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El que no va a ser
Javier Cravioto dedogmasyrenuncias
6 - 7 minutes

Al perro que tiene dinero se le llama señor perro.

Proverbio árabe.

Pero no lo es, llámese como le gusten llamarlo sigue


siendo perro. Aunque se diga el sucesor, la mejor opción,
el dialogante, el de experiencia, el amigo de todos, el
queda bien; sigue siendo perro. No hay cabida por la
puerta de la candidatura al 2024 por la 4T para el
marcado por la traición.
En pocos meses se definirá la candidatura de MORENA y aliados para la presidencia a
votar en el 2024. En dos años habrá un nuevo presidente para el siguiente sexenio, elegirlo
es una de esas decisiones que marcarán un camino de no retorno, no podemos equivocarnos
si no queremos regresar al reciente pasado. La tarea de un próximo sexenio es consolidar lo
realizado, cerrar las puertas a retrocesos a que hoy aspiran los defenestrados del
neoliberalismo, a permear -por sus resultados- las bondades del proyecto 4T y a generar
nuevos futuros con menos desigualdad. Eso es mucho y eso no es tarea para cualquiera.

Más allá de preferencias personales para optar por quien sí, hoy ya tenemos razones
suficientes para saber por quién no. El que no será por la 4T.

Las certezas, datos duros, escenarios analizados y el espíritu social actual, nos dicen que el
candidato que presente la coalición que hoy gobierna será la o el próximo mero mero. La
siguiente tlatoani, el mesías que no deje dormir al krausismo, la nouvelle dictadora del
dresserismo fácil, el chairo mayor.2, la nueva receptora del insulto clasista y vulgar o como
le quieran llamar Loret, Brozo, Aguilar Camín, Diego y demás secuaces, saldrá de las filas
del movimiento que en 4 años ha ganado 22 gubernaturas, la mayoría de congresos
estatales y que eligió en 2018 al presidente que, hoy, faltándole 2 años para dejar el
puesto, se mantiene como el segundo mejor evaluado del mundo y que en México tiene
niveles de aceptación en rangos de 70%.

Si esto es así, pues es fácil deducir quien no será candidato.


La crónica de vida de López Obrador lo dice en su historia bien reseñada en hechos: no
mentir, no robar, no traicionar, es su guía de acción. Quien no siga esta guía no será
candidato.

La aventura en la construcción de un partido como MORENA inició precisamente para


alejarse de las políticas gatopardistas de hacer para parecer –sólo parecer- cambiar;
de la venta neoliberalista del país; de la traición perredista que se plegó al pacto por México
peñanietista; de la acostumbrada caravana hipócrita al poder;  del acuerdo en lo oscuro para
castigar a las mayorías; del compromiso insustancial por quedar bien con todos; del juego
de izquierda conservadora y naif para pactar con PRI y PAN. Quien no tiene la intención
de alejarse de estas prácticas no será candidato.

La coalición lograda con partidos PT, PVEM,  –distintos a MORENA en muchas cosas- se
fundó bajo un tronco común de votar a favor de un único proyecto, no varios proyectos
producto de algún dirigente ególatra de ocasión. Con esa coalición el gobierno se ha
enfrentado denodadamente al embiste diario, sostenido y “copeteado” de las élites y sus
personeros incrustados en el poder y en los medios. Quien en este contexto juega al
mediador, al medias tintas, al no soy de aquí ni soy de allá, no será candidato.

La 4T en su conjunto, la que incorpora no solo a partidos y dirigentes sino a la sociedad


mayoritaria de este país, se enfrenta decididamente a las resistencias que hay, de pocos
pero ruidosos con mucho poder y dinero, ante cada proyecto o política en su beneficio, y
se encara permanentemente con las mafias del pasado tan vigentes en los juzgados, los
medios de comunicación, los poderes legislativos y gobiernos corrompidos hasta la médula,
para defender la causa justa en la que se fundamenta el nuevo espíritu social de esta
transformación. Quien no está de este lado (¿es ésta la polarización que le gusta mentar
a algunos?), sin ambages y medianías no será el candidato.

Decía Aristóteles: “El castigo del embustero es no ser creído, aun cuando diga la verdad”

Hay un interesado en el puesto: bien conocido, de larga trayectoria política, en su juventud


considerado uno de los futuros líderes de México; uno que se sabe mover para salir en la
foto, ha tenido importantes puestos, fue gobernador en su estado, lo llevamos al Senado, le
dimos derecho de picaporte presidencial y a pesar de ello su deslealtad hace que todo le sea
insuficiente.

En su afán narcisista y su deseo inconmensurable de poder,  sacó un pie del proyecto


lopezobradorista, morenista, cuatroteista, para ponerlo en el tablero opositor, hoy mide
su chantaje en su engolada palabrería. Usa términos como democracia, derechos, libertades
y tolerancia que, una vez que salen de su boca se escuchan como yo, mí, me, conmigo para
desinflarse como globos y pasar al olvido. No se le recuerda un planteamiento o proyecto,
es un hombre de momento, es un hombre sin sustancia.

 No se ha ido pero ya se fue, lo sabe y lo sabemos; el momento de su partida lo mide como
buen calculador que cree que es; está herido en su ego y planea su redención haciendo
explotar todo lo que pueda. Quiere vender cara su deslealtad aunque del otro lado es mero
artificio para intentar dinamitar el futuro de la 4T, no lo quieren, lo necesitan no para crecer
con él sino para hacer daño; le podrán dar mucho dinero y beneficios pero en su traición
cancela su futuro de primer nivel político.

Llama la atención que su derivación narcisista le haga acompañarse de gente moralmente


grotesca, siempre lo verán a asistido o asistiendo a una troupe de hombres y mujeres
deformes con muecas contrahechas que muestran aborrecimiento, odio y  desesperación. Se
rodea, como en un mal circo, de personas que le constaten que en tierra de ciegos el tuerto
es rey.

No, no será.

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