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Eisenman y la arquitectura “tal y como es”

Peter Eisenman es un arquitecto estadounidense que nació el 11 de agosto de 1932, fue colaborador
de Walter Gropius en los años cincuenta, y uno de los integrantes del grupo “Five Architects” en la
década de los setenta, sus diseños empezaron a clasificarse dentro del alto modernismo o
deconstructivismo.
En el texto “El fin de lo clásico: el fin del comienzo, el fin del fin” , Eisenman buscó presentar y
justificar una arquitectura “como discurso independiente” que no se encuentre limitada bajo los
parámetros de lo clásico.
Pero ¿qué es lo clásico según el autor? y ¿por qué se debería tener una arquitectura desligada de
este concepto?
Según Einsenman, lo clásico es un periodo de continuidad en el pensamiento arquitectónico que ha
durado desde el renacimiento hasta el día de hoy y presenta sus bases en tres ficciones (propósitos)
que son : El significado, la historia y la razón.
La crítica general se encuentra en que la arquitectura clásica está “simulando ser algo” y no es
consciente de esto, las ficciones que la justifican son tal cual lo dicen su nombre, una ilusión creada
basada en actos de fe, que con el afán de justificar su arquitectura la terminan cargando
desmedidamente de significados externos al objeto arquitectónico.
Es así que el autor plantea romper con este periodo de tiempo mediante una arquitectura que tenga
como características: la conciencia de su simulación y el fin del dominio de las tres ficciones
clásicas. Una arquitectura que encarne “otra” ficción, una que no tenga como propósito reflejar
valores universales o del presente, de esta manera, Eisenman desarrolla una arquitectura basada en
la forma por sí misma, separando de manera radical lo humano por una parte y el mundo de la
geometría y las matemáticas por otra, emplea una arquitectura de total abstracción basada en lo
conceptual, rechazando la importancia del resultado final y priorizando las ideas iniciales que le dan
sentido a la obra, es así que lo más importante es el proceso realizado en vez del objeto acabado,
una arquitectura que no pretende resolver alguna función, es un trabajo intelectual.
Eisenman sienta bases muy fuertes para definir lo clásico y la necesidad de salir de este, sin
embargo, su propuesta en sí pareciera que funciona mejor en el papel que al aplicarla al mundo real ,
al menos en la actualidad, una arquitectura “pura” que no tome en cuenta su funcionalidad solo se
podrá llevar a cabo en proyectos costosos donde se valora más la idea, sobre todo en países del
tercer mundo que aún están en construcción la arquitectura debe tener en cuenta el pasado y debe
considerar una proyección hacia el futuro dando prioridad a mejorar la vida de las personas que
serán sus utilitarios, además Eisenman aún cae un poco, bajo las ficciones de lo clásico pues,
cuando describe la nueva arquitectura, que vendría siendo una libre e inventiva, asume que está
absuelta de toda creencia omitiendo la posibilidad de que esta esté construyendo una creencia
nueva.

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