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A los 17 años quería ser médico para salvarme y salvar al mundo,

a los 18 años quería ser aviador para volar con las aves y darle todos los míos,
a los 19 años quería ser antropólogo para entenderme entre las bestias y llegar
hasta la mismísima animalidad que dio origen al caos de este mundo,
pero a los 20 años el teatro me encontró desprevenido,
juro que no lo buscaba,
me encontró a la orilla de un barranco,
cortándome las venas,
teniendo miedo a seguir viviendo…
el teatro me salvó de una vida triste.

Me maquillé creyendo que era una máscara mortuoria,


me coloqué exótico vestuarios para llegar al infierno colorido,
aprendí las palabras de otros para negar las mías,
el cielo infinito se volvieron candilejas y más nunca pude escapar del escenario.
El teatro se volvió toda mi vida.

Entendí que la existencia es una constante bifurcación de alternativas


inesperadas,
que todo lo que planificamos está siempre en el margen de lo imposible,
que navegamos permanentemente en contra el destino,
quise ser médico y terminé siendo poeta… y soy feliz,
quise llevar una vida apacible y comenzaron a gustarme los hombres… y soy feliz,
quise ser igual a todos y terminé siendo distinto,
afortunadamente distinto,
había nacido para ser yo mismo.

Tuve que luchar en el mundo de los estereotipos. Todos pensaban que ser actor
era un hobbie pasajero pero un una profesión seria. Todos miraban al mundo del
espectáculo como un lugar oscuro y pervertido. Todos creían que la vida de los
artistas no era un lugar para la gente honesta.
Cuando abandoné la facultad de medicina y me inscribí en una escuela de
actuación:
- Mi padre dejó de hablare,
- Mis amigos se alejaron,
- Mi familia sintió que había tirado mi futuro al basurero,
- Todos comenzaron a sospechar de mí.
-
Solo quería ser feliz,
Solo quería ser yo.
Hay que ser muy fuerte y tener un alto sentido de independencia para divorciarse
emocionalmente del contexto familiar, social y cultural y hacer de la vida, un hecho
muy personal.
No tenemos por qué complacer a nadie, debemos complacernos a nosotros
mismos para ser feliz. Nuestra vida no es una prolongación de un colectivo, eso
pudiera ser una condena. La individualidad es lo que nos hace individuos.

Nacemos con un don, hay quienes le llaman talento, algo que podemos y tenemos
que desarrollar a lo largo de la vida. Yo nací para escribir y entretener, otros nacen
para salvar vida, otros nacen con la habilidad de construir, otros con la dicha de
cantar, otros nacen con la fuerza y la garra de usar las armas y defendernos, otros
cultivan la tierra y saben multiplicar el ganado, otros simplemente cuentan las
estrellas…
Nacemos siempre para algo.
La felicidad se encuentra en descubrir y desarrollar ese “gift” (regalo de Dios como
dicen los anglosajones) y simplemente crecer.
Ir en contra de nuestra propia naturaleza, es llevar una vida desgraciada.

Yo, perdonen que lo escriba en forma tan descarada, tengo la profesión más
bonita: entretengo desde el escenario, entretengo con mis historias en el cine y el
teatro, transformo la realidad para que la fantasía no muera.

He tenido una larga vida en las tablas,


Son muchos los personajes que he representado a lo largo de 40 años de
actuación, son tantos aplausos, lágrimas y sonrisas que atesoro frente a los
espejos multialumbrados de los camerinos,
tres libros de dramaturgia y más de 20 obras escritas que han sido representadas
en Venezuela, Colombia, México, Argentina, Brasil, España, Holanda, Costa Rica
y otros lugares que no sé… como dice el gran compositor Leonard Cohen, hay un
momento que el Arte nos deja de pertenecer…

Son muchas las obras de teatro que he dirigido, desde mis obras hasta fundirme
en el universo de Shakespeare con Romeo y Julieta, pasando por Moliere, Ibsen,
Tennessee Williams, Edward Albee entre otros genios de la dramaturgia…
He escrito varias telenovelas, series de televisión y dos largometrajes…

Nunca he trabajado por dinero, eso sí, he cobrado por mi trabajo.


Nunca mercadee mi talento ni puse mi conocimiento en un mercado popular para
prostituir mi Don de vida por dinero, por llevar una vida cómoda, por sacarle el
jugo a mis conocimientos y usar mi Don para el placer de la comodidad,
la vida es un ratico,
la vida con su juventud tiene el mismo proceso de las flores del jardín,
la vida es un hecho efímero para no disfrútatelo al máximo,
la vida es simplemente felicidad.

Es bueno tener, es un premio a la constancia, una vida sin carencias producto de


nuestro trabajo… pero nunca la finalidad debe ser el dinero porque seríamos muy
pobres tan pobres que solo estaríamos aferrados a nuestras carteras.

Es cierto, recorremos solitarios este valle de lágrimas,


es cierto, el infortunio y las desgracias pueden tocar nuestras vidas,
es cierto, todo nos puede salir al revés,
es cierto: ¡Cómo duelen los fracasos!
Solo hay un camino para ser feliz y es ser uno mismo, no tenerle miedo a la vida,
descubrir ese “don” mágico, ese talento natural que tenemos para crecer y
disfrutar lo que hacemos.

Ahora que tengo el cabello blanco,


la piel se me pliega,
los huesos recuerdan mi edad,
me he convertido en un profesor de actuación y la gente del medio artístico me
llama “maestro”. Ahora que he publicado tres libros de poesía y descubro la fuerza
y la belleza de las palabras, me doy cuenta que ese carajito que a los 20 años
decidió inventarse una vida y escuchar su don, no se equivocó.
Soy feliz siendo actor, dramaturgo, director… hombre de sueños.

No se los dije, me gradué de psicólogo en una universidad norteamericana, he


viajado para descubrir el mundo, llevé la vida a lo máximo como fue amanecer un
año nuevo en la punta de la pirámide el Sol en Teotihuacán, crucé el Amazonas,
llegué hasta Alaska en un invierno implacable solo para esquiar…
Pero lo mejor que me ha pasado en mi vida ha sucedido en los escenarios,
lo más grande que me ha pasado en mi vida fue haber amado a mi familia,
lo más increíble que me ha sucedido es ser papá y amarme entre la mirada de mi
hijo,
mi aporte en este escrito es decirle que el mayor placer de la vida es dar,
dar,
dar,
dar,
dar,
sin esperar recibir porque dando se recibe todo.
Es mi aporte,
Es mi vida.

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