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CALIDAD DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR EN TIEMPOS DE PANDEMIA

*Acad.Fernando Sanabria Camacho, MSc

*Académico de Número de la Academia Boliviana de


Educación Superior
*Ocupó importantes cargos administrativos en la Universidad
Mayor de San Andrés como la dirección del Departamento de
Investigación, Postgrado e Interacción Social (DIPGIS), otros.

Hay diversas hipótesis sobre el origen de la enfermedad por coronavirus COVID-19, causado por el
virus del síndrome respiratorio agudo severo tipo-2 (SARS-CoV-2), que indujo a que las Naciones
Unidas declaren como una pandemia en marzo de 2020. La preocupación sobre las causas que
están generando efectos devastadores en la humanidad, nos conducen a pensar que nuestra actitud
frente a la vida, tiene mucho que ver.

Uno de los efectos se centra en la educación superior en particular. Según las estimaciones de la
Organización de las Naciones Unidas Para la Educación, Ciencia y Cultura (UNESCO), más de 1.500
millones de estudiantes de 165 países no pueden asistir a los centros de enseñanza debido a la COVID-
19. Las universidades del mundo han estado en una lucha sostenida en el nuevo milenio, por consolidar
la calidad de la educación superior, en el entendido que, es la llave para el desarrollo. El conocimiento,
forjado en el crisol de las fuentes del saber, conduce a encontrar soluciones a los tremendos problemas
que están presentes en el mundo y que serán mucho más graves en el futuro. Sin duda, estamos
pensando en las fuentes de vida: Salud, agua, alimentos, energía, medio ambiente y desarrollo humano.
Los países más avanzados en desarrollo económico y social, basan sus políticas en el avance de la
ciencia, tecnología e innovación.

La pandemia llegó justamente cuando las universidades consolidaban nuevos sistemas para encaminar
la planificación universitaria, incidiendo en los factores clave de la calidad académica. Los rankings
mundiales de universidades justamente basan sus procesos de categorización en criterios esenciales
relacionados con la formación, investigación y la interacción social. Pero estos principios, ya estaban
insertos en las cartas de constitución de las universidades de todo el mundo. Lo que ha sucedido es que
algunas, simplemente los han dejado en un cuadro de honor y son letras doradas. Las progresistas han
emprendido con seriedad, procesos de optimización de la calidad académica, centrada en los criterios
estratégicos: Calidad de los profesores, compromiso social, la reputación institucional, la producción
intelectual, las citas de las investigaciones, el desempeño de los graduados en la sociedad, la proporción
de profesores y estudiantes y la internacionalización docente estudiantil.

El primer efecto de la pandemia, ha sido la reacción de los profesores explorando nuevas formas de
enseñar y aprender, innovando en métodos e instrumentos, como la educación a distancia y en línea. Pero
no es suficiente. Tampoco forman parte de las políticas institucionales, simplemente han sido acciones
reactivas. Fundamentalmente en Latinoamérica y especialmente en Bolivia, esta situación ha resultado
más difícil tanto para los estudiantes como para los profesores, que además tienen que enfrentarse a
problemas emocionales, psicológicos y económicos, en el afán de cumplir son sus objetivos, sus funciones
y el cumplimiento de sus metas. Por ello, aún estamos siendo testigos de tantas frustraciones individuales
y colectivas. Los estudiantes que están en el umbral de la graduación universitaria, encontrarán un mundo
diferente, con condiciones de trabajo y problemas diferentes, con un contexto pleno de adversidades, pero
también de oportunidades.

Si bien el futuro es incierto para todos, este es un nuevo elemento que se suma al panorama sombrío que
ya teníamos como consecuencia del deterioro del medio ambiente y los efectos que estamos soportando
por el cambio climático, que está afectando los ecosistemas, la salud, la alimentación y la disponibilidad
de agua. Hay hipótesis que ligan este quebranto con la generación de la pandemia del COVID 19. Por
tanto, está en manos de los gestores de políticas universitarias, de los profesores y de los investigadores,
trazar el rumbo de las universidades, en este interminable corto plazo pleno de tinieblas.

No podemos esperar que las vacunas hagan su trabajo y retomemos los caminos que dejamos latentes
en marzo del 2020. Justamente las vacunas contra el COVID 19, se han desarrollado en el seno de
universidades líderes en investigación en el ámbito de la salud y de empresa fabricantes que trabajan en
la mentada alianza estratégica universidad-empresa. En estas compañías trabajan prestigiosos científicos,
que justamente han sido formados en universidades que cuentan con líneas de investigación definidas.

En Bolivia, debemos saber mirar y encarar el futuro. La clave es la reformulación de la planificación, con la
misma misión, pero con renovada visión. Los parámetros de la calidad académica tienen que ser nuestra
guía. Sobre la base de las tareas pendientes, las lecciones aprendidas en un año y una nueva actitud,
debemos ser constructores de nuestro propio futuro.

LAS 100 PRIMERAS UNIVERSIDADES


DE LATINOAMÉRICA
RANKING QS 2020
27

16
15

12
11

En el II Foro Virtual de Rectores sobre el papel de las universidades en la ciencia, la tecnología e


innovación: Desafíos y oportunidades, realizado en diciembre de 2020, por el Foro CILAC y el
Instituto Internacional de la UNESCO para la Educación Superior en América Latina y el Caribe
(IESALC), se presentó el Informe de Investigación y vínculo con la sociedad en universidades de
América Latina, elaborado por el Observatorio Iberoamericano de la Ciencia, la Tecnología y la
Sociedad de la OEI. Como aporte a las discusiones del Foro CILAC, Mario Albornoz, investigador
principal del área de políticas, ciencia y tecnología del Observatorio Iberoamericano de la Ciencia, la
Tecnología y la Sociedad (OCTS), mencionó que uno de los desafíos a enfrentar el divorcio entre
los objetivos de las universidades y las demandas sociales. “Una lección que podemos aprender de
estos días de pandemia es que las universidades han centrado su atención en esta crisis.
Las instituciones de educación superior, necesitan apoyar a la sociedad de manera efectiva para
que tengamos la capacidad de anticiparnos a los fenómenos naturales y sociales. El 45% de las
universidades brasileñas ha publicado artículos sobre el cómo afrontar el COVID-19; en Colombia,
21%; en Paraguay, 16%; en Chile, 15%; en México, 14%; y en Argentina, el 12% de los trabajos
académicos han adoptado el combate a la pandemia como objeto de investigación. La gran mayoría
de la producción latinoamericana es efectuada por investigadores universitarios, pero un tercio de
las investigaciones se origina por demandas externas. Es necesario acabar con este divorcio”.

En este contexto, urge encarar los retos estructurales relacionados con las renovadas competencias de
los profesores. El compromiso social debe ser fortalecido mediante alianzas estratégicas Universidad-
Sociedad, donde el gobierno, las empresas y las organizaciones sociales, sean parte de la agenda
académica y científica, de apoyo al desarrollo social, económico, sostenible. De esta manera la ciencia,
tecnología e innovación, con líneas renovadas y pertinentes, refrescarán el conocimiento para solucionar
la problemática específica de cada región del país. El otro eslabón vital lo constituyen los graduados, cuyo
desempeño será el reflejo de la calidad de formación académica forjada en el grado y posgrado
universitario. Finalmente, la internacionalización de la agenda institucional es la clave para consolidar la
calidad académica de las universidades.

La Paz, Bolivia, febrero 20, 2021

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