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L e c c io n e s in t r o d u c t o r ia s

DE PsiCOPATOLOGÍ

A m a l ia B a u m g a r t
Y COLABORADORES
L e c c io n e s in t r o d u c t o r ia s

DE PsiCOPATOLOGÍA

Amalia Baumgart
y colaboradores
Eudeba
Facultad de Psicología

Universidad de Buenos Aires

I a edición: junio de 1999


2- edición: mayo de 2000
2a edición, 2a reimpresión: mayo de 2003

©2000
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ISBN 9 5 0 - 2 3 - 1 0 9 9 -3
Impreso en Argentina
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C a p ít u l o II

L a P s iq u ia tr ía y e l P s ic o a n á lis is
EN EL CAMPO DE LA PSICOPATOLOGÍA

El concepto de enfermedad mental

. . . Es difícil delimitar el concepto de enferm edad mental, sin soslayar la


complejidad teárico-fenom énica de la misma. Me refiero a la complejidad
respecto de las formulaciones teóricas: cómo se piensan las cuestiones de
“la locura”, de “la insania”, de “la enfermedad mental"; como así tam­
bién a cuáles son sus modos de aparición como suceder, acontecimiento,
fenómeno.
El concepto de enfermedad mental siempre tiene relaciones combleias con
el concepto de salud, pues se define con relación a aquello que se conside­
raa ra psíquicamente normal, pero esto implica también una pluralidad de
definiciones que dependen de las condiciones imperantes en cada socie­
dad, en cada momento histórico y en cada orden etnográfico determina­
do. Por lo tanto, las definiciones de enfermedad mental con las que nos
encontramos sólo pueden remitirnos a los avatares históricos-culturales
de sus formulaciones y dichas formulaciones, a su vez, están ligadas al
desarrollo de distintas disciplinas.

(¥) tAfíñC-TEfl Üri$T0nj&0 e h l CóUOJihrO ch.


1íu.£c(¿ nrvy? £¿a¿L '

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L e c c io n e s i n t r o d u c t o r ia s d e P sic o p a t o l o g ía

Etiologías: psicogénesis, organogénesis, sociogénesis

Una de las polémicas relativas a la cuestión de la enfermedad mental


surge alrededor de la noción de etiología.1 Entre las principales ramas de inves­
tigación encontramos: las psicogenéticas, las organogenéticas y las sociogenéticas.
Los autores o disciplinas que están a favor de la-psicogénesis propo­
nen el análisis de la causalidad psíquica a partir del estudio dé las pertur-
baciones mentales que no tienen fundamento orgánico. Entonces, se bus­
ca detectar cuál es la causalidad psíquica de estas“perturbaciones. Los es­
tados patológicos, así, se refieren a las perturbaciones de la memoria, de
la inteligencia, de la atención, del campo de conciencia, de la represen­
tación, del pensamiento, etcétera. Este modo de pensar lo patológico y
el origen de lo patológico es solidario con los tiempos en que nace la
psicología experimental con W. Wundt, quien funda el primer laborato­
rio de psicología en 1879 en Leipzig. Los estados patológicos se recono­
cen siguiendo el estudio de las perturbaciones de las distintas funciones
que se basan .,enlos aportes de la psicología experimental.
L afórganogénésisJ'se basa en concepciones que se apoyan en la bús­
queda de teetioiogía orgánica de la enfermedad mental, o bien en la de­
tección de lesión o desequilibrio orgánico. La insuficiencia, la lesión o el
desequilibrio orgánico son las causas de lo que se manifiesta como enfer­
medad mental. La enfermedad propiamente dicha no existe para estos
autores, sino en lo somático y lo psíquicamente anormal, lo psíquica­
mente enfermo será el resultado de procesos orgánicos morbosos.
Hay gran variedad entre los organogenéticos. Algunos han hecho
énfasis en la teoría de la localización cerebral, por lo tanto, ponen ¿1
acento en las cuestiones relativas a las lesiones, en detectar lesiones en el
cerebro. Otros hacen hincapié en la teoría bioquímica, privilegian las
alteraciones metabólicas. Por otro lado, los representantes de la reflexo-
logía priorizan las debilidades funcionales. Los representantes de la lla­
mada “psiquiatría biológica” enfatizan las anormalidades genéticas.

1. El término “etiología” proviene del griego ^aítía: causa, “aitiología”: tratado sobre las causas).
En nuestro caso, nos ocuparemos del tratamiento de las causas de la enfermedad mental.

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A m a l ia B aum gart

Por último, 1^ -s.ociogéngsis¡ps la tercera orientación etiológica. Propo­


ne distintas formufecterrCíTácerca de las relaciones adecuadas o no, del
hombre con la sociedad. Para estas corrientes, toda definición de salud o
enfermedad se refiere al marco social que constituye al hombre en un
momento histórico determinado. La “salud” reside en la posibilidad de
ajustarse o superar ciertas normas que definen momentáneamente lo nor­
mal, y la patología mental, por lo tanto, es el resultado de acciones eficaces
que la sociedad ejerce sobre los individuos, a través de sus instituciones, de sus
normas, de sus valores, haciendo que ocurran fracasos adaptativos. Así se
'puede encontrar, por ejemplo, que se habla de sociedades excesivamen­
te represoras o excesivamente anárquicas que enferman. Y como la defi­
nición de la patología está vinculada a lo que se establece como “nor­
mal”, el loco queda momentáneamente arrojado a la marginalidad. La
sociogénesis atribuye el valor etiológico, la causa de la enfermedad men-
tal, a las variables sociales. Esto sienta las bases de la Antipsiquiatría y de
álgunas concepciones riesgosas que se podrían denominar “sociologis-
mos de la enfermedad m ental”: reducen la cuestión de la enfermedad
mental a la variable social. ^

E
L os fenómenos patológicos, entonces, para todas las orientaciones se presen-
in en general como modificaciones regulares de los fenómenos normales. j

Pueden diferenciarse de lo que se llama “reacción catastrófica”, qffe-


implica la conmoción y puesta en peligro de la existencia. En la reacción
catastrófica lo anormal no se define por ausencia de norma sino por
incapacidad~cle ser normativo. ^
M ichel Foucault, en su libro "Enfermedad Mental y Personalidad", nos
permite recuperar una serie de preguntas, entre las cuales considero rele­
vantes las siguientes: ¿Qué es la enfermedad mental? ¿Es una variación
de la salud?GEs una nueva dimensión de la vida?^¿En qué condiciones
podemos hablar de patología mental en el campo psicológico? ¿Qué re­
laciones se pueden establecer entre patología mental y patología orgáni­
ca? ¿Se le da el mismo sentido a la noción de enfermedad, de síntoma, de
etiología si se trata de la patología mental o si se trata de la patología
orgánica? Deseo que estas preguntas y cuestiones acompañen la lectura
de este libro. Todas estas preguntas quedan atravesadas por el modo en
que aparece la condición del saber en nuestro tiempo.
En la Antigüedad el concepto de enfermedad aplicado a lo psíquico
füe asociado a los demonios, a las culpas, a los exorcismos, a procesos no

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naturales. Se tomaba como enfermos a locos furiosos, a idiotas y a me­


lancólicos. El desarrollo de la Psiquiatría comienza a atribuirle una valora­
ción objetiva al problema, por eso es que nosotros vamos a estudiar los
distintos momentos de constitución del saber psiquiátrico, los tiempos
en que la enfermedad es arrancada de los ámbitos mágico-religiosos.
Si nos remontáramos, por^ejémploTS^QS modos en que se concebía a
la enfermedad mental en l^H)remodernidad]Encontraríamos que el modo
de pensar la locura es m ítica Dadirta^címcepción del sujeto de ese mo-
mento, la solución de los problemas era buscada fuera del propio mundo y
las salidas propuestas estaban enlazadas a las ideas de divinidad-y-taagia.
Si nos manejáramos con el proyecto científico de \a.\modemidadj/\os
modos de pensar la locura han estado atravesados pordóS ideas muy
importantes para su época: la fuerza de la razón y la idea de progreso.(En
la modernidad prevalece la- concepción de sujeto autónomo cuyas cues­
tiones se resuelven por el poder de la razón y la aspiración al progreso
histórico, considerando los caminos hacia la esencia de las cosas y su
transformación superador<Q En las ciencias se desarrollan los grandes re­
latos. Sin embargo, la segunda guerra mundial hace trastabillar estas con­
cepciones.
E n ^uestrrrtrem poja condición de saber está ligada a lo que se de-
norrfinaj posmodemidad: ésta marca un cambio en la relación con el pro-
hlt^rnyaS ^ & n fid o ^ jtn entrar en muchas disquisiciones, diremos que la
posmodernidad nos remite a la idea de que el proyecto de modernidad
fracasó. Hay duela acerca de los valores del progreso y de la razón,'pro-
pios de la modernidad. Lo que nos muestra la condición posmodema, en
el marco de las ciencias, es que el privilegio de la razón y el progreso
histórico están en cuestión, en tela de juicio.
Estos~3eEates “modernidad-posmodernidad” corresponden a una
época én la que se siente que hay mutación de referencias, variación de
. las certezas. Hay un debilitamiento de las certezas, de la lógica y una
nueva ideología que penetra~en loTdistintos campos teóricos desde la
3écadcT9érochenta. Esto hace que en nuestro campo específico no ten­
gamos certezas y, por el contrario, tengamos poca razón y unas cuantas
confusas referencias. Nos encontramos, entonces, con una pluralidad de
universos discursivos que marchan hacia,la imposibilidad de constituirse
“en úñ todo; lo que más bien se reconoce es la pluralidad de campos. Esta
pluralidad nos implica pues nos convoca a tener que dar cuenta, de

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A m a l ia B a u m g a r t

alguna manera, aunque sea descriptivamente, de cuáles son los nuevos


modos de subjetividad contemporánea.
Retomemos a Foucault: este autor pone en juego cuestiones intere­
santes. No adhiere al paralelismo abstracto que se produce en el terreno
teórico entre los fenómenos de la~patoIogía mental y los fenómenos de la
patología orgánica. No acuerda con que se piensen las cosas de la misma
manera, con transportar de un ámbito a otro los sistemas de abstraccio­
nes, los criterios de normalidad o anormalidad ni la definición de indivi­
duo enfermo. Propone dar crédito al hombre mismo y no a las abstrac­
ciones sobre la enfermedad mental. Foucault es un escritor que en su
obra nos invita a analizar la especificidad de la enfermedad mental, a
encontrar sus formas concretas, a determinar las condiciones en que se
han hecho posibles dichas formas concretas y revisar los sistemas causa­
les. Busca responder a las dimensiones psicológicas y a las condiciones
reales de la enfermedad mental: cómo se dan éstas concretamente, no ya
sólo como abstracción.
_Foucault denuncia que se han asentado, a lo largo de nuestra historia,
Jos prejuicioS>que debemos combatir y que justamente provienen de aplicar
los mismos métodos conceptuales para pensar la enfermedad mental tal como
se piensa la enfermedad orgánica {E l primer prejuicio es postular que la en fer-fé^ )
meS^tZTSixiaesexiciajE sto quiere decir que es una entidad específica señala-
ble sólo por los síntomas, entonces cuanto más precisamente describamos y
analicemos los síntomas, tanto más cerca estaremos de dicha esencia.
Algunas corrientes psiquiátricas han tomado esta metodología. En este
postulado, la enfermedad es anterior a los síntomas y, en cierta medida,
independiente de ellos. Por ejemplo, uno podría~3etectar por debáfo diT
síntomas obsesivos una psicosis esquizofrénica.2 La enfermedad puede
manifestarsejie^-una~fflaner-£M¿4a~esenua~£prni-ra
n1^1" ■—------ ——!
.«•""El seeundo breiuicios consiste en considerar a la enfermedad mental con
una especie natural, 3 ¿Qué quiere decir esto? La enfermedad entendida como
una especie definida por ciertos caracteres permanentes que, a su vez, se
divide en subgrupos. Tenemos, por ejemplo, la clase de la Psicosis y en

2. Volveremos sobre estos temas en los capítulos siguientes.


3. Veremos que hay distintas escuelas que han desarrollado esta idea de considerar a la enferme­
dad mental como una especie natural.
p -

LECCIONES INTRODUCTORIAS DE PsiCXDrATOLOGÍA

ella pueden aparecer distintos grupos: manías, melancolías, hipocondrías,


demencias. Esta idea está emparentada con la noción de W. Griesinger de
Einheitspsychose o Psicosis única. La especie Psicosis evoluciona en distiiv
tos estadios y, de acuerdo al momento de la evolución, nos ofrece una
fenomenología diferencial. Por ejemplo, se podría considerar que la de­
mencia precoz, la también llamada esquizofrenia, corresponde a las últi­
mas formas de la evolución de esta especie natural que se caracteriza por
una gran desagregación psíquica. La enfermedad evoluciona, según estas
ideas, en distintos estadios y a cada estadio corresponde una aparición
fenoménica a la que se le pone un determinado nombre.
Escribe Foucault: “si definimos la enfermedad mental con los mismos
métodos conceptuales de la enfermedad orgánica, si aislamos y reunimos
los síntomas psicológicos del mismo modo que los síntomas fisiológicos, es
ante todo porque consideramos la enfermedad mental u orgánica, como
una esencia natural que se manifiesta en síntomas específicos”.
Lo normal y lo patológico, entonces, tienen enormes complejidades
y no solamente las tiene el campo de la Psicología con relación a la
Psicopatología sino también el campo de la Medicina con relación a la
Psiquiatría. En Medicina, los cuadros clínicos no son una colección de
hechos anormales sino que están constituidos por mecanismos normales
y por reacciones adaptativas del organismo, que funciona según una
norma. La normalidad y la enfermedad se pueden medir a partir de la
respuesta fisiológica del organismo. Hay una idea de solidaridad orgáni­
ca que permite distinguir una respuesta adaptada de una respuesta mor­
bosa. En el campo de la Psiquiatría, por el contrario, se hace difícil dis­
tinguir lo normal de lo patológico porque si nos centramos en la noción
de personalidad, por ejemplo: ¿de qué se trata cuando hablamos de
enfermedad? ¿De una ruptura del contacto de la persona con el mundo
exterior? ¿De una exageración de sus sentimientos o de su vida afectiva?
¿De una distorsión de su actividad cognitiva? Nos encontramos, enton­
ces, con cuestiones a las que no resulta sencillo responder.
Como el concepto de enfermedad no es unitario, ya que hay diver­
sidad de nociones, al respecto es interesante recoger ejemplos del em­
pleo de dicho concepto. Uno puede constatar que ante la enfermedad
psíquica, algunos consultan al medico, unos van al confesionario, otros a
que le tiren las cartas. Esto quiere decir: hay órdenes sociales que quedan
implicados con relación a las cuestiones de la enfermedad menta¿_

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L

A malla B aum uakt

La noción de enfermedad psíquica implica concepciones ideológi­


cas imperantes: “enfermo” a veces se entiende como sinónimo de “deee-
c*— -------- ~~ ' ----------------- ” '

nerado” (teoría de la degeneración V>,Pern mientras algunos hablan de


degenerados, otros pueden hablar de “insanos”. En su mayoría estas pa­
labras expresan juicios de valor y muchas veces “lo enfermo” está unido
a aquello que es nocivo, indeseado o inferior. Como contrapartida, se
ofrece lo sano como concepto término medio, aquello adecuado a la
mayoría, lo óptimo. Lo que se aparta, entonces, es lo enfermo. Esto re­
mite a lo que podríamos llamar un “conflicto conceptual”. Supongamos
la siguiente paradoja, un ejemplo muy sencillo: las caries. Las caries son
un proceso mórbido pero aparecen con mucha frecuencia en la pobla­
ción. Este caso rompe con la idea de lo mórbido como lo infrecuente, lo
más alejado de lo mayoritario.
Es interesante también señalar que muchas veces la enfermedad ha
sido sobrevalorada, esto es: hay infinidad de libros sobre personajes fa­
mosos y locos.
Así como muchas veces la enfermedad fue asociada a lo que destru­
ye, a lo que corrompe, a lo inferior; otras ha aparecido como aquello que
marca un rendimiento extraordinario, muy especial. La locura ha provo­
cado entonces tanto espanto^ como veneración.

El abordaje clínico

Otra singularidad de la concepción de enfermedad psíquica implica


señalar cuál es la posición del enfermo, cuál es su sentimiento de enfer­
medad y su conciencia o no de tal padecimiento. Para el enfermo el punto
de partida es siempre el sufrimiento psíquico, y éste creó que también tiene
que ser'éT'punto de partida para nosotros.
Tan sólo desde hace dos siglos ha sido captada en su gravedad la
realidad de las enfermedades mentales. En los siglos anteriores los enfer­
mos mentales eran solamente aquellos sujetos graves, peligrosos, vaga­
bundos, furiosos, internados con delincuentes y marginados. Entre los
siglos X V III y X IX nace la Psiquiatría y con ella la posibilidad de objetivar
las cuestiones relativas a la enfermedad mental.

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L e c c io n e s in t r o d u c t o r ia s d e P s ic o p a t o l o g ía

El punto de partida para el paciente (y para nosotros) es el sufri­


miento, lo princeps para un abordaje clínico. El término “clínico” proviene
de Kliné, palabra griega que significa “lecho". Por lo tanto, originalmente
se consideraba clínico a todo aquello que implicaba la asistencia del pacien­
te en su lecho. Otras acepciones de clínico provienen del vocablo latino
clinicus (el conjunto de datos obtenidos por la observación de enfermos).
También se habla de “enseñanza clínica”: es una enseñanza médica que se
realiza en presencia del enfermo.
El abordaje clínico permitió establecer a la rama de la Psiquiatría como
ciencia y promover así su progreso. La clínica en el sentido moderno
nace entre los siglos XVIII y X IX y posibilita, parafraseando a Foucault,
que los médicos libres de teorías y quimeras acepten abordar por sí mis­
mo, y con la pureza de una mirada no prevenida, al objeto de su experien-
cia. El abordaje clínico es observación del enfermo, observación desprovista de
todo supuesto teórico.
El padre del abordaje clínico en Psiquiatría es Esquirol, que era dis­
cípulo de Pinel. Esquirol proponía en 1838 observar los síntomas de la
locura, estudiar sus costumbres, los hábitos y necesidades de los alienados
en medio de quienes pasó su vida. Limitándose a los hechos, los reunió
por sus afinidades, habló de ellos tal como lós vio y siempre se detuvo
ante los sistemas que le parecieron más seductores por sljs brillo que
útiles por sus aplicaciones.
Esquirol propone que uno conviva con el enfermo, se instale en
el hospicio, aprenda sus costumbres, sus hábitos, aprenda a mirarlos.
Para ,1a escuela psiquiátrica francesa, la teoría quedará subordinada a
la observa ció n .4
Como contraste con la escuela francesa, entre los siglos XVIII y X IX
nace la escuela alemana. Éstas son las dos grandes escuelas de la Psiquia­
tría. La psiquiatría alemana proveniente de un pueblo de filósofos, osa-
dos en teorías y reflexivos, se distingue de la francesa, cuyo estandarte es
su buen sentido práctico. Jaspers caracteriza a los franceses como muy
buenos “narradores” y a lqs alemanes^ como “analistas”. Él prefiere a"ios

4. Esto, hoy en día, tiene sus consecuencias: la confección del Manual de Diagnóstico Estadís­
tico de la Enfermedades Mentales en su cuarta revisión D SM -IV al que haremos referencias en
otros capítulos.

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A m a l ia B a u m g a r t

alemanes “porque no sólo miran sino que piensan lo que miran". De todos
modos, tanto Jaspers como aquellos autores que se han ocupado de la
historia de la Psiquiatría muestran que no hay en Alemania una. obra
comparable a la de Esquirol en Francia, así como no habrá en Francia un
sujeto comparable~aKraepelin en Alemania.
C. Esquirol y Kraepelin serán, entre otros, los representantes más signi­
ficativos en la historia de la constitución del saber psiquiátrico. Sin em-
"Sargo, han hecho aportes tan interesantes como diferentes.
El método o el abordaje clín ico se complejiza cuando se introduce
lo que se llama p l^fneiodo anátomo<lm i&a^ Este perfila una nueva vía regia
para el estudio oc to s onfetffledades^rríetales que consiste en acompañar
la observación que se realiza del paciente iunto al lecho con el correlato
de las lesiones-giip se pueden encontrar en las autopsias, (cuyo término
médico correcto en realidad es “necropsia”).
1 Entonces, por un lado se observa al enfermo y sus síntomas y, por
otro lado, se busca correlacionar esas observaciones con lo que se en-
cuentra en las necropsias. El descubrimiento de Bayle de la Parálisis
General Progresiva,5 (P. G. P.) alienta este enfoque.
L o s d ato s d e la c lín ic a , p o r lo ta n to , p ro v ie n e n d e n iv e le s y p u n tos
de vista de observación diferentes: también aquí nos encontramos con
lo que podríamos llamar un “eclecticismo práctico” y, en medio de estas
confusiones, aparecen los manuales en los que están contenidas las clasi­
ficaciones.
El primer manual que propone la actual organización europea (O.
M. S .) es el CIE (Clasificación Internacional de Enfermedades). Alrede­
dor de mitad de nuestro siglo, la CIE incorpora el famoso capítulo quin­
to, donde por primera vez se produce una clasificación internacional de
las enfermedades mentales. Sobre este modelo se funda el DSM (Manual
de Diagnóstico Estadístico de las Enfermedades M entales), correspon­
diente a la Asociación de Psiquiatría Americana. Actualmente las revisiones

CU- < ^le¿ fe ~£áta- . ctio rn L * A £ Í3 Y l* i.


5. La Parálisis General Progresiva se origina en lesiones que produce la infección sifilítica. La
sífilis acarrea una meningo-encefalitis que deviene P. G . P. Es la primera vez en que determinada
manifestación fenom énica puede correlacionarse con una localización. Cuando Bayle realiza
semejante descubrimiento alienta las investigaciones en esta línea.

^5
?
L e c c io n e s in t r o d u c t o r ia s d e P s ic o p a t o l o g ía

llegan hasta la décima, entonces lo que se usa hoy como clasificación


internacional es el capítulo quinto en su décima revisión y se lo conoce
vulgarmente como el C IE -10.
Hoy en día las clasificaciones están hegemonizadas en Europa por el
C IE -10 y en la comunidad norteamericana, por el DSM en su versión
cuarta (D SM -IV ).6

6. Sugerimos remitirse a las fuentes.

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