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En el Jardín del Edén.

Fernanda José Castellanos Pinel.

El diario de Adán y Eva, nos expresa detalladamente lo que ocurrió después de la creación, todo lo

maravilloso y asombroso que creó nuestro Dios. Tanto Adán como Eva su misión u objetivo por instinto

propio fue nombrar cada una de las especies de animales y plantas que se encontraban en el paraíso.

Así como también hacer descubrimientos e investigaciones día con día. Pero todo eso era por

intuición, porque antes de que se dieran cuenta ya sabían el nombre de cada cosa, especie, etc. Porque

somos seres curiosos por naturaleza, queremos explorar y aventurarnos a lo desconocido. Al inicio

cuando ambos seres se dieron cuenta de su existencia, no congeniaban a primera impresión, pues no

sabían cómo actuar o cómo comportarse frente a su misma especie, tuvieron muchas diferencias, sus

ideas y opiniones no eran las mismas, desde ese momento, desde el origen de todo, podemos ver, que

todos somos diferentes, todos tenemos una opinión propia, nadie piensa de la misma manera; pero de

igual forma tenemos que respetar la opinión de los demás, pues es de vital importancia para poder vivir

en sociedad.

Con el paso de los años se dieron cuenta que tratando de entenderse el uno al otro pueden crear lazos
muy fuertes, surgieron sentimientos grandes y fuertes entre ellos; Eva explica que lo ama, no por su
físico, su inteligencia o cualquier aspecto, sino por algo más fuerte, porque le nace hacerlo, por
naturaleza. De la misma forma Adán comparte ese mismo sentimiento y expresa: “Dondequiera que ella
estaba, allí era el Edén”. 1

Twain, M. (1893-1905). Diarios de Adán y Eva. p.30.

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