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Pegan a un niño 1919

Contribución al conocimiento de la génesis de las (perversiones sexuales)


La génesis de la perversión, el origen de la perversión, sabemos que por tres ensayos hablaba de
un niño perverso como algo estructural. Lo que Freud se encuentra es que parece la fantasía
masoquista, que la piensa como algo nuclear de las perversiones si ha fijaciones. Como es
estructural puede llegar a ser, esto se tiene que dar dentro de un proceso normal, pero la cuestión
es de qué forma aparece. Cuando en la fase 2 aparece una cc de culpa por onanismo.

1- El título es una contribución a la génesis de las perversiones. En el primer ensayo de


aberraciones sexuales se centra en la fijación donde si se produce la separade la
neurosis y perversión. Habla de una fantasía masoquista. En 1905 habla del niño como
perverso polimorfo, de las zonas erógenas donde se dan las alteraciones o fijaciones en
cuanto a la meta de la pulsión sexual. Lo importante es poder plantear la noción de la
fijación en la perversión. La fantasía de pegan a un niño es estructural y constituyente
porque es necesario. En las neurosis se da una regresión, pero en la perversión se da una
fijación.
2- La fantasía aparece en la fase 2, aparece la fantasía masoquista y es incc. Cuestiones en
torno a la represión. el destino del complejo de Edipo, pensándolo cuando vine la
moción pulsional el destino es que quede sepultado por la represión para no saber nada
de eso. Pero en la perversión no hay represión, l destino del complejo de Edipo no es el
sepultamiento y no va a haber la cuestión de una formación reactiva o una sublimación
que permita sexualidad normal.
3- Fantasía que se da entre los 5 y 6 años. Se requiere parala satisfacción autoerótica se
conserva esta satisfacción. Una fantasía así, que emerge en la temprana infancia quizás
a raíz de ocasiones casuales y que se retiene para la satisfacción autoerótica, sólo admite
ser concebida como un rasgo primario de perversión. Sabemos que una perversión
infantil de esta índole no necesariamente dura toda la vida; en efecto, más tarde puede
caer bajo la represión, ser sustituida por una formación reactiva o ser trasmudada por
una sublimación. Pero si estos procesos faltan la perversión se conserva en la madurez,
y siempre que en el adulto hallamos una aberración sexual —perversión, fetichismo,
inversión- tenemos derecho a esperar que la exploración mnésica nos lleve a descubrir
en la infancia un suceso fijador de esa naturaleza.
Fases: Freud habla de una representación fantasía que la divide en tres fases.
Fase 1: La primera fase de la fantasía de paliza se formula entonces acabadamente mediante el
enunciado: «El padre pega al niño», este niño es otro porque me ama a mi. Acá la moción
pulsional del padre no tiene carácter sexual y es cc, se ve que hay un niño que es golpeado y el
que ve disfruta sádicamente.
Fase 2: es el núcleo de la fantasía masoquista. Entonces la fantasía de la segunda fase, la de ser
uno mismo azotado por el padre pasaría a ser la expresión directa de la conciencia de culpa ante
la cual ahora sucumbe el amor por el padre. Así pues, la fantasía ha devenido masoquista; por lo
que yo sé, siempre es así: en todos los casos es la conciencia de culpa el factor que trasmuda el
sadismo en masoquismo. La cc de culpa es porque tiene un onanismo muy repetitivo que no
sabe que le pasa. En esta fase si hay erotismo, la fantasía es masoquista. El padre me pega (soy
azotado por el padre)». Este ser-azotado es ahora una conjunción de conciencia de culpa y
erotismo. La fantasía de la segunda fase, la de ser uno mismo azotado por el padre, permanece
por regla general inconciente, probablemente a consecuencia de la intensidad de la represión. las
fantasías masoquistas son estas si o si porque son incc.
En el paciente aparece una conciencia de culpa, porque hay una moción libidinal con el padre.
pero hay un deseo incestuoso con el padre. el paciente no tiene idea de esta fase 2, que es icc.
Por eso Freud dice que es una construcción de análisis. Lo que si aparece es una cc de culpa,
porque tiene un onanismo muy repetido y ahí está el origen del masoquismo primario erógeno
Fase 3: La tercera fase se aproxima de nuevo a la primera. Tiene el texto conocido por la
comunicación de; histéricas pacientes. La persona que pega nunca es la del padre; o bien se la
deja indeterminada, como en la primera fase, o es investida de manera típica por un subrogante
del padre (maestro). La persona propia del niño fantaseador ya no sale a la luz en la fantasía de
paliza. Si se les pregunta con insistencia, las pacientes sólo exteriorizan: «Probablemente yo
estoy mirando». En lugar de un solo niño azotado, casi siempre están presentes ahora muchos
niños. Con abrumadora frecuencia los azotados (en las fantasías de las niñas) son varoncitos,
pero ninguno de ellos resulta familiar individualmente. La situación originaria, simple y
monótona, del ser azotado puede experimentar las más diversas variaciones y adornos, y el
azotar mismo puede ser sustituido por castigos y humillaciones de otra índole. La fantasía es
sádica, el sadismo vuelve.
Todas estas fases se dan en mujeres.
En la niña en la 2da y la tercera hay un cambio donde fantasean ser varones.
Resumo los resultados: la fantasía de paliza de la niña pequeña recorre tres fases; de ellas, la
primera y la última se recuerdan como concientes, mientras que la intermedia permanece
inconciente. Las dos concientes parecen sádicas; la intermedia —la inconciente— es de
indudable naturaleza masoquista; su contenido es ser azotado por el padre, y a ella adhieren la
carga libidinosa y la conciencia de culpa. En la primera y tercera fantasías, el niño azotado es
siempre un otro; en la intermedia, sólo la persona propia; en la tercera —fase conciente— son,
en la gran mayoría de los casos, sólo varoncitos los azotados. La persona que pega es desde el
comienzo el padre; luego, alguien que hace sus veces, tomado de la serie paterna. La fantasía
inconciente de la fase intermedia tuvo originariamente significado genital; surgió, por represión
y regresión, del deseo incestuoso de ser amado por el padre. Dentro de una conexión al parecer
más laxa viene al caso el hecho de que las niñas, entre la segunda y la tercera fase, cambian de
vía su sexo, fantaseándose como varoncitos.
Niño: la fantasía que se consideró la correspondiente en el varón tenía por contenido ser azotado
por la madre (luego, por una persona sustitutiva). Sin embargo, esa fantasía en que la persona
propia se retenía como objeto se diferenciaba de la segunda fase hallada en la niña por el hecho
de que podía devenir conciente. Pero si por esa razón se quería equipararla a la tercera fase de la
niña, subsistía una nueva diferencia, a saber, que la persona propia del muchacho no era
sustituida por muchas, indeterminadas, ajenas, y menos aún por muchas niñas.
El «ser-azotado» de la fantasía masculina, es también un «ser-amado» en sentido genital, pero al
cual se degrada por vía de regresión. Por ende, la fantasía masculina inconciente no rezaba en su
origen «Yo soy azotado por el padre», según supusimos de manera provisional, sino más bien
«Yo soy amado por el padre». Mediante los consabidos procesos ha sido trasmudada en la
fantasía conciente «Yo soy azotado por la madre». La fantasía de paliza del' varón es entonces
desde el comienzo mismo pasiva, nacida efectivamente de la actitud femenina hacia el padre.
Entonces, como la femenina (la de la niña), corresponde también al complejo de Edipo, sólo que
el paralelismo entre ambas por nosotros esperado debe trocarse por una relación de comunidad
de otro tipo: En ambos casos la fantasía de paliza deriva de la ligazón incestuosa con el padre.
En la niña en la fase 2 y en la 3 se identifica con lo varonil, se da un cambio de guía. En el
varón no encuentra signo de primera fase. En la fase 2 en varón tiene una cuestión de moción
libidinal, una actitud femenina, pasiva. tiene una actitud femenina porque el varón tiene una
moción libidinal con el padre, pero una actitud femenina, quiero ser azotado por mi padre, icc.
En la fase 3 no es el padre, sino la madre la que azota.

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