Conclusión

Cualquier servicio exterior que pretenda ser competitivo en el mundo globalizado,

debe contar con una diplomacia convenientemente adaptada, que conozca tanto la
negociación de las reglas de la competencia, como los acuerdos que deben
respetarse en el comercio mundial o las condiciones del desarrollo económico. Son
estos terrenos en donde la diplomacia económica es especialmente relevante

Consideramos que las debilidades, más que nada, que presenta el Estado
dominicano, en cuanto a su institucionalidad y, por lo tanto, de las que adolecen la
mayor parte de los Ministerios de Estado y demás instituciones, han perjudicado de
manera muy especial al Ministerio de Relaciones Exteriores y al servicio exterior.

Como consecuencia de lo anterior, no se ha logrado el desarrollo de un personal de

carrera, como sujetos especializados que demanda una institución como ésta, que
no debe estar mucho menos que cualquier otra sujeta a los vaivenes de los cambios
políticos gubernamentales, por la simple razón de que la política exterior es
patrimonio del Estado y no del o los gobiernos de turno.

A propósito de los nuevos mercados financieros, flexibles y volátiles, a la innovación

tecnológica y a la sociedad de la información, la diplomacia de hoy ha tenido ahora
que adaptarse a esos elementos en la nueva economía.

En virtud del crecimiento de la población y del incremento de la demanda de bienes

y servicios se hace imperativo elevar los ingresos del Estado creando riquezas y el
mejor método para esto son las exportaciones

El sector exterior debe constituir uno de los pilares del nuevo modelo de crecimiento
dominicano. Se debe redoblar la coordinación de todos los agentes, públicos y
privados, que realizan actividades de promoción de la internacionalización. Pero
sobre todo, el esfuerzo mayor debe ser implementado en nuestra diplomacia
económica, haciendo énfasis en el diseño de la política exterior en los países del
MENA

Por esta razón, es imprescindible revisar el concepto tradicional del Servicio

Exterior. Nuestro país tiene que elaborar una política exterior en torno a unos
intereses comunes claros y con un amplio consenso sobre la mejor forma de
defenderlos, entendiendo que todo Gobierno tiene la obligación de garantizar la
seguridad y la tranquilidad de sus ciudadanos y de protegerlos en todo momento en
la búsqueda individual de su bienestar, cosas estas que se logran mucho más fácil y
de mejor manera creando riquezas con las exportaciones.