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No es lo mismo como la descifran los iniciados o sacerdotes a como la capta la masa de creyentes
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Todo lo que el hombre ha manejado, sentido, encontrado o amado ha sido o pudo convertirse en
hierofanía: gestos, danzas, juegos infantiles, juguetes, instrumentos musicales, construcciones,
transportes, animales, plantas, oficios, artes, industrias, astros, montañas. También los gestos cotidianos
como el levantarse, andar, correr, la caza, la agricultura, la alimentación, la sexualidad, el lenguaje y un
largo etc., ha sido, en uno u otro momento, transustanciado en hierofanías y «es muy probable que nada
haya escapado a esta transfiguración que ha venido realizándose durante decenas de milenios de vida
religiosa». (Eliade, 1981, pág. 36)
(http://e-spacio.uned.es/fez/eserv/bibliuned:masterFilosofiaFilosofiaPractica-Vjvilar/Documento.pdf)
A modo de resumen, podemos enumerar los elementos de la estructura de la hierofanía tal como Eliade
los presenta: lo transcendente; la manifestación gracias a la que se muestra; su manifestación a través
de algo distinto de sí; la dimensión sagrada con que es revestido el elemento mediador; la permanencia
de la naturaleza del elemento mediador tras ser investido; el acto paradójico de esa manifestación; la
homogeneidad de naturaleza y la heterogeneidad de las formas de las diversas hierofanías