La dificultad de evaluar los años noventa radica precisamente en la profundidad del colapso

económico de fines de los ochenta, así como en dos factores que ocurrieron en 1990-1991
alimentados por la hiperinflación: el creciente terrorismo y la adopción por parte del nuevo
gobierno de un severo shock recesivo para combatir la inflación. Las ganancias generadas por el
control de la inflación y el terrorismo hacia 1992 resultan claras. Por ejemplo, la inversión creció
de 20% del PBI en 1990 a un pico de 31% en 1997.Las importaciones crecieron rápidamente con
las medidas de liberalización y el equilibrio inicial del sector externo fue asegurado por las
entradas de capital de corto plazo y el refinanciamiento de la deuda externa. Entre 1994 y 1997, la
economía entró en su fase liderada por las exportaciones, impulsada por el auge en los precios de
los minerales, las privatizaciones con grandes proyectos de inversión, y sobre todo por el inicio
del boom del oro. Como indica, el capital de largo plazo dominó y proporcionó solvencia,
permitiendo una fuerte alza de las reservas internacionales. Sin embargo, los precios de los
minerales se debilitaron en 1997 con la crisis asiática, y los flujos de capital de corto plazo se
revirtieron. Adicionalmente, el peor Fenómeno del Niño en el siglo XX llegó al país en la segunda
mitad de 1997, con efectos dramáticos sobre las actividades pesquera, agrícola y minera.

Conclusión

Este ensayo ha intentado una primera reflexión sobre las políticas económicas durante la
administración del gobierno de Fujimori, tomando como caracterización de partida un modelo
que retorna a la dependencia tradicional del Perú respecto de las exportaciones primarias. Clara-
mente, en sentido directo, esta caracterización ha sido correcta. Como en la mayoría de los países
latinoamericanos, durante los años ochenta y noventa, el esfuerzo por pagar la deuda externa
forzó un empeño exportador; y en muchos casos el resultado ha sido una nueva concentración en
la ventaja comparativa tradicional de la región.