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LA GENERACIÓN DEL 27

En el primer tercio del s XX, tiene lugar la Edad de Plata de las letras españolas, en la que se
escriben obras de extraordinaria calidad. Las vanguardias renuevan la lírica durante el periodo de
entreguerras, culminando a mediados de los años 20, cuando comienzan a destacar los poetas de la
Generación del 27, un grupo de escritores nacidos en torno a 1900, que mantuvieron una fuerte
relación personal y literaria con gustos e inquietudes comunes. En 1927, realizaron un homenaje a
Góngora por el centenario de su fallecimiento, revalorizando su obra. Presentan unas características y
una evolución comunes, aunque cada uno desarrollará un estilo independiente. Los más destacados
son: Salinas, Lorca, Vicente Alexandre, Cernuda, Alberti y Dámaso Alonso. Además de Miguel
Hernández, (epígono del 27) o de disciplinas diferentes a la literatura (Falla o Dalí).
La poesía presenta ciertos rasgos característicos. Combina lo tradicional y clásico con lo renovador y
moderno. Destaca lo intelectual y sentimental, su poesía se encuentra en la pureza estética y la
autenticidad humana y reformaron la lírica con dos elementos: la metáfora y la métrica, de verso
libre y combinación de estrofas tradicionales con un lenguaje moderno. Rescatan la tradición popular
de los cancioneros medievales y renacentistas y van a tener como modelos a Juan Ramón Jiménez o
Ortega y Gasset sobre el arte deshumanizado.
La evolución general del grupo se estructura en tres fases:
1º etapa (1918-1929). En la que se impone la poesía pura y la tendencia vanguardista, con versos
cortos y coloquiales, diferenciando tres tendencias. La poesía vanguardista que toma lo novedoso,
el juego ingenioso y el tono humorístico como Manual de espumas, de G. Diego; Cal y canto de R.
Alberti, donde habla de la mitología; la poesía pura como Cántico, de J. Guillén) o Perfil del aire,
de Cernuda; y la poesía neopopular como Marinero en tierra, de Alberti, en la que trata el tema del
mar, símbolo de paraíso perdido; Romancero gitano, de Lorca, en la que se fusiona lo tradicional y
lo moderno, en la que se exalta a este pueblo marginado con una Andalucía mágica..
2º etapa (1929-1939): de madurez, lírica humanizada influida por el surrealismo. Expresa la
angustia, los problemas sociales, la rebeldía y el deseo de liberación. Se desarrolla una poesía social
de expresión directa. El interés por lo humano se manifiesta en el cultivo de una poesía surrealista La
destrucción o el amor, de Aleixandre; Sobre los ángeles, de Alberti, donde expresa la angustia; Los
placeres prohibidos, de Cernuda; Poeta en Nueva York, de Lorca; de una poesía neorromántica La
voz a ti debida, de Salinas o Donde habite el olvido, de Cernuda, destacando la soledad y la nostalgia
y una poesía social y política como El poeta en la calle, de Alberti.
3º etapa: 3a etapa (a partir de 1939). Al acabar la Guerra Civil, el grupo se dispersa: la mayoría se
marcha al exilio y solo permanecen en España G. Diego, D. Alonso y Aleixandre. Se refleja la
angustia existencial y preocupaciones éticas y sociales. Encontramos aquí la poesía clasicista de G.
Diego Alondra de verdad, que será un referente de la poesía arraigada de la posguerra, y la poesía
desarraigada del resto de los poetas Entre el clavel y la espada, de Alberti; Sombra del paraíso, de
Aleixandre o Hijos de la ira de Dámaso Alonso en la que se refleja el mundo como caos y la poesía
es la ordenación.
EL TEATRO ANTERIOR A 1939
Durante el primer tercio del s.XX, el teatro experimenta una renovación formal y temática, similar a
la que se produce en otros géneros; sin embargo, la fuerte dependencia económica y las concesiones
constantes a los gustos del público influyeron negativamente en la consolidación de estas reformas.
En el teatro se distinguen dos tendencias: el teatro que triunfa y el teatro innovador. Al primero
pertenece la comedia benaventina, el drama histórico, el teatro costumbrista y el teatro poético y al
segundo, el teatro de la Generación del 98, el teatro vanguardista de los autores de la Generación del
27 y el teatro de Valle-Inclán y de Lorca.
La comedia burguesa de Benavente son piezas bien construidas, desarrolladas en espacios
atemporales y con personajes y diálogos bien definidos. La figura central del teatro cómico es
Arniches, es característico la búsqueda del humor deformando vocablos y expresiones. En esta
misma línea se sitúan las obras de los hermanos Álvarez Quintero. El último autor destacado de este
teatro comercial es Muñoz Seca, creador del astracán. En el drama histórico sobresalen Marquina y
Francisco Villaespesa. Los hermanos Machado son los impulsores del teatro poético.
A este teatro aplaudido por el público, se oponen las obras de la Generación del 98: Unamuno, Azorín, la
vanguardista de Ramón Gómez de la Serna y la de la Generación del 27 como Alberti o Salinas. Pero sin
duda, la gran renovación de dicho teatro se produce gracias a la acción de Lorca y Valle-Inclán.
La producción dramática de Valle se clasifica en ciclo mítico, farsas y el esperpento definido como la
deformación de la realidad a través de la muñequización y la animalización de los personajes quienes son
vistos de forma similar al efecto que producen los espejos cóncavos del callejón del gato. Con Luces de
Bohemia Valle denuncia la sociedad del momento, en la obra; “se ofrece una visión desgarrada de España”,
país al que considera una deformación grotesca de la civilización europea. Lorca no solo fue importante por su
producción dramática sino también por su labor en la compañía teatral La Barraca, con la que acercó el teatro
al pueblo durante la Segunda República. En su teatro destaca, el enfrentamiento entre el deseo y la realidad y
entre la libertad y la autoridad; la frustración amorosa, el erotismo y la evasión como forma de evasión y
muerte.
Sus obras dramáticas se clasifican en cuatro grupos: primeros dramas, farsas para guiñol y farsas para
personas, criptogramas y los gramas en los que se incluye, la trilogía dramática de la tierra española: Yerma,
Bodas de Sangre y la Case de Bernarda Alba.

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