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CONTEXTO DEL ESTALLIDO SOCIAL EN CHILE

Los días previos al 18 de octubre, los estudiantes lanzaron una campaña contra el
aumento del transporte santiaguino, acción que culminó el viernes 18 con una
evasión masiva que contó con el beneplácito de los pasajeros, pero la protesta
rápidamente pasó a una etapa superior destruyendo torniquetes y otras
instalaciones del metro. En ese momento el gobierno pudo detener la acción de
protesta masiva, sin embargo debido a una lectura equivocada de la realidad del
país optó por minimizar la acción y lo peor aún decidió, esa tarde del 18 de
octubre, dejar sin el principal medio de transporte a cientos de miles de personas
que buscaban regresar a sus hogares luego de una semana laboral extenuante.
En cuanto a la evasión, pocos han querido reparar en un rayado recurrente;
“evade como Piñera”, con esto se quiere significar que no debería haber sanción.
Para el sociólogo Alberto Mayol esto es un desequilibrio normativo. En efecto, si
en una situación de evasión esta fue anulada o quedó sin sanción, en otra
oportunidad la evasión también debería ser anulable.
Más de cien días han transcurridos desde esa fecha, miles de chilenos
permanecen en las calles y si en un principio el motivo fue protestar ante un
aumento en el precio del boleto del metro, a poco andar la sociedad
enardecidaempezó a exigir un cambio en el modelo económico neoliberal
existente en el país desde hace más de 30 años y que ha cultivado una alta
desigualdad.
Desde esa fecha la plaza Italia, rebautizada como Plaza de la Dignidad por los
manifestantes vive un escenario recurrente, cada día y principalmente los viernes,
miles de manifestantes se dan cita para exigir al Gobierno reformas sociales. Este
movimiento iniciado por jóvenes, que se relacionan de preferencia a través de
redes sociales, muchos lo definen como apolítico, pero basta leer cada pancarta,
cada slogan, cada rayado, para darse cuenta que son de un profundo contenido
político y aunque no se habla de derechos humanos, todas las demandas tienen
como origen el desconocimiento por la ausencia de estos derechos
fundamentalesen la Constitución vigente, como el de educación, salud, salarios y
pensiones justas, viviendas dignas, cuidado del medio ambiente, etc. Esta
ausencia de derechos es una de las razones de fondo por las que este estallido
cuente con el respaldo de gran parte de la población incluyendo la llamada clase
media.

El gobierno ha respondido de manera errática y a destiempo, ha hecho uso de la


fuerza por medio de la policía repeliendo la protesta con carros lanza agua,
lanzamiento de gases lacrimógenos y disparos de perdigones y balines. Desde el
comienzo de las protestas, hasta ahora, los enfrentamientos han dejado miles de
heridos, decenas de personas muertas, cientos de personas dañadas con trauma
ocular entre los cuales algunos con pérdida total de la vista. Esta violencia por
parte del Estado ha provocado que la crisis se haya profundamente agudizado,
adicionalmente, se han producido varios miles de arrestos violentos: casos de
palizas, agresiones sexuales, detenciones arbitrarias e incluso personas que han
sido arrestadas y no han sido encontradas.

Es necesario recordar que el quintil más rico concentra 72% de la riqueza del país,
siendo Chile considerado como el séptimo país más desigual del mundo y el
primero de la OCDE. Según una de las últimas encuestas Casen, el 10 por ciento
más rico tiene 39 veces más ingresos que el 10 por ciento más pobre.Según
varios estudios socio económicos Chile debería escribirse en plural, esto porque
en realidad, somos varios países en uno solo. En efecto, pensado en singular,
exhibe una situación de ingresos medio altos, bajos índices de pobreza y el primer
lugar regional en el Índice de Desarrollo Humano (IDH) que realiza el PNUD.Al
revés, pensado en plural, Chile es un país muy desigual. La desigualdad de
ingresos es una fotografía precisa, a lo cual se agrega que existen instrumentos
de medición validados internacionalmente y útiles para comparaciones, como el
coeficiente de Gini1, donde nuestro país tiene un pésimo desempeño.

En cuanto a la clase política, la cercana al presidente-más algunos representantes


de oposición-, ha establecido políticas para paliar la situación las cuales no
resuelven el problema de fondo para los chilenos. Por otro lado, los legisladores
han preferido ignorar los reclamos de los manifestantes y enfocarse –al igual que
los medios de comunicación monopólicos- en los daños que estos le han causado
al patrimonio chileno. 

La clase política está deslegitimada. Por cierto hay una falta de comprensión sobre
lo que está pasando que excede al gobierno, tiene que ver con la política
institucional, con la clase política. En cambio, hay una conciencia ciudadana de
que la vida en nuestro país está ordenada en torno al poder económico en
detrimento de las personas que sufren los estragos de una política mirando hacia
el crecimiento económico y no hacia un aumento por ejemplo del salario mínimo,
es así como se sube el boleto del metro, las tarifas eléctricas, el agua es para las
empresas, las pensiones son miserable, todo un conjunto de medidas que
claramente son consideradas como abuso.

A tanto llega la falta de comprensión del gobierno que no parece sufrir de la tasa
de 6% de aprobación, según la encuesta CEP, siendo la menor aprobación
histórica de un gobierno. Lo mismo con la clase política, donde muchos de sus
representantes salen de vacaciones, muchos fuera del país, como si lo que
sucedió en Chile fuera tiempo pretérito. Sin embargo Chile, el otro Chile, se
prepara para un súper Marzo de protestas.

1
Normalmente se utiliza para medir la desigualdad en los ingresos, dentro de un país, pero
puede utilizarse para medir cualquier forma de distribución desigual. El coeficiente de Gini es
un número entre 0 y 1, en donde 0 se corresponde con la perfecta igualdad donde el valor 1
se corresponde con la perfecta desigualdad
Desde el prisma de la Memoria y un Nunca Más, quizás el despertar de Chile tiene
que ver con la conciencia que estábamos viviendo un trauma como sociedad,
enfermedad en apariencia asintomática, pero bastó el estallido para que surgiera
la memoria de otro tiempo, de otra barbarie, de otros abusos y en consecuencia la
certeza de que el problema no es del presente, sino que arrastra un pasado no
resuelto, (no son 30 pesos, son 30 años) cuyo principal factor y el que rompe el
tiempo y la historia, es el no respeto a los derechos humanos.

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