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*** ijwbq artículo 59 ¿Está mal ver pornografía o practicar el cibersexo?

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La respuesta que da la Biblia


La Biblia no habla específicamente sobre cosas como la pornografía y el
cibersexo. Sin embargo, expone claramente lo que Dios piensa sobre las prácticas
que pueden llevar a alguien a adoptar una visión distorsionada del sexo o a tener
relaciones sexuales con una persona que no sea su cónyuge. Fíjese en los
siguientes principios bíblicos:
● Colosenses 3:5 señala que debemos eliminar los malos deseos que puedan
llevarnos a caer en conducta inmunda o fornicación. Pero lejos de eliminar los
malos deseos, la pornografía los aviva. Ceder al impulso de ver pornografía nos
hace inmundos, o sucios, a los ojos de Dios.
● Según Mateo 5:28, “todo el que sigue mirando a una mujer a fin de tener una
pasión por ella ya ha cometido adulterio con ella en su corazón”. Ver imágenes
pornográficas despierta en el corazón deseos indebidos que pueden conducirnos
a conducta inmoral.
● Efesios 5:3 dice a los cristianos: “Que la fornicación y la inmundicia de toda
clase, o la avidez, ni siquiera se mencionen entre ustedes”. Si está mal que
andemos contando cosas obscenas, es obvio que también está mal entretenernos
con imágenes o lecturas pornográficas.
● “Las obras de la carne son manifiestas, y son: fornicación, inmundicia [...] y
cosas semejantes a estas. En cuanto a estas cosas, les aviso de antemano, de la
misma manera como ya les avisé, que los que practican tales cosas no heredarán
el reino de Dios.” (Gálatas 5:19-21.) Al igual que sucede con los que ven
pornografía, Dios considera inmundos a quienes practican el cibersexo, el sexo
telefónico o el sexteo. Si hiciéramos de estas cosas un hábito, nos expondríamos
a perder por completo la aprobación de Dios.
Algunas definiciones
Pornografía: Videos, fotos o relatos hechos con la intención de excitar
sexualmente.
Cibersexo: Mandar mensajes de tipo sexual o mantener conversaciones eróticas
por Internet.
Sexo telefónico: Mantener conversaciones inapropiadas sobre asuntos sexuales
o escuchar mensajes eróticos mediante el teléfono.
Sexteo (o sexting): Enviar por teléfono celular imágenes o mensajes sexualmente
explícitos.
*** lvs cap. 9 págs. 120-123 “¡Huyan de la inmoralidad sexual!” ***
¿QUÉ ES LA INMORALIDAD SEXUAL?
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Muchas personas tienen una actitud descarada y desprecian abiertamente las
leyes de Dios sobre el sexo. En la Biblia, la inmoralidad sexual se refiere a los
actos sexuales entre personas que no están casadas entre sí de acuerdo con las
normas bíblicas. Incluye también los actos sexuales con personas del mismo sexo
o con animales. Estos actos pueden incluir relaciones sexuales, sexo oral, sexo
anal y tocar los genitales de otra persona con intenciones sexuales. (Vea la nota
23, “Conducta descarada e impureza”).
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La Biblia deja claro que alguien que sigue practicando la inmoralidad sexual
no puede continuar siendo parte de la congregación (1 Corintios 6:9; Apocalipsis
22:15). Además, la persona inmoral pierde su dignidad y la confianza de los
demás. La inmoralidad siempre trae malas consecuencias, entre las que pueden
estar una conciencia culpable, embarazos no deseados, problemas en el
matrimonio, enfermedades o hasta la muerte (lea Gálatas 6:7, 8). Si las personas
se detuvieran a pensar en las consecuencias de la inmoralidad, probablemente
no se dejarían seducir por ella. Pero muchos piensan solo en satisfacer sus
deseos, y eso los lleva a dar el primer paso hacia la inmoralidad. Muchas veces,
ese primer paso es la pornografía.
LA PORNOGRAFÍA ES UN PRIMER PASO
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El objetivo de la pornografía es excitar los deseos sexuales. Hoy día, la
pornografía está en todas partes: revistas, libros, canciones, programas de
televisión y también Internet. Muchas personas piensan que la pornografía es
inofensiva, pero en realidad es muy peligrosa. Puede hacer que alguien se vuelva
adicto al sexo y que llegue a tener deseos pervertidos. También puede llevar al
vicio de la masturbación, crear problemas en el matrimonio o incluso ser una
causa de divorcio (Romanos 1:24-27; Efesios 4:19). (Vea la nota 24,
“Masturbación”).
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Es importante que entendamos el proceso que puede llevarnos a caer en la
inmoralidad sexual. Fijémonos en la advertencia que aparece en Santiago
1:14, 15: “Cada uno es probado al ser atraído y seducido por su propio deseo.
Entonces, cuando el deseo se ha vuelto fértil, da a luz el pecado, y el pecado,
cuando se ha cometido, da a luz la muerte”. Por lo tanto, cuando le vengan malos
pensamientos, rechácelos de inmediato. Si por casualidad ve imágenes eróticas,
mire para otro lado, apague la computadora o cambie de canal. No permita que los
malos deseos entren en su vida. De lo contrario, pueden volverse tan fuertes que
le resulte muy difícil controlarlos (lea Mateo 5:29, 30).
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Jehová nos conoce mejor que nosotros mismos. Así que conoce todas
nuestras debilidades. Pero también sabe que podemos vencer los malos deseos.
Él nos dice: “Den muerte a los miembros de su cuerpo que están en la tierra en lo
que tiene que ver con la inmoralidad sexual, la impureza, la pasión sexual
descontrolada, los malos deseos y la codicia, que es idolatría” (Colosenses 3:5).
Obedecer este mandato no es fácil, pero Jehová es paciente con nosotros y nos
ayudará (Salmo 68:19). Un joven cristiano cayó en el vicio de la pornografía y la
masturbación. Sus compañeros de clase pensaban que eso era normal en la
adolescencia. Pero él dijo: “Me manchó la conciencia y me arrastró a una vida
inmoral”. Se dio cuenta de que debía controlar sus deseos y logró vencer ese vicio
con la ayuda de Jehová. Si usted tiene pensamientos inmorales, pídale a Jehová
“el poder que va más allá de lo normal” para mantener la mente limpia (2 Corintios
4:7; 1 Corintios 9:27).
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Salomón escribió: “Más que cualquier otra cosa, protege tu corazón, porque
de él brotan las fuentes de la vida” (Proverbios 4:23). El “corazón” es la persona
que somos en el interior, lo que Jehová ve. Lo que miramos puede influir mucho
en nosotros. El fiel Job dijo: “He hecho un pacto con mis ojos. Así que ¿cómo
podría interesarme indebidamente en una joven?” (Job 31:1). Igual que Job,
tenemos que controlar lo que miramos y lo que pensamos. También le pedimos a
Jehová lo mismo que un escritor bíblico: “Aparta mi mirada de lo que no sirve para
nada” (Salmo 119:37).

*** w13 1/8 págs. 3-7 La pornografía: ¿inofensiva o perjudicial? ***


TEMA DE PORTADA
La pornografía: ¿inofensiva o perjudicial?

La pornografía ha infestado el mundo. Se encuentra en la televisión, la moda,


la música y la Internet (como en los sitios para compartir fotos); en anuncios,
películas, revistas, videojuegos, teléfonos inteligentes y otros dispositivos móviles.
Parece ser un elemento básico de la cultura popular. Más y más personas están
consumiendo más y más pornografía que en cualquier otra época (vea el recuadro
“Datos sobre la pornografía”).
La opinión de la gente sobre lo que es pornografía también está cambiando.
La profesora Gail Dines escribe: “Las imágenes se han hecho tan explícitas que lo
que antes se consideraba pornografía dura ahora es pornografía blanda”.
¿Usted qué opina? ¿Es un pasatiempo inofensivo, o un veneno mortífero?
Jesús dijo: “Todo árbol bueno produce fruto excelente, pero todo árbol podrido
produce fruto inservible” (Mateo 7:17). ¿Qué “fruto” produce la pornografía? Para
averiguarlo, analicemos el asunto desde tres ángulos.
¿Qué efecto tiene la pornografía en la persona?
LO QUE DICEN LOS EXPERTOS: La pornografía es sumamente adictiva, tanto
que algunos investigadores y terapeutas han llegado a compararla al crack (una
forma de cocaína).
Brian, que fue adicto a la pornografía por Internet, cuenta: “Nada podía
detenerme. Era como si estuviera drogado. Me sentía tan culpable que hasta
temblaba y me dolía la cabeza. Traté por todos los medios de dejarla, pero me
tomó años”.
Quienes están enviciados con la pornografía suelen ocultarlo. Son herméticos y
engañosos, y no es de extrañar que muchos se aíslen y sientan vergüenza,
ansiedad, depresión e ira. Algunos incluso desarrollan tendencias suicidas. “Me
aislé del mundo y estaba desesperado —dice Sergio, quien descargaba
pornografía casi a diario en su teléfono móvil—. Me sentía inútil, culpable, solo y
atrapado. Estaba demasiado avergonzado y asustado como para buscar ayuda.”
Hasta un contacto momentáneo o accidental con la pornografía puede tener
resultados lamentables. En su testimonio ante un comité del Senado de Estados
Unidos, la doctora Judith Reisman, destacada investigadora en el campo de la
pornografía, dijo: “Las imágenes visuales pornográficas imprimen y alteran el
cerebro, provocando una huella instantánea, involuntaria, pero duradera, en la
memoria bioquímica [...] y son difíciles o imposibles de suprimir”. Susan, joven de
19 años que vio por accidente pornografía en Internet y que luego se hizo adicta,
cuenta: “Las imágenes se me han quedado grabadas. Me vienen a la mente
cuando menos me lo espero. Parece que nunca podré borrarlas por completo”.
CONCLUSIÓN: La pornografía esclaviza y hace mucho daño a sus víctimas
(2 Pedro 2:19).
¿Qué efecto tiene la pornografía en la familia?
LO QUE DICEN LOS EXPERTOS: “La pornografía destroza matrimonios y
familias.” (The Porn Trap [Las trampas del porno], de Wendy y Larry Maltz.)
La pornografía hiere a los matrimonios y las familias...
▪ ... al debilitar la confianza, la intimidad y el amor del matrimonio (Proverbios 2:12-
17).
▪ ... al promover el egoísmo, el distanciamiento emocional y la insatisfacción en la
relación de pareja (Efesios 5:28, 29).
▪ ... al alimentar fantasías y deseos malsanos (2 Pedro 2:14).
▪ ... al incitar al usuario para que obligue a su cónyuge a realizar actos sexuales
cuestionables (Efesios 5:3, 4).
▪ ... al promover la infidelidad emocional y física (Mateo 5:28).
La Biblia dice que los cónyuges no deben traicionarse (Malaquías 2:16). Pues
bien, la infidelidad es una traición que destroza los matrimonios y conduce a la
separación y el divorcio, lo cual causa, a su vez, graves daños a los hijos.
La pornografía también afecta a los niños de maneras más directas. Brian
sigue contando: “Cuando tenía unos 10 años, encontré las revistas pornográficas
de mi padre mientras jugaba a esconderme. Empecé a mirarlas en secreto,
aunque no sabía realmente por qué me atraían aquellas imágenes. Así comenzó
una costumbre destructiva que mantuve hasta la edad adulta.” Varios estudios
demuestran que la pornografía puede llevar a los adolescentes a tener relaciones
sexuales a edades más tempranas y a hacerse promiscuos y sexualmente
agresivos. Además, crea en ellos inestabilidad emocional y psicológica.
CONCLUSIÓN: La pornografía es un veneno que destruye los lazos de amor y
causa dolor y sufrimiento (Proverbios 6:27).
¿Qué dice la Palabra de Dios sobre la pornografía?
LO QUE DICE LA BIBLIA: “Den muerte a todos sus malos deseos; no tengan
relaciones sexuales prohibidas, no sean indecentes, dominen sus malos deseos, y
no busquen amontonar dinero, pues es lo mismo que adorar a dioses falsos”
(Colosenses 3:5, Traducción en lenguaje actual).
En pocas palabras, Jehová detesta la pornografía. Pero no porque sea
puritano. Él nos hizo con la facultad de tener relaciones sexuales y su propósito
era que los casados se valieran de ellas para complacerse mutuamente, sentirse
más unidos y compartir la felicidad de traer hijos al mundo (Santiago 1:17).
Entonces, ¿por qué decimos que Jehová condena la pornografía? Veamos
algunas razones.
▪ Jehová sabe que la pornografía puede arruinar la vida de las personas (Efesios
4:17-19).
▪ Él nos ama y no quiere que suframos (Isaías 48:17, 18).
▪ Desea proteger a los matrimonios y las familias (Mateo 19:4-6).
▪ Quiere que seamos personas morales y que respetemos los derechos de los
demás (1 Tesalonicenses 4:3-6).
▪ Quiere que respetemos nuestras facultades reproductivas y las utilicemos de
manera digna (Hebreos 13:4).
▪ Él sabe que la pornografía transmite un punto de vista retorcido, egoísta y
satánico del sexo (Génesis 6:2; Judas 6, 7).
CONCLUSIÓN: La pornografía perjudica la amistad de la persona con Dios
(Romanos 1:24).
No obstante, Jehová se compadece de quienes quieren liberarse de ese vicio.
La Biblia dice: “Jehová es misericordioso y benévolo, tardo para la cólera y
abundante en bondad amorosa. Pues él mismo conoce bien la formación de
nosotros, y se acuerda de que somos polvo” (Salmo 103:8, 14). Dios invita a los
humildes a que acudan a él a fin de obtener “misericordia y [hallar] bondad
inmerecida para ayuda al tiempo apropiado” (Hebreos 4:16; vea el recuadro
“Cómo liberarse de la pornografía”).
Un sinfín de personas han aceptado la ayuda de Dios. ¿Les ha funcionado?
Veamos lo que dice la Biblia de algunas que lograron superar hábitos
perjudiciales: “Ustedes han sido lavados, [...] ustedes han sido santificados, [...]
ustedes han sido declarados justos en el nombre de nuestro Señor Jesucristo y
con el espíritu de nuestro Dios” (1 Corintios 6:11). Tales personas se identifican
con estas palabras del apóstol Pablo: “Para todas las cosas tengo la fuerza en
virtud de aquel que me imparte poder” (Filipenses 4:13).
Susan, que consiguió vencer su adicción a la pornografía, confiesa: “Jehová es
el único que puede ayudarlo a uno a dejar ese vicio. Si le pedimos su ayuda y
guía, tendremos una vida limpia y una buena relación con él. Dios nunca nos
fallará”.
[Notas]
El término pornografía se refiere a imágenes, grabaciones en audio o relatos
escritos con contenido explícito de carácter sexual destinado a excitar a una
persona.
Se han cambiado los nombres.
La Biblia enseña que Jehová es el nombre de Dios.
[Ilustración de las páginas 2 y 3]
[Ilustración de las páginas 4 y 5]
[Recuadro de la página 5]
DATOS SOBRE LA PORNOGRAFÍA
CADA SEGUNDO casi 30.000 personas visitan sitios de Internet pornográficos.
CADA MINUTO se envían por Internet más de 1.700.000 correos pornográficos.
CADA HORA se producen como promedio 2 videos pornográficos en Estados
Unidos.
CADA DÍA se alquilan en Estados Unidos unos 2.000.000 de películas
pornográficas.
CADA MES ven pornografía en Estados Unidos 9 de cada 10 hombres jóvenes y
3 de cada 10 mujeres jóvenes.
CADA AÑO la industria porno mundial genera unos 100.000 MILLONES DE
DÓLARES.
[Recuadro de las páginas 6 y 7]
Cómo liberarse de la pornografía
¿Conoce a alguien que esté luchando contra la adicción a la pornografía? Vea lo
que ha ayudado a algunas personas.
1. Orar a Dios.
“Lo más importante que uno puede hacer para escapar del lazo de la pornografía
es suplicarle ayuda a Jehová.” (Franz.)
Dios le da espíritu santo a la persona no solo para que quiera hacer lo correcto,
sino para que pueda hacerlo (Filipenses 2:13). La guía de dicho espíritu ayuda a
vencer los malos deseos (Gálatas 5:16, 24).
2. Pedir ayuda a otras personas.
“La adicción a la pornografía es algo tan secreto y vergonzoso que uno no se
atreve a pedir ayuda a nadie; piensa que la podrá vencer solo. Pero no es así.
Me di cuenta de que solo se puede vencer con la ayuda de alguien. Así que me
tragué el orgullo y se lo conté a mi esposa. También le pedí ayuda a un amigo de
confianza. Ha sido lo más difícil que he tenido que hacer en mi vida, pero recibí la
ayuda que necesitaba.” (Yoshi.)
Hace falta valor y determinación para hablar del asunto. No obstante, si se quiere
vencer la adicción y restaurar la buena relación con los seres queridos, es
fundamental hacerlo. Susan, mencionada antes, cuenta: “Después de contárselo a
alguien sentí un inmenso alivio. Aunque fue muy doloroso, me produjo una
sensación de paz y una conciencia tranquila” (Santiago 5:16).
3. Identificar y evitar los desencadenantes.
¿Qué situaciones, pensamientos o emociones pudieran desencadenar en usted
malos deseos? ¿Navegar por Internet? ¿Ver la televisión a altas horas de la
noche? ¿Leer ciertas revistas? ¿Ir a la playa? ¿El hambre, la ira, la soledad, el
cansancio? “Identifique sus debilidades y huya de ellas como si fueran la peste”,
dice Sven. De hecho, el propio Jesucristo aconsejó: “Si ese ojo derecho tuyo te
está haciendo tropezar, arráncalo y échalo de ti” (Mateo 5:29).
“Cuando siento la tentación de mirar con deseo a una mujer, oro enseguida a
Jehová y miro para otro lado”, comenta Franz. El fiel patriarca Job dijo: “Hice un
pacto solemne con mis ojos: no mirar con deseo a una muchacha” (Job 31:1,
La Palabra de Dios para Todos).
4. Fortalecer la espiritualidad.
“Llene su mente de pensamientos sanos, y su vida de actividades espirituales”,
añade Franz.
La Biblia garantiza: “Cuantas cosas sean verdaderas, cuantas sean de seria
consideración, cuantas sean justas, cuantas sean castas, cuantas sean amables,
cuantas sean de buena reputación, cualquier virtud que haya y cualquier cosa que
haya digna de alabanza, continúen considerando estas cosas [...]; y el Dios de la
paz estará con ustedes” (Filipenses 4:8, 9).
[Ilustración]
1
[Ilustración]
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[Ilustración]
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[Ilustración]
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*** g 3/13 págs. 10-11 Pornografía ***


EL PUNTO DE VISTA BÍBLICO
Pornografía

¿Condena la Biblia la pornografía?


“Todo el que sigue mirando a una mujer a fin de tener una pasión por ella ya ha
cometido adulterio con ella en su corazón.” (Mateo 5:28)
POR QUÉ ES IMPORTANTE SABERLO Hoy día, la pornografía es más popular y
está más accesible que nunca. Si desea agradar a Dios y ser más feliz, le
conviene averiguar lo que él piensa de la pornografía.
LO QUE DICE LA BIBLIA Aunque la Biblia no habla específicamente de la
pornografía, sí contiene muchos principios que están en contra de su uso.
Por ejemplo, dice claramente que el hombre que “sigue mirando a una mujer” que
no es la suya con el deseo de tener relaciones sexuales con ella corre el peligro
de cometer adulterio. El principio en el que se basan estas palabras es aplicable a
toda aquella persona, casada o soltera, que “sigue mirando”
imágenes pornográficas. Es obvio que tal comportamiento ofende a Dios, pues
aviva los deseos inmorales.
¿Es mala la pornografía aun cuando no lleve a cometer actos sexuales
inmorales?
“Amortigüen, por lo tanto, los miembros de su cuerpo [...] en cuanto a fornicación,
inmundicia, apetito sexual, deseo perjudicial y codicia.” (Colosenses 3:5)
LO QUE DICE LA GENTE Algunos investigadores dudan que exista una clara
conexión entre la pornografía y la conducta sexual ofensiva. ¿Quiere decir eso que
el uso en sí de la pornografía no puede tacharse de inmoral?
LO QUE DICE LA BIBLIA La Biblia dice que el “bromear obsceno” es una práctica
inadmisible e inmoral (Efesios 5:3, 4). ¿Cómo va a ser menos censurable la
pornografía? La pornografía actual suele abarcar la grabación visual de actos
reales de adulterio, homosexualidad y otros tipos de fornicación. No hay duda de
que mirar con lascivia esos actos sexuales inmorales ofende muchísimo más a
Dios que el lenguaje obsceno.
Se sigue debatiendo sobre la probabilidad de que la gente lleve a la práctica las
fantasías generadas por la pornografía. Pero la Biblia defiende claramente la idea
de que el uso en sí de la pornografía es espiritualmente destructivo y sumamente
ofensivo para Dios. Su consejo es: “Amortigüen, por lo tanto, los miembros de su
cuerpo [...] en cuanto a fornicación [y] apetito sexual”. Quienes recurren a la
pornografía hacen todo lo contrario: en lugar de amortiguar, o dominar, esos
deseos, los nutren y avivan.
¿Qué puede ayudar a uno a evitar la pornografía?
“Busquen lo que es bueno, y no lo que es malo [...]. Odien lo que es malo, y amen
lo que es bueno.” (Amós 5:14, 15)
LO QUE DICE LA BIBLIA La Biblia habla de cristianos que habían sido
promiscuos, borrachos y ladrones, y que lograron abandonar esas conductas
destructivas (1 Corintios 6:9-11). ¿Cómo lo consiguieron? Al ir aplicando la
sabiduría que se encuentra en la Palabra de Dios aprendieron a odiar lo que es
malo.
Uno puede aprender a odiar la pornografía si piensa detenidamente en las
terribles consecuencias de este perjudicial vicio. Un estudio reciente publicado por
la Universidad del Estado de Utah indicó que la pornografía produjo en algunos
usuarios “depresión, aislamiento social, relaciones dañadas” y otros efectos
lamentables. Es más, dado que ver pornografía ofende a Dios —como se explicó
antes—, tiene una consecuencia mucho peor: aleja a la persona de su Creador.
La Biblia nos puede ayudar a amar lo que es bueno. Cuanto más la leemos, más
profundo llega a ser nuestro amor por sus normas morales. Ese amor nos ayudará
a adoptar una postura firme contra la pornografía y a sentirnos como el salmista
que escribió estas palabras: “No pondré enfrente de mis ojos ninguna cosa que
no sirva para nada” (Salmo 101:3).
*** w12 15/3 págs. 30-31 Preguntas de los lectores ***
Preguntas de los lectores

¿Puede un cristiano llegar tan bajo en el vicio de ver pornografía que termine
siendo expulsado de la congregación?
▪ La respuesta es sí. Esto subraya la importancia de rechazar de plano cualquier
clase de pornografía, ya sea en forma de texto o de imágenes en revistas,
películas, videos o Internet.
La pornografía ha llegado hasta el último rincón de este mundo. Internet la ha
puesto al alcance de la gente como nunca antes, y personas de todas las edades
se han visto infectadas por esta terrible plaga. Hay quienes se han topado con
páginas pornográficas sin pretenderlo. Otros, sin embargo, han accedido a ellas a
propósito, tal vez en el hogar o la oficina, donde les resulta más fácil leer o ver
pornografía en secreto. Este es un asunto que los cristianos debemos tomar muy
en serio. ¿Por qué?
Jesús indicó una de las principales razones cuando advirtió: “Todo el que sigue
mirando a una mujer a fin de tener una pasión por ella ya ha cometido adulterio
con ella en su corazón” (Mat. 5:28). Por supuesto, las relaciones sexuales
normales no tienen nada de malo cuando sirven como fuente de placer dentro del
matrimonio (Pro. 5:15-19; 1 Cor. 7:2-5). Pero la pornografía muestra relaciones
inmorales que estimulan los malos pensamientos condenados por Jesús. Dicho
sin rodeos, quien lee o ve pornografía viola este mandato divino: “Amortigüen [o
“den muerte a”] [...] los miembros de su cuerpo que están sobre la tierra en cuanto
a fornicación, inmundicia, apetito sexual, deseo perjudicial y codicia, que es
idolatría” (Col. 3:5; Traducción en lenguaje actual).
¿Qué hay si un cristiano ha mirado pornografía en una o dos ocasiones?
En cierto sentido, se encuentra en una situación tan peligrosa como la de Asaf,
quien admitió: “En cuanto a mí, mis pies casi se habían desviado, casi se había
hecho que mis pasos resbalaran”. Si ha estado viendo imágenes pornográficas de
hombres o mujeres desnudos o de una pareja teniendo relaciones, no puede tener
la conciencia tranquila ni estar en paz con Dios. Más bien, se sentirá como Asaf:
“Llegué a ser plagado todo el día, y la corrección mía es cada mañana” (Sal.
73:2, 14).
Si un cristiano ha caído en este pecado, es vital que abra los ojos y comprenda
que necesita ayuda espiritual. La Biblia indica que puede conseguirla en la
congregación: “Aunque un hombre dé algún paso en falso antes que se dé cuenta
de ello, ustedes los que tienen las debidas cualidades espirituales traten de
reajustar a tal hombre con espíritu de apacibilidad, vigilándote a ti mismo” (Gál.
6:1). En efecto, uno o dos ancianos pueden prestarle asistencia, lo que incluye
orar con él teniendo fe en que Jehová “sanará” al enfermo espiritual y “le
perdonará” (Sant. 5:13-15). Quienes han buscado ayuda para romper con el vicio
de la pornografía se sienten hoy como Asaf, quien afirmó: “Acercarme a Dios es
bueno para mí” (Sal. 73:28).
No obstante, el apóstol Pablo explicó que algunos no se arrepintieron “de su
inmundicia y fornicación y conducta relajada [o desvergonzada]” (2 Cor. 12:21).
Según explica el lexicógrafo Marvin R. Vincent, el término griego traducido
“inmundicia” en este caso “se refiere a la impureza en su sentido más sucio”.
La triste realidad es que ciertos tipos de pornografía son mucho peores que unos
cuantos desnudos o escenas de un hombre y una mujer cometiendo fornicación.
En algunos casos se presentan actos tan sucios y repugnantes como relaciones
homosexuales, sexo en grupo, contacto sexual con animales, pornografía infantil,
violaciones en grupo, maltrato de mujeres y diversos tipos de sadomasoquismo.
Según indicó Pablo, algunos que estaban “mentalmente [...] en oscuridad” fueron
“más allá de todo sentido moral, [y] se entregaron a la conducta relajada para
obrar toda clase de inmundicia con avidez” (Efe. 4:18, 19).
Pablo también mencionó la “inmundicia” en Gálatas 5:19. Un teólogo británico
señala: “En este caso, el término puede referirse más especialmente a todos los
deseos antinaturales”. Sin duda, ningún cristiano puede negar que los actos
anteriormente citados son “deseos antinaturales” sucios, repugnantes y
depravados. En Gálatas 5:19-21, el apóstol dejó claro que “los que practican” este
tipo de inmundicia “no heredarán el reino de Dios”. Por lo tanto, ¿qué sucedería si
un cristiano llevara cierto tiempo —tal vez un período considerable— viendo
pornografía repugnante y sexualmente degradante? Si no se arrepintiera y dejara
ese vicio, tendría que ser expulsado para conservar la pureza y el buen espíritu de
la congregación cristiana (1 Cor. 5:5, 11).
Es bueno saber que algunos que han estado viendo estos tipos repugnantes
de pornografía han pedido ayuda a los ancianos y han hecho cambios drásticos.
Jesús advirtió a ciertos cristianos de la antigua Sardis: “Fortalece las cosas
restantes que estaban a punto de morir, [...] continúa teniendo presente cómo has
recibido y cómo oíste, y sigue guardándolo, y arrepiéntete. Ciertamente, a menos
que despiertes [...,] no sabrás de ningún modo a qué hora vendré sobre ti” (Rev.
3:2, 3). No hay duda de que es posible arrepentirse y escapar del “fuego” de la
pornografía (Jud. 22, 23).
No obstante, será mucho mejor si cada uno de nosotros toma la firme
resolución de no correr el más mínimo riesgo en este campo. Por lo tanto,
¡mantengámonos lo más lejos posible de cualquier tipo de pornografía!
[Nota]
Las diferencias entre inmundicia, fornicación y conducta relajada se explican en
La Atalaya del 15 de julio de 2006, páginas 29 a 31.
[Comentario de la página 30]
Si un cristiano cae en un pecado, es vital que abra los ojos y comprenda que
necesita ayuda espiritual

*** w19 junio págs. 26-30 Cómo protegernos de esta trampa de Satanás ***
Cómo protegernos de esta trampa de Satanás
LOS israelitas estaban a punto de cruzar el río Jordán para entrar en la tierra
que Dios les había prometido. Cierto día, llegaron unas extranjeras para invitar a
los hombres a un banquete. Pudo haber parecido una oportunidad única y
atractiva de hacer nuevos amigos, de bailar y de comer bien. Aunque las
costumbres y la moralidad de aquellas mujeres no estaban de acuerdo con la Ley
que Dios le había dado a la nación de Israel, algunos hombres pudieron haber
pensado que tendrían cuidado y que no les pasaría nada.
Pero ¿qué ocurrió? La Biblia nos dice: “El pueblo comenzó a tener relaciones
inmorales con las hijas de Moab”. En realidad, estas mujeres querían que los
israelitas adoraran dioses falsos. Y eso fue lo que hicieron. Con razón, Jehová se
enojó con Israel (Núm. 25:1-3).
Aquellos israelitas quebrantaron la Ley de Dios de dos formas: se inclinaron
ante dioses falsos y cometieron actos de inmoralidad sexual. Miles murieron por
desobedecer (Éx. 20:4, 5, 14; Deut. 13:6-9). ¿Por qué fue tan lamentable lo que
hicieron? Por el momento en el que se encontraban. Si estos miles de hombres
no hubieran violado la Ley de Dios, en poco tiempo habrían cruzado el Jordán y
habrían entrado en la Tierra Prometida (Núm. 25:5, 9).
Recordando estos sucesos, el apóstol Pablo escribió la siguiente advertencia:
“Estas cosas siguieron aconteciéndoles como ejemplos, y fueron escritas para
amonestación de nosotros a quienes los fines de los sistemas de cosas han
llegado” (1 Cor. 10:7-11). Sin duda, a Satanás le alegró que aquellos israelitas
cayeran en un pecado grave y que, por tanto, no entraran en la Tierra Prometida.
Debemos aprender una lección de su error, pues sabemos que a Satanás le
encantaría lograr que no entremos en el nuevo mundo que Dios ha prometido.
UNA TRAMPA PELIGROSA
Para hacer caer a los cristianos, Satanás utiliza trampas que conoce muy bien
y que le han funcionado con muchas personas. Como acabamos de ver, a los
israelitas los hizo caer con las relaciones sexuales inmorales. Hoy, estas siguen
siendo una trampa peligrosa. ¿Qué puede llevarnos a caer en ella? Una carnada
muy efectiva es la pornografía.
En nuestros días, la gente a menudo puede ver pornografía sin que nadie se
entere. Hace décadas, si alguien quería verla, tenía que ir al cine a ver una
película o comprar en algún sitio revistas o libros de este tipo. Puede que muchos
no lo hicieran por la vergüenza de que los vieran en esos lugares o cerca de ellos.
Pero en la actualidad cualquier persona con acceso a Internet puede ver
pornografía en su lugar de trabajo o incluso en un automóvil estacionado. Y, en
muchos países, hombres y mujeres la tienen a su alcance sin siquiera tener que
salir de su casa.
Pero eso no es todo. Con los dispositivos móviles, ahora es más fácil acceder a
ella. Una persona puede ir caminando por la calle, en autobús o en tren, e ir
viendo imágenes inmorales en su teléfono o tableta.
Como ahora es más fácil ver pornografía sin que otros lo sepan, esta trampa
está causando daño como nunca antes. Por culpa de ella, una incontable cantidad
de personas arruinan su matrimonio, su autoestima y su conciencia. Y, peor aún,
ponen en peligro su amistad con Dios. Podemos estar seguros de que la
pornografía tiene efectos muy negativos en el que la ve. En muchos casos, deja
profundas heridas emocionales. Quizás estas vayan sanando poco a poco, pero
tal vez queden cicatrices durante años.
Ahora bien, no olvidemos que Jehová nos ayuda a protegernos de esta trampa
satánica. Si queremos contar con su protección, tenemos que hacer lo que los
israelitas no hicieron: obedecer estrictamente lo que él les había dicho (Éx. 19:5).
Debemos entender que Dios odia la pornografía. ¿Por qué lo decimos?
COMO JEHOVÁ, ODIEMOS LA PORNOGRAFÍA
Pensemos en lo siguiente: las leyes que Dios le dio a la nación de Israel en
aquellos días eran únicas. Actuaban como un muro que mantenía a los israelitas
apartados de las naciones vecinas y sus actos detestables (Deut. 4:6-8). Estas
leyes dejaban clara una verdad fundamental: que Jehová odia la inmoralidad
sexual.
Tras mencionar las prácticas pervertidas de las naciones vecinas, Jehová les
dijo a los israelitas: “De la manera como hace la tierra de Canaán, en la cual voy a
introducirlos, no deben hacer ustedes; [...] la tierra está inmunda, y traeré sobre
ella castigo por su error”. Para el Dios santo de Israel, el estilo de vida de los
cananeos era tan repugnante que dijo que la tierra en la que vivían se había vuelto
inmunda, contaminada (Lev. 18:3, 25).
Aunque Jehová castigó a los cananeos, las prácticas sexuales inmorales
no desaparecieron. Más de mil quinientos años después, Pablo dijo que las
naciones en las que vivían los cristianos habían perdido “todo sentido moral”.
De hecho, “se entregaron a la conducta relajada para obrar toda clase de
inmundicia con avidez” (Efes. 4:17-19). Hoy también muchas personas son
descaradamente inmorales. Los cristianos verdaderos deben hacer todo lo posible
por no mirar las actividades inmorales de la gente de este mundo.
La pornografía muestra una profunda falta de respeto a Dios. Él nos creó a su
imagen y semejanza, y nos dio un sentido de decencia. De manera sabia, dictó
leyes sobre las relaciones sexuales y las creó para que las disfrutaran un hombre
y una mujer casados (Gén. 1:26-28; Prov. 5:18, 19). Pero los que producen o
promueven la pornografía desprecian las normas morales de Dios y le faltan el
respeto. Por tal razón, él juzgará a estas personas (Rom. 1:24-27).
¿Y qué hay de las personas que leen o ven pornografía a propósito? Tal vez
algunos digan que solo es entretenimiento inofensivo. Pero en realidad están
apoyando a los que desprecian las normas divinas. Quizás esta no era su
intención cuando empezaron a ver pornografía. Pero está claro que quienes sirven
al Dios verdadero deben detestarla. La Biblia nos manda: “Oh amadores de
Jehová, odien lo que es malo” (Sal. 97:10).
Incluso quienes desean evitar la pornografía se dan cuentan de que es difícil
no caer en sus garras. Como somos imperfectos, quizás estemos luchando contra
deseos sexuales inmundos. Además, nuestro corazón imperfecto pudiera
hacernos pensar que no está mal desobedecer la ley de Dios (Jer. 17:9). Pero
muchos que ahora son cristianos han ganado la batalla. Saber esto puede animar
a los que están luchando contra la pornografía. Veamos cómo la Palabra de Dios
puede ayudarnos a evitar esta trampa satánica.
RECHACEMOS LOS DESEOS INMORALES
Como vimos al principio del artículo, muchos israelitas dejaron que los malos
deseos los llevaran al desastre. Lo mismo puede ocurrir hoy día. Santiago, que fue
medio hermano de Jesús, describió así este peligro: “Cada uno es [...] provocado y
cautivado por su propio deseo. Entonces el deseo, cuando se ha hecho fecundo,
da a luz el pecado” (Sant. 1:14, 15). Cuando alguien deja que un mal deseo crezca
hasta cierto punto en su corazón, es muy probable que llegue a pecar. Por ello,
no sigamos pensando en nada inmoral; rechacemos los pensamientos inmorales.
Si nos damos cuenta de que los malos pensamientos no se van, hagamos algo
enseguida. Jesús dijo: “Si tu mano o tu pie te está haciendo tropezar, córtalo y
échalo de ti [...]. También, si tu ojo te está haciendo tropezar, arráncalo y échalo
de ti” (Mat. 18:8, 9). Aquí Jesús no estaba hablando en sentido literal. Más bien,
quería demostrar que es necesario eliminar de inmediato y con decisión lo que nos
haga tropezar. ¿Cómo poner en práctica este consejo en el caso de la
pornografía?
Imaginemos que vemos de repente una imagen pornográfica. No pensemos
que no nos va a pasar nada. Apartemos la mirada de inmediato. Apaguemos
enseguida el televisor, la computadora o el dispositivo móvil. Pensemos en algo
decente. Hacer esto nos ayudará a controlar la mente, en lugar de permitir que los
malos deseos nos controlen a nosotros.
QUÉ HACER CON LOS RECUERDOS DE IMÁGENES INMORALES
Las imágenes y los pensamientos pornográficos se pueden quedar grabados
durante años en la mente y reaparecer sin previo aviso. Cuando eso ocurre, la
persona puede sentir la tentación de masturbarse. Si usted ha dejado de ver
pornografía pero de vez en cuando recuerda alguna imagen inmoral, le ayudará
tener presente que esto es algo que le puede ocurrir y estar preparado para luchar
contra los malos pensamientos.
Resuélvase a pensar y actuar en conformidad con la voluntad de Dios. Siga el
ejemplo del apóstol Pablo, que dijo: “Aporreo mi cuerpo y lo conduzco como a
esclavo” (1 Cor. 9:27). No deje que los pensamientos impuros lo esclavicen. Haga
lo que dice Romanos 12:2: “Transfórmense rehaciendo su mente, para que
prueben para ustedes mismos lo que es la buena y la acepta y la perfecta voluntad
de Dios”. No olvide que pensar y actuar de acuerdo con la voluntad divina le dará
más satisfacción que dejarse llevar por el deseo de pecar.
Intente aprender de memoria algunos textos bíblicos que lo ayuden a pensar
como Jehová en cuanto a la pornografía y a comprender lo que desea que usted
haga. De este modo, cuando le vengan a la mente pensamientos incorrectos,
oblíguese a pensar en dichos versículos. Algunos de estos son Salmo 119:37,
Isaías 52:11, Mateo 5:28, Efesios 5:3, Colosenses 3:5 y 1 Tesalonicenses 4:4-8.
¿Y si en algún momento el deseo de ver algo inmoral o pensar en ello se
vuelve demasiado intenso? Siga fielmente los pasos de nuestro modelo, Jesús
(1 Ped. 2:21). Después de su bautismo, Satanás lo tentó en repetidas ocasiones.
¿Qué hizo Jesús? Siguió luchando contra él. Rechazó sus tentaciones citando una
y otra vez porciones de las Escrituras. Le dijo: “¡Vete, Satanás!”, y este se retiró.
Tal como Jesús no se dio por vencido en su lucha contra el Diablo, usted tampoco
debe hacerlo (Mat. 4:1-11). Satanás y su mundo seguirán intentando llenar
nuestra mente de pensamientos inmorales, pero no nos rindamos. Es posible
ganar la batalla contra la pornografía. Con la ayuda de Jehová, podemos derrotar
a nuestro enemigo.
OREMOS A JEHOVÁ Y SEAMOS OBEDIENTES
Sigamos orando a Jehová y pidámosle que nos ayude. Pablo dijo: “Dense a
conocer sus peticiones a Dios; y la paz de Dios que supera a todo pensamiento
guardará sus corazones y sus facultades mentales mediante Cristo Jesús” (Filip.
4:6, 7). Jehová nos dará la paz mental necesaria en nuestra lucha contra el
pecado. Si nos acercamos a Dios, él se acercará a nosotros (Sant. 4:8).
La mejor protección contra cualquier peligro es tener cerca de nosotros al
Soberano del universo. Jesús dijo sobre Satanás: “El gobernante del mundo viene.
Y él no tiene dominio sobre mí” (Juan 14:30). ¿Por qué estaba tan seguro de esto?
En cierta ocasión dijo: “El que me ha enviado está conmigo; no me ha dejado solo,
porque yo siempre hago las cosas que le agradan” (Juan 8:29). Si hacemos lo que
a Jehová le agrada, a nosotros tampoco nos dejará solos. Huyamos de la trampa
de la pornografía, y Satanás no logrará vencernos.
[Comentario de la página 30]
Pensar y actuar de acuerdo con la voluntad divina le dará más satisfacción que
dejarse llevar por el deseo de pecar
[Ilustración de la página 29]
APÁGUELO
APARTE LA VISTA
PIENSE EN OTRA COSA
[Ilustración de la página 28]
Sigamos el ejemplo de Jesús. Resistamos los ataques de Satanás con decisión.
“¡Vete, Satanás!”
Experiencias

La pornografía causa efectos demoledores en quienes caen en sus garras.


Citemos solo un par de ejemplos.
“Me vi expuesta a la pornografía desde muy niña, y fue una verdadera batalla
librarme de ella. Aunque han pasado los años, todavía tengo las imágenes
grabadas en la memoria. Es como si esos recuerdos estuvieran siempre
acechándote: nunca te dejan tener una conciencia verdaderamente limpia.
La pornografía destruye el amor propio y te hace sentir sucia y despreciable. Es un
peso que llevas en silencio.”—Ester.
“Fui adicto a la pornografía durante diez años, y hace catorce que la dejé. Aun
así, sigo sosteniendo una lucha diaria. El deseo, aunque menos intenso, todavía
está ahí. La curiosidad sigue ahí. Las imágenes siguen ahí. ¡Ojalá nunca hubiera
andado por ese camino tan horrible! Parecía tan inofensiva al principio... Ahora sé
que no es así. La pornografía es nociva, es perversa y es degradante para todos.
Pese a lo que digan sus defensores, no tiene nada, absolutamente nada, de
positivo.”—Julio.
A fin de fomentar la inmoralidad, Satanás ha inundado la sociedad actual de
imágenes pornográficas. Una vez que se contemplan, son difíciles de borrar de la
mente, y llegan a crear adicción. Así le sucedió a un cristiano, quien confiesa:
“Miraba pornografía en secreto. Había creado mi propio mundo de fantasía, y lo
veía como algo aparte del mundo donde servía a Jehová. Sabía que lo que hacía
estaba mal, pero aun así me decía que Dios seguía aceptando mi adoración”.
¿Qué le ayudó a cambiar de actitud? “Aunque fue lo más difícil que he tenido que
hacer —explica—, decidí hablar del problema con los ancianos.” Con el tiempo,
logró vencer aquel sucio hábito. “Una vez que me libré de ese pecado —señala—,
sentí por fin que mi conciencia estaba limpia de verdad.” No hay duda: solo se
puede odiar la pornografía si se ha aprendido a odiar la maldad.

16
¿Cómo ayudó esta experiencia al hermano? Él explicó: “De joven me hice
adicto a la pornografía, pero logré dejarla. Lamentablemente, hace poco volví a
caer en el hábito. Busqué la ayuda de los ancianos de mi congregación, y he
podido dar pasos para superar mi problema. Ellos me han dicho que puedo contar
con el amor y la misericordia de Dios. Aun así, a veces creo que no valgo nada,
que es imposible que Dios me ame”. Él explicó que lo que la hermana dijo de
veras lo ayudó: “Ahora entiendo que cuando pienso que Jehová nunca podrá
perdonarme, en realidad estoy menospreciando el sacrificio que su Hijo hizo para
que mis pecados fueran perdonados. Recorté este artículo para leerlo y meditar en
él cada vez que me asalten pensamientos negativos”.

*** w16 julio pág. 19 “No tengas miedo. Yo [...] te ayudaré” ***
SENTIMIENTOS DE CULPA POR ERRORES DEL PASADO
Algunos se atormentan por los errores que cometieron en el pasado, y se
preguntan si Dios los ha perdonado. Si usted se siente así, piense en Job, un
hombre fiel que reconoció que había cometido errores en su juventud (Job 13:26).
David también se sintió mal y le rogó a Jehová: “De los pecados de mi juventud y
de mis sublevaciones, oh, no te acuerdes” (Sal. 25:7). Todos los humanos son
imperfectos, todos “han pecado y no alcanzan a la gloria de Dios” (Rom. 3:23).
Eso nos incluye a nosotros.
Las palabras del capítulo 41 de Isaías estaban dirigidas principalmente al
pueblo de Dios de la antigüedad. Sus pecados eran tan graves que Jehová decidió
castigarlos deportándolos a Babilonia (Is. 39:6, 7). Sin embargo, cuando se
escribió este mensaje, Dios ya estaba pensando en el futuro, cuando liberaría a
quienes se arrepintieran y volvieran a él (Is. 41:8, 9; 49:8). En la actualidad,
Jehová es igual de misericordioso con los que de verdad quieren obtener su
aprobación (Sal. 51:1).
Piense en lo que le pasó a Takuya, que estaba tratando de dejar los hábitos
inmundos de ver pornografía y masturbarse. ¿Cómo se sentía? “Creía que
no valía nada —cuenta él—, pero cuando le supliqué a Jehová que me perdonara,
me sacó del pozo en el que estaba”. ¿Cómo lo ayudó Jehová? Los ancianos de su
congregación le dijeron que los llamara si tenía una recaída. Él reconoce: “No era
fácil llamarlos, pero me fortaleció las veces que lo hice”. Luego, los ancianos le
pidieron al superintendente de circuito que le hiciera una visita de pastoreo.
El hermano le dijo a Takuya: “No estoy aquí por pura casualidad. Estoy aquí
porque los ancianos me pidieron que te visitara. Te escogieron personalmente
para que recibieras esta visita de pastoreo”. Takuya recuerda: “Yo era el que
estaba pecando, y aun así Jehová vino en mi auxilio mediante los ancianos”. Igual
que le pasó a este hermano, Dios lo levantará a usted si ha caído.

*** g 12/07 pág. 13 ¿Cómo evitar la pornografía? ***


La pornografía causa efectos demoledores en quienes caen en sus garras.
Citemos solo un par de ejemplos.
“Me vi expuesta a la pornografía desde muy niña, y fue una verdadera batalla
librarme de ella. Aunque han pasado los años, todavía tengo las imágenes
grabadas en la memoria. Es como si esos recuerdos estuvieran siempre
acechándote: nunca te dejan tener una conciencia verdaderamente limpia.
La pornografía destruye el amor propio y te hace sentir sucia y despreciable. Es un
peso que llevas en silencio.”—Ester.
“Fui adicto a la pornografía durante diez años, y hace catorce que la dejé. Aun
así, sigo sosteniendo una lucha diaria. El deseo, aunque menos intenso, todavía
está ahí. La curiosidad sigue ahí. Las imágenes siguen ahí. ¡Ojalá nunca hubiera
andado por ese camino tan horrible! Parecía tan inofensiva al principio... Ahora sé
que no es así. La pornografía es nociva, es perversa y es degradante para todos.
Pese a lo que digan sus defensores, no tiene nada, absolutamente nada, de
positivo.”—Julio.
Con el término pornografía nos referimos a la representación (con imágenes,
textos o voces) de escenas eróticas destinadas a excitar. Puede ir desde la foto de
una persona en pose lasciva hasta la exhibición de los actos más aberrantes entre
dos o más individuos.

El término pornografía se refiere a imágenes, grabaciones en audio o relatos


escritos con contenido explícito de carácter sexual destinado a excitar a una
persona.

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