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CARRERA TECNICA DE COMPUTACION E INFORMA

CURSO:
INTERPRETACION Y
PRODUCCION
TRABAJO
DE : TRABAJO EN EQUIPO
TEXTO
CICLO: II

TEMA:
ANALISIS DE LA
OBRA

INTEGRANTES: “EL MENDOZA PERES, DANIEL


HOMBRE
VILLARREAL ROSAS, ERICK
MEDIOCRE”

2020
El hombre mediocre

Se trata en verdad del "buen sentido", siempre personalísimo, ya que no


es comunitario el tan cacareado sentido común, puesto que se trata de
un antropomorfismo, es decir,
se trata de un colectivo como si
fuera una persona, lo cual
conduce a confusiones varias.
Es de la misma estirpe que
cuando se parlotea que "el
pueblo demanda", "la nación
piensa" o "las instituciones
dicen" y yerros equivalentes. No hay tal cosa, son metáforas peligrosas,
porque conducen a la liquidación de la persona en aras del grupo. Es en
rigor la expropiación del hombre que es engullido por lo colectivo. En el
mejor de los casos pueden ser abreviaciones que de tanto repetirlas se
toman literalmente. Es cierto que puede haber una acepción más
benévola del sentido común en cuanto a que apunta a lo que es común a
muchas individualidades, pero de todos modos vale la advertencia para
no caer en zonceras antropomórficas

Pero que se hace necesario reiterar en vista de lo apuntado por


Ingenieros. En primer lugar, la
importancia del humor. Debemos
tener muy presente que nos
encontramos ubicados en un
universo en el que existen millones
de galaxias con altísimas
probabilidades de vida inteligente en
otros mundos y concientes de
nuestra inmensa ignorancia de casi
todo. Estas son poderosas razones
para no tomarnos demasiado en serio.
El sentido del humor no significa para nada frivolidad, es decir, aquel que
se toma todo con superficialidad y descarta y desestima los temas graves.
Tampoco el sentido del humor alude a lo hiriente y agresivo, ni las
referencias a temas que no son susceptibles de risa.
Por último y volviendo directamente a Ingenieros, contrasta con énfasis
el mediocre con el idealista, el cual considera que muestra "un gesto del
espíritu hacia alguna perfección" y, en
línea con la manía de emprenderla
contra la teoría, afirma: "Los ideales, por
ser visiones anticipadas de lo venidero,
influyen sobre la conducta y son el
instrumento natural de todo progreso
humano", es "la anticipación de la
imaginación a la experiencia", es "el
contraste entre el servilismo y la
dignidad", son los que "clavan las pupilas
en las constelaciones lejanas y de apariencia inaccesible", son "los que no
se dejan domesticar" y hablan claro y fuerte sin rebusques y poses
alambicadas.

En resumen, aludiendo a la mediocridad de quienes profesan especial


fobia por el trabajo teórico de lo cual depende toda práctica que no
proceda a los tumbos, nos dice el autor: "Sin ideales sería inconcebible el
progreso. El culto del hombre práctico está limitado a las contingencias
del presente".

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