Está en la página 1de 1

Extracto

                        

Hice, no obstante, una confesión general, como nunca la había hecho. Al terminar,
el Padre me dijo estas palabras, las más consoladoras que jamás hayan resonado
en los oídos de mi alma: «En presencia de Dios, de la Santísima Virgen y de todos
los santos, declaro que nunca has cometido ni un solo pecado mortal». Y luego
añadió: Da gracias a Dios por todo lo que hace por ti, pues, si te abandonase, en
vez de ser un pequeño ángel, serías un pequeño demonio.
Manuscrito A Folio 70 r

También podría gustarte