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El Sistema de Educación Pública nace con los objetivos generales de “mejorar la calidad de la
educación pública, transformándola en el referente de la educación en Chile” y “asegurar el
aprendizaje y el desarrollo integral de todos los estudiantes en las aulas y establecimientos
educacionales de la educación pública, preparándolos para enfrentar los desafíos del siglo XXI”.
Este proceso de reestructuración institucional, por tanto, puede ser considerado la reforma
educativa de mayor magnitud y la más compleja desde la transferencia de la educación estatal a
los municipios en 1981. Precisamente por su dimensión, es que presenta a la vez enormes desafíos
y oportunidades, razón por la cual se decidió que fuese una política de implementación gradual,
para así ir aprendiendo y haciendo los ajustes necesarios para su total despliegue en el país.
Para lograr el propósito que mandata el nuevo Sistema de Educación Pública, buscando superar
los problemas que presenta el sistema municipalizado actual, la ley establece una estructura que
cuenta con la Dirección de Educación Pública (DEP), dependiente del Ministerio de Educación - y
por tanto de carácter centralizado -, para coordinar y apoyar a los SLEP a lo largo del país.
Los SLEP pasan a ser los nuevos gestores de la educación pública, siendo organismos
especializados y descentralizados a mayor escala que la comunal, con planta de personal
capacitado, personalidad jurídica y patrimonio propios. Cada SLEP tiene su Comité Directivo, con
representantes de las alcaldías, gobiernos regionales y directivos escolares, así como su Consejo
Local, representando a estudiantes, apoderados y profesionales de los establecimientos escolares,
buscando una participación activa de las comunidades educativas en la toma de decisiones
estratégicas, relativas al territorio escolar.
En relación a la organización interna del SLEP, esta debe considerar, al menos, tres unidades
básicas: la Unidad de Planificación y Control de Gestión, la Unidad de Administración y Finanzas y
la Unidad de Apoyo Técnico Pedagógico. La estructura que fije cada SLEP debe permitir gestionar
de manera óptima los recursos profesionales disponibles a nivel territorial, permitiendo agilizar las
funciones administrativas (asignando estas funciones a un equipo especializado) y destinar
tiempos de forma efectiva para el apoyo técnico pedagógico por parte de los equipos territoriales.
Entre las nuevas disposiciones que contempla la ley que crea el Sistema de Educación Pública, está
la creación de una Estrategia Nacional (ver Art. 6 de la Ley 21.040) que será un instrumento de
gestión cuyo principal objetivo es mejorar la calidad de la educación, poniendo el foco en el pleno
desarrollo de los establecimientos educacionales dependientes de los Servicios Locales de
Educación.
La Estrategia debe considerar objetivos, metas y acciones para un periodo de vigencia de ocho
años, en áreas como: cobertura y retención de estudiantes en el Sistema, convivencia escolar,
apoyos para el aprendizaje, inclusión y atención diferenciada a los estudiantes, implementación
curricular, colaboración y articulación de los sectores y niveles educacionales entre sí.
Entre el segundo semestre del 2018 y abril 2019 se realizaron distintas instancias participativas,
tales como: la creación de un Comité Consultivo, Diálogos Técnicos, Diálogos Temáticos en los
servicios locales existentes, la Consulta Nacional en línea “Chile Quiere Aprender Más” y aportes
de los diferentes Comités Directivos Locales, involucrando de forma activa a la comunidad en la
creación de la Estrategia Nacional. Es así como, a partir de un enfoque de fortalecimiento de la
sociedad civil, se implementó un modelo participativo orientado a la construcción de una
estrategia que incorpora distintas visiones, con una mirada integral sobre la educación pública,
emanada desde el diálogo ciudadano.
Un equipo multidisciplinario de la DEP, utilizando todo este insumo y con apoyo de expertos del
Mineduc y del Banco Interamericano de Desarrollo, ha estado a cargo de un trabajo basado en la
metodología de la Teoría del Cambio, para consolidar la estructura de la Primera Estrategia
Nacional de Educación Pública del país. Dicha Estrategia, elaborada en el marco de un proceso
complejo, oyendo a las Comisiones de Educación de la Cámara de Diputados y del Senado, deberá
ser aprobada por el Consejo Nacional de Educación.
En este marco, cada SLEP deberá contar con un Plan Estratégico Local (ver Art. 45 de la Ley 21.040)
cuyo objeto será el desarrollo de la educación pública y la mejora permanente de la calidad de
ésta en el territorio respectivo, mediante el establecimiento de objetivos, prioridades y acciones
para lograr dicho propósito.
El Plan Estratégico tendrá una duración de 6 años, y deberá contener, al menos, lo siguiente:
a) Diagnóstico de la prestación del servicio educacional por parte del Servicio Local en el territorio
de su competencia, con especial énfasis en las características de los estudiantes y en la situación
de los establecimientos.
Para la elaboración y modificación del Plan Estratégico se considerarán los siguientes elementos:
5. Los informes que emitan las instituciones del Sistema Nacional de Aseguramiento de la Calidad
de la Educación Parvularia, Básica y Media.
Plan Anual
En el contexto de traspaso de los establecimientos educativos desde los municipios a los SLEP, los
principales instrumentos de gestión de la vida escolar, es decir, tanto el Proyecto Educativo
Institucional (PEI) como el Plan de Mejoramiento Educativo (PME), deberán articularse y ser
coherentes a los instrumentos territoriales y la estrategia nacional, de acuerdo a lo revisado
anteriormente.
Esto es clave en la medida que el PEI, como herramienta estratégica escolar, orienta la gestión
institucional y pedagógica del establecimiento educacional, conteniendo en forma explícita, los
principios y objetivos que deben enmarcar la acción educativa, otorgándole dirección, sentido e
integración. El PEI representa así el sello que identifica a la escuela, en torno a sus sueños y metas
respecto a la tarea de educar y al horizonte formativo que está llamado a construir,
colectivamente. Asimismo, al momento que la escuela se compromete con objetivos y metas, a
través de su PME, los distintos actores debieran poder determinar hasta qué punto estos
componentes son congruentes con su PEI y, de esa manera, fortalecen la propuesta formativa del
establecimiento. En otras palabras, teniendo clara la identidad expresada en el proyecto
educativo, el PME se convierte en un instrumento operativo que, de manera ordenada, permite el
mejoramiento continuo de los procesos pedagógicos e institucionales.
Ese carácter de piedra angular que tienen el PEI y el PME para consolidar los procesos de mejora
definidos por cada comunidad escolar, impone un desafío esencial para el apoyo pedagógico
desde los SLEP que es establecer un marco de acción que ponga en el centro de su quehacer los
planes de cada establecimiento para proveer un soporte efectivo, en sintonía con sus necesidades.
El apoyo desde el nivel intermedio debe ser, por tanto, un proceso sistemático de
acompañamiento técnico, a los planes de mejora que los propios establecimientos elaboren, en
congruencia con los planes estratégicos del territorio, y se comprometan a llevar a cabo. Para eso
es necesario un diálogo permanente entre los actores de la comunidad escolar, quienes deben ser
partícipes del desarrollo de todos esos instrumentos de la nueva institucionalidad, con el fin de
crear esa coherencia sistémica fundamental para la generación de confianzas y los procesos de
mejoramiento educativo permanente.