El texto tiene como objetivo presentar las actitudes que proliferan entorno a la vida conyugal

de los casados y que tanto daño están haciendo a los matrimonios que, por ignorancia,
comodidad o influidos por los medios de comunicación están siendo manipulados por
gente sin escrúpulos (Aparicio, 2004, 75). Esto quiere decir que existen personas que están
atacando la institución del matrimonio cristiano reduciéndolo a una institución civil de bienes o de
contrato social, perdiendo el matrimonio el valor sagrado y cristiano.

La primera razón que encontramos es la revolución sexual iniciada en la década de los sesenta
presentándose como una revolución cultural, suprimiendo el valor del matrimonio hasta llegar a
reducirla a una ideología de género. Ante esta situación la encíclica va responder con la verdad del
amor humano y en particular el amor matrimonial, no entendido como una carga, sino como una
fuente de alegría porque brinda a los esposos la oportunidad de vivir el matrimonio de forma
perfecta, feliz y fecundo.