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El Perú nace como una nación libre e independiente a raíz de un largo proceso emancipador,

iniciado desde las primeras rebeliones de indígenas y criollos, el cual tuvo uno de sus
momentos cumbre en la declaración de la independencia nacional el 28 de julio de 1821.

Los fundamentos doctrinarios de tal proceso estuvieron directamente vinculados al ideario


democrático por el cual se buscaba garantizar la plena vigencia de los derechos y deberes
de los ciudadanos, la consolidación del ordenamiento jurídico y político del país, el respeto
a la constitución y las leyes, el bienestar de la población y la irrestricta vigencia de las
garantías y los derechos individuales.

Uno de los principales medios para concretar dicho ideario y garantizar el cumplimiento de
sus objetivos es la división del poder en tres esferas distintas -ejecutiva, legislativa y judicial-
autónomas e independientes entre sí. El Poder Legislativo, específicamente, es ejercido por
el Congreso de la República, cuyos miembros son elegidos por la ciudadanía en comicios y,
por lo tanto, ejercen sus funciones representando la voluntad popular

La primera convocatoria a Congreso Constituyente fue realizada por el general don José de
San Martín mediante el Decreto 146 del 27 de diciembre de 1821, el mismo que disponía
que se instalase el 1 de mayo de 1822 pero, por no haber terminado oportunamente sus
labores la comisión encargada de elaborar el reglamento de elecciones, el 27 de abril se
postergó su instalación para el 28 de julio del mismo año. Los primeros diputados se
reunieron el 20 de setiembre de 1822, a las 10 a.m., en el Palacio de Gobierno. Desde allí
se dirigieron a la catedral a solicitar la asistencia divina,

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