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El Niño que quería ser un lindo pájaro volador

Encajaba perfectamente, pero no le gustaba nada cómo quedaba. A Marco


no le hacía ni pizca de gracia que sus padres le cambiaran la decoración de
su cuarto. A él le gustaba como estaba, con su cama de siempre, sus
juguetes de siempre y el armario que estaba con él desde que era un bebé.
Pero Marco había crecido, había empezado la escuela primaria y necesitaba
tener una mesa donde hacer sus tareas del cole.

La mesa de estudio quedaba perfecta entre el nuevo armario y la cama de


Marco, aunque había sido necesario sacar algunos juguetes de la habitación
y cambiar todo de sitio. Ahora Marco podía tener su propio espacio para
pintar, leer, escribir y hacer todas esas cosas divertidas que enseñan a
hacer en la escuela.

Pero a Marco no le apetecía nada. Él quería sus juguetes, sus coches, sus
bloques de construcción, sus muñecos, sus pelotas. No entendía por qué
sus padres se las sacaban de la habitación y le metían aquella mesa
horrible llena cajones y estanterías.

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