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UN COLEGIO CON MUCHO ARTE.

Próximamente, en nuestro colegio, celebraremos la semana cultural, que tiene por lema
“Colegio con mucho arte”. A lo largo de una semana, se desarrollarán un sinfín de
actividades con el objetivo de que todos nuestros alumnos y alumnas de las tres etapas,
desde los más pequeños hasta los ya adolescentes, puedan descubrir y disfrutar de
muchas experiencias que versarán sobre un valor crucial en su desarrollo integral, la
belleza. Este valor, presente en cada una de las vivencias que experimentamos en el día
a día, no siempre somos capaces de percibirlo, o, no siempre se le da la importancia que
tiene para el bienestar personal y social.
Contribuir a que nuestros menores sean conscientes de que todo lo que nos rodea está
lleno de belleza, enseñarles a despertar y potenciar su sensibilidad hacia lo bello como
fruto de la creatividad y manifestación artística. posibilitarle experiencias para
experimentar y vivir el arte son objetivos imprescindibles que deben formar parte de
cualquier proyecto educativo de nuestro hijo, ya sea en el marco escolar como en el
familiar.
Enseñar a apreciar el arte y la belleza a los niños, no tiene por qué ser muy complicado,
ni tampoco exclusivo de un grupo de elite de altas capacidades o de un potencial
creativo por encima de la generalidad de los mortales.
Cuando hablamos de arte, enseguida nos viene a la mente actividades como pintar,
dibujar, tocar un instrumento musical, modelar, bailar, cantar, etc. Está claro que las
consideramos actividades importantes que contribuyen al desarrollo corporal, educativo,
emocional y alimentan el mundo espiritual de nuestros pequeños. Todas ellas permiten
que puedan adquirir un sinfín de experiencias como explorar el medio que los rodea,
tomar conciencia de su mismidad, de pertenecer a un mundo de personas y de seres
vivos con los que interactúa.
Pero en la vida cotidiana, y sin salir de casa, podemos encontrar muchos momentos y
actividades a través de las cuales podemos sembrar semillas para enseñar a apreciar el
arte y la belleza a los niños. Lo bello lo podemos descubrir a través de cualquiera de
nuestros sentidos: adornara una tarta, colaborar en la presentación de la mesa para una
celebración, o la habitación, seleccionar las fotos más bonitas después de una salida
familiar y realizar un álbum de fotos, elegir la propia ropa para ir a un evento, etc.
Los menores son, afortunadamente, muy diversos, y, a lo largo de la infancia, no
siempre muestran el mismo interés y receptividad ante nuestras propuestas para
potenciar las competencias artísticas y culturales.  Nuestros pequeños de seis a nueve
años (primeros cursos de E. Primaria), adoptaran una actitud de apertura a toda
propuesta del adulto, tanto en el ámbito familiar como en el escolar, aceptaran y se
meterán en ellas como agentes principales de las actividades: salidas a la naturaleza,
visitas culturales, visualizar un concurso de TV, narraciones colectivas, lecturas,
dibujos, organizar una fiesta familiar. Tenemos que aprovechar esta corriente positiva
para sensibilizarlos sobre arte y cultura.
 Posteriormente, en los cursos finales de la E. Primaria, entre los diez y doce años, la
curiosidad de nuestros menores se hace más intensa y presente en todas sus actuaciones,
en cualquier ámbito de sus vidas, tomando un papel sustancial en las mismas ya que
dirigen el timón de todos sus los intereses.
Despierta su interés hacia diferentes manifestaciones de la cultura y el arte que su
entorno le proporcionando: música, ideas, manifestaciones artísticas, etc. que otros le
hacen llegar, que se dejan impregnar por sus influencias de corrientes de modas
sociales, le sacan de su infancia y se lanzan a la experimentación. Es el momento para
animarlos a la aventura de lo cultural y artístico, pero, ojo, es un momento de alto riesgo
por su vulnerabilidad ante la falta de experiencias y del influjo de sus iguales que
pueden asumir riesgos que pueden generar conflictos. La cercanía y supervisión de los
adultos son determinantes para evitarlos y para prevenirlos.
Para finalizar, hacemos dos propuestas:
 Observar el arte en la propia naturaleza.
Después de participar en la planificación de la salida, podemos educar en el uso de los
sentidos: percepción de la luz como los cambios de intensidad a lo largo del día o en
distintas estaciones del año, los efectos de la luminosidad en el paisaje, los objetos, las
formas. De igual modo, potenciar el uso del tacto, texturas, sensaciones corporales
como la percepción de colores se pueden cambiar impresiones sobre las formas, el
color, sombras y brillos.
Todas esas experiencias deben tener una continuidad posteriormente en casa, plasmadas
en actividades creativas como, la elaboración de cuadros de hojas secas, de fotos
recogidas en la salida, de pinturas de los objetos o paisajes vividos, etc.
Potenciamos la sensibilidad ante lo bello, ante lo estético como valores que se
encuentran en cualquier lugar y momentos en su vida formando porte de ellos mismos.
 Aventuras en el museo
Todos los grandes museos españoles –y cada vez mayor número de los provinciales–
Los departamentos especializados de muchos de los museos españoles, sensibles con la
necesidad de accesibilidad de muchas personas y familias, programan actividades para
los niños los fines de semana: talleres para niños, actividades creativas de obras de arte,
etc.

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