JACQUES-ALAIN MILLER
se han percibido. Creo que muchos de los problemas que encontramos
Y que encontraremos en el avance de la teoria del psicoanilisis, asf como
de la institucin psicoanalftica para no hablar de la direccién de la
Propia cura-, se vinculan con este punto. Y atin més, en la medida en
que estas consecuencias tienen que ver, expresamente, con el final del
anilisis y el amado momento del pase.
Voy a darles ciertos puntos de referencia sobre este complejo asunto.
Impasse
EI pase, vocablo de Lacan, cobra sentido a partir del impasse que,
segin Freud, es el final normal de la experiencia analitica con respecto
a cualquier sujeto.
En esto disiento de lo que se dijo hace unos minutos. Pienso que la
experiencia analftica tiene un final y que ese final es un impasse, y que
ese es el testimonio que nos dejé Freud de su prictica, especialmente
en su articulo “Anilisis terminable e interminable”.? Para Freud, puede
decirse que todo psicoandlisis tiene un impasse y todo psicoandlisis viene
a toparse contra una resistencia irreductible.
La existencia de este tope no depende para nada de la particularidad
clinica del paciente o de Ja torpeza del analista. No se llega a él porque
el'sujeto sea demasiado neurético o el analista incompetente. Freud lo
define, cosa muy singular, como un impasse ‘de estructura, vilido para
todo sujeto.
‘'¥, de hecho, mientras més lejos sé Ileve la experiencia, mientras
thayor sea'la competencia y la conformidad con las propias indicaciones
de Freud, mis ha de manifestarse, segiin él, este impasse. Ustedes cono-
cen el nombre freudiano de este impasse; Es el complejo de castraci6n, y
especialmente en la muijer, el Peniimeid, esa “envidia”, como lo traducen,
que tiene, valga la expresi6n, atomillada al cuerpo. Para Freud, este
tropiezo ‘lo es contingente;'s¢-produce-necesariamente. Es un impasse
no de hecho, sino de derecho. ireccién que toma la cura no puede
iguear lerechit contra*esa:rora, que,en verdad, se muestra asiENCUENTRO EN CARACAS (1980)
aqui como en Francia, las preguntas abiertas reciben un acento positivo:
“Las preguntas deben quedar abiertas”. A menudo se dice esto, eviden-
temente porque se quiere seguir abriendo la boca. Esta claustrofobia es
una herencia de la fenomenologia, del bergsonismo, que no son consus-
tanciales al psicoandlisis.
Hay una ironfa, una paradoja: la experiencia analitica tiene un final
ideal —distinto de toda interrupcién accidental o de toda interrupcion,
digamos, por conveniencias personales-, y este fin ideal es el fracaso,
A este respecto puede decirse que para Freud hay efectivamente una
“cléusula de clausura”® que es el complejo de castracién.
Pues bien, para retomar el debate de Lacan con Freud ya que el |
doctor Lacan tuvo a bien colocar bajo ese signo esta reunién-, se ve |
a las claras que Lacan piensa llevar sus andlisis més allé del punto que
segtin Freud constituia el residuo irreductible, el caput mortuum de la
experiencia; més allé del término freudiano. Por eso Lacan habla de
pase, mientras que Freud ponja en evidencia un impasse.
Ambos concuerdan, empero, sobre la finitud de la experiencia ana-
Iftica, aunque la cldusula de clausura de Lacan es del todo distinta de la
de Freud, pues supone la transformacién del analizante en analista, el
viaje de una pasta Gis Es, pues un arms que oe eee ea
analista; interesa sobre todo al analizante.
EI pase es un vocablo extremadamente plurivalente, Si se toma el
diccionario se ver4 que se puede jugar con todos sus sentidos. Enton-
ces, gpor qué no el sentido maritimo, ya que Freud evoca la roca de la
castraci6n. ..? Se justifica atin més si se piensa que un eminente respon-
sable del procedimiento del pase en la Escuela Freudiana era aficionado
ala navegacién...
Introduce el més all4 jo de c iGn? Seria
un bonito titulo, pero no nos precipitemos. Quisiera, en cambio, indi-
car cémo’se puede hacer concordar a Lacan con Freud, porque quiero
también poner el acento en el Lacan
Lacan lacaniano.JACQUES-ALAIN MILLER
mujer, y a la mujer cémo ser mujer para un hombre. En el fondo, Freud
comprueba que esta cléusula que él espera, falta, y por ello postula come
irreductible a la experiencia el complejo de castracién.
Pero entonces, qué espera Freud de la experiencia si no es una fi.
mula que sea la de la relacién sexual? Esa es la cléusula que espera, y sy
defecto en el inconsciente lo desespera.
¢Qué sucedié después de Freud? Los analistas no han dejado nunca
de construir formulas de la relacién sexual, con el fin de resolver el
asunto del final del andlisis. Situar el final del andlisis en ¢] nivel de
una relacién sexual posible los ha conducido, necesariamente, a borrar
el complejo de castracién. si se me permite decirlo, de un gomazo
genital.
Lacan, en cambio, es el ms fiel a Freud cuando formula que no hay
relacién sexual.‘ La formula reserva is irreductibilidad de lo que Freud
designaba como castracién, pero indica igualmente que el asunto del
final del anélisis no se sitia en el nivel de la relacion sexual, que no la hay.
asunto del final del andlisis no tiene soluci6n si ha de haber relacion
sexual puede ser resuelto a partir de su ausencia.
Es un hecho que el psicoanilisis no hace que exista la relacion sexual,
Esto desesperaba a Freud. Los posfreudianos se dedicaron a remediar-
lo, elucubrando una clausula genital. Lacan, por su parte, levanta acta:
el fin del proceso analitico no puede depender de la emergencia de la
relacién sexual. Depende, més bien, de la emergencia de la no relacién.
Con esto, el fin del andlisis viene a resolverse de una manera impen-
sable hasta entonces, es decir, en un nivel rechazado hasta entonces
como pregenital por los vaivenes posfreudianos: en el nivel del objeto.
El objeto no obstaculiza el advenimiento de la relacién sexual, como
puede hacerlo pensar un error de perspectiva. El objeto, por el contra-
vio, obeura Ia relacion que no hay y le da su COMER BATTS
el analisis, ‘entonces, en cuanto supone el advenimiento de
und ausencia, tiene que ver con el atravesamiento del fantasma y con la
i6n-del OI
Esta problemitica es la del pase. El pase, pese a las dificultades
ara ponerlo en marcha en el grupo analitico sobre todo porque en la
‘que se sostiene tranquilamente lo que les sefialé, que
sabe qué es la Mujer. Tiene domicilio desconocido
ci tet
|ENCUENTRO EN CARACAS (1980)
Escuela Freudiana se empefiaron con constancia en pervertir el Pproce-
dimiento-, constituye uno de los mayores avances de la ensefianza de
Lacan. En él se resumen sus adquisiciones fundamentales.
En el inconsciente hay un punto de no saber: del hombre sobre la
mujer y de la mujer sobre el hombre. Ello puede formularse asi: los dos
sexos son extrafios uno al otro, exiliados. Habia aqui, cuando estuve en
octubre, un congreso sobre “E] exilio”; pues bien, el nuestro es, tal vez,
un congreso sobre el exilio sexual.
Sin embargo, esta formulacién simétrica no es la correcta. De hecho,
el no saber del que se trata incide electivamente sobre la mujer. Si no
se sabe nada del otro sexo es, sobre todo, porque no se sabe nada de la
mujer en el inconsciente. De allf que se proponga la escritura el Otro
sexo, para decir que es Otro, distinto absolutamente. Se tiene el signifi-
cante del hombre; es todo lo que se tiene. Freud lo comprueba: hay un
simbolo tinico de la libido y ese simbolo es viril. El significante de la
wujer, por su parte, es un significante perdido. Por ello Lacan es ente-
ramente freudiano al formular que La mujer no existe.’ Freud, sin duda,
noes del todo lacaniano puesto que no lo formulé asi.
Didégenes con su linterna
Esto explica por qué el sujeto que se coloca dentro del dispositivo
analitico esté sometido a una histeria estructural. No es solo porque se
siente-hendido de-nuevo por los efectos:del significante, sino también
porquese've lanzado, nolens volens,‘ ala busca del significante de La mu-
jet, que haria falta para que exista la relacién sexual. El psicoanalista
no tiene-necesidad de inscribir sobre su puerta: “Que no entre nadie
aqui si no-busca-a‘La mujer”, pues quien entre la buscard, aun si es
_ geémetra, 2
~ De igual manera, lavausencia del significante de la mujer da cuen-
ta de la ilusién de-infinito que engendra esta experiencia, signada, no
obstante; por la finitud, pero que-es una experiencia de palabra, AhoraJACQUES-ALAIN MILLER
bien, la estructura diacritica del lenguaje que hace que wn significante
valga solo por otro significante, S,— S,, entrega la palabra como tal a
una recurrencia sin fin. 7 i
Evidentemente, si existiese el otro significante, el de la mujer, podria
suponerse que esto se detendrfa. Por eso el analizante es un Didgenes
con su linterna, pero que busca a la mujer y no al hombre. Hombres se
encuentran siempre, y hasta puede tomérselos a unos por otros.
No es otra la raiz de la pasién por lo simbélico. Si hay ciencia es
porque La mujer no existe. El saber como tal ocupa el lugar del saber
sobre el Otro sexo. Esta formula tiene una aplicacién inmediata. Hoy,
por ejemplo, todos los periédicos de Caracas se preguntan por qué todo
el mundo juega en Ia :pirémide. Pues bien, nosotros podemos dar la
respuesta cientifica que s¢ impone: jtodo el mundo juega a la piramide
porque La mujerno existe!
La telaci6n’S,-> S, constituye el fundamento racional de la ilusi6n
del andlisis*infinito: Precisamente, porque 2o hay relacién sexual se
puede siempre esperar que se manifieste un poco mds adelante.
El que'no haya,siti embargo, toma consistencia a medida que avanza
la experiencia, y Lacan sostiene que el inconsciente lo grita a voz en
cuello: que no la hay. En cierto sentido, el dispositivo freudiano repre-
senta:esta ausencia.
“Respecto-a esto récuerdo una bonita expresién de edo. Habl
odb-tis muchachas virgenesvestidas de noli me tangere.” Sucre:
* tations, se viste de rink? nangere y;por ello, la inclinacién del analista
av ee reins frecuencia; identificarse con
Bite AS one sient
arles la’atencidn'sobre este punto: ¢ i
a . : qué hay de la inter-
a miedidwen'que se fonda enque un'significante no cobra
: i Develo se desprende que es infinita.
Pte ade ita experiencia analitica. Es exactamente
' ee el nombre‘de “ombligo”, de lo que se hablé
la retroatci6it'de'S; sébre S; i opera a partir de
ihe {sobre 80 ay findel ands en el nivel dela inter
shat ot
“Ne
febet eerENCUENTRO EN CARACAS (1980)
su coto cerrado en la religién. No
terpretacién tiene tg d
Bee ang ensefia la interpretaci6n. Alli se
Ja religiOn Ia que nos €1
to, pues se hospeda Dios. ee
wiieign nos ensefialo que es la interpretacién, Tene-
‘de interpretaci6n. Se observa actualmente en los
‘una valorizacion de la interpreta
el psicoanilisis cae en el delirio de
Por eso la i
se olviden que €5 ’
encuentra él infini
Pero no solo la
mos también el delirio
psicoanalistas, Jos latinos al menos,
Peon como significativa. Por esta via,
interpretacion.
Hay que decir que hay una fe ingenua en el inconsciente, que es
enteramente paranoica. Alguien evocé, el primer dia, la estructura
paranoica del conocimiento. No veria nada malo en que se evocase ja
estructura paranoica del psicoandlisis, Ya conocen la antigua definicion
de Lacan del psicoanilisis como paranoia dirigida.’ Después de todo,
equién mejor que un paranoico para dirigir una paranoia?
Hay una veta en el psicoanilisis que va en este sentido. Por eso
mismo, el doctor Lacan recomienda las entrevistas preliminares al
entrar en psicoanilisis.? El dispositivo analitico, dispositivo de interpre-
tacion, es muy favorable a Ja eclosién de Ja psicosis. Lo que en la clinica
psiquidtrica, al menos la francesa -y creo que aqui se utiliza la misma
referencia-, se denomina automatismo mental, ¢qué otra cosa es sino el
Sujeto Supuesto Saber, sujeto de quien supongo que sabe todo lo que
pienso? Observamos en el Hospital Sainte-Anne, hace algunos afios, un
claro caso de psicosis alucinatoria crénica, conectada a un psicoanalis-
ta considerado como manipulador del aparato de influencia. No es un
caso raro.
Aqui se critica a mucha gente -a Melanie Klein, a los analistas nor-
teamericanos-, asi que se podria tal vez criticar un poquito a Lacan, y al
menos ciertos efectos de su ensefianza que favorecen la exaltacién de la
funcién interpretativa. En Lacan esté enteramente ausente esta exalta-
ee Nes a ew J, "La agresividad en psicoanilsis”, Burites 1, ob. cit, p. 102:
ae ee loa fondo [al yo, Je"), Ia mayéutica analftica adopta un rodeo que equi-
Teas inducir en el sujeto una paranoia dirigida. En efecto, es sin duda uno
poe fel accin analitea operat la proyecein de lo que Melanie Klein llama
flo cg aah ineres mecanismo parancio cietamente, pero aqu bien sstematizado,
oreo yalslado a medida que se va produciendo”.
Roe aa El seminar, Libro 18, De wn dscurso que no fuera del semblance,
nals ene cy 0s, 2008. 58: “Valor lo que se hace cuando se entra en un psicoa-
Recht ulmpottancia y en todos los casos, enlo que a mi concierne se indica con el
ue siempre procedo a numerosas entrevistas preliminares”,
233JACQUES-ALAIN MILLER
a fin de cuentas, es de una asombrosa discrecién al
ae ¢ hacerla como se
respecto. A menudo se ha limitado a decir que hay qu
be, I , admitirdn, no es forzar las cosas.
% able de la interpretacién cuando vine en octubre y como, segin.
me dicen, va a aparecer en Analitica, no quiero extenderme sobre este
punto. La funcién de Ja interpretacién, evidentemente, encuentra su
lugar en Ja estructura que hace del lenguaje el lenguaje del Otro, ya
que el oyente es el que decide sobre la significacién de lo que se emite.
Cuando Lacan hace hincapié en este punto, no vacila en decir que el
analista es e/ amo de Ja verdad. Es una formula de 1953, que no reto-
ma luego, pero que explica que la interpretacién pueda, efectivamente,
reducirse a una simple puntuacién.!°
Me he dado cuenta, oyendo ciertas ponencias, de que esta es una
dimensién muy apreciada de la ensefianza de Lacan, y que ha de inte-
resarles mucho por cuanto la mayoria de ustedes se formaron con el
parloteo interpretativo kleiniano. Con los contactos que han tenido
aqui, ya se habrén dado cuenta de hasta qué extremos se lleva, en cuan-
to a Lacan, la idea de que la interpretacién puede contenerse en una
escansién. Es algo que va mis alld de lo que puede imaginarse por la
lectura.
El que haya un amo de la verdad puede fundarse en la retroaccién
seméntica de S, sobre S,. En este sentido, notese que S, es el significan-
te amo de Ja verdad. Pero el algoritmo de la pareja significante funda
igualmente lo contrario: que no-hay amo de la verdad como signifi-
cacién, ya que la verdad est4 a merced de un significante ulterior. La
significaci6n, por esencia, se desliza a lo largo de la cadena significante.
La metonimia de la significacin explica el medio decir de la verdad,
que no-es'tanto una ética como una observacién de sentido comin:
quien quiere decir todo, decir con justeza, dice otra cosa, dice al margen.
Deseo inasible
* Ahora bien, ya saben que Lacan, al repartir él Wunsch freudiano
entre. demanda y desea, identifica el deseo como efecto significante y
con la metonimia significativa que se desprende del para otro, De alli la
10, [N. de E.] Lacan, J, “Funcién y campo de la palabra y del lenguaje en psicoani-
se Fat ji
isis”, Etcritos 1, ob. cit., p. 242: “Asi, es una puntuacién afortunada la que da i
; ida la que da su sentido al
234ENCUENTRO EN CARACAS (1980)
representacién vectorial de la funcién del deseo que les es familiar en la
ensefianza de Lacan.
A los lectores de Freud les encanté esto en Lacan, porque reencon-
traron el acento de la experiencia freudiana, la de los comienzos. Deseo
inasible, labil, anillo que se escabulle por la cuerda, deseo en metamor-
fosis, siempre en funcién de otra cosa, siempre allende, tan indestructi-
ble como la cadena que continia, y a la vez plastico al significante, décil
e irreventable, sumiso e indomefiable.
Alli hay que buscar el fundamento de la sublimacién, de su posi-
bilidad e incluso de su facilidad. Es que el deseo concuerda con toda
naturalidad con el significante, se aferra a él. Considérese qué variables
son las imagenes de la mujer en el curso de los siglos. En nuestra época,
legan a variar de un mes para otro: no habria moda si el deseo no estu-
viese asi coordenado con el significante, es decir, articulado al Otro.
El titulo de Lacan, “Subversién del sujeto y dialéctica del deseo.. ”,!!
les es familiar. Sin embargo, hay que recordar que no se da por sentado
que el deseo, en tanto sexual, tenga una dialéctica.
A Jung no se le escapé que el deseo, indestructible, sufre transfor-
maciones. Hizo hincapié en ello, en su vertiente imaginaria. Lo llamé
“metamorfosis de la libido” Se sabe a dénde lo condujo esto: a desexua-
lizarla. Y es comprensible, por ser la plasticidad del deseo la condicién
de la sublimacién.
¢Pasé otra cosa con Lacan? ¢Por qué creen que los filésofos, los
literatos que leyeron a Lacan, que aprendieron a descifrar en él a Freud,
exaltaron tanto la metonimia? Seamos claros: encontraron, a partir de
Lacan, el medio para desexualizar el deseo. Si. A Lacan se lo convirtié
en el nuevo Jung; un Jung del significante.
En todas partes donde se hace sentir la influencia de Lacan, se redu-
ce su ensefianza a la valorizacién del juego de los significantes. Pues
bien, Lacan no es eso para nada.
Los espejeos del deseo, sus escabullidas de comodin, sus metamorfo-
sis de Frégoli, sus arlequinadas: hay todo eso, desde luego en la experien-
cia. Es lo que hace tan grato un psicoanilisis. Es su estilo némada —para
tetomar una expresién citada ayer-. No hay duda de que el andlisis dis-
pone para el sujeto, aunque sobre los rieles del significante, un espacio
de errancia. Es igualmente lo que hace la felicidad de la interpretaci6n.
11. Lacan, J., “Subversién del sujeto y dialéctica del deseo en el inconsciente freudia-
no”, Escritos 2, ob. cit.
235JACQUES-ALAIN MILLER
Y, después de todo, gacaso no es eso lo que se paga? éLa plusvalia de
goce, el plus de goce que la operaci6n despeja? Con esto, cl analista que
s¢ cree lacaniano siente la tentacién de imaginar que la interpretacion
es una suerte de pasién del decir. Encontré esta formula en los Cuadernos
Sigmund Freud, como conclusién de un articulo sobre los limites de la
interpretacién. En esta pendiente se exalta la interpretacién como crea-
cién poética, se confunde al psicoanalista y al escritor, se vaticina.
Este fervor se apoya en Lacan. No es dificil captar lo que en su ense-
fianza autoriza esta desviacion. Pero la tesis de que el inconsciente esta
estructurado como un lenguaje no implica, en absoluto, la va 6
unilateral del significante poético y sus consecuencias.
Atravesamiento del fantasma
Ahora voy a cambiar la direccién del timén. Ni el analista ni el ana-
lizante deben estar inspirados. La experiencia analitica es un proceso
de una extremada regularidad, rutinario, de un estilo casi burocritico,
subraya Lacan."? Sin duda, el deseo fulgura y se escabulle. Pero tam-
bién, como el anillo por la cuerda, da vueltas en redondo, Este circulo se
llama fantasma.
iAy! La teorfa del fantasma es menos divertida que la metonimia del
deseo, Esta tiltima, sin embargo, no puede pensarse sin la primera, a
menos que se la reduzca a'una sosa exaltacién de Ja deriva escrituraria.
EI sujeto del deseo es sin duda némada, pero no por ello deja de
estar engarzado a un punto fijo, a una picaen tornoa la cual vaa la deri-
a, pero en circulo. Es la cabra de Monsieur Seguin, con la salvedad de
que este sujeto toma su cercado por el campo abierto. Seria, entonces,
mis bien Monsieur Seguin.!?
Esta‘es una dimensién de la experiencia analitica cuya fenomenolo-
gia es, con toda certeza, distinta a la de la metonimia. En esta Ultima es
12. [N. de E.] Lacan, J, “Del psicoandlisis en sus relaciones con la realidad”, Orros
Geri, ob. cit, p, 372: “Esto esté bien subrayado en la técnica, por el hecho de que no
impone ninguna orientacién del alm, ninguna apertura de la inteligencia, ninguna puri.
ficacién que preludie la comunicacién.
Juege por el contrario sobre la no preparacién. Una regularidad casi burocrética es
todo lo exigido, La laicizaci6n tan completa como sea posible del pacto previo instala una
prictica sin idea de clevaci6n”,
__ LIN: de E:] Referencia al clésico cuento infantil francés “La cabra de Monsieur
Seguin”, de Alphonse Daudet.
236ENCUENTRO EN CARACAS (1980)
el abandono del sujeto a la deriva némada; en la primera, se acentia su
jaci6n fantasmatica. 3
Sha diese bien que S, —> S, quiere decir que el sujeto no puede encon-
trar en el significante una designacién propia, una representacién abso-
Juta, una identidad cierta. El sujeto del inconsciente no tiene nombre
en el Otro del significante. Lo que detiene al sujeto, lo que lo fija, es
el objeto. La certidumbre subjetiva est4 siempre en el nivel del objeto.
El objeto, en oposicién a ese significante que a todos encanta, no
puede ser sustituido, no representa nada para el Otro, no se desliza. El
objeto cuadra al deseo, le da su soporte, su consistencia.
Hasta podria decirse, por ello, que el objeto es el fundamento de la
unidad ilusoria del sujeto. Si se buscan los fundamentos bisicos del yo,
se los encuentra en el fantasma, en la medida en que el fantasma es la
fancién que coordina al sujeto némada del deseo con el objeto que lo
fija.
En la palabra, el sujeto experimenta la desposesién de si, la falta-en-
ser (8) [manque-a-étre), en particular la falta-en-ser representada por un
significante. En cambio, con el fantasma tiene acceso a lo que le conce-
de ser el significante.
De allf la estructura paradéjica del fantasma, que coordina dos ele-
mentos heterogéneos, y la referencia que toma Lacan de la topologia
~el cross-cap— para dar cuenta de ello (en la medida en que el cross-cap
esté compuesto por un trozo de esfera y una banda de Mobius).
EI sujeto del significante esté siempre dislocado y le falta ser. Solo
estd alli en el objeto que viste al fantasma. El pseudo Dasein del sujeto es
el objeto, llamado a.
El pase es el nombre que se le da a Ja disyuncién que se opera en la
experiencia analitica entre el sujeto y del objeto, o sea, a la fractura o
“atravesamiento del fantasma”.
La estructura fundamental del fantasma no es la estructura de las
formaciones del inconsciente. Si el discurso analitico tiene su soporte
en esta segunda estructura, también pone en evidencia la primera; y est
formado por la articulacién de estos dos pares:
Si >S,y$%a
Cuando la llamada influencia de Lacan se traduce por la valorizacién
unilateral de los llamados 3 juegos del significante, su efecto es una desorien-
ae total en Ja experiencia analitica, Es lo que hemos presenciado en
Ptopia Francia, yno solamente en la extinta Escuela Freudiana.
237idealiza la experiencia > 1 de repeticién el
fantasma, | : ; iento que efectiia
n t o que da a la