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INTRODUCCIÓN
Las mitocondrias son orgánulos citoplásmicos cuya principal función es generar trifosfato de
adenosina (ATP, adenosine triphosphate) por el proceso de fosforilación oxidativa en condiciones
aerobias. El proceso es mediado por los complejos enzimáticos multiproteínicos I a V de la cadena
de transporte de electrones (ETC, electron transport chain) respiratoria y por los dos portadores
de electrones, la coenzima Q (CoQ) y el citocromo c. Otros procesos celulares a los que las
mitocondrias hacen una contribución fundamental son la apoptosis (muerte celular programada),
así como otras funciones específicas de tipo celular (cuadro 85e-1). La eficacia de la ETC
mitocondrial en la producción de ATP es un determinante fundamental del equilibrio energético y
de la termogénesis corporales globales. Además, las mitocondrias sirven como la fuente
predominante para la generación de especies de oxígeno reactivo (ROS, reactive oxygen species),
cuya tasa de producción también se relaciona con el acoplamiento de la producción de ATP al
consumo de oxígeno. Dada la centralidad de la fosforilación oxidativa a las actividades normales
de casi todas las células, no es sorprendente que la disfunción mitocondrial pueda afectar a casi
cualquier sistema orgánico (fig. 85e-1). Por tanto, médicos de muchas especialidades pueden
tener bajo su cuidado pacientes con enfermedades mitocondriales y es indispensable que
conozcan su existencia y sus características.
Control genético doble y manifestaciones de múltiples órganos de las enfermedades
mitocondriales. (Con autorización de DR Johns: Mitochondrial DNA and disease. Mitochondrial
DNA and disease. N Engl J Med 333:638, 1995.)
Con respecto a la transcripción, la iniciación puede tener lugar en ambas cadenas y continúa con la
producción de un RNA precursor policistrónico sin intrones que es procesado luego para originar
los 13 mRNA individuales y 24 productos individuales de tRNA y rRNA. Los 37 genes mtDNA
comprenden completamente 93% de los 16 569 nucleótidos del mtDNA en lo que se conoce como
región codificante. La región de control consta de casi 1.1 kilobases (kb) de DNA no codificante,
que se cree tiene una participación fundamental en la iniciación de la replicación y de la
transcripción.
A diferencia de la recombinación de pares homólogos que tiene lugar en el núcleo, las moléculas
de mtDNA no sufren recombinación, de manera que los episodios mutacionales representan la
única posibilidad de diversificación genética del mtDNA. Además, con raras excepciones, sólo el
DNA materno se transmite a la descendencia. El ovocito fertilizado degrada el mtDNA aportado
por el espermatozoide mediante un proceso complejo en el que participa el sistema proteasoma
ubicuitina. Por tanto, mientras las madres transmiten su mtDNA a hijos e hijas, sólo estas últimas
pueden transmitir el mtDNA heredado a generaciones futuras. Como consecuencia, la variación de
la secuencia del mtDNA y los rasgos fenotípicos y las enfermedades vinculadas son heredados de
manera exclusiva por línea materna.