Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
menores de edad
Internet fue un gran avance para la sociedad, permitiendo el acceso a información
antes impensable. Los dispositivos móviles fueron un gran invento, permitiéndonos
enviar o recibir llamadas en cualquier lugar.
La combinación de Internet y los móviles fue otro gran salto que cambió nuestras
costumbres. Hace unos años pocos imaginaban que una escena habitual en
cualquier terraza de bar sería gente que mirando una pequeña pantalla está
leyendo noticias, enviando mensajes, compartiendo una foto de la ración de
patatas bravas…
Pero como todo en esta vida, a pesar de tener muchos pros, también tiene sus
contras.
Prohibir no suele ser la solución, sobre todo a ciertas edades, ya que puede
ser incluso peor. Los hijos intentarán hacer aquello que no les dejamos en
algún otro lugar o a escondidas, y aquí ya habremos perdido el control.
Además, tiene disponibles varias opciones accesibles sólo por los padres, para
poder impedir buscar ciertos vídeos o restringir la visualización de otros, configurar
un temporizador para limitar el tiempo que van a estar viendo vídeos, etc.
Contactar con gente sin buenas intenciones
Las plataformas de chateo (conversaciones online mediante texto o video) pueden
ser muy divertidas, ayudan a conocer gente de cualquier lugar, conocer otras
culturas, aprender….
Pero al mismo tiempo entrañan un gran riesgo, ya que hay depredadores que
dicen ser quien no son (sexo, edad, lugar…), para así conseguir algo del menor
con quien han contactado, tanto material audiovisual, como verse en persona.
Aquí hay que hacer mención a la importancia que tiene no dar datos que puedan
permitir a un tercero acceder al menor en persona. Si se menciona el colegio
donde estudia, alguien podría intentar acudir para una toma contacto. Cuando se
dan ciertos datos personales, es mejor limitarse al nombre de la ciudad.
Estas plataformas de chateo llaman la atención de los niños enseguida, por lo que
si son hijos pequeños, cuando muestren interés por estas herramientas, una
buena forma de introducirles es hacerlo junto a ellos, a modo de juego. Invitarles a
que pregunten algo a la otra persona, o ayudándoles a responder, y así en cuanto
notemos algo raro en los mensajes recibidos, podemos desconectar y explicarles
por qué lo hemos hecho, de forma que no caiga en engaños y vaya aprendiendo a
cómo comportarse cuando esté a solas.
Con los adolescentes el tema es más complicado, ya que querrán privacidad y que
respetes su intimidad. Para este caso, lo más recomendable es explicarles que no
deben fiarse de nadie de primeras, que jamás compartan información privada, que
entiendan bien el tipo de gente que se pueden encontrar y lo que puede pasar, y
dejarles claro que estamos allí para ellos si tienen cualquier problema o duda.
Saber si nuestro hijo está acosando a alguien es difícil excepto que tengamos
acceso a sus mensajes o conversaciones. En algunas ocasiones es posible que
incluso lo hagan sin ser conscientes del daño que están causando, sobre todo
cuando es en grupo.
Lo esencial es que tengan claro que hay una diferencia entre bromear con alguien
que se toma bien las cosas, o no parar de insultar o faltar el respeto a alguien que
demuestra claramente que no le gusta lo que le está pasando. Básicamente, no
ser malos con quien no se lo merece.
Es importante también decirles que si detectan que uno o varios están haciendo
acoso a alguien o se están sobrepasando, por ejemplo, en un chat de grupo de
clase, nos lo notifiquen para así poder ver qué está ocurriendo y hablar con quien
corresponda (otros padres, el colegio).
Y para el caso contrario, una vez más se les debe dejar claro que los padres están
para ayudar si sucede algo. En casos de acoso online que afecten a la salud del
menor lo mejor es desconectar de la red social o plataforma para dejar de recibir el
bombardeo de mensajes.
Hay que estar atento al estado del hijo, por ejemplo si se muestra con ansiedad,
se cierra a preguntas o responde siempre a la defensiva diciendo que está bien y
que no pasa, o su comportamiento y costumbres cambian drásticamente. Podría
ser señal de que algo está ocurriendo en el colegio.
Otro tipo de acoso son las críticas negativas o destructivas gratuitas a contenidos
que el menor publica. Por ejemplo, muchos chavales abren un canal de YouTube
y publican vídeos (cantando, tocando un instrumento, actuando, o hablando de su
vida), o bien publican cosas en Instagram.
Se trata de juegos que empiezan como algo sencillo, y se van complicando. Son
retos que se hacen online, que empiezan con cosas como parar a alguien por la
calle y preguntarle la hora, pasando por realizarse cortes en el cuerpo, y en
algunos casos hasta saltar desde un edificio como última prueba.
Que nuestros hijos entren en estos retos es tan sencillo como que entiendan lo
absurdo que es, transmitirles que son creados por gente que sólo quiere hacer
daño, que no aporta nada, y que si empiezan es muy probable que a través de
amenazas o engaños se vean obligados a seguir. Enseñarles noticias de niños
que han muerto por realizar el reto podría ser positivo también.
Puede que aún así no lo podamos evitar ya que cada adolescente es un mundo,
pero para según qué casos al menos estarán concienciados de antemano y no
harán caso al que les invite a entrar.
Sabiendo esto, como padres es importante transmitirles que hacer eso puede ser
muy peligroso. Aunque en ese momento lo consideren como algo sin importancia,
tienen que tener constancia que estas emisiones suelen ser grabadas, y las fotos
y vídeos pueden acabar en algunas páginas de Internet.
Realizar compras online
Tener instaladas en el móvil o tablet aplicaciones como Amazon, Wish, AliExpress,
etc. puede entrañar un riesgo si no se toman las medidas de seguridad
apropiadas. Un menor, aún sin mala intención, puede acceder y buscar productos,
agregarlos a la lista de compra y realizar el pago.
Permiten jugar sin abonar nada, pero limitan el tiempo de juego, movimientos, etc.
de forma que si quieres más, debes utilizar gemas, que a su vez se obtienen con
dinero.
Así por ejemplo un juego de puzles puede permitir jugar tres puzles al día, y si
quieres jugar otros tres, debes esperar a mañana, o bien desbloquearlos usando
10 gemas. El juego puede ofrecer paquetes de gemas como por ejemplo 30
gemas por 0,99€, 100 gemas por 2,50€, etc.
Lo que debemos hacer es configurar el dispositivo para que pida una contraseña o
huella dactilar para realizar pagos, de forma que el niño no pueda por su cuenta
realizar este tipo de compras en juegos.