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Análisis de Las Consecuencias Socio-Economicas Del COVID-19
Análisis de Las Consecuencias Socio-Economicas Del COVID-19
Escritura Científica
Diego Roldán Monsalve Ph.D.
La baja en el precio de las materias primas está afectando las arcas de muchos países
de la región.
A la caída de los precios de los minerales -como cobre y hierro- se suma la disminución
en el precio de alimentos como la soja, el maíz, las carnes y los cereales.
Y el que se ha robado el protagonismo en lo que va del año es el petróleo.
No solo por el efecto coronavirus, sino por la guerra de precios entre los países
de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) liderados por Arabia
Saudita y Rusia.
El conflicto hizo que el precio del barril bajara a niveles históricos llegando a cerca de
US$20 a fines de marzo, el mínimo en los últimos 18 años, afectando directamente a
países como Colombia, Venezuela, Ecuador y México.
La caída del precio de las materias primas provoca menos entrada de dólares por
exportaciones a la región y pone en jaque las arcas públicas.
"Como el mundo se cerró, hay una interrupción de las cadenas de suministro", explica
Titelman.
Las partes para fabricar un producto se hacen en distintos países. Así se arma una
cadena entre las distintas empresas que proveen los componentes a quien ensambla el
producto final.
"El grueso del comercio mundial es de insumos que se venden las empresas entre sí,
más que los bienes finales que compra el consumidor", apunta Titelman.
Con la crisis por la pandemia, los países más afectados por la interrupción de estas
cadenas son México y Brasil, cuyos sectores manufactureros son los más grandes de la
región. Por ejemplo, el sector automotriz en México.
4-Menor demanda de servicios turísticos
La menor demanda -y en algunos casos la nula demanda- de servicios de turismo, está
dejando sin oxígeno a países que dependen de esta actividad.
Es el caso de varios países, como México, República Dominicana o Cuba.
5-Fuga de capitales y devaluación de las monedas
Latinoamérica ya estaba con altos niveles de endeudamiento antes de que llegara la
pandemia.
Ahora, las deudas públicas de los países han comenzado a dispararse a medida que la
actividad económica se ha ido paralizando.
Coronavirus: cuánto perdió la economía de Italia en el primer mes de encierro (y las
medidas "sin precedentes" para recuperarla)
La recesión que está sacudiendo al mundo ha provocado históricas caídas de las bolsas
y pánico en los inversores.
"La gente se asusta y busca refugio, llevándose los capitales a lugares más seguros,
como los Bonos del Tesoro de Estados Unidos", dice Titelman.
Como suele ocurrir en tiempos de crisis, se produce una fuga de capitales porque los
inversores no quieren correr riesgos. Y eso es precisamente lo que ha estado pasando
en la región.
"Los capitales están saliendo de América Latina como nunca antes habíamos visto",
agrega el economista.
"Cuando más necesitas financiamiento, se te está yendo".
La salida de dólares ha empujado una gigantesca devaluación de las monedas en lo
que va de año, con espectaculares caídas del real brasileño, el peso mexicano y el peso
colombiano.
Y como la mayor parte de la deuda pública de los países de Latinoamérica está en
dólares, el efecto es muy negativo.
Un motivo para la esperanza
No es nada fácil encontrar un efecto positivo en medio de las devastadoras
consecuencias económicas de la pandemia.
Sin embargo, Titelman dice que "existe una ventana de oportunidad en el largo plazo".
Esta crisis, explica, "hará que el mundo se replantee nuevos modelos de desarrollo
donde el papel del sector público tendrá que ser mayor al que tenía en los últimos 30 o
40 años".
Esta crisis provocada por la pandemia ha dejado en evidencia la falta de protección
social, el deterioro de los sistemas públicos de salud y la desigualdad en la región.
"También vendrá un mayor cuestionamiento al modelo de globalización", apunta
Titelman, algo que puede impulsar cambios positivos en el sentido de cómo hemos
venido haciendo las cosas.
Sostener los ingresos de los trabajadores suspendidos o que ven reducidos sus
jornadas o, en el caso de los autónomos, sufren reducciones significativas en sus
facturaciones (70-75% interanual en España y Francia) con el seguro de desempleo,
flexibilizando las condiciones de acceso para hacerlo más extensivo, así como un
ingreso de 600 euros en marzo de indemnización para autónomos.
Prohibir los despidos en las empresas (por dos meses en Italia) e incentivos para que
no haya despidos, limitando el alivio del pago de la seguridad social a las empresas que
no reducen su plantilla de personal (en España).
Además de estas medidas fiscales, dado los cracks de los mercados de valores (el Dow
Jones registró el lunes pasado su mayor caída relativa -12%- de sus 124 años de
Historia) y los incrementos de las primas de riesgo soberano de los países periféricos,
los bancos centrales del mundo desarrollado (Europa, EE.UU. y Japón) han empezado a
realizar políticas monetarias expansivas como en 2009.
El Covid-19 está poniendo a los países europeos frente a una crisis económico-social de
una magnitud sin precedentes. Emmanuel Macron en su discurso a la Nación repitió
varias veces que el país está en guerra contra el virus y la canciller Angela Merkel
afirmó que este es el mayor desafío que enfrenta Alemania desde la posguerra. El
presupuesto de los paquetes de medidas nacionales anunciados (en euros: Italia,
375.000 millones; Francia, 345.000 millones y España, 200.000 millones) no registran
antecedentes. A esto se suma la incertidumbre sobre la duración de las medidas de
confinamiento, la evidente insostenibilidad en el mediano plazo de las medidas de
apoyo y la agudización de los problemas de abastecimiento por indisponibilidad de
trabajadores.
En medio de esta crisis y estos dilemas, la Comisión Europea está volviendo a discutir
casi las mismas cosas que en 2008-09 (entre otras, los eurobonos y una mayor
integración fiscal), desnudando lo poco que se ha avanzado en la integración y el
riesgo de hacer colapsar la moneda única y el sistema europeo cohesión. La inicial falta
de coordinación a nivel europeo está desorientando a los ciudadanos y está generando
aun mayor incertidumbre.
Como en las pandemias del pasado, el Covid-19 llegará a otras regiones. Ahora hay
pocos casos en América Latina, pero aumentarán. El factor demográfico juega en favor
de la región, ya que la proporción de población de mayor riesgo, los adultos mayores,
es menor a la europea. Sin embargo, la calidad y cobertura de los sistemas sanitarios y
la pobreza persistente en varios territorios de la región exponen al riesgo una
población ya vulnerable.
Es necesario que los países de la región actúen desde ahora para contener el contagio
y que se preparen para movilizar la producción regional de farmacéuticos, e
instrumentos médicos y sanitarios. Si la pandemia llegara a los países de la región con
la virulencia que está teniendo en Europa, sería muy difícil que los países de America
Latina lleguen a movilizar los recursos domésticos necesarios para proteger los
ciudadanos y las economías de la región. Por ello es preciso intentar, desde ahora,
contener al máximo la difusión del virus, aprender de la experiencia de los demás
países (Corea y Taiwan ofrecen ejemplos interesantes) y preparar una red de apoyo
técnico y financiero internacional para dotar la región de los instrumentos necesarios
para enfrentar esta emergencia.