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La Primera Guerra Mundial (1914-1918), conocida en su momento como la Gran Guerra porque no se concebía un
conflicto mayor, enfrentó a dos grupos de alianzas: por un lado se encontraban los Imperios Centrales, liderados
por Alemania, y por el otro la llamada Entente Cordiale, protagonizada por Francia y Reino Unido.
El juego de alianzas se fue configurando los años previos a la Primera Guerra Mundial, enfrentando a las
potencias que querían mantener el equilibrio de poder existente en Europa —Francia, Reino Unido o el Imperio
ruso— y aquellas que querían alcanzar una posición equiparable al de las grandes potencias, algo de lo que
carecían por ser Estados jóvenes —Alemania e Italia— o por haber entrado en decadencia debido al auge de los
nacionalismos —Imperio austrohúngaro y el Imperio otomano—. Ninguna de ellas logró sus objetivos.
Ante el aumento de las tensiones, se formaron dos bloques de alianzas. Por un lado estaba la Triple Entente,
formada por Francia, Reino Unido y Rusia, las potencias tradicionales que buscaban mantener el equilibrio de
poder. Por el otro la Triple Alianza, formada por Alemania, Italia y Austria-Hungría, que querían tener una posición
equiparable a la de las potencias tradicionales.
Italia, a pesar de ser aliada de alemanes y austrohúngaros, mantenía con ellos una alianza defensiva, por lo que
no se vio obligado a entrar en la guerra al haberse iniciado por voluntad austrohúngara. Así, en 1915, y con la
intención de recuperar territorios austrohúngaros que consideraba suyos, Italia se alineó con británicos y
franceses para luchar contra sus antiguos aliados.
PAÍSES ALIADOS Y POTENCIAS CENTRALES
Por su parte, la Stavka decidió emprender una retirada estratégica con el objetivo de ganar tiempo mientras
aumentaba la producción de la industria bélica rusa.
Tras la ofensiva de Gorlice–Tarnów a finales de mayo de 1915, los ejércitos de Mackensen cruzaron el río San y
capturaron Przemyśl. El 22 de junio, los rusos abandonaron la capital de Galitzia, Lvov. Entre el 23 y el 27 de junio,
los alemanes cruzaron el Dniéster. A comienzos de julio, Mackensen hubo de detener la ofensiva debido a
los contraataques rusos.
El 13 de julio, los ejércitos de los Imperios Centrales comenzaron una nueva ofensiva en todo el frente. Superados
en número y en posición precaria debido a las acciones recientes, el extremo meridional de la línea rusa colapsó y
retrocedió al norte, huyendo hacia la línea Dęblin-Lublin-Chełm.
De manera más preocupante, el 10.º Ejército alemán y el Ejército del Niemen presionaban a través del extremo
norte de la línea, amenazando de nuevo con rodear un ejército ruso por completo.
El 13 de julio, toda el ala sur había sido obligada a retroceder otros 160 km (99,4 mi) hacia el río Bug, lo que
dejaba sólo una pequeña porción de la Polonia del Congreso en manos rusas, con su eje principal entre Varsovia y
la Fortaleza de Ivangorod. El 22 de julio, los ejércitos de los Imperios Centrales cruzaron el Vístula. En agosto, el
4.º Ejército ruso abandonó la fortaleza de Dęblin. Con la continua retirada rusa, Varsovia quedó aislada, y el 12.º
Ejército alemán al mando de Gallwitz aprovechó la oportunidad para capturarla el 4-5 de agosto.
Nuevos ataques de los ejércitos 8.º, 10.º y 12.º alemanes, procedentes de Prusia provocaron el colapso también
de este frente, empujando todo el ala norte de las fuerzas rusas, que eventualmente formaron una línea que
coincidía aproximadamente con la frontera prusiana de preguerra.
Los soldados mantenían su posición durante semanas o meses, sin poder avanzar ni huir del campo de batalla
Las trincheras permitían que la guerra se disputara en frentes estables, situados en territorios de ambos bandos.
El objetivo principal era mantener el territorio bajo control para evitar que el enemigo pudiera conquistarlo.
Los alemanes crearon las trincheras para defenderse de los Aliados Francia y el Reino Unido. Cruzarlas resultaba
imposible, así que los Aliados siguieron el ejemplo de sus enemigos y cavaron agujeros profundos para
establecer posiciones permanentes.
Los Aliados partían en desventaja, ya que los alemanes habían sido los primeros en construir las trincheras y
ocuparon las zonas más altas y con mejor visibilidad.
Empezó entonces un enfrentamiento estático y de desgaste. Francia y Gran Bretaña colocaron su ejército a lo
largo de más de 700 kilómetros de trincheras, desde el Mar del Norte hasta la frontera de Suiza.
Las trincheras se construyeron para conservar el territorio y no perderlo. Los soldados no entraban en batalla sino
que tenía la misión de aguantar y defender su posición.En las trincheras, miles de soldados vivían en condiciones
infrahumanas. Sufrían bajas temperaturas, humedad y epidemias como el tifus, el cólera, la gripe y la
disentería.Además, la vida en las trincheras era muy monótona, exceptuando dos alertas al día (una por la
mañana y otra por la noche) cuando los soldados tomaban posiciones de combate ante un posible ataque que
casi nunca se producía.Muchos de ellos fueron abatidos por las ametralladoras, mutilados por la artillería,
dañados por los gases tóxicos o quedaron atrapados en las alambradas que separaban las trincheras.
Los soldados podían pasar días o semanas sin salir de las trincheras debido a los combates.
El arma principal de los soldados en las trincheras era el fusil con bayoneta, una hoja larga y afilada usada en el
combate cuerpo a cuerpo. Las ametralladoras eran mortíferas y disparaban hasta 600 balas por minuto.
En la guerra de trincheras, los soldados pasaban la mayor parte del tiempo escondiéndose del enemigo.
El combate cuerpo a cuerpo era poco habitual y los ejércitos utilizaban sobre todo la artillería (ametralladoras,
cañones, armas de largo alcance). El proyectil más temido era el que contenía gas mostaza: no era letal pero
dejaba a los soldados aturdidos e incapaces de luchar y defenderse.