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Reseña Histórica

Ignacio Pirovano
Prof. Dr. Donato DePalma

Nació en Buenos Aires el 23 do Gonzales Garaño, Parides


de agosto de 1844. Hijo de Aqui- Pietranera y Pedro Florencio
les Pirovano, italiano, de profe- Roberts. Los cinco triunfaron,
sión platero y de Catalina Ayeno, excepción de Pietranera que ca-
argentina. En sus venas se fusio- yó víctima de la fiebre amarilla
naron sangre austríaca, por el antes de graduarse. Durante los
lado materno, y corsa, la de su seis años que duraron sus estu-
padre, un médico que actuó con dios, Pirovano aprobó los exá-
Napoleon Bonaparte en la cam- menes con “Sobresaliente por
paña de Rusia. Unanimidad”, culminando su
Cursó sus estudios secunda- carrera con el trabajo “Hernio-
rios en el Colegio Central (hoy tomía” que se publicó en 1872.
Colegio Nacional de Buenos Como sostienen Ivanissevich
Aires), donde tuvo como preceptor a Ama- y D’Onofrio, la Tesis debería llamarse “La
deo Jacques, el inolvidable maestro de la herniotomía en la hernia estragulada”, ya que
generacion del 80’. Previo ingreso en Me- en sus proposiciones se denuncian las viejas
dicina, estudió Farmacia, capítulo descri- rutinas conservadoras y se preconiza el tra-
to por Eduardo Wilde, en su libro Páginas tamiento quirúrgico inmediato. Aquella noví-
Escogidas. Su paso por aquellas aulas se sima concepción que en nuestros días resulta
registra en 1865 y la obtención de su certi- indiscutible frente al diagnóstico de hernia
ficado le permitirá más tarde, acceder a la irreductible, por aquel entonces era contro-
carrera médica. vertida, y no pocas veces rechazada.
El 21 de julio de 1866, Juan José de Mon- La originalidad de la presentación moti-
tes de Oca, Presidente de la Facultad, le con- vo efusivas felicitaciones y permitió dar un
cede el diploma de Licenciado en Farmacia, paso importante en la evolución del pesnsa-
cuyo original se conserva en la Asistencia Pú- miento médico-quirurgico ochocentista. Se
blica de la localidad de Pirovano. afianzaban asi los conocimientos anatómi-
Las prácticas sobre “El Arte del Boticario” cos y se impulsaba una cuidadosa técnica
las realizó en la Farmacia Cóndor de Oro, de operatoria para resolver esta frecuente pa-
Luis Soares ubicada en Corrientes y Maipú tología inguinal.
(antigua calle de Los Mendocinos). La botica Razones coyunturales acaecidas en 1872
elegida por Pirovano era de las reconocidas, ofrecen al eximio disector del viejo “Hospital
y su fama aglutinó una dispensiosa selecta General de Hombres” (ex hospital “Betlemí-
clientela. En su trastienda enmarcada por es- tico” o de la “Residencia”) la oportunidad de
tanterías colmadas de potes, frascos esme- trasladarse a Europa. Su periplo se extende-
rilados, morteros y probetas, el joven Ignacio rá a París, Inglaterra, Alemania e Italia. Fue
a modo de viejo alquimista, sopesaba cuida- en realidad la escuela francesa la que le per-
dosamente los “simples” que las recetas ma- mitió abrevar en las fuentes del Positivismo,
gistrales combinaban en forma de unturas, nutriéndole generosamente con los más re-
brebajes, pociónes, pomadas, jarabes, car- cientes conocimentos.
minativos y mixturas. Alentado por las experiencias de Pasteur
Al igual que hasta hace pocos años, en la en el cosmos de los gérmenes, en la Sorbona
trastienda se reunian los vecinos más cons- (Sede de la Universidad de Paris) compren-
picuos y comentaban los sucesos más tras- dió la importancia de la antisepsia y se hizo
cendentes, que de cuando en vez, sacudían francamente “Listeriano”. Imbuido del saber
la serenidad de la incipiente ciudad. científico parisino, Pirovano reinicia los tra-
En la Facultad de Medicina, Pirovano tuvo bajo anatómicos comenzados en el lóbrego
como compañeros del primer curso a Diego anfiteatro del Hospital de Hombres de Bue-
Perez (oriental), a Sidney Tamayo, Leonar- nos Aires, hasta inventa una jeringa o “apara-

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to de inyectar” para hacer más evidentes las muerte. No eran raras las estadísticas que
venas y las arterias de sus preparaciones y certificaran el 25% de mortalidad por septi-
mostraciones. Una de la piezas que llegó has- copiohemias.
ta nuestros días, cuidadosamente custodiada No resultara ocioso señalar que durante
por sus descendientes, constituye el testimo- su permanencia en el “Viejo Mundo”, Piro-
nio más fehaciente de la prolija tarea realiza- vano había incursionado en el apasionante
da por nuestro compatriota.Trátase de una campo de la Anatomía Patológica –materia
mano con manchas de vitíligo obtenida en muerta que enseña a los vivos– desplegan-
el “Hospital de la Caridad” que fue inyectada do para con aquella rama de la medicina, una
con una solución al 45% de cloruro de zinc, inusual solicitud, a tal punto que en marzo de
con el propósito de fijarla y mantenerla inco- 1876, de acuerdo con los nuevos cursos im-
rruptible sin que se modificaran las lesiones plantados por la reforma, dictará temas de
dérmicas. Le ayudó en aquella experiencia Histología Normal los lunes, miércoles y vier-
su compañero de claustro Florencio Roberts. nes de Anatomía Patológica, los martes, jue-
Durante su viaje de estudios, Pirovano ves y sábados, en el horario de 9 a 10 horas.
participó de las secciones operatorias que Histología se extendia al primero, segundo y
Jules Pean profesaba en el Hospital “Saint tercer año y Patología se hayaba inserta en
Louis” y en la “Clínica Levallois Perret” ins- el cuarto curso.
talada en los suburbios de París. Alli conoció Samuel Gache, en su emotiva oración fú-
las pinzas hemostáticas, que universalmen- nebre publicada en “La Nación”, lo recuerda a
te son reconocidas con el nombre de Pean. Pirovano dictando Histología, siempre de pie,
Citado por el urólogo Reliquet, Pirova- reforzando los conceptos vertidos con dibujos
no ayudó o presenció distintas intervencio- magistrales dibujados sobre el pizarrón, arte
nes realizadas por el insigne especialista. De en que era diestro y que evidenciaba su de-
aquél aprendió todos los secretos de la lito- licado sentido artístico, heredado por su hijo
tricia. Más tarde en Inglaterra se compenetró y por su nieto.
de la técnica de William Ferguson, eminente El aula y el laboratorio de la Facultad se
cirujano del “Kings College” de Londres, sitial hallaban en el antiguo predio de la calle “Del
quirúrgico donde comenzaría con diversos Comercio” (hoy Humberto Iª 53), frente a la
abordajes laparotómicos, “la conquista del vieja iglesia de San Pedro Gonzales Telmo y
abdomen”. Pasó luego a las Clínicas alema- del Hospital Gral. de Hombres, y allí nuestro
nas donde los avances de la cirugía exalta- meritorio cirujano, trabajó sin reservas en la
ban socialmente las figuras preeminentes del ingente obra que se había propuesto: cono-
estamento médico y les permitía alcanzar un cer la estructura de los tejidos normales pa-
prestigio casi mítico entre las clases popula- ra comprender el desarrollo de los procesos
res. Allí existía y se cultivaba una cirugía de mórbidos.
esplendor y un excelente campo para la ci- Las técnicas histológicas empleadas por
rugía de urgencia y la exerética; no ya como Pirovano, comprendían: fijación de los teji-
aventura sino como técnica metodológica y dos con ácido pícrico, iclusión con solución
como fuente de investigación. de goma y alcohol y cortes con navaja. Las
Posteriormente visitó Florencia, donde coloraciones las realizaba con ácido pícrico,
también se preconizaba una cirugía innova- picrocarmin amoniacal, ácido ósmico, nitrato
dora y allí culminó su viaje de estudios . de plata y licor de Fehling para la investiga-
Con su bagaje atiborrado de nuevas ción de glucosa. El material recibido procedía
ideas, Pirovano regresó al país en 1875 con de diversos orígenes, pero fundamentalmente
el íntimo deseo de elevar aquel horizonte qui- llegaba del Hospital de Hombres del Hospital
rúrgico condenado a una desaprensiva inmo- de Mujeres y del Hospital de Niños.
vilidad. Lo alienta su juvenil entusiasmo y su Como observará el lector, esta faceta no
fogosa vocación científica, mientras se con- tan conocida de la formación de Pirovano,
tinúa operando en ropas de calle. Solo él im- justifica que se le considere el precursor de
pondrá la blusa con mangas acortadas. los estudios de Anatomía Patológica, asigna-
Se insistía en el empleo de la esponja im- tura de la que sería luego el fundador y pro-
pregnada con pus de diversos pacientes, aún pulsor Telémaco Susini. Recordamos que en
para curar las heridas limpias, y se extendia el solar de aquella facultad de Medicina se
la vergonzante “podredumbre” de hospital levanta hoy la escuela Guillermo Rawson y
señoreando con sus heraldos de dolor y de que de aquel retazo de la “gran aldea” solo

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Donato de Palma

quedan como testimonio insobornable, dos tual camisolín) y no con ropa de calle, la clá-
magnolias seculares. sica levita.
Habíamos comentado en un párrafo ante- La estela luminosa de su trayectoria, con-
rior que Pirovano, impresionado por la rigu- duciría a Pirovano a ocupar la Cátedra de
rosidad de los métodos preventivos se había Clinica Quirúrgica del Hospital de Clínicas,
declarado “Listeriano”. En efecto, el método nombramiento que fuera refrendado el 12 de
de Lister consistía en emplear generosamen- enero de 1883 por el Gral. Roca.
te los antisépticos: ácido carbólico o fénico. Su paso por la Cirugía Infantil lo verifica-
En estas soluciones se sumergían las com- mos en los anales del “Segundo Hospital de
presas, los campos quirúrgicos, las esponjas Niños”, su ubicación: Arenales 394, del anti-
y el instrumental, y se cubría la zona opera- guo Catastro Municipal, entre Paraná y Uru-
toria con la misma solución. Igual atención guay (el primero se hallaba en el ángulo sud
se prestaba a las manos del operador y sus oeste de las Calles Victoria, Hoy H. Irigoyen
ayudantes, rociándose con un pulverizador la y Virrey LIniers). El 20 de marzo de 1878 la
sala de operaciones, o el improvisado ámbi- Sociedad de Beneficiencia de Buenos Aires
to quirúrgico, donde debía llevarse a cabo la acuerda conferirle la responsabilidad de asis-
intervención; no olvidemos que muchas inter- tir a los pequeños pacientes quirúrgicos y le
venciones quirúrgicas se realizaban en casas envía el testimonio que figura más abajo.
particulares.
Finalizado el acto operatorio se cubría la ¿Cómo era el segundo hospital?
incisión con apósitos herméticos, con el pro- El edificio que perteneciera a un conoci-
pósito de evitar la contaminación ambiental. do ingeniero, fue sometido a reformas para
Pirovano hizo un credo de aquella siste- adaptarlo a su nuevo destino. Comenzó a fun-
matización y se transformo en su tenaz defen- cionar con una marcada demanda asistencial,
sor. De allí que el 18 de junio de 1877 en la ignaugurando nuevos servicios. El de Cirugia,
Asociación Médica Bonaerense, que presidia constaba de dos salas con internación, sepa-
el Dr. Montes de Oca, solicitó apoyo para im- radas por un pasillo central; la de la izquierda
poner el procedimiento antiséptico de Lister. destinada a varones, la de la derecha a niñas.
Cronológicamente le corresponderá a Pi- Ambas convergían en una tercera que alber-
rovano el mérito de iniciar una nueva etapa gaba el quirófano.
de la cirugía argentina. Más tarde, Alejandro Los pabellones de Cirugía estaban unidos
Castro, su discípulo preferido, iniciará sus por un pasillo que conducía a un patio rodea-
experiencias en el Clínicas (Antiguo Hospi- do de habitaciones ocupadas por las Her-
tal Buenos Aires), y Juan B. Justo en 1889 manas de Caridad, la Botica y las salitas de
acuñará definitivamente la profilaxis de las aislamiento. Dos pequeños ambientes desti-
infecciones. nados a enfermos de difteria se abrían a un
Reafirmemos que Pirovano fue el primero nuevo patio y finalmente en el fondo se en-
en dar a conocer el empleo de las pinzas de contraba el lavadero, las calderas para hervir
Pean en la ovariotomías y el primer cirujano la ropa y un espacio libre de 15 por 30 m para
porteño que operó en blusa (remedo del ac- pacientes convalescientes.

SOCIEDAD DE BENEFICENCIA DE BUENOS AIRES

Buenos Aires marzo 20 de 1878


Al Sr. Dr. Don Ignacio Pirovano,
Conociendo la Sociedad de Beneficiencia, por intermedio del Dr. Ricardo Gutíerrez, los buenos deseos con
que Ud. se encuentra para desempeñar el delicado cargo de CIRUJANO DEL HOSPITAL DE NIÑOS, ella
agradeciendo sus ofrecimientos los acepta ha acordado nombrar a Ud. CIRUJANO del establecimiento
mencionado.
Este motivo me ofrece la ocasion de saludar a Ud con la consideración más distinguida,

Petrona V. de Cordero Adela B. de Peña


Presidenta Secretaria

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Refiere el Dr. Vogliano en los anteceden- nísticas. Su actuación se prolongo más allá
tes históricos del aquel hospital que: veinte de sus fuerzas.
años permaneció el Nosocomio en Arenales Alberto Costa, practicante graduado en
probablemente sus dos más fructíferas dé- 1878, al documentar la memoria elevada, en
cadas. Elocuentes estadísticas demostraban 1877 recuerda “ (...) Volvemos a repetirlo, si
su competencia para asistir un número cada nos fuera posible publicar detalladamente la
vez mayor de enfermos, con una idoneidad estadística de las operaciones practicadas
que no le iba en zaga a la cantidad de trabajo por el Dr. Pirovano, podríamos probar que es
que exibia (en 1884, por ejemplo,se hicieron la más benigna entre las de todas los Hospi-
625 operaciones, entre ellas 9 amputacio- tales de la Ciudad (...)”.
nes, 16 labios leporinos, cálculos vesicales, Se deduce de lo expuesto en esta resen-
nomas, etc.). ción, y en ellos están acordes biógrafos e
Durante ese período, descollaron en los historiadores, que Ignacio Pirovano debe con-
medios quirúrgicos –entre otros, los docto- siderarse el paradigma de la Círugia Infantil
res: José María Jorge, Adalberto Ramauge, Nacional y le correspondió al viejo Hospital de
Juan Pujol, Alejandro Castro, Fernando Pe- Niños el mérito de haber sido su cuna.
rez y Juan Torrent. Todos ellos trabajaron en Aquel espíritu privilegiado abstraido por la
un ámbito modesto, humilde, pero con incon- contemplación de la naturaleza y el sufrimien-
tenible vocación hipocrática y bajo la sombra to de tantos niños fue lentamente asediado
tutelar de Ricardo Gutierrez. por el drama de su propia enfermedad.
Pirovano inicia y desarrolla la cirugía in- Un buen día, apunta el Dr. Daniel Cran-
fantil en la Argentina con ajustada relevancia well, supimos que había llamado a su discí-
científica. Funda la cirugía plástica y repara- pulo Alejandro Castro para que le extirpara un
dora, presentando la más larga serie de ope- ganglio del cuello. Él mismo practicó el estu-
rados de labio leporino. Por entonces, afirma dio microscópico de la pieza, y no obstante
Vaccarezza, las intervenciones sobre defor- la opinión optimista de Castro, pronunció el
maciones eran conocidas como “cirugía de fallo irrevocable. Se trataba según él del mal
ornato”. terrible que no perdona, contra el cual había
Dentro de su dilatada casuística figuran luchado toda su vida de cirujano y con muy
35 operaciones de labio leporino, efectuadas pobres resultados. Desde ese momento con-
en el curso de 5 años, sin mortalidad.Uno de sideró su situación con el más sereno estoi-
los pequeños operados, sometidos al cloro- cismo y se retiró por completo buscando en
formo, solo contaba con 24 hs de vida y se la soledad y la meditación el reposo de su al-
salvó. Afirmó las modernas concepciones de ma atormentada.
la ortopedia infantil, tratando racionalmente y Se refugió en su hermosa residencia del
con inefable valos humano a los niños ataca- Tigre; salía solitario en su lancha para visitar
dos de tuberculosis osteoarticular. las plantaciones de la isla sobre el Caraguata,
Fue Ignacio Pirovano el introductor en o recorría como en sus mejores tiempos las
nuestro medio de la extensión continua para aguas turbias y tranquilas de los arroyos del
reducir suave y progresivamente las posicio- Delta, bajo la sombra de los soberbios álamos
nes –en “flexión”– de los miembros inferio- y entre las ramas colgantes de los sauces,
res y su inmovilización posterior con vendaje aspirando con la más profunda melancolía
escayolado. Sugirió el empleo de aparato de el aroma de los jazmines, las olorosas gar-
descarga para permitir la deambulación de denias y madreselvas. Esperó su ultimo dia
los niños con coxalgia, e introdujo, mientras como un discípulo de Epicteto, es posible
aun permanecía en Europa, un microscopio, que repitiera las palabras del filosofo estoico:
tal vez un “Nachet”, para aplicarlo a estudios “Cuando la hora venga moriré, pero moriré
histopatológicos. como debe morir un hombre que no hace sin
“No será el primer microscopio llegado a devolver lo que se le ha prestado”.
Buenos Aires. Cleto Aguirre, ya lo utilizaba Conversó siempre de su enfermedad co-
en Oftalmología y la Facultad, ya había com- mo si se tratara de otra persona, procuró con-
prado otro, pero destinado al aula de Botáni- solar y tranquilizar a su familia y se murió con
ca mediante una donacio realizada por el Sr. la serenidad del justo en el eterno y misterio-
de la Serna.” so sueño de la muerte.
Desempeñó su apostolado con idoneidad La impresión que produjo la partida del
y volcó en él su más preclaras dotes huma- gran cirujano fue extraordinaria. Según las

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crónicas de la época, el teatro de la Ópera, dos de la naturaleza que destruye en un ins-


en plena temporada quedó desierto porque tante a un médico como Pirovano, con todo
la sociedad de Buenos Aires adhirió al duelo, su caudal de arte y conocimiento. Exalta su
concurriendo como último homenaje a velar bondad y delicadeza, la ausencia de vanidad
los venerados despojos. y tentaciones: ¡“Pobre Pirovano! –dice– todo
Delfina Mitre de Drago evoca de inmediato sabía, menos gozar de sus ventajas.”
al gran cirujano en una delicada página llena Al día siguiente de su muerte, sus discípu-
de emoción y ternura: “Sencillo hasta rayar los y amigos quisieron perpetuar su memo-
en lo campechano, sabio con alma de artista. ria haciendo erigir un gran monumento en el
Amaba el dibujo, la pintura, la escultura, los centro del Hospital de Clínicas, precisamente
pájaros y el campo.” en el sitio donde pasaba todos los días para
Carlos Pellegrini, su compañero y ami- concurrir a su servicio.
go de toda la vida publica entre sollozos una En la localidad de Pirovano, centro de sus
sentida oración fúnebre, haciendo resaltar las grandes actividades agrícolas, se levanta un
hermosas cualidades que adornaban al ciru- artístico monumento, obra del escultor Drivier,
jano, al artista y al hombre: “Sentimos que al- discípulo de Rodin. El busto de Pirovano, en
go nos falta –decia– algo como el centinela bronce y de corte clásico corona una colum-
armado que velaba por nuestra vida contra na blanca.
el ataque de enemigos invisibles. Pero había Una localidad de la provincia de Buenos
en él algo más grande que su ciencia, y era Aires y un Hospital en la Capital de la Nación
la inagotable bondad de su alma. En el trato se conocen por su nombre, y la tradición se-
íntimo, este atleta tenía ternura de niño”. guirá recodando al maestro máximo de la Ci-
Eduardo Wilde, su compañero de los me- rugía Argentina en el ultimo cuarto del siglo
jores tiempos abandona por un momento su XIX, que como dijo Pellegrini, “fue grande, no-
cinismo cruel, la sarcástica ironía, el alegre y ble, sabio y bueno”.
fino humorismo, para protestar de los absur-

“El pasado no pasó. Algo de él siempre perdura.


Es aviso del presente y advertencia del porvenir.”
Cervantes

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