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aceptacion de la medicacic Por ultimo dirian “Trabajo presentado en el 3er. Es “Campo Freudiano la vatiedad de Ia Prictica: del tipo 1998, p. 275 J, Lacan: Acerca de Ia causalidad psi ventro Americana y XV Encuent clinico al caso nico ca ica en Escritos 1, Siglo un maxco cn el cual parecen eo sud hiciera en su prélogo a los 10 Ber el encuentro con un ra ala demanda que se di ‘que puede considerarse psicoandl Sin embargo h que si bien 2 Veamos algunas. de esas condiciones, Psicoanilisis y Salud Publica, Fn primer lugar no puede desconocerse .ntal y la social!, se maneja con criterios de La definicién de salud de la OMS, «como el estado de completo bienestar fisico, mental y social, y no solamente la ausencia de afec- ciones o enfermedades», impregnada de una ideologia de la felicidad, que supone posible restaurar la armonia entre el sujeto y su ambiente, Por otto lado los parimetros de rendimiento, que intentan ob- jetivarse segtin numero de consultas por dia, tiempo de internacién 0 duracidn del tratamiento, y exigen adecuarse a ctiterios de economia y productividad, desconocen la dimensidn subjetiva, que no se ajusta a tales criterios. eQué lugar le cabe entonces alli al psicoanalista? En Psicoandlisis y Medicina’, Lacan se refiere al cambio produ- cido en la funcién del médico a partir de las exigencias de'la ciencia: «si la salud se vuelve objeto de una organizacién mundial, se tratara de saber en qué medida es productiva. Qué podra oponer el médico a los imperativos que lo convertirin en el empleado de esa empresa universal de la productividad? Il Gnico terreno es esa relacién por la cual es médico: a saber la demanda del enfermo... « Pero ademas Lacan g 1 del psicos nla y agrega «Lo que \ para presentar esa demanda... « -Seri entonces que una de las funciones que le cabe al psieo'] i ion origi-f nalista en las instituciones es la de pteservar algo de la posicion O88 sostiene Miller en Psicoanilisis y Psi 108 Que un psicoanalista en, Ja inseitucion pueda abrir un espacio ala dimension subjetiva, abolida por los permanentes intentos de objetiva- Gon, dando cabida a una demanda de saber, y con ello al deseo, roma entonces todo su ¥alor y legitima su presencia alli, No todo Psicoanilisis. nanan tome : oR espe- ad vo de los i bien esto no es exclusi | hospitales, toma alli rodo su reliew “La suposicién de que todo es abordable por medio del anilisis ha levado algunas veces a los analistas a la infatuacion, a exacerbar los antagonismos y a desconocer el marco institucional y la especificidad s de otras practicas. A mi entender esto ha alentado los mecanismo: que llevan a su expulsién 0, incluso, a su ridiculizacion, La extension del psicoanalisis requiere poder situar sus limites. Un psicoanalista en el hospital debe soportar la coexistencia de discursos y mantener alli su especificidad cuando ésta puede tener lugat. En esto, la posicios de Lacan, siruando permanentemente los conceptos del psicoanalisis en relacion con las coordenadas de la experiencia analitica donde los mismos toman todo su alcance, es esclarecedora. on todo el rigor que ésta requiere y en el que la practica toma todo su valor. En este sentido me parece estéril ubicar el discurso analiticé contra el discurso del amo o el discurso universitario. Son diferentes, responden a otra légica. Nadie iria a operarse con un analista. -ratoria. El discurso tro del dispositive, Pero es necesario deolégica bueno / evitar degradaslos reduciéndolos a una oposiciin idcoldgica bush malo. No se trata, como ocurrié con Ja antipsiquiatria, de cor 109 ‘ es a la institucion que 4 ; ‘ ; eon tt SME ® Poco conducita y que alentaria exclusion de los psicoanalistas. Se trat 418i, de ver hasta que punto, dentro de institu. Clones sostenidas en | 2 logica del discurso del amo y del univetsitario, tan | acko Para que opere el dispositive analtico, que 1 tra ética, la ética del psicoanalisis y que de lugar al desplicgue E '1 subjetividad del que consulta. Fin tanto som discursos diferentes accidn de eral " del discurso analitico en un espacio de enfrentamiento y ataque es posible cre ostenga * necesario precisar cuando y cémo opera cada uno, sin confunditlos ‘on el espacio fisico en que dichos discursos se prodacen. ie 7p tise caxacteiza las demandas hospitalaras, es su enorme _ at variabilidad y el acceso de u way alejada de los na poblacion a vece I 2 — — — | Principios del Psicoanalisis. Hsto obliga al analista, mas que en otras | Sisscfones, a privilegiar el tiempo de entrevistas para clarificar tas de- mandlas y decidir ¢l tipo de intervencién posible en cada caso, ‘Muchas veces sera necesario recurrit a otras intervenciones, como medicaci6n, internacign, interconsulta; o incluso la asistencia social, sin que las r mas extluyan necesariamente un espacio especifico de entrevistas, _ ~~ Elanalista oftece, entonces, a quien consulta la posibilidad de | hablar de su sufrimiento, Su acto esti en juego desde el omento en rs ‘oloca el saber de su lado. Esta oferta -entrevistas preliminares y en algunos casos las ‘in a.un trabajo analitco. Hin estos casos el pedida-de~ ayuda, a partir de la pregunta que vuelve desde cl analista, podra trans-_ formarse e ‘aber y dar paso a la implicacién subjetiva = relacién con aquéllo de lo que el sujeto se queja, Essen cussicunie tendei lagar algtialivio, Por otra parte es frecuente en los hospitales tener que recurrit a intervenciones i drian con: iderarse no espec pueden constituir un _necesario para facilitar la instala. cidn de la transferencia. Recuerdo el caso relataio Por una colega que ttabajaba en un equipo de urgencias, que se encontré en sala de es- Pera con un paciente dormido, desalifado. Al pasar al consultotio, casi ‘in poder hablar, el paciente relaré que se habia ido de su casa, que no tenia donde dormir y que hacia varios dias que no comia, La analiste que recibié ta consulta pe v 66 que en ese momento este hombre no estaba en condiciones de comenzar a hablar, le dijo que él no podia 410 continuar asi y lo orient con una nota Para que tratara de encontrar un lugar donde dormir y comer, dindole una cita para dos dias después, El dia de la cita el paciente concurre, casi irreconocible, diciendo que al itse de alli el dia anterior se habia dado cuenta de que no podia seguir de esa manera, que habia ido a Caritas y que alli estaba viviendo en ese momento, pero que queria hablar de lo que le estaba pasando, nos c: unte Jas ent Sin poner en cuestion la diferencia sustancial, bien conocida por Hosoiros, due existe entre una cura por sugestidn y el psicoanilis ClertOS casos, una cuestiGn tictica puede requeti suempleo, siempre y_ ! cuando la misma no instale al anaista en el lugar del amo, obturando la i posibilidad de un espacio analitico, Seguramente a est6 aludia Freud cuando ea «Nuevos caminos de la terapia psicoanaliticay®, sostenfa que quizis en algunos casos seria necesatio «aunar la terapia animica con un apoyo materials, o « alear el ofo puro del andlisis con el cobre de la sugestion directa...» También Miller Psicoanalisis y sicoterapia se reffere a la parte que fe cabe a la sugestion tn ta realidad de la gperacién analitica (no sélo en los hospi- tales) ¢ interrega «gQué analista puede decir que nunca usé su investidura de gran Otro?s, Menciona ontonces las urgeneias subjitinas, on las que ef analista puede y ra ese poder, psicéticn, oponerse dencia inducida por la entre kactica, estrategia y politica. ¢Sera que el analista en los hospitales produce diferentes aleacio- nes entre el oro y el cobre? Desde otra perspectiva y siempre en relacién con el problema | de las demandas, se.escucha a veces decir que «sino hay demanda de analisis, mejor que el paciente_se_vaya»-Pienso que esta afirmacién transmitida como regla fuera del caso por caso, puede dar lugar a cop- fusiones. Es cierto que sin empuije al trabajo, no puede comenzar un. and »_esto_es algo a producir, Deberiamos ser cautos en este punto, especialmente en los hospitales, y detenernos a pensar qué es- peramos escuchar como demanda de anilisis. Seg PAMeOte NO. 8 lo idido de analizarse a bus- mismo un sujeto que viene con un deseo deci arsed Dus : ae | curso de las entrevistas es frecuente que a la posicis entrevistas preliminares y la posicién del analista durante las mismas. Puede haber entonces un uso engafioso del término demanda de anilisis si no se distingue claramente entre enunciado y enunciacin. Un analista podra escuchar en una demanda, se la formule como de_ Analisis 0 no, el reclamo de un espacio de deseo. ¥ en esto consiste su ‘Sieucha, El sujeto no demanda realizar el trabajo analizante, consiente. uesta al acto del analista en tanto su demanda se instala € 8% io que el analista intente una refor- mulacién de la demanda pero esto no debe confundirse con rechazar al Sujeto. Sin duda, en algunos casos, podra decidirse que no vale la pena continuar, pero estamos ante una cuestidn ética y habr que dar para ello razones precisas. Xmuchas veces la prisa por hacer surgit la implicaci6n subjetiva juede impedir al analista seguir paso a paso las condiciones EES Ruede'impedir al | -guit paso a paso las del caso e impedir u obstaculizar la instalacion de la transferencia. a él como tes Me pregunto si muchas de las «deserciones» que se producen en los hospitales durante las primeras entrevistas, no pueden ser pensadas ala luz de las consideraciones anteriores y en relacién con una deman- da subjetiva que no ha sido escuchada en su especificidad, Y en esto la posicién del analista en relacion con el psicoandlisis, ¢s esencial. Sicl analista toma al psicoandlisis como un ideal,-aplieable _de un modo universal y estandarizado, no podra escuchar el _decir del sujeto, En ese caso no es el deseo del analista el que se pone en juego, sino el intento de sostenetse como analista por la via de la identifica- cidn, En funciéa de lo anteriormente dicho, se ve que la practica hi _Pitalatia daa las entrevistas que podrén convertirse en preliminares, un. lugar privilegiado Ls a.tecibir la demanda, darle cabida, precisarla e intentar crear un esp acio para el deseo teniendo en cuenta la variabilidad de tales demandas-— Pero se plantea a veces €n nuestro medio la idea de que en las 112 of inact Eases entrévistas preliminates y qué el : - plbimteato de iniciacion del tratamiento estaria marcado por el pasaje a | Péivado y Ja inclusion del dinero. Puede'set que en muchos casos sea Bae esto lo que ocurre, pero pienso que 10 habria que confundir condicio— ‘ es empiricas con posibilidades logicas La instalacién de la transferen— cia el con comienzo del trabajo analitico se producen a partir del funcio- : ‘namiento del dispositivo que da ugar a lawpernara del inconsciente y esto ‘Ao depende del pago en dinero, Bl momento.cn que pueda sancio- ‘farse una entrada en anilisis o un pasaje a privado debe ser evaluado | ¢aso por S0 por caso y no Convertide errant estinda “urrestandar, Cotremos el riesgo si no, de convertir las entrevistas preliminares en lo que para los analistas de : la IPA era la psicoterapia de orientacin analitica, inica posible en los hospitales, dejando el psicoandlisis para los consultorios privados. ‘Tiempo y Dinero. Por tiltimo, es en torno a las normativas de tiempo y dinero que ara condiciones BI modo en que dichas normas intervienen afecta de un modo diferente la iniciacién de un andlisi y de ser conchuido. Es en funcién del limite temporal impuesto por las institucio- hes que surgieton las terapias de objetivos limitados, abordables en el tiempo institucional. Creo que nos encontramos aqui en un punto que requiere inves- tigacién y que matea cierta especificidad. Un trayecto hospitalario si bien no asegura el fin de andlisis (que por otra parte ningun andlisis asegura) permite poner en movimiento ua trabajo del inconsciente y quizas producie ciertas modificaciones subjetivas cuyo valor habré que verificar en cada caso. Por otra parte si bien es cierto que el limite de tiempo definido Ses institucionales resulta ajeno a ee sing , su posibilidad de ser continuado — : joe Fred sostenia be posible do nari es pi fag ee trp cn ene ea cuenta les eaiss gut van an sjeto« solar un | rstamienin praia, Los que nn paca pagar, emo pueden bacco por las condiciones desu neurosis y ester a0 puedor se inscabe ea ei emp de ipeec emaniene ge e m e lspacst 4 reouncir? £O oe tata de wna imponbildad que re ser sceptada como tl? Ein too cso, imo saber sin iis recor Segue fs ects is el spon en | sigonoe casos cambiar las condiciones que Feira cae nr eno ramnoy pada hacer necesat dei na incerrupes de Tag Po slemos aes pore | TO Porous pare neces ener n nent qe Ins tans ‘embien pones en fargo de mans drei el problema del ro: hay casos en gc los araants son ene deectmente cl camint (ios, adolescents, ads que no zabajan) hay {hrs en gulps em nero 0 segura gue hay ein de ge fan abajo atic. or pres eal lion ioe nen de gore del sj, Tarbien Race as conics psa sera en 5 preven pivada eee eg ‘Muchos de ests problemas no son exchssvos den pitas aunque quis ali se pongsn en juego on mayor ‘Tal vez por esta bien I pierica cn hospiales wo puede considerare. i condicién necesin ni sufciemte pas la formacién él analsta, ‘lsma no so enriquece ls experiencia de quienes terién camienvan, St pope cosmos eae {ue nung i copciones cn bape y ‘Sy cto non ona

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