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En la actualidad, la educación supone muchos retos y como docentes estamos en una búsqueda
constante de herramientas para lograr que los estudiantes consigan aprendizajes más
significativos. Para esto es necesario abrir nuestro salón de clases a las neurociencias y al
neuroaprendizaje para comenzar a descubrir cómo aprende el cerebro, el órgano del
aprendizaje; y aplicar sus aportes para formar a los estudiantes en los aspectos cognitivos y
emocionales para desarrollar en ellos inteligencia emocional, una habilidad fundamental a nivel
social.
Según Geake (2009), la neurociencia educativa es una disciplina emergente con raíces en la
neurociencia cognitiva y que tiene interés en la aplicación de los hallazgos de la neurociencia en
la educación y en la generación de preguntas educativas para ser perseguidas por la
investigación neurocientífica. Lo anterior ha traído consigo una necesidad en los docentes por
conocer el cerebro y su funcionamiento ya que se ha comprobado el aporte de esta disciplina
en la educación con respecto al funcionamiento del aprendizaje, las emociones, la memoria y
otras funciones cerebrales.
La niñez es una etapa fundamental para el desarrollo de los potenciales cerebrales del
aprendizaje ya que se pueden establecer las bases biológicas del aprendizaje con mayor
eficiencia, permitiendo a largo plazo el desarrollo de la metacognición. “La neuro pedagogía es
una herramienta muy poderosa a través de la cual se motiva muy fácilmente al niño, porque la
trabaja con el desarrollo del niño y su potencial a través de la lúdica, generando la emoción,
motivación e interés” (Avendaño, Cordona & Restrepo, 2015). Por ejemplo, para mejorar la
atención, podemos implementar el uso de actividades de concentración como rompecabezas y
crucigramas, que estimulan el cerebro y hacen del proceso de aprendizaje algo dinámico.
Según Pherez, Vargas & Jerez (2015), el neuroaprendizaje hace parte de la neuroeducación, una
disciplina que introduce los conocimientos de la neurociencia para mejorar la educación y que
enseña una nueva mirada sobre el proceso de enseñanza-aprendizaje.
La neuroeducación es la ciencia que promueve una mayor integración de las ciencias de la
educación con aquellas que se ocupan del desarrollo cognitivo del ser humano (Acajabon, 2018)
y tiene como objetivo conocer cómo aprende el cerebro y de qué manera se estimula su
desarrollo en el ámbito escolar por medio de la enseñanza (Pherez, Vargas & Jerez., 2016).
La neuroeducación enseña una nueva mirada sobre el proceso de enseñanza y hay muchos
docentes que le dan la importancia que merece. Sin embargo, a pesar de esto, existen algunos
que no tienen suficiente conocimiento de las áreas del cerebro que se logran estimular con las
estrategias aplicadas. Lo anterior se demuestra en la investigación realizada por Acajabón
(2018) a través de una observación directa para identificar qué estrategias de neuroaprendizaje
utilizaban los docentes de dos instituciones y el nivel de conocimiento de los mismos en cuanto
al funcionamiento del cerebro y su relación con el aprendizaje.
El conocimiento del órgano del aprendizaje es un factor determinante para poder mejorar el
aprendizaje de los estudiantes; entender cómo funciona ayuda a identificar estilos de
aprendizaje y de inteligencia. Conocer el cerebro para mejorar el aprendizaje es exactamente lo
que busca el neuroaprendizaje; por eso hay que entender cómo se desarrolla y cuáles son los
posibles problemas que puedan afectar su desarrollo.
Así las cosas, a medida que los docentes conozcan y comprendan el sistema nervioso y el
cerebro, podrán utilizar la neurociencia como una estrategia en su proceso de aprendizaje-
enseñanza y desarrollaran herramientas para poder desarrollar el potencial de sus alumnos de
una forma segura y autónoma.
En cuanto a la Neotenia, es una teoría que habla de la retardación biológica del ser humano. Es
importante relacionar este aspecto con la educación y el aprendizaje ya que existen muchas
teorías en torno al ser humano como especie neoténica, como lo afirma Gould (2010),
asegurando que los seres humanos son en esencia neoténicos porque es evidente que un
retardo general y temporal del desarrollo ha caracterizado la evolución humana.
Según Leisman, Mualem & Khayat (2015), desde el enfoque de las neurociencias, las primeras
experiencias de vida influyen naturalmente en la flexibilidad del sistema nervioso central y en el
comportamiento pero muy poco de este conocimiento se aplica en la pedagogía. El órgano del
aprendizaje se va construyendo a partir de las experiencias únicas vividas y se va fortaleciendo
con las experiencias complejas que vive a lo largo de los años y de su proceso de maduración.
Lo que demuestra una estrecha relación entre las experiencias y la plasticidad neuronal,
afirmando la investigación de Somel (2009) donde demuestra que hay una gran presencia de
genes con expresiones neoténicas y que éstos son los responsables de dicha plasticidad.
Dicho esto, se puede afirmar a medida que el ser humano transita hacia la madurez, su cerebro
pasa por cambios de ritmo y volumen y dichas modificaciones, inciden significativamente en el
desarrollo de sus habilidades cognitivas. Según Gallese (2016), lo anterior le infiere a la
neotenia un papel importante en la evolución de la especie humana porque cumple un rol
preponderante en la capacidad de pensar con el cuerpo, es decir, en el desarrollo de formas
más sofisticadas de comunicación y expresión simbólicas. Un ejemplo claro es la evolución del
sistema cerebral y corporal, de tal forma, que la mano tiene un papel importante en la
construcción de símbolos; dicha construcción tiene un gran vínculo con el cuerpo como
instrumento creador y/o receptor.
La memoria y el aprendizaje van muy agarrados de las manos ya que, gracias a estos, los seres
humanos podemos adquirir conocimiento y además convivir en paz con las demás personas,
animales e inclusive, la naturaleza en general, teniendo en cuenta que, a partir de allí, nos
permite reconocer lo que se debe a diferenciar situaciones de peligro o simplemente alerta, así
como sucede en los animales.
Para el aprendizaje tenemos las funciones ejecutivas que nos ayudan a llevar un control sobre
nuestras actitudes y comportamientos que nos llevaran a lograr algún objetivo planificado,
entre las más importantes tenemos el razonamiento, la planificación, la toma de decisiones, la
fijación de metas y la organización.
LISTA DE REFERENCIAS
Chisari, L. (2017). Un estudio sobre las actitudes, motivaciones y percepciones detrás del
acercamiento de los educadores a las ciencias del cerebro [Tesis de maestría no publicada].
Universidad de San Andrés.
Geake, J. (2009). The Brain at School: Educational neurosciencie in the classroom. Maidenhead,
UK: McGraw-Hill.
Rosler, R. (2014). ¿Por qué el ejercicio y el cerebro son aliados en el aprendizaje?. Asociación
Educar para el Desarrollo Humano. Recuperado de asociacioneducar.com/ejercicio-aliado-
aprendizaje
Pherez, G., Vargas, S., Jerez, J. (2016). Neuroaprendizaje, una propuesta educativa:
herramientas para mejorar la praxis del docente. Universidad Sergio Arboleda. Recuperado de
https://www.redalyc.org/jatsRepo/1002/100258345012/html/index.html
Avendaño, A., Cordona, E., & Restrepo, V. (2015). La neuro-pedagogía como recurso para las
estrategias de Comunicación en niños. Medellin, Colombia: Universidad Pontifica Bolivariana.
Acajabón, S. (2018). Estrategias de neuroaprendizaje que utilizan los docentes del colegio
Comunidad Educativa Universal y el Colegio Kipling. La Antigua Guatemala: Universidad Rafael
Landívar. Obtenido de: http://biblio3.url.edu.gt/publijrcifuente/TESIS/2018/05/09/Acajabon-
Sochil.pdf
Somel, M., Franz, H., Yan, Z., Lorenc, A. Guo, S., Giger, T., ...Khaitovich, P. (2009). Transcriptional
neoteny in the human brain. PNAS, 106(14), 5743-5748. doi: 10.1073/pnas.0900544106.