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La psicología cognitiva es una rama de la psicología que se ocupa de los procesos a través
de los cuales el individuo obtiene conocimiento del mundo y toma conciencia de su
entorno, así como de sus resultados.
Los modelos cognitivos ponen especial atención a las cogniciones, entendiendo por éstas
en un sentido amplio a las ideas, los constructos personales, las creencias, las imágenes,
las atribuciones de sentido o significado, las expectativas... y por eso estudia los procesos
básicos tales como la memoria, la atención, la formación de conceptos, el
procesamiento de la información, la resolución de conflictos, etc.
Los pioneros en usar las bases de la ciencia cognitiva de forma sistemática para el
tratamiento de los trastornos psicológicos fueron los psicólogos Albert Ellis y Aaron Beck.
El primero llamó a su modelo de aplicación terapéutica “Terapia Racional Emotiva
Conductual” (TREC) y el segundo llamó a su método de terapia “Terapia Cognitiva”.
Es importante destacar que existen diferentes modelos de terapia cognitiva, y éstos son
dos de las más conocidas debido a su gran utilidad práctica. Las terapia cognitivas no son
“técnicas”, sino ciencia aplicada, por lo que suelen constar de un método más o menos
definido para lograr unos objetivos según su enfoque teórico de partida.
La idea principal de la Terapia Cognitiva es que las personas sufren por la interpretación
que realizan de los sucesos y no por éstos en sí mismos. Por tanto, Aaron Beck,
interesado por el tratamiento de la depresión, desarrolló un modelo para el tratamiento
de esta patología que posteriormente extendió a otros trastornos.
El modelo de Beck, y también el de Ellis, son una parte importante de las estrategias que
se emplean dentro de la terapia cognitivo-conductual pues, a través de la
reestructuración cognitiva, un individuo es capaz de modificar el modo de interpretación y
valoración subjetiva de los hechos y de las situaciones que vive, y de esta manera se
estimula a éste para que altere los esquemas de pensamiento desordenados y se vea a sí
mismo y al mundo de forma más realista y adaptativa.
El modelo propuesto por Beck afirma que ante una situación, los individuos no
responden automáticamente, sino que antes de emitir una respuesta emocional o
conductual perciben, clasifican, interpretan, evalúan y asignan significado al estímulo en
función de sus supuestos previos o esquemas cognitivos (también llamados creencias
nucleares).
Para Beck, “los esquemas son patrones cognitivos estables que constituyen la base de la
regularidad de las interpretaciones de la realidad. Las personas utilizan sus esquemas para
localizar, codificar, diferenciar y atribuir significaciones a los datos del mundo”. En otras
palabras, los esquemas son construcciones mentales subjetivas, más o menos estables,
que actúan como filtros a la hora de percibir el mundo por parte del individuo.
Las creencias
Las creencias son los contenidos de los esquemas, y son el resultado directo de la relación
entre la realidad y éstos. Son todo aquello en lo que uno cree, son como mapas internos
que nos permiten dar sentido al mundo, se construyen y generalizan a través de la
experiencia.
Los productos cognitivos hacen referencia a los pensamientos e imágenes que resultan de
la interacción de la información proporcionada por situación, los esquemas y creencias y
de los procesos cognitivos. Los contenidos de los productos cognitivos suelen ser más
fácilmente accesibles a la conciencia que los esquemas y los procesos cognitivos.
Las personas que sufren depresión se vuelven vulnerables ante ciertas situaciones, y es
importante entender que en esta teoría no se plantea que las cogniciones sean la causa de
la depresión o de otro trastorno emocional, lo que realmente se postula es la primacía de
los síntomas: la activación de esquemas negativos y las distorsiones cognitivas
consiguientes, serían el primer eslabón de la cadena de síntomas depresivos.
Cuando una persona se enfrenta a una determinada situación, el esquema es la base para
transformar los datos en cogniciones. Puesto que los esquemas que se activan en una
determinada situación van a determinar el cómo responde esa persona, en las personas
que padecen un trastorno depresivo se activarán esquemas inadecuados.
El esquema característico que sufren las personas deprimidas, y que Beck denomina la
triada depresiva, consiste en una visión negativa de:
Distorsiones cognitivas
Los esquemas negativos activados en los individuos depresivos les llevan a cometer una
serie de errores en el procesamiento de la información que facilitan los sesgos y
permiten al depresivo mantener la validez de sus creencias. Beck enumeró una serie de
distorsiones cognitivas, son las siguientes:
Pensamientos automáticos
Por tanto, al activarse estos esquemas característicos de las personas depresivas, los
productos cognitivos serán desadaptativos y negativos.
Los pensamientos automáticos son los diálogos internos, pensamientos o imágenes que
aparecen ante una situación determinada, y los pacientes suelen considerarlos
afirmaciones verdaderas no distorsionadas. Éstos muestran una serie de características y
son las siguientes: