamente en la reunién de la Segunda Mesa Redonda, Epoca Prehispdnica, del afio 1958, que se expuso el esquema de Rowe el mismo que aparecié publicado definitivamente en 1962 con precisiones concretas, en particular con fechas estimadas (Rowe, 1962). A mediados de la década de 1960 Lumbreras (1969a; 1969b) expresé sus reparos a la secuencia de J. Rowe y sostuvo que: +» Rowe, lamentablemente, en su afin de desvirtuar al evolucionismo como realidad consecuente de los datos que la arqueologfa proporciona, confunde el reconocimiento del proceso —los cambios sociales— con el método operacional de establecimiento de una secuencia. Quiere demostrar que el problema central de la Arqueologia es el de establecer secuencias temporales y pretende que los evolucionistas buscan eso a través de la formulacién de los «stages... (Lumbreras, 1969a: 148). Por eso, alternativamente desarrollé una secuencia que se inicia en Litico, Arcaico, Formativo, Desarrollo Regional, Imperio Wari, Estados Regionales, Imperio Tawantinsuyu. En realidad, ambos cuadros de desarrollo cultural, el de J. Rowe y el de Lumbreras, son los que hoy se utilizan como marcos de referencia temporal. Fucron disefiados particularmente para el territorio peruano y, si bien, cumplen su cometido en lo que al Pert atafic, no se aplican para los paises vecinos pues estos cuentan también con sus respectivas periodificaciones culturales, Este andlisis serfa, sin embargo, incompleto si investigadores como M. Wheeler, K. Kenyon, G. Childe fueran ignorados. En efecto, es innegable que en cuanto a nuestra generacién se refiere, a riesgo de convertir este comentario en un testimonio muy personal, los citados autores fueron lectura obligada en el proceso de formacién profesional que se siguié en la Universidad de San Marcos a fines de la década de 1960 y comienzos de la década de 1970 y cada quien desarrollé sus propias ideas y preferencias hacia alguno de estos investigadores. Teorla y método en la arqueologia del Pert: primera mitad del sigl XX Es asi que M. Wheeler fue percibido como el arquedlogo preocupado sobre todo por el registro sistematico de los restos, desde una posicién inductiva. En su clisico libro sobre métodos de campo, originalmente publicado en 1954, aseveré que «el principio vital» de la arqueologfa es «la extraccién de las pruebas mis que su interpretacién» (Wheeler, 1961; 13). De modo pues que no es casual que el citado investigador afirmara metaforicamente que dicha obra tenfa «sabor terroso, no apto para manos oficinescas» (Wheeler, 1961: 7). Por eso mismo, no se podia desconocer el método Wheeler-Kenyon y el registro tridimensional en una excavacién, sistema aplicado en las décadas de 1920 y 1930 en el Cercano Oriente. Como se recordar, mas tarde, en la década de 1970, otro anglosajén, E. M. Harris (1979), introdujo la llamada Mattiz Harris, Por su parte, K. Kenyon (1962) una arquedloga dedicada al estudio de las antiguas culturas de Inglaterra y el Cercano Oriente afirmaba en 1952 que no se trata simplemente de desempolvar pueblos perdidos en puntos recénditos de la tierra, sino més bien de visualizar al ser humano y la sociedad detrés de los objetos que se desentierran. Pero més importante atin aseveraba que sara vez se obtiene informacién completa si antes no se excava» (Kenyon, 1962: 15). De manera que, al igual que Wheeler, anteponta la recuperacién de los datos a la interpretacidn, y enfatizaba que ninguna lectura sustituye a la experiencia misma de excavar. En cambio V. G. Childe fue lefdo particularmente por sus propuestas en torno a los procesos involucrados en la evolucién social. A pesar que su esquema basado en los tres estadios de desarrollo de L. H. Morgan (1877), ampliamente descrito en 1936 en su libro Origenes de la Civilizacién (titulo orginal: Man makes himself), no aparecié mencionado en sus posteriores estudios, sus tesis sobre el origen de la agricultura, la revolucién neolitica, la revolucién urbana, el surgimiento del Estado y la ciudad sirvieron para mantener y enriquecer el debate en torno a los mecanismos que propiciaron la evolucién sociopolitica en diversos puntos del mundo, incluyendo los Andes Centrales. Pero el aporte de Childe no se limit6 a la argumentacién y el debate teérico sobre el surgimiento y desarrollo de la civilizacién en el Viejo Mundo, sino también en el manejo de una terminologia para el adecuado manejo y tratamiento de los vestigios. En la medida que no es posible ofrecer una completa discusién sobre el tema en mencién, es suficiente revisar dos textos que considero fundamentales, Piecing Together the Past (1958 [1956]) y A short Introduction to Archaeology (1982 (1956]). El primero identifica 221 222 Jorge E. Silva 8. Plenamente al auror y su concepcién sobre lo que debe hacer la Arqueologfa, En tal sentido, deben destacarse términos tales como asociacién, contexto, testimonio arqueol6gico, corologia, tipo fésil, y otros que todo arquedlogo conoce y aplica en su cotidiano trajinar por el pasado. Es indudable que paralelo a esta incompleta imagen se perfilé lo que la mayoria de peruanistas identifican como el pensamiento de J. C. Tello, que lo distancia particularmente de los planteamientos de M. Uhle. Pero su concepcién teérica y su contribucién van més all de esas diferencias, A su fornacién de médico en la Universidad de San Marcos logrado a partir de investigaciones sobre patologtas en el Pert prehispanico, se agregé la que recibié en la Universidad de Harvard en virtud de una beca concedida por ¢l gobierno de A. B. Leguia obteniendo el grado de Master en la especialidad de Antropologia de dicha universidad en junio de 1911. De manera que desde 1908, afio en que presenté su tesis de Bachiller sobre la siflis en el antiguo Pert, y acceder al grado de médico cirujano, en 1909, en la Facultad de Medicina de San Marcos hasta poco antes de su muerte en 1947, J. C. Tello voles todas sus energias ala investigacién arqueoldgica de las antiguas culturas peruanas, eCudl 0 cules fueron las bases tedricas que perfilaron la formacién antropolégica de J. C. Tello? Qué propuestas defendié?

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