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OBRA

(IN)C OMPLETA
Este libro se realizó gracias al Programa de Estímulo a la
Creación y al Desarrollo Artístico (PECDA, 2017) de la
Secretaría de Cultura del Estado de Querétaro y la Secretaría
de Cultura Gobierno Federal
Luis Alberto Arellano

Obra (in)completa

HERRING PUBLISHERS
MÉXICO
HERRING PUBLISHERS MÉXICO
Querétaro, Qro.

www.herringpublishers.com

Primera edición: 2018

Diseño de la colección:
Oliver Herring

© Luis Alberto Arellano

ISBN 978-607-98229-0-3

Impreso en México / Printed in Mexico


Índice

  Nota del editor xiii


  Entre la Postmodernidad y el polvo
  Arturo Santana xvii
  La Sociedad Extraterrestre que perdió a su Psicólogo
  Sergio Ernesto Ríos xxi

Erradumbre

I
  Erradumbre 7
  Enuma Elish 8
  Adán perpetuo I 11
  II 13
  III 15
  IV 17
  Mujer desnuda a pie de la ventana I 18
  II 20
  De por qué las aves 21
  Balada por H.H. 23
  Mirándola dormir 24
  Epifanía 25
  El canto de los muertos I 27
  II 30
  III 32
II
  Manual de herejía 34
  El rapto de Europa 36
  Una boca por mitades 37

v
  Peleo recuerda un regalo de Zeus 39
  Ícaro 40
  Dédalo 41
  El río, el mismo 43
III
  Esto no es una pipa 46
  Silencio y espuma 48
  El estrecho dudoso 49
  La catedral de Roma, el puerto de Lisboa 50
  Almena en Isafán 51
  En auxilio de los idiotas 53
  La doctrina del fuego 54
  Óleos para mi madre 55
  Helena, suo tempore 56
  Voluntad de la moira 58
  Mujer sin atributos 59
  Erradumbre 60

De pájaros raíces el deseo

De pájaros raíces el deseo


  I 67
  II 68
  III [Consagración de la primavera] 69
  IV 70
  V [Aún] 71
  VI 73
  VII [Epitafio] 74
  VIII 75
  IX [Ámbar negro] 76
  X 78
  XI 80

vi
  XII 81
  XIII 82
  XIV 83
  XV [Poema como grito] 84
  XVI 85
  XVII [Espacio curvo] 86
  XVIII [Monograma] 87
  XIX [Parto de la ceniza y el fuego] 89
Lo profundo es el aire
  La manía del viento 92
  A little less conversation, little more action babe 94
  Profética 95
  Memoria del gato 97
  Y una grande mariposa amarilla 98
  Empeños 99
  Corrección 100
  Lo profundo es el aire 101
  El origen de las especies 102
  El fulgor de la roca 103
  Franca Potente bebe ron y toma un ácido 104
  Ligereza 105
  Inquietud 106
  El sujeto predicable I 107
  II 108
De cuerpos moribundos pero sanos
  La materia del silencio 113
  Unción de los enfermos 115
  Babel 116
  Salmo 118
  Secos labios I 119
  II 120

vii
Plexo

Mundo lento
  Escrito con ceniza 125
  Escrito en el polvo 127
  Escrito con ceniza 128
  Escrito con ceniza 129
  Escrito con ceniza 131
  Escrito en el polvo 132
  Escrito con ceniza
  (Autorretrato a los 31 con empleo) 133
  Escrito en el aire 135
  II 137
  Escrito en el polvo 136
  Escrito en el polvo 137
  Escrito con ceniza 138
  Escrito en el polvo 142
  Escrito con ceniza 143
  Escrito en el polvo 144
Plexo
  Cada hombre es una garganta 147
  Quemado el ojo polifémico 156

Bonzo

Caja negra
  Efecto nocturno 173
  Celebración 175
  Tipos duros 176
  Arenas movedizas y la palabra ángel 177
  Vacante 182
  Combustión espontánea 184

viii
  Nubes violeta a ras de piso 187
  La máquina de matar el tiempo 189
Tiro de gracia
  Tiro de gracia 192
  Happy Birthday NN 194
  Malas palabras 195
  Caja de texto 196
  Blackwater 197
  Dactilograma 201

Grandes atletas negros

  Five thousand dollars 211


  A martillazos se puede saber lo que sea 242
  Lo que un hombre debe aullar
  antes de lanzarse al vacío 245
  Piezas ocultas de un combate
  secreto contra el mundo 247

Contranatura

  Basilisco 259
  Tigre 260
  Elefante 261
  Catoblepas 262
  Centauro 263
  Piasa 264
  Castor 265
  Avestruz 266
  Tarando 268
  Salamandras 269
  Anfisbena 270

ix
  Dragón 271
  Toro de Minos 272
  Mandrágora 273
  Camello 274
  Fénix 275
  Mantis 276
  Perpetuum mobile 278
  Sirena 280
  Bernacha 281
  Delfín 282
  Orcas 283
  Pájaros cantores de la tristeza 284
  Leviatán 286
  Narval 287
  Rémora 288
  Iguana 289
  Cóndor 290
  Grifo 291
  El hijo del aire 292
  Eco 293
  Unicornio 294
  Ruiseñor y Golondrina 295
  Un árbol de palomas 296
  Simios 297
  Agathos Daimon 298
  Calandra 300

Destino manifiesto

  Tríptico de la complacencia 307


  Riesgos calculados 312
  Breve manual de la idolatría 314

x
  Tríptico del reposo 317
  Manca 321
  Mecanismos de cocción lenta 323

Nómina de huesos

  El viejo larsen mira los barcos descender… 329


  Mármol para señoritas I 330
  II 333
  III 335
  IV 336
  V 337
  VI 339
  VII 341
  VIII 342
  Panorámica del desastre 343
  Suite Vollard I 345
  II 347

xi
NOTA DEL EDITOR

Estimado lector, el libro que ahora tiene en sus manos es producto


de un proyecto de investigación y difusión del patrimonio cultu-
ral de Querétaro. El objetivo de dicho trabajo está enfocado en la
difusión de la literatura contemporánea local. Lo que no significa
que no tenga una veta investigativa.

Antecedentes
  La convocatoria del Programa de Estímulo a la Creación y De-
sarrollo Artístico de Querétaro (2017) define que:

“... el Patrimonio Cultural de una ciudad comprende las obras de sus artistas,
arquitectos, músicos, escritores y sabios, así comolas creaciones anónimas, sur-
gidas del alma popular, el conjunto de valores que dan un sentido a la vida. Es
decir, las obras materiales y no mate-riales que expresan la creatividad de ese
pueblo: la lengua, los ritos, las creencias, los lugares y monumentos históricos,
la literatura, las obras de arte, los archivos y las bibliotecas.”

  Ahora bien, cómo seleccionar una propuesta entre la vasta ofer-


ta cultural de un estado para justificar su difusión y promoción.
En el caso de la literatura, por ejemplo, habría que considerar que
el mapa literario actual de Querétaro no se explicaría sin las figu-
ras de Luis Alberto Arellano y Gerardo Arana. Ambos escritores
han dejado huella en otros escritores jóvenes del estado. Autores
emblemáticos que fallecieron lamentablemente muy jóvenes y
que, desafortunadamente, su obra no es fácil de encontrar. Por lo
que se propuso la realización de dos libros que den cuenta de la
trayectoria de estos autores queretanos.

Consideración teórica
  Pierre Bourdieu (1990) en su artículo “El campo literario.
Prerre-quisitos críticos y principios de método”, sugiere que en

xiii
la sociología de la literatura deben existir dos momentos de refle-
xión: por un lado analizar la producción material de la obra, y por
otro atender la producción del valor de la obra.
  De acuerdo con el sociólogo francés, la obra de arte es un obje-
to que solo existe como tal por la creencia colectiva que lo conoce
y lo reconoce como obra de arte. También dice que una ciencia
rigurosa del arte debe tomar en cuenta todo lo que contribuye a
constituir una obra de arte como tal, “empezando por los discur-
sos de celebración directa o disfrazada que forman parte de las
condiciones sociales de producción de la obra de arte como objeto
de creencia” (1990:10).
  Lo que Bourdieu propone es tomar en cuenta el espacio social
en el que se encuentran los que producen las obras, así como los
productores de valor. Este mundo social que se genera entre pro-
ductores, obra y consumidores produce circunstancias que otor-
gan el valor a las obras.
  Lo anterior nos permite plantear preguntas de investigación las
cuales orientan este proyecto de difusión:
  ¿Cómo se establece el valor de las obras literarias? y ¿cómo se da
el reconocimiento en la literatura?
  Parafraseando a Bourdieu, un artista es aquel de quien otros
artistas dicen que es artista, y justamente, esta idea es la que per-
mea el concepto de campo literario, dado que la producción de
valor en el arte está en función de lo que otros establecen como
creencia de valor.
  Este campo está emparentado con los sistemas de recono-
cimiento, de premiación y de becas institucionales, los cuales dan
cuenta de los artistas, escritores y sus obras. En literatura, otro fac-
tor es el mundo editorial, no obstante este concepto se confunde
con mercado editorial lo que llevaría a creer, falsamente, que el
valor literario está en función de las ventas. Un factor más de este
campo literario sería el papel de la crítica, oficio que se difumina
entre la marea de información masiva que consumimos a diario.
  Sin embargo, en estos espacios los escritores pueden llegar a

xiv
descuidar sus propuestas, ya sea por la búsqueda del recono-
cimiento institucional o por la búsqueda de las ganancias de la
venta de sus libros. Y en el caso de la poesía los índices muestran
que es de los géneros menos vendidos.
  Lo ideal, estimado lector, es que el reconocimiento y el valor
provengan de una sociedad lectora, que reconozca y se apropie
de su patrimonio cultural. Razón por la cual se pone a su dis-
posición esta colección de textos que esperamos sean de su agra-
do. Lea y disfrute.

  P.D. Otra forma de reconocimiento es la que se da entre poetas


y que a su vez otorga valor a las obras. A manera de presentación
o prólogo acompañan este libro las plumas de Arturo Santana y
Sergio Ernesto Ríos.

xv
ENTRE LA POSTMODERNIDAD Y EL POLVO

La experiencia lectora y el instinto de búsqueda suelen erigirse


en guías iniciales para encarar el problema de la escritura creativa
concebida desde la libertad del presente postmoderno, esa rup-
tura con las utopías. El punto de partida, cuando se asume con
la impronta de un oficio profesional sin las ataduras racionalis-
tas, se desenvuelve con relativa lentitud por cuanto se desconoce
el rumbo a seguir en la aventura. Luis Alberto Arellano (1976-
2016) enfrentó en el origen de su práctica poética los dilemas
propios de una historia de vida que le interrogaba hacia el senti-
do de una decisión atribulada. En una charla de café a fines de la
década de los años noventa le pregunté a quemarropa con el afán
de fastidiar: ¿Vas a seguir en la psicología profunda o te mueven
el piso las letras? Su respuesta fue inmediata y en serio: “Aún no
lo sé, no lo he resuelto”.
  La publicación de Nómina de huesos parece indicar una toma
de conciencia sobre aquella cuestión impertinente si nos ate-
nemos al serial de títulos y episodios que Luis Alberto dio a cono-
cer en los veinte años de labor con la poesía. El estudioso del fu-
turo respecto de la vocación literaria de nuestro poeta encontrará
aquí una referencia sobre “Los versos nacidos del polvo”, según
se lee en la dedicatoria de su primer poemario que me obsequió
en julio del año 2000.
  Lejos de la atmósfera tonal de una nostalgia pueblerina que se
sabe añeja el escritor incipiente abre la puerta con énfasis de de-
senfado en latitudes de otros mundos, aunque no es clara su filia-
ción estética cuando en su primer texto “El viejo larsen…” nos
asesta un título descomunal. Sin comentarios en su recepción
considerando que se trata de su ópera prima y es frecuente que
los hallazgos asomen sobre la marcha cuando el oficio madura.

xvii
Esto se expresa en Erradumbre (2003), en cuyo discurso el poeta
indaga un tono propicio para una estética en construcción, de
ahí que las reminiscencias bíblicas y mitológicas se ensamblen
con una vocación de ruptura constante, extendida en De pája-
ros raíces el deseo (2006). El sustrato de esa conmoción poética
proviene de una vasta cultura que Luis Alberto Arellano poseyó
con cierto desencanto infantil, nunca saciado por el asombro.
“Nunca es la medida de lo eterno” afirma en uno de sus textos. Y
la idea de Dios entrando y saliendo de un escenario vacío.
  El sarcasmo y el humor negro corren paralelos con las líneas
(no versos libres, sino anarquistas) en un pensado desorden co-
herente con el caos, o con el desmadre, según se lea: “falda más
jugosa no se ha bebido por estos bares”, nos dice a pierna suelta
en la cantina de Don Amado. Lo demás es lo de menos porque
días contados de la vida del poeta de Plexo (2011) pendían de un
hilo.
  Bonzo de 2012 es un extremo de la cuerda en un monólo-
go disonante en franco desafío, o un “Tiro de gracia” nos dice.
Grandes atletas negros (2014) es un manual de bolsillo para leer
instantes previos a la catástrofe. Poemas corrosivos para perder
la cordura y hacerse a un lado sin pedos. Y para no desafinar en
2015 Contranatura nos pone en jaque con un poemario de bes-
tias mitológicas, borgeanas, librescas. Destino manifiesto (2016)
cierra el periplo.
  Un campo de significación constante en la obra de Luis Al-
berto Arellano necesariamente incluiría sustancias como carne,
polvo, Dios, nadie, nada, muerte. Una valoración de su obra se
antoja necesaria sobre el contexto de una tendencia universal ha-
cia el encuentro con un sentido actual de lo humano, antes de
una catástrofe final.

Arturo Santana

xviii
W
LA SOCIEDAD EXTRATERRESTRE QUE PERDIÓ A SU
PSICÓLOGO

Como cuando vivías


cantarás.
Aunque no vuelvas.
Lucho Hernández

Que era un punk frustrado a bordo de un bajo eléctrico, temible-


mente improvisado, en una de esas adolescencias aceradas de los
años noventa, me contó Luis Alberto. ¿Quién no lo era? Le dije,
de vuelta a otras madrugadas, a otras ebriedades, a otros dones
del cielo.
  Hoy pasé toda la tarde oyendo en mi cabeza una canción de
Garamona que habla de una “pandilla punk exterminada”. Y el
azar presente en mi ejemplar del abuelito del Spotify, que lla-
mábamos Ipod, toca ahora todos mis archivos mp3 de Jaco Pas-
torius, apodado el primer jazzista punk. Sobre Pastorius fantaseo
con ese robo caribeño, engalanadamente africano, que desde su
radio de onda corta lo hechizaba cada noche sin distinción entre
su Miami y Cuba. Disculpen la divagación, trataré de recom-
poner el comienzo.
  Luis Alberto también era un ser híbrido, el último de los
poetas Napster, el último de los poetas gamers, el primer poeta
iPhone, pantallas electrónicas antes que bosques, el azote de los
caciquitos culturales y funcionarios queretanos1, un diccionario
de retórica andante, José Gorostiza + Bob Flanangan, López Ve-
larde + Linh Dinh, Rafael Lozano + Gerardo Arana. Lo conocí

1 Recuerdo una noche nebulosa del año 2008 o 2009 en la que cantamos, en un karaoke, a dúo, para terror de

sus enemigos presentes “El jefe de jefes” de Los Tigres del Norte.

xxi
muy joven cuando era psicólogo2 y aprendiz de brujo del Siglo de
Oro3. Devoto gongorino y devoto gonzalorojístico sus primeros
libros tienen ese derroche de música venido del esdrújulo y que
vienen y van, y son bien venidos, lúbricos, apasionados, vigoro-
sos poemas de amor y también muy tristes poemas de desamor.
Un típico escorpión. “Hay días, amor, yo no entiendo: /somos
tan poca carne, /y es nuestro tan poco cielo”, esos versos de Luis
Alberto Arellano atesoraba en su biblioteca Guillermo Fernán-
dez, transcritos en un papelito blanco.
  Para mí el ciclo más poderoso de la poesía de Luis Alberto
Arellano empieza con “Plexo”, esas provocaciones a los locos, los
ovnis y las madrugadas, son el signo benigno del que desea bo-
rrar del mapa ese bajío mostrenco y panistoide: nada de maitines,
sembremos zombis. Y lo borró desde la ficción, desde la segunda
naturaleza que es el poema, pero lo borró, sobretodo, en la vida
real4. Luego vienen “Bonzo” y “Grandes atletas negros”. Libros
de arrebatos, libros de interminables enumeraciones, catálogos
de reinos perdidos, infectados por la metáfora del vacío proto-
millenial que encarna el zombi, el zombi omnipresente de sus
amados videojuegos, el zombi rey de las carteleras y amo de siete
temporadas de seriales, somos los muertos vivos, Zombi Trump,
Zombi Peña Nieto, arúspices del zombi, oficiantes de la jerigon-
za, wikipedias pavorosas, buscadores de google que cada día se
alegran con una efeméride ociosa, vida on line, vida con todas las

2 Un largo tiempo puso como profesión en sus redes sociales: psicólogo de extraterrestres. Seguro era por

nosotros, sus amigos.

3 Lo conocí en un curso de los Siglos de Oro que impartía David Huerta. 2001. Mi acendrada misantropía de

los veinte años y su precoz (feroz) profesorado sogemista nos hicieron obviar siempre ese primer encuentro. Y

asumimos que nos conocimos hasta el 2007 con The Clash y Joy Division de fondo, whiskys, dealers, charlas de

favelas brasileñas, licuados de aguacate dulce y peluquerías que frecuentaba en São Paulo.

4 Corran a leer su ensayo aunque aparezca en un chanchilibro llamado “Escribir Poesía en México”. Protegió a

periodistas en su casa, enfrentó a gobernadores, y en todas las tribunas y páginas la barbarie sexenal de FECAL.

xxii
rayitas del wi fi, vida like, vida llena de seguidores, vida a ciento
cuarenta caracteres, vida en tiempo real, vida en vivo. Esa es la
elegía que escuché y entendí muchos años después –frente al
pelotón de fusilamiento de la poesía mexicana– en sus últimos
poemas. Un tránsito a la saturación, borrarse ahí, botadero de
otro siglo, sobredosis, blur, irrespirable. Una incompleta obra
completa. Una obra completa pactada en el infuturo de la muerte.
  Un primer ciclo lo componen “Nómina de huesos”, “La doc-
trina del fuego”, “Erradumbre” y “De pájaros raíces el deseo”,
libros enclavados en una estandarizada estética dosmilera mexi-
cana. Casi un manual para ser un perfecto Paul Celan, José Ángel
Valente o Jorge Fernández Granados. La búsqueda de una raíz
mítica, bíblica, castellana, pura y de silencios singulares, solemne
y ensimismada en el canto, la fugacidad, el deseo y el prestigio
poético de ciertas palabras: ceniza, fuego, lluvia. Todo afincado
en el territorio del erotismo, eso contrasta el plúmbago de las en-
telequias con una bella y necesaria educación de los cinco senti-
dos. Hacia el final del libro “De pájaros raíces el deseo”, entre un
boscoso homenaje a Gonzalo Rojas –erótico, clásico, exudante–
aparece un nuevo registro, ahí, el poema “A little less conversa-
tion, little more action, babe” es el anuncio de sus siguientes
libros, una música improvisada, la ironía frente al mundo que
se cuela con su paranoia, con su pop, sobredosis residual de in-
ternet. Cree en el ruido, cambia el trazo por la gestualidad de
la mancha y la saturación. No hay vuelta a la torre abolida, el
poema deviene spam, deviene una enumeración de malestares en
el pináculo de lo irracional.
  “Plexo” es la celebración de un universo desorbitado, señales
al pasado y al futuro, en los contornos de una plenitud: vida
y muerte, amor y recuerdo, locura y enunciación, desamparo y
humor. Comienza una reflexión que se enlaza de la literatura al
mundo del arte, comienza un tráfico liberador, ensaya una retóri-
ca de sumas repetitivas que abundan en el vacío.
  “Bonzo” es mi libro favorito, el gesto es el de un suicida y

xxiii
poseso, como lo indica el título. Abandona una personalidad para
asumirse la indigestión del mundo, un trance, el andamio que
a cada nueva altura amenaza con tambalearse. Mucho debe esa
liberación a su oficio como traductor Linh Dinh, Juliana Spahr y
Bob Flanagan. Pero hay especialmente una autoagresión, olvidar
la apacible dicción de sus libros anteriores, desmontar el reloj y
armar con él una bomba. El país no estaba para menos, quién
podría asegurar que la vocación agresiva de los poemas no era
otra que la repulsa de los años terribles (que siguen igual de te-
rribles) de la Guerra contra el Narco. Montó “Arenas y la palabra
ángel” de forma performática en Berlín. La desolación vestida
de Caracortada. En ese sentido “Grandes atletas negros” es un
instructivo de piezas breves para jugar a ser civilizado ancladas en
el sinsentido, para disolver la lógica, martillos de emergencia para
salvarse de este accidente a pique llamado mundo. Justamente
“A martillazos puede saberse lo que sea” es uno de sus poemas
no poemas más logrados, en la oscura porción en la que ya no se
puede decir nada, se puede decir lo que no puede decirse. Pura
claridad. Iluminación.
  Los últimos dos libros de Luis Alberto corren en sentidos para-
lelos “Destino manifiesto” publicado en 2016 sigue con esa veta
de “Bonzo”, en cambio “Contranatura” de 2015 sigue la línea
más clásica, de sus primeros libros. “Contranatura” es un bes-
tiario y es un divertimento, a medio camino entre la erudición y
la charlatanería ¿hay cumbre más alta para un poeta? La hechura
es exquisita, la precisión, el ritmo. Referencias pías, umbrosas
afirmaciones con las que el cronista sabe pender de rama en rama
al desocupado lector.
  A nombre de la Sociedad Extraterrestre que perdió a su Psicólo-
go les deseamos la más cordial bienvenida a esta Obra Inn Com-
pleta.

Sergio Ernesto Ríos

xxvi
Erradumbre
2003

y
Primera edición: 2003

© Mantis editores
© Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Querétaro

Impreso y hecho en México

*Los poemas Erradumbre y De por qué las aves: se publicaron en el


cuaderno de poesía Nómina de huesos, Ediciones Sangremal, 2000.

**Erradumbre, Enuma Elish, Adán perpetuo, Mujer desnuda a pie de la


venta, De por qué las aves, Balada por H.H, Mirándola dormir y Epifanía:
fueron publicados en la plaquette: La doctrina del fuego, Editorial
Fuera de Comercio, 2001.
Welchen der Steine du hebst —
du entblöbt,
die des Schutzes der Steine bedürfen:
nackt,
erneuern sie nun die Verflechtung.

Levantes la piedra que levantes —


despojas
a quienes precisan el amparo de las piedras:
desnudos
renuevan ahora el enredo.

Paul Celan, Welchen der Steine du hebst


Para Emanuel, mi hijo
I
ERRADUMBRE

El comienzo fue la espera


el silencio
el rumor de trenes arribando a la noche y sus gritos

El grito fue la lanza


el silencio
que se parte atravesando las calles

La calle fue la hembra


el silencio
siempre alerta de las golondrinas

La golondrina fue traición y desencanto


el andar cansado de Caín y su quijada
la humedad de un río llamado Eva

7
ENUMA ELISH

Amanecemos tan pronto


en un delicado vergel de amatistas
en la égida solemne de la tromba
Amanecemos tan de prisa
así de frágiles, marchitos
redondos en la mácula sombra de la investidura
desierta en el costado que nos profundamente nombra
Y nos desnudando vamos
silentes y ajados como la sordera que les precipita
a tramos recorremos de los días
el pesado fardo, la incompleta calma de la lluvia
De un pasado que nos inventa es que huimos
de la ceguera que nos antecede, de la caricia que se nos
pierde:
todo lo que nunca hemos sido
En la cuenta de las fracciones
de este cuerpo creador de sangre
que crea cuerpo que crea sangre que crea cuerpo
nos miramos, gota a gota, en las solvencias de la carne
en la disminuida llama que lentamente se apaga
en el pesado humo de cada miembro en su caída
Y corremos fragmentados al coro de voces
que nos solitariamente llama
al sonido de ropajes que sigue presuroso
Evitamos de tarde en tarde responder
al silente canto de las aves
Quién grita mi nombre
quién señala el verde prado, la limpia cizaña

8
Quién reclama de su dueño, su amo
una tunda, un azote por mediodía

Es la suerte que está echada


Es la mano feroz que nos encierra y nos arroja sin daño
Es el rebote de dados que nos bendice
Despacio caímos al pecado
silentes somos ante el azar incontenible
de ser hombre, ser mujer, ser gato
Tiramos con ambas manos de este cordel
desvencijado, amuleto indescifrable que nos une
tiernamente a nuestros padres
Los hábitos de la ceniza
el sílice crucifijo que cabalga porcelana
las habitaciones donde hemos amado
Un hombre es tierra y agua
solo arena que se funde al contacto
cristal y cicatrices, augurios en la piel
por cada año en silencio que admiramos los prodigios
Era todo mirabiliis factum:
el luminoso eco de un andar por otra avenida
la torrente lumbre que despedía el polvo sobre los objetos
El milagro, la piel airosa, ventolera en su cima
de águila enardecida
La corriente inmóvil, el río ––el mismo––
sus pausas que no terminan de suceder
éramos torrente de cinco mil años
una suma de talentos, un salobre vestigio de esmeraldas
refulgentes en la palma de la tromba
(En el cristal de tu divina mano
de un punto a otro de mi destierro
más osado, pero más perdido

9
En la crujiente calma de tu mirada
de un todo fulgurante a uno oscurecido
me solitariamente lleva el arcano
En el inminente recorrido de mi yerro
del desierto a la lluvia anegada
por la mirada contenida de la sombra)
Y ha pasado nada, el polvo ––el mismo, las aves,
el viento y sus pétreos aromas, todo lo mismo
una epidermis de cansancio nos cubre pacientemente
para evitar la ruina, la desgracia de ser inmóviles
en los líquidos restos del día

Cuando en lo alto solitario sol


se pierde, es que el lento animal
que somos se inclina recóndito
y termina de nombrar
aquello que juiciosamente no alcanza:
una tortuga que entre risas corre
a la destemplada orilla de la ola

10
ADÁN PERPETUO

Nueva en su cascada golosa que le completa


Oída más con ojos
leída entre la palma de la mano
sombra ante la que un cuerpo
se pierde
si un alma ha de encontrarse
en otra alma ha de mirar
al extranjero, al enemigo
hemos visto en el espejo

Un barco de refugiados:
cadáver que se abre paso
en la memoria
Un camino almendrado que dura más de un día

En silencio se lleva la sal y el tiempo a los


desconocidos
El viento se cubre de murmullos
en la cadencia de los volcanes desarraigados
como una mujer pariendo
en medio de la noche

Grito que nos lleva de la mano


la flecha presurosa que corre al cuerpo
Cuerpo entre sombras, deshecho
necio
Una luz de brillos sonoros
entrelazando la roca que descubre

11
la montaña
el tejado que estalla en átomos diamantes
de una sola selva que es la misma

Alejandra dice:
esto es el paraíso
Yo miro serpiente, miro fruto
miro a Dios encogido en sus labores
––desierto tal que la lluvia finísima
bordaba el pueblo––
extenso por toda la calle
espejo silente, de agua
muestra una mano, tal vez más que una boca
una sombra
que se dibuja entre sus bordes
el sonido de las cosas
palpitando a través
del azogue que
sufre nuestra pupila
todo mojado
mucho

De entre las ruinas del jardín


entre puños de ceniza
adivinando el futuro
la abuela promete una tarde soleada
También mi madre juraba en vano

12
II

Leves son mis pasos


Leves en la sequedad fatal
que acompaña diciembre
Vuelto sobre mi sombra
arrinconado en mi duda
ahíto, desbordado en mi epidermis
En un silencio agobiante
un silencio
como la noche antes del crimen
La orilla de otro cuerpo que se cruza
leves son mis manos
ligeras al contacto
violentas en el desborde
de su continente
Caído el ángel se arremolina
el viento en su frente
perlada de sudor y cabellos
la última sonrisa antes del desvelo
Entregado a la serena entrega
tercamente ebrio
un cuerpo
cartabón que suplica retirada
un guía maltrecho por los retenes del viaje
Dolorosamente vivo
arrinconado en su estrecha soledad
Espera neciamente
que alguien le llame por su nombre
Caído el ángel, el cúmulo de plumas

13
viejas y olorosas
la misma tarde subiendo los montes
repletos de verde en un estallido calcinado
por la mirada de Dios

Un ave recorre graznando los límites


del jardín
El enemigo está próximo

14
III

Lluvia antes que fuego


un ceremonial angosto que nos cubre
de día, la ceniza y su pan glorioso
¿De qué llora el cielo?
¿Tembloroso en su más música
abierto en su parto intermitente
de plumas y fastos solitarios
al modo de las aves en vuelo?
Encarnado en un cuerpo
todo valle todo montes
gentil y magnífico
como la espada de César
Entre las furias abatidas que ceden al terrible impacto
de la caída
un ángel
una hembra que toma piel
El viento arrulla el vendaval,
la fuga de objetos perdidos
Descubiertas sus manos
los ojos oyen una llama
miento al deseo
Los ojos oyen
virtud
de los ciegos que nada temen
Virtud de Tiresias
escogido entre los hombres
para mirar y no ser mirado
––Entra solitaria a su rincón siniestro

15
El ciego observa y escucha
un hombre, mutilado de guerra
como todos los hombres
colmado en los límites de la cama
furioso en su tacto
le ruega, trémulo la sed
que le arrebata
Tiresias sonríe, del final
ya sabe todo
como los pájaros todo sabe
Bebe directo de la lluvia
La mujer lanza al techo un grito
que nadie oye––

16
IV

Escucha, Nadie, los rugidos


serenos de tu prole
Recuerda, Nadie, los brazos que rodean
el cielo en tardes de otoño
la cuadratura del horizonte
que se aleja
Sufre, Nadie
el canto impúdico
de las aves

(Entró el viejo cargando el hato de huesos


que le corresponde
y Nadie volteó el rostro
para mirarle)

17
MUJER DESNUDA A PIE DE LA VENTANA

Retrocede la sombra
el cuerpo desnudo
se encuentra
otro le cubre
se alivia
se mira llorar en otros ojos
se enciende

La vida es una mala hierba


es la soledad raíz amarga
en los dientes del que regresa

Iluminada la habitación
se escucha el fragor de animales
agotando el piso entre las sábanas
La ventana
toda madera que cruje
si el viento golpea a esos cuerpos que se reconocen

Si un amante llora
el otro convence
si dos se miran bajo una roca
es la piedra que enmudece
de plúmbago rebotando su cavidades
Los viñadores destejen la tierra que hará del cuerpo una
palabra

Dónde se aloja la muerte

18
En qué signo ajeno
sonoro
de este animal sensible que somos
reducto a fluidos y carne
Dónde miro la nada en tu piel
qué de tu sangre me recuerda el final
la espera

Ha venido la tarde con su estrechez


a juntar los platos rotos y la incontinencia
El rumor de huesos haciendo la cama

Me constan la memoria del fuego y los secretos mensajes


que va dejando tu piel al recorrer la alcoba. Te miro y me desnudo,
soy el silencio que acompaña tus pechos infinitos, tu entrepierna
líquida y eterna. Irías a ser que Dios te dio esa boca. Manca,
sifilítica amorosa del resuello. Te miro y me desnudo. A la luz
de una vela, la feliz almendra que nos devora y te conmueve.
Despojo a la luz de su borde carnoso, no somos si tú no devoras.
He dicho tu nombre y se aloja el tesoro entre mis dedos. Tu
piel pulsando, quebrando la oscuridad, mirándola llover. El eco
terroso que se diluye como un gran ojo juzga las soledades

O tal vez soy nada, la brillante indiferencia de los astros, la sangre


de otro hielo, el destino inexorable del sol o las llamas al final
de un cigarrillo. La oreja crece ante los dones encerrados en una
moneda. Quién ha cerrado la ventana. El viento se ha mudado a
otro campanario

19
II

Esta mujer que se tiende


al costado de mi costado
me come en sus límites corpóreos
Indómita mujer
una ausencia
el cartílago y los cartabones
todos signos que nos orillan centrífugos

Esta conciencia limitada


por el grito que estremece la calle
rebota duro en el asfalto y se desliza melodioso
ante nuestros padres
todos fortuitos y sin escamas

Nubes remozadas en las encías de una ninfa asiática. La nada, el


eterno espacio que se limita a sí mismo. Una almendra que de
costumbre nos sonríe. He caminado silencioso hasta donde he
podido. La víscera me estalla. Soy el mismo que esto contempla,
ajeno y mudo. Cantar es perder los ánimos. Servirán otro licor y
yo reposando entre sus piernas.

20
DE POR QUÉ LAS AVES

Porque un día alguien pierde la cabeza


y se busca al fondo del espejo
se mira en otro lado
en todo espacio
Ese alguien sin cabeza ni los huesos
ni la espalda
se dibuja un talante sifilítico
en el sabor de otra carne
que no es su carne
en los abismos donde despierta
ignorante de las aves
o el desconsuelo

¿Qué no sabe de su pecho o de sus nalgas


del falo erecto y poderoso
en que comienza la pérdida
el azote?

En ese marasmo de somos


fuimos
se detiene una mirada a completar el mundo
un amante que entiende y clasifica
derruido como todos los amantes
escondiendo la vergüenza en los pantalones
descubre a la rubia de pezones agudos
a la hembra de cadera anaeróbica
Ese alguien perdido
encontrado

21
funesto
se sienta cada tarde a mirar su parte en cada todo
calienta la memoria y echa a fumar la infancia
que sacó de la billetera

Un tú
un nosotros
mirado desnudo en la bañera
mirando de prisa como el que muere y no se va
el que se olvida y está presente

Los antiguos
encontraron aves a los mensajeros
cifrado el secreto en un canto de pajarracos

22
BALADA POR H.H.

Un lirio seca la férrica mano


que le tiernamente sostiene:
de agua precisa su natural condición

La mano encierra la liviana mejilla que le sigue


paso a paso, con la inocencia de los Cárpatos
Un hombre se mira correr triste
el encuentro con el silencio
Entre los geranios y la vida encapsulada
en latas y conservas
Entre las flores leídas de memoria, ante
el inoportuno silabeo de una madre preocupada
En pequeñas olas de un perfume sucesivo:
el generoso cuerpo vibrante que nos contempla
Es la sombra de otra sombra
una cabritilla de compacta espalda,
es la ruina de la piel que siempre nos condena

Un hombre seco en manos de un férrico lirio


su natural condición el agua detesta

23
MIRÁNDOLA DORMIR

¿Qué de ese nadie, animado y furioso


que insulta dilatado a la cama
y sus contenidos –tú y yo–?
¿Qué de ese tirano epidérmico que nos monta
telúrico
demostrando rizoma
y talento pendular al modo
de las bestias (tú o yo) en catálogo del medioevo?
Instantánea brega de un motor desquiciado
laminar estallido a coro que nos mira y recuenta
inseguro de la cifra numérica, de la tartamuda
silábica

Qué de mirarte desnuda en tu paladar sinfónico


mirarme hombre a cuestas de encontrarte de mañana en
mis calzoncillos
sibila de un soplo de viento, amordazada en la caricia

Al modo del gato de Cheshire que olvida los dientes en



cascada
acuáticos
como los amantes que se retiran infames
a la soledad de sus cuerpos desnudos y olvidan una cita
felina entre los castaños y la alondra

Al modo de Alejandría, más que lago, más que hembras


Al modo de los gansos en su llamado al vuelo
con una lágrima por el rostro

24
EPIFANÍA

Ayer domingo me veré al espejo


las manos
sus multares agujeros
la tiesa mueca mineral de morir despacio
Temblaré de dicha salvaje
llorando la segunda venida
la conciencia genital de ser yo mismo
Vendrá a mí desde la multitud
el rumor de huesos haciendo la cama
el sino del cobarde
la tristeza en los párpados
Vuelto sobre mis pasos
girará el acertijo
la torre
la pesada soltura de un orgasmo
Brotará de algún lado
arisca
melosa
la tibia soledad de dos cuerpos enmohecidos

En un callado espasmo se dibuja el aleteo de una mariposa


o el tifón que destruye el lindero de una playa

Hemos de hacer silencio


abrazando un bellísimo cadáver
Dirás tú sibila
los rumores
el tendedero

25
las golondrinas

Hemos de guardar silencio y escuchar recelosos


la caída militar de los ángeles
el tierno desparpajo de plumas quebrando el asfalto
a los ejércitos acariciando el acero
la risa áspera de los dados
Será cierto el oráculo
la duda
el páramo donde se buscan
infantiles los despojos envanecidos
El algún rincón de este desenlace
se dejará venir la bruma escapando de la fábrica
o los hospitales
el dolor del niño incendiado en su atardecer lluvioso
Por dios que lo he visto
En esta isla de roca árida
desterrado de mí gemirá la puta
la diosa

–¿Qué fervor terrible nos habita sudorosos


y nos renombra en las frías aguas de la tarde?
¿Qué somos que alguien más no haya sido?–

Estirando los miembros a la orilla de un acantilado


será reclamo la mirada del vacío
el silencio incontenible de esperar despierto
quebrando por un instante
la inminencia del relámpago

26
EL CANTO DE LOS MUERTOS

And God said


Shall these bones live? shall these
Bones live?
T.S. Eliot

Fábula de la traición de una sirena

Sirena

Hubo atravesado el verano


flotante como la escama en su grito
Serena como el lento vuelo horizontal
practicado día a noche en los hoteles

Hubo siniestra rígida Afrodita


encaramado su rostro a su pecho
lúcida flor de sal
que se rompe al tacto de los sexos
que líquida se quiebra al sonar de las palmas

Miraba solitaria el triste acento con que le nombran


firme en su condena aspirando polvo de estrellas
limando por contacto su mansa cadera de agua salada

Hubo de si es que hubo de en silencio llorar


Pero eso lo supongo solamente

27
No me constan la lágrima ni las estrellas
No he visto tal flor salina
todo lo he escuchado a sus comensales de otra noche
Aquellos que gustosos quiebran los tallos que la sostienen
The Lady is withdrawn
In a white gown, to contemplation, in a white gown.

Me viene desde su branquia costal un aroma


un claro aroma a soledades
Un guiño infantil que todo lo ciega

Enterrador

Y dijo el ángel comerás el pan con el sudor de tu frente


beberás el vino que tu hembra deje por hastío
construirás la ruina que otro hombre ocupe como a un
palacio
serás por siempre el reflejo pálido de tu sombra

Condenado miraste el vacío dentro de tus manos


cantaron los muertos un verano que todo lo pudre
la tierra escupía tu cadáver innecesario

El frío corta llameante de tus huesos

Por eso cavo entre salmos un hoyo en la tierra


un hueco que reciba tus cenizas
erijo una estela quemo pingües muslos de buey
recién muerto en tu honra
en tu nombre que los dioses te arrebatan sin
misericordia

28
Serás nadie y serás alabado

Cadáver

Hoy miro mi solitario costado


mi ahuecado rencor de mirar una hembra
y digo nadie

Como la voz atraviesa siniestra la calle en silencio


un mirlo que canta en el hueco de una mano
digo nadie
hoy tengo la palma llena de polvo salido de mis escamas
la lluvia crisálida me protege en medio de la noche que
todo revienta
digo nadie
Soy un verde cráneo que disminuido escuece un férrico
olor a sidra
a convento mineral y envejecido por la falta de húmedos
pecadores
un montón de polvos de suciedades que se turbiamente
contemplan
digo nadie

Es hora de suspirar lo callado


es hora de mentirle a dios
por su nombre
y digo nadie
pondré sendas monedas en mis párpados
lento cruzaré las manos en mi pecho
rígido la mortaja el llanto

29
II

Llamado a maitines

En la turbia codicia de una mano que se estira


que se abre un dedo por otro un racimo
de claras denotaciones, una llaga acusadora
en la munífica soledad de la sombra que todo lo condena
que todo lo mira caer desde su precipitado aroma
en la intermitente visión de un perfil con vocación
para el delirio, en la flor vestal porosa que lo nombra
contemplo azorado mi criminal ceniza
Una ventana se cierra a la voz de la muerte
un espectro sonoro se levanta
erguido, se mira poseer la facultad del yerro
Un minuto después la lluvia barre completamente el rastro
un turbio olor a sidra que contamina los huesos
erguidos aún, errados, se contemplan mirar una sombra
un talante de hombre desvencijado
Ante la carne que resguarda el humo azul de los polvos
ya idos
ese polvo que un día dijo
soy yo, soy tú el que habla
ese polvo azul o humo de contornos finísimos
ese polvo azul o humo de piedra que se desmorona
de huesos que una vez fueron rostro
y esa ceniza azul de una carne azul
que hoy es humo de color rojo
de un tono amarillento denunciando los azufres
que todos cargamos entre las piernas
Ese polvo que una vez más fue hueso y fue carne y dijo
yo soy

30
tú el que habla de memoria y talentos
ese polvo azul
esa memoria sin centro
ese borde carnívoro
ese olor a sidra
a nueces podridas
a sicario adormilado
a lluvia callejera
ese soy yo, tú el que habla,
tú el que duerme, tú el que en el silencio de la cera
te lentamente apagas

31
III

Micer Antonio

Vendrá la micosis triunfante


a instalar su florido reino
en el agudo más ángulo del vientre
vientre sin alas
trunco por la moribunda trama del deseo

Micer Antonio, te llueve por dentro


la confusión de ser hombre que vuela
entre preciosos caballos que llegan arrastrando los belfos
con una sed de centurias

Micer Antonio, te consume la duda memoriosa y su reino


la viruela imaginaria de las hembras
el aullido que solo tú oyes en la tumba ardiente
del cadáver que somos
te llueve la ceniza de las magnolias y del tálamo
en la flamígera muerte que todos cabalgamos

Un átomo infinito
un telégrafo en nuestra cabeza
la cabellera longínea de un solo trazo
eslabón que tú lanzas sin misericordia contra el estanco

Déjame te cuente una historia, Micer Antonio


de cadáveres sin alas que volaban bajo
Deja te cuento de la nave que recorría las ciudades del
medioevo
con su carga munífica de locos y ebrios

32
Habrá que decir Blake hablaba con los ángeles que
dormitaban
su bruja en el jardín de la familia
deja te cuente de las mujeres que tenían un órgano
galopante
un histrión histrión que hundía y aparecía
las soledades del vientre
Te contaré de los feroces, de los calmos
de las viudas virginales que todo lo perdieron
por Él, la bestia
Micer Antonio, escúchame hablar del abad Verger
que mató al arzobispo de París
en protesta por el dogma de la concepción
Deja te cuento que tu rostro no es ya el mío
que tus historias no son de caballos o
de átomos
que duermes escondido de la luz que todo lo astutamente
nombra
Micer Antonio, nos dueles tiernamente como un fantasma
que se desborda de su cuerpo
Nos dueles como la rutina que empapela todas las paredes
y consume tu nombre secreto
como un amuleto para la horda
Es inútil que me escuches
es inútil ya que diga, ese es el mío
el de frías manos enardecidas
el del rostro bajo el polvo que lo desdibuja
Micer Antonio, nos llueve gota a gota, la turbia noticia
de tu locura

33
II

34
MANUAL DE HEREJÍA

Muere el 28 de agosto de 430


estando la ciudad sitiada
desde junio por los vándalos
de Genserico
Aurelius Agustinus de Hipona

Señor de los excesos y lengua de arena


Tantas lágrimas guardaba Agustín para Dios
Tantas voces dejó escuchar quien confiesa a fin de cuentas
que ha sufrido, que la carne
le ha sido grata y el espíritu no lamenta su derrota

Ese dios de Agustín venció años después


a Genserico
a Maníqueo
a los cátalos y su pureza

Agustín se doctoró en iglesias


pero aún tiene noches en que recuerda a las negras
faldas que pecando
lo volvieron santo
EL RAPTO DE EUROPA

Habiendo comprado los bienes


que más excitaron su deseo
las mujeres de Argos
miraron con dulzura a los fenicios
quienes maquinaron y ejecutaron su rapto

Ío formó parte del botín en un puerto helénico

Los cretenses desembarcaron en Tiro con el fin


entre otros, de llevar consigo a Europa
a buen término en tierra griega

Tiempo después robaron a Medea de la mano de su padre


y el rey de Colcos

Esto fue el inicio, y no otro


de las hostilidades entre los asiáticos
y el mundo occidental

A fe de los persas robar mujeres


es cosa que repugna a leyes de la justicia
pero tampoco hay mérito
tomar con tanto empeño la venganza por ellas

No hacer caso de las arrebatadas


es propio de gente cuerda y política
porque bien claro está que si ellas
no lo quisiesen de veras, nunca
hubieran sido robadas
Bien claro está

36
UNA ROCA POR MITADES

Tiembla
cielo
han llegado
son los bárbaros que asoman
al horizonte de la acrópolis

Han venido de tan lejos, distinta tierra


a la que nombramos madre
con sus batallas deslizándose en la niebla
con sus caballos de formas extrañas, sus magos que todo
lo crean, con sus cacharros y sus vicios
con el cruel hábito de los vientres unidos
en mutua soledad
hembra y macho olvidando
en otra boca

Son ellos, los bárbaros, después de tanto desenlace


ellos sabrán qué hacer
con nuestros dioses, mudos y furiosos
los desbocados augurios
y el silencio sospechoso de las aves
Ellos podrán, lo sabemos, aliviar
los despojos de nuestra ruina

Ha ya tiempo que nuestros hombres


solo miran placer en otro hombre
que las féminas se desquician solitarias
como la roca partida por mitades
llorando agua

37
como los avisos
de líquidos minerales que se dejan escuchar
en boca de los ciegos o las vírgenes
Ellos, los otros, vendrán cargados de sus hijos y sus madres
llevando a cuestas el hogar y las cenizas
sus muertos, la peste, el fuego

El vigía en torre grita paciencia


que no son ellos. Los harapos y el desánimo
son nuestro viejo rey y la corte
el polvo que les cubre es de esta tierra
por muy lejano que haya sido el viaje

Él partió a su encuentro siendo joven


hubo quien juraba haberles visto
Ahora regresa y la ciudad tiene puertas selladas
Creímos que eran ellos, lo juro
pero es solo la maldita costumbre de esperarlos

38
PELEO RECUERDA UN REGALO DE ZEUS

Es día de caballos
por más que diga usted
mi gloriosa Tetis: no hay caballos
ha ya tiempo no los tenemos con nosotros
Siempre los oigo galopar tristemente su tristeza

Mira, dijiste
y yo respondí torpemente, he mirado
es nuestro hijo, esa máquina inmensa de amar despacio
el asolador de la Ilión y sus ejércitos
Qué luna dorada se forma entre sus manos
Qué lento le llueve la mirada que suelta a los caballos

Has dicho no hay tales, el niño miente o


¿es acaso que Aquiles llora solitario la muerte de Patroclo?

39
ÍCARO

Ícaro es un ángel convencido de la importancia menor de vuelo.


Ejercita sin pasión, la risotada cínica de sus alas en franco desafío
a lo terreno. Largamente mira cómo los músculos laterales de su
espalda se yerguen minados por la sustancia febril en sus huesos.
Cifra su refocile admirando en el delfín su natural consorte, en el
minotauro la saña de su empresa. Padre e hijo -Dédalo se alegra-
se encuentran en ráfagas dispares de viento buscando alcanzar
cada cual por su cuenta la inmensidad, el marasmo de la nada.
Ícaro tomará un día distancia de los hombres, su cuerpo tan ligero
bordará los ecos del éter precioso. Así los ángeles o los héroes, así
también confusa la mujer que vuelva en rededor mi piel. En el
encuentro de los miembros me miro frágil en sus tendones, a la
manera de Ícaro escondo el rostro bajo las alas. Exhalo -ángel o
demonio- el impacto de la caída

40
DÉDALO

Simulado en el perfecto muro


Girando en su propio borde lateral y ominoso
Dédalo admira el trabajo bien logrado:
una presa sometida por la piedra
y el talento seminal
para el encierro
Astado silente a media oscuridad cubierto de reflejos
que se representan como el huésped molesto de toda

celebración
exigiendo su cuota de sangre y vidrios rotos
Un grito alargado en el grito:
la desquiciada marcha de la roca humedecida:
Blanda a la mirada
ingenua en su trato cordial con el camaleón

Trata de ocultar sus alas extendidas entre los límites del


sol y la cárcel
Tímido ángel que no encuentra la afirmativa mirada de
su dios

Hoy Dédalo marcha al encuentro con su hijo


Atrás quedaron los desvelos frente a lo imposible dos
veces:
la bestia y su jaula
–A falta de muros en el viento
circular luz que todo lo nombra
Dédalo arroja sus instrumentos de trabajo

41
y ruega a Éolo buen tiempo
para que un padre llame al rebelde que tiene por hijo
El invierno es aquí severo
largo como la oración antes de la cama dicha en voz alta
Entierra lilas jóvenes antes de que miren fulgor en el rocío
Dédalo busca que la escarcha no aumente el peso
de sus alas, ya marchitas por la implacable condición
de un demonio arrepentido

42
EL RÍO, EL MISMO

Habla una mujer, la misma:

He visto dibujar tu rostro en la arena que va dejando la resaca en


los plenilunios. He oído tu voz en la carne de otros hombres; sé
de tu talento inmerecido para las sombras, de tu modo etrusco al
balancear los relámpagos. Adivino, antes que lo digas, el camino
que viene de tu hogar, la red magnífica que ha tejido quien espera
tu regreso. Los motivos que esconde tu ceño fruncido me son
ciertos, el grito de las aves que te acompañan. Corvo entre los
hombres, me ha sido develado. También puedo hundirme sin
hundirme en la fresca hierba, y una vez abajo, ser un pulido
espejo, un hueco tronco, pensar que soy nadie, pero esto ya lo
he dicho; ser sin duda, la cerviz caída de una cabra o un augurio
más amable. Hay días en que llena de las arboladas raíces, me
veo como un bolsa de monedas que evita el contacto con los
hombres. Me lluevo a mí misma, desbordando los metales
que mi pesado cuerpo engarza. He perdido, a grandes saltos,
mi talento. Espero del silencio una florecida garza, un ganso
contento en su condición de ganso. De ti, hombre de antiguas
soledades, el gusto amargo de la arcilla bajo tu máscara. Desgarro
mi ropa elegante en tu memoria, me cubro las delicadas trenzas
con ceniza, golpeo sonoros los ambos, los pechos. Te lloro palmo
a palmo, mi amado, arrojando por la ventana tus pertenencias;
tu fragante vestimenta, la delicada fotografía de tu madre, el
aburrido complemento de tus libros. Ahora que descansas eterno
en la pira mortuoria tendré que esperar, firme en la sonrisa,
el delicado eco que tus huesos tendrán de ti (Sus palabras, sin
embargo, no tenían peso, y su mirada, confundida e inmóvil,
dejaba ver lentamente la ceguera. Me pregunto si se sabrá fuera
de las redes del mundo. Pienso ahora en la ceniza, dejo caer de

43
manera incierta los rumores que el fuego arroja entre mi cuerpo.
No es la llama, sino el silencio que la nombra. No es el grito, la
ceniza que repta puritana la piel. Presente en cualquier cosa, el
inminente fuego. Que solo existe si algo se pierde. La certeza
sensorial de ser fuego, ser llama, ser roca derretida

La mujer vibra entre los delicados dedos de una flama sin nombre)

44
III
ESTO NO ES UNA PIPA

esto no es una pipa


es el viento, sonido
de un animal que se lame
a dúo las espadas
ayer mismo corríamos desaforados
como si tal cosa, jugando a morir
como si tal cosa no fuera posible
armados de un augurio en voz de la correcta ave
y los cristales
pequeños que pedíamos
a un viejo ciego que blasfemaba en voz alta
(nos divertía
mirar y no ser mirados)
un latido serenísimo licuaba el milagro
de encontrar hombre y mujer para el pecado
la flaca que siempre nos seguía
al final resultó grande, un holocausto
o al menos un puñito de sal
un animal del desierto

al modo de un príncipe educado para la batalla


repetimos diacrónicos las felonías que uno
realizaba al otro
como el poseído decíamos Legión
a nuestro nombre
Legión o tal vez Nadie

llegó luego Borges y todos ciegos


nadie ha recuperado la vista ni los espejos

46
dejé los cristales y la mirada
oscurecida por el humo
esperando que el viento contradiga
y reconozcamos una pipa al puro tacto

47
SILENCIO Y ESPUMA

/de qué hablar con un cadáver oscuro


que se va entre la furia
llevando nuestro silencio más sonoro

Silencio y espuma
sables que cortan la mirada del viento
un vientre junto a otro en fría soledad

Orfeo, el triste, pregunta


el sabor de los cuervos anidando entre los reflejos de la

lluvia

Qué resta sino hundir las manos en el rostro


soltar el aliento
y llorar el cuerpo
hasta que sangre
hasta que sangre

48
EL ESTRECHO DUDOSO

El amor no es higiénico, lamentas


Qué respondo mientras recuerdo
si los cuervos tristes anidaban la cochera de mi abuelo o
me viene de la más tierna infancia el rumor salado
de la arena y el mar, el ácido tamarindo que mi madre
depositaba con sus dedos finísimos entre mis dientes

De qué te hablo si solo me ocurre Caín y su rastro


sangriento en la quijada
Raquel ofreciendo marido a cambio de mandrágora y sus
beneficios
Qué tan limpia sonaba Magdalena en brazos de Jesús
pregunto
la primera de mis ninfas trasladando su lengua a mi boca
Constantino arrebatando su fe a los bernabitas
el escondido vello de tu espalda que reconozco
entretenido en la redondez de tus senos

El amor no es higiénico lamento


Qué te digo

49
LA CATEDRAL DE ROMA
EL PUERTO DE LISBOA

La catedral de Roma
el puerto de Lisboa
la música de Bach entre sus torres
el sabor de la almendra
El himno, Señor mío, espejo de mi alma

La antigua vocación de cadáver


animando verde mi rostro
El lupanar de Buenaventura
ausente en nuestras carcajadas
El imbécil de pueblo arrastrando el listado
a las armas
¡Vaya contigo, Señor!
que no aprendes
La vida se nos escurre por talones
así la visión de mi féretro por navidades
así el olor de carmelita anidando
en las pupilas del viejo
Vaya con este niño
exclamó mi abuela ante el griterío de las aves
en un rincón de su jaula
No he sido yo quien lanza la primera piedra

50
ALMENA EN ISAFÁN

Con el acento normando que nos caracteriza


desde el límite informa de los arbustos calcificados
en tu cadera
te seguía manifiesto idiota que soy he sido

Era domingo en ramales más agudos que la santidad


de los muertos
y llovía memoriosa la ciudad sus culpas

Un Demócrito en patines nos cubría de ceniza los


genitales
recién forjados a la brisa de un atardecer
de un aterrizaje forzoso
narciso miraba su reflejo en cualquier parte
descabezado como los últimos segundos de
Jokanaán en brazos de sus captores

Haría falta la memoria de un instante preciso:


el hombre desnudo que escucha un disparo
justo a sien izquierda, mira su mano erguida
en posición de antipático desdén
y se eterniza completamente
¿Qué verá si mirase sus dedos o su sexo?
¿Su origen destemplado por el líquido amniótico que lo
rodea?
Más valdría estar muerto

Que nadie juramente en vano, faltaba más

51
Reniego constante de toda fe
procesal o simulada
Qué me importa la mandrágora filipina
y sus usos medicinales
que nadie diga que me conoce
de un asunto previo
le refuto
Soy anterior a mí en todos los aspectos
no duden su ironía cuando memoricen
este rostro de rasgos cambiantes
esta voz atronadora que recuerda
un impulso cadavérico a cada golpe de vientre

Los minaretes de una calle en Isafán


se contemplan ajados
por un viajero que les compara
entre sí, girando el rostro a las mujeres veladas
de la plazuela próxima

Algo terrible sucede si las miras de frente

52
EL AUXILIO DE LOS IDIOTAS

Nada, ni la pequeña letra de cláusula


en falso contrato
ni la angustia en la mirada
que me sueltas en un dejo de lejanía
ni la atolondrada cabeza con que montan
los andantes el caballo por pascuas
ni el lento arremolinar de tu postiza cadera
minando mi costado por frotar despacio
ni el recitar agónico de los proverbios
o el Eclesiastés que de memoria
aprendimos a tu madre

Nada, ni la fingida carcajada


ni los malos hábitos que trasatlánticos
nos señalan
podrán frenar el duro encuentro
de encontrarnos
desnudos de golpe
asustados como quien no entiende
la mala broma, la gracejada
esperando en la infinita esperanza
que no llegue a tiempo la hora
de amarnos despacio
en un franco ademán desprevenido

53
LA DOCTRINA DEL FUEGO

Habrá Dios enfurecido y marcando las cartas


lanzando su frica mano sobre la mesa
sin importarle demasiado los comensales
y otros reunidos para el pokarito
que han dicho ese Alberto qué calamidad
mira qué perder con tercia en un lugar de mala muerte
y mirando a Dios en su berrinche
–terrible pataleta de Scholar ante los proverbios–
murmuran ahora es que Arellano está en problemas
más vale correr y no mencionar su nombre
solo apellido que eso confunde
negarle tres veces antes del alba enrojecida

Hay que ser afecto al vodka antes que a la vida


para gritarle así, como si tal cosa
Soy acaso yo guardián de mi hermano
y reír acremente, Pedro desde aquí veo tu casa
eres piedra y sobre ti construiré mi iglesia
una cama, una cómoda cocina, un arbolado espejo

Ahora ya no importa demasiado


ese necio pagará bien la cuenta antes
de retirarse en un mutis oportunamente alegre

Es menester que salgamos en silencio todos del casino


e ignoren este penoso accidente
que al Señor Dios le retiren la bebida
que se olvide ese bruto embrutecido de rimar
cosas que a nadie valen
Y por favor, alguien avise prontamente a su madre
que es sin duda hora de su muerte

54
ÓLEOS PARA MI MADRE

Nada hay más obsceno que un enano


pintando siempre putas
Nada más terrible, una mujer sin miedo al abismo
o la insignificancia escurrida entre las piernas
tarde a tarde de un modo casi humano
Un listón ennegrecido cargando el muro
de una casa abandonada
La irrisoria manera de entregarte
en la alcoba de tu madre
Nosotros, primarios buscando refugio
a la batalla dentro de una fiesta a fin de año

Nada más siniestro, lamentable de veras


o tal vez el frío
en las manos del loco enardecido
que nos desnudaba para dormir
entre canciones de cuna
gritando por lo bajo
no pasa nada
no pasa nada
un disparo
qué desgracia

55
HELENA, SUO TEMPORE

Mohosa está en este tiempo la lira de Homero


Luis Alberto de Cuenca

Qué renca me sale del rencor


anímico de llamarse
malparida la bífida
sin nombre, silente
de un trapecio azulado de matriz en dos
puntos
de letra escoriada
la renca
que nunca tuvo por buen pie la esperanza
el martirio de ser un átomo infinito
en el vaivén de las moscas
que moscas somos
pero sin alas

maldita le valga la altura para ser hembra


y venirme a contar ahora que ha sufrido
y mucho
que todo mojado
y mucho
que ya nadie la recuerda
y mucho
Temerosos frente al prodigio
de un pez alado en dos cabezas

enjaretada por esta mi alcoholera


vocación de idiota
le he mentido
y he dicho que sí a todo
sí a las estrellas

56
sí al manto bordado de azufre
sí a la ceniza que va dejando
en el baile

Pero le he mentido
no hay tal cielo ni estrellas
mucho menos baile
a lo más una cojera
un andar desandando
un vicio encantador de los talones
y un desprecio de loca en agonía
que de la falda va, en lentos jalones
poco a poco
tirándose

57
VOLUNTAD DE LA MOIRA

Artificial nos asombra la rueca


de morir paso a paso
qué vuelta de qué giro
de un trazo solo nos lentamente lleva
es precisa en sus andares de círculo ondulante
que todo lo cínicamente teje

Hoy no llueve y está bien no llueva


que escampe es buena cosa
como buena cosa es el silencio, buena la leche materna
y bueno el buen Dios siempre y cuando
nos deje a solas
y calle

58
MUJER SIN ATRIBUTOS

Normal el asunto de una hembra


en cuarentena
o dígase una mujer
maltrecha
dígase un estado mortuorio
en una linda imagen entre el ángel y la mano
o dígase he perdido una pierna
una llaga en un puerto
tanto espejo dígase
Así sería una greca en el hombro
o que tártaro se paga por un sueldo
por un pellejo que decir mío
No se culpe a nadie de mi suerte
no podíamos saberlo
tal vez esa que ríe con un seno al aire
y es por cierto, una dama

59
Erradumbre:

Efecto del yerro sobre los objetos. Pátina de la


equivocada acción humana sobre las cosas.
(Lexicón, Ambroggio Calepino, Italia, 1502)

60
De pájaros raíces
el deseo
2006

J
67
Primera edición bilingüe español - francés: 2006

D´oiseaux racines le désir


Traduit de l’espagnol par Françoise Roy

© Écrits de Forges Éditeur international de poésie


© Mantis Editores

Impreso en Québec
Vivir
es restregarse
de pared
en pared
esta cáscara
terca
de ceniza.

Quedar
rescoldo al viento
a cada instante.

Menos rescoldo
siempre;
pero siempre más brillo.

Desiderio Macías Silva

En el descenso oscuro
del paladar a la materia húmeda
lo amargo llena
de pájaros raíces el deseo.

Jose Ángel Valente


De pájaros raíces el deseo
Acaso somos la misma oscuridad las mismas palabras
los mismos gritos
Nunca lo sabrás Los muertos no entienden a los vivos

Gloria Gervitz
I

Nací a la orilla del desierto. Hijo de la sal y el vértigo, miembros


anquilosados por la lengua de arena que nos forma. Somos todos
prófugos del viento. Aquí ocurre que no hay agua, sino estrés
sed y sonoro silencio. Ocurre que la falda de una mujer suda la
materia de nuestros ruegos. No viene la sombra con su pálido
insomnio, con su rosa fugitiva y los cristales enemigos del sueño.
Huimos como todos los que regresan. Más desviados pero más
perdidos.

67
II

Venir del barro y hacer del polvo un consejero. Que duerma tu


cabeza alejada de los ventanales. Nunca dejar mayores huellas
que las de tu sombra rozando el horizonte. Hacer de cuenta que
la ruta nos es conocida y fingirle a todos el hábito de la memoria.
Nunca, por ningún motivo, volver a dormir en el mismo puente,
ni despertar entre la sonrisa de la misma cama. Nadar en contra
de los peces. Venir del barro y ser una lluvia de polvo, mas polvo
enamorado.

68
III

[Consagración de la primavera]

Alabada sea tu alba carne, mi telúrica. Bendito el tuyo vientre


que me consume. El centro sin centro de tu cuerpo, una esfera
que lentamente nos llueve. Unidos por lo frágil, me conmueve
la suave trama de tu piel. En la lenta corrupción de las horas,
la soledad y su húmedo poso de caricias nos callan. Eres agua y
de agua me cubres. El hombre cuando ama se lamenta, sabe a
lloro el llanto de su delicado afán. Alabada sea tu alba carne al
mediodía.

69
IV

Te miro mirarte en mi cuerpo, ser el eco de mis miembros. Nada


puede vencer la crudeza del silencio. Nada puede el fragor de la
carne ni el húmedo roce, nada la memoria del estruendo. Nada
puede el silencio en contra del silencio. Es esta la materia del
Deseo: Cifrar el sonido que baten las olas en la orilla. Vértice es
un hueco que se aleja; la lluvia, una pacífica labor de lo divino.

70
V

[Aún]

¿Quién llora
que no puede llorar
desde los cuencos secos?
JOSÉ ÁNGEL VALENTE

Ha dicho el oscuro:
Todo es fuego
Pero no al mismo tiempo
Aquí es al mismo tiempo
todo fuego

Aquí el sonido es fuego,


la mácula es fuego
los árboles son de fuego, de fuego los hogares
y el cielo una gran sombra de fuego

Aquí todo es al mismo tiempo


todo sucede y acaba mientras el resto sucede
sucede que todo acaba
porque todo es de fuego

el fuego sucede y acaba


pero la llama persiste
porque todo es

71
al mismo tiempo

Todo es aquí y ahora


el cielo y la niebla son aquí
son ahora los niños de fuego
y la memoria del fuego es ahora
Yo soy ahora, soy aquí una llama
un nombre ígneo

Debimos llamarnos de otro modo


más oscuros, más sigilosos
pero es tarde
y la tarde es también de fuego.

72
VI

Heredamos la herrumbre. Heredamos la voz metálica de los


muertos. Tenemos de los idos los mismos rasgos y la misma piel.
Heredamos los signos del fracaso. Hoy la tierra reclama los hom-
bres que nunca vieron al relámpago estrellarse en el horizonte.
Heredamos la sal en los huesos. Un rumbo incierto es nuestro
legado. De cualquier modo la sencilla mudez del viento anuncia
que estamos perdidos. No hay eco en la roca, no hay reflejo en
las aguas, no hay otros ojos mirando en nuestros ojos. Todo ha
perdido la voz. Todo tiene el gusto a herrumbre de la soledad.
Tendrá la lluvia que responder por nosotros. Habrá que buscar
el reflejo en la roca, la voz en el fuego, el eco en las aguas y otros
ojos que miren firmemente a nuestros ojos. Juntar en la oscura
noche amado con amada, amada en amado transformada.

73
VII

[Epitafio]

Bajo esta roca pulida para la muerte, yace la sombra de un hombre.


No hay nada aquí de valor sino huesos blancos de sal.
No hay nada aquí de valor sino huesos.
No hay nada aquí de valor.
No hay nada aquí.
No hay nada.
No hay.
No.
Viajero, detén tus pasos
y asegúrate que la sombra continúe
soñando su sueño de huesos
blancos de sal
después busca fortuna
en otra roca severa bajo el sol.

74
VIII

Dame la sombra.
Deja aquí la sombra,
en la trémula tinta de todos los días,
en el cansancio frágil de la ventisca.
Te palpo con el sonido hueco de mis manos,
te recorro con la blanca llamarada de mis ojos,
te escancio ciego por la cercanía de tu cuerpo.

A ti vuelvo en la oscura soledad del silencio,


al borde luminoso de la noche.
Me llaman la feroz contienda de tus aromas,
el lastre luminoso de tu piel.
Nada sucede
en la proximidad de un cuerpo que se consume.

Música el vaivén de las moscas


sobre la fruta colapsada
la cama:
un buque de voces que no nos pertenecen.

Nada sucede
solo tu sombra al filo de mis costales.
Dame la sombra de tu cuerpo cuando se aleja,
la ceniza en valimento de mi tristura.

75
IX

[Ámbar negro]

Ese polvo se llama polvo


a sí mismo / se llama
y se refugia en brazos de otro polvo
llama placer
ese polvo que se nombra carne en la llama
de la consunción
fuego lento desde los huesos

Es la voz de Dios susurrando arena


se escribe ceniza del barro gozoso
se nombra barro
y agua en llamaradas
se llama fuego líquido ese polvo

Desde la garganta seca de Dios


ese polvo grita su nombre celoso
invernal
que come luz para nacer polvo
después de la luz
para nacer carne en el placer de la ceniza
para huir ceniza en el placer de la luz
esparcido en el frío átomo de la soledad
minúsculo en la soledad del universo
universal en la llama del agua ígnea
horizontal en su juego de flama
Que se escapa a sí mismo ese polvo

76
llamado sangre seca
coral fluyendo ciego desde la carne
hacia la carne que se llama placer a sí misma
ese llanto de polvo
de luz
de carne
ese llanto de soledad ciega
a sí mismo se llama ígneo barro
que se seca
de luz
de carne
del placer
horizontal en su juego de ceniza
de polvo devorando luz
desde la garganta seca de Dios
donde se acumula lento y breve
donde la arena desnuda la voz átomo de Dios
donde la carne devora la luz
para nacer polvo en los brazos de otra carne
que se llama coral ciego
en la soledad seca de Dios
en la piel de arena
ese polvo que se llama a sí mismo polvo

77
X

Mirad, hay un incendio en la luna, una brillantez de plata que


perfuma todo el horizonte, oigan a la sombra como pasa presu-
rosa con temor de ser interrogada.
El cúmulo de hojas que caen se marchitan en el vaivén de las
horas. Tengo en mis manos la semilla del hombre, una roca de
ámbar satinado, un rayo de luz color de bronce. Y en mis ojos
se desgrana pieza a pieza, la Historia de mis mayores. Tengo
además, la virtud de inmolarme a voluntad, de ser fuego con-
vertido en fuego. Soy la máquina que soñó un viejo ítalo asiduo
a las bebidas y el ocio. De mí vienen todos los engranes que ha-
cen funcionar el preciso mecanismo de los relojes en las grandes
catedrales del mundo. Trimalción es el amo de mis movimientos
y tengo por fe una broma que se empeñan en repetir los viejos
que me siguen. Un dios mortífero mata al hijo de una diosa, a
un hijo que había prometido cuidar, y no paga cosa alguna. Esa
es mi religión, el culto a la traición y a la esperanza rota. Quién
puede confiar en los dioses o las máquinas. Los necios que somos
todos, los cabeza dentro de la tierra. Ese es también el nombre
de mi pueblo. Cabeza bajo tierra es como nos llaman aquellos
que viven en el aire. Los que moran entre las llamas del fuego no
tienen lengua que se exprese en sonidos. Su lengua se compone
de gritos y muecas más grotescas que su contenido. Es verdad
que no sabemos cómo nos llaman ellos.
Seguramente será distinto del nombre que nos dan los que moran
en el aire, esos gélidos cuerpos que se agitan a voluntad azarosa de
un caprichoso viento. Tampoco conocemos la música que ilus-
tra sus fornicios. Nada sabemos, somos aquellos que guardan los
hombros, los brazos todos dentro de la tierra. Olvidaba la cabeza.

78
Olvidaba el rostro, los grandes ojos que nos ciernen en la mirada
de otro. Olvidaba también el sexo poderoso que nos comprime.
Herida o asalto a la herida. No tenemos más variaciones que esas.
No somos eternos ni caminamos erguidos con la mano en la cin-
tura. Somos prudentes, tímidos del soplo divino. Pero mirad,
volved todos la vista, hay un incendio en la luna.

79
XI

Voy a recostarme todo


iré ciego al camastro negro de la noche ovípara
dejando el lodo al pie de los párpados
(roto y por tanto mínimo)
negaré mi callado esqueleto

Que termine la voz del dios


en mis ávidos miembros
en la tormenta pulso sangre pulso
que cese
se disuelva el ámbar negro de las venas
la sentida resistencia de los huesos

Te dejo dormir siniestro padre


te dejo ir entre la finita sombra del sueño
te miraré reposar y la sonrisa, padre
que estalla sorda en los confines del eterno
cuerpo
en la espuma flamígera de los músculos
Voy a recostarme solo padre
en mi frágil sombra de polvo
la roca devorando la luz que la encierra
y miraré en el interior de mis ojos
el tímido silencio de un dédalo
feroz
en que me busco pero no me encuentro.

80
XII

/Nublada por su condición de viento


posa la mujer henchida del vario deseo

Allá la sombra, el ahíto poder de llamar


a las cosas por su nombre
Entre las ramas del olivo que cae y no cae
pero tiembla fuertemente alabado
en su desnudez
ella lava la espesura de su carne herida
entre las lágrimas del amor que deja
sus huellas en la piel

sólo la miro enhiesto


para poder y no poder
todo lo que de hombre me resiste
todo lo que el silencio permite
todo lo que el cuerpo fuertemente alabado
en su desnudez
esconde.

81
XIII

En un párpado segado una gota de ámbar se asienta.


Hay un dragón temeroso al final de esta línea.

82
XIV

Nunca es la medida de lo eterno. La lluvia habla el lenguaje del


polvo que resiente, olfativo, la transparencia de su infantil juego.
Los dioses corren, dispersos, a proteger sus autos de la tormenta.

83
XV

[Poema como grito]

Si nunca decir la verdad para que no hiera la savia gris de los


cristales.

Si nunca correr descalzaos por la acera cubierta de rocío, enton-


ces no hay nada que hacer con nosotros, los tres, siempre tres,
mirando triunfales los despojos. Ni con Dios, si nunca ha corrido
las cortinas y los ventanales se agitan como el fuelle tierno de
una amapola. Entonces, la noche sube triste la escalera, y es Dios
quien reposa la tragedia en su alba desnudez de anfibio.

84
XVI

Ardo gélido y precipicio


en este resuello último de contener
el aliento y las ganas
de escarbar moroso bajo tu falda
de besarte mácula desde la punta de los dientes
hasta el latido rúnico de tus ígneas manos

Tú me oyes liviano correr


de la escala al techo floreado de palomas
en esta tarde agonía de estruendo entre las aves
tú me miras, estrecha, en el silencio
claro de tus miembros
en el contorno eléctrico de la llaga
No es buena la peste ni la marca húmeda
en los huesos
ni la muerte certera en brazos de la muerte
Afuera la ciudad arde y arden todos los hombres
todas las ventanas y sus huecos:
abre ya, mujer
que la noche flota única de murmullos
y el ardor es mella feroz en mis sentidos.

85
XVII

[Espacio curvo]

Hay que agotarse tibios al amar


agotarse profundos y molécula
y no pensar el millón de muertos que mueren
completos hoy
ni el millar más que sudan
hambre loca de la avidez pronta de locura
ni el siniestro hombrecillo que espera inquieto
a que baje esa mujer la escalera

No hay que mirar sino a otro lado


para no ver la mancha íntima del dinero
en los dedos de la anciana
ni adivinar el bulto torcido en los pantalones
para ya no oler el frío licor del fornicio sobre la acera

Hay que olvidarlo todo con paciencia, con tiento


con ardor, como olvida despacio el buen Dios
hay que romper las ganas de gritar:
MISERIA

MISERIA
y todos abajo
que se nos quiebra el cielo entero
entre los mismos cuatro costados
entre el mismo roto costillar incompleto
entre el mismo único llanto.

86
XVIII

[Monograma]

Y si la muerte aguarda ahí dentro


en esa habitación a oscuras
Y si mueve su manto lenta y eterna
para tocarme fría el rostro
Si la muerte aguarda dentro
de esa habitación oscura
negra
que brilla con el fulgor ceniza de lo negro
y me ciega lenta
pausadamente
Si la muerte aguarda
que espere
que tome con calma las cosas
bebiendo los fríos restos de la carcajada

por qué no saberlo
que la oscuridad
extiende fúricos los cuerpos
que la negrura del silencio en los ojos
fragméntalo todo
y todo es una boca
húmeda y extraña que nos jala
todo es una o dos manos con los dedos
en ristre
palpando
siendo palpados

87
que se aventuran buscando otro cuerpo en pedazos
pero eterno
infinito
y todo es la respiración rota
el hilo de la voz roto
la cremallera entallada
Si la muerte aguarda
escondida en el silencio
ciega y húmeda
que espere a que el placer termine.

88
XIX

[Parto de la ceniza y el fuego]

Cuando la llama se consume


tras los límites de la hoguera
alguien resta para empacar los restos
Alguien que siempre miró la lucha
tras los ventanales
Cuando todo se ha consumido
y la ceniza se lleva en baldes
que no recuerdan los muchos gritos
ese alguien empuña la diestra contra Dios
y amontona los cuerpos desteñidos por la muerte

Ese alguien no aparece nunca en la instantánea


que nos conmueve seis segundos completos al día
sino que vaga temblando
entre la ropa olorosa a desgracia
buscando cómo volver la cara
a los huecos en los muros
Se afana en dejar sin manchas
de sangre los pasillos de la iglesia
de colocar en su sitio las ventanas sin cristales
y deja que el viento
menos frágil
arrastre lo liviano que se consume
entre las inertes brasas del olvido

Cuando han partido los que batallan

89
buscando el rastro que deja la guerra
en su huída
el único que permanece donde siempre
ha estado
cierra los párpados tercamente abiertos
y gruñe calmo ante el puente destrozado

La limpieza tarda
y los restos estorban durante años
el paso libre en las calles
Hay que comprar nuevos caballos
y pulir nuevas vajillas:
erigir nuevas tumbas
parir nuevos hombres
en nuevas mujeres
nada queda sino remontar el desastre

Al final
cansado y viejo
ese alguien que resiste
se tira en la tierra de nuevo fértil
a gozar de las estrellas en una noche sin luna
ni aviones
con una manzana olorosa
entre los frágiles dientes
que ya no le estorban
y sabe que nada pasa ya
en ese cicatrizado paraje
pero aún de vez en vez
debe mirar desconfiado sobre su hombro.

90
Lo profundo es el aire
LA MANÍA DEL VIENTO

De nada sirve volar


rodeado de puro aire
Es mejor remontar las alas entre la negra tierra
Entre el risco metálico
En lo profundo del silencio
Volar ahí
a brazada molida con lo pétreo

Habría que luchar con el polvo desde su origen de polvo


con su condición de roca en desgaste
mancillar directamente al elemento en la química de su
primer resuello
ahí volar
mancharse las alas de mullidos
terrones

Habrá que remontar el metal en su pulido osario


para que la roca hable
para que el fuego se escuche bramar sus motivos

De nada sirve respirar siempre aire


habría que respirar fuego
llorar fuego
escribir fuego con los dedos
encendidos
soñar agua
y tener miedo siempre del vacío

92
Habría que llorar tierra y fuego
metal y viento
O sostener la respiración un
largo rato
mientras las alas terminan de
crecer bajo los costados
y el aire se ensucia con los
rastros de la sangre
que cae.

93
A LITTLE LESS CONVERSATION,
LITTLE MORE ACTION, BABE

Rampante el silbido magnetofónico de sus caricias, un aborigen


soneto de qué piernas y qué labios. Llame o no, yo le sigo, hay
que advertirle falda más jugosa no se ha bebido por estos bares.
Esquirlas de aire, es lo que son esos motivos bamboleares de ne-
gra florecida, esos pares episcopales del sínodo que no termina-
mos por dejar en claro, que la tiran neciamente a los suelos. Qué
digo esquirlas, qué motivos: ronquidos de ogro, almenas guare-
cidas, una hembra es una hembra es una hembra o una bacteria,
ella dale que dale loca con los ritmos, no es que fuera rubia con
preguntas, es que ha perdido los orígenes. No es de alarmarse,
los fenicios también perdieron rutas de regreso, pero no eran tan
enhiestos, tan lúbricos como esa rubia que no es rubia sino con-
tornos levísimos, sino pétalo floreado en la ciencia gregaria de la
Historia con mayúsculas.

94
PROFÉTICA

Hesiodo, poeta,
ganaba un concurso en ciudad lejana por esas fechas;
el oráculo le advirtió del paso por una pequeña
aldea.
Morirás si tu cuerpo descansa ahí sus fatigas.
La fecha y el nombre del lugar no importan,
son tantas las cosas que aquí son materia del viento.

Fiel al consejo,
Hesiodo rodeó el camino para evitar el tránsito
por el lugar conjurado,
y presto recibió su premio.
Tal era la materia de su deseo,
pero eso tampoco hoy importa.

Al volver tramó el mismo rodeo


que le aseguraba huir de su destino conforme
a los hombres conviene.
Descansó su fatiga en otra aldea,
en la casa de un tabernero
que le dio posada.
Había en ese lugar una mujer hermosa
pero que era hija del anfitrión.

He aquí lo que importa:


esa mujer y Hesiodo tuvieron tratos
conforme a natura.

95
Ella le amó
y esperó que la promesa de la carne
fuera ejecutada.
Hesiodo negó cualquier lazo
y partió a los pocos días;
la familia del tabernero
trató de alcanzar a Hesiodo
en su huída.

Sabiéndose perseguido
la fatiga rindió a Hesiodo en ese lugar
cuyo nombre no importa
y que debía esquivar a toda costa,
y le obligó a esconderse en un huerto mientras reponía fuerzas.
Hesiodo no supo nunca el nombre de la aldea donde descansaba.

La familia del tabernero


le alcanzó
dio muerte y robó el mérito
y las monedas que el premio
aseguraban a Hesiodo.

Insepulto
la leyenda y su epitafio
fueron transmitidos hasta nuestros oídos.
Eso es lo que importa,
eso y la importancia de nunca recoger
los premios que nuestras obras consigan
y que sin duda pertenecen a la familia
del tabernero que nos dio posada
o son tal vez
materia del viento.

96
MEMORIA DEL GATO

Que tú ardas, mi gozosa


como en el amor dulce de los 21
que tú ardas, deífica, en la llama salubre de los dioses
que la ceniza te cubra espuria de borde a borde
como los labios tuyos me daban continente
que sientas tú arder la piel contra tu piel
la llama contra tu vientre de pulido mármol
que te llame por tu nombre el viento
y consumida entre el clamor del silencio
rompa la costra de ceniza
el doloroso rencor que te anima
y vayas rampante
entre el humo y el polvo
que dejan los cuerpos cuando
el vuelo horizontal de ambos
ha dejado de cumplirse.

97
Y UNA GRANDE MARIPOSA AMARILLA

Cuando muera seré japonés


de digna figura bajo el manto
o un albatros
de rotas alas.
Seré un romo silencio de bordes finos,
una lluvia de ceniza en Sydney,
un alcatraz gobernando el mundo,
cuando yo muera.
Cuando ella muera, mi bestia negra
en la espuma negra de sus 36,
será un engrane de titanio,
un lamento murmurado a gritos,
o un tirio a mitad del báltico:
será la ortiga que llora el relámpago.

Cuando muera Dios, si es que hubo Dios


será un edificio en llamas,
un ángel de alas pequeñísimas,
cayendo,
una fronda de raíces enanas.
Cuando muera Dios, sabiendo que ha vivido
tendrá las pupilas rotas
de los necios,
el frío de las focas en los belfos,
la saliva espesa de los hombres
que nada temen.
Será Dios una libra de carne en la Habana,
un dedo extendido en la calle
o un contorno de estrellas negras
que grite por lo bajo lo callado de su ausencia.

98
EMPEÑOS

Puedes decir cualquier cosa,


hablar de lo insignificante
y de lo grande.
Puedes mentir las razones
para no vestir el alba
con tu mirada desde mi cama.
Podemos culpar a tu madre.
Puedes hablar que yo escucho
solo importa que el aire mueva tus labios
y se oculte un jadeo entre tus dientecillos
de color verde, en tu piel verde alrededor de la cara
entre tu cabello verde.
Lo puedes cubrir todo de verde,
incluso mis miembros libres
en la caída.
Tan solo no evites mirarme
con esos ojos claros, serenos, verdes.

99
CORRECCIÓN

Hay un paisaje oculto en tu mirada,


un pasear sin moverse de sitio.
¿No ves que todos los cielos, las luces de casa,
todos los ciegos huyen
al fulgor de la alborada en tus ojos?
O es que huyen del fuego cercano en mis labios.
Quisiera besarte tiernamente las pupilas
dejar que mi aliento empañe tu mirar sereno
y escribir con el índice
“te quiero”
pero entonces no podrías mirarlo.

100
LO PROFUNDO ES EL AIRE

Eres tú toda carne fugitiva.


Ligera más que el pálido tormento
a todo tacto, fuego y escarmiento
en cada risa ardor y entrega altiva.

Eres tú cálida sombra activa


tu cuerpo rápido en un mundo lento.
Cadera feroz, respiro sediento
al besar tu vertical punitiva.

Arde tú misma, leve, breve, suave


bajo la llama fría de mis manos.
Abre tu fronda húmeda a mi ave.

que píen juntos, acuáticos y cercanos,


de nuevo unidos en la frágil nave
de cuerpos moribundos pero sanos.

101
EL ORIGEN DE LAS ESPECIES1

Debiera haber padre para este caos tan contenido, tan desgastado
contra el aire. Padre humoso de años más que siniestros. ¿Es que
todo está podrido mi Dios ciego lunático? Los hombres santos de
Alejandría procuraban vivir en lo alto de una espigada columna,
oídos atentos al llamado del todopoderoso que callaba.

Todo está perdido mi Dios, mi aleteo de cuervos en una habi-


tación cerrada. Hoy San Juan de la Cruz pasó corriendo teme-
roso a mi lado en la calle. Una mujer de altas piernas le ganaba
un taxi.

1 Este poema es una perífrasis de un poema de Gonzalo Rojas, cuyo verso final, modificado, es el primero de

este.

102
EL FULGOR DE LA ROCA

Lo irreparable es Gonzalo Rojas, dijo el Hastío


hache de enormes proporciones
Lo irreparable es la risa de una mujer que amamos
la longínea humedad que nos consume

Nacimos húmedos a la sequedad del mundo


a la hierba seca, al polvo que todo lo seca
nacimos húmedos en el húmero hueso
de la batalla decidida
presurosos corremos al tibio frescor de la tumba

Lo irreparable es ese Rojas, dijo el hastío.

103
FRANCA POTENTE BEBE RON Y TOMA UN ÁCIDO

suspira expira suspira expira


y se mueve pero no es solo se parece
no es pero cómo se parece
en ese aire felino en los ojos de gata con sueño
en el baile parejo de las dos tetas ritmadas
en el entrecejo liviano

No es es otra igual de turbia


igual de precisa en las carnes

No No es se le parece
así de lejos
no hay Diosa que no haya sido puta a los 25
y cargue tanto ajetreo en las caderas
tan hermana del viento
que se le cuela por los tobillos
y tan cerca del concreto
que se muere silbando
su grito de pólvora
al duro taconeo de qué piernas tan largas
tan ubres
eso es toda
la brisa que persiguen los días del verano
una virgen tan golférrima al andar
un ángel tan ligero para volar trepado en sus blancas
albas mejillas trepidantes

no hay taxis
no hay prisa
un auto se detiene
Oh, Noche oscura
clara más que la alborada

104
LIGEREZA

Eras leve, breve, suave


eras un tibio lirio en agua mansa
con el descaro neutro del suicida

Eras liviana
te podía guardar en el fondo de mi pecho
como quien no carga nada
sino la sangre que lo anima

Eras breve
te escondía en la pupila del enamorado
hasta que la noche
reclamaba su cuota de sangre
y brotabas ligera, desnuda para el combate

Eras callada
como la tromba del pulso en las sienes
como el relámpago de tu risa
como la lluvia en tu cadera

A polvo sabe el amor cuando nos deja


a hielo arde la carne sin la carne
eras liviana
y el viento ligero
te halló en su camino

105
INQUIETUD

Aclaro
es el silencio en el llamado de la muerte gozosa

es el torbellino llameante
en la piel de mujer

es la cólera en la trama
del salino esqueleto

es la furia incesante
en el alivio de las neuronas
ahítas
del sabor

es la tormenta del deseo en los nudillos


de la lluvia en el vientre

Es eso y no tu nombre
no el turbio fonema de tu nombre
lo que me tiene atado
es decir temeroso del aparato
trémulo del llamado
calcáreo
de tu voz
de la turbia promesa de tu voz

Es la voluntad de Dios
la promesa de Dios
la huída de Dios

Aclaro.

106
EL SUJETO PREDICABLE

Cuando Jesús llegó a Betania


cuatro días eran que Lázaro yacía en el sepulcro

Conmovido ante la noticia


y el dolor cenizo en la mirada de María
Jesús lloró al amigo muerto

María y su hermana Marta


habían hecho venir a Jesús
con la esperanza sorda
de que sanara el cuerpo opaco
y ajado de su hermano

Jesús no supo del llamado


Escuchó en las aves
de la muerte fría y salina
que descansaba entre las piernas
de Lázaro

Corrió a Betania con la intención de salvarle


Bromeó en el camino con sus muchachos
Lázaro duerme, les dijo, como si la muerte
no fuera cosa de los sueños

Al llegar al sepulcro pidió se quitara la roca


que pulcramente escondía el aroma de la carne

Todos giraron el rostro ante la peste

107
Sólo Jesús enfrentó la ráfaga de olores
como una condena por fallarle a los hombres
en sus asuntos de hombres

Gritó
Lázaro
ven y anda

Lázaro envuelto en vendajes manchados


del líquido púrpura de la muerte
entre gusanos que rompían su pálida piel muerta
caminó
tímido
hasta la muchedumbre

Cuando miró a Jesús


sus cuencas vacías
se perdían entre la sombra de los muertos
De sus dientes rotos escapaban la bruma
y la caída

Jesús desconsolado le cerró los párpados.

108
II

En lo que a mí respecta
todo está bien en su errónea latitud

Arde siempre lo correcto


Es buena la fría llama de la angustia
Bueno el pan que nos bebemos
Suave la sangre en su costra de ámbar negro

Está bien perder y perdernos


en esta roja caricia por la tarde, mujer
que el hastío resuelve
en la callada música de los cuerpos.

109
De cuerpos moribundos pero sanos
Hay yerba negra en las laderas
y azucenas cárdenas entre sombras,
pero; ¿pero qué hago yo delante del abismo?
Antonio Gamoneda
LA MATERIA DEL SILENCIO

Y culpa es del polvo, de la senda que otros han transitado, la fie-


bre de todos los que la lluvia enciende, que nos espera fugitiva
en la simple calma de los días. Entre los guijarros de la soledad,
que se calcinan al callarlos, otros nombres te han llamado ha ya
de siglos y desamparo.
Tu voz se confunde con el silencio y con la llama.
Es la premura última en los huesos.

Por culpa de los días que otros han transitado, la senda es el frío
que se nos esconde, la fiebre de las manos que espera la calma
última del polvo. Entre los nombres y las rocas que tu voz
confunde, y la lluvia enciende en los cristales, la llama espera
consumirse de golpe.
Tus huesos no sabrán de la utilidad de las hormigas.
Todo se acumula entre los costados.

113

Por la senda última del frío que se nos esconde, y la fiebre clama
entre los guijarros de polvo, escapan los huesos y la lluvia de los
que no tienen culpa. En la llama que se dibuja entre las manos,
las voces procuran inútil el deshielo y las hormigas.
En otra boca encontraron de golpe los cartabones perdidos.
En otros labios, en otros costados.

Hay días, señor, yo no entiendo:


somos tan poca carne
y es nuestro tan poco cielo.

114
UNCIÓN DE LOS ENFERMOS

Yo ciego, te miro transparente: Sin ojos tú misma, vienes desde la


luz oscura de los lindes a beber el sordo rumor de los cuerpos; yo
ciego, oculto el rostro a la intensa frialdad de tus manos.
La nieve cae y es blanca como el ardor en los parietales. En días
en que el mundo tiene el color exacto de las cosas, me pregunto
por el aroma de las aves. Confío en la blanca ceniza que cae y es
negra, como el temblor en los dientes y los labios.

¿Y qué hago yo al borde de tu cuerpo?

115
BABEL

Qué lengua habla este cuerpo


lleno de luz contra mis manos;
qué rumor de fluidos o de equívocas acciones:
calla o es que grita en su mórbida faz de sombra.
No sé qué razón nos dice al desnudarse
lenta, calladamente,
piel contra piel.
Si fuera de arcilla su lengua,
si fuera de roca o dura materia del deseo,
podría escuchar su canto,
leerle desde las plumas hasta el costado.
Si fuera de hielo su grito,
su rastro de hojas livianas.
No sé qué lengua se habla en este cuerpo
ni puedo saber qué palabras, qué sonidos
se gritan debajo, en lo profundo de los huesos.
Qué gime y lucha contra las nubes en un ir y venir
al horizonte de pájaros por la tarde.
Qué lengua se habla en este cuerpo,
en la muda estridencia de sus ardores.
Adivino la furia de sus líquidos
en el espejo oscurecido de mis párpados.
Siento la lenta multitud de las horas
caminando hacia sus huecos.
Y que las estrellas se parten buscando la luz
que ha escapado de sus entrañas.
Cuando este cuerpo hable una lengua razonable,
cuando este calor emigre hacia mis labios

116
buscaré un modo justo de gritar su diálogo.
Por este cuerpo abundan los fantasmas.
Y la lluvia anclada entre sus dedos
me dice que el mundo es uno y terrible,
aunque no existan palabras para callarlo.

117
SALMO

No debemos preguntarnos el mundo,


déjalo que suceda en su amarga lucidez de polvo.

Soy esta carne silente con su muda estridencia de


fluidos
que se esconden entre los párpados.

Y este árbol en su pálida erguidez de albino


y esta roca, en su callada acción perpetua.

La mancha del deseo amanece ya ceniza,


como los pájaros que se baten negros en el horizonte.

Para qué preguntarnos lo que calla el terco


pidiendo silencio a su goteante mudez.

No está bien explicarnos la sombra,


ni las huellas que deja entre las manos.

Que nos suceda el Tiempo


en el vicio inútil de la carne.

Que se agote el viento


en el fino pozo del desgano.

Que se estrechen los cielos,


que se curven las aguas.

No debemos preguntar al mundo:


deja que suceda en su terrible condición sin nombre.

118
SECOS LABIOS

Soy vieja y conozco el mundo.


Su intrincada piel de rocas desnudándose al viento, su amarilla
faz en la sombra de los pájaros. Mi historia es la de las aguas, y
mi piel la risa del verano. Soy vieja, pero mi muerte, si es que
muero, arrastrará conmigo a ciertos anfibios de piel ceniza y len-
gua venenosa. A veces los rincones de mi cuerpo exhalan una
como música a dentelladas, un calor que viene de otros cuerpos,
hoy olvidados. No hay duda, ardo por los costados, me consume
el negro sonido de las mañanas que ya nunca viviré. Soy vieja
y he sido carne putrefacta, carne seca al viento de una caverna,
huesos que castañetean al compás de los siglos. Cuando virgen
y joven, cuando leía en los olores del averno el destino de los
hombres, cuando entendía el lenguaje de las aves, conocí a un
dios que podía todo bajo los astros. Me ofreció el mundo para
que le amara. Pero el amor no es cosa de vírgenes ni de los dioses.
Ahora soy un resto de polvo entre los cristales de una ánfora en
una plaza pública de un país griego, entre los ruidos de la gente
joven y viva, mientras yo, vieja y sin el canto de los hombres, res-
pondo a las necias preguntas que intrigan a los que no conocen
su destino. Soy vieja y es atroz conocer el mundo.

119
II

Eres vieja y no conoces el mundo. Nunca han bebido tus la-


bios en otras aguas menos furiosas. Nada saben tus ojos de otros
rincones donde nunca se pone el sol, o todo es vientre de loba
como la noche antes de los ritos. Nunca tus ojos han bebido
la luz de los hiperbóreos, aquellos que siempre ríen. Nunca tus
manos han desteñido el púrpura de los mares, con el único fin
de agradar a tu hombre. Tus piernas no soportan las edades de tu
vientre. Desconoces, como el resto, el color que tiene la muerte
en sus labios. Nada sabes, nada conoces en los muros de tu piel
contraria a los ardores de la carne. Eres polvo, como el resto de
los hombres. Nada has ganado para la eternidad, ni tu sabiduría,
ni tu honra de virgen sin mácula. Terquedad es lo que priva en
tu corazón. Un dios te ofrecía la fortuna del amor, la locura del
mundo. El fulgor de los objetos que nunca brillan. Necia hembra
de sal, eres polvo y al polvo lo arrastra el implacable viento.

120
Plexo
2011

R
Primera edición: 2011

© Fondo Editorial Tierra Adentro

Impreso y hecho en México


Le Désert est mon lieu —disait-il—.
Et ce lieu est une poignée de sable.

Edmond James

...quemado el ojo polifémico,


cada hombre es también una
garganta.

Juan Carlos Plá


Mundo lento
ESCRITO CON CENIZA

El hombre que duerme hace dos años


en el parque frente a mi casa
me ha dicho que mis poemas
le transmiten mensajes cifrados
desde un planeta más allá
de Alfa Centauro

me ha pedido que pare


que detenga mis ganas de joder
y que ya nada le diga de los genios
que habitarán la Tierra dentro de mil años.

Que me guarde las coordenadas precisas


de la abducción
y otras minucias siderales que a nadie convienen.

Que no le recuerde lo que ha visto con horror


con ganas de volver las entrañas.

Que me calle
que no escriba
que no dé la razón a los ángeles
de tristes alas que le recitan el Código Civil
en vocales muy cortas todas las tardes.

Yo lo miro y tiemblo de pies a cabeza


como un pez fuera del agua
que empieza a boquear con resistencia

125
y se deja ir lentamente
hacia la muerte.

Le he dicho que sí
que nunca más
que esto no puede seguir
que también a mí me resulta insoportable.

Así que estas líneas


no tienen ningún mensaje oculto
ni nada que se le parezca
aunque haya quien/lleno de esperanza/afirme lo contrario.

126
ESCRITO EN EL POLVO

Gritar es digno.
JOAN BROSSA

Al fondo de las mesas me mira una niña que está por cumplir
los veinte.
Es viernes y el lugar está lleno, de boca en boca corre el licor
y el humo congelado en el aire.
Pero al fondo de todo esto brilla una niña.
La miro sonreír y mi mujer me atrapa en el arrebato.
La niña tiene la belleza a media piel de la que será fémina
en la redondez exacta de sus formas, y lo sabe.
Tiene el contorno preciso que levanta las miradas a su paso
y que se sorprende, todavía, de ser la deseada.
Y me mira en el ardor de los iniciados.
Yo seré cómplice permanente de sus ojos
que serán ojos en otro rostro, y en otro que aún no nace.
Me llamarán de mil modos, en mil maneras infames
pero seré la otra parte de la belleza incompleta:

el sucio espectador que descifra la voz del dios de las pequeñas


cosas
como el perverso que ama la cerradura y no el cuerpo que se
desnuda,
las manos y no la caricia, el rouge y nunca el beso.
Me llamará su sonrisa, así se esconda en otros dientes.

Y la serena certeza de la muerte.

127
ESCRITO CON CENIZA

Lo feliz me viene del lado materno:


Todas esas charlas al filo de la mesa
dieron para un hijo y ciertas noches,
en que, por temor a la oscuridad,
escondía mi cuerpo desnudo en los límites
de una mujer desnuda (creía que la luz llama
a la luz, por tanto frotaba hasta encenderla).
Con el resto de las cosas tengo problemas:
Mi memoria no sirve, recuerdo todo una sola vez
y luego olvido hasta las letras del alfabeto.
¿De qué color es la moneda que sostengo en mi mano izquierda?
¿Qué es color, qué es izquierda?, corro a preguntarme en voz
alta.
Tampoco sé volar.
A veces bebo y bebo,
hasta que el orden vertical del mundo se altera:
lo bajo por lo alto, o los costados en el cielo.
Entonces el mundo es de agua y corre vertiginoso
en espirales que se hacen más grandes.
No controlo mi risa en lugares públicos
y mis palabras ofenden a las colegialas.
También desconozco mi nombre o el significado de estos papeles.
Olvidaba, es cierto, ya lo dije, que estoy loco
y tengo un miedo personal a los aviones.

128
ESCRITO CON CENIZA

Cuanto menos lo imaginan


empieza a pensar en plural.
EDUARDO ESPINA

Digamos que lo nuestro es la comunicación,


que lo que nos distingue de la bestia
es hablar y entendernos.
Siendo así,
yo te digo, hombre de sal,
que tengo un telégrafo dentro del cráneo.
Es decir, que poseo un aparato transmisor
de alambres invisibles encerrado en la cabeza.
Desde ahí mando mensajes importantes,
algunos banales,
al resto de los hombres.
Ejemplos:
Coordenadas precisas de localización;
estado gástrico y emociones a la hora.
Almanaques deportivos de los años por venir;
posdatas anónimas para cartas ya leídas.
A continuación digo las palabras
que han normado mi gusto:
Ópera;
heliotropo (que lástima, ya no se usa);
vagina (solo lexical el asunto);
marinero;
arritmia;
redondo;
trabajo pagado (que son dos).
También son de mi agrado

129
Martinica;
lavativa y escamas (así en plural).
Música, en imperativo;
romance (medieval se entiende).
Con el resto la raza del hombre puede
germinar tabaco
o
irse al infierno.
De cualquier modo, yo me entiendo.
Nada recibo porque nadie existe del otro lado.
Ninguno otro posee el instrumento que yo tengo.
De los celulares no hablo.
Fin de la transmisión.

130
ESCRITO CON CENIZA

Como algún día me dijo Parra:


Moraleja: cuidado con el clero.
Fue verano y la noche piaba alegremente
sin motivo.
Porque motivos no hay para estar alegre.
Dormía entera la ciudad y era lunes.
Entonces me crucé de frente con Dios,
que vestía una cota de malla, negra
como
su alma,
acompañado de un gigante verde.
El gigante iba desnudo de pies a rabo.
Dios, elegante cruzado, me sonrió como
al paso.
El gigante empezó a notar mi mirada
entre la calle y la noche.
Yo sonreí con temor de interrumpir
algún
asunto importante.

Entonces, comprendí:
Lo nuestro es el amor carnal.
Algún vicio menor hemos de tener.
Y Dios ordena cosas que no entiende.

Desde entonces soy feliz,


cargo tres muletas que no uso,
paseo atónito por la ciudad.
Me escondo detrás de los pórticos.
Mastico con los labios cerrados,
solo en caso de ser necesario.

131
ESCRITO EN EL POLVO

Caminamos oscuros por el bosque.


Atrás quedó el campamento donde
todos bailan y ríen junto al fuego.
En un claro encontramos un grupo grande de luciérnagas.
Sus cuerpos encienden y apagan un ritmo
pausado que parece un mensaje a los cielos.
Mi hijo grita y señala el abrasarse,
como teas al viento, de los bichos.
Parece que los cuerpos interrogan a las estrellas
por el paradero de Dios.
Algo urge que le comuniquen.
La noche nada responde.
Solo el croar de algunas ranas
y el parloteo inútil de las aves en la enramada.
El aire sabe a sal como una lágrima.
Amenaza lluvia y la inminencia todo lo cubre.
La mano de mi hijo en mi mano
me salva del mudo abandono de las estrellas.

132
ESCRITO CON CENIZA
(AUTORRETRATO A LOS 31 CON EMPLEO)

How can “rare earth” be an element?


JOHN ASHBERRY

He trabajado para ustedes


cinco estaciones iguales
y consecutivas.
Entonces era yo joven y no confiaba en mí
ni en el mundo.
Antes fui niño y todo era claro,
pero ciertas noches, ciertos besos,
algunos días bajo el sol del desierto,
me dieron un lugar más preciso en el mundo
a punta de pura, oscura realidad.
Entonces trabajé con ustedes, por absoluto desencanto,
pero hoy basta:
nunca confíes en alguien mayor a treinta
y yo tengo uno más de la cuenta.
Tampoco se trata de dejarnos la barba
y mirar al mundo desde el piso
en infinitivo.
Sino de una carcajada de vez en cuando
y muchos motivos para el llanto.
Dejo mi empleo en sus manos.
Presiento que será de mucha utilidad
para ustedes.
A mí la lluvia, la palabra lluvia
me produce risa, algunas irritaciones
cutáneas.
La palabra llanto, la palabra casa

133
y la palabra yegua, no.
Pero eso es aparte. Como el cielo es aparte
y como la edad es aparte.
Me saldrán algunas canas en el pecho
y algún diente perderá brillo.
Tampoco se trata de dejarnos la barba,
ni la barbarie.
La palabra risa me suena tremendo,
como un cañón de aves en el paraíso.

134
ESCRITO EN EL AIRE

SUSCRIBO SÍLABA POR SÍLABA JEALOUS GUY


DE JOHN LENNON (SHAVED FISH, EMI, 1978)

Cuando nos encontramos


estaba enloquecido en pos de máquinas
adivinatorias:
Las líneas de la mano, los naipes,
el cielo y sus luces nocturnas,
las líneas de los libros,
las entrañas de las bestias,
el agua, las piedras,
el fuego, las piedras,
el iris, las piedras,
los caracoles y los espejos.
El universo era legible
y todo lo que se necesitaba
era un sistema.
Tú venías de todo consumida
y sabías que la fiebre en mis ojos era
producto de otras manos, que se curaba con tus manos.
Y tal como era tu condición de luciérnaga
apagaste mi sed en tu intermitencia.
Abandoné el futuro porque estaba en tus ojos.
Ya nada sabía de los astros y su condición de profetas.
Supongo que las bestias sacrificadas para este fin eran varias:
bovino, porcino,
palomas, cabras.

135
Se encuentra en un antiguo escudo etrusco
el orden de lectura: primero el hígado (importante saberlo),
después el bazo y se finaliza con la vejiga.
Nada legible viene del mar.
Y, lo sabemos, los peces no viven fuera del agua.
Con la sed que te ahoga
me pides volver el rostro a otra figura.
También se lee el prodigio en las aves,
en las monedas, en cabezas enterradas en la arena.
De las aves, su vuelo y su canto.
De las monedas, su ardor
y la cantidad de oro en su aleación.
De la arena y los hombres acéfalos,
entiendo que únicamente estas palabras de despedida.

136
II

Ve conmigo a la librería
dije en un respiro del taller donde
nos encontramos.
Considera que traigo tacones altos
y que camino lento
respondiste.
Charlamos las seis calles
hasta el local, sin prisas.
Lo que yo buscaba no había llegado.
Hay que leer a Raymond Bloch.
(Bloch, Raymond; La adivinación
en la edad antigua, FCE, México: 1985)
Y tomando el libro pagaste
mirándome a los ojos.
A pesar de la erudita información
sobre cómo leer las señales de los cielos
( y Bloch hizo todo a su alcance)
o en lo oscuro de los vientres animales,
los tacones altos y aquello que buscaba
entre libros
escaparon por la puerta principal de mi casa.
Volví a la librería.
El libro buscado sigue perdido.
Ya no leo el futuro en los espejos,
ni en el agua, ni en los nidos de los pájaros.
Te recuerdo descalza
en el centro luminoso del mundo.

137
ESCRITO EN EL POLVO

Por lo pronto, lo último en llegar es el orgasmo. Siempre dejamos


para el último el orgasmo y así las cosas no saben, las acrobacias
no saben, huelen. Y está bien, es cosa de sentidos, de sentirnos
agotados por la mañana y muy rejuvenecidos tras el alcohol y las
piernas en el cuello.
Huelen a piel madura y algunas levedades y fracturas. Es cosa
de sentidos. En orden alfabético: gusto, oído, olfato, tacto, vis-
ta. Vacío, algo volando sobre el vacío. Hambre, silencio, peste,
horror y piel. Mucha piel donde antes no había. Algún talento
habríamos de tener. Esperanza no, eso es gasto y es tiempo de
economías. La sintaxis en superlativo, ya que esto tiene el tamaño
mayor en cuestión de lechos. Y todo lo grande achica el compara-
tivo de la gozadera. Pero es puro pretexto para el conocernos,
porque si lo piensas bien, lo último en llegar es el placer. En
infinitivo como si de cosa de marcianos se tratara. Y hablando de
ovnis, ¿qué es esa luz girando por encima de tus ojos?

138
ESCRITO EN EL POLVO

La muerte es la última soledad sonora. De ahí que la mortaja sea


una sábana individual para mostrarte decente y civil frente a los
que tratarán de comer el cadáver. Mortaja liviana si es de seda
o lino. Feroz si se trata de algodón o poliéster, pero la belleza
camina siempre del lado del capital, así que la sorpresa está a
salvo de los disparos. En tanto cuerpo liminar, muy al margen
de todo, supongo que los sonidos que llegan son gemidos de
los deudos, o antorchas que anuncian la quemazón. Mis dientes
y huesos no son, señores del jurado. Afirmo haber dejado todo
en orden. Mientras duró todo fue festejo. Hubo odios, gritos y
golpes, como siempre, pero todo moderado. Alfabetos y rimas al
por mayor. Ovnis, de nuevo ovnis. ¿Pero qué culpa tengo yo si la
vida se desparrama por otros planetas y nos vuelve la vista para
encontrarnos casi changos entre los escolios de nuestra grandeza?
Pido un retrato de Maximiliano para irme a gusto. Y que cada
dos de noviembre finjan que no me conocen. La belleza siempre
camina del brazo del capital, con unos cuantos gritos nos basta.
Como dijo Villon, que sean cocinadas en pus y orines las len-
guas envidiosas. Aprieta bien la sábana que ya todo comienza de
nuevo para el colgado.

139
ESCRITO CON CENIZA

Siempre afirmativa es la respuesta


porque soy hija de príncipe
por tanto princesa
y tal vez fui reina.
Ahora las cosas van mal
aquí en la calle nadie respeta
todos gritan la basura por sus bocas
nadie bebe con decencia
las tierras del mío padre
perdidas
el cielo perdido
el capital perdido
la utopía perdida
y aquí vamos
cambiando cada tiempo las carnes de color y textura.
Somos y así somos.
Siempre afirmativa es la respuesta.
Fui reina, mejor aun que princesa
reina y ahora soy la calle
con todos sus perímetros
y todas sus vocales (que son dos)
todos gritan la basura por sus bocas
tiro la calle para la calle y lanzan alfabetos
al mundo como si nadie tropezara con las palabras.
He muerto y por eso camino desnudo.
Pero tartamudo no soy
porque soy hija de príncipe
y no cadáver.

140
En el polvo de la vidriera
como el rabí judío en la arena
escribo con el índice siniestro
la fecha y hora de mi segunda venida.
Mientras la palma de la diestra
borra todo con fallido gesto.

141
ESCRITO EN EL POLVO

Lo que se mira sin verlo se llama incoloro.


Lo que se escucha sin oírlo se llama áfono.
Lo que se toca sin rozarlo se llama sutil
(en pronombre indeterminado y verso blanco).
Sal a su encuentro y no verás su cara;
síguela y no verás su espalda
(Oxímoron para vencer la conciencia).
Esto se llama devanar el hilo del Camino
(en infinitivo).

142
ESCRITO CON CENIZA

Si fuéramos hermanos de las hojas, de los cerros,


de los ríos, de las naves espaciales…
RAÚL ZURITA

Que nadie se equivoque


y sepan todos ya
niños y de golpe como supe yo
que una nave espacial es en todo lo mismo
que un parque público:
Olisqueado y feroz como los perros de la calle.
Azucenas y húmeda frescura.
Nada de agujas y coloscopías, frascos o magnetismo
ningún fervor tisular.
¿Qué no tienen ellos bastante con su arte amatorio de rebuscados
juegos?
(en fonemas abiertos, líneas y ninguna consonante).
No finjan que no me escuchan
ellos han vuelto y están entre nosotros
mi casco de metal es para evitar el contagio.
Entre ustedes y ellos, los prefiero, hermanos
pero no los amo.
Ustedes recuerdan los motivos.
Tantos años gritando los he visto los he visto
peligro
y ninguno ha seguido mi prédica.
No vuelvan la vista
el rostro es el mío
en un tatuaje que hice yo mismo
en mi hombro
en pleno beso con el alien.

143
ESCRITO EN EL POLVO

Todos los días


al amanecer (duermo poco)
escribo en el dorso de mi mano izquierda
(me disculpo, soy diestro)
una palabra sola que me acompaña el resto del día:
hollar agónico óptimo velocidad reptiles cadencia frente etcétera.

Nunca llega a media noche en mi mano.


A esa hora miro el doblez de mis uñas
y lo hallo manchado (suciedad del día, sangre si hay una peque-
ña herida)
casi siempre se ha borrado por el frotar cotidiano
contra los muros del otro.

Los muertos
la crisis perpetua de todo
el otear en el plexo recién abierto.
A veces las noticias (malas siempre)
coinciden con la palabra escrita (sin que signifique profecía)

La calle siempre abierta


me recuerda
que
el país aún es bello.

La calma circula de atrás hacia delante


es imposible perderse
todo es vertical

144
y lleno de puntos rojos, amarillos y alguno color negro
pero todo vertical
los horizontales son tirados por la ventanilla
de una locomotora en movimiento permanente.

El aire se llena de grillos.

Escribo en mi dorso (la calle en silencio)


la palabra abatidos.

145
Plexo
CADA HOMBRE ES UNA GARGANTA

Trocar vaso de vidrio molido


y beberlo con ambas manos
cuerpo a cuerpo en un respiro de ojos
amor con la punta de la lengua
con todos los sentidos despiertos
oír tu cuerpo
gustar tu cuerpo
oler tu cuerpo
mirar la sombra
amor en la punta
y además tu lengua
beberlo con ambas manos
cargando la traición de los mendigos
que libran santo y seña: Going to America?
dice el passport
santo y seña: sustantivo, cinco letras, vertical.

Una lámpara encendida


y cuatro manos que tiran del cordón
la luz y la palabra vicio
en la entraña del abismo.

Arriba un señuelo en forma de disco


girando
girando.
Tantas luces para un escape slow motion
y sonido roto por el silencio a pausas
porque nadie aguarda a que la
otra orilla se manifieste
todo es río y nadie permanece.

147
Horizontal y pronombre, contracción, tres letras.
El hueco por el que
fugamos todos los pasos
uno a uno
rumbo al llano principio de los metales.
Querer a ciegas como los párpados en llamas
lámpara de sonido y no de luz negra
en este infierno de las manos sobre la mano
cuadriculado, genuflexo.

148
El punto de arribo: otra lengua.
Escribir como si fuera otra lengua
dejar los calcinados pasmos castellanos
y hundirse en él
lengua el lindero del propio
hundirse, respirar hondo, hundirse.

149
Respeto total para el tabaco:
compañía filipina:
en plural y aumentativo.
Ahí trabajó Jaime Gil de Biedma
y por las mañanas, antes de la joda,
traducía de memoria a Eliot:
La tierra baldía en filipino
respeto por el tabaco
que nadie fume de lo ajeno
prójimo del enfisema será colación nocturna.

150
Valor hay en nacer negro
dijo el padre mirando su barbilla
tocando el blanco vientre de la madre
y huyó en el primer avión a la Kenia interior;
valor hay, se repetía el hijo y el padre sonaba distante
como un tam-tam, como una volcadura de la sangre
como una locomotora padre, arrastrando vagones hijos,
con la seña del cabús madre al final de todo,
dale y dale al tam-tam
y nunca aburrición, se repetía el hijo, madre qué hay
en ser vaquero, pistola al cinto, y pisar la tierra con fuerza
como si fuera guerra siempre, siempre, siempre
contra todos, qué hay en el hombre blanco y su perdición
que es la nuestra,
valor hay, en ese tam-tam, en el paso silencioso
y en la locomotora de la sangre: Hope dicen los niños
al paso de la máquina férrica, y nunca aburrición: Hope
como un hipar de fondo, como un asalto,
como una voz primera.

151
Podemos leer señales: vitalidad cerrada;
alto total; gire a la derecha.
Conversación entre señales varias:
aleteos de pájaros; vientres animales; manchas en la sangre.
Para eso estamos habilitados:
leer señales y en las rocas hablar.
Por las rocas hablar. Señales de humo
todas, donde hubo fuego.
Donde hubo habla repentina
como un abanico de carne.
Donde hubo tránsito de un cuerpo al otro.
Señales
y en el cielo
ruido,
luces de colores.

152
Almendra roja en medio de los pechos
eso es lo que dijo la cigüeña
insomne e irritable
nos negó el sentido
a menos que uno crea toda la historia
papeles y papeles
toda la historia
pero mejor empezar por los auxilio
que todo se hunde
y mierda, son muchos,
como la llamada a media noche
para salir y cambiar el mundo en otro
y mierda, son muchos.

153
Dura ley la del brazo
en el fondo martini
y la cortadura
cambiemos de tema
has dicho mejilla alba
y el crudo invierno
que dura hasta finales de marzo
miembros cruzados sobre la orilla izquierda
cambiemos de tema nuevamente
digamos religiones en cantidad cambiante
hoy uno duerme, o finge que duerme a la sombra
de un árbol, igual en todo al maestro de los tres mil años
igual en todo, la sombra, el sueño, la ceñuda frente
iguales los hermanos y el rocío de la mañana
finge que duerme.

154
Que nadie se alegre es normal
que la ciudad se agite es normal
que los labios se sigan es normal
que el horizonte se achique es normal
que las luces se fuguen es normal
que tu cara se hunda.

155
QUEMADO EL OJO POLIFÉMICO

Por partes, vamos. A partes flotando en el oscuro recinto de la luz


que se escapa, única en su límite propio. Y bien visible el armado
de la cosa: toda cosa que es también otra. Más simple y más per-
petua en su ensamble de mundo: Todo boca arriba. El mundo y
la cosa. Por partes y flotando, una rosa y también el árbol lleno de
mirtos. Pero aparte: los árboles bajo un rubro y los mirtos junto a
las rosas. También en un estanco distinto el mar, los peces en una
bolsa y las rocas bajo el cristal blindado de nuestras miradas. El
cielo y sus tropos irresponsables, eso va junto, qué remedio, tan
grande es. Pero separa en partes, vamos, la barba y el candado,
las piernas y los aromas, todo por separado y girando. La sirena
tiene sus dificultades, dónde el pez, dónde los pechos y dónde la
piel bronceada, dónde la lengua. Y compuesto en su propiedad
específica de cosa, de materia para nuestras manos, que también
son cosa y cosa aparte como todas. Pero simple, vamos, en partes,
por partes. Y el eco simple de la tarde.

156
*

El muro deshabitado y la certeza de que no hay culpa. Hay, sí, eso


sí, círculos que giran y ponen palabras en boca del que escucha
o finge soñar. Hay ritmo, equívoco y enrancia. Pero la imagen se
agita a pares iguales. Tampoco hay daño, ni muro deshabitado
que signifique culpa. Hay viento y ruidos de la calle. Ciertas es-
trellas en el cielo que no es cielo, ni azul ni estrellas. Pero la ceniza
que los cuerpos van dejando a su tránsito en llamas se acumula
en los cristales de las tiendas. Un vestido rojo, ceñido, y un par de
tetas ritmadas que se lanzan por la avenida repleta. Humo y lla-
mas, mucha gente en llamas, pálida en su perpetuo consumirse.
Pero el viento aleja y cura, incluso de lo futuro e inmóvil. Ciertas
estrellas, ciertos ruidos de la calle en llamas.

157
*

Me dices cuerpo, contranatural, y el silencio contenido entre los


ojos. Sustantivos todos. Y yo te digo de la tarde en que Pam
Brown, Eva Cox /qué nombre de actriz porno1/ y yo (el más
simple de la triada) enseñamos retórica y amor cortés2 a Amid,
el príncipe venido del centro de África. Príncipe en fuga de Be-
nin, perseguido por los espíritus de sus ancestros. En un inglés
maratónico que ninguno estaba cierto de conseguir armar co-
rrectamente. Muy posmo la mesa con cuatro continentes reuni-
dos alrededor de un plato de legumbres chinas. Amid aplaudía
para pedir el siguiente vino. El mesero canadiense (oriental por
más señas) ofendido llevaba agua, simple, juzgando muy borra-
cho al tablón que nos reunía. Y tú repites cuerpo, virgen, agua
y simple. Y el silencio sostenido por entre los párpados. A mí
la rumba del nombre me lleva por otras salas. Espuma, bruma,
albúmina. Yo domino ciertas artes, el olvido, los camellos. Y tú
repites como en un desvelo permanentemente cuerpo, contrana-
tura, simple, camellos, como en la Biblia.

1
Y ella tan frágil, tan pura madre de familia
liviana en el trato y la voz
tan alejada del cuáquero destello
de las lámparas fílmicas,
de los close up de San Fernando Valley.
2
Al más puro estilo colonialista
todos venidos de países conquistados.

158
*

Era tarde y leía apresurado en una lengua que no conozco.

Las prohibiciones sanitarias, a dónde hemos llegado, pregunté


a Víctor con temor, impedían fumar dentro del bar. Afuera el
frío. Y el frío es poca cosa cuando vienes del norte y no temes
a lo blanco. Yo es siempre otro. Qué fácil se somete uno a la
culpa de Oxidente. Una renuncia siempre a lo inmediato. Amor y
poca cosa más. No recuerdo el nombre de la cerveza que bebimos
emocionados. Sí las estrellas fuera de lugar. Un rumor estrepitoso
de un poeta que rezaba en una lengua inventada. Yo estaba, igual
que el cielo completo, fuera de lugar. Una ardilla negra atravesó
el parque en diagonal, como si evitara el sendero de todos. A
dónde hemos llegado, pregunté a Víctor quien no escuchó nada.

159
*

Afuera danza la ceniza en partes iguales a la humedad. El fuego es


ido y los pájaros tardíos se elevan con el rostro de cara al viento.
El temblor pálido de tu cuerpo se queda esperando en mis dedos
un par de horas después de que te has ido. En partes iguales, la
humedad de tus labios y los pies fríos se acomodan en la noche.
Hoy cayeron las Torres, la gente corre muerta sin saberlo. Mi hijo
aguarda a que vuelva la palabra entre nosotros. Afuera danza la
gente muerta de cara al viento.

160
*

Toda la curva cabe en una palma de mano abierta. Aviesa, tra-


viesa, enhiesta. Eres cráneo y en hueso te convertirás: calcio y
minerales apretados en una bóveda transitiva. Miro tu rostro e
imagino la aridez que traza en perfecta simetría debajo de tu piel
arcana. Miro hueso y escucho el estallido. Miro sexo y adivino
el espanto. Todo duerme a nivel celular: la epidermis, el tálamo,
la negra noche y el profundo origen.Traza sin color y sin huella.
Todo duerme a nivel celular: las estrellas, su polvo infinito de
frotar despacio, el amor y la palabra amor, el destello y la palabra
(luz). Ningún y nadie. En todo lo concreto resuena el espectáculo
frío del espanto.

161
*

Hoy es día de aviones. Surcando bajo la cuadratura del horizonte.


Cuando miras a mediodía encuentras aviones. Cuando el silencio
te consume, encuentras aviones. Aeroplanos por doquier. Quién
llevó lo tuyo al otro lado del mundo: aviones. Quién minó el
capital de la certeza: aviones. Quién tumbó la torre: aviones. La
gente, el simple aliento de la gente se consume en aviones. Fervor
humano que se pierde en la negra bruma de la espera. El costo no
equivale al valor, pero el tiempo se repliega en los instantes de la
visión. Visión en llamas es lo que queda. Y jugadores tiernos en
un billar esférico.

162
*

Le gusta jugar, dijo mi madre con la vista baja. Ella desdeñó la


advertencia con una sonrisa que revelaba el origen sexual de la
respuesta. Por qué, siempre, a cierta edad lo sexualizan todo las
mujeres. Le gusta jugar repitió la vieja, segura que entre las ma-
nos llevaba el signo de la pérdida total, como el ábaco chino
que nunca supe leer. Como la marca de la quemadura que me
revelaba casta y condición. La palabra juego, lusi (en latín y plu-
ral), significa negación, espanto ante el espanto, me repetía por
las noches. Escuchar tiene otro origen, mayormente infiel a su
encanto. Mesalina, emperatriz, esposa de Claudio (el emperador
que leía etrusco), atendía en un burdel para soldados todas las
noches de diez a siete a eme.3 Nunca perdió la batalla por defec-
ción, valor se necesita, deshonroso para una emperatriz. Llevó la
corte a casa del hombre del cual se enamoró locamente. Repudió
al imperio por amor: negando la autoridad del goce. Toda palabra
está ligada a un problema de género y a un proceso histórico, lo
dice la Buttler (Judith) en algún párrafo famoso. A la academia
norteamericana se le escucha aunque guste de jugar. En el jardín
de casa la encontró la muerte en manos de la guardia real. Y un
tálamo negro para el emperador de la urbe.

3
Una falsa pelirroja, de nombre Lycisca
que en griego significa lobezna.

163
*

Nada tiene prisa por morir. Todo tiene prisa por la muerte.
Nada tiene prisa por irse quedando ciego. Todo ciego es un im-
puro.
La materia que resta a nuestro paso no es otra cosa sino polvo con
prisa por la pira.
Nada tiene respeto por la muerte. Todo tiene temor de la partida.
Nada debe tener conciencia de la muerte. El hombre huye de la
mesa antes de que termine la escena.
Nadie tiene prisa por la muerte. Todo ciego es un exiliado de sí
mismo. Nadie tiene prisa por la muerte. Es ella quien camina a
pasos cansados.

164
*

Buscan llevar a la cárcel al cura con nombre de Cardenal. Porque


como Ovidio vio lo que no debía. Como Ovidio, lo puso por
escrito y el amo tiene mala memoria. Duda el Señor si es verdad
lo contado. Tiene mala memoria y reniega de lo escrito. Como
Ovidio debe el cura correr rumbo al extremo del mundo, que es
su casa, y la casa de los suyos.
El Señor tiene mala memoria, como todo el pueblo. Dice que
lo sufrido lo hiere en lo más profundo, que es su piel rozando
otra piel. Lo sufrido que surgió de la noche a la noche. Como los
dientes de los niños, como el hábito del cigarrillo.
El cura tiene mala memoria, por eso escribe. Para que no le venga
luego el cuento a fallar en medio de lo importante. Lo impor-
tante son dos cosas: el silencio y la palabra que viene cabalgando
tarde.

165
*

A la geografía se viaja solo. Se marcha solo el vaso y el contenido.


Iracundos ambos en medio de la persecución. Iracundos como
el atravesar de un vendaval irónico. Se viaja solo. A la noche se
viaja solo. A la mácula se viaja solo. Al afán múltiple se viaja solo.
Se marcha solo. Insecto en huida y trazo sobre el aire.4 Geografía
y soledad. Cariz y sutil. Impulso y verdad. Como un vaso, flo-
tando, en el arrecife inútil de tu cuerpo.

4
Como las aves. Ejemplos: mirlos, milanos, gaviotas y lechuzas.
Roto el aire, todo es continente.
Rotar el aire, todo es inminente.
Trocar el aire, todo es iridiscente.
Mutar el aire, todo es incandescente.
Mirlos, milanos, gaviotas.

166
*

Ivald Granato es una boa, toma, asfixia y devora. Así lo escribe


y lo encabeza. Es la boa que toma las cosas por el extremo, las
comprime, todo ajustado al límite de su rostro. Una quijada se
comprime tanto como la otra se descoyunta. Líquido, sólidos en
diferentes tamaños. Que huyan o sobrevivan es de menor im-
portancia que se ajusten todos a la enseñanza inicial: Nada está
concluido hasta que es devorado. Nada tiene la garantía de la
supervivencia si no es deglutido. Enseñanza maluca.

167
*

Nada sabemos de la vida fuera de nuestro planeta. Seguridad y


certeza. Pero en constantes oleadas, un día sí y otro no, recibimos
noticia de que arte es UFO, es decir, OVNI. Envuelto en elegan-
te y metálico empaque UFO is art. Abierto a los ritmos latentes
en nuestra atmósfera Art is UFO. Ninguno escapa al escrutinio.
Lo han visto todos los que son elegidos. Para la misión suicida
solo hacen falta unos tenis blancos. Y la consigna OVNI es arte.

168
Bonzo
2012

s
Primera edición: 2012

© El Quirófano Ediciones

Impreso en Guayaquil, Ecuador


I was born astride a suckling pig.
Inside this pig was a fancy mirror
with instructions scratched onto it
on how to slaughter a suckling pig.

Linh Dinh
Caja negra
EFECTO NOCTURNO

No mire a sus espaldas/ no hay nadie


No camine a sus espaldas/ no hay nadie
No entienda las voces a sus espaldas/ no hay nadie
No finja conocer el barrio a sus espaldas/ es de Nadie
No mire de frente a los hombres a sus espaldas/ se llaman Nadie
No esconda sus plumas en el puño cerrado a sus espaldas/ el
muro es de Nadie
No escriba su nombre completo a sus espaldas/ es lectura de
Nadie
No escuche consejos de viajeros a sus espaldas/ es tierra de
Nadie
No pague con billetes en público a sus espaldas/ nada es el valor
de Nadie
No vaya a lugares públicos a sus espaldas/ lo visitará Nadie
No encienda aparatos electrónicos durante el despegue a sus
espaldas/ el vuelo lo pilotea Nadie
No recline su asiento antes de que se encienda la luz roja a sus
espaldas/ caemos por culpa de Nadie
No registre su teléfono a sus espaldas/ es trabajo de Nadie
No espere detrás de la puerta a sus espaldas/ la escucha es para
favorecer a Nadie
No intente esto en casa a sus espaldas/ usted vive en casa de
Nadie
No discuta cuando le pidan sus objetos de valor a sus espaldas/
todo pertenece a Nadie
No exponga a sus hijos al fuego a sus espaldas/ la materia es
porosa como Nadie
No se deje al alcance de los niños a sus espaldas/ la precaución
es objeto de estudio de Nadie

173
No conteste el teléfono a cualquiera a sus espaldas/ su posición
en el mapa es saber de Nadie
No camine por calles sin iluminación a sus espaldas/ la
oscuridad es premisa de Nadie
No finja que sabe la respuesta a sus espaldas/ la pregunta la
formula Nadie
No negocie con terroristas a sus espaldas/ no tiene permiso de
Nadie

174
CELEBRACIÓN

Es particular entre las normas oraculares que se tome


el dicho de un hígado multiforme por bueno
No importa si el ganado ha sido sometido a estulticia vegetal
o se ha impedido de la acción heroica de la guerra entre iguales
Ni las sustancias prohibidas son todo lo prohibidas que dice la
propaganda comunista
Ni el ardor en los ojos es consecuencia de la lluvia química
producto del desaseo moderno
Toda ola contiene en sí misma su reflejo e índice
como un pequeño manual de instrucciones
Es compromiso de los ciegos tomar partido por todo lo escrito
en ellas
De lo contrario la furia de los ciclos hará que los elementos
desbocados
no reconozcan origen ni celebración alguna
Sometidos a este rigor de creencias el ayuno cobra sentido de
responsabilidad cívica y el castigo corporal es una minucia para
quejosos sin vocación de servicio
Mal visto por sus pares el amor entre miembros de la familia
debe ser reconocido como un elemento de distrofia muscular
avanzada a fin de que la población someta sus deseos a la
delirante producción masiva de glosolalias en público

175
TIPOS DUROS

Usted llegará esa noche temprano a casa.


Festejo, emergencia o flujo hormonal.
Encontrará todo dispuesto.
Festejo, emergencia o flujo hormonal.
Cada evento tiene su lenguaje que lo distingue de otros eventos.
Cada evento tiene sus protagonistas y sus antagonistas. Unos
buenos, otros malos.
Así funciona el entretenimiento masivo.
Signos reconocibles: el color de la ropa, el tipo de peinado, si
tiene vello facial o carece de lo mínimo varonil.
La música incidental es propia de las producciones caras.
Usted llegará temprano esa noche a casa.
Celebración, apuro o líbido.
Los colores ocres y las combinaciones chillonas señalan
culpable.
Usted llegará esa noche temprano a casa y encontrará un objeto
costoso decorado con grandes piedras que sean signo de la
entrega al capital y sus ciclos.
Ese objeto decorado será un arma o una joya o un instrumento
de placer destinada al ocio contemplativo.
Usted recibirá una llamada que lo apure a llegar a casa.
Amable, cínica o provocadora.
Una llamada que haga que tome todo por perdido y se dirija
con premura a su casa.
La voz en el teléfono es la organización material del evento.
La voz en el aparato es la consecuencia práctica del evento.
Todos los eventos serán organizados de acuerdo a los flujos de
personal que se adecúen a la sociedad en curso.
Usted llegará a casa con un tiempo para resolver imprevistos.
Cosas que no son de uso cotidiano.
Como joyas o armas o dildos. Usted llegará a casa con tiempo.
La fantasía confirma la regla: todos somos puntuales.

176
ARENAS MOVEDIZAS Y LA PALABRA ÁNGEL

El cielo es un mar de fetos


el cielo es un país de fetos
el cielo es una cumbre nevada de fetos
el cielo es un pasillo derramado de fetos
el cielo es una alberca inversa de fetos
el cielo es una canción monótona de fetos
el cielo es un artefacto motorizado de fetos
el cielo es una canoa cargada de fetos
el cielo es un espejo poblado de fetos
el cielo es un enjambre insectívoro de fetos
el cielo es una palmera plagada de fetos
el cielo es un delirio gigante de fetos
el cielo ni es azul ni es cielo cargado de fetos
el cielo es un carnaval poblado de fetos
el cielo es un colchón infestado de fetos
el cielo es un argumento escrito con fetos
el cielo es una cortina de fetos
el cielo es un gran frasco de fetos
el cielo es auto hecho de fetos
Yo juego al pókar
para entender cómo es que salgo todos los días
por la misma puerta cargada de presagios
un pie y otro y otro y otro Diagonal
primero el río que parte la ciudad en antes y después
de mucho tiempo
el tiempo de los muertos abandonados al alcohol en las calles
y avanzo durmiente como la sonrisa de los muertos
en un rostro de mañana y tarde que no cambia
infinitamente expresivo

177
vacías las cuencas y vacíos los labios
todo dientes para afuera
las cartas dijeron es viernes y virgo
entonces la luna en la casa sagitario te pone en difícil
encrucijada
debes cometer el acto como si supieras sus resultados
o debes esperar a que se dibuje en el arcano mayor el interés de
tu interés
debes o debes no
si fuera sábado sería escorpión Eso es más fácil porque el
escorpio es una patada en el vientre bajo Es un rostro pujante
de placer
es un arrebato como el fuego como el relámpago
y entonces deberías sin duda Deberías
Si fuera martes entonces aries
todo mundo tiene a aries por un signo
de tierra Pero se equivocan
es de agua por tanto viaja tanto
en lomos de la indiferencia
Está cómodo en cualquier recipiente
toma la forma del envase que lo contiene
y disuelve cualquier sólido en el tiempo
Aries es un mal augurio para ti
Las cartas dijeron no aries No géminis
(tantas decisiones Tanto doblez)
Nunca libra porque también es un signo acuático
Teme al agua
Teme la lluvia y las tormentas y los baños y los
Ríos
Y los ríos principalmente caudalosos
Entonces nada con géminis
busca a
Tauro en la estación más florida
y tengan hijos bellos y relucientes

178
astados y llenos de vitalidad indomable
el pecho
los miembros
Eso dicen las cartas y las calles de la ciudad
Eso dice el cráneo y las tibias cruzadas
Cuando mi padre enfermó de blancura en la sangre
utilizaba una silla de ruedas para vencer su
cansancio
cubría su boca con una tela delgada y fina que
dejaba vacíos sus labios
y nos miraba más interrogativo que de costumbre
Le ataban una aguja al brazo izquierdo
y desconocidos amables dejaban su sangre
en el cuerpo de mi padre
Horas duraba el aquejare sanguíneo
mi Madre rezaba en voz baja para que la sangre
hiciera suya la sangre
(No confía en la ciencia dura de estos siglos)
y mi padre veía caricaturas con su nieto
mientras bajaba lenta la sangre a su cuerpo lento
Mi padre no perdió el cabello ni los dientes
Todo era un agujero siniestro lleno de cuervos
y lagunas mentales
como un parásito que nos come los tejidos de los brazos
y al final no podemos señalar ninguna cosa
ni podemos llevar las palmas al rostro
por un dolor tan grande que da
mover los músculos del hombro
del deltoides y algunos otros
que ahora olvido
Mi signo es fuego
por eso olvido todo de manera inmediata
imposible concentrarme
en los detalles que luego olvidaré

179
por eso tomo fotografías aéreas
Muchas de distintos países
y lagunas y selvas
Ríos no porque me han prohibido acercarme
Y yo respeto las prohibiciones
como la mujer ajena
y el tejido subcutáneo de cerdo en día viernes
mi dieta se rige por el calendario gregoriano
martes ave de corral
miércoles pez
jueves ganado vacuno
o granos en abundancia
viernes cualquiera menos cerdo
Los sábados bebo y bebo sin tomar en cuenta la hora locación
ni compañía
Siempre resulta interesante encontrar un lugar para dejar mi
orina producto del trago
Nunca hay suficiente espacio para contener
tanto líquido residual escapando bajo nosotros
Somos tantos
Bebemos tanto
Olvidamos tanto
Hoy que es viernes nada de cerdo
y caminaré en diagonal
para no cruzar con un cerdo por la calle
¿Vendrás conmigo a evitar cerdos por la calle?
Cerdos & otras aves nocturnas Lo prometo
habrá voces de colores y simulacros del amor en todos los ojos
habrá trago y saliva y manos tocándonos
por pura coquetería
& otras aves nocturnas
caminando en diagonal para no cruzar con nosotros
en los pequeños puentes que pusieron los abuelos
para conectar la ciudad con sus burdeles

180
Ese hombre con falda a cuadros
es un niño que ejerce de mujer para los taxistas
pagan bien y escucha historias
Chicks with dicks se llama la compañía de
taxis donde viaja Cabalga a lomos de lo amarillo
y cuadros negros
Es un ángel with dicks
es un habitante del país de los fetos
Es un grafo que significa sangre y albura
es un gato negro vestido de mujer que se monta
a los taxistas

181
VACANTE

Grita un letrero a intervalos


Chicks with dicks repite el niño a los que se acercan
en autos de colores
¿Escuchas el graznido?
Es un perro de agua atrapado en el bullicio
nocturno
no puede dormir y exige silencio
bajo los árboles
Bajo los árboles se tienden los hondureños en su huida loca
al norte
¿Qué hay al norte?
¿Dónde queda al norte?
Más allá de los cerros zurcidos a balazos
o de los rostros flotando sobre hieleras de unicel
o de los grandes puentes para grandes ríos
(He tomado fotos aéreas de esos grandes ríos)
y de los grandes oficiales negros para grandes
puentes
para grandes ríos
qué queda del norte
sino agujeros en la pared
y bocanadas de humo químico que danza simétrico en los
pulmones
Cristo te salvará
Cristo te redimirá
Cristo es la verdad y la vida
Cristo de los bosques
Cristo de las praderas
Cristo de los mares

182
Cristo del desierto
Cristo mineral
Cristo líquido amniótico
Cristo Cristo Cristal
Cristo Cristal y un foco
Cristo humo de humedades
Cristo sonrisa sin dientes
Cristo manos llagadas
Cristo brazos reventados
Cristo ojos explotados
Cristo fosas nasales carcomidas
Cristo no pasarán
Cristo Pa’ que aprendan a respetar
Cristo sigues tu pinche Barbie
Cristo en la puerta de tu casa
Cristo en la habitación de al lado
Cristo caminando entre los bares
Cristo granada de fragmentación
Cristo saliendo por más
Cristo llamada telefónica
Cristo el del carro blanco
Cristo Alfonso el dealer
Cristo Can Chis
Cristo Diablo
Cristo Teresa
Cristo Greñas
Cristo Virgilio
Cristo carita sonriente
Cristo crucifixión en un filamento
Cristo Isma que perdió la láser en un paso apresurado
Cristo entre nosotros
Cristo es la cabeza y su iglesia el cuerpo
Cristo explicativo

183
COMBUSTIÓN ESPONTÁNEA

Hablamos en plural
para instaurar el orden del presente
perros a las salidas de los autos
impiden el paso con sus dientes torcidos por el hombre
Nunca fue mejor el olfato ni la coreografía del aire:
Todos tuvieron oportunidad de sobra
pero nadie miraba a los ojos
preferían esconder el puño cerrado entre las ingles
Yo oculto mi nombre al resto de los internos
Si repiten tres veces mi nombre algo terrible ocurre en mis
rodillas
y bebo leche agria del piso
Nunca gusté de la leche agria
Mi mujer hace yoga Hatta yoga
por las mañanas todos los días que tienen mañanas
Mi nombre es secreto y su vuelo de colibrí a nivel del piso no lo
es
Ella sirve de pez entre los que hablan y no entienden lo que
dicen
es unpezdebabel
Pero prefiere ser Hatta yogui y el olor de la ropa mojada
así sea agua de lluvia que no corre
El muro tiene prendida la carne del silencio
Nunca nos dijeron que la miseria servía para olvidar lo esencial
como los cubiertos a la hora del amor
Nadie engulle a otro por mero deporte
Hay razones poderosas razones
para el canibalismo entre amantes horizontales:
la desobediencia

184
el contacto mayor
la ruta equivocada
el calor nocturno
el ciego amor por lo profundo
el ritmo adecuado
la conciencia negra
el flujo nasal transitorio
el transporte público
la negra tinta de las venas
el baile aéreo de la expiración
Inhala
El muro tiene prendido el color del cielo en sus ojos
Ahí ponemos el acento que nos faltaba
Hay que colgarlo de un puente dijeron
Y vino el que me tomó del cuello
montó un cartón blanco con letras rojas en mi pecho abierto
Apiladas letras rojas sobre cartones blancos una tras otra
una sobre otra
una a costados de otras
Apiladas letras rojas
Sobrepuestos cartones blancos
Montones de cartones blancos con letras rojas
Montones de pechos rojos con letras negras
Montones de hombres colgados con pechos abiertos
con cartones blancos con letras rojas
con pechos desnudos
con cartones blancos desnudos
con letras rojas desnudas
con puentes colgantes desnudos
Puente:
No quieren que use mi nombre
porque todos estamos muertos
Es un acto de provocación usar mi nombre
También llamar a los objetos cosas

185
a la muerte sueño
al hambre infierno
al cielo panal de serpientes
al grito grito
al desnudo virgen
al cordón umbilical teléfono
Nadie puede ser nombrado en voz alta
Puente: rostros que toman mi carne
para estrellarla contra el pavimento
Nosotros los del movimiento perpetuo
El amor tiene formas que no pueden explicarse
Me prohíben usar un nombre propio
No queremos que cicatrice

186
NUBES VIOLETA A RAS DE PISO

Vacíe sus bolsillos frente a mí


explique las falanges y el globo ocular
a medio deglutir
mi rostro que parece tener más edad
que el resto de mi cuerpo
Mi piel que no se acostumbra al contacto
con el calcio mineral debajo
las cuencas vacías vacíos los labios
Ponga las manos contra la pared
y separe las piernas
contaré hasta diez mientras miro al lado contrario
Mi cuerpo necesita una dosis de sustancias
revitalizantes algo de ansiolíticos
o polvos porcelana para despertar
Es preciso que explique los grafos de sus documentos
qué lengua habla el delator
Despreciable espejo de tinta
Conquisté una odalisca a los doce
y la dejé preñada de mi primer hijo
el astuto
el resto de la prole ha salido mala
dentro de la cárcel conocí al hombre
que inventó la escritura
ponía rayas juntas que sumaban las vacas
que mataban en el local de al lado

Letra invertida como cabeza vacuna


como poema catalán de tres patas
Luego puso todo junto en una hoja de barro cocido

187
escribió su historia en cada entrada de vacas para ser deglutidas
Eso pasó antes de la llegada de las naves espaciales
a los dormitorios de los procesados
Hombres que usan sus cuerpos para ocupar el espacio de los
otros
Tenemos las letras escritas sobre nuestra piel
Miserable espejo de tinta
Y si faltan cosas por contar
nos escriben sobre el pecho
con hojas de papel cocido
letras rojas que explican qué es lo actual
la noticia directa
dan instrucciones de uso
de los cuerpos
de armado
Es triste que mi cuerpo necesite
la sustancia o el polvo porcelana
para despertar
Mi primer hijo es astuto
y brillante como el aluminio al sol
escribe también contando cabezas de vaca
imagina que tiene un ganado en las manos
La odalisca huyó entre hipos de placer
Repita conmigo Tengo miedo
Es simple Tengo miedo
Tengo miedo
Tengo miedo
Tengo miedo
Tanto miedo
Tanto miedo
Miedo tengo
Miedo mierda
Miedo

188
LA MÁQUINA DE MATAR EL TIEMPO

Sé que ésta es la ciudad / he estado en ella antes


Sé que ésta es la ciudad / he caminado sus calles antes
Sé que ésta es la ciudad / he visto fotografías
aéreas antes / he visto la sombra correr por sus
calles / he visto la ciudad antes
Sé que ésta es la ciudad / he estado en sus calles antes
Sé que ésta es la ciudad / he oído las balas rozarme antes
Sé que ésta es la ciudad / he olido sus entrañas calientes antes
Sé que ésta es la ciudad / he estado en fotografías aéreas antes
Sé que ésta es la ciudad / he visto sus puños de cerca antes
Sé que ésta es la ciudad / he visto su sombra aérea en fotografías
de antes
Sé que ésta es la ciudad / he sido su sombra entre las calles antes
Sé que ésta es la ciudad / me han pateado el cráneo
sus verdes botas aéreas antes
Sé que ésta es la ciudad / he sido la carcajada sin dientes mucho
tiempo antes
Sé que ésta es la ciudad / he visto mi sombra de cerca entre sus
sombras antes
Sé que ésta es la ciudad / he palpado su entrepierna alada como
antes
Sé que ésta es la ciudad / he comido de sus contornos rojizos
antes
Sé que ésta es la ciudad / he visto amenazarme a sus hombres
por el cuello antes
Sé que ésta es la ciudad / he visto a sus travestis apuntarme con
su sexo antes
Sé que ésta es la ciudad / he meado la patrulla esposado antes
Sé que ésta es la ciudad / he salido a sus bares y vuelto de prisa

189
tantas veces antes
Sé que ésta es la ciudad / he llorado la mañana entre su
madriguera antes
Sé que ésta es la ciudad / he comprado la droga entre sus
pliegues antes
Sé que ésta es la ciudad / he bebido licor agrio entre sus piernas
antes
Sé que ésta es la ciudad / he renunciado a la ceniza ante sus
muros antes
Sé que ésta es la ciudad / he leído la provocación en sus ojos
antes

190
Tiro de gracia
TIRO DE GRACIA

Como fiera herida en el frío camino de los hombres


como el rastro de los huesos en el polvo del desierto
con las manos atadas impedidas para la defensa
como el cielo devastado que se anuncia azul por puro rencor
por el odio
por la bruma
por los puentes llenos de cuerpos colgando

En medio de las aldeas más pequeñas


que arden como señales al final de la noche
En medio de los callejones que se llenan de gritos
y de silencios al final de la noche
En medio de los altos edificios construidos
con la ganancia bruta de la muerte
En medio de los hospitales
en medio de las habitaciones y de los baños públicos
en medio de la calle que se atiborra por temor a los oscuro
A la salida de los bares que nunca dejan solo a un cliente
a la salida de los lugares donde los dioses dejaron sus vestidos
a la salida de las ventas inmensas de automóviles para nadie
a la salida de los cortejos fúnebres y sus cadáveres de ojos
abiertos
Porque no hay remedio
porque nos tomaron por asalto y ahora colgamos de puentes
colgantes
porque la certeza es mayor que el miedo
porque la ceniza nos cubre las manos
porque los cristales reventados a balazos son nuestras joyas
porque los cuerpos son números que apilan los vivos

192
porque las manchas cubren todo el pavimento
porque no hay salida
porque no hay refugio
porque no hay mañana
porque no hay presente
porque no hay ganancia que baste
porque nunca tuve nada
porque nunca tendré todo
porque afuera hace frío
porque no hay nombres para los objetos que hemos perdido
porque de nada sirve pensarlo en voz alta

Devenir animal
Soñar animal

193
HAPPY BIRTHDAY NN

Es posible que todo lo sólido


desvanézcase en el aire
Diré que lo extraño
eran
él y su plática sucia desde las cuencas vacías
una explosión de acetileno a los 34
ambos los ojos reventando porque sí
a fuer de razones de la física
Hay una letra que no permite tomar atajos
y a veces un número ajeno:
Era corto para gustar tanto del terciopelo
y la cocaína
Hoy medita en voz baja pasajes de los Salmos
Pregunta siempre antes de palpar el asiento
Asiente porque la conversación estaba en camino
A todos nos pasa una vez al año

194
MALAS PALABRAS

En caso de reventar por los costados:


1 Calme a la persona de su extrema derecha
1.1 Si llega a salpicar pida disculpas
2 Hidrate el área purulenta
2.1 Utilice solo agua o Sidra
2.2 Lance chorros regulares al área infectada
3. Reconozca que es un zombie
3.1 Diga en voz alta: Mi nombre es Luis Alberto Arellano y soy
un zombie
3.2 Arranque una oreja mientras toma fuerza para continuar
confesando
3.3 Simule que ha perdido la vista y debe tocarlo todo. Todo.
4 Guarde los dedos que vaya perdiendo o en su defecto vaya
encontrando
4.1 O se re injertan o son un buen snack para largas caminatas
en busca de carne fresca
5 Préndase fuego
5.1 Mucho fuego
5.2 Alto octanaje para arder parejo
5.3 Deje a un lado los objetos metálicos que pueden causar
daños a altas temperaturas
5.4 Vocalice la Ibis de Ovidio mientras aún tiene la mandíbula
sujeta al cráneo
6 Despídase lentamente y todo el daño colateral en vasos de
plástico rosa

195
CAJA DE TEXTO

Están estas cosas:

Una mesa con libros desgastados


inútiles
pedazos de metal que fueron un cable
envases vacíos de agua
y de refrescos
baterías sin carga
células
y ellas formando tejido
y el tejido sobre mis huesos
y las células encima de todo
con su núcleo ordenado al lado derecho
y la circulación de la sangre entre ellos
(tejido, músculo, hueso y piel)
y la piel cubriendo todo
Un pie
una pierna
dos
mis caderas
el sexo
el torso
una forma abierta
las manos y brazos
la cabeza
donde están mis ojos
donde sucede todo
donde se registra todo
Y el ausente sonido de la respiración

196
BLACKWATER

Es por eso que pregunto


si sabes descifrar los sueños.
Espero tu respuesta pronto, amable, afirmativa.
O es que los sueños,
aquella actividad craneana que se despliega en estado REM y
nos limpia poro a poro,
decía, los sueños están condenados
a terminar en el arroyo continuo de la nada.
El olvido viene en pliegues.
Espero eso que pregunto.
Todo comenzó como un domingo cualquiera, habían caído las
bombas:
no internet, no gobiernos, solo tribus y astucia. El tipo de
pueblo que te gustaría conocer.
Vino uno que se llama como cualquiera de los apóstoles y me
pidió acompañarlo con otro que vende medicamentos.
Es decir, que antes de las bombas y la fuga eléctrica administró
farmacia y tiene bajo su custodia (armas y fuego permanente)
grandes pociones que alivian las membranas sutiles del cuerpo.
Siempre he dicho que lo cutáneo es un estuche de terciopelo.
Dentro encontrarás bisutería que algunos ahora comen golosos
por falta de cabra.
Éste, el bíblico, tenía auto que aún funcionaba.
En la cajuela cargaba un zombie que intentó morderme.
Lo guardaba ahí porque el zombie olía perfecto el combustible
para el auto.
Como un zombie varita de zahorí, pero para hidrocarburos
refinados.
Llegamos al otro, el de los narcóticos y los niños jugaban con

197
cabras montañesas, evidentemente radioactivas, su pelaje cubría
hasta las pezuñas y su cornamenta se cruzaba por su frente en
una X muy glamourosa. Muy alfa centauri. Cómo dices que se
llama a eso: glosolalia, oráculo o esquizofrenia.
Oligofrénico me decían en las calles.
Los tipos del medicamento, pareja, querían a cambio el zombie
zahorí.
Lo dejamos, lo comieron.
Así de simple el mercado cuando no hay leyes.
Trataron de venderme un niño de los de la calle.
Pero tú sabes que ya tengo hijos, uno.
Para qué más reveses argumentales, para qué la retórica del yo lo
digo.
Entonces los niños empezaron un juego que les divertía mucho.
Tomaron una cabra, la mayor, le rompieron las piernas con
una barra de hierro y luego azuzaban al animal para que los
embistiera.
Entre gemidos de dolor y furia la cabra lanzaba cabezadas que
eran débiles empujones para los niños.
Qué crees que signifique.
Significa algo seguro.
Como los temblores de tierra, que significan acomodo de las
placas tectónicas. Liberación de energía.
Puntos para el planeta.
Como los ovnis que significan NUNCA ESTUVIMOS SOLOS.
Como los árboles secos que significan destierro.
Somos un ciclo de caballos batiendo la estepa sin mucha certeza
de sus límites.
Por eso las estrellas permanecen mudas, porque no saben hablar
como nosotros.

198
*

Sé que no has respondido.


Tus razones tienes: horror, olvido o ignorancia.
Todo es válido ahora que la vida flota como a capas entre los
humos de los cadáveres.
No sueño frecuentemente.
Por eso me pregunto qué significan.
Los egipcios lo tomaban en serio.
El faraón soñaba peste y ¡paff!,
caían las langostas a volver noche el día.
Los griegos no andaban muy lejos.
También tenían que interpretar los sueños.
Además había truco.
Los durmientes podían comunicarse con los muertos.
Aesclepio fundó una práctica de sanación basada en el sueño.
El asunto era sencillo.
Llegabas, como podías, a cualquiera de sus templos, dormías esa
noche en el piso y el dios médico brujo te visitaba, auscultaba y
recetaba en sueños.
Al amanecer procedía pagar el hospedaje de esa noche única. O
sea que el sueño era una avenida de ida y vuelta.
Pero nosotros ni la gracia de Moctezuma que soñó su caída.
Porque hemos perdido la claridad onírica.
Soñamos en idiomas extranjeros, con vicios extranjeros.
Normal para esta decadencia.
Pero seguro tú sabes qué significan.
Los has estudiado.
Seguro tú reconoces sus bordes.
Te molesto con esa certeza.
Vino otro sueño.

199
Dos días después del primero.
Yo cuidaba un flanco de un fuerte militar.
Estábamos armados y entrenados.
Y vino una granada a volar la puerta en la que me apoyaba.
Perdí un ojo y la mandíbula colgaba.
No sentía dolor, sino presión en el ojo.
Como cuando tienes un ojo flojo: Ambliopía. Síndrome del ojo
perezoso.
Algo de eso se esconde en mis dioptrías cotidianas.
Y yo hablaba y hablaba con la gente, pedía instrucciones, recibía
y transmitía órdenes pero nadie sea atrevía a decirme que todo
era un sonido gutural y que mi mandíbula colgaba del lado
izquierdo, unida por el tendón al cráneo, pero que el lado
derecho había caído y estaba y no estaba.
Nadie me advertía que no hablaba más, sino gemía muy
mamífero, pero que la comunicación oral había pasado sin dejar
muchas huellas.
Aparecía en el sueño el mismo del nombre bíblico y con cara de
asco unía mi mandíbula al lado derecho del cráneo, pero no se
ajustaba.
Los sonidos eran peores en su definición.
Hice lo único sensato en ese momento y tiré con fuerza del lado
izquierdo para desprenderla toda.
Qué crees que signifique esto.
Las cabras radioactivas y la mandíbula suelta tendrán relación
entre sí.
Te mando saludos.
Espero que tu familia encuentre sosiego pronto.
Todos por acá estamos contigo y los tuyos en este momento.
Espero tu respuesta pronta, amable, afirmativa.

200
DACTILOGRAMA

Empecemos de una vez Hay uno que piensa Ojos cerrados


cuero rígido Rigor en los miembros quiere decir casi siempre
carencia de movimiento No es muerte pero se le parece Hay
uno que piensa Todo cerrado Ojos Oídos Esfínteres No bebe
ni mastica polvo alguno Hay uno que piensa por todos bajo un
árbol Si crees que esta historia es vieja revisa tu programación
Hay uno que piensa ahora bajo un árbol Grande El árbol es
grande El que piensa es un niño Casi un niño El árbol da frutos
extraños Impronunciables en castilla El árbol es abrigo de otras
fieras Mamíferos todos Monos coatíes mangostas El que piensa
y el que finge que duerme Así lo llama el capital que lo rodea
Cerrado todo No entra nada No sale nada De nada le sirven
los brazos De nada el pecho Su piel es un estorbo y un lujo De
nada le sirve la mandíbula A ese árbol se han acercado otros que
no piensan Al menos no en silencio ni rodeados por la natura
Llegan a rezarle al ese que piensa No duerme Finge que duerme
porque así le enseñaron que la mente en blanco y los centros de
energía Así que finge que duerme palmas arriba cabeza erguida
Su cabello es largo y llega a los sus hombros Sus hombros son
también un estorbo Si pudieran sus hermanos los venderían Es
preciso decirlo A ese árbol lo rodea el capital El lucro rodea a ese
árbol Donde uno finge que duerme Donde uno piensa y tiene
como estorbo el cuerpo A ese árbol donde los coatíes hacen su
nido Donde los monos lanzan frutas de nombre privado A ese
árbol lo rodea el capital Grandes fuerzas multinaciones Hay
videos que enseñan a meditar en seis idiomas: Farsí, tailandés,
coreano, mandarín, italiano y castilla Hay mantas que simulan
las vejaciones del que finge que duerme hace meses Mantas con
los pies marcados en el lugar correcto Con las palmas al cielo

201
Hay polen envasado que voló sobre su frente Se vende Todo
está en venta Los monos están en venta Monos que le acercaron
hojas rebosantes del rocío de la montaña en verano Y monos
que le torcieron el rostro buscando un gesto que los divirtiera
Inútil Todo el capital alrededor no es suficiente El que finge
que duerme no despertará Si es que finge no está durmiendo
Hará un gesto de fastidio cuando comprenda todo y lanzará un
resoplido de aburrimiento Se sacudirá el polvo de las rodillas y
volverá a casa a dormir bajo techo Mientras eso llega el capital
rodea su pensamiento Hay uno que piensa se corrió el rumor
por valles y por montes Se supo que uno pensaba de espaldas a
un árbol de gran tronco Con las raíces bien estrechas Uno que
finge que duerme y piensa Los brazos inútiles El ojo quemado
y polifémico Uno que piensa y está pensando en blanco Busca
pensar en blanco Negar todo pensamiento y buscar el tropo
sagrado El hálito primigenio La verdad oculta Revelación es el
nombre del juego Pero no es un juego Es inútil pero no es un
juego Tiene hermanos Son hombres de su tiempo Venden fotos
del hermano pensando Dejan que la gente se acerque a veinte
metros y disparan una vieja hipstamatic Venden también fotos
del Bonzo Thich Quang Duc A colores a mano con pastel u
otro material una fotografía que originalmente era Blanco y
Negro Thich Quang Duc ardió en escala de grises Así lo vimos
todos esa tarde de noviembre del sesenta y tres El que finge
que duerme no Era polvo cósmico perdido en la rueda de las
reencarnaciones cuando Thich ardió por causa justa Thich no
tuvo hermanos conocidos Este que piensa sí Dos mayores que
él Ambos manejan la hipstamatic También venden videos con
instrucciones para meditar en seis lenguas También manejan
un negocio de telas al mayoreo Sus esposas se encargan de la
comida El que duerme no ha ejercido la masticación en meses
Y su alrededor después de treinta metros está lleno de olores
combinados Ganado carpido puesto al fuego Pez no porque

202
queda lejos Recuerden todo esto sucede en la montaña Aves
en general Cocción de granos y especias múltiples Faltan
licores pero los hermanos no han conseguido la licencia Están
prontos El capital supone el ingenio necesario Que uno finja
que duerma no quiere decir que todos estamos dormidos
Pez no porque queda lejos Como las estrellas y los planetas
Como el polvo cósmico de la rueda de las reencarnaciones
Hoy amaneces águila Eres presa de la vejez y mueres para ser
mantarraya Hoy amaneces grande y fornido Mañana te gritan
abaja esos ojos casada pechos hermosos Hoy eres pasto de las
llamas A la vuelta del ciclo eres una mantis religiosa en espera
de la consorte Todo arriba para que llegue abajo Todo encima
para que perezca al fondo Hay pozos que se hacen rascando
la tierra Adentro ponen nosotros sin nombre y viejas historias
repetidas Las uñas no rasgan la tierra para salir porque las uñas
no poseen la fuerza Ya todo es ido Todo encima de la tierra
para que perezca Todo bajo cerrado para que nada entre o salga
Empecemos de una vez antes que la rueda gire con nosotros
dentro Meditar en seis idiomas: farsí coreano japonés mandarín
italiano y castilla Tailandés vietnamita camboyano uzbeko
hindi y francés Berebere pakistaní malayo cantonés morí y
griego Celan se lanzó del puente Mirabeu Un puente de hierro
Una sola arcada de 104 metros de largo Todo hierra Point de
Mirabeu lo llamaba Apollinaire Le escribió unos versos sobre
el amor que nos abraza y se va Llega la noche suela la hora Los
días se van y yo quedo Celan miraba frío oscuro de las aguas y
pensaba que de él se quedaba ¿En dónde Celan ahora según la
rueda de las reencarnaciones? Point Mirabeu es el último del
Sena parisino 104 metros de largo y 10 de ancho Un peso total
de 25 toneladas Si le recuerda al Point Royal que conecta a Los
inválidos con les Champs Elysés es porque son obra del mismo
arquitecto: Jean Resal Celan miro el frío oscuro irresistible de

203
las aguas una madrugada de abril del 70 ¿Escribiremos poemas
de amor a los puentes? ¿De qué puente amaneceré colgado
y prenderán fuego como escarmiento, ciruela? ¿qué lengua
hablará mi ejecutor? Farsí coreano alemán checo polaco y
catalán Empecemos de una vez lancemos los dados Cómo pude
olvidar los dados Que gire la rueda y nos lance un trece conejo
un cuatro venado casilla ocupada siete mandril once coreano
tres filipina Todo de hierro 25 toneladas aproximadamente
Fluctuat nec mergitur Resistir Stehen Je mainteindrai Sobre la
rueda hacer equilibrio y confesar que todo es aburrido y dar un
resoplido limpiar de polvo la casaca y abrir un ojo luego el otro
Que se larguen los mercaderes Hablar con lengua de los pájaros
Hablar con lengua de los monos Hablar con lengua de los
coatíes Decir que no importa Decir que Resistir Resistir Resistir
Lo han filmado por 72 horas y el tipo sin movimiento Respira
porque respira No bebe no mastica polvo alguno Piensa en
silencio y con los sentidos en blanco Nada entra nada sale No
escucha no palpa no gusta no ve no huele Todo cerrado como
una flor antes del rocío Los monos le ofrecen rocío en hojas
amplias y rebosantes Los monos le mastican granos y le abren
los labios para que coma pero es inútil Todo cerrado Respira
porque respira Resiste Se mantiene Un ojo Luego el otro

204
SANTO REMEDIO

http:eleiarellano.tumblr.com

205
Grandes atletas
negros
2014

N
Primera edición: 2014

© Luzzeta Editores
Guadalajara, Jalisco

Impreso y hecho en México


Flush safe he thinks.

SAMO

Dichten = condensare.

Ezra Pound
FIVE THOUSAND DOLLARS

Tú no existes.
La boca es un error:
Partir la naranja por la mitad
con un fino trazo de muñeca.
Tu nombre en una lista.
Tu cuerpo, o partes, en otra.
Todo en orden.

211
Aprenda su lección.
Su cadáver no le pertenece.
El cuerpo no transmite el odio al cuerpo.
La charla no contamina el agua de rosas.
Todo es propiedad privada.
La mariposa ríe al final.
El aroma no es simétrico.
No confíe en tonterías.

212
No consulte nuestra política
de privacidad.
Los mandriles alados
rondan las ventanas del hotel.
Aves que vuelan en línea recta
y se estampan en los muros de cemento.
Las costillas colapsadas
en una forma de recordar los secretos
del mundo.

213
El número para que me marques
es cuatro, cuatro, dos, dos,
ocho, seis, cinco, uno, cinco y seis.
No vomites en lugares públicos
a menos que sea insostenible.
Intenta mantener las manos sobre las rodillas
todo el tiempo que dure el despegue.
Prepara las preguntas y el contenido
de la charla.
Abre bien grande la boca si la onda de choque.

214
El uso de la fuerza
resulta, siempre, necesario.
Nada desaparece por su propia
voluntad.
Más en el reino vegetal
que entre los mamíferos superiores.
Hay que dejar rastro
si es posible.
Pero no es posible.

215
Lanzarse fuera
de la órbita celeste
Equilibrio de cintura para arriba.
Encienda los motores apenas el aparato
toque tierra o alucine.
Saber hablar en público.
Terminado el diálogo
corra a la salida de emergencia.

216
Míreme volar.
El espíritu del tiempo
que corre sobre nuestras cabezas.
También la frescura
en los vegetales
y congelados.
Seguridad en las cosas
que compramos.
Energía eléctrica
para estallar en pedazos.

217
La fuente de todos los misterios.
Contracorriente
de la opinión de los militares.
Abrir el cofre del tesoro
y encontrar guano de murciélago.
Posando en el umbral
una lechuza de tacones sangrientos.
En el centro de la habitación
la confirmación del solsticio de invierno.

218
El mango de la navaja
significa el fin del recorrido.
La ausencia de paisaje artificial
compromete el resultado.
El ritmo tonal de la palabra
contractura.
Nunca es un gasto en tecnicolor.

219
Aire de comunidad
embotellada.
Mire por su ventana.
El ruido de las cosas
al romper la inercia
que las sostiene en pie.
Frente al arco triunfal
una multitud de enemigos
camuflados por los reflectores.
Humo de asientos en llamas.

220
La gente del pasado el pasado perfecto.
Redenciones de acetileno ardiendo.
Imágenes del Golfo Pérsico
en rotación involuntaria.

221
Confundir a la presa
con el castigo.
La vibración del suelo
anuncia grandes contingentes
de fieros guerreros.
El arte de fingir la muerte
se transmite por ondas
hertzianas, resistentes
a cualquier tipo de radiación.
La cura de todos los males.

222
Partitura cerebral en manos
equivocadas.
Ataúdes participando en una competencia
de remos.
Amanecer en villas desconocidas,
incluso para el odio enemigo.

223
En debilidad no cuenta.
La materia se expande por pedazos
asimétricos.
Mejor ojos que me escuchen.
Juegos de la risa
y bochorno nocturno.
Mercado especializado
en segmentos de tegumentos.
Lucha de clases en cámara lenta.

224
Piense en los ejecutivos.
Todo entrenamiento laminado
produce frutos antes de la llegada
del fin de los tiempos.
La montaña escribe cartas
que no serán leídas.
Rechace el ocio con firmeza.
Aprenda idiomas.

225
La mitad de la partícula estelar.
Hay una charca inmediatamente después
del primer aviso No pase.
Incluso los ángulos se interceptan
y mueren en el mismo punto.
Ahora vuelve al cielo raso
un enorme cuervo.

226
Entienda de equilibrios fiscales.
Apriete todos los botones de pánico,
emergencia y solidaridad que encuentre.
El instructivo es una coincidencia
de carcajadas y mala fe.
Abrir la puerta
y lanzar los cuerpos al río.

227
Asista a los servicios locales.
La mejor economía es la economía muerta.
El antebrazo es una fundición en equilibrio.
La cantidad de nembutales es un asunto
privado de sentido.
Camine por la línea amarilla
y estreche su cajetilla de cigarros
contra el pecho.

228
Una quiebra total es la opción
minoritaria pero efectiva.
Consiga financiamiento
de lugares desconocidos.
Nadar ayuda en conjuntivitis
severas o de larga data.
Entienda a las vocales fricativas.

229
Armado en el país
pero escrito en las fronteras.
Pasear y entender los signos
que la avenida grita con los dientes rotos.
Amar los detalles de la decoración
matutina.
Encuentro de civilizaciones
equivale al dominio de la biología.

230
Realice lo estrictamente
necesario para las condiciones de vuelo.
Las luces delanteras realizan
el trabajo duro.
Aparque en los lugares designados
para convalecientes de crímenes familiares.
Comprenda culturas extranjeras
y vivirá feliz por siempre.

231
Abrir el contenido y no la lata.
Incluso en las condiciones actuales
la naturaleza representa una oportunidad
para la convivencia vigilada.
Aspirar el líquido de los frenos
conduce a conclusiones apresuradas.
Arriba todo es igual pero nunca se mueve.
La categoría final es producto de errores infantiles.

232
Administrar el horror como se administra
un hotel en playas tropicales.
El profundo conocimiento
de la anatomía no te transforma
en un ser humano pleno.
Comunicar los hallazgos a las personas
correctas en el idioma incorrecto.
Cacería de abrigos de segunda mano.
Cloroformo y parricidio para el desayuno.

233
Insertar un salto de página.
Abra los regalos como si navidades
tuviera duración para todos.
Esclarezca los secretos de la religión.
Domine el mundo.
Obtenga poder por medio legítimos
y pinte rosas en la puerta de su casa.
Consiga un perro grande y uno pequeño.

234
Baje a pie la colina que subió en tranvía.
Lo mejor contra las adicciones
es recuperar el sentido de la realidad.
Amanezca en sitios iluminados
y con música de acordes ligeros.
Tenga veintiuno, veintidós pero nunca veinticuatro.
Numere sus pertenencias y luego despegue
solo con la ropa que trae puesta.

235
Invoque al demonio por la mañana.
Encuentre razones para poblar la Antártida.
Tuerza sus pezones en el sentido de las manecillas
de un reloj digital.
Cambie de servicio de telefonía de vez en cuando.
Divierta a sus invitados con la colección
de historias caníbales que su familia guarda
en un arcón de plexiglás a la vista de todos.

236
Arrastre el cuerpo hasta un lugar visible.
Las huellas en el pavimento
son resultado de la fricción entre materiales desconocidos.
Aparte las piezas buenas para la venta
de garaje que realiza la iglesia que comulga.
Tranquilice a los pasajeros a su derecha.
Deje morir a los de la izquierda.

237
Intente de nuevo con las píldoras azules.
Mezcle bien los plomeros y aplique una mascarilla
suave y pareja sobre el rostro desconocido.
Entienda a la primera
y no proteste si los demás mienten en su edad.
Aniquile a la competencia
con un sistema de atención personalizada
a clientes con problemas auditivos.

238
No ría si no sabe la respuesta.
Invente un sistema de riego para plantas
plastificadas y vegetales en conserva.
Inutilice las articulaciones que no son
frecuentemente martilleadas.
Esconda los papeles de la hipoteca
o renuncie a encontrar la verdad
en la clonación de las ovejas.

239
Consiga una grabación de animales pariendo.
Escuche atentamente a los encargados
de la limpieza en zonas conflictivas.
Atienda el teléfono solo si sabe quiénes
son los últimos seis presidentes de su país.
No intente contactarnos.
Hemos perdido los aparatos y no sabemos frenar
este prodigio de la tecnología.

240
Considere hecho lo que guarda en su lista
de pendientes.
Amarre un halcón a la puerta de la casa
como un aviso a los espías que vigilan
nuestros movimientos.
Inserte los billetes en la ranura
pero no espere que todos hagan lo mismo.
Simplifique su vida asistiendo por las noches
a lugares donde la gente escupe a los autos
en movimiento.

241
A MARTILLAZOS SE PUEDE SABER LO QUE SEA

Esto no es un poema es un cuerpo experimental una


ración de guerra un tiburón hembra y su cárdena senda
un esturión del báltico es una interrupción en despoblado
es una canción de cuna entre dientes no es un poema es
un cardumen de pirañas en Nairobi una estación florida
una catarata de arena un estruendo de pájaros en el pecho
un color molido es una tarde en Anisinia es el aroma
de la noche una nube de langostas en la mano esto no
es un poema es una barrera de acetileno una marea de
mariposas africanas una calle lusitana asfaltada un racimo
de malas palabras una transición pactada es el espíritu de
los cínicos es el ardor de la trementina es la fusión en frío
es también es tampoco es una inicial bordada en la solapa
es el catéter de una encía fangosa este no es un poema es
un cartel de Se busca es un mapa del vacío es una frontera
eliminada es un clamor eléctrico es un árbol de lejanías es
la enseñanza de las pulgas es un salto en el vacío es la cama
de huesos es el gato y es el ratón es la espada envainada este
no es un poema es una orden de restricción es los vientos
alisios transformando la bahía es un consejo de guerra es
un ignóralo todo es un nada me falta es la falda hasta las
muñecas es el consorte y su consorte es la espalda baja es
el hueso iliaco y mi mordida es tus labios de seda este no
es un poema es una zona restringida es un placer furioso
es pura cobardía es una cuestión de tiempo es un armado
en el vacío es la escarcha en mi ventana es la agonía de los
tulipanes es la casa donde ardía es el montón de discos
vacíos esto no es un poema es una cabeza de hydra es un

242
fogonazo a mitad de la noche es un lémming buscando
la salida de emergencia es un credo es una situación
límite es el transporte público lleno de indigentes es una
enfermedad colectiva es el mapa de tu sangre es el fin
de la ruta esto no es un poema es una piara de cerdos
horizontales es una marca de ceniza en los costados es un
buzón de metales rojizos es un miembro es la estacada
final es una aventura de verano es el verano es la calvicie
prematura es el orden natural de las cosas esto no es un
poema es el estruendo de una comadreja es el sonido
libre es el lóbulo de tus dos oídos es el odio callejero
es la huída de las liebres es el hundimiento del Titanic
es la coloración primitiva es la caverna decorativa es
el humo y la falta de fuego es la fuerza centrípeta es la
batalla en aguas abismales esto no es un poema es una
inmersión arcaica es la revolución andina es el corazón
de la lluvia es el estertor de un pájaro herido es el nunca
morirán es la tradición partida es la colostomía a tu
madre es el martillo del futuro es la carta nunca recibida
es la colección de postales es el anuncio de Cerrado esto
no es un poema es un compendio de alergias es una
canción sideral es un partido de hockey en el océano
es un traducir del Gálata es un abismo en los cielos es
el mundo boca arriba es el traje del emperador es el
emperador es la desnudez del emperador esto no es un
poema es un analgésico liviano es un programa de vuelo
es un castor occidentalizado es un intento de secuestro es
una rocazul es música intravenosa es la raíz del problema
es el dispositivo de vuelo es el catálogo de castigos es
la cacería de brujas es el sambenito organizado esto no
es un poema es una dosis de mercurio es un tratado de
geometría es una casa en el desierto es un gran plato de
nada es dolor tisular es el título del libro es un pronto
alivio es el catálogo de signos es la oración suspendida

243
esto no es un poema es un graznido de pájaro es un solo
de harmónica es una transacción comercial en gallego es
un trago de vidrio molido es una oportunidad perdida es
el clima del siglo es la radiación cósmica es el abrir y cerrar
de ojos es el martirio de Hypatía de Alejandría es el azote
de Dios es el canto gregoriano esto no es un poema es un
shot de carbonilla es trabajo forzado es una estación de radio
pirata es un trampolín rojo y amarillo es una animación
noruega sobre niños perdidos en los cuarenta es un bosque
en resistencia es el vaticinio de unas monedas es el ardor en
las mejillas es el estilete del pasado es el arma del futuro es
el candor y el delirio es el truco más viejo del mundo este
no es un poema es una tetera es un revólver es una molécula
de carbono es un trago de trementina es una ecuación en
paralelo es la resistencia al vértigo es el azadón de la abuela
es el nembutal alternativo es el carretón de los muertos es el
artificio militar de los manatíes es el cargo en tu contra es el
mayor embargo del mundo es el triturador mental de basura
es el aparato contra la sordera es la partición de los peces y
la repartición de los panes es el inicio de la temporada es la
cacería unicelular es el remedio contra la malaria es el corazón
de la noche es el invento del siglo es el cordón umbilical a
la nave nodriza es la aparición de las santas reliquias es el
término medio es el rincón secreto es la abulia compartida
es el interés de tu interés es una secuencia en carretera es
el alma de la fiesta es la nota de rescate es la iniciación
masónica es el abrelatas del mundo es el cansancio de los
órganos expuestos es la conclusión del árbol genealógico es
la estimación oclusiva es el balance de gastos es la cantidad
exacta es el permiso restringido es un pasaporte colectivo

244
LO QUE UN HOMBRE DEBE AULLAR ANTES
DE LANZARSE AL VACÍO

Mayakovsky recuerda la infancia:


camina por el bosque;
su padre, el guardabosque, lo guía.
Niebla. Los límites, confusos,
Vladimiro tropieza.
El rocío, su padre y la bruma lo mismo,
lo sujetan de la mano; avanzan.
El brazo de su padre tropieza con una rama.
Escaramujo.
Esta al rostro de Vlady,
puntas encajan en su mejilla rosada.
Todos los rusos en la niebla,
la edad,
tienen mejillas rosadas.
Sin decir nada, saca las púas de madera. Sangra.
Vladimiro nació en Georgia,
vivió en Bagdati.
Un edificio de dos pisos durante su primera infancia.
Piso inferior hacían vino.
Llegaban los mujiks,
así llamaban los rusos a la niebla (sangrante la mejilla rosada),
también a los campesinos,
en oposición al proletariado, que llamaban Tovarich,
llegaban mujiks jalando carretas llenas de uvas.
Pisaban uvas.
Vladimiro comía, estrujadas.
Las bebía.

245
Vladimiro recuerda, la niebla,
olor del mosto fermentado a sus anchas
las vasijas de vidrio cubiertas por paja.
Vladimiro estudió primeras letras con su madre.
Madre enseñaba lo que debía saber un ruso.
Mejillas sangrantes por mundo que lo rodeaba.
Vladimiro aprendió sin emoción.
Mayakovsky odiaba la aritmética.
Para qué sumar si lo que sumaba eran peras, manzanas.
Las peras y manzanas eran grandes y olorosas.
Se daban y se pedían sin trámite.
Crecían en árboles del patio.
Suma y resta, pérdidas de tiempo.
Vladimiro memorizaba poemas de bosques, fauna silvestres:
alma rusa.
Su padre pedía, antes de morir, que dijera poemas en
festividades.
Padre, mujik, orgulloso de niño/loro.
Lágrimas.
Vladimiro no.

246
PIEZAS OCULTAS DE UN COMBATE SECRETO
CONTRA EL MUNDO

Aquí, afuera, todo es silencio:


La masticación, el deglutido,
el amor y los consejos
se dan en silencio.
No me explico cómo es que
algunas cosas se resisten
y estallan en burbujas
repletas de murmullos
como aneurismas
o condiciones obligatorias
en un contrato siniestro con el mundo
conocido.

247
Mandíbulas de caballos colocados en ángulos rectos,
al fondo de una lámina de cobre niquelado.
Estiramientos faciales y contracturas de músculos
inútiles para la reproducción.
Usted no entiende cómo es que las hormigas
negras y rojas en el piso de la cocina
señalan el camino hacia el abismo.
Normal, no sienta miedo, camine en línea
recta y ajuste los cinturones
para un descenso suave y controlado.

248
Orquídeas de alambre alcalino y pétalos pilotos
máscaras de cedro, abolladas, por la supina presencia de los
ufólogos.
Explicaciones para la repentina aparición de lo cotidiano.
Mójese la cara
suscriba la asombrosa indiferencia
ya habrá tiempo para inventarnos un pasado.

249
Run, if you can.
Disfruta mucho, te lo mereces.
Qué hacen un tipo gordo
y un anciana sin dientes correctos
hasta el frente de la fila.
Pedimos discreción
y recibimos órdenes de desalojo.
El pleito es sencillo:
Se toma un esparadrapo
cargado de hidrocarburos refinados
con la punta de los dientes,
se agita firmemente
y se enciende lo que reste
sin soltarlo.
Para qué la normalidad
si alguien tiró
salsa de anchoas
en el pasillo doce,
que como todos saben,
corresponde a pantimedias
y trucos baratos de magia.

250
Los animales más furiosos
son también los más secretos.
Conocemos todos
la fábula japonesa
del monje de un solo brazo
y la tortuga con seis.
Parece ridículo olvidar
la moraleja inserta
con risas grabadas
y escenas comentadas por
los múltiples autores
en todas las ediciones
posteriores a la dinastía Tang.
Pero ahí reside el truco:
las migalas migran
desde rincones ocultos del universo
inmaterial.
Y alguno de nosotros
espera que lleguen a tiempo
y a salvo
al destino manifiesto, supra.

251
Sé que ustedes no existen.
Han muerto de ciertas enfermedades
que no reconozco en mi manual
de viajero intergaláctico.
También puedo adivinar el número de
membranas que cubrían sus ojos
y el espacio entre sus dedos.
Todo me lo dice la física
que es un cardo inserto
entre el labio superior
y el molar inferior izquierdo.
La receta es la misma:
perturbar lo menos posible
a las criaturas que se agolpan
a flor de garganta,
entender nunca,
eso es para la gente impura
que mancha con sus historias
de vida
la escalera inmensa y dorada
que sube a blancos, electrodomésticos
y ropa para caballero.

252
Objetos metálicos tras una película de plástico:
serpientes cromadas con puntas de goma en los extremos
cuadrúpedos de colores oscurecidos
desventrados y decapitados
con soportes anatómicos en los costados
y ruedas donde deberían estar las pezuñas
antebrazos huecos y metálicos para recibir
al miembro desvencijado.
Eso lo resume todo
artefactos de tracción humana:
la ortopedia para tener un día feliz
como en los cuentos de hadas
donde los pobres obtienen la recompensa
los caballeros matan al dragón
y el hada madrina se masturba sola
en el sofá de una casa abandonada.

253
Qué extraño lugar resultó
ser éste
sin nudos corredizos en las corbatas
y repleto
el pasillo de reproducciones baratas de bronce.
Escuche a su niño interior:
apila los bloques de concretos en tres tantos
bloquea la puerta con las larvas de insectos que encuentres a la
mano.
Hemos preparado un grand finale
mezcla de funeral vikingo y celebración de quince años.
Todo irá colapsado pero no sabremos en qué orden ni en qué
momento.
La anciana de recepción exige completemos los datos de la ficha
de identidad.
El aire acondicionado se cobra aparte
y la sensación pérdida viene en trozos pequeños con nombre de
diosa griega.

254
Contranatura
2015

q
Primera Edición: 2015

© Editorial Torbellino
© Secretaría de Cultura del Estado de San Luis Potosí

Impreso y hecho en México


For us like any other fugitive.
Like the numberless flowers that cannot number
And all the beasts that need not remember.

W. H. Auden

Oscuros como la noche,


como los de ella, teneís los ojos.

Nizâmî
BASILISCO

La oración de San Gerónimo al igual que un espejo acompaña-


ba a todos los viajeros de la Edad Media que emprendían largas
travesías. Ambos elementos combatían los poderes terribles del
Basilisco, que se perdía a sí mismo una vez que miraba su reflejo
o que la oración probaba su eficacia, al robarle la capacidad de
ubicar a su víctima. Los viajeros desprevenidos eran los únicos
que podían, cuando podían, narrar los encuentros con la temible
bestia. Los lugares favorables para este fenómeno eran los desier-
tos. Se acota que no es que al basilisco le agrade el desierto, la ma-
teria de su deseo es un asunto que nos parece impenetrable, sino
que conforme avanza creará desiertos. Todo lo que se refleje en
su mirada, en sus ponzoñosos ojos creados por el enemigo, será
irremediablemente muerto en el instante. El basilisco es el rey de
los reptiles; con una sola mirada mata al hombre; hace perecer
con su aliento a las aves voladoras, y está tan lleno de veneno que
reluce; si el hombre lo ve primero, no puede hacerle daño, y el
basilisco queda como único rey en la arena vacía.

259
TIGRE

El tigre es una serpiente que teme su reflejo en los cristales.


Cuentan que para cazarlo nada puede hacer el hombre contra
su velocidad y fuerza. El tigre acecha y cruelmente destroza a
quien se le enfrente. Este tipo de serpiente posee cuatro patas
con uñas tan finas como estiletes y su fuerza es superior a la de
varios unicornios juntos. Como no posee veneno, a la usanza de
las sierpes, sus dientes son curvos como las parábolas del nuestro
señor Jesucristo. Su reflejo le seduce: seguro de la victoria contra
cualquiera, el tigre solo teme a otro tigre. Es poco común que se
encuentren entre sí, y narran que la cópula la ejercen sin mirarse,
por temor a contrariar al otro tigre y perder en ello la vida. Es por
eso que los hombres están indefensos frente al tigre, a menos que
se utilice un cristal que pueda reflejarlo y así el tigre, preocupado
por su igual, huya antes del desastre propio de su naturaleza.
Su carne y sus huesos son apreciados como manjares por ciertos
príncipes del Oriente.

260
ELEFANTE

El elefante es un monte que no muestra deseo por la cópula. El


profeta, Dios es uno y eterno, afirma que los elefantes sostienen
al mundo, de lo que se repara en que las ballenas sostienen a los
elefantes, de lo que se deduce que la tortuga, matrona de la re-
sistencia, soporta a las ballenas en su caparazón. De ser cierto es
más lo que el elefante debe a la tortuga que lo que Aquiles busca
cobrarle con tan loca carrera. Por eso algunos naturalistas han
hecho enemigos mortales a los elefantes de los griegos. Se ru-
mora que Troya cayó por falta de elefantes. Pero es que al ser tan
refractarios a la cópula, hace siglos que conseguir uno es empresa
difícil. La consistencia de su deseo tendría que ser examinado
para poblar, dignamente, a los montes de tiernos retoños grisá-
ceos y lanzar así, fuera de estas tierras, a todos los griegos que se
dedican al pillaje.

261
CATOBLEPAS

El buen libro. Alá así lo quiere, llama de ese modo a cierto


dinástico saurio que vive a orillas del manantial Níger, en las aflu-
entes del Nilo. De párpados oscuros y gruesos, miembros cortos,
cuello largo y cabeza excesivamente pesada que lo obliga a repo-
sarla en el suelo todo el tiempo. Se decía que su mirada, al igual
que la del basilisco, era mortal. Los propagadores de tan funesto
rumor, Plinio y Solio, ha mucho que dejaron esta nuestra tierra.
Humboldt pudo entrevistar a este gracioso animal, quien para
evitar malestares habíase arrancado los ojos hacía cosa de dos si-
glos. El naturalista alemán cuenta que confesando su verdadero
nombre, asirio por más señas, las dificultades para pronunciarlo
se tornaron insuperables. Entrambos decidieron rebautizar al ca-
toblepas con el nombre de Severo Empírico o Escipión el cuarto.
Ambos nombres fueron propagados por toda la humanidad, y se
dispuso que el latín clásico fuera el modo de dirigirse al saurio.
El que esto escribe, armado de un espejo y la oración de Simón
el estilista, no pudo localizar la guarida de la bestia, sin embargo,
consta que un rastro que correspondía a las huellas dejadas por la
insidiosa cabeza del saurio, se perdía en los confines del desierto.

262
CENTAURO

La tradición enseña que Aquiles fue educado por un centauro


digno de honores llamado Quirión. Este hombre encerrado en el
cuerpo de un caballo era de naturaleza melancólica y muy dado
a expresiones harto lacónicas. Se conservan algunos epigramas
firmados bajo el seudónimo de Paulo, el silenciario. Aquiles no
se percató de que el germen de la bilis negra se había instalado en
su sangre, y creyó siempre estar a salvo de los raptos depresivos de
su preceptor. Sin embargo, la muerte de Patroclo demostró que
las lecciones de Quirión tenían el doble fin de ilustrar la podre-
dumbre del mundo y la inutilidad de las acciones humanas en
los designios de los dioses. Sin duda un centauro prófugo de las
batallas descritas en las metamorfosis tendrá que saberlo.

263
PIASA

A inicios del otoño de 1845, el padre dominico Sebastián Na-


varro tuvo contacto con la tribu de los Illini, a orillas del gran
lago que para ellos era llamado Nucvé. Entre los relatos que el
padre tuvo que escuchar, para luego explicar a la luz de las revela-
ciones cristianas, se encontraba el atemorizante encuentro de la
tribu con el Piasa, un feroz dragón de dimensiones tan enérgicas
y hábitos tan sostenidos, que no tuvo otro remedio que devorar
a la tribu uno a uno. Los Illini se encontraban atemorizados por
la dinámica de sus apetitos, y rogaban al Gran espíritu, Mnitú,
auxilio en la desigual batalla. El Piasa era un habitante regular
del lago Nucvé, y a pesar de su largo, estimado en 20 codos, y su
altura, no menor a 25 palmos, su horrenda boca llena de colmi-
llos no había osado deleitarse con ninguno de los hermosos hijos
de las mujeres Illini, famosas por su conocimiento profundo de
las hierbas del pecado. No es sino hasta que prueba el sabor de
un blanco gambusino, a quien los Illini dejaron pudrirse al sol,
que el Piasa comienza a cazar a los hijos del Mnitú. El padre Na-
varro les aseguró que era este un monstruo mandado por Dios, el
único gran espíritu, dador de vida y de la santa madre Iglesia de
Roma, con el fin de obligarlos a dejar sus prácticas antinatura y
convertirlos a la fe de los hombres blancos. Los Illini, escuchando
a sus mujeres que temían a los blancos tanto como al Piasa, se
bautizaron en grupo y adoptaron nombres de la cristianidad. Sin
embargo, el Piasa, no atento a los ruegos del dominico, siguió
asolando a la tribu y a sus posesiones. El padre Navarro termina
su diario a fines de noviembre, antes de las primeras nevadas,
con el temor de ser ofrendado a los pocos amables dientes del
todopoderoso Piasa.

264
CASTOR

Desde la época de Constancio, hijo de Constantino emperador


de Roma y Bizancio, se conocía de la naturaleza prudente de
los castores. Plinio, el joven, refiere que estos micos habitantes
de los ríos temen tanto a la perversidad de las aguas que deben
establecer represas, con el fin de no perder de vista a su odiada
enemiga, tan cara a la traición y a la desdicha de los de la tierra.
Por tanto, estos monos de río se han hecho hábiles constructores.
No cejan en el cumplimiento de su labor de vigilancia, nada les
perturba de apaciguar a las aguas que corren y que pueden vencer
a los límites de la tierra. Ni siquiera sus hembras, ni los hombres
que gustosos comen de su carne apreciada por su fresco sabor tal
como las hojas del árbol de la menta. Sabiendo que tanto hem-
bras, como el hombre, buscarán primero sus órganos sexuales,
ante el avistamiento de uno de sus demandantes, e imposibilita-
dos de separarse de su represa para huir, arrancan con sus dientes
lo que ambos buscan y se los arrojan a tierra, con la esperanza
inútil de que eso calme su hambre.

265
AVESTRUZ

Leonardo, el grande, avistó de niño en el palacio Medici de Flo-


rencia el esqueleto de un avestruz. Pasaron años antes de que
pudiera observar de cerca uno de estos prodigios, aves que no
vuelan, pero que tampoco nadan, sino que corriendo sobre la tie-
rra, dejan las huellas enormes de tres garras que tantas veces se han
atribuido a los dragones. El encuentro de Leonardo, el grande,
y del extraño pájaro se dio en las afueras del palacio de Cloux,
donde el rey Francisco I de Francia había concentrado una colec-
ción de bestias imposibles: basiliscos cegados; unicornios furiosos
por haber perdido a la doncella y el cuerno que provocó su cap-
tura; centauros de una pedagogía milenaria; anfisbenas; dragones
chinos que debatían con sus colegas europeos sobre la antigüe-
dad de su raza; salamandras de formas cambiantes dentro de las
llamas de un horno; sirenas con la boca cosida. En una parte
del jardín, rodeado por el infame laberinto del Toro de Minos,
corría un avestruz macho. Sorprendido, Leonardo miró cómo
era alimentado con hierro: herraduras añejas, clavos de diversas
longitudes, y sobre todo espadas de largas dimensiones consti-
tuían su dieta. Leonardo, inspirado por antiguas lecturas del li-
bro de Enoch, inició una conversación con el ave, esperando que
el don de la palabra fuera uno de los atributos que el consumo de
tan difícil alimento diera al enorme pájaro. Le explicó su interés
en la anatomía, pero como un derivado de la geometría y de la
mecánica, su pasión secreta. Le confesó que su pintura no era
sino el desarrollo práctico de sus conclusiones geométricas y de
la imposibilidad de realizar todos sus proyectos mecánicos, y que
al ver correr a tan dispar cuerpo como el suyo, confirmaba ciertos
cálculos hechos en secreto porque contradecían la ciencia de su
época, tan ferozmente guardada por Roma. También le contó

266
que no esperaba nada de los hombres y que no tenía el valor para
creer en los dioses. Por tanto le quedaban las bestias, pero que po-
cas de ellas podían entender la furia ciega que la creación le hacía
brotar en sus sueños. Que comía mal, y dormía menos, pero que
los órganos de la generación no resentían de las largas jornadas y
de las hambrunas voluntarias, que podía amar sin temor a varón
o chiquilla. Por toda respuesta, el ave tomó con su garra diestra
un montón de tierra, formó un montículo en su palma y cubrió
su rostro con ella.

267
TARANDO

El mineralista galo Georges Pèrec consigna, en su tratado de las


razones de la inmovilidad perpetua, el caso de un ciervo de gran
alzada, originario de la Persia de Darío, y que tenía la singular
virtud de cambiar de color conforme su ánimo le dictara. Ta-
rando llamaron los combativos persas a esta ocasional bestia. Su
pelaje, transparente en estado de reposo, se poblaba de los colores
más puros si era incitado a la violencia: primero el rojo del rubor
de las gacelas ante el llamado por su nombre; después el rosado
que guardan celosas en la punta de sus pechos; por último el ne-
gro azabache del pelaje que se halla entre sus piernas. Era diver-
sión de la infantería persa llevar a este ciervo a las batallas contra
los espartanos, que impedían su avance sobre el continente de
los griegos. Como era tan sensible a los humores de los hombres,
su pelaje servía como termómetro de la rabia y del ardor en la
batalla. Gelón, el de Sármacia, cuenta que murió a resultas de
una flecha perdida en defensa del paso de las Termópilas.

268
SALAMANDRAS

Las salamandras viven en el fuego, tal como el pez vive en el agua,


tal el ave en el aire, tal el hombre en lo profundo. Si un hombre
desea contemplar a tan prodigioso animal, del que se rumora es
una especie de gato, deberá enterrarse por completo, encender
un fuego, sostener a un pez por debajo del agua, y agitar tierna-
mente a un ave, gorrión o lechuza, por los aires. Solo cumpliendo
tales conjuros podrá el hombre deleitarse con la aparición de la
salamandra, famosa por la frialdad de su piel, tal que apaga el
fuego que la crea. Su piel tiene usos industriales para cubrir a los
que combaten incendios, también para recubrir recintos que, por
su importancia, no puedan ser presas del fuego de vez en vez. Se
cree que la salamandra solo tiene un color amarillento por todo
su cuerpo, pero Plotino afirma que su mirada es tan azul como la
de algunas mujeres del Norte.

269
ANFISBENA

Hay en la tierra del sol flotante, una variedad de sierpe que cuen-
ta con dos cabezas, una en el lado natural para ese fin y otra
en la cola. Ambas cabezas pueden entablar conversaciones entre
sí que provocan carcajadas entre los sirios, pueblo de donde es
originaria la bestia. El anfisbena, como los caldeos siguiendo el
uso griego llamaron a este prodigio, puede tomar una cabeza por
el cuello de la otra y formar un aro mientras rueda por las arenas
del desierto. Este acto, que el profeta (Dios se complazca en él)
calificaba de instrumento de perdición para los niños, comenzó
a ejecutarlo en la corte del imán Shaf-i (Dios es el señor de todo
lo creado), durante una sequía que los cronistas de Isaphan re-
cuerdan como de cien años. En la corte del imán Shaf-i es lícito
comer la carne del anfisbena pero antes despojándola de toda
su sangre. Se cree que la sangre está contaminada por la falta de
un orificio excretor. Aunque Solio demostró que los vapores que
produce el anfisbena por ambos rostros, cumplen la función de
vaciarlo de lo que devora. Avicena narra que el secreto es que la
sierpe solo ingiera aire. Se dice que es incapaz de matar al hombre
por voluntad, aunque puede devorarlo lamiendo su cuerpo hasta
consumirlo.

270
DRAGÓN

El dragón es un animal Quimérico. Yo soy un dragón y te amo.


Esta pequeña inscripción, tallada en una de las columnas de la
mezquita de Bagdad parece ser el único rastro de la capacidad
de los dragones para la escritura. Se sabe que el dragón es una
sierpe de tal tamaño y fortaleza que la única forma de comba-
tirlo es la mano de Dios (el uno y el todopoderoso) arrojándolo
a la tierra de Yajuj y Majuj (Gog y Magog) donde son alimento
de las poderosísimas bestias. Algunas veces el dragón, harto ena-
moradizo, vuela despechado por su propio instinto hasta estas
bestias y se entrega a la muerte. El profeta (Dios sea en él) habla
del tránsito de la sierpe a dragón: si a una serpiente se le deja vivir
lo suficiente crecerá en fuerza y tamaño y será un dragón, capaz
de rodearse de fuego y veneno. De ahí la importancia de las tradi-
ciones ismaelitas de cazar serpientes que se acerquen a la vejez.
Es de presumir que el dragón, que sería solo una serpiente muy
vieja, sufra su vejez como una condena a los caprichos del amor.
  La inscripción de la mezquita está datada cerca el siglo XI, y es
atribuida Moghur, un dragón de la estepa mongólica.

271
TORO DE MINOS

De miembros regulares y fortalecidos por la mezcla de hembras y


dioses, pecho imbatible y orgulloso, tiene por rostro el de un toro
de ancho cuello y pitones al uso andaluz. Este hombre, natural
de una isla en el mar Egeo, habita un raro palacio de senderos
infinitos y reiterativos, hechos de madreselva y albahaca. De su
constructor se sabe que procuró altos tiestos, cañadas imposibles,
y el fiel estruendo de las aves a fin de ocultar de los hombres a tan
raro hijo de Zeus. Y es que su padre adoptivo temía que la visión
del alto prodigio diera como resultado alguna fúrica festividad
celebratoria entre hombres y toros, donde alguno resultara he-
rido. De los hombres, Minos, nombre de este sabio, tenía cierto
que habría necesidad de fundirse con el toro, esperando que la
mezcla despertara el mismo pecho y los mismos miembros que
los del habitante del laberinto. De los toros, que su indiferencia
ante los hombres los haría víctimas del deseo humano. La bestia
indiferente a las precauciones de su guardián, ocupa sus noches
en la preparación de algún documento literario que lleve su efigie
en la portada.

272
MANDRÁGORA

Al llegar a las tierras de donde no continúa viaje alguno, las costas


terribles de Finistierra, se encuentra una rara mezcla de planta e
hijo de los dioses que recibe el maléfico nombre de Mandrágora.
Todo en ellos es pestilente, y provoca daño a quien lo busca y
encuentra. Se sabe que son pequeños hombres que escapando del
vientre de sus madres, se hunden voluntariamente en la tierra,
con el fin de echar raíces y no pertenecer al mundo, ni al culto,
ni a familia, ni a oficio, ni a tradición alguna. Estos seres, varón
o hembra de acuerdo a la orientación del lecho materno al mo-
mento de parir, generan una rara flor solanácea que despide un
tufo a carne pútrida, y en el solsticio de verano se llena de colores
imposibles: del magenta colorido del sexo femenino al gris de los
cielos antes de la nieve. En esos día donde la luna huye más veloz
del firmamento, los viejos dedicados al embrujo sobre los hom-
bres, buscan y recolectan este raro prodigio. Se necesita, según
las palabras del profeta Elías, de un par de brujos para producir
la fuerza necesaria para asirlos de un solo tirón. La tierra que los
rodea se ha habituado a sus humores y luchará contra que le a-
rranquen a su preciado hombre no crecido. Al ser expuesto a los
rayos de sol dejará oír un berrido o un canto, según la antigüedad
de su reposo, capaz de perturbar a las vírgenes y a los sodomitas.
  De ahí que sean necesarios los puros de corazón y febriles de
cuerpo para quitar a la bestia, que se retorcerá y llorará hasta
producir el asco de sus captores. Se sabe que su carne produce el
vigor de tres toros sementales y el sopor de masticar mil hojas de
las alturas.

273
CAMELLO

Desde los antiguos lectores del Talmud nos ha llegado una forma
de jurar que no se conserva en tradición alguna: la de jurar por
el furor sexual de los camellos. Antes de realizar una compra; al
asegurar la fidelidad a la corona o a la causa; ante la mujer amada
y ante el enemigo odiado, los sefardíes en lengua castiza juran por
el apetito carnal de los camellos. Esta extraña costumbre, iniciada
seguramente en la judería de la Córdoba Omeya, tiene su origen
en el proverbial anhelo que el camello siente por la hembra de
su especie. Ningún otro animal está dispuesto a suprimir tan-
tos de sus apetitos en pos del ayuntamiento carnal. El camello,
habitante sereno del desierto, puede dejar de comer, de beber
incluso, por prolongados periodos de tiempo, pero no podrá,
nunca, eludir el aroma del estro de su hembra. El Midrash sobre
la interpretación simbólica de los animales del desierto, atribuido
al rabí Schlomo Bertrá, circa 1300 en la judería de Sevilla, nos
recuerda que el camello se entrega a los placeres del coito desde
edades muy tempranas, y que eligiendo a una, después de un
delicado y sostenido deleite en múltiples compañeras, será fiel
de manera total, tal que reconocerá sus aromas, del estro o del
simple cansancio derivado de las jornadas nocturnas en las are-
nas, a tal distancia que más de una vez han provocado la pérdida
de caravanas enteras, que han sido devoradas en los granos del
tiempo que se calientan bajo el sol. Veloces en el combate, ciertos
para transporte de cargas imposibles para los hombres, así sean
los pequeños negros del África, estos felinos pierden las virtudes
ante la sola intuición de sus hembras. Por tanto, el rabí Bertrá
les atribuía la seriedad de ciertos ritos cristianos, que su vieja
tradición se ha negado a comprender.

274
FÉNIX

Del seno que las amazonas perdían al jurar fidelidad a Ares, del
tejido muerto que lanzaban a la hoguera subía un humo ver-
doso que recordaba los ojos de ciertas mujeres hiperbóreas. La
constante presencia de ese humo tan sensible a la luz, puso en
la ruta de un experimento al viejo Tiresias, mago y ciego agudo
de la antigüedad, quien gozaba a su vez de la ancianidad y de la
fortuna de los pechos femeninos. Este hombre con senos y vejez
a cuestas, creía que las aves compartían la naturaleza del humo,
tan ligero o más que el éter. Aseguraba que ambos, humo y aves
podían elevarse más allá de las cumbres que rodeaban al Vesubio.
Ciego como era, pidió al tirano de sus tierras, Diomedes, el del
rostro de fuego, que le concediera diez doncellas y un efebo que
lo guiaran hasta los confines del mundo, más allá de las tierras
de la pimienta y el sándalo. Ahí moraban los pueblos de ojos
rasgados, hábiles constructores y terribles amos de la pólvora y el
papel. La gracia de los trazos con los que estos hijos del dragón
sustituían el alfabeto había traído varias veces gloriosos sueños
a Tiresias, quien los vio cuando niño y no ciego. Los sueños es-
taban cargados de placeres no descritos por ningún poeta cono-
cido. Uno de ellos consistía en la visión de un ave naciendo entre
los fuegos de una hoguera, esmeralda como los humos de los
pechos de la Amazonia.
  El tirano concedió los humanos instrumentos y diez mil drac-
mas, con la esperanza de perder a este ciego mago tan dado a los
menesteres de la vagancia. A la muerte del tirano, la viuda de-
cidió incinerar el cuerpo y levantar un túmulo mortuorio digno
de los dioses. Tiresias asistió, anciano y pobre, a los rituales fúne-
bres. Ante la pira lanzó un conjuro, en palabras que la tradición
ha perdido, y pestilente polvo como las muelas de ciertos mari-

275
nos. Del ave sabemos que voló terrible desde los fuegos hasta el
horizonte por donde los hombres ven al sol morir. Del mago, que
perdiendo toda esperanza de alcanzarlo y preguntar su nombre,
se lanzó a la pira que ardía poderosa contra la noche.

276
MANTIS

La mantis, otra vez. Se dice que es ella la única especie que no


tiene sino hembras. Y que algunas, las más audaces, en presencia
de otra hembra adquieren forma de macho para experimentar el
horror de la cópula. En su actitud pietista se concentra la vieja su-
perstición de que se deba ofrendar el amor entre iguales al Señor,
de los cielos y la tierra por igual. Dado el color de sus cuerpos,
escapan con facilidad a la visión hueca de los hombres. Nunca se
ha concentrado un espécimen que haya transmutado, por tanto
se desconoce que podría trabajar los órganos de la generación en
una convulsa metamorfosis. También se desconoce el grosor y
fuerza de sus garras, en todo curvas y dentadas. Pero los rastros
que dejan en los trigales denuncian la habilidad y la potencia
que sustentan. De Blacazet, el troubadour, cuenta la leyendo que
presenció el raro ayuntamiento y que dejó su impresión en los
versos de un plan que pueden trasladarse como siguen: En feroz
inmovilidad / es la mantis / que del mortal / abrazo escapa / la
que ignora de amor / el sacrificio.

277
PERPETUUM MOBILE

Los diarios de cierto barón Friedrich von Kempelen, de quien se


sospecha sea apócrifo el apellido mas no el título, se desprende
la historia de cierta bestia cercana a los hombres: el Perpetuum
Mobile. Un hombre de madera y pieles, que construido por el
errado discípulo de Avicena, Ahmed Hikmet, fue dado a la vida
por un conjuro que repetía los ciento un nombres de Alá. Este
hombre, vestido a la usanza turca, vagó por las tierras del oriente
durante varios siglos. Sin modo digno de presentarse ante los
hombres, vivía de enseñar su hueco interior a los turistas que tan
depravadamente miraban a este engendro contrario en todo a la
fe islámica. Cuando el barón von Kempelen lo encontró en los
lupanares de Estambul, lo convenció de viajar con él a Europa,
para asombrar a las cortes de todo el continente. Pero la inutili-
dad del autómata quedó en evidencia. No sabe hacer nada que
más mostrar sus orificios. El viejo barón conocía cierta leyenda
de los indios Tupí del Amazonas lejano, que para hacer suyos las
potencias guerreras de sus enemigos los devoraban ritualmente.
Logró con sumo esfuerzo convencer de la veracidad del rito al
autómata. Este escogió a cierto enano llamado Heinrich Herder
que gustaba del ajedrez como su víctima sacrificial. Lo emboscó y
devoró cuando volvía de una noche en el bar fumando hash, que
se consideraba una novedad entre la alta burguesía.
  A partir de esa fecha, el autómata pudo sorprender a todos los
reyes de Europa por su habilidad extraordinaria para el ajedrez,
sin embargo, debía acompañar a las partidas de un inmoderado
consumo de cannabis. Tal motivo derivó en las fricciones que
von Kempelen relata angustiado en sus diarios, y en su anhelo
por romper la sociedad que con tanta ingenuidad había afirma-
do. La fortuna cumplió sus deseos, cuando un cíclico incendio

278
en el Londres habituado a las llamas, destruyó las habitaciones del
noble alemán que se alojaba en las cercanías a Carnaby Street, y
con quien el autómata jugaba una partida que se ha conservado
en la jugada número 25, CDxTR, inconclusa.

279
SIRENA

La sirena es un pez que posee cuerpo de mujer hasta los senos,


mientras el resto es el de una cabra, o un asno o un toro, nunca
un pez, de no ser por la cola y las escamas. Recuerda a un ave, a
pesar de las plumas y las afiladas garras, similares en todo a las
de un halcón. Hermes, el tres veces grande, afirma que la sirena
es indispensable para que el Opus Mágnum se realice. Su canto
enturbia de tal modo el agua mercurial que ni el más puro alum-
bre puede dulcificar sus tonos. Es ahí que el sabio mortal debe
arrojar la materia prima, en todo contraria entre sí, sea el viento
o el fuego, con el fin de que se precipite el resultado. Pocas sirenas
sienten predilección por la alquimia, y es complicado convencer-
las de la justa cooperación entre hombre y pez. Lo más común es
que pidan a cambio que el sabio yazca con ellas contra natura. Lo
común, también, es que el sabio acepte por el noble fin del Opus
Mágnum. Del último que conoció mujer hasta los senos, por
medio de una sirena, la Edda mayor refiere que los normandos
lo condenaron a servir como varón, a todas las aves del bosque.

280
BERNACHA

En las costas de la madre Erin existe un árbol parecido en todo


al peral, pero cuyos frutos son pájaros similares a las ocas. Estos
frutos nacen de las ramas y el pájaro vegetal cuelga del pico hasta
que contempla madurez. Cuando su plumaje ha tornado de un
color cercano al que tienen las doncellas cuando pierden su re-
cato, abre el pico y lanza el único graznido que emitirá en toda
su vida. Este graznido ha sido tema de discusión por varios siglos.
Charlton Banks, consejero de la reina para los asuntos de las islas,
considera que simulan el graznido con el fin de renunciar a su
origen de flor convertida en ave.
  Otto Waidder, alumno de Marsilio Gubbio, cree que el origen
del grito es el terror ante la inminencia de la putrefacción. Por
Alfred Eitington, de quien se presume sea un lejano ancestro de
Borges, es el único que asegura haber estado en presencia del ár-
bol en el momento del desprendimiento de tan preciados frutos.
Afirma Lord Alfred que aquellos que graznan entonado caen al
mar y viven, mientras que quienes mitigan su grito solo alcanzan
la tierra y mueren en el acto. Los druidas se permiten la degus-
tación de estas ocas, y aseguran que su sabor es similar en todo
al del cordero.

281
DELFÍN

El delfín es un ave que gusta del nado bajo la superficie del mar.
Narra Herodoto una travesía a lomos de un delfín y funda en este
hecho la amistad perenne entre hombres y aves. En realidad los
delfines protegen a los náufragos con el fin de devorarlos llegan-
do a la costa. La única forma de evitar esto es obligando al animal
a virar cada vez que la costa se presente, así nadará de manera
perpetua y morirá dejando al náufrago libre del peligro de ser
devorado por un ave sin alas pero con gran agilidad para el nado.

282
ORCAS

En los mares de la antigua Atlántida habita un gran pez hijo


de los titanes que poblaron las tierras del Levante. Se sabe que
estos enormes seres parían sus crías y les alimentaban con las
mieles que brotaban de sus ubres, aun siendo varones. Se sabe
también, todo gracias al buen Plinio, el viejo, que esta raza de
atlantes volvió a las aguas como un castigo a los hombres del sur,
a quienes enseñaron las artes de la siembra. Estos seres, harto
sensibles a los cuchicheos de las mujeres en los centros de re-
unión, no soportaron ser señalados como varones incompletos o
hembras superdotadas. Las risas fingidas y los consejos de belleza
que las mujeres completas y justas en su dote, administraban en-
tre miradas y palabras cargadas de veneno los hicieron maldecir
a esta raza que no agradece los dones que los dioses derraman
sobre ellos.
  Al volver a las aguas demostraron su enojo transformando su
refugio submarino en una trampa apropiada para marinos, fin-
giendo ser una roca segura en los naufragios. Al encallar en algún
fingido arrecife, los marinos volvían sus ojos al seguro aposento
de una roca al sol terrible de las aguas. Una vez instalando el
hombre, el gigante que había perdido la movilidad en sus piernas
a merced al eterno ejercicio de la natación, inflaba sus lomos y
lanzaba una corriente de agua salada por un orificio que se pro-
vocaban con el fin del terror a los hombres.
  Cuando una de estas bestias alcanzaba los treinta pasos de lar-
go, sus congéneres le practicaban una incisión en la espalda, de
manera que los pulmones almacenaran y lanzaran a voluntad un
gran volumen de agua. El estruendo y el terror de morir ahogado
en una roca viva que escupía las aguas que lo rodeaban, hacía que
el marino se lanzara en una carrera letal contra las rocas verda-
deras de las costas. Así ejecutaban venganza contra las maledicen-
tes hembras de tierra adentro.

283
PÁJAROS CANTORES DE LA TRISTEZA

Wang Fu, célebre cronista del amo de todo lo creado bajo los
cielos, emprendió un viaje con la esperanza de terminar el ca-
tálogo de los prodigios que su emperador, el cuarto señor de la
dinastía Han, le había encargado hacía ya cinco años. La pacien-
cia de su señor no superaba los siete por lo que con el temor de
los que todo lo pierden ante la voz de su amo, tomó una gran
provisión de papel de arroz, el mismo arroz que faltaba en las
casas pobres de Hanoi, grandes cajas de tinta de bambú, y partió
hacia el sur. Tomó datos de grandes animales que no eran cono-
cidos en la corte: supo de una tortuga nacida a los ochenta años,
como Lao Tsé; de un ave que resucitaba bajo un fuego azul y que
había provocado la locura de un viejo griego. Caminó por meses,
se alimentó de garzas de infinitos colores, de ranas de escarpado
lomo, y bebió agua de tres diferentes ríos.
  Una tarde decidió seguir hasta el país donde el sol nace, y pre-
guntar a los hombres de piel ceniza si conocían algún prodigio
que su lengua pudiera dignificar con la escritura vertical. Se en-
teró de los espíritus zorro, demonios protectores de los ladrones
y los taimados. También de gallinas de dos cabezas que circula-
ban las noches de luna llena alrededor del palacio del Shogún de
Osaka.
  Nunca pudo avistarlos y consideró que eran no más que un
cuento de mujeres al momento de bordar los finos brocados del
kimono patriarcal. Desalentado, regresaba a la tierra del empera-
dor de los cinco mil años y de las diez mil criaturas. Era verano
y los niños jugaban alrededor del gran lago Ukisima, cerca de
Kyoto. Una escena de singular belleza sucedía por la caída de las
flores de cerezo en la avenida que bordeaba el lago. Conmovido
esperó a que el sol terminara de ocultarse para seguir su camino.

284
Para su deleite, de las profundidades del lago emergió una ban-
dada de Hai Riyo, pájaros dragón que servían como mensajeros
a los dioses al atardecer.
  Al bordear la orilla donde se encontraba Wang Fu, los Hai
Riyo iniciaron un canto único que sostenía la misma melodía en
una espiral de sonidos. La gente de Kyoto sabía que escuchar ese
canto llenaba el corazón de una infinita tristeza y traía desgracias
para todos los moradores del país. Por tanto, los niños, al avistar
a las aves de barbas de serpiente, corrieron a casa a taponar sus
oídos con cera de abeja. Sólo Wang Fu escuchaba extasiado a los
pájaros dragón, sin reparar que su alma perdía vigor y encon-
traba todas las cosas iguales y carentes de sentido. De pronto
para Wang Fu los pedidos de su señor eran tonteras caprichosas
de un niño mimado, el cielo mismo y sus dioses no eran sino una
exigencia inútil, todo era vano y vano era desearlo todo. Con-
vencido de que su labor no tenía propósito, porque ninguna lo
tenía, tomó su pergamino y emprendió una caminata hacia el
centro del lago, con la esperanza, también vana, de fundirse con
la armonía de la voz de los Hai Riyo.

285
LEVIATÁN

En el sexto día, creado el hombre y todas las bestias, Dios tomó


un poco más de barro, esputó en él, y formó un animal que su
conciencia le dictaba como imposible y único. Leví Mateo ha
consignado en sus comentarios al Génesis que no existe nada
ajeno al aliento divino en su creación, así este aliento provenga de
la saliva del Más Grande. Dios encontraba en la extraña forma de
este animal un deleite que ninguna bestia le había dado. Sin em-
bargo, el animal crecía en dimensiones y en ferocidad. Por temor
a que terminara con lo que tanto sudor le había costado, decidió
enviarlo a las profundidades marinas, donde el Leviatán, este es
el nombre que el Sin Nombre le otorgó, crecía a su arbitrio y de-
voraba todo lo que se cruzaba en su camino. Durante la juventud
de la tierra y mientras Dios encontraba paz en mirar su creación,
tanto el hombre como el Leviatán fueron motivo de su placer y
pasaba largos momentos, para Él, que no conoce la mensura en
la eternidad sin principio ni fin, interrogando y escuchando a sus
criaturas.
  Después de la caída y expulsión del hombre, Dios se sintió a
disgusto con todo el universo y dedicó su atención a asuntos de
mayor valía. Sin embargo, el Leviatán seguía creciendo en tama-
ño y voracidad, tanto, que ya no era una bestia reconocible con
miembros y cabeza sino un inmenso abismo que hacía suyo todo
lo que se encontraba en derredor.
  Oscuro y sin bordes, ha sido comparado al sexo de ciertas mu-
jeres que no conocen el deleite de la satisfacción carnal. Ambas
esperan que el Creador de todas las cosas, vuelva su rostro y en-
cuentre la forma de frenar su terrible ansiedad.

286
NARVAL

La fría saga en verso aliterado de los mares del norte consigna la


habilidad para mutar de los narvales. Esta sierpe de gran grosor
y estatura se desplaza con facilidad extrema en las aguas malig-
nas que asemejan a los hielos eternos. Los marinos saben que la
soledad y el silencio, más que los fríos vientos, son los enemigos
en estos viajes al Hiperbóreo. Las luces engañan, la noche dura
mil días, pero lo trágico viene de los oídos y del tacto. La sierpe
narval logra tomar la forma y voz de las sirenas del mediterrá-
neo; a la noche siguiente recuerdan al bisonte de la tierra de los
brahmanes. Y al tercer ciclo de las horas su cuerpo asemeja al del
unicornio, en especial su frente que aparece orlada con el regalo
del único cuerno, pero en tal longitud y trenzado que los marinos
islandeses han atribuido su forma a las torsiones que su cuerpo
de serpiente debe ejecutar para cambiar de formas. Las regiones
cálidas más allá de la Tierra Nueva aprecian a este reptil como
mascota, y a su cuerno lo consideran eficaz en el combate de toda
clase de venenos, incluyendo los que el cuerpo cansado de los
hombres del mar, lleno de sal y memoria, produce.

287
RÉMORA

Un fado lusitano del siglo XVII, que se cree una imitación de


Martín Codax o Codas, relata la desventura de un navío deteni-
do por la fuerza legendaria de la rémora. Este pez, no mayor que
la palma de la mano de una doncella por casar, es bien capaz de
tensar la proa de cualquier barco empujado por el viento de Le-
vante. Se sabe que sus quijadas, de un raro metal llamado coral
por los naturales de las tierras argelinas, tienen la musculatura
que destrozan las cadenas más templadas en los fragores de la
forja. Y que nada pueden las espaldas o lanzas contra su piel,
cubierta de tal brea venenosa que roe cualquier instrumento que
la ataque. Maligna es su voluntad a todo momento, aunque los
hechiceros de la Germanía realizan una pócima para curar los
amores entre parientes de primer grado con su vesícula, órgano
donde reside la intención en el obrar como ha probado sin duda
el sabio tres veces Hermes de Alejandría.

288
IGUANA

En los mares de azul contorno, donde las rocas han tomado la


forma de pequeños árboles bajo las aguas, habita un raro pez cu-
bierto por una armadura digna de los dragones sumerios. Iguana
es la voz que los naturales de esta tierra han dado a la bestia. Esta
nada con la elegancia de las sierpes, aunque posee cuatro patas en
ángulo recto a su cuerpo. Su piel es de tal dureza y apariencia que
recuerda a las armaduras que usaban los caballeros que libraron
a Tierra Santa del rigor de los infieles. Sin embargo su carne,
blandísima al calor de las brasas, recuerda en sabor a ciertos fru-
tos de la selva que lloran al ser arrancados de los árboles. Los
naturales usan estos animales como adorno de los tronos reales,
ya que son de humor melancólico y poco dado a la violencia.
Meditan sobre su fealdad que a todos los frailes al servicio de
Dios, aquel que es la suma de todas las cosas y todos los tiempos,
espanta. Se sabe de reyes que han poblado con tal profusión sus
asientos con estos bichos que solo mostraban el rostro a sus súb-
ditos, y eso en sagradas ocasiones. La inmovilidad en tierra, con
altiva presencia, es el rasgo más característico de la criatura, y su
mirada revela que el recuerdo y la nostalgia habitan su conciencia
de reptil aprisionado en la armadura de los hombres.

289
CÓNDOR

En la región al sur de las montañas, donde el cielo es más abierto


nació el sol. Los indios incas han dicho que lo ha parido el Cón-
dor. Es ave de gran tamaño, calvo como los frailes que lo bauti-
zan todo, incluso las piedras y los caminos. Inca de cabo a punta,
el Cóndor levanta el vuelo sin impulso, en vertical como el sol
que se pone y sale por la misma genuina ingeniería sagrada. Con
el curvo pico, que usa para desgarrar los cadáveres de los hombres
a él consagrados, se ha abierto el pecho y hurgando encontró un
trozo dorado que ha crecido hasta ser el sol. Los frailes que es-
cuchan estos relatos consignan la peculiar resistencia de este gran
pájaro, que no canta ni es bello, pero que puede volar durante
horas sin detenerse a beber o por alimento.
  Se sabe de cóndores que han seguido a frailes en su paso de
un mar a otro por los infieles caminos entre las montañas. Y
todo para devorarlos cuando, fatigados y sedientos, se rinden a
las delicias de la inconciencia.

290
GRIFO

El grifo, un ave con cuatro patas, es un enemigo altamente hostil


de los caballos, Joan de Mandevila, notable viajero, cree que la
hostilidad viene del origen equino del grifo y de cierto aire de
superioridad que de eso se desprende. El grifo vive en el norte,
en la región hiperbórea, donde los hombres y los animales no
conocen la desdicha. Esa región es notable por su ausencia de
caballos. Algunos comentaristas judíos han hecho del caballo un
símbolo de la pena y del alma en pecado. Yehuda Amilá, célebre
rabí de Belgrado muerto en 1698, asegura que la naturaleza i-
rritable del caballo demuestra la penuria de un alma en falta con
la gracia. Dado que el caballo es un animal cercano al hombre,
como demostró el fisiólogo Plinio, se entiende que comparte la
conciencia del pecado al igual que el hombre. El grifo, de natural
desconfiado devora tanto a los caballos, como a aquellos hombres
ciertos de su falta frente a Dios.

291
EL HIJO DEL AIRE

Se sabe que cierto hombre aprisionado en una remota isla proyec-


tó volar por encima de las aguas, a razón de que sus pesados
miembros vistieran de giros el alto éter. Se sabe que este hombre,
Dédalus por más señas, fue sabio y enérgico constructor. Dueño
de un alma serena de una firmeza de voluntad raras entre los
hombres, concibió, diseñó y ejecutó varios de los más raros pro-
digios de la antigüedad. Los dioses, la gloria sea en su nombre,
celosos de su lúcida transformación de la naturaleza, decidieron
apartarlo del resto de los mortales. En su destierro, Dédalus forjó
la idea de reproducirse: tomó un puñado de arcilla aún caliente
de sus micciones, la revolvió con la cera y la miel de las abejas de
la isla, con plumas de alta ave, le dio forma de varón joven y con-
juró con su aliento sobre la mezcla algunas raras palabras que la
tradición quiere caldeas. Llamó al pequeño Ícarus, que significa
arcilla voladora. Satisfecho con su vástago, le enseñó las lenguas
con las que los hombres se comunican, los talentos perdidos de
los magos y la sabiduría de los constructores. Lo ilustró en el
peligro sincero de querer ser más que los dioses, los crueles pero
sabios. Tomó para sí un par de alas y acompañó a su hijo en los
vuelos rasantes que practicaba sobre los bosques de la isla. Era
feliz y el viento llevó su alegría a los oídos celestiales. Fúrico, Zeus
tocó el corazón de roca del joven Ícarus y lo llevó a remontarse
hacia las alturas. Dédalus, temeroso de los efectos del calor del sol
sobre la mezcla, llamaba con gritos al valiente ángel de pequeñas
alas. No escuchó el llamado que le prevenía de su suerte: Ícarus
cayó con gran estrépito entre las aguas incoloras del mediterrá-
neo. Su mezcla se perdió entre los juegos de los peces. Dédalus
voló entre lágrimas por días.
En la isla existe un túmulo que su padre erigió, con la misma
arcilla y la misma cera, en su memoria.

292
ECO

Eco es una roca con voluntad para el llanto de los hombres. De-
bido a su continente, hecho todo de polvo de cuerpos muertos
en la alcoba, el talante deste mineral, con voces escondidas en
su vientre, es singularmente sensible a los gritos de los hombres.
Al recordar su pasado de hombre vivo, deja escapar un grito tan
sostenido que se confunde con el silencio de los espacio abiertos.
Empecinado en que la memoria nuble las diversas pieles que la
forman, la piedra que canta, busca que los vivos recuerden a sus
muertos. Anida principalmente en los barrancos, los desfiladeros
y las habitaciones vacías, lugares todos propicios para ocultar el
cuerpo de los amantes.

293
UNICORNIO

En el mito de Alcestis, ella muere por dejar con vida a su hombre.


De mujeres que puedan dar tal prenda sabemos poco. Del uni-
cornio, animal pródigo en encantos, del que todos los cronistas
coinciden es una aparición benéfica, sabemos algo más. Que su
forma no es igual ni a los búfalos ni a los dragones, a pesar de
poseer cierta cornameta. De sus miembros, que no son en nada
parecidos a los de los caballos, ni a los de los peces cuando co-
lorean las cristalinas humedades de los meandros. Tampoco se
parecen a los miembros de las aves, tan acostumbradas al poco
peso del aire, dignos en el recamado de sulfurosas plumas.
  Sus cuerpos recuerdan a algunas serpientes, en algo a los
manatíes (de quien Plinio desconfiaba su naturaleza femenina),
en algo a los infantes del rinoceronte. Pero su piel es imposible de
descripción, y su voz tan pura que ningún humano ha registrado
la forma y duración de su canto. Pero sabemos que canta. Todos
los prodigios cantan, al menos una vez en su paso por la tierra.
En realidad nada sabemos del unicornio. Salvo que es de buen
agüero. Poh Yun, cronista del señor de todos los animales sobre
la tierra, rey de los cinco imperios, y temor de los nueve cielos,
ha narrado singulares ocasiones en que el unicornio hizo su apa-
rición en un poblado. La gente, desconociendo su estampa, ig-
norando todo de cómo deben ser los unicornios, mató al gentil
género y devoró su carne trayendo desgracias sin fin a la tierra
debajo de los cielos. Es posible que a nuestro lado dormite un
unicornio, y nada sabremos relatar de sus encantos.

294
RUISEÑOR Y GOLONDRINA

Es natural de ciertas mujeres confesar pecados que han cometido.


Es más sencillo cuando los pecados han sido ejecutados por otra
mano. Si la mano pertenece a varón, hallarán placer en prolongar
el relato. Si la afrenta se sufrió en su carne, no olvidarán nunca de
hacer pública la infamia. Este es el origen de dos aves que habi-
tan la geografía de los aires. El relato de las faltas ajenas colmaba
la lengua de Filomela. Por tanto le fue arrancada. Su hermana
adivinó en los ruegos que sobre la tela bordada imprimía, alguna
pequeña verdad nunca dicha. Y en el detalle de abrasarse en lágri-
mas silenciosas. Filomela, sin lengua, dibujó con prisa el rapto y
el sometimiento que como varón ejecutó su cuñado en ella. La
hermana, decidió que la justicia demandaba castigar al violador.
Mató a los hijos de entrambos, para que no olvidara la fidelidad
conyugal, más cara a las hembras que la debida entre el señor y
su siervo. El varón, de nombre Tereo, presa de la culpa, buscó a
las hermanas con el fin de emparejar la cuenta de los fallecidos
a manos de los mortales. Las hermanas, una con la voz rota, hu-
yeron hacia los bosques. La mano piadosa de Diana permitió que
huyeran convertidas en aves, Filomela en ruiseñor, que recuerda
la tristura del que no habla en su canto, su hermana, de nombre
Procne, en golondrina, con el pecho surcado por la sangre de
los hijos. Ambos pájaros recuerdan en su vuelo a las letras de la
escritura de los judíos en la arena.

295
UN ÁRBOL DE PALOMAS

En la región del Epiro, en el santuario de la grande encina, existe


una raza intrigante de pájaros, capaces de predecir la suerte de los
hombres. Los dárdanos, dueños de la siembra en esos montes,
señores de la guerra y el oráculo, las llaman palomas.
  En las ramas del viejo árbol, descansan. Si alguien las consulta
debe reducir su voz a gemidos, ni largos, ni cortos, que simulen el
roce de las alas bajo la lluvia. Y debe esperar a que alguna defeque
sobre su túnica en señal de acogida. Entonces formulará su pre-
gunta, el oráculo de palomas responderá de tres formas distintas:
  O volará indicando en su ruta el destino de los inquirientes. O
estallará en un bullicio traducible al rastro de los hombres sobre
la arena de nuestros lindes. O saciará su hambre con los ojos de
quien pregunta, callando así los ruegos y desdeñando la suerte
de los hijos de la tierra. No es que las palomas sean enemigas
de los hombres. Sino que la suerte, el hilo que destejen a ratos
y sin ganas las Moiras, les resulta ridículo. Ellas, hijas de Zeus,
desconocen las penurias de la carne que envejece y alimenta con
sus huesos los furores del polvo. La vieja encina, cubierta del
plumaje gris de estos roedores alados, pierde su savia lentamente.

296
SIMIOS

Nada diré, nada, de los prodigios que engendran los micos con
su orina, tales como el equinoccio (si esta se repite siete veces
durante una noche), ni de los días que son tan largos como la
noche, tan oscuros también. Tampoco referiré en qué forma son
los monos tan parecidos al hombre, ni de sus gestos, en todo
iguales a los negros de Alabama, (el Señor sea en Su palabra), ni
de los modos tan grandes que tienen de suavizar la piel de sus
órganos de la generación: frotando, frotando. No hablaré ahora,
aquí, en estas letras manchadas por el tiempo, nada de los simios,
ni de su parentesco con el onagro, ni del servicio que prestaron
a ciertos reyes del sur de Panamá, al rescatar a sus hijas de la
afición antinatural por la gente del Brasil, ni de su recientemente
comprobado interés por el azúcar. Mucho menos hablaré de su
parecido con la milicia, de los guerreros proclives a la bravata,
popularmente conocida como gorilas, porque, aun cuando no lo
crean, esos son otros changos. Nada indicaré, nada informaré del
parecido que tienen con la noche, con los árboles donde duer-
men, donde dicen que duermen los que los han visto. Nada tam-
poco de su habilidad para volar entre las altas ramas de la encina,
de la caoba; nada de la facilidad que tienen para la palabra de
los hombres y de lo bien que saben nuestros temores: un día el
fuego, al otro las monedas del oro reluciente, otro día la noche,
y la brisa, los vientos, el agua inmortal con su carga de muerte.
Nada diré, nada, de lo bien que se ocultan en los callejones a
esperar que nuestros miedos nos lancen a las calles, y así poder
respirar nuestro aire, portar nuestras ropas y encender nuestros
cigarros.
  Nada diré, nada, porque nada, lo repito, es digno de pronun-
ciarse sobre ellos.

297
AGATHOS DAIMON

En las crónicas islandesas del siglo XI, aparece con frecuencia


una extraña forma de serpiente alada que engullía a los lebreles
y a otras bestias domésticas de mayor valía. Tan grande fue la
peste, tan indefensos se encontraban los moradores del norte que
consultaron a Beda el venerable. Dos veranos hacía que Beda se
encontraba en meditación en lo alto de un monte de escarpa-
dos riscos, por lo que consultarlo se volvía difícil y con coste de
vidas. Beda escuchó a sus atormentados compatriotas, sintió su
corazón lástima por su apego a los bienes de esta tierra y trató de
convencerlos de las bondades de la oración y el aislamiento del
mundo. Nada pudo el venerable, Beda, para demostrar a estos
granjeros la futilidad de sus bienes frente a las delicias del cielo
a todos prometido. A pesar suyo, tomó su cayado y bajó con
ellos al valle donde se daba lugar la ordalía. Beda miró con sus
venerables ojos el desorden, pidió dos tardes para consultar sus
viejos manuscritos en lenguas del mediterráneo y de los caballe-
ros persas. El pueblo aterrado le negaba la consulta de dichos pa-
peles; sin embargo, Beda insistió, venerablemente, en la necesi-
dad de charlar con los muertos. Al término del plazo que se había
trazado, volvió a sus hijos quienes sufrían, además de las bes-
tias voladoras, la impaciencia, mal eterno de los hombres. Beda
les explicó que esta raza de víboras, eran en realidad demonios
benéficos del mar Egeo. Llamadas en griego demótico Agathos
Daimon, provenían de una extraña raza de sierpes que tenían por
objeto emigrar en cierto número generación tras generación. Les
recomendó paciencia. Las serpientes estarían tras sus posesiones
un par de semanas más, luego buscarían la cópula entre ellas,
lo que causaría su muerte, ya que la hembra, tan frenética en el
abrazo, estrangulaba y decapitaba al varón que la preñaba, todo

298
por el extremo placer que sentía. Una vez preñada, y muerta la
mitad de la parvada, la madre reposaba en la tierra por doce años,
periodo en el que incubaba los huevos fecundados dentro de su
cuerpo. Una vez listos para salir, y por temor a despertar a su
efusiva madre, los jóvenes reptiles, a dentelladas roían el vientre
que los contenía y salían volando rumbo a costa incierta. Los
granjeros islandeses previeron que el método de Beda era tardado
y provocaba pérdidas en sus caudales. Por tanto, ofrendaron al
viejo Beda, el venerable, a ser devorado por las serpientes con alas
que tanto daño habían hecho. Beda, confiando en los trazos de
Avicena y las discusiones de Heráclito con el viejo Parménides,
esperó a que las serpientes cumplieran su ciclo. Sin embargo, an-
tes del ayuntamiento que pondría fin a la plaga, al menos por
una docena de años, Beda perdió la vista al mirar muy de cerca el
amor entre serpientes por los aires.

299
CALANDRIA

Los Etruscos, vecinos eternos de Roma la eterna, tenían fama de


interpretar prodigios y conocer la cura de enfermedades diversas.
Tanta era su ciencia en las artes ocultas a los hombres que tenían
un singular remedio para casos difíciles. Se cuenta que con uno
de sus varones ilustres. Miriátides Corvo, Apolo estaba en deuda,
una cuyo origen la tradición ha perdido. Para resarcir este contra-
to, el dios del sol y la lira le confinó un secreto capaz de salvar la
vida de sus muchos guerreros. Que una vez heridos por hierro o
venenos, ya fuera animal, mineral o vegetal, los expusiera al can-
to inducido de una calandria. Para tal fin los ejércitos Etruscos
habían criado una raza de aves particularmente efectivas, dichas
calandrias eran alimentadas y parían a la sombra de los montes
de Faleria. Cuando un herido presentaba la gravedad necesaria,
se tomaba un ave de esta crianza, se le arrancaba un ala con el
fin de que gritara y esperaban que este chillido lanzara fuera del
cuerpo el veneno o cerrara la herida del hierro más feroz. Si la
calandria guardaba silencio, nada quedaba por hacer, sino cerrar
los párpados del caído, aún cuando él insistiera, terco, en man-
tenerlos abiertos.

300
DEUDAS

Dragón está dedicado a Joan Navarro.


Mandrágora a Luis Enrique Gutiérrez O. M.
Ruiseñor y Golondrina a José Manuel Velázquez
y a Román Luján. Pájaros cantores de tristeza a Luis Armenta Mal-
pica. Avestruz a Esmeralda Torres. Un árbol de palomas a Rafael
Galeana. Anfisbena a Daniel Chávez. Y Castor a Ervey Castillo.
Destino
manifiesto
2016

O
Primera edición: 2016

Libro digital: https://issuu.com/bongobooks/docs/destino_manifiesto

©BongoBooks Ediciones

Nunca se imprimió en los talleres de Cum & Grin;


Ramón Bragaña 54, La Habana, Cuba.

*En la antología original del autor aparecen los poemas:


Piezas ocultas de un combate contra el mundo, (Grandes atletas negros,
Luzzeta Editores, 2014), Tipos duros y la palabra ángel, Vacante, Malas
palabras, Blackwater y Dactilograma, (Bonzo, El Quirófano Ediciones,
2012). En esta esta edición se omiten para evitar su repitición.
This line has no meaning:
its words are imaginary, its
sounds inaudible.
Charles Bernstein

A decir verdad, actualmente vivo en un cuarto de baño.


Robert Walser
TRÍPTICO DE LA COMPLACENCIA

Eres todo lo que hemos perdido


como especie
como individuo
como laberintos simétricos
para el unicornio antropófago
se tallaba Lucien
Freud el cráneo carcomido por el sarcoma
mientras culeaba frenético
pero dulce
a un rinoceronte en llamas

Eres todo lo que el espejo


no regresa por las mañanas
Eres todo aquello
que se nos fuga una vez
que abrimos los párpados
y rascamos negros los dientes
arrebatados a los animales domésticos
o a una servidumbre cada vez más irreverente
a medias
como todos

Eres también
el contraste entre la carne y el espíritu
entre el polvo astrológico y el pneuma contaminado

307
de argón cianuro y sílice
Eres todo aquello que hemos dejado atrás
no por olvido
sino por economía de recursos
trastos viejos
revistas viejas
novedades de ocasión

308
*

Toda imaginación está condenada a la camaradería


fortuita con espíritus más sencillos
pero más terribles que nosotros
Intimida sabernos generosos para el placer
y tercos para la ignominia
murmuraba Egon Schiele
cuando cerraba las piernas al enema rectal
que trataba de abrirse paso entre su carne maltrecha
Nada nos prepara para el hábito gorgónico
ni para la paciencia sutil
que son necesarias en esta vida cartilaginosa
a que nos arroja amanecer siempre como los mismos

La enfermera fingía no escuchar las palabras


y limitaba su indiferencia a las muecas
que calculaba correspondían por los sonidos
y el volumen que Egon modulaba para escucharse
dialogar con una naturaleza perpetuamente muda

Toda imaginación es un contrato de inmovilidad


y nos arrastra a la anulación de los sentidos
Por eso toda imaginación posible
es un cuadro de costumbres
o una estación de autobuses en llamas
provocadas por un anciano ebrio
que no responde por su nombre

Toda imaginación nos libera de la carga

309
de relatar la caída del universo conocido
o de azotar con fuerza a los responsables de la permanencia
Toda imaginación nos condena
por el solo hecho de existir
a escuchar sonidos
sin cuerpos materiales que los provoquen

310
*

La belleza necesita siempre de lo extraño


como las serpientes de cascabel precisan de los sonidos
del desierto para fermentar su percepción
repetía Robert Motherwell
por West Hollywood
entrando y saliendo de las cafeterías de actores
y los bares de bikinis que vuelan
La belleza almacena extrañas partituras
que toca solo para complacerse a sí misma
repetía mientras seleccionaba las botellas
de cristal precioso
y las colocaba en orden de aparición
en las múltiples bolsas de su casaca
militar arruinada por el violento sol del Mojave

El espíritu habituado a la belleza debe decidir entre


las coordenadas potenciales de un alunizaje perfecto
o el silbido permanente de una cafetera rota
dentro de su tímpano izquierdo
Para qué elegir si todo tiene sus límites
bien estables a pesar
de los cacharros acumulados
y de la impertinente solución
de continuidad que tememos llamar
en voz alta
cuerpo muerte sales marinas

311
RIESGOS CALCULADOS

No tenemos granadas de fragmentación


Mi mujer vive en un refugio para personas mayores
Mi boca es un error
Los huesos costales son los indicados para el intercambio he-
pático
Existen rumores que cancelan las transacciones entre líderes
Todo vuelo rasante es un riesgo calculado
La invasión mongola fractura la unidad china del siglo XII
Tampoco escribir por mail es garantía de nada
El tono crepuscular de las piezas de esta época se explica parcial-
mente
Ningún rostro tomaría coloración violácea a menos que sig-
nifique asfixia
El atlas es una vértebra en la base del cráneo que soporta el peso
total
Es un hecho que el vudú afecta el futuro de un artista negro
Ningún gran atleta negro ha sido reconocido hasta la época
Rociar de agua bendita y rezar invocaciones a Tutu son razones
efectivas para ser expulsado del MoMA
Bilie Holiday no tenía lápida en su tumba abandonada de Brooklyn
El exceso de calcio produce formaciones extras en los cartílagos
Los barrios desde la fundación de la ciudad son 7
En cada célula animal encontramos la misma materia helicoidal
El punto rojo en el cielo se llama Hares y es visible en su ampli-
tud cada dos años
El fin del universo será televisado en tiempo real y alta definición
Abuelita en español el original

312
El cine contemporáneo debe grandes formaciones plásticas al di-
seño industrial
SAMO como una alternativa a Dios
City is killing me
Ignorante como un traje del conejo de pascua
Muchos vagabundos eran ejecutivos
I was the kid then
Somos esclavos de la proteína cíclica
Una magnum calibre 44 es más útil en situaciones de riesgo
El alambre de cobre es un gran conductor de calor pero no de
datos
Five thousand dollars en letras blancas sobre un fondo negro

313
BREVE MANUAL DE LA IDOLATRÍA

Defender un muro
apuntalar un muro
construir un muro
pisotear el muro
escribir solamente sobre el muro
estar parado en el muro
estallar con el muro
vivir lentamente con el muro
morir a razón de años muro
estallar nuevamente contra el muro
abrazar fuertemente al muro
concebir únicamente para el muro
amar sobre entre tras frente al muro
castrarnos con el muro
correr desnudos por el muro
hablar solamente con el muro
contar historias sobre el muro
apilar las letras de la palabra muro
reinar sólidamente sobre el muro
aprender geografía únicamente para al muro
soñar plácidamente con el muro
disparar una escopeta contra el muro
disparar una escopeta desde el muro
aprender fonética contra el muro
escuchar los hermosos latidos del muro
abrir una herida gigante en el muro
trabar amistad con las partes líquidas del muro

314
traspasar mecánicamente las puertas del muro
amanecer recostados contra el muro
atardecer escolásticamente sobre el muro
cambiar de sexo continuamente sobre el muro
mirar las estaciones migrar solamente desde el muro
abatir la lengua y tragar pesadamente una parte del muro
cabecear repetidamente contra el muro
golpear infinitamente contra el muro
cantar romances que alaben solamente al muro
aprender técnicas de rehabilitación para el muro
fabricar partes aisladas del muro
desfilibrar correctamente los componentes orgánicos del muro
aniquilar la propaganda contraria en todo al muro
aislar los elementos que se utilizan en la construcción del muro
vender solamente desechos no usados orgánicamente en el muro
defender el libre mercado atribuido únicamente al muro
rodear ceremonialmente con los brazos extendidos hacia el muro
alabar secretamente las partes perdidas del muro
anclar barcos de propulsión cansinamente contra el muro
exhalar teatralmente suspiros de añoranza contra el muro
establecer el dominio absoluto del muro
recibir felicitaciones solamente contra el muro
abrir los regalos de navidad desde el muro
abrir las piernas los brazos la boca solamente sobre el muro
activar las minas colocadas contra el muro
escribir las iniciales de los constructores paulatinos del muro
avellanar los minaretes no planeados sobre el muro
lanzar cosas calientes sobre el muro
lanzar cosas congeladas sobre el muro
lanzar cosas templadas sobre el muro
adscribir una cuenta de correo para el muro
lanzar pornografía solamente sobre el muro

315
leer pornografía solamente bajo el muro
recitar conjuros maléficos ensalmos sanadores sobre el muro
volar sobre las partes ocultas del muro
enraizar sólidamente contra el muro
apacentar las ovejas del reino sobre el muro
atravesar la ciudad de parte a parte contra el muro
abandonar la ciudad de parte a parte sobre el muro
enterrar a tus muertos solamente sobre el muro
amamantar a los vivos solamente bajo el muro
escribir la palabra muro
deletrear la palabra muro
olvidar las letras de la palabra muro
descubrir de nuevo las letras de la palabra muro
llorar magníficamente las letras de la palabra muro
atravesar sintácticamente las letras de la palabra muro
dormir en su puesto de defensa de la palabra muro
encontrar el vacío en la palabra muro
encontrar el vacío en las paredes del muro
encontrar el vacío en la pronunciación de la palabra muro
encontrar el vacío en los restos carcomidos del muro

316
TRÍPTICO DEL REPOSO

Nada huele como una hélice en activo


abierta sobre un armadillo del Bósforo
ni como la desnudez de una silla eléctrica
cuando lanza chisporroteos de amor
ennoblecido por la fuerza del voltaje
Nada huele como la sanguijuela del cardamomo
en una noche atómica
ni como la velocidad de los arcos voltaicos
que saltan en llamas de tus ojos de platino.

Decía Francis Picabia mientras bebía lento


el resto del aguardiente de arroz
en una vasija de jade negro volcánico
y pagaba con un billete arrugado a la prostituta
hondureña en las encías de la noche parisina.

Nada protege contra el desgaste en los materiales


alcalinos como la palabra amoniaco cubierta de encaje.
Te repito, nadie, pero nadie convence mejor a la madera pútrida
de su misión en la vida como un predicador africano
que promulgue sus sermones en partituras flotantes
en líquido amniótico.

El reflejo de las estalactitas es la comprobación sonora


de un fenómeno que llamamos luz radioactiva,
deformación del paladar hundido
caída y celebración de las islas transatlánticas.

317
*

Soy un fraude, lo sé, y te amo


como el azar elige las estaciones pluviales
para descargar su furia contra los olivos
Soy un fraude, lo sé, y no entiendo
los mensajes cifrados que vienen ocultos
en los papeles pegados en las paredes
con las caras horribles de hombres hormiga.
Repetía en murmullos caliginosos Marcel Duchamp
mientras la mujer desnuda le frotaba la espalda con una esponja
marina dentro de una bañera insuficiente para ambos.

Soy un fraude, una mentira, una prolongación


oculta de la casualidad y el tedio.

Colecciono vasijas llenas del aire de los tiempos


cubos de mármol enjaulado para su propia protección
y consentimiento. Destrozo partituras celestes
con el único fin de la moderación seminal.
Soy un soltero acosado por sus amantes mecánicas, incluso.

318
*

Aquí hay gato encerrado:

Mi nombre verdadero
es difícil de pronunciar

Una aeronave debe cruzar el nimbus


hacia el este
aterrorizando todo el barrio chino
Decía entre dientes Oskar Kokoschka
al subir la cuesta rumbo a la iglesia abandonada
rodeado de perros callejeros que se disputaban
los trozos de abrigo ajado que iba dejando a su paso

Hay letras que no son fáciles de encontrar


en el abecedario sirio

Una escopeta es una puerta de salida
que solo tiene dibujada la perilla

Construyo siempre aviones de papel


con las cartas de amor que me encuentro
en la basura
La termodinámica con que sus fuselajes
se transforman cómodamente
en trastornos siquiátricos de píldora fácil
me anima a exponerlos en clase

Estrellarse o no estrellarse como una pecera

319
que estalla por inmersión

La ambición es una carretera de referencia
para que otros crucen sobre nuestras piernas
tendidas al sol
Hay un truco detrás del muro amarillo:
significa lo mismo que el resto de anzuelos
puestos en fila simétrica
con los utensilios de dibujo técnico
que abandonaron los niños antes de huir
por la ventana

320
MANCA

Cuántos pedacitos de horizonte


colgados en la sonrisa de una mujer que se corta una mano
Una manca, desconchabadita
cuan bella la belleza del nudillo roto aún pedacitos de carne
o de los y las sin cabeza
por el mundo de la sinceración
destronando -todos destronemos-
al capital resistiendo al capital
con el robo hormiga de un millón de pennys
de un frasco inagotable oculto entre las sábanas de un hostal
cuántos pedacitos de horizonte
ya lo dije
parciales como todos los horizontes
poemas snuff
poemas encabezado de noticiero sensacionalista
para traicionar
y resistir a la señora poesía
esa que camina pasado meridiano
muy pomposa por las orillas de esta pileta
donde el sol se oculta
y para que no vuelva el descabezado a colocar
el rostro sobre los hombros
pongamos plástico, rosa, entre la cicatriz
y el cuello partido
anguloso
del precipicio
historias de sicarios

321
con ce
de niños robot que trazan mapas
de sangre en el mapa que llamamos patria
sangre de matria y de sus hijos
no somos dignos de que entres en nuestra casa
pero
pero nada no somos dignos
somos algoritmos para financiar el fin del mundo
que pasó hace una semana y nadie dijo nada
poemas partículas de maíz en tierra extraña
poemas lo contrario del poema
poemas tazones de arroz
poemas retículas de palabras
poemas sintaxis de aeropuerto
poemas maternidad en crisis
poemas sueños de ciudad hundida en las aguas
poemas de agua en el vaso de agua
poemas escoriaciones
poemas escorpiones del desierto
poemas mezquite acebuche gobernadora espinas mezcaleras
poemas refugio antiaéreo
poemas desolación
poemas armazón ortopédicos
manos mutiladas
no somos dignos
caminar por el filo de cobre de la ciudad que no se acaba
demoler la estación de trenes
cobráselo caro Cobre cobrado
y la sensación de que un piano se toca mejor con los pies

322
MECANISMOS DE COCCIÓN LENTA

y de pronto la vida muerta


en mi plato de pobre hombre de los témpanos
un magro trozo de celeste cerdo albano
aquí en mi plato

lo invito a pasar a mi plato


le explico las reglas de mi plato
le ofrezco asiento en mi plato
le abro las entrañas en mi plato

y de pronto las municiones muertas


en mi plato de pobre bestia de los bosques
un magro trozo de celeste cerdo hembra
aquí en mi plato

tantas historias en mi plato


negros indigeribles milagros
y la estrella de oriente
que también se mastica
y tiene gusto a polvo cósmico

emparedados
y el hueso del amor
que se encuentra en medio de las cervicales

lo extraigo con mi grande y pulido cuchillo


de combate

323
limpio la pobre sangre indigerible
en mi grande y pulido pantalón
de combate
tan roído y tan duro
brillando en otro plato
esta hambre propia
existe
es la gana de proteína
que es el cuerpo
que es el enemigo

abierto como magro trozo de celeste cerdo


en mi plato de pobre

no hay otro aquí


en este plato vacío
sino yo
devorando mis ojos
y los tuyos

324
Nómina de huesos

2000

I
Primera edición: julio de 2000

©Ediciones Sangremal
Quéretaro, Qro.

Impreso y hecho en México

*Plaquette autoeditada de la cual se rescatan los poemas:


El viejo larsen... , Mármol para señoritas, Panorámica del desastre y
Suitte Vollard.
Loado seas tú, nadie.
Paul Celan
EL VIEJO LARSEN MIRA LOS BARCOS DESCENDER
POR LOS CAMINOS MÁS LÚGUBRES
SUSPIRA ESTREMECIDO Y NO CESA DE REÍR

El viejo prematuro, la risa en cascada de un pervertido


eso que llamamos a la ligera hombre
camina entre los botes usados de un anciano puerto
El joven larsen lo mira refugiado en sus recuerdos
tiembla cargando su pequeña promesa
de anclar en otras bahías
y bósoforos más, bósforos menos
se sienta plácidamente a escuchar la sonrisa eterna del mar y
sus bestias cálidas
como el abrazo de una muchacha que por
un billete verde ofrece líquida
la fiebre amarilla de sus continentes marcados
Onetti deja la pluma descansar en sus oídos
y toma un sorbo grande de güisqui
esperando que la lancha y sus vadeos no le
despierten demasiado el recuerdo

329
MÁRMOL PARA SEÑORITAS

Nada más profundo que tu piel


médano insolente tu cadera de agua mansa
tu laberíntico fémino, herida en desencanto
ausencia de dos iguales
batida de la promesa infinita del azogue
Tus labios arbolando no sé qué cuento de brujas y saurines
contentos de brillar en tus muelas enardecidas
Es toda frontera, continente y refugio
ese tu cuerpo
comarca de arrecifes y lagos
un lirio estupefacto que dibuja la caricia antes de suceder
fraterno espía de los sudores y los espasmos
tu nombre pronunciado en mil lenguas
el arcángel y su espada
el hombre y su espada, la gravedad que es necia y nos tira
a la alfombra, el encanto de tus encantos
débil victoria entre las rodillas

Es sencillo que dios llegue a hombre


hijo de hombre
un ave que de nocturna cante
No es bueno que adán esté solo
dios murmuró una orden débil y sorda
la especie miró su costado con recelo
la lluvia cerró los labios de eva con un beso
que la serpiente nombró polvo de otros lodos

Me han otorgado el libre tránsito por este cuerpo

330
Los que de fronteras saben
hablan de un mar que escampa entre los azulejos
de un piso de baño
Por plenos poderes ese mar y toda su sal
ese brillo de plata en la cola de las sirenas
pertenecen a tu coño embrujecido
a la ceniza de tu vientre donde reposen mis tubérculos
al altivo ungüento de tus humedades
a la batalla con san jorge o el dragón
florido enigma el de tus ojos

Victoriosa y enferma
la dulce córnea donde te miras
(el definitivo bestiario)
Descansa en el mapa estelar de tus senos

discutía el origen y destino


las diversas maneras de llamar a tres puntos lumínicos
en serie
contra una piel que les comprime
Mirar el mundo repetirse en la mirada que lo violenta
girar la cabeza ante el humo que brota de los fuegos fatuos
de la lluvia de colegialas corriendo contra su voluntad
Orión es el guerrero que anuncia el retorno
la vuelta de odiseo y su ítaca, de adán y su serpiente
el salmón y su especie
en el destierro de los elegidos
rodeados por el desencanto de un orgasmo débil
Volver y retorno son la angustia de un medio día en silencio
la morada de la infancia donde nunca estuvimos

invenciones de terrible desnudez


tus rasgos gentiles de hembra gato

331
Eva llegó brotando de otras humedades
el silencio de sus labios prometía un grito
más intenso que el nombrar a dios en su presencia
elástico, el deseo de llamar mujer
de mirarse hombre entre las fieras de la noche
Adán cubrió la herida con su cuerpo
que la sangre no llegue al río

332
II

La ternura de noviembre
eso es el asunto
el encantamiento de los árboles
la fastuosa enredadera de carne entre las sábanas
qué si no
el triste recorrido de dios y sus muchachos
la maravilla de llamarse hombre hijo de hombre
en fin, todo un cobarde

Yo todopecador, señor
me confieso pequeño para negar tu muerte
alejar tu cadáver de malas compañías
me confieso triste cuidador de ánforas
he pecado, señor

y miro liviano la liviandad de las colegialas


el silencio es fuerte motivo, señor

atardecía fortuita la alcoba de mi madre


cerrando los párpados de su abstinencia
me he encontrado hombre y pescado
navegante de mil espasmos
supiera el arreglo para hacer llover
y no pecar de rodillas señalando el viejo impulso
de los mortales
supiera, señor, el modo y no la culpa

333
Pero el deseo es mudo y ciego
arrebata el destino de nuestras naves
incendia los templos y niega señor, niega
en suma
que mi rostro no mira fijamente

sobra decir un parque por las tardes


las manos bajo el mantel
lluvia, y sólo agua
mirada que mantiene al mundo único
mirada que no entiende lo que es el silencio
qué interesa al mundo la pasión si el deseo es sordo, ciego
si revienta todos los tímpanos con sus chillidos
todos los cultos y sus amos
qué entiende el mundo de niñas y sonámbulos si se tumba
cada tarde
a mirar su parte en cada todo
las semillas del tiempo esta molécula indisoluble
que de ambos vino festiva:

334
III

Cosmos que se ordena en pliegues

dios habita un coño mojado


de mujer

Uno se asoma por saludar


a veces está
A veces también

335
IV

Porque es domingo tú llamas


me escondo tras el vientre torturado
de eva
señor
hoy es domingo y tú me llamas feliz que tu hijo sea sincero
y sienta el color de tus lágrimas

Suficiente sin embargo, se arroja a tus rodillas


el atado de semillas marchitas
horror de horrores gime tu blanca mirada
señala tu índice metafórico la partición del viento
las peñas del subsuelo
el calor matinal que llamamos mujer

sin pena ni gloria, nos arrojas tras la flamígera


sonrisa de un ángel o una cabra
vaya pues señor, tu decisión
tú sabes que conviene a tus planes,
pero no pidas que olvide la fácil trampa
de odiarte hasta que decidas muy bien
hacer otra cosa

Caída y solsticio esperaban el resultado de lo que llamamos


trampa. Es frecuente el invierno, se multiplica de ansiedades y
nuncavuelvas. Portones a la cara desgajada en una mirada
angelical. Simple. Ajena. Los terribles cementerios poblados
de gente desconocida, aguardando que nuestros ojos descansen
su total insipidez en un ombligo o una paloma. Las piernas más
ínfimas de vaivén, el terror nocturno a la oscuridad. La perfecta
forma de callar mis labios.

336
V

En toda infancia hay un nosotros


simple y callado como la habitación del abuelo
donde se escondían los pecados y la sal del mundo
Escondía pues, postales cargadas de mujeres enormes
féminas rampantes con dientes de oro, puñados de saliva seca
y sus medicinas de colores brillantes.

El feliz sudario con que dormía cada vez que cerraba los ojos
adorna ahora una carbónica mesa de fácil desdicha
Simple y taciturno, su labrado amuleto llamado mi madre
cocina sin tino llamadas al recuerdo que
andan por sí solas entre los castaños más infinitos del jardín

Así la infancia del nosotros,


perdida y marítima, callada entre la lluvia
juguetona con los ratones revolcándose en la harina

Mi abuela memorizaba un rostro y se tambaleaba de anís


cuando tenía que volver la cara y mirarnos sin gusto:
no corríamos a sus piernas cansadas
simplemente descolgaban los juegos
por sus geranios marchitos
enfermas violetas y su carga de color sin aceite ni frituras

Mi abuelo veía la lucha libre como se mira una mujer hermosa


desnudarse en la bañera: a escondidas de dios
con el pecado en una mano y la cámara en otra
Fingía como todo pecador no saber nada de la vida

337
enterarse cada tarde de su finito cuerpo y sus gastados zapatos
relucientes

Una roca fértil en la llanura vino a secarlo todo


roca fértil como las andanzas de un viajero monje
sin memoria ni destino
Entre los geranios y las violetas, la hierbabuena
el gusto a estiércol
la callada sonrisa de un niño asombrado por la multiplicidad de
los panes
gimiendo un olor a pescado por toda la casa

338
VI

El cuerpo extendido en sus continentes, la lluvia derramada por


las sábanas y el olvido. El mar se anuncia en su rugido. Todo el
mar está cayendo.

Esa que es tu espalda


profundamente abierta
flor de ciruelo
acoplada a mi mano certera como relámpago

Esta mi lengua
ácida
salada
insalubre

Y las manos juntas mirando con desprecio al techo1


cazando sirenas de rostro vacío
lisas como ovillo de versos
ese dios enfermo grave

o por ahora el último


vodka en que remojamos el apéndice
que esconden tus dientes
Naturaleza muerta a fin de milenio
1Los lamentos de un caín derrotado
la esperanza de un burdel redimido
el castigo a una victoria contra nadie
dios en sus asuntos,
nosotros que al gemir
nos sabemos más de uno

339
No es tan sencillo encontrar víctima o victimario
fingir que no importa que me importe
o saludar con respeto al guardián de tus hábitos
y decir buenas noches
buenas noches
buenas

340
VII

Muere el 28 de agosto de 430


estando la ciudad situada
desde junio por los vándalos de Genserico
Aureluis Agustinus de Hipona

Señor de los excesos y lengua de arena


Tantas lágrimas guardaba Agustín para dios
Tantas voces dejó de escuchar quien confiesa a fin de cuentas
que ha sufrido, que la carne
le ha sido grata y el espíritu no lamenta su victoria
Ese dios de Agustín venció años después a Genserico y
a Maniqueo
a los cátalos y su pureza
Agustín se doctoró en iglesias
pero aún tiene noches en que recuerda a las negras
faldas que pecando
lo volvieron santo

341
VIII

Corteza mutable tus vestidos


la imperial sonrisa de tus fábulas hurañas
la gota de mi sangre que en calma se encontrara
imbécil gritaría
el océano saltando sus márgenes
líquida tu entraña me saluda
al tiempo que las aves gritan a dios por su nombre

y él no responde.

342
PANORÁMICA DEL DESASTRE

Ayer domingo me veré al espejo


las manos
sus múltiples agujeros
la tiesa mueca mineral de morir despacio
Temblaré de dicha salvaje
llorando la segunda venida
la conciencia gentil de ser yo mismo
Vendrá a mí desde la multitud
el rumor de huesos haciendo la cama
el sino del cobarde
la tristeza en los párpados
Vuelta sobre mis pasos
girará el acertijo
la torre
la pesada soltura de un orgasmo
Brotará de algún lado
arisca
melosa
la tibia soledad de dos cuerpos enmudecidos

En un callado espasmo se dibuja el aleteo de una mariposa


o el tifón que destruye la antigua osaka

Hemos de hacer silencio


abrazando un bello cadáver
Dirás tú sibila
los rumores
el tendedero

343
las golondrinas
será tu espalda perfecta avenida

Hemos de guardar silencio y escuchar receloso


la caída militar de los ángeles
el tierno desparpajo de plumas quebrando el asfalto
a los ejércitos acariciando el acero
la risa áspera de los dados
Será cierto el oráculo
la duda
el páramo donde se buscan
infértiles los despojos envanecidos
En algún rincón de este desenlace
se dejará venir la bruma escapando de la fábrica
o los hospitales
el dolor del niño incendiado en su atardecer lluvioso
Por dios que lo he visto
En esta isla de roca árida
desterrado de mí gemirá la puta
la diosa
¿Qué fervor terrible nos habita sudorosos
y nos renombra en las frías aguas de la tarde?
¿Qué somos que alguien más no haya sido?

Estirando los miembros a la orilla de un acantilado


será reclamo la mirada del vacío
el silencio incontenible de esperar despierto
quebrando por un instante
la inminencia del relámpago

344
SUITTE VOLLARD

Celebra los idus de marzo


no temas el puñal en tu costado
que la victoria es siempre una pequeña venganza
la muerte secreta libra al niño de su padre
solitario aprendo mi piel en jirones escritos
vivo al tiempo de los dragones
y se inmola mi santa santa
qué más da este precipicio o aquel otro
si la lluvia es sólo agua
el berrinche eterno de un corcel gracioso
la figura soñadora de una gacela desnuda
tirada en la cocina de mis entretelas
agua y sólo lluvia
el filo de las navidades sentada en la porción más recóndita de
mis almenas
y gira la bola amarilla con un corcel verde
y gira la mano alrededor de tu cintura
entregada a los meandros de tus pechos
el fino estilete de tus pezones surcando el espacio más íntimo
agua y sólo agua
la mentiras de una putidoncella acariciable
la revuelta de mis sentidos más lejanos
el absoluto mirar de una bola amarilla con un corcel verde

Abril es un cielo desvaído, miríadas de ceniza en los párpados.


Se escribe con arena un nombre frugal como el destierro.
María se desnuda suavemente que la paloma canta y tiene pico.
Sencillo el sueño si se tiende un muro entre la carne y el deseo.

345
No habita nunca más mi perfecto espolón de ganso; el prodigio y
llamarada intermitente–Aquél que nos mira entre bambalinas, no
es otro que el fantasma de los espejos, no temas su boca cincelada
con otras salivas, aprieta bien este mi cuerpo trasvasado.

346
II

Gran fabulador tu coño rebeca


misterioso atardecer entre tu fémina estampa
Ahí donde otros ven proezas
héroes y sus consonantes
sólo encuentro ciclos de carbono
regulares –eso sí
monótonos y fingidores
sucios retos del ángel con su espada
amuletos para caminar de espaldas
en fin
hombres
que se esconden en tu andar herético
mirando el mundo caer despacio
Dónde pues, rebeca, soñar
los meridianos de escarcha
dónde el supino costado de la entrega
Dónde el destierro significa deseo

Avanza el pez mirando la estreches de los efluvios, mira de reojo


a sus competidores y estima preciso dejarse morir.
Qué generosidad aletea en las escamas de quién ha elegido no
ceder a la íntima tentación de reproducirse.

347
z
COLECCIÓN LEGENDS
Edición: Oliver Herring
Papel: bond ahuesado 90 g rms. PAPEL S.A.
Impresión digital 1x1: MARCOZER
Portada en risograph: GOLD RAIN
Serigrafía: CASA HERRING
Encuadernación: IMPRESOS ARCI
Tiraje: 500 ejemplares
QUERÉTARO, QRO.
OCTUBRE 2018

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